Teoria Del Valor y Crisis

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Teoría

isbn 978-607-30-1507-3 isbn 978-607-8368-96-9

Juan Arancibia | Alejandro López


UNAM

UAZ
Sin la teoría del valor no es posible entender la naturaleza del valor
y crisis
del capitalismo y, por ende, sus crisis. Paralelamente, al situarlo
como un sistema de explotación y dominación global tampoco
puede comprenderse su fase actual. El capitalismo ha convertido
al planeta entero en un espacio de valorización, un espacio homogéneo
en términos de las reglas del juego. Asimismo, está construyendo
un andamiaje institucional que hace viable su unicidad. En la actualidad,
el capital ficticio es hegemónico; sin embargo, se trata de una forma
particular de activos financieros cuyo valor no corresponde a un capital
material, no es una mercancía pero se comporta como tal.
De complementaria manera, carece de una base real, de ahí
que no pueda garantizar la reproducción del capital; además,
representa enormes cantidades de capital que se apropian de un valor
que no son capaces de producir directamente. Ante esta situación

Teoría del valor y crisis


requieren elevar la explotación de la fuerza de trabajo con el propósito
de aumentar la producción de valor. Teoría del valor y crisis constituye
una aportación relevante al estudio y a la discusión en torno
de la vigencia de la teoría del valor y su capacidad para servir
de soporte teórico a la explicación de las crisis del capitalismo.

Juan Arancibia
Alejandro López
Coordinadores
Teoría del valor y crisis
Teoría del valor y crisis

Juan Arancibia | Alejandro López


Coordinadores

México, 2019
Coordinación
Georgia Aralú González Pérez

Edición y diseño de portada


Jonatán Aarón Piña García

Redacción y corrección de estilo


Selene Carrillo Carlos
Erika Isabel Varela Rodríguez

Teoría del valor y crisis

Primera edición, 2019

© Juan Arancibia
© Alejandro López
© Universidad Nacional Autónoma de México
© Universidad Autónoma de Zacatecas
«Francisco García Salinas»

isbn unam 978-607-30 -1507-3


isbn uaz 978-607-8368-96-9

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, incluido el diseño


tipográfico y de portada, por cualquier medio electrónico o mecánico,
sin la autorización por escrito de las instituciones coeditoras.

Impreso y hecho en México


Printed and made in México
Contenido

Presentación
Alejandro César López Bolaños 9
Introducción
Juan Alberto Arancibia Córdova 15
Trabajo productivo versus trabajo improductivo,
¿cómo categorizar la geopolítica hoy?
Wim Dierckxsens y Walter Formento 23
A teoria do valor-trabalho em Marx, os
lucros fictícios e as crises capitalistas recentes
Mauricio de Souza Sabadini 63
Especificación histórica de la superexplotación
del trabajo que tiene lugar bajo la globalización neoliberal
Jorge Veraza Urtuzuástegui 89
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas
y crisis crónica del capitalismo: El capital, instrumento
imprescindible para comprender la economía mundial actual
Xabier Arrizabalo Montoro 121
Crise econômica mundial e tendências
da divisão internacional do trabalho
Plínio de Arruda Sampaio Júnior 173
Un enfoque teórico a los cambios
en la arquitectura financiera internacional
Óscar Ugarteche Galarza 207
Capital financiero global, crisis, acumulación y trabajo
Walter Formento, Wim Dierckxsens y Mario Sosa 235
La cuestión de la innovación en la era
de los monopolios generalizados
Raúl Delgado Wise 257
La industria tóxica: ganancias basadas
en el riesgo a la salud y el ambiente
Guillermo Foladori 281
Crisis económica actual de Venezuela, la más grave
de su historia. Ni guerra socialista contra el capital,
ni guerra económica imperialista contra el gobierno
Manuel Sutherland 309
Semblanzas 339
9

Presentación

Alejandro César López Bolaños1

Los diez escritos contenidos en este libro constituyen una aportación relevante
al estudio y discusión acerca de la vigencia de la teoría del valor y su capaci-
dad para servir de soporte teórico a la explicación de las crisis del capitalismo.
Asimismo, contribuyen al análisis del desdoblamiento existente entre capital
real y ficticio, siendo este último el núcleo de la discusión en el desarrollo de
la crisis del capitalismo contemporáneo; capital que en lugar de garantizar
limita la reproducción ampliada, al mismo tiempo que se apropia parasitaria-
mente de un valor que no produce.
En «Trabajo productivo versus trabajo improductivo, ¿cómo categorizar la
geopolítica hoy?», bajo la autoría de Wim Dierckxsens y Walter Formento, se
profundiza en torno de la importancia de la categoría trabajo productivo/
improductivo; es una ref lexión que muestra el creciente conf licto entre dife-
rentes fracciones del capital, cuestión que define el cuadro geopolítico de hoy.
El texto incluye un análisis del capital ficticio, aspecto que permite caracterizar
de mejor manera la etapa actual del capitalismo al resaltar la contradicción
entre producción y apropiación de riqueza. Asimismo, se expone que el capital
financiero posee su propia lógica y puede demorar años para manifestar su
carácter improductivo y desastroso para la sociedad en su conjunto.
El economista brasileño Mauricio de Souza Sabadini en «A teoria do va-
lor-trabalho em Marx, os lucros fictícios e as crises capitalistas recentes», re-
cupera las nociones de capital y ganancias ficticias como categorías centrales
para pensar la realidad del capitalismo y su crisis actual, ello permite retomar
la discusión de la teoría del valor-trabajo en Karl Marx. Además, estudia
las ganancias ficticias como una contradicción insustentable, un proceso de
autodestrucción para el sistema. El punto de partida es el análisis del ciclo

1
Secretario académico del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Uni-
versidad Nacional Autónoma de México.
10 Presentación

general del capital. La degradación de las relaciones sociales en las activida-


des productivas, la precarización e intensificación del trabajo, la reducción
de la protección social, entre otras, son fuentes primordiales de transferencia
de excedente para alimentar los beneficios financieros. Por lo tanto, debe
investigarse el capital como un todo, pero tomando en cuenta la proximi-
dad, dependencia y autonomía de las fases de la producción y circulación de
mercancías. Al mismo tiempo, debe mostrarse cómo la autonomización de las
formas funcionales del capital, particularmente bajo el capital ficticio, base de
la dinámica financiera y especulativa actual, está alterando fuertemente el pa-
trón de acumulación capitalista durante las últimas décadas, lo que interfiere
en la lógica de funcionamiento del capital como relación social de explotación,
que es a su vez base de la creación de la nueva riqueza y su transformación
en plusvalía y ganancia.
Jorge Veraza Urtuzuástegui sustenta en su texto «Especificación histórica de
la superexplotación del trabajo que tiene lugar bajo la globalización neoliberal»,
la tesis de la existencia de una superexplotación del trabajo generalizada y sis-
temática, rasgo característico del capitalismo neoliberal globalizado. Identifica
la acumulación salvaje de capital, una escena en la que el capital no sólo explo-
ta plusvalor absoluto y relativo a la clase obrera, sino que además de acrecentar
la proporción de la explotación de plusvalor relativo frente a la de absoluto en
menor proporción que en la acumulación de capital normal, superexplota a la
clase obrera sistemáticamente.
«Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del ca-
pitalismo: El capital, instrumento imprescindible para comprender la economía
mundial actual» es el título que lleva la ref lexión de Xabier Arrizabalo Mon-
toro; en él afirma que la destrucción económica, la regresión social y el cues-
tionamiento de la democracia son los tres principales rasgos que caracterizan
la situación actual mundial, más allá de la forma particular que toma en cada
país. Para el autor nada es casual, detrás de toda esa problemática se encuen-
tran las exigencias de la acumulación del capital, en su huida hacia delante a la
que inevitablemente le conduce su carácter contradictorio. Ello comprende las
leyes que rigen el capitalismo, y en particular la que Marx detecta y formula
como conclusión teórica de El capital: la ley del descenso tendencial de la tasa
Teoría del valor y crisis 11

de ganancia. El texto en su conjunto recupera esta ley y su vigencia para el


estudio de la economía mundial actual.
Plínio de Arruda Sampaio Júnior presenta «Crise econômica mundial e
tendências da divisão internacional do trabalho», cuyo aporte principal es el
estudio de la interrupción del movimiento expansivo de acumulación, lo cual
expresa la lógica del capital, misma que quedó bajo el imperio de la ley del
valor en tiempos de crisis. La necesidad de eliminar capitales excedentes sin
bases reales para alimentar el circuito de valorización, cristalizados en forma
de fuerzas productivas, mercancías y capital ficticio, acentuó la competen-
cia intercapitalista, lo que transforma la disputa entre las diferentes fracciones
de los capitales en una lucha desesperada por la propia supervivencia. Instau-
rada la guerra fratricida entre capital nuevo y capital viejo, la ley del valor se
manifiesta de modo particularmente violento.
En «Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera inter-
nacional», Óscar Ugarteche Galarza recupera los esfuerzos por comprender la
lógica del funcionamiento de lo que era el sistema financiero, el cual identifica
ahora como complejo, al igual que lo es actualmente la arquitectura financiera
internacional, donde destaca la «desincorporación» de los agentes financieros
mayores de las reglas del juego del liberalismo. Los agentes desincorporados
se definen como «demasiado grandes para quebrar» y constituyen el núcleo
del complejo financiero bancario que redefine las reglas a sus necesidades.
Walter Formento, Wim Dierckxsens y Mario Sosa en «Capital financiero
global, crisis, acumulación y trabajo», identifican al capital global como capital
financiero global, una síntesis del capital industrial que absorbe y subordina al
capital bancario y redefine la función de los bancos, colocándolos como coor-
dinadores de toda la estructura del capital financiero en su política expansiva,
imperialista. En ese sentido sus momentos de acumulación pueden ser me-
diante la producción (real) o la especulación (ficticio); aspecto importante sobre
todo a partir de la crisis de 2008. Uno de los principales aportes de este estudio
es señalar que el capital financiero global lucha hoy por la subordinación del
capital financiero multinacional a su hegemonía, porque ya es dominante en lo
económico-financiero. Debido a lo anterior, es relevante observar la globaliza-
ción de la composición orgánica del capital así como la ley del valor.
12 Presentación

Presenciamos una época en la que las patentes se han convertido en as-


pecto consustancial a la lógica de reestructuración capitalista promovida por
las grandes corporaciones multinacionales y los gobiernos imperialistas enca-
bezados por Estados Unidos. Los desbordantes niveles alcanzados por la con-
centración y centralización del capital han alterado el modus operandi propio
de las esferas de producción, circulación y distribución del capital, lo que ha
acentuado las contradicciones del sistema. Un aspecto central y relativamente
poco estudiado de ese proceso es la profunda reestructuración que experi-
mentan los sistemas de innovación desde la década de 1990 y sobre todo a
partir del siglo xxi, en «La cuestión de la innovación en la era de los monopo-
lios generalizados» Raúl Delgado Wise se aboca a tal tema. La hipótesis central
del trabajo es que los sistemas de innovación transitan por una profunda
fase de reestructuración comandada por las grandes corporaciones multina-
cionales, principalmente de origen estadounidense, la cual está propiciando
una desbordante carrera por la generación y concentración de patentes. Para
explicar el desarrollo de dicho proceso es trascendental la noción de capital
monopolista.
Guillermo Foladori advierte en «La industria tóxica: ganancias basadas en
el riesgo a la salud y el ambiente» que en las últimas décadas los casos de
cáncer, disturbios neurológicos y endócrinos, así como otras enfermedades
ligadas a químicos tóxicos han aumentado de forma alarmante. ¿Cómo es
posible que el desarrollo tecnológico en una de las industrias con mayor com-
ponente científico, como es la química, esté socavando las bases biológicas
del ser humano? ¿Aumentará el riesgo tóxico la nueva frontera de materia-
les químicamente nanomanufacturados que salen al mercado? En el texto
se muestra cómo se inscriben estos riesgos a la salud y el medio ambiente en el
proceso de desarrollo capitalista; y cómo el alto grado de composición técnica
presiona a la industria química para acortar los ciclos de rotación del capital a
fin de capturar excedente social, a costa de degradar las condiciones biológicas
de la existencia humana.
Por último, Manuel Sutherland en «Crisis económica actual de Venezuela,
la más grave de su historia. Ni guerra socialista contra el capital, ni guerra eco-
nómica imperialista contra el gobierno», identifica el ciclo recesivo más fuerte
Teoría del valor y crisis 13

que ha sufrido ese país en su historia económica. Al analizar críticamente la


economía venezolana, debe considerarse que ésta es apenas una fracción de
un proceso mundial de acumulación de capital que la determina de manera
concreta. Por ende, su devenir económico se liga más al movimiento cíclico
de la acumulación de capital a escala mundial, que a la picardía o impericia
de las políticas económicas que los gobiernos ejercen. Lo anterior no implica
que la superestructura (el Estado, fundamentalmente) sea un sujeto pasivo en
el proceso de acumulación.
Los trabajos incluidos en el libro fueron presentados de forma preliminar
en el Seminario Internacional 50 años de Estudios Latinoamericanos en la
unam. Teoría del valor y crisis, actividad académica celebrada en las instala-
ciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la cual se resaltó
la vigencia de la teoría del valor marxista, se discurrió acerca del desarrollo de
la crisis contemporánea y se aportó una ref lexión crítica y latinoamericanista
al estudio de las formas que el capital adopta para su reproducción.
Tanto el seminario como el libro fueron posibles gracias a la interven-
ción del equipo de la Coordinación del Programa de Posgrado en Estudios
Latinoamericanos. Reconocemos la participación de las compañeras Martha
Guzmán, Lorena Olivares, Edith Caballero, Damaris Tapia y Mercedes Cortés,
así como de los colaboradores Bernabé Bolaños y Oscar García.
La Coordinación de Estudios de Posgrado, encabezada por Javier Nieto, la
Subdirección Académica, representada por Cecilia Silva, y la Unidad Admi-
nistrativa, coordinada por Rafael Avilés, aportaron financiamiento y apoyo
logístico al seminario. Para ellos y el personal que los asiste un profundo
agradecimiento. La realización de actividades de este tipo resalta el carácter
público, plural y crítico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
15

Introducción

Juan Alberto Arancibia Córdova1

Vigencia de la teoría del valor en la etapa del capitalismo


neoliberal globalizado y su crisis civilizatoria

Con mayor frecuencia se plantea la hipótesis de que estamos inmersos en una


crisis civilizatoria, uno de cuyos ejes centrales es la crisis medioambiental, que
supone un riesgo sustancial para la reproducción del conjunto de la vida en el
planeta. Sin embargo, la crisis debe entenderse básicamente como estructural e
integral, no sólo como medioambiental. Desde el punto de vista más estricta-
mente económico el capitalismo no ha logrado superar la crisis iniciada hacia
fines de los años 1960, por lo que la globalización capitalista neoliberal sería un
intento fallido de superación de la misma, una continuidad de la crisis. Ambas
propuestas o visiones serán consideradas al ref lexionar sobre el tema.

Acerca de la teoría del valor, la explotación y el trabajo productivo

Desde hace siglos en el seno de la economía de mercado capitalista se inquiere


cuál es el origen de la riqueza; las respuestas han estado estrechamente vincula-
das a la etapa del capitalismo y, por lo tanto, a la visibilidad histórica que sobre
el tema cada una de las fases ha permitido. En la llamada economía política clá-
sica, David Ricardo ofreció la respuesta que interesa poner de relieve: la riqueza
se origina en el trabajo diverso e indistinto en la sociedad. Posteriormente Karl
Marx recogió este planteamiento en su tarea de crítica de la economía política,
donde señaló que sólo el trabajo vivo crea nueva riqueza, nuevo excedente
económico apoyado por el trabajo muerto (medios de producción) que por sí
mismo es improductivo, no puede crear nueva riqueza.

1
Coordinador del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacio-
nal Autónoma de México.
16 Introducción

En el seno del capitalismo la nueva riqueza y la reproducción de la vieja sólo


ocurre mediante el trabajo vivo, esa riqueza se crea como valor y el excedente
se presenta como plusvalía apropiada por el capitalista, merced a que ha com-
prado tiempo del obrero, del trabajador por un salario. El trabajador asalariado
que vende su fuerza de trabajo es capaz de producir más valor de lo que ésta
vale, un valor mayor al que recibe como salario. De otra manera, el tiempo de
trabajo vendido por el trabajador termina dividiéndose en dos partes: el tiempo
de trabajo necesario, en el cual el trabajador reproduce su salario; y el tiempo
de trabajo excedente, en el que crea valor para el capitalista, es decir genera la
plusvalía y con ello satisface la lógica del capital, que se mueve estrictamente
para obtener la ganancia que surge de la plusvalía.
Pero en la teoría del valor no todo trabajo es socialmente productivo,2 es
decir que crea nueva riqueza. Existen en el capitalismo trabajos improducti-
vos que no crean nueva riqueza como valor, que sólo ayudan en el proceso
de realización de la riqueza como mercancías y pueden además contribuir a
acelerar la rotación del capital, es el caso típico de la publicidad que no agrega
ningún valor a los productos que promociona. La publicidad en el mejor de
los casos generaría información para el consumidor, cuestión que en la fase
actual del capitalismo no ocurre y más bien su accionar está dirigido a crear
necesidades ficticias. Pero todos los trabajos asalariados permiten a los capi-
talistas participar del valor creado por el trabajo productivo, pues legitiman
y hacen posible esa participación. La diferencia entre trabajo productivo e
improductivo no se aparece como tal a cada capitalista individual, pues todos
acceden a la plusvalía y por ello tienden a pensar que su capital es socialmente
productivo para el sistema. Cobra importancia la cuestión anterior cuando se

2
«La subsunción del trabajo por el capital no es condición suficiente para la generación de plus-
valía. Si este capital no invierte en la economía real, es decir en trabajo productivo, dicho trabajo
improductivo que emplea podrá generarle ganancia pero no plusvalía. Con la financiarización de
la economía, la subsunción real del trabajo al capital se ha manifestado cada vez más en el ám-
bito improductivo. En apariencia, y medido por las ganancias, el capital financiero pareciera más
productivo que el capital industrial. Ello, además de comprometer, el ciclo reproductivo del capital
en el nivel global provoca fuertes confrontaciones entre fracciones de capital, fenómeno evidente
hoy». Wim Dierckxsens, en «Trabajo productivo versus trabajo improductivo, ¿cómo categorizar la
geopolítica hoy?» Este documento forma parte del contenido del presente libro.
Teoría del valor y crisis 17

toma al sistema capitalista en su conjunto y a su capacidad de generar riqueza


nueva transformada en plusvalía y ésta en ganancia.
La teoría marginal neoclásica de la economía atribuye al capital la capaci-
dad de generar nuevo valor y con ello plusvalía y ganancia. Esta es una ilusión
necesaria para el capitalista y la creencia de la sociedad, para su sentido co-
mún hegemónico, pues genera legitimidad social para el capital y la propiedad
privada de los medios de producción; así el capitalista no aparece como apro-
piador de lo que no le corresponde, sino que se asume y se le asume como
imprescindible en el proceso productivo. Sin embargo desde el punto de vista
de la nueva riqueza, de la reproducción de la acumulada históricamente, es
parasitario e innecesario. En otras palabras, la sociedad puede prescindir de la
riqueza como capital y de su existencia bajo la forma mercancía, así como del
capitalista como organizador en el nivel microeconómico de la producción
(sabemos que en el nivel macro o societal en el capitalismo es el mercado el
organizador y el desorganizador del proceso). Pero la propiedad privada de
la riqueza como capital permite a los empresarios apropiar la parte mayor de
la misma, que es el fruto del trabajo asalariado y no asalariado (trabajo por
cuenta propia y trabajo no pagado).
El capital no puede existir sin la explotación de la fuerza de trabajo; sin
la cada vez con más intensidad depredación de la naturaleza y la vida en su
conjunto; sin su forma mercancía y la propiedad privada de los medios de
producción; sin el Estado y sus medios de represión y dominación, aunque su
forma histórico «natural» de controlar a la sociedad es la hegemonía.
A partir de la acumulación originaria del capital se constituye la propiedad
privada, aquella que es un proceso histórico mediante el cual el trabajador es
despojado de los medios de producción y sólo le queda su fuerza de trabajo
como patrimonio para ser vendido al capital. Entonces el trabajo queda sub-
sumido formalmente al capital, subordinado y dependiente de éste. De manera
simultánea, la riqueza es acumulada como capital, es decir como valor que
busca valorizarse. Pero lo fundamental que define al capital es ser una relación
social de producción de carácter histórico, entre el capital y el trabajo. También
el capital asume modos diversos, puede presentarse como dinero, medios de
producción, mercancías, patentes, conocimientos apropiados privadamente y
18 Introducción

en espacios como derechos sociales y laborales mercantilizados; así, se trans-


forman en capital y mercancías la seguridad social, la educación, la salud, la
recreación, la seguridad pública, etcétera. En la actualidad, el capital aparece
bajo formas tangibles e intangibles y estas últimas prevalecen en las estadísti-
cas de las cuentas nacionales.
La socialización del trabajo, su existencia como quehacer colectivo, la divi-
sión no sólo social del trabajo en general, sino en la producción de mercancías
específicas, el desarrollo científico-tecnológico, generan la subsunción real del
trabajo al capital. El trabajador es despojado como individuo de la capacidad
de producir mercancías, proceso que se vuelve colectivo y ajeno al productor
directo ahora segmentado. La conversión del mundo del trabajo en uno de
asalariados es concomitante al desarrollo del capitalismo. El proceso de salari-
zación del trabajo parece alcanzar su punto culminante en las últimas décadas
del siglo xx. Actualmente, el trabajo y los trabajadores siguen siendo el centro
de la vida social productiva, pero la salarización de ellos se ha frenado; crece el
número tanto de los trabajadores que realizan sus tareas por cuenta propia o
en la condición de informales, como de un segmento de los llamados empren-
dedores. Todo el mundo del trabajo está dominado por el capital y es explotado
por él bajo distintas modalidades, incluyendo por supuesto a los no asalariados.

Teoría del valor y comprensión de la crisis

Sin la teoría del valor no es posible entender la naturaleza del capitalismo y,


por lo tanto, tampoco sus crisis. Sin situar al capitalismo como un sistema de
explotación y dominación global tampoco puede entenderse su fase actual.
El capitalismo ha convertido al planeta entero en un espacio de valorización;
y para facilitar esa tarea procura convertirlo en un espacio homogéneo en
términos de reglas del juego, además está construyendo un andamiaje ins-
titucional que viabilice la unicidad y homogeneidad (Organización Mundial
de Comercio, tratados de libre comercio, leyes de inversión extranjera, leyes
de patentes y propiedad intelectual, entre otras). Tal homogeneidad no puede
referirse a la fuerza de trabajo y su valor, el cual sigue definiéndose en gran
medida en los espacios nacionales, con la salvedad de que hay bienes salarios
Teoría del valor y crisis 19

que provienen del espacio global y ayudan a mantener bajos los salarios
prácticamente a escala planetaria, por ejemplo la producción asiática de ropa
para personas de ingresos bajos. Tampoco debe ser homogénea la legislación
laboral, medioambiental y fiscal, pues ello haría subir los costos productivos
para el capital y podría inhibir la depredación integral que lleva a cabo. La
división internacional del trabajo se sustenta, al igual que en el pasado, en las
asimetrías entre países dominantes y dominados, centro y periferia, desarro-
llo y subdesarrollo, intercambio desigual, etcétera.
Cuando se hace el planteamiento de una crisis que ha durado más de 40
años (desde inicios de la década de 1970) se parte de que la globalización ca-
pitalista neoliberal ha sido una solución fallida a la crisis con la que terminan
los 30 años gloriosos del «capitalismo democrático» y el «estado del bienestar».
Esta visión sobre la duración de la crisis debe ser cuestionada desde distintos
ángulos: a) El capital se ha centralizado y concentrado radicalmente, y por lo
tanto se ha fortalecido en sus núcleos centrales. b) La desigualdad en la distri-
bución de la riqueza y el ingreso crece de manera paulatina y constante en el
mundo entero. c) En esta fase el sistema capitalista globalizado ha aumentado
a través de las empresas transnacionales, sujeto esencial del capital y mediante
los llamados países emergentes, en especial China, de modo que la imagen
de un capitalismo estancado o de muy lento crecimiento puede ser muy en-
gañosa, si sólo fijamos la vista en los espacios nacionales de los llamados
países desarrollados. d) Los cambios en el mundo del trabajo, el derrumbe del
socialismo real, los cambios políticos hacia una paulatina derechización en el
capitalismo desarrollado, la pérdida de centralidad político-organizacional de
la clase obrera, han permitido un crecimiento de la sobreexplotación del tra-
bajo, primero en el espacio del subdesarrollo, no obstante, desde hace algunos
años ésta se encuentra en vías de mundialización. Se puede constatar que no
hay nada distinto bajo el sol desde el punto de vista de la eventual construc-
ción de una nueva fase virtuosa del capitalismo, pero el capital está ganando
de manera arrolladora la lucha de clases y ello le ha posibilitado satisfacer
las necesidades del capital financiero-especulativo hegemónico. e) Tampoco se
observan procesos sociales con fuerza suficiente para amenazar la hegemonía
ideológica y la dominación política del capital.
20 Introducción

Con base en las ref lexiones y comentarios anteriores, ¿dónde está la crisis o
en qué consiste? La respuesta contempla las formas que el capital asume hoy
día; en ese sentido es necesario recalcar que el capital financiero-especulati-
vo, en la actualidad hegemónico, es además absolutamente mayoritario como
modo de existencia. En efecto la forma financiero-especulativa equivale a unas
15 veces el capital invertido en la producción, la circulación y la realización.
El problema que eso plantea es que un capital productivo reducido, es decir el
que se encuentra involucrado en la reproducción ampliada de valor, tiene que
crear las condiciones para que se genere valor transformado en plusvalía sufi-
ciente para «alimentar» al conjunto del capital bajo sus diversas modalidades.
Para este crecimiento de la plusvalía se han generado mecanismos vinculados
a diferentes procesos: a) La creciente y acelerada introducción de tecnologías en
el proceso productivo, por lo que el discurso oficial nos habla de la existencia
actual de un capitalismo del conocimiento. b) Se han construido, empleando
las nuevas tecnologías, cadenas de valor o de valorización globalizadas para
aprovechar particularmente los bajos salarios, las ventajas fiscales y el escaso
control ambiental en los países subdesarrollados. Es trascendental lo enunucia-
do porque gran parte de la producción material se ha trasladado al mundo sub-
desarrollado, lo que ha generado la impresión de procesos de industrialización en
ese espacio, cuando fundamentalmente se trata de una relocalización productiva
bajo el control férreo de las transnacionales y destinada a aumentar la masa de
plusvalía. c) Lo anterior ha originado una intensificación de la explotación o una
sobreexplotación del trabajo, así como una acelerada depredación medioambien-
tal, comunitaria e identitaria y en suma del conjunto de la vida. d) También se ha
acelerado la rotación del capital, lo que ha acortado la vida útil de los bienes y
generado una obsolescencia programada de los mismos. e) Dicha obsolescencia
se complementa con la supuesta creación de nuevos bienes o de cambios en los
existentes, que los hacen aparecer como nuevos con pequeñas modificaciones
reales o ficticias, ésta se presenta como otra forma de acelerar la rotación del
capital (celulares y computadoras pueden ejemplificar eso).
Desde el punto de vista del capital en su conjunto aquel que se dedica a
la producción de nuevo valor, de plusvalía, y que hace posible la existencia
del trabajo productivo, se ha empequeñecido en términos relativos y tiene
Teoría del valor y crisis 21

que proveer de plusvalía a un capital creciente en tamaño, que es socialmente


improductivo desde la generación de plusvalor. Lo anterior explica en buena
medida la sobreexplotación del trabajo como realidad vieja en el mundo sub-
desarrollado y tendencia nueva en el mundo desarrollado. Pero también esa
sobreexplotación está posibilitada y marcada por la derrota en la lucha de clases
de los trabajadores, que tuvo un punto de inf lexión trascendental en el derrum-
be del llamado «socialismo real». El capital entregado a su lógica de explotación
y búsqueda de la máxima ganancia no tiene límite, ni siquiera en la crisis de
sobreproducción y su otra cara, el subconsumo.
La representación inicial del capital en acciones, bonos, hipotecas, otros ins-
trumentos y su desdoblamiento actual cuasi infinito en instrumentos financie-
ros como derivados, y sus transacciones en las bolsas de valores donde la rea-
lidad es la última consideración a tener en cuenta, ha conducido al nacimiento
de un capital ficticio,3 que como tal obtiene ganancias ficticias. Asimismo, la
valorización de las acciones y los demás instrumentos a partir de la especu-
lación y de la llamada economía de las expectativas, generan una tendencia
constante al desequilibrio y a la posibilidad de la crisis. De tiempo en tiempo
la realidad de la economía se impone sobre la ficción: se precipita la crisis, el
precio de las acciones se derrumba, los bonos y derivados se transforman en
papel basura, el capital ficticio regresa a su no realidad y con las ganancias que
le corresponden ocurre lo mismo. En la situación anterior el Estado, hoy ins-
trumento descarnado del capital, tiene que salvar a las grandes empresas pro-
ductivas y a los bancos de la quiebra para evitar la caída en la crisis económica
del conjunto del sistema y cerrar el paso lo mejor posible a la crisis política.
Por supuesto que dicho salvamento no alcanza ni se destina a los trabajadores.
Está en crisis el capitalismo, pero no al punto de que provoque su derrum-
be, en realidad el derrumbe no existe por sí mismo, los trabajadores tienen que

3
«El capital ficticio nace como consecuencia de la existencia generalizada del capital a interés, pero
es el resultado de una ilusión social. Y ¿por qué debemos llamarlo capital ficticio? La razón está en
el hecho de que por detrás de él no existe ninguna sustancia real y porque no contribuye en nada
para la producción o la circulación de la riqueza, por lo menos en el sentido de que no financia ni
el capital productivo, ni el comercial». Reinaldo A. Carcanholo y Mauricio de S. Sabadini (2008),
«Capital ficticio y ganancias ficticias», Herramienta. Revista de Debate y Crítica Marxista, en http://www.
herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-37/capital-ficticio-y-ganancias-ficticias
22 Introducción

provocarlo, la mayoría de la sociedad tiene que participar en ese derrumba-


miento. ¿Entonces en qué consiste la crisis actual? Particularmente en el hecho
de que el capitalismo se ha quedado sin capacidad de inclusión sustancial del
conjunto de la sociedad al sistema. La crisis de los 1970 se superó con la reloca-
lización productiva y la mayor explotación, apoyadas en las nuevas tecnologías,
pero fue una superación sólo exitosa y funcional al capital, que para poder serlo
excluyó crecientemente a la sociedad trabajadora. Esa exclusión ha podido sos-
tenerse sobre la base de reducir los precios de bienes como los electrodomésti-
cos, los automóviles, las computadoras, los celulares y en general los llamados
bienes salarios, lo cual ha generado un sistema de créditos para las familias a
fin de que accedan a aquello que sus salarios no les permite.
El capitalismo actual agudiza la contradicción entre trabajo productivo
e improductivo y la del capital que se vincula con ambos; entre capital real
y ficticio; entre producción incrementada de forma veloz y realización difi-
cultada cada vez más por la desigualdad en la distribución de la riqueza y el
ingreso. En sí, el capitalismo está entrampado en tales contradicciones porque
responde de manera estricta a la lógica de la ganancia, su forma de existen-
cia mayoritaria como capital financiero-especulativo le deja un muy escaso
espacio de maniobra. Los gobiernos reformistas o progresistas de América
Latina le han dado oxígeno al capitalismo del subdesarrollo; no obstante, esa
presencia en la administración del Estado ha resultado excesiva para la nece-
sidad del capital de apropiarse del mayor excedente posible, incluido el valor
que el Estado recauda como impuestos, por eso a pesar de la gobernabilidad
que el «progresismo» ocasiona el capital ha tenido que quitarlo del gobierno.
Todo el excedente en manos privadas y públicas es necesario para alimentar
al capital parasitario hoy mayoritario, que como se advierte es improductivo
para la sociedad. El capital ha recurrido a la democracia formal y a los golpes
de Estado duros y blandos para deshacerse de dichos gobiernos.
En definitiva asistimos a la acción de un capital aprisionado en su lógica so-
cialmente irracional, aunque privadamente impecable. Es por esa contradicción
entre apropiación privada y producción social, entre inclusión en la explotación
y exclusión en los beneficios, que la democracia representativa y los sistemas
políticos han entrado en una crisis profunda que parece irreparable.
23

Trabajo productivo versus trabajo improductivo,


¿cómo categorizar la geopolítica hoy?

Wim Dierckxsens y Walter Formento

Introducción

El concepto de trabajo productivo/improductivo es relevante para mejor en-


tender la economía capitalista de hoy, al acentuarse la contradicción existente
entre la producción y la apropiación de valor excedente por el capital financie-
ro, que conforme se expande presiona de manera exacerbada la apropiación y
redistribución del excedente. Esto pone en creciente conf licto diferentes frac-
ciones de capital que define el cuadro geopolítico actual. La subsunción real
del trabajo por el capital exige no sólo la subordinación del trabajo asalariado
al capital dentro de la empresa, sino también en la fase de globalización de los
trabajos y actividades efectuados en la totalidad de los espacios sociales.
Podría afirmarse incluso que la subsunción real implica la subordinación
de la tecnología, la cultura, la subjetividad, la política y las relaciones sociales
en su conjunto, al ciclo del capital. La subsunción del trabajo por el capital
no es condición suficiente para la generación de plusvalía. Si este capital no
invierte en la economía real, es decir en trabajo productivo, dicho trabajo
improductivo que emplea podrá generarle ganancia pero no plusvalía. Con
la financiarización de la economía, la subsunción real del trabajo al capital
se ha manifestado cada vez más en el ámbito improductivo. En apariencia, y
medido por las ganancias, el capital financiero pareciera más productivo que
el capital industrial. Ello, además de comprometer el ciclo reproductivo del
capital en el nivel global provoca fuertes confrontaciones entre fracciones de
capital, fenómeno evidente hoy.
La globalización neoliberal ha dominado la política económica que pro-
mueve la liberalización de los mercados en general y de los financieros en par-
ticular. El poder de los Estados nación para definir con independencia su polí-
tica económica en un marco nacional se ha visto reducido de modo drástico,
24 Wim Dierckxsens | Walter Formento

primero en los países periféricos en general y luego en la Unión Europea (ue)


y en el área del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan) en
particular. Es el paso del Estado-nacional al Estado-regional-continental. To-
davía más, durante la última década del siglo xx, a partir de megafusiones y
grandes adquisiciones, las transnacionales y los principales bancos financieros
se transformaron en «Estados privados sin fronteras ni ciudadanos». En con-
junto forman un capital financiero globalizado que no da cuenta alguna a
nadie más allá de sus mayores accionistas.
Se trata de la formación de un capital financiero globalizado que trascien-
de el Estado-región-continente que pelea por más áreas de influencia para
instaurar un orden global bajo su hegemonía y procura subordinar al Esta-
do-continente con el fin de transitar a un nuevo Estado global total. Esta puja
se está produciendo dentro del propio Estados Unidos. Ese Estado global sin
fronteras ni ciudadanos consiste en las llamadas redes financieras globales,
con su red de empresas transnacionales (etn) y cities financieras con su centro
en Wall Street y la City de Londres.
El continentalismo financiero de país central se basa en su complejo in-
dustrial y militar, históricamente enfrenta al continentalismo soviético. Hoy
encuentra mayores límites geográficos de inversión productiva aunque haya
expandido su territorio geográfico con el tlcan y otro tanto suceda con la
ue. Ambos proyectos de Estado-región-continente están a la defensiva para
no ser subordinados a la tendencia globalista, a la vez pretenden ubicarse por
encima de los pueblos y de las naciones hasta crear un mundo unipolar. La
fuerza que constituye el mayor peligro para el retorno del nazismo (contrario
a lo que divulgan los grandes medios bajo su control) es el capital financiero
globalista. Al intentar situarse por arriba de todas las naciones, incluyendo
a Estados Unidos, sin respetar fronteras ni ciudadanos, se convierte en un
sistema potencialmente totalitario, aunque hoy acusen a Donald Trump de
personalizar precisamente esta amenaza.
En la actualidad, se escribe y se habla más del Estado profundo, aunque es
preciso saber que ese Estado se encuentra cada vez más dividido, puesto que
una fracción del capital financiero de Estados Unidos está en conflicto con
la otra. Además de que es un secreto público que las Torres Gemelas eran el
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 25

centro de operaciones del capital financiero globalista, es preciso saber que un


magnate en bienes raíces, firmó el 24 de julio de 2001 un contrato de arrenda-
miento-compra del World Trade Center (wtc). El contrato se hizo seis semanas
antes del ataque terrorista del 11 de septiembre. El banco J.P. Morgan Chase y
las autoridades del Puerto de Nueva York, ambos controlados por la familia
Rockefeller (defensores Estado-regional-continental) negociaron el trato. Lue-
go aseguraron fuertemente el complejo del wtc contra ataques terroristas.
Las pérdidas a consecuencia de la caída de las Torres Gemelas superarían
eventualmente las posibilidades de las empresas aseguradoras y de manera
indirecta de Lloyd’s como empresa reaseguradora de última instancia. Ésta
es una de las empresas clave perteneciente a la dinastía Rothschild que en-
cabeza a la fracción dominante del capital financiero angloestadounidense
globalizado con sede en Wall Street y el centro financiero (City) de Londres.
Dicha fracción, que reúne las principales bancas de inversión del mundo con
transnacionales como Cargill-Monsanto, Shell, etcétera, se hallaba entonces
en franca disputa con la fracción financiera estadounidense que maneja sobre
todo a la banca comercial, fracción que aspira a conservar la hegemonía de
ese país en el mundo, para ello se sustenta en el complejo industrial y militar
de Estados Unidos.
La pugna entre las dos fracciones del capital improductivo (según se verá)
resultó debido al traspaso de la presidencia de la Reserva Federal (fed), en
febrero de 2006; en esa fecha Ben Bernanke asumió la presidencia. Con ello
cambió la correlación de fuerzas entre las dos fracciones de capital a favor del
núcleo del poder financiero continental. La política de alzas repetidas en las
tasas de interés golpeó de manera directa al sistema financiero. Lehman Bro-
thers, una de las mayores bancas financieras de inversión y parte de la red del
Citigroup (principal grupo del capital financiero angloestadounidense globa-
lizado), no fue rescatada por el Estado sino que se cayó el 15 de septiembre de
2008 y al hacerlo arrastró a toda la banca de inversión. Esta caída se relaciona
de modo directo con la intencionalidad de desarticular la red financiera global.
Meses antes ya se habían desplomado el Bear Stearns (un banco de inversión
global) y el Merryll Linch (otro banco de inversiones), que fueron adquiridos
de inmediato a precios de ganga (10% de su valor) con el apoyo financiero de
26 Wim Dierckxsens | Walter Formento

la Reserva Federal por el J.P. Morgan y el Bank of America respectivamente,


ambos parte del grupo opositor y conservador.
En el presente, los países emergentes se articulan como el territorio por ex-
celencia de la subsunción real al capital productivo globalizado. Tal proceso no
fue llevado a cabo por el capital financiero-regional-continental, sino por el ca-
pital financiero globalizado. Significó la fragmentación del proceso productivo,
lo que provocó que muchos oficios desaparecieran o se mecanizaran todavía
más hasta surgir empresas pequeñas que producen segmentos particulares del
producto final determinado. El proceso es una cadena de subcontrataciones,
al final proliferan los trabajadores autónomos, que lejos de tener un mayor
control sobre el proceso productivo se encargan de segmentos particulares
del producto último con tiempos de trabajo que, aunque más f lexibilizado,
no manejan ellos mismos, en todo caso se subordinan directamente al capital.
A partir de la crisis financiera de 2008, el capital financiero globalizado se
volvió más improductivo, especulativo y parasitario. En 2014 el conjunto de
países brics-Ampliado-multipolar, que forman parte del g20, exhiben un es-
quema alternativo productivo a los dos esquemas transnacionales financieros
unipolares, los cuales se han vuelto improductivos. Este proyecto alternativo
se denomina nueva arquitectura financiera-productiva brics-multipolar, lo
conforman un banco de fomento y desarrollo, un fondo de reservas moneta-
rias de los Estados miembros y un sistema de compensación de intercambios
(cips) para comerciar en monedas propias. El proyecto se concibe a partir de
bloques regionales continentales soberanos sin pérdida de soberanía nacional.
Los países se encuentran en varios esquemas de uniones aduaneras o áreas de
libre comercio. Conforman en conjunto un globalismo multipolar productivo
en su desarrollo, entre ellos: China-ocs, Rusia-Unión Aduanera Euroasiática,
Brasil-Unasur-Celac, India, Sudáfrica, Irán-Egipto-Siria.
Las contradicciones entre fuerzas de capital productivo e improductivo
van al extremo con el nacionalismo industrialista de Trump cuya política
choca frontalmente con el capital financiero global pero también tiene con-
tradicciones con la oligarquía financiera continentalista. El punto de partida
del presente análisis se sustenta en que el nacionalismo industrialista an-
tioligárquico tiene más probabilidades de ser contenido o subsumido por
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 27

el universalismo multipolar industrialista de los brics-Ampliado que por el


capital financiero globalizado.

Conceptualización de trabajo productivo e improductivo

Del capítulo vi-inédito de Karl Marx se desprende una conclusión: la ca-


tegoría de trabajo productivo-improductivo se confunde con la de trabajo
subsumido directamente al capital, ya sea a través de la subsunción formal
o real. Marx trata la categoría trabajo productivo en diversas partes de su
obra: en algunos pasajes de los Grundrisse (cuadernos manuscritos de 1857-
1858) y un estudio más amplio sobre el tema aparece publicado como anexo
en las Teorías de la plusvalía (libro primero), bajo el título «Productividad del
capital-trabajo productivo e improductivo». Lo aborda también, aunque no
de manera expresa en El capital. A partir del capítulo vi-inédito surge una in-
terrogante, ¿por qué son necesarias dos expresiones diferentes para el mismo
tópico: trabajo productivo para el capital y trabajo productivo en general,
cuando en realidad lo importante es verificar o no si es trabajo subsumido
directamente al capital?
Para definir trabajo productivo visto por el contenido se hace abstracción
de la relación social vigente, sea capitalista o no. Es preciso entonces considerar
los conceptos de trabajo productivo e improductivo desde dos ángulos posi-
bles: por la forma o relación social existente y por su contenido. Trabajo pro-
ductivo en general o trabajo abstracto es aquel trabajo que crea riqueza mate-
rial o espiritual, es decir, valores de uso material o inmaterial, con abstracción
de las relaciones sociales. Sin embargo, toda producción humana se enmarca
a la vez dentro de relaciones sociales (la forma) y éstas en la actualidad son
más que nunca capitalistas. En un afán de mejor entender los conceptos de
trabajo productivo e improductivo, es importante vincular los conceptos con
la teoría de la reproducción y la lógica reproductiva del capital en el nivel de
la totalidad.
Las relaciones capitalistas suponen ante todo relaciones mercantiles para
su funcionamiento pero no son idénticas a las últimas. Con ello varía también
28 Wim Dierckxsens | Walter Formento

el significado del trabajo productivo visto por la forma. Desde la perspectiva


de una economía mercantil, el trabajo productivo es aquel que crea valores
de cambio, o sea aquellos valores de uso que en el mercado encuentran su
equivalente: su valor de cambio. De manera que se excluyen los valores de uso
que no se transforman en mercancías, como los productos y los servicios re-
sultado de trabajo doméstico o voluntario. Dentro del marco de las relaciones
capitalistas, el trabajo productivo se estrecha todavía más al reducirse exclu-
sivamente al trabajo que genera plusvalía. En ese contexto, el quehacer de los
funcionarios del Estado es considerado improductivo, ya que a pesar de que
sus ingresos entran en la contabilidad de una economía monetaria, su trabajo
no se halla subsumido directamente al capital.
Existe la situación en apariencia absurda que un mismo trabajo productivo
por su contenido puede ser productivo o improductivo por su forma, según la
relación social vigente y viceversa. Una persona que trabaja como asalariado
en una fábrica para hacer un producto (comida, bebida, zapatos, vestidos, etcé-
tera) es productiva desde todos los ángulos; no obstante, si lo hace para ven-
derlo por su cuenta ya no lo es para el capital y si sólo lo hace para el consumo
familiar deja de ser productiva también desde el punto de vista del mercado.
Su trabajo únicamente es productivo desde la óptica del contenido, pero no se
registra, ni se toma en cuenta en una economía de mercado. Así, el trabajo do-
méstico y cualquier trabajo voluntario, al no ser contabilizados, no se observa
que aumenten la productividad general del trabajo, a partir de la óptica del
contenido. Desde la óptica de las economías monetizadas, es decir, visto por
la relación social dominante, dichos trabajos no forman parte de la riqueza de
las naciones, a pesar de medio siglo de críticas a las cuentas nacionales por las
organizaciones en torno del tema de género.
Como las relaciones sociales se nos aparecen como relaciones naturales, el
concepto de trabajo productivo, visto por la forma dominante, se nos aparece
como concepto absoluto; lo que significa que se manifiesta como forma y
contenido a la vez. De manera que el trabajo improductivo por su contenido
pero productivo por la forma, se nos aparece como productivo en términos
absolutos, es decir, por forma y contenido. Así se habla de subsunción real al
capital de toda forma de trabajo, sea este productivo o no por su contenido.
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 29

Esto nos conduce a la identificación necesaria del trabajo que solemos clasi-
ficar como improductivo, desde el punto de vista del contenido. Es un tópico
generalmente mal comprendido pero muy importante por las implicaciones
geopolíticas de hoy.
La comercialización es una actividad improductiva al referirse a la transfe-
rencia estrictamente formal de (títulos de) propiedad. Dicha transferencia for-
mal por más útil que sea, es improductiva, ya que por ella sola no genera valor
de uso alguno. Los trabajos asociados al transporte o bodegaje se realizan con
frecuencia a partir del capital comercial; sin embargo, no forman parte del tras-
paso formal de mercancías. Estas actividades existen independientemente de la
relación social y se refieren al contenido de la producción; son productivas por
su contenido, aunque a menudo son realizadas por el mismo capital comercial.
El acto de compra y venta de un inmueble y el trabajo notarial que implica
no incrementan la riqueza ni en un átomo, por más veces que se venda y
vuelve a transferirse. Esa transacción podrá generar ganancias jugosas para el
intermediario y el notario; en el nivel social global, no hubo incremento de la
riqueza social sino una simple transferencia formal de la riqueza ya existente.
Si bien el capital individual podrá ser más «productivo» obtener sus ganancias
en el comercio que en la esfera productiva, en el nivel social global no es tra-
bajo productivo al no generar riqueza. Sólo a partir de la lógica reproductiva
del capital en el nivel social global se puede comprender el carácter improduc-
tivo de un trabajo que realiza determinado capital; asimismo, se logra definir
el carácter ficticio de un capital.
Desde el punto de vista del capital individual es productivo todo aquel
trabajo que genere ganancia sin reparar en la clase de que se trate. Lo anterior
no quiere decir que un trabajo improductivo por su contenido no sea útil,
puesto que el comercio contribuye indirectamente a aumentar la riqueza en
el nivel de la sociedad en su conjunto. El seguro en general y el seguro contra
incendio, por ejemplo, denotan la socialización de pérdidas individuales. Ello
permite que el proceso de reproducción social no se vea obstruido. En el nivel
del capital individual vender seguros contra incendios podrá ser una fuente de
ganancia espectacular, pero visto por el contenido y en el nivel social global,
se trata de una pérdida de riqueza.
30 Wim Dierckxsens | Walter Formento

La lotería, los casinos o las apuestas significan una redistribución de la


riqueza ya existente y no aumentan la riqueza social en nada, sólo la redistri-
buyen. En materia de seguros, y desde la óptica del contenido (de enfermedad
o contra terremotos) es más eficaz la seguridad preventiva (salud pública o
normativas de construcción) que la curativa. En el caso del capital individual,
es más lucrativa la medicina curativa; los seguros contra accidentes, incendios,
entre otros, pues significan una cobertura de pérdidas. El capital que se dedi-
que a estas actividades podrá obtener ganancias; en materia de seguros se in-
cluye además el reaseguramiento en cadena. En ese sentido, ¿de dónde se sale
la ganancia al tener que cubrir las pérdidas? El capital comercial, el bancario
o de seguros, en sí no son productivos aunque se apropien de una parte de la
plusvalía generada en el sector productivo. Al contribuir de modo indirecto
a fomentar y agilizar el proceso de reproducción de capital y riqueza real,
su presencia tiende a incrementar la producción de riqueza en el nivel social
global. En síntesis: el seguro, al igual que el capital comercial y el capital a
interés aumentan la «productividad del trabajo» mientras no se independicen
del ciclo de reproducción.

Trabajo productivo e improductivo en los servicios

Podría denominarse a la mercancía no material un servicio o mercancía-ser-


vicio. La mercancía-servicio es aquella cuyo consumo debe realizarse en el
instante exacto de su producción. Desde la óptica del contenido, hay servicios
productivos e improductivos; el transporte es un servicio productivo y por el
contenido se ref leja en actividades de traslado de personas o materiales que no
son inherentes a un modo de producción determinado, la mercancía «traslado»
se produce y se consume a la vez. Luego de haberse efectuado no queda ningu-
na sustancia; no obstante, la ausencia de una sustancia no determina su carácter
productivo o improductivo visto por el contenido. Al igual que el transporte
existe una gran cantidad de servicios que son productivos por su contenido: los
espectáculos (cine, teatro, conciertos); la diversión (hoteles, restaurantes, activi-
dades de recreación); el deporte (fútbol, básquetbol) y muchos más.
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 31

Desde el punto de vista de la forma, los trabajadores contratados por el capi-


tal para brindar estos servicios son a la vez productivos por la forma. Tal es el
caso de los jugadores profesionales de grandes clubes de fútbol. Paralelamente
los trabajadores del transporte público no son productivos para el capital al
no generarles ganancias, sólo lo son los trabajadores de las empresas privadas;
tampoco lo son los jugadores de un club de fútbol amateur ni los actores de un
teatro subsidiado por el Estado.
La improductividad de un servicio (como el comercio), visto por su con-
tenido, no se altera si es ejecutado por el propio empresario productivo, por
asalariados contratados específicamente para ese tipo de operaciones o por
empresas especializadas en las tareas comerciales. Dichas formas de capital
surgen como formas funcionales autonomizadas: capital comercial, bancario,
empresas de seguro, separados del capital productivo y que en conjunto au-
mentan la productividad general del trabajo. El trabajo no pagado de esos em-
pleados, aunque no cree plusvalía, le permite al capital apropiarse de plusvalía
generada en el ámbito productivo, lo que para ese capital representa lo mismo.
La ganancia del capital improductivo sale de una deducción de la plusvalía
producida por los trabajadores del sector productivo. De ese modo, queda
claro que cuanto más se desarrolle el capital improductivo por su contenido,
mayor será también la presión sobre la redistribución del plusvalor generado
en la economía real. Mientras estos trabajos contribuyan a una reproducción
ampliada del capital y de la riqueza, aumenta asimismo la productividad ge-
neral de trabajo.
Una pregunta recurrente que surge cuando se habla del capital impro-
ductivo (comercial, bancario o de seguros), se refiere a si dichos trabajadores
explotados parecen ser productivos como cualquier otro. El trabajo no paga-
do de tales empleados, si bien no crea plusvalía, permite al capital individual
improductivo (comercial) participar en la apropiación de plusvalía generada
en el nivel de la sociedad en su conjunto; ese capital individual considera
que es lo mismo obtener ganancia en una u otra actividad. Este trabajador es
subsumido por el capital, puesto que no es pagado por su trabajo sino por
el equivalente necesario para reproducir su fuerza de trabajo; se trata de una
subsunción real del trabajo improductivo por el capital.
32 Wim Dierckxsens | Walter Formento

Trabajo vivo y materializado y su consumo improductivo

Si aceptamos que el trabajo relacionado con la forma social es considerado,


por su contenido, el trabajo improductivo lo es tanto por el trabajo vivo como
por el materializado. Este último presente en edificios, equipos, materia prima,
producido en un ciclo determinado e invertido en ciclos posteriores en esferas
improductivas (comercio, finanzas o seguros) es riqueza consumida impro-
ductivamente. Es riqueza extraída a la esfera de producción e invertida en la
esfera de circulación, es decir, en la relación social inherente a ese modo de
producción. Sólo la visión burguesa, al considerar que las relaciones del mer-
cado son relaciones naturales, absolutas y eternas, puede confundir esta forma
social con el contenido, al valorar el trabajo productivo en todo aquel que
genera ganancia, aunque no genere valor de uso o riqueza alguna.
Los edificios y la maquinaria, producidos en un ciclo específico y bajo re-
laciones capitalistas, son portadores de valor y plusvalía realizados en la venta
de los mismos; son también el resultado materializado de trabajo productivo
bajo forma y contenido. El producto social generado durante este ciclo incre-
menta la riqueza social existente. La parte de la riqueza material consumida
de manera improductiva en el siguiente ciclo (denominado «trabajo muerto»),
al destinarse a aquellos edificios y equipos (gastos relacionados con la depre-
ciación del capital fijo) en la esfera de circulación, aparecen como riqueza «sa-
crificada» para fines no productivos. Constituyen un consumo improductivo
del producto y riqueza real generada en un ciclo anterior. Ello no impide el
carácter útil de la actividad de circulación para elevar el nivel de reproducción
del capital en el nivel social global. Con una mejor circulación de mercancías,
más pronto podrá iniciarse el siguiente ciclo de producción, esto es, aumenta
la productividad del trabajo en general.
Mientras no adquiere autonomía relativa, el capital de circulación contri-
buye de modo indirecto al incremento de la reproducción material en el nivel
social global. En la medida que la esfera de circulación sea funcional al ámbito
productivo, cuesta percibir su impacto distinto en el crecimiento económico.
En tanto que se torne relativamente autónomo (por ejemplo, la especulación
con bienes y raíces) suele desarrollarse una burbuja especulativa que tarde o
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 33

temprano colapsará. Esta autonomía relativa se ha dado precisamente en la


era de la globalización que pareciera no tener límites. Es más, con la finan-
cierización de la economía, el trabajo improductivo procura subordinar al
productivo y así adquiere relevancia geopolítica.

Del consumo improductivo al destructivo

El consumo destructivo de medios de consumo:


pérdida de productividad de trabajo por su contenido

Al incrementarse el desgaste físico o moral de los valores de uso, disminuye


la vida media de los valores de uso destinados al consumo «duradero» y au-
menta la propensión al consumo. Al disminuir la vida media de estos valores
de uso, se tiene que el trabajo necesario para producir una mercancía redu-
cida por el desarrollo tecnológico, ha de ser repetido con frecuencia creciente
debido a haberse acortado la vida media de esos valores de uso. La riqueza
producida, bajo forma de valor, aumenta a costa de la reducción de la vida
media de la riqueza como valor de uso. La riqueza producida y presente en la
sociedad, vista por su contenido e incrementada por el desarrollo tecnológico,
se ve reemplazada por el descenso de la vida media útil de los valores de uso.
En términos de contenido debe repetirse la creación de (casi) iguales valores
de uso, ya que su vida socialmente útil se vuelve más rápidamente obsoleta.
Por el contenido, la productividad del trabajo ha disminuido a causa del in-
cremento en la velocidad de la rotación del capital. Por la forma, en cambio,
aumenta la productividad del trabajo al incrementar la rotación del capital,
puesto que en un mismo periodo (generalmente un año) aumenta la creación
de riqueza en términos de valor. Una mayor rotación del capital significa una
mayor realización de valor y plusvalía en un tiempo determinado, o sea una
mayor productividad general del trabajo visto por la forma.
Con la obsolescencia programada, las cualidades de contenido de un pro-
ducto tienden a supeditarse a las posibilidades de su valorización. Existen dife-
rentes modalidades para que los valores de uso pierdan su vida útil social antes
34 Wim Dierckxsens | Walter Formento

de perder su vida útil técnica. El proceso de valorización puede ser repetido


con productos sujetos a la moda, pues aunque la riqueza existente esté aún
presente, en términos sociales ya no cuenta. La obsolescencia puede progra-
marse también técnicamente a partir de la falta de repuestos. La obsolescencia
programada, sea la modalidad que sea, significa una pérdida de productividad
general del trabajo visto por el contenido, aunque visto por la forma sucede lo
contrario.
Esta subordinación del valor de uso al de cambio va aún más lejos. Con-
forme se desarrolla la sociedad de consumo, el valor de uso de todo lo que se
produce se deriva cada vez más dentro de los límites que se manifiesta como
valor de cambio. En la medida en que se logra vender un artículo (cualquie-
ra que éste sea), al venderse o valorizarse se comprueba su utilidad ante los
ojos del mercado. Las necesidades desde entonces ya no son definidas por el
sujeto individual y menos todavía por el sujeto colectivo, es el propio capital
que genera «deseos artificiales» que se aparten de las necesidades reales de las
mayorías. Por más inútil o nocivo que sea un valor de uso, el simple hecho
de que se venda comprueba haberse valorizado y entra en la «riqueza de las
naciones». Aquí en realidad se llega al fetichismo puro de la mercancía.
En el capitalismo tardío, el valor de cambio resulta, de manera más notoria,
ser testimonio único del valor de uso. Gracias a su superior posición tecnoló-
gica, el capital monopólico puede permitirse el lujo de producir productos que
a la vez son inútiles, baratos y poco duraderos. Son productos cuya utilidad
sólo consiste en haber logrado colocarlos mediante otro trabajo improductivo
a partir del contenido: la publicidad. Bajo esta lógica las «necesidades» pare-
cen infinitas. Así, el capital monopólico expande su mercado en el espacio
(nuevos mercados geográficos), en el tiempo (mayor rotación de capital al
acortarse la vida media de los valores de uso) y en la creación de «deseos»
mediante la publicidad. Es aquí donde podemos hablar de la «subsunción del
consumidor al capital». Desde la óptica del contenido y de la vida misma, es
una economía de derroche; desde la óptica de la forma, aumenta la riqueza
de una manera considerable.
Esta acelerada valorización del capital significa una espiral de despilfarro
de riqueza material (desechos) y de recursos naturales (saqueo). La permanente
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 35

acumulación mediante la realización cada vez más agresiva de valor significa


un consumo en forma de espiral de materias primas, es decir, un asalto cada
vez más grande sobre la naturaleza. No obstante, mientras la riqueza natural
se reproduce por sí sola o resulta sustituible en el espacio o reemplazable por
otra materia, esta destrucción vista por el contenido de la riqueza no significa
pérdida de valor y por lo tanto no entra como pérdida en la contabilidad de
una economía monetizada.
El despilfarro de recursos y la generación de montañas de desechos que
contaminan son pérdidas vistas por el contenido. El capital no los concibe
como una pérdida o destrucción de riqueza, sino como fuente importante del
proceso de valorización. El capital concibe a la naturaleza, al igual que a la
población, como simple factor externo de la economía. La destrucción natural
y el deterioro tanto del medio ambiente como de la salud de la población, no
se contabilizan en las cuentas nacionales. El desarrollo económico por la for-
ma está acabando así con el contenido básico de toda riqueza. En términos de
valor hay «desarrollo», pero en términos de contenido, desde su óptica y de la
propia vida, suele haber cada vez más destrucción de riqueza que producción
de la misma. Las «cuentas nacionales» al hacer un balance entre la riqueza
generada y la destruida por el contenido, bien podrían dar un balance negati-
vo. La productividad general del trabajo visto por el contenido alcanzaría, en
otras palabras, valores negativos.
La regeneración de los recursos naturales finitos o de recursos bióticos re-
quiere tiempos mucho más largos que los impuestos por la reproducción del
capital, lo que ocasiona un desequilibrio cada vez más grande entre ambos
procesos de reproducción. Dicho desequilibrio conllevará al desarrollo sosteni-
ble del capital. La incapacidad de sustitución de recursos naturales y las limita-
ciones de la reproducción de la naturaleza, obligarán al capital, inevitablemente,
a la conservación de la primera, esto es, tarde o temprano el contenido y valor
de uso se impondrán sobre el valor de cambio y la relación social o forma
vigentes.
36 Wim Dierckxsens | Walter Formento

El consumo destructivo de medios de producción


y pérdida de productividad de trabajo por la forma

El consumo de los medios de producción también está sujeto a la tendencia de


la obsolescencia programada. La lucha por la competencia conduce a la situa-
ción de sustitución cada vez más rápida de los medios de producción. Cuando
la vida técnica como valor de uso no se ha agotado aún, los medios de produc-
ción ya son sustituidos por otros que suelen llamarse la tecnología de punta
del momento. Desde la perspectiva del contenido ya es posible hablar de una
pérdida de productividad, al tiempo y visto por la forma, que aumente más
bien la tasa de ganancia y con ello la productividad del trabajo por la forma.
La tendencia anterior ha dado un enorme impulso al capital productivo en la
posguerra así como a los inventos tecnológicos. El resultado ha sido que Inves-
tigación y Desarrollo (i&d) se ha transformado en un sector productivo aparte.
Para conservar la capacidad de competencia por un tiempo, o sea debido a
la relación social existente, el conocimiento adquirido de i&d suele patentarse.
Tener el patente significa vivir de la renta monopólica sobre el conocimiento;
es una forma improductiva y parasitaria de obtener una ganancia extraor-
dinaria temporal; es una renta improductiva. Cada vez más patentes suelen
no tener aplicación alguna en el ámbito productivo. En tanto que los costos
de i&d no encadenen con el ámbito productivo, estas inversiones se tornan
improductivas vistas por la forma. A mediano plazo, la política de patentes
no garantiza, en otras palabras, una tendencia duradera al realce de la tasa de
ganancia. Con ello cada vez más costos de i&d han de ser transferidos al pro-
ducto o servicio, lo que contribuye a la tendencial caída de la tasa de ganancia
en los demás sectores productivos y baja la productividad general de trabajo
por la forma.
En los 1920, la vida media de las edificaciones era, según datos estimados
por Ernesto Mandel, de cincuenta años para las fábricas e incluso de cien para
las granjas. La vida media de la maquinaria era de unos treinta años. En 1965,
la vida media de las edificaciones de las fábricas había bajado a 35 años y la
maquinaria a valores oscilaba entre 16 y 20 años, conforme al tipo de maquina-
ria. Sonders estima la vida media del capital fijo (maquinaria y edificios) de las
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 37

corporaciones estadounidenses en 1960 en 21.3 años, en 1981 alcanza su mínimo


de 18.7 años y luego sube a 22.5 años en 2012, es decir, supera la vida media
alcanzada en la década de 1960. Koji Nomura calculaba a partir de tasas de de-
preciación que para el año 2005 la vida media de las edificaciones de las fábricas
en Japón era de 15.8 años y la maquinaria robotizada menos de diez años, cifras
muy por debajo de la media observada para Estados Unidos y Canadá.
A principos de los 1970 la sustitución tecnológica llegó al límite posible
para aumentar e incluso sostener la tasa de ganancia en Occidente y antes que
nada en Estados Unidos. El costo de depreciación de capital fijo (maquinaria,
edificios y hemos de incluir hoy i&d por unidad de valor de uso producido)
sube más rápidamente que el ritmo con que baja costo, o tiempo de trabajo
necesario, para producir un producto determinado. Cuando a pesar de las
inversiones en i&d no se logra incrementar la productividad del trabajo, se
hace alusión a la llamada paradoja de productividad del trabajo: a mayor in-
novación tecnológica menor crecimiento en los niveles de productividad del
trabajo visto por forma y contenido. En la actualidad se observan computa-
doras y robots en todas partes, menos en las estadísticas de la productividad
del trabajo. La capacidad de reemplazo tecnológico (el desarrollo de las fuerzas
productivas) se manifiesta como un estorbo para aumentar la tasa de ganan-
cia, es decir, para la propia relación de producción vigente.
Cuando los costos de i&d no suelen incrementar la productividad del tra-
bajo, estas inversiones se tornan improductivas, es decir, constituyen un costo
falso de la producción. El capital productivo se da a la fuga hacia países donde
aún es posible sostener la tasa de ganancia en el ámbito productivo. Como
consecuencia, el capital fijo «residente» en los países centrales tiende a enveje-
cer. La transnacionalización del capital a partir del outsourcing (doble deslocali-
zación del capital —de un país a otro— de las secciones de una empresa que
producen respecto de las que ensamblan partes y piezas) no se dio debido al
aumento en el costo de la fuerza de trabajo, como acostumbran plantearlo las
tesis neoliberales. La obsolescencia programada de la tecnología empleada en
las empresas ha contribuido más al proceso de outsourcing que el aumento en el
costo de la fuerza laboral. El discurso neoliberal sólo hace referencia al elevado
costo laboral, pues políticamente no conviene señalar el otro.
38 Wim Dierckxsens | Walter Formento

Es en este contexto que surgen la ue y el tlcan al otro lado, creándose


Estados-regionales-continentales que incorporan mano de obra barata den-
tro de sus propias fronteras, con la diferencia que la ue no limita la libre
circulación de fuerza de trabajo y el tlcan sí lo hace. Paralelamente a esto se
desarrolla el capital financiero globalizado que invierte sin límites de fronte-
ras ni compromisos con ciudadanos y crea su propia estructura por encima
de las naciones. Es un Estado-global en proyecto (Estado-red global de cities
financieras) con su centro en las cities de Wall Street y Londres, pero también
presentes en Hong Kong, Bombay, Buenos Aires, São Paulo. Los países donde
más invierten son los países emergentes.
En la actualidad los brics-Ampliado, en conjunto, se vislumbran como paí-
ses emergentes con China como el nuevo «milagro económico». China aparece
como actual taller del mundo que triunfará como el nuevo líder mundial ca-
pitalista; sin embargo, se repite la historia de Japón de hace unas décadas. De
acuerdo con las estadísticas oficiales, la tasa de inversión de China en 2009 fue
de casi 50% del producto interno bruto (pib). Colocar ese capital fijo exclusiva-
mente en la ampliación y diversificación de la economía real es insostenible.
Las inversiones en años más recientes se orientan cada vez más a aumentar
la rotación del capital fijo y menos hacia la expansión de plantas industriales.
Mylène Gaulard estima que la intensidad del uso de capital fijo más que se
duplicó en el periodo de 1980 -1984 a 1990 -1994 y más que se quintuplicó entre
las primeras fechas a 2000 -2004. Así, la tasa de ganancia adquirió su máximo
en 1991 oscilando unos años alrededor de ello, posteriormente entró al nuevo
milenio y mostró una tendencia a la baja.
La tendencia a la baja de la tasa de ganancia en el ámbito productivo en
China no sólo se está dando a partir de una veloz sustitución del capital fijo. A
eso le agregamos un costo ascendente en i&d y el encarecimiento de la mano
de obra. En 2013 no menos de 629 mil patentes fueron publicadas en China,
200 mil más de lo que publicó Estados Unidos en el mismo año. El desarrollo
tecnológico en China demanda una fuerza de trabajo cada vez más calificada.
En 2014 había 9.4 millones de estudiantes aplicando para la educación superior
en China y la población en edad de cursar la educación superior era de 150
millones de personas contra 32 millones en Estados Unidos. Más de 20%, o sea
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 39

30 millones de jóvenes (el doble de Estados Unidos), estaba en un programa


de educación superior. La mayor inversión en la educación de la fuerza de
trabajo demanda su mejor conservación. La mayor cobertura de la salud es
consecuencia de este estado de desarrollo.
Debido a lo anterior, China oficialmente reportó en 2014 una tasa de creci-
miento de 7%, la más baja en 24 años. Esta cifra, en opinión de Kurt Cobb, es
claramente sobreestimada, cuando se observa la tasa de crecimiento de 3.8% en
el consumo de electricidad, la tasa real de crecimiento económico ha de ser más
baja al haber una estrecha correlación entre ambos comportamientos. Según
Michael Bloomberg, el pib de China, expresado en dólares, subió 4.25% durante
el cuarto cuatrimestre de 2015. De ser así parece que las posibilidades de realizar
una plusvalía relativa a escala global están agotándose. El único modo de com-
petir en la economía real será, entonces, volver más agresivamente a la plusvalía
absoluta. Lo anterior significa abaratar salarios, prolongar la jornada de trabajo,
desmantelar el régimen de seguridad social y de las pensiones, etcétera.
Debido a la aparente tendencia a la baja de la tasa de ganancia a escala más
global, el capital enfrenta a una creciente imposibilidad de reconectarse con el
ámbito productivo, sin que descienda la tasa de ganancia. Hasta en China el
endeudamiento ha sido la receta para fomentar la demanda interna. El Banco
Popular de China aplica hoy ya la misma política de comprar sus propios bonos
para emitir dinero sin respaldo. Es un hecho que su endeudamiento lleva varios
años incrementando a un ritmo ascendente. Entre noviembre de 2014 y octubre
del año 2015, el Banco Central Chino rebajó seis veces los tipos de interés.

El consumo de medios de destrucción:


pérdida de productividad de trabajo por forma y contenido

Ante la tendencia a la baja de la tasa de ganancia en la economía real-civil, la


economía de guerra constituye una alternativa y explica el tendencial desarrollo
de un complejo industrial y militar a partir de la posguerra en Estados Unidos.
Es aquí donde se desarrolla el capital financiero estadounidense sustentado en
el complejo industrial y militar. Lo anterior requiere la creciente vinculación en-
tre políticos y gran empresa. El Estado sombra es liderado en esta época por la
40 Wim Dierckxsens | Walter Formento

dinastía Rockefeller con sus inversiones en el petróleo, la industria farmacéutica,


pero también en la aviación y el complejo industrial y militar. Si se logra vender
mejor un avión o barco para fines de «defensa», que dentro de la esfera civil,
la realización de la plusvalía extraordinaria es un hecho garantizado para este
sector militar. La importancia del Estado profundo no sólo es clave para vender
los productos bélicos al gobierno sino también para negociar su mejor precio,
de modo que se garantice una tasa de ganancia extraordinaria en comparación
con la tasa media en la economía civil.
La demanda de armas es condición necesaria para garantizar al menos la
reproducción simple del sector. Una reproducción ampliada a su vez conlle-
va fácilmente a un mayor desarrollo en i&d de productos bélicos que en la
economía civil. Con el fin de garantizar dicha reproducción es indispensable
la generación de una demanda permanente de ese tipo de productos bélicos.
Ahora bien, la forma por excelencia de propiciar tal demanda es la guerra más
o menos permanente, fenómeno inherente al capitalismo estadounidense. El
trabajo improductivo por su contenido en el complejo industrial y militar para
la guerra, con la destrucción programada de vidas humanas, riqueza natural
y material, se transforma en el sector más productivo, visto por la forma, para
ese sector que tiende a abandonar su esfera civil.
Visto por el contenido, la venta de productos bélicos y los medios de des-
trucción en general permiten en un ciclo específico la realización de plusvalía
y ganancia. Durante ese ciclo se produjeron mercancías que cuentan como
riqueza real a escala nacional. Incluso cuando los productos destructivos ven-
didos al Estado no sean «consumidos» destructivamente, es decir, sin usarlos
en la guerra y por lo tanto sin causar destrucción directa, en el ciclo económi-
co siguiente estos productos guardados no contribuyen a la reproducción am-
pliada del capital en el nivel social global. En un ciclo de producción siguiente,
tales armas no figuran entre los medios de producción para renovar o ampliar
el capital fijo de la economía real ni entre los medios de consumo necesarios
para volver a contratar la misma o más fuerza de trabajo en esa economía. Por
su contenido, la riqueza o capital real generada en un ciclo, se transforma en
capital o riqueza ficticia en el ciclo posterior. El desarrollo relativamente autó-
nomo del capital en el complejo industrial y militar conlleva a la reproducción
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 41

limitada del capital en el nivel social global a través de diferentes ciclos de pro-
ducción. Su desarrollo hace declinar la tasa de inversión en la producción civil
que afecta al crecimiento económico y por ende hace bajar la productividad
general de trabajo por forma y contenido.
La reproducción limitada no se manifiesta de modo inmediato, puede ha-
cerlo muchos años después. El consumo de trabajo muerto que reaparece en
el ciclo siguiente en otro subproducto bélico, y así en cadena durante ciclos
sucesivos y varios años (eventualmente hasta una década), significa la acu-
mulación de capital y trabajo dentro de un lapso, pero finalmente, al terminar
el producto final (misiles, portaviones) éste no se encadena con la espiral de
reproducción de la economía como un todo. Aunque la industria de defensa
se transforma en un sector con aparente autonomía, su excesivo desarrollo
impactará, en última instancia, de manera negativa sobre la reproducción am-
pliada de la economía en su totalidad. La reproducción ampliada del complejo
industrial y militar significa el fomento de un creciente gasto falso para la so-
ciedad en su conjunto. Al constituir el gasto de defensa un gasto falso, este sí
puede ser transferido a terceros, según el grado de apertura de una economía.
En una economía cerrada la transferencia del gasto de defensa suele realizarse
mediante el sistema tributario. Las grandes empresas vinculadas con el com-
plejo industrial y militar pueden realizar sus ganancias (generalmente por en-
cima de la media), mediante la compra más o menos garantizada del material
bélico por el Estado. El gasto que ello implica es transferido a los ciudadanos
y a las empresas ubicadas en la economía civil a través del sistema tributario.
Cuanto mayor sea el gasto de defensa y el desarrollo del complejo industrial
y militar, mayor también será la generación de capital ficticio y más limitada
aún será la reproducción ampliada del capital real o civil y a la inversa. En ese
sentido, debe entenderse por qué países con un reducido gasto de defensa en
la posguerra como Japón y Alemania (al haber sido derrotados en la Segunda
Guerra), han mostrado mayores tasas de crecimiento económico que países
con un gasto militar relativamente fuerte como Estados Unidos y la urss e
incluso que Francia y Gran Bretaña.
En una economía abierta existe la modalidad de transferir los gastos impro-
ductivos de la economía de guerra a terceras naciones mediante la exportación
42 Wim Dierckxsens | Walter Formento

de armas. Esto último significa para el país productor, la realización de las


mercancías producidas por el complejo industrial-militar sin que el Estado (y
por tanto, los ciudadanos y el capital invertido en la economía civil) tenga que
asumir esa parte del gasto improductivo. Al trasladarse el gasto improductivo
a naciones compradoras de armas, son ellas las que asumen los efectos ne-
gativos de la reproducción limitada. El país exportador de armas obtiene los
ingresos para importar los medios de producción y de consumo necesarios y
de ese modo mantener la reproducción ampliada de la economía en su con-
junto. El país que exporta las armas transforma así el capital ficticio (armas
exportadas) en capital real (productos civiles importados) y el país que expor-
ta riqueza real lo hace a cambio de recibir riqueza ficticia. La reproducción
ampliada se ve menos frenada en el país productor de armas y se transfiere
una reproducción más limitada a terceras naciones que las importaron. Con-
forme Estados Unidos logre cierta posición monopólica en la industria bélica,
más poder de negociación tendrá el Estado incluso para mejorar su posición
de «competencia» en todas las esferas.
Lo anterior explica el gran interés por exportar armas a terceras naciones
pero no todavía su demanda. Una supuesta amenaza a escala internacional
de las relaciones de producción existentes, resulta una coyuntura favorable
para la transferencia del gasto improductivo del complejo industrial militar
a terceras naciones. Durante la Guerra Fría, la amenaza de la expansión del
comunismo desde la urss constituyó el mayor argumento para transferir el
gasto de defensa a los aliados de Estados Unidos. En nombre de la defensa del
«mundo libre» contra el «peligro rojo» se dio origen a la Organización del Tra-
tado del Atlántico Norte (otan); precisamente los países miembros de esta or-
ganización son los que en la posguerra garantizaron una demanda importante
de productos bélicos. Europa era la región más militarizada del mundo en esas
primeras décadas, hacia donde se destinaba más de 50% del gasto militar a es-
cala mundial en la confrontación Este-Oeste. Los países con menos desarrollo
en el complejo industrial-militar, como Alemania, Japón, Bélgica, Luxemburgo
u Holanda, eran importadores netos hacia donde más se transfirió dicho gasto
militar.
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 43

Guerra Fría y reproducción limitada

La comprensión del ascenso y caída del socialismo real no es posible sin


tomar en cuenta el concepto de trabajo productivo por su contenido, pues
desde esta perspectiva, el gasto militar constituye un gasto improductivo para
el capitalismo y el socialismo. En concreto, la caída del socialismo real no se
puede entender sin concebir el efecto de la carrera armamentista sobre la re-
producción limitada de la economía soviética. Toda riqueza sacrificada para
la economía de guerra significa un costo falso de la producción. Es riqueza
ficticia, ya que es un costo que no vuelve a pagarse a sí mismo en el próximo
ciclo de producción porque no retorna al proceso reproductivo sino que es
extraído de él con el fin, en el mejor de los casos, de no ser usado nunca. Este
costo resta fuerza a la reproducción ampliada de la riqueza real futura y limita
el desarrollo de la economía civil. Los estantes vacíos en la urss han sido la
ilustración más clara del fenómeno. Si rebasara cierto punto habría una espiral
económica hacia abajo, que conduciría a la reproducción limitada y afectaría
inclusive la potencialidad de seguir produciendo armas. Todavía más: si a
partir de una reproducción limitada se invirtiera en más armas, la economía,
como un todo, colapsaría.
Cuanto más cerrada sea una economía, más difícil será la transferencia
de este gasto improductivo a terceras naciones. Es cierto que en la década de
1970 la urss exportó más armamentos al tercer mundo que Estados Unidos;
ventaja que desapareció en años posteriores. En los 1980, la capacidad de
transferir ese gasto improductivo a terceras naciones era menor que para
Estados Unidos. Ahora bien, alrededor de 1980 el pib de la urss se estimaba
entre un tercio y la mitad del correspondiente a Estados Unidos, el cual en
1955 todavía gastaba el doble en defensa de lo que gastaba la urss, misma que
lo alcanzó en 1975 y lo superó a principios de 1980. Con fundamento en lo
anterior, es visible que a fin de mantener una carrera armamentista, la urss
tenía que gastar, en términos relativos a su pib, dos o tres veces de lo que Es-
tados Unidos gastaba, ello significaba el camino acelerado a la reproducción
limitada de la economía soviética.
44 Wim Dierckxsens | Walter Formento

El crecimiento económico negativo y un aumento simultáneo en el gasto de


defensa en la década de 1980, llevó a la urss al abismo, pues en ese tiempo su
economía se encontraba en un ciclo vicioso hacia el derrumbe. En síntesis, la
Guerra Fría, representó para la urss un autoentierro económico, social y político
cada vez más seguro. La conversión de la economía militar en civil fue necesa-
ria. Aquí se explica la aparición de Mijail Gorbachov con su política conocida
como la «perestroika». La economía basada en el pesado complejo industrial y
militar condujo a una fuerte centralización económica con la corrupción que
involucra y a costa de los planes de desarrollo en las repúblicas. Levantar la eco-
nomía civil en las repúblicas requería una mayor descentralización, autonomía
y democratización. El resultado no esperado fue el fomento de nacionalismos
en las repúblicas, de ese modo se dio su separación del poder central. La caída
del Muro de Berlín fue el símbolo de esta desintegración del bloque socialista.
Con la crisis del socialismo a finales de los 1980, pareciera que el capitalis-
mo era el único sistema posible. Las grandes potencias, en su conjunto, sobre
todo Estados Unidos, se mostraron como gloriosos triunfadores de la Guerra
Fría. Esta perspectiva, promovida por Francis Fukuyama, cerraba cualquier
alternativa de desarrollo para los países del Sur, e implicaba su subordina-
ción a un mundo unipolar. El Consenso de Washington somete a los países
«emergentes» al fundamentalismo del mercado. Es el momento histórico de la
formación del Estado continental Estados Unidos/tlcan y la ue como Estado
continental a partir del Tratado de Maastricht.
En noviembre de 2009 fue muy simbólica la celebración del vigésimo
aniversario de la caída del Muro de Berlín, el expresidente Mijail Gorba-
chov se refirió a ella como la caída de otro muro, esta vez en Nueva York
(«Wall Street»); incluso hizo alusión a la crisis financiera de 2008, afirmó que
Estados Unidos «necesitaba su propia perestroika». Finalmente expresó que
Occidente (ue y Estados Unidos) debe estar preparado ante su eventual des-
integración, porque después del brexit y Trump ya no parece estar tan alejada
de la realidad.
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 45

Capital ficticio o acumulación sin trabajo

Breve definición de capital ficticio

El capital se lanzó al capital ficticio como remedio para contrarrestar la baja


en la tasa de ganancia a soportar desde la década de 1970. Analizar el capital
ficticio permite caracterizar mejor la etapa actual del capitalismo, al resaltar
lo paradójico entre producción y apropiación de riqueza. Esto no sólo en
cuanto a la relación entre capital y trabajo, sino también entre las diversas
fracciones del capital con relación a la redistribución de él o disputa por el
excedente-valor. Con el desarrollo del capital ficticio la suma total en valor
del patrimonio del conjunto de los agentes de la economía, es decir, la ri-
queza patrimonial social, suele apartarse cada vez más del valor total de las
existencias de riqueza real capitalista. El capital ficticio se refiere a aquella
parte de la riqueza nominal o patrimonial, no constituida directamente por
bienes reales que se comporta como capital rentista remunerado exclusiva-
mente por los intereses.
A mediados de 1990, el volumen de sus operaciones financieras era de
25 veces el pib mundial; en 2013 incrementó a 70 veces; si incorporásemos al
cómputo todos los f lujos financieros que van por fuera de las bolsas de valo-
res, los mercados extrabursátiles, el volumen sería de 250 veces. De tales ope-
raciones no existe obligación de rendir cuentas ni de publicar sus estadísticas,
además han crecido de manera exponencial durante la última década, según
el Banco de Basilea (bis). Si entre 1998 y 2008 su valor se multiplicó por cinco
(50% anual), a partir de 2008, la tendencia ha sido creciente y ha aumentado el
riesgo de bancarrota o default para los tenedores de estos activos.
Es preciso resaltar que el capital ficticio no es lo mismo que el capital a
interés. El último en sí no es productivo aunque se apropia de una parte de la
plusvalía generada en el sector productivo y contribuye de modo indirecto a
fomentar la riqueza real, esto es, tiende a aumentar la producción del exceden-
te así como la velocidad de reproducción del ciclo del capital. En pocas pala-
bras, aumenta la «productividad del trabajo» en general. El capital financiero ficticio
procura participar en la acumulación sin necesidad de relacionarse siquiera
46 Wim Dierckxsens | Walter Formento

con el factor trabajo, aunque lo anterior no implica que no contrate mano de


obra. Adicionalmente, no genera ninguna sustancia real porque no contribuye
en nada a la producción o a la circulación de riqueza, en el sentido de que no
financia ni el capital productivo ni el comercial. Si bien exige remuneración
no contribuye en absoluto a la producción del excedente económico de plus-
valía; es un capital parasitario que no aumenta la productividad del trabajo
en general.
La derogación de la ley Glass-Steagall, en 1995, borró la línea entre banca
de inversión y banca comercial, hecho que constituyó el motor por excelencia
para el desarrollo del capital ficticio. La derogación de la ley abrió el camino
para que los bancos estadounidenses emitan, negocien y creen mercados de
acciones y deudas, además posibilitó el acceso a las compañías de holding ban-
cario —que poseen una variedad de filiales por el mundo—, cada cual con
su balance independiente. Se trata de la implementación firme de la red global
de cities financieras con su centro en Wall Street y Londres, pero con sus cities
en Hong Kong, Bombay, Buenos Aires, São Paulo, etcétera. Los grandes bancos
servían tanto como proveedores de fondos a las empresas transnacionales en
los países emergentes y como comisionistas en el proceso de fusiones y adqui-
siciones; asimismo, operaban como agencias calificadoras. De manera paralela,
brindaban información sobre la capacidad de pago de deudas públicas y pri-
vadas. Las obligaciones de los grandes bancos sirven como «medio de cambio»,
títulos que pueden ser negociados como dinero.
Reinaldo Carcanholo y Mauricio Sabadini distinguen dos tipos de capital
ficticio. El primero se constituye por acciones con valor igual al del patrimonio
real de empresas productivas. El capital se encuentra dos veces representado,
una vez en forma física y otra en forma ficticia. Lo denominan capital ficticio
de tipo 1 por ser respaldado por el capital real. Es real desde la óptica del capital
individual que lo puede vender con el fin de obtener riqueza real. Desde la óp-
tica de la sociedad en su conjunto, sin embargo, es capital ficticio. La valoriza-
ción especulativa de las acciones, mediante la obtención de un préstamo a tasa
de interés cero, invertido luego en la compra de las acciones propias, representa
un incremento del volumen total del capital ficticio; detrás de él no hay nin-
guna sustancia real. Ese incremento lo llaman los autores de capital ficticio de
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 47

tipo 2. Así, y por extensión, clasifican diferentes valorizaciones especulativas de


activos reales o mobiliarios como capital ficticio de tipo 2.
Con una reducción especulativa del valor de activos, nos encontramos con
una destrucción de capital ficticio. Marx también destaca que los títulos de la
deuda pública constituyen capital ficticio, hoy más importante que nunca. Los
autores diferencian, de igual modo, los tipos 1 y 2. Cuando los títulos públicos
son emitidos para financiar inversiones reales (carreteras, puertos, puentes,
túneles, ferrocarriles, edificios), se trata de capital ficticio de tipo 1. En última
instancia, se trata de emisiones que permiten una reproducción ampliada de
la riqueza real y por ende estimulan la productividad general del trabajo por
su contenido. Al contrario, cuando el incremento de la deuda pública ocurre
en razón de gastos improductivos o gastos corrientes o aún de transferencias,
estamos frente a la creación de un nuevo capital ficticio de tipo 2, ya que no
habrá nada sustancial después de ese incremento de la deuda.

