Análisis Del Decamerón
Análisis Del Decamerón
Análisis Del Decamerón
EL DECAMERÓN
Absorción de múltiples discursos: Bajtín y los discursos secundarios; la conformación del
género narrativo (géneros medievales)
El contador de “cuentos”: representaciones sociales de la cultura popular: la oralidad
EL RELATO EN LA PESTE
CONTEXTO: la peste, el aislamiento, el miedo, la conservación de la vida y las desigual -
dades de clase: el elogio del ocio y lo festivo; la risa, lo popular; la lengua “vulgar” como
marca ideológica; Dante y Petrarca
PRÓLOGO Y EPÍLOGO: ¿quién habla? ¿qué dice? Algunas conclusiones al respecto: el
narrador justifica sus historias
Periodización
¿Edad Media, Renacimiento? pág 35
Estructura pág. 24
JORNADA I
Marco del “autor”: “Prólogo del autor” / “Conclusión del autor”
Las relaciones amorosas: las prohibiciones sociales y el “deseo inextinguible” (45)
El relato (arte) como consuelo ante las vicisitudes de la existencia: dirigida a las mujeres
Aislamiento, entretenimiento: sobrevivir sin ley, “hacer lo que se le antojaba”. Pág. 47 Link
Secuencias
Introducción del narrador
Introducción del personaje
Historia de un personaje: presentación,
transformación, escarnio o redención
Cierre: Moraleja, consejo, ejemplo
Final de la Jornada: cierra el narrador
Materialidad y sensibilidad
Sexualidad, corporalidad
Burla de las autoridades, relajamiento moral
La vida moral atada a la vida de los cuerpos: inversiones, subversiones, miedos al conta -
gio
Ítalo Calvino
En cambio, en el prototipo de la novelística literaria occidental, en el Decamerón , de
Giovanni Boccaccio, existe un claro corte estilístico entre su marco y los cuentos, que
pone de manifiesto la distancia que media entre esos dos planos. El marco de cada jorna -
da del Decamerón es una estampa de la vida feliz que llevan en su mansión campestre
las siete mujeres y los tres hombres que constituyen la alegre pandilla de narradores. Es-
tamos en un plano de realidad estilizado, uniformemente placentera, refinadamente ma-
nierista, sin contrastes, sin caracterizaciones, hecha de descripciones del clima y del pai -
saje, pasatiempos y conversaciones de la jocosa corte que cada día elige una reina y cie -
rra la jornada con una canción en verso. En cambio, los cuentos que se cuentan constitu-
yen un catálogo de las posibilidades narrativas que se le abren al lenguaje y a la cultura
en una época en que la variedad de las formas vitales es un valor nuevo que se está
afianzando precisamente por entonces. Cada cuento presenta una intensidad de escritura
y de representación, en un abanico de direcciones distintas, que las destaca como en re -
lieve respecto de su marco. ¿Quiere esto decir que el marco es un mero elemento decora-
tivo? Afirmar tal cosa equivaldría a olvidar que el marco de los cuentos, ese paraíso terre -
nal de la corte galante, está contenido, a su vez, en otro marco, trágico, mortuorio, infer-
nal: la peste de Florencia de 1348, que se describe en el prólogo del Decamerón. Es la lí-
vida realidad de un mundo de fin del mundo, la peste como catástrofe biológica y social, lo
que viene a darle un sentido a la utopía de una sociedad idílica, gobernada por la belleza,
la amabilidad y el ingenio. La principal producción de esta sociedad utópica es el cuento.
Y el cuento reproduce la variedad y la convulsiva intensidad del mundo perdido, la risa y
el llanto que ya han quedado borrados por la muerte niveladora.
Etimología
En latín, litteratura significaba instrucción, saber relacionado con el arte de escribir y
leer, o también gramática, alfabeto, erudición, etc.
Evolución. El término litteratura tuvo el contenido semántico hasta el siglo XVIII, ya se en-
tendiese por ciencia en general, ya más específicamente, la cultura del hombre de letras.
En el siglo XVII, principios del XVIII se utiliza poesía para lo que denominamos hoy “li-
teratura” y para la prosa se usa el vocablo elocuencia.
En la segunda mitad del siglo XVIII se verifica una profunda evolución semántica de la
palabra “literatura”. Se refiere a un objeto o conjunto de objetos que se pueden estudiar.
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Hacia el fin del tercer cuarto del siglo XVIII, literatura pasa a significar el conjunto de obras
literarias de un país.
Al concluir la penúltima década del siglo XVIII cobra una nueva e importante matiz se-
mántico, pasando a designar el fenómeno literario en general y ya no circunscrito a una li -
teratura nacional en particular. Se va hacia la noción de literatura como creación estética,
como específica categoría intelectual y forma específica de conocimiento.
En los siglos XIX y XX fue evolucionando el término literatura.
a Conjunto de la producción literaria de una época.
b Conjunto de obras que se particularizan y cobran forma especial ya por su origen, ya
por su temática o por su intención.
c Bibliografía existente acerca de un tema determinado.
d Retórica, expresión artificial. Este significado depreciativo del vocablo data del fin del si-
glo XIX y es de origen francés.
e Por elipsis, “literatura” en vez de historia de la literatura.
f Por metonimia, “literatura” significa también manual de historia de la literatura.
g “Literatura” puede significar todavía, conocimiento organizado del fenómeno literario,
propio del ámbito académico.
XIX >> XX
Conjunto de la producción literaria de una época >> obras que cobran forma especial ya
por origen, temática o intención >> Bibliografía de un tema determinado >> retórica >>
elipsis >> metonimia >> conocimiento del fenómeno no literario, ámbito académico.
Concepto de literatura
Serán obras literarias aquellas en que el mensaje crea imaginariamente su propia reali-
dad, donde la palabra da vida a un universo de ficción. En la obra literaria el lenguaje de -
nota referentes internos y su verdad es de coherencia. El arte literario remite a un mundo
de fantasía, de ficción.