Sobre La Interpretación de Los Contratos

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SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS

- En doctrina se distingue entre el sistema objetivo y el sistema subjetivo de interpretación.


Sistema objetivo. En este sistema prevalece la voluntad declarada de las partes por sobre su voluntad real,
que se encuentra en su fuero interno.
Sistema subjetivo. En este sistema se da mayor importancia a la voluntad auténtica de las partes, por
sobre lo literal de lo que hayan expresado en el contrato. Es el sistema adoptado por nuestro ordenamiento
jurídico.
- Diferencia entre interpretación e integración: esto lo vieron seguramente en el curso de integración, pero
en relación con la interpretación de la ley.
- Interpretar equivale a desentrañar o averiguar el significado exacto, el alcance concreto o el preciso
sentido de algo, trátese de una norma jurídica propiamente dicha o de un contrato. En el supuesto de
interpretación de un pacto contractual se trata de desentrañar el acuerdo de voluntades de las partes, en
éste habrá de atenderse de forma esencial a la voluntad real de los contratantes.
Sin embargo, para la determinación del exacto contenido del contrato es necesario extraer consecuencias
complementarias acordes con el conjunto del sistema normativo. Dicha operación se le conoce
técnicamente con el nombre de integración del contrato, en cuanto su resultado puede suponer la
agregación de derechos y obligaciones no contemplados por las partes ni por las normas de carácter
dispositivo aplicables al contrato en cuestión; la sustitución de determinadas estipulaciones convencionales
por otras consecuencias impuestas por el ordenamiento o, finalmente, la declaración de nulidad de
algunas cláusulas contractuales.
Integrar implica una de las operaciones que se llevan a cabo para llegar a esa interpretación.
Recuérdese lo dicho en el art. 1546…no solo obligan a lo que en ellos se expresa…
- Por qué se hace necesaria la interpretación. Luego volveré sobre esto.
- Sistema francés de interpretación.
Art. 1560 del CC. Conocida claramente la intención…equivalente al 1156 del CC francés.
Nuestro sistema es subjetivo, como lo es también el francés y ambos se mantienen en vigencia.
- La meta final del intérprete es la voluntad interna, que debe encontrarse ya sea en elementos intrínsecos o
extrínsecos al contrato.
- La voluntad o intención de los contratantes debe probarse y aquella prueba debe proporcionar una
convicción inequívoca al intérprete (juez). De lo contrario, debe considerarse el texto del contrato como la
intención (véase la redacción del art. 1560, de ella se desprende que la claridad en la intención es una
condición para estarse a ella).
- Lo que hace realmente el juez es establecer presunciones de cuál ha sido la voluntad común de los
contratantes. Ejemplo: existen otros negocios entre las partes en un sentido determinado. Ese es un hecho
que servirá de base para colegir a partir de allí cuál ha sido la voluntad, de modo que ese es el hecho que
debe estar suficientemente probado. Recuerden ustedes, aunque vamos a volver sobre ello, que el art.
1564 señala que pueden interpretarse las cláusulas de un contrato a través de las de otro contrato
celebrado entre las mismas partes sobre la misma materia.
- OSCURIDAD DEL CONTRATO. In claris non fit interpretatio. Solo debe entonces dar lugar a la
interpretación aquellas cláusulas que son oscuras o ambiguas. No es necesario interpretar aquello que
está claramente establecido en el contrato. Es importante porque la pregunta que nos hacemos es:
¿puede el juez interpretar aun cuando es clara la declaración de los contratantes? Si son claros los
términos del contrato rige el sentido literal de las palabras que se emplean en él. Principio de no
interpretación de la cláusula clara.
- Favor estudiar in integrum esta materia de las páginas 373 y siguientes del libro del profesor Jorge López
Santa María (condiciones necesarias para que haya lugar a la interpretación).

- En cuanto a Chile se refiere, hay dos posturas fundamentalmente.


