Semana 12-D, César Vallejo y La Vanguardia Peruana

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CÉSAR VALLEJO Y LA VANGUARDIA PERUANA


(Santiago de Chuco, 1892 – París, 1938)

Nació en Santiago de Chuco. Realizó sus primeros estudios en el Colegio San Nicolás de
Huamachuco. Hacia 1912 viajó a Lima y se matriculó en la Universidad Nacional de San Marcos.
Regresó a Trujillo, y estudió allí sus cursos universitarios, y se graduó de Bachiller en
Humanidades con la tesis El romanticismo en la poesía castellana (1915). Perteneció al «Grupo
Norte», que estuvo comandado por Antenor Orrego. A fines de 1918 publicó Los heraldos negros,
en Lima. Volvió a Trujillo, y fue acusado injustamente de incendiario y homicida. Permaneció en
prisión durante 112 días. Allí escribió los poemas que formarían su segundo libro Trilce, publicado
en 1922. Hacia 1923 abandonó el Perú y se trasladó a París. Se casó en 1929 con Georgette
Philipart y luego viajó a otros países europeos: España, Rusia, Italia, Alemania, Polonia, entre
otros. Volvió a París y allí escribió su novela El tungsteno y su cuento “Paco Yunque”. En 1937 fue
a España para asistir al Congreso Internacional de Escritores, en Valencia. La Guerra Civil
Española ya había comenzado y sirvió de inspiración para la elaboración temática de los poemas
de España, aparta de mí este cáliz. Hacia fines de 1937 retornó a Francia. Murió en París en abril
de 1938.

Obras:
- Poesía: Los heraldos negros (1918), Trilce (1922), España, aparta de mí este cáliz (1939),
Poemas humanos (1939).
- Novela: Fabla salvaje (1923) y El tungsteno (1931).
- Cuento: Escalas melografiadas (1923) y el cuento «Paco Yunque» (1951).
- Ensayo: Rusia en 1931 (1931), El arte y la revolución, Contra el secreto profesional.
- Teatro: Colacho hermanos, La piedra cansada, Lockout.
- Crítica literaria: El romanticismo en la poesía castellana (1915).
- Producción periodística: Desde Europa. Crónicas y artículos escritos entre 1923 y 1938.

Períodos de la poesía de Vallejo.- Existen tres etapas en la producción poética vallejiana:

1) Período de la poesía influenciada por el Modernismo. Comprende su primer libro Los heraldos
negros, donde Vallejo en algunos poemas continúa el legado de Rubén Darío (creador del modernismo) y
de Julio Herrera y Reissig (poeta uruguayo de la misma tendencia estética). El poema inicial de este libro
tiene como título, precisamente, «Los heraldos negros» y, el volumen, está compuesto por seis partes. La
última sección («Canciones de hogar») está constituida por los textos de mayor originalidad. Aparece el
tema del hogar provinciano. Vallejo –como Abraham Valdelomar en «El hermano ausente en la cena de
Pascua»– recuerda a su hermanito fallecido en el poema “A mi hermano Miguel”:
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Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,


donde nos haces una falta sin fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos acariciaba: «Pero, hijos...

Leamos el primer texto de este poemario:

LOS HERALDOS NEGROS


Hay golpes en la vida tan fuertes.... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma ... Yo no sé!

Son pocos, pero son.... Abren zanjas oscuras


en los rostros más fieros y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,


de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre...pobre! Vuelve los ojos, como


cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

Asimismo, en «Los pasos lejanos», Vallejo nos aproxima a la figura de sus padres.

LOS PASOS LEJANOS

Mi padre duerme. Por ellos va mi corazón a pie.


Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce...
si hay algo en él amargo, seré yo.

Hay soledad en el hogar; se reza;


y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huida a Egipto,
el restañante adiós.

Está ahora tan cerca;


si hay algo en él de lejos, seré yo.
Y mi madre pasea allá
en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.

Hay soledad en el hogar sin bulla,


sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado
en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos,
curvos.

En la sección «Nostalgias imperiales» se ubica el poema «Idilio muerto», donde la voz lírica evoca
la tierna figura de una muchacha andina:
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IDILIO MUERTO
Qué estará haciendo a esta
hora mi andina y dulce Rita
de junco y capulí
ahora que me asfixia Bizancio,
y que dormita la sangre,
como flojo cognac, dentro de mí.
Dónde estarán sus manos
que en actitud contrita planchaban
en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir.
Que será de su falda de franela;
de sus afanes; de su andar;
de su sabor a cañas
de mayo del lugar.

Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,


y al fin dirá temblando.
«Qué frío hay... Jesús»
Y llorará en las tejas un pájaro salvaje.

I=1
V=5
X = 10
L = 50
C = 100
D = 500
M = 1000

2) Período de la poesía vanguardista. Abarca los LXXVII poemas de Trilce, numerados en


romanos. La palabra “trilce” fue creada por el propio escritor. Según el crítico italiano Roberto
Paoli, Trilce es el mayor libro de poesía de la vanguardia post-bélica a nivel mundial. Vallejo
quiebra la sintaxis convencional, utiliza una ortografía caprichosa, hace decir a las palabras
aquello para lo cual no están preparadas.
En Trilce, Vallejo usa cultismos, regionalismos, tecnicismos, neologismos, arcaísmos. Además,
crea un nuevo lenguaje poético forzando la sintaxis de la lengua. Trilce buscó romper con el
pasado literario y las normas expresivas del Modernismo, además de utilizar múltiples figuras
literarias como la sinestesia, la onomatopeya, el símbolo, la metáfora y la antítesis.
Según Giancarla Di Laura, “esta obra suscitó varias interpretaciones en cuanto al término
“Trilce”.   Algunos comentaron que podría ser la unión de los vocablos iniciales de las palabras
triste y dulce, o que podría ser el valor que tuvo cuando salió la obra (tres soles). Lo cierto es que
la voz poética en Trilce es totalmente ingeniosa y creativa, muy a la vanguardia andina.  Muchos
términos se adjetivizan y otros ocupan diversas funciones semánticas y sintácticas, pero lo que
hace a Trilce una obra absolutamente renovadora es el temple del “yo lírico”, un sujeto poético
convencido de su autonomía y autenticidad, dislocado frente a una modernidad a la que no
encuentra sentido. Esa búsqueda de un “yo” que afirma y no sugiere, que se convence de su
entorno al convertir los distintos parámetros convencionales en figuras que escapan de la lógica
es un acto subversivo en sí mismo, sobre todo en un ambiente cultural dominado por el
modernismo y su parafernalia verbal perfectamente coherente”.
En Trilce aparecen privilegiados los temas de la cárcel, la soledad, el erotismo y la ausencia de la
madre. Detengámonos en el poema I de Trilce:

I
Quién hace tánta bulla, y ni deja
testar las islas que van quedando.
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Un poco más de consideración


en cuanto será tarde, temprano,
y se aquilatará mejor
el guano, la simple calabrina tesórea
que brinda sin querer,
en el insular corazón,
salobre alcatraz, a cada hialóidea
grupada.

Un poco más de consideración,


y el mantillo líquido, seis de la tarde
DE LOS MAS SOBERBIOS BEMOLES

Y la península párase
por la espalda, abozaleada, impertérrita
en la línea mortal del equilibrio.

En Trilce, Vallejo continúa desarrollando temas de su primer libro, tal el caso del poema «III»
donde el hogar provinciano vuelve a evocarse, asociándolo ahora a la experiencia amarga de la
cárcel:

III
Aguedita, Nativa, Miguel?
Las personas mayores Llamo, busco al tanteo en
¿a qué hora volverán? la oscuridad.
Da la seis el ciego Santiago, No me vayan a haber dejado solo,
y ya está muy oscuro. y el único recluso sea yo.

Madre dijo que no demoraría.

Aguedita, Nativa, Miguel,


cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas,
hacia el silencioso corral, y por donde
las gallinas que se están acostando todavía,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aquí no más.
Madre dijo que no demoraría.

Ya no tengamos pena.
Vamos viendo
los barcos ¡el mío
es más bonito de todos!
con los cuales jugamos
todo el santo día,
sin pelearnos, como debe ser:
han quedado en el pozo de agua,
listos,
fletados de dulces para mañana.

Aguardemos, así, obedientes


y sin más
remedio, la vuelta, el desagravio
de los mayores siempre delanteros
dejándonos en casa a los pequeños,
como si también nosotros
no pudiésemos partir.