La geopolítica hoy: formas de capital ficticio en lucha

El capital financiero angloamericano globalizado es una nueva forma de capi-


tal que necesita negar al Estado nación del país central (o Estado-corporación
multinacional), como modo de organizar y producir el Estado del poder-valor.
Es un Estado-global (Estado-red global de cities financieras) con su centro en
Wall Street y la City de Londres, pero presentes también en Hong Kong, Bombay,
Buenos Aires, São Paulo, etcétera. Dicho capital está liderado por bancos como
City Group (la mayor empresa de servicios financieros del mundo con sede en
Nueva York), hsbc (la segunda de estas empresas con sede en Londres), Lloyd’s
(el principal mercado de seguros y reaseguramientos con sede en Londres)
y Barclays (la cuarta mayor compañía de servicios financieros con sede en
Londres).
Detrás de la red financiera internacional de la gran banca global Roths-
child, se encuentran hsbc y Lloyd’s Bank, y detrás de éstos, empresas transna-
cionales como Cargill-Monsanto, Shell y Unilever. Complementariamente, los
Rothschild controlan a los principales medios de comunicación (cnn, bbc, Reuters
News, Associated Press, abc, cbs, nbc, cnbc, y otros canales de televisión y
48 Wim Dierckxsens | Walter Formento

diarios en el mundo); son los opositores más visibles del gobierno de Trump
en la actualidad. Es preciso saber asimismo que los Rothschild controlan a
la Agencia Central de Inteligencia (cia) y a la otan como su brazo armado, y
que hay pocas naciones donde no controlan al Banco Central.
El aumento de las obligaciones de la banca financiera permite al capital
financiero global invertir directamente a través de sus empresas transnaciona-
les, ubicadas en países emergentes y primero que nada en China, para trans-
formarlo en capital real. Esto es, crean capital ficticio de tipo 1 con el objetivo
de transformarlo en capital productivo. En 2007 un informe del Instituto Mc-
Kinsey indicaba que los mercados financieros en las economías emergentes
representaron ese año la mitad del crecimiento del total de los activos finan-
cieros. Como demuestra un reciente estudio de la ocde, el crecimiento global
del pib en la primera década del siglo xxi se debe más a las inversiones en los
países emergentes que a las invertidas en economías avanzadas. Se destaca
la transcendencia de las cuatro nuevas potencias (bric) que en su conjunto
superaban la riqueza de los países más desarrollados de Occidente. China por
sí sola superó la riqueza de Alemania en 2007, la de Japón en 2010 y superará
la de Estados Unidos en 2027. El «momento unipolar» que sucedió a la bipola-
ridad propia de la Guerra Fría, entonces, no fue más un episodio pasajero. La
multipolaridad caracteriza las actuales relaciones de poder en el mundo.
Con el fin de imponer un estado global es preciso acabar con la soberanía
de las naciones, lo que significa a la vez una lucha contra el multipolarismo
y el unipolarismo del capital financiero continental. Una de las «armas» del
capital financiero globalizado son los derivados: el capital ficticio tipo 2 por
excelencia. Los derivados son productos financieros que cubren el riesgo de
un activo principal subyacente, el cual puede ser un bien físico (oro, plata,
cereales), un activo financiero como divisas o títulos, o incluso una cartera de
activos. Su desarrollo se da particularmente a partir de 1995, luego de legalizar
la banca de inversión al derogar la ley Glass-Steagall. Su dinámica se dispara
más aún en 2009 con la ley Dodd-Frank, que legaliza la emisión de dinero sin
respaldo para financieras a la banca «demasiado grande para quebrar».
El ejemplo más sencillo y elemental de un «producto derivado» se desa-
rrolló con las deudas hipotecarias. Éstas fueron revendidas en paquete por
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 49

los grandes bancos de Estados Unidos y ofrecidas como nuevos «productos


financieros» muy seguros a otros bancos en el mundo y así sucesivamente.
Con ello, se liberaba capital para una nueva ronda atrayendo gente cada vez
menos solvente, al tiempo que los bienes e inmuebles subieron sin cesar y de
manera especulativa. Cuando incrementaron las tasas de interés, en 2006, estas
deudas se tornaron impagables y explotó la crisis inmobiliaria. Los precios del
activo subyacente (los inmuebles) se desplomaron al disminuir la demanda de
casas, hecho que generó la destrucción de capital ficticio. Al peligrar la caída
de los bancos demasiado grandes para quebrar, el Estado tuvo que intervenir
con la intención de rescatar a la banca y asumir las pérdidas del capital ficticio
fallido. La deuda bancaria se transformó en deuda pública.
A partir de entonces entran de lleno los seguros contra el riesgo de impago
de la deuda pública denominados «Credit Default Swaps» (cds). Una vez que
se salvó a los bancos demasiado grandes para dejarlos caer, estos mismos
bancos comenzaron a manipular la deuda pública. Existe la Asociación Inter-
nacional de Derivados y Seguros (isda), cuyo objetivo es determinar cuándo
un estado tiene un problema de pago de la deuda, o si más bien se encuentra
en bancarrota o incapacidad total de pago (default en inglés). En el caso de que
un país estuviera en bancarrota se aplicaría el seguro (cds), por su parte, los
bancos que vendieron esos seguros tendrían que pagar una indemnización.
Los directivos y oficiales de la isda son representantes de los mayores bancos
del mundo en general y de Wall Street y la City de Londres en particular. En
lugar de declarar un Estado en bancarrota, indican que ese país tiene dificul-
tades de pago a fin de imponer condicionamientos, como la privatización de
empresas estatales en beneficio de dichos bancos; se trata de una forma de
acumulación originaria en el siglo xxi.
Aquí entran los megabancos con sus agencias calificadoras de riesgo de
pago. Si una agencia como Standard&Poors (la más grande en el mundo)
califica la capacidad de pago de la deuda de un país hacia arriba (algo in-
termedio entre aaa y ccc), brinda señales de una mayor capacidad de pago
y el país consigue crédito con mayor facilidad; la agencia calificadora recibe
comisiones para ello. Por el contrario, si más adelante afirma que el país está
demasiado endeudado, la calificación va hacia abajo. Las consecuencias sobre
50 Wim Dierckxsens | Walter Formento

la tasa de interés son inmediatas. Para conseguir nuevos créditos el país ha de


pagar tasas de interés superiores. Las empresas calificadoras de riesgo tienen
márgenes de manipulación de la capacidad de pago de la deuda. Constituyen
en su conjunto una palanca para la subordinación de economías enteras al
pequeñísimo club de capital financiero que controla ese proceso. En la ue está
la agencia calificadora Fitch y en Estados Unidos la Moody’s como agencias
menores. En 2010, el Fondo Monetario Internacional (fmi) acusó a estas agen-
cias de calificación de riesgo de contribuir «involuntariamente» a la inestabili-
dad financiera en el mundo. Es una política de subordinación de la economía
real de países enteros a la gran banca en la ue y en Estados Unidos, pero en
específico al capital financiero globalizado de Wall Street y la City de Londres.
En Wall Street existe «cierta» regulación respecto a las rehipotecas; en la
City de Londres no existe regulación alguna y los bancos pueden rehipotecar
las veces que lo deseen. Al rehipotecar la deuda de un gobierno la banca de
inversiones da una señal de alerta. A partir de ahí, las calificadoras de riesgo
suelen calificar hacia abajo la capacidad de pago de la deuda. Al subir las tasas
de interés se complica todavía más la capacidad de pago de dicha deuda. La
reaseguración del riesgo de una bancarrota o rehipotecar dicho riesgo genera
así una pirámide invertida de títulos anclados, en última instancia, en una ga-
rantía: la riqueza real generada. En otras palabras, el peso del capital ficticio en
la parte superior de la pirámide invertida se torna cada vez más desmesurado
con relación a la economía real. El excedente a repartir entre una creciente
cantidad de títulos buitre tiende a fraccionarse notablemente. Al disminuir los
rendimientos disminuye también el interés de nuevos potenciales compradores
para participar.
El capital financiero ficticio posee su propia lógica y puede demorar años
en manifestarse su carácter improductivo y desastroso para la sociedad en su
conjunto. Todo esto funciona como un esquema Ponzi: mientras se agrande
la parte superior de la pirámide invertida (los nuevos compradores de títulos)
hay sostenibilidad. Conforme los países emergentes, como China, comenza-
ron a mostrar tasas de crecimiento a la baja, el plusvalor a repartir asimis-
mo creció a menor ritmo. El esquema Ponzi todavía puede prolongarse en
el tiempo al bajar las tasas de interés a valores negativos (- 0% como lo ha
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 51

hecho la Reserva Federal después de la crisis de 2008). Es pedir prestado sin


costo alguno para seguir invirtiendo en títulos; situación que indica que la
destrucción de este capital ficticio no está lejos de suceder. Quien tiene en ese
momento el control efectivo sobre la economía real no perderá, pero quien
se quedó solo con el capital ficticio y particularmente derivados, bonos del
Tesoro, sufrirá las pérdidas.
Con el brexit y las elecciones de Estados Unidos el capital financiero glo-
balizado sufrió un serio revés. El globalismo financiero es fuerte en el plano
global pero débil dentro de Estados Unidos; el brexit también se debilitó en la
ue, en la cual posee fuerza el continentalismo financiero, conformado por las
multinacionales que controlan el tlcan (Estados Unidos, México y Canadá) y
la ue. La política de Trump se confronta con el globalismo financiero y exhibe
divergencias con el continentalismo financiero, pero no tiene otra opción que
establecer alianzas con el continentalismo y con los multipolarismos, ten-
dencias abordadas con mayor detalle en textos anteriores y que se verán en
síntesis más adelante. Ahora ya no sólo es exclusivamente una crisis financiera
global (septiembre de 2008), que luego se volvió crisis económica global, sino
que además con el nacionalismo antioligarquía financiera transnacional de
Trump, la crisis se extiende y conmociona lo social, lo ideológico-cultural, lo
jurídico-institucional, y también lo político institucional de partidos políticos
apoyados en las corporaciones mediático financieras global (con cnn/bbc/Al
Jazzera/Euronews) y continental con (NewsCorpFox/Clarín/O’Globo/tv Az-
teca, etcétera).
Como respuesta al capital ficticio parasitario que está acabando con la
soberanía de Estados Unidos, Trump introdujo un nacionalismo industrialista
antioligarquías financieras. El capital financiero global no se ha quedado in-
móvil en Estados Unidos. La fed estará bajo su control al menos hasta febrero
de 2018. La fed subió las tasas de interés días después del triunfo de Trump y
lo volvió a hacer en marzo de 2017, pues considera que ahora es el momento
para aumentar las tasas de interés con más celeridad. Para 2017 se programa-
ron dos incrementos más y se proyectan otros tres para 2018 y 2019. El gobierno
de Estados Unidos gastará en este año 400 mil millones de dólares en intere-
ses por concepto de la deuda nacional. Si la tasa de interés subiese, según lo
52 Wim Dierckxsens | Walter Formento

programado, el servicio a la deuda por concepto de intereses sobrepasaría un


billón de dólares.
Es evidente que Trump y sus apoyos en el continentalismo financiero
neoconservador y en el nacionalismo industrialista, necesita también au-
mentar la tasa de interés para atraer el crédito de todo el mundo. El alza en
las tasas de interés, que tuvo lugar en diciembre de 2016 y la perspectiva de
otras más, ya orientó el f lujo de capital ficticio y especulativo hacia Estados
Unidos, y esta vez ese capital pasará de la especulación a la producción. El
ref lujo incluye el regreso de las inversiones de empresas transnacionales, con
la finalidad de financiar su plan de reindustrializar Estados Unidos con nue-
va infraestructura y reposicionarlo como potencia industrial mundial.
Una acelerada alza en las tasas de interés, sin embargo, bien podrá provocar
el colapso financiero y la explotación de todas las burbujas y de todo ese capital
ficticio. Sin duda, la fracción del capital financiero globalista y su red de medios
de comunicación en línea atribuirán dicho colapso al fracaso de las políticas
nacionalistas de Trump y presentarían al Estado global como su alternativa.
De ese modo, aparecen los megabancos como los salvadores de la depresión.
Lo cierto es que el día en que Janet Yellen, actual presidenta de la fed, acelere el
aumento en las tasas de interés, Trump hará la presión posible para frenarla y de
ser necesario no esperará hasta febrero de 2018 para reemplazarla.

La fracción financiera estadounidense


conservadora, unipolar y unilateral

A la política de desmantelamiento de la soberanía nacional se opone un fuerte


bloque conservador dentro de Estados Unidos. Estas fracciones conservadoras
buscan perpetuar el viejo imperialismo del país central, para ello promueven
la estrategia de un unipolarismo unilateral, sustentado por el brazo fuerte del
Pentágono y el complejo industrial y militar. Dicho bloque de poder cuenta
con la fracción financiera de J.P. Morgan (primera banca comercial de Estados
Unidos) y el Bank of America (la segunda banca); luego se encuentra Gold-
man Sachs, uno de los mayores grupos de banca de inversión y valores del
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 53

mundo. Este capital financiero depende de la sobrevivencia del dólar como


moneda internacional de referencia, defendida por su complejo industrial y
militar. Su proyecto es otro siglo americano con un mundo unipolar con blo-
ques continentales de poder, como la ue, bajo su hegemonía.
A ese capital financiero pertenecen además las grandes empresas multina-
cionales del imperio Rockefeller. El vínculo del complejo industrial y militar
con el Chase Manhattan Bank, ahora fusionado en J.P. Morgan Chase, ha sido
muy directo. Así como los Rothschild manejan a la otan como su brazo arma-
do, los Rockefeller trabajan con el Pentágono. El J.P. Morgan Chase controla la
esso y Hulliburton. El imperio petrolero de los Rockefeller se expresa incluso
a través de diversas empresas petroleras (Exxon Mobil, Chevron Texaco, bp
Amoco y Marathon Oil); controlan asimismo grandes empresas farmacéuticas,
la constructora de aviones Boeing y aerolíneas (United Airlines, Delta y North-
west Airlines). En términos políticos, la dinastía ha sido mejor representada por
los republicanos.
Las aludidas fuerzas conservadoras buscan mantener a toda costa la so-
beranía y fortaleza del poder estadounidense como potencia hegemónica; su
proyecto político defiende el concepto de Estado-nación-Estado-región he-
gemónica con sus controles geográficos. Su debilidad y retraso, en términos
económicos, ha sido compensada por su poder militar. La caída de las Torres
Gemelas en 2001, así como la caída de Lehman Brothers provocada en 2008
fueron el medio para detener el avance de la fracción del capital financiero
global, que pretende acabar con la soberanía nacional de Estados Unidos.
Esta gran fracción del capital financiero ha f lorecido mediante crecientes
inversiones en el complejo industrial militar. Después de la caída del Muro de
Berlín dichas inversiones se realizan a partir de una deuda creciente en dóla-
res, es decir, a partir de otra forma de capital ficticio. En tanto que han logrado
transferir su deuda a través de los bonos del Tesoro, a terceras naciones que
aceptaban dichos bonos (capital ficticio) a cambio de importaciones por Esta-
dos Unidos de riqueza real (productos y servicios en el ámbito civil), los países
exportadores a Estados Unidos se quedan con ese capital ficticio.
El capital financiero Estado continental y unipolar ha tratado de mantener
el control sobre el petrodólar a punta de guerras. Estas guerras se han dado
54 Wim Dierckxsens | Walter Formento

particularmente en Medio Oriente donde se concentra el negocio de petróleo


en dólares. El petrodólar, no obstante, sufre la competencia de la alianza entre
Rusia (mayor productor de energía fósil) y China (mayor consumidor de dicha
energía), ya que esos países compran y venden el petróleo fuera del ámbito del
dólar. A este plan se integró Irán cuando dejó de vender petróleo en dólares.
Debido a ello el país fue sancionado. No se repitió el caso de Irak con Sadam
Hussein por la potencia económica y militar que resulta ser Irán. Las sanciones
tuvieron además un efecto contrario a lo esperado, porque desde entonces
Irán vendió más petróleo hacia el Este de Asia y fuera del ámbito del dólar.
Con Rusia, China e Irán cada vez más naciones de Eurasia dejaron de negociar
el petróleo y gas en dólares.
Por lo anterior, la «fe» en el petrodólar se vino hacia abajo. Al no ocu-
par más dólares como moneda de cambio internacional, la posición del dólar
como moneda internacional de reserva queda afectada. La venta de bonos
del Tesoro ha sido masiva en los últimos años. Las tenencias chinas de bonos
del Tesoro (el mayor tenedor) han bajado desde su máximo en junio de 2014
en no menos de 25% (algo más de un billón de dólares). Al minar uno de los
dos pilares del poder hegemónico de Estados Unidos (el dólar como moneda
de referencia internacional) se acaba también el sostén militar. Cuando los
bonos del Tesoro dejen de tener demanda se vendrá hacia abajo la capacidad
de financiar el complejo industrial y militar. La política de Trump es aumentar
la tasa de interés para poder elevar el gasto de defensa. Al exigir a los países
aliados de la otan que aumenten su contribución, se liberaría presupuesto
para invertir en el complejo industrial y militar.

Economía de guerra, economía especulativa


o economía productiva

Los brics nacen como los países «emergentes» con peso mundial por volu-
men de población, de materias primas y por ser territorio de deslocalización
de los capitales financieros globales desde 1995. En principio, expresan una
relación estratégica subordinada a los intereses financieros globalistas. En
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 55

seguida, cuando China no es aceptada como verdadero socio en el fmi bus-


can de manera agresiva su propio espacio geopolítico. Originalmente, el fmi
había propuesto en 2010 anunciar un cambio de moneda internacional en
2014, a partir de los Derechos Especiales de Giro (deg). Después, bajo presión
de los globalistas, se pospuso a una fecha a finales de 2015. El 11 de agosto de
ese año en el fmi decidieron posponer una vez más la inclusión del yuan, su
aceptación finalmente se dio el 30 de septiembre de 2016. Es el primer paso
en firme para que el yuan sea considerado como una moneda de reserva
internacional.
Es posible caracterizar a los brics como proyecto estratégico no-financiero,
como opción estratégica desde los países dependientes-subdesarrollados-peri-
féricos-no alineados. Surge en el marco de la guerra financiera transnacional
inter-imperialista. A raíz de las decisiones del fmi se erige con un proyecto
propio en confrontación con los capitales financieros unipolares. El mundo
dependiente-«emergente» se manifiesta como centro dominante de producción
y consumo de riqueza social. En síntesis, como el lugar donde impera el traba-
jo productivo y el capital real enfrentado a dos formas de capitales financieros
unipolares, basando su fuerza en el capital ficticio.
La presencia de Rusia y el acuerdo militar con China y otros países de
Asia, otorgan mayor fuerza geopolítica disuasiva al proyecto brics-Amplia-
do. La propuesta cuenta con un Banco de Desarrollo y Fomento como con
un Fondo de Compensación entre los instrumentos más importantes. Cuenta
con un Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura con su plan econó-
mico-estratégico de la nueva Ruta comercial-industrial de la Seda (nrs). El
proyecto de la Ruta de la Seda es una especie de desarrollismo/keynesianismo 1
productivo a escala mundial. China y Rusia agregan, a su nueva arquitectura
económico-financiera y político estratégica, la nueva arquitectura económica
comercial y productiva.

1
Keynesianismo tercermundista denomina a un plan de reactivación productiva industrial y de-
sarrollo industrial estratégico integral. El término tercermundista invierte la carga del concepto de
keynesianismo imperialista de país central que es la esencia de plan de John Maynard Keynes en la
Gran Bretaña derrotada en Bretton Woods por el dólar en la Segunda Guerra Mundial. En ese sen-
tido, es necesario un desarrollismo industrial estratégico integral del mundo multipolar emergente.
56 Wim Dierckxsens | Walter Formento

El proyecto de la Ruta de Seda es una respuesta a la baja de la tasa de


ganancia en los países emergentes y primero que nada en China. Dicho país
ya sufre la «enfermedad japonesa» que después de ser el milagro económico
por décadas, muestra tasas de crecimiento cada vez más débiles, pasando de
cifras de dos dígitos a una tasa de 4% en 2016 (como se ha puntualizado en
el apartado donde se aborda la geopolítica de la crisis económica mundial).
Tasas de crecimiento más bajas son un ref lejo de menores inversiones en
capital fijo debido a una tasa de ganancia a la baja. Los perfiles de las tasas
de ganancia micro y macroeconómicas son muy similares, y básicamente
se distinguen por una tendencia a la baja en el largo plazo, de acuerdo con
Rémy Herrera. Se observan ligeras oscilaciones en la tendencia a la baja de
la tasa de ganancia hasta la década de 1990. La tasa de ganancia en el nivel
micro en China continúa su descenso en los 1990. En la segunda mitad de
la década, después de la derogación de la ley Glass-Steagall, se percibe una
marcada recuperación, hasta el año 2008, para luego reanudar su tendencia
a la baja.
Con la creación del Banco de Inversiones e Infraestructura se logró ob-
tener inversiones de muchos países, incluyendo las principales economías
europeas a fin de darle vida al proyecto de la Ruta de Seda. Es un proyecto de
corte desarrollista/keynesiano productivo a escala global. Los ausentes más
notorios en este proyecto han sido Estados Unidos y Japón. Con la llegada
del gobierno de Trump, y dada la decisión y urgencia de su gobierno de rein-
dustrializar Estados Unidos, se abre la posibilidad y, en mi opinión, se da la
necesidad de que ambas naciones apunten a este desarrollo de proyectos de
infraestructura a escala mundial.
Es importante saber que hay otra fuerza política que no hemos de subes-
timar para que salga adelante el proyecto universal multipolar de brics-Am-
pliado. A fines de febrero de 2017 el papa Francisco estuvo en comunicación
con China con el propósito de abrir espacios para la Iglesia católica en ese país
y públicamente se mencionó la necesidad de un mundo más igual y más justo
y la urgencia de una redistribución de la riqueza mundial. Está claro que Chi-
na opera, al igual que todos los países capitalistas, en la economía de mercado
a escala mundial, pero no puede soslayarse que tiene un gobierno central con
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 57

fundamentos socialistas. El Vaticano del papa Francisco se alinea con China


y el proyecto universal multipolar de brics-Ampliado y comparte el proyecto
de un nuevo orden monetario, en el cual el yuan sea una moneda de reserva
internacional anclada en oro. Hoy China es el principal poseedor de oro en el
mundo, con más de 20 toneladas en lingotes, y, muy a sorpresa de muchos, el
Vaticano es el número dos.
Ha de señalarse que Rusia se encuentra en una posición de fuerza más allá
de su poderío militar. Como gran productor de oro, sus reservas internacionales
en oro han aumentado sin cesar; incluso podría ser una fuerza importante en
la definición del precio del oro y no sólo por sus reservas. Pese al colapso en el
precio del petróleo, las finanzas del Estado ruso se encuentran en una posición
muy saludable al no contar con deuda externa; todavía en este año, habrá
cancelado las deudas contraídas en el periodo soviético. Esto significa que el
capital financiero unipolar no tendrá ninguna capacidad de maniobra para
subordinar al país por la vía económica. De ahí también la amenaza concreta
de una confrontación militar con Rusia si Hillary Clinton y los globalistas
hubiesen ganado las elecciones. Rusia está en una posición de atacar al dólar,
si así lo deseara, comprando oro.
Finalmente es cada vez más evidente que Estados Unidos no posee el oro
que de manera oficial afirma tener. De acuerdo con la documentación que
recibieron expertos como Koos Jansen en la materia de us Mint (organismo
encargado de producir la moneda estadounidense), hace décadas que no se
realizan auditorías serias ni completas del stock de oro en bodega. No hay duda
de que de la pobre documentación recibida, us Mint ha hecho hasta lo impo-
sible para mantenerla fuera del dominio público. Lo anterior no necesariamen-
te significa que todo el oro hubiese desaparecido, pero una buena parte bien
puede estar comprometida por una política de leasing, por ejemplo, Alemania
ha recibido parte de «su» oro que no llevaban las marcas del caso; obtuvieron
lingotes sin marcas probablemente de otros tenedores con menos inf luencia.
Si la administración Trump quisiera pasar al patrón oro muy probablemente
ha de adquirir oro también mediante la política de leasing, y quienes poseen el
oro suficiente para prestarlo son China, el Vaticano, India y Rusia. Con el fin
de definir el próximo sistema monetario internacional el poder real está en
58 Wim Dierckxsens | Walter Formento

quien posee la riqueza real necesaria para anclar su moneda y no en quien


más posee riqueza ficticia para hacerlo.

¿Y la administración Trump qué?

A principios de 2017, Alan Greenspan, expresidente de la fed afirmó: «Regresar


hoy al patrón oro sería percibido como un acto de desesperación». El capi-
tal financiero globalista efectivamente calificaría esta decisión como un acto
irresponsable; sin embargo, señala Greenspan, si hubiéramos tenido el patrón
oro no estaríamos en la misma situación en la que nos encontramos hoy. Con
el patrón oro, sigue, nunca hubiéramos alcanzado esta situación de endeu-
damiento extremo, ya que el patrón oro no permite que la política fiscal se
descarrile. El retorno al patrón oro significaría con seguridad un colapso para
los banksters de Wall Street y dejaría sin poder al «Estado profundo» en Wash-
ington. Este retorno, afirma Rory Hall, quien cita a Greenspan, transformaría
la economía norteamericana profundamente y entregaría el poder democrático
de nuevo al pueblo, tema central de la campaña de Trump.
El desarrollo del capital financiero ficticio ha dado espacio para «la guerra
de clases desde arriba» al prescindir del factor trabajo, pero al tener problemas
cada vez más serios para volver a la esfera productiva, una fracción del ca-
pital financiero unipolar apunta cada vez más agresivamente contra el otro.
Conforme ha pasado el tiempo la guerra entre estos capitales financieros ha
incrementado dentro del propio país hegemónico. En medio de esta lucha llega
Trump, quien apuesta al capital productivo y busca fortalecer la economía real
de Estados Unidos. El capital financiero globalista hará todo lo posible para que
Trump sea derrotado y su arma principal son las aceleradas alzas en las tasas
de interés. Lo anterior llevaría el proyecto Trump a su derrota económica. Su
única salida, es apostar al multipolarismo productivo. Con la otra fracción del
capital financiero unipolar y conservador Trump ha hecho alianzas para poder
sobrevivir en el poder, hecho que se ref leja en la composición de su gobierno.
La administración Trump pretende reactivar el desarrollo de Estados Uni-
dos rompiendo con el ideal de ser «el primero». Para lograrlo no puede perder
Trabajo productivo versus trabajo improductivo 59

el tiempo, afirma Thierry Meyssan. Se necesitarán años para abrir las «rutas de
la seda», aunque su construcción ya está ampliamente iniciada. Por consiguiente,
Estados Unidos no tiene tiempo para ponerse a renegociar los grandes tratados
comerciales multilaterales ya existentes. Tiene que lograr sin demora acuerdos
bilaterales para que los megacontratos se apliquen de inmediato. Hay señales de
que Trump pretende integrarse al Banco de Inversiones en Infraestructura para
participar en el proyecto de la Ruta de la Seda.
La tesis de Trump de invertir un billón de dólares en infraestructura parece
cuadrar con el desarrollismo/keynesianismo productivo a escala mundial de
la Ruta de Seda en Eurasia. Con la participación de la administración Trump
dicho proyecto alcanzaría escala global. Esta salida probable significaría un
golpe mortal para el capital financiero globalizado. No se intenta afirmar que
es una salida segura, pero las oportunidades del proyecto universal multipolar
van en aumento. El peso de la geopolítica traspasaría de Occidente a Oriente,
pero así se garantizaría la sobrevivencia de Estados Unidos como gran nación.
En tanto que esas megainversiones en infraestructura se desarrollen habrá
creación de capital real por unos cuantos años hasta que terminen dichos
proyectos financiados. La gran pregunta, sin embargo, es si las mismas obras
luego encadenarán con el proceso de reproducción ampliada de la economía
real. De no ser así, dichas inversiones se transformarían en capital ficticio. La
productividad general del trabajo a escala global tendería a la baja a partir de
entonces. No habría retorno posible a un alza en la tasa de ganancia ni a partir
del multipolarismo productivo a escala global.
En tal caso estamos frente a una crisis sistémica y la transición hacia una
sociedad postcapitalista será inevitable. Surge de inmediato la pregunta sobre
las alternativas. En términos de trabajo productivo e improductivo se cree que
con el descenso de la productividad general por la forma, nos encontramos en
un periodo de transición de una sociedad donde el trabajo productivo regula-
do por la forma, estará en un proceso de subordinación al trabajo productivo
visto por el contenido. Estamos ante la transición hacia una racionalidad eco-
nómica donde el contenido se sobrepondrá a la forma, es decir, donde el valor
de uso se sobrepondrá al valor de cambio.
60 Wim Dierckxsens | Walter Formento

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rates-put-world-on-course-for-biggest-mass-default-in-history.html
63

A teoria do valor-trabalho em Marx,


os lucros fictícios e as crises capitalistas recentes1

Mauricio de Souza Sabadini

Para o saudoso e grande amigo Reinaldo,


na curiosidade de saber o que ele acharia
das novas e preliminares ideias aqui contidas.

Introdução

A temática envolvendo a dinâmica e transformação da esfera financeira do


capital foi e continua sendo um dos principais assuntos discutidos, ao longo
dos anos, por, inicialmente, um reduzido número de professores do Departa-
mento de Economia da Universidade Federal do Espírito Santo (ufes), Brasil.
Seus precursores foram os professores Reinaldo Carcanholo (in memoriam) e
Paulo Nakatani, contando atualmente com um número maior de integrantes
que levou a formação de um grupo de estudo intitulado «Dinheiro Mundial
e financeirização», grupo este radicado no Programa de Pós-Graduação em
Política Social (ppgps) desta referida universidade.2
Tendo o capital fictício como categoria central para pensar a realidade do
capitalismo contemporâneo e suas crises, já foram transcorridos cerca de 20
anos desde a elaboração dos primeiros trabalhos escritos pelos supracitados
professores (Carcanholo e Nakatani, 1999; 2001; 2007). Neste intervalo de tempo,

1
Artigo elaborado para o Congresso «50 años de Estudios Latinoamericanos en la unam. Teoría del
valor y crisis», México, Universidad Nacional Autónoma de México, 14, 15 y 16 de marzo de 2017.
2
Estas indicações sugerem que a maior parte do conteúdo deste artigo é fruto de um trabalho co-
letivo, de anos de discussões e ref lexões, e não somente do autor deste trabalho. Por isso, em mui-
tos momentos usamos na redação a primeira pessoa do plural. Os dois últimos itens deste trabalho
é que foram escritos sem ainda terem sido discutidos no interior do grupo de pesquisa, até porque
as ideias ali presentes apareceram para mim somente no final de 2016. Neste sentido, seu conteúdo
é introdutório e fortemente passível de correções e melhorias. Evidentemente, a responsabilidade
pelos possíveis erros e omissões neste artigo é somente do autor do mesmo.
64 Mauricio de Souza Sabadini

minha inserção na discussão da temática se deu mais diretamente com o de-


senvolvimento de minha tese de doutoramento, defendida em fins de 2008 (Sa-
badini, 2008). De lá para cá, procuramos descrever e ampliar a discussão sobre
o que consideramos ser a fase atual do capitalismo, sendo que, desde o início, o
entendimento destas modificações levou de maneira investigativa e espontânea
ao surgimento da categoria lucros fictícios, aprofundada em trabalho publicado
em 2008 (Carcanholo e Sabadini, 2008). Vários outros trabalhos foram feitos
como desdobramento das discussões relacionados a este conteúdo central.3
A categoria lucros fictícios, que tem em seus princípios uma necessária
discussão sobre a teoria do valor-trabalho em Marx, aparece lado a lado com
o desdobramento do capital fictício e suas expressões especulativas no seio do
capitalismo. Não menos controversa, uma de suas principais características,
assim como o capital fictício, é a de aparecer para a sociedade como um lucro
real, existente de fato, ao menos do ponto de vista do indivíduo, mas não pos-
suindo uma substância real vinculada ao excedente produtivo.
Tratando-se de um desenvolvimento teórico posterior e, ao mesmo tem-
po, paralelo ao capital fictício, sua historicidade caminha lado a lado com o
eclodir das crises capitalistas recentes, alterando, a nosso ver, o padrão de
acumulação capitalista ao longo das últimas décadas do século xx e início
do século xxi.
Posto isso, sua pretensa existência deve estar associada aos já existentes
debates sobre a natureza das crises capitalistas, que reforça os argumentos
teóricos já descritos pelos autores clássicos, porém traz consigo elementos di-
ferenciados na natureza estrutural do capitalismo, particulares em sua forma
e conteúdo, como veremos ao longo do texto.
Antecipando possíveis interpretações equivocadas, a associação do capital
fictício e dos lucros fictícios pode criar a ideia de que as crises recentes são
oriundas somente de aspectos financeiros. Não acreditamos nisso. Achamos,
reforçando a teoria do valor-trabalho em Marx, que são crises capitalistas que
se manifestam na esfera financeira e em escala global, afetando todas as fases
do ciclo e com conteúdo relacionado às próprias contradições capitalistas.

3
Alguns destes foram compilados em um livro. Ver Gomes (2015).
A teoria do valor–trabalho em Marx 65

Assim, a apresentação de fatos relacionados aos movimentos financeiros e


suas mudanças no ciclo do capital não impedem ou eliminam, evidentemente,
a compreensão das outras alterações verificadas nas demais fases do ciclo. As
transformações no capital produtivo, por exemplo, são profundas e signifi-
cativas. Lupatini (2015) indica dois aspectos fundamentais nestas mudanças
estruturais do capitalismo contemporâneo: a) a radicalização da grande indús-
tria», relacionada às transformações do processo produtivo advindas da base
microeletrônica e b) o desenvolvimento das formas autonomizadas do capital,
em especial o capital a juros e o capital fictício, processo este comumente tra-
tado como globalização financeira, mundialização financeira, financeirização.4
Nossa perspectiva é a de que o ponto de partida deve ser, e continua sen-
do, a análise do ciclo geral do capital. A degradação das relações sociais nas
atividades produtivas, a precarização e intensificação do trabalho, a redução
da proteção social, etcétera, são fontes primordiais de transferência de exce-
dente para alimentar os lucros financeiros. A investigação, portanto, deve ser
do capital como um todo, entendendo contudo a proximidade, dependência
e autonomia das fases da produção e circulação de mercadorias. Ao mesmo
tempo, acreditamos que a autonomização das formas funcionais do capital,
particularmente sob a forma capital fictício, base da dinâmica financeira e
especulativa atual, está alterando fortemente o padrão de acumulação ca-
pitalista ao longo das últimas décadas, interferindo intensamente na lógica
de funcionamento do ciclo geral. Isso nos conduz então a uma análise mais
pormenorizada das mudanças na fase da circulação financeira.
Para tentar mostrar alguns de nossos argumentos, o objetivo deste artigo
é o de, em primeiro lugar, fazer um pequeno resgate do debate sobre nossa

4
Sobre este último tópico, destaca o autor: «A manifestação fenomênica desta configuração se ex-
pressa pela evolução do valor dos ativos financeiros mundiais (considerados aí ações e debêntures,
títulos de dívida públicos e privados e aplicações bancárias) comparativamente ao desempenho do
Produto Interno Bruto (pib) mundial. Entre 1980 e 2012, o pib mundial (em dólares correntes) cresceu
cerca de sete vezes, enquanto o valor dos ativos financeiros mundiais aumentou aproximada-
mente 19 vezes» (2015:13). Continua o autor afirmando que estas indicações devem ser vistas com
cuidado, pois há uma enorme massa de derivativos que não estão computadas nestes números,
bem como a comparação entre dados de f luxo (pib) e estoque (ativos financeiros) limita a análise,
porém não a invalida.
66 Mauricio de Souza Sabadini

interpretação acerca do capitalismo contemporâneo e suas crises, tendo como


categorias centrais de análise o capital fictício e os lucros fictícios. Em segundo
lugar, tentar apresentar, mesmo que provisoriamente e pela primeira vez, um
pequeno passo para futuras novas investigações acerca dos desdobramentos
da categoria lucros fictícios. Esta categoria estará no centro do debate, pois, por
hipótese, se insere no seio da dinâmica da acumulação recente e suas crises.
Tendo isso em mente, este texto está dividido da seguinte forma: o item 1
trata desta introdução; os itens 2 e 3 farão um breve resumo sobre o relacio-
namento entre a teoria do valor-trabalho, o capital fictício e os lucros fictícios.
No item 4 discorreremos sobre as crises capitalistas recentes, finalizando com
o item 5, uma tentativa de aprofundamento das mediações necessárias à com-
preensão dos lucros fictícios. Desta forma, esperamos, mesmo com o risco da
simplificação, sintetizar alguns elementos desenvolvidos por nós sobre esta
temática ao longo das últimas décadas.

Interpretação marxista e a teoria do valor-trabalho 5

Nossa análise e interpretação se fundam sob a perspectiva marxista e estrita-


mente sobre a teoria do valor, a teoria dialética do valor. O que significa partir
desta perspectiva e desta teoria? Por um lado, significa dizer se distanciar das
interpretações que se pautam sob a falência do sistema e, por outro lado, do
fato de que existiria uma política permissiva da parte dos governos consis-
tindo a não regulamentar de maneira adequada os movimentos e a lógica
do capital fictício, especulativo por natureza. Dessa maneira, escapar desta
perspectiva implica negar o voluntarismo do Estado das visões keynesianas. A
análise keynesiana sofre de uma falha similar ao próprio neoliberalismo, mas
no sentido inverso. Se o neoliberalismo tem uma fé cega no mercado, como
se ele fosse capaz de tudo, o keynesianismo, opostamente, coloca suas crenças
em uma capacidade toda poderosa do Estado. A perspectiva de Marx, pelo

5
Parte dos itens 2 e 3 deste artigo foram extraídos e traduzidos de Carcanholo e Sabadini (2008 e
2010) e Sabadini (2015a).
A teoria do valor–trabalho em Marx 67

contrário, sustenta não somente a existência de contradições internas e ineren-


tes à sociedade capitalista, mas também seu agravamento no tempo; seu anta-
gonismo torna-se inevitavelmente mais e mais agudo. Assim, a intervenção do
Estado, como instância contraditória, mas capaz de representar os interesses
do capital, apesar de que ela possa amenizar a intensidade e as consequências
das crises, sobretudo nas fases mais profundas, não é tão potente para impedir
o processo de contradição inerente ao sistema.
Compreender a crise atual em uma perspectiva verdadeiramente marxista
implica então na identificação de contradições existentes na fase atual do capi-
talismo e, sobretudo, colocar em evidência a contradição principal que explica
o desenvolvimento desta etapa. Para isso, nós não temos outra escolha que
a utilização da teoria dialética do valor, interpretada não somente como uma
teoria dos preços, mas igualmente como uma teoria da riqueza capitalista e,
mais amplamente, como uma teoria científica do funcionamento desta socie-
dade. É necessário também, uma boa compreensão da dialética dos conceitos
de capital fictício e lucros fictícios —estes mesmos derivações necessárias da
teoria do valor-trabalho.
Sobre o primeiro ponto, é importante sublinhar que as análises que in-
troduzem a noção de valor enquanto medida determinando diretamente os
preços do mercado deturpam uma correta interpretação da teoria marxista, so-
bretudo quando os autores se apresentam como adeptos desta mesma teoria. A
noção de valor por eles, compreendida em sua dimensão quantitativa, ou seja,
como valor de troca, deve ser considerada como capaz de exprimir a amplitude
da riqueza produzida socialmente em seguida à produção de uma mercadoria
particular. De fato, trata-se aqui do valor de troca. Seu preço exprime a capaci-
dade de apropriação da riqueza produzida —o valor— da parte do vendedor.
Assim, os conceitos de produção e apropriação capitalista são fundamentais,
mas diferentes. A teoria do valor exige que, na análise concreta da totalidade,
nós possamos identificar como e quem produz o valor e como e quem se
apropria. Em segundo lugar, a noção de valor, compreendida como uma forma
da riqueza capitalista na sua dimensão qualitativa, deve ser considerada como
processo de desenvolvimento real. Sua transformação de simples mercadoria
em «Ser tendo vida própria», o processo de «substantivação do valor» —que se
68 Mauricio de Souza Sabadini

transforma em capital, verdadeiramente agente social e histórico—, é essencial


à boa compreensão do funcionamento da sociedade capitalista.
Portanto, uma questão central para apreender o capitalismo em geral, do
ponto de vista da teoria dialética do valor, é esta da contradição entre produção
e apropriação da riqueza. E isso não somente no que concerne a relação entre
capital e trabalho, mas também para a redistribuição/transferência do exce-
dente-valor para os não-trabalhadores e entre as diferentes frações ou formas
autonomizadas do capital que aparentemente funcionam como agentes capa-
zes de suas próprias lógicas, independentes dos seres humanos. É precisamente
isso que nos permite caracterizar a fase atual do capitalismo como especula-
tiva e parasitária, presidida pela insuficiente capacidade do capital produtivo
de gerar um verdadeiro excedente econômico real a fim de responder as exi-
gências da remuneração do capital fictício e do capital em seu conjunto. Estes
fatos trazem consequências não somente sobre as relações intracapitalistas,
mas também sobre as existentes entre o capital e o trabalho, como a intensi-
ficação do trabalho.
Muitos autores não tratam a riqueza capitalista como unidade contradi-
tória entre conteúdo material e a forma social —e que a segunda predomina
sobre a primeira. De fato, eles não entendem a dimensão dialética da teoria de
Marx, eles têm uma interpretação unidimensional da riqueza. O crescimento
do excedente material capitalista não é incompatível com a conclusão marxis-
ta da baixa tendencial da taxa de lucro. O lucro não pode ser visto unicamente
sob sua dimensão material, física. Ele é social, resultado da exploração do tra-
balho e isso é a dimensão decisiva para o capital.
Um fato curioso, geralmente menos aceito, é a ideia segundo a qual o tra-
balho tem tendência a ser cada vez mais «descartável» ou ao menos minimi-
zado na produção dita «material» das mercadorias, devido ao progresso tecno-
lógico. Qual conclusão tirar? Alguns sugerem que a centralidade do trabalho
desaparece em nossa sociedade e que a teoria do valor-trabalho estaria, na
melhor das hipóteses, ultrapassada. Não concordamos com essa análise. Eles
esquecem, ou não entendem, que Marx já anunciava, desde seus estudos para
a redação de O Capital, a tendência ao crescimento da composição orgânica do
capital, mostrando assim que o sistema é contraditório por ele mesmo. Eles
A teoria do valor–trabalho em Marx 69

identificam isso ao fato de que o trabalho é consideravelmente substituído


pelo capital constante; não analisam o capitalismo a partir de suas contradi-
ções, inversões, negações, enfim, de sua essência; querem demonstrar que se
a teoria do valor trabalho era válida, ela não é/será mais. Assim, desaparece a
centralidade do trabalho.6

O capital fictício e os lucros fictícios: um breve resumo

Como sabemos, nos capítulos do Livro iii de O Capital encontramos indicações


de Marx sobre a categoria capital fictício, indicações essas que se concretizam
mais claramente nos capítulos xxix e xxx da referida obra. Também é de
conhecimento geral que o volume deste livro não foi terminado pelo autor,
tendo assim Engels o trabalho de (re) defini-lo e publicá-lo. Se, por um lado,
Marx não fez uma apresentação precisa da categoria capital fictício, por outro,
deixou elementos suficientes para entendê-la como uma construção totali-
zante e não menos enigmática. Suas bases encontram-se ligadas à teoria do
valor trabalho, bem como a categorias como o crédito, o sistema de crédito e
o sistema bancário.
Ao longo da exposição, Marx vai sugerir que o capital dinheiro conduzirá
a uma reprodução ampliada assumindo uma forma ainda mais «imaginária»
e «irreal» que o capital a juros, categoria esta que assume uma forma mistifi-
cada a partir do momento em que os juros aparecem como fonte autônoma
de valorização, separada da mais-valia, mas que, ao mesmo tempo, encontra
ligações diretas com o capital produtivo, gerador de valor e mais-valia.
Mas, a complexificação e autonomização da reprodução financeira nos
sugerem um grau mais elevado que este do capital a juros. Marx sugere que o

6
Estas teses, extremamente atraentes do ponto de vista aparencial, principalmente para aqueles
que pouco conhecem a teoria marxista, estão cheias de inconsistências teóricas. Não temos a
possibilidade de aqui discuti-las, apenas citaremos algumas delas: confundem valor e valor de
troca; não identificam trabalho abstrato e concreto; não compreendem a natureza da mercadoria,
analisando-a apenas como um objeto material; não diferenciam conteúdo com forma social e
histórica, dentre inúmeras outras.
70 Mauricio de Souza Sabadini

dinheiro, à medida que funciona na circulação do capital, constitui as vezes


a figura do capital dinheiro, mas não ainda como capital a juros. No entanto,
desde que sua utilização no sistema de crédito, logo que ele é transformado
em capital a juros, ele existirá como um direito sobre uma renda futura an-
tecipada (sob a forma de títulos).
Agora, «o divórcio [no sentido dialético mais estrito] entre o capital real e
a massa de títulos negociáveis, já pronunciada como excesso de capitalização
de muitas sociedades por ações, torna-se então o todo. A massa de títulos re-
presenta um capital fictício que, sob aparência de uma fração do capital social
total, esconde sua verdadeira característica: de ser um simples título de renda,
dando direito a participação na divisão da mais-valia social» (Mandel, 1962:99).
Inicialmente, a acumulação de direitos sobre a produção futura fica ligada,
sob a forma de capital a juros, a uma acumulação real, que provém da trans-
formação do capital dinheiro na esfera de valorização do capital.7 Esta forma,
segundo Marx, corresponde à mais fetichizada do capital (d-d’). Ao mesmo
tempo, «com o desenvolvimento do capital portador de juros e do sistema de
crédito, todo capital parece duplicar e às vezes triplicar pelo modo diverso em
que o mesmo capital ou simplesmente o mesmo título de dívida aparece, em
diferentes mãos, sob diversas formas. A maior parte desse ‹capital monetário›
é puramente fictícia» (Marx, 1985:14).
Para Harvey (1996:171-172), «o capital fictício se converte em capital real na
medida onde são feitos investimentos que provocam um crescimento ade-
quado dos ativos úteis (por exemplo, instalações e equipamentos que podem
criar empregos rentáveis) ou mercadorias úteis (bens e serviços que podem
ser vendidos com lucro)». Nós não concordamos com esta indicação de Har-
vey, e outros que tenham uma perspectiva semelhante a dele. Nós pensamos
que a partir do momento onde o dinheiro de crédito entra no ciclo do capital

7
Desenvolvemos em outro momento a ideia de que o capital a juros, da forma como aqui o expo-
mos, está diretamente relacionado ao conceito tradicional de capital financeiro de Hilferding (1985)
e adotado por inúmeros autores que trataram das questões envolvendo o imperialismo, como
Lênin, Rosa Luxemburgo, dentre outros. A nosso ver, o termo capital financeiro não pertence
a Marx, questão esta relacionada a problemas de tradução, sobretudo na edição francesa. Para
maiores detalhes, consultar Sabadini (2015a; 2015b).
A teoria do valor–trabalho em Marx 71

enquanto capital, quer dizer, como capital dinheiro implicado em uma ati-
vidade produtiva, real, ele será capital a juros e não capital fictício. Este mal
entendido vem do fato de que o capital a juros, que financia a produção e
circulação, e o capital fictício, são categorias diferentes, apesar da segunda
aparecer como consequência da existência generalizada da primeira. O ca-
pital fictício não possui nenhuma substância real e não contribui em nada à
produção ou a circulação de riqueza, no sentido de que ele não financia nem
o capital produtivo, nem o capital comercial.
O capital fictício é uma forma de capital cujo valor deriva de um f luxo de
renda correspondente a um capital já realizado, na qual se aplica uma taxa
de juros, de forma que o proprietário do capital começa a receber uma remu-
neração sem contrapartida em capital produtivo. Por isso, ele dissimula ainda
mais as conexões com o processo real de valorização do capital, consolidando
a imagem que se valoriza por si mesmo, nas transações de compras e vendas
especulativas. Desta maneira, o capital fictício é ainda mais mistificado que
o capital a juros, assumindo um caráter mais complexo e desmaterializado,
«aparecendo como um ref lexo no espelho do capital a juros». Então, são duas
categorias diferentes. O capital a juros é real e o capital fictício está submetido à
dialética real-fictícia, sendo, aparentemente, uma contradição em termos, mas é
nesta dialética real-imaginária que ele ganha sentido (Carcanholo e Sabadini,
2008).
É verdade que estas categorias estão cada vez mais entrecruzadas, tornando
difícil sua separação, sobretudo com o desenvolvimento do sistema de crédito
no capitalismo contemporâneo. Ao longo dos anos também percebíamos a ne-
cessidade de melhor identificar estes entrelaçamentos no próprio capital fictício.
Foi aí que chegamos a uma proposta de entendimento desta complexidade,
o capital fictício de tipo 1 e do tipo 2. O capital fictício de tipo 1 é resultado mais
direto do capital a juros, quando a riqueza real aparece duplicada, como no
caso das ações de uma sociedade anônima que possuem um valor real igual
ao patrimônio da própria empresa. Por mais que tenha relacionamento com a
base real, produtiva, existem razões pelas quais elas devem ser consideradas
como capital fictício: seu valor evolui de maneira independente do valor real do
patrimônio das empresas. Uma valorização especulativa das ações representa,
72 Mauricio de Souza Sabadini

por exemplo, um aumento no volume total do capital fictício na economia. Po-


rém, esta alta tem uma característica distinta do valor original: ela não constitui
um valor real, não tem substância real. Por isso, nós o chamamos de capital
fictício de tipo 2. Estas ideias apareceram em Carcanholo e Sabadini (2008).
Desta forma, o capital fictício aparece como resultado da especulação e todo
movimento especulativo dos ativos reais ou imobiliários, por exemplo, são capi-
tal fictício de tipo 2. Como sabemos, Marx mostrou que os títulos da dívida pú-
blica são também capital fictício. Neste caso, nosso entendimento também não
muda. Quando os títulos da dívida são emitidos para financiar investimentos
reais, como infraestrutura (rodovias, escolas, pontes...), trata-se de capital fictí-
cio de tipo 1. Porém, quando o aumento da dívida é dado pelas despesas im-
produtivas, estamos confrontados diretamente com a criação de capital fictício
de tipo 2, já que ele não tem conteúdo, nenhuma substância real por trás desse
aumento. Assim, o capital fictício provém de três fontes: a) da transformação
em títulos do capital ilusório; b) da aparente duplicação do valor do capital a
juros (no caso das ações e títulos da dívida); c) da valorização especulativa dos
diferentes ativos.
O fato é que o desenvolvimento do capitalismo contemporâneo, caracte-
rizado especialmente pela progressão do capital fictício (ações e títulos), apre-
senta os elementos fundamentais para melhor compreender a emergência des-
ta forma reificada de capital. Como afirmava Hilferding (1970:205), «é a aparição
deste mercado do capital fictício que dá a especulação a possibilidade de se
exercer». Ele dissimula ainda mais as conexões com o processo real de valori-
zação do capital, consolidando a imagem de um capital independente que se
valoriza por si mesmo, sobretudo nos mercados de compra e venda especu-
lativos. Como afirmava Marx (1978b:129), «não resta mais nenhum vestígio de
relação com o processo real de valorização do capital e a ideia de um capital
considerado autômato capaz de criar valor por si mesmo é reforçada».
Se o capital fictício não agrega valor, ele exige remuneração. Uma par-
te dela vem do pagamento de juros que é, como sabemos, uma fração da
mais-valia produzida pela força de trabalho. Ao mesmo tempo, é fornecida
por um lucro obtido nas oscilações de preços dos mercados especulativos de
ações e títulos. Desde então, essas remunerações são também transferências
A teoria do valor–trabalho em Marx 73

de valor-excedente que são produzidas por outros capitais. Como o capital


bancário é composto de dinheiro, de títulos, de ações e depósitos, todas dão
direito a um ganho futuro que se multiplica em diversas transações, opera-
das em um «mundo de papel» —usando a expressão de Marx—, presentes
na categoria fictícia do capital que ele denomina de «capitalização». Agora, a
substantivação do valor-capital e a desmaterialização do dinheiro adquirem
um movimento superior e altamente fetichizado.8
Na perspectiva dialética, este capital fictício é real e fictício. Na aparência, é
real em relação ao ato individual de cada capitalista, já que cada um exige um
pagamento pelos seus empréstimos sob a forma de juros; porém, na perspecti-
va da totalidade do sistema capitalista, na essência, na qual pertence o conjun-
to dos capitalistas, o capital fictício não tem substância, valor-trabalho. Então,
ele é «irreal», se multiplicando a partir de um movimento «independente». Sua
multiplicação se efetua a partir de títulos de crédito sobre a renda futura e
sobre os circuitos de compras e vendas nos mercados especulativos. Parte da
remuneração vem da transferência do excedente do capital produtivo, que está
associado, naturalmente, ao aumento da exploração da força de trabalho. As
receitas orçamentárias pelo Estado, por exemplo, arrecadadas sob a forma de
tributos e pagos principalmente pelos trabalhadores, são direcionadas para os
detentores dos títulos, capital fictício. Porém, a nosso ver, outra parte vem do
que chamamos de lucros fictícios.

Os lucros fictícios

Sempre afirmamos que definir e até mesmo provar a existência dos lucros
fictícios não é tarefa fácil. De certa maneira, demonstrar sua existência é im-
possível, sendo sua aceitação difícil. Primeiramente, compreender sua existên-
cia supõe, a nosso ver, para além da perspectiva dialética, uma interpretação
correta da teoria do valor-trabalho de Marx. Em segundo lugar, pensar uma
demonstração empírica não é totalmente lógico, apesar de que sabemos que
tudo é possível a partir de um bom «trabalho» com os dados.

8
Sobre a desmaterialização do dinheiro, ver Carcanholo (2015).
74 Mauricio de Souza Sabadini

Mas, podemos descrevê-lo e sugerir formas de sua existência, clareando


sua dimensão teórica e sua relação com outras categorias da teoria do valor
-trabalho. Assim, pergunta-se: quais são as características dos lucros fictícios?
Em primeiro lugar, estes possuem uma característica fundamental: são lucros
verdadeiros, eles são reais, tão reais como qualquer outro lucro, do ponto de vista
do ato isolado e individual. E isto torna-se claro se nós consideramos que com
a soma de dinheiro advinda destes lucros, eu posso comprar qualquer mer-
cadoria. Do ponto de vista do mercado, e, portanto, na aparência, os lucros
fictícios são reais e não são indissociáveis de qualquer outro lucro. Mas, ao
abandonarmos as limitações positivistas, ao nos dissociarmos dos atos indi-
viduais e isolados e olharmos o fenômeno do ponto de vista da totalidade,
fazemos outra pergunta: para o conjunto da sociedade, estes lucros são reais?
Eles têm a mais-valia que os dá um caráter substantivo? A resposta é não. Es-
tes lucros aparecem de um dia para o outro e podem desaparecer a qualquer
momento, em razão das f lutuações especulativas dos valores dos ativos, são
como «fumaça». Por isso, na totalidade, na essência, eles são fictícios.9
Sabemos que em Marx os lucros são a manifestação da mais-valia no pla-
no concreto de análise. Tanto é que o autor analisa mais detidamente o plano
da aparência sobretudo no Livro iii de O Capital, iniciando o mesmo com a
análise dos preços de custo e lucro. Até então, Marx trabalhava com a hipó-
tese de que os preços das mercadorias correspondiam ao seu valor (p = v), em
que pese que no Livro i esta indicação já estava presente. Dessa forma, o que
acontece nos movimentos de compra e venda de mercadorias na circulação,
quando os preços diferem do valor, é uma transferência de riqueza. Assim,
a riqueza total não é alterada. Só que esta observação de Marx, correta por
sua natureza, trata de mercadorias que serão consumidas no ato da compra e
venda, ou no curto-prazo. Mas, e aquela que não se destina ao consumo, mas
que vai ser agregada ao patrimônio, como os ativos financeiros? Ela não sairá
rapidamente da circulação, não sendo destruída.
Estes papéis, títulos de várias formas, formam uma «mercadoria espe-
cial» que se autonomiza, assumindo formas estéreis, reificadas, podendo ter

9
Em certo sentido, eles são reais mesmo na essência, já que têm o poder de exigir remuneração.
A teoria do valor–trabalho em Marx 75

valorizações fictícias em espaço de tempo muito curto, criando assim lucros


fictícios que não possuem substância real. O capital fictício que eles repre-
sentam continuam, evidentemente, se apropriando da riqueza produzida no
capital produtivo, mas, ao mesmo tempo, e de maneira não menos contra-
ditória, produz riqueza individual sob a forma de lucros fictícios nos movi-
mentos especulativos.
Por esta interpretação, os lucros fictícios não invalidam a transferência
de valor da esfera da produção para a circulação capitalista, não renuncia
o trabalho como fonte de riqueza; pelo contrário, todos os movimentos das
políticas econômicas conservadoras têm garantido esta transferência. Basta
observar o percentual das receitas orçamentárias que são direcionadas para o
pagamento dos serviços da dívida pública, bem como a adoção de políticas de
governança corporativa no interior das sociedades anônimas para atender aos
interesses dos acionistas, precarizando e intensificando o trabalho no interior
das empresas.
Ao mesmo tempo, queremos sinalizar para o fato de que Marx não tinha
como indicar em seu momento histórico o alto grau de autonomização das
formas funcionais do capital da fase atual do capitalismo contemporâneo,
onde o capital fictício assume papel primordial. Mas, ele deixou, naturalmente,
base teórica para entendê-la e fortes indicações, a nosso ver, para que possa-
mos sugerir, por exemplo, os lucros fictícios.
Atualmente, o volume de transações financeiras, sobretudo aquelas asso-
ciadas ao capital fictício, ultrapassa enormemente aquele vinculado a atividade
produtiva, como já indicado inicialmente. Ao mesmo tempo, o próprio f luxo
de tempo e espaço é alterado profundamente interferindo na dinâmica atual
das compras e vendas de papéis; as operações financeiras são realizadas em
tempo recorde,10 onde os ativos pertencentes ao patrimônio do especulador e

10
O resultado de investimentos para aumentar a velocidade nas transações de compra e venda de
ativos entre os mercados financeiros atinge na atualidade patamares diferenciados. As inovações
permitem «diminuir o tempo de comunicação do trajeto de ida e volta entre Nova Iorque e Chicago
de 16 para 13 milissegundos, diferença considerada enorme para grandes investidores e empresas de
hft [High Frequency Trading], para quem chegar 3 milissegundos depois de seus concorrentes poderia
ser simplesmente fatal para os negócios. Para se ter dimensão do que isso significa, o piscar de olhos
de um ser humano costuma durar cerca de 400 milissegundos» (Paraná, 2016:129).
76 Mauricio de Souza Sabadini

negociados nas praças financeiras podem apresentar uma valorização especu-


lativa em seus preços. Por isso, os lucros fictícios são momentâneos, aparecem
e desaparecem nos movimentos especulativos dos mercados financeiros. Do
ponto de vista individual ele existe, à medida que se transformou em riqueza
particular, riqueza do ponto de vista do conteúdo material, na sua forma de
valor de uso e valor de troca.
Porém, do ponto de vista social e histórico, ele é fictício, não possui subs-
tância do valor-trabalho em seu interior. Evidentemente ele não anula os lu-
cros que são manifestações concretas da mais-valia, tal qual Marx apontava
no Livro iii, porém expressam a dialética da negação em seu mais alto grau,
sendo lucros reais apenas do ponto de vista aparencial. E esta característica
traz consigo elementos de instabilidade sistêmica? Evidente que sim. Essa rea-
lidade ilusória cobra seu preço na própria contradição de sua existência e tam-
bém nas crises. Sua ligação está diretamente relacionada ao que chamamos de
capital fictício de tipo 2, sendo que seu crescimento ultrapassa as fronteiras da
produção de riqueza real.
Enquanto discutíamos os lucros fictícios no momento de sua elaboração,
descobrimos que Hilferding também abordou os lucros advindos dos ganhos
especulativos, chamando-os de lucros diferenciais. Mas, entre os lucros diferen-
ciais e os lucros fictícios existem semelhanças e diferenças (conferir em Saba-
dini, 2015a). Se o fato de um autor clássico como Hilferding (mesmo não em
basando teoricamente sua indicação) ter sugerido estes ganhos especulativos
significa dizer maior «confiabilidade» para a aceitação dos lucros fictícios, eis
então que temos mais um argumento...
Mas, o que nos interessa aqui é indicar que uma alta especulativa da bolsa,
por exemplo, resulta de um crescimento do capital fictício de tipo 2 e, como con-
sequência, da aparição de lucros fictícios. Eles crescem o volume de capital fictí-
cio existente no conjunto da economia, tendo sua lógica relacionada a criação de
riqueza fictícia. E este jogo especulativo, intensificado no capitalismo contempo-
râneo, contribui para o crescimento da instabilidade verificada no capitalismo
mundial sob a forma de crises que eclodiram ao longo dos últimos anos.
A teoria do valor–trabalho em Marx 77

Crises capitalistas recentes: novidades?

O debate clássico das crises capitalistas já foi muito trabalhado na literatura


especializada. Não é nosso propósito aqui descrever as teses marxistas que
tratam das crises pela ótica das teorias da causalidade (crise de subconsumo,
de superprodução, da queda da taxa de lucro, da desproporção setorial), das
teorias multicausais, que englobam causas isoladas em uma única, ou mes-
mo das teorias da «lacuna», que afirmam não haver uma teoria sistemática e
completa das crises em Marx. A teoria da totalidade, que critica estas que se
concentram nas causas e manifestações, deixando de lado o conceito e sig-
nificado das crises, talvez seja aquela que, a nosso ver, mais se aproxima de
uma visão ampla e abrangente de se compreender as crises no capitalismo. Ela
se pauta na compreensão de todo o percurso dialético-expositivo da obra de
Marx, levando com isso a necessidade de se conhecer os três livros de O Capi-
tal. A causalidade dá lugar ao modo de exposição, passa-se a entendê-la como
resultado, consequência das próprias contradições do capital.11
A crise se torna mais visível quando Marx aponta os aspectos concretos
do capitalismo no Livro iii, relacionada a pluralidade de capitais e também a
concorrência intracapitalista na busca pela apropriação do excedente. Neste
contexto, sobretudo nos capítulos finais, a discussão envolvendo o capital fic-
tício vai aparecendo gradativamente, no próprio processo de autonomização
das formas funcionais do capital.12 Evidentemente, assim como as outras ante-
riores, a crise recente, como a que eclodiu mais fortemente entre 2008-2009, são
crises capitalistas que ref letem as manifestações por vezes contraditórias do
capital na busca por produção e apropriação de excedente.
Porém, a nosso ver, traços diferenciados são observados nas crises recentes.
O peso da riqueza financeira, fictícia em sua essência; a sofisticação das ope-
rações financeiras; os investimentos tecnológicos para encurtar os f luxos de
espaço-tempo; a interligação dos mercados globais; os novos e complexos pro-
dutos financeiros, etcétera, são alguns destes que intensificaram os movimentos

11
Uma ótima leitura desta interpretação é a de Antunes e Benoit (2009).
12
Este processo foi descrito em Sabadini (2013).
78 Mauricio de Souza Sabadini

fictícios do capital ao longo das últimas décadas.13 Este processo, que não tem na
essência de sua origem o desenvolvimento das novas tecnologias de transmis-
são de dados, como querem crer alguns, mas sim na autonomização necessária
do capital a um estágio altamente reificado de suas relações, nos parece sugerir
que os lucros fictícios ganham novos «aliados», incorporando-se às crises capi-
talistas recentes.
A existência de lucros fictícios que ultrapassem a massa de mais-valia gerada
no sistema, por mais que possam servir no curto-prazo como contratendência
à queda na taxa de lucro, potencializa os limites de novas crises devido ao fato,
central em nossa análise, de que somente a força de trabalho é capaz de criar
valor e mais-valia, alimentando o sistema. Neste sentido, a teoria do valor-tra-
balho é radicalizada em nossa leitura, já que os lucros fictícios não são capazes
de sustentar a dinâmica de reprodução ampliada do capital, daí as crises. Como
já afirmamos, sua existência é ilusória, fictícia, ao menos na totalidade. A multi-
plicação de riqueza fictícia nos mercados secundários de títulos, representativa
do capital fictício de tipo 2, funciona como um estopim, as chamadas «bolhas
especulativas», e intensificam a tentativa do capital de se valorizar de maneira
autônoma, sem mediação no ciclo global. É no interior deste processo, que
se relaciona à inversão e negação, que inserimos os lucros fictícios nas crises
recentes.

Procurando avançar, mas ainda em construção...

De fato, como aqui já indicamos, aceitar a existência dos lucros fictícios não é
algo tão simples, sobretudo quando se acredita que possíveis proposições não
explicitadas diretamente na obra de Marx não possam ser feitas, mesmo em
uma tentativa de desvendar as novas faces do capitalismo contemporâneo. Ao
propormos os lucros fictícios, acredito que nos posicionamos também entre
os extremos das leituras correntes: por um lado, sugerimos novos elementos
na leitura de Marx, mantendo o teor do que acreditamos ser o pilar central

13
Sobre a crise de 1929 e 2008, ver Mazzucchelli (2008).
A teoria do valor–trabalho em Marx 79

de seus fundamentos, a teoria do valor-trabalho; por outro, não comungamos


com a ideia de que esta teoria não tem mais a capacidade de explicar a na-
tureza do sistema já que seus fundamentos foram pretensamente postos em
xeque com a dinâmica especulativa centrada no capital fictício, não sendo
mais o trabalho o elo central e fundante. Talvez, para estes últimos, os lucros
fictícios acabam sendo a prova cabal de que Marx está, em todos os sentidos,
enterrado. Mas, eles estão enganados.
É verdade, porém, que, a partir do que já foi desenvolvido, sentimos a
necessidade de melhor «categorizar», se isso é possível, os lucros fictícios no
seio do pensamento de Marx, dando-lhe maior e melhor substância e caráter
exploratório, ampliando e aprofundando suas mediações teóricas. E isso é
natural e necessário num processo de construção e constituição de ideias,
afinal, a conformação entre teoria e história nos permite avançar no debate,
mesmo que gradativamente.
Sinto dizer, como já deixei claro anteriormente, que não existe neste mo-
mento um amadurecimento que me permita avançar suficientemente nesta
temática. Faltam ainda leituras e ref lexões avançadas no tema, bem como
debates no interior do grupo de pesquisa. Apesar disso, tentarei dar aqui um
primeiro passo, singelo e preliminar, em algumas mediações que possam per-
mitir, por hipótese, avançar na discussão dos lucros fictícios. Sendo então
ideias preliminares para posteriores desenvolvimentos, assumo o risco de ex-
pô-las aqui, mesmo sabendo que a exposição não será densa e extensa.

O negativo e a inversão

Presumidamente, o negativo e a inversão em Marx aparecem a partir do de-


senvolvimento de seu pensamento que expõe a natureza dinâmica e con-
traditória das próprias categorias, configurando-se, de fato, via constituição
histórica e teórica das mesmas. Evidentemente, quando nos referimos a esta
contradição, o preceito da dialética torna-se condição para sua existência; as-
sim sendo, leituras metafísicas de Marx não alcançarão, portanto, esta dimen-
são e muito menos as indicações que aqui faremos sobre os lucros fictícios.
A mercadoria, por exemplo, inicialmente constituída por valor de uso e valor
80 Mauricio de Souza Sabadini

de troca, aparece a princípio como conteúdo material da riqueza para a socie-


dade, sendo depois negada. No percurso de seu desenvolvimento, Marx vai
mostrando que, sob a perspectiva social e histórica, ela é de fato valor de uso
e valor, este último expressando as relações sociais contidas na reprodução
das mesmas. Assim, «o valor, como expressão nas coisas (nas mercadorias)
das particulares relações mercantis de produção, é a forma social e histórica da
riqueza na época capitalista» (Carcanholo, 2015:41). A riqueza, então, também
passa a se manifestar em outro estágio de evolução categorial, se substantiva
em outra expressão.
Evidentemente, este processo não se deu por acaso em Marx, faz parte de
seu método de investigação e exposição. Sabemos que no Posfácio da Segunda
Edição do Livro i de O Capital, Marx, ao falar da dialética hegeliana criticando-a
e defendendo-a, diz que

confessei-me abertamente discípulo daquele grande pensador [Hegel] (...). A misti-


ficação que a dialética sofre nas mãos de Hegel não impede, de modo algum, que
ele tenha sido o primeiro a expor as suas formas gerais de movimento, de maneira
ampla e consciente. É necessário invertê-la [grifo nosso], para descobrir o cerne
racional dentro do invólucro místico (Marx, 1983:20 -21).

Continua o autor: «em sua configuração racional, (...) ela inclui ao mesmo
tempo o entendimento da sua negação [grifo nosso], da sua desaparição inevi-
tável; porque apreende cada forma existente no f luxo do movimento, portanto
também com seu lado transitório» (Marx, 1983:21).
Desta forma, corrigir o viés idealista de Hegel passava pela inversão ao colo-
car o materialismo, a crítica e o caráter revolucionário no centro de suas aná-
lises. O cerne racional no lugar do invólucro místico, assumindo a verdadeira
«posição» para Marx, invertendo-a de cabeça para cima. Grespan nos chama
atenção de que «pôr a dialética de cabeça para cima implica corrigir o viés idea-
lista e apresentar corretamente a vida material como produtora das represen-
tações mentais. Certamente, este significado da ‹inversão› da dialética aponta
para uma interpretação possível e fértil em consequências» (2002:30). Mas, o
autor sugere também que não é só inversão de ordem entre real e imaginário,
A teoria do valor–trabalho em Marx 81

«impõe-se, pois, pensar dialeticamente todo o procedimento, de modo que


também a forma lógica se altere com seu conteúdo real» (Grespan, 2002:31). Este
autor leva também em consideração o sentido da tradução das palavras, onde
«a «inversão» proposta por Marx pode ser entendida como o ato de virar do
avesso, ou melhor, desvirar do avesso algo que estava nesta posição trocada»,
diferenciando de certa forma da interpretação tradicional que a trata como
colocá-la de «cabeça para cima».
Tendo em vista estes aspectos, Marx, ainda no capítulo 1 do Livro i de O
Capital, capítulo este central em sua obra, foi construindo e destruindo suas
conexões categoriais num constante processo de transformação; a antítese
contida nesta mudança acima indicada nega as categorias inicias e ao mesmo
tempo as reafirma, só que em outro momento de construção teórico-metodo-
lógico, em outro plano existencial, como nas formas do valor. Assim, o negativo
já está presente nas primeiras páginas de sua obra máxima.14
A existência do dinheiro, por exemplo, ao lado das mercadorias se mani-
festa de forma contraditória indicando a antítese presente nas propriedades
naturais particulares das mercadorias e as propriedades sociais universais do
dinheiro, enquanto equivalente geral. Esta contradição também se revela na
decomposição dos atos de compra e venda das mercadorias onde a identidade
imediata pode deixar de existir, separando-as espacial e temporalmente, dan-
do origem a possibilidades de desproporções entre as trocas.

O dinheiro entra assim em contradição consigo mesmo e com sua determinação,


uma vez que o próprio dinheiro é mercadoria particular (mesmo quando somente
signos) e, em consequência, em sua troca por outras mercadorias está por sua vez
submetido a condições de troca particulares que contradizem sua permutabilidade
absoluta e universal (Marx, 2011:99).

Segundo Marx, estes fatores deixam claros os limites das políticas e refor-
mas monetárias burguesas. Nesse ínterim,

14
Benoit (1996) faz esta análise tendo como referência alguns capítulos do Livro i de O Capital.
82 Mauricio de Souza Sabadini

vemos, portanto, como é imanente ao dinheiro realizar suas finalidades à medida


que simultaneamente as nega; se autonomizar em relação às mercadorias; de meio,
devir fim; realizar o valor de troca das mercadorias ao se separar dele; facilitar
a troca ao cindi-la; superar as dificuldades da troca imediata de mercadorias ao
generalizá-las; autonomizar a troca em relação aos produtores na mesma medida
em que os produtores devêm dependentes da troca (Marx, 2011:100).

