51 La Perla de La Parashá Nitzavim 5782

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LA PERLA DE LA PARASHÁ DE LA SEMANA

Rabbí Dr. Williams Pitter


www.luz.academia.edu/WilliamsPitter
www.youtube.com
[email protected]
Rabino miembro del
Messianic Jewish International Council

LA PERLA DE LA PARASHÁ NITZAVIM


LA MITZVÁ MÁS ENIGMÁTICA DE LA TORÁ

Shabbat 24 de Septiembre del 2022


Shabbat 28 de Elul del año 5782 de la creación
y casi 2000 años de la era mesiánica
Maracaibo, Zulia. Venezuela
SEFER DEVARIM
LA PERLA DE LA PARASHÁ NITZAVIM (Dt 29:89-30:20)
LA MITZVÁ MÁS ENIGMÁTICA DE LA TORÁ
El midrash de Rav Shaul de Devarim 30:11-14 y el Mesías
Rabbí Dr. Williams Pitter
www.luz.academia.edu/WilliamsPitter
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[email protected]

Introducción

Recordemos que en mi comentario a la Parashá Ekev (La perla de la parashá de la


semana No. 46) compartí con Uds. las interpretaciones rabínicas relacionadas con
los que ellos llaman “preceptos ligeros/pequeños” (los que son fáciles de hacer) y
los “preceptos pesados/grandes” (los que son difíciles de hacer). Estas mitzvot, ya
sean ligeras o pesadas, debe ser realizada con el mismo espíritu de responsabilidad
y alegría y sin calcular la recompensa.

En relación a este punto, el Midrash Tanjumá Parashá Ekev 1. explica lo siguiente:


“Rabbi Abba Bar Kahana dijo: Tú no deberías medir el peso de cada mitzvá de la
Torá a fin de averiguar cual mitzvá tiene una mayor recompensa, y entonces
observarlas”. Lo que quiere decir el Midrash es que debemos tratar de la misma
manera cada mitzvá y no preocuparnos en averiguar lo que el Eterno no ha
revelado: la justa recompensa que acompaña a cada mitzvá fielmente observada.
Porque entonces nuestra mala inclinación nos puede traicionar y poner entonces
más interés en aquellas mitzvot importantes que ofrecen grandes recompensas y
de paso subestimar o ignorar las mitzvot consideradas “pequeñas” puesto que la
bendición por observarlas también es pequeña. Y esto no es un negocio, de hacer
las cosas por el interés de los beneficios que representa.

Y en este sentido, los rabinos también enseñan a no descuidar las mitzvot más
fáciles de hacer. De igual manera enseñó el Mesías, que no deberíamos quebrantar
ni subestimar ninguno de los preceptos llamados pequeños o ligeros, sino más bien
observarlos y enseñarlos, y así seremos llamados grandes en el reino de los cielos
(Mateo 5:19).

Una de las mitzvot más enigmáticas de la Torá y al mismo tiempo fácil de hacer, es
la que se encuentra en Dt 22:6,7 y tiene que ver con el hecho de que si uno
encuentra un nido con la madre y sus polluelos tomar a estos y dejar libre a la
madre (Midrash Tanjumá Parashá Ki Tetzé 2). Pero lo sorprendente, es que esta
pequeña y sencilla mitzvá tiene la misma recompensa de larga vida en este mundo
que aquella de honrar padre y madre (Ex 20:12), que en verdad es una mitzvá
pesada, en particular cuando nuestros padres se hacen más ancianos. Pero hay
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otra similar, y en la encontramos en la parashá de esta semana; de hecho, es más
enigmática todavía, casi una juká, y al parecer también fácil de hacerla.

La mitzvá más enigmática según la tradición judía

Esta introducción es pertinente porque en la parashá Nitzavim está escrita una


porción en la cual se nos habla de una enigmática mitzvá que ordena el Eterno
pero que no especifica de qué se trata, ni tampoco que es lo se va a hacer, aunque
solo dice de ella que es fácil de cumplir y que está en nuestra boca y en nuestro
corazón para hacerla. ¿Cómo cumplir una mitzvá así? ¿De qué se trata? Y, ¿qué es
lo que desea comunicarnos? He aquí el texto completo:

Porque este precepto (mitzvá) que Yo te ordeno hoy, no está velado/oculto


ni está lejano. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por
nosotros al cielo para que lo tome, nos la haga oír y así la cumpliremos? Ni
está allende el mar, para que digas: ¿Quién atravesará por nosotros hasta la
otra orilla del mar, para que la tome para nosotros, nos la haga oír, y así la
cumpliremos? Sino que está muy cercana a ti la palabra (davar), en tu boca y
en tu corazón para hacerla (Dt 30:11-14).

