Exégesis de Qohélet 12

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I.

TEXTO ORIGINAL QOHÉLET 12, 1-8

1 12

Texto en griego

12 1καὶ μνήσθητι τοῦ κτίσαντός σε ἐν ἡμέραις νεότητός σου ἕως ὅτου μὴ


ἔλθωσιν ἡμέραι τῆς κακίας καὶ φθάσωσιν ἔτη ἐν οἷς ἐρεῖς οὐκ ἔστιν μοι ἐν
αὐτοῖς θέλημα 
2
ἕως οὗ μὴ σκοτισθῇ ὁ ἥλιος καὶ τὸ φῶς καὶ ἡ σελήνη καὶ οἱ ἀστέρες καὶ
ἐπιστρέψωσιν τὰ νέφη ὀπίσω τοῦ ὑετοῦ 
3
ἐν ἡμέρᾳ ᾗ ἐὰν σαλευθῶσιν φύλακες τῆς οἰκίας καὶ διαστραφῶσιν ἄνδρες τῆς
δυνάμεως καὶ ἤργησαν αἱ ἀλήθουσαι ὅτι ὠλιγώθησαν καὶ σκοτάσουσιν αἱ
βλέπουσαι ἐν ταῖς ὀπαῖς
 4καὶ κλείσουσιν θύρας ἐν ἀγορᾷ ἐν ἀσθενείᾳ φωνῆς τῆς ἀληθούσης καὶ
ἀναστήσεται εἰς φωνὴν τοῦ στρουθίου καὶ ταπεινωθήσονται πᾶσαι αἱ
θυγατέρες τοῦ ᾄσματος
 5καί γε ἀπὸ ὕψους ὄψονται καὶ θάμβοι ἐν τῇ ὁδῷ καὶ ἀνθήσῃ τὸ ἀμύγδαλον
καὶ παχυνθῇ ἡ ἀκρίς καὶ διασκεδασθῇ ἡ κάππαρις ὅτι ἐπορεύθη ὁ ἄνθρωπος
εἰς οἶκον αἰῶνος αὐτοῦ καὶ ἐκύκλωσαν ἐν ἀγορᾷ οἱ κοπτόμενοι
 6ἕως ὅτου μὴ ἀνατραπῇ σχοινίον τοῦ ἀργυρίου καὶ συνθλιβῇ ἀνθέμιον τοῦ
χρυσίου καὶ συντριβῇ ὑδρία ἐπὶ τὴν πηγήν καὶ συντροχάσῃ ὁ τροχὸς ἐπὶ τὸν
λάκκον
 7καὶ ἐπιστρέψῃ ὁ χοῦς ἐπὶ τὴν γῆν ὡς ἦν καὶ τὸ πνεῦμα ἐπιστρέψῃ πρὸς τὸν
θεόν ὃς ἔδωκεν αὐτό 
8
ματαιότης ματαιοτήτων εἶπεν ὁ Ἐκκλησιαστής τὰ πάντα ματαιότης

2. Traducción del texto (Biblia de Jerusalén)


1 Acuérdate de tu Creador en tus días mozos, antes de que lleguen los días
malos y se echen encima años en que dirás: «No me agradan»;
2 antes de que se nublen el sol y la luz, la luna y las estrellas, y retornen las
nubes tras la lluvia.
3 Cuando tiemblen los guardianes de la casa y se encorven los robustos, se
paren las que muelen, por ser ya pocas, se queden a oscuras las que miran por
las ventanas,
4 se cierren las puertas de la calle, y se ahogue el son acompasado del molino;
cuando se debilite el canto del pájaro y enmudezcan todas las canciones*;
5 dará recelo la altura, y habrá sustos en el camino. Cuando florezca el
almendro, camine pesada la langosta, y pierda su sabor la alcaparra*; y es que
el hombre va a su eterna morada, y ya circulan por la calle los del duelo.
6 Antes de que se rompa la hebra de plata*, y se quiebre la copa de oro, y se
haga añicos el cántaro en la fuente, y se deslice la polea en el pozo,
7 y vuelva el polvo a la tierra, a lo que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo
dio*.
8 ¡Vanidad de vanidades! —dice Cohélet—: ¡todo vanidad*!
Biblia de Jerusalén Biblia de Nuestro Pueblo Biblia de Navarra
1 Acuérdate de tu Creador en tus 1
Acuérdate de tu Creador durante tu 12:1 Acuérdate de tu creador en los
días mozos, antes de que lleguen juventud, antes de que lleguen los días de tu mocedad, antes de que
los días malos y se echen encima días difíciles y alcances los años en lleguen los días malos y se
años en que dirás: «No me que digas: No les saco gusto. acerquen los años en que digas:
agradan»; «No me gustan»;

2 antes de que se nublen el sol y 2Antes de que se oscurezca la luz ECC 12:2 antes de que se apaguen
la luz, la luna y las estrellas, y del sol, la luna y las estrellas, y a la el sol y la luz, la luna y las estrellas,
retornen las nubes tras la lluvia. lluvia siga el nublado. y sigan las nubes tras de la lluvia.

3 Cuando tiemblen los guardianes 3


Ese día temblarán los guardianes 12:3 Cuando tiemblen los
de la casa y se encorven los del palacio y los valientes se guardianes de la casa, se encorven
robustos, se paren las que muelen, encorvarán, las que muelen serán los fuertes, cesen las que muelen,
por ser ya pocas, se queden a pocas y dejarán de moler, las que pues han venido a menos, y las que
oscuras las que miran por las miran por las ventanas se miran por las celosías se queden a
ventanas, ofuscarán, oscuras.