- Periodo de la poesía experimental y de compromiso político: Abarca España, aparta de mí


este cáliz (1939) y Poemas humanos (1939). Vallejo utiliza palabras que remiten al cuerpo
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humano y se compromete con la República Española. Es muy conocido su poema “Masa”: el


combatiente ha muerto y se le acercan paulatinamente uno, dos, veinte hasta llegar a quinientos
mil hombres para que vuelva a la vida.

MASA

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:


«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,


clamando: «Tánto amor, y no poder nada contra la muerte!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.


Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate, hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra


le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorpórose lentamente
abrazó al primer hombre; echóse a andar...
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III

[Fragmento]
Solía escribir con su dedo grande en el aire:
"!Viban los compañeros! Pedro Rojas!"
de Miranda de Ebro, padre y hombre,
marido y hombre, ferroviario y hombre,
padre y más hombre, Pedro y sus dos muertes.

Lo han matado suavemente


entre el cabello de su mujer, la Juana Vásquez,
a la hora del fuego, al año del balazo
y cuando andaba cerca ya de todo.

Pedro Rojas, así, después de muerto,


se levantó, besó su catafalco ensagrentado,
lloró por España
y volvió a escribir con el dedo en el aire:
"¡Viban los compañeros! Pedro Rojas"
Su cadáver estaba lleno de mundo...

POEMAS HUMANOS (1939)


Es un conjunto de poemas publicados póstumamente. El título del libro no pertenece a Vallejo,
sino al parecer al historiador Raúl Porras Barrenechea, quien, al observar el humanismo de
Vallejo, optó por el título antes mencionado.

Género: Lírico.

Tipo de lenguaje: Estilo lleno de paralelismos y oposiciones. Usa el lenguaje de la conversación


cotidiana, por eso, parece que el yo poético conversa con un amigo o con un obrero. Hay fuertes
exclamaciones en la estructura lingüística, Vallejo quiere dramatizar su poesía.

Temas:
a) La pobreza y el hambre.
b) El cuerpo como espacio de dolor y de liberación.
c) El compromiso político.
d) El trabajo como fuente de solidaridad.
e) La posibilidad de un futuro lleno de dicha colectiva.
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Comentario: El poemario refleja la concepción de la solidaridad como eje fundamental para el


desarrollo del hombre moderno. Esa idea la tomó Vallejo del mundo prehispánico, donde se
establecía la supremacía de lo colectivo sobre lo individual. Vallejo resalta la figura del pobre, se
solidariza con su dolor, tal como se detecta en estos versos del poema «Traspiés entre dos
estrellas»:

¡Amado sea aquel que tiene chinches,


el que lleva zapato roto bajo la lluvia,
el que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,
el que se coge un dedo en una puerta,
el que no tiene cumpleaños,
el que perdió su sombra en un incendio,
el animal, el que parece un loro,
el que parece un hombre, el pobre rico,
el puro miserable, el pobre pobre!

Para establecer su concepción solidaria, Vallejo acumula imágenes corporales. Es, pues, el
cuerpo del pobre el que sufre. El poeta habla de tobillos, de diafragmas, de pómulos, de fémures,
entre otras figuras que remiten al cuerpo. Y a la par establece oposiciones: entre la vida y la
muerte, entre el jefe y el subordinado, entre el presente lleno de sufrimiento y el futuro donde
reinará la dicha colectiva:
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Necesitas comer, pero, me digo,


no tengas pena, que no es de pobres
la pena, el sollozar junto a su tumba;
remiéndate, recuerda,
confía en tu hilo blanco, fuma, pasa lista
a tu cadena y guárdala detrás de tu retrato.
Ya va a venir el día, ponte el alma.

Pero Vallejo también amaba al Perú andino, por eso, escribía:

Auquénidos llorosos, almas mías!


Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
Y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!

Estos últimos versos reflejan la lucidez de la postura ideológica de Vallejo. Como Mariátegui,
Vallejo cree en la cultura andina, pero la inserta en un contexto internacional. No se trata de
rechazar los grandes aportes de la cultura europea sino, más bien, buscar un sincretismo teniendo
a lo andino como el eje fundamental de la nacionalidad. La sierra se encuentra en el Perú, y el
Perú se ubica dentro de una perspectiva internacional. He ahí, pues el mensaje y el legado de
César Vallejo.

HOY ME GUSTA LA VIDA MUCHO MENOS...


[Fragmento]
Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.
Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tanta vida y jamás!
¡Tantos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi sér, parado y en chaleco.
Me gusta la vida enormemente,
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París.

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