Sea lo que signifique esta mitzvá, lo cierto es; que según la Torá, ella es sencilla de
hacer, aún más, está en nuestro corazón y en nuestra boca, por lo que nos sugiere
que la naturaleza de esta mitzvá es muy parecida a la mitzvá de la alegría y a la
mitzvá de la teshuvá. Pues tanto la alegría como el arrepentimiento para que sean
genuinos significan que lo que expresen nuestros labios debe provenir de un
corazón sincero. Por ejemplo, cuando el Eterno le anuncia a Moshé que, cuando
Aharón se enterara de que él había sido elegido como el libertador de Israel y al
verle, “se alegrará en su corazón” (Ex 4:14), una expresión hebrea para referirse a
la sinceridad en general.

Esta porción de Dt 30:11-14 ha sido ampliamente comentada por los jajamim a lo


largo de los siglos, y hasta el presente se han ofrecido tres interpretaciones; las
cuales vienen como respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cuál es la mitzvá que
debemos hacer que no está oculta ni lejana de nosotros ni tampoco es difícil de
cumplir? Las respuestas a estas preguntas, son, por justo, las tres interpretaciones
que se mencionan a continuación: (1) las tres oraciones diarias (Midrash Devarim
Rabbá 7:1), (2) el estudio de la Torá (Midrash Devarim Rabbá 7:2-7); y (3) la
teshuvá (Rabbí R. Pelcovitz, Sforno: Commentary on the Torah. Mesorah
Publications, 2004, pp. 981,982). Por cierto, ni el Midrash Tanjumá de la Edición
Metzudos que uso, ni el magnífico comentario de Ramban, ofrecen explicación
alguna al texto de Dt 30:11-14. A continuación se enfocará la atención a las dos
últimas propuestas de interpretación, teshuvá y estudio de Torá, como la mitzvá
que el Eterno ordena realizar.

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Cuando se interpreta que esta mitzvá de Dt 30:11-14 es el arrepentimiento, se dice
lo siguiente. Teniendo en cuenta el contexto de lo que se viene hablando: que el
Eterno entrado en Pacto con Israel y ha puesto delante de ellos la bendición y la
reprensión (Dt 30:1, lea la primera parte). Sin embargo, el Pacto entre las partes
aunque sólo contiene clausulas relacionadas con las dos clases de recompensas a
der dadas (bendiciones y reprensiones) según sean las acciones de Israel, el Eterno
en Su gracia, le abre una oportunidad de esperanza a Israel en caso de fallar, esa
esperanza está centrada en un genuino arrepentimiento (Dt 30:1 segunda parte y
30:2-8).

De paso, note Ud. que el arrepentimiento no se nombra de manera explícita


como parte del Pacto; pero según los jajamim, el Eterno se vincula y compromete
por medio de un Pacto, por lo cual si Israel viola el Pacto, como en efecto
sucedió, el Eterno les está diciendo que Él sigue vinculado a Israel por amor a
Abraham y a su “simiente” (el Mesías) y por la fidelidad al Pacto que juró a ellos y,
por esta causa, le abre la puerta de la teshuvá para regresen a Sus caminos. Dicho
de otro modo, el hecho que el Eterno exhorta en reiteradas ocasiones a Israel a
regresar al Pacto, cuando éste ha sido violado, implica que Él está abriendo la
puerta de la teshuvá. Este párrafo debe ser aprehendido con seriedad.

De allí que, muchos jajamim piensan, desde Sforno hasta estos tiempos, que la
Torá, en Dt 30:11-14, está haciendo una alusión a la mitzvá de la teshuvá, puesto
que la mitzvá del arrepentimiento no es difícil ni está tan lejano como en los cielos
ni allende el mar, pues está en nuestro corazón reconocer nuestros errores y
confesarlo con nuestra boca. En fin, para cumplir con esta mitzvá, basta
quebrantarse delante del Eterno. No obstante, hay que añadir, que para los
orgullosos, esta es una mitzvá bien difícil. Allá ellos.

