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Se trata de una figura vital para entender la sociedad humana, que cumple con las funciones
básicas de brindar al individuo joven un punto de partida material, social y afectivo, es
decir: cubrir sus necesidades mínimas materiales, afectivas y enseñarlo a socializar, a
llevársela con los demás dentro y fuera de su núcleo familiar.
Estos últimos han demostrado con el pasar del tiempo que la categoría de “familia”, o
sea, lo que se entiende por familia tradicionalmente, no es algo natural o universal, sino
que se encuentra también sujeto a condicionantes históricos, culturales e incluso de tipo
ideológico.
Por esa razón, el concepto de familia ha estado en épocas recientes sometido a revisión y
ampliación, para construir uno que refleje la diversidad familiar que existe en la realidad, es
decir, que refleje las muchas y variadas formas de constituir una familia en el presente del
siglo XXI. Es esto lo que entendemos como tipos de familias.
La familia “tipo”
Se conoce como familia “tipo” o familia tradicional a la familia que responde a los
parámetros más establecidos y tradicionales de la cultura, y que se compone de un padre,
una madre y un número variable de hijos (comúnmente entre uno y cuatro). Este modelo
familiar ha sido tenido a lo largo de la historia como el único verdadero o al menos como el
ideal, aunque en sí mismo ha variado también conforme cambian los tiempos.
Originalmente, la mujer debía ocupar un rol pasivo frente a la autoridad del varón y debía
quedarse en casa a criar a los hijos, mientras el padre salía a trabajar. En la actualidad estos
roles tienden a manejarse de manera mucho más flexible, gracias a las diversas luchas
sociales por la igualdad femenina y a la modernización de la cultura familiar durante la
segunda mitad del siglo XX.
La familia monoparental
Como lo indica su nombre, se trata de una familia compuesta por un único progenitor, ya
sea el padre o la madre, que vive con sus hijos. Este tipo de familia no debe entenderse
como una familia “rota”, dado que son muchas las razones por las cuales un progenitor
queda solo a cargo de la familia, y no siempre deben ser traumáticas ni razón de
lamentaciones. En ese sentido, podemos hablar de:
Casos de viudez.
Casos de divorcio en los que alguno de los ex cónyuges no vuelve a desposarse y
no mantiene relación alguna con el otro.
Casos de madres solteras, o (aunque menos frecuentes) de padres solteros.
Hasta mediados del siglo XX, el divorcio implicaba un estigma para los ex cónyuges, sobre
todo para la mujer. Esta realidad, por suerte, ha ido cambiando con el tiempo.
La familia unipersonal
Similar a la familia monoparental, pero sin hijos, se trata de un individuo solo que
constituye en sí mismo su propio núcleo familiar. Es lo que tradicionalmente se ha
llamado “persona soltera”, aunque también puede ser fruto de separaciones conyugales u
otra clase de eventos de división familiar.
La familia reconstituida
También conocida como familia compuesta o ensamblada, se da cuando alguno de los
progenitores incorpora a una familia nueva a un hijo de una relación previa, quien se
incorpora al nuevo núcleo a pesar de no ser descendiente de ambos progenitores. Estos hijos
“adicionales” pueden provenir de familias separadas por el divorcio o la viudez, o de
antiguas familias monoparentales.
La familia homoparental
En este caso hablamos de una familia con o sin hijos, en la que ambos cónyuges
pertenecen a un mismo sexo. Es decir, familias de padres o madres homosexuales.
Lógicamente, estas uniones no pueden concebir hijos biológicamente, pero sí pueden
hacerlo a través de la adopción (dependiendo de la legislación de cada país) o incorporando
descendientes de alguna de las familias previas de los cónyuges (como en la familia
reconstituida).
La familia adoptiva
Aquella que está compuesta por dos progenitores y uno o varios hijos fruto de procesos
de adopción o acogida, es decir, en la que los hijos no son fruto biológico de la unión de
los padres.
Esto, obviamente, no significa que sean menos sus hijos, ni que no puedan esperar de dicha
familia todo el amor, el apoyo y los beneficios que se esperan de una familia “tipo”. Todo lo
contrario: las familias adoptivas suelen ser fruto del pleno convencimiento y las ganas de
tener hijos, en lugar de embarazos imprevistos o accidentales.
Estas familias pueden ser tan felices como cualquiera otra, y no deben tampoco verse como
una familia “incompleta” o “defectuosa”, pues existen miles de motivos felices por los
cuales una pareja prefiere no tener descendencia
Fuente: https://concepto.de/tipos-de-familia/#ixzz7yaKFPS7o