4 se cierren las puertas de la calle, 4las puertas de la calle se cerrarán y 4 Cuando se cierren los portones de
y se ahogue el son acompasado el ruido del molino se apagará, se la calle, se apague el rumor del
del molino; cuando se debilite el debilitará el canto de los pájaros, molino, se acalle el canto del
canto del pájaro y enmudezcan las canciones se irán callando, pájaro, y enmudezcan todas las
todas las canciones*; canciones,

5 dará recelo la altura, y habrá 5


darán miedo las alturas y rondarán 12:5 den miedo las alturas y los
sustos en el camino. Cuando los terrores. Cuando florezca el terrores del camino. Cuando
florezca el almendro, camine almendro y se arrastre la langosta y florezca el almendro, se arrastre la
pesada la langosta, y pierda su no dé gusto la alcaparra, porque el langosta y se malogre la alcaparra,
sabor la alcaparra*; y es que el hombre marcha a la morada eterna porque el hombre marcha a su
hombre va a su eterna morada, y y el cortejo fúnebre recorre las eterna morada y los plañidores
ya circulan por la calle los del calles. rondan por las calles.
duelo.
6 Antes de que se rompa la hebra 6
Antes de que se rompa el hilo de 12:6 Antes de que se suelte el hilo
de plata*, y se quiebre la copa de plata, y se destroce la copa de oro, de plata, se rompa el cuenco de oro,
oro, y se haga añicos el cántaro en y se quiebre el cántaro en la fuente, se quiebre el cántaro en la fuente,
la fuente, y se deslice la polea en y se caiga la cuerda al pozo, se rompa la garrucha del pozo,
el pozo,
7 y vuelva el polvo a la tierra, a lo 7
y el polvo vuelva a la tierra que 12:7 el polvo vuelva a la tierra que
que fue, y el espíritu vuelva a fue, y el espíritu vuelva a Dios, que fue y el espíritu vuelva a Dios que
Dios, que lo dio*. lo dio. lo dio.
8 ¡Vanidad de vanidades! —dice 8
Pura ilusión –dice el Qohelet–, 12:8 ¡Vanidad de vanidades -dice
Cohélet—: ¡todo vanidad*! todo es pura ilusión. Qohélet-, todo es vanidad!
3. Problemas de crítica textual: Comparación con otras versiones
 Las letras marcadas en rojo son los textos variantes de las otras
versiones de la Biblia del mismo libro. El texto base, es la Biblia de
Jerusalén.
4. Delimitación del comienzo y fin del texto
Es difícil individuar el esquema literario y temático, pues los argumentos
del libro parecen repetirse, volver una y otra vez. Hay quienes niegan toda
estructura; otros, que sí la tiene; unos terceros, en posición intermedia.
Estructura más elemental:
 Prólogo 1,1–11
 Cuerpo de la obra: 1,12–12,8;
 Doble epílogo: 12,9-12; 12,13–14.
El prólogo y el epílogo, con probabilidad, provienen de una segunda
redacción, la definitiva.
Prólogo (1,1–11)
Autopresentación del autor: hijo de David, rey en Jerusalén (1,1). Traza
un boceto del tema: ¡Vanidad de vanidades! dice Qohélet, ¡vanidad de
vanidades, todo vanidad! (1,2; cfr. 12,8). Habel habalîm equivale a un
superlativo: máxima vanidad, frecuente en 1,12-6,9. (Hebel en el resto del AT)
significa: soplo, vapor, viento impalpable. En sentido ético-moral, vanidad.
Significa que la vida pasa pronto y, según la traducción latina vanitas, la
carencia de sentido de las cosas en sí cuando no tienen referencia a lo
trascendente.
Parte central (1,12–12,8)
Es un soliloquio. La búsqueda del hombre es la felicidad plena, y la
busca en todos los sitios, pero solo la encuentra efímera y transitoria. Es
fundamental encontrar un fin que valga la pena buscar y seguir: la felicidad.
Pero, si no se la encuentra, todo se vuelve fastidioso. Los bienes deseados de
este mundo tienen límites y aspectos negativos, por la relatividad a que están
sujetos. ¿Cuál es, pues, el fin que puede dirigir la vida del hombre? Sin orden
preciso aparente y con repeticiones frecuentes, el autor ha explorado estos
ámbitos:
 la ciencia (1,12–18; 2,12–  el esfuerzo humano (3,9–22;
17), 9,11–17),
 los placeres (2,1–11; 2,18–  las riquezas (5,9–13),
23),  la sabiduría (7,19–8,8),
 la virtud (8,9–9,10).
Epílogo (12,9–14)
Dos partes:
 vv. 9–12: elogio del redactor a Qohélet,
 vv. 13–14: conclusión teológico-moral,
Para el autor, el temor de Dios expresa el sentido de la vida humana y el
bien máximo. Temor no servil, sino reverencial y filial. Este temor lleva al
hombre a querer conocer la naturaleza de la obra de Dios y su voluntad (7,13–
14). Le lleva a reconocer que todo, hasta lo más material, es don de Dios (cfr.
3,12–13). El hombre también debe reconocer el corto alcance de sus recursos
y su inteligencia para alcanzar la felicidad (8,17), que solo se encuentra en
Dios.

II. CCONTEXTO HISTÓTICO


La obra es de un único autor (exceptuando 1,1–2; 12,8–14). Al parecer es
de Salomón. Así lo dice la tradición y la autodefinición de 1,1.12.
Cualidades de aquel gran rey sabio son del Qohélet: sabio, poderoso, rico,
de gran bienestar (1,16; 2,4–11; 12,10; cfr. 1R 4,32; 6–7; 10).
En su forma final, la redacción del libro se debe a un sabio, un filósofo
culto y aristocrático, conocedor de la antigua tradición, que comunicó en
público su sabiduría. ¿Cuál público? No se sabe. Parece del s. III a.C. por:
 La lengua utilizada (del período de transformación del hebreo clásico al
misnaico (ca. 200 a.C.);
 El contexto socio-religioso, propio del período tolemaico;
 El epílogo (12,9-14) no habla de un rey sino de un sabio, entonces, de la
época griega;
 La redacción del Qohélet parece anterior a la de Sirácides ( 190 a.C.),
libro que profundiza algunos aspectos de su doctrina.
 También parece posterior a Proverbios, debido a la mayor
profundidad con que toca algunos temas religiosos, como la retribución
futura.
De hecho, el libro no sugiere alusiones al período de helenización de
Palestina, bajo el dominio seléucida (s. II a.C.), ni referencias a la persecución
de Antíoco Epífanes. (167 a.C.).
La atribución del libro a Salomón ha de ir, pues, por la explicación de la
ficción literaria, tal como la tradición bíblica hizo con todo el cuerpo
sapiencial, por ser Salomón el modelo paradigmático de sabio.
Quizá ésta fue la razón por la que el autor logró ubicar este libro en el
canon de los libros sagrados del judaísmo rabínico.
Lugar de composición
Claramente es en Palestina, con probabilidad, Jerusalén, lugar mencionado
varias veces en el libro (cfr. 1,1.12.16; 2,7.9).
Hace referencia al clima (11,4; 12,2) del lugar, a la flora (12,5) y a
algunas costumbres típicas de Palestina (10,9; 12,6), y sobre todo al Templo
(5,1–7; 8,10)
Con probabilidad se trata de la Jerusalén del s. III a.C., bajo el poder de los
Tolomeos, en que gozaba de paz y una cierta prosperidad económica.

