Yoshi Leyenda
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ICA
(Leyenda)
Cuenta la leyenda que antes de que viviera los incas, la región que hoy conocemos como
Paracas era un gran desierto. Solo un río llegaba hasta la costa y con tan poca agua que los
habitantes de este lugar apenas podían sembrar camotes, maíz, yuca y algunas legumbres.
Aunque el río no era caudaloso, nunca se secaba y los pobladores estaban agradecidos pues
sabían que a pesar de que hiciese mucho calor siempre contaban con la agüita de su amado
río.
Los habitantes de Paracas eran hombres y mujeres muy trabajadores que también
aprovechaban el mar para alimentarse. El mar era tan bravo que solamente recogían algunos
peces y cangrejos que quedaban atascados en las rocas. En una ocasión, hicieron sogas y redes
con lana de vicuña, y clavaron troncos en la arena. Luego, los hombres más fuertes y valientes,
amarrados con soguillas a los troncos, entraron al mar para poder capturar algunos peces.
El dios Inti sintió admiración por la inteligencia de estos pobladores. Por eso, cuando vio cómo
el mar hacía caer a varios de los pescadores, quienes trataban de pararse rápidamente para
llenar sus pequeñas redes, muy molesto le reclamó:
– Mar bravo, ¿por qué te enfureces con mis hijos? Ellos solamente toman algunos peces
para alimentar a sus familias.
El mar le respondió que él no tenía la culpa, pues la falta de arena en la orilla era lo que
ocasionaba que se estrellara contra las rocas. Entonces, el dios Inti, al darse cuenta de que sus
hijos ya habían sufrido mucho, creó una gran playa llena de arenas en la que el mar reventaba
sus olas y adornaba con espuma.
Pero el dios también quiso premiar el esfuerzo y la dedicación de los agricultores llenando el
río con muchísima agua y creando dos ríos más. Deesa manera le dio al enorme desierto lindos
valles que ponto se llenaron de plantas y hermosas flores silvestres.
Fue así que los pobladores de aquel lugar llegaron a ser famosos agricultores y grandes
pescadores.
Después de algún tiempo, este lugar se convirtió en uno de los pueblos más ricos de la costa.
Intercambiaban, con otros pobladores, todo tipo de cosas gracias a la abundancia de
productos agrícolas y peces que poseían. Pero, lamentablemente, esta prosperidad ocasionó
que los hombres ya no quisieran hacer nada y comenzaron a descuidar los campos de cultivo y
a pescar muy poco.
En vez de trabajar, se dedicaban a beber chicha de jora, se emborrachaban y peleaban entre
ellos. Al ver esto, el dios Inti se molestó muchísimo y les pidió que volvieran a sembrar los
campos y se dedicaran a la pesca para alimentar a los habitantes que tenían hambre, pero
muchos no le hicieron caso. Entonces, Inti se sintió decepcionado y le ordenó al viento que
soplara y soplara hasta cubrir todo de arena nuevamente.
Cuando los pobladores se dieron cuenta, sintieron vergüenza de haber sido ociosos y le
suplicaron al dios Inti que los perdonara, prometiéndole volver a trabajar y ayudar a otros
pueblos. Inti se compadeció de ellos y ordenó al viento que se detuviera.
A partir de ese día, aquel lugar se llamó Paracas, que quiere decir “lluvia de arena” y hasta hoy,
una vez al año, el dios Inti manda al viento a soplar y levantar la arena para que los hombres
no se olviden de que han sido bendecidos por la naturaleza y deben cumplir con sus
obligaciones.