Sobre La Interpretación de Los Contratos
Sobre La Interpretación de Los Contratos
Sobre La Interpretación de Los Contratos
A) CONTRATOS UNILATERALES Y BILATERALES Artículo 1439 del Código Civil: "El contrato es unilateral
cuando una de las partes se obliga para con otra que no contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las partes
contratantes se obligan recíprocamente".
Artículo 1440 del Código Civil: "El contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por objeto la utilidad de
una de las partes, sufriendo la otra el gravamen; y oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de ambos
contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro".
Es habitual el error consistente en asimilar el contrato gratuito al unilateral, y el contrato oneroso al bilateral. Lo
dice López Santa María y nombra precisamente a don Ramón MEZA BARROS equivocadamente afirma que los
contratos bilaterales son siempre onerosos. Don Manuel SOMARRIVA dice que "no se concibe que un contrato
sea bilateral y gratuito a la vez"
Aunque generalmente, los contratos revistan a la vez los caracteres de gratuito y de unilateral, o los caracteres de
oneroso y de bilateral, no es difícil encontrar hipótesis concretas de contratos unilaterales-onerosos y de contratos
bilaterales-gratuitos.
En el ámbito de los contratos unilaterales-onerosos podemos nombrar, el préstamo de dinero. Por naturaleza
este contrato tiene tal fisonomía, pues si bien sólo el prestatario (el que recibe el dinero) resulta obligado, en
realidad es provechoso para ambas partes, ya que el mutuario (el que ha recibido) debe restituir el capital al
prestamista, más los intereses corrientes o convencionales. Por tanto, es evidente que solo uno de ellos es
obligado (el mutuario). El otro no contrae obligación alguna, pero ambos se benefician, ambos tienen utilidad. Por
tanto, es unilateral- oneroso.
Las cauciones otorgadas por terceros a fin de garantizar obligaciones ajenas suministran nuevas posibilidades de
inventariar casos de contratos unilaterales-onerosos. Si el tercero se obliga con el acreedor de la obligación
principal en virtud de una prestación (generalmente una remuneración) realizada o prometida en su favor por el
deudor principal, el contrato accesorio de hipoteca, prenda o fianza, tendrá carácter oneroso, porque tiene por
objeto la utilidad de ambas partes, es decir, hay un provecho tanto del acreedor de la obligación principal, cuanto
del garante. Sin embargo, la hipoteca, prenda o fianza es contrato unilateral, ya que la obligación de retribuir o de
efectuar otra prestación por el deudor principal en beneficio del fiador o del constituyente de la prenda o de la
hipoteca, es una obligación ajena al contrato de garantía, totalmente independiente de los efectos de este último
Dos casos de contratos bilaterales-gratuitos son el mandato no remunerado y la donaci6n con cargas. Si bien en
nuestro país el mandato civil es por naturaleza remunerado, en la práctica muchas veces tienen carácter gratuito.
Cuando no se remunera al mandatario, el contrato es gratuito y sólo cede en beneficio del mandante. Sin
embargo, incluso en este caso, el contrato es bilateral, ya que siempre impone al mandatario la obligación de
hacerse cargo de los negocios cuya gestión le encomienda el mandante y a éste la obligación de proporcionar a la
contraparte lo necesario para que ejecute su cometido. Todo ello sin perjuicio de otras obligaciones no esenciales
que puedan incumbir a una o a ambas partes. La donación irrevocable o entre vivos, en la que se impone al
donatario una carga o modo en beneficio de un tercero, es un contrato bilateral porque genera obligaciones para
el donante y para el donatario, y al mismo tiempo es un contrato gratuito, ya que no engendra utilidad económica
al donante, sino que exclusivamente a la parte donataria y al tercero beneficiario del modo.
La figura genérica de la estipulación en favor de un tercero, cuya base legal se halla en el artículo 1449 del Código
Civil, es susceptible, al través de sus aplicaciones concretas, de desembocar en otras hipótesis de contratos en
que ambas partes, el estipulante y el prometiente, resultan obligadas, sin que el estipulante reciba provecho
económico alguno. En efecto, a la luz de la doctrina de la creación directa del derecho, que, como es sabido, hoy
predomina en las explicaciones sobre la naturaleza jurídica de la estipulación por otro, el provecho o utilidad será
en principio para el prometiente y para el beneficiario. Este último es tercero absoluto o penitus extranei en el
contrato entre estipulante y prometiente. De modo que el estipulante puede estar obligado a cumplir una
prestación a favor de Sil cocontratante (el prometiente) y sin embargo no recibir provecho de la operación.
Por su parte, sería preferible que el artículo 1440 del Código Civil se limitare a señalar que el contrato es gratuito u
oneroso exclusivamente en función de la utilidad, sin mencionar el factor gravamen de una o de ambas partes.
A veces hay utilidad para ambos contratantes y sin embargo el gravamen es para sólo uno de ellos. Tal es el caso
de la hipoteca, contrato en que hay utilidad clarísima para el acreedor hipotecario, pero también la hay para el
constituyente quien logra, por ejemplo, el crédito de dinero que precisa gracias a que hipoteca un bien raíz.