III. CONTEXTO LITERARIO DEL TEXTO


1. Género literario
A Qohélet se le cataloga entre los libros sapienciales de la Sagrada Escritura.
Pero esto es demasiado amplio y genérico. Es evidente que Qohélet no es un
libro histórico, ni profético, ni un libro apocalíptico. Sin embargo, no nos
basta con decir de él que pertenece al género literario sapiencial, ya que dentro
de este género hay multiplicidad de subgéneros, que son los que caracterizan e
individualizan propiamente una obra junto a otras del mismo género literario
en sentido amplio.
Solamente haremos mención de algunos subgéneros más importantes
que se han aplicado a Qohélet en su totalidad.
Diálogo: Diálogo ficticio e implícito, por supuesto, ya que en el libro no
aparece pluralidad de personajes, como la encontramos, por ejemplo, en el
libro de Job. Que Qohélet sea un diálogo en este sentido, es probablemente la
teoría más antigua que conocemos y de la que se sirvieron los Santos Padres
para resolver las dificultades que descubrían en la lectura del Eclesiastés.
Diatriba: En tiempo helenístico la diatriba se puede considerar como género
literario o como un simple recurso estilístico. Qohélet recoge el género
literario helenístico denominado diatriba, pero no directamente de los
escritores griegos, sino a través de la cultura helenística difundida por todo el
Oriente próximo (a c, 401).
Así pues, son constatables en Qohélet las siguientes formas y géneros
literarios; de algunos ya hemos hablado largamente, de otros quizás no:
- Reflexiones y razonamientos: 1,2-11; 3,1-8.11; 4,9ss; 7,1-8;
en forma de soliloquio: 1,16; 2,1.15; 3,17-18.
-Observaciones: 1,13-14.17; 2,11-14.24; 3,14.16.22; 4,1.4.7.15; 5,12.17; 6,1;
7,15.23.25-29; 8,9.10.16.17; 9,1.11.13; 10,5.
- Proverbio, dichos, sentencias, aforismos: 1,14b.15.18; 2,14.17.21.23.26;
3,19; 4,4-6.8-12; 5,9; 6,2; 7,6; 8,8.14; 9, 4b.l6-18; 10,1.8-15; 11,4.10; más
vale...que: 4,6.9.13; 5,4; 6,9; 7,1-3.5.8; 9,16.18.
- Instrucciones y consejos: 4,17-5,6; 7,9-10.18-22; 8,2-3; 9,7-10; 10,4.20;
11,1-2.6.8-12,1.
- Apuntes y descripciones: autobiográficos: 1,12-2,10; biográficos: 1,1; 12,9-
10.
-Lamentaciones: 4,10; 10,16.
- Bendición: 10,17.
- Género parabólico: 4,13-16 y 9,14-15.
- Género alegórico: 12,3-7.
2. Contexto literario
Desconocemos el contexto exacto de la configuración del Qohélet y su
orientación teológica precisa. Esto hace difícil su interpretación. Pero, el libro
entró a formar parte de los libros sagrados del judaísmo y, luego, del
cristianismo: por lo tanto, forma parte del mundo de ideas auténticamente
bíblicas.
Su forma literaria es dialéctica. Quiere exponer una reflexión que gira
alrededor de una interrogante: para qué sirve hacer el bien y para qué sirve
hacer el mal si, al final, la muerte es la conclusión de la vida para todos.
Su respuesta: la explicación última de lo que es el hombre es el «temor de
Dios y la guarda de sus mandamientos».
Dentro del contexto literario, pero específicamente en el contexto en que
fue escrito este libro se hace referencia a algunas otras denominaciones o
corrientes que estaban surgiendo y algunos otros ya estaban vigentes en este
momento y algunas con que el autor es identificado, las cuales podemos citar
los siguientes:
Título: En la tradición judía se llamó así: Qohélet. Así se autonombra el autor
(cfr. 1,1).
Se trata de un nombre simbólico. Es el participio activo singular femenino del
verbo qâhal (reunir en asamblea, convocar; en sentido no necesariamente
litúrgico) o derivado del sustantivo qâhâl (asamblea).
Aunque esté en femenino, el participio indica a un hombre, pues los verbos
son masculinos.
Es que, para designar oficios o funciones, la lengua hebrea utiliza
términos femeninos (cfr. Esd 2,55; Ne 7,57: ha-soferet [escriba]).
Se utiliza como nombre propio, pues no se le yuxtapone artículo. La LXX lo
tradujo como Ekklesiastés, «aquel que se sienta y habla en la asamblea
(ekklesía)».
El término, por consiguiente, designa a alguien que tiene una
determinada relación con una asamblea e indica posiblemente algún oficio en
concreto (quizá maestro; cf. 12,9). La forma castellana «Eclesiastés»
transcribe el término latino y griego (ekklesiastes, dirigente de la ekklesia o
«asamblea»); el nombre de Predicador deriva de Lutero (Prediger), y en última
instancia, de san Jerónimo (concionator).
El término ai quem viene señalado por el descubrimiento de algunos
fragmentos hebreos en Qumrán; éstos indican que hacia 150 a. C. ya había una
copia del libro en circulación (J. Muilenburg, BASOR 135 [1954], 20-28). Los
aramaísmos que contiene no bastan para cimentar un argumento concluyente,
pero la presencia de términos persas (parque, 2,15; sentencia, 8,11) sugiere
que el término a quo ha de fijarse hacia 500 a. C. Su lenguaje es tardío, y
semejante al hebreo de la Mishna. Algunos investigadores (por ejemplo, H. L.
Ginsberg) defienden que es una traducción del arameo; M. J. Dahood ha
sostenido que el autor sufrió una fuerte influencia fenicia.
Qohélet no es ni sacerdote, ni profeta; es un sabio. Podríamos decir
también: es un representante del racionalismo. Por definición, el sabio sabe y
puede enseñar a otros lo que tiene que hacer el hombre para tener éxito.
Qohélet es un solitario como Job y no tiene vínculos, más que de tradición,
con lo sagrado del Pentateuco, ni con el arte oratoria de los profetas. Qohélet
no es un tratado.
La atribución del libro a Salomón ha de ir, pues, por la explicación de la
ficción literaria, tal como la tradición bíblica hizo con todo el cuerpo
sapiencial, por ser Salomón el modelo paradigmático de sabio. Quizá ésta fue
la razón por la que el autor logró ubicar este libro en el canon de los libros
sagrados del judaísmo rabínico.
Si el Qohélet tomó de la filosofía del espíritu iluminista del primer
período helenista, reelaboró la tradición doctrinal sapiencial judeo-oriental (M.
Hengel). Qohélet parece ser un sabio hebreo que en el s. III a.C. intentó un
diálogo entre la fe hebrea y la filosofía popular helenista (A. Bonora). Qohélet
es el primer «filósofo judío» (A. Buehlmann).
Acusaciones contra Qohélet
El Qohélet no es un pesimista, porque cree en la felicidad y nos enseña
los medios para encontrarla (11,1–10). No es un ateo, porque cree en Dios y
en la providencia (1,4–11.13; 3,1–8.11.14.17; 6,2–10); no es un materialista,
porque cree en el más allá y en la inmortalidad del alma (3,11; 8,12; 9,10;
12,13–14); no es un determinista, porque afirma que nuestra felicidad
depende de nosotros, como tantas otras cosas (4,13; 7,8).
No es un egoísta, porque tiene el sentido de la justicia (2,26; ,16; 8,5–
15); no es un escéptico, porque alaba la sabiduría (3,10–17; 9,16–18) y tiene
una doctrina segura sobre Dios y sobre la vida (3,10–17). Su moral del justo
no es mediocre, vulgar, campesina, porque el pensamiento constante de Dios
que la domina y de la que está penetrada, la eleva, transforma e incorpora a
una moral sobrenatural (3,10–15; 5,17–19; 7,13–14; 9,7–10). También lo
consideran con rasgos como:
1. Pesimismo: Las interpretaciones que los autores dan de hebel pueden
ser variadas, pero el tono de pesimismo es común a todas ellas. J.
Pedersen dice llanamente: El dolor causado por la falta de éxito de la
vida nos suministra en primer lugar un punto de partida para
comprender el pesimismo del Eclesiastés». En cuanto al origen del
pesimismo de Qohélet unos lo han visto fuera de Israel, en Egipto o
Mesopotamia, otros en Israel.

