Anestesia Total Intravenosa - 4
Anestesia Total Intravenosa - 4
Anestesia Total Intravenosa - 4
La administración intermitente de bolos IV es una técnica muy simple. Sin embargo, las
concentraciones que se logran luego de cada administración, en muchas ocasiones,
resultan en concentraciones plasmáticas más altas que las necesarias y pueden
promover la aparición de efectos adversos o tóxicos. De la misma manera, la caída en
la concentración plasmática previa a cada nuevo bolo puede generar que el efecto del
fármaco disminuya.
El único equipo necesario consiste en un catéter intravenoso y una jeringa que contenga
los fármacos necesarios (anestésico, analgésico, etc.). Después de la inyección de la
dosis de carga, el efecto puede mantenerse mediante inyecciones repetidas. Luego de
cada administración, la concentración del fármaco en el plasma alcanza un pico y
rápidamente comienza a disminuir en función de la distribución y eliminación de la droga.
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Esta disminución en la concentración plasmática del fármaco, como se mencionó
anteriormente, provocará asimismo, una disminución en la concentración del fármaco
en el órgano blanco, que alcanzará un punto en el que el efecto no será adecuado (por
ejemplo, que el animal se despierte), y será necesario un nuevo bolo para conseguir
nuevamente el efecto terapéutico. Con la administración intermitente de bolos IV, la
concentración plasmática del fármaco tiende a oscilar entre picos de exceso relativo y
valles de cantidad ineficaz (Fig. 1). Además de la muy baja la estabilidad en el efecto
deseado, con la probabilidad de generar efectos tóxicos o perder el efecto, esta técnica
puede dar como resultado la administración de una gran dosis total de fármaco y, en
consecuencia, puede promover una recuperación más lenta y prolongada del efecto. En
la anestesia, esto último puede traducirse en un extendido periodo de recuperación.
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por ejemplo los parches de absorción transdérmicos y agentes inyectables de liberación
lenta. Sin embargo, en este capítulo nos referiremos a la TIVA, que requiere la
administración IV.
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Las bombas de infusión volumétricas y de jeringa permiten una infusión continua más
controlada, precisa y segura. Las infusiones de mayor volumen se administrarán con
precisión usando una bomba de infusión volumétrica, que trabajan con fuelles opistones
y pueden manejar velocidades desde 0,1 a 2000 ml/hora con un error de precisión del
5 %; este tipo de bombas se emplea normalmente para realizar una fluido terapia con
absoluta regularidad. En cambio, en la anestesia, se emplean las bombas a jeringa, ya
que son más apropiadas para volúmenes más pequeños a velocidades más lentas.
Estas últimas utilizan un motor de infusión con controlador de jeringa. Manejan
velocidades desde 0,01 ml/h (2-3 % de error de precisión). Los equipos modernos
poseen sistemas de alarmas que “avisan” cuando por algún motivo se genera algún tipo
de obstrucción o la infusión se detiene. Asimismo, estos equipos poseen un sistema de
válvula unidireccional que garantizan la infusión anterógrada ante cambios de presiones
en los sistemas. Algunas bombas de infusión poseen una calculadora interna que uno
introduce peso, concentración de la preparación y velocidad de infusión (dosis/peso
/tiempo), la bomba lo calcula a volumen/hora.
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Figura 2. Concentración plasmática simulada de propofol en el perro durante una infusión continua
constante a lo largo del tiempo. La línea azul representa la concentración plasmática prevista. La línea
verde representa la velocidad de infusión (200 μg / kg / min). La velocidad de infusión puede basarse en
datos empíricos o, como en este caso, en datos farmacocinéticos.
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(Fig. 2). Si el procedimiento se prolonga, la concentración plasmática del fármaco puede
alcanzar el punto en el que se produzcan efectos secundarios no deseados.
Figura 3. Concentración plasmática simulada de propofol en el canino después de una inyección en bolo
de carga, seguida de una infusión continua constante a lo largo del tiempo. La línea azul representa la
concentración plasmática prevista. La línea verde representa la dosis de carga (2 mg / kg) y la siguiente
velocidad de infusión (200 μg / kg / min). La dosis de bolo o carga y la velocidad de infusión pueden basarse
en datos empíricos o, como en este caso, en datos farmacocinéticos.
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electrónicamente con la ayuda de una computadora que ajusta la velocidad de la
infusión, es decir, la infusión controlada por el objetivo (TCI). Cuanto más dependiente
sea la técnica de los datos de la farmacocinética preexistentes, la concentración de
fármaco plasmática lograda dependerá de la calidad y relevancia del modelo de
farmacocinética utilizado y de las similitudes del paciente y los sujetos experimentales
utilizados para la recopilación de datos inicial. Por lo tanto, las desviaciones de las
condiciones bajo las cuales se obtuvieron los datos farmacocinéticos pueden dar como
resultado concentraciones inesperadas de la droga en el plasma. Las desviaciones que
deben considerarse incluyen diferentes especies, razas, géneros, edades, estados de
enfermedad y medicamentos actuales.
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individuales de la farmacocinética del agente en función del estado físico del paciente,
por lo tanto, no son absolutamente eficaces y sigue siendo necesaria una monitorización
constante y el ajuste de la dosis en función de la profundidad anestésica.
Para realizar una TIVA, se planifica primero administrar una dosis de carga del fármaco
y luego continuar con dosis de mantenimiento. Con el conocimiento del volumen de
distribución de un medicamento y la concentración plasmática efectiva, se puede
estimar una dosis de carga:
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Dosis de mantenimiento = concentración plasmática deseada x aclaramiento corporal
total
Figura 4. Dosis de infusión para TIVA en caninos. CRI: infusión a velocidad constante, TCI: infusión
controlada por objetivo, VRI: infusión a velocidad variable
Figura 5. Dosis de infusión para TIVA en felinos. CRI: infusión a velocidad constante, VRI: infusión a
velocidad variable
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programa al cual se le cargan los parámetros farmacocinéticos de la droga deseada y
de esta manera emplear TCI en nuestros pacientes.
Cuando hablamos de fármacos adecuados para TIVA nos referimos a drogas que no se
acumulen, vida media sensible al contexto corta y constante. Es decir, fármacos de
rápida eliminación y escasa acumulación, encabezan esta lista el propofol y
remifentanilo.
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Por último, es importante tener en cuenta que más allá de contar con equipos que nos
garanticen infusiones constantes seguras, el anestesiólogo deberá monitorear la
necesidad de modificar los requerimientos de las dosis. Es decir, se deberá monitorizar
obtener la respuesta esperada de las drogas empleadas, como también que no se
presenten efectos adversos o signos de toxicidad.
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