- La primera se inclina precisamente en establecer como condición para la interpretación la vaguedad,
ambigüedad u oscuridad de la redacción (Rojas Blanco, por ejemplo). La jurisprudencia también se ha
pronunciado en este sentido ya en el año 1929.
- La segunda y cuyo mayor exponente ha sido Claro Solar, piensa lo contrario y afirma que tanto las
cláusulas claras como las oscuras deben ser interpretadas.
- Argumento del art. 19 del Código civil: cuando el sentido de la ley es claro…prohíbe la interpretación no
literal de las leyes que están claramente redactadas. Si hubiere querido lo mismo en materia contractual lo
hubiera dicho asimismo y, por tanto, deben interpretarse también las clausulas claras.
- En conclusión, no parece adecuado distinguir entre contratos o cláusulas claras y no claras a priori, sino
más bien a posteriori. Es una cuestión de prueba.
- Por tanto, lo único que es verdaderamente necesario para que se de lugar a la interpretación es el hecho
de existir una contienda entre las partes que lo han suscrito. Y esas contiendas tienen lugar precisamente
porque un contrato puede ser oscuro (poco claro), ambiguo, insuficiente (ejemplo, prohibición de celebrar
todo acto o contrato, cuando realmente la intención de las partes era que no se celebrasen actos o
contratos que pudieran significar el deterioro de la cosa; o solo aquellos que no sirvieran de título para la
transferencia del dominio, etc.) o, como ocurre en los casos de pleonasmos jurídicos, ser claros los
términos y en vez de insuficientes ser excesivo, lo que complejiza su interpretación. El pleonasmo es
redundancia, insistencia en decir lo mismo, por duplicado. Por ejemplo, “lo cierto y verdad”, “total y
absolutamente”, “debemos condenar y condenamos”. Sin embargo, en materia de interpretación nos
referimos más a las cláusulas que impiden entender lo que se quiere señalar, también a las de uso común
que muchas veces no reflejan la intención de las partes.
- Reglas de interpretación están entre el 1560 y 1566, aunque el 1560 es más bien un principio y no tanto
una regla.
- Son los principios que sirven de base a los razonamientos del intérprete a fin de desentrañar la intención
común de los contratantes
- Obviamente no son de carácter rígido porque existe una multiplicidad de contratos
- Cuando diferenciamos entre elementos intrínsecos y extrínsecos nos referimos a aquellos que se
encuentran en la misma declaración contractual y a aquellos que en realidad provienen del exterior y son
ajenos a la misma
- En cuanto a los elementos de interpretación que son de carácter intrínseco podemos mencionar los arts
1564.1, 1562, 1563.1 (armonía de las cláusulas, utilidad de las cláusulas y regla del sentido natural de los
contratos).
- En el primer caso, art. 1564.1 ocurre que generalmente las cláusulas de un contrato se encuentran
subordinadas las unas a las otras y de ahí que parezca lógica interpretarlas en su conjunto. Sin embargo,
hay que ser cautelosos porque puede que aquella regla nos lleve a equívocos. Ello porque a veces las
cláusulas interpretadas una a una es coherentes, mas en su conjunto podrían parecer contradictorias.
Ejemplo del mandato y la facultad de percibir los pagos. Si una cláusula señala que está autorizado para
percibirlos y ora que será a aquello encargado a un tercero, entonces puede desprenderse que no está
autorizado para hacerlo y es en el sentido que se ha manifestado nuestra jurisprudencia.
- En cuanto a la utilidad de las cláusulas, podemos ejemplificar de la siguiente manera (ejemplo clásico de
Pothier): si entre Pedro y Pablo se estipula que Pablo podrá pasar por sus heredades…
- En cuanto a la regla del sentido natural del contrato, se da el siguiente ejemplo: se fija la renta de un
arrendamiento en 500.000 pesos pero no se señala que aquella sea la renta ni mensual ni anual. Pues
bien, como en materia de arrendamiento urbano el canon, por la naturaleza del contrato, se paga por
meses, parece lo adecuado interpretar que aquello fue lo que quisieron estipular las partes.
- En relación a las reglas referidas a elementos extrínsecos, podemos mencionar varias reglas y que se
encuentran plasmadas en diferentes artículos.
- En cuanto a la regla de aplicación restringida del texto del contrato, tenemos el art 1561. Ejemplo, si se
celebra una transacción entre a y b poniéndose término a un litigio pendiente o precaviendo uno eventual
por medio de concesiones recíprocas y se comprometen que por el pago de las mismas las partes
declaran no tener ningún asunto pendiente y que renuncian a todo tipo de acción, ello no puede
interpretarse respecto de situaciones futuras que pudieran surgir entre las partes, sino únicamente a la
relación jurídica que existía al momento de transar y en los términos transados.
- Ello mismo, en sentido inverso, implica la regla de la natural extensión de los contratos y que podemos
encontrarla no solo en el 1561 sino también en el 1565.
- Regla de los demás contratos de las partes sobre igual materia. 1564.2, 1564.3 y 1566.2.
- Regla de la interpretación auténtica 1564.3. De usual aplicación en el mundo del comercio y en relación a
las obligaciones de dar o de hacer.
- Por último, tenemos las reglas de aplicación subsidiario: si no podemos desentrañar la voluntad de los
contratantes ni de los elementos intrínsecos, ni de los extrínsecos, recurrimos entonces a los artículos
1563.2 (cláusulas usuales, que en el fondo se refiere a la costumbre porque en Chile no se diferencia entre
uso y costumbre); y la regla de la última alternativa que está descrita en el art 1563.2.
CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS

A) CONTRATOS UNILATERALES Y BILATERALES Artículo 1439 del Código Civil: "El contrato es unilateral
cuando una de las partes se obliga para con otra que no contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las partes
contratantes se obligan recíprocamente".

Ejemplos de contratos unilaterales: depósito, donación.

Ejemplos de contratos bilaterales: compraventa, arrendamiento.

Importancia de distinguir: por ejemplo:

Aplicación de la condición resolutoria tácita

Aplicación de la excepción de contrato no cumplido

Aplicación de la teoría de los riesgos

Aplicación de la teoría de la imprevisión

B) CONTRATOS GRATUITOS Y ONEROSOS

Artículo 1440 del Código Civil: "El contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por objeto la utilidad de
una de las partes, sufriendo la otra el gravamen; y oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de ambos
contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro".

Es habitual el error consistente en asimilar el contrato gratuito al unilateral, y el contrato oneroso al bilateral. Lo
dice López Santa María y nombra precisamente a don Ramón MEZA BARROS equivocadamente afirma que los
contratos bilaterales son siempre onerosos. Don Manuel SOMARRIVA dice que "no se concibe que un contrato
sea bilateral y gratuito a la vez"

Aunque generalmente, los contratos revistan a la vez los caracteres de gratuito y de unilateral, o los caracteres de
oneroso y de bilateral, no es difícil encontrar hipótesis concretas de contratos unilaterales-onerosos y de contratos
bilaterales-gratuitos.

En el ámbito de los contratos unilaterales-onerosos podemos nombrar, el préstamo de dinero. Por naturaleza
este contrato tiene tal fisonomía, pues si bien sólo el prestatario (el que recibe el dinero) resulta obligado, en
realidad es provechoso para ambas partes, ya que el mutuario (el que ha recibido) debe restituir el capital al
prestamista, más los intereses corrientes o convencionales. Por tanto, es evidente que solo uno de ellos es
obligado (el mutuario). El otro no contrae obligación alguna, pero ambos se benefician, ambos tienen utilidad. Por
tanto, es unilateral- oneroso.
Las cauciones otorgadas por terceros a fin de garantizar obligaciones ajenas suministran nuevas posibilidades de
inventariar casos de contratos unilaterales-onerosos. Si el tercero se obliga con el acreedor de la obligación
principal en virtud de una prestación (generalmente una remuneración) realizada o prometida en su favor por el
deudor principal, el contrato accesorio de hipoteca, prenda o fianza, tendrá carácter oneroso, porque tiene por
objeto la utilidad de ambas partes, es decir, hay un provecho tanto del acreedor de la obligación principal, cuanto
del garante. Sin embargo, la hipoteca, prenda o fianza es contrato unilateral, ya que la obligación de retribuir o de
efectuar otra prestación por el deudor principal en beneficio del fiador o del constituyente de la prenda o de la
hipoteca, es una obligación ajena al contrato de garantía, totalmente independiente de los efectos de este último