Empero, exclusivamente el último sufre un gravamen.
EN RESUMEN: Lo que permite clasificar a los contratos en gratuitos y en onerosos es un criterio económico.
Importancia de distinguir:
Para efectos de la acción pauliana : La acción pauliana permite a los acreedores solicitar la revocación de los
actos fraudulentos concluidos con terceros por el deudor que ha caído en insolvencia. Es decir, en perjuicio del
acreedor. Recuerden que es un derecho auxiliar del acreedor. Los presupuestos de admisibilidad de la acción
pauliana son menos estrictos cuando el acreedor demandante pretende dejar sin efecto un contrato gratuito
celebrado por el deudor demandado: basta probar la mala fe del deudor. Tratándose de demandas revocatorias
de contratos onerosos, el actor precisa probar la mala fe del deudor y del tercero adquirente (artlculo 2468 del
Código Civil).
Para determinar el grado de culpa de que responde el deudor :El deudor responderá de la culpa leve
tratándose de contratos onerosos. En cambio, en los contratos gratuitos, el deudor es responsable hasta de la
culpa levísima (si sólo él reporta utilidad, como acontece, por ejemplo, por regla general con el comodatario), o
bien el deudor es únicamente responsable de culpa grave (si quien recibe la utilidad o provecho es la contraparte
(acreedor), lo que ocurre, por ejemplo, por regla general con el depositario).
- Los contratos gratuitos en principio no le son aplicables las reglas del Código de Comercio, por no
ser actos de comercio
Algunos comentarios importantes: A diferencia de los onerosos, los contratos gratuitos nornalmente se
celebran en consideración a las personas intervinientes. Por eso los contratos gratuitos son intuito personae, de lo
cual resulta que el error en la identidad de la persona vicia el consentimiento, siendo rescindible el acto jurídico
(arts. 1455 y 1682-3 del C6digo Civil).
Solo excepcionalmente los contratos onerosos son intuito personae (v.gr. la transacci6n, artículo 2456 del C6digo
Civil).
Artículo 1441 del Código Civil: "El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga a dar
o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra debe dar o hacer a su vez; y si el equivalente
consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio".
- Supone que el contrato oneroso es siempre bilateral, en circunstancia de que en no pocos casos el
contrato oneroso (del cual una especie es el conmutativo) es precisamente unilateral.
- “equivalencia” significa igualdad de dos o más cosas y en el contrato oneroso las utilidades o
provechos que recibe cada una de las partes no son iguales. Todo contrato oneroso, sea
conmutativo o aleatorio, implica algún riesgo o incertidumbre, lo cual conduce, en definitiva, a cierto
grado de desigualdad entre la ventaja económica que se otorga a la contraparte y la ventaja
econ6mica que se recibe de ella.
Recuerden que el Derecho positivo chileno tolera en los contratos onerosos una desigualdad de las utilidades que
reciben las partes. Solo, cuando al momento de la formación del contrato se rompe violentamente el equilibrio
entre el provecho económico que reporta cada uno de los contratantes, el legislador reacciona mediante la
institución de la lesión enorme, la cual puede conducir a la rescisión del contrato conmutativo o a la reducción de
la prestación excesiva. Recuerden las fórmulas.
En realidad, lo que fundamentalmente distingue a los contratos conmutativos de los aleatorios es que sólo en los
primeros pueden las partes, durante los tratos preliminares y al momento de la conclusión del contrato, apreciar,
estimar o valorar los resultados económicos que el mismo les acarreará. Únicamente en los contratos
conmutativos las partes están en situación de pronosticar si la convención les resultará beneficiosa, en cuánto y
por qué. Es evidente que tal cálculo a priori habrá de ser contrastado a posteriori, luego del cumplimiento de las
obligaciones y del agotamiento o extinción del iter contractual. Al cotejar el pronóstico con los resultados concretos
alcanzados, aquél resultará corroborado, desmentido o rectificado. Es así que las conjeturas optimistas pueden
derrumbarse cuando se las confronta con los beneficios efectivamente obtenidos, resultando la convención un mal
negocio. Ello no priva al contrato oneroso de su carácter conmutativo. En los contratos aleatorios, por el contrario,
ningún cálculo racional es factible respecto a las consecuencias económicas que la operación producirá. El
destino del contrato aleatorio queda supeditado al azar, a la suerte, a la total incertidumbre. Al momento en que
nace o se forma el contrato aleatorio, es imposible prever, con alguna rigurosidad intelectual, los resultados
prácticos en que él se traducirá.
Importancia de distinguir:
Surgió como una necesidad de remediar las injusticias que puede acarrear la inmutabilidad del contrato,
consagrada en nuestra legislación a través del principio de la ley del contrato o “pacta sunt servanda”, en virtud
del cual el contrato es ley para las partes, de manera que no puede ser invalidado, sino por mutuo acuerdo de los
contratantes, o por las causales específicamente consagradas en la ley.
Art. 1889.
El vendedor sufre lesión enorme, cuando el precio que recibe es inferior a la mitad del justo
precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez sufre lesión enorme, cuando el justo precio de la cosa que
compra es inferior a la mitad del precio que paga
por ella.