O próprio processo de construção do valor-capital, ao passar da merca-


doria, valor de uso, valor de troca, valor, formas do valor, dinheiro, capital,
representa então uma constante negação e afirmação do processo evolutivo
anterior das categorias. É o que afirma Benoit quando diz que a obra O capital
«seria a descrição de uma série de gêneros antitéticos que vão se cruzando
e construindo novas antíteses, em cada cruzamento antitético que ocorre, o
negativo se aprofunda», e as oposições, que se amplificam, acabam envoltas
em uma «totalidade contraditória insustentável, onde o negativo prevalece
destruindo a identidade do modo de produção capitalista» (2007:2).
Este processo contraditório ocorre em outras categorias ao longo da obra,
como, por exemplo, no trabalho concreto e abstrato; na mais-valia absoluta,
relativa e extra; na substância e medida de grandeza do valor; na circulação e
produção; no valor e no preço; na mais-valia e no lucro; na taxa de mais-valia
e na taxa de lucro; na concorrência intracapitalista; nos juros que se multi-
plicam aparentemente a partir dos empréstimos; no ganho empresarial que
ilusoriamente surge do trabalho do capitalista; no capital que se autonomiza;
no capital que se torna «fictício», «falso» e, porque não, nos lucros fictícios
(também «falsos») que, como indicamos, são desprovidos de mais-valia. São
várias as indicações e as relações contraditórias entre as categorias, o seu
não-ser mostra-se e revela-se na antítese presente nelas.
No Livro iii de O Capital, Marx estava procurando concretizar e expor as
manifestações das categorias construídas anteriormente, indicando como elas
aparecem na superfície da sociedade. Sabemos que neste livro, «trata-se muito
mais de encontrar e expor as formas concretas que surgem do processo de mo-
vimento do capital considerado como um todo» (Marx, 1984:23). De fato, neste volume
muitas das categorias desenvolvidas por Marx se dão por sua inversão e negação
A teoria do valor–trabalho em Marx 83

a partir do momento onde ocultam sua origem e seus fundamentos contradi-


tórios. O lucro dos empresários, por exemplo, é um deles.
Quando Marx trata da repartição quantitativa e qualitativa entre os juros e
lucro do empresário no capítulo xxiii, «Juro e ganho empresarial», a oposição
e contradição entre as categorias se revelam. Vejamos:

Tão logo parte do lucro assume em geral a forma de juro, a diferença entre o
lucro médio e o juro, ou a parte excedente do lucro sobre o juro, transforma-se
numa forma antitética ao juro, na do ganho empresarial. Essas duas formas, juros
e ganho empresarial, somente existem em sua antítese. Ambas não estão, pois, re-
lacionadas à mais-valia, da qual são apenas partes fixadas em categorias, rubricas
ou nomes diversos, mas estão relacionadas uma à outra. Porque parte do lucro se
transforma em juro, parte aparece como ganho empresarial (1984:283).

Entre os juros e o lucro dos empresários, a relação de antítese é visível,


relacionando-se inclusive com o entorno da concorrência intracapitalista; já
na relação entre juros e o trabalho, a relação de antítese está apagada, dissi-
mulada ao extremo, já que os juros aparecem totalmente desconectados do
trabalho. No lucro empresarial, o «salário de superintendente» aparece como
independente da própria relação da propriedade privada, ele surge, como diz
Marx, como salário comum, advindo do esforço e do «trabalho complicado»
do capitalista, ocultando a relação de exploração que a força de trabalho está
submetida. Já os juros, no entorno do capital a juros, apresenta-se como ad-
vindo do empréstimo a terceiros, constituindo-se aparentemente via relação
jurídica entre prestamista e mutuário, daí o seu caráter enigmático. Ele surge
de maneira independente, autonomizado, permitindo uma multiplicação e se
apresentando sem conexão com o trabalho e sua base real, substantiva, inver-
tendo a relação sujeito-objeto.
A nosso ver, este caráter enigmático é ainda mais elevado com o capital
fictício (d-d’) já que ele, como indicamos anteriormente, não pode ser confun-
dido com o capital a juros (d-d-m-d’-d’) que, do ponto de vista do ciclo total,
tem uma relação direta com o capital produtivo. Outros aspectos são im-
portantes, como o fato de que no Livro iii o caráter individual do capitalista
84 Mauricio de Souza Sabadini

também passa a fazer parte da própria lógica de apropriação do excedente


gerado. Quando Marx fala da taxa de lucro, por exemplo, indica, dentre ou-
tros fatores, que «ela depende de conjunturas particulares e, ao fechar cada
transação individual, da maior ou menor astúcia e diligência do capitalista»
(1984:279). Este caráter subjetivo, tantas vezes cobrado em Marx, vai interfe-
rir na apropriação da mais-valia gerada globalmente. Assim, «a distribuição,
portanto, não obedece mais apenas as proporções estabelecidas pelo trabalho,
mas também as da propriedade; (...) os lucros apropriados diferem da mais-
-valia originada por cada capital» (Grespan, 2011:19).
Há também, a nosso ver, a inversão na determinação da taxa de juros em
Marx. Da taxa de lucro como originária passa-se a taxa de juros como de-
terminante nesta relação, sendo que esta última é inf luenciada por diversos
fatores e não somente pela oferta e demanda de capital dinheiro.15 No limite
do exposto aqui, e mesmo que de maneira introdutória, há que se destacar as
seguintes questões: de que forma os lucros fictícios se relacionam ao debate
aqui proposto e, mais ainda, como eles estariam associados com as crises ca-
pitalistas contemporâneas? Terminaremos este artigo apontando, mesmo que
preliminarmente, algumas indicações para estas perguntas.
Já indicamos anteriormente que, a nosso ver, as crises são intrínsecas e ine-
rentes à estrutura do próprio capital, revelando a sua natureza contraditória,
mesmo que elas apareçam sob formas e a partir de causas diferentes. Já em
seu posfácio, Marx (1983:21) afirmava que «o movimento, repleno de contra-
dições, da sociedade capitalista faz-se sentir ao burguês prático de modo mais
contundente nos vaivens do ciclo periódico que a indústria moderna percorre
e em seu ponto culminante —a crise geral». Crise geral, como as mais profun-
das, as de 1929 e 2008/2009, sendo que esta última permanece, a nosso ver, até
os dias atuais.
Se são crises capitalistas gerais, admitimos também o fato de que as cri-
ses contemporâneas manifestam-se com particularidades, dentre as quais um
intenso processo de expansão do capital fictício. Na esteira deste processo de
autonomização do capital, onde o capital fictício assume lugar central, os lucros

15
Para maiores detalhes, consultar Sabadini e Nakatani (2015).
A teoria do valor–trabalho em Marx 85

fictícios representariam um fetiche ainda maior do capital na busca pelo encur-


tamento do ciclo global, representando portanto parte do capital fictício (d-d’).
Se não são os lucros fictícios, de que outra forma então o capital fictício, ao
menos o de tipo 2, cresceria? Não tem outra forma, se dá via lucros fictícios. A
valorização fictícia, e supostamente a perda da centralidade do valor-trabalho,
como defendem alguns, tem portanto nos lucros fictícios sua representação
máxima. Esta negação seria o ápice de «independência» do capital, a negação
total estaria realizada. Mas, como indica Grespan, «o capital não se afunda na
contradição inteiramente» (2002:41), a não ser que ele já não exista ou esteja já
em transição para outro sistema, como sugerem alguns.
Os lucros fictícios expressam então exatamente o processo de negação ex-
trema, de inversão da dinâmica da acumulação que, é importante frisar, não
sustenta o padrão de acumulação capitalista no longo-prazo. Isto em função
de uma simples resposta: esta dinâmica só é possível, nos marcos deste siste-
ma, a partir da exploração da força de trabalho, portanto, da geração de valor
e mais-valia.
É verdade contudo que ele pode, do ponto de vista aparencial, funcionar
no curto-prazo como contratendência à queda na taxa de lucro, o que não
possibilita, como sabemos, revigorar e sustentar o capitalismo e seu processo
reprodutivo ampliado, dado de forma extremamente atrofiada ao longo das
últimas décadas. A lucratividade das atividades financeiras foi extremamente
elevada, sustentada, por um lado, pela transferência de excedente da esfera real,
e, de outro, pelos lucros fictícios, lucros estes que geraram «bolhas financeiras»
frequentes no «sistema de crédito internacional», maneira como Marx se referia
ao chamado sistema financeiro. Inevitavelmente, as crises tornaram-se cons-
tantes e agudas na contemporaneidade.
No primeiro caso, o capital intensificou o trabalho a partir das mudanças
técnicas, organizacionais e gerenciais, alterando diretamente as forças pro-
dutivas do trabalho e precarizando ainda mais as condições de trabalho e
de vida da ampla maioria da população (Lupatini, 2015). Estas alterações, que
extraem mais-valia por suas conhecidas formas clássicas, remuneraram o
capital produtivo e as demais formas autonomizadas como o capital fictício,
intensificando os mecanismos de transferência tanto pela dívida pública, pela
86 Mauricio de Souza Sabadini

remuneração dos dividendos via ações (capital acionário), como por outros
instrumentos financeiros mais sofisticados, como os derivativos. Adicional-
mente, incluímos neste processo os lucros fictícios.
De fato, do ponto de vista da totalidade, os lucros fictícios não invalidam
ou anulam os lucros que se manifestam via dissimulação da mais-valia, o
que denominaremos aqui de lucros «reais» numa contraposição ao «fictí-
cio»; porém, expressam a dialética da negação, sendo lucros efetivos apenas
na aparência. A sua realidade ilusória acentua as contradições e crises. Se
as novas antíteses vão aparecendo e o negativo se aprofunda, negando as
categorias iniciais e fundantes da lógica de produção e reprodução, é per-
feitamente aceitável que o capitalismo busque, ou tente pelo menos, novas
formas de valorização, como via lucros fictícios, mesmo que estes não te-
nham substância e não permitam consequentemente sua sustentabilidade
no longo-prazo.
Os lucros fictícios aparecem, na tentativa do capital de negar a teoria do
valor-trabalho, como contraditório e insustentável, reafirmando a dinâmica
da acumulação em momento posterior. A negação, ou tentativa pelo menos, da
identidade capitalista entre a massa de valor e o lucro global pela via dos lucros
fictícios caracteriza assim a sua antítese máxima com os lucros «reais», sendo
mais uma forma nas já anteriormente citadas.
Como fruto do crescimento do capital fictício de tipo 2, os lucros fictícios
surgem como uma «necessidade» de representar este tipo de capital fictício,
sendo necessário até mesmo para sua existência. É verdade que as antíteses,
inversões e negações entre as categorias citadas anteriormente —como juros,
lucro do empresário, lucro, etcétera—, sugerem que as mesmas apareçam de
forma «independente» do trabalho, e que de fato sabemos que não são. Neste
sentido, não é possível associarmos linearmente esta mesma investigação, sem
as devidas mediações, ao caso dos lucros fictícios, já que eles são realmente
independentes do trabalho, advém dos ganhos especulativos em algo grau
de mistificação. Desta forma, seu fetiche é ainda mais extremo e seu caráter
ainda mais enigmático, ocorrendo pela tentativa de negação total do capital
em relação à sua fonte de sobrevivência. Por isso, estes lucros são transitórios,
surgem e desaparecem nos movimentos especulativos.
A teoria do valor–trabalho em Marx 87

De fato, o valor-trabalho não deixa de ser na totalidade a base das trocas


e da sociabilidade humana. A sua negação não se completa totalmente. Mas,
ao mesmo tempo, os lucros fictícios representam em grau elevado a totalidade
contraditória insustentável, tendo como espelho o próprio negativo no seu
processo incessante de autodestruição, sem o fatalismo da débâcle do sistema,
mas já indicando os passos largos da barbárie reinante.

Vitória (es), Brasil, fevereiro 2017

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89

Especificación histórica de la superexplotación


del trabajo que tiene lugar bajo la globalización neoliberal

Jorge Veraza Urtuzuástegui

En memoria de Paul Mattick

En lo que sigue sustentaré la tesis de la existencia de una superexplotación del


trabajo generalizada y sistemática, rasgo peculiar del capitalismo neoliberal
globalizado. En principio, debo advertir que algo como eso parece ser impo-
sible. Precisamente porque el capitalismo se caracteriza por la explotación de
plusvalor absoluto y relativo a la clase obrera, la superexplotación sólo puede
ser un fenómeno particular al lado y subordinado a esa explotación. En efecto,
se trata de una paradoja: ¿cómo es concebible que la explotación de plusvalor
sea un fenómeno generalizado en la globalización capitalista y la superexplo-
tación no sea sólo un fenómeno específico y marginal sino generalizado y sis-
temático, si en aparencia ambas realidades no pueden coexistir? O bien, ¿una
superexplotación generalizada no podría existir al lado de la explotación de
plusvalor, sino únicamente ser un fenómeno inscrito en la superexplotación?
Por un lado, la mundialización del capitalismo involucra la explotación
generalizada de plusvalor; y por otro, la generalización y sistematización de la
superexplotación del trabajo. Al respecto, estableceré las condiciones de posi-
bilidad para que algo doble y paradójico sea factible. Se examinarán formas de
sobreexplotación del trabajo existentes bajo el cielo de la globalización neoli-
beral —más bien infierno—, que pasan desapercibidas y no parecen ser tales.
Paradojas así, propias del capitalismo, son el tipo de problemas que El capital
de Karl Marx (1975a) se ocupa de resolver magistralmente, como lo ilustra el
final del capítulo 4 del tomo i, por lo que recurriré a esa obra y me aventuraré
a resolver la paradoja antedicha.1

1
Cito la clásica formulación paradójica de Marx acerca del surgimiento del plusvalor: «La trans-
formación del dinero en capital ha de desarrollarse sobre la base de las leyes inmanentes al inter-
cambio de mercancías, de tal modo que el intercambio de equivalentes sirva como punto de partida.
Nuestro poseedor de dinero, que existe tan sólo como oruga capitalista, tiene que comprar las
90 Jorge Veraza Urtuzuástegui

Dominio del capital industrial, neoabsolutismo y superexplotación

1. La ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia —que es la ley del


desarrollo capitalista confirmada en la crisis económica mundial que estalló
en septiembre de 2007 y se mantiene hasta la fecha— es, también, la ley del do-
minio del capital industrial (Marx, 1972a). Vista la escena actual desde El capital,
no podría afirmarse que es la del dominio del capital financiero neoliberal;
aunque ese es el modo referido por la mayoría de los economistas de izquier-
da reputados de marxistas y que recurren al libro para entender y analizar la
realidad. Se trata de un uso espurio de la obra de Marx, de un utilitarismo que
no respeta la índole del instrumento que utiliza si encuentra en él algo que
le convenga a sus fines. En ese sentido, partiendo de la idea hilferdingniana
de que lo que domina es el capital financiero (Hilferding, 1963), el economista
presuntamente marxista expresa: «Usaré El capital de Marx, tan buen libro,
para analizar la realidad contemporánea, pues soy marxista»; si bien, Marx
no habla del dominio del capital financiero ni puede caber un engendro tal
en su teoría.
Entonces, es un instrumentalismo que cree poder utilizar cualquier cosa
para cualquier tarea. Como si se usara un desarmador de cruz para af lojar
cualquier tornillo o, mejor aún, para subirse en él y usarlo como avión para
volar a algún paraíso fiscal (por ejemplo, en las Islas Bahamas, de tan hermoso
paisaje y buen clima). El mismo juicio merecería aquel economista presunta-
mente marxista que actuara análogamente y asumiera lo que entiende por
capital financiero basándose en Vladímir Ilich Lenin, mejor que en Rudolf
Hilferding, en quien se basaba Lenin (1960) para aludir al capital financiero
como la relación de producción dominante en el imperialismo.
En efecto, según los tres tomos de El capital, la relación de producción
dominante bajo el capitalismo en todas sus formas, incluida la del imperia-
lismo, es el capital industrial dedicado a explotar plusvalor de la clase obrera.

mercancías a su valor, venderlas a su valor y, sin embargo, obtener al término del proceso más
valor que el que arrojó en el mismo. Su metamorfosis en mariposa debe efectuarse en la esfera de
la circulación y no debe efectuarse en ella. Tales son las condiciones del problema. Hic Rhodus, hic
salta! [¡Ésta es Rodas, salta aquí!]» (Marx, 1975a).
Especificación histórica de la superexplotación 91

Aunque en ciertas situaciones históricas pareciera que dominan los bancos o


el comercio o el Estado o una fusión de algunos de estos términos o de todos
y otros más (como la tecnología informática o los medios de comunicación
de masas, o los «servicios»), esta apariencia sólo enmascara el dominio del
capital industrial. Apariencia que es una de sus formas de defensa para lograr
el dominio y la explotación —y superexplotación— de plusvalor de la clase
obrera. Con base en la explotación y la superexplotación el capitalismo existe
y se desarrolla.
Así que el capital financiero neoliberal no domina ni podría hacerlo; es una
ficción creer que en el neoliberalismo, por ejemplo, domina el capital financiero.
No existe el control del capital financiero ni podría existir en la realidad, sólo
en la imaginación de algunos, dada su singular característica de crear imágenes
sin necesidad de coherencia o de obedecer a las leyes de la lógica; en tanto, la
realidad requiere coherencia y lógica para identificar y contrastar a sus criatu-
ras, toda vez que está constituida por condicionamientos materiales históricos,
sucesivos o coherentes (Marx, 1980).
Por lo anterior, el intentar ver la realidad contemporánea desde la perspec-
tiva de El capital es una ardua tarea; representa un auténtico desafío que podría
conducir a grandes sorpresas acerca de nuestra comprensión de la realidad; así
como mostrarnos imaginerías exangües y ya sin vida que hasta entonces se
habían considerado realidades consistentes.
2. La realidad del aparente poderío del capital financiero neoliberal o del
«financierismo» neoliberal, muestra de su presunta prevalencia, es sólo una
forma en la que se presenta la preponderancia del capital industrial. Al res-
pecto, existe la forma general y clásica que Marx expone o reconstruye teóri-
camente, El capital. Demuestra cómo el capitalista industrial explota plusvalor
de dos tipos a la clase obrera: absoluto y relativo (tomo i) y luego cómo se
distribuye el plusvalor (tomo iii). A fin de ser distribuido sufre diversas trans-
formaciones complejas. Primero se trata de la ganancia del capital industrial
(Marx, 1972a); otra parte forzosamente se la queda el capitalista comercial
y aparece como ganancia comercial (Marx, 1972a), que aparenta surgir del
comercio sin que el plusvalor haya sido producido por obreros industriales.
Una transformación más: el interés (Marx, 1972b) y, en particular, el bancario
92 Jorge Veraza Urtuzuástegui

(Marx, 1972c), el más importante en la realidad de los negocios (Marx, 1972b).


Finalmente, en el tomo iii, se expone la forma más compleja de transformación
del plusvalor explotado a la clase obrera por el capital industrial: la renta del
suelo (Marx, 1972c).
Dado que tales transformaciones, operadas en el curso de su distribución,
involucran la producción de apariencias que ocultan el plusvalor y preten-
den ser realidades autónomas de por sí, Marx las denomina transfiguracio-
nes. Utiliza un término de la teología cristiana porque el suceso económico
involucra una dimensión psicosocial de mistificación de la realidad. De ese
modo se refiere a formas transfiguradas de la ganancia, incluida la industrial.
Continuamente, el capital industrial genera apariencias de que no domina, de
que el plusvalor explotado y superexplotado a la clase obrera no es plusvalor
explotado ni constituye la base para la existencia de la ganancia industrial, la
ganancia comercial, el interés bancario y la renta del suelo. Por tanto, implica
—con este aparecer equívoco— el hecho de que el dominio del capital indus-
trial presenta dos formas:
a) La clásica, aquella en que la dinámica de la realidad burguesa y las mo-
dificaciones que la acompañan hacen patente el dominio del capital industrial.
Es la forma que presentó el capitalismo inglés durante casi todo el siglo xix y
parte del siglo xx hasta la década de los 1980, cuando se registró sólo una apa-
riencia cualitativa de que el capital financiero dominaba; no obstante, cuanti-
tativamente, el monto de la ganancia industrial muestra un franco balance a
favor del capital industrial.
b) Cuando los servicios que el capital financiero le presta a su amo, el
capital industrial, son cobrados en exceso, podría parecer cuantitativamente
que domina el capital financiero, y no sólo la apariencia cualitativa. Así, de
acuerdo con la acumulación actual de capital.
El neoliberalismo es en realidad un neoabsolutismo; es decir, una modali-
dad desarrollada de capitalismo que recurre a formas económicas anteriores
al capitalismo, en especial las del absolutismo que fue la matriz en la cual
éste se formó, como ocurrió en Francia. Y utiliza tales formas absolutistas,
precisamente, para apuntalar la explotación de plusvalor a la clase obrera.
En efecto, el privilegio es la forma económica resaltante del absolutismo y el
Especificación histórica de la superexplotación 93

neoliberalismo la establece por doquier a favor de múltiples capitales, según


una jerarquía establecida atendiendo a su tamaño (cfr. Veraza, 2007; 2014). Lo
anterior se aprecia en el trato con los bancos, a los que el Estado les confiere
el privilegio de manejos y cobros exorbitantes por sus servicios al cliente. La
desregulación bancaria consiste en un privilegio permitido o solapado por el
Estado a beneficio del sistema financiero.
De esa manera, el dominio del capital industrial neoliberal se oculta bajo la
forma del dominio del capital financiero con base en el privilegio absolutista
que el Estado le otorga al sistema financiero por los servicios prestados a las
empresas capitalistas industriales y al público en general; pero, sobre todo, a
las gigantescas empresas transnacionales industriales.
Es decir, la modalidad de dominio capitalista industrial en el neoliberalis-
mo es aquella según la cual dicho dominio sólo puede ocurrir por el otorga-
miento de privilegios absolutistas al sistema bancario. Se trata de una forma
financierista y aparenta que quien posee el control es el capital financiero
neoliberal. La realidad es otra: es el capital industrial el que domina y en un
afán por afianzar su control, nos hace creer en un imposible: en el predominio
nunca antes visto del capital financiero.
En la historia del capitalismo industrial se registran dos grandes formas de
dominio del capital industrial: una en la que se ofrece desnudo y aquella en
la que se presenta encubierto como dominio del capital financiero, incluso en
términos de la cantidad de riqueza que se embolsa. Una variante de esta últi-
ma es la neoliberal, en ella el sistema financiero obtiene del Estado privilegios
absolutistas que le permiten acumular dinero y crearlo sin que esté respaldado
por oro o, en general, por valores objetivados en mercancías. Cuando los ban-
cos quiebran, a causa de las especulaciones que cometen, el Estado —ejem-
plarmente el de Barack Obama en fechas recientes— cede millones de dólares
para rescatarlos en vez de apoyar a las personas (entre las que se cuentan no
pocos capitalistas industriales pequeños y medianos) que esos mismos bancos
llevan a la ruina. Por eso, en la reciente elección presidencial norteamericana
(2016), este rango de capitalistas se transformó en base de apoyo de Donald
Trump, en contra de la política económica de Hillary Clinton que pretendía
continuar con la de Obama.
94 Jorge Veraza Urtuzuástegui

Todos esos privilegios favorecen al capital industrial; lo que además de ser


contradictorio, no puede estar en equilibrio por mucho tiempo. La crisis de
2008 fue sorteada por el sistema financiero norteamericano con el peligro de
que sus privilegios le fueran arrebatados, pero los banqueros, corredores de
bolsa, etcétera, lograron que Obama les siguiera otorgando dichos privilegios;
no sin que el clamor social estallara y muchos capitalistas industriales se en-
colerizaran por ello.
Ahora, aparece ante nosotros la figura de Trump, que en su campaña electo-
ral prometió favorecer el empleo y a los capitalistas industriales, lo que implicó
(aunque no lo afirmó francamente) que regularía al sistema bancario en bene-
ficio del capital industrial. Cabe recordar que ganó las elecciones para la presi-
dencia en Estados Unidos con un discurso dualista tal. Es probable que pronto
veamos qué sigue, cómo se resuelve esta vez la contradicción entre los privile-
gios exigidos por el sistema financiero para servir a los capitalistas industriales
y el interés de éstos en obtener mayor plusvalor; pues se encargan de explotarlo
a la clase obrera y, luego, se distribuye entre las múltiples formas de capital.
De hecho, Trump acaba de firmar un acuerdo para desregular aún más
al sistema financiero; para proseguir otorgándole diversos privilegios ya alu-
didos. En este caso la esfera política —con sus promesas de campaña inclui-
das— cede a las tendencias económicas preponderantes. Así, entonces, la pre-
gunta ahora es: ¿a qué obedece el «financierismo» neoliberal, el privilegio que
el rey le otorga al sistema financiero de obtener inmensas tajadas de plusvalor
y aún de capital variable? Para responder es preciso enfocar las condiciones
actuales en las que tienen lugar distintas figuras de superexplotación de los
trabajadores, signos indelebles del dominio del capital industrial en toda la
economía del planeta.

Medida de capital, aort y superexplotación

3. La mundialización de la maquinaria y la gran industria capitalista sólo ha


podido suceder sobre la base de una gran potencia del capital industrial, de
acuerdo con una composición orgánica de capital enorme. La implantación de
Especificación histórica de la superexplotación 95

un mercado mundial maquinístico gran industrial o específicamente capita-


lista —y no sólo su esbozo, como Marx lo tuviera ante sí hacia 1858, al descri-
birlo de esa manera en una carta a Friedrich Engels (Marx, 1972d)— supone la
existencia de una acrecida medida de capital (que constituye la base para que
el «financierismo» se desencadene).
A la medida geopolítica mundial de capital (Veraza, 1999; 2013), hoy realmen-
te existente, le corresponde la existencia del mercado mundial maquinístico
gran industrial. Si bien a ese enorme mercado concurren capitales comerciales,
financieros y terratenientes de todo tipo, el capital en funciones productivas
es de una medida enorme y cuyos segmentos se encuentran altamente auto-
matizados. Por ende, cada vez es más difícil explotar una masa de plusvalor a
la clase obrera mundial o, en términos de Marx, explotar plusvalor al obrero
total o Gesammtarbeiter (Marx, 1975b) en una medida correspondiente a la gran
masa de capital o Gesammtkapital, que dicha elevada composición orgánica
supone. La primera respuesta del capitalismo ante esta dificultad crónica, y
que requiere de una tendencia continua de la ganancia a caer, es añadir a la
explotación de plusvalor la superexplotación de la clase obrera; no de una
forma eventual o excepcional o aún significativa, sino en forma realmente
sistemática, aunque no necesariamente generalizada (Marx, 1972a).
Esa es la razón por la que la financiarización de la economía y la supe-
rexplotación sistemática de la fuerza de trabajo van de la mano. El porqué se
descubre al observar otros fenómenos que condicionan dicha articulación
doblemente perversa propia del capitalismo actual. En principio, se explica la
escena de lo que propiamente puede denominarse la acumulación salvaje de
capital. Es decir, el capital no sólo explota plusvalor absoluto y relativo a la
clase obrera, sino que además de acrecentar la proporción de la explotación
de plusvalor relativo frente a la de absoluto en menor proporción que en la
acumulación de capital normal, superexplota a la clase obrera de modo siste-
mático. El capitalista se embolsa una parte del capital variable, arrebatándoselo
al obrero. Acumulación salvaje de capital que supone la financiarización de la
economía. Todo en una coyuntura histórica de 46 años en la que la producti-
vidad del trabajo —y entonces el plusvalor relativo— decrece continuamente
respecto de la que se alcanzó en 1971.
96 Jorge Veraza Urtuzuástegui

Pese a que en el siglo xix ya existían formas de superexplotación de la fuer-


za de trabajo sin financiarización, es necesario examinarlas debido a que per-
viven magnificadas en la actualidad. Se trata de formas de superexplotación
propias de la subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital (srpt/k) en
general, la cual ha crecido enormemente.
4. Cabe mencionar la situación comparativa de capitalistas de vanguardia
y de los atrasados. Los primeros están en posibilidad de cumplir con todas las
regulaciones de la ley; los segundos no, por lo que al ser presionados por la
competencia son más proclives a superexplotar a la clase obrera. En la com-
paración entre países desarrollados y menos desarrollados sucede algo similar,
con el agravante de que en estos últimos las regulaciones laborales no existen
o son más laxas, lo que constituye una «ventaja comparativa para atraer las
inversiones extranjeras», como las denominan cínicamente los economistas y
los políticos de derecha y vendepatrias neoliberales. En general, la superex-
plotación derivada de la srpt/k ocurre con mayor intensidad en las zonas
periféricas del capitalismo mundial.
El gran aporte de Ruy Mauro Marini (1973), con su teoría de la superexplo-
tación de la fuerza de trabajo, estriba en señalar que lo específico de la historia
de América Latina y del desarrollo del capitalismo en nuestras tierras —a dife-
rencia de lo acontecido en Europa Occidental— consistió en que el plusvalor
absoluto y el relativo lograban extraerse siempre con algo más, arrebatándole
al trabajador parte de su salario; es decir, superexplotándolo de las más varia-
das maneras.
En el México neoliberal se superexplota brutalmente a gran parte de la cla-
se obrera mexicana, ya que se aprovecha la insuficiencia de plazas de trabajo.
En consecuencia, millones de mexicanos (campesinos empobrecidos y otras
capas poblacionales depauperadas) emigran desde el campo y desde las ciu-
dades a Estados Unidos, en busca de encontrar un trabajo mejor remunerado.
Usualmente lo encuentran, pero comparativamente con el resto de la clase
obrera norteamericana, aunque los mexicanos son mejor remunerados tam-
bién son superexplotados. Resulta muy ilustrativa al respecto la investigación
de Ana Alicia Peña (1995). Más adelante explicaré cómo se sobreañaden a esta
modalidad otras formas de superexplotación novedosas.
Especificación histórica de la superexplotación 97

La baratura de la fuerza de trabajo china a fines de los 1990 sirvió para


que el resto de las clases obreras nacionales del planeta tuviera que abaratar
su fuerza de trabajo drásticamente; en especial la mexicana, con la intención
de atraer las inversiones norteamericanas al país. Así, se vivieron años de bo-
nanza en la acumulación salvaje de capital. La superexplotación campeó por
doquier, contuvo dentro de sí el plusvalor explotado a los obreros del orbe. Al
normalizarse la situación más allá de estas bodas de sangre del capital neoli-
beral con sus clases obreras, otra vez la explotación de plusvalor se desglosó
con relación a los sectores de trabajadores francamente superexplotados.
5. Según nuestra hipótesis, debido a que la merma en el valor del salario
la sufre no únicamente una parte de la población obrera en activo sino la
totalidad de la misma y en maneras variadas y continuas, la superexplotación
generalizada —método de despojo encubierto— se acompaña de diversas for-
mas de despojo franco. David Harvey (2004) ha intentado caracterizarla con el
término de «acumulación por despojo». Término desafortunado, puesto que su
intención de especificar así al neoliberalismo queda mentida; toda vez que acu-
mular riqueza despojando a las víctimas ha sido el procedimiento de todos los
amos o las clases dominantes de la historia. En tanto, la innovación del capita-
lismo industrial que hace época consiste, precisamente, en que lo fundamental
no es que despoja sino que explota la fuerza de trabajo de la clase obrera y aún
la superexplota, mientras aparenta pagar el precio de su trabajo (Marx, 1975a).
Ciertamente el despojo —y no sólo a la clase obrera sino a campesinos, a múl-
tiples etnias, a la pequeña burguesía y a capitales pequeños y medianos— sí
está ocurriendo y debe ser caracterizado de mejor modo que David Harvey,
sin menospreciar su esfuerzo.
En 2006 propuse para especificar histórica y funcionalmente lo que sucede
en el neoliberalismo —privatizaciones de por medio— el concepto de «acu-
mulación originaria residual terminal» (aort) (Veraza, 2007). La aort acompaña
y se imbrica con la acumulación salvaje de capital recién aludida. A continua-
ción explicaré sus variadas formas, dentro de las que se encuentran figuras
inéditas de superexplotación a la clase obrera.
Cabe aclarar que la acumulación de capital es la del plusvalor explotado a
la clase obrera; la acumulación salvaje de capital corresponde a la del plusvalor
98 Jorge Veraza Urtuzuástegui

más cierta cuantía del capital variable que el capital le superexplota a los obre-
ros en lugar de pagárselos como salario; la acumulación originaria (cfr. Marx,
1972) entraña despojo de capital constante, por ejemplo, los aperos de labranza,
la semilla o la tierra del campesino. Así que la aort nos muestra un despojo
peculiar de esta naturaleza, desconocido en los orígenes del capitalismo y que
sólo el neoliberalismo generaliza, pues se caracteriza por este tipo de acumu-
lación originaria.
La aort puede involucrar el despojo de tierras, tal y como la acumulación
originaria clásica lo hiciera en vista de separar al productor directo campesino
respecto de su medio de producción fundamental; pero esto no es lo central y
característico. Se trata, en primer lugar, de despojar al productor directo —que
ahora puede ser campesino o proletario, artesano o cualquier ciudadano— de
los residuos que todavía poseía después de que le fuera arrebatado lo más
importante: la tierra y los aperos de labranza, las semillas, etcétera. De ahí la r
en la abreviatura aort: representa el despojo de los residuos.
Por ejemplo, el capital no sólo despoja a una comunidad indígena de sus
tierras, también se adueña de sus conocimientos de herbolaria y recoge ciertas
plantas en la región para determinar su código genético. Es decir, hace un traba-
jo de bioprospección, mejor conocido como biopiratería. Despoja a la comuni-
dad indígena de un residuo de sus medios de producción que aún no le había
sido expropiado y que anteriormente se articulaba con medios de producción
principales (como son los territoriales), pero que ya hace siglos o décadas le
fueron arrebatados. Con la biopiratería el proceso de aort se vuelve terminal
porque la comunidad expropiada de este residuo tiene los días contados. No
obstante, para que el aspecto terminal del concepto resalte, se examinará otro
ejemplo, ahora de privatización de agua encubierta.
Una gasolinera se pone en funcionamiento 300 metros aguas arriba de un
manto acuífero del que depende el suministro de agua de 150 mil habitantes
de una población de 350 mil; entonces, el manto acuífero está en peligro de
contaminación por combustible derramado de los tanques de la gasolinera al
subsuelo. Pese a ello, el municipio permite el funcionamiento de la empresa
pasando por sobre toda precaución, con el fin de que la inversión privada
salga adelante, aunque esté de por medio el agua, la salud y las vidas de la
Especificación histórica de la superexplotación 99

población. Contubernio fatal —privilegio absolutista— que involucra la ex-


propiación de un bien común residual a todos los ciudadanos: el agua; porque
desde siglos atrás la tierra les había sido ya expropiada (Veraza, 2006). Sin em-
bargo, el despojo de este residuo es fatal, terminal, para esos pobladores. Como
lo es para la humanidad el creciente proceso de privatización del agua en el
nivel planetario; o la posible contaminación genética por cultivos transgénicos,
que sería terminal no sólo para la humanidad sino para la biósfera.
Como se aprecia, los procesos de aort son muy variados y entre ellos se
cuentan no sólo los ambientales ya aludidos, sino los despojos de conquistas
sociales, como el seguro social, la vivienda y la educación gratuita a los que la
clase obrera y la sociedad lograron acceder a costa de luchas seculares contra
el capital; pero que el neoliberalismo destruyó o intenta eliminar. En todos los
casos se trata de condiciones de vida que constituyen el capital constante de
una sociedad o de una clase social sin que sean los medios de producción de
riqueza primordiales y directos. Simultáneamente forman parte de las condi-
ciones de reproducción de la fuerza de trabajo y por ende de su costo. Entran
en la contabilidad del capitalista dentro del salario de sus obreros, esto es, del
capital variable de su empresa. Los patrones son renuentes a pagar esta parte
del salario que es indirecta, como se establece en los documentos oficiales del
gobierno, por lo que ha sido a través de arduas luchas que la clase obrera la
ha conquistado. Su despojo en la era neoliberal es un aspecto de la aort, pues
es un residuo de los medios de producción con el que el obrero contaba aún
y que le es arrebatado.
De modo paralelo, por formar parte de la fuerza de trabajo ese residuo
de capital constante y que por sí mismo (por ejemplo con la pura educación)
no permite echar a andar el proceso de producción —sí, al configurar las
condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo— y cada vez que no
se la paga se la compra por debajo de su valor; se la superexplota. El capi-
talista se embolsa, junto con el plusvalor, una parte del capital variable que
debía entregar al obrero bajo la forma de salario, para que éste repusiera lo
correspondiente a un aspecto residual del capital constante —o condiciones
materiales de existencia— de la clase obrera. Aquí la acumulación salvaje de
capital se imbrica con la aort. Aún más, se entiende a cabalidad este caso de
100 Jorge Veraza Urtuzuástegui

acumulación salvaje de capital sólo sobre la base de la comprensión del pro-


ceso de aort. Solamente así se explica el mecanismo de superexplotación de
la fuerza de trabajo aquí involucrado —y muy sofisticadamente enmascarado.
En efecto, la privatización de la salud o de la educación públicas deprime el
salario indirecto del obrero, por lo que redunda en una superexplotación de
la fuerza de trabajo, pese a que el salario nominal y real directo se mantenga
estable o, incluso, se eleve.
6. Existen otras formas mediadas de superexplotación de la fuerza de trabajo
que tienen lugar también cuando se llevan a cabo procesos de aort (como los
ambientales). Por ejemplo, los cultivos transgénicos involucran, por un lado, un
despojo de las semillas de la anterior cosecha a los campesinos —una forma de
aort—; y, de otro lado, a los consumidores, en su mayoría obreros, el capital
les ofrece unas mercancías continentes de valores de uso nocivos para su salud,
con el consiguiente gasto en medicamentos y en días de trabajo perdidos por
enfermedad, no siempre justificables de manera oficial. Tales gastos extraordi-
narios que ahora —desde la introducción de los transgénicos— se cargan en
modo sistemático sobre el salario dado, lo deprimen relativamente y, entonces,
cae por debajo del valor de la fuerza de trabajo. Ha tenido lugar una superex-
plotación de la fuerza de trabajo obrera, en ocasión de una aort operada con-
tra los campesinos: la superexplotación del obrero tiene lugar desde el consu-
mo, debido a los gastos suplementarios que el valor de uso nocivo les reporta.
Desde la subsunción real del consumo bajo el capital (src/k) (Veraza, 2008),
continente de todos los valores de uso nocivos industrialmente producidos en
la actualidad y no sólo de los transgénicos, la presión sobre el salario obrero
tiende a hacerlo caer por debajo de su valor, lo que ocasiona que sufra una
condición de superexplotación, a pesar de que las condiciones inmediatas de
producción no cambien. Pero cambian y para mal en la mayoría de los casos.
Aquí la superexplotación del trabajo ocurre por la imbricación de la aort y
de la src/k que redunda en una acumulación salvaje de capital, además de er-
guirse sobre su base. Puede suceder que no intervenga la aort para que tenga
lugar la superexplotación de capital con base en la src/k.
La privatización del agua —que es parte de la aort— con la venta de
agua embotellada es, también, un factor que propicia la superexplotación de la
Especificación histórica de la superexplotación 101

fuerza de trabajo al encarecer el agua potable. Si no se la compra, el riesgo de


enfermedad y los gastos correspondientes se incrementan. Ello crea un valor
de uso nocivo por partida doble. El envase en el que se vende el agua pura es
altamente dañino para la salud y para el medio ambiente. El costo en enfer-
medades se mantiene oculto, pero crece irremisiblemente. Asimismo, el agua
embotellada constituye un valor de uso nocivo por otro motivo adicional:
propicia que el Estado se exima o pierda diligencia y eficacia en la purificación
del agua, circunstancia que encarece el agua potable y provoca enfermedades
por beber agua de la red estatal que debería ser potable. Otra vez, desde la
src/k el capital presiona sobre las condiciones de existencia de la clase obrera
y, una vez más, en ocasión de un proceso previo de aort. En este caso se in-
volucra no sólo como premisa —contubernio sistemático o que se convierte
en privilegio neoabsolutista— de la degradación institucional de la sociedad,
sino como resultado del embotellamiento del agua para su venta privada. De
tal manera, el capital acumula riqueza conforme degrada sistemáticamente la
salud de la población y acrece los gastos médicos respectivos sin cubrirlos en
su totalidad. Correlato de lo cual es la ya denunciada superexplotación de la
fuerza de trabajo.
El calentamiento global tiene un efecto análogo al recién observado; pero
dado su carácter multifactorial, el efecto masivo propiciador de la superex-
plotación de la fuerza de trabajo es multilateral. El calentamiento global del
planeta por causas antropogénicas propias de la sociedad industrial capitalista
es causa múltiple de superexplotación del trabajo; siempre y cuando no se
trate de una catástrofe ambiental ya acontecida, por ejemplo, un tsunami. En
esa situación, la superexplotación se disuelve en muerte. Todo sucede como si
una guerra tuviera lugar; fenómeno social producido sistemáticamente por el
capital. Tal y como el calentamiento global —tsunami incluido— es un fenó-
meno natural socialmente producido en la actualidad, que si bien no provoca
superexplotación, provoca muerte, acompañada de superexplotación de los
supervivientes.
La culminación de las diversas formas de aort es, precisamente, el calen-
tamiento global. Despojo del planeta entero en tanto asiento cósmico propicio
para el desarrollo de la vida humana. Y la sociedad burguesa maquinística
102 Jorge Veraza Urtuzuástegui

gran industrial, en tanto sociedad de «la total enajenación», como la carac-


teriza Marx en los Grundrisse (Marx, 1971b), no podía arribar —deviniendo
planetaria— sino a un escenario tal de enajenación absoluta y tanática para la
totalidad del género humano.
7. Esta síntesis de la aort hace patente su esencia. Comprende una acumu-
lación originadora de capital que no se encuentra en su inicio histórico, sino
en una etapa muy avanzada del mismo, toda vez que no puede ocurrir sin
intermediación de la srpt/k más desarrollada; es decir, sin la participación
mediadora de la tecnología más sofisticada y sin mediación de la ciencia apli-
cada a la producción y a la explotación de plusvalor. Muestra de ello son los
transgénicos y la biopiratería asociada. Todos los métodos de privatización del
agua y el despojo que conlleva, tienen lugar gracias a un contexto científico
tecnológico intenso y sofisticado.
Mientras tanto se reproducen las formas sociales de aort: contubernios
gobierno empresariales en el negocio de las gasolineras; empresas financieras
que logran la desregulación financiera para despojar a la gente de sus riquezas,
incluida la de múltiples capitalistas pequeños y medianos que ante la emer-
gencia se percatan de que sus métodos de explotación de plusvalor resultan
insuficientes, se ven presionados cada vez más a superexplotar a sus trabaja-
dores porque las innovaciones tecnológicas que les ayudarían a elevar la tasa
de explotación de plusvalor siempre son más lentas e ineficaces para allegarles
excedentes; despojos de derechos laborales y sociales.
Así, tenemos ante nosotros el concepto completo de la aort; se trata de
aort mediante ciencia y tecnología (aort/ctec), según la cual el capitalista
puede expresar ante la nueva escena histórica: «Lo que antes no te expropié
porque no me interesaba, en realidad, sólo quedó en tus manos como residuo;
pues ahora me interesa, ya que cuento con nuevos conocimientos científicos y
ya sé para qué me puede servir; y cuento con nueva tecnología con la cual ya
puedo usarlo». No obstante, la tecnología capitalista actual —y la ciencia que
la genera— muestra este aspecto negativo propiciador de despojos sofisticados
ambientales y sociales; al mismo tiempo que intrínsecamente es productora
de valores de uso nocivos; de ahí que sea conceptualizada como tecnología
capitalista nociva (tkn) (Veraza, 2012).
Especificación histórica de la superexplotación 103

Ello ha dado por resultado la generalización de los valores de uso nocivo


y del consumo nocivo correspondiente (Veraza, 2008). De manera que el capi-
talismo contemporáneo se caracteriza por una srpt/k (no como la conociera
Marx) patológicamente complicada que, dado su impacto en la cualidad de
los valores de uso para volverlos nocivos, únicamente puede ser caracteriza-
da como src/k. Con anterioridad constituyó un factor particular imbricado
con la aort y con la acumulación salvaje de capital y, por ende, como factor
indirecto de superexplotación del trabajo. En efecto, la totalidad del capita-
lismo contemporáneo se caracteriza por la src/k (Veraza, 2008). Habría que
cuestionarse entonces porqué se reconcentra la tkn en la base del modo de
producción contemporáneo.

src/k, superexplotación y financierización

8. ¿Por qué de desarrollar las fuerzas productivas de la humanidad en tanto


fuerzas productivas del capital o como srpt/k, éste pasó a desarrollar cada vez
menos a las fuerzas productivas de la humanidad y cada vez más sólo tkn,
generando un contexto de src/k? ¿Bajo qué condiciones económicas sucedió
esto? De ciclo en ciclo económico se crea una cierta cantidad de tkn que va
sedimentándose en el conjunto del metabolismo social capitalista, toda vez que
la salida de cualquier crisis económica involucra el crecimiento de la tasa de
explotación de plusvalor absoluto y relativo y la superexplotación de los traba-
jadores (Marx, 1972a). En lo correspondiente al incremento de la tasa de explo-
tación de plusvalor relativo, esto ocurre por la introducción de innovaciones
tecnológicas (Marx, 1975b), las cuales, en tiempos normales, ven regulada su
aplicación según normas de calidad y necesidades de los consumidores más o
menos equilibradas; mientras que en tiempos de crisis, las innovaciones tec-
nológicas que acrecientan la tasa de explotación de plusvalor relativo, incluido
el plusvalor extra, son forzadamente introducidas a pesar de que las normas
de calidad para el consumo no se respeten por completo, al tiempo en que
se intensifica la publicidad que desquicia ideológica y psicológicamente las
necesidades de los compradores. El desquiciamiento del metabolismo humano
104 Jorge Veraza Urtuzuástegui

cierra el círculo vicioso metabólico (Veraza, 2008), que generan en él los valo-
res de uso nocivos producidos por la tecnología capitalista nociva; que dista
mucho del sentido de fuerza productiva de la humanidad. Las tkn se van
sedimentando y acumulando de ciclo en ciclo.
También aumenta la composición de capital de ciclo en ciclo y en cada nue-
va etapa la sociedad burguesa cuenta con una medida de capital acrecentada.
De modo progresivo es más difícil conformar una tasa de beneficio suficiente
con simple plusvalor para hacer rentable las inversiones de capital. La ley de
la tendencia de la tasa de ganancia a caer ejerce una presión mayor, correlato
de la medida de capital acrecentada. Y debe contrarrestársela a como dé lugar.
Es así que se tiene la conf luencia de la generación sistemática de tkn para
incrementar tanto el plusvalor relativo como el absoluto, ya sea a costa de la
salud de los consumidores y del medio ambiente —lo que también redunda en
deteriorar la salud de los consumidores. Otra conf luencia: una creciente supe-
rexplotación de la fuerza de trabajo con el acrecentamiento de la explotación de
plusvalor absoluto y, sobre todo, relativo mediante tecnología en general, pero
cada vez más preferencial y sistemáticamente por medio de tecnología capitalis-
ta nociva. De ahí que el capitalismo actual, dominado por el capital industrial,
sea el de la src/k; y que, a la vez, aparezca como un capitalismo financierista.
9. Conforme el capitalismo se mundializa y crece su medida de capital en
funciones directamente productivas, aumenta también su medida geopolítica
de capital (mgk), hasta ser efectivamente mundial. Las funciones crediticias
para mantener la continuidad de la rotación de capital se intensifican cuando
la plétora de capital en funciones no productivas se incrementa en proporción
a la acrecida medida del capital mundial, así que busca obtener ganancias a
cualquier costo bajo la forma de intereses y dividendos, juegos de bolsa y logro
de privilegios absolutistas del Estado para desregular las actividades finan-
cieras hasta que funcionen como un juego de casino de despojos de miles de
millones de dólares. Tales acciones desfalcan a la gente: si su salario les había
alcanzado para comprar una casa, ahora la burbuja hipotecaria se las arrebata;
en apariencia su fuerza de trabajo fue pagada a su valor. Sucedía en tanto un
fenómeno según el cual su salario, en realidad, no alcanzaba para reproducir
su fuerza de trabajo, por ejemplo, con un techo propio. La superexplotación
Especificación histórica de la superexplotación 105

tuvo lugar pero fue enmascarada por el movimiento general de la economía


y en especial de la financiera, hasta que fue imposible mantener la ficción por
medio de las finanzas con el estallido de la burbuja hipotecaria.
Si el desfalco afecta a algunos capitalistas no únicamente se benefician los
más grandes que les compran las empresas en quiebra a precios irrisorios, sino
que todo el mecanismo de bancarrotas financieramente arreglado presiona a
todos los capitales para que exploten cada vez más plusvalor y, sobre todo, para
que superexploten a los trabajadores. Mientras, la quiebra de países median-
te arreglos financieros del Fondo Monetario Internacional (fmi) y del Banco
Mundial (bm) (como en Grecia) expulsa a sus habitantes para que encuentren
trabajo al migrar a Estados Unidos, a España o a Alemania. En esos países
centrales es superexplotada la fuerza de trabajo de millones de trabajadores
extranjeros carentes de derechos y agobiados por la miseria y el cierre de
oportunidades en sus países de nacimiento.
10. En la época del dominio del capital industrial de medida geopolítica de
capital mundial (mgkm) y de medida de capital descomunal en funciones pro-
ductivas que busca ser contrabalanceada con la financiarización de la econo-
mía, la src/k describe la totalidad de la forma de reproducción de tal capitalismo
y el modo en que la srpt/k hace efectivo el dominio del capital industrial, al
avasallar al proletariado y a la humanidad en la producción y en el consumo;
es decir, de modo integral y totalitario, con base en una tkn generadora de
valores de uso nocivos que degradan el metabolismo humano, al tiempo que
dicha tecnología impulsa la superexplotación del obrero y esos valores de uso
lo degradan porque siempre hacen insuficiente su salario para solventar su sa-
lud, por un rodeo efectuado siempre desde la reproducción, como antes lo fue
desde la burbuja hipotecaria —también fenómeno reproductivo. Se demuestra
que la fuerza de trabajo supuestamente se pagaba a su valor, pero en verdad
estaba siendo superexplotada; y ahora la ficción no se sostiene más y pasa a ser
superexplotada de modo patente y patológico, hasta llegar a la letalidad (enfer-
medades degenerativas de por medio). Todo ello constituye un seguro indicador
de que la src/k está teniendo lugar y con ella la superexplotación sistemática
y generalizada aparente y encubierta de todo el ejército industrial obrero en
funciones.
106 Jorge Veraza Urtuzuástegui

En efecto, la descomunal medida de capital en funciones productivas es


la raíz de la generación sistemática —y no sólo durante las crisis económi-
cas— de una tkn, base de la src/k, y de la financiarización de la economía;
dada la necesidad del crédito bancario acrecentada por un aparato productivo
internacional formidable cuya actividad continua requiere ser garantizada;
ello conforme a la plétora de capital aumenta sin que pueda ponérsela en fun-
ciones productivas. Por ende, los intereses y los despojos francos de riqueza
deben ser llevados a cabo por los bancos y las bolsas del mundo para distri-
buirlos a favor de los más grandes capitales, a la vez que cobran una comisión
o simplemente la arrebatan con base en la desregulación financiera otorgada
por el Estado capitalista como privilegio por los servicios prestados al capital
industrial. De suerte que la financiarización, producto de la dificultad para
valorizar un capital de medida gigantesca como el actual, provoca un enlen-
tecimiento en el crecimiento de la productividad e, incluso, su caída crónica:
es más fácil despojar con trucos financieros que innovar la tecnología, sea ésta
positiva o nociva.
El mecanismo de negociación para que lo anterior suceda es el siguien-
te. Ante una medida de capital en funciones productivas descomunal (como
la actual) los capitalistas industriales demandan crédito también de forma
acrecentada; en ese momento los oferentes de crédito, los banqueros, aceptan
servir a los capitalistas industriales a condición de que el crédito sea pagado
a un precio más elevado, de suerte que su primer movimiento tenderá a subir
los intereses ante la elevada demanda crediticia. Los capitalistas industriales
replican: se quejan de ese aumento y logran que el Estado regule las tasas de
interés a la baja; sin embargo, la necesidad urgente de mayor crédito pervive
igual o acrecentada en los capitalistas industriales, así que la demanda se ex-
tiende hasta los bancos de manera patente una y otra vez.
De nueva cuenta los banqueros asumen el control de la oferta y la deman-
da: reviran contra los capitalistas industriales, sus amos, y exigen un mayor
pago por sus servicios crediticios, con ello, se vuelve a la situación previa; de
modo que para destrabarla surge una propuesta que parece provenir de los
capitalistas industriales y de los banqueros: «Qué les parece si no nos ponen el
crédito a tan alto precio —dicen los industriales— y nosotros logramos que el
Especificación histórica de la superexplotación 107

Estado desregule las actividades financieras que ustedes despliegan, de manera


que puedan obtener dividendos más altos a costa de los créditos y los movi-
mientos bancarios vinculados con el público en general y no con nosotros».
Como quien se arrebata la palabra, los banqueros proponen: «Bueno, mi amo,
si no me quieres o no me puedes pagar todo el monto de intereses que exijo
por tu acrecentada demanda de crédito, hazme una valona, tuércele la mano
al gobierno, para que me quite de encima esas regulaciones que encadenan
mi actividad y no me permiten obtener todo el lucro al que de otra manera
estaría en mi derecho de alcanzar».
Ya puestos de acuerdo, amo y siervo, capitalista industrial y banquero, lle-
van su propuesta como una exigencia a los representantes del gobierno en
turno; y éstos, en especial el señor presidente de la república, en funciones de
rey, otorgan el privilegio absolutista al banco de no ceñirse a las regulaciones
financieras que hasta entonces privaban. De negociación en negociación se
construye como figura resultante la financiarización de la economía, que es
un modo peculiar e históricamente determinado en el que el capital financiero
se pone al servicio del dominio del capital industrial, bajo la condición de que
se le permita despojar con brutalidad a todos, incluidos capitales medianos y
pequeños (figura de aort descrita con anterioridad). El truco se hizo visible en
ocasión del estallamiento de la segunda crisis económica mundial del capita-
lismo acaecida en septiembre de 2007, cuando el presidente Barack Obama, en
lugar de rescatar a los millones de usuarios bancarios y a los damnificados por
la burbuja hipotecaria, salvó a sus verdugos: a los banqueros; y procedió a des-
regular aún más sus actividades con la intención de que el dominio del capital
industrial sufriera una menor lesión inmediata derivada de la crisis financiera.
11. Debido a que las fuentes de la riqueza son el trabajo y la naturaleza, el
capital arrasa no sólo con la fuerza de trabajo mundial al explotarle plusva-
lor y sobreexplotarla ahora sistemáticamente, pues al ahorrar externalidades,
arrasa también con la naturaleza y con todas las conquistas sociales políticas
y culturales de la humanidad. Todo ello sucede en el contexto de una «épo-
ca de la degradación civilizatoria mundial» 2 o, conceptualmente, en la época

2
Alusión al libro de mi autoría: Veraza (2011).
108 Jorge Veraza Urtuzuástegui

de la src/k. En efecto, de eso se ocupa la aort; que comprende a los recién


aludidos despojos financieros mediante tecnologías informáticas y financieras
diversas que modernizan los bancos, las casas de cambio y las bolsas de todo
el mundo. Despojos que no producen plusvalor, pero reconducen buena parte
del mismo y del valor social hacia las grandes empresas transnacionales, de
manera que los banqueros y los corredores de bolsa (grandes y pequeños)
se quedan con remanentes de esta inmensa riqueza como comisión o simple
hurto, como privilegio neoabsolutista por sus servicios al capital industrial.
Despojos cuyos impactos económico, político y ambiental presionan a todos
los capitales, como látigo y acicate, para que exploten más plusvalor cuanto
más retienen los bancos de ese despojo; más todavía, los impulsan a superex-
plotar a los trabajadores. Lo anterior hace patente el poderío del capital indus-
trial, porque muestra a favor de quién o para qué se lleva a cabo la operación.
Superexplotación y despojo (de capital constante) son los dos factores que
desde todos los puntos de la economía y de todo el metabolismo social —des-
de la tkn, la srpt/k, la src/k y la aort, incluidos los despojos financieros, am-
bientales y sociales— exigidos una y otra vez para contribuir al contrarresto
de la caída de la cuota de ganancia y alimentar a la gigantesca medida de
capital industrial en funciones; en otras palabras para apuntalar su dominio.

La masificación de todo tipo de objetos y proceso de vida y consumo ambiental-


mente nocivos y destructores de la salud de los estadounidenses [y mundial] ha
propiciado que década tras década, conforme se ha ido radicalizando el carácter
destructivo de la civilización material petrolera [base de la src/k del siglo xx y
xxi], ocurre un aumento en todo el espectro de las enfermedades de tipo degene-
rativo (corazón, cáncer, artritis, asma, enfermedades inmunológicas, disrupciones
hormonales, sida, insuficiencias renales, mutaciones genéticas, enfermedades raras,
etcétera [ocasionadas por el efecto de superexplotación propio de la src/k]), a lo
cual se ha sumado el modo en el que el sistema escolar y los medios de comuni-
cación han condicionado a los consumidores de ese país para mantenerse firme-
mente encadenados a la compra de todo tipo de medicamentos alopático farma-
céuticos, orgánicamente producidos dentro del gran complejo industrial químico
y petroquímico estadounidense (Barreda, 2016:57).
Especificación histórica de la superexplotación 109

En un interés por concretar la situación en la que germinan las novísimas y


muy variadas formas de superexplotación de los trabajadores, Andrés Barreda
Marín expresa:

Las ciudades monstruo que el neoliberalismo induce por doquier proponen en


realidad un crecimiento imparable del calentamiento global, una escasez y una
contaminación crecientes del agua potable, un aumento inusitado de todos los
tipos de enfermedades degenerativas o las pandemias de enfermedades inespera-
das, la concentración del poder científico y técnico en manos de cada vez menos
y más poderosas empresas transnacionales, la privatización apabullante de todos
los servicios públicos, la destrucción de todos los tejidos comunitarios, el olvido
que imponen los mercados y sus modas, el desempleo creciente y una desigualdad
social oprobiosa (2016:64-65).

He aquí en la civitas entronizada la extrema barbarie anticivilizatoria propia


de la src/k sustentada en la civilización petrolera en tanto soporte estratégico
de la tkn actual. En su interior el f lagelo de la superexplotación sistemática y
generalizada recuerda a cada paso que el capital industrial es el señor domi-
nante. No obstante, falta un factor adicional generador de superexplotación:
la basura. Así, por ejemplo, «todavía en 2001, en la ciudad de Nueva York se
encontraba el mayor basurero del mundo, hasta que en marzo de ese año las
protestas vecinales obligaron al gobierno local a clausurarlo por los impactos
que generaba en la salud de la población y el medio» (Barreda, 2016:64-65). La
basura actual está compuesta de derivados del petróleo por lo que es un valor
de uso intensamente nocivo. Entonces, ante la pregunta ¿cuántos gobiernos lo-
cales de ciudades grandes y pequeñas en situación análoga, presionados por las
protestas vecinales, no se sienten suficientemente obligados a reubicar el pató-
geno y letal basurero local?, la respuesta es clara: la gran mayoría. Esto significa
que perpetúan una fuente constante y local de superexplotación del trabajo; de
ahí que sea preciso diferenciar dos grandes tipos de superexplotación propios
de la src/k.
La superexplotación de la src/k beneficia a los múltiples capitales, esto es,
a toda la clase capitalista; mientras que la simple superexplotación del trabajo,
110 Jorge Veraza Urtuzuástegui

la propia de la srpt/k, beneficia sólo al capitalista que la instaura cada vez en


su fábrica u oficina. Al respecto, hay dos grandes modalidades de superex-
plotación propias de la src/k: una en favor de todo el capital, promovida por
un capitalista o un grupo (es el caso de las farmacéuticas, las mineras a cielo
abierto o los fabricantes de comida chatarra); y otra, en favor de todo el capital,
promovida por el capital social (por ejemplo, la basura o aquella desencade-
nada por las guerras sistemáticas actuales, resumen de la actividad industrial
del planeta).
Por cierto, los fenómenos de aort social, como el despojo de las pensiones
o la privatización del sistema de salud, de vivienda o de educación, generan
superexplotación a favor de todos los capitales; también por cuenta del capi-
tal social concentrado como Estado, el cual se apoya en el sistema financiero
(como en las pensiones, etcétera). En particular, la política laboral de precari-
zación del trabajo al interior del sistema de salud pública «tiene un impacto
muy grave en los servicios [de salud], ya que impulsa la rotación de personal e
impide que se dé un seguimiento adecuado a los pacientes. Es decir, la precari-
zación del trabajo significa a la vez una mala atención a los usuarios» (Laurel,
2017:3a) y, además, constituye un factor de superexplotación de trabajo, dentro
de una coyuntura de más de cuatro décadas de caída de la productividad del
trabajo desde 1971.

Las dos épocas de generalización


de la superexplotación de la fuerza de trabajo

12. Ahora bien, la actual generalización y sistematización de la superexplota-


ción del trabajo mediante src/k y aort, y no sólo mediante srpt/k, se cons-
truye sobre la base heredada de un proceso de generalización de la superex-
plotación del trabajo llevado a cabo con la srpt/k y que Marx denuncia en el
capítulo cuarto de El capital:

El límite último o límite mínimo de la fuerza laboral se constituye mediante el va-


lor de la masa de mercancías sin cuyo aprovisionamiento diario el portador de la
Especificación histórica de la superexplotación 111

fuerza de trabajo, el hombre, no puede renovar su proceso vital; esto es, el valor de
los medios de vida físicamente indispensables. Si el precio de la fuerza de trabajo se
hunde hacia ese mínimo [o se reduce a este mínimo], se hunde por debajo de su valor, pues
en tal caso sólo puede mantenerse y desarrollarse bajo una forma atrofiada. Pero el
valor de toda mercancía está determinado por el tiempo de trabajo necesario para
suministrarla en su estado normal de calidad.3

Ofrezco mi versión del texto alemán de Marx, pues en la edición de Siglo


xxi es deficiente la traducción, lo mismo que en la más antigua del Fondo de
Cultura Económica; 4 esta última movió a equívoco a Ruy Mauro Marini en
su teoría sobre la superexplotación del trabajo, en la que intentó recuperar
fielmente a Marx, sin saber de este error de traducción, el cual fue advertido
por vez primera por Bolívar Echeverría en 1972 durante el «Seminario de El
capital», al cual tuve la fortuna de asistir.

3
«Die letzte Grenze oder Minimalgrenze des Werts der Arbeitskraft wird gebildet durch den Wert
einer Warenmasse, ohne deren tägliche Zufuhr der Träger der Arbeitskraft, der Mensch, seinen
Lebenprozess nicht ernueren kann, also durch den Wert der physisch unentbehrlichen Lebens-
mittel. Sinkt der Preis der Arbeitskraft auf dieses Minimun, so sinkt er unter ihren Wert, denn sie
kann sich so nur in verkümmerter Form erhalten und entwickeln. Der Wert jeder Ware ist aber
bestimmt durch die Arbeitzeit, erfordert, um sie in normaler Güte zu liefern» (cursivas de Karl
Marx) (Marx, 1973:187).
4
«El límite último o límite mínimo del valor de la fuerza laboral lo constituye el valor de la masa de mercancías
sin cuyo aprovisionamiento diario el portador de la fuerza de trabajo, el hombre, no puede renovar su proceso vital;
esto es, el valor de los medios de subsistencia físicamente indispensables. Si el precio de la fuerza de trabajo cae con
respecto a ese mínimo, cae por debajo de su valor, (...) en tal caso sólo puede mantenerse y desarrollarse bajo una for-
ma atrofiada. Pero el valor de toda mercancía está determinado por el tiempo de trabajo necesario para suministrarla
en su estado normal de calidad» (Marx, 1975a:210). Mi traducción es similar en algunos puntos a la de
Pedro Scaron; aunque no en la cuestión decisiva que he resaltado en cursivas en el texto principal.
La traducción de Wenceslao Roces, con mejor estilo castellano pero más imprecisa, también falla
en el aspecto clave: «El límite último o mínimo del valor de la fuerza de trabajo lo señala el valor de
aquella masa de mercancías cuyo diario aprovisionamiento es indispensable para el poseedor de la
fuerza de trabajo, para el hombre, ya que sin ella no podría renovar su proceso de vida; el valor de
los medios de vida físicamente indispensables. Si el precio de la fuerza de trabajo es inferior a este mínimo,
descenderá por debajo de su valor, ya que en estas condiciones, sólo podrá mantenerse y desarro-
llarse de un modo raquítico. Y el valor de toda mercancía depende del tiempo de trabajo necesario
para suministrarla en condiciones normales de bondad» (Marx, 1971a:126). Entre corchetes, en el
texto principal, he escrito una traducción alternativa que no es infiel al pensamiento de Marx, si
bien no es literal como la que he resaltado en cursivas, y la prefiero.
112 Jorge Veraza Urtuzuástegui

Valorada sólo por el equivalente al costo de la reproducción física del obre-


ro considerado de modo individual, se le paga a éste su fuerza de trabajo por
debajo de su valor. Pues el valor de la fuerza de trabajo es el necesario para
lograr su reproducción normal, lo que supone la reproducción celular del
obrero individualmente considerado y también la de su familia; con el objeto
de garantizar la reproducción sexual de la clase obrera y, con ella, la reposición
de las fuerzas de trabajo de los obreros que fallezcan; así como garantizar la
oferta de nuevas fuerzas de trabajo que el capital requiera para su reproduc-
ción ampliada. El salario debe permitir la reproducción política y cultural del
obrero. Únicamente estas cuatro reproducciones —celular, sexual, política y
cultural («hábitos y aspiraciones vitales»)— posibilitan un proceso de repro-
ducción normal de la fuerza de trabajo, al que Marx alude en su definición del
valor de la fuerza laboral.5
Continuamente el capitalista quiere ver la presencia física del obrero —es
lo único que le interesa para explotarlo de modo directo— como factor de
la producción de ganancias y de la reproducción de su capital; al tiempo
en que soslaya diversas dimensiones (sexual, familiar, política y cultural)
que hacen factible la reproducción de la clase obrera (y, por ende, de cada
obrero individualmente considerado) y que entregan la presencia física de
los trabajadores. Dada esta cosificación fisicalista, en acuerdo al mezquino y
ambicioso interés económico de clase del capitalista, se abre paso una ten-
dencia a pagar la fuerza de trabajo por debajo de su valor, por sólo pagar
el valor requerido para su reproducción física. Y ello con base en distintas
argucias, trucos y triquiñuelas desplegados por el señor capitalista, sus ca-
pataces y empleados. Tendencia de continuo contrarrestada por la protesta y
la insubordinación obrera respectiva que brota por la penuria (Marx, 1975a).
Esta emergencia vital defensiva del proletariado nada puede una vez que se
introduce la maquinaria que permite la participación en el proceso de produc-
ción no sólo de obreros adultos sino también de fuerzas de trabajo femeninas

5
«Por oposición a las demás mercancías, pues, la determinación del valor de la fuerza laboral
encierra un elemento histórico y moral» (Marx, 1975a:208). Después de esta advertencia cualitativa
Marx trata el asunto cuantitativo que nos ocupa: en qué punto comienza la superexplotación de
la fuerza de trabajo, precisamente porque se la paga por debajo de su valor.
Especificación histórica de la superexplotación 113

y, aun, infantiles; como advierte Marx en el capítulo xiii titulado «Maquinaria


y gran industria» (1975b). En esa situación se quiebra el espinazo del salario
familiar porque la familia obrera entera trabaja o podría hacerlo. Ahora, el
salario individual prevalecerá y se generalizará la superexplotación del trabajo.
También puede ocurrir una generalización de la superexplotación del trabajo
en un ámbito sólo regional. Por ejemplo, cuando el capital se instala en nuevas
tierras recién colonizadas o abiertas al vasallaje imperialista y explota a los
obreros de la región sin tomar en cuenta sus costumbres políticas y culturales,
aunque les pague lo correspondiente a la reposición celular de la familia y ga-
rantice de ese modo la reproducción de la clase obrera mediante la sexualidad.
En este caso la reproducción de la fuerza de trabajo no es normal, sino deficiente
y atrofiada; y de igual manera la introducción de maquinaria rompe el espinazo
al salario familiar. De nuevo nos encontramos en el ámbito de la generalización
no sólo regional de la superexplotación del trabajo, misma que depende de la
srpt/k, sin que de por medio exista la aort ni la src/k. Se distingue, entonces,
con nitidez que ambas generalizaciones de la superexplotación, en vista de es-
pecificar de manera estructural, funcional e histórica a la superexplotación del
trabajo que tiene lugar bajo la globalización neoliberal.
Asimismo, el concepto propiamente marxiano de superexplotación del tra-
bajo, recuperado en la traducción apropiada del pasaje correspondiente de El
capital, mide en su exacta dimensión la inmensa comarca de la superexplotación
del trabajo en la que se mueve el capital industrial en la actualidad; mucho ma-
yor si se le considera según un concepto de superexplotación más restringido
basado en una traducción equivocada del texto. Ello en el sentido de que el ám-
bito de la superexplotación actual del trabajo ocurre tras haber avasallado desde
el siglo xix, mediante la generalización de la srpt/k, la primera generalización de
superexplotación del trabajo. Es urgente llevar a cabo la cuantificación precisa
de la actual superexplotación del trabajo con base en un concepto cualitativo
básico de superexplotación como el propuesto por Marx; con seguridad nos
entregará sorpresas y motivos de denuncia y de defensa de los trabajadores y de
la vida sobre el planeta, que se nos han mantenido en la penumbra.
Concluyo expresando que en la actualidad se da un proceso de superexplo-
tación por demás complejo, complicado patológicamente. Por un lado, tienen
114 Jorge Veraza Urtuzuástegui

lugar las variadas formas de explotación de plusvalor absoluto y relativo a la


clase obrera; y por el otro, las de superexplotación laboral que derivan de la
srpt/k. En adición, se efectúan múltiples formas de superexplotación laboral
que derivan de la src/k, y que, según se explicó con anterioridad, se ofrecen
repetidas y entrelazadas unas con otras, junto con las que dependen de la
srpt/k simple. Cabe aclarar que la superexplotación está condicionada direc-
tamente por el proceso de producción de capital y por el de reproducción del
capital; en efecto, eso es lo que se hace patente con la src/k. En síntesis, una
superexplotación determinada vectorialmente por el proceso de producción de
capital; y otra, determinada circularmente por el proceso de reproducción de
capital. Lo anterior ofrece las formas de superexplotación características de la
globalización neoliberal en lo que ésta tiene de irreductible.
Un mismo trabajador sufre tanto la explotación de plusvalor y diversas
superexplotaciones de su fuerza laboral superpuestas; o bien, sufre la supe-
rexplotación de su fuerza laboral derivada directamente del proceso de pro-
ducción —y en las que se incluye la explotación de plusvalor absoluto y
relativo—; así como superpuestas diversas formas de superexplotación de-
terminadas por la src/k y por la aort/ctec.6 El siguiente ejemplo permitirá
concretar tales determinaciones y esclarecer el modo en que se presentan
articuladas en la realidad.
Supongamos que un obrero calificado trabaja en una moderna empresa
acerera y recibe un salario con todas las prestaciones de la ley; es decir, que su-
fre la explotación de plusvalor absoluto y relativo, pero no ve superexplotada
su fuerza de trabajo de modo directo. La cuantía del salario del obrero permite
que su esposa trabaje sólo en las labores del hogar, así que pasa todo el día en
la casa y en el barrio, en el que desafortunadamente existe un gran basurero,
como el de Santa Cruz Meyehualco. Ella tiene cáncer de pulmón y se presume
que desarrolló la letal enfermedad debido a los lixiviados del basurero y al

6
Superposiciones de superexplotación de plusvalor determinadas por la src/k, a las que Marx
alude en las notas al capítulo 4 del tomo i de El capital, y que pasan desapercibidas comúnmente por
sus lectores. Realizar esta fascinante demostración no puede ser el objeto de la presente disertación,
por lo que apenas menciono el asunto en tanto referente histórico y teórico, y premisa de todo lo
planteado en las páginas que anteceden.
Especificación histórica de la superexplotación 115

aire contaminado de su barrio. De forma indirecta, esta desgracia familiar pesa


sobre el salario del esposo, debido a los gastos médicos correspondientes (des-
contados los gratuitos otorgados por el imss). Su hijo de 17 años padece diabe-
tes y sobrepeso, causados por la intensa ingesta de comida chatarra y refrescos
embotellados que desde niño se acostumbró a consumir. Estas patologías tan
comunes en México después del tlc (ese inmenso proceso de aort, de despojo
de México a favor de Estados Unidos y de la oligarquía dominante mexicana)
afectan el salario de su padre. Así, por dos vías, el obrero calificado, por cuenta
de la actividad del conjunto de capitales nacionales y de los transnacionales
emplazados en México, sufre sendas capas de superexplotación de su fuerza
de trabajo. En el caso de la comida chatarra y de los refrescos, corresponde a
la src/k; mientras que en cuanto a la contaminación atmosférica, a la aort.
Y, finalmente, concerniente a la basura contaminante que implica la expro-
piación de un lugar seguro y saludable de vivienda, corresponde también a
la aort y a la src/k, determinante del valor de uso nocivo del tipo de basura
actual. Adicionalmente, debe tomarse en cuenta otra tragedia familiar: el últi-
mo bebé de la esposa del obrero nació con malformaciones congénitas. Otra
vez la src/k y la aort combinadas fueron las causantes. En síntesis, el obrero
sufre la explotación de plusvalor absoluto y relativo, y es uno de los pocos
obreros que ha librado los peores efectos de la acumulación salvaje de capital;
sin embargo, sufre de una intensa superexplotación de su fuerza de trabajo
proveniente de manera directa del proceso de reproducción de capital ora por
la aort ora por la src/k ora por diversas combinaciones de ambas. Intensa
superexplotación experimentada por el obrero, aunque proviene de diversas
fuentes no coincidentes espacialmente y que ni siquiera recaen sobre él sino
sobre los cuerpos y las mentes de los integrantes de su familia. Por fortuna, el
obrero, de 37 años, todavía goza de salud suficiente para mantener a su familia
por lo menos durante los próximos diez años; circunstancia poco común entre
sus compañeros de trabajo y en la mayor parte de la clase obrera del país.
Se aprecia entonces que la actual superposición de diversas formas de su-
perexplotación del trabajador o propia de la src/k es una sistematización y
una generalización de dicha superexplotación que tiene lugar de manera si-
multánea o en la que predomina el espacio sobre el tiempo, porque se lleva a
116 Jorge Veraza Urtuzuástegui

cabo en el contexto de la existencia plena del mercado mundial maquinístico


gran industrial. Y no sólo en ocasión de su esbozo, condición de la primera
generalización de la superexplotación de los trabajadores, la que deriva de
la srpt/k simple que Marx conoció y denunció (misma que no ocurría en
simultaneidad sino con el predominio del tiempo sobre el espacio). Es decir,
tuvo lugar a lo largo de un proceso histórico prolongado durante el cual fue
creciendo poco a poco la mancha de superexplotación de la fuerza de trabajo,
conforme se extendía la maquinaria y la gran industria y, con ella, la incor-
poración de las fuerzas de trabajo femeninas e infantiles. La segunda época
de sistematización y generalización de la superexplotación de los trabajadores
también transcurre como proceso histórico conforme se desarrolla la src/k, así
como la aort que le es inherente; pero como proceso histórico de expansión
de una superexplotación complicada sistemática y generalizada que ocurre en
simultaneidad en todo el orbe, así como superpuesta sobre cada trabajador.
Es evidente que pueden construirse ejemplos con combinaciones diversas
de procesos de superexplotación sufridos por el mismo obrero de manera
superpuesta, ya sea que tampoco la sufra directamente o ya sea que sí y que
además su salud esté gravemente dañada debido a la sistemática produc-
ción de enfermedades desencadenada por el capitalismo, descollantemente
el neoliberal. Más allá de ejemplos a construir, la realidad contemporánea
nos entrega una multitud de casos. Por tanto, la clase obrera mexicana y la
mundial deben tomar conciencia de las nuevas formas de superexplotación
de su fuerza de trabajo a fin de defenderse adecuadamente, de organizarse
y de luchar.
En síntesis, el carácter omnilateral del ataque del capitalismo neoliberal
sobre la fuerza de trabajo y su soporte inapelable, la vida de los obreros, sólo
puede ser contestado de modo apropiado a través de una lucha integral tam-
bién omnilateral e internacional, dada la articulación comercial, financiera y
técnica de los procesos capitalistas de src/k y de aort. El combate contra la
superexplotación de la fuerza de trabajo bajo el neoliberalismo asumido con
conciencia plena de las dos fuentes de dicha superexplotación, la srpt/k sim-
ple y srpt/k complicada o src/k, es una lucha que unifica a toda la población,
que unifica a los productores directos y a los consumidores; una lucha por
Especificación histórica de la superexplotación 117

la gestión de la producción coordinada con la gestión del consumo, a la vez


que una lucha por el medio ambiente y por la salud de toda la población. El
capitalismo, para poder seguir explotando plusvalor a la clase obrera y aun
superexplotarla, ha debido destruir la naturaleza y la salud de la humanidad
entera.
Con el propósito de contribuir a la urgente toma de conciencia aludida he
querido poner a discusión y consideración ref lexiva, científica, crítica, el pre-
sente ensayo, haciendo patente que la idea de Marini de que América Latina se
caracterizaba porque el desarrollo capitalista mostraba de manera generalizada
abusos constantes de los capitalistas a los trabajadores, que se traducían en una
superexplotación generalizada regional de la fuerza de trabajo (intuición de-
mostrada, luego, rigurosamente por su autor), se ha convertido —de un modo
enrevesado, paradójico y contradictorio— en la realidad del planeta entero;
incluida nuestra América Latina neoliberalizada y globalizada. Así que he que-
rido reactualizar el reencuentro de Marx con América Latina, inaugurado por
Marini, con el empleo sistemático de El capital para revelar lo específico de la
acumulación de capital y de la historia latinoamericana, según la manera en
que hoy se presentan las cosas.