Dos casos de contratos bilaterales-gratuitos son el mandato no remunerado y la donaci6n con cargas. Si bien en
nuestro país el mandato civil es por naturaleza remunerado, en la práctica muchas veces tienen carácter gratuito.
Cuando no se remunera al mandatario, el contrato es gratuito y sólo cede en beneficio del mandante. Sin
embargo, incluso en este caso, el contrato es bilateral, ya que siempre impone al mandatario la obligación de
hacerse cargo de los negocios cuya gestión le encomienda el mandante y a éste la obligación de proporcionar a la
contraparte lo necesario para que ejecute su cometido. Todo ello sin perjuicio de otras obligaciones no esenciales
que puedan incumbir a una o a ambas partes. La donación irrevocable o entre vivos, en la que se impone al
donatario una carga o modo en beneficio de un tercero, es un contrato bilateral porque genera obligaciones para
el donante y para el donatario, y al mismo tiempo es un contrato gratuito, ya que no engendra utilidad económica
al donante, sino que exclusivamente a la parte donataria y al tercero beneficiario del modo.

La figura genérica de la estipulación en favor de un tercero, cuya base legal se halla en el artículo 1449 del Código
Civil, es susceptible, al través de sus aplicaciones concretas, de desembocar en otras hipótesis de contratos en
que ambas partes, el estipulante y el prometiente, resultan obligadas, sin que el estipulante reciba provecho
económico alguno. En efecto, a la luz de la doctrina de la creación directa del derecho, que, como es sabido, hoy
predomina en las explicaciones sobre la naturaleza jurídica de la estipulación por otro, el provecho o utilidad será
en principio para el prometiente y para el beneficiario. Este último es tercero absoluto o penitus extranei en el
contrato entre estipulante y prometiente. De modo que el estipulante puede estar obligado a cumplir una
prestación a favor de Sil cocontratante (el prometiente) y sin embargo no recibir provecho de la operación.

Por su parte, sería preferible que el artículo 1440 del Código Civil se limitare a señalar que el contrato es gratuito u
oneroso exclusivamente en función de la utilidad, sin mencionar el factor gravamen de una o de ambas partes.

A veces hay utilidad para ambos contratantes y sin embargo el gravamen es para sólo uno de ellos. Tal es el caso
de la hipoteca, contrato en que hay utilidad clarísima para el acreedor hipotecario, pero también la hay para el
constituyente quien logra, por ejemplo, el crédito de dinero que precisa gracias a que hipoteca un bien raíz.
Empero, exclusivamente el último sufre un gravamen.

EN RESUMEN: Lo que permite clasificar a los contratos en gratuitos y en onerosos es un criterio económico.

En cambio, el criterio para discernir si un contrato es unilateral o bilateral es eminentemente técnico-jurídico: si


una o ambas partes resultan obligadas en el instante del nacimiento del contrato.

Importancia de distinguir:
Para efectos de la acción pauliana : La acción pauliana permite a los acreedores solicitar la revocación de los
actos fraudulentos concluidos con terceros por el deudor que ha caído en insolvencia. Es decir, en perjuicio del
acreedor. Recuerden que es un derecho auxiliar del acreedor. Los presupuestos de admisibilidad de la acción
pauliana son menos estrictos cuando el acreedor demandante pretende dejar sin efecto un contrato gratuito
celebrado por el deudor demandado: basta probar la mala fe del deudor. Tratándose de demandas revocatorias
de contratos onerosos, el actor precisa probar la mala fe del deudor y del tercero adquirente (artlculo 2468 del
Código Civil).

Para determinar el grado de culpa de que responde el deudor :El deudor responderá de la culpa leve
tratándose de contratos onerosos. En cambio, en los contratos gratuitos, el deudor es responsable hasta de la
culpa levísima (si sólo él reporta utilidad, como acontece, por ejemplo, por regla general con el comodatario), o
bien el deudor es únicamente responsable de culpa grave (si quien recibe la utilidad o provecho es la contraparte
(acreedor), lo que ocurre, por ejemplo, por regla general con el depositario).