2. Escepticismo: fundado siempre en su experiencia, él es un escéptico


teórico del conocimiento Qohélet jamás pone en duda la existencia de
Dios; de lo que sí duda (y hasta lo niega) es de poder llegar a conocer
cómo Dios está presente y actúa en el mundo y en la historia.

3. Agnosticismo: Existen algunas confesiones de Qohélet ofrecen la


ocasión a algunos autores para dar de él un juicio muy negativo en
cuanto a sus posibilidades de conocimiento. Aquí reside la diferencia
tan radical entre el sabio Qohélet y la sabiduría tradicional o antigua de
Israel. En Qohélet, sin embargo, al hombre «el universo le resulta
mudo, a pesar de que la poderosa mano de Dios no deja de ejercer sobre
la creación su dominio soberano.

4. Determinismo y otras calificaciones: Desde el extremismo exagerado de


R.B.Y. Scott, que en la práctica convierte al Dios de Qohélet en un dios
griego, imposibilitado de actuar en la historia; hasta el uso más
matizado de determinismo, que coincide con el de las leyes puestas por
Dios en la naturaleza. En este caso no se niega la libertad de Dios. En
cuanto a la libertad del hombre en Qoh, generalmente se afirma su
defensa; pero también se oye alguna voz discrepante. A Qohélet se le
han aplicado otras muchas calificaciones, como cínico, nihilista,
epicúreo; cada día son menos frecuentes, pero todavía se dan.
5. El Qohélet aristócrata intrigante y corrompido: Qohélet fue un judío
acomodado, aristócrata, piadoso, en crisis. Estas eran sus convicciones:
la muerte pone fin a todo y no hay supervivencia; el destino inmutable
depende de Dios. Qohélet no es un buscador de placeres, pero tampoco
recomienda la benevolencia o el servicio público o el amor al prójimo.

3. Estructura literaria
En cuanto a su unidad, la propuesta por Podechard en 1912, fue clásica
hasta 1950. Se distinguían entonces cuatro capas literarias:
1. El fondo primitivo de la obra, marcado por un profundo escepticismo.
2. La relectura de un hombre piadoso (hasid) que ponía en guardia contra
una interpretación equivocada de las ideas de Oohélet, especialmente en
lo que concierne a la retribución.
3. La relectura de un sabio (hakam) que corrige o atenúa ciertas
afirmaciones chocantes respecto a la doctrina tradicional.
4. La edición por un discípulo, el epiloguista.

Ahora bien, en cuanto a su estructura literaria, El libro de Oohélet no es un


tratado, con un plan perfectamente reconocible y un tema único bien
determinado. Pero tampoco es una colección de trozos escogidos de
proverbios" (w. Zimmerli). La investigación contemporánea ha intentado sin
embargo establecer el plan o la estructura literaria del libro
Contenido: El libro del Eclesiastés puede dividirse como sigue:
 PRÓLOGO (I, I-II).
 Título y tema del libro (1,1-2).
 Consideración preliminar: el hombre pasa, mientras que los elementos
de la naturaleza permanecen (1,3-11).

 CUERPO DE LA OBRA (1,12-12,8).


 Parte primera (1,12-2,26). Vanidad de la ciencia y los placeres.
 Vanidad de la ciencia (1,12-18).
 Vanidad de los placeres (2,1-11).
 Más sobre la vanidad de la ciencia (2,12-17).
 Más sobre la vanidad de los placeres (2,18-23).
 Conclusión: contentarse con la felicidad relativa que la ciencia y los
placeres, don de Dios, pueden proporcionar (2,24-26).

 Parte segunda (3,1-22). Vanidad de los esfuerzos humanos.


 Todo tiene su tiempo, también el juicio de Dios (3,1-8).
 Incertidumbre de lo porvenir (3,9-17).
 El destino del hombre, semejante al de las bestias (3,18-21).
 Conclusión: goce el hombre de su trabajo (3,22).

 Parte tercera. Anomalías y recomendaciones varias (4,1-5,8).


 Desórdenes sociales (4,1-3).
 Otras varías anomalías (4,4-8).
 Ventajas de las compañías y la ciencia (4,9-16).
 Deberes para con Dios (4,17-5,6).
 Más sobre las injusticias sociales (5,7-8).

 Parte cuarta. Vanidad de las riquezas (5,9-6,12).