Referencias

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121

Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas


y crisis crónica del capitalismo:
El capital, instrumento imprescindible
para comprender la economía mundial actual1

Xabier Arrizabalo Montoro 2

Más allá de la forma particular que toma en cada país, la destrucción econó-
mica, la regresión social y el cuestionamiento de la democracia son los tres
principales rasgos que caracterizan la situación actual mundial. La destrucción
económica no contempla sólo el generalizado desmantelamiento de activida-
des productivas junto con la liquidación masiva de puestos de trabajo, que
materializan la crisis crónica; ni las guerras, a las que inevitablemente con-
duce la competencia propia del capitalismo, cada vez más exacerbada en su
estadio imperialista; aquella se verifica en particular en la sistematización de
la desvalorización de la fuerza de trabajo, directa e indirectamente. Es decir,
se comprueba en el aumento de la explotación que exige la rentabilidad que
mueve la acumulación en el capitalismo. Y esa explotación es la explicación
de fondo de la regresión social que se observa no ya en la impugnación
durante los últimos lustros de toda una serie de conquistas, sino también y
sobre todo en la amenaza cierta de nuevos retrocesos. La regresión social se
plasma asimismo en la extensión de fenómenos como los refugiados de la
crisis y las guerras, a los que se niega de manera oficial la protección bajo la
garantía democrática elemental que es el derecho de asilo. Junto a tal negación
irrumpen los ataques a las bases mismas de las democracias, por limitadas que
inevitablemente puedan llegar a ser en sociedades capitalistas, con formas dis-
tintas en cada caso, que van desde el golpe de Estado en Brasil (en la estela de

1
El presente documento se basa en gran medida en dos apartados del libro Arrizabalo (2014a).
Toda su fundamentación empírica se encuentra en dicho texto, en particular en su apéndice es-
tadístico (pp. 675-708).
2
Universidad Complutense de Madrid e Instituto Marxista de Economía (www.institutomarxista
deeconomia.com).
122 Xabier Arrizabalo Montoro

los golpes en Honduras en 2009 y en Paraguay en 2012, pero con la relevancia


política que supone su peso relativo en la región y más allá, unido al signi-
ficado de la existencia de un pt; y con amenazas de extensión a otros países
como Venezuela), hasta la severa limitación de los marcos democráticos en
Europa (prolongación por más de un año del «estado de emergencia» en Fran-
cia, aprobación de la «ley mordaza» en España, incumplimiento del mandato
del referéndum de julio de 2015 en Grecia) y otras modalidades como la siste-
matización de la persecución política y sindical en Turquía con la excusa de
un golpe, así como tantos otros ejemplos a escala mundial, siempre presididos
por la identificación de las conquistas democráticas como un obstáculo para
las exigencias del capital.
Esa situación tan grave, ¿cómo se puede explicar de modo solvente que, por
tanto, no apele a formulaciones puramente idealistas, superficiales? Ya se ha
mencionado: nada es casual, sino que detrás de dicha problemática se encuen-
tran las exigencias de la acumulación del capital, en su huida hacia delante de-
terminada por su carácter contradictorio. Esto es, se trata de las leyes que rigen
el capitalismo y en particular la que Karl Marx detecta y formula como con-
clusión teórica de El capital: la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia.

El capital, fundamentación teórica de las leyes que rigen


la acumulación capitalista que encuadra la economía mundial actual

La formulación teórica de El capital parte de la ley del valor para explicar la


mercancía como forma social particular, histórica, y así comprender la ex-
plotación como base de la producción del excedente capitalista o plusvalor
(el trabajo no pagado), por cuya apropiación compiten los capitalistas indi-
viduales. De manera que al actuar éstos de forma impecablemente coherente
con sus intereses, provocan dificultades cada vez más agudas para su propia
valorización. Ello exige aumentar el grado de explotación y revela el carácter
crecientemente contradictorio del capitalismo, lo que se formula de modo
teórico con la mencionada ley del descenso tendencial de la tasa de ganan-
cia, es decir, algo que ocurre de forma necesaria, afecta a la rentabilidad que
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 123

constituye el motor de la acumulación capitalista y cuyo contenido es una


tendencia descendente.
Cabe recalcar que el eje articulador de la formulación teórica de El capital
parte de la ley del valor y, sobre la base de la explotación (que revela la im-
posibilidad de conciliación de los intereses de la clase trabajadora y la clase
capitalista) y de la competencia (que muestra la imposibilidad de un capitalis-
mo estable y pacífico), culmina en la ley del descenso tendencial de la tasa de
ganancia (que evidencia los límites históricos del capitalismo).
En el título mismo de este texto se señala el carácter imprescindible de
aquel libro como instrumento para entender la severa problemática social que
acaece hoy en el marco del capitalismo, con la amenaza cierta de su agrava-
miento. Se consideran en El capital dos categorías teóricas fundamentales para
la comprensión científica de la situación actual, condición primordial para una
intervención política emancipadora, que sólo puede ser la de la clase trabaja-
dora organizada políticamente de forma independiente de todas las institucio-
nes del capital: fuerzas productivas e imperialismo. Resultaría estéril partir de
categorías que obviaran el trasfondo inherente al modo de producción capi-
talista y las leyes que lo rigen; por eso la apelación a El capital no tiene nada
de retórica, sino que recoge la necesidad teórica de aprehender los fenómenos
sociales caracterizándolos de manera que se puedan establecer entre ellos las
causalidades que sustancian las leyes de las que hablamos. En ese aspecto, esta
obra de Marx permite remontar más allá de las apariencias, de la superficie,
el trasfondo sobre el que se asienta la reproducción social bajo el capitalismo.
El análisis que a continuación se desarrolla parte de la discusión acerca de
la noción de fuerzas productivas. Se plantea la comprensión del estadio impe-
rialista en relación con las limitaciones que presenta para el desarrollo de las
fuerzas productivas, en tanto que «fase suprema» del capitalismo. Se descarta
toda perspectiva ahistórica sobre un supuesto comportamiento cíclico del ca-
pitalismo (que siempre podría abrir nuevos periodos expansivos de las fuerzas
productivas); por el contrario, la investigación, se centra en sus límites históri-
cos, expresión empírica de la conclusión teórica del capital (la mencionada ley
del descenso tendencial de la tasa de ganancia, formulable coloquialmente en
términos del carácter cada vez más contradictorio del capitalismo). Se concluye
124 Xabier Arrizabalo Montoro

con una caracterización de la situación actual, los posibles escenarios prospec-


tivos y las tareas a emprender para obtener una auténtica salida.

Fuerzas productivas y relaciones de producción:


dos categorías teóricas sociales indesligables

La categoría teórica fuerzas productivas resulta tan potente analíticamente


que es en torno a ella como se puede caracterizar un determinado momento
histórico, pues es la que da contenido a la genérica discusión sobre el de-
sarrollo.3 Cada sociedad presenta cierto grado de desarrollo de las fuerzas
productivas. Este desarrollo es el resultado del despliegue efectivo de las posi-
bilidades que a cada sociedad le aporta la disponibilidad de los elementos que
participan en el proceso de producción. Tras la noción de fuerzas productivas
se encuentra no sólo el grado de control de la naturaleza por la sociedad, sino
el resultado social en que se materializa dicho control.
El desarrollo de las fuerzas productivas depende del trabajo y los medios
de producción disponibles, o para decirlo con más precisión, depende de las
combinaciones que pueden establecerse entre el trabajo vivo disponible (de
acuerdo con su cantidad y cualificación) y los medios de producción o tra-
bajo ya solidificado (en función de su cantidad y del progreso técnico que
contengan). Esas combinaciones se basan en la productividad del trabajo,
variable de la que dependen las fuerzas productivas, ello indica que su prin-
cipal componente es lo que en la economía capitalista constituye la fuerza de
trabajo; pero las fuerzas productivas no son la productividad.
Se ha mencionado que la disponibilidad de los elementos que participan en
el proceso de producción «aporta posibilidades» y que las fuerzas productivas
«dependen» de aquella, de sus combinaciones, de la productividad del trabajo
en que se concretan; es decir, no es una condición suficiente, sólo es necesaria.

3
Formulaciones como «desarrollo humano» o «desarrollo sostenible» sólo alcanzan, a lo sumo, a
paliar algún aspecto de otras formulaciones aún más simplistas, como la que asocia el desarrollo
al crecimiento de la producción. Pero carecen de rigor teórico al no sustanciar la base de dicha
noción de desarrollo como, por el contrario, sí se obtiene asociándola a las fuerzas productivas.
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 125

Cierta disponibilidad de trabajo vivo y medios de producción es requisito in-


dispensable para el desarrollo de las fuerzas productivas, pero no lo asegura
porque las fuerzas productivas no son la productividad del trabajo.
Algunos autores, como Marta Harnecker (1969), han identificado mecáni-
camente el aumento de la productividad del trabajo con el desarrollo de las
fuerzas productivas. Este procedimiento es contrario al método marxista, pre-
cisamente por su mecanicismo, que niega de facto el carácter social, dialéctico e
histórico de categorías sociales como la de fuerzas productivas.
Las fuerzas productivas de la humanidad —expresión material e intelectual
del grado de dominación sobre la naturaleza alcanzada por ésta, de su capa-
cidad adquirida para obligar a la naturaleza a satisfacer sus necesidades— no
son simples conjuntos técnicos sino el producto e instrumento de la actividad
práctico-teórica del hombre en sus vínculos con la naturaleza, actividad que
es la sustancia, el fundamento de todo progreso de la civilización huma-
na. Para el materialismo histórico, la categoría económico-socio-histórica de
fuerzas productivas ocupa un lugar central en la historia de la humanidad
(Boisgontier, 1971b).
En primer lugar el carácter social de las fuerzas productivas impone el
menester de contextualizar la discusión acerca de su desarrollo más allá de
la inf luencia del progreso técnico, dado que la hipotética traslación de éste
al plano social debe ser compatible con el dictamen de las reglas del juego
(en la economía capitalista, con la rentabilidad). En segundo lugar, el carácter
dialéctico de los procesos económicos entraña que las cuestiones técnicas no
puedan alcanzar una dimensión superior a la de ser condición necesaria, por-
que no puede establecerse automatismo alguno entre ellas y su ref lejo social.
Ningún desarrollo técnico equivale o garantiza per se ningún desarrollo social.
Y en tercer lugar, el carácter histórico implica que no sólo no hay nada pre-
establecido en cuanto a un inexorable desarrollo de las fuerzas productivas,
sino que la base que supone su potencial desarrollo para el establecimiento de
unas nuevas relaciones de producción que verifiquen dicho potencial, a partir
de cierto momento se puede tornar, y de hecho lo hace, en un obstáculo para
ulteriores desarrollos. Precisamente a esta cuestión, central en la actualidad, se
dedica el presente documento.
126 Xabier Arrizabalo Montoro

Respecto a la noción de fuerzas productivas hay un riesgo importante de


confusión, interesada o no. Porque una cosa es la formulación de la fuerza
productiva del trabajo, asociada a su capacidad técnica de producción, de for-
ma asocial y vinculada exclusivamente con la productividad; otra distinta es
la categoría económica y por tanto social de fuerzas productivas, categoría que
trasciende una consideración puramente técnica.
Desde luego que las fuerzas productivas se basan en la capacidad produc-
tiva, que depende a su vez de las combinaciones que pueden establecerse entre
el trabajo vivo y los medios de producción disponibles. Pero en ningún caso
esas combinaciones son ajenas a las «reglas de juego» sociales (las relaciones
de producción que abordamos a continuación), que determinan finalmente
cuáles de esas posibles combinaciones se llevan a cabo. Hasta tal punto que la
lógica propia de unas determinadas relaciones de producción puede llevar a
la inutilización de esa capacidad. Cabe mencionar como ejemplo el fenómeno
del desempleo en la actualidad, incomprensible desde el «sentido común» de
los valores de uso, pero fácil de entender desde la lógica de las relaciones de
producción dominantes (las capitalistas), puesto que existe por la ausencia de
rentabilidad suficiente para que se verifique de manera efectiva la contratación
de ese trabajo ofertado. Es decir, las fuerzas productivas, en su interrelación con
las relaciones de producción (gracias a la cual adquieren su carácter social, his-
tórico), no consisten en la productividad, sino en el aprovechamiento social de
las potencialidades que, hipotéticamente, puede aportar dicha productividad.

No todo trabajo humano equivale a poner en acción las fuerzas productivas. Así,
un trabajo que no responda a la finalidad de satisfacer las necesidades humanas
y que, lejos de favorecer el desarrollo de las fuerzas productivas, desencadene las
fuerzas destructivas, puede ser considerado como inútil, o incluso como un des-
perdicio de tiempo y fuerzas (Gluckstein, 1999:88).4

Es, desde luego, el caso del desarrollo gigantesco de la industria de arma-


mento en el estadio imperialista del capitalismo:

4
Véase Boisgontier (1971b), Gluckstein (1999:83- 96) y Gill (1979:384 -391).
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 127

Por una parte, porque la naturaleza de las guerras ha cambiado por completo: las
guerras del siglo xx han sido guerras de destrucción con las que los diferentes
imperialismos decidían sus relaciones mediante la destrucción de poblaciones en-
teras y de las bases económicas de continentes enteros; destructivas son también
las «guerras humanitarias», que sirven de cobertura a las operaciones de despe-
dazamiento y saqueo de países enteros a cargo de las tropas «civilizadoras» de las
grandes potencias imperialistas. Por otra parte, porque la industria de armamento
misma, utilizada como volante de arrastre de la economía, desvía en beneficio
propio gran parte de los presupuestos de las naciones, alimentando el endeuda-
miento, que a su vez desemboca en la destrucción masiva de los servicios públicos
y de las economías nacionales (Gluckstein, 1999:89).

La confusión procede de trazar un paralelismo con la noción de trabajo


productivo. En la economía capitalista, éste es definido estrictamente por su
capacidad productora de plusvalía y, por tanto, está desprovisto de conside-
ración alguna hacia su utilidad social o su aportación en el terreno de los va-
lores de uso. Cuando se aborda así la noción de trabajo productivo, se indaga
su función desde el punto de vista del proceso de acumulación capitalista (es
decir, el conducido por los capitalistas con el objetivo de valorizar su capital)
para conocer las leyes que lo rigen. No obstante, al investigar las fuerzas pro-
ductivas se hace desde un enfoque que va más allá de la acumulación capitalis-
ta, al ponerla en relación con las perspectivas generales de la humanidad: «Po-
dría objetarse que la producción de armas, independientemente de su función
destructiva, ofrece a los capitalistas una salida privilegiada de la producción.
Representa incluso importantes mercados. Pero eso lo único que indica es que
no se puede identificar el desarrollo de la producción capitalista con el desarro-
llo de las fuerzas productivas de la humanidad» (Gluckstein, 1999:89).
Una primera definición del proceso de producción, desde una forma técni-
ca, engloba la combinación de trabajo vivo y medios de producción para dar
lugar a productos nuevos que son resultado de un proceso de transformación.
Pero esa definición no aporta nada para el análisis económico si no se incor-
poran las pautas sociales que permitan entender cómo y en qué magnitud se
produce dicha combinación. El objeto de la economía no remite a otra cosa
128 Xabier Arrizabalo Montoro

que la forma social a través de la cual la sociedad se organiza para producir


la base material de su existencia, de su reproducción en el tiempo. Transitoria-
mente y de un modo intuitivo se ha referido a ello, en términos coloquiales,
como «reglas del juego»; es decir, la clave social que rige el proceso de acu-
mulación en el marco de cuyo desarrollo se produce un impulso a las fuerzas
productivas; o, por el contrario, se coarta éste.
En efecto, cualquier sociedad organiza la producción estableciendo deter-
minadas relaciones entre sus miembros; que no son sólo ni principalmente
técnicas, una división técnica del trabajo, sino que derivan de la particular
conformación de la estructura de clases de cada tipo de sociedad; es decir, una
división social. De modo que esa organización de la producción no será igual
en todo tipo de sociedad. En las sociedades que se estructuran en clases, esos
vínculos no se dan entre sus miembros considerados individualmente, sino
entre las clases que los integran (configuradas como tales precisamente en
torno al papel que ocupan las personas en el proceso de producción social,
ligado a su vez a la forma de apropiación de los medios de producción). Las
relaciones de producción, en resumen, son las relaciones que se establecen
entre las distintas clases sociales en el proceso social de producción.
Obviamente esas relaciones no «caen del cielo», sino que derivan de los
vínculos particulares que cada una de esas clases tiene con los medios de pro-
ducción. Por eso las relaciones de producción, debido a esto aquellas pueden
ser de diferentes tipos; en el caso de las capitalistas, se basan en la apropiación
privada de los medios de producción por una clase social, la burguesía, de
manera que la clase trabajadora queda desposeída de ellos. En consecuencia,
entre ambas clases se establece la relación social en la que se fundamenta el
proceso de producción capitalista: la mercantilización de la fuerza de trabajo,
que comprende la venta de la clase trabajadora de su capacidad de trabajar
como medio para obtener el ingreso que le permite a su vez comprar los bienes
necesarios para su reproducción, para su vida. La clase capitalista compra di-
cha fuerza para combinarla con los medios de producción que adquiere en un
proceso productivo de su propiedad cuyo resultado, gracias a la explotación o
trabajo no pagado, es un excedente que toma la forma de una masa acrecenta-
da de valores (la plusvalía), de la cual asimismo se apropia (sus ganancias). Tales
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 129

ganancias permiten el consumo de los miembros de esa clase (consumo impro-


ductivo), así como que afronten las necesidades de acumulación que impone la
competencia. Es debido a que el excedente capitalista o plusvalía procede del
trabajo no pagado por lo que caracterizan las relaciones de producción como
relaciones de explotación: hablar de explotación no es una cuestión ideológica
sino una exigencia para partir del hecho material sobre el que se asienta la
sociedad capitalista, el menester de que haya una fracción del trabajo vivo que
no sea remunerado. Además, el proceso de acumulación guiado por el criterio
de rentabilidad y no por el de las necesidades sociales, se lleva a cabo a través
del mecanismo de reparto indirecto de recursos y productos que es el inter-
cambio (los bienes adoptan la forma social de mercancía, de modo que para su
consumo se exige su compra).
Cabe añadir que sobre la base de un cierto grado de desarrollo técnico
existen posibilidades alternativas de organización social, en cuanto a relacio-
nes de producción y todos sus corolarios. En la actualidad, gracias a la enorme
cualificación de la mano de obra y el desarrollo científico y técnico que hace
posible, hay condiciones materiales para unas relaciones de producción ci-
mentadas en la colaboración no jerárquica entre el conjunto de los miembros
de la sociedad, a partir de la propiedad colectiva de los medios de producción;
ello permitiría una acumulación planificada en la que el criterio de producción
y distribución fuera el de las necesidades sociales expresadas directamente de
manera democrática, no por medio del mercado. Es decir, hay condiciones
materiales para edificar una sociedad socialista.
La existencia de esas dos clases principales en la economía capitalista es el
resultado de un proceso histórico, mediante el cual las clases se conforman
como tales por su lugar en las relaciones de producción. El hecho de que una
parte de la sociedad mercantilice su fuerza de trabajo (debido a su condición
de desposeídos de medios de producción), es lo que la constituye como clase.
De forma paralela es porque una parte de la sociedad compra aquella fuerza
para su consumo productivo (en combinación con sus medios de producción
y de cara a la valorización de su capital, a través de la producción de un exce-
dente que se apropia como ganancia), por lo que se configura en clase. Así se
establece entre ellas la relación de explotación, que constituye la esencia misma
130 Xabier Arrizabalo Montoro

del capitalismo. Lo anterior evidencia la falaz inconsistencia, cada vez más


aguda, de pretendidas modalidades de «capitalismo civilizado» o «capitalismo
con rostro humano».5
Las categorías teóricas de fuerzas productivas y relaciones de producción
no pueden considerarse de forma aislada, porque no son independientes entre
sí: el desarrollo de las fuerzas productivas condiciona las relaciones de pro-
ducción y éstas, que por tanto dependen de aquellas, a su vez también inf lu-
yen en ellas. El vínculo entre ambas es dialéctico, dinámico, está en evolución
permanente, con tensiones y contradicciones.
Respecto a la primera parte de su conexión, requerir cierto grado de de-
sarrollo de las fuerzas productivas para poner en marcha nuevas relaciones
de producción, constata la imposibilidad de que el capitalismo (que surge
históricamente en un dilatado periodo que se extiende, grosso modo, entre
1500 y 1750) pudiera haberse consolidado en otro periodo anterior, debido a
la ausencia de las condiciones materiales para ello.
Relativo a la segunda parte, el condicionamiento que ejercen las relaciones
de producción sobre las fuerzas productivas, una muestra clara es el corsé
que suponen las relaciones feudales de producción, en la Europa occidental
del periodo citado, para la materialización de cambios potenciales (demográ-
ficos, tecnológicos, de disponibilidad de materias primas y recursos naturales,
etcétera) en un desarrollo efectivo de las fuerzas productivas. Corsé del que
sólo se libera la sociedad por la propia superación de las relaciones feudales de
producción, resultado de la exitosa lucha de clases de la burguesía ascendente
que permite el desarrollo de las fuerzas productivas.6

5
Como la de aquellos que defienden que las instituciones del capital son reformables, para conci-
liar la rentabilidad con el bienestar social (por ejemplo, una supuesta Unión Europea democrática,
equivalente a sostener un Fondo Monetario Internacional democrático, etcétera). Un resumen de
los fundamentos y las contradicciones crecientes de la acumulación capitalista con enfoque en el
análisis marxista se encuentra en Arrizabalo (2014a:95-146).
6
Otro ejemplo es el que constituye el objeto de este texto: el obstáculo que suponen las relaciones
capitalistas de producción para la materialización del hipotético avance de las fuerzas productivas,
el cual podría permitir los desarrollos científicos y técnicos que, en cambio, provoca su frustración
o destrucción.
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 131

El enorme desarrollo de las fuerzas productivas es lo que caracteriza en


particular al primer estadio del capitalismo: el capitalismo ascendente. Tal de-
sarrollo no engloba sólo la espectacular expansión de la producción fabril,
sino también la del proletariado como clase y las grandes aglomeraciones
urbanas, que propician el desarrollo de la construcción, los transportes y las
comunicaciones. Asimismo, las relaciones económicas internacionales van ad-
quiriendo una importancia creciente, fruto de la propia extensión del capita-
lismo; predomina en ellas la exportación de mercancías, la de capitales todavía
tiene un peso muy limitado pero apunta hacia la ulterior configuración de
una economía mundial, que integrará, aunque sea de forma subordinada en
muchos casos, a la mayor parte del territorio mundial en el inicio del siglo
xx. El desarrollo de las fuerzas productivas en el marco de estas relaciones
de producción no tiene nada de idílico, ni podría tenerlo en una sociedad
clasista como el capitalismo, se basa en la explotación consustancial a todo
proceso capitalista de acumulación (eso se expresa en las diferencias sociales
y también territoriales a escala mundial, ya que la transición al capitalismo
en sus primeras materializaciones históricas, se apoya de una forma decisiva
en el pillaje colonial).
La visión mecánica de dichas fuerzas se asocia directamente con el do-
minio de la concepción estalinista en el seno del movimiento obrero y su
necesidad de «decretar» el socialismo; esta concepción se autoproclama mar-
xista, a pesar de su incompatibilidad, tanto teórica como política, con los
planteamientos más elementales del marxismo: «Para Stalin, el socialismo, que
él identifica con la realidad existente en la urss, es un concepto ‹cuantitativo›,
la culminación de un proceso de estatalización de los medios de producción,
y no un concepto ‹dialéctico› (‹cualitativo›) vinculado al desarrollo de las
fuerzas productivas» (De Blas, 1994:285).
No es sólo que entre tales fuerzas y relaciones de producción haya una
unión inextricable, sino que es precisamente este conjunto lo que constituye la
estructura económica de una sociedad, su base económica; y, por tanto, el obje-
to de estudio de la economía como disciplina (véase Arrizabalo, 2014a:24-31). La
noción de estructura económica permite a Marx referirse a la economía desde
una perspectiva histórica y dialéctica. Resalta así su condición de totalidad
132 Xabier Arrizabalo Montoro

integrada por distintos componentes que mantienen entre sí conexiones dia-


lécticas de interdependencia, que al ser abordados históricamente posibilitan
la comprensión de su condición de permanencia en cuanto a los elementos
que van más allá de lo coyuntural y, simultáneamente, de movimiento, de
cambio que abre la posibilidad de que los propios elementos de fondo puedan
sustituirse por otros que propicien una nueva estructura. Esa utilización de la
noción de estructura no tiene nada que ver con el «estructuralismo» que, en
figuras como la de Louis Althusser, resulta incompatible con una concepción
materialista del mundo (Arrizabalo, 2014:29).
La siguiente cita de Marx, acerca del vínculo dialéctico entre las fuerzas
productivas y las relaciones de producción, ilustra lo que acaba de ser expli-
cado, sobre todo respecto al tema que conforma el contenido central de esta
ponencia, los límites históricos del capitalismo:

El modo capitalista de producción halla en el desarrollo de las fuerzas productivas


una barrera que nada tiene que ver con la producción de la riqueza en cuanto tal;
y esta barrera peculiar atestigua la limitación y el carácter solamente histórico y
transitorio del modo capitalista de producción; atestigua que éste no es un modo
de producción absoluto para la producción de riqueza, sino que, por el contrario,
llegado a cierta etapa, entra en conf licto con el desarrollo ulterior de esa riqueza
(1894, vi:310).

Así se muestra con las fuertes tensiones a las que están sometidas las fuer-
zas productivas en los últimos cien años, hasta el punto de que la destrucción
de valores propia de las crisis resulte ya insuficiente para, de una forma rela-
tivamente cíclica, acabar restaurando las condiciones para que se reanude la
acumulación (lo que provoca la necesidad de su destrucción a una escala cada
vez mayor).
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 133

Imperialismo y límites históricos del capitalismo


frente a las teorías de los «ciclos largos»

En el plano del debate tanto económico como político, ciertos teóricos así
como organizaciones y dirigentes de ellas responden de manera afirmativa
a la pregunta de si la trayectoria del capitalismo en el largo plazo obedece a
un patrón de comportamiento cíclico, es decir, conforme a ondas ascendentes
y descendentes. Son las teorías de los «ciclos largos», también denominados
«ondas largas». Este planteamiento ha alcanzado cierto eco, sin duda inf lui-
do por la visión «optimista» que aporta la noción de «ciclo de largo plazo»,
para defender que la acumulación capitalista tiene posibilidad de redesplegarse
nuevamente de forma expansiva.
Sin embargo, ante los acontecimientos de los últimos ya más de cuarenta
años, toda pretensión de seguir defendiendo esa supuesta trayectoria cíclica
queda zanjada por la vía empírica, dada su incompatibilidad con la evolución
efectiva en el periodo reciente. En efecto, el periodo que comienza en torno a
1970, y que por lo tanto se encamina ya al medio siglo, no ha contenido fase
alguna merecedora de ser calificada de expansión, incluso si simplemente se
exige el requisito de que haya un crecimiento considerable y generalizado de
la producción, al menos en las economías más avanzadas, y sostenido en el
tiempo más allá del corto plazo. La formulación de estas teorías de los «ciclos
largos» se produce con Nikolái Kondrátiev, que en 1926 publica en alemán su
obra «Die langen Wellen der Konjunktur» («Las ondas largas de la coyuntura»): 7

7
Posteriormente fue publicada en inglés, en noviembre de 1935, con el título «The Long Waves in
Economic Life» en The Review of Economic Statistics, xvii(6). Y nueve años después en castellano como
«Los grandes ciclos de la vida económica», en Víctor L. Urquidi (dir.) (1944), Ensayos sobre el ciclo eco-
nómico, México, Fondo de Cultura Económica. En 1979 se publica con el título Los ciclos económicos
largos en una obra muy clarificadora del debate porque recopila asimismo otros textos que nutren
la controversia al respecto: «La curva del desarrollo capitalista» de León Trotsky (1923); «La teoría de
los ciclos largos de Kondrátiev» de George Garvy (1943); «Las ‹ondas largas› en la historia del capi-
talismo» de Ernest Mandel (1979, en El capitalismo tardío, que en 1964 el mismo autor había llamado
«Neocapitalismo»); y «La teoría de los grandes ciclos: Kondrátiev, Trotsky y Mandel» de Richard
B. Day (1977). Day explica que Kondrátiev ya había mencionado el tema cuatro años antes (1922)
en «Mirovoe khozyaistvo i evo konyunktury vo vremya i posle voyni, Vologda» («La economía
mundial y sus coyunturas durante y después de la guerra»). Una obra relevante en esta materia es
134 Xabier Arrizabalo Montoro

La dinámica de la vida económica en el orden social capitalista no es de carácter


simple y lineal, sino complejo y cíclico (...) [Junto a los ciclos medios de siete a once
años y de otros más cortos, de tres a cinco años], existe, además, bastante fun-
damento para suponer que, en la economía capitalista, hay también ciclos largos,
cuya duración media es de cincuenta años (...) Al afirmar la existencia de ciclos
largos y negar que éstos sean de origen accidental, creemos, al mismo tiempo, que
nacen de causas radicantes en la esencia de la economía capitalista (Kondrátiev,
1926; vvaa, 1979:33 y 66).

La trascendencia de los «ciclos largos» se debe a que están conectados di-


rectamente con la posibilidad permanente de nuevos desarrollos de las fuerzas
productivas en el marco del modo de producción capitalista. Tal nexo con los
límites históricos del capitalismo supone implicaciones políticas profundas.
Ahora bien, hay que recalcar que dicha noción choca, de manera inevitable,
con el fundamento mismo de la reproducción económica que tiene un carácter
social y por tanto histórico. Para que un proceso pueda definirse como cíclico
han de concurrir dos elementos: regularidad en sus oscilaciones (al menos rela-
tivamente) y cierto automatismo en su materialización. Ante el análisis teórico
y empírico del capitalismo, es evidente la incompatibilidad entre la formulación
de «ciclos de largo plazo» y el planteamiento marxista. Discrepa con la ley del
descenso tendencial de la tasa de ganancia con que culmina El capital, así como
con la caracterización del imperialismo como fase suprema del capitalismo
formulada por Vladímir Ilich Lenin en 1916 (véase Arrizabalo, 2014a:167-183).

la de Joseph Alois Schumpeter (1939). Kondrátiev, en su texto de 1926, señala la existencia de ciclos
largos en 1919 -1921; conclusión que formuló en algunos textos previos (1922 y 1925), publicados por el
Instituto Moscovita para la Investigación de la Coyuntura, fundado por él mismo en 1920. Este autor
había sido eserista (del Partido Campesino Socialista Revolucionario) y como tal había participado
como ministro en el gobierno provisional de Kerenski. Durante la década de 1920 y bajo el gobierno
bolchevique, responsables políticos y teóricos opositores como Kondrátiev siguieron trabajando
en organismos estatales en lugares muy relevantes, hasta que José Stalin y su camarilla tomaron el
control omnímodo del partido y del Estado. En el marco de las detenciones y purgas de los sectores
partidarios de las tesis de Nikolái Bujarin, Kondrátiev fue detenido en 1930 y posteriormente ejecu-
tado en 1938, en la gran ola de represión que sucedió al asesinato de Serguéi Kírov.
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 135

No se trata de determinismo económico, sino justo lo opuesto, de la necesaria


consideración conjunta, pero no caótica o casual, de los factores que determi-
nan el desarrollo social, en los que el factor económico sí desempeña un papel
decisivo, pero sólo en última instancia. Así lo explicaba León Trotsky en 1926:

La recurrencia periódica de ciclos menores está condicionada por la dinámica


interna de las fuerzas capitalistas, y se manifiesta por sí misma siempre y en todas
partes una vez que el mercado ha surgido a la existencia. Por lo que se refiere
a las fases largas (de cincuenta años) de la tendencia de la evolución capitalista,
para las cuales el profesor Kondrátiev sugiere, infundadamente, el uso del término
«ciclos», debemos destacar que el carácter y duración están determinados, no por
la dinámica interna de la economía capitalista, sino por las condiciones externas
que constituyen la estructura de la evolución capitalista. La adquisición para el
capitalismo de nuevos países y continentes, el descubrimiento de nuevos recursos
naturales y, en el despertar de éstos, hechos mayores de orden «superestructural»
tales como guerras y revoluciones, determinan el carácter y el reemplazo de las
épocas ascendentes, estancadas o declinantes del desarrollo capitalista (1979:91).

Desde el punto de vista empírico, la crítica de George Garvy en 1943 es clara


y, desde la perspectiva actual, queda aún más refrendada:

El examen del trabajo estadístico de Kondrátiev nos lleva a la conclusión de que


no logra demostrar la existencia de «ciclos largos en la vida económica» (...) Nuestro
análisis muestra que no está probada la existencia de las oscilaciones largas en las
series de producción estudiadas por Kondrátiev; que los datos de los cuatro mayores
países capitalistas y las dos series de amplitud mundial cubren solamente un ciclo;
que, consiguientemente, ni el carácter internacional del fenómeno ni su repetición
a intervalos de ritmo regulares pueden afirmarse a base del material presentado. La
teoría ofrecida por Kondrátiev para explicar la repetición cíclica de las oscilaciones
largas no tiene fundamentación empírica (Garvy, 1943; vvaa, 1979:138-139).

Esto no significa en absoluto que el análisis del capitalismo desde una pers-
pectiva de largo plazo carezca de interés, todo lo contrario:
136 Xabier Arrizabalo Montoro

Aunque la hipótesis de las oscilaciones cíclicas de larga duración, sobre las que se
superponen movimientos cíclicos más cortos, debe ser descartada, la idea de que la
economía capitalista ha pasado por varias etapas sucesivas de desenvolvimiento,
caracterizadas por diferentes ritmos de crecimiento y expansión geográfica, me-
rece atención. El análisis actual ganaría, probablemente, en precisión y significado
si se basara sobre una distinción mejor articulada entre las diferentes fases de la
economía capitalista. La «curva de la evolución capitalista» sería un cuadro más
complicado que una simple curva y, ciertamente, más irregular que los ciclos lar-
gos de Kondrátiev. Sustituiríamos la hipótesis de las oscilaciones periódicas largas
por el estudio de las sucesivas etapas de nuestro actual sistema económico, de su
creciente alcance geográfico y de sus cambiantes relaciones con las esferas no ca-
pitalistas. Esto nos alejaría de la construcción de modelos abstractos de secuencias
temporales, llevándonos al estudio de la dinámica efectiva de nuestro sistema eco-
nómico (Garvy, 1943; vvaa, 1979:140 -141).

Aunque se ha formulado el debate en términos de «ciclos», su contenido


esencial no se modifica por denominarlo con otra expresión y, en particular,
con la de «ondas», que es el término que utiliza por ejemplo Ernest Mandel (y
el que había empleado originalmente el propio Kondrátiev):

La historia internacional del capitalismo aparece así no sólo como una sucesión
de ciclos industriales distribuidos cada siete o diez años, sino también como una
sucesión de periodos más largos, de alrededor de cincuenta años. Hemos conocido
cuatro, hasta el presente (...) Es evidente que estas «ondas largas» no se producen
de forma mecánica, sino que funcionan a través de la articulación del ciclo indus-
trial «clásico» (...) Una sucesión tal, de al menos cinco «ondas largas», no puede ser
atribuida ni al azar ni al solo juego de los factores exógenos (Mandel, 1979; vvaa,
1979:158, 161 y 183).

Mandel adopta una perspectiva «ecléctica», como la define Louis Gill res-
pecto a su explicación de las crisis, pero que se extiende a otros planos
como el desarrollo de las fuerzas productivas, el declive estadounidense o
el conf licto de bloques. Con tal planteamiento ecléctico y «con el pretexto
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 137

de delimitar la realidad en sus dimensiones concretas» (1996:558), pretende


conciliar el análisis marxista con explicaciones ad hoc en cada caso. En esta
cuestión de los ciclos u ondas de largo plazo, dicha conciliación, imposible,
puede resumirse así:

Las tesis de Kondrátiev plantean dos tipos de problemas diferentes. Por un lado
se trata de saber si el movimiento histórico de la acumulación capitalista conoce
periodos de tiempo más o menos largos que se puedan diferenciar entre sí por el
aumento o disminución del ritmo de ese movimiento. Por otro lado, se trata de
saber si ese movimiento es cíclico o no. Mientras Kondrátiev responde afirmati-
vamente a ambas cuestiones, Trotsky contesta sí a la primera y no a la segunda.
Mandel pretende estar de acuerdo con ambos, y Day subraya la imposibilidad de
la posición de Mandel (Izquierdo en vvaa, 1979:28-29).

Este apunte de Richard B. Day es totalmente clarificador:

La descripción de Mandel de la «dinámica interna» de las revoluciones tecnológicas


sugiere la presencia de algún tipo de ritmo [de los grandes ciclos]; sin embargo,
también está de acuerdo con Trotsky en que los factores sociales y políticos impi-
den que los grandes ciclos exhiban una «necesidad natural». Para superar esta úl-
tima dificultad, evita la referencia a los grandes ciclos —que implican movimiento
rítmico— y, en su lugar, habla de «ondas largas con una tónica de expansión» y
«ondas largas con tónica de estancamiento». Pero el problema de esta terminología
es que lleva directamente a la esencia del debate Trotsky-Kondrátiev. En el empleo
por Kondrátiev del término «onda», dos de ellas constituyen un ciclo. Además, el
término «onda» sigue implicando una norma teórica en relación con las oscilacio-
nes que pueden diferenciarse (Day, 1977; vvaa, 1979:222).

Al poner de relieve la incompatibilidad de la formulación de Mandel con


el método marxista:

Así, en el análisis final, Mandel se enfrenta con la cuestión del equilibrio del capi-
talismo, sin darse cuenta de que lo ha hecho (...) En resumen, está de acuerdo con
138 Xabier Arrizabalo Montoro

Kondrátiev y con Trotsky, algo que lógicamente es imposible. O el capitalismo se


desarrolla según una pauta evolutiva continua, en cuyo caso puede hablarse de
ciclos, o esa teoría oculta el desarrollo irregular del capitalismo, tal como Trotsky
sostenía. Toda la sutileza del mundo será incapaz de superar el hecho básico de
que, en la opinión de Trotsky, las ondas largas —o los grandes ciclos— son in-
compatibles con una periodización marxista de la historia del capitalismo (Day,
1977; vvaa, 1979:222).

En resumen:

El error de comprensión de Trotsky, por parte de Mandel, puede ilustrarse, además,


por su referencia a George Garvy, que muy adecuadamente concluyó que Trotsky
negaba el carácter cíclico de las f luctuaciones a largo plazo. En Late Capitalism
[publicado en castellano como «El capitalismo tardío»], Mandel sugiere que las
conclusiones de Garvy eran «no muy precisas»; es decir, Garvy descubrió una
simple dificultad semántica que, si se sigue, reduciría la cuestión a una «disputa
sin objetivo, al igual que las diferencias semánticas entre ciclos, ‹ondas largas›,
‹periodos largos› y ‹grandes segmentos de la curva del desarrollo capitalista›». Lo
que a Mandel le parece una simple diferencia semántica, constituye en realidad el
verdadero meollo del debate Trotsky-Kondrátiev (Day, 1977; vvaa, 1979:219).

La incompatibilidad entre el método marxista y la teoría de los ciclos u on-


das largas, que plantean Kondrátiev y Mandel entre otros, se ilustra bien con
el debate propiciado en los primeros decenios del siglo xx, por algunos de los
principales teóricos del movimiento obrero. Ya en 1899 Eduard Bernstein había
presentado su posición revisionista del planteamiento marxista, al rechazar
la inevitabilidad de una sucesión de crisis profundas y de gravedad creciente:

Como no se han visto señales de un crack económico mundial de inaudita vio-


lencia, así tampoco podemos decir que los periodos de recuperación ocurridos (...)
hayan sido particularmente efímeros (...) si de la expansión geográficamente inten-
sa del comercio mundial, unida a la extraordinaria reducción del tiempo requerido
para las informaciones y los transportes, no han aumentado hasta tal punto las
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 139

posibilidades de compensación de los desequilibrios, y si el enorme aumento de la


riqueza de los estados industriales europeos, unido a la elasticidad del sistema
crediticio moderno y al nacimiento de los cárteles industriales, no han restringido
de tal modo la capacidad de reacción de los desequilibrios locales o particulares sobre
la situación general de los negocios, como para que sea necesario considerar alta-
mente improbable, al menos durante un periodo bastante largo, la posibilidad de
crisis económicas del tipo de las precedentes (1899:172).

Al contrario del análisis marxista, las crisis generales pueden evitarse:

El esquema de las crisis, en o para Marx, no era una imagen del futuro, sino un
cuadro del presente, del cual se esperaba únicamente que en el futuro se presentara
bajo formas siempre más agudas y macroscópicas (...) Excepto que se produzcan
sucesos externos e imprevistos que provoquen una crisis general —y, como vimos,
esto es siempre posible, no hay razón suficiente para deducir, en base a motivos
puramente económicos, que tal crisis sea inminente. Los fenómenos de depresión
de carácter local y parcial, son inevitables; en cambio, no lo es una paralización
general, dada la organización y extensión actual del mercado internacional y dada
especialmente la expansión de la producción de medios de subsistencia. Este último
fenómeno tiene importancia particular para nuestro problema. Quizá nada haya
contribuido tanto a atenuar las crisis económicas o a impedir su agravamiento
como el derrumbe de los réditos y de los precios de los medios de subsistencia
(Bernstein, 1899:176 y 182).

En 1902 Karl Kautsky se había opuesto a esta posición de Bernstein, soste-


nía que las crisis tendían a ser cada vez más graves y el capitalismo se dirigía
a un estado de depresión crónica. Sin embargo, veinticinco años más tarde,
en 1927, cambia totalmente su posición en La concepción materialista de la historia,
donde defiende que no hay base alguna para plantear que el capitalismo tien-
da a constituirse en una barrera para el desarrollo de las fuerzas productivas
(Gill, 1976). Lo paradójico es que para sostenerlo parte de la frase de Marx del
«Prefacio a la contribución a la crítica de la economía política» de 1859, en el
que afirma:
140 Xabier Arrizabalo Montoro

Una formación social jamás perece hasta tanto no se hayan desarrollado todas
las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente, y jamás
ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores antes de que las
condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de la
propia antigua sociedad (Marx, 1859:5).

Pero Kautsky defiende que esa afirmación no se aplica al capitalismo, que


sí es capaz de seguir expandiendo siempre las fuerzas productivas, a diferencia
de sociedades anteriores, las cuales: «En el momento de su declive no eran ya
capaces de soportar ningún desarrollo de las fuerzas productivas, poniendo
trabas a cualquier nuevo desarrollo (...) el capitalismo industrial conduce a una
expansión siempre más tempestuosa de las fuerzas productivas» (Boisgontier,
1971:287).
Esto significa que Kautsky había derivado a una posición idealista: para él
la superación del capitalismo no sería ya una necesidad, resultado de su ago-
tamiento histórico, sino el producto de una decisión política. Así, en referencia
a la Primera Guerra Mundial alega:

Pero el capitalismo no se ha hundido. Resultó que su elasticidad, su capacidad de


adaptación a una nueva situación eran mucho más fuertes que sus puntos sensi-
bles. Ha sufrido la prueba de fuego de la guerra y hoy es, desde el punto de vista
puramente económico, más sólido que nunca (...) Hace treinta años yo consideraba
las crisis crónicas. Después, el capitalismo ha sufrido tantas crisis (...) y ha salido de
ellas tan bien, que parece económicamente hablando más viable que hace medio
siglo (Boisgontier, 1971:287).

El texto de Kautsky no es premonitorio: data de 1927, apenas dos años antes


del estallido de la llamada crisis del 29. Antes, la Internacional Comunista diri-
gida por Lenin mantenía la posición de rechazo a la hipótesis de un desarrollo
ilimitado de las fuerzas productivas bajo el orden burgués:

La economía capitalista se encuentra en un punto muerto. Las fuerzas producti-


vas no pueden desarrollarse más en el marco del régimen capitalista (...) La nueva
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 141

clase ascendente, la clase de los verdaderos productores, debe, de acuerdo con las
leyes del desarrollo económico, tomar en sus manos el aparato de producción y
crear las nuevas formas económicas. Solamente así se podrá dar su desarrollo
máximo a las fuerzas productivas a las que la anarquía de la producción capi-
talista impide dar todo el rendimiento del que son capaces (Internacional Comu-
nista, 1921:143).

Por su parte, Trotsky, en el Programa de transición aprobado en la constitu-


ción de la Cuarta Internacional en septiembre de 1938, plantea que «las fuerzas
productivas de la humanidad han cesado de crecer». Afirmar que han dejado
de crecer no equivale a sostener que vaya a producirse una deriva gradual de
declive de la acumulación capitalista, lo que chocaría con el análisis dialéctico
y la propia culminación teórica de El capital, la ley del descenso tendencial de
la tasa de ganancia. El supuesto determinismo económico del que a menudo
se acusa al marxismo no se corresponde con el contenido real de este método
de análisis, que no establece de forma indiscutible lo que va a ocurrir (una
caída regular y sostenida de la rentabilidad que haga implosionar el capi-
talismo), pero sí lo que en modo alguno puede suceder (que el capitalismo
pueda impulsar ilimitadamente nuevos procesos de desarrollo de las fuerzas
productivas).
De hecho, el propio Trotsky habla de f lujos y ref lujos para describir el
comportamiento de la acumulación capitalista encuadrada históricamente en
su periodo imperialista. Como explica Gill:

La tendencia general del capitalismo en la época de su declive, la del bloqueo de


las fuerzas productivas, que caracteriza el régimen «a escala de una época entera»,
no elimina con todo los rasgos específicos de tal situación, las variaciones coyun-
turales, las condiciones particulares de tal o cual sector o de tal país, en suma las
condiciones reales en el interior de las cuales se desarrolla el combate de clase. Por
el contrario, estos rasgos particulares, locales, temporales, estos f lujos y ref lujos,
no cambian el sentido de la tendencia general, ni por consiguiente las perspectivas
estratégicas que de ella se desprenden (1979:372-373).
142 Xabier Arrizabalo Montoro

Es el mismo fenómeno que también refería Lenin:

Sería un error creer que esta tendencia a la descomposición descarta el rápido


crecimiento del capitalismo. No; ciertas ramas industriales, ciertos sectores de la
burguesía, ciertos países manifiestan en la época del imperialismo, con mayor o
menor intensidad, ya una ya otra de estas tendencias (...) En cuanto a Estados Uni-
dos, el desarrollo económico ha sido durante estos últimos decenios más rápido
aún que en Alemania, y, precisamente gracias a esta circunstancia, los rasgos pa-
rasitarios del capitalismo norteamericano contemporáneo resaltan con particular
relieve (...) De todo lo que llevamos dicho sobre la esencia económica del impe-
rialismo se desprende que hay que calificarlo de capitalismo de transición o, más
propiamente, de capitalismo agonizante (1916:496-498).

En efecto, es compatible formular la existencia de límites estrictos para el


desarrollo de las fuerzas productivas del modo de producción capitalista y, a la
vez, defender la posibilidad de los mencionados f lujos y ref lujos que, por tanto,
incluyen fases de crecimiento de la producción en la trayectoria real de la acu-
mulación capitalista. La clave radica en la ley del descenso tendencial de la tasa
de ganancia (que de facto es la conclusión de El capital), la cual aporta la base para
comprender dos claves decisivas: por una parte, que la presión creciente contra
la rentabilidad supone finalmente límites infranqueables para el desarrollo de
las fuerzas productivas; y por otra parte que, de manera simultánea, su carácter
tendencial es el marco en el que existen vaivenes e irregularidades. Es decir,
el bloqueo al desarrollo de las fuerzas productivas y la existencia de fases de
crecimiento y fases de crisis no sólo son dos «fenómenos» compatibles, sino
que resultan complementarios, porque dicho bloqueo, que establece el marco
general de la acumulación capitalista en el estadio imperialista, provoca una
suerte de huida hacia delante expresada en vaivenes en el ritmo de acumula-
ción. Vaivenes que, desde luego, junto a las crisis (ref lujos) se expresan también
en episodios de crecimiento (f lujos); pero no de una forma cíclica, con todo lo
que implicaría ésta.
Si desde el punto de vista teórico el planteamiento de Marx en El capi-
tal niega toda posibilidad de que el proceso de acumulación capitalista se
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 143

reproduzca de forma ilimitada, al estar constreñido por el descenso tenden-


cial de la tasa de ganancia (que constituye su único estímulo), en términos
empíricos la perspectiva actual refrenda inequívocamente tal imposibilidad.
Tras más de 40 años transcurridos desde 1971, por señalar una fecha sim-
bólica (derogación del patrón dólar-oro), no se ha materializado siquiera
un atisbo real de despliegue considerable de la acumulación capitalista, que
tuviera visos reales de mantenimiento en el tiempo y extensión en el espacio.
No es sólo eso: la crisis actual, la devastación económica que provoca de
modo directo y la propia respuesta del capital ante ella, al espolear de ma-
nera exponencial la destrucción de fuerzas productivas en todos los planos,
muestran de modo palpable la ausencia de fundamento para avalar la tesis
de un posible redespliegue capitalista que relance el desarrollo de las fuer-
zas productivas. La experiencia reciente en los países de Europa occidental,
región mundial donde más lejos se había ido históricamente en el desarrollo
de las fuerzas productivas, es tajante (véase Arrizabalo, 2014a:625-650); antes
del estallido de la crisis ya estaba en marcha un proceso destructivo, que su-
ponía el desmantelamiento de sectores productivos completos y, sobre todo,
una desvalorización creciente de la fuerza de trabajo: «Así como el capital
tiene una tendencia a aumentar desmesuradamente las fuerzas productivas,
limita, hace unilateral, etcétera, a la principal fuerza productiva, el hombre
mismo; en suma tiene la tendencia a limitar las fuerzas productivas» (Marx,
1857-1858:376).
Esa destrucción del principal componente de las fuerzas productivas, la
fuerza de trabajo, es una exigencia de la acumulación capitalista llegada al
punto actual de su trayectoria histórica. La constatación de tal hecho es lo
que justifica este texto: la desvalorización de la fuerza de trabajo ha presidido
la política económica durante las últimas tres décadas y media (las políticas
de ajuste permanente fondomonetarista), cuyo contenido esencial es precisa-
mente éste: el abaratamiento de la mercancía fuerza de trabajo.8 De la venta

8
Por ello no es correcto afirmar que las políticas de ajuste del fmi tienen consecuencias negativas
para los trabajadores, sino que su contenido mismo es el ataque directo e indirecto al valor de la
fuerza de trabajo, medio de vida de la clase trabajadora. Formularlo en términos de consecuencias
puede abrir el resquicio para hablar, también, de «ajuste con rostro humano».
144 Xabier Arrizabalo Montoro

de la mercancía vive la inmensa mayoría de la población mundial (y cada vez


más porque la tasa de proletarización o asalarización no deja de aumentar)
(Guerrero, 1999) y, por tanto, de su precio (vinculado a su valor) dependen sus
condiciones de vida. Su empobrecimiento relativo es una exigencia del pro-
ceso de acumulación, que se expresa a través del aumento de la tasa de plus-
valía, de la explotación. Pero lo que está planteado ahora mismo no es ya ese
empobrecimiento relativo, sino uno absoluto, expresión final de la destrucción
de fuerzas productivas a la que cada vez con más fuerza desembocan las po-
líticas y actuaciones del capital y sus instituciones.
En el plano de la política económica, el ajuste que se impone sistemática-
mente desde los 1980, tratando de responder a la crisis de los 1970, es el marco
en el que se desenvuelve una acumulación capitalista que desemboca en una
nueva crisis y de un calado mucho mayor: la actual. Y ante la cual la única
respuesta por parte del capital es intensificar esa misma orientación, que se
trata de extender en aquellos países en los que históricamente la clase tra-
bajadora ha desplegado sus bastiones más potentes, en particular en Europa
(como en otros en los que se intensifican políticas de pillaje neocolonial). Las
instituciones del capital desplegadas en esta región, que es referente a escala
mundial, ya no es sólo que no puedan negarlo, sino que lo explicitan cada vez
más abiertamente:

[En Grecia], los salarios en el sector empresarial se han reducido en los últimos
trimestres recientes, pero a un ritmo insuficiente para ayudar a recuperar competi-
tividad, también debido a la continuación de la moderación salarial en los principa-
les socios comerciales de Grecia (...) Sin embargo, se espera que las recientes medidas
en el mercado de trabajo contribuyan a mayores reducciones en los costes laborales
durante los dos próximos años (...) [En España], la reciente reforma del mercado de
trabajo permite a las empresas mayor f lexibilidad para ajustar salario y empleo a su
situación económica específica (...) Se espera que el aumento salarial sea moderado
y que, en combinación con la continuidad del fuerte crecimiento de la producti-
vidad del trabajo previsto, reduzca aún más los clu [costes laborales unitarios]. Se
espera que el diferencial de inf lación con la zona euro sea negativo, dando lugar a
una cierta mejora en la competitividad de precios (Comisión Europea, 2012:71 y 74).
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 145

Son nuevas pruebas de la necesidad acrecentada de desvalorización de la


fuerza de trabajo, que impugna las condiciones de vida de la clase trabajadora
y constituye, asimismo, la expresión máxima de la destrucción de fuerzas
productivas. Su extensión en el tiempo, mucho más allá del corto y del medio
plazo, abunda en invalidar las pretensiones de que el recorrido de la acumula-
ción capitalista en el largo plazo obedece a un comportamiento cíclico.

Posibilidad teórica y necesidad histórica


de la destrucción de fuerzas productivas

La categoría teórica fuerzas productivas ocupa el lugar central en el análisis


del devenir histórico de las sociedades. Cuando se habla de «desarrollo» (o de
«desarrollo económico» e incluso «desarrollo económico y social»), asociado a
un cambio estructural global que se traduce en una mejora sostenida de las
condiciones de vida del conjunto de la población, entonces se hace alusión al
desarrollo de las fuerzas productivas. Por eso el contenido de las fuerzas pro-
ductivas no consiste simplemente en el potencial productivo de una sociedad,
expresado en la productividad que se puede obtener de la fuerza de trabajo, de
acuerdo a su cualificación y a la disponibilidad de medios de producción con
determinado grado de progreso técnico. Va mucho más allá, porque incluye su
utilización efectiva en términos de las condiciones de vida de la población.
Tal y como se ha explicado con anterioridad, las fuerzas productivas no
son reducibles a un concepto o indicador más, definible con «criterios objeti-
vos precisos» que simplemente remita a la dimensión material de los medios de
producción y la fuerza de trabajo. Esta concepción «tecnologista» de las fuerzas
productivas, como si fueran la suma de meros objetos o cosas cuantificables
de una forma directa, es contraria al planteamiento marxista:

El análisis marxista no puede ignorar que ninguna categoría económica o social


puede reducirse a sus aspectos cuantitativos; que sus aspectos cualitativos son por
el contrario determinantes, porque es solamente en ellos donde aparece su carácter
contradictorio, la contradicción que funda esta categoría particular y la pone en
146 Xabier Arrizabalo Montoro

movimiento. El análisis marxista no parte por tanto de los resultados de ningún


análisis estadístico como lo que constituye la realidad empírica de la sociedad, los
«datos de hecho» (Boisgontier, 1971:245-248).

La realidad social sólo es comprensible a la luz de un análisis dialéctico


porque su contenido es contradictorio y cambiante, ya que no hay relaciones
lineales y unívocas entre los hechos que la componen:

Él procede [el análisis marxista] de las relaciones sociales de producción para


analizar la categoría social particular de la que se trata, de la contradicción fun-
damental del capitalismo para conducir a una de sus determinaciones específicas
por la abstracción; solamente reconstruyendo la totalidad concreta que quiere
estudiar, ahora comprendida, esclarecida por el análisis dialéctico, él utilizará los
datos cuantitativos de los estadísticos para ilustrar los resultados a los que él ya
ha llegado. Porque, de nuevo, el método estadístico no es neutro —procede de la
transformación de las relaciones sociales en cosas, en magnitudes medibles vacia-
das de su carácter contradictorio (Boisgontier, 1971:247).9

Y esto, con carácter general para los distintos fenómenos sociales, lo es


aún más claramente para las fuerzas productivas, debido al lugar central que
ocupan en la comprensión de la reproducción de las sociedades en el tiempo:
«Estas consideraciones generales se imponen particularmente cuando se trata
de la categoría a la vez social, económica e histórica de las fuerzas producti-
vas, en la que se encuentran implicadas de forma esencial las relaciones más

9
Tanto Karl Marx como Friedrich Engels se desmarcaban de toda pretensión de conceptos o
definiciones cerrados. Marx en el libro ii de El capital (1885:274): «No se trata aquí de definiciones
bajo las cuales se subsumen las cosas. Se trata de funciones determinadas que se expresan en
categorías determinadas». Y Engels en el prólogo al libro iii de El capital (Engels en Marx, 1894:16):
«Observaciones [que] (...) se basan en el equívoco de que Marx pretende definir cuando desarrolla,
y de que, en general, deberían buscarse en Marx definiciones acabadas, válidas de una vez y para
siempre. Se sobrentiende que cuando no se conciben las cosas y sus relaciones recíprocas como
fijas, sino como variables, también sus reflejos en la mente —los conceptos— se hallan igualmente
sometidos a modificación y renovación, que no se los enclaustra en definiciones rígidas, sino que
se los desarrolla dentro de su proceso de formación histórico o lógico, respectivamente».
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 147

profundas entre el hombre y la naturaleza, y de los hombres entre ellos, en su


actividad productiva» (Boisgontier, 1971:247). Tal caracterización de las fuerzas
productivas evidencia el porqué no pueden limitarse a un indicador mera-
mente técnico:

Las fuerzas productivas no se reducen, no se dejan reducir, aplanar en magnitudes


medibles, conjunto de máquinas, de materias primas o auxiliares y de fuerzas de
trabajo simples o cualificadas. No constituyen un conjunto tecnológico (aunque
presenten, como los valores de uso, un lado, un aspecto medible por los méto-
dos de la ciencia de la naturaleza o de la tecnología) (...) las fuerzas productivas
incluyen (...) elementos medibles por la tecnología o las ciencias aplicadas (el ren-
dimiento de un motor, la cantidad de energía de la que dispone cada trabajador,
etcétera), pero no se aplanan en absoluto, no se dejan reducir a estos elementos
cuantitativos, que proporcionan indicaciones en cuanto a su crecimiento, pero no
pueden ser suficientes en ningún caso para apreciarlo (Boisgontier, 1971:253-254 y
256).

En consecuencia, se ha planteado que la cuestión de las fuerzas productivas,


como cuestión social, no puede separarse de las relaciones de producción, pues
ambas están indisolublemente vinculadas:

El método marxista (...) considera las fuerzas productivas en la sociedad burguesa


no como simples objetos materiales medibles con la ayuda de técnicas estadísticas,
sino como una categoría económica y social, expresión de una relación social que
implica a clases opuestas, en la que se manifiesta la contradicción entre el carácter
cada vez más social de la producción y el carácter privado de la propiedad de los
medios de producción (Gill, 1979:375).

No ocurre así con las «concepciones tecnologistas» de las fuerzas pro-


ductivas. Con ellas sucede a la manera de cualquier formulación teórica: no
puede descontextualizarse del marco general político en el que se encuadra.
En mayor medida tratándose de las fuerzas productivas, porque se refieren a
un aspecto central en todo debate acerca de las perspectivas del capitalismo;
148 Xabier Arrizabalo Montoro

es decir, constituyen el asunto primordial en cualquier discusión sobre la


viabilidad y el alcance de otras formas posibles de conducción de la política
económica más allá del corto plazo, dado que las fuerzas productivas re-
miten, en última instancia, no a las posibilidades materiales per se, sino a su
materialización efectiva en una mejora sostenida de las condiciones de vida
de la población.
Las «concepciones tecnologistas» no son compatibles con el marco teórico y
político del marxismo, en el que no puede incrustarse la expectativa idealista
de que siempre hay opciones de nuevos desarrollos de las fuerzas productivas
en el capitalismo. En efecto, el planteamiento marxista es inequívoco respecto
a los límites históricos de la acumulación capitalista por su carácter inevita-
blemente contradictorio:

A partir de cierto momento el desenvolvimiento de las fuerzas productivas se


vuelve un obstáculo para el capital; por tanto la relación del capital se torna en
una barrera para el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo. El capital,
es decir el trabajo asalariado, llegado a este punto entra en la misma relación con
el desarrollo de la riqueza social y de las fuerzas productivas que el sistema cor-
porativo, la servidumbre de la gleba y la esclavitud, y, en su calidad de traba, se
le elimina necesariamente (...) En agudas contradicciones, crisis, convulsiones, se
expresa la creciente inadecuación del desarrollo productivo de la sociedad a sus
relaciones de producción hasta hoy vigentes. La violenta aniquilación del capi-
tal, no por circunstancias ajenas al mismo, sino como condición de su autocon-
servación, es la forma más contundente en que se le da el consejo de que se vaya
y deje lugar a un estadio superior de producción social (Marx, 1857-1858, ii:282).

El carácter limitado de la acumulación capitalista se muestra con mayor


claridad durante las crisis:

En las crisis estalla violentamente la contradicción entre la producción social y la


apropiación capitalista. Queda momentáneamente parada la circulación de mer-
cancías; el dinero se convierte de medio de circulación en un obstáculo para ella; se
vuelven del revés todas las leyes de la producción y la circulación de mercancías.
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 149

La colisión económica ha llegado a su punto culminante: el modo de producción se rebela


contra el modo de cambio, las fuerzas productivas se levantan contra el modo de producción del que
han nacido (Engels, 1877-1878:243-244).

Se trata, por tanto, de la contradicción consustancial al modo de produc-


ción capitalista que, causante de sus propios problemas, se revela incapaz de
canalizar las posibilidades incubadas por su actividad:

Todo el mecanismo del modo capitalista de producción falla bajo la presión de las
fuerzas productivas que él mismo ha engendrado. Ya no puede convertir en capital
toda esta masa de medios de producción; se quedan ociosos, razón por la cual se
queda ocioso también el ejército industrial de reserva. Existen de sobra medios de
producción, medios de vida, obreros disponibles, todos los elementos de la pro-
ducción y la riqueza en general. Pero, «la plétora se convierte en fuente de miseria
y riqueza» (Fourier), pues es precisamente la plétora la que impide que los medios
de producción y de vida se conviertan en capital (Engels, 1877-1878:244).

El conf licto se plantea, entonces, en el corazón mismo del capitalismo,


cuando sus relaciones de producción se convierten en el obstáculo para el
desarrollo de las fuerzas productivas, que ya sólo será posible mediante la
superación de dichas relaciones de producción:

En efecto, los medios de producción, en la sociedad capitalista, no pueden entrar


en acción a menos que previamente se hayan convertido en capital, en medio para
explotar la fuerza humana de trabajo. La necesidad de que los medios de produc-
ción y de vida adquieran la cualidad de capital se interpone como un espectro
entre ellos y los trabajadores. Es ella y solamente ella la que impide que se ensam-
blen la palanca material y la palanca personal de la producción, únicamente ella la
que prohíbe a los medios de producción funcionar y a los trabajadores trabajar y
vivir (...) estas mismas fuerzas productivas apremian con fuerza cada vez mayor a
que se suprima la contradicción, a que se les libere de su condición de capital, a que
se reconozca efectivamente su carácter de fuerzas productivas sociales (Engels, 1877-1878:244).
150 Xabier Arrizabalo Montoro

En definitiva, las fuerzas productivas escapan del control de la clase do-


minante, provocando que la sociedad en su conjunto se encamine hacia una
suerte de huida hacia delante:

Una clase que posee el monopolio de todos los instrumentos de producción y me-
dios de vida, pero demostrando en cada periodo de crisis y en cada desastre con-
siguiente que es incapaz de seguir dominando las fuerzas de producción que han
escapado ya a su poder; una clase bajo cuya dirección la sociedad marcha hacia la
ruina como una locomotora cuya válvula de seguridad bloqueada es el maquinista
demasiado débil para abrirla. Dicho en otras palabras: proviene del hecho de que
tanto las fuerzas productivas engendradas por el moderno sistema capitalista de
producción como el sistema de distribución creado por él se hallan en f lagrante
contradicción con el mismo sistema de producción hasta tal punto que es indis-
pensable transformar el modo de producción y de distribución para que se elimi-
nen todas las diferencias de clases, si no queremos que se estrelle toda la moderna
sociedad (Engels, 1877-1878:138).

Referente a la categoría teórica de las fuerzas productivas se ha sembrado


una gran confusión, debido a que es la piedra angular sobre la que se pueden
analizar las perspectivas del capitalismo y, por ende, las implicaciones políticas
son directas e implacables. Conviene recalcar que el crecimiento económico,
tal como se define convencionalmente en términos de aumento de la produc-
ción, no es sinónimo de desarrollo de las fuerzas productivas. Tampoco lo es,
como se ha explicado ya, el aumento de la productividad:

El método marxista, contrariamente al método cuantitativista o positivista (...) con-


sidera las fuerzas productivas en la sociedad burguesa no como simples objetos
materiales medibles con la ayuda de técnicas estadísticas, sino como una categoría
económica y social, expresión de una relación social que implica a clases opuestas,
en la que se manifiesta la contradicción entre el carácter cada vez más social de
la producción y el carácter privado de la propiedad de los medios de producción
(Gill, 1979:375).
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 151

Puesto que no se puede obviar el carácter social y contradictorio de las


fuerzas productivas, es necesario un análisis «cualitativo» que permita evaluar
el contenido de cualquier proceso de crecimiento económico, más allá de la
constatación de su dimensión cuantitativa concerniente al aumento del valor
de la producción. De lo contrario,

haciendo abstracción de las relaciones entre el hombre y la naturaleza y de las


relaciones de los hombres entre ellos, el método cuantitativista que mide de una
manera aparentemente científica las fuerzas productivas en función de «criterios
objetivos precisos», conduce a poner en pie de igualdad gastos de naturaleza com-
pletamente diferente, como los gastos de armamento y los gastos sociales, es decir,
gastos cuya orientación, dirección, se oponen desde el punto de vista de la apor-
tación que proporcionan al progreso de la humanidad o por el contrario a su
regresión (Gill, 1979:377-378).

En realidad, no es que no haya ninguna garantía de que el aumento de las


posibilidades materiales de la sociedad (gracias a los avances científicos y técni-
cos, basados a su vez en la mejor cualificación de la mano de obra, en su pro-
ductividad) redunden en una mejora de las condiciones de vida del conjunto de
la población (en concreto de la fracción ampliamente mayoritaria que vive de
su trabajo, la clase trabajadora), más bien es al revés: las exigencias del proceso
de acumulación lo impiden cada vez más, provocando que las probabilidades
genéricas de desarrollo de fuerzas productivas se transmuten, de facto y de una
forma más aguda, en fuerzas destructivas. Ya a mediados del siglo xix, entre
1845 y 1846, Marx y Engels hablaban de «fuerzas de destrucción» por oposición
a «fuerzas productivas»:

En el desarrollo de las fuerzas productivas, se llega a una fase en la que surgen


fuerzas productivas y medios de intercambio que, bajo las relaciones existentes,
sólo pueden ser fuente de males, que no son ya tales fuerzas de producción, sino
más bien fuerzas de destrucción (...) y, lo que se halla íntimamente relacionado con
ello, surge una clase condenada a soportar todos los inconvenientes de la sociedad
sin gozar de sus ventajas, que se ve expulsada de la sociedad y obligada a colocarse
152 Xabier Arrizabalo Montoro

en la más resuelta contraposición a todas las demás clases; una clase que forma la
mayoría de todos los miembros de la sociedad (Marx y Engels, 1845-1846:81).

La desvirtuación de la categoría teórica de fuerzas productivas hunde sus


raíces en la no consideración del vínculo entre valores de cambio y valores de
uso, que es una relación dialéctica. Resulta indudable que, desde el punto de
vista de la acumulación del capital, lo que importa son los valores de cambio.
Por eso, el espacio de análisis de la crítica de la economía política, de la socie-
dad regida por las leyes de la acumulación capitalista, es el de los valores de
cambio. Pero la cuestión de las fuerzas productivas no puede constreñirse a
la sociedad históricamente acotada que es la capitalista, sino que remite a un
nivel más amplio: el de la historia de las sociedades, el de la trayectoria de la
sociedad humana; por tanto, ha de considerarse el plano de los valores de uso,
porque siempre están «debajo» de los valores de cambio: «El trigo no alimenta
por ser capital, sino porque es trigo» (Marx, 1905-1910:235).
Un ejemplo del imperativo de considerar el trasfondo de los valores de uso
se halla en los esquemas de reproducción del libro ii de El capital. El fundamen-
to de esos esquemas radica en la necesidad de que la producción final de un
periodo, de determinada magnitud en valor, contenga en cierta proporción los
valores de uso que permitan llevar a cabo la reproducción de los elementos
consumidos y su eventual ampliación. En otras palabras, para reproducir la
fuerza de trabajo hacen falta las mercancías tras las que subyacen los valores
de uso que son bienes de consumo (alimentos, ropa, vivienda). En aras de reno-
var los medios de producción se requieren las mercancías cuyos valores de uso,
que «están detrás», son los bienes de producción (maquinaria, herramientas).

Por tanto, la acumulación no es solamente una cuestión de sustitución y aumento


del valor. Es igualmente una cuestión de sustitución y aumento de la base material
de este valor, es decir del valor de uso (...) El rechazo a tener en cuenta el valor
de uso y las relaciones sociales al evaluar las fuerzas productivas, rompiendo la
unidad dialéctica de la mercancía (valor de uso-valor de cambio) y del modo de
producción (fuerzas productivas-relaciones sociales), conduce a una reducción de la
economía al rango de la econometría y de la estadística (Gill, 1979:381-382).
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 153

Otro ejemplo de la siempre indispensable presencia subyacente de los va-


lores de uso tras los valores, es la forma en la que Marx (1867, iii:760) explica la
composición orgánica del capital:

Todo capital se divide en medios de producción y fuerza viva de trabajo, compo-


sición que se determina por la proporción existente entre la masa de los medios
de producción empleados, por una parte, y la cantidad de trabajo requerida para
su empleo, por el otro. Denomino a la primera composición de valor; a la segunda,
composición técnica del capital. Entre ambas existe una estrecha correlación. Para ex-
presarla, denomino a la composición de valor del capital, en tanto se determina
por la composición técnica del mismo y ref leja las variaciones de ésta, composición
orgánica del capital.

Soslayar el trasfondo de los valores de uso supone renunciar al significado


de la dualidad valor-de-cambio/valor-de-uso, como base de toda la formula-
ción teórica que permite la comprensión de la acumulación capitalista:

El método de Marx, para quien el «punto decisivo» de la economía política es el


desdoblamiento del trabajo humano en trabajo abstracto, productor de valores
de cambio, y trabajo concreto, productor de valores de uso (...) El valor de uso
—como las fuerzas productivas— presenta tales efectos medibles. El error objeti-
vista, o incluso positivista, «tecnologista», de Weber y Mandel es ver solamente en
las fuerzas productivas (y también, por tanto, en el valor de uso, a este respecto
comparable) este lado, olvidar completamente que son relaciones sociales, entre
hombres, porque son los órganos artificiales de los que se dota la humanidad en
y por su relación fundamental con la naturaleza, el trabajo, la actividad productiva
destinada a satisfacer sus necesidades y que esta actividad colectiva implica una
relación social, una relación entre los hombres en una sociedad dada, en la que se
inserta necesariamente, como una relación social específica, en la forma de sociedad
en la que se manifiesta (Boisgontier, 1971:250).

Aislar ambas dimensiones, desconectarlas, inevitablemente hace del análi-


sis económico una caricatura:
154 Xabier Arrizabalo Montoro

Romper esta unidad suprimiendo uno de sus términos es, si sólo se conserva el
valor de cambio, degradar la economía a econometría, que cree traducir en esta-
dísticas toda la realidad social, y en consecuencia degradar el valor de cambio, re-
lación social, a una simple medida técnica de productividad; es, si sólo se conserva
el valor de uso, reducir la economía a la tecnología, a las ciencias aplicadas, y el
valor de uso mismo, relación social, a un conjunto de propiedades empíricamente
constatables y medibles (Boisgontier, 1971:250).

Porque en ambos planos se expresa la relación social y las contradicciones


que supone en el capitalismo. En el plano de los valores de uso

oponiendo la satisfacción de las necesidades de la sociedad humana a la indiferen-


cia del capital sobre la naturaleza particular de la mercancía producida por él y a
sus efectos útiles o perjudiciales, siempre que se venda, de donde viene su indife-
rencia respecto a la producción de medios de destrucción, al deterioro del medio
natural, al agotamiento anárquico de los recursos de materias primas, etcétera
(Boisgontier, 1971:250).

Y en el plano de los valores de cambio: «Como vemos, la tendencia del


capital a incorporar siempre más valor, por tanto a apropiarse de una masa
siempre mayor de plustrabajo gratuito, tiende a negarse a ella misma» (Bois-
gontier, 1971:250). Marx critica a David Ricardo en las Teorías sobre la plusvalía,
recalcando la importancia económica de los valores de uso:

Cuando se considera la plusvalía en cuanto tal, es indiferente la forma natural de


producto, y, por tanto, del plusproducto. En cambio, es importante al considerar
el proceso real de reproducción, en parte para poder comprender las formas que
adopta y, en parte, la inf luencia que la producción de artículos de lujo, etcétera,
ejerce sobre la reproducción. Un ejemplo más de cómo el valor de uso en cuanto tal
cobra importancia económica (1905-1910:224).

En definitiva, conviene resaltar lo expuesto en el primer apartado en


cuanto a que la cuestión de las fuerzas productivas no es desligable de las
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 155

relaciones de producción, contra todo esquematismo artificial como la for-


mulación de Stalin de una supuesta «correspondencia necesaria de las rela-
ciones sociales y las fuerzas productivas», ya que:

Transformadas así en cosas opuestas, en una relación congelada de «correspon-


dencia necesaria», las fuerzas productivas serán estudiadas por las ciencias apli-
cadas, las relaciones sociales por las «ciencias» humanas. Relaciones sociales y
fuerzas productivas se convierten así en «estructuras» irreducibles una a otra en el
estructuralista Godelier, discípulo de Althusser (Boisgontier, 1971:252).

La referencia a las relaciones capitalistas de producción constituye una «lla-


mada al orden» de la realidad, por cuanto no se pueden considerar las fuerzas
productivas desconectadas de ellas, es decir, técnicamente, ahistóricamente. La
plasmación histórica de las exigencias de estas relaciones de producción, las
capitalistas, es que se configuran de facto como una suerte de corsé que impide
las hipotéticas posibilidades de desarrollo de las fuerzas productivas. En efecto,
estas posibilidades hipotéticas chocan frontalmente con la realidad de la «ren-
tabilidad a cualquier precio» exigida por la acumulación capitalista. El precio
comienza a ser, en mayor medida, la destrucción de fuerzas productivas, consa-
grando así un acelerado aumento de la distancia entre posibilidades y realidad:

Las fuerzas productivas están atenazadas en el antagonismo entre su naturaleza


de instrumento del trabajo concreto al servicio de las necesidades de la humanidad
y su forma de capital productivo sediento de plusvalía. Ellas tienden a amputarse
su propio excedente, inutilizable para su valorización en tanto que capital pro-
ductivo. Están contaminadas por el parasitismo y la putrefacción del modo de
producción en el marco del cual funcionan: tienden a negarse a ellas mismas, a
transformarse en fuerzas destructivas; «órganos de ejecución de la voluntad del
hombre en la naturaleza», «órganos del cerebro humano creados por la mano del
hombre», se dirigen contra su creador y le amenazan de extinción. Desde el ángulo
particular bajo el que están incluidas en la tecnología y son medibles, ya no se
miden solamente en megavatios, sino en megatones, y finalmente en megamuertos
(Boisgontier, 1971:257).
156 Xabier Arrizabalo Montoro

Es decir, se trata de que en el marco de las tensiones entre las fuerzas pro-
ductivas y las relaciones capitalistas de producción, el agotamiento histórico
del carácter progresivo del régimen basado en éstas, implica consecuencias
negativas directas sobre aquellas, tal y como ya lo habían enunciado Marx y
Engels:

La gran industria cuyo desarrollo engendró una masa de fuerzas productivas que
encontraban en la propiedad privada una traba entorpecedora, como los gremios
lo habían sido para la manufactura y la pequeña explotación agrícola para los
avances del artesanado. Estas fuerzas productivas, bajo el régimen de la propiedad
privada, sólo experimentan un desarrollo unilateral, se convierten para la mayoría
en fuerzas destructivas y gran cantidad de ellas ni siquiera pueden llegar a apli-
carse, con la propiedad privada (1845-46:69).

La manifestación de este agotamiento histórico se muestra a lo largo de


todo el siglo xx, con las crisis, las guerras y la entronización del sector ar-
mamentista, cuya producción no puede ser considerada como valores de
uso que expresan trabajo útil y, por tanto, no puede ser considerada como
un «indicador» de desarrollo de las fuerzas productivas: «Para Marx, en todo
caso, está claro que la producción de formidables medios de destrucción no
habría podido ser considerada como una manifestación entre otras del tra-
bajo útil, ‹condición indispensable de la existencia del hombre›» (Boisgontier,
1971:255).

La secuencia destructiva crisis→ajuste→ crisis, constatación


de la inevitable huida hacia delante del capitalismo

El periodo reciente que inicia con la crisis que estalló a principios de la década
de 1970, que no es sino la vuelta a la normalidad del imperialismo, se sintetiza
en la secuencia crisis→ajuste→crisis. Es decir, la universalización del ajuste
que trata de imponer la fracción dominante del capital a escala mundial (que
es el capital financiero fondomonetarista), a través de su principal agencia
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 157

para ello, el Fondo Monetario Internacional (fmi), constituye su respuesta a la


crisis de los 1970 y, a la vez, no logra que se abra una etapa de expansión de
la acumulación capitalista, por lo que contribuye a que la economía mundial
desemboque en una nueva crisis, la actual. De modo que en este periodo no
hay desarrollo de las fuerzas productivas pues cada vez más se destruye el va-
lor de su principal componente, la fuerza de trabajo, así como el medio sobre
el que actúa: los recursos naturales.

El capitalismo, empujado por el motivo de la ganancia, deteriora en lugar de mejo-


rar las condiciones de vida y trabajo de las masas, ataca conquistas sociales y de-
rechos democráticos, impulsa cada vez más la congestión de las ciudades, la des-
trucción del medio ambiente y el entorno natural por la contaminación, amenaza
de destrucción permanente de determinados ciclos ecológicos (Gill, 1979:386-387).