- Los contratos gratuitos en principio no le son aplicables las reglas del Código de Comercio, por no
ser actos de comercio

Algunos comentarios importantes: A diferencia de los onerosos, los contratos gratuitos nornalmente se
celebran en consideración a las personas intervinientes. Por eso los contratos gratuitos son intuito personae, de lo
cual resulta que el error en la identidad de la persona vicia el consentimiento, siendo rescindible el acto jurídico
(arts. 1455 y 1682-3 del C6digo Civil).

Solo excepcionalmente los contratos onerosos son intuito personae (v.gr. la transacci6n, artículo 2456 del C6digo
Civil).

C) CONTRATOS CONMUTATIVOS Y ALEATORIOS

Artículo 1441 del Código Civil: "El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga a dar
o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra debe dar o hacer a su vez; y si el equivalente
consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio".

Los contratos onerosos se subclasifican en conmutativos y en aleatorios.

Artículo tremendamente criticado:

- Supone que el contrato oneroso es siempre bilateral, en circunstancia de que en no pocos casos el
contrato oneroso (del cual una especie es el conmutativo) es precisamente unilateral.
- “equivalencia” significa igualdad de dos o más cosas y en el contrato oneroso las utilidades o
provechos que recibe cada una de las partes no son iguales. Todo contrato oneroso, sea
conmutativo o aleatorio, implica algún riesgo o incertidumbre, lo cual conduce, en definitiva, a cierto
grado de desigualdad entre la ventaja económica que se otorga a la contraparte y la ventaja
econ6mica que se recibe de ella.
Recuerden que el Derecho positivo chileno tolera en los contratos onerosos una desigualdad de las utilidades que
reciben las partes. Solo, cuando al momento de la formación del contrato se rompe violentamente el equilibrio
entre el provecho económico que reporta cada uno de los contratantes, el legislador reacciona mediante la
institución de la lesión enorme, la cual puede conducir a la rescisión del contrato conmutativo o a la reducción de
la prestación excesiva. Recuerden las fórmulas.

En realidad, lo que fundamentalmente distingue a los contratos conmutativos de los aleatorios es que sólo en los
primeros pueden las partes, durante los tratos preliminares y al momento de la conclusión del contrato, apreciar,
estimar o valorar los resultados económicos que el mismo les acarreará. Únicamente en los contratos
conmutativos las partes están en situación de pronosticar si la convención les resultará beneficiosa, en cuánto y
por qué. Es evidente que tal cálculo a priori habrá de ser contrastado a posteriori, luego del cumplimiento de las
obligaciones y del agotamiento o extinción del iter contractual. Al cotejar el pronóstico con los resultados concretos
alcanzados, aquél resultará corroborado, desmentido o rectificado. Es así que las conjeturas optimistas pueden
derrumbarse cuando se las confronta con los beneficios efectivamente obtenidos, resultando la convención un mal
negocio. Ello no priva al contrato oneroso de su carácter conmutativo. En los contratos aleatorios, por el contrario,
ningún cálculo racional es factible respecto a las consecuencias económicas que la operación producirá. El
destino del contrato aleatorio queda supeditado al azar, a la suerte, a la total incertidumbre. Al momento en que
nace o se forma el contrato aleatorio, es imposible prever, con alguna rigurosidad intelectual, los resultados
prácticos en que él se traducirá.

Importancia de distinguir:

Aplicación de la teoría de la imprevisión

Surgió como una necesidad de remediar las injusticias que puede acarrear la inmutabilidad del contrato,
consagrada en nuestra legislación a través del principio de la ley del contrato o “pacta sunt servanda”, en virtud
del cual el contrato es ley para las partes, de manera que no puede ser invalidado, sino por mutuo acuerdo de los
contratantes, o por las causales específicamente consagradas en la ley.

Procedencia de la rescisión por lesión enorme

Art. 1889.

El vendedor sufre lesión enorme, cuando el precio que recibe es inferior a la mitad del justo
precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez sufre lesión enorme, cuando el justo precio de la cosa que
compra es inferior a la mitad del precio que paga
por ella.

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