 Afanes inútiles (5,9-16).
 Conclusión: gozar de la felicidad relativa que pueden dar los bienes de
este mundo (5,17-19). No son las riquezas, sino la alegría interior la que
hace al hombre
 relativamente dichoso (6,1-12).
 Consejos prácticos para la vida: seriedad y dominio (7,1-18).

 Parte quinta. Valor y decepción de la sabiduría (7,19-8,8).


 Valoración de la sabiduría sobre la fuerza.
 Ten en cuenta que no hay justicia perfecta (7,19-22).
 Inquisición sobre la mujer (7,23-29).
 Conducta del sabio para con el rey (8,1-8).

 Parte sexta. Valor y decepción de la virtud (8,9-9,11).


 No se ve la sanción moral en esta vida (8,9-15).
 La obra de Dios es inescrutable (8,16-17).
 ¿Quién es objeto de amor y quién de odio? (9,1-3).
 La condición de los vivos, preferible a la de los muertos (9,4-6).

 Conclusión: gozar de las alegrías de la vida y del hogar mientras se


está en este mundo (9,7-10).

 Parte séptima. Vanidad de los esfuerzos humanos (9,11-17).


 Incertidumbre del éxito (9,11-12).
 No siempre es reconocido el valor de la sabiduría (9,13-17).

 Parte octava. Consejos y constataciones sapienciales (10,1-11,10).


 Sabiduría y necedad (10,1-4).
 Anomalías y constataciones de experiencia (10,5-11).
 El sabio y el necio (10,12-15).
 Templanza y prudencia (10,16-20).
 Hay que arriesgarse con prudencia (11,1-6).
 Conclusión: disfrutar de la vida en los días de la juventud (11,7-10),
 Recomendación final: acuérdate del Creador antes de los años de la
vejez; alegoría de la misma (12,1-8).

EPÍLOGO (12,9-14).
Personalidad de Qohélet y su obra (12,9-12).
Resumen moral del epiloguista (12,13-14).

 En la parte del epílogo es donde se ha tomado el texto que se ha


trabajado, es un texto que va unido a las demás partes que forman
una sola obra.

IV. ANÁLISIS EXEGÉTICO DEL TEXTO


12,1-8

Frente a la valoración de la vejez en Israel, Qohelet la contempla con


tristeza y melancolía. El sentido es claro en conjunto, dudoso en varios
detalles. Después de una introducción explícita (1) viene una serie cósmica de
meteoros (2) con valor simbólico; sigue la visión de una morada o una granja
(3-4) con sus variados personajes; alusiones oscuras entre dos franjas realistas
(5), dos imágenes domésticas preparan el enunciado final explícito (6-7), y
cierra un colofón (8).

12.1 Es la única vez que el autor usa el término Creador: su recuerdo


servirá para aceptar y aprovechar la suerte asignada y los tiempos
establecidos. No son malos los tiempos, sino el anciano que no puede disfrutar
de ellos. Se da un consejo, sin alegoría alguna, para los días malos de la vejez.
No hay razón convincente para cambiar creador por cisterna o pozo (así,
Galling, entendiéndolo en el sentido de fosa).

12.2 La vejez, una noche sin estrellas, un invierno sin sol. 2. Se describe
el típico invierno palestinense, con su tiempo nuboso día y noche, sugiriendo
el ingrato efecto del final cercano de la vida.

12.3 En el cuadro doméstico, los guardianes pueden ser los brazos y los
robustos o valientes pueden ser las piernas o los hombros. Es claro que muelen
los molares y dientes y que miran por las ventanas los ojos. Es una casa en que
va faltando la vida. Algunos interpretan este versículo como aludiendo al
abandono en que se encuentra una «casa»; la postura alegorista ve el
equivalente de los guardianes, etc., en los brazos, piernas, dientes y ojos.

12.4 Las puertas son los oídos, ¿o los labios? (cfr. Eclo 22,27) La acción
de moler es masticar; o se para el molino: cfr. Jr 25,10. 4. El silencio y la
inactividad propios de la senectud se indican mediante metáforas que pueden
aludir al cuerpo (puerta, labios u oídos).

12.5 Verso dudoso. El almendro florido parece referirse a las canas del
anciano; la langosta arrastrándose sería la agilidad juvenil perdida, aunque
bastantes comentaristas piensan que se refiere a los órganos sexuales; la
alcaparra excitaba el apetito (¿de comer o sexual?). Los dos primeros esticos
describen los naturales temores de un anciano que ha perdido la agilidad. En
todo este pasaje varían las interpretaciones: el almendro puede entenderse
como alusión al cabello cano de los viejos; la torpeza de la langosta sugiere el
paso cansino; la alcaparra un estimulante del apetito ya no sirve de nada. Los
últimos esticos contienen una clara alusión a la muerte, la morada eterna (lit,
casa de eternidad, como se llama también a la tumba en las literaturas egipcia
y fenicia).

12.6 Hilo y copa, cántaro y polea son objetos domésticos que asumen valor
simbólico. El cántaro que saca el agua del pozo de la vida y la polea que
asegura el retorno del agua del manantial no son difíciles de entender. El hilo,
¿es de vestir o de colgar?; la copa, ¿es de beber o de alumbrar? Los griegos
hablaban del hilo de la vida que hilan y cortan las parcas. La descripción del
cuerpo humano da paso a una exposición en que se simboliza el hecho de que
todavía hay vida: un cuenco dorado (lámpara) pendiente de un cordón
plateado; un pozo que ya no se usa, con la polea rota y los restos de un cántaro
a su lado. Todo ello sugiere agudamente la impresión de la muerte cercana. 7.
Se alude a la muerte en términos de Gn 2,7; el hombre se disuelve.

12.7 Esto no implica supervivencia ni inmortalidad del alma, es


simplemente la imagen de Sal 104,30. Véanse 3,21 y Sal 90,3. Se alude a la
muerte en términos de Gn 2,7; el hombre se disuelve. Hay que recordar que el
hombre está vivo en virtud del aliento vital (aquí rüah; también resamáh) que
ha recibido de Dios; esta idea no tiene nada que ver (en este contexto) con el
alma y su retorno a Dios. Está fuera de dudas que Qohelet ignora todo lo
referente a una inmortalidad bienaventurada (cf. 3,19-21; 9,10). 8. El tema del
libro (cf. 1,2) se repite cuando ya la obra toca a su fin. Q

12.8 El colofón repite el comienzo (1,2) enmarcando todos los giros de la


reflexión. Ahora suena con mayor fuerza y convicción, casi como testamento
del pensador. El tema del libro (cf. 1,2) se repite cuando ya la obra toca a su
fin. Qohelet ha citado una larga lista de supuestos valores: sabiduría, placer,
trabajo, riqueza, etc. Ninguno de ellos le ofrecía la seguridad y la satisfacción
que andaba buscando. Si es verdad que hay pequeños placeres concedidos por
Dios, de los que puede disfrutar, como algo que le ha correspondido en suerte,
no es posible eludir la incertidumbre de la vida.