La clave radica en que, acerca de la fuerza de trabajo, fundamento principal


de las fuerzas productivas, no hay dudas: se desvaloriza de forma sistemática a
través de la reducción del salario directo pero también del indirecto (enseñan-
za, sanidad, etcétera) y diferido (pensiones), así como de su desocupación (no
sólo por desempleo, también por trabajos a tiempo parcial, precarios, etcétera).
A este respecto es muy significativa la situación en Estados Unidos, que mues-
tra con claridad que las apelaciones a las posibilidades de la tecnología y toda
la retórica correspondiente no tienen asidero alguno en la realidad. En efecto,
la destrucción directa de empleo se dispara, incluso antes de la gran crisis que
estalló en 2007-2008:

Desde enero de 2001 hasta enero de 2006 (...) la industria estadounidense perdió 2.9
millones de trabajos, casi 17% de la fuerza de trabajo industrial (...) Equipos de co-
municaciones perdió 43% de la fuerza de trabajo. Semiconductores y componentes
electrónicos perdió 37% (...) en ordenadores y productos electrónicos, declinó 30%.
Equipos eléctricos y electrodomésticos perdió 25% de sus empleados (...) en vehí-
culos a motor y piezas declinó 12%. Muebles y productos relacionados perdió 17%
de sus empleos. Las fábricas de ropa perdieron casi la mitad (...) El empleo en textil
declinó 43%. Papel y productos de papelería perdió una quinta parte (...) plásticos y
158 Xabier Arrizabalo Montoro

productos de caucho declinó 15%. Incluso las fábricas de bebida y tabaco experi-
mentaron una contracción de 7% de los empleos (Roberts, 2006).10

Por tanto, no se trata de la crisis sino de algo mucho más profundo: la


imposibilidad siquiera de mantener el grado de desarrollo alcanzado por las
fuerzas productivas en el marco de las exigencias de la acumulación del capi-
tal, que conducen inexorablemente a una auténtica «huida hacia delante». De
modo que incluso los episodios de relativa recuperación muestran la tendencia
de fondo a la destrucción de fuerzas productivas. Es el caso, por ejemplo, de la
«creación de empleo» en Estados Unidos desde 2010 que esconde la propia dis-
minución de la población activa: «Estados Unidos está creando empleo desde
hace 34 meses (...) Pero algunos datos tienen truco (...) el paro está aún en 7.4% y
gran parte de la caída experimentada en la tasa de desempleo se atribuye a que
se contrajo el mercado. Hay 2.2 millones de empleados menos que en 2007 y
13 millones más de personas en edad de trabajar» (Pozzi, 2013). Pero no es sólo
eso, sino también otros aspectos como el trabajo a tiempo parcial no deseado:

Hay más cifras engañosas. Si la tasa de actividad, actualmente en 63.4%, estuviera


al nivel previo a la crisis, el paro rondaría 10%. Si lo que se tiene en cuenta al cal-
cular el desempleo son los 8.2 millones de empleados forzados trabajar a tiempo
parcial —donde la hora se paga a unos 15.75 dólares de media (11.8 euros)— y los
2.4 millones apartados del mercado, el subempleo llega a 14%. Por no hablar de los
4.2 millones de parados de larga duración. Hay 5.2 millones de empleos menos a
tiempo completo que en 2007, cuando empezó la crisis financiera. Esencialmente,
la mitad del empleo creado desde mediados de 2009 es trabajo a tiempo parcial. Lo
peor, según los analistas, es que hay 22 millones de trabajadores que quieren un
empleo a tiempo pleno y no lo encuentran (Pozzi, 2013).

10
Paul Craig Roberts fue subsecretario del Tesoro durante la presidencia de Ronald Reagan y edi-
torialista del Wall Street Journal. De hecho, en este artículo utiliza esos datos para arremeter contra
la inmigración torticeramente. Estos datos per se, como el hecho de que los presente él, muestran
la imposibilidad de ocultar el grave deterioro económico estadounidense, concretado entre otros
ámbitos, en la destrucción de empleo industrial desde mucho antes del estallido de la crisis.
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 159

Y presidiendo todo, la desvalorización de la fuerza de trabajo: una reduc-


ción de su valor.

A esto se le añade el hecho de que las nuevas ocupaciones están por lo general peor
remuneradas que antes de la crisis (...) son las ocupaciones peor pagadas las que es-
tán detrás del reciente incremento del empleo (...) Esas categorías en julio representa-
ron 52% de los nuevos contratos. Las protestas por los bajos salarios coinciden con el
debate para elevar la paga mínima por hora trabajada en Estados Unidos y que ésta
se vincule a la evolución del coste de la vida. El presidente Barack Obama propuso
a comienzos de año, en el discurso sobre el Estado de la Unión, que subiera a, al
menos, 9 dólares (6.75 euros), como una solución para intentar frenar la creciente
desigualdad y ayudar a crear una clase media más amplia. Ahora esa paga mínima
se sitúa en 7.25 dólares (5.40 euros). Con ese sueldo el ingreso anual ronda los 14.500
dólares, muy por debajo a la renta media: «Eso podría marcar la diferencia entre ir
al supermercado o a un banco de alimentos», según Obama (Pozzi, 2013).

Todo lo cual se expresa socialmente en una polarización cada vez mayor,


resultado del desmantelamiento de los elementos de protección:

El mercado laboral ha estado creando mucha más desigualdad en los últimos


treinta años, capturando los que más ganan una gran parte del aumento de la
productividad macroeconómica. Varios factores pueden ayudar a explicar este
aumento de la desigualdad, no sólo los cambios tecnológicos subyacentes sino
también la retirada de las instituciones desarrolladas durante el New Deal y la
Segunda Guerra Mundial —tales como las políticas fiscales progresivas, los sindi-
catos poderosos, la prestación social de la salud y las prestaciones de jubilación, y
el cambio de las normas sociales relacionadas con la desigualdad de retribuciones
(Saez, 2013).

Sin embargo, en el terreno de la propaganda se pretende presentar esta


destrucción como una sola cara de la moneda, compensada con la otra cara,
la de la «nueva economía» basada en el conocimiento, las nuevas tecnologías,
etcétera. Al igual que en las «reconversiones industriales» en el caso español,
160 Xabier Arrizabalo Montoro

en las que no había otra cara al desmantelamiento industrial, tampoco hay


mecanismo compensatorio:

Los trabajos basados en el conocimiento, que se suponía que en la «nueva econo-


mía» globalizada ocuparían el lugar de los trabajos perdidos en el sector manufac-
turero, nunca aparecieron. El sector de la información perdió 17% de sus trabajos,
con la fuerza de trabajo de las telecomunicaciones declinando 25%. Incluso los tra-
bajos perdidos en el comercio mayorista y minorista. A pesar de las nuevas obliga-
ciones contables impuestas por [la Ley] Sarbanes-Oxley, el empleo en contabilidad
cayó 4%. El diseño de sistemas computacionales y actividades relacionadas perdió
9% de sus empleos. Hoy hay 209 mil menos empleos de gestión y supervisión que
hace cinco años (Saez, 2013).

A pesar de estas constataciones, que vienen de muy lejos, en la segunda


mitad del siglo xx se desplegaron nuevas formulaciones que, pese a reclamarse
formalmente del marxismo, revisaban planteamientos centrales del materialis-
mo histórico en el cual se sustenta, de acuerdo a lo que acaba de ser explicado
acerca del carácter social de las fuerzas productivas. Es el caso del «capitalismo
monopolista de Estado» de Paul Boccara y el Partido Comunista Francés, así
como del «neocapitalismo» o el «capitalismo tardío» de Ernest Mandel. En am-
bos casos, la premisa se sitúa en un supuesto nuevo desarrollo de las fuerzas
productivas, asociado esencialmente a una «revolución científico-técnica» en
Boccara y a una «tercera revolución industrial» en Mandel. Tales «revolucio-
nes» serían el fundamento de la nueva fase del capitalismo que da nombre a
sus teorizaciones. En el planteamiento de Mandel, esta nueva fase se encuadra
en su teoría de las ondas largas, de la que ya ha sido argumentada su incom-
patibilidad con el marxismo (véase el apartado «Las tesis revisionistas contem-
poráneas», en Gill, 1979:391-405).
Las conclusiones de todo lo abordado son tajantes: la más clara expresión
de las contradicciones del capitalismo en la actualidad, la constituye el hecho
de que, pese al aumento de la tasa de plusvalía durante los lustros previos
a 2007, la masa de plusvalía obtenida es insuficiente para nutrir una tasa de
ganancia que estimule la acumulación. La explicación teórica es la ley del
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 161

capitalismo consistente en el descenso tendencial de dicha tasa (es decir, de


la rentabilidad, que es la única fuerza motriz posible para la acumulación
en este régimen social): «Es ésta, en todo respecto, la ley más importante de
la moderna economía política y la esencial para comprender las relaciones
más dificultosas. Es, desde el punto de vista histórico, la ley más importante»
(Marx, 1857-1858, ii:281).
En términos históricos, desde hace cien años el desarrollo capitalista pro-
voca una nueva configuración del capital (el capital financiero oligopólico)
que se despliega en un nuevo terreno de juego (la economía mundial), cuyo
resultado es una tensión mayor sobre las fuerzas productivas. Es el imperia-
lismo más grave en el marco del cual las crisis tienen un estatus distinto, que
identificamos con la expresión de «huida hacia delante», de cara a señalar las
necesidades crecientes de destrucción para la prosecución de la acumulación
capitalista (destrucción que, desde luego, incluye las guerras o la sobreexplo-
tación de los recursos naturales, pero que se concentra especialmente en la
desvalorización de la fuerza de trabajo).
El recorrido de la economía mundial desde 1970 se sintetiza en la secuencia
crisis→ajuste→crisis. Esta secuencia liga la crisis de los 1970 (expresión del ago-
tamiento del periodo excepcional de la posguerra iniciado en 1945), con la mun-
dialización de la política de ajuste fondomonetarista (como respuesta del capital
ante dicha crisis, centrada en el abaratamiento de la fuerza de trabajo). Dicha po-
lítica de ajuste se conecta a su vez con la crisis actual, porque al aplicarla con la
intención de lograr una suficiente rentabilidad a cualquier precio, se contribuye
a restringirla y, por tanto, a que estalle una nueva crisis y de tanta profundidad
como la actual. Esta crisis, al igual que todas, se presenta en primera instancia
como un fenómeno de mercado (en específico con la forma de burbujas inmo-
biliarias, financieras, etcétera), tiene unas raíces hondas que revelan su carácter
histórico vinculado a las dificultades crecientes de valorización del capital.
Ante la grave crisis actual, las políticas que tratan de imponerse desde las
instituciones del capital se resumen con facilidad bajo la fórmula coloquial de
«más de lo mismo». En efecto, su contenido esencial es un mayor cuestiona-
miento del medio de vida de la inmensa mayoría de la población mundial, es
decir, la clase trabajadora: son los ataques al valor de su fuerza de trabajo. Sus
162 Xabier Arrizabalo Montoro

resultados se presentan con formas verdaderamente brutales de destrucción


de fuerzas productivas, así lo indican los cada vez más frecuentes episodios de
malnutrición infantil incluso en las economías europeas más avanzadas del
mundo. Asimismo, son políticas que, por lo antedicho, no podrán resolver los
problemas, de ahí que también se califiquen de «políticas de tierra quemada».
Un ámbito particular en el que se plasma tal destrucción es la impugna-
ción frontal de la soberanía nacional, único marco en el que adquieren forma
derechos y garantías democráticos. Los ataques a la soberanía se llevan a cabo
a través de distintas vías, especialmente la guerra: la institucionalización de
organismos intergubernamentales carentes de toda legitimidad democrática, es
el caso de los llamados «acuerdos de libre comercio», en realidad mecanismos
para imponer la mayor «libertad de explotación» posible.
Respecto a las guerras que emprende el imperialismo, en concreto el esta-
dounidense, hasta tal punto buscan la destrucción de las naciones y el negocio
que en sí mismas constituyen que su objetivo militar llega a ser su propia
continuidad en el tiempo. Esto es, no se trata ya de imponer un determinado
régimen, sino de la pura liquidación de las naciones, mientras se obtiene ga-
nancia de la situación bélica: «En la guerra de Siria el mantenimiento de una
situación de punto muerto debería ser el objetivo de los Estados Unidos. Y el
único método posible para lograr esto es armar a los rebeldes cuando parezca
que las fuerzas de Assad se encuentran en ascenso y parar el aprovisionamien-
to de los rebeldes si realmente parece que están ganando» (Luttwak, 2013).11
El otro medio aludido para el cuestionamiento de los procedimientos de-
mocráticos más elementales, que se requiere para la imposición de las políticas
destructivas,12 es la construcción de entramados institucionales supraestatales
no democráticos. El establecimiento de la Unión Europea (ue), con el euro y el
Banco Central Europeo (bce) como su punta de lanza, es el mejor ejemplo de la
negación del marco en el que se institucionalizan históricamente los derechos

11
En la web del Center for Strategic & International Studies, de la que es asociado senior, Edward
Luttwak es presentado como «consultor de la Oficina de la Secretaría de Defensa, del Consejo Na-
cional de Seguridad, del Departamento de Estado, del Ejército, Marina y Fuerza Aérea de Estados
Unidos y de gobiernos aliados, así como corporaciones internacionales e instituciones financieras».
12
Para una explicación de ellas in extenso, véase Arrizabalo (2014a:369 - 488).
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 163

democráticos y obreros, por los que Europa se ha convertido en un referente


a escala mundial.13
Vale la pena consignar dos ejemplos concretos: el titular periodístico «El
partido que gane las elecciones anticipadas deberá aplicar un plan de ajuste
muy duro», referido a las legislativas del 5 de junio de 2011 en Portugal, y las
declaraciones del entonces miembro del Comité Ejecutivo del bce, José Manuel
González Páramo: «Se acabó eso de que la política laboral es asunto de cada
país» (El País, 2011). Incluso, juristas que defienden el orden constitucional mo-
nárquico español califican la situación como «estado de excepción»:

Estamos en buena parte de los países de la Unión Europea ante un estado de excep-
ción, es decir, ante la suspensión de facto de la vigencia del principio de legitimación
democrática del poder. En teoría, el principio de legitimación democrática sigue
presidiendo la vida del sistema político, pero en la práctica no se respeta. Ocurrió
en Grecia cuando Papandreu quiso someter a referéndum la aceptación de las
condiciones del rescate aprobadas por la Comisión Europea. Ocurrió también con
la designación de Monti como presidente del Gobierno en Italia. Está ocurriendo
en todas las vicisitudes por las que está atravesando Portugal. Está volviendo a
ocurrir en Italia tras el resultado de las últimas elecciones. Y llevamos instalados en
ese estado de excepción en España desde el 20 de noviembre de 2011 (Pérez, 2013).14

13
El vínculo entre las políticas destructivas en las economías avanzadas y las guerras en otras
regiones fue uno de los ejes de la Conferencia Internacional de Urgencia «Contra las guerras de
ocupación, contra la injerencia en los asuntos internos de los países, en defensa de la integridad y
la soberanía de las naciones», celebrada en Argel del 10 al 12 de diciembre de 2011, como se ref leja
en su declaración final, conocida como Manifiesto de Argel: «Nos oponemos a toda intervención
militar extranjera en cualquier parte del mundo (...) con o sin el aval de la onu (...) Hay una situa-
ción de urgencia, cuando las mismas potencias imperialistas, y las instituciones internacionales
desencadenan una guerra social en Europa y Estados Unidos, mediante planes de rigor asesinos,
para salvar a los especuladores, los bancos y los seguros privados. Hay una situación de urgencia
cuando las grandes potencias erigen la injerencia en los asuntos de los países en el sistema mun-
dial, arrogándose el derecho de disponer de la suerte de las naciones y los pueblos (...) Rechazamos
que se nieguen las realizaciones de la civilización humana, de la que la existencia de las naciones
es una condición para la democracia» (Arrizabalo, 2014a:625- 650).
14
Sin embargo, en el mismo artículo, el autor defiende que el acceso de Mariano Rajoy a la presi-
dencia del gobierno se realizó «en unas condiciones de legitimidad indiscutibles».
164 Xabier Arrizabalo Montoro

Los graves problemas económicos y su corolario social se relacionan


inevitablemente con el ámbito político. Al respecto, la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde) constata los riesgos: «La eco-
nomía mundial está confrontada a la peor recesión del periodo posbélico y el
desempleo alcanza cifras sin precedentes en muchos países. Los gobiernos es-
tán interviniendo para evitar que la crisis financiera y económica se convierta
en una crisis social total, calamitosa para los trabajadores vulnerables y los
hogares de renta baja» (2009:111).
Al particularizarlo con el caso griego ante las elecciones del 6 de mayo de
2012, el banco suizo ubs elaboró un informe cuyo título era muy elocuente,
pues hablaba de estar «preocupados, muy preocupados». El motivo de preocu-
pación eran las graves dificultades políticas para aplicar sus políticas:

Un factor principal de riesgo es el panorama político tras las elecciones griegas de


este domingo. De acuerdo a sondeos de opinión recientes, el apoyo a los partidos
políticos en Grecia se ha fragmentado significativamente en los últimos seis me-
ses aproximadamente, con votantes que parecen haber movido su apoyo de los
dos grandes partidos —centro derecha Nueva Democracia (nd) y centro izquierda
pasok— a favor de pequeños partidos. Muchos de éstos abogan por la renego-
ciación de los acuerdos con los acreedores del sector público, un rechazo de las
medidas de austeridad, o incluso abandonar el euro en su conjunto (ubs Invest-
ments Research, 2012:5).15

No podía ser de otra forma: las costuras del «orden» vigente comienzan a
ceder por doquier debido a la presión social, alimentada por la regresión que
suponen las políticas aplicadas que atienden a las exigencias del capital. Mues-
tra de ello son las movilizaciones en toda Europa ante las imposiciones de la
«troika», supuesto triunvirato integrado por la Comisión Europea, el bce y el fmi,
que en realidad es un «caballo de Troya» para camuf lar la presencia directa de

15
En el documento se explica que: «Aunque tanto nd como el pasok han dado su apoyo por
escrito al mou, ambos han estado intentando distanciarse del mou durante la campaña» (ubs
Investments Research, 2012:8). El mou es el Memorandum of Understanding («Memorándum de Enten-
dimiento»), es decir, el paquete de ajustes impuesto por el fmi.
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 165

este último al tomar el control de la política económica en economías europeas;


se refrenda que puede haber ajuste sin euro, pero lo que en ningún caso puede
ocurrir es euro sin ajuste, porque su razón de ser es la subordinación de la polí-
tica económica a las directrices del fmi, expresión institucional de la hegemonía
mundial del capital financiero estadounidense (véase Arrizabalo, 2014b).

Conclusiones

De acuerdo con el análisis que integra lo teórico con lo empírico, ¿cuáles son
las perspectivas de la economía mundial? Bajo el predominio de las relaciones
de producción capitalistas, las contradicciones no dejan de acrecentarse. El au-
mento de la productividad esperado de la mayor cualificación de la fuerza de
trabajo, que se apoya en los avances científicos y técnicos que ella misma hace
factible, supone de forma automática una posibilidad mayor de producción de
valores de uso. No obstante, es una posibilidad que, además, no podrá mate-
rializarse porque el objetivo del capital es su valorización, no la producción
de valores de uso. Dicha valorización se enfrenta a las dificultades crecientes
que fundamentan la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia, de
modo que con el propósito de contrarrestarlas se requiere de una explotación
siempre en aumento: «Restaurar la relación correcta entre el trabajo necesario
y el plustrabajo, sobre la cual en última instancia se fundamenta todo» (Marx,
1857-1858, i:407).
Se trata del nexo entre el «trabajo necesario» para la reproducción de la
fuerza de trabajo (trabajo pagado que se expresa en el salario del trabajador) y
el «plustrabajo» para la producción de la plusvalía (trabajo no pagado que se
apropia como ganancia el capitalista). Es decir, se trata de la explotación de la
clase trabajadora, que constituye la base de la ganancia y, por tanto, la fuerza
motriz de la acumulación capitalista y que debe ser constantemente aumenta-
da, lo que lleva a una inevitable huida hacia delante del capital que se expresa
en que la destrucción de fuerzas productivas es cada vez más sistemática.
Se desprende con claridad de los dos párrafos previos que la base del aná-
lisis radica en El capital, obra magna de Karl Marx cuyo libro primero cumplirá
166 Xabier Arrizabalo Montoro

150 años en 2017 y cuya plena vigencia revela su validez como marco teórico
para la comprensión del proceso de acumulación capitalista. En específico, la
gran contradicción constitutiva del capitalismo, pues el empobrecimiento es el
resultado final del aumento de la productividad, que puede servir para producir
más valores de uso pero no el valor que requiere el capital: «No es sino en el
modo de producción fundado en el capital, donde el pauperismo se presenta
como resultado del trabajo mismo, del desarrollo de la fuerza productiva del
trabajo» (Marx, 1857-1858, ii:111).
Por ello no hay oportunidad alguna de un capitalismo ordenado o civi-
lizado. No se puede decretar una reproducción equilibrada: «Lo que controla
la economía mundial no es el fmi o el Banco Mundial o el Tesoro de Estados
Unidos o Wall Street. Lo que controla la economía capitalista mundial es más
bien una ley impersonal, la ley del valor. Es impersonal en gran medida al
modo como lo es la ley de la gravedad: funciona independientemente de la
voluntad o intención de nadie» (Kliman, 2000).
Partiendo de la ley del valor —que rige hoy la economía capitalista mun-
dial— se desemboca en la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia
que niega toda posibilidad de desarrollo irrestricto de las fuerzas productivas,
indicando así los límites históricos del capitalismo:

Existe un límite que no es inherente a la producción en general, sino a la produc-


ción basada en el capital (...) el capital contiene una limitación de la producción
que es particular (...) para poner así al descubierto que, en contra de lo que aducen
los economistas, el capital no es la forma absoluta del desarrollo de las fuerzas pro-
ductivas, forma absoluta que, como forma de la riqueza, coincidiría absolutamente
con el desarrollo de las fuerzas productivas (...) cuanto mayor sea el desarrollo del
capital, tanto más se presentará como barrera para la producción —y por ende
también para el consumo—, prescindiendo de las demás contradicciones que lo
hacen aparecer como insoportable barrera para la producción y la circulación
(Marx, 1857-58, i:367-369).

En los siglos xvi, xvii y xviii, en el seno de las economías europeas, en


las que predominaban las relaciones de producción feudales, se incubaban
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 167

desarrollos potenciales de las fuerzas productivas, asociados a cambios demo-


gráficos, descubrimientos científicos y acceso a recursos naturales procedentes
de la expansión colonial. Sin embargo, su materialización en un desarrollo
efectivo de las fuerzas productivas chocaba con las exigencias de las relacio-
nes de producción feudales, que actuaban como una suerte de corsé. Dicho de
una forma gráfica: existían la población, las materias primas, las herramientas
y hasta las máquinas, de manera que podría parecer que ya se podían montar
fábricas con muchos trabajadores y medios de producción más avanzados, en
las que la productividad se disparara. Falsa apariencia, porque a fin de poner-
las en marcha no hacía falta población, sino fuerza de trabajo, de la que no
se podía disponer al someter a la mayor parte de la población a las relaciones
de servidumbre propias del feudalismo, lo que les impedía poder vender su
capacidad de trabajar como fuerza de trabajo. Es decir: había un choque entre
el potencial desarrollo de las fuerzas productivas y la supervivencia de las
relaciones de producción previas.
Hoy ocurre sustancialmente lo mismo: en el seno de la economía mundial
en la que predominan las relaciones de producción capitalistas se han incuba-
do desarrollos potenciales de las fuerzas productivas que chocan frontalmente
con las exigencias de dichas relaciones. Así, desde mediados del siglo xviii, la
clase ascendente, la burguesía, dirigió una exitosa lucha de clase que le per-
mitió desbancar a la vieja clase dominante, la oligarquía terrateniente, de su
posición económica al marcar la pauta del proceso de acumulación y de su
posición política al controlar el aparato de Estado.
La burguesía, que entonces desempeñó un papel progresivo, hoy ya no
puede ser más que un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas.
Sin embargo, la burguesía, como cualquier clase social que a lo largo de la
historia de la humanidad ha disfrutado de privilegios, no renunciará a ellos,
por lo que batallará duramente para preservarlos, por más que sólo su derrota
evite que se precipite la humanidad a la barbarie:

La burguesía es una clase viva que ha crecido sobre bases económicas y produc-
tivas determinadas. Esta clase no es un producto pasivo del desarrollo económico,
sino una fuerza histórica, activa y viva. Esta clase ha sobrevivido a sí misma, es
168 Xabier Arrizabalo Montoro

decir que ella se ha convertido en el freno más terrible para la evolución histórica.
Pero esto no quiere decir que esta clase esté dispuesta a cometer un suicidio histó-
rico, que se preste a decir: «Habiendo reconocido la teoría científica de la evolución
que me he convertido en reaccionaria, abandono la escena». La burguesía, total-
mente contraria a las necesidades de la evolución histórica, sigue siendo aún la clase
social más potente. Más aún, se puede decir que, desde el punto de vista político, la
burguesía alcanza el máximo de su potencia, de la concentración de sus fuerzas y
sus medios, medios políticos y militares, de mentira, de violencia y de provocación,
es decir, el máximo del desarrollo de su estrategia de clase, en el momento mismo
en el que está más amenazada de su pérdida social (Trotsky, 1921:554-555).

Que la supervivencia del modo de producción capitalista precipita al mun-


do a la barbarie no es una formulación retórica, sino la constatación de una
amenaza que ya se está materializando: es el cuestionamiento de las condi-
ciones de vida de la inmensa mayor parte de la población mundial, la clase
trabajadora.16 En 1915, Rosa Luxemburg atribuyó a Engels la formulación del
dilema al que se enfrenta la humanidad: socialismo o barbarie, «decía Federico
Engels: ‹La sociedad burguesa se encuentra ante un dilema: o avance hacia el
socialismo o recaída en la barbarie›» (Luxemburg, 1916:20).17
En otras palabras, la organización social que se basa en la propiedad pri-
vada de los medios de producción por parte del capital y su búsqueda de
ganancia a partir de la explotación del trabajo, sólo puede llevar a una regre-
sión social cada vez mayor, como se constata de una forma más marcada. Por

16
En algunos planos, como la investigación médica contra el cáncer, el retroceso amenaza inclu-
so a los más ricos: «Los recortes draconianos a la investigación biomédica ralentizarán nuestro
progreso en el momento de mayor potencial científico y creciente necesidad en todo el mundo»
(Swain, 2013). El presidente de la American Society of Clinical Oncology, Clifford A. Hudis, abunda
en su fundamentada preocupación: «El estancamiento y la disminución del valor de los fondos
federales está causando que los investigadores abandonen el campo de estudio y está erosionando
la infraestructura de investigación del cáncer. Estos hechos tienen graves consecuencias poten-
ciales a largo plazo (...) Las oportunidades para avanzar en el cuidado del paciente se perderán
o retrasarán. Y una vez pasadas, se necesitarán muchos años para reconstruir nuestra fuerza de
trabajo investigadora y la infraestructura de investigación» (2013).
17
Este texto fue escrito en prisión en 1915 y publicado finalmente en abril de 1916, firmado con el
seudónimo de Junius.
Imperialismo, destrucción de fuerzas productivas y crisis crónica del capitalismo 169

tanto, la única alternativa es la expropiación del capital y la puesta en marcha


de una acumulación socialista que permita que las alternativas desarrolladas
por la humanidad se materialicen efectivamente en el desarrollo de las fuerzas
productivas, en la mejora sostenida de las condiciones de vida del conjunto de
la población acorde a las posibilidades materiales que ofrece el dominio de la
naturaleza por la sociedad.
A diferencia de los economistas burgueses, en sus diferentes modalidades
(que simplemente no ven porque no miran ni lo pretenden), en el análisis
económico marxista se mira hasta el fondo para poder ver con nitidez, evi-
tando así toda tentación economicista. Por eso parte de los sujetos, las clases
en primer y principal lugar, dando base a la conclusión política de que única-
mente la clase explotada, al organizarse políticamente de forma independiente
para cualquier compromiso con las instituciones de la clase explotadora, se
encuentra en condiciones de proponer una solución a la grave situación actual
y las amenazas para el futuro. Organización que, sin ningún maximalismo, se
asiente en lo más elemental y que constituya políticamente a la clase trabaja-
dora: la defensa incondicional de sus reivindicaciones.18

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18
Cabe destacar que Marx no fue un sectario: ni teóricamente, y de ahí el subtítulo Crítica de la
economía política de El capital, que revela la «interlocución» que establece con los economistas bur-
gueses serios, aunque limitados de modo inevitable, para su superación; ni políticamente, como
evidencia, por ejemplo, su participación en la Asociación Internacinonal de Trabajadores, consti-
tuida el 28 de septiembre de 1864 en Londres, la Primera Internacional.
170 Xabier Arrizabalo Montoro

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173

Crise econômica mundial e tendências


da divisão internacional do trabalho

Plínio de Arruda Sampaio Júnior

Quase uma década após a eclosão da crise econômica mundial ainda não se
vislumbra uma solução para os problemas que comprometem o dinamismo
da economia mundial. Embora todos os organismos internacionais tenham
prognosticado que a crise seria de curta duração, prevendo reiteradamente
uma recuperação relativamente rápida, cuja trajetória, da perspectiva gráfi-
ca, assumiria a forma de uma letra v, u ou, na pior hipótese w, crescem as
evidências de que a superação dos problemas que paralisam a acumulação
de capital deve se arrastar por tempo indeterminado, assumindo uma forma
mais parecida com uma letra l. A gravidade do momento histórico fica patente
quando se constata que, não obstante o oceano de recursos públicos mobili-
zados para socorrer o grande capital e evitar o colapso do sistema financeiro
internacional, as providências tomadas para conter o pânico dos mercados
e interromper a espiral recessiva não foram suficientes para desanuviar as
incertezas dos empresários e permitir a retomada do desenvolvimento capita-
lista. Desde a eclosão espetacular da crise em 2008, a renda per capita dos países
desenvolvidos permanece estagnada; os investimentos continuam deprimidos;
a expansão do comércio internacional encontra-se bem abaixo de seu padrão
histórico; o desemprego atinge uma magnitude alarmante, sobretudo entre os
jovens; os salários sofrem forte pressão baixista; a concentração funcional da
renda aumenta em ritmo alarmante.
Com a interrupção do movimento expansivo de acumulação, a lógica do
capital ficou sob o império da lei do valor em tempos de crise. A necessidade
de eliminar capitais excedentes sem bases reais para alimentar o circuito de
valorização, cristalizados na forma de forças produtivas, mercadorias e capital
fictício, acirrou a concorrência intercapitalista, tranformando a disputa entre
as diferentes frações de capitais numa luta desesperada pela própria sobrevi-
vência. Instaurada a guerra fratricida entre capital novo e capital velho, a lei do
174 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

valor manifesta-se de maneira particularmente violenta. Na impossibilidade


de socializar os benefícios advindos do desenvolvimento das forças produti-
vas, na forma de redução da jornada de trabalho e subordinação da produção
ao atendimento das necessidades dos trabalhadores, a destruição de riqueza
impõe-se como único meio de abrir caminho para a introdução de técnicas
mais produtivas e, assim, restaurar as condições para a retomada do processo
de acumulação.1
A duração do processo de recomposição das condições que permitem
a retomada da acumulação será determinada pelo tempo necessário para a
digestão do excedente absoluto de capital, condição necessária —ainda que
insuficiente— para a abertura de novas frentes de expansão do capitalis-
mo. Ao colocar em questão a unidade das relações sociais, internacionais e
transnacionais que sustentam o processo de globalização dos negócios, a crise
inaugura uma conjuntura histórica marcada por transformações de grande
envergadura em todas as dimensões da vida social. Embora a superação da
crise tenha determinantes econômicos propriamente ditos, trata-se, na verda-
de, de um problema essencialmente político, pois a reconstituição da relação
de unidade entre produção, distribuição e circulação em escala global implica
mudanças profundas nas forças produtivas, relação capital e trabalho, caráter
da concorrência entre os gigantescos monopólios que controlam a economia
mundial, padrão de intervenção do Estado na economia e organização da
divisão internacional do trabalho.2
O conhecimento dos mecanismos que condicionam a digestão do exce-
dente absoluto de capitais e a abertura de novas frentes de investimento é
fundamental para o entendimento do sentido das mudanças estruturais que
impulsionam a reorganização do sistema capitalista mundial. Neste artigo,
destacaremos as tendências mais gerais que regem a reorganização da divi-
são internacional do trabalho tendo em vista o objetivo de delimitar os con-
dicionantes históricos que sobredeterminam o movimento das economias

1
Sobre a concepção de crise econômica em Marx, ver Grespan (2012), Benoit e Antunes (2016). Um
resumo da controvérsia sobre a teoria da crise em Marx é objeto da ref lexão de Clarke (1994).
2
Sobre a noção de divisão internacional do trabalho, ver Bukarin (1984), e Harvey (1999), especial-
mente capítulo 13.
Crise econômica mundial e tendências 175

latino-americanas. A exposição será desdobrada em quatro movimentos. Na


seção i, apresentaremos o caráter da política econômica que vem sendo leva-
da a cabo para administrar a crise —a solução americana. Na seção ii, carac-
terizaremos o padrão de concorrência baseado no estrangulamento financeiro
e tecnológico, mostrando seus efeitos contraditórios sobre a renovação das
forças produtivas. Na seção iii, examinaremos a relação entre o salto de qua-
lidade no desenvolvimento das cadeias de valor propiciado pelos avanços da
«revolução algorítmica» e a emergência de um sistema de produção contínua.
Na seção iv, definiremos as linhas mestras do processo de reorganização da
ordem econômica internacional comandado pelos Estados Unidos —a inte-
gração profunda. Por fim, na seção v, apresentaremos um breve esboço das
tendências que condicionam a reorganização da divisão internacional do tra-
balho, destacando suas consequências particularmente nefastas para as eco-
nomias periféricas de uma maneira geral e as latinoamericanas em particular.

A solução americana

Sob a liderança norte-americana, as potências capitalistas reagiram à crise, co-


locando como prioridade absoluta a defesa dos interesses imediatos e estraté-
gicos de seus grandes conglomerados econômicos e financeiros. A subordina-
ção da política econômica aos desideratos de corporações consideradas muito
grandes para quebrar —too big to fail— e muito grande para serem reestrutu-
radas —too big to be restructured— submeteu a digestão dos excedentes absolutos
de capitais à temporalidade do grande capital. A importância expressiva da
riqueza velha na estrutura patrimonial dos grandes conglomerados levou à
imposição de uma lógica particularmente perversa de administração da crise,
cuja essência consiste em diluir no tempo a desvalorização dos excedentes de
capitais condenados à destruição; transferir os ativos de pior qualidade —os
«micos»— para o Estado periféricos e para as frações mais débeis da burguesia
mundial; e aumentar a superexploração do trabalho em escala global.
Na etapa superior do capitalismo monopolista, as transições provocadas pe-
las crises econômicas são particularmente complexas e difíceis. Os problemas
176 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

práticos colocados pela necessidade de expropriar blocos de capitais realmente


gigantescos tornam extraordinariamente lenta a temporalidade que rege a re-
composição das forças produtivas e a reorganização da estrutura orgânica do
capital correspondente. Ao bloquear a introdução de inovações radicais, impe-
dindo a emergência de riqueza nova, a defesa patrimonialista da riqueza velha
inviabiliza uma rápida retomada do desenvolvimento capitalista. Na impos-
sibilidade de revolucionar as forças produtivas, pois os grandes monopólios
bloqueiam qualquer aumento na produtividade do trabalho que possa levar à
desvalorização abrupta de seu capital fixo, os capitais inativos são canalizados
para ativos financeiros, especulação mercantil ou investimentos portadores de
inovações de segunda ordem que, sem representar grandes saltos na produti-
vidade do trabalho, dão uma sobrevida aos capitais ameaçados de desvalori-
zação. Nessas condições, a hipertrofia da esfera financeira é inevitável. Antes
de uma manifestação patológica que poderia ser corrigida pela vontade polí-
tica de coibir a especulação e estimular à demanda agregada, como imaginam
os neokeynesianos, a primazia dos interesses de uma aristocracia capitalista
encastelada no mercado financeiro reflete o impasse gerado pela presença de
grandes massas de capitais condenados à liquidação que relutam em deixar a
cena (ver Hager, 2015). Reflexo da potência extraordinária do grande capital, a
expansão exponencial da riqueza financeira é efeito e não causa das contradi-
ções que comprometem a acumulação de capital.
A subordinação do ritmo e intensidade de digestão do excedente absoluto
de capital à lei do mais forte implica processos de concentração e centralização
de propriedade, baseados na concorrência por estrangulamento financeiro e
tecnológico, que demandam operações econômicas, mercantis e financeiras
que se arrastam em movimentos de longa duração. Sem a presença de uma
força política que coloque limites aos efeitos deletérios da luta de vida ou
morte entre o capital velho e o capital novo, o movimento da crise avança
como cabra cega, ao sabor das circunstâncias, buscando a recomposição das
condições que permitem a retomada da acumulação de capital pela linha de
menor resistência, numa marcha insensata que combina especulação e «ajuste
liberal» como imperativos que submetem tudo —economia, sociedade e meio
ambiente— à violência da concorrência econômica e do arbítrio político a
Crise econômica mundial e tendências 177

serviço dos grandes blocos de capital que disputam o controle do mercado


mundial. Enquanto o capital anacrônico não for liquidado, as contradições
que bloqueiam a retomada do desenvolvimento capitalista não serão supera-
das. Não causa surpresa que a situação da economia mundial seja sombria em
praticamente todas as frentes.
A persistência de um estado de superprodução não abre horizonte para a
retomada dos investimentos. De um lado, a defesa da riqueza velha perpetua o
excesso de capacidade ociosa não planejada. As baixas taxas de utilização nas
indústrias de aço, automobilística, química, naval, aérea, eletrônica e construção
indicam que ainda há um longo caminho a percorrer antes que a liquidação de
forças produtivas anacrônicas abra novas frentes de expansão para o desen-
volvimento capitalista (Klein e Koske, 2013). De outro lado, a ofensiva contra o
trabalho coloca em perspectiva uma crescente discrepância entre aumento na
produtividade do trabalho e aumento salarial, comprometendo a capacidade de
consumo da sociedade (ile, 2012; 2013). Sem resolver a crise de superprodução,
a economia mundial fica submetida a poderosas tendências recessivas (ver
Stiglitz, 2010; Krugman, 2012; e ocde, 2012). A dificuldade de generalizar saltos
na produtividade do trabalho pelo conjunto do sistema econômico é compen-
sada pelo ataque sistemático aos direitos dos trabalhadores. Ao gerar uma forte
pressão para o rebaixamento do nível tradicional de vida dos trabalhadores, o
desdobramento da crise implica aumento da massa trabalhadora pauperizada,
redução de salário e contração de gastos sociais (Hayes, 2012).
Na ausência de um horizonte para a expansão do capitalismo, a moneti-
zação dos ativos tóxicos que estavam nas carteiras das grandes instituições
financeiras pelo Estado recompôs a «exuberância irracional», alimentando o
reaparecimento de grandes bolhas especulativas. A persistência de um forte
descompasso entre acumulação produtiva e acumulação financeira não dis-
sipou o espectro de crises financeiras de grandes proporções. A gravidade do
problema fica patente quando se leva em consideração que já em 2013 o valor
dos derivativos no mercado financeiro superava o nível de 2007, atingindo um
montante equivalente a nove vezes o pib mundial (Lara, 2013a; 2013b).
O trauma gerado pela crise que abalou o sistema financeiro global não
foi aproveitado para restringir a ação predatória dos grandes conglomerados
178 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

financeiros. As medidas tomadas pelo g-20 e pelo governo Obama para frear
a especulação desenfreada foram paliativos que apenas institucionalizaram o
cassino financeiro. Orientadas para conter os problemas gerados pela falência
dos mercados e não para preveni-los, as restrições às aplicações especulativas
dos bancos, o aumento do poder de fiscalização das autoridades monetárias e
a maior proteção aos consumidores de serviços financeiros mitigam os efeitos
mais perversos da liberalização financeira, mas não são suficientes para evitar
a reconstrução de pirâmides especulativas. Nada foi feito para enfrentar as
forças responsáveis pela ciranda financeira: o tamanho dos bancos não foi
limitado; as operações do sistema financeiro não foram segmentadas; o es-
paço para a criação de derivativos não foi restringido; a livre mobilidade dos
capitais não foi coibida (Stiglitz, 2010; Krugman, 2012). O pouquíssimo feito,
começou a ser desfeito por Donald Trump.
A estratégia dos Estados Unidos de transferir o sacrifício decorrente da
tendência à desvalorização de capitais para as demais economias provocou
à metástase da crise. A capacidade do império norte-americano de mani-
pular arbitrariamente o dólar, fazendo juros e câmbio oscilarem conforme
suas conveniências, bem como seu poder para impor pactos espúrios que
aprofundam o processo de liberalização acirraram as rivalidades nacionais
(Hudson, 2010, 2012). Submetidos à violência da guerra cambial, às vicissitudes
dos f luxos de capitais e à fúria do padrão de concorrência comercial imposto
por Washington, praticamente todos os países ficaram sujeitos a processos de
desestruturação que colocam em questão a integridade do sistema produtivo,
o equilíbrio estrutural das contas externas e a própria sobrevivência de suas
bases empresariais, permanentemente sujeitas à ameaça de desnacionalização
selvagem (Reinhart e Rogoff, 2003; Jessop, 2014).
O apoio incondicional da política econômica ao grande capital solapou a
eficácia dos dois principais instrumentos de intervenção do Estado na eco-
nomia. A nacionalização da bancarrota levou à escalada da dívida pública
e, como consequência, ao comprometimento da política fiscal com o «regime
de austeridade» que imobiliza a capacidade do Estado de fazer políticas pú-
blicas (Streeck, 2013). A decisão de utilizar a política monetária para financiar
indiscriminadamente a reestruturação da carteira das instituições financeiras
Crise econômica mundial e tendências 179

reascendeu a bolha especulativa. Presa à «armadilha da liquidez», caracterizada


pela absoluta insensibilidade dos investimentos à redução na taxa de juro, as
autoridades monetárias norte-americanas viram-se diante de um impasse. Se
mantém a política monetária expansionista, alimentam a ciranda financeira, se
a abandonam, ameaçam detonar uma nova crise financeira, generalizar crises
de dívida soberana (Roubini e Mihm, 2010).
Enfim, ao socializar os prejuízos, os Estados imperialistas jogam o ônus
da crise nas costas das classes trabalhadoras de uma maneira geral e das que
vivem no capitalismo dependente em particular. O deslocamento dos efeitos
destrutivos da crise para economias que até a pouco eram tidas como exem-
plo de vigor e dinamismo, entre as quais China, Índia, Rússia e Brasil, indica
que as contradições responsáveis pela crise capitalista estão se aprofundando
e generalizando. A reorganização da economia mundial em curso será um
processo turbulento e de longa duração.

Concorrência por asfixia financeira e tecnológica


e desenvolvimento das cadeias de valor

A urgência de evitar a desvalorização de trabalho morto e a necessidade de


explorar trabalho vivo —as forças motrizes que condicionam a concorrência
intercapitalista em tempos de crise— levam ao paroxismo as rivalidades entre
os grandes blocos de capitais que disputam o controle do mercado mundial.
Nesse contexto, a presença de um gigantesco excedente de capital inativo que
circula na esfera financeira impõe, por diferentes mecanismos, a disciplina
implacável da lei do valor em tempos de crise ao conjunto dos capitalistas
individuais. Porquanto a mobilização do capital na forma de moeda e ati-
vos financeiros está organicamente orientada para a produção de mais valia,
a presença de uma massa fenomenal de riqueza financeira que circula em
escala global potencializa a capacidade do capital em geral de impulsionar e
controlar a produção de mais valia em escala mundial. Expressão material
da força social do grande capital, as finanças impacientes tornam imperativo
a ofensiva irrefreável do capital sobre o trabalho. As gigantescas reservas de
180 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

capital à disposição dos capitalistas em função, a maior capacidade de fiscali-


zação do desempenho individual das empresas pelas instituições financeiras e
a mudança qualitativa no grau de mobilidade setorial, espacial e temporal do
capital obrigam as frações de capital a buscar, por todos os meios —revolução
nas forças produtivas, rebaixamento do nível tradicional de vida dos traba-
lhadores e expansão do mercado mundial— desvalorizar as forças produtivas
obsoletas, acelerar a rotatividade do capital, aumentar a produtividade do tra-
balho e intensificar a exploração do trabalho em escala global.3
O confronto entre os grandes blocos de capitais que disputam a primazia
do mercado mundial assume a forma de eliminação dos concorrentes por
meio de estrangulamento tecnológico e financeiro, cuja essência consiste em
transferir o ônus do processo de liquidação do excedente absoluto de riqueza
para as frações de capital sem estrutura técnica e financeira para suportar
as vicissitudes da lenta transição para um novo padrão de desenvolvimento
capitalista. O segredo consiste em evitar a todo custo a desvalorização do
próprio capital, acelerando a amortização dos equipamentos anacrônicos, en-
quanto se procura abrir espaço para a incorporação de tecnologias que, sem
comprometer a sobrevivência do estoque de capital fixo obsoleto em carteira,
representem um ganho diferencial na produtividade do trabalho, abrindo es-
paço para a necessária renovação da estrutura patrimonial —uma imposição
inescapável da lei do valor em tempos de crise.4
O padrão de concorrência por estrangulamento financeiro e tecnológico
materializa-se basicamente na combinação de três movimentos: 1. A fim de mi-
nimizar o risco de liquidação abrupta de capitais anacrônicos e diminuir o pre-
juízo provocado pela compressão das taxas de lucro, as grandes corporações
procuram abreviar ao máximo a depreciação contábil do equipamento ob-
soleto e reduzir seus custos operacionais e fixos, buscando desesperadamente

3
Sobre o papel das finanças impacientes no processo de valorização do capital, ver Prado (2014).
4
A ruptura das condições que sustentavam as relações cooperativas entre os grandes oligopólios
nas indústrias-chaves da economia mundial —automobilística, eletrônica, aérea, naval, bens de
consumo duráveis, aço, petroquímica e bancária—, que determinou o fim definitivo do equilíbrio
de forças que sustentava a competição cooperativa entre oligopólios gigantes que atuavam em
sistemas industriais ancorados em espaços econômicos nacionais, remonta à segunda metade dos
anos 1980s (Cawson et al., 1990). O padrão de concorrência instalado é examinado em Crotty (1992).
Crise econômica mundial e tendências 181

obter ganhos de escala, deslocar o equipamento para regiões onde a força de


trabalho e a matéria prima são mais barata, e fortalecer a estrutura de capital,
através de diversas modalidades de aquisições, fusões e incorporações. 2. No
entanto, como não podem ficar pura e simplesmente entrincheiradas na defesa
intransigente da riqueza velha, pressionadas pela concorrência, intensificam a
incorporação de progresso técnico, procurando formas de aumentar a produ-
tividade do trabalho, modernizar a gestão, conquistar novos mercados e abrir
novas frentes de investimento. 3. A contradição entre a necessidade de defender
o capital velho e fomentar a emergência de capital novo, consubstanciada na
necessidade de levar em consideração a rentabilidade da totalidade do capital
fixo —o capital velho e o capital novo—, faz com que as empresas privilegiem
inovações de segunda ordem que geram aumentos marginais na produtividade
do trabalho e aceleram a expansão e diversificação do círculo de consumo de
bens conspícuos.
A luta pela sobrevivência obriga assim os grandes blocos de capitais a
administrar a incorporação de progresso técnico pelo acirramento da suma
destrutibilidade da produção e do consumo regidos pela taxa de uso decres-
cente das mercadorias e pela subutilização das forças produtivas (Mészáros,
1995).
De um lado, em condições de custos marginais decrescentes, o caráter pre-
datório de um padrão de concorrência baseado na guerra de preços, diversi-
ficação de produtos, baixas margens de lucro, elevado endividamento e com-
pressão de salários transforma a busca desesperada de ganhos de escala num
imperativo inescapável da concorrência. Nessas circunstâncias, como a perda
de mercados estratégicos seria fatal, a sobrevivência da empresa passa a de-
pender da contínua ampliação da capacidade produtiva instalada. As grandes
massas de capitais imobilizados na luta pelo controle do mercado mundial
aprisionam, assim, os grandes blocos de capitais em atividades de baixa lucra-
tividade (Crotty, 2000; 2002; 2003).
De outro lado, no afã de obter lucros extraordinários, as empresas pro-
curam introduzir inovações. Pelos efeitos sinergéticos sobre o conjunto das
forças produtivas, as tecnologias de informação e comunicação associadas à
«revolução algorítmica» despontam como o principal vetor de transformação
182 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

no modo de produzir bens e serviços.5 Potencializando o uso de dígitos biná-


rios para formalizar e codificar informações, a maior capacidade de converter
conhecimento em bits consolida-se como a principal fonte de aumento na pro-
dutividade do trabalho, redução dos custos com capital fixo, diminuição das
despesas com salários, racionalização do processo de circulação, intensificação
do tempo de rotação do capital e ampliação do circuito de mercantilização das
necessidades sociais. Pelo seu potencial revolucionário na produção de bens
e serviços e pelo seu impacto generalizado sobre o conjunto das atividades
econômicas, estima-se que a frente de inovação aberta pela «revolução algo-
rítmica» tenha o potencial de aprofundar o fosso entre a indústria tradicional,
baseada em processos intensivos em trabalho, e a indústria moderna, fundada
em sofisticados processos que combinam informação digital e alta tecnologia.6
No entanto, enquanto a importância relativa do capital velho preponderar
sobre o capital novo na estrutura patrimonial dos grandes conglomerados, o
potencial aberto pela «revolução algorítmica» será utilizado para maximizar
a difusão de tecnologias que dão uma sobrevida aos produtos e processos
ameaçados de desvalorização. A necessidade de rápido retorno para os inves-
timentos direciona parcela expressiva dos recursos destinados a pesquisa e
desenvolvimento para inovações imediatistas e atividades não científicas que
procuram aumentar o poder de mercado das empresas pelo desenvolvimento
dos chamados «ativos intangíveis», fundados em direitos sobre a propriedade
intelectual —patentes, marcas, canais de distribuição, acordos de licenciamento,
contratos favoráveis, franchising, parcerias de negócios, etcétera.7 A crescente

5
A importância econômica da nova plataforma de computação decorre de sua capacidade de
permitir que as conquistas na digitalização da informação sejam instrumentalizadas pelo capital
para o desenvolvimento das forças produtivas e a intensificação da mercantilização das relações
sociais (Zysman, 2013).
6
Estudo preparado para o governo norte-americano sobre as tendências da indústria avançada na
próxima década aponta para transformações que tendem a tornar obsoletas as formas tradicionais
de produção: «Over the next 10 years, advances in manufacturing will likely become increasingly
networked. In 20 years, manufacturing is expected to advance to new frontiers, resulting in an in-
creasingly automated and data-intensive manufacturing sector that will likely replace tradicional
manufacturing as we know today (Shipp et al., 2013: vi).
7
Serfati esclarece a noção de ativos intangíveis: «Intangible investments and assets have beco-
me a key component of modern economies. Unfortunately, there is no agreed definition among
Crise econômica mundial e tendências 183

importância de despesas com marketing, propaganda e comunicação em rela-


ção aos gastos com pesquisa e desenvolvimento de novos produtos e processos
é uma evidência inequívoca dos bloqueios gerados pela presença de uma gran-
de massa de capital obsoleto que luta desesperadamente pela sobrevivência.
Como as empresas que não conseguem acompanhar o ritmo das inovações
ficam ameaçadas de serem expelidas do mercado, a difusão acelerada das no-
vas tecnologias impõem-se como imperativo de vida ou morte. Ao reforçar a
tendência baixista dos preços comprimindo ainda mais as margens de lucro,
o progressivo encurtamento do ciclo de inovação e difusão de progresso téc-
nico aumenta a pressão para a desvalorização dos capitais fixos anacrônicos,
repondo a necessidade de introdução de inovações secundárias para dar uma
sobrevida aos equipamentos velhos. Os conglomerados que permanecem no
jogo são obrigados a dobrar as apostas, dando lugar a um padrão de introdu-
ção e difusão de progresso técnico que perpetua o estado de superprodução
estrutural que paralisa a economia mundial. Enquanto a definição de ganha-
dores e perdedores permanecer indefinida, o círculo vicioso de ações e reações
aprisiona os grandes blocos de capitais num padrão de competição altamente
predatório. A estratégia de eliminar os adversários por meio de estrangula-
mento financeiro e tecnológico favorece evidentemente os conglomerados com
estrutura técnica e financeira mais robusta, maiores economias de escala e
melhor posicionamento nos mercados globais estratégicos, sobretudo aqueles
que contam com a retaguarda de potências imperialistas capazes não apenas
de apoiá-los economicamente como também de imprimir seus interesses es-
tratégicos na institucionalidade da ordem econômica internacional.

economists, let alone between economists and accountants, on what intangible assets mean. Three
core characteristics are generally agreed upon to define intellectual assets: a) they are sources of
probable future economic profits; b) lack physical substance; c) to some extent, they can be, retai-
ned and traded by a firm. The list generally includes at least r&d, patents, and trademarks. They
include: 1. Human capital defined as the knowledge, skills and know-how that employees ‹take with
them when they leave at night›. 2. Relational capital which concerns the resources arising from the
external relationships of the firm with customers, suppliers and r&d partners. 3. Structural capital
which refers to the knowledge that stays with the firm ‹after the staff leaves at night› (organizatio-
nal routines, procedures, systems, cultures and databases)» (2008:46).
184 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

Revolução algorítmica e sistema


de produção continua

As tendências contraditórias que condicionam a concorrência intercapitalista


submetem as empresas à «armadilha da comoditização». Nessas circunstân-
cias, os capitalistas procuram repassar as atividades sujeitas à maior pressão
baixista de preços a outras frações de capitais e concentrar o fulcro de suas
operações em atividades com maior capacidade de geração e apropriação de
valor. A luta pelo domínio sobre os pontos nodais do processo de geração e
apropriação de valor —«the sweet spots of the value chain»— consubstancia-
-se na combinação de dois processos: o desenvolvimento de cadeias de valor
em escala global e a incorporação de progresso técnico baseado na rápida
introdução e difusão de inovações secundárias (ver Zysman et al., 2010). O
esforço para controlar os lugares nobres do processo produtivo exacerba o ca-
ráter desigual e combinado do desenvolvimento capitalista (Dedrick, Kraemer
e Linden, 2008). Na extremidade superior da cadeia de valor, ficam localizadas
as atividades estratégicas, ligadas aos determinantes fundamentais do processo
de inovação, condicionadas pela capacidade de pesquisa e desenvolvimen-
to das empresas (Serfati, 2008). No polo oposto, as atividades rotineiras que
permitem a máxima geração e apropriação do excedente, pela combinação
de superexploração do trabalho, rendas monopólicas derivadas do poder de
mercado e de diversas modalidades de royalties derivados de direitos sobre a
propriedade intelectual.
Ao revolucionar o poder de analisar e quantificar o processo de produ-
ção e circulação de mercadorias, explicitando seus complexos elos dentro do
circuito de valorização do capital, o salto nos meios de armazenar, proces-
sar e transmitir dados leva ao paroxismo a capacidade do capital codificar
e monopolizar o conhecimento sobre o processo de trabalho. O maior con-
trole sobre o processo de trabalho e seu modo de execução desencadeia uma
nova rodada de expropriação do conhecimento tácito dos trabalhadores e de
desencarnação de suas habilidades intrínsecas. A ampliação exponencial na
possibilidade de sistematizar e estandardizar o processo de trabalho permite
Crise econômica mundial e tendências 185

ao capital criar rotinas e padrões de qualidade que potencializam seu poder


de comandar trabalho em escala global.8
A subordinação do processo de trabalho à disciplina da informação compu-
tadorizada dá ao capital grande versatilidade para modular os processos de pro-
dução e circulação de mercadorias em escala global (Huws, 2012). Ao simplificar
as ações dos trabalhadores, intensificando as subdivisões que definem cada
uma de suas tarefas individuais, o salto na capacidade de fragmentar e integrar
o processo de trabalho aprofunda o divórcio entre concepção e execução do
trabalho. Estabelecendo regras claras para a execução de cada ação, a raciona-
lização dos procedimentos que compõem o processo de trabalho aprofunda a
subsunção real da força de trabalho. A destituição do poder de iniciativa do
trabalhador transforma a força de trabalho numa espécie de robô, esvaziado de
sua essência humana, a ser moldado arbitrariamente pelos interesses do capital
(Huws, 2010 e 2011; Greenan et al., 2007; Greenan et al., 2009).
Identificados os elos estratégicos e as competências fundamentais que per-
mitem o máximo controle do processo de trabalho e das novas tecnologias,
o grande capital passa a dispor de um amplo leque de possibilidades para
aprofundar e acelerar a automação de trabalhos rotineiros, substituir trabalho
por máquina, bem como segmentar e descentralizar as atividades produtivas,
de serviços e comerciais (works, 2007:160). Ao abrir caminho para saltos na
produtividade do trabalho, na intensidade de rotação do capital e na mercan-
tilização das necessidades sociais, a «revolução algorítmica» representa uma
transformação substancial no modo de produzir. A mudança fundamental
está relacionada ao processo de fusão entre indústria e serviço (Kushida e
Zysman, 2009). A novidade não se atém à automação de uma ampla gama de
serviços estratégicos nem ao aparecimento de uma plêiade de atividades antes
desconhecidas, nem mesmo à diluição da fronteira entre bens e serviços, mas
à importância estratégica que a incorporação de serviços digitalizados assume

8
A síntese sobre os efeitos das novas tecnologias de computação sobre o processo de trabalho
baseia-se fundamentalmente nos resultados do Projeto works —works organisation and restruc-
turing in the knowledge society— financiado pela Comissão Européia. Os principais resultados
da pesquisa desenvolvida pelo projeto works estão resumidos nos 11 volumes do Relatório Final,
todos disponíveis online no endereço: www.worksproject.be
186 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

na geração de valor agregado. O caráter complementar dos bens e serviços ba-


seados nas novas tecnologias de informação cria possibilidades de economias
de escala praticamente ilimitadas, pois o fim da produção compartimentaliza-
da em setores estanques abre caminho para a emergência de um novo modo
de produzir —um sistema de produção contínuo em que indústria e serviços
se interpenetram (Zysman, 2014a; 2014b).
Num contexto de forte redução nos custos com transporte e transmissão
de dados, a fusão entre indústria e serviço potencializa a segmentação do pro-
cesso produtivo em complexas cadeias de valor que se articulam como um
todo orgânico (Gereffi, Humphrey, Kaplinsky e Sturgeon, 2001). Mais do que o
desmembramento do processo de transformação de matérias primas em pro-
dutos finais, o salto qualitativo no desenvolvimento das cadeias de valor reside
na capacidade adquirida pelo grande capital de dividir o processo de criação
de valor em diferentes momentos tendo em vista o objetivo de maximizar a
geração e apropriação de valor (Ramioul e De Vroom, 2009). O denominador
comum desse processo é dado pela fragmentação da cadeia de valor nos pon-
tos onde o conhecimento é mais explícito e codificado. No topo das cadeias de
valor, concentram-se os trabalhadores que preservam, em algum grau, conhe-
cimento estratégico para o desenvolvimento de pesquisa e desenvolvimento.
Na camada intermediária, ficam trabalhadores especializados que possuem
conhecimentos importantes para o funcionamento da empresa. Na base da ca-
deia, concentram-se trabalhadores recrutados para tarefas rotineiras e que não
exigem qualificação. O grande capital beneficia-se duplamente: diretamente,
pelo controle das unidades produtivas sob sua jurisdição, na forma de filiais e
subsidiárias; e indiretamente, pelo poder de capturar, por meio de rendas mo-
nopólicas, parcela expressiva do valor adicionado em empresas subcontratadas
e tercerizadas que ficam submetidas à necessidade de remunerar, sob a forma
de royalties e trocas desiguais, a propriedade intelectual, o controle sobre as
tecnologias, as redes de distribuição e comercialização, o uso das grandes mar-
cas e o poder de mercado (Baldwin, 2006).
Ao intensificar a automatização da produção industrial e potencializar a
capacidade de gerir complexas cadeias de valor, a emergência de um sistema
contínuo de produção aprofunda as mudanças nas formas de organização da
Crise econômica mundial e tendências 187

produção das últimas décadas, impulsionando um novo ciclo de integração


da economia mundial (Sturgeon e Gereffi, 2008). A diluição das fronteiras entre
os setores produtivos amplia a possibilidade de articular tarefas e atividades
localizadas em regiões afastadas geograficamente (Baldwin, 2012a; Sabel, 2009).
Com o encurtamento da distância, a empresa verticalizada, que operava em
setores rigidamente definidos, ancorados em espaços econômicos nacionais, é
substituída por um sistema produtivo integrado, composto de uma complexa
rede de empresas descentralizadas, articuladas pelo grande capital, através de
uma multiplicidade de nexos mercantis e contratuais que abrangem dimen-
sões produtivas, tecnológicas, financeiras, comerciais e patrimoniais (unctad,
2013; Gereffi et al., 2001).

Integração profunda e condicionantes estruturais


da ordem econômica internacional emergente

A formação de cadeias de valor que atravessam fronteiras nacionais, cuja dis-


tribuição geográfica e desdobramento respondem à lógica da concorrência
intercapitalista, cria um circuito fechado de produção e circulação de merca-
dorias. Ao solapar as bases nacionais do processo de acumulação de capital,
o salto no grau de integração do sistema capitalista mundial coloca na ordem
do dia a necessidade ajustar a institucionalidade dos espaços econômicos na-
cionais às novas exigências das grandes empresas multinacionais. Trata-se
de adequar todas as dimensões do sistema capitalista mundial, a nacional, a
internacional e a transnacional, à necessidade de viabilizar a máxima geração
e apropriação de excedente do trabalho pelo capital. O fundamental é elimi-
nar qualquer obstáculo social, político ou cultural que possa significar uma
barreira à expansão da globalização, potencializndo a exploração do trabalho,
eliminando todo óbice à circulação de riqueza entre os Estados nacionais,
acelerando a padronização dos estilos de vida e consumo difundiudis das
economias centrais, e subordinando integralmente as formas de intervenção
do Estado na economia às exigências do grande capital.
188 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

O salto no processo de integração do sistema capitalista mundial —a «in-


tegração profunda»— representa um novo momento na globalização do ca-
pital.9 O sentido das transformações é determinado pela necessidade de via-
bilizar institucionalmente os três vetores fundamentais que impulsionam o
esforço de contrabalançar a tendência decrescente da taxa de lucro pelo de-
senvolvimento das cadeias de valor: a arbitragem salarial em escala global que
acirra a concorrência entre os trabalhadores de todas as regiões do mundo;
o novo ciclo de monopolização das tecnólogias e conhecimento que redefi-
ne o papel do conhecimento na concorrência intercapitalista; e o substancial
esvaziamento da soberania dos Estados nacionais que leva ao paroxismo os
imperativos do capital como razão de Estado, potencializando a transferência
de recursos públicos para o grande capital.
No que diz respeito às condições que regem a relação capital-trabalho, a
integração profunda é impulsionada por um agressivo processo de arbitra-
gem salarial em escala global. A sua importância estratégica como forma de
elevação da taxa de exploração do trabalho fica patente quando se considera
que, no início dos anos 2000, um trabalhador industrial norte-americano,
cuja hora de trabalho custava u$ 21, podia ser substituído por um traba-
lhador industrial chinês que recebia u$ 0,64 —quase 33 vezes menos.10 Ao
fomentar a concorrência direta entre trabalhadores de diferentes regiões do
globo, a drástica redução nos custos da comunicação e transporte provoca
uma corrida desenfreada em busca de salário baixo como base estratégica
da concorrência intercapitalista. A exploração do trabalho é potencializada
tanto pelo impacto positivo do desenvolvimento das cadeias de valor sobre
a produtividade do trabalho como, principalmente, pelo seu efeito sobre

9
Cunhada por Baldwin, a noção de «integração profunda» é utilizada pela omc para caracterizar
a mudança de qualidade no grau de harmonização institucional que constitui a essência da nova
onda de acordos bilaterais, wto (2011).
10
Whalen (2005:35). Sobre o papel da arbitragem salarial como elemento central do processo de
desenvolvimento das cadeias de valor ver Smith (2010). A importância da arbitragem dos custos
salariais como elemento fundamental da concorrência intercapitalista é reconhecida pelas grandes
consultorias empresariais como um dos condicionantes fundamentais da concorrência intercapi-
talista. Ver Roach (2003:5-6).
Crise econômica mundial e tendências 189

redução do custo de reprodução da força de trabalho.11 A ofensiva contra


os trabalhadores consubstancia-se na forma de um sistemático ataque aos
direitos trabalhistas, criminalização da luta sindical, cortes salariais, desem-
prego, aumento na rotação do trabalho, terceirização, corte de direitos traba-
lhistas e sociais, ampliação da duração e intensidade da jornada de trabalho,
downsizing, automatização, recurso generalizado a formas precárias de tra-
balho —trabalho temporário, infantil e feminino, abuso do trabalho ilegal de
imigrante, etcétera.12
Num contexto de acelerada introdução e difusão de progresso técnico, a
integração profunda requer a criação de mecanismos institucionais que ga-
rantam o controle absoluto do conhecimento pelos grandes conglomerados
internacionais. A crescente importância das rendas monopólicas como for-
ma de contrabalançar a tendência decrescente da taxa de luro transforma
a propriedade intelectual num elemento estratégico da concorrência interca-
pitalista.13 A importância cada vez maior dos chamados «ativos intangíveis»

11
Smith (2010). Oportuno observar que não há contradição entre o avanço do progresso técnico
que impulsiona o desenvolvimento das cadeias de valor e a importância decisiva do custo da
força de trabalho na determinação da competitividade das empresas. O reduzido peso relativo dos
salários nos custos das empresas não significa que o custo da força de trabalho tenha se tornado
um elemento residual. Paul Krugman, prêmio nobel da economia, explicou o aparente paradoxo,
destacando que o que antes aparecia como custo do trabalho reaparece como custo dos insumos
(1995:336).
12
A forma concreta do ataque representado pelo processo de arbitragem salarial será determinado
historicamente pelas possibilidades de desdobramento das cadeias de valor abertas pela nova onda
de inovações tecnológicas, pelos novos condicionantes institucionais da integração profunda e
seus efeitos sobre a divisão internacional do trabalho, e, sobretudo, pela capacidade de resistência
e dos trabalhadores às políticas de devastação do trabalho.
13
O impacto do processo de monopolização da propriedade intelectual sobre o padrão de conco-
rrência foi sintetizado por Perelman nos seguintes termos: «Intellectual property rights change the
nature of competition. Most industries that do not enjoy the protection of intellectual property
rights find themselves involved in intense competition, which lowers their profits. In contrast,
companies with intellectual property rights face limited competition and can enjoy elevated profits.
(...) For agricultural products, steel, and other commodity-like goods with no intellectual property
protection, competitive forces put powerful pressure on profits. If the entire economy were like
those industries, a severe crisis would engulf it. In particular, those industries that depended on
intellectual property would tend to be especially vulnerable. Reproduction costs for software,
pharmaceuticals, or movies are trivial. In the language of economics, marginal costs are small and
fixed costs are high. Without the legal protection of intellectual property rights, strong competition
190 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

como fonte de apropriação de excedente pelo capital requer à ampliação da


noção de direitos sobre a propriedade para um amplo espectro de atividades
intelectuais, desencadeando uma corrida pela apropriação da propriedade in-
telectual e pelo registro de patentes, copyrights, direitos de design, segredos de
comércio, marcas, etcétera.14 A fim de prolongar ao máximo as rendas mono-
pólicas derivadas dos «ativos intangíveis», as grandes corporações procuram,
por todos os meios, expedientes que extrapolam a concorrência econômica
propriamente dita para bloquear a difusão do progresso técnico (Serfati, 2008).
À medida que os direitos sobre propriedade intelectual tornam-se elementos
vitais de proteção contra processo de comoditização, a concorrência inter-
capitalista passa a depender de maneira crescente de condicionantes que se
decidem na esfera jurídica. A avidez pelo controle do conhecimento passível
de ser submetido à mercantilização levou alguns analistas a aventar a hipótese
de que se estaria diante de um movimento de usurpação de direitos coletivos
análogo aos «cercamentos» que eliminaram as terras comunais na crise de
transição do feudalismo para o capitalismo.15
A necessidade de maximizar as vantagens comparativas sobre os concor-
rentes não se atém à arbitragem salarial e à garantia da presença de mecanismos
jurídicos de controle monopólico sobre o conhecimento. Na busca de um posi-
cionamento estratégico no mercado mundial, o grande capital leva em conside-
ração um amplíssimo espectro de questões —custos salariais, posicionamento
privilegiado em mercados estratégicos, vantagens logísticas, riscos cambiais,
custos fiscais, legislação trabalhista, segurança jurídica, custos ambientais, esta-
bilidade política, acesso a matérias. Não surpreende que a integração profunda
implique uma profunda redefinição da natureza da relação do grande capital
com o espaço econômico nacional. A exigência de plena liberdade para deter-
minar as condições que regem a circulação de mercadorias, tecnolgias e capital

in such industries would mean certain bankruptcy. Consequently, monopoly is made possible by
intellectual property rights protection» (Perelman, 2003:3-4).
14
Lazonick (2011). Sobre a importância decisiva dos direitos sobre propriedade intelectual no siste-
ma nacional de inovação, ver também Block and Keller (2011).
15
May (2000). Alguns autores caracterizam a crescente importância da renda obtida com a mono-
polização do conhecimento como uma mudança especificidade do capitalismo contemporâneo.
Ver, Vercellone (2008).
Crise econômica mundial e tendências 191

monetário, a transferência de lucro entre países e a redistribuição geográfica


das atividades produtivas requer a criação de circuitos de valorização do ca-
pital em escala global que funcionam com elevadíssima autonomia em relação
aos controles exercidos pelas sociedades nacionais (Hillary, 2014; ver también
Lordon, 2014; Marsh, 2013).
Não surpreende que as mudanças inscritas na integração profunda da
economia mundial apontem para um substancial esvaziamento da soberania
nacional (wto, 2013). O fundamental é erradicar qualquer tipo de obstáculo
—econômico, social, ambiental, político ou cultural— que possa representar
restrição à acumulação de capital.16 A livre circulação de capital entre as econo-
mias que participam das cadeias de valor requer não apenas aprofundamento
da liberalização, desregulamentação e privatização da vida econômica, mas
também garantias de que a razão de Estado ficará totalmente subordinada à
razão do grande capital.17 O esforço de blindar o patrimônio privado contra
qualquer risco de origem política materializa-se na presença de uma série de
instrumentos legais de caráter preventivo e punitivo, de alcance supranacional,
contra toda intervenção do poder público que possa representar uma ameaça
à rentabilidade dos negócios, aos privilégios do monopólio, à integridade da
propriedade privada e até mesmo ao acesso prioritário aos fundos públicos.
Daí a exigência de uma institucionalidade que interdita políticas sociais de
corte keynesiano, impede a possibilidade de se estabelecer limites aos direitos
de propriedade intelectual e proibe a desapropriação da propriedade privada.
Uma vez que o acesso ao exército industrial de reserva disperso pelas di-
ferentes regiões do globo requer máxima liberdade de movimento para o ca-
pital, a integração profunda implica uma crescente concorrência entre Estados
nacionais pela atração de capitais e defesa dos empregos nacionais. Impelidos
pelo poder disciplinador do mercado, os Estados nacionais desdobram-se para

16
Sobre o enfraquecimento da capacidade de o Estado Nacional formular e executar políticas
públicas que contemple de uma ou de outra maneira os interesses gerais da Nação, ver Beck (2000).
17
Para uma visão de totalidade sobre o processo subjacente ao esvaziamento da soberania na-
cional, ver Screpanti (2014). O poder do capital de disciplinar o trabalho e os Estados nacionais é
visto pelos organismos internacionais como um corolário necessário da crescente integração da
economia mundial (wto, 2011).
192 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

submeter-se aos imperativos da integração profunda, potencializando, assim,


sua própria impotência diante do grande capital. Cabe registrar que o esva-
ziamento da soberania nacional não significa o enfraquecimento do Estado
nacional enquanto guardião da ordem burguesa, mas apenas a progressiva
perda de sua capacidade de incorporar a perspectiva histórica e o interesse
público na racionalidade substantiva que rege as ações do poder estatal.18

Integração profunda e tendências


da divisão internacional do trabalho

Sob a batuta das grandes potências mundiais, Estados Unidos, Alemanha e


Japão —as três grandes «fábricas» que lideram o desenvolvimento das cadeias
de valor—, as novas regras da ordem econômica internacional estão sendo
escritas à margem dos fóruns de negociação multilateral articulados pelas
organizações internacionais criadas em Bretton Woods (wto, 2011 e 2013). Ao
extrapolar o âmbito das negociações multilaterais, o vazio institucional gerado
pelas mudanças na natureza das relações comerciais, produtivas e financeiras
em curso tem sido preenchido pela proliferação de acordos preferenciais de
comércio e iniciativas unilaterais de liberalização da economia.19 O sentido
geral da integração profunda aponta para uma ampliação do caráter desigual

18
Screpanti associa a emergência do Estado gendarme à necessidade de ampliar as condições de
exploração do trabalho como forma de contrabalançar a tendência decrescente da taxa de lucro
(Screpanti, 2014:116).
19
A intensidade das pressões para a constituição de um novo marco regulador para a circulação
internacional de capital fica patente quando se leva em consideração que, entre 1990 e 2010, o
número de Acordos Preferenciais de Comércio foi multiplicado por três, passando de 70 para 300.
Após a eclosão da crise econômica mundial, as iniciativas para a reformulação da instituciona-
lidade internacional aumentaram com o aparecimento de uma série de negociações envolvendo
mega-blocos econômicos. Desde 2010, países da Ásia, Oceania, América do Norte e América Latina
discutem a formação de um Acordo de Associação Trans-pacífico —tpp— e, a partir de 2013,
mais quatro iniciativas foram formalmente def lagradas —Acordo Transatlântico sobre Comércio
e Investimento entre Estados Unidos e União Européia, Acordo de Livre Comércio entre União
Européia e Japão, Associação Econômica Integral Regional entre os dez países da Associação de
Nações do Sudeste Asiático (asean), Austrália, Índia, Nova Zelândia, China, Japão e Coreia do Sul,
e Acordo de Livre Comércio entre China, Japão e Coréia do Sul (Cepal, 2013).
Crise econômica mundial e tendências 193

do desenvolvimento capitalista. Em termos bem gerais, as mudanças na divi-


são internacional do trabalho combinam dois movimentos: o deslocamento
de capital em direção ao trabalho e o inverso —o f luxo de trabalhadores em
busca de emprego (Huws, 2012). Seja pela internacionalização de capitais seja
pela manipulação dos fluxos migratórios, as transformações em curso tendem
a desqualificar o trabalho, rebaixar o custo de reprodução da força de traba-
lho e fragmentar a classe operária.20
Ao acirrar a concorrência dos trabalhadores por empregos e salários, das
empresas pela apropriação do lucro e das rendas monopólicas e dos Estados
nacionais pela atração de investimentos e geração de emprego, a nova rodada
de liberalização da economia global leva ao paroxismo o processo de espe-
cialização da economia mundial. Quanto maior a padronização do processo
de trabalho e menor o envolvimento de conhecimentos estratégicos para a
concorrência intercapitalista tanto maior é a possibilidade de sua terceirização
e deslocamento para empresas subsidiárias e regiões periféricas da econo-
mia mundial. As atividades que exigem trabalho qualificado e pagam salários
mais elevados tendem a concentrar-se nas economias desenvolvidas e as que
exigem trabalho não qualificado e pagam salários menores, nas economias
subdesenvolvidas. A possibilidade de separar radicalmente as atividades de
produção e desenvolvimento tecnológico leva o sistema de inovação a enrai-
zar-se ainda mais nas economias desenvolvidas, deixando as tecnologias de
uso difundido incorporadas nos meios de produção para as regiões periféricas
com abundância de força de trabalho barata.
À medida que a produção industrial deixa de ser organizada tendo como
base o espaço econômico nacional, tornando-se um processo que se dá em
escala transnacional, vinculada ao desenvolvimento de complexas cadeias de
valor, os condicionantes do processo de industrialização mudam, com forte
repercussão sobre a reorganização da divisão internacional do trabalho. De
um lado, as economias marginalizadas das cadeias de valor ficam condenadas
à especialização na produção de bens primários. Nesse contexto, países que

20
Um alto executivo de uma grande empresa européia de bebidas resumiu o espírito do processo
em curso de maneira simples e direta: «For simple work we move the jobs, for complex work we
move the people» (De Bruyn e Ramioul, 2009:3).
194 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

haviam avançado no processo de industrialização por substituição de impor-


tações ficam sujeitos a traumáticos processos de especialização regressiva na
economias mundial que comprometem o futuro da indústria nacional.21 De
outro, economias integradas às cadeias de valor atrelam sua vida econômica
às vicissitudes da industrialização transnacionalizada, baseada na crescente
especialização na rede de elos de geração de valor que compõem a indústria
contemporânea.22
O papel central das «fábricas» dominantes, baseadas nas economias cen-
trais, na definição da função específica das «fabricas dominadas», baseadas nas
economias periféricas, projeta a dinâmica de formação e reprodução de uma
estrutura centro-periferia para o âmago do próprio processo de industriali-
zação (Delozier e Montout, 2007). Assim, a integração profunda da economia
mundial deve acelerar e aprofundar as tendências recentes de deslocamento
de indústrias de baixo conteúdo tecnológico para as regiões periféricas e de
fechamento de unidades correlatas nas economias avançadas (ilo, 2006). Nos
casos em que a automação de atividades rotineiras reduz o custo da força
de trabalho em atividades de altíssima tecnologia, abre-se a possibilidade de
redeslocamento de indústrias de alta tecnologia para as economias centrais
(Zysman, 2014b).
Necessário destacar que a transformação qualitativa na relação entre pro-
dução manufatureira, trabalho e geração de valor não permite mais que a
indústrialização seja entendida, como ocorria desde List, na época do capita-
lismo concorrencial, como um processo de constituição de um sistema eco-
nômico nacional. O novo caráter da industrialização capitalista solapa defi-
nitivamente as bases objetivas e subjetivas do regime central de acumulação,
cuja essência consistia na internalização dos elos estratégicos de um sistema
industrial capaz de funcionar como um todo orgânico relativamente autô-
nomo. Antes de significar a expansão e diversificação de forças produtivas

21
A relação entre a industrialização recente da Ásia e a crise terminal da industrialização lati-
no-americana não passou desapercebida pelos teoricos da globalização (Baldwin, 2011:24).
22
Sobre as características contemporâneas das empresas designadas como capital internacional,
em nosso trabalho indistintamente denominado como multinacional, corporação transnacional,
empresa transnacional (ver Dicken, 2015).
Crise econômica mundial e tendências 195

âncoradas no espaço econômico nacional, impulsionadas pelo crescimento


do mercado interno, a industrialização de economias periféricas integradas
em cadeias de valor associa-se à formação de verdadeiros «enclaves indus-
triais», subordinados organicamente às grandes «fábricas mundiais» (Baldwin,
2011:29). Logo, ainda que o desdobramento das cadeias de valor abra espaço
para que economias atrasadas vivam um intenso processo de crescimento
industrial, combinando tecnologia controlada pelas grandes corporações das
potências dominantes com força de trabalho barata dos países periféricos, a
industrialização moderna aprofunda e moderniza as relações imperialistas de
exploração e dominação inerentes ao desenvolvimento desigual e combinado
do sistema capitalista mundial (a respeito ver Baldwin, 2006 e 2011).
Impulsionada pelos grandes conglomerados que controlam o mercado mun-
dial, a reconfiguração da divisão internacional do trabalho passa pela redefi-
nição da institucionalidade que rege a ordem econômica mundial. O processo
de reorganização do sistema econômico mundial tem sido arbitrado pelas po-
tencias imperialista. Tendo como base nuclear o aprofundamento dos blocos
econômicos regionais articulados em torno das grandes potências econômicas
—Estados Unidos, Alemanha, Japão—, a forma e o conteúdo das mega-nego-
ciações regionais que impulsionam a integração profunda refletem os interes-
ses estratégicos e a força relativa das diferentes frações das burguesias domi-
nantes (Baldwin, 2012b). Assim, a lógica bilateral que rege as negociações dos
acordos de livre comércio e investimento projeta para o plano institucional a
hierarquia de poder econômico e político existente dentro de cada bloco, entre
os blocos, bem como entre os blocos e os que não participam dos grandes
blocos (wto, 2013:271).
Dada a brutal assimetria na correlação de forças econômica e política
entre as sociedades nacionais que fazem parte dos blocos econômicos regio-
nais, as negociações são pautadas pelos interesses das potencias que sediam
o quartel-general das cadeias de valor (Cepal, 2013:84). Ao ditar o sentido, o
ritmo e a intensidade da nova rodada de liberalização da economia, o polo
forte do sistema capitalista mundial —Estados Unidos à frente— impõe aos
demais, como fato consumado, o padrão mínimo de liberalização da economia
que é exigido para a participação nos espaços nobres da economia mundial
196 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

(Cepal, 2013:18-19; wto, 2013:10). É oportuno registrar que, ao contrário do que


uma visão formal da questão poderia sugerir, antes de representar um passo
atrás no processo de liberalização, os acordos bilaterais representam uma for-
ma de pressionar por formas mais profundas e abrangentes de liberalização
(wto, 2011:48). Além de estabelecer as novas condições de funcionamento dos
mega espaço econômico regional, os acordos bilaterais de livre comércio e
investimento tornam-se a referência fundamental das mudanças institucio-
nais que consolidam o processo de integração profunda (wto, 2013:269). O
sentido geral dos acordos bilaterais de livre comércio e investimento combina
aprofundamento da liberalização no interior das fronteiras dos blocos eco-
nômicos e reforço de medidas protecionistas não tarifárias, de nítido caráter
neomercantilista, na relação com as economias que não fazem parte do bloco.
A consolidação de tais negociações deve intensificar o processo de fragmenta-
ção e segmentação das forças produtivas que impulsiona o desenvolvimento
das cadeias de valor, reforçando o abismo entre as economias integradas a
cadeias de valor e as economias que ficam à margem das frentes dinâmicas de
expansão do capitalismo.
A coexistência de diversos sistemas para normatizar a concorrência inter-
capitalista em escala global —o multilateral, ancorado na Organização Mun-
dial do Comércio, para o comércio internacional tradicional, o bilateral para os
negócios em torno das cadeias de valor e, mais recentemente, com a chegada
de Trump à presidência dos Estados Unidos, o unilateral, ditado arbitraria-
mente pelos interesses norte-americanos— institucionaliza a desigualdade da
ordem econômica internacional, cristalizando um padrão de relacionamento
para as economias que estão na vanguarda do desenvolvimento capitalista e
outro para as regiões que se encontram na sua retaguarda (Baldwin, 2012b:10).
Ao estimular a especialização baseada na presença de vantagens comparati-
vas dentro dos blocos regionais, entre os blocos regionais e nos interstícios dos
mega-blocos, as tendências que condicionam a reorganização da ordem eco-
nômica internacional acentuam o caráter hierárquico da divisão internacional
do trabalho. A combinação arbitrária de políticas de liberalização com políticas
neomercantilistas, característica dos acordos bilaterais de livre comércio e in-
vestimento, deve ser compreendida como uma resposta dos Estados Unidos,
Crise econômica mundial e tendências 197

Alemanha e Japão à concorrência das economias ditas «emergentes», particular-


mente China e Índia (Baldwin, 2012a:11). Nessas circunstâncias, com raríssimas
exceções, as economias atrasadas que não estão articuladas em cadeias de
valor ficam praticamente sem poder de barganha nas negociações internacio-
nais de comércio e investimento. Dentro da ordem global, restam-lhe a opção
de aderirem unilateralmente às novas condições do processo de liberalização
à espera de cair nas boas graças do capital internacional ou ficarem margi-
nalizadas das frentes dinâmicas de desenvolvimento do capitalismo (Baldwin,
2012:16).
Responsável pelo dinamismo da economias mundial, o núcleo principal da
economia mundial, articulado em torno da economia norteamericana, con-
centra o sistema nacional de inovação e os mercados estratégicos que ditam o
sentido e o ritmo do desenvolvimento capitalista. À redefinição do caráter do
núcleo principal da economia mundial, que se organiza em torno dos mega-
blocos regionais, corresponde uma profunda redefinição das relações de ex-
ploração e dominação das potenciais imperialistas com o elo fraco do sistema
capitalista mundial. Como primeiro esboço, é possível identificar, ainda que de
maneira bem esquemática e preliminar, na forma de hipoteses a serem confir-
madas por pesquisas subsequentes, as seguintes tendências de redefinição da
posição das economias periféricas na divisão internacional do trabalho:
a) Cristalização de uma periferia interna a cada bloco econômico, concen-
trando a produção de bens primários e força de trabalho barata subordinada
funcionalmente à «fábrica» dominante. É o caso exemplar do México e do
Chile no bloco liderado pela «fábrica» Estados Unicdos; e da zona periférica
da União Européia, como Grécia, Portugal, e Espanha, no caso da «fábrica»
Alemanha.
b) Redefinição do equilíbrio geopolítico que rege a relação dos grandes
blocos econômicos com seus protetorados localizados em zonas econômicas
e políticas consideradas estratégicas. É o caso das mudanças que redefine o
mapa político do Meio Oriente, sem que se vislumbre ainda nenhum vetor de
solução capaz de dar um mínimo de estabilidade à região.
c) Formação de uma primeira periferia, fora dos marcos legais dos grandes
blocos, composta de grandes reservatórios de força de trabalho barata com
198 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

alguma capacidade de incorporação de progresso técnico. É o caso da China,


concentrando a produção e a montagem de manufaturados de menor inten-
sidade tecnológica, e a India, especializada na oferta de serviços tecnológicos.
d) Sedimentação de uma segunda periferia, fora dos marcos legais dos me-
gablocos regionais, composta de economias de grande porte, ricas em recursos
naturais e produção de bens primários e com um mercado interno relativa-
mente expressivo. É o caso da Rússia, Brazil e Afríca do Sul.
e) Conformação de uma terceira periferia composta de uma multiplicidade
de economias de menor porte e menor expressão política subordinadas de
maneira ad hoc ao núcleo principal. É o caso da relação econômica de grande
parte dos países da América Latina com os Estados Unidos e de parcela ex-
pressiva dos países africanos com suas antigas metrópoles (Lall e Albadadejo,
2004; Heindrich, 2009).
No marco histórico condicionada pela integração profunda da economia
mundial, a margem de manobra das economias periféricas para impulsionar o
desenvolvimento nacional é nulo.
Por um lado, as economias marginalizadas das cadeias de valor industrial
dificilmente conseguirão superar a tendência estrutural à especialização em
commodities primárias, uma vez que, como a industrialização tende a cris-
talizar-se em nichos regionais bem definidos, quem perdeu o trem não tem
como recuperar o atraso.23 Ainda que o caráter itinerante do novo padrão de
produção industrial abra sempre a possibilidade de que novos países sejam in-
tegrados às redes de geração de valor, as vantagens decorrentes das economias
externas provocadas pela concentração indutrial não podem ser generaliza-
das pelo conjunto das economias periféricas, comprometendo a perspectiva
de integração tardia das regiões que ficam distantes dos núcleos originais de
desenvolvimento das cadeais de valor, como é o caso, como regra geral, dos
países da América Latina abaixo do México (Lall, Albaladejo e Mesquita, 2004).
Por outro lado, as economias integradas nas cadeias de produção não
têm como superar a posição de meras coadjuvantes das grandes «fábricas».