La otra interpretación alega que la mitzvá a la que se refiere el texto de Dt 30:11-14


tiene que ver con la Torá, pues la Torá, como revelación del Eterno, no es difícil,
puede ser entendida por todos aquellos que dispongan su corazón para estudiarla
y cumplirla, tampoco está tan lejanas como en los cielos, pues Moshé la trajo de los
cielos y se la entregó a Israel, etc., como bien lo explica el Midrash Devarim Rabbá
7:2-7. Rashí, siguiendo a este Midrash, explica que el Eterno hizo descender la Torá
del cielo y la ofreció a Israel, y ahora, “el hecho que ahora está alcance del hombre
constituye un acto de bondad de parte de Dios” (La Torá con Rashí, Traducción y
comentarios de Aryeh Coffman, Editorial Jerusalén de México, 2004, p. 438)

Las dos interpretaciones anteriores son excelentes, y Ud. puede escoger cuál de
ellas es la mejor, pero en lo que a mi concierne también son interpretaciones
correctas de la Torá. ¿Puede una porción de la Torá tener varias interpretaciones y
sin embargo que no haya conflictos entre ellas? A la luz del entendimiento rabínico

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de la Torá esto es posible, como de hecho lo muestra las dos exégesis que estamos
considerando; y por eso la tradición judía enseña que “la Torá tiene 70 caras”.

La mitzvá más enigmática según Pablo

La tercera interpretación a considerar fue ofrecida por un judío creyente en el


Mesías del primer siglo de nuestra era. Pablo o Rav Shaul, ahora se acostumbra a
nombrarlo, en su célebre epístola a los Romanos presenta un extraordinario
midrash al texto de Dt 30:11-14 y nos revela que esa mitzvá que debemos cumplir
es creer en el Mesías Yeshua y la explica en el contexto de su exposición acerca de
la justica que se obtiene por la fe (Rm 10:6-8).

Note en primer lugar como Pablo altera intencionalmente el pasuk de Dt 30:11-14


para ajustarlo a la idea de la redención del Mesías: “Pero la justicia que es por la fe
dice así “No digas en tu corazón: ¿quién subirá al cielo? (esto es, para hacer
descender el Mesías) 0, ¿quién bajará al abismo? (esto es, para hacer subir al
Mesías entre los muertos) Pero, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra en tu boca y
en tu corazón” (Rm 10:6-8). Con esto Pablo enseña entonces que, esa mitzvá que
nos ordena el Eterno hacer, no sólo ha quedado descifrada, sino que además no
es difícil, pues todo lo difícil ya Él lo hizo, ni está en los cielos pues de allí
voluntariamente descendió ya que nadie era capaz de hacerlo descender, pues
bajó de allí para sufrir y morir por nuestros pecados, ni tampoco está en la tumba
de donde salió con poder, lugar que nadie podía sacarlo, y resucitó para nuestra
justificación.

Entonces, ¿qué es lo que hay que hacer y que es fácil hacer? Esa mitzvá la podemos
cumplir por medio de la fe, por ello Pablo remata su explicación afirmando: “si
confesares con tu boca que Yeshua es el Señor, y creyeres en tu corazón que Di_s
le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación” (Rm 10:9,10). Esa es la mitzvá,
confesar de corazón al Mesías Yeshua como Señor y Redentor; y esa es también su
recompensa: la salvación, recompensa que no solo da paz y alegría en este mundo;
que puedes llegar a ser un Tzaddik, y, por si fuera poco, además nos da una visa
para entrar al mundo venidero

No hay que olvidar que, la invocación de Dt 30:11-14 por parte de Pablo, la hace
teniendo como foco principal al Mesías, pues unos versículos más arriba ha
declarado: que el propósito de la Torá es el Mesías. Es decir, la Torá tenía como
función principal al Mesías, ya Pablo lo había dicho en su introducción a su epístola
que, tanto el evangelio como la Torá y los profetas muestran al Mesías, la Tzedaká
(“justicia”) de Dios; es decir, la acción salvífica divina destinada para Israel, en
primer lugar, y para el mundo.

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Al respecto, recomiendo tres excelentes comentarios cristianos que ofrecen más
luces: C. Keil y F. Delitzsch, Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento.
Editorial CLIE, 2008, p. 543; W. Greathouse, La epístola a los romanos. En
Comentario Bíblico Beacon, Casa Nazarena de Publicaciones, 1968, pp. 209-211; H.
C. G. Moule, Exposición de la Epístola de San Pablo a los romanos. Editorial CLIE,
1987, pp. 242-247.