12,1-2
Y recuerda. El v. 1 es una introducción al poema, en un tono solemne.
Habitualmente es la persona mayor la que vive de sus recuerdos; aquí se invita
a la adolescencia a recordar. Una invitación bastante rara en la tradición
bíblica, fuera del memorial litúrgico de las acciones salvíficas de Dios en la
historia (cf. Éx 20,8; Dt 25,17; 32, 7; Is 44,21; Miq 6,5). El recuerdo, ligado a
la vejez y a la muerte, aparece en la literatura sapiencial: No te mezcles con
los pecadores, recuerda que la ira no tardará (Eclo 7,16; cf. 7,36; 8,7; 14,1-2;
Tob 4,5 hebreo).

A tu Creador, literalmente a tus Creadores: es un plural mayestático, como


Elohim, literalmente. No es necesario traducir por tus procreadores, es decir
tus padres, con A. Maillot, ni fosa, tumba.

El texto de 12,1 b-7, describe, tras la introducción del v. 1b, primero la


ancianidad (vv. 2-5) y luego la muerte (vv. 6-7). Cada uno de los elementos
empieza por la expresión antes de que (1 b.2.6). El v. 1b resume en una
fórmula sin matices el tiempo de la ancianidad: días malos, años de disgusto.
Han huido los días de la adolescencia sin esperanza de retorno. El único por-
venir del hombre son los días de miseria y los años de calamidad: algo que le
cae encima.

El poema de los vv. 2-7 nos introduce en un mundo de imágenes, de


símbolos, de alusiones que se entrecruzan con una belleza singular. ¿Cómo
interpretar estas imágenes? ¿Habrá que ver en ellas, como lo hace la tradición
judía, san Jerónimo y otros muchos, ¿una alegoría? Son divergentes las líneas
de interpretación. Algunos refieren cada una de estas imágenes al
debilitamiento de los miembros y de las partes del organismo humano.

Otros ven, por el contrario, la descripción de un huracán que amenaza,


sembrando el espanto, enfrentando al hombre con su impotencia y su
debilidad. Otros sostienen un paralelismo que hace Qohélet entre la
decadencia de las fuerzas físicas del hombre y el del verano con su luz viva,
encaminada hacia los días sombríos del invierno. Es muy difícil decidir una
lectura unívoca. Siguiendo a M. Gilbert, creemos que la alegoría fisiológica
sola no tiene en cuenta la riqueza y la variedad de las imágenes empleadas.

12,1 comienza Cohelet el último capítulo de su libro con una


recomendación muy oportuna, después de la invitación a gozar de las alegrías
de la vida en los años de su juventud y edad madura. En ellos el hombre
fácilmente se entrega a los placeres y satisfacciones terrenales y se olvida de
su Creador. Es, sin embargo, el momento en que hay que acordarse de Él,
frase, que, interpretada a la luz de 4,17-5-6, implica el cumplimiento de los
deberes para con Dios. Cuando llegan los años de la vejez, falta el vigor para
cumplir con ellos; por lo demás, no tiene gracia ninguna acordarse de Dios
cuando en la vida terrena ya no queda cosa alguna en que apoyar el corazón.

Cohelet enumera en forma alegórica los achaques y enfermedades que afectan


a diversos órganos del cuerpo humano en los años de la ancianidad. Como en
toda alegoría, no hay que buscar una adaptación perfecta entre la imagen y la
realidad ni descubrir en cada detalle un misterio que cae fuera de la mente del
autor sagrado.

En el v.2, que hay que interpretar a la luz de los siguientes, tenemos dos
imágenes distintas para expresar una misma realidad, los años de la vejez. El
oscurecimiento de los astros simboliza el eclipse de la vida que camina hacia
su ocaso. La segunda imagen las nubes que vienen después de la lluvia evoca
el invierno palestinense, cuando a las lluvias no suelen seguir esos días
espléndidos en que el sol brilla triunfante en el firmamento, sino que, apenas
unas nubes descargan su lluvia, otras se ciernen amenazadoras sobre la tierra.
Ocurre lo mismo con los días tristes y sombríos de la vejez, a los que no
suceden los días alegres de la juventud, sino otros igualmente tristes, si es que
no lo van siendo cada vez más.

El v.3 continúa la descripción a base de la alegoría de la casa. Con


frecuencia se compara a ella en la Biblia el cuerpo humano. Los guardianes de
la casa que tiemblan significan, en el sentir de la mayoría de los autores, los
brazos y las manos que, colocados a ambos lados del cuerpo humano, le
proporcionan, mediante el trabajo, el sustento necesario y lo defienden de los
peligros. En los fuertes que se encorvan ven algunos simbolizados los huesos
(VACCARI), en especial la columna vertebral (TOBAC, HAUPT); pero la
mayoría interpretan la frase, por el plural y el paralelismo con los brazos, de
las piernas, que son las que como dos columnas sostienen el cuerpo. Las
muelas que dejan de trabajar porque son pocas son, sin duda ninguna, los
dientes, que en los años de la vejez quedan reducidos a pocos y sueltos, por lo
que apenas pueden realizar las funciones de masticación por faltarles los
compañeros respectivos. Los que miran por las ventanas no pueden ser otros
que los ojos, por los que el hombre se asoma y ve el mundo exterior, y que,
con frecuencia, a medida que van pasando los años, van perdiendo su poder
visual, que llega a faltar totalmente a veces en los ancianos.

La primera imagen del v.4, que continúa la alegoría de la casa, las


puertas que se cierran, encuentra diversas interpretaciones en los autores. Para
unos, se trata de los oídos debido a la sordera en que con tanta frecuencia
incurren los ancianos. La mayoría de los autores, sin embargo, la refieren a los
labios; en efecto, los ancianos, al verse privados de los dientes, mantienen sus
labios estrechamente cerrados. El ruido del molino que se debilita, mira
evidentemente a la boca en la que está el órgano de la voz y se mastican los
alimentos. ¿Cuál de estas dos cosas es la designada por el ruido? Dado que la
masticación de los alimentos apenas produce ruido alguno, que pueda
disminuir al comer el viejo con la boca cerrada, es preferible la opinión de la
mayor parte de los comentaristas, que ven una designación de la voz que va
debilitándose en la vejez y haciéndose más rara por el mayor esfuerzo que al
anciano le supone hablar.