23
A relação entre a formação das cadeias de valor e sua concentração em blocos regionais é es-
tudada em wto (2013).
Crise econômica mundial e tendências 199

A discrepância entre o grau de concentração e centralização de capitais dos


grandes blocos de capital e a estrutura técnica e financeira das burguesias
periféricas condena-as inapelavelmente a uma posição subalterna no mer-
cado mundial. Mesmo quando o desdobramento das cadeias de valor abre
espaço para a expansão de indústrias nas economias atrasadas, não é possível
evitar a ampliação progressiva do hiato entre o grau de desenvolvimento
das economias centrais e periféricas, pois a fragilidade técnica e financeira
da burguesias periféricas é estrutural e a exacerbação do caráter desigual e
combinado do desenvolvimento capitalita tende a repor e ampliá-la.
O fato está diretamente relacionado com a tendência à exacerbação do
processo de concentração e centralização de capital. O papel estratégico assu-
mido pela propriedade intelectual, acesso a fontes de financiamento e controle
das redes de distribuição e comercialização no domínio das cadeias de valor
implica crescente transferência de excedente para as economias centrais. O
problema fica patente quando se constata que, mesmo com o deslocamento
de empregos para países que pagam salários baixos, a maior parte da renda
gerada nas cadeias de valor termina nas mãos das grandes corporações trans-
nacionais nos centros desenvolvidos.24 Se isso não fosse suficiente, a trans-
ferência de elos da cadeia produtiva para a periferia não implica difusão de
conhecimento, pois o que se transfere é uma estreita gama de tecnologias bem
delimitadas, para cumprir tarefas específicas. Como as grandes corporações
preservam o controle absoluto sobre o conhecimento tecnológico, o acesso à
tecnologia depende fundamentalmente da manutenção de nexos contratuais
com as empresas transnacionais. Em outras palavras, a tecnologia não é trans-
ferida para as empresas terceirizadas, mas temporariamente cedida, «empres-
tada» ou «alugada» pelo tempo funcional e conveniente para o cedente. Como
consequência, o processo não fomenta o fortalecimento de uma base empre-
sarial autônoma, mas o surgimento de empresas subsidiárias, comandadas por
burguesias vassalas, que funcionam numa relação de absoluta subalternidade,
totalmente dependente das iniciativas das grandes empresas multinacionais
(Baldwin, 2011:22-23).

24
Sobre o assunto ver Dedrick, Draemer e Linden (2008); unido (2013).
200 Plínio de Arruda Sampaio Júnior

Conclusão

A eleição de Donald Trump para a presidência dos Estados Unidos explicita o


grave impasse econômico e político gerado pela crise estrutural que abala o
sistema capitalista mundial, cuja essência reside em última instância na abso-
luta impotência da sociedade nacional para conter os efeitos perversos do po-
der do capital. Sem questionar os pilares da ordem global, o raio de manobra
da política econômica é mínimo e não há como evitar os efeitos devastadores
da nova ofensiva do capital sobre o trabalho e o meio ambiente. No entanto,
na ausência de uma progressiva expansão do mercado mundial e correspon-
dente desenvolvimento das forças produtivas, as tendências recessivas que
decorrem da presença de um gigantesco excedente absoluto de capital são
levadas ao paroxismo. Nesse contexto, qualquer solução por dentro da ordem
exacerba a barbárie capitalista.
Ainda que exista grande incerteza em relação ao caráter das medidas que
serão tomadas pelo governo Trump, a julgar pela consigna de sua campanha
—«Make America great again»— e pelo perfil belicista e privatista de seus co-
laboradores diretos, antes de representar um passo atrás no processo de globa-
lização, como prometido na campanha eleitoral, a nova presidência dos Estados
Unidos deve exacerbá-la ainda mais. Privilegiando iniciativas arbitrárias em
detrimento de negociações por meio dos canais institucionais estabelecidos, a
«solução americana» deve sofrer um giro mais xenófobo, nacionalista e autori-
tário. Atuando pela linha de menor resistência, a Casa Branca quer compensar o
impacto perverso da crise sobre a pequena burguesia e setores do proletariado
duramente penalizados pela modernização tecnológica pelo aumento da explo-
ração do conjunto da força de trabalho, sobretudo de seus segmentos mais vul-
neráveis, e pela intensificação de políticas imperialistas que exacerbam o caráter
desigual e combinado do desenvolvimento capitalista. No plano interno, a esca-
lada das ações contra os imigrantes e o aprofundamento da desregulamentação
apontam para uma violenta ofensiva contra os direitos dos trabalhadores, as
políticas sociais e o meio ambiente. Externamente, a perspectiva de uma guinada
«nacionalista» sinaliza para um recrudescimento do caráter neomercantilista na
política norte-americana de reorganização da ordem econômica internacional.
Crise econômica mundial e tendências 201

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207

Un enfoque teórico a los cambios


en la arquitectura financiera internacional1

Óscar Ugarteche Galarza

Introducción

A partir de Rudolf Hilferding (1910) hay un esfuerzo por comprender la lógica


del funcionamiento de lo que era el sistema financiero —ahora complejo— y lo
que es la arquitectura financiera internacional como expresión de su poder
político. Entre 1910 y 2017 se ha dado una transformación del sistema financiero
en complejo financiero acompañado por la metamorfosis de la arquitectura
financiera internacional. A su lado el concepto del riesgo, esencial para la
determinación de la ganancia financiera, fue anulado con la creación del con-
cepto «demasiado grande para quebrar». Con el lanzamiento de la arquitectura
financiera internacional en Bretton Woods se consolidó la idea de instituciones
«incorporadas» en las reglas del juego del liberalismo. Éstas tienen en el centro
la autorregulación —esencia del sistema— la competencia y el riesgo de no
ganar. La transformación del sistema en complejo fue mediante la «desincorpo-
ración» de los agentes financieros mayores de las reglas del juego del liberalis-
mo. Estos agentes desincorporados se definen como «demasiado grandes para
quebrar» y constituyen el núcleo del complejo financiero bancario que redefine
las reglas a sus necesidades. En el presente texto se revisarán los conceptos
mencionados y se analizará el proceso por el cual ocurre la redefinición de
reglas y su efecto en la arquitectura financiera internacional.

1
Este ensayo corresponde al capítulo 10 de la segunda edición de Arquitectura financiera internacional:
una genealogía de 1850 -2008, Madrid, Akal, a publicar. Asimismo, apareció en Revista Márgenes, Univer-
sidad Nacional de General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina.
208 Óscar Ugarteche Galarza

Polanyi y el concepto de la incorporación/desincorporación

El concepto de la incorporación o desincorporación toma como punto de par-


tida la afirmación de Karl Polanyi: «La economía humana, entonces, está inte-
grada y enredada en las instituciones económicas y no económicas» (1971:148).
John Lie (1991) propone que todas las actividades e instituciones económicas
están «incorporadas» en relaciones sociales lo que los deriva en mercados
autoregulados. Kurtulus Gemici argumenta que para Polanyi:

La distinción real entre la economía y cualquiera de las otras ciencias sociales


relacionadas con la vida económica es que la economía dicta una imagen de la
economía que deriva de un ideal utópico en todas las economías empíricas de la
historia. Tal ideología, según Polanyi, es no sólo obsoleta sino también destructiva
en la promoción de los mercados autorregulados, simplemente porque las eco-
nomías —pasado y presente— están integradas e incorporadas en las relaciones
sociales y las instituciones (2008).

Esto remite a dos ideas fuerza. Primero, que la economía siempre tiene
mercados autorregulados. Segundo, que estos mercados son homogéneos al
margen del tamaño del agente. En este sentido Polanyi se refiere a las altas
finanzas no como ajenas al mercado sino con otras funciones además del cré-
dito y circulación de dinero. Las altas finanzas tienen las mismas reglas que
las demás pero con funciones políticas más profundas. En el capítulo i de La
gran transformación Polanyi asevera:

Las altas finanzas no fueron diseñadas como un instrumento de paz. Esta función
le cayó por accidente, como dirían los historiadores, mientras que los sociólogos
preferirían llamarlo por la ley de la disponibilidad. El motivo de las altas finanzas
es la ganancia. Para lograrlo, era necesario mantenerse en buenos términos con los
gobiernos cuyo fin era el poder y conquista. Podemos descuidar a estas alturas la
distinción entre poder político y económico, y entre fines económicos y políticos
por parte de los Gobiernos. En efecto, era la característica de los Estados nación en
este periodo (ou 1870 -1910) que tal distinción era poco real, porque cualesquiera
Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 209

que fueran sus objetivos, los gobiernos se esforzaron por alcanzarlos mediante el
uso y el aumento del poder nacional (1971:10).

La referencia a las altas finanzas como un centro activador, con agentes


internacionales relacionados a los agentes nacionales, da una luz a cómo se
percibe el mundo financiero no en términos de un sistema de reproducción
ampliada del capital, sino de algo ajeno que en parte tiene que ver con eso,
pero que en parte no. Siendo que están dentro de la sociedad, a pesar de ser
internacionales, ¿estarían reguladas por la sociedad de alguna manera? Esta
pregunta a la obra de Polanyi es definitiva porque la continuidad de las altas
finanzas en otras formas conservando sus características internacionales y sus
funciones en «sindicatos y consorcios, préstamos extranjeros, controles finan-
cieros u otras transacciones de un ámbito ambicioso» es lo que ha generado
la transformación del sistema. Polanyi creía que las altas finanzas estaban
autorreguladas como el mercado en general, por el mero hecho de estar en la
sociedad: «Finalmente, el dinero, es simplemente una señal de poder de compra
poder, como regla general, no se produce en lo absoluto, pero cobra existencia
a través del mecanismo de la banca y finanzas. Ninguno de estos se produce
para su venta. La descripción como mercancía del trabajo, dinero y tierra es
enteramente ficticia» (1971:76).
El análisis de las notas de cambio como capital ficticio tiene en su origen
la idea de Karl Marx, donde en el tomo iii, volumen 7, capítulo xxix, define el
capital ficticio como la creación de medios de circulación sin sustento produc-
tivo o comercial. El capital ficticio son, así, todas las formas de crédito que no
se materializan en el lado productivo: «La mayor parte de este capital dinerario
es puramente ficticio. Todos los depósitos, con excepción del fondo de reserva,
no son otra cosa que créditos concedidos al banquero, pero que jamás existen
en depósito». La ref lexión es que los factores de producción no son mercancías
y, por ende, no son comerciables. La nota de cambio, por tanto, en cuanto ca-
pital dinerario no sería transable. Por esto se generan notas de cambio contra
otros instrumentos financieros, pero no se materializan.
Polanyi luego retoma que los tres factores de producción son tierra, capital
y trabajo, refiriéndose a Marx cuando menciona al capital ficticio como parte
210 Óscar Ugarteche Galarza

del capital, al subrayar que el dinero no es una mercancía sino un medio de


cambio y que el trabajo tampoco es una mercancía sino la fuerza de trabajo
requerida para producir. Finalmente señala que la tierra tampoco es una mer-
cancía sino un factor de producción.
Respecto al concepto del mercado autorregulado que utiliza Polanyi remi-
te al concepto de sistema cuya esencia es la autorregulación, es decir, el mer-
cado es autorregulado en cuanto es un sistema y el mercado de dinero es un
sistema de dinero o un sistema financiero que incorpora capital dinerario y
capital ficticio. El físico Ludwig von Bertanfly (1968) afirma que para reconocer
a un sistema como tal, éste debe de tener un mecanismo de autorretroalimen-
tación de manera que pueda autorregularse. Los sistemas son autorregulados
por definición. Por ejemplo el termostato constituye un sistema por excelencia
porque sabe cuándo debe de encenderse y cuándo debe de apagarse. En este
sentido todos los sistemas se autorregulan de algún modo y por tanto, como
el sistema económico es autorregulado, se puede hablar de la economía como
sistema.
El problema comienza con las excepciones, por ejemplo los monopolios y
los oligopolios concentrados. Cuando la competencia es monopólica no hay
autorregulación sino ley del más fuerte, cuando existen asimetrías entre los
agentes igualmente hay ley del más fuerte, cuando existe asimetría de informa-
ción o mercados fragmentados, también está presente la ley del más fuerte. En-
tonces el sistema económico tiene eventualmente matices dentro de la misma
lógica que es la lógica del capital.

El concepto de «demasiado grande para quebrar» y el sinsentido

Lo anterior abre interrogantes sobre el sistema económico que opera con


capital ficticio, y con la novedad del concepto de «demasiado grande para
quebrar» que se introdujo en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers y sus
consecuencias sobre los demás bancos de inversión inmensos que estaban
en peligro. El sistema que opera con capital ficticio ha logrado fabricar acti-
vos financieros derivados por un monto de 544 billones de dólares, según el
Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 211

Bank for International Settlements (bis, 2016), a lo que se le agrega el valor de


los mercados mundiales de valores por 294 billones de dólares (Business Insider,
11 de febrero de 2015), lo que en total es 838 billones de dólares o 10.5 veces el
producto interno bruto (pib) mundial de 2016 de 79.54 billones de dólares (imf,
octubre de 2016). El aparato financiero ha decuplicado sobre capital ficticio el
valor de la economía real. Fue en este marco que se desarrolló el concepto de
«demasiado grande para quebrar». Dado el tamaño del capital ficticio, cual-
quier alteración del mercado financiero puede precipitar una crisis de gran
intensidad financiera como la de 2008, la de 2000, o la de 1987.
Algunos grandes bancos eran «demasiado grandes para quebrar» y esta-
ban quebrados, entonces se les permitió ser absorbidos íntegros por los nueve
bancos mayores constituyendo entidades que, medidas por su valor de activos
comparado al pib de algunos países, son del tamaño de Japón, Gran Bretaña,
Alemania, etcétera. Esto es, ya no son agentes económicos que pueden com-
petir en igualdad de condiciones con otros sino que se han constituido en
«monstruosamente grandes para quebrar», totalmente asimétricos para com-
petir con los que sí pueden hacerlo. Dicho crecimiento se hizo por decisión del
secretario del Tesoro, del Banco de la Reserva Federal (fed), y de los propios
banqueros afectados, sin pasar por el filtro de la sociedad democrática: el
Congreso de la república.
Al ser «demasiado grandes para quebrar» no compiten en igualdad de con-
diciones con los bancos de tamaño correcto para quebrar, sino que tienen otra
lógica. Si el riesgo es conceptualmente la medida de la rentabilidad; a mayor
riesgo, mayor rentabilidad. Los que son «demasiado grandes para quebrar» no
sufren de dicho riesgo y, por lo tanto, su rentabilidad no viene medida por
ese lado. No queda claro de dónde viene la rentabilidad de éstos en ausencia
del riesgo. Los bancos «demasiado grandes para quebrar» y los que tienen
el tamaño correcto para hacerlo, no operan con las mismas reglas ni con la
misma racionalidad. Son dos subconjuntos que agregados no constituyen un
sistema en el sentido lingüístico porque no están bajo «un conjunto de reglas
o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí» (drae, 2001).
El sistema se define como un «conjunto de unidades que relacionadas entre sí
ordenadamente contribuyen a determinado objeto» (drae, 2001).
212 Óscar Ugarteche Galarza

Immanuel Kant entiende por sistema «la unidad de las formas diversas del
conocimiento bajo una sola idea». José Ferrater Mora agrega «donde la idea es
el concepto dado por la razón. Por eso, según Kant, el concepto determina a
priori no sólo el alcance del contenido, sino las posiciones recíprocas de las
partes, de suerte que podemos conseguir una unidad organizada (articulatio) y
no un mero agregado (coaceroatio), un orden que crece desde dentro (par intus
susccptionem) y no mediante sucesivas agregaciones» (Ferrater, 1964:687).
Étienne Bonnot de Condillac (1749, en Ferrater, 1964) definió el sistema como
«la disposición de las diferentes partes de un arte o una ciencia en un orden en
que todas las partes se sostienen mutuamente y en que las últimas se explican
por las primeras». El problema que esto plantea es: si los dos subconjuntos de
bancos, «demasiado grandes para quebrar» —subconjunto 1— y del tamaño
correcto para quebrar —subconjunto 2— ¿configuran estos un conjunto que
ordenadamente contribuyan hacia una idea? Condillac explica que es imposi-
ble que una cosa sea y no sea, como supuesto básico de un sistema. Dado que
no puede ser sujeto al riesgo y no ser sujeto al riesgo, no puede quebrar y no
quebrar, entonces no es un sistema en el sentido clásico filosófico, científico o
lingüístico.
En 2016 existían nueve bancos que eran «demasiado grandes para quebrar»
(gráfica 1). Representaban 0.1517% del total de bancos en Estados Unidos. Estos
se expresan dentro del poder político desde el año 1980 y fueron los que en el
2008 recibieron el apoyo del gobierno federal americano de 700 mil millones de
dólares en el denominado programa Troubled Asset Relief Programme (tarp),
de parte de la administración George W. Bush por demanda del secretario del
Tesoro, el ex ceo de Goldman Sachs: Hank Paulson. Traducido al español sig-
nifica «Programa de alivio de activos problemáticos» que generan las preguntas
en español «alivio para quién y problemáticos para quién», dado que los activos
no son problemáticos o están problematizados para sí mismos.
Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 213

Gráfica 1. Subconjuntos del complejo financiero

Complejo financiero bancario

Bancos «demasiado Bancos «de tamaño


grandes para quebrar» correcto para quebrar»
9 6,582
(0.1367%) (99.8633%)
controlan 73% controlan 27%
de los activos financieros de los activos financieros
de Estados Unidos de Estados Unidos
desincorporados incorporados

Fuente: Ugarteche (2012), actualizado al 2016.

En ese momento los demás bancos que no recibieron esta ayuda, quebraron.
En total entre 2007 y 2016 quebraron 547 bancos, que eran del tamaño correcto
para quebrar. 24 más quebraron entre los años 2000 y 2007, en promedio tres y
medio bancos por año. A partir de 2008 y hasta 2016 quebraron 523 bancos, es
decir 52.3 bancos en promedio; 15.3 veces más bancos por año (cuadro 1).
La campana de distribución de los bancos quebrados está concentrada entre
los años 2009 y 2011, con colas similares a ambos lados, como se observa en el
gráfica 2. Éstos tenían el tamaño correcto, mientras que los más grandes fue-
ron incorporados a bancos aún mayores con recursos públicos. 1. J.P. Morgan
compró el banco de inversión Bear Stearns y Chase Manhattan Bank; 2. Bank
of America compró la casa de bolsa Merrill Lynch y Maryland Bank of North
America —tarjetas de crédito—; 3. Wells Fargo Bank compró Wachovia; 4. Ci-
tigroup, que compró Travelers Insurance en 1998, fue capitalizado; 5. Goldman
Sachs no compró ninguna otra entidad; 6. Morgan Stanley compró Smith Bar-
ney, otro banco de inversión; 7. us Bancorp compró First Bank and Colorado
National Bank; 8. pnc Financial Services Group compró National City Corpo-
ration, Sterling Financial, Yardville National Bancorp y Mercantile Banksha-
res Corporation; 9. Capital One compró ing Direct y ge Capital’s Healthcare
Financial Services Lending Business; 10. td group us Holdings compró Epoch
Holding Corporation y Scottrade Bank.
214 Óscar Ugarteche Galarza

Cuadro 1
Bancos quebrados entre 2000 y 2016 en Estados Unidos

Número de bancos quebrados Año


24
(promedio 3.4 2000-2006
bancos anuales)
3 2007
25 2008
140 2009
157 2010
92 2011
51 2012
24 2013
18 2014
8 2015
5 2016
Total 547

Fuente: fdic (2016).

Gráfica 2. Distribución temporal de las quiebras bancarias

200

150

100

50

0
2004
2000
2001
2002
2003

2005
2006

2008
2009
2010

2012
2013
2014
2015
2016
2007

2011

Fuente: fdic (2016).


Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 215

A consecuencia de las quiebras y los rescates, a partir de 2012 ha habido


una menor concentración bancaria en el pib estadounidense, efecto de las re-
gulaciones impuestas en el 2010 (para prevenir lo ocurrido) y del llamado de
alarma del movimiento Occupy Wall St que protestó por la inyección masiva de
dinero público a los bancos (cuadro 2).
El tarp fue el mecanismo para anular el riesgo de quiebra inyectando
capital en algunos bancos: los dos mayores fueron Bank of America y Citi-
bank; los otros siete fueron operaciones con acciones preferentes que sirvieron
como préstamo mientras resolvían los problemas de liquidez enfrentados. En
esta categoría hubo mil 235 registros que incluyen a los nueve grandes. Hubo
una tercera forma que fue el programa de asistencia de capital (cap) que, de
acuerdo con el Tesoro, consta de dos elementos fundamentales. El primero, es
un ejercicio de supervisión y de evaluación prospectiva para determinar si
alguna de las grandes entidades bancarias americanas necesitaba un colchón
de capital durante el periodo de mayor incertidumbre.

Cuadro 2
Tamaño de los nueve bancos más grandes de Estados Unidos 2007-2016


Nombre Ciudad Valor total Valor total Valor total
2007-
del banco de residencia de activos 2016 de activos 2012 de activos 2007
2016
Morgan
New York,
Chase & Co. $2 490 972 000 $2 359 141 000 $1 397 018 748 778%
ny
(1039502)
Bank
of America Charlotte,
$2 189 266 000 $2 212 004 452 $1 667 392 017 331%
Corporation nc
(1073757)
Wells Fargo San
& Company Francisco, $1 930 115 000 $1 422 968 000 $529 761 884 2 264%
(1120754) ca
Citigroup Inc. New York,
$1 792 077 000 $1 864 660 000 $1 351 214 334 333%
(1951350) ny
216 Óscar Ugarteche Galarza


Nombre Ciudad Valor total Valor total Valor total
2007-
del banco de residencia de activos 2016 de activos 2012 de activos 2007
2016
Goldman
New York,
Sachs group, $860 185 000 $938 770 000 $1 119 796 000 -23%
ny
Inc. (2380443)
Morgan
New York,
Stanley $814 949 000 $780 960 000 $1 045 409 000 -22%
ny
(2162966)
U.S. Bancorp Minneapolis,
$445 964 000 $353 855 000 $237 787 749 888%
(1119794) mn
PNC
Financial
Pittsburgh,
Services $366 872 249 $305 285 879 $138 920 000 1 164%
pa
Group, Inc.
(1069778)
Capital One
Financial Mclean,
$357 158 294 $313 040 688 $150 499 100 1 137%
Corporation Va
(2277860)
Total $11 247 558 543 $10 550 685 019 $7 637 798 832 447%

Fuente: elaboración propia con datos de fdic (2007, 2012 y 2016).


*Consolidated Financial Statements for Holding Companies-fr y-9c
(General Electric, 2015).
*Antes de la fusión con Washington Mutual y Bear Stearns.
**Antes de la fusión con Merrill Lynch y Countrywide Financial.
***Antes de la fusión de Wachovia.

El segundo, es el acceso a instituciones financieras que califican para accio-


nes comunes contingentes proporcionado por el gobierno de Estados Unidos,
como un puente al capital privado en el futuro. Sin duda la intervención del
Tesoro a través del tarp eliminó el concepto de autorregulación en el sector
financiero.
La decisión del Tesoro sobre el porqué algunos bancos fueron dirigidos
hacia la compra de otras entidades o capitalizados, y los demás fueron dejados
a quebrar, elimina tanto las nociones de sistema como de autorregulación. Un
ejemplo de lo anterior es que la suma del valor de activos de los nueve bancos
Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 217

mayores de Estados Unidos (National Information Center, s/f ) indicados en el


cuadro 2 equivale a 52.7% del pib de 2007, aumentando a 65.3% en el 2012 con
las capitalizaciones del secretario del Tesoro, y reduciéndose a 60.5% del pib de
Estados Unidos de 2016 (bea, s/f ). Lo que se aprecia en el periodo, por lo tanto,
fue un esfuerzo oficial por controlar el tamaño de las entidades «demasiado
grandes para quebrar» como efecto de la ley Dodd-Frank de 2010, derogada
con la llegada de Donald Trump en febrero de 2017 (Protess y Hirschfeld,
2017). Ésta sería la expresión de la regulación pública en el periodo 2010 -2016,
seguido de la eliminación de la misma por el presidente Trump (2017) que lo
regresa al statu quo previo. Por otro lado, Polanyi de manera institucional y
holística insiste que

la autorregulación implica que toda la producción está a la venta en el mercado


y que todos los ingresos derivan de tales ventas. Por consiguiente, hay mercados
para todos los elementos de la industria, no sólo para bienes (siempre incluyen-
do los servicios), sino también para la mano de obra, la tierra y el dinero, siendo
sus precios llamados respectivamente los salarios, el alquiler y los intereses. Los
mismos términos indican que los precios forman los ingresos: el interés es el pre-
cio por el uso del dinero y forma los ingresos de los que están en posición para
proporcionarlo. La renta es el precio por el uso de la tierra y forma los ingresos de
quienes suministran eso. Los salarios son el precio del uso de la fuerza de trabajo y
constituyen los ingresos de quienes la venden. Los precios de las materias primas,
finalmente, contribuyen a los ingresos de quienes venden sus servicios empresa-
riales. El ingreso llamado beneficio es en realidad la diferencia entre dos conjuntos
de precios, el precio de bienes producidos y sus costos; es decir, el precio de los
bienes necesarios para producirlos. Si estas condiciones se satisfacen, todos los
ingresos provendrán de las ventas en el mercado y los ingresos serán suficientes
para comprar todos los bienes producidos (1971:68).

Polanyi agrega una visión institucional y restrictiva en el mismo libro


cuando agrega:
218 Óscar Ugarteche Galarza

Un mercado autorregulado exige nada menos que la separación institucional de


la sociedad en una esfera económica y política. Tal dicotomía es, en efecto, mera-
mente la reafirmación desde el punto de vista de la sociedad en su conjunto, de la
existencia de un mercado autorregulado. Se podría argumentar que la separación
de las dos esferas se obtiene en todo tipo de sociedad en todo momento. Tal in-
ferencia, sin embargo, se basaría en una falacia. Es cierto que ninguna sociedad
puede existir sin algún sistema que asegure orden en la producción y distribu-
ción de mercancías. Pero eso no implica la existencia de instituciones económicas
separadas (1971:70).

Una revisión histórica a la teoría del riesgo

Considerado desde el punto de vista neoclásico no es posible medir el retorno


a la inversión si no se tiene en cuenta el riesgo. John Y. Campbell (1996) explora
cómo debe medirse el riesgo de un activo y se pregunta qué fuerzas económi-
cas determinan el precio del riesgo. De esa manera, no es posible hacer teoría
financiera sin tomar en cuenta el riesgo. La gráfica básico de las finanzas es
que el grado de riesgo determina el retorno a la inversión (gráfica 3) y éste se
mide por la desviación standard.

Gráfica 3. Medición de riesgo

Risk/Return tradeoff

Low risk
Return

Low return
Higher risk
Higher potencial
return

Standard derivation (or risk)


Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 219

Harry Markowitz en su trabajo clásico asevera:

Un tipo de regla que concierne la decisión de cartera que el inversionista hace


(o debe de hacer) es maximizar el valor descontado (o capitalizado) del valor de
retornos futuros. Como no se conoce el futuro con certeza, deben ser los retornos
«esperados» o «anticipados» los que se descuentan. Se pueden sugerir variaciones
a este tipo de regla. Siguiendo a Hicks (1939), podríamos permitir una concesión
para el riesgo en los retornos «esperados». O, podríamos dejar que la tasa a la que
capitalizamos los retornos de valores particulares varíen con el riesgo (1952:77).

De ahí que no sea posible teóricamente que un banco no quiebre si su ne-


gocio es el manejo de cartera de créditos e inversiones. Ésta es la esencia de la
banca, por lo tanto, la noción de que el riesgo es irrelevante (el banco no puede
quebrar) y la competencia en el mercado no interesa, contraviene la naturaleza
del capitalismo mismo.
El riesgo para John Richard Hicks yace cuando se hace un cambio de bienes
reales por una promesa de pago futura. Luego profundiza y señala que las ta-
sas de interés pueden diferir por dos razones: 1. Por la longitud del periodo del
préstamo y la forma como ha de distribuirse la devolución del mismo (pagos
iguales, pagos al final, pagos a partir de la mitad de la vida del préstamo, etcétera).
2. Por diferencias en el riesgo que el prestatario no pague. Ambas son formas
de ampliación de riesgo y ambas terminan con tasas de interés más altas. No
es posible que una entidad financiera opere sin estos principios aunque, como
se ve en la banca musulmana, se le llame «comisión». Hicks en Valor y capital
sostiene: «Todo cambio de bienes o servicios presentes por una promesa de
entregar mercancías o servicios en el futuro tiene el carácter económico de
un préstamo; pero en la práctica toda operación de préstamo está dominada
por una subclase particular: aquella en que ambas partes de la operación se
ejecutan en dinero» (1939:164).
Al otro extremo del espectro teórico Eugene Fama (1970) en su clásico so-
bre la eficiencia del mercado de capitales argumenta que «el retorno esperado
de una acción en equilibrio está en función de su riesgo. Diferentes teorías
difieren en la definición de riesgo». Peter L. Bernstein (1996) en su historia del
220 Óscar Ugarteche Galarza

riesgo sugiere que la civilización moderna se distingue de las anteriores por


sus esfuerzos por comprender el riesgo y luego controlarlo. Cita a Tomas
Bayes, padre de la estadística bayesiana y el fundador de los estudios de
probabilidad axiomática, quien retoma el Liber de Ludo Alaea (El libre juego de la
suerte) de Girolamo Cardano del siglo xvi y publicado en el xvii. El punto de
Cardano fue señalar los componentes del riesgo para ganar en un juego de
la suerte.
Por otra parte, Roger Callois (1958) reflexionó al respecto en Los juegos y
los hombres: la máscara y el vértigo, donde señaló que el juego —o para el caso
bancario, el manejo de las carteras de inversión— se caracteriza por ser una
actividad libre, separada de la realidad, incierta, improductiva, reglamentada y
ficticia. La diferencia del juego con la actividad de inversión y crédito es que
siendo improductivo, el inversionista (jugador) sí obtiene riqueza, si bien no la
genera. Bayes escribió la ecuación para intentar medir la probabilidad condi-
cional de que salga b dado a: p(b/a) = p(a /b) p(b)
p(a)

Con esto abrió la posibilidad de que el resultado de un juego fuera o la


probabilidad de a o la probabilidad de b, o se quedara en la conjunción e in-
auguró la teoría de probabilidades condicionales, que es la que se utiliza para
la medición del riesgo. Bayes es contemporáneo, con el siglo de las luces y la
edad, de la razón que caracteriza la modernidad. Para él, la probabilidad de
algo es el riesgo de no algo.
A partir de dicha idea se constituyó la noción del riesgo, la cual es una
parte consustancial del capitalismo financiero estudiado por Hilferding y, más
aún, del capitalismo financiero contemporáneo estudiado por los miembros
de la escuela de Chicago. Este es un mecanismo de concentración del ingre-
so global. El riesgo también es el medidor del juego: si la apuesta es errada,
el jugador/inversionista pierde. A mayor riesgo, mayor ganancia en el juego.
Este concepto de Cardano es el reelaborado por Markowitz (1952) en su Teoría
del portafolio y retomado por Fama (1970). No es posible la era del capitalismo
moderno financiero sin el concepto de riesgo.
Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 221

El complejo financiero

Siendo que el aparato financiero no puede constituir un sistema, la interro-


gante es si constituye entonces un complejo. La definición de complejo la dio
el presidente Dwight D. Eisenhower en su discurso de salida de la presidencia
en enero de 1961. Lo que se ha hecho es sustituir los términos militar industrial
por financiero bancario y observar si se corresponden. Parafraseando el discurso
presidencial, Eisenhower argumentó lo siguiente:

La conjunción de un establishment financiero inmenso y una industria bancaria gran-


de es nueva en la experiencia americana. La inf luencia total —económica, política,
aún espiritual— es sentida en cada ciudad, cada edificio del órgano legislativo de
un Estado, cada oficina del Gobierno Federal. Reconocemos la necesidad impera-
tiva de este desarrollo. Sin embargo no debemos dejar de comprender sus graves
implicaciones. Nuestro trabajo, recursos y modo de vida están implicados; como
lo está la estructura misma de nuestra sociedad.
En los consejos de gobierno, debemos de protegernos contra la adquisición
de inf luencia injustificada del complejo financiero bancario. El potencial para el
aumento desastroso de poder inapropiado existe y persistirá. Nunca debemos de-
jar al peso de esta combinación poner en peligro nuestros derechos o procesos
democráticos.
Nosotros no deberíamos dar nada por sentado. Sólo una ciudadanía despierta
y bien informada puede obligar a tener la combinación apropiada de la enorme
maquinaria financiera y bancaria con nuestros métodos pacíficos y objetivos, de
modo que la seguridad y la libertad puedan prosperar juntas.
Próxima a, y en gran parte responsable de los cambios amplios de nuestra
postura financiera bancaria, han sido las innovaciones financieras de las décadas
recientes. En esta revolución, la investigación es un hecho central; también se ha
vuelto más formalizada, compleja, y costosa. Una parte regularmente creciente es
conducida para, por, o bajo la dirección del gobierno Federal.
Hoy, el creador solitario, que hace pequeños cambios en su banco, ha sido en-
sombrecido por los grupos de trabajo de científicos en laboratorios y campos de ex-
perimentación. De la misma manera, la universidad libre, históricamente manantial
222 Óscar Ugarteche Galarza

de ideas libres y del descubrimiento científico, ha experimentado una revolución


en la conducta de investigación. En parte debido a los enormes gastos implicados,
un contrato de la banca se convierte prácticamente en substituto por la curiosidad
intelectual. Por cada vieja pizarra hay ahora cientos de nuevas computadoras.
La perspectiva de dominación de los eruditos nacionales por el empleo banca-
rio, las asignaciones de proyectos, y el poder del dinero está presente y debe de ser
considerado con seriedad.
Aun, teniendo mucho respeto por la investigación científica y el descubrimien-
to, como nosotros deberíamos, también debemos estar alertas al peligro de que la
política pública termine cautiva de una élite bancaria (Eisenhower, 1961 en Ugarte-
che, 2013).

Ello permite pensar que se está constituyendo un complejo, dado que el


comportamiento parece ser idéntico al militar industrial. Es interesante ana-
lizar las partes constitutivas de ese complejo que habría sustituido al sistema
como tal (gráfica 4). El complejo se constituye por la relación interdepen-
diente entre la gran banca que incluye algunos bancos sombra (hedge funds),
las instituciones públicas reguladoras nacionales e internacionales, la gran
prensa financiera —que construye el sentido común— y la academia (gráfica
4). Al centro se encuentra la nueva arquitectura financiera, construida tras el
derribo de la anterior basada en reglas, sustentada en el poder del mercado y
de la gran banca.

Gráfica 4. Estructura de poder del complejo


financiero bancario privatizado

Gran Tesoro-fed-fmi-bis-
banca ocde
Nueva
arquitectura
financiera
Gran prensa Academia.
financiera Opinión, teorías,
mundial recursos humanos
Fuente: elaboración propia.
Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 223

La construcción del complejo se ha efectuado a partir del inicio de la desre-


gulación financiera en 1980 y los ejecutores de la desregulación son secretarios
del Tesoro, que con dos excepciones provienen todos del sector financiero.
Esto contrasta con la situación previa de 1961 a 1980. En ese lapso, ocho secre-
tarios del Tesoro del periodo están relacionados al sector productivo, con dos
excepciones marcadas debajo con asteriscos: los secretarios Douglas Dillon y
David M. Kennedy (cuadro 3).
Entre 1979 y 2017 la situación es contraria, todos los secretarios del Tesoro
provienen del sector financiero menos dos: Paul H. O’Neill y John W. Snow,
que provienen de ramas productivas o no financieras (cuadro 4), lo que sugie-
re que se trata de un asalto al poder desde la gran banca para promocionar el
proceso de desregulación financiera.
El asalto del poder por la gran banca tendría por objeto anular el riesgo
definido por el criterio «demasiado grande para quebrar». El ejemplo de esto
en la crisis sería la presencia del secretario de Estado Henry Paulson, quien
pasó de la presidencia de Goldman Sachs, uno de los 10 bancos mayores, a
la secretaría del Tesoro. A fines de noviembre de 2006, en una conferencia en
el Economic Club of New York (Paulson, 2006), meses antes de que estallara
la crisis hipotecaria, expresó que los mercados de capitales competitivos alla-
narían el camino para el crecimiento económico constante que beneficiara a
los estadounidenses. Subrayó que sería muy importante considerar cómo los
cambios afectan la capacidad de las empresas americanas para competir en el
nivel global. En segundo lugar, apuntó que la estructura regulatoria debería
ser más ágil y sensible a los cambios en el mercado actual, que los reguladores
deberían tomar un enfoque basado en riesgo y sopesar el costo a los accio-
nistas frente a los beneficios de las mismas. Por último, explicó que el régimen
de aplicación de las reglas debería castigar y desalentar la fechoría y fomentar
la buena conducta sin obstaculizar la innovación y la asunción responsable
de riesgos.
224 Óscar Ugarteche Galarza

Cuadro 3
Secretarios del Tesoro de Estados Unidos entre 1961 y 1979

Nombre Periodo Presidencia Proveniencia


21 de enero, 1961-
22 de noviembre, 1963 Kennedy, ceo Dillon
Douglas Dillon, ny
22 noviembre, 1963- L.B. Johnson Read ib*
1 de abril, 1965
1 de abril, 1965- Lawyer,
Henry H. Fowler, va L.B. Johnson
20 de diciembre, 1968 Public official
21 de diciembre, 1968- Economist,
Joseph W. Barr, ind L.B. Johnson
20 de enero, 1969 Public official
22 de enero, 1969- ceo Continental
David M. Kennedy, ut Nixon
11 de febrero, 1971 Illinois Bank*
11 de febrero, 1971-
John B. Connally, tx Nixon Lawyer, oil
12 de junio, 1972
12 de junio, 1972-
George P. Shultz, ill Nixon Academic
8 de mayo, 1974
8 de mayo, 1974-
9 de agosto, 1974 Nixon Partner Salomon
William E. Simon, nj
9 de agosto, 1974- Ford Brothers*
20 de enero, 1977
W. Michael 23 de enero, 1977-
Carter ceo unisys
Blumenthal, mich 4 de agosto, 1979

Fuente: us Department of the Treasury (s/f ).

Sin embargo, menos de un año más tarde, el mismo secretario del Tesoro
coaccionó al presidente Bush para que le entregara la suma de 700 mil dóla-
res en lo que se denominó el programa tarp (anteriormente mencionado) y
de inmediato se refirió a la crisis académicamente como «the great recession»
(Grusky, Western y Wimer, 2011) y, mejor aún, se refirieron a The system worked:
how the world stopped another great depression (Drezner, 2014) con el fin de que no
se pensara que era análoga a la de los 1930, pues en realidad lo era (Reinhart
y Rogoff ). De esto derivaron centenares de artículos académicos sobre la gran
recesión y cómo se evitó la gran depresión. La interrogante es, ¿se le evitó a
quién? A los desempleados en Estados Unidos y Europa Occidental, no; a la
Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 225

dinámica del comercio internacional, tampoco (gráfica 5), a las tasas de creci-
miento económico de las economías maduras, tampoco.

Cuadro 4
Secretarios del Tesoro de Estados Unidos entre 1979 y 2017

Nombre Periodo Presidencia Proveniencia


ceo textron,
6 de agosto, 1979- (Military industrial
G. William Miller, ri Carter
20 de enero, 1981 complex)
Chairman of the fed
22 de enero, 1981-
Donald T. Regan, nj Reagan ceo Merrril Lynch
2 de febrero, 1985
Lawyer, Senior
3 de febrero, 1985-
James A. Baker, iii, tx Reagan Partner at Baker
17 de agosto, 1988
and Botts
16 de septiembre, 1988-
Reagan
20 de enero, 1989
Nicholas F. Brady, nj G.H.W. ceo Dillon Read ib
20 de enero, 1989-
Bush
17 de enero, 1993
ceo Lincoln
22 de enero, 1993-
Lloyd M. Bentsen, tx Clinton Consolidated
22 de diciembre, 1994
Financial Services
10 de enero, 1995- ceo President
Robert E. Rubin, ny Clinton
2 de julio, 1999 Goldman Sachs
2 de julio, 1999- Financial advisor
Lawrence H. Summers, Ma. Clinton
20 de enero, 2001 and academic
30 de enero, 2001- G.W.
Paul H. O’Neill, Penn ceo alcoa*
31 de diciembre, 2002 Bush
Lawyer, President
3 de febrero, 2003- G.W.
John W. Snow, VA and ceo of csx
29 de junio, 2006 Bush
(Railroad industry)*
10 de julio, 2006- G.W.
Henry M. Paulson, Jr., ill ceo Goldman Sachs
20 de enero, 2009 Bush
Public official
26 de enero, 2009- at Treasury, imf,
Timothy F. Geithner, ny Obama
25 de enero, 2013 President of
New York fed
226 Óscar Ugarteche Galarza

Nombre Periodo Presidencia Proveniencia


27 de febrero, 2013- Citigroup, Public
Jacob J. Lew, ny Obama
20 de enero, 2016 official,
Steven Mnuchin, ny 13 de febrero, 2017 Trump Goldman Sachs

Fuente: us Department of the Treasury (s/f ).

Cuando estalló la crisis, el secretario del Tesoro giró dinero público con la
autorización presidencial de Bush y comunicó el 14 de octubre de 2008 que
consiguió 250 mil millones de dólares para inyectarle a nueve bancos grandes
en la forma de acciones preferentes (con tasas de interés fijas y sin voto) que los
bancos devolverán. La contradicción, entre la postura en el discurso de 2006 y
de 2008, muestra la utilidad del cargo en el manejo de recursos públicos en la
eventualidad que los bancos mayores estuvieran en peligro, para anular el ries-
go de quiebra. Esto se materializó en diciembre de 2008, mes y medio más tarde:
cerca de 20 mil millones de dólares en bonificaciones para los banqueros, 5 mil
millones de dólares para operadores de mercados y 15 mil millones de dólares
para los altos ejecutivos de los nueve bancos (Story y Dash, 2009). Es decir, esta
inyección de capital público sirvió a los banqueros y el concepto de «muy gran-
de para quebrar» parece servirle sólo al interés privado y no al público. La quie-
bra de un banco significaría, entonces, el traslado de su cartera a otros bancos,
pero no el abandono de la misma, por lo tanto no generaría el caos advertido.

Cuadro 5
Estructura del pib financiero 2004-2010

pib 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010


Total bancos, acciones,
seguros, fondos,
100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%
bienes raíces, alquileres,
leasing financiero
Utilidades/pib 79.77% 80.23% 80.04% 80.08% 79.90% 80.68% 80.27%
Salarios/pib 14.99% 14.79% 14.91% 14.85% 14.81% 13.87% 14.18%
Impuestos/pib 5.24% 4.98% 5.06% 5.07% 5.29% 5.45% 5.56%
Fuente: bea (s/f ).
Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 227

Lo que logró la inyección de capitales de secretario del Tesoro a los nueve


bancos fue que, al comenzar a expandirse la crisis de 2007, se evitó que las
utilidades decayeran. Tuvieron suficiente capital como para compensar las
pérdidas (cuadro 5). La dinámica del pib financiero que incluye bancos, casas
de bolsa, seguros, fondos, bienes raíces, alquileres, leasing financiero no se vio
mermada por la catástrofe crediticia (credit crunch) que derivó de la crisis, e in-
dujo a la caída del pib americano en 3% y la pérdida de dinámica del comercio
mundial a partir de entonces.

Gráfica 5. Tasa de crecimiento del comercio mundial 2005-2015

A decline in world commodity prices 45%


had a significant impact on the value World energy prices
of global merchandise trade in 2015. dropped by 45% in 2015

20

15

10

5
Anual percentage change

Exports
0
Imports
-5

-10

-15

-20
2005

2006

2008

2009

2010

2012

2013

2014

2015
2007

2011

Fuente: World Trade Statistical Review, 2016, wto.

El impacto de estos cambios se ha podido observar en la arquitectura fi-


nanciera internacional que pasó de estar basada en reglas fijas desde los 1940
hacia una totalmente nueva con criterios discrecionales.
228 Óscar Ugarteche Galarza

La nueva arquitectura financiera internacional

La arquitectura financiera diseñada en la década de 1940, y vigente hasta la


primera década del siglo xxi, era como se aprecia en la gráfica 6. La coman-
daba el Fondo Monetario Internacional (fmi), que ponía las condiciones en el
otorgamiento de créditos de asistencia para la estabilización monetaria. Dicha
arquitectura contenía reglas que admitían la quiebra de los bancos en la even-
tualidad de problemas, de acuerdo con las leyes de los países de los mismos.
Se halla incorporada en las relaciones sociales y está normada por las leyes de
los países donde trabajan. En la arquitectura incorporada, la banca privada se
arriesga a operar internacionalmente y diversos entes multilaterales están pre-
sentes para asistir, en ciertas condiciones, al Estado deudor en la eventualidad
de problemas. Si tales problemas conducen al banco a la quiebra, éste quiebra
o cierra. El mejor ejemplo fue la crisis de la deuda de los 1980, la cual causó
la desaparición de los principales bancos actores de esa crisis: Irving Trust,
Manufacturers Hannover Trust, Bankers Trust, Chemical Bank, First Chicago,
en Estados Unidos, Deustsche Südamericanische Bank en Alemania, Banco de
Roma en Italia (Kahler, 1985).

Gráfica 6. Vieja arquitectura financiera


internacional incorporada

fmi

Banco Mundial
Deudores soberanos
sujetos a condicionalidad Club de París
cruzada, encabezada Deuda de gobierno
por el fmi, para a gobierno
reestructurar la deuda
Banca privada
comercial
Acreedores
no garantizados

Fuente: elaboración propia a partir de Ugarteche (2014).


Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 229

La crisis no ocurrió de inmediato en los años 1980, sino que fue diferida
a través de un manejo tributario de las carteras de malos créditos contra
utilidades futuras. Los gobiernos, según Miles Kahler, aseguraron la estabili-
dad del sistema financiero internacional de dos maneras: como prestamistas
de último recurso, y comprando la cartera cuando el riesgo era más alto de lo
que un actor privado estaba dispuesto a asumir. El papel de la intervención
estatal fue mantener la confianza en las instituciones. A pesar de ello, todos los
bancos señalados finalmente desaparecieron o se fusionaron con otros.
Tras el aniquilamiento del papel del fmi como brazo extendido del Estado
americano, el reemplazo de los bancos comerciales como prestamistas y acree-
dores por bancos de inversión como intermediarios de los inversionistas, y de
los pagarés de interés flotante por bonos, como en el siglo xix, la nueva arqui-
tectura dejó de lado el papel mediador del fmi y le dio un papel determinante
a los contratos de emisión de bonos en Nueva York, utilizando las leyes del
estado de Nueva York y las cortes del distrito sur de Manhattan que atienden
al sector financiero instalado en la zona de Wall Street (gráfica 7). La relación
financiera se establece entre los bancos de inversión, que actúan a cuenta pro-
pia o a cuenta de sus clientes, y las calificadoras de riesgo, que determinan la
calidad de los instrumentos operados en el mercado internacional. Las relacio-
nes entre los tenedores de bonos y los deudores soberanos están mediatizadas
por los bancos de inversión y por fondos buitres, dedicados a la compra de
bonos problema para hacer cobranzas judiciales. Las operaciones de compra
venta y de depósito de estos bonos se llevan a cabo en paraísos fiscales, para
evitar el pago del iva o del impuesto a la ventas en las transacciones de crédito
internacionales.
Los fondos buitres actúan al final de la resolución de problemas de pagos,
cuando se resolvieron las disputas. Lo que hacen éstos es comprar instrumen-
tos que quedan sueltos en el mercado, después de la operación de cierre de las
negociaciones. Siempre abren juicios en Nueva York universalizando, de este
modo, una ley local. De la misma forma, el Securities and Exchange Commis-
sion (sec), regulador del mercado de Nueva York, se convierte en el regulador
de las operaciones de bonos internacionales emitidos en Nueva York. Final-
mente, si el sec detecta problemas de corrupción en la operación de los bonos,
230 Óscar Ugarteche Galarza

éstos pasan a ser sujeto de las leyes de Nueva York. El cambio de la arquitectura
financiera ha logrado universalizar las leyes neoyorkinas en vez de proseguir
por el camino multilateral del gráfico anterior establecido en la década de 1940,
que fue retomado en el Informe Stiglitz de 2009 (un, 2009).

Gráfica 7. Nueva arquitectura financiera


global desincorporada
Fondos
buitre

Tribunal del Distrito Sur,


Tenedores Nueva York
de bonos Universalización de la ley
de ny
Deudores
soberanos
Agencias
Bancos de inversión
calificadoras
y otros bancos sombra
de Estados Unidos

Paraísos
fiscales

Fuente: elaboración propia.

En síntesis, el juicio de éstos en Argentina no era únicamente un modo de


cobrar un monto desproporcionado de dinero por una deuda ya resuelta, sino
que era el remate de la nueva arquitectura financiera internacional para que
no hubiera ninguna duda de que la ley universal, en los temas financieros, es
la de Nueva York.

Conclusiones

Uno de los grandes cambios observados, después de la apertura y desregu-


lación absoluta de los mercados financieros, ha sido la transformación del
sistema financiero en complejo financiero. La razón ha sido la desconexión de
Un enfoque teórico a los cambios en la arquitectura financiera internacional 231

un grupo de instituciones de la lógica del sistema financiero y la introducción


de los factores de poder político para protegerlo. El concepto de sistema implica
autorregulación, criterios homogéneos, y la misma lógica de todas las partes.
Eso no existe en el complejo.
El riesgo era un elemento básico para la determinación de la ganancia
financiera desde el inicio de los mercados financieros, pero fue anulado con
la creación del concepto «demasiado grande para quebrar». La existencia de
un grupo de instituciones desincorporadas a las reglas establecidas —que
no son sujeto de riesgo y por tanto pueden operar con una lógica distinta a
la financiera— al lado de otros que sí lo son y están incorporados a las reglas
sociales y legales, son esencia de dicho complejo.
Finalmente, la arquitectura financiera internacional creada en Bretton Woods,
para instituciones incorporadas, con el fmi a la cabeza dentro de una escalera
jerárquica institucional, ha sido sustituida. Ahora existe una arquitectura fi-
nanciera al centro del complejo financiero y dominado por él. Contiene fondos
buitres como pulsadores de riesgo y utiliza las leyes de Nueva York para uni-
lateralizar su funcionamiento. El conflicto de Argentina con algunos de estos
fondos puso en evidencia el modo de funcionamiento de la nueva arquitectura
financiera internacional.

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235

Capital financiero global, crisis,


acumulación y trabajo1

Walter Formento, Wim Dierckxsens y Mario Sosa

Introducción

Esta ponencia trata los temas referidos al capital financiero global y al trabajo
local/nacional. Parte de afirmar que es el capital financiero global el sujeto de la globa-
lización, que domina ya en la órbita de la economía y se encuentra avanzando
y disputando, desde 2008, la hegemonía contra la forma anterior de capital
financiero multinacional. El capital global es capital financiero global, por lo
tanto síntesis del capital industrial, que absorbe y subordina al capital bancario
(1870 -1900) y redefine la función de los bancos, que ahora deben coordinar toda
la estructura del capital financiero en su política expansiva, imperialista. En ese
sentido, sus momentos de acumulación pueden ocurrir mediante la producción
(real) o la especulación (ficticio) (aspecto importante a considerar particular-
mente a partir de la crisis de 2008).
Hoy, el capital financiero global lucha por la subordinación a su hege-
monía del capital financiero multinacional, porque ya es dominante en lo
económico-financiero. De ahí que adquiera relevancia observar la globali-
zación de la composición orgánica del capital y, por lo tanto, de la ley del
valor. Asimismo, el capital financiero global impone su forma de capital que,
en tanto categoría económica, asume la forma de red financiera global (rfg).
Conformada por una doble plataforma de ensamble de bienes y servicios,
de piezas y partes: plataforma global de servicios financieros y plataforma
global de bienes y servicios a la producción en general. Configurada como
red global de cities financieras con centro en los bancos centrales de cada país
—coordinados en el Banco de Pagos Internacionales o Banco de Basilea— y

1
Ponencia presentada en el encuentro «50 años de Estudios Latinoamericanos en la unam». Teoría
del valor y crisis, del 14 al 16 de marzo de 2017. Programa de Posgrado de Estudios Latinoamerica-
nos, Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Nacional Autónoma de México.
236 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

como red global de empresas transnacionales de ensamblaje, así como por la


red global de proveedores locales de bienes y servicios, piezas y partes a ser
ensambladas.
Referente a las plataformas de ensamblaje, la rfg es formal, pues sólo se
reconoce entre 10/15% como parte de la empresa. En tanto, red de proveedores
locales de bienes y servicios (con 90/85%), aunque subordinada a la «empre-
sa global», permanece informal y además se encuentra hiperespecializada y
dispersa en establecimientos que proveen más de 60% de su producción o
servicio a una sola empresa.
En el caso del capital financiero multinacional, no es necesario dar cuenta
de su categoría económica —empresa matriz y sus subsidiarias— porque ha
sido ya ampliamente tratado. Pero, cabe resaltar que la red de proveedores no
superaba 30% en la participación del valor del bien final; incluso, los provee-
dores informalizados no existían ni tampoco fueron reducidos a proveedores
casi exclusivos o resultantes de la simple deslocalización/externalización de la
empresa matriz. Es en la extensa red de proveedores, de heterogénea y diver-
sa importancia, donde la superexplotación de la fuerza de trabajo se impone
como dominante, frente a las otras formas de explotación de trabajo ajeno o
plusvalía. Ahora se impone no sólo en el denominado Sur global, sino en el
Norte global (antes llamados países centrales).
El proceso de deslocalización/externalización global de las empresas trans-
nacionales (etn) y el pasaje de trabajadores de formales a informales caracteri-
za el desarrollo del capital financiero global como forma y modo dominante.
Tal proceso, iniciado en las décadas de 1980 y 1990, provocó que en 2012 la
fuerza de trabajo global (en más de 80%) se localizara en el Sur global, expre-
sando cuantitativamente la distribución de la población mundial. Es por ello
también que el capital financiero global ha decidido arrasar con las organi-
zaciones sindicales y políticas de los trabajadores, medida que se ha seguido
desde mediados de los 1970 y que hoy se profundiza.
A partir de 2008, el proceso de acumulación ampliada se encuentra en
una crisis orgánica, la cual guarda relación con la lucha del capital financiero
global por imponer su hegemonía. La batalla es global, pero el núcleo se ubica
en Estados Unidos; si bien el globalismo ha pretendido exportarla hacia el área
Capital financiero global 237

del Asia Pacífico (China, India y Rusia, teniendo como punto de partida a Siria,
Irak, Irán, Libia, Turquía, Ucrania), esto ha sido revertido y en la actualidad
la crisis —ya no sólo económica— se centra en Estados Unidos. El desarrollo
de la crisis/guerra económico financiera ha escalado a crisis militar y cultural
en escenarios secundarios de Oriente Medio y a crisis política institucional
dentro de Estados Unidos.
En el proceso de desarrollo del capital financiero global la confrontación
con el capital financiero multinacional se manifiesta bajo la forma de nafta /
tlcan versus Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión/ttip, uni-
polarismo financiero continental (nafta) versus unipolarismo financiero global
(ttip), guerra militar versus guerra financiera. Esta confrontación y su profundi-
zación permiten abordar el «hecho» Donald Trump y el brexit como formas de
la crisis. De manera semejante, es posible observar la emergencia del universa-
lismo multipolar del bloque Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (brics) como
del humanismo ecuménico interreligioso, la conjunción de las cinco grandes
religiones monoteístas,2 ambos como esquemas de poder universal alternativos
al globalismo (universalismo versus globalismo).

El desarrollo del capital financiero global conlleva


a la existencia de una composición orgánica media global

Entendemos que la globalización es conceptualmente, en lo económico, la


mundialización de la ley del valor. Dicha mundialización es un proceso de
marchas y contramarchas con un sentido de largo plazo definido, con reper-
cusiones en todos los planos de la vida social. El proceso encierra, en parte,
un control cada vez más significativo de la producción, el proceso de trabajo
y el flujo de riquezas; a la par que muestra un nivel más concentrado del capital
y centralizado de apropiación de la plusvalía/plus trabajo mundial.
Ello, lejos de disminuir la lucha entre capitales, la agudiza, al extremo de
atentar contra la existencia de la humanidad, pasando de fase en fase, de la

2
Cristianismo, judaísmo, hinduismo, budismo, islamismo.
238 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

lucha económica a la política y de la política a la ideológico-cultural y políti-


co-estratégica. Los resultados de esas largas fases con sus tres tipos de lucha
evidencian formas diferentes y más «avanzadas» del capital, las cuales alteran
a la vez los tipos de lucha al fusionar elementos de los tres en uno mismo. Re-
sulta pertintente entonces hablar de momentos en los que cada uno se distingue
del otro dependiendo de cuál de los tres predomina.
Uno de los fenómenos en los que se observa un cambio cualitativo en
la forma de circulación, devenido en un cambio en el modo de producción
—global y de ensamblaje—, es la concentración del comercio en manos de
muy pocas «firmas» y una creciente e imparable participación del comercio
«intrafirmas». Esta forma tiene entre otras repercusiones la escasa tributación
y el uso de los precios de transferencia como mecanismo de evasión y elusión
que, pese a que en valores ha crecido enormemente, no ha significado un
incremento proporcional de ingresos arancelarios a las arcas de los Estados
nacionales.
Así, el capital financiero global y las redes internacionales de producción
—y circulación— de las transnacionales explican «cerca de 80% del comer-
cio mundial (en términos de exportaciones brutas)» (Informe Industrial, s/f). En
adición, se aprecia que más de 70% es entre etn y al menos 50% es intra etn
(al interior de su propia red global de proveedores que ensambla). La Confe-
rencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (unctad, por sus
siglas en inglés) estima que «alrededor de 60% del comercio mundial consiste
en comercio de bienes y servicios intermedios que se incorporan en diversas
etapas del proceso productivo de bienes y servicios para el consumo final»
(Lamy, 2012).
Si se afirma que 80% de las transacciones/intercambios se realizan entre
capitales financieros al interior de su plataforma, 20% restante corresponde
al comercio exterior entre las estructuras resquebrajadas de los Estados na-
ción. De ellos, el intercambio de bienes intermedios (partes y componentes)
representa 40% de la balanza mundial de manufacturas (que en proyección
sería 60% en 2030). En efecto, 80% del comercio mundial se explica en tanto
comercio inter-transnacionales (etn) y 50% como intra-transnacional (etn),
y que 48% de la riqueza social producida/ensamblada en la economía de las
Capital financiero global 239

transnacionales se sitúa en paraísos fiscales (Londres, Delaware, Hong Kong,


etcétera) por lo tanto, es opaca-invisible a los ojos del Estado nación de un
país central. Mientras que únicamente 52% es visible a las instituciones de la
administración de los países, 48% circula por los «paraísos fiscales» y 52% en
los Estados nacionales.
Es importante considerar que a los paraísos fiscales va 97% de las ganancias
y rentas anuales socialmente producidas; en contraposición con 3% recibido
por la contabilidad de los gobiernos nacionales, más 100% de los costos. Asi-
mismo, 83% de las corporaciones más grandes de Estados Unidos tienen filiales
en paraísos fiscales y 99% de las europeas, con los bancos como usuarios (La-
tindadd/Alai, agosto de 2016).
Los paraísos fiscales son parte de una nueva arquitectura financiera global
que se configura como sistema extraterritorial (extra Estado nación) y que
opera desfinanciando a los Estados de los países centrales. Por eso hoy se habla
de una nueva forma de capital dominante y de una nueva forma de Estado
(global). En consecuencia, pierde sentido la caracterización de las operaciones
de los paraísos como «fuga de capitales» (aunque sí aplica para los gobiernos
de los Estados nación).
El sistema integrado transnacional de producción, constituido por 88 mil
etn y 600 mil asociadas o afiliadas en el mundo entero, es el núcleo estructu-
ral del capitalismo globalizado del siglo xxi. Cadenas globales de producción
constituidas por las etn (de ellas 42% es de origen norteamericano y 22% eu-
ropeo) (Castro, 2014a).
La modificación fundamental del sistema en los últimos 15 años ha sido el
traslado del eje de la acumulación de los países avanzados a los emergentes, en
primer lugar Asia/China. Las partes y los componentes importados represen-
taban 60% de las exportaciones chinas en 1993 y en 2014 cayeron a 28%, nítida
tendencia descendente. Al mismo tiempo, China es ahora la primera potencia
comercial del mundo, en importaciones y exportaciones, con una relación co-
mercio internacional/pib que asciende a 75% y que la ha convertido en el país
más integrado y abierto del proceso de globalización.
Tal disminución de los componentes importados en las ventas externas
muestra que China ha modificado su posición en las cadenas globales de
240 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

producción y ha dejado de ocupar el segmento final de ensamblaje del con-


junto. Se ha trasladado a la cabeza del sistema a través de nuevas industrias
de alta tecnología que la colocan en el eje del proceso global de integración
industrial. Al respecto, casi 40% de las exportaciones chinas son productos
(bienes de equipo y de capital) de alta tecnología y las empresas transnacio-
nales responden por más de 90% de esas ventas externas; utilizan para ello
mil 400 laboratorios de tecnología avanzada (se estima que en 2030 serían 4
mil o más), encabezadas por Microsoft, Cisco, Facebook, entre otros (Castro,
2014b).
La caída del comercio internacional en relación con el producto revela una
nueva fase de la globalización, en la que la inversión es más importante que el
comercio, sobre todo si se trata de capitales tecnológicamente intensivos, que
modifican el posicionamiento de los países que los reciben en las cadenas glo-
bales de producción y en la escala de valor agregado. Proceso que subordina
al anterior momento de importación/ensamble/exportación por uno donde el
proceso de agregado de valor trabajo se vuelve estructural. Lo anterior indica
el proceso estructural de desarrollo de una composición orgánica global en
China.
En 1995, el total de las exportaciones mundiales era 20% del pib global, en
2005 de 25% y en 2008 de 30%. En China, esta proporción se elevó dos veces
más: pasó de 23% a 39%, encabezadas por las de alta tecnología y mayor valor
agregado, resultado de la intensificación creciente del capital en su estructura
productiva. Los datos dan cuenta de la existencia de una red global de etn,
con 88 mil etn de primera línea y 660 mil etn que son proveedoras de bienes
y servicios de partes para ensamblar, lo cual nos permite observar la compo-
sición económico-social de dicha clase global. Además, debe considerarse a los
emergentes Estados y sus empresas grannacionales (egn) mixtas que forman
parte de esta primera línea a pesar de que son de distinto carácter.
La «externalización u outsourcing» ha sido una estrategia consciente de los
capitalistas, una poderosa arma contra la organización sindical porque reduce
los salarios e intensifica la explotación de los trabajadores en el hogar y ha
provocado sobre todo una enorme expansión en el empleo de los trabajadores
de los países de bajos salarios. Esta es la realidad del capital financiero global,
Capital financiero global 241

de la globalización financiera, síntesis del capital industrial que subsume al


capital bancario (entre 1890 -1910). Presenta un doble modo de aparecer, domi-
nantemente productivo o dominantemente especulativo, según el instrumento
que prevalece en su proceso de acumulación. El capital financiero global nos
lleva a plantearnos de nueva cuenta los problemas acerca del valor, el poder
y el Estado, y por consiguiente de la crisis que genera la lucha entre intereses.

Fuerza de trabajo global

Una de las características sorprendentes de la globalización es que una pro-


porción muy grande y creciente de la fuerza de trabajo en muchas cadenas globales de valor
se encuentra ahora en las economías en desarrollo o emergentes. El centro de gravedad de
la mayor parte de la producción industrial del mundo se ha desplazado del Norte al Sur
de la economía global. Este desplazamiento hace que la proporción de la fuerza
de trabajo industrial exprese la proporción en que se distribuye la población
mundial; incluso, lleva el centro de gravedad hacia las economías emergentes,
hacia el Sur global con centro en el área Asia Pacífico. Esto constituye la ex-
presión de la globalización de la producción, del proceso de acumulación, de
la composición orgánica y de la ley del valor/trabajo.
El desplazamiento se evidencia en la distribución del valor agregado indus-
trial mundial. De acuerdo con datos del Banco Mundial (bm, s/f) mientras en
el 2000 China generaba menos de 7% de dicho valor, en 2015 aumentó a 20%;
en el mismo lapso Estados Unidos cayó de 22% a 15%. Tal vez la manifestación
de esos cambios es patente con la observación de otras variables. Desde 1980,
incluida la crisis financiera global de 2008, se han producido cambios estructu-
rales significativos en el mundo. El Ingreso Nacional Bruto (gni, por sus siglas
en inglés) medido en términos constantes se elevó a escala mundial entre 1990
y 2015 en 66% de acuerdo con datos del bm. En igual periodo, Estados Unidos
creció por debajo de la media en 43%, China 784% e India 224%. Al hacer la
medición desde 2008, China creció 70% en términos reales, Estados Unidos lo
hizo en 5%; el mundo entero creció en 15%.
242 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

Cuadro 1

gni per cápita, paridad de poder adquisitivo (ppp) (constante 2011 internacional $)
1990- 2008-
1970 1980 1990 2000 2007 2008 2014 2015
2015 2015
Mundo - - 8.846 10.245 12.612 12.789 14.386 14.674 66% 15%
Estados
- - 37.369 46.267 51.583 51.095 52.644 53.442 43% 5%
Unidos
China - - 1.529 3.663 7.301 7.996 12.775 13.515 784% 69%
Alemania - - 31.790 36.530 41.079 41.393 44.391 44.758 41% 8%
Francia - - 29.661 35.556 38.563 38.442 37.952 38.399 29% 0%
India - - 1.751 2.495 3.683 3.764 5.329 5.664 224% 50%
Brasil - - 9.982 10.827 12.604 13.020 14.858 14.145 42% 9%
Federación
- - 20.601 13.678 22.309 23.329 24.067 23.281 13% 0%
de Rusia
Reino
- - 26.732 33.184 38.650 37.826 37.485 37.750 41% 0%
Unido
Argentina - - 10.398 14.551 17.601 18.126 18.530 18.805 81% 4%

Todavía resulta más elocuente si examinamos la riqueza global creada y


sus participaciones. En efecto, medido en términos constantes a precios de
2011 y a paridad de poder adquisitivo, el gni de todo el mundo pasó de 47
billones a 108 billones de dólares entre 1990 y 2015. En 25 años el mundo creció
131%, Estados Unidos 84% y China 968%. El contraste entre ambos países es
notorio: en 1990 China representaba menos de 3.7% del gni mundial, mientras
que Estados Unidos reportó 20%; sin embargo, en 2015, China fue el país que
más contribuyó con 17.2%, en tanto que Estados Unidos no llegó a 16%. El
cuadro 2 da cuenta de las participaciones relativas en el gni mundial durante
varios años.
Capital financiero global 243

Cuadro 2

Participación en gni mundial 1990-2015


1990 2000 2007 2008 2014 2015
Estados Unidos 20.0% 20.8% 18.5% 18.0% 16.1% 15.9%
China 3.7% 7.4% 11.4% 12.3% 16.7% 17.2%
Alemania 5.4% 4.8% 4.0% 3.9% 3.4% 3.4%
Francia 3.7% 3.5% 2.9% 2.9% 2.4% 2.4%
India 3.3% 4.2% 5.2% 5.2% 6.6% 6.9%
Brasil 3.2% 3.0% 2.9% 2.9% 2.9% 2.7%
Federación de Rusia 6.5% 3.2% 3.8% 3.9% 3.4% 3.2%
Reino Unido 3.3% 3.1% 2.8% 2.7% 2.3% 2.3%
Argentina 0.7% 0.9% 0.8% 0.8% 0.8% 0.8%

Es evidente que una de las razones de tales cambios se encuentra en la


formación bruta de capital fijo: Estados Unidos multiplicó entre 1990 y 2015
este indicador por 2 y China lo hizo por 24. Concerniente a la formación bruta
de capital fijo, medida en términos constantes a dólares de 2010, creció 8% en
Estados Unidos entre 2008 y 2015 y 108% en China. Lo anterior se relaciona con
el destino: en 1990 China reportó 2% del valor agregado industrial mundial y
en 2015 registró 20%.

Gráfica 1. Fuerza de trabajo industrial global


por economías centrales (desarrolladas) y economías emergentes

Economía desarrollada Economía emergente


600

500

400

300

200

100

0
1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005
244 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

El momento de torsión es la década de 1970 en cuanto a las proporciones de


trabajadores en países centrales y dependientes. Un momento que daba cuenta
de la expansión del capital financiero multinacional, de las corporaciones fi-
nancieras multinacionales con su industrialización, en los países dependientes.
A partir de 1980 se presentó la gran crisis que produjo la ofensiva política sobre
los trabajadores, sus organizaciones sindicales y los partidos socialdemócratas
en los países centrales, de fuerte presencia y vertebrado por el movimiento de
trabajadores organizados.
La década de 1980 concluyó con la concreción del consenso unipolar finan-
ciero de Washington y la caída de la urss. Ya en 1991 se creó la Unión Euro-
pea (ue) y se dio el ascenso en la órbita de la economía del capital financiero
global como nueva forma de capital, con sus redes financieras deslocalizadas
en expansión global y que disputaron el poder a las corporaciones financieras
multinacionales y sus países centrales. Los datos de la gráfica 1 hasta 1990
están al margen de una forma de capital hegemónica y a partir de 1990 inicia
el desarrollo y ascenso de otra forma de capital, global, que en su nueva ar-
quitectura productiva tiene la necesidad de acelerar la globalización, la deslo-
calización global, la composición orgánica del capital. Esto es inmediatamente
seguido por el desarrollo de una nueva arquitectura política.
En 2010, 79% de los trabajadores industriales del mundo vivían en regiones del Sur
emergente (541 millones), frente a 34% en 1950 y 53% en 1980; cabe mencionar que
21% del total (145 millones) en 2010 vivía en las periferias de los ex países cen-
trales. Para los trabajadores de la industria manufacturera, este cambio es aún
más dramático. Ahora, 83% de la mano de obra del mundo de la manufactura vive y
trabaja en las naciones del Sur global. La población económicamente activa (pea)
del mundo pasó de mil 900 millones en 1980 a 3 mil 100 millones en 2006, lo
que representa un aumento de 63%. Casi todo este crecimiento numérico se ha
producido en las «naciones emergentes», que ahora albergan 84% de la fuerza
de trabajo mundial.
Dentro del mundo del trabajo, de aproximadamente 2 mil 600 millones de
personas, mil 600 millones trabajan por salarios, otros mil millones son peque-
ños agricultores (que se han convertido en trabajadores de fondos financieros
de inversión agraria o de agricultura familiar de subsistencia) y una multitud
Capital financiero global 245

de personas que labora en el infinitamente abigarrado espacio de los trabaja-


dores de la «economía informal».