De parte del Judaísmo mesiánico contemporáneo, el Dr. David Stern, explica que la
confesión sincera acerca del Mesías Yeshua es y debe ser una confesión pública,
como lo sugiere el texto griego, y además, porque en el genuino Judaísmo no hay
“creyentes secretos”. Y señala que él conoce a muchos judíos seculares y también a
ortodoxos y jasídicos, quienes creen que en verdad Yeshua es el Mesías prometido
en las Escrituras hebreas, y sin embargo, están viviendo una doble vida, no le dicen
nada a su familia y amigos; y concluye diciendo: que al esconder ellos su creencia
en el Mesías Yeshua no es vida de emuná (D. Stern, Jewish New Testament
commentary. Jewish New Testament Publications, 1992, p. 401).

De mi parte, quisiera acotar, que muchos judíos se mantienen como “creyentes


secretos en el Mesías” para evitar no solo la confrontación con su familia y
Rabinos, sino también por la pérdida de todos los beneficios y redes de amigos y
familiares si son expulsados de las comunidades judías. El judío que se atreve a
cumplir la mitzvá de Dt 30:11-14, en el sentido explicado por Pablo, se ve sometido
a mucha presión por parte de su entorno íntimo, asunto que ya lo había revelado el
Mesías Yeshua cuando dijo: “…los primeros enemigos serán los de su casa, el que
ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí, el que ama a hijo a hija más
que a mí, no es digno de mí” (Mt 10:34-39). No es fácil.

Perdonen que me extienda un poco más en este punto. El líder fundador de Bet El
Shadai Venezuela, fue un sobreviviente del holocausto y escritor de nombre Isaac
Rozenbaum, ya fallecido. El Mesías Yeshua se le reveló en un sueño al Sr.
Rozenbaum, mientras estaba huyendo de los nazis en su natal Polonia. Una vez
instalado en Caracas, testificó con mucha valentía de su fe en el Mesías de manera
abierta ante su familia y miembros de la Sociedad Israelita de Caracas.

Debido a su fe y también a las controversias que se generaron, luego de algunas


circunstancias providenciales, el Sr. Rozenbaum funda Bet El Shadai acompañado
por otros judíos que también habían creído. Lamentablemente, por la enorme
presión que recibió de su familia, tuvo que abandonar Bet Shadai y regresó a la
comunidad judía tradicional. A mi parecer no debemos juzgar al Sr. Rozenbaum con
las palabras del Mesías arriba citadas; su caso está en las manos del Creador y creo
que él será juzgado favorablemente. Si a veces la Torá puede ser suspendida por
las circunstancias del momento, podemos concederle a nuestro admirado y
recordado Rozenbaum, el beneficio de la duda, pues él, tal vez consideró más

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importante la paz con su familia, y darles a ellos el tiempo para que también
creyeran en el Mesías Yeshua, como una vez él lo había hecho. Creo que él murió
con esa esperanza.

Por último, cuando la Torá dice que es una mitzvá que el Eterno ordena “hoy” (Dt
30:11) es para referirse al carácter perenne que tiene esta mitzvá hasta que la
redención sea consumada (Compárese con el midrash de Hebreos 3:7 al 4:13 al
Salmo 95:7-11). Es decir, que cualquiera y en cualquier momento puede hacer esta
mitzvá y salir de la incertidumbre existencial que abruma a todos los hombres y del
pecado que agobia a las conciencias de los hombres y mujeres sensibles.

Y siguiendo la idea del comentario anterior de Rashí, podemos concluir que el


hecho, que el Mesías descendió de los cielos y luego ascendió de la tumba,
construyendo una justicia de la cual carecía el hombre y se la ofreció
gratuitamente al hombre (“primeramente al judío y después al griego”), es un
acto de bondad de parte del Eterno. Por tanto, podemos concluir que, según el
midrash a Devarim 30:11-14 que nos revela Pablo, la Torá está haciendo una
alusión a la salvación del hombre por medio de la fe en el Mesías, que está en los
labios y en el corazón del hombre que se atreve a invocar Sus méritos.

Ya no hay enigma alguno. Esta mitzvá es mucho más pequeña y fácil que la de
espantar al ave para quedarse con sus crías en el sentido que no involucra ninguna
clase de esfuerzo físico. Sin embargo, requiere del hombre que reconozca con
sinceridad en la grave situación en la que se encuentra y lo que ha hecho para
sacarlo de allí. Aunque, para muchos esta mitzvá es muy difícil, y simplemente por
falta de voluntad; por lo que no tendrán excusas u objeciones que alegar en el día
del juicio.

Ahora, al igual que antes, no necesitamos ir a los cielos a buscar al Mesías, Él ha


prometido volver, lo que esperamos que sea pronto y en nuestros días, y digamos:
Amén!!

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