La voz del ave que cesa se refiere a la voz humana, en cuanto que emite
sonidos musicales, la cual enmudece casi siempre en los ancianos, que no
pueden ya entonar las canciones de sus años jóvenes. Las hijas del canto, que
también debilitan su voz más bien que las orejas, que escuchan el canto, serían
las cuerdas vocales que lo emiten o los cantos en general, que no resuenan en
los labios del viejo porque no tiene voz o que no perciben ya sus oídos a causa
de la sordera.

También el v.5 ofrece dificultades que dan lugar a diversas


interpretaciones. Los temores en lo alto se refieren seguramente a las terrazas
de las casas palestinenses, que jugaban un papel muy importante para sus
habitantes, a las que se subía por una escalera exterior y que, naturalmente, los
ancianos temían tener que subir. Los tropezones en el camino se los
encuentran muy fácilmente los ancianos en los escollos, altos y bajos, del
terreno por haber perdido sus piernas la agilidad y el vigor. Las caídas en
ellos, bien de la escalera, bien en la misma calle, podría traerles fatales
consecuencias. Algunos interpretan en sentido propio las tres expresiones
siguientes, como los dos precedentes y la última del verso; pero tiene no pocas
dificultades, por lo que preferimos la interpretación metafórica, que hace
mejor sentido y no encuentra dificultad alguna en una alternancia de sentido
propio y figurado que es característica de la perícopa. En el florecer del
almendro tenemos una imagen de los cabellos blancos del anciano.

Los v.6-7, que forman la tercera parte del poema, concluyen haciendo
referencia al fin mismo de la vida y muerte del hombre, que describe Qohelet,
primero bajo imágenes poéticas y después en términos propios. Los judíos y
algunos autores cristianos, antiguos y modernos, siguiendo una exégesis
anatómica, identificaron las expresiones del v.6 con diversos órganos del
cuerpo humano. Hoy los exégetas, casi unánimemente, ven en las cuatro
expresiones otras tantas metáforas para designar el fin de la vida, que sigue a
la vejez. La lámpara suspendida en el techo cuyo cordón se rompe y cae al
suelo, extinguiéndose su luz, simboliza muy bien la existencia humana,
pendiente también de un hilo, que se rompe a la hora de la muerte. El cántaro
que se hace pedazos, derramándose su agua, expresa la destrucción y
disolución del cuerpo humano y cada uno de sus órganos, que se deshacen en
polvo. Por fin, la polea que cae al fondo del pozo ya no puede sacar agua a la
superficie; rota la cuerda de la vida y sepultado el hombre en la tierra, no hay
posibilidad de que aquélla vuelva a animar el cuerpo del hombre.