Clase trabajadora global y la dimensión


política de lucha de clases

La clase trabajadora global nunca ha sido más numerosa en su participación


en la fuerza de trabajo total. Sin embargo, la participación de los salarios en
los ingresos internos ha disminuido, tanto en el Sur como en el Norte global.
Según la Organización Internacional del Trabajo (oit), desde comienzos de los
1990, la «cuota de los ingresos internos que se destinan al trabajo disminuyó
en (52 países) casi las tres cuartas partes de los 69 países con información
disponible» (Smith, 2016, en Roberts, 2016). La disminución es generalmente
más pronunciada en los países emergentes y en desarrollo que en los ex paí-
ses centrales. La disminución de la participación de la mano de obra en las
economías emergentes fue muy pronunciada en Asia, alcanzó 20% entre 1994
y 2010.
Además, «el ritmo de la disminución se aceleró a partir de 2006, con el es-
tallido de la crisis financiera global. En los últimos años, con una disminución
de la cuota salarial de más de 11 puntos porcentuales entre 2002 y 2006». Esto
guarda relación con la profundización de lucha y crisis financiera global, que
es el modo que asume la lucha interimperialista financiera:

Los salarios pagados a los trabajadores en el Sur se ven afectados por factores que
no tienen relación con la productividad de estos trabajadores en el trabajo, factores
que se derivan de condiciones en el mercado de trabajo y estructuras y relaciones
sociales más generales que afectan a la productividad. La reproducción de la fuerza
de trabajo, incluida la supresión del libre movimiento internacional del trabajo y la
aparición de una vasta población excedente relativa en el Sur global. Esto produce
una gran grieta en el vacilante edificio de la economía dominante (Smith, 2016, en
Roberts, 2016).
246 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

El capitalismo comenzó con la explotación del trabajo a través de la plus-


valía absoluta (una jornada de trabajo más extensa) y, por supuesto, incorporó más
gente a la fuerza de trabajo. Entonces, cuando el capitalismo se desarrolló,
como se demostró para Gran Bretaña en la obra El capital de Karl Marx, fue el
aumento de la plusvalía relativa la que dominó, es decir, la tecnología de aho-
rro relativo de mano de obra e intensificación del proceso de valorización se
introduce para reducir el valor de la fuerza de trabajo en el mismo día labora-
ble por intensificación del ritmo, al mismo tiempo que debilita su organización
político gremial para imponer una mayor apropiación.
Ahora en el siglo xxi, la explotación de los trabajadores del Sur es menor
debido a una expansión de la plusvalía absoluta y relativa, sobre todo para
que los salarios se encuentren por debajo del valor de la fuerza de trabajo
(superexplotación). Los tres modos de explotación de los trabajadores están operando y se
considera que la superexplotación es el más significativo en el Sur global. El capital global
imperialista considera que la superexplotación es el modo a imponer. La globalización de la
economía y el capital permiten producir en cualquier país con la misma composición orgá-
nica y en condiciones locales socioinstitucionales muy diferentes.
En los países donde la presencia del capital es reciente, son débiles las organizaciones
sindicales y las políticas que defienden y representan al trabajo en la estructura institucional
jurídica que legaliza sus derechos. Incluso, la situación ha permitido que hayan sido arra-
sados organizaciones sindicales y derechos conquistados. Esto crea condiciones para que el
capital financiero global aumente su presencia en el Sur global, lo cual fortalece su posición
y permite que ahora los trabajadores del Norte global vean arrasadas sus organizaciones
sindicales y políticas, así como sus derechos; con la correspondiente reducción de la partici-
pación del salario en la riqueza social producida (salarios formales, informales o sociales de
la economía popular).
Existe entonces una nueva realidad global en el modo de explotación de
la fuerza de trabajo global. Una realidad impuesta desde la década de 1980: la
forma de organización en red de proveedores de bienes y servicios a las etn,
también denominada externalización del trabajador, tercerización, outsourcing,
deslocalización globalizada. Ésta implica que la red financiera global se com-
pone de una plataforma global doble de ensamble de bienes y servicios y una
red global de trabajadores/proveedores. Dicha plataforma global ensambla en
Capital financiero global 247

múltiples países los componentes y partes, bienes y servicios que provee la red
global de proveedores.
La aludida relación social de producción está conformada por los trabaja-
dores que laboran en las plataformas de ensamble y por aquellos que lo hacen
en las unidades proveedoras de bienes y servicios, y la red de proveedores que
suministran a las líneas más importantes (Benjamin Coriat sostiene que Toyota
considera que en las primeras cuatro, de 14 líneas de proveedores, se encuentra
la red próxima y central de proveedores en la que Toyota no puede no tener
acciones controlantes).
La estructura financiera-industrial global tendió a ser y en consecuencia ya
es global la composición orgánica. De igual modo la red de proveedores locales
tiende a ser homogeneizada localmente según lo requiere la doble plataforma
financiera productiva global. Es por ello que se habla del par global/local o el
anglicismo glocal. No obstante, lo local es nacional en cuanto a los problemas
sociales de empobrecimiento, pérdida de poder adquisitivo del salario, reduc-
ción de las prestaciones de la salud, la vejez, la niñez, la educación, etcétera,
que el capital financiero crea. Para conseguirlo, el capital necesita destruir la
organización sindical, los partidos políticos policlasistas y el Estado-prácti-
co-nacional, con el fin de imponerse como hegemónico y después imponer a
los trabajadores y pequeños empresarios la misma condición de exclusión. Lo
local es fijo y rígido de acuerdo con las necesidades de lo global; mientras lo
global en la doble plataforma de ensamble es móvil, dinámico y f lexible.
Este capital financiero global crea una situación en todos los países donde
las autoridades políticas nacionales/locales administran las políticas globales
en lo local o expresan lo nacional/local ante los ceo globales. Tal fue la situa-
ción social y política hasta que los actores estratégicos universales insurgieron
en 2013 y 2014. En medio de la grieta creada por la lucha y la crisis del enfren-
tamiento entre el capital financiero global que, dominante en lo económico,
avanzaba sobre lo político y lo político estratégico y el capital financiero mul-
tinacional continental que se retrasa en lo económico y puja por no ceder en
lo político y en lo político estratégico.
248 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

La superexplotación en las economías centrales


y en las economías emergentes

En el desarrollo del capitalismo del siglo xix, en las metrópolis (luego países
centrales) la acumulación ampliada se llevaba a cabo por la apropiación de un
plustrabajo absoluto y relativo, y aún continuaba la superexplotación propia
de la acumulación originaria en las colonias (bajo formas de esclavitud en las
distintas minas de Latinoamérica) y también en el sur de la misma metrópoli
(véase La condición de la clase trabajadora en Inglaterra de Friedrich Engels).
Hoy, la superexplotación es visible en las economías del Norte global. Los
contratos de «hora cero», en los que los trabajadores están a la escucha de los
empleadores en todo momento por un salario mínimo, afectan a 2 millones
de trabajadores en Gran Bretaña. En todo el sur de Europa, donde las tasas de
desempleo juvenil se sitúan en torno de 40 -50%, los jóvenes se ven obligados
a vivir con sus padres y ganan cantidades lamentables en puestos de trabajo
minoristas y de ocio de bajos salarios. Los datos muestran que la pobreza ha
aumentado para 10% inferior de los hogares desde los 1980 en el Norte global
(incluyendo Estados Unidos). En cambio, junto con la superexplotación, se ex-
plota a los trabajadores del Sur a través de la plusvalía absoluta y con la última
tecnología para ahorrar mano de obra (plusvalía relativa), como lo fue en el
desarrollo del capitalismo industrial en el siglo xix.
Un tercio de los adultos estadounidenses que vive en la pobreza está traba-
jando, pero no gana lo suficiente para mantenerse a sí mismo y a sus familias.
Una cuarta parte de los empleos en Estados Unidos paga por debajo de la línea
de pobreza federal para una familia de cuatro integrantes (23.050 dólares). No
sólo son muchos puestos de trabajo de bajos salarios, también son tempora-
les e inseguros. En los últimos tres años, la industria de empleos temporales
agregó más trabajos en Estados Unidos que en cualquier otro país. El empleo
temporal aumentó de 185 mil temporadas al día en 1970 a más de 400 mil en
1980 —el mismo número cada año en 1963. En el auge económico de los 1990,
el empleo temporal creció de menos de 1 millón de trabajadores por día a casi
3 millones en el año 2000.
Capital financiero global 249

El trabajo contractual, incierto y temporal con bajos salarios, se ha conver-


tido en la norma en muchas economías capitalistas modernas, si bien no fue
así en los primeros días del capitalismo industrial del siglo xix. La «edad de
oro» del «pleno empleo» en los 1950 y 1960 fue breve (Hatton, 2011). Foxconn,
la compañía de productos electrónicos con origen en Taiwán, puede superex-
plotar su fuerza de trabajo y a la vez emplear la última tecnología. Se trata de
una característica del desarrollo combinado y desigual del capitalismo en la
época imperialista.
Es importante observar cómo la compleja realidad de explotación de plus-
trabajo por el capital se ha generalizado, siguiendo la forma de capital finan-
ciero global dominante; en otras palabras, se ha globalizado. Pese a ello, esta
realidad general no debe impedirnos observar las diferentes realidades par-
ticulares y específicas de la situación de los trabajadores en lo local/nacional.
Al respecto, cabe recordar el modo en que los hechos de 2008 han acelerado
los procesos por los cuales se globaliza la situación de empobrecimiento y
explotación de los trabajadores en los ex países centrales y paralelamente se
potencia la deslocalización del trabajo hacia el Sur global. La gran crisis global
que vivimos desde 2008 es la expresión de una situación de profundo enfren-
tamiento entre la forma de capital financiero global que avanza y la forma
que se retrasa.
Esta gran crisis estructural (como la de 1929) también se revela en la batalla
del capital contra el trabajo, contra los trabajadores y sus organizaciones sindi-
cales y políticas en cada uno de los países del mundo, al rediseñar lo nacional
en términos de la concepción local, al modo globalista. La crisis nos introduce
en una realidad, que implica que la confrontación de dos formas de capital aún
no ha definido un ganador, y también una realidad donde emergen actores
multipolares, cuyo punto de apoyo es un capital social de Estado. Se ha creado
una situación en la que ahora son cuatro los esquemas los que disputan el
poder, y no solamente los dos basados en el capitalismo financiero.
250 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

Crisis

En el gran debate producido sobre las causas de la crisis de 2008, que profundi-
zó la de 1999/2001, es central discutir la idea de que «la crisis financiera mundial y
la gran recesión son de origen financiero». Reducir la consideración de las cau-
sas de la crisis financiera global al plano financiero, desplaza el debate al plano
económico financiero y oculta la dimensión de la lucha de poder entre capi-
tales financieros, lucha interimperialista, entre una forma de capital financiero
que se retrasa y otra que avanza, asciende a dominante y plantea las cuestiones
de la hegemonía global. Asimismo, el hecho de desplazar y ocultar nos lleva a
no observar los nuevos esquemas de poder, ni unipolares ni financieros, que
insurgen como alternativas, los universalismos multipolares.

Gráfica 2. La tasa de ganancia en las economías centrales del g 7


y en las economías emergentes del brics (%)

20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
1964
1952
1955
1958
1961

1982
1985
1988
1991
1994

2000
2003
2006
2009
1997
1973
1970

1976
1979

g7: conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia,


Italia, Japón y Reino Unido.
brics: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Capital financiero global 251

Como sostiene John Smith el capital financiero del Norte restableció gran
parte de la caída de su rentabilidad sufrida en los 1970 a raíz de la superex-
plotación del Sur: «La plusvalía extraída de estas nuevas legiones de trabaja-
dores mal pagados ayudó a sacar sistema capitalista fuera de su agujero en
los años 1970» (en Roberts, 2016). En el camino también hubo cambios, dejó
de ser corporación multinacional de país central y se convirtió en red global
de cities financieras para transformar la corporación multinacional en global
y lo nacional en local. En este proceso sólo una fracción logró avanzar hacia
la forma de capital financiero global en red; la otra permanece, retrasándose
en la realización de un proceso de acumulación ampliada, pero en lucha con
aquella que sí avanza y se transforma.
Un hecho se nos impone crudamente a partir de la crisis de 2008: el au-
mento de la deuda, de una deuda compuesta de emisión de dólares por la Re-
serva Federal sin respaldo en la economía real. El aumento tiene dos grandes
momentos: el primero permite el desarrollo global del capital a partir de la
relación país-nación dependiente deudor versus país central acreedor, que va
transformándose en países naciones deudores versus redes financieras globales
acreedoras. El acreedor es la gran banca en tanto que unidad administrativa
práctica de lo global.
El segundo momento, el de la crisis financiera, luego económica y política
y hoy geoestratégica, la deuda pasa de una relación economía real/economía
ficticia de 1-a-3 en 2008, a una realidad hoy de 1-a-20 a partir de la política
de la Reserva Federal de emisión flexible sin respaldo (eq). Está operando con
el propósito de garantizar una carpa global de ingresos artificiales-ficticios
en una economía mundial paralizada, hasta que la lucha interimperialista fi-
nanciera defina un ganador y, en particular, para que el ganador sea el capital
financiero global.
Así, el endeudamiento por emisión efectuado por la Reserva Federal de dó-
lares sin respaldo, y luego por todos los bancos centrales, ha creado una reali-
dad donde la profundidad de la crisis impacta sobre las monedas de referencia
internacional. Impacta en el dólar estadounidense como moneda de referencia
internacional y reserva, ya que no tiene modo de respaldarse con oro y tam-
poco con fuerzas militares muy bien pertrechadas y nada agotadas como las
252 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

existentes en 1944/1945 en Bretton Woods, frente a un mundo que sí estaba


agotado y diezmado por la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, el agotamiento y la extenuación suceden dentro de Estados Unidos,
como lo evidencia el triunfo electoral de Trump. En opinión de Smith, «el en-
deudamiento exponencialmente creciente logró contener la crisis de sobrepro-
ducción (rentabilidad), pero ha llevado al sistema financiero global al punto
de colapsar» (en Roberts, 2016). Esta situación fue notoria cuando en junio de
2013 la Reserva Federal, por intermedio de Ben Bernanke, anunció la elevación
de la tasa de interés de 0.25% a 2.5%, hecho que produjo una corrida financiera
global, la base del primer golpe de Estado financiero global.
Es posible que haya más espacio para que el imperialismo explote a los tra-
bajadores globalmente y, por tanto, contrarreste la caída de la tasa de ganancia.
Todavía hay ejércitos de reserva de mano de obra procedentes de zonas rura-
les y zonas urbanas marginales de muchos países que pueden incorporarse a
la producción mundializada de productos básicos (a menudo con salarios por
debajo del valor). Pero hay límites a la capacidad del imperialismo para elevar
la tasa de explotación indefinidamente, y no menos importante es la lucha de
esta nueva y muy heterogénea clase trabajadora floreciente, diversa, flexible,
en el Sur (y también en el Norte).
Floreciente porque crece, diversa porque se alimenta de nuevas realidades
que hacen a su condición de trabajo y delimitan su situación social depen-
diente, y flexible porque estos trabajadores se forman culturalmente por una
realidad práctica que los acostumbra a la polifuncionalidad laboral y a la
situación social de combinar ingresos formales, informales y de economía
popular de supervivencia. Mantienen por lo menos la característica de revestir
más de una condición y en un núcleo familiar también flexible en fuentes de
ingresos y obligado a producir ingresos que componen el poder adquisitivo
del trabajador como familia, pueblo y nación.
La ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia no podrá ser
contrarrestada de manera indefinida, incluso con la superexplotación flexible.
Dicha ley y la organización y lucha internacional de los trabajadores son hoy y
siempre los talones de Aquiles del imperialismo. El movimiento de trabajado-
res mundial-universal en cada nación desarrolla experiencias de organización
Capital financiero global 253

que cada vez más tienen en cuenta la realidad. Por ejemplo, en Argentina, 33%
del trabajo es formal (en una relación de dependencia con el capital, las pymes
y el Estado), 37% es informal (en una relación de dependencia con el capital,
las pymes y el Estado) y 30% es parte de la economía popular de subsistencia
(en una relación de dependencia con el Estado). A los datos anteriores habría
que agregar la realidad de los productores directos que se encuentran en re-
producción simple e hiperespecializados en el bien o servicio, que trabajan y
son dueños de sus medios de trabajo, tanto en la industria como en el agro, el
comercio, la construcción, el transporte, etcétera.
Desarrollan organización económico-gremial y político-gremial al copiar
la geografía histórica de la experiencia sindical. Por ello se empieza a hablar y
luchar, proponer e imponer, diseñar y armar con el propósito de lograr la le-
gislación de la emergencia social que legaliza las paritarias sociales y el consejo
social, cuya contraparte patronal es el gobierno. Como si fuesen empleados
del Estado, como si el Estado fuese responsable de garantizar el trabajo y la
vida a su pueblo y nación. Justo cuando el capital financiero global avanza en
sentido global y se sitúa más allá del trabajo, de lo nacional, del pueblo que
sigue existiendo aún como Estado, el trabajo se reafirma universalmente como
nación, como pueblo y como trabajadores con relación al capital y al Estado.
Para 33% de los trabajadores de la economía popular y las familias de
los trabajadores informales y formales, el ingreso social complementario (que
toma forma de planes sociales desde la política de gobierno) es ya una parte
sustancial de su ingreso familiar. Por ende, legitimar el derecho al ingreso
social complementario, ser reconocidos como trabajadores de la economía
popular y no pobres con subsidios, y legalizar las instituciones sociales de
los trabajadores de la economía popular hace posible institucionalizar sus
organizaciones populares como organizaciones gremiales de trabajadores, con
derecho a participar en las confederaciones nacionales de trabajadores.
Esta lucha político cultural e ideológica, es también una lucha política y
gremial que le permite a la heterogénea y diversa clase trabajadora en su con-
junto romper la situación de fragmentación, que el capital financiero global le
ha impuesto, un indicador de su debilidad frente al capital global. Y a partir de
la unidad en esa nueva heterogeneidad, variedad de condiciones y situación
254 Walter Formento | Wim Dierckxsens | Mario Sosa

de clase, que es también de pueblo y de nación, recomponer las condiciones


que hacen al desarrollo de sus organizaciones, de sus ingresos y de su poder.

Referencias

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Capital financiero global 255

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Smith, John (2016), Imperialism in the twenty-first century: globalization, super-exploitation, and
capitalism’s final crisis, New York, Monthly Review Press.
257

La cuestión de la innovación
en la era de los monopolios generalizados

Raúl Delgado Wise

Asistimos a una época en la que las patentes se han convertido en un aspecto


consustancial a la lógica de reestructuración capitalista promovida por las
grandes corporaciones multinacionales y los gobiernos imperialistas encabe-
zados por Estados Unidos. Este fenómeno se produce en el marco de lo que
Samir Amin (2013) concibe, con perspicacia, como la era de los monopolios
generalizados. Los desbordantes niveles conseguidos por la concentración y
centralización del capital han alterado el modus operandi propio de las esferas
de producción, circulación y distribución del capital, lo que acentúa a grados
extremos las contradicciones del sistema. Un aspecto clave y relativamente
poco estudiado del proceso es la profunda reestructuración que experimentan
los sistemas de innovación desde la década de 1990 y, con particular ímpetu,
a partir del siglo xxi. En esos años la expansión, la concentración y la apro-
piación privada de los productos del General Intellect 1 han alcanzado categorías
y ritmos inimaginables, que penetran todos los poros de la sociedad capita-
lista y que, lejos de propiciar una ruta progresista de desarrollo de las fuerzas
productivas, promueven una fase regresiva y oscurantista en el avance del
conocimiento. Ello profundiza el desarrollo desigual y atenta contra la natu-
raleza y la humanidad entera, a tal punto que se convierte en una amenaza de
dimensiones y alcances civilizatorios.
En efecto, en el curso de las últimas dos décadas y media se han produci-
do drásticas transformaciones en las formas de generación y apropiación del
conocimiento. Entre otros aspectos, las dinámicas de apropiación del trabajo
científico-tecnológico por la vía del patentamiento se han expandido y crecido

1
En los Grundrisse... (1976 [1858]), Marx alude al General Intellect como una fuerza inmediata de pro-
ducción, que entraña una combinación de habilidades tecnológicas e intelecto social o conoci-
miento general social. Se refiere, en ese sentido, al General Intellect como forjador del cambio radical
en la subsunción del trabajo al capital propio de la tercera fase de la división del trabajo.
258 Raúl Delgado Wise

a ritmos sin parangón en la historia del capitalismo contemporáneo. Se trata,


en el fondo, de un viraje transcendental en la forma de operación y desarrollo
de los sistemas de innovación, con epicentro en Estados Unidos, y cuyos ar-
tífices primordiales son las grandes corporaciones multinacionales. Una parte
significativa de la lógica que subyace en los acuerdos de libre comercio en
boga, tales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan),
la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (asean, por sus siglas en inglés)
y el Acuerdo Transatlántico de Cooperación Económica (ttp, por sus siglas en
inglés), reside en este proceso y en el tejido institucional de raigambre neoli-
beral que lo sustenta, impulsado por el Banco Mundial (bm), el Fondo Mone-
tario Internacional (fmi), la Organización Mundial del Comercio (omc) y, más
recientemente —como pieza clave de las nuevas dinámicas de innovación y
apropiación de los productos del trabajo científico-tecnológico—, la Organiza-
ción Mundial de la Propiedad Intelectual (wipo, por sus siglas en inglés).
Al interior del argumento aquí presentado subyace la hipótesis de que los
sistemas de innovación atraviesan por una profunda fase de reestructuración
comandada por las grandes corporaciones multinacionales, sobre todo de ori-
gen estadounidense —con epicentro en Silicon Valley y sus satélites alrededor
del mundo—, la cual da lugar a una desbordante carrera por la generación y
concentración de patentes. Bajo el nuevo andamiaje, que al lema «¡acumulad,
acumulad!», agrega la proclama de «¡patentad, patentad!», el capital monopolis-
ta, en su insaciable afán de lucro, torna en su contrario el carácter progresista
que Karl Marx atribuyó al desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad
durante el capitalismo: una senda que atenta contra la naturaleza y contra la
vida misma. Lo anterior no sólo cuestiona la noción de desarrollo sino que
promueve la generación de nuevos modos de intercambio desigual que acen-
túan las asimetrías entre países, agudizan las desigualdades sociales, al tiempo
que desajustan los mecanismos del sistema y lo sumergen en una profunda cri-
sis que amenaza a la humanidad entera y de la que en apariencia no ha podido
encontrar más que falsas salidas; es el caso de la financiarización, el extracti-
vismo, el acaparamiento de tierras (land grabbing) y la sobreexplotación salarial.
La cuestión de la innovación 259

A manera de contextualización:
radiografía del capital monopolista

Un primer rasgo omnipresente en el capitalismo contemporáneo es el hecho


de que, como en ninguna otra época de su larga historia, el capital monopo-
lista se ha convertido en el agente dominante de la economía política inter-
nacional. Su influencia es tal que, como se indicó al comienzo, Amin (2013) se
refiere a la época actual como la de los monopolios generalizados. A través
de megafusiones y alianzas estratégicas, esta fracción del capital ha llegado a
niveles de concentración y centralización inimaginables: «Las mayores com-
pañías del mundo (aquellas con más de mil millones [de dólares estadouni-
denses] en ventas anuales) (...) dan cuenta de aproximadamente 60% del ingre-
so, 65% de la capitalización de mercado y 75% de las ganancias [mundiales]»
(Dobbs et al., 2015:21). No es, empero, un simple cambio cuantitativo, sino una
profunda transformación cualitativa en las formas de organización y dominio
del capital monopolista basadas en la financiarización, el saqueo de recursos
naturales de los países periféricos y las ventajas comparativas derivadas del
arbitraje laboral global, es decir, la persistencia de significativos diferenciales
salariales entre países y regiones.
En esencia, comprende una reestructuración del capital monopolista a es-
cala planetaria, la cual ha dotado al imperialismo contemporáneo de un nuevo
rostro (Suwandi y Foster, 2016) que se caracteriza, entre otros elementos, por:
1. La financiarización vinculada al ascenso y predominio del capital finan-
ciero sobre otras fracciones del capital (Bello, 2005). Ante la falta de inversiones
redituables en la esfera productiva por la crisis de sobreproducción desenca-
denada a fines de la década de 1970, el capital comienza a trasladarse hacia la
especulación financiera (Brenner, 2002). Asimismo, con la presión «a la baja»
ejercida en los salarios reales mediante el arbitraje laboral global, se promueve
una explosión de deudas encabezada por el sector financiero, la cual posibilita
que la producción encuentre canales de realización, aunque sean endebles e in-
sustentables. Ocurre así la financiarización de la clase capitalista, del capital in-
dustrial y de las ganancias corporativas, que impulsa una explosión de capital
ficticio, de títulos financieros sin contraparte en la producción material (Foster,
260 Raúl Delgado Wise

2010). En opinión de Sergio Rodríguez Lascano (2015), implica una mutación del
ciclo básico del capital d-m-d’ en d-d’.
2. La configuración de redes globales de capital monopolista generadas a partir de
una estrategia de reestructuración encabezada por las grandes corporaciones
multinacionales que, por medio de operaciones de outsourcing y cadenas de
subcontratación, extienden segmentos de sus procesos productivos, comercia-
les, financieros y de servicios a los países periféricos en busca de mano de obra
flexible y barata. Un claro ejemplo de esa estrategia son las plataformas de
exportación que operan como economías de enclave en los países periféricos.
El giro hacia lo que algunos autores, entre ellos Gary Gereffi y Timo-
thy Sturgeon (2013), caracterizan como cadenas globales de valor ha sido
espectacular: «Las 100 mayores corporaciones globales han desplazado su
producción hacia sus filiales extranjeras [en concreto en el Sur], donde ahora
se localizan cerca de 60% del total de sus bienes y empleados y más de 60%
de sus ventas a nivel global» (unctad, 2010). En realidad entraña un «nuevo
‹nomadismo› surgido al interior del sistema de producción global, en el que
la selección de localidades se determina en buena parte a partir de dónde es
más barata la mano de obra» (Foster et al., 2011a:18). En esa perspectiva, cabe
destacar que: a) al menos 40% del comercio mundial se asocia a operaciones
de outsourcing, incluyendo subcontrataciones y comercio intrafirma entre filia-
les de una misma compañía (Andreff, 2009); y b) se estima que en la periferia
capitalista hay 85 millones de trabajadores directamente empleados en más de
3 mil 500 zonas de procesamiento para la exportación ubicadas en 130 países
(Dobbs et al., 2012).
La estrategia de reestructuración en cuestión ha modificado la geografía
global de la producción; en la actualidad poco más de 70% del empleo indus-
trial se localiza en países periféricos (Foster et al., 2011b). Lo significativo de la
estrategia es que descansa en el aprovechamiento y la profundización de las
brechas salariales entre países y regiones; esto es, el llamado arbitraje laboral
global que para autores como Intan Suwandi y John Bellamy Foster (2016)
constituye el rasgo distintivo del imperialismo contemporáneo. Bajo tal me-
canismo, las grandes corporaciones multinacionales logran obtener ganancias
extraordinarias con el establecimiento de límites a la libre movilidad de la
La cuestión de la innovación 261

más importante mercancía para la acumulación de capital: la fuerza de trabajo


(Delgado y Martin, 2015).
3. El extractivismo y el nuevo extractivismo (Gudynas, 2015) en alusión a la cre-
ciente apropiación y exportación de minerales, petróleo y gas de los países
periféricos por las grandes corporaciones extractivas nacionales y multinacio-
nales, a través de la sobreexplotación de recursos naturales y la consecuente
expropiación de bienes comunes, lo que exacerba los conflictos sobre terri-
torios y aguas (Veltmeyer, 2013). Ello ha traído consigo severas consecuencias
para el medio ambiente a causa de la minería a tajo o cielo abierto, el fracking,
el gas lutitas, etcétera.
Dado que los ingresos de varias de las corporaciones multinacionales más
poderosas del mundo dependen de la extracción, la producción y el consumo
de combustibles fósiles, lo más probable es que este patrón persista, situación
que ahondará aún más la crisis ecológica y sus efectos sobre el calentamiento
global y el cambio climático. La nueva ola extractivista originada por la re-
estructuración neoliberal ha empeorado la degradación ambiental, no sólo al
expandir la geografía de la destrucción, también con la estrategia del arbitraje
ambiental regulatorio de parte del capital extractivo (Xing y Kolstad, 2002).
4. El acaparamiento o control de la tierra y recursos naturales por los agrone-
gocios (land grabbing). Se relaciona a cambios en los regímenes alimentarios
acompañados de dinámicas de financiarización, procesos de acumulación
por desposesión (que han implicado un brutal despojo de campesinos y pue-
blos originarios), alteraciones en los patrones de cultivo (monocultivo, uso
de transgénicos, etcétera) y daños severos e irreversibles al entorno natural
(pérdida de biodiversidad, destrucción de suelos, quebranto de la soberanía
alimentaria, etcétera) (Borras et al., 2012). En este caso, se produce también una
notable expropiación de bienes comunes, con la consecuente exacerbación de
los conflictos sobre territorios y aguas.
El otro efecto de la profunda reestructuración y el espectacular crecimiento
de la concentración y centralización del capital monopolista es, precisamente, la
brutal embestida desencadenada en contra de la clase trabajadora y los sectores
populares en todos los rincones del planeta. En ese sentido, otra pieza funda-
mental del imperialismo contemporáneo es la reconfiguración de la división
262 Raúl Delgado Wise

internacional del trabajo, en la que la fuerza de trabajo figura de manera


abierta, a tono con la perspectiva marxista planteada por Arghiri Emmanuel
(1972) para analizar el intercambio desigual, como la principal mercancía de
intercambio entre países centrales y periféricos, lo que ocasiona la aparición de
nuevas y extremas formas de intercambio desigual (Márquez y Delgado, 2011).
La dinámica de creciente internacionalización de las finanzas, la producción,
el comercio y los servicios, propia del capitalismo neoliberal, se acompaña
de una creciente fragmentación de la geografía mundial y un desbordante
aumento de las desigualdades sociales en niveles inusitados hasta hace poco:

Tan sólo ocho personas (ocho hombres en realidad) poseen ya la misma riqueza
que 3 mil 600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad. La súper
concentración de riqueza sigue imparable. El crecimiento económico tan sólo está
beneficiando a los que más tienen. El resto, la gran mayoría de ciudadanos de todo
el mundo y especialmente los sectores más pobres, se están quedando al margen
de la reactivación de la economía. El modelo económico y los principios que rigen
su funcionamiento nos han llevado a esta situación que se ha vuelto extrema,
insostenible e injusta. Es hora de plantear una alternativa (Oxfam, 2017:1).

Este «orden» o desorden planetario encierra profundas y peligrosas contra-


dicciones (Harvey, 2014) que desde la década de 1970 han sumergido al capita-
lismo mundial en una crisis aguda que abrió la puerta a la implantación del
neoliberalismo y que persiste hasta la fecha. En efecto, la Hidra capitalista con
sus nuevos rostros —en alusión a la extraordinaria metáfora capitalista que
alude al régimen del capital— sólo ha encontrado falsas y limitadas salidas a
la crisis que le dio origen y, peor aún, lejos de abrir caminos hacia una fase
sostenida de crecimiento de la economía mundial, a cada paso ha contribuido a
profundizarla y a la tormenta. En palabras de Humberto Márquez Covarrubias:

La crisis que afronta el capitalismo contemporáneo representa una ruptura en el


proceso de expansión capitalista promovido por los países centrales, encabezados
por Estados Unidos, desde la década de los setenta. Se trata de una reestructuración
fallida que ha hecho colapsar al centro mismo del sistema capitalista mundial, sobre
La cuestión de la innovación 263

todo a sus centros financieros e industriales más dinámicos, y que se ha transmi-


tido con prontitud hacia todos los sectores, circuitos y rincones del capitalismo.
Sin embargo, no podemos perder de vista que la estrategia de reestructuración y
expansión ha cumplido con creces su cometido principal: concentrar capital, poder
y riqueza en manos de una delgada élite de capitalistas transnacionalizados y, en
contrapartida, ha deteriorado de manera drástica las condiciones de vida y trabajo
de la mayoría de la población (2010:67).

Por consiguiente, nos hallamos en una grave crisis multidimensional: fi-


nanciera, económica, social, cultural y ecológica, que no sólo ha puesto en
jaque al sistema capitalista, sino que al poner en predicamento las fuentes
materiales de la vida —el trabajo y la naturaleza— ha adquirido proporciones
civilizatorias. En el trasfondo de esta compleja e intrincada trama subyace una
quinta dimensión de la metamorfosis experimentada por el capital monopo-
lista: la vasta reestructuración operada en los sistemas de innovación a partir
de la década de 1990, la cual es fundamental en la comprensión de las contra-
dicciones esenciales que caracterizan al capitalismo contemporáneo.

Claves para descifrar la reestructuración


de los sistemas de innovación

Las formas tradicionales de comprender los sistemas de innovación, como la


triple hélice o el triángulo de Sábato, resultan anacrónicas e inapropiadas para
desentrañar las nuevas dinámicas de «desarrollo» científico y tecnológico. Ha-
blar del Sistema Nacional de Innovación es igualmente inadecuado para cap-
tar la complejidad de los ecosistemas dominantes. Al respecto, tomando como
referente el caso paradigmático de Silicon Valley y sus satélites, es posible
distinguir cuatro ejes que, en grandes pinceladas, describen las dinámicas de
generación y apropiación del trabajo científico-tecnológico promovidas bajo la
égida del capitalismo neoliberal (Delgado, 2015).
a) Internacionalización y fragmentación de las actividades de investigación y desarro-
llo en alusión a la preeminencia de modalidades «colectivas»: peer-to-peer, share
264 Raúl Delgado Wise

economy, commons economy y crowdsourcing economy de innovación, a través de lo


que se conoce como innovación abierta (open innovation). Son modalidades de
invención «extramuros», fuera del entorno de la corporación multinacional,
que entrañan una apertura y redistribución espacial de actividades intensivas
en conocimiento, con la creciente participación de socios externos a las gran-
des corporaciones multinacionales (start-ups, proveedores de capital de riesgo,
clientes, subcontratistas, head hunters, firmas de abogados, universidades y cen-
tros de investigación), lo que ha fomentado la permanente configuración y
reconfiguración de redes de innovación (gráfica 1).
b) Ciudades científicas, por medio de las cuales se crean sinergias colecti-
vas que conducen a una aceleración de la investigación y el desarrollo y, en
consecuencia, de la innovación. Consiste, de acuerdo con AnnaLee Saxenian
(2002 y 2006), en un nuevo paradigma que se aparta de los viejos modelos
«cerrados» de investigación y desarrollo, y hace factible una nueva cultura de la
innovación basada en la flexibilidad, la descentralización y la incorporación,
bajo diferentes modalidades, de nuevos y cada vez más numerosos jugadores
que interaccionan en espacios locales y transnacionales. Silicon Valley figura
como el pivote de una nueva arquitectura de la innovación mundial, a cuyo
alrededor se tejen múltiples eslabones periféricos que operan como una suerte
de maquiladoras científicas localizadas en regiones, ciudades y universidades
de todo el mundo.
c) Nuevas formas de control de las agendas de investigación y de apropiación de los
productos del trabajo científico —es decir, las patentes— por las grandes corpo-
raciones multinacionales (cmn) a través de multivariadas formas de subcon-
tratación, asociación, manejo y diversificación del capital de riesgo. Y lo más
importante, la disposición de equipos especializados de abogados que negocian con
los potenciales subcontratistas y operan a la manera de head hunters, pues co-
nocen los entretelones de la operación de la nueva y compleja arquitectura de
los sistemas de patentamiento, establecidos en el Tratado de Cooperación sobre
patentes de la wipo (véase gráfica 2). A las nuevas formas de gestión y control
de las agendas de innovación y apropiación de patentes (véase gráfica 3) se les
conoce como strategic investment (Galama y Hosek, 2008).
La cuestión de la innovación 265

Gráfica 1. Representación gráfica del ecosistema de Silicon Valley

Stanford, University of California


(Berkeley), University of San Francisco,
San Francisco State University, San Jose
Social State University, University of California
Networking (Santa Cruz), Santa Clara University

Angel and Universities Law


Venture firms firms

Start-Ups! Innovation Large


smes Engine Enterprises

Head hunters Research Organizations Accountants

SRI International, parc,


Many start-ups nasaAmes Research Center, Hewlett Packard
have origin in Almaden Research Center, fxpal Intel
local univer- Cisco
sities, research Apple
institutes and Orale
large firms. Google
Regional entre- Sun
preneurial and eBay
innovation cul- Yahoo
tura encourage amd
start-ups nvidia
Adobe

Fuente: Strategic Business Insights.


Gráfica 2. Tratado de Cooperación en materia de Patentes
de Organización Mundial de la Propiedad Intelectual

266
Inventions International Authorities Carry out search,
(isa, sisa and ipea) prepare written opinion
are the
object of and transmit reports to

transmit patentscope
filed with applications to publishes on communicates to grant
International International Patents

Raúl Delgado Wise


applications Receiving Offices Bureau
(national or regional Designated Offices
patent Offices or the (national or regional
International Bureau) patent Offices)

Months from International National


priority date phase phase
0 12 16 18 19 22 28 30

Application Inter- Transmital Publication Applicant Applicant Transmittal pct


filed with national of isr & of interna- request files a de- of iprp ii national
patent Office applica- written tional ap- supple- mand of in- or sisr phase en-
(priority date) tion filed opinion plication isr mentary ternational (optional) try (where
with PCT and written interna- preliminary the appli-
receiving opinion tional examination cant seeks
Office search (optional) protection)
(optional)

Fuente: Tratado de Cooperación en materia de Patentes de la Organización


Mundial de la Propiedad Intelectual (2015).
La cuestión de la innovación 267

d) Expansión en el horizonte Norte-Sur de la fuerza de trabajo en áreas de ciencia, tecno-


logía, innovación y matemáticas y el creciente reclutamiento de fuerza de trabajo
altamente calificada proveniente de las periferias vía outsourcing y offshoring. La
migración altamente calificada desempeña un papel cada vez más relevante
en los procesos de innovación, circunstancia que propicia una paradójica y
contradictoria dependencia del Sur respecto del Norte: cada vez más los ge-
neradores de patentes son originarios de países periféricos; según datos de la
wipo, en 2014 aproximadamente la mitad provenía de esas latitudes, no obs-
tante que alrededor de 75% de las patentes fueron concentradas y apropiadas
por corporaciones multinacionales (gráfica 3).

Cuadro 1
Solicitud de patentes: balance en el horizonte Norte-Sur (1990 -2010)

Tasa Distribución
Año
Dirección Periodo de crecimiento porcentual
de flujos 1990-2010
1990 2010 1990-2010 1990-2010 1990 2010

Total 820 072 2 922 91 720 18.8 100.0 100.0 100.0


Sur-Norte
países no ocde 317 946 654 39 936 22.8 38.8 22.4 43.5
a países ocde*
Norte-Sur
países ocde 23 598 54 3 822 23.7 2.9 1.8 4.2
a países no ocde*
Norte-Norte
países ocde 464 900 2 208 45 880 16.4 56.7 75.6 50.0
a países ocde*
Sur-Sur
países no ocde 13 628 6 2 082 34.0 1.7 0.2 2.3
a países no ocde*
Patent Cooperation Treaty (pct), World International Patent Organization (wipo).
*No se incluye a México, Chile y Turquía.
Fuente: estimaciones propias con datos de Miguelez y Fink (2013)
y países firmantes del pct (wipo, 2017).
268 Raúl Delgado Wise

Gráfica 3. Solicitudes de patentes según tipo de solicitante Patent Cooperation


Treaty (pct), World International Patent Organization (wipo), 1996-2010

ocde*

Individuos 5.1
Sector público 7.6
Corporaciones 76.4

Global
Individuos 5.7
Sector público 8.2
Corporaciones 75.7

*Países de la ocde (no incluye a México, Chile y Turquía).


Fuente: estimaciones propias con datos de Miguelez y Fink (2013).

Teniendo en cuenta este nuevo escenario, que perfila lo que podría conce-
birse como la implantación de un sistema imperial de innovación, a continuación se
describirá la estrategia en materia de derechos de propiedad intelectual seguida
por Estados Unidos a partir de 1990. No debe perderse de vista —atendiendo
a lo reseñado en este apartado— que las patentes encierran una permanente y
creciente tensión entre los beneficios de las grandes corporaciones, los intereses
de los innovadores y las necesidades de los consumidores y de la sociedad en
general. En dicha tensión es, precisamente, donde el «derecho internacional»
impuesto por los organismos internacionales al servicio de Estados Unidos
devela, sin ambages, su carácter eminentemente parcial a favor de las primeras.

Las patentes como instrumentos de apropiación del General Intellect 2

Para nuestros fines analíticos es importante no perder de vista que bajo el


capitalismo contemporáneo,

2
Este apartado tiene como antecedente el ensayo: «Patentad, patentad: apuntes sobre la apropiación
del trabajo científico por las grandes corporaciones multinacionales», de Delgado y Chávez (2015).
La cuestión de la innovación 269

la propiedad intelectual es reforzada porque es el único mecanismo que permite la


apropiación privada del conocimiento crecientemente social y su control es estra-
tégico para la valorización del capital [i.e. el General Intellect]. Las patentes de inven-
ción, los derechos de autor se han extendido a nuevos campos (...) [dando] lugar a
«nuevos cercamientos», por analogía con los enclosures de la acumulación originaria
del capitalismo. [Y] esta nueva «gran transformación» (...) tomando los términos de
Karl Polanyi, hace necesaria la creación de nuevas «mercancías ficticias» como la
introducción de mecanismos de escasez artificiales, para limitar temporalmente su
difusión y para reglamentar el acceso (Míguez, 2013:39).

Desde finales de la década de 1980, en Estados Unidos inició una tendencia


a legislar ad hoc, de conformidad con los intereses estratégicos de las grandes
corporaciones concernientes a la propiedad intelectual (Messitte, 2012). Con las
regulaciones impulsadas por la Organización Mundial del Comercio (omc)
—Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual rela-
cionados con el Comercio (Díaz, 2008; Guerrero y Gutiérrez, 2011)— dicha nor-
matividad se expandió a escala global durante las negociaciones para la sus-
cripción y puesta en marcha de los Tratados de Libre Comercio (tlc) (García,
1998). Las negociaciones se realizaron a través de la Oficina del Representante
Comercial de Estados Unidos, quien a su vez ha protegido y representado
los intereses de las industrias intensivas en el uso de la propiedad intelectual
y farmacéutica, Business Software Alliance (bsa) en derechos de autor y la
Pharmaceutical Research and Manufacturers of America (phrma) en patentes
farmacéuticas (Díaz, 2008).3 Por su carácter multilateral las disputas acerca de
propiedad intelectual al seno de la omc tienden a ser complejas, de ahí que la
estrategia estadounidense contemple asimismo la negociación bilateral de tlc,
a fin de controlar mercados y acrecentar ganancias corporativas.
Dentro de los procesos de intercambio comercial, un aspecto medular de
los tlc ha sido favorecer a los inversionistas (léase, las grandes corporaciones

3
Estas industrias enfrentan altos costos de investigación y desarrollo (i+d), mientras que el costo
marginal de reproducción de los nuevos bienes es muy reducido; las patentes les proveen de una
ventaja competitiva de mercado.
270 Raúl Delgado Wise

multinacionales), mediante la extensión y ampliación de la cobertura de pa-


tentes y la f lexibilización de requisitos de patentamiento, dejando de lado las
funciones que, en principio, debieran cumplir las propias patentes: asegurar
que la creación cumpla con los requisitos de invención, originalidad y aplica-
bilidad socioeconómica, así como difundir el conocimiento incorporado en la
invención y evitar con ello la duplicación de esfuerzos (Díaz, 2008). En otras
palabras, los tlc atentan contra la naturaleza de bien común que debiera tener
el conocimiento, en tanto motor del progreso y desarrollo de las fuerzas pro-
ductivas de la sociedad.
Uno de los más importantes —y no tan obvio— es la adhesión de países
periféricos a los convenios relacionados con patentes,4 además de la adecuación
interna de sus leyes sobre propiedad intelectual. Esto ha ocurrido sin que tales
modificaciones guarden conexión alguna con el nivel interno de desarrollo de
la ciencia y la tecnología. En opinión de Kenneth Shadlen (2011:68), «México
adoptó un sistema de patentes que es apropiado para un país con infraestruc-
tura científica, tecnológica e industrial significativamente más avanzada». Lo
anterior cobra mayor sentido aún si se considera que la generación de patentes
se vincula con el gasto en investigación y desarrollo, el tipo de inversión que
se lleva a cabo en investigación científica aplicada o innovación patentable y la
capacidad de absorción de conocimientos tecnológicos (Díaz, 2008). A contrario
sensu, si no operara la lógica corporativa e imperialista referida, la legislación
correspondiente a propiedad intelectual debería ser diametralmente distinta, lo
que permitiría a los países periféricos desarrollar sus capacidades endógenas
en ciencia, tecnología e innovación.
Entre 1991 y 2011 se promovió una dinámica desbordante de crecimiento
en el plano del patentamiento, sintetizada en el lema antes referido y por lo
demás ajeno a una visión positiva y equitativa del progreso: «¡patentad, paten-
tad!» En efecto, como se aprecia en la gráfica 4, en las dos décadas referidas se
generaron en Estados Unidos más patentes que en 300 años de historia previa.

4
Cabe apuntar que parte de la agenda del tpp por el convenio bilateral Estados Unidos-Unión Euro-
pea es penetrar en los mercados internos de varios países de la Unión Europea, donde el arribo de las
grandes corporaciones multinacionales ha sido contenido mediante normas internas de protección.
La cuestión de la innovación 271

Gráfica 4. Evolución de las patentes registradas en Estados Unidos

Patentes otorgadas: 8 millones 181 mil 368 a mayo de 2012


9
Número acumulado de patentes

2011
8
4. 2
2006
7 millones
1999
6 patentes
(millones)

1991
5
1980
4 1976
3 1961
2 1935
1
1911
0
1790 300 años 21 años

Fuente: Smith (2012).

Este desproporcionado y espectacular crecimiento, aunque se asocia estre-


chamente con la lógica de la reestructuración de los sistemas de innovación
descrita en el primer apartado, entraña también una cierta ampliación, vulga-
rización y aprisionamiento (enclosure) de lo que materialmente tiene sentido pa-
tentar y que daña la lógica del conocimiento como bien común, en tanto pro-
ducto del General Intellect conforme a la definición de Marx de trabajo científico:

La naturaleza no construye máquinas, ni locomotoras, ferrocarriles, electric telegraphs,


selfacting mules, etcétera. Son éstos productos de la industria humana; material natu-
ral, transformado en órganos de la voluntad humana sobre la naturaleza o de su
actuación en la naturaleza. Son órganos del cerebro humano creados por la mano
humana, fuerza objetivada del conocimiento. El desarrollo del capital fixe revela has-
ta qué punto el conocimiento o knowledge social general se ha convertido en fuerza
productiva inmediata, y, por lo tanto, hasta qué punto las condiciones del proceso de
la vida social misma han entrado bajo los controles del general intellect y remodeladas
conforme al mismo. Hasta qué punto las fuerzas productivas sociales son produ-
cidas no sólo en la forma del conocimiento, sino como órganos inmediatos de la
práctica social, del proceso vital real (1976 [1858]: 229-230).
272 Raúl Delgado Wise

Más aún, en ocasiones se trata de patentes adquiridas con la finalidad


de no aplicarlas o postergar su aplicación para que el capital monopolista
controle y regule los mercados, dando lugar a lo que Guillermo Foladori (2014)
concibe como «ciencia ficticia» por su carácter especulativo, que semeja la no-
ción acuñada por Marx de capital ficticio.
A tono con lo hasta aquí referido, del cuadro 1 se desprende que Estados
Unidos despunta como la primera potencia capitalista del mundo en materia
de innovación, al concentrar 28% de la totalidad de patentes gestionadas. Al
considerar al total de países de la ocde —sin incluir a México, Chile y Tur-
quía— se aprecia que, en conjunto, concentran 90% de las solicitudes mun-
diales de patentes.5 Asimismo, se observa un bajo nivel de participación de
América Latina y el Caribe en la generación de patentes, cuyo aporte al cúmulo
global de solicitudes consignadas fue de apenas 0.7%.

Cuadro 2
Solicitudes de patentes, pct-wipo* 1996-2010

Solicitudes Solicitud
País País
patentes patentes
Total global 4 482 343
América Latina
Total ocde** 4 032 186 30 366
y el Caribe
Primeros seis países
Primeros 10 países 3 673 953 de América Latina 26 778
y el Caribe
Estados Unidos 1 237 060

Japón 710 516 Brasil 12 779


Alemania 627 460 México 6 335
Reino Unido 216 480 Argentina 2 966

5
Debido a la complejidad del marco institucional de patentamiento establecido por el tcp- ompi,
que protege de facto a los solicitantes de patentes por tres años antes de que obtengan el reconoci-
miento formal, las estadísticas suelen referirse a las solicitudes de patentes en vez de a las patentes
otorgadas por ser un indicador al día —y no desfasado— del dinamismo y concentración de la
propiedad intelectual.
La cuestión de la innovación 273

Solicitudes Solicitud
País País
patentes patentes
Francia 212 571 Colombia 1 673
China 208 665 Chile 1 522
República de Corea 183 584 Cuba 1 503
Canadá 102 917
Países Bajos 93 105
Suecia 81 595
*Patent Cooperation Treaty (pct), World International Patent Organization (wipo).
**No incluye a México, Chile y Turquía.
Fuente: estimaciones propias con datos de Miguelez y Fink (2013).

Tras este aumento acelerado de las solicitudes de patentes se registra, por


un lado, un incremento de las solicitudes extranjeras en países periféricos. Así,
en el caso de México, con la entrada en vigor del tlcan se da un proceso de
sustitución de patentes nacionales por extranjeras (Díaz, 2008). Por otro lado, y
de manera un tanto paradójica, en la Oficina de Patentes y Marcas Registradas
de Estados Unidos se percibe una tendencia hacia el aumento de solicitudes de
extranjeros, principalmente provenientes de países del Sur.
Es en la industria farmacéutica donde se presentan los efectos más visi-
bles de las legislaciones aprobadas con relación a quiénes ganan y quiénes
pierden. Los ganadores son las grandes corporaciones multinacionales, con
dividendos provenientes de mercados monopólicos y de compensaciones por
atrasos «injustificados» en la tramitación de patentes y permisos de comer-
cialización; mientras que los perdedores suelen ser los consumidores finales,
que no pueden adquirir los medicamentos a los precios de monopolio im-
puestos, ni acceder, por efecto de los derechos de exclusividad encarnados en
las patentes, a medicamentos genéricos (Luna, 2012). A esto último se agrega la
regla 90 -10, aquella que alude a que 90% de la investigación se dirige a enfer-
medades que afectan a 10% de la población (Stiglitz, 2010 citado en Berasaluce
y Ruiz, 2012).
En adición, el arbitraje internacional en materia de propiedad intelectual
ha resultado ser un negocio bastante lucrativo para las grandes corporacio-
nes y los bufetes de abogados especializados, en detrimento de los gobiernos
274 Raúl Delgado Wise

demandados y, a final de cuentas, del ciudadano común. Gus van Harten y


Pavel Malysheuski (2016) estiman que los montos agregados en transferencias
de los Estados demandados hacia los inversionistas fue de 9 mil 164 millones
de dólares en 214 casos y 856 millones de dólares hacia la industria del arbitraje
inversionista-Estado.
Por último, y como efecto de las regulaciones internacionales referidas,
muchos países son orillados a adherir agendas de investigación en ciencia
y tecnología que devienen en consecuencias nefastas para sus economías y
sociedades en cuestiones financieras, económicas y medioambientales. Van
Harten (2011) alude a este fenómeno como una suerte de compra de soberanía
por parte de las grandes corporaciones multinacionales.

Ref lexiones finales

La reestructuración de los sistemas de innovación constituye un mirador


privilegiado para analizar y comprender el significado y las implicaciones
de los modos de apropiación del conocimiento que distinguen a la globali-
zación neoliberal y que subyacen a la lógica de dominación que acompaña
a los tlc promovidos por las grandes corporaciones multinacionales y las
principales potencias imperialistas, encabezadas por Estados Unidos. No son
acuerdos en los que todos los participantes ganan, son estrategias que pro-
fundizan las dinámicas de desarrollo desigual que caracterizan al capitalis-
mo contemporáneo.
Conducen asimismo a una carrera desenfrenada hacia la expansión y
apropiación de los productos del General Intellect bajo una perspectiva de ob-
tención de ingentes ganancias monopólicas a cualquier costo. Todo indica, en
ese sentido, que nos encontramos ante una crisis, con visos de terminal, de
la modernidad capitalista, que reclama avanzar hacia una modernidad alter-
nativa, es decir, una modernidad no capitalista que «implique una verdadera
abundancia y una verdadera emancipación (...) una modernidad que nunca
fue, que nunca existió, no —como dice Habermas— completar el proyecto de
modernidad, sino inventar otra distinta que fue posible incluso desde antes y
La cuestión de la innovación 275

que fue reprimida y negada, y hasta ahora postergada» (Echeverría, 2011:290).


Se trata, en el fondo, de avanzar hacia una ruta de transformación social radi-
cal, centrada en las necesidades sociales y en armonía con la naturaleza, que
entrañe, entre otros elementos, la defensa a ultranza de los bienes comunes
tangibles e intangibles (Laval y Dardot, 2015).

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281

La industria tóxica:
ganancias basadas en el riesgo a la salud y el ambiente

Guillermo Foladori1

Introducción

A diario nos enteramos de artículos de uso cotidiano que contienen químicos


tóxicos. En las últimas décadas los casos de cáncer, disturbios neurológicos,
endócrinos, y otras enfermedades ligadas a químicos tóxicos han aumentado
de modo alarmante. ¿Cómo es posible que el desarrollo tecnológico en una
de las industrias con mayor componente científico, como es la química, esté
socavando las bases biológicas del ser humano? ¿Aumentará el riesgo tóxico
la nueva frontera de materiales químicamente nanomanufacturados que están
saliendo al mercado?
En el presente trabajo se aborda cómo se inscriben esos riesgos a la salud y
el medio ambiente en el proceso de desarrollo capitalista; y cómo el alto grado
de composición técnica presiona a la industria química para acortar los ciclos
de rotación del capital a fin de capturar excedente social, a costa de degradar
las condiciones biológicas de la existencia humana.
El siglo xxi irrumpe con la revolución físico-química de las nanotecnologías,
caracterizadas por la manipulación de la materia a escala atómica y molecular.
Tales tecnologías representan, junto a las tic y la biotecnología, un desarrollo
de las fuerzas productivas que augura la reducción del trabajo a mínimos sin
precedente. El resultado es el anacronismo de una sociedad que continúa orga-
nizando su producción a partir del trabajo vivo en su forma de valor, aunque
éste participe marginalmente en la generación de riqueza material.
La peculiaridad de la revolución de las nanotecnologías es la aplicación de
nanomateria prima con sus novedosas propiedades físico-químicas a procesos

1
Unidad Académica en Estudios del Desarrollo, Universidad Autónoma de Zacatecas «Francisco
García Salinas». Correo-e: [email protected]
282 Guillermo Foladori

industriales. Con esa revolución tecnológica la industria química incrementa


su importancia en el desarrollo científico-técnico y en los procesos de inno-
vación y producción.
Lo que se discute es la hipótesis de que la industria química tiende a trasladar
tareas productivas al consumidor. Si el capital consigue que el consumidor asu-
ma dichas tareas, puede reducir su ciclo de producción aumentando la ganancia
sectorial. Es un argumento contradictorio, porque trasladar al consumidor ta-
reas productivas significa que se reduce el valor incorporado en las mercancías,
y esas tareas dejan de ser productivas. Pero ello es lo que está ocurriendo con la
industria química, tan tecnificada que resulta cada vez más difícil subir las tasas
de explotación. De manera que el capital avanza sobre formas extraeconómicas
de apoderarse de plusvalor social, como eludir la reglamentación y depositar en
el consumidor tareas productivas.
Tal argumento no niega que los procedimientos más corrientes de incre-
mento de la tasa de ganancia continúen funcionando. Por cierto, la industria
química aumenta la productividad e intensidad del trabajo, y con ello la tasa
de plusvalor relativo y absoluto; también migra hacia los países en desarrollo,
buscando salarios y materia prima más barata. Pero esos son los procedimien-
tos comunes a todo mecanismo de aumento de la tasa de ganancia, y para este
estudio no se tomarán en cuenta.
El desarrollo del razonamiento es como sigue: primero se ubican las nue-
vas tecnologías dentro del desarrollo humano de objetivación del proceso de
trabajo, y a partir de la dialéctica entre relaciones técnicas y relaciones sociales
de producción. Luego se explicita el anacronismo de la civilización actual,
que continúa organizando su producción a partir del trabajo vivo, aunque
éste participe de modo marginal en la generación de la riqueza material. Es
decir, la contradicción entre relaciones de producción y fuerzas productivas
se vuelve flagrante. Pero la tendencia a la reducción del trabajo vivo en los
procesos productivos no es obstáculo para que el capital busque otras ma-
neras de incrementar su ganancia sectorial, aunque eso conlleve profundizar
la enajenación del consumidor como en el caso de la industria química. En
el último apartado se ejemplifica dicho proceso con las nanotecnologías. Las
conclusiones sistematizan el razonamiento general y derivan interrogantes.
La industria tóxica 283

La creciente objetivación del proceso de trabajo

Uno de los logros más notables del análisis de Karl Marx es lo que denomina
el doble carácter del trabajo.2 Los trabajadores establecen relaciones técnicas
con los medios de producción y relaciones sociales con los demás participan-
tes del proceso productivo. La distinción entre relaciones técnicas y sociales
es un instrumento metodológico que sirve para analizar el sistema capitalista
y también para estudiar las sociedades precapitalistas y postcapitalistas, por-
que arranca de un supuesto histórico-evolutivo: el hecho de que la sociedad
humana se distingue del resto de los seres vivos por la utilización de instru-
mentos que están separados del cuerpo biológico, lo cual permite diversas
combinaciones sociales para disponer de tales instrumentos.3 Muchas otras
especies de seres vivos emplean instrumentos, pero el ser humano es la única
que los acumula y perfecciona de generación en generación.
Con ese punto de partida, el trabajo se sitúa en el centro ontológico del
análisis marxista. Marx coloca al trabajo como centro porque supone que
es el único medio que tiene el ser humano para transformar la naturaleza y
metabolizar. El resto de los seres vivos adquiere los recursos de la naturaleza
de modo directo, metaboliza sin la mediación de instrumentos acumulados.
Inclusive aquellas especies que de manera eventual usan instrumentos no los
acumulan, no consiguen que las actividades presentes potencien las activida-
des pasadas objetivadas en instrumentos, por lo que cada generación arranca
prácticamente de cero. Trabajo es un concepto social humano, que explica la
organización mediada por instrumentos para la transformación de la natura-
leza externa.4

2
Marx escribe en carta a Friedrich Engels del 24 de agosto de 1867 refiriéndose a El capital: «Los
mejores puntos de mi libro son: 1. El doble carácter del trabajo, según que sea expresado en valor
de uso o en valor de cambio (toda la comprensión de los hechos depende de esto, se subraya de
inmediato en el primer capítulo). 2. El tratamiento de la plusvalía independientemente de sus formas
particulares» (Marx y Engels, 1973).
3
«Al operar por medio de ese movimiento sobre la naturaleza exterior a él y transformarla, trans-
forma a la vez su propia naturaleza» (Marx, 2013a:215-216).
4
«Concebimos el trabajo bajo una forma en la cual pertenece exclusivamente al hombre» (Marx,
2013a: 216).
284 Guillermo Foladori

Las etapas históricas o modos de producción pueden distinguirse por la


especificidad que adquiere el trabajo; por ejemplo, trabajo comunitario, trabajo
esclavo, trabajo servil, trabajo asalariado. Las clases sociales se diferencian por
cómo se vinculan con el proceso productivo, que tiene como centro al trabajo
vivo.
Todo análisis socioeconómico lleva, implícita o explícitamente, la medida
en que las relaciones técnicas pueden influir en cambiar las relaciones sociales;
o bien por qué éstas constituyen una traba o un acicate al desarrollo de las
relaciones técnicas. El tránsito de los antepasados homininos al Homo sapiens
fue resultado de las actividades técnicas de fabricación de instrumentos (cho-
pper), que directa e indirectamente impulsaron el crecimiento del cerebro. La
sociedad de clases hubiera sido inviable sin el excedente regular proporciona-
do por el conocimiento técnico de la agricultura y la ganadería; por su parte,
la máquina de vapor facultó la industria y el capitalismo.
A la vez, las relaciones sociales fueron una barrera al desarrollo de la técni-
ca durante la esclavitud clásica, excepto las específicas de guerra y navegación,
o el conocimiento matemático, geométrico y astronómico. Marx analizó cómo
las relaciones sociales y técnicas fueron evolucionando contradictoriamente
durante el feudalismo, desde la renta en tiempo, a la renta en producto y a la
renta en dinero. También es lugar común considerar que las relaciones sociales
capitalistas impulsan, mediante la competencia, el desarrollo de las fuerzas
productivas. Sin embargo, la dialéctica entre relaciones técnicas y sociales, o
entre fuerzas productivas y relaciones de producción no debe ser obstáculo
para analizar de manera aislada la trascendencia de cada polo. Si se diseñan
grandes quiebres históricos en el desarrollo de la productividad del trabajo,
y se hace abstracción de las relaciones sociales, puede obtenerse una imagen
como la de la gráfica 1:
La industria tóxica 285

Gráfica 1. Tendencia a la objetivación del proceso de trabajo

Funciones
El trabajo que se objetivan

Diseño mental:
plan y manejo de Transición a la
Mano como motor, actividad e instrumento
información pasada hominización

Diseño mental:
plan y manejo de Mano como motor y actividad Instrumento Chopper
información pasada

Diseño mental:
plan y manejo de Mano como impulso Movimiento y efecto Fuero arco/
información pasada motor y movimiento desencadenado f lecha propulsor

Diseño mental: Cultivo


plan y manejo de Mano como Movimiento e impulso Domesticación
información pasada impulso motor independiente viento/agua

Diseño mental: Combinación mecánica de activi-


plan y manejo de Mano como Revolución
dades sucesivas. Transformación
información pasada impulso industrial 1770
de calor en movimiento

Diseño mental: Segunda Revo-


plan y manejo de Incremento en la facilidad de transporte
lución Industrial
información pasada y almacenamiento de energía
1860 -1910

Diseño mental:
plan y manejo de Reprogramación automática Control
información pasada de actividades numérico 1950

Manejo de información pasada en cantidad Microelectrónica


Diseño mental
y velocidad. Decisión inteligente y satélite 1975

Control de diseño material en el nivel molecular, Nanotecnología


?
autorrespuesta inteligente de la materia 2000

Fuente: elaboración propia.

Como puede observarse, la gráfica 1, que es sólo ilustrativa, muestra cómo


aspectos del proceso de trabajo se van objetivando crecientemente fuera del
286 Guillermo Foladori

cuerpo humano, en instrumentos, equipo, medios de producción en general.


Este desarrollo va de la mano con el aumento de la productividad del trabajo.
La forma del trabajo cambia a la par de los avances técnico-científicos; por
ejemplo, el trabajo directo, esclavo, asalariado, todos ellos acompañan cambios
tecnológicos. Asimismo, se requieren determinadas condiciones sociales para
que se modifique aquella forma. El esclavo debe ser capturado en la guerra;
es enajenado como cuerpo vivo antes de ser explotado como esclavo. La ex-
plotación es la forma económica de una enajenación previa y más amplia. Las
relaciones serviles presuponen la enajenación del siervo en su movimiento,
como instrumento sujeto a la tierra. El trabajador asalariado tiene que ser
enajenado, separado de los medios de producción, para poder ser explotado.
La enajenación es mucho más amplia que su expresión económica, que es la
explotación. En el capitalismo no sólo el trabajador es enajenado, también lo es
el consumidor, en la medida en que el mercado cosifica o reifica las relaciones
sociales (Feenberg, 2002; Lukacs, 1969; Postone, 2006; Wendling, 2009). Como se
verá más adelante, las nuevas tecnologías significan una profundización de la
enajenación del consumidor, que afecta sus condiciones de salud y la salud del
ambiente en que vive.
El análisis de la gráfica 1 conduce al planteamiento de dos cuestiones
interrelacionadas. La primera es que la sociedad humana evoluciona hacia
modalidades donde la producción de la riqueza material depende cada vez
menos del trabajo vivo y cada vez más del trabajo pasado, cristalizado en
conocimiento y medios de producción. Por tanto, constituye un anacronismo
de la civilización contemporánea que el trabajo vivo, el cual participa tan
marginalmente en la producción de la riqueza material, continúe regulando el
funcionamiento de la sociedad en su expresión de valor. Diversos indicadores
de distinta naturaleza reflejan tal anacronismo. En 2010 el porcentaje de valor
agregado del sector manufacturero en el pib mundial fue de sólo 16%, y el em-
pleo en el mismo sector manufacturero de 14% (Manyika et al., 2012, gráfica e2).
Desde una perspectiva diferente, el surgimiento de un sinnúmero de ong que
luchan desde el consumo por una sociedad no regulada por el valor es otro
indicador. El crecimiento de los servicios, más amplio y rápido que en tareas
directamente productivas, manifiesta esa transición a actividades humanas
La industria tóxica 287

cada vez más alejadas de la transformación directa de la naturaleza externa.


Los estudios respecto al «fin del trabajo», las «mercancías inmateriales» y otros
conceptos advierten sobre cambios importantes en la relación entre trabajo
vivo y objetivado. El énfasis de las últimas décadas en la ciencia y tecno-
logía como claves del desarrollo se puede interpretar como otro indicador
del anacronismo, ya que la ciencia es en su mayoría conocimiento histórico,
objetivado, y sólo mínimamente trabajo vivo, no obstante sea apropiado por
el capital mediante patentes y diversos derechos jurídicos. Marx detectó ese
anacronismo cuando hizo equivalente el conocimiento científico objetivado
a las fuerzas naturales: «Con la ciencia ocurre como con las fuerzas de la
naturaleza. Una vez descubiertas (...) no cuestan un centavo. La ciencia no le
cuesta absolutamente «nada» al capitalista, lo que en modo alguno le impide
explotarla» (1975:470).
Aunque estamos acostumbrados a pensar que la ciencia y tecnología son
«caras», de hecho se trata de conocimiento acumulado que fue pagado miles
de veces de generación en generación. En este sentido debe tomarse la afir-
mación de que la ciencia no le cuesta nada al capitalista. Lo que el capitalista
paga como derechos de propiedad incluye una ínfima parte de valor del tra-
bajo vivo, por más calificado que sea, el inmenso caudal de conocimiento es
historia, y el capital lo revive como capital ficticio, como títulos de propiedad.
Esa dependencia cada vez menos del trabajo vivo para la producción de
la riqueza ha llegado, hoy día, a su expresión tecnocientífica más elocuente:
la posibilidad de que se organice la materia para transformar luz en energía
mecánica sin participación humana. Aunque por ahora se trata de experimen-
tación en laboratorio, el otorgamiento del Premio Nobel de Química de 2016 a
la investigación sobre motores moleculares es un indicio. Si el trabajo humano
deja de ser necesario para la producción de valores de uso, ¿en qué queda el
valor como regulador de la producción?
La segunda cuestión que emerge de ese retroceso relativo del trabajo vivo
en la producción de la riqueza material se refiere a los efectos en la composi-
ción de las clases sociales. No necesariamente la tendencia a la desaparición del
trabajo vivo en la producción material significa cambios en la propiedad de los
medios de producción, con lo cual surge la pregunta de cuál será la relación
288 Guillermo Foladori

de clase y la forma de enajenación o liberación de los consumidores. De modo


paralelo, las relaciones salariales productivas que permanecen en los sectores
más atrasados sólo pueden sobrevivir mientras son sujetas a la más salvaje
explotación y opresión por parte del capital. Ello destaca en sectores como el
electrónico y textil, donde junto a sorprendentes avances científico-técnicos
las ensambladoras de celulares, computadoras y otros dispositivos acuden a
la explotación masiva de trabajadores en jornadas laborales de 10, 12 y más
horas así como al empleo de menores, todo en condiciones insalubres, como
sucede con las subsidiarias de Samsung o Apple (Bilton, 2014; Kim, 2012). O
las empresas textiles que explotan mujeres y niñas en condiciones de trabajo
semiesclavo, como ocurre desde Bangladesh hasta Honduras (Human Rights
Watch, 2015; War on Want, 2015). Éstos son ejemplos del enorme desarrollo de
las fuerzas productivas junto a las retrógradas relaciones de producción basa-
das en el trabajo asalariado.
Ahora bien, ese proceso de retracción del trabajo vivo se da de forma muy
diferenciada según los sectores económicos. Para aquellos sectores más tecni-
ficados se vuelve cada vez más complicado aumentar la tasa de plusvalor, por
lo que deben recurrir a diversos mecanismos para capturar plusvalor social y
atraerlo hacia sus industrias. Este es el caso de la industria química.

Transferencia de riesgos al consumidor


como estrategia de ganancia de la industria química

Estimaciones del comportamiento del sector manufacturero a escala mundial


muestran que la industria química es la de mayor composición técnica del ca-
pital. Los indicadores manifiestan que la química incorpora la menor cantidad
de horas trabajadas por valor agregado; junto a uno de los mayores índices
de gastos en i&d (Manyika et al., 2012). La gráfica 2 expone la evolución de la
composición técnica del capital de 1998 a 2014 para los principales sectores
manufactureros de Estados Unidos. Es evidente que el sector químico es el de
mayor composición y que dista en ello con los otros.
La industria tóxica 289

Gráfica 2. Value of means of production per worker

Machinery Motor vehicles Food & beverage


Plastic & rubber Chemical products Computers

1 400

1 200
Thousand dollars

1 000

800

600

400

200

0
2004
1998
1999
2000
2001
2002
2003

2005
2006

2008
2009
2010

2012
2013
2014
2007

2011
Fuente: Green (2016).

La misma fuente de la gráfica anterior señala que el sector químico en


Estados Unidos ocupa el penúltimo lugar de los sectores manufactureros en
velocidad de rotación del capital, luego de computadoras (Green, 2016). Inciden
en ambos sectores los costos de la propiedad intelectual para incrementar los
ciclos de rotación, por la dificultad de amortizarlos rápidamente. En la indus-
tria química se suma a la propiedad intelectual la regulación, como traba para
acelerar la rotación del capital. Muchos productos químicos requieren pasar
por evaluaciones toxicológicas, debido a la substancia en sí o porque la indus-
tria produce biocidas, medicinas o cosméticos. En cualquiera de estos casos
el proceso puede llevar años, además de que engloba costos relacionados con
exámenes en seres vivos y hasta en voluntarios humanos en la medicina.
El dilema de la industria química es que al estar altamente tecnificada las
posibilidades de acrecentar la ganancia por la vía de la explotación del trabajo
se vuelven cada vez más difíciles. La búsqueda de mecanismos para acortar
el ciclo de rotación del capital como alternativa para aumentar la ganancia es
vital para la sobrevivencia de la industria química capitalista.
290 Guillermo Foladori

Es probable que la industria química disminuya sus costos reduciendo


etapas del proceso de trabajo relativas a la seguridad de sus productos, lo cual
tiene catastróficos efectos sobre la salud de los consumidores y el medio am-
biente. Las nuevas tecnologías basadas en materiales químicamente nanoma-
nufacturados profundizan esa tendencia a intensificar el riesgo a la salud y el
medio ambiente como mecanismo para reducir el ciclo de rotación del capital
y elevar la ganancia sectorial.
En 2004 la Organización Mundial de la Salud (oms) estimaba que 8% de las
muertes mundiales anuales (4.9 millones) se atribuía a la exposición y manejo
de sustancias químicas, así como al contacto y uso de artículos de consumo
que las contienen (Prüss-Ustün et al., 2011).5 Es incierta la cantidad de diferentes
sustancias químicas en el mercado. La Unión Europea (ue) tiene prerregistra-
das más de 140 mil. Según Estados Unidos anualmente se incorporan entre 700
y mil 500 nuevos químicos a su mercado (Breggin et al., 2009; unep, 2013b). La us
Environmental Protection Agency (epa) afirma que 43% de los químicos pro-
ducidos en grandes cantidades no dispone de información de toxicidad (2007).6
Por su parte, la Comisión Europea y la Agencia Ambiental Europea consideran
que más de 60% de los químicos producidos son tóxicos (Europäische Kom-
mission y European Environment Agency, 2013).7
Sólo después de largas luchas sociales, juicios legales, comprobaciones cien-
tíficas y costos a la salud y el medio ambiente algunas de las sustancias tóxicas

5
La International Federation of Gynecology and Obstetrics declaró en 2015 que «The global health
and economic burden related to toxic environmental chemicals is in excess of millions of deaths»
(Di Renzo et al., 2015 [47]).
6
«Of the 3,000 chemicals that the us imports or produces at more than 1 million lbs/yr, a new epa
analysis finds that 43% of these high production volume chemicals have no testing data on basic
toxicity and only seven percent have a full set of basic test data» (epa 2010).
7
«Of the tens of thousands of chemicals on the us Environmental Protection Agency (epa) chemi-
cal inventory, nearly 7,700 are manufactured or imported into the United States at ≥ 25,000 pounds
per year (us epa, 2012). The us epa has identified nearly 3,000 chemicals that are produced or im-
ported at > 1 million pounds per year (us epa 2006). Only a minority of chemicals has been evalu-
ated for neurotoxic effects in adults. Even fewer have been evaluated for potential effects on brain
development in children (Grandjean and Landrigan, 2006; 2014). Further, toxicological studies and
regulatory evaluation seldom address combined effects of chemical mixtures, despite evidence
that all people are exposed to dozens of chemicals at any given time» (Bennett et al., 2016).
La industria tóxica 291

han sido retiradas del mercado en determinados países. Dado este contexto
no es sorprendente la alarma en diversas ong ante la potencial avalancha de
nuevos químicos al mercado, como son los materiales químicamente nano-
manufacturados.8
La pandemia mundial que el uso de químicos tóxicos ha provocado tiene
como causa más profunda la carrera de la industria química por aumentar las
ganancias. En los sectores económicos menos tecnificados, en ramas como la
textil, se emplean muchos trabajadores, y las empresas compiten migrando ha-
cia países con salarios más baratos e incrementando la duración de la jornada
laboral, la intensidad del trabajo o contratando a menores. Pero en los sectores
altamente tecnificados como la industria química el empleo es calificado y
muy reducido. Es muy difícil elevar las ganancias por la vía de la explotación
de los trabajadores. Esto no es impedimento para que la industria química
se desplace hacia países en desarrollo en busca de materia prima más barata,
regulaciones más leves o flexibles e incluso trabajo calificado más barato.
Hay, sin embargo, otro mecanismo que viene siendo utilizado desde la
década de 1980: la reducción del tiempo de rotación del capital mediante la
eliminación de fases laborales. Muchos de los productos químicos se apli-
can a biocidas, medicinas, cosméticos y la industria de alimentos. En todos
esos casos se enfrentan a reglamentaciones más estrictas que en otras ramas.
Los productos deben pasar por pruebas in vitro primero, luego en peces, en
ratones, en primates y eventualmente hasta en humanos. Son exámenes de-
morados y caros. Esta es la principal razón por la cual la industria química
cabildea para reducir o anular cualquier tipo de regulación, y así acortar los
ciclos de rotación del capital.9
Cuando se alude al efecto de los químicos sobre la salud se interpreta como
un resultado no buscado, debido al desconocimiento o a la dificultad de es-
tablecer relaciones causales entre un elemento químico y determinadas enfer-
medades o biomarcadores. Pero en muchos casos la industria química sabe
perfectamente que sus productos son tóxicos, debido a ello oculta información

8
Para una contrastación entre el discurso halagüeño de corporaciones y el de las ong véase
Azoulay et al. (2009).
9
Véase un ejemplo de finales de 2016 en Kelland (2016).
292 Guillermo Foladori

y emplea el lobby político para presionar por una legislación favorable (DiGan-
gi, 2003; Latham, 2016; Michaels y Monforton, 2013; ucs, 2012). Cuando nada de
esto da resultado, y frente a la evidencia levantada por científicos, ong y otras
instituciones, la industria química usa otros mecanismos de dilación. A conti-
nuación se exponen tres muy generalizados.
El primero se conoce como regrettable substitution (sustitución lamentable). Es
cuando un químico prohibido por tóxico es sustituido por otro químico igual
o más tóxico que el anterior. Existen abundantes ejemplos; uno de ellos es la
cola para pegar espuma utilizada en empresas de mobiliario, de reparación
de autos, de lavanderías, de electrónicos y otras. A principios de los 1980 se
empleaba como pegamento el químico tca. Fue prohibido porque afectaba la
capa de ozono. La industria lo sustituyó por clorudo de metileno, catalogado
por la epa como posible cancerígeno; luego por npb (bromopropane) a finales
de la década de 1990. En su versión de aerosol, como se usaba en la industria
del mobiliario, produce daños neurológicos e infertilidad y, por contacto, cán-
cer. Para 2016 aún no había sido prohibido (Urbina, 2013).
Otro ejemplo es el químico bpa (Bisphenol a), empleado desde finales de
los 1950 para hacer resinas y plásticos, y aplicado en equipo deportivo, cd,
dvd, tuberías, envases de alimento y bebidas y otros. Al constatar que era un
disruptor endócrino comenzó a ser retirado del mercado, inclusive de manera
voluntaria por algunas empresas. En la ue ha sido recientemente prohibido en
biberones. Actualmente el bpa está siendo sustituido por bps, que es casi igual
químicamente aunque tal vez hasta más tóxico (Latham, 2016; Zimmerman y
Anastas, 2015), o por bhpf (fluorene-9-bisphenol), también un potencial dis-
ruptor endócrino (Nature Communications, 2017).
Hay muchos otros ejemplos de sustituciones lamentables en diferentes sec-
tores económicos. Monsanto sustituyó el químico 2,4,5-t por el Roundup.
Singenta el Atrazine por Terbuthylazine, que es un químico parecido con
similares efectos tóxicos a la salud y al medio ambiente (Latham, 2016). En la
industria de pesticidas el paso de un químico tóxico a otro es historia repetida.
Primero fueron los pesticidas a base de arseniato de plomo que la industria
perfeccionó a partir de la producción de los propios agricultores. Fue susti-
tuido por ddt y otros pesticidas organoclorados que, debido a su toxicidad,
La industria tóxica 293

fueron suplantados por organofosfatados, luego por neonicotinoides, todos


ellos altamente tóxicos (Latham, 2016).
La industria química sabe que sus pesticidas desarrollarán, tarde o tempra-
no, inmunidad y mutaciones en los organismos que ataca, de igual modo co-
noce que los efectos tóxicos sobre la población pueden llevar a su prohibición;
por lo anterior, investiga permanentemente las alternativas y va sustituyendo
unos pesticidas por otros en el entendido que retirar del mercado un químico
tóxico puede llevar años de investigación y luchas sociales y políticas, mientras
que lanzarlo al mercado tarda sólo un par de años (Latham, 2016).10
Otro mecanismo de la industria química para evadir reglamentaciones
es el cambio en los métodos de evaluación de la toxicidad. La industria mi-
litar de Estados Unidos es el mayor contaminante por tóxicos de ese país; 11
como consecuencia tiene voluminosos gastos en análisis de toxicidad de las
personas y los sitios. Para reducir tales costos ha creado alternativas técnicas
que acortan y abaratan los exámenes. El caso más exitoso ha sido el método
pbpk de simulación, desarrollado originalmente en el laboratorio de la Fuerza
Aérea Wright-Patterson y utilizado de forma amplia por la epa, la Organiza-
ción para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde) así como otras
agencias. Aquel es llamado de manera común «in silico» por ser un modelo
de computación dirigido a sustituir el análisis in vitro y en vivo del compor-
tamiento de una sustancia química en células, tejidos y órganos por una mo-
delización en computador. Es muy eficiente para evadir problemas, porque es
suficiente con manipular las variables que se incorporan al modelo. Pero es
imposible obtener todas las determinaciones que el análisis en vivo implica,
como ha sido denunciado por una gran cantidad de toxicólogos (Brown y

10
Jonathan Latham argumenta que cuando se pugna para retirar un químico tóxico del mercado
se está avalando, involuntariamente, que la regulación es correcta y el error está en la «manzana
podrida», cuando en realidad todo el sistema de regulación es errado: «The chemical ‹bad actor›
framing strongly implies that the methods and institutions of chemical regulation are not at fault»
(2016).
11
«The military is responsible for about 900 of the approximately 1 300 currently listed Superfund
sites, many of which have been contaminated by these chemicals for decades» (Brown y Gross-
man, 2015).
294 Guillermo Foladori

Grossman, 2015).12 Esa técnica de análisis acorta los tiempos de examen, con
ello acelera la rotación del capital y se convierte en un mecanismo para apro-
piarse de plusvalor social.
Desde la perspectiva de corporaciones y agentes de regulación, este pro-
cedimiento podría considerarse como un aumento de la productividad del
trabajo toxicológico. Para que ello fuese así el resultado final debería ser seme-
jante al que se obtenía con los métodos anteriores, o mejor. No obstante, lo que
sucede es que se sustituye una técnica por otra que deposita en el consumidor
la detección del posible efecto tóxico. En ese sentido, la industria transfiere ta-
reas productivas al consumidor, pero en realidad se trata de acortar el tiempo
de rotación del capital anulando determinadas fases del proceso y aumentan-
do la enajenación del consumidor.
Que lo anterior signifique un mecanismo de captura de ganancia lo se-
ñalan, indirectamente, los estudios sobre «costos de la inacción» como son
llamados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud), que
es el monto financiero que le cuesta a la sociedad cubrir las enfermedades y
muertes derivadas del uso de cosas que contienen tóxicos (unep, 2013a).13
Otro procedimiento dirigido a evadir la reglamentación es el acuerdo en-
tre empresas y agencias de regulación para aceptar como válidas sólo las in-
vestigaciones realizadas según las guías desarrolladas durante los 1970 y 1980
y generalizadas en los 1990, nombradas como «Buena práctica de laboratorio»
(Good Laboratory Practice-glp). Dichas guías han estandarizado los procedi-
mientos de evaluación toxicológica y restringido cualquier medición alterna-
tiva y más actualizada, lo cual hace el proceso de su formulación engorroso,
dificulta el seguimiento por muchos de los laboratorios de universidades y
centros independientes y garantiza que sean principalmente los laboratorios
gubernamentales e industriales quienes puedan cumplir los requisitos. Las
glp fueron aprobadas y generalizadas por la ocde desde 1990, y junto a la

12
«Or, as University of Notre Dame biologist (...) Models can offer a means of avoiding the conclusions derived
from actual experiments. In other words, pbpk models can be customized» (Brown y Grossman, 2015).
13
«Trasande and Liu (2011) report that «the costs of lead poisoning, prenatal methylmercury expo-
sure, childhood cancer, asthma, intellectual disability autism, and attention deficit hyperactivity
disorder were usd 76.6 billion in 2008» (unep, 2013a:30).
La industria tóxica 295

«Aceptación mutua de información» (Mutual Acceptance of Data-mad) que


garantiza que una vez aprobado en un país el análisis debe ser aceptado por
el resto de la ocde, constituyen mecanismos político-administrativos que
facilitan la introducción de químicos tóxicos en las cosas (Cornwall, 2017;
Latham, 2016). El objetivo de tales mecanismos es excluir como prueba a la
mayoría de las investigaciones efectuadas en universidades de manera in-
dependiente del financiamiento de la industria química.14 En muchos casos
los procedimientos universitarios son más actualizados y tocan aspectos no
contemplados por las guías glp (Cornwall, 2017).
Nótese que estos mecanismos no aumentan la productividad del trabajo
toxicológico de laboratorio. Lo que hacen es anular determinadas etapas de se-
guridad, con lo cual se abaratan los costos de la industria química. Ese ahorro
en análisis toxicológico se convierte en costos sociales en salud y remediación
ambiental. Al degradar productos y medio ambiente se enajena al consumidor
de mejores condiciones de vida. En la actualidad enfrentamos una nueva re-
volución tecnológica anclada en la industria química y sujeta a su regulación:
la revolución de las nanotecnologías, que pueden incrementar sustancialmente
el riesgo a la salud y el medio ambiente.