V. TEMAS TEOLÓGICOS
Dogmática: Dios. Ha hecho todas las cosas y el hombre no puede cambiar
su obra
EL HOMBRE. Cohelet presenta la concepción tricotómica del hombre. El
cuerpo procede del polvo y a él vuelve.
LAS POSTRIMERÍAS: La muerte es cierta y universal, muere sabio y el
necio.
Tal como es verdad con la mayoría de la literatura bíblica de sabiduría,
poca narración histórica se lleva a cabo en Eclesiastés, fuera del peregrinaje
personal de Salomón. El sabio real estudió la vida con grandes expectativas,
pero repetidamente lamentó sus fracasos, los cuales él reconoció que se debían
a la maldición (Gn 3:14-19). Eclesiastés representa la dolorosa autobiografía
de Salomón quien, durante gran parte de su vida, desperdició las bendiciones
de Dios en su placer personal en lugar de la gloria de Dios. Él escribió con el
objetivo de advertir a las generaciones siguientes para que no cometieran el
mismo error trágico, en gran parte de la misma manera en la que Pablo
escribió a los corintios (1 Co 1:18-31; 2:13-16).
La palabra clave es vanidad, la cual expresa el intento fútil por estar
satisfecho de manera independiente de Dios. Esta palabra es usada 37 veces
expresando las muchas cosas difíciles de entender acerca de la vida. Todas las
metas y las ambiciones terrenales, cuando son buscadas como fin en sí
mismas, únicamente producen vacío. Pablo probablemente estaba haciendo
eco de la insatisfacción de Salomón cuando escribió: la creación fue sujetada a
vanidad (la vanidad de Salomón; Ro 8:19-21). La experiencia de Salomón con
los efectos de la maldición (Gn 3:17-19) lo llevaron a ver la vida como
perseguir el viento.
Salomón preguntó: ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo?
(1:3), una pregunta que él repitió en el 2:24 y en el 3:9. El rey sabio enfocó
una considerable porción del libro a dirigirse a este dilema. La imposibilidad
de descubrir tanto las operaciones internas de la creación de Dios como la
providencia personal de Dios en la vida de Salomón también fueron
profundamente problemáticas para el rey, como lo fueron para Job. Pero la
realidad del juicio para todos, a pesar de muchos elementos desconocidos,
emergió como la gran certeza. A la luz de este juicio por parte de Dios, la
única vida de satisfacción es la que es vivida en reconocimiento apropiado de
Dios y servicio a Él. Cualquier otro tipo de vida es frustrante y sin sentido.
Un equilibrio apropiado del tema preeminente de "disfrutar la vida" con el
del juicio divino dirige al lector hacia el Dios de Salomón con el cordón
seguro de la fe. Por un tiempo, Salomón sufrió por el desequilibrio de tratar de
disfrutar la vida sin considerar el temor del juicio de Yahveh sosteniéndolo en
el camino de la obediencia. Finalmente, él llegó a entender la importancia de
la obediencia. Los resultados trágicos de la experiencia personal de Salomón,
junto con el entendimiento de una sabiduría extraordinaria, hacen de
Eclesiastés un libro a partir del cual todos los creyentes pueden ser advertidos
y crecer en su fe (2:1-26). Este libro muestra que, si una persona percibe cada
día de existencia, trabajo y provisión básica como un regalo de Dios, y acepta
lo que Dios le da, entonces esa persona vive una vida abundante (Jn 10:10).
No obstante, uno que busca estar satisfecho fuera de Dios vivirá con futilidad
independientemente de lo que acumule.
VI. HERMÉUTICA: ACTUALIZACIÓN DEL TEXTO
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud”. El acordarnos de
Dios no significa sencillamente pensar en Él de vez en cuando. Significa
relacionarse con Él, caminar con Él, descubrirle, aprender a conocerle
mientras somos jóvenes. En primer lugar, porque vendrán “los días malos”. La
persona llega a una edad avanzada, y una de las características de esta etapa de
la vida es que, la persona pierde su habilidad para cambiar y aprender cosas
nuevas, además de encontrarse bajo mayores presiones, por lo que esos días se
convierten en días de inquietud y agobio.
La tentación nos rodea por todas partes, de manera sutil, pero al mismo
tiempo poderosa. Las tentaciones que el mundo secularizado ofrece y
especialmente con el tema de la sensualidad está constantemente haciendo que
sean miles jóvenes y personas adultas con la ayuda de la tecnología las que se
apartan de Dios. Las presiones ejercidas por el mal van en aumento, y ésa es
una de las razones por las que es preciso que nos acordemos de nuestro
Creador en los días de nuestra juventud, es decir en todo momento, porque
cuando lleguemos a la edad adulta o en la ancianidad quisiéramos vivir
nuevamente este tiempo para reparar algún daño, pero ya será tarde.
El texto dice que van a llegar los días en los que diremos: “No tengo en
ellos contentamiento”. Es entonces cuando diremos: “No me siento motivado
de ninguna manera”. Otra de las señales de la edad avanzada es el hecho de
que en esa edad la persona no está dispuesta a cambiar en su mayoría de
veces. Yo he observado con frecuencia la tragedia de personas que han
reconocido el hecho de que no habían sido capaces de descubrir el secreto de
la vida, a pesar de lo cual, no estaban dispuestas a cambiar, sencillamente
porque resulta tan difícil hacerlo al llegar a una edad más avanzada
concretamente en el vicio del alcohol, las drogas, el endeudamiento o la
infidelidad. Es por ello que el texto exhorta a la juventud, diciéndonos:
“Aprende ahora acerca de Dios, sobre las Escrituras, sobre la vida de Cristo y
de su iglesia, sobre sus mandamientos ahora que eres joven.
El texto nos invita a disfrutar de la vida, ahora que somos jóvenes, a ser
felices pero esa felicidad solamente podemos encontrarla en Dios; la felicidad
que el mundo ofrece es utópico, si el hombre descuida su alma ahora en los
placeres de este mundo y no se arrepiente, el resultado sería la condenación
eterna en el infierno porque tuvo tiempo pero no supo aprovechar en poner los
medios para salvarse y luego querrá enmendar lo que ha hecho pero ya será
muy tarde, por eso el hombre está llamado a trascender de este mundo ya con
razón Qohélet dice al inicio y al final del libro que todo es vanidad, es mejor
preocuparse de la vida futura, que gozar de los placeres momentáneos que
podemos gozar en esta vida, que puede ser parte de la vida en su momento
pero no quedarse con el y darle la espalda a Dios.
Qohélet nos recuerda una verdad que no podemos negar: Todos envejecemos y
nuestro cuerpo pierde su vitalidad y agilidad hasta morir. Por ello antes que
todos los males que a la vejez acompañan, morir e ir al infierno, debemos
acordarnos del Señor y tener un verdadero arrepentimiento, el cual nos
perdonará nuestros pecados, nos dará una nueva vida y la salvación de nuestra
alma. Esto solo será posible con el sacrificio y la perseverancia en la oración y
los sacramentos.
Bibliografía

 BIBLIA DE JERUSALÉN. Cuarta edición, 2009


 LA BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO, XI Edición, 2008
 LA BIBLIA DE NAVARRA, Tercera edición, 2009
 https://www.bibbiaedu.it/
 JOSÉ VILCHEZ LINDEZ Sapienciales III ECLESIASTES O QOHELET, EDITORIAL
VERBO DIVINO Avda. de Pamplona, 41 31200 ESTELLA (Navarra) 1994
 Daniel Doré Eclesiastés y Eclesiástico o Qohélet y Sirácida, EDITORIAL VERBO
DIVINO Avda. de Pamplona, 41 31200 ESTELLA (Navarra) 1997
 ANTONIO BONORA EL LIBRO DE QOHÉLET, BARCELONA MADRID EDITORIAL
HERDER CIUDAD NUEVA 1994
 COMENTARIO BÍBLICO «SAN JERÓNIMO» Dirigido por: RAYMOND E. BROWN,
JOSEPH A. FITZMYER Y ROLAND E. MURPHY, EDICIONES CRISTIANDAD -
MADRID, 1971
 ECLESIASTES INTRODUCCIÓN Y COMENTARIO POR GABRIEL PÉREZ
RODRÍGUEZ Profesor de Exégesis en el Seminario Mayor de Salamanca
Presentación

Este apartado es tomado del libro de Qohélet, Eclesiastés


específicamente del 12,1-8 la última parte del este libro. Es una exégesis
donde se toma algunos pasos del método histórico-crítico, dando inicio desde
las fuentes de donde este libro tiene sus raíces; poco a poco se va delimitando
hasta conocer su ambiente o contexto histórico, literario, el género lietarario,
la estructura de la obra propiamente y el análisis exegético en sí de los
versículos que he decidido trabajar, algunos temas teológicos que el autor
menciona en el texto y por último una aplicación de este texto a nuestra
realidad. Es bastante amplio la información que brindan los autores, pero en
este apartado se tratará de sintetizar el texto en los puntos ya mencionados.
Conclusión

El contenido del libro de Qohélet presenta una gran riqueza en cuanto a


la estructura, el autor, y específicamente al contexto cultural, social y religioso
en que fue escrito. Existen muchos autores que escriben sobre este libro y por
ello mismo la riqueza del aprendizaje es más grande. Es un libro que tiene12
capítulos pero que, de esos, el ser humano encuentra una enseñanza inmensa
para su vida, concientizándolo que es necesario tener una visión trascendente
y no solamente quedarse con lo que acá en la tierra puede encontrar. Es de
suma importancia tener conocimiento amplio sobre el estudio de la Sagrada
Escritura para fundamentar bien nuestra fe y no dejarnos fácilmente engañar
por personas o religiones que interpretan la Palabra de Dios a su manera.

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