Revolución de las nanotecnologías

Estuvieron históricamente asociadas a la producción o control de la ener-


gía las revoluciones tecnológicas que marcaron un cambio significativo en
la sociedad humana (por ejemplo, fuego, energía mediante domesticación de
animales y plantas, vapor, electricidad, hidrocarburos), o bien a materiales que
fueron la base de importantes medios de producción (por ejemplo acero). En
el último medio siglo surgen revoluciones tecnológicas vinculadas al procesa-
miento, almacenamiento y transmisión de información (tic), y a la modifica-
ción de la estructura básica de la vida (biotecnología). Aunque cualquiera de

14
Warren Cornwall (2017) relata que en 2014 la fda vetó 161 artículos científicos al analizar eviden-
cias del efecto del bpa en la salud y sólo aprobó cuatro, de los cuales al menos dos eran investiga-
ciones financiadas por la industria química.
296 Guillermo Foladori

ellas puede ser considerada una tecnología de propósito múltiple, o general,


en el sentido de que penetra muchos sectores económicos simultáneamente,15
son sectoriales si se las compara con la revolución de las nanotecnologías, que
impacta todos los sectores económicos sin distinción.
Las nanotecnologías son una variedad de técnicas que permiten manipular
la materia a escala atómica y molecular. Los materiales en tamaño de entre 1
y 100 nanómetros en alguna dimensión manifiestan propiedades físicas, quí-
micas y biológicas diferentes a las que la misma materia presenta en escala
mayor. Las nanotecnologías consisten en explotar esas novedosas propieda-
des físico-químicas (nni, 2000). Como todos los sectores económicos utilizan
materiales, las nanotecnologías resultan ser de mayor propósito múltiple que
las tecnologías precedentes; y ya se han expandido comercialmente a las más
diversas mercancías (Tsuzuki, 2009).
Tienen infinitas potencialidades de uso las novedosas propiedades de los
materiales en escala nano. El oro que no es reactivo se vuelve reactivo en
tamaño nano y puede emplearse para elaborar sensores; el carbono es blan-
do y conductor eléctrico, pero el carbono en nanotubos es más duro que el
acero y puede ser superconductor. Cuando ocurre en nanoescala el punto
de fusión de los materiales disminuye. Moléculas de agua pueden hervir a
45ºc cuando están confinadas en nanotubos de carbono, o pasar, sorpren-
dentemente, del estado líquido al sólido a los 105 ºc (Agrawal et al., 2016). En
ciertos casos, la novedad de los productos de las nanotecnologías radica en
un aumento y potenciación de funciones conocidas, como los chips de Intel
Corp. que al disminuir a los 45 nm reducen el tamaño y aumentan exponen-
cialmente la velocidad (Stokes, 2007); en otros casos, la novedad consiste en
nuevas funciones o en objetos multifuncionales. Superficies flexibles pueden
incorporar circuitos electrónicos elaborados con nanotubos de carbono o
grafeno (Bourzac, 2014); y nanosensores pueden navegar dentro del cuerpo
humano monitoreando biomarcadores y liberando fármacos a los órganos o
tejidos afectados, lo cual aminora los efectos secundarios (Azonano, 2007). En

15
Se llaman de propósito general (enabling technologies) a las tecnologías que permiten su aplicación
en un vasto rango de sectores económicos (Bresnahan y Trajtenberg, 1995; Shea et al., 2011).
La industria tóxica 297

la práctica tecnocientífica los materiales químicamente nanomanufacturados


funcionan como si formasen parte de una nueva tabla de elementos quími-
cos, ya que sus propiedades son desconocidas.
Inclusive la idea de que la materia se autoorganice para producir obje-
tos útiles al ser humano a partir de motores moleculares, o que se creen o
modifiquen organismos vivos para realizar tareas provechosas no está fuera
del horizonte científico, como lo indica la entrega del Premio Nobel a inves-
tigadores que crearon motores moleculares que convierten energía de luz en
movimiento mecánico (Doss, 2016).
Que los nuevos químicos nanomanufacturados representen un nuevo ries-
go para la salud y el medio ambiente puede sustentarse en tres factores: a) La
reactividad aumentada y las propiedades físicoquímicas diferentes de las ex-
hibidas por los mismos materiales en escala mayor pueden implicar actividad
biológica y toxicidad desconocida e inclusive potenciada (Helland et al., 2008).16
b) Los nanomateriales irrumpen en la naturaleza con propiedades nuevas que
no han pasado por siglos de evolución, de manera que no hay forma de prever
sus efectos biológicos.17 c) El tamaño de los nanomateriales, en general menor
que un virus, permite que atraviesen cualquier barrera biológica, con resulta-
dos toxicológicos inciertos. Estas características hacen de las nanotecnologías
un experimento mundial cuando menos temerario.
Existe una cantidad de investigaciones que muestran la toxicidad de algunos
de esos materiales en análisis de laboratorio o situaciones específicas. Baste aquí
señalar unas pocas. Los nanotubos de carbono son una de las estructuras más
usadas y versátiles de las nanotecnologías. Craig A. Poland y colaboradores
(2008) descubrieron que los nanotubos de carbono son reconocidos en la cavi-
dad abdominal de los ratones como si fuesen fibras de asbesto, lo que produce
cáncer. Atsuya Takagi et al. (2008) y Cheng-Chung Chou et al. (2008) subrayan

16
«The small sizes and the great surface area of npm imply higher biological activity per given mass
compared to larger particulate forms, which may lead to enhanced toxicity should they be taken
up into living organisms» (Helland et al., 2008:644).
17
«All biological objects, biomolecules, proteins that exist in living organisms evolved over billions
of years to adapt to each other. Nanoparticles which are synthesised in the laboratory are thus
considered by a living organism as something foreign. It is a big challenge to make them compa-
tible and not toxic» (Baulin, 2017).
298 Guillermo Foladori

que los nanotubos de carbono producen granulomas y mesotelioma en rato-


nes. Protozoarios que ingieren nanotubos de carbono se ven limitados en su
movilidad, se mueren o apelotonan (Ghafari et al., 2008). Aaron P. Roberts y co-
laboradores (2007) han advertido que los nanotubos de carbono envueltos en
lípidos bloquean el tracto digestivo de las pulgas de agua y mueren. El dióxido
de titanio, un caballito de batalla de la industria cosmética, ha demostrado da-
ñar las agallas y hacer perder el sentido a los peces (Federici et al., 2007), además
de provocar daños intergeneracionales al atravesar la barrera madre-feto en
ratas y reducir la producción de esperma en los embriones macho (Takeda et
al., 2009). Nanopartículas de plata pueden interactuar con el material genético
modificándolo y afectando la replicabilidad del mismo (Yang et al., 2009). En el
caso de las nanopartículas de óxido de zinc, ampliamente usadas como blo-
queador solar en cosméticos, generan daños en el adn de las células humanas
epidérmicas y estrés oxidante responsable por la producción de radicales libres
implicados en cáncer de piel (Sharma et al., 2009), además de matar o dañar cé-
lulas madre en el cerebro de ratones (Deng et al., 2009). Según Khanna y colabo-
radores el impacto de los nanomateriales puede llegar a ser cien veces más por
unidad de peso que los mismos materiales en tamaño mayor (Yale University,
2008). Aunque los ejemplos anteriores no son conclusivos, tales investigaciones
indican la necesidad de mayor precaución.
Las nanotecnologías incorporan a las tecnologías precedentes. A las tic,
por ejemplo, en lo que se conoce como «internet de las cosas», esto es la ex-
tensión de la conectividad en red y capacidades computacionales a objetos,
lo cual permite que se conviertan en dispositivos inteligentes que registren
información sobre sí mismos y del entorno para luego transmitirla vía inter-
net. Ese sistema combina dispositivos nanotecnológicos con las tic (Rose et al.,
2015). Las nanotecnologías también incluyen a las biotecnologías. La biología
sintética combina la biotecnología con nanoingeniería, aprovechando la ven-
taja de que en el nivel atómico y molecular se borran las desemejanzas entre
la materia viva y no viva, de gran utilidad en el nivel neurológico. De esta
forma las nanociencias y nanotecnologías consolidan el conocimiento y las
técnicas aplicadas en las dos últimas revoluciones tecnológicas (tic y biotec-
nologías), y las potencian.
La industria tóxica 299

No hay registro del avance real de los productos de las nanotecnologías.


Algunas estimaciones sugieren que el mercado global de nanopartículas, na-
noestructuras y dispositivos nanotecnológicos era de 3.4 mil millones de dóla-
res en 2014, y alcanzará 64.2 mil millones para 2019 (bcc Research, 2014). Se trata
del rápido crecimiento de una pequeña porción del valor de la producción
mundial. El papel de los nanomateriales en el valor de los productos finales o
en la cantidad de material incorporado no será significativo. Sin embargo, la
nanomateria prima aún formando una parte mínima del valor del producto
final constituye lo que marca la diferencia en términos prácticos. Un ejemplo
es la incorporación de una pequeñísima cantidad de nanosílice dispersa en la
pasta del cemento, lo cual reduce el tiempo de fraguado y acelera la rotación
del capital de quien lo emplea; o la aplicación de nanodióxido de titanio para
hacer superficies repelentes al agua y usado en vidrios, textiles, o pinturas,
lo que hace al producto final multifuncional y economiza otros costos. En
estos y otros casos la cantidad de material y el valor correspondiente añadido
al producto final por las nanotecnologías es marginal, pero la mercancía se
vuelve disruptiva frente a la competencia, en la medida en que aumenta su
eficiencia o su multifuncionalidad. La estimación de la Asociación de Indus-
trias de Nanotecnología relativa al volumen físico de toda la nanomateria
prima producida anualmente es de 11.5 millones de toneladas (nia, s/f), que
es pequeño si lo comparamos con otras materias primas clave del sector ma-
nufacturero como el aluminio, que está cerca de 54 millones, y el acero, en
torno a mil 600 millones de toneladas.18 No obstante, es preciso recordar que
para darle novedosa funcionalidad a un producto bastan ínfimas cantidades
de nanomateria prima.
Como toda alta tecnología las nanotecnologías utilizan muy poca fuerza de
trabajo, por lo que tempranamente se escucharon voces de alarma en cuanto

18
Datos aproximados promedio para los años 2010 -2015. «The annual quantity of raw nanoscale
materials is estimated to be around 11.5 million tonnes, where carbon black and amorphous silica
accounts for about 9.6 million tonnes (85%) and 1.5 million tonnes (12%) respectively. The remai-
ning 3% are nanomaterials made from e.g. aluminium oxide, barium titanate, titanium dioxide,
cerium oxide and zinc oxide. Carbon nanotubes, graphene and fullerenes have annual production
amounts in the hundred tonnes range. Nanosilver is estimated to be produced in about 20 tonnes
per year» (nia, s/f ).
300 Guillermo Foladori

a los efectos que pudieran tener en el desempleo (etc Group, 2005; Joy, 2000).
Un ejemplo de los cambios en el empleo son las impresoras 3d, que pueden
reproducir prácticamente cualquier objeto, inclusive réplicas de piel humana
(Dormehl, 2017), e igualar los costos de la producción individual a los de la
producción en masa (Hart, 2012). Muchos productos de las nanotecnologías
son multifuncionales, como todo tipo de envase de alimento que alargue la
vida útil en los anaqueles de los supermercados, o que advierta al consumidor
respecto a la caducidad o el deterioro del contenido, reduciendo las activi-
dades de transporte, almacenamiento y supervisión; o el hecho de conectar
cada mercancía en las tiendas con la cuenta bancaria del comprador, a fin de
economizar en cajeros y supervisores.19
Estos cambios tecnológicos son indicadores de que el trabajo humano vivo
ya no requiere ser el eje sobre el cual gira la distribución de la riqueza material;
algo que ya había previsto Marx:

La creación de la riqueza efectiva se vuelve menos dependiente del tiempo de tra-


bajo y del cuánto de trabajo empleados, que del poder de los agentes puestos en
movimiento durante el tiempo de trabajo, poder que a su vez —su powerful effective-
ness— no guarda relación alguna con el tiempo de trabajo inmediato que cuesta su
producción, sino que depende más bien del estado general de la ciencia y del progre-
so de la tecnología, o de la aplicación de esta ciencia a la producción (2013b:227-228).

Esa contradicción entre relaciones técnicas y sociales se encuentra hoy ex-


puesta en las nuevas tecnologías. En términos técnicos la sociedad humana
podría sobrevivir reproduciendo sus requerimientos materiales con mínimo
empleo de trabajo humano. Aquellos sectores que aún utilizan considerable
trabajo vivo podrían rápidamente automatizar los procesos productivos, si no
fuera por las relaciones capitalistas que bloquean la innovación porque resulta
todavía más barato explotar trabajo vivo.

19
«Amazon Go is a new kind of store with no checkout required. We created the world’s most ad-
vanced shopping technology so you never have to wait in line. With our Just Walk Out Shopping
experience, simply use the Amazon Go app to enter the store, take the products you want, and go!
No lines, no checkout. (No, seriously)» (Amazon, s/f ).
La industria tóxica 301

La creciente reducción del trabajo vivo implica una dificultad en los sec-
tores altamente tecnificados para mantener las tasas de ganancia; a pesar de
todos los mecanismos contratendenciales que se siguen aplicando. No debe
sorprender que los sectores con mayor composición orgánica de capital, como
es la industria química, usen medios extraeconómicos para capturar plusvalor
social.
Lejos de cualquier política precautoria, la industria química presiona a las
agencias reguladoras para que sus productos entren al mercado sin examen
de toxicidad, o que se mantengan los criterios de la materia en tamaño mayor
para analizar la misma materia en tamaño menor, lo cual es una incongruen-
cia. En la actualidad no existe reglamentación específica para materiales en
tamaño nano; debido a ello se les aplican los criterios ya conocidos para los
materiales mayores (Azoulay et al., 2009); éste es el más contundente ejemplo
de cómo la industria química ha coaccionado para evadir la reglamentación,
en su búsqueda por acortar los ciclos de rotación del capital de las nuevas
sustancias químicas.

Conclusiones

La creciente objetivación del proceso de trabajo es una tendencia inherente


al ser humano. Tal objetivación conlleva una doble implicación. Por un lado,
permite que determinados sectores de la sociedad se apropien de los valores
de uso producidos. Se trata de la enajenación de las condiciones de vida de la
mayoría de la población. Por otro lado, desplaza el trabajo vivo de las tareas
productivas.
En la actualidad ambas consecuencias suceden en escala mundial y con
gran profundidad. La riqueza material y los medios de producción están fuer-
temente concentrados en 1% de la población mundial. El trabajo asalariado
en los sectores productivos es marginal en comparación con el volumen de
medios de producción y conocimiento pasado incorporado. Colocado en tér-
minos del vínculo entre fuerzas productivas y relaciones sociales, la contra-
dicción es flagrante. El trabajo asalariado es una modalidad obsoleta frente al
302 Guillermo Foladori

enorme desarrollo de las fuerzas productivas. Pero en contradicción, continúa


siendo esa forma de trabajo vivo obsoleto lo que determina cómo se organiza
la producción, la distribución y el consumo de la riqueza material. El valor es
hasta ahora el regulador de la sociedad capitalista, aun cuando las condiciones
objetivas están dadas para que sea superado.
Sin embargo, que el trabajo vivo sea prácticamente superf luo para crear
riqueza material no significa que se modifique la propiedad de los medios
de producción. Los cambios en los procesos productivos derivados de la au-
tomatización, robotización, y medios bioingenieriles no requieren modificar
la propiedad y la concentración de los medios de producción, aunque crean
nuevas contradicciones.
En los trabajadores, crecientemente superfluos, surge la incertidumbre
de cómo accederán a los recursos para satisfacer sus necesidades materiales.
Mientras que en los dueños de los medios de producción, la incertidumbre es
cómo suplantar la explotación del trabajo vivo como mecanismo de enrique-
cimiento y competitividad. Claro que en aquellas industrias donde todavía se
explota trabajo vivo en cantidades significativas tal proceso continuará y se
profundizará. Pero en los sectores con la mayor composición técnica del capi-
tal el incremento en la explotación del trabajo vivo se ve dificultado. En esos
sectores, de los cuales la industria química es uno de los mejores exponentes,
el capital ha enfatizado el aumento del ritmo de rotación del capital como al-
ternativa. No obstante, en este caso no lo ha hecho acelerando los ciclos pro-
ductivos, sino eliminando determinadas fases; básicamente lo que tiene que ver
con la garantía de seguridad de los productos a la salud y el medio ambiente.
Dichas fases desaparecen cuando la reglamentación se relaja o se vuelve super-
flua, ello permite la introducción de productos con toxicidad desconocida a la
circulación mercantil. Por lo anterior, el riesgo a la salud y el medio ambiente
se incrementa, y el consumidor se encuentra cada vez más enajenado respecto
de sus condiciones de vida.
Con las nanotecnologías la industria química se convierte en el punto de
partida de cualquier proceso productivo, al crear la materia prima con nuevas
y desconocidas propiedades toxicológicas, lo que desata consecuencias impre-
visibles en términos de salud y medio ambiente.
La industria tóxica 303

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309

Crisis económica actual de Venezuela,


la más grave de su historia.
Ni guerra socialista contra el capital, ni guerra
económica imperialista contra el gobierno

Manuel Sutherland

Resumen

La situación económica actual muestra el ciclo recesivo más fuerte que ha su-
frido en su historia. Por tercer año consecutivo, Venezuela posee la inflación
más alta del mundo (en 2015 fue de 181% y se estima que en 2016 será de 700%),
un déficit fiscal de dos dígitos (por quinto año consecutivo), una caída de 75%
de los precios del petróleo (que representó cerca de 94% de sus exportaciones
en 2014), el riesgo país más alto del globo (en 2016: jp embi+4145 puntos), la
estrepitosa caída del pib (-7.1% al tercer trimestre de 2015), las reservas interna-
cionales más bajas del decenio y una tremenda escasez de bienes y servicios. A
ello se le suma la fuga de capitales más elevada del planeta. Ante tamaña crisis
estructural es menester plantear que, según la evidencia empírica, hay razones
estructurales y cíclicas que parecen determinar el devenir económico del país,
más allá de la lucha política de los partidos que se disputan el poder en Ve-
nezuela. Esto no implica que no se haga una crítica a las políticas económicas
estatales y a la utilización improductiva privada de la renta.

Proceso mundial de acumulación de capital: forma y fondo

La acumulación de capital es un proceso mundial


por su contenido, pero nacional por su forma.
Juan Iñigo Carrera

El proceso de acumulación capitalista toma la forma concreta nacional en su


representación política: el Estado. Ese complejo institucional es el representante
310 Manuel Sutherland

del capital social que intenta acumularse desde el ámbito que abarca su pro-
pio mercado nacional. Al plantear alianzas o acuerdos comerciales, el equipo
diplomático sale a defender en exclusividad a sus representados (la clase capi-
talista local) frente a otros representantes de la burguesía foránea. Así, al tratar
de imponer lo que más le conviene a la burguesía local, el cuerpo negociante
manifiesta la apariencia invertida de que dirige un proceso de acumulación
nacional que sólo se enfrenta a otros como externalidades competitivas. Pero
no es así. El proceso de acumulación de capital es en esencia mundial y está
fundamentado en una serie de capitales que desarrollan una escala de produc-
ción ampliada que les permite valorizarse a través del mundo sin distinción de
nacionalidad. Por ende, todo gobierno por más progresista que se denomine,
es parte integral de un proceso mundial de acumulación de capital que lo de-
termina completamente. Aunque en periodos de bonanza eso parezca difuso,
en el estallar virulento de las crisis capitalistas, la realidad de la valorización
mundial de capital se hace patente.
Lo que de manera errónea argumentan algunos intelectuales que propo-
nen la posibilidad de «desconectarse» de las crisis capitalistas, por la vía de
acuerdos comerciales o de cooperación, se erige como una graciosa ilusión. Es
imaginar a las sociedades como componentes agregativos que se yuxtaponen
(sin mezclarse) en relaciones externas de intercambio. Dejarse llevar por esa
apariencia es clave en el error que estriba en la creencia de que procesos na-
cionales de acumulación de capital pueden ser dirigidos con éxito por gobier-
nos «progresistas», que sin tocar los intereses de las burguesías locales pueden
llevar a cabo promesas rimbombantes del tipo: justicia social, igualdad de
clases, pobreza cero y la mentada «independencia» económica.
Al analizar críticamente la economía venezolana debe comprenderse que
ésta es apenas una fracción de un proceso mundial de acumulación de ca-
pital que la determina de modo concreto. Por ende, su devenir económico
está más ligado al movimiento cíclico de la acumulación de capital a escala
mundial, que a la picardía o impericia de las políticas económicas que los
gobiernos efectúan. Lo anterior no implica que la superestructura (sobre
todo el Estado) sea un sujeto pasivo en el proceso de acumulación. Como
bien decía Friedrich Engels, el Estado puede ejercer políticas que estimulen
Crisis económica actual de Venezuela 311

de forma abierta el proceso nacional de acumulación de capital o inventar


propuestas absurdas y delirantes que depriman tal proceso. Lo que se ha
llevado a cabo en Venezuela se dirige más hacia lo segundo que a lo primero.
Hasta abril de 2017 no se tenían muchas cifras concretas sobre 2016, ni si-
quiera de los primeros meses respecto a indicadores tan importantes como el
producto interno bruto (pib) y la inflación, ni hablar de otros más específicos
pero esenciales. Aunque todas las estimaciones concluyen que 2016 fue más
negativo que el peor año en materia económica de nuestra historia (2015), aún
no se sabe cuánto más podría disminuir la economía. Como boom noticioso se
ha propagado una supuesta filtración de las cifras preliminares que el Banco
Central de Venezuela (bcv) estaría estudiando publicar. Los guarismos (filtra-
dos) para 2016 son realmente escalofriantes: el pib tuvo una caída acumulada de
23%, la baja en actividades sensibles como petróleo y manufactura fue superior
a 20% y la inflación anual fue de 830% (La Patilla, 2017). Si bien las cifras están
lejos de ser oficiales, parecen reflejar el definitivo estallido de la crisis más no-
table de nuestra historia (Sutherland, 2016). En otros trabajos se ha analizado la
crisis como entorno macroeconómico en general (Sutherland, 2016).

El «desconocido» ciclo económico y el boom de las materias primas

Una de las maneras más sencillas para percibir el avance de un proceso nacio-
nal de acumulación de capital, es estudiar las variaciones del pib per cápita. Es
posible observar la evolución del ingreso en una economía sin reparar en la
distribución del mismo, tema que sería adecuado para otro artículo.
Aunque el pib de Venezuela en su comportamiento evidencie la normal
ciclicidad de toda economía capitalista, el pib per cápita muestra más bien las
tendencias de la acumulación puestas en relación con el crecimiento poblacio-
nal, que en Venezuela ha sido bastante alto. La gráfica 1 indica desde 1951 hasta
nuestro tiempo la evolución del pib per cápita, que con la llegada del gobierno
bolivariano detentó de inmediato un ligero repunte, para luego desplomarse
en 2003 en medio de huelgas patronales, golpes de Estado y sabotajes a la
producción petrolera. El posterior control de la situación política se entroncó
312 Manuel Sutherland

con un inusitado y virulento auge de la renta a mediados de 2004; a partir


de ese año los precios se elevaron exponencialmente y pasaron de 10 dólares
por barril a estabilizarse en torno a los 100 dólares. Ahí es cuando empieza la
última época «dorada» del esplendor de la renta. De un pib per cápita cercano
a un millón 400 mil bolívares (poder adquisitivo de 1997), se salta a un pib que
casi roza los 2 millones 100 mil bolívares. El crecimiento fue tan fuerte que casi
alcanza al pico histórico conseguido en 1977.

Gráfica 1. pib per cápita (1951-2015)

pib per cápita pib per cápita, variación %

2 200 20%

2 000 15%

1 800 10%

1 600 5%

1 400 0%

1 200 -5%

1 000 -10%

800 -15%
2015*
1990
1950

1960

1980

2000

2010
2013
1970

*El cuarto trimestre de 2015 fue estimado de manera lineal.


Nota: para 2016 se estimó una caída de 7% en el pib.
Fuente: elaboración propia con datos oficiales del bcv, «pib a precios constantes de 1997».

Cómo se disolvió buena parte


de la renta petrolera en importaciones

Si en Venezuela las importaciones totales crecieron más de cinco veces en


2003-2012 y la producción interna se había incrementado en ese periodo, lo
que debió haber pasado es que el mercado estuviera repleto de productos
Crisis económica actual de Venezuela 313

importados y que hubiera exceso en la oferta de éstos y sus precios dismi-


nuyeran. Sin embargo, ya en 2012 empezaba a suceder todo lo contrario: las
mercaderías comenzaron a escasear, sus precios se elevaron, su calidad des-
cendió y la variedad de las mismas se redujo de forma drástica.
Una de las causas de la situación anteriormente expuesta fue la exportación
vigorosa de capitales, que restó capacidad de inversión productiva interna; ello
gracias a una enorme sobrevaluación de la moneda que facilitó (y aún hoy
facilita) y abarató las importaciones, en detrimento de la producción nacional.
Dicha sobrevaluación del bolívar no es más que una poderosa transferencia
de renta petrolera desde el Estado «socialista» hacia los importadores, quienes
reciben muchos más dólares de los que deberían absorber por los bolívares
que desembolsan.
En la gráfica 2, cortesía de Juan Kornblihtt (2016), se denota la evolución de
la sobrevaluación del tipo de cambio para el periodo 1996-2014. La metodo-
logía empleada para medir la sobrevaluación es la construcción del «tipo de
cambio de paridad relativa»; tal índice está ajustado por el índice de precios al
consumo (ipc) y la productividad del trabajo en Estados Unidos y Venezuela,
parte desde la base del tipo de cambio promedio del periodo 1964-1975. A di-
ciembre de 2014 la sobrevaluación rozó 1,000%, lo cual significa que cada vez
que el gobierno bolivariano vendía 10 dólares a los empresarios privados y a
las empresas estatales que solicitan divisas, les estaba regalando al menos 9.
Para diciembre de 2015 la sobrevaluación fue mucho mayor, según el cálcu-
lo de Kornblihtt (2016) estuvo por el orden de 9,000%. Esa espectacularmente
lucrativa transferencia de renta petrolera al sector privado es el negocio más
oneroso y lesivo a la nación que se pueda imaginar. Peor ha sido que muchas
de las mercancías compradas con ese dólar de «regalo» han sido víctimas
de fraudes masivos, que luego se expondrán. No hay que decir que con esa
sobrevaluación el bolívar compra en el extranjero más de lo que debería, lo
que causa que la producción nacional luzca más costosa que la foránea. Ello
impulsa a que gran cantidad de empresarios y burócratas prefiera importar
antes que producir a lo interno.
314 Manuel Sutherland

Gráfica 2. La enorme sobrevaluación de la moneda local

10 000%

1 000%

100%

10%

1990
1940

1950

1960

1980

2000

2010

2015
1970

Método: tipo de cambio de paridad relativa ajustado


por ipc y productividad, promedio 1964-1975 =1.
Fuente: cálculos de Kornblihtt (2015) con base en bcv y Bureau of Labor Statistics of us.

En la gráfica 3 se percibe con más detalle que el enorme auge exportador de


Venezuela, gracias a la decuplicación del precio del petróleo (de 1999 a 2008) se ha
visto acompañado con un voraz auge importador. Las importaciones cif que en
2003 apenas rozaban 14 mil millones de dólares, en 2012 alcanzaron 80 mil mi-
llones de dólares (Instituto Nacional de Estadísticas, ine, 2014); importación que
siendo «supuestamente» orientada 70% a la inversión productiva (Kornblihtt,
2015), no se vio ref lejada en un aumento considerable de la producción. El incre-
mento de las importaciones cif de 457% para el periodo 2003-2012 refleja que el
ritmo en la importación es a todas luces exagerado y sin ninguna vocación de
ahorro ante una posible declinación del ciclo económico y una eventual caída
en los precios del petróleo. De hecho el aumento de las exportaciones para ese
mismo periodo fue de 257%, mucho menor al incremento de las importaciones.
Los defensores del capital comercial suelen justificar el auge importador
con un supuesto aumento generalizado del precio de las mercancías en el ex-
tranjero. Pero, con relación a los términos de intercambios aplicados a nuestras
exportaciones no petroleras, el precio pagado por cada kilogramo exportado
de mercancías ha subido en apenas 11% (para el periodo 1998-2014), lo cual no
parece justificar un aumento tan fuerte en los precios de las importaciones
(Instituto Nacional de Estadísticas, ine, 2014).
Crisis económica actual de Venezuela 315

Gráfica 3. Exportaciones (fob) e importaciones (cif) anuales

Exportaciones fob+servicios e importaciones b y s+f letes


120
Miles de millones de doláres

97.3 99.5
100

80 78

60
60
52
40
28 41
20
21.5
14
0
2004
1998

1999

2000

2001

2002

2003

2005

2006

2008

2009

2010

2012

2013

2014

2015
2007

2011
*Para 2015 se promedió el último trimestre
con los tres anteriores ya que aún no había sido publicado.
Fuente: elaboración propia con datos oficiales del bcv, «valor fob
de las exportaciones y valores cif de las importaciones».

Auge importador estatal

El lema del gobierno parece ser: «Todo lo que pueda ser importado, será im-
portado». Lejos de favorecer a la industria nacional, estatal o privada, el gobier-
no se ha visto estimulado a resolver necesidades diversas a fuerza de importa-
ciones masivas. Para angustia de nuestra balanza de pagos, las importaciones
estatales han experimentado crecimientos exponenciales. Lo idóneo sería que
esa inversión al menos fuese dirigida al estímulo de la producción nacional,
pero se hizo lo contrario. Aunque se pudiera pensar que sólo el sector privado
tiene incentivos para la importación, el sector público es quien ha aumentado
en 1,033% las importaciones que realizó (2003-2013) con incrementos interanua-
les en las importaciones que alcanzaron 51% (2007), como se observa en la
gráfica 4.
316 Manuel Sutherland

Gráfica 4. Auge de las importaciones estatales


Importaciones del sector público y su variación porcentual interanual

Importaciones totales
Incremento interanual
sector público
34 60%
32 0.514312467
34.298 50%
30
33.198
28
0.493706294 0.402199778 40%
26
0.307808946
24
30%
Millones de dólares

22
20
20%
18
16 10%
14
14.951
12 0%
10
8 -10%
3.45 -0.085211692
6
4 -20%
2
0 -30%
2004
1998

1999

2000

2001

2002

2003

2005

2006

2008

2009

2010

2012

2013

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Presunto fraude en la importación

Las importaciones designadas como «fraudulentas» forman parte del principal


motor de la exportación de la renta petrolera (Sutherland y Aporrea, 2015). Uno
de los rubros más trascendentales de Venezuela es el café, del cual subió (sin ne-
cesidad) la importación a pesar de que había hasta hace pocos años excedente y
exportación. En la gráfica 5 se indica que la importación de café se incrementó
8,200%. Lo más fraudulento del asunto es que el propio bcv (2014) explicó que
para enero de 2014 el índice de escasez de café había llegado a 94%.
Crisis económica actual de Venezuela 317

Gráfica 5. Importación (fob) de café


249
250

200
Millones de dólares

150

100

50 54

3
0
2004
1998

1999

2000

2001

2002

2003

2005

2006

2008

2009

2010

2012

2013

2014
2007

2011
*Para julio de 2016 la última cifra anual disponible es la de 2013.
**En 2014 sólo se tiene el primer semestre, el segundo se estima de manera lineal.
Fuente: elaboración propia con datos oficiales del ine, «valor fob de las importaciones»,
Centro de Investigación y Formación Obrera.

El caso de la carne es arquetípico: el aumento en la importación fob entre


2003 (inicio del control de cambio) y 2013 fue de 17.810%. Lo «asombroso» es
que el consumo nacional promedio de carne disminuyó 22% para ese mis-
mo periodo, como ya se explicó en un trabajo dedicado exclusivamente a
la importación de cárnicos (Sutherland y Aporrea, 2014). De sólo importar 10
millones de dólares anuales se pasó a más de mil 700 millones de dólares, aun-
que la carne lleva meses sin hallarse de manera regular en los supermercados
(Mejías, 2015). Como complemento de ello, de 1998 a 2013 el incremento en la
importación fob de animales vivos fue de 2.280%. Para ese mismo periodo el
valor fob de la exportación de animales vivos descendió 99.78%, hasta llegar
a la microscópica cifra de 4 mil 300 dólares para 2013 (Sutherland y Aporrea,
2014).
318 Manuel Sutherland

Gráfica 6. Importaciones y exportaciones (fob) de carnes

Valor fob en dólares de las exportaciones e importaciones de carnes

Importación de carnes Exportación de carnes


2 000 3 000 000
1 790.869024
1 800
1 709.36057 2 500 000
1 600
Millones de doláres

1 400
2 000 000
1 200
1 000 1 500 000
1 293.978532
800
1 000 000
600 240 744.00
400 9.947561
321 053.00 137 856.00 500 000
200
0 0

2014*
2004
1998
1999
2000
2001
2002
2003

2005
2006

2008
2009
2010

2012
2013
2007

2011

Nota: Esta información se cruzó con el sistema de consulta del comercio exterior del ine.
Fuente: elaboración propia con datos oficiales del ine,
«valor fob de las importaciones y exportaciones».

Relación entre importaciones físicas totales y su costo

En la gráfica 7 se muestra una comparativa formal de las importaciones fob


y sus volúmenes físicos. Si bien para 1998 y 2003 se pagaba alrededor de un
dólar por cada kilo de mercancía importada, después cada kilo costaba «su-
puestamente» el cuádruple. Es decir, la presunta distorsión artificial en las im-
portaciones parece indicar que cerca de 70% de las mercancías (conforme a su
relación previa: peso/valor) jamás llegó a Venezuela. Más preocupante aún
son las centenas de denuncias que alertan sobre lo frecuente que es ver conte-
nedores de mercancías importadas llenos de basura, piedras y chatarra, que se
hacen pasar en aduana como verdadera mercancía importada. Cabe advertir
que las estadísticas en este rubro apenas llegan hasta 2014 (a marzo de 2017).
Crisis económica actual de Venezuela 319

Gráfica 7. Relación entre importaciones totales físicas y su costo

Relación entre importaciones Importaciones físicas (kg)


físicas y su costo en dólares Importaciones fob en dólares

54.76671539

45.15113356
60

31.80655293
50
Millones de dólares

40
14.25038669

16.878963
12.54887399

17.958260
30

13.166860
9.138790418
8.33660331

20

10

0
1998 2003 2012 2013 2014

Fuente: elaboración propia con base en datos oficiales del ine,


«valor fob de las importaciones» y cantidades físicas en kilogramos,
Centro de Investigación y Formación Obrera.

Son famosas las denuncias de importaciones de máquinas de cortar césped


de 12 mil dólares y máquinas para procesar pollos de 2 millones de dólares;
cuando la gendarmería aduanal revisó el contenedor sólo vieron herramientas
oxidadas (Neuman y Torres, 2015). Incluso una reconocida empresa de con-
sultoría, Ecoanalítica, la cual se encuentra totalmente alejada de una posición
comunista, calculó que de 2003 a 2012 fueron robados 69 mil 500 millones
de dólares mediante importaciones fraudulentas (Neuman y Torres, 2015). Las
trampas han sido tan abundantes que los exportadores en una zona de libre
comercio en Panamá facturaron mil 400 millones de dólares en envíos a Ve-
nezuela. Sin embargo, funcionarios panameños aseguran que de esa cantidad
937 millones de dólares fueron un fraude: las compañías facturaban productos
inexistentes (Neuman y Torres, 2015). En otro de los casos documentados, una
compañía que importaba equipo agrícola declaró el costo de una máquina
para desgranar mazorcas en 477 mil 750 dólares, cuando su verdadero precio
320 Manuel Sutherland

es de 2 mil 900 dólares (Neuman y Torres, 2015). Tanto Patricia Torres como
William Neuman y analistas del New York Times creemos que en ese contexto se
está exento de cualquier sospecha de marxismo que deteste la burguesía local.
La gráfica 7 así lo evidencia.

Industria en Venezuela en plena destrucción

El comportamiento de la industria como agregado consolidado se manifies-


ta en el devenir del pib en manufactura. Sectores como textil, automotor y
procesamiento de alimentos son los que engrosan ese componente del pib. Se
excluye la construcción, la minería y el petróleo, medidos en otros agregados.
Por ende, tal sector es lo que podría llamarse ámbito industrial.
En la gráfica 8 se observa cómo el pib industrial tiene un comportamiento
muy similar al pib consolidado. Ambos parecen disminuir y crecer a ritmos
similares. Las gráficas posteriores reflejan el notable incremento de 2004 a 2008
registrado por el pib industrial, que luego decrece a niveles ligeramente por
debajo de 1997; situación preocupante y contradictoria (a simple vista), ya que
en los años de crecimiento elevado (2004-2008), la importación de maquinaria
y equipos industriales se quintuplicó. Una inversión productiva semejante de-
bería haber traído consigo una notable expansión productiva, pero no la trajo.
Para percibir con mayor claridad el peso del sector industrial sobre la pro-
ducción total, es necesario verificar el porcentaje del pib en manufactura sobre
el total del pib consolidado. Al autodenominarse el gobierno bolivariano como
de «izquierda», y que algunos analistas llaman desarrollista, es notorio que
el peso del sector industrial ha mostrado una evidente tendencia al descenso
(gráfica 9). En guarismo sencillo se computa la caída del pib manufacturero
en el peso del pib total, en un preocupante 28%. Caída lamentable si se desea
avanzar hacia una necesaria diversificación de la economía e ir hacia la mul-
tiplicidad de productos para la exportación.
Crisis económica actual de Venezuela 321

Gráfica 8. Evolución del pib total y el pib en manufactura (1997-2015)

pib total y pib manufactura (eje derecho)


Consolidado Manufactura
70 10

65 10
9
60
Miles de millones de doláres

9
55 8
50 8

45 7
7
40
6
35 6
30 5
2004
1998
1999
2000
2001
2002
2003

2005
2006

2008
2009
2010

2012
2013
2014
2015
1997

2007

2011

*El cuarto trimestre de 2015 fue estimado de manera lineal.


Fuente: elaboración propia con datos oficiales del bcv, «pib por sectores»,
Centro de Investigación y Formación Obrera.

Gráfica 9. Peso del pib industrial en la economía

Peso del pib manufactura, sobre el pib total, en porcentaje


17.66%

16.80%

13.38%
2004
1998
1999
2000
2001
2002
2003

2005
2006

2008
2009
2010

2012
2013
2014
2015
1997

2007

2011

*El cuarto trimestre de 2015 fue estimado de manera lineal.


Fuente: elaboración propia con datos oficiales del bcv, «pib por sectores»,
Centro de Investigación y Formación Obrera.
322 Manuel Sutherland

Inversión productiva: Formación Bruta


de Capital Fijo (fbcf) bajo sospecha

Por lo general se utiliza el agregado macroeconómico llamado Formación Bru-


ta de Capital Fijo (fbcf) para determinar con claridad la inversión en maqui-
naria, equipo e instalaciones que se realiza en un país. Para los países intitu-
lados como de «industrialización tardía» la fbcf suele ser una variable clave al
momento de conocer el alcance de los procesos industriales que se desarrollan
en sus naciones. El peso de la fbcf sobre el pib es bastante alto en esos países.
La «inversión productiva», tan imprescindible en la ruta hacia el desarrollo de
las fuerzas productivas, puede reflejarse en los incrementos o decrementos de
este agregado.
Para el caso venezolano, puede verificarse en la gráfica 11 que a precios
constantes (con base en 1997) la fbcf se ha duplicado para el decenio 1999-
2008 y alcanzó su pico histórico en 2012. Ello indicaría una vigorosa inver-
sión productiva que a la sazón debería influir a los grandes conglomerados
industriales del país; es decir, con semejante incremento neto de más de 100%
(bcv, 2016), es evidente que ha habido un aumento enorme en la adquisición
de maquinaria, equipos e instalaciones industriales que debería impulsar la
producción y la productividad del trabajo en las empresas residenciadas en
Venezuela. Esas compras (mayoritariamente importadas) deberían haber im-
pulsado un proceso de sustitución de importación de bienes manufacturados,
pero no lo hicieron. En la gráfica 11 se observa que el auge del fbcf terminó
pronto, y que de 2012 a 2015 tuvo una caída severa de 43% en ese indicador, ello
indica un retroceso gravísimo en cuanto a la indispensable reposición, actua-
lización y renovación de maquinarias y equipos industriales. Dicho retroceso
puede manifestarse en la actualidad (2017) con una severa escasez y un fuerte
desabastecimiento, ya que una retracción de tal magnitud tiene un impacto
negativo categórico en la producción y en la productividad del trabajo indus-
trial. Al haber menos máquinas y más obsoletas (o con más años de servicio)
la producción debe disminuir, la oferta descender y los precios subir.
Crisis económica actual de Venezuela 323

Gráfica 10. Formación Bruta de Capital Fijo a precios constantes (1997-2015)

25

20

15

10

0
2004
1998
1999
2000
2001
2002
2003

2005
2006

2008
2009
2010

2012
2013
2014
2015
1997

2007

2011
Fuente: elaboración propia con datos oficiales del bcv, «Oferta y demanda global»,
Centro de Investigación y Formación Obrera.

Industria automovilística:
el corazón de la manufactura se apaga

Uno de los principales motores productivos de la industria nacional es la


producción de vehículos. Ese sector industrial absorbe las mayores cantidades
de divisas y facilita una serie de procesos fabriles que ofrecen posibilidades
sólidas de integración vertical en varios segmentos industriales. Venezuela,
a diferencia de otros países cuyo tamaño de mercado es similar, posee una
interesante cantidad de ensambladoras de automóviles y autopartes en el ni-
vel nacional. Empresas como General Motors, Ford, Hyundai y Toyota tienen
sendas fábricas en nuestro país. Medir la producción industrial automovilís-
tica puede dar una indicación aproximada de las tendencias que presenta tal
sector. Desgraciadamente, a la fecha (2017), existe poca información agregada
disponible y además está bastante desactualizada.
En la gráfica 11 se señala la evolución del índice de producción física de
vehículos. Como se percibe, la producción en 1998 alcanzó 382 Puntos Base (pb)
y decayó hasta 116 pb en el fatídico 2003. Este descenso obedeció a un cierre
324 Manuel Sutherland

voluntario de las empresas en el nivel nacional, no a una causa económica.


Para 2006 la producción nacional rompe récords y obtiene la cifra de 433 pb, lo
que puede relacionarse con el auge de la renta que ya hemos explicado antes.
Es decir, como los componentes ensamblados son mayoritariamente importa-
dos, la producción tiende a aumentar cuando la moneda se sobrevalúa y por
ende se abaratan (e incrementan) las importaciones. Al poder comprar más de
lo que deberían, si la moneda no estuviera sobrevaluada de forma artificial,
la importación de partes a ensamblar se dispara y la producción goza de un
auge. Sin embargo, la elevada sobrevaluación de la moneda es un estímulo
fuerte para importar con sobrefacturación y sobreprecios; ello impele a las
empresas a la realización de dichas prácticas, lo que reduce de manera efectiva
su producción aunque lo gastado en importaciones se agrande. Por otra parte,
también estimula la importación de vehículos terminados, cuya baratura rela-
tiva —por la sobrevaluación— sabotea al extremo a la producción nacional.
Dicha gráfica refleja también que la caída en la producción de automóviles fue
de 54%, aun cuando 2008 y 2011 fueron años de grandes ingresos por expor-
tación petrolera e importaciones desorbitadas. Para 2011 la producción repre-
sentó apenas la mitad de la de 1998, ello implicó una severa caída en la oferta
y un consecuente incremento de los precios.
Respecto al índice de la producción física de autobuses y minibuses, la
gráfica 12 subraya que la caída más grande en la producción industrial de
cualquiera de los casi 20 sectores industriales disponibles se ref leja en ese
rubro. El descenso de 97% (1998-2011) en la producción de los mismos es un
funesto indicativo de una realidad que apunta hacia una desindustrialización
catastrófica en áreas de extrema importancia nacional.
Crisis económica actual de Venezuela 325

Gráfica 11. Índice de producción física de vehículos totales

450 433

400 382

350

300

250
198
200

150 116

100
2004
1998

1999

2000

2001

2002

2003

2005

2006

2008

2009

2010
2007

2011
La caída en la producción de vehículos entre 2006 y 2011 fue de 54.26%.
Fuente: elaboración propia con datos oficiales del bcv, «índice de producción física, 1997»,
Centro de Investigación y Formación Obrera.

Gráfica 12. Índice de producción física de autobuses y minibuses

140

120

100

80

60

40

20

0
2004
1998

1999

2000

2001

2002

2003

2005

2006

2008

2009

2010
2007

2011

La caída en la producción de autobuses y minibuses entre 1998 y 2011 fue de 97%.


Fuente: elaboración propia con datos oficiales del bcv, «índice de producción física, 1997».
326 Manuel Sutherland

Apuntes recientes de la producción vehicular


en Venezuela, un desplome histórico

Como se advierte en la estadística oficial, muchos de los datos de producción


industrial disponibles (a enero de 2017) terminan en 2011. El bloqueo infor-
mativo parece tener razones relativas al pésimo andar de la economía y a la
enorme magnitud de la caída en los índices macroeconómicos positivos. Si
se analiza con cifras recientes la producción de automóviles, se obtiene que
el retroceso ha sido más que severo. Entre 2007 y 2015 tal producción se des-
plomó en un impresionante 89%, el guarismo de 2015 es casi tan bajo como
el registro de 1962, cuando nació formalmente la industria y se ensamblaron
10 mil vehículos (Deniz, 2016). El colapso de esa industria como corazón de la
manufactura afecta a más de 100 mil empleos directos y una buena cantidad
de empleos indirectos.
En 2015, la industria automotriz se contrajo a su peor nivel en 53 años, al
ensamblar apenas 18 mil 300 unidades. Desde 2007, año en que se ensamblaron
172 mil 418 unidades —el segundo mejor resultado en su historia—, la industria
ha venido en picada (Deniz, 2016). El rendimiento de 2015 fue peor, incluso al
de 2003, cuando se armaron 47 mil automóviles. Si se analiza 2016 las cifras
preliminares hasta noviembre ofrecen un panorama aún más sombrío. Según
la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez) y la Federación Venezolana
de Autopartes (Favenpa), el ensamblaje de vehículos llegó a la microscópica
cifra de 2 mil 694 unidades, 83% menos que en los mismos 11 meses de 2015
(Favenpa, 2016).
La solución planteada por el gobierno a empresas como Ford y otras estriba
en una autorización con la finalidad de que puedan vender sus autos directa-
mente en dólares. Esta opción es (por decir lo menos) insólita, ya que estimula
la importación de vehículos terminados y deprime a la industria nacional. El
resultado de esta alternativa fue que para 2016 la cuota de vehículos importa-
dos se duplicó (en comparación con 2015) y la alícuota de autos ensamblados
en Venezuela disminuyó 83% (Favenpa, 2016).
Crisis económica actual de Venezuela 327

Productividad del trabajo industrial,


clave de la industrialización

La capacidad productiva del trabajo depende de una serie de factores,


entre los cuales se cuentan el grado medio de destreza del obrero,
el nivel de progreso de la ciencia y de sus aplicaciones,
la organización social del proceso de producción, el volumen
y la eficacia de los medios de producción y las condiciones naturales.
Karl Marx

Juan Iñigo Carrera explica la productividad del trabajo como una relación
puramente material, en la cual se puede medir la cantidad de unidades (output)
que se producen con base en una determinada cantidad de un input, en este
caso, fuerza de trabajo (Iñigo, 2008). El nivel de la productividad del trabajo es
un índice trascendental del carácter progresivo de un modo de producción de
un régimen social dado; todo nuevo régimen social, indicó Vladímir Ilich Le-
nin (1899), vence al que le precede pues consigue una mayor productividad del
trabajo. Elevar la productividad del trabajo significa economizar trabajo vivo,
es decir, reducir el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir una
mercancía, disminuir su valor, ello la abarataría y tendería a incrementarse el
poder adquisitivo del obrero.
La caída en los niveles de productividad en la actividad industrial para 2015
supera al estrepitoso descenso que se apreció en 2003. Como se aprecia en la
gráfica 13, la productividad en el trabajo ostenta su nivel más bajo en 20 años.
El decremento de 28% es alarmante, seguramente es el descenso más fuerte en
nuestra historia moderna y se correlaciona con una baja sensible en el nivel
salarial, asunto que no será abordado en el presente artículo.
328 Manuel Sutherland

Gráfica 13. Productividad del trabajo en la industria nacional (1997-2015)

7.0
6.6
6.5

6.0

5.5

5.0 4.77

4.5

4.0
2004
1998
1999
2000
2001
2002
2003

2005
2006

2008
2009
2010

2012
2013
2014
2015
1997

2007

2011
*El cuarto trimestre de 2015 fue estimado de manera lineal.
Población ocupada en la industria, cortesía del ine.
Fuente: elaboración propia con datos oficiales del bcv, «pib por sectores».

La alocada emisión de dinero inorgánico,


aumento de 125 mil por ciento en la base monetaria (1999-2017)

Al analizar la gráfica 14 se percibe algo de por sí incuestionable: si Venezuela


sufre la fuga de capitales más alta del mundo,1 su moneda pierde valor; ello
impulsa a que los precios de las demás mercancías se eleven, aumenten los
gastos estatales y el endeudamiento. Lo anterior resulta en déficits de todo tipo,
es decir, cuentas en rojo donde los egresos superan a los ingresos. La forma
tradicional de cubrir dichos déficits es la emisión de dinero inorgánico por
parte de un deplorable bcv, que ha servido para sostener el gasto, incrementar
nominalmente el salario y realizar políticas asistenciales y clientelistas. De no
haber tantos bolívares sería imposible que la cotización del dólar paralelo pu-
diera ser 400 veces superior a la oficial (divisas protegidas, Dipro). 2

1
Me he abocado a esa fuga en otros artículos, en particular Sutherland (2016).
2
La cotización del dólar medida en bolívares que se venden en la frontera colombo-venezolana
está disponible en https://dolartoday.com
Crisis económica actual de Venezuela 329

Gráfica 14. Aumento de 125 mil por ciento en la Base Monetaria (bm)

7 000
Miles de millones de bolívares

6 000

5 000

4 000

3 000

2 000

1 000

0
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
Diciembre 2016
Enero 2017*
*El aumento en la base monetaria emitida por bcv
para el periodo 1999-2017 (enero) fue de 125.399,64%.
Fuente: bcv, estadísticas del sector financiero.

El aumento de 125 mil por ciento no se corresponde con las necesidades de


medios de pago (dinero) de la economía, tal irrigación de dinero está muy por
arriba de los requerimientos monetarios que deben acompañar al ritmo de la
producción. El exceso de esos billetes suele encontrarse en el mercado con
menos mercancías, ello ineludiblemente impulsa los precios hacia arriba. La
multiplicación por mil 250 veces de la bm significa que la inmensa mayoría del
dinero que circula no tiene respaldo en la producción de bienes y servicios.
Esta política monetaria diluye el valor de cada billete, deprime al salario real,
disuelve el poder adquisitivo y exige elevar las denominaciones del cono mo-
netario para darle f luidez al mercado, apenas nueve años después de haberse
realizado una reconversión monetaria que restó tres ceros a la moneda. Es-
bozado el panorama económico con aristas muy sobresalientes de la crisis, es
menester avanzar en aspectos propios de un gobierno de izquierda que no se
hicieron en Venezuela o que se realizaron de modo erróneo o falaz.
330 Manuel Sutherland

Imposible hablar de revolución en Venezuela


y menos de transición al socialismo

El Estado toma en sus manos el poder del Estado y convierte,


en primer lugar, los medios de producción en propiedad del Estado.
Friedrich Engels

Para la revolución socialista y la construcción socialista desde un proceso na-


cional de acumulación de capital, históricamente determinado, no hay receta
alguna. Cada proceso revolucionario desarrolla las propuestas que el progre-
so de sus fuerzas productivas le permite y que el avance de la subjetividad
productiva le inquiere. Sin embargo, toda sociedad capitalista tiene en común
ciertos rasgos acotados a su desarrollo histórico social. Basado en ello, y como
planteamiento general, Karl Marx y Friedrich Engels en su Manifiesto del Partido
Comunista (1848) deslizaron una serie de medidas revolucionarias a efectuarse
después de que la clase obrera se apropie del poder político. Como expresara el
Prometeo de Tréveris, ese conjunto de medidas depende del grado de acumulación
de capital de una formación económica históricamente determinada.
Si bien no se ahondará en lo expuesto por Marx en aquella ocasión, puede
describirse lo que el proceso bolivariano (no) ha realizado en las distintas
áreas económicas que el Manifiesto juzga nodales, y por lo cual no se considera
que se haya producido la revolución socialista —asunto que expongo en ¿Qué
es la revolución socialista? (2014), pero que por razones de espacio es imposible
detallar en este ensayo. A continuación se insertan las explicaciones:
1. Las expropiaciones proletarias (sin indemnización) han estado ausen-
tes. Por lo general, las estatizaciones han sido provechosos negocios para la
burguesía local. En una gran proporción de ellas se ha pagado mucho por
empresas con una fuerte obsolescencia técnica, mientras que en otras se han
cancelado sumas elevadas por empresas de un valor inferior. Un ejemplo im-
portante es la nacionalización del Banco de Venezuela, que antes se hallaba en
manos del grupo Santander. El negocio fue tan beneficioso a dicho consorcio,
que el mismo Emilio Botín vino a celebrarlo en una fiesta donde invitaron al
presidente Hugo Chávez y le agradecieron la compra del banco. Por 51% de las
Crisis económica actual de Venezuela 331

acciones que el Estado compró, pagó mil 50 millones de dólares, a pesar de que
el banco fue adquirido (93% del paquete accionario) por el grupo Santander en
menos de 300 millones de dólares (Wikipedia, 2012). Las mejores empresas del
país no se han estatizado, lamentablemente la mayor parte de las que recién
lo han hecho son las que arrastran los más graves problemas de atraso tec-
nológico y obsolescencia técnica. Lo anterior provoca que dichas empresas no
puedan ser productivas sin una inyección enorme de capitales, debido a ello
sus antiguos dueños las abandonaron. Empresas como Invepal, Inveval, Clo-
rox, sidor y otras estatizadas en la actualidad son muy ineficientes, al punto
que el salario que devengan sus obreros sale en muchas ocasiones del bolsillo
de otra empresa estatal: pdvsa.
2. La imprescindible «reforma tributaria» no ha llegado. El gobierno luego
de 18 años de mandato no ha impulsado cambios sustanciales en el impuesto
sobre la renta (isrl), para al menos tratar de exigir mayores tributos a los
grandes capitales. Según la Cepal, los países que mostraron los incremen-
tos más notables desde 1990 en sus promedios de ingresos fiscales sobre el
pib fueron Bolivia (20.6 puntos porcentuales) y Argentina (18.8), mientras que
Venezuela registró un descenso (4.5 puntos porcentuales) (Montes, 2015). La
ultraliberal ley de impuestos que impusieron los llamados «Chicago boys» en
los 1990, aún se mantiene sin cambios trascendentales. Impuestos tan regresi-
vos como el iva han desplazado a impuestos progresivos con ciertas posibi-
lidades redistributivas.
3. A pesar de la compra del Banco de Venezuela la banca estatal se encuen-
tra en minoría al alcanzar alrededor de 30% de la banca total. Peor aún ha sido
la fragmentación en decenas de instituciones financieras de escaso capital y de
vigorosa ineficiencia. En estos años el gobierno ha creado: banco de la mujer,
banco del pueblo, banca comunal, banco de las fuerzas armadas, banco de de-
sarrollo y un montón de instituciones que representan la fragmentación de un
capital que concentrado pudiera acumularse de modo eficaz. La fragmentación
de la banca estatal se ha acompañado con una política de ofrecer créditos ba-
ratos (tasas de interés patentemente negativas) a familias, cooperativas y pymes
con baja capacidad de pago y que de ninguna forma impulsan la producción y
el desarrollo de fuerzas productivas.
332 Manuel Sutherland

4. La salud sigue estando en manos de los «mercenarios de la salud», co-


merciantes de la vida y la muerte quienes han inf lado los precios de sus
servicios al ritmo de generosas y fraudulentas primas de aseguradoras que
lucran con base en las desgracias ajenas. En vez de crear un sólido sistema
de salud público, se han instaurado muchos ambulatorios puntuales (Misión
Barrio Adentro) y pocos hospitales especializados (el Cardiológico Infantil).
Anualmente se gastan fortunas pagando a aseguradoras y clínicas privadas,
pésimos expendios de «salud». De manera informal, se calcula que lo pagado
a aseguradoras y clínicas privadas para brindar atención médica a los obreros
estatales excede cuatro veces el presupuesto oficial en salud. En un artículo de
2010 abordo ese tema con amplitud (Sutherland y Aporrea, 2010).
5. El pib agrícola y varias estadísticas relacionadas a ello han dejado de publi-
carse desde 2008. La extrema necesidad de desarrollar la agricultura y el sector
agroindustrial ha sido desplazada por un aumento sideral de las importaciones
de alimentos. En el rubro «carnes» el crecimiento de la importaciones (cif) para
2003-2013 fue de 18,942.24% (Sutherland y Aporrea, 2014). Tan grotesco incremen-
to se correlacionó con una caída del consumo de 22% para ese mismo periodo
(Sutherland y Aporrea, 2014). Aunado al desenfrenado importar, se han desa-
rrollado con severa intensidad los fenómenos de escasez y desabastecimiento,
expresiones ajenas a los primeros 12 años de gobierno bolivariano (Bittan).
6. En el caso del pib en manufacturas, éste disminuyó 16% en 2003-2013
(bcv, 2014). Lejos de una conveniente industrialización del campo, que añada
tecnología y organización científica del trabajo agrícola, el gobierno boliva-
riano ha optado por realizar microfinanciamientos masivos a millones de
«productores» agrícolas e industriales. En estas propuestas del gobierno hay
mucho más de Pierre Joseph Proudhon que de Marx.

Inexistente vanguardia marxista y adiós a una oportunidad


para hacer la revolución socialista de verdad

La vanguardia revolucionaria en Venezuela brilla por su ausencia. Salvo pe-


queñísimas agrupaciones o cierta intelectualidad marxista honesta, lo que
Crisis económica actual de Venezuela 333

reina en la actualidad es la negación a la militancia, es decir, a la disciplina re-


volucionaria. Los que «sabían» militar desde el marxismo han sido absorbidos
por la burocracia estatal «progresista», y sus discursos se orientan a conservar
las políticas reformistas tal como están. Sus gruesos sueldos los atornillan a
miserables posiciones de poder que temen perder si profundizan en la autocrí-
tica, en la organización militante o si luchan por las reivindicaciones obreras
que siguen hoy más vigentes que nunca.
Los autodenominados «izquierdistas» que suelen dar gritos en las redes
sociales no saben cómo militar de verdad, divagan y se dispersan en aventu-
ras de corte hippie, autonomista, anárquica, individualista, ciego-activista, de
trabajo social comunitario (ahorrándole dinero al Estado burgués), de caridad
cristiana y un largo etcétera donde la militancia revolucionaria se niega in-
conscientemente y ni siquiera se debate ni por asomo. La lucha por construir
paso a paso el aparato político-marxista que barra con el protofascismo y el
reformismo populachero se anega en la mar de confusiones y barullos.
A los más dinámicos en la «participación política mediática» (desde Twitter,
conciertos, fiestas y Facebook) la ideología pequeñoburguesa que dimana de la
televisión, y de las instancias burocráticas de la actualidad, les ha metido ideas
cretinas que nada tienen que ver con la construcción marxista revoluciona-
ria como: conucos, comunas, trueque, acriticismo, anticonsumismo, comer los
desechos que tiran los supermercados y el vivir sin dinero al propio estilo de
los inefables free gainers.3 Por lo común, todo ello se emparenta con posturas
populistas como: exaltaciones a la «belleza» de la pobreza, antimodernidad,
antioccidentalidad, pro viviendas hippies comunitaristas o creer que la revolu-
ción se hace por una sucesión lenta de etapas de reformas populares desde el
Estado burgués, etcétera. Las ideologías pseudocríticas sumergen a aquellos en
el conformismo, la inacción y una profunda pereza-confusión-indecisión que
los hace, en una mayor proporción, inútiles para cualquier tipo de militancia,
por más inocua que ésta sea.

3
Movimiento de personas que afirman que lo mejor de vivir es vivir de la basura de los demás.
Una reseña de esa secta se encuentra en Movimiento Líquido (4 de marzo de 2013).
334 Manuel Sutherland

Se avecinan derrotas políticas trascendentales para la clase obrera, mientras


el chavismo se desinf la como movimiento político, los partidos más hacia la
derecha crecen y parecen tener la escena puesta para volver por sus fueros y
enterrar cualquier atisbo de cambio realmente revolucionario. Las virulentas
protestas de finales de abril de 2017 que ejecuta la oposición de ultraderecha
deberían fracasar como lo hicieron en febrero de 2014. Sin embargo, ya han
dejado más de 30 muertes y amenazan con ser un factor importante en el
continuo deterioro social de la actualidad. Por desgracia la izquierda crítica
no tiene respuestas ni planteamientos sólidos ante esa situación, más allá de
ser furgón de cola de la oposición o el gobierno. El llamado del gobierno en
mayo a hacer una Asamblea Nacional Constituyente para concebir una nueva
carta magna los ha dejado perplejos y sin capacidad para levantar una política
obrera independiente y de vanguardia. Más allá de ser el convidado de piedra,
todo le está vedado.

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una-ruina-anunciada/
339

Semblanzas

Juan Alberto Arancibia Córdova (Chile-México). Coordinador del Programa de Pos-


grado en Estudios Latinoamericanos de la unam e investigador del Instituto
de Investigaciones Económicas. Egresado como doctor en Economía, graduado
en Historia en la Universidad de Chile y como maestro en Economía y Planifi-
cación del Desarrollo por la Universidad Autónoma Nacional de Honduras. Ha
sido profesor e investigador en diversas universidades de Chile, Perú, Ecuador,
Honduras, Nicaragua y México. Autor de libros y capítulos en libros y revistas
especializadas acerca de desarrollo económico, economía política del desarro-
llo, seguridad social, reformas educativas y mercados laborales precarizados.

Xabier Arrizabalo Montoro (España). Doctor en Economía por la Universidad


Complutense de Madrid (ucm), de donde egresó también como sociólogo y
economista. Máster Internacional en Planificación, Políticas Públicas, del Ins-
tituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (ilpes-Cepal). Profesor
titular en el Departamento de Economía Aplicada i, Facultad de Ciencias Eco-
nómicas y Empresariales, ucm. Codirector del Grupo de Estudios de Economía
Política: Capitalismo y Desarrollo Desigual. Director del Diplomado de Forma-
ción Continua de la ucm «Análisis crítico del capitalismo». Autor de diversas
publicaciones. Paralelamente ha emprendido distintas actividades académicas
en numerosos congresos en diferentes países.

Plínio de Arruda Sampaio Júnior (Brasil). Profesor titular de Economía en la Uni-


versidad de la Provincia de Campinas (ie/Unicamp). Licenciado en Economía
por la Universidad de São Paulo (usp), maestro y doctor en Economía por Uni-
camp (1988 y 1997 respectivamente), complementó su formación con un pos-
grado en la Universidad de Paris-Dauphine (1991-1994) y un posdoctorado en la
Escuela de Estudios Orientales y Africanos (soas) de la Universidad de Londres
(2014). Ha realizado investigaciones en el área de historia económica de Brasil
y teoría del desarrollo. Durante más de dos décadas se ha dedicado al estudio
340 Semblanzas

de los efectos de la globalización de los negocios en las economías que forman


parte del eslabón débil del sistema capitalista mundial. Es consejero científico
de la Fundación para la Investigación de São Paulo (fapesp) y miembro del con-
sejo editorial de varias revistas académicas, entre ellas, Marxismo xxi, Margem à
Esquerda y Novos Temas. Es autor de Entre la nación y barbarie: los dilemas del capita-
lismo dependiente (1999); El capitalismo en crisis: la naturaleza y la dinámica de la crisis
económica mundial (coordinador, 2009); Celso Furtado: un economista del servicio de la
nación (2013); Jornadas de Junho: un levantamiento popular en debate (coordinador, 2014);
y Crónica de una crisis anunciada: críticas a la política económica de Lula y Dilma (2017).

Raúl Delgado Wise (México). Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de


Pensilvania, Estados Unidos. A lo largo de 35 años como investigador ha sido
autor/editor de 26 libros y ha escrito más de 200 ensayos, entre capítulos de
libros y artículos en revistas especializadas. Ha sido conferencista invitado en
más de cuarenta países de los cinco continentes. Asimismo, impartió la con-
ferencia magistral en el Foro Global sobre Migración y Desarrollo celebrado
en Bruselas en julio de 2007. En 1993 recibió el Premio Anual de Investigación
Económica Maestro Jesús Silva Herzog. Es miembro de la Academia Mexicana
de Ciencias y del Sistema Nacional de Investigadores (nivel iii), así como de
varias asociaciones académicas con sedes en Canadá, Estados Unidos, América
Latina y Europa. Dirige la colección Desarrollo y Migración y Estudios Críticos
del Desarrollo de la editorial Miguel Ángel Porrúa. Actualmente es presidente
de la Red Internacional de Migración y Desarrollo; codirector de la Red de
Estudios Críticos del Desarrollo; director de la revista Migración y Desarrollo;
coordinador de la Cátedra unesco sobre Migración, Desarrollo y Derechos
Humanos; y director del programa de Doctorado en Estudios del Desarrollo
de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Wim Dierckxsens (Holanda). Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad


de Nimega, Holanda. Posee un posgrado en Demografía por la Sorbonne; es
investigador del Instituto de Estudios para el Desarrollo, Universidad Tilburg,
Holanda. Fue funcionario de las Naciones Unidas y director del Postgrado
en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (unah) y
Semblanzas 341

fundador de la Maestría en Política Económica de la Universidad Nacional de


Costa Rica (una). Es cofundador de la Sociedad Latinoamericana de Econo-
mía Política (sepla) y de Global University for Sustainability. Preside la Junta
Directiva del Departamento Ecuménico de Investigaciones (dei), Costa Rica,
y forma parte del Foro Mundial de Alternativas. Coordina el Observatorio
Internacional de la Crisis.

Guillermo Foladori (Uruguay). Antropólogo por la Escuela Nacional de An-


tropología e Historia (inah, México, 1976), maestro en Antropología por la
unam (1979) y doctor en Economía por la Facultad de Economía de la misma
institución (1985). Realizó un posdoctorado en la Universidad Estatal de Cam-
pinas (unicamp, São Paulo, 1996). Ha sido profesor universitario en México,
Nicaragua, Honduras, Uruguay y Brasil; e investigador del Center for Science,
Policy & Outcomes (A project of Columbia University at Washington DC,
2002-2003). Además, ha realizado consultorías para la Organización Inter-
nacional del Trabajo (oit) y el Banco Interamericano de Desarrollo (bid) en
Brasil y Nicaragua, y para varias ong en Brasil; incluso ha trabajado en
Nicaragua para el Centro de Investigaciones y Documentación de la Costa
Atlántica. Desde 2003 se desempeña como profesor investigador de la Unidad
Académica en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zaca-
tecas (México). Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (nivel iii). Ha
publicado decenas de artículos, libros y capítulos en diversos temas: cuestión
agraria y problemática indígena, medio ambiente y sustentabilidad, ciencia
y tecnología. En la actualidad es co-coordinador la Red Latinoamericana de
Nanotecnología y Sociedad (Relans), y miembro de la Red de Conacyt de
Nanociencia y Nanotecnología (Red n&n).

Walter Formento (Argentina). Sociólogo. Dirige el Centro de Investigaciones de


Política y Economía (ciepe) y del Área de Estudios de Geopolítica de la Crisis
Financiera Global en esa institución. Asimismo coordina y forma parte del
gt-Clacso Geopolítica de la Globalización; y de la Coalición por una Radio-
difusión Democrática. Docente de la Universidad Nacional de la Plata y de la
Universidad Nacional de La Pampa.
342 Semblanzas

Alejandro César López Bolaños (México). Secretario académico del Programa de


Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la unam. Académico en el Insti-
tuto de Investigaciones Económicas y profesor en la Facultad de Ingeniería
de la misma universidad. Doctor y maestro en Estudios Latinoamericanos,
titulado como licenciado en Economía por la unam. Director de la revista De
Raíz Diversa. Ha publicado capítulos de libro referentes a desarrollo económico,
mercados financieros y laborales, deuda pública y privada.

Mauricio de Souza Sabadini (Brasil). Doctor en Economía por la Universidad


de París 1, Panthéon-Sorbonne. Profesor del Departamento de Economía y del
Programa de Posgraduados en Política Social (ppgps) de la Universidad Fede-
ral de Espíritu Santo (ufes), Brasil. Tutor del Programa de Educação Tutorial,
grupo pet Economía/ufes (Sesu-mec). Director de la Sociedad Brasileña de
Economía Política (sep) (2016-2018).

Mario Sosa. Vicedirector y cofundador del Centro de Investigaciones en Po-


lítica y Economía (Ciepe), miembro de la Red Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales (Clacso). Para mayor información, véase el portal www.ciepe.
org.ar. Correo-e: [email protected]

Manuel Sutherland (Venezuela). Director del Centro de Investigación y For-


mación Obrera de Venezuela (cifo) y jefe de la Editorial alem. Economista
por la Universidad Central de Venezuela (ucv), con estudios de posgrado en
planificación por el Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la misma
universidad y de maestría en Ingeniería Industrial por la Universidad Nacio-
nal Experimental Politécnica «Antonio José de Sucre» (unexpo). Fue asesor
del ministro de Planificación y del presidente del Banco Industrial de Vene-
zuela. Autor de varios libros, entre los que sobresalen La alienación en el trabajo
y ¿Qué es la revolución socialista?; ha colaborado en los periódicos Noticiero Indus-
trial (Venezuela), Mercado de Dinero (España/Colombia), El Aromo (Argentina).

Óscar Ugarteche Galarza (Perú). Investigador titular b (sni nivel iii) del Institu-
to de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de
Semblanzas 343

México, tutor de los posgrados de Economía y de Estudios Latinoamericanos


de esa institución. Doctor en Historia y Filosofía por la Universidad de Bergen,
Noruega; maestro por la London Business School; y licenciado en Finanzas
por el Colegio de Administración de Empresas, Universidad de Fordham, Nue-
va York. Doctor honoris causa por la Universidad Nacional de San Agustín en
Arequipa, Perú (2015). Cuenta con 25 libros publicados, entre los más recientes
se encuentran Historia crítica del fmi. El gendarme de las finanzas; Ideas towards a new
international financial architecture? (con Alicia Puyana y Alejandra Madi); y Arqui-
tectura financiera internacional: una genealogía 1850-2015. Tiene 63 capítulos en libros
en varios idiomas y 55 artículos en revistas internacionales. Ha sido profesor
visitante en la Universidad General Sarmiento, Buenos Aires (2016); University
of Newcastle (2014); Universidad Libre de Berlín (2011); Instituto de Estudios
Latinoamericanos de la Universidad de Londres (2000); Centro de Desarrollo
de la Universidad de Bergen, Noruega (1993 y 1995); Saint Antony’s College
Oxford (1986).

Jorge Veraza Urtuzuástegui (México). Nació el 19 de diciembre de 1951. Leyó el


Manifiesto del Partido Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels a los 16
años de edad en la víspera del movimiento revolucionario internacional de
1968; y a los 17 años los manuscritos de 1844; mientras que en el curso de la
primera crisis auténticamente mundial del capitalismo (1971 y 1973) leyó el
primer tomo de El capital. En junio de ese año ingresó en la Facultad de Eco-
nomía de la unam y en 1979 obtuvo el título de licenciado en Economía. A
partir de 1983 se integró en el cuerpo docente de dicha facultad. Doctor en 1998
en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de la misma universidad. Entre 1976 y 1984 impartió y coordinó el Seminario
El Capital en la facultad mencionada. Fue profesor de Ciencia Política en la
Universidad Autónoma Metropolitana (uam) Iztapalapa, durante 1984 y 1986,
y de 1986 a la fecha de la carrera de Psicología Social. Desde 1994 es miembro
del Sistema Nacional de Investigadores. A lo largo de más de treinta años ha
elaborado una síntesis antidogmática y original de la teoría marxista, en la
que recupera los aportes de todas las corrientes de pensamiento crítico del
siglo xx; con base en ella enfoca el análisis del capitalismo contemporáneo,
344 Semblanzas

al que caracteriza a partir del fenómeno de la subsunción real del consumo


bajo el capital, concepto creado por Veraza como un desarrollo directo de la
teoría de Karl Marx. Además de numerosas conferencias, seminarios y cursos
impartidos en México y otros países, estas investigaciones se han plasmado
en más de 17 libros y múltiples ensayos publicados, la mayoría en la Editorial
Itaca, de la que es principal colaborador. Entre los últimos libros que ha pu-
blicado se encuentran Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida: para una
teoría marxista de las fuerzas productivas y Del reencuentro de Marx con América Latina
en la época de la degradación civilizatoria mundial. Gracias a este segundo libro,
recientemente fue galardonado con el vii Premio Libertador Simón Bolívar al
Pensamiento Crítico. En 2015 apareció El otro Sade. Democracia directa y crítica inte-
gral de la modernidad (Los Escritos de D.A.F. de Sade. Un comentario) en el que
recupera la propuesta política y crítica integral de la modernidad que llevó a
cabo el Marqués de Sade.
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