Introducción Libros Historicos-1

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LIBROS-HISTORICOS

La historia de Israel encierra un importante mensaje para la Iglesia de hoy: el plan de Dios triunfa a
pesar de las vicisitudes que sufra su pueblo, la oposición de sus enemigos y el fracaso humano. En el
libro de Josué vemos a Israel "imponente como ejércitos en orden", tomando posesión de su heredad
sin que nada pueda oponérsele. El libro de los Jueces nos muestra cómo Dios suscita libertadores,
algunos muy indignos como Sansón, para librar a su pueblo en momentos de crisis. A pesar de la
ignorancia espiritual, la inmoralidad y el caos social de aquella época de los jueces, existían la bondad
y la piedad, como se ve en el libro de Rut. En los libros de Samuel, Reyes y Crónicas, observamos no
sólo el establecimiento de la monarquía en Israel y su florecimiento, sino también su decadencia hasta
el punto de parecer que se apagara la lámpara del conocimiento del verdadero Dios. Elías se lamentó
diciendo: "Sólo yo he quedado", no sabiendo que Dios había conservado un remanente de 7.000 que
no se habían doblegado ante Baal, y que Dios siempre tiene su remanente fiel. Aunque Dios disciplinó
a su pueblo mediante el cautiverio babilónico, un remanente retornó a la Tierra $anta. Encarando la
oposición externa y grandes problemas dentro de sus filas, el valiente pueblo repatriado reedificó las
murallas de Jerusalén. Al igual que en el caso de la Jerusalén de la época de Nehemías, todavía
quedan muchos escombros alrededor de los fundamentos de la actual Ciudad de Dios, y no faltan
enemigos externos e internos que nos estorban. Pero "el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y
actuará" (Daniel 11:32). Edificará el muro a pesar de los "tiempos angustiosos". De los pozos de la
historia de Israel, la Iglesia actual saca aguas de inspiración, para quedar fortalecida. Sabe que el plan
de Dios ha triunfado y triunfará. Exhorto al lector apresurado por falta de tiempo a que no ceda a la
tentación de leer las partes de este libro sin estudiar primero el texto bíblico que corresponde a ellas.
Aunque en este libro se incluyen algunos de los resultados de la investigación científica sobre el téxto
bíblico, ciertos descubrimientos de la arqueología a la luz de la historia secular, no deben considerarse
como un sustituto para el estudio personal de las Sagradas Escrituras. Debemos tener presente que
la Biblia es la mejor intérprete de sí misma, y que el creyente tiene la "unción" que le enseña todas las
cosas (1 Juan 2:27). Dios habla hoy a través de su Palabra, pero debemos leerla, tener un corazón
atento para oír la voz divina, y una voluntad dispuesta a obedecerla.

INTRODUCCIÓN-GENERAL-A-LOS-LIBROS-HISTÓRICOS

¿Alguna vez se ha imaginado usted una Biblia que no incluyera las historias de Josué, Sansón, David
y Elías? Sería una Biblia inmensamente empobrecida, mucho menos interesante; una Biblia que
carecería de los libros históricos. ¿A qué se refieren los libros históricos? Constituyen la segunda
división del Antiguo Testamento, que comienza con Josué y termina con Ester. Se llaman históricos,
porque en su contenido predomina la historia del pueblo del pacto. (El Pentateuco comienza la historia
sagrada, pero en parte también trata sobre legislación y por eso no se incluye entre los libros
históricos.) Estos libros narran la conquista de Canaán y el establecimiento de Israel en ese país, su
posterior florecimiento, decadencia y caída. Relatan también el cautiverio babilónico y la restauración
del pueblo a Palestina. Abarca aproximadamente un período de ochocientos a mil años: desde la
invasión efectuada por Josué en el siglo XV o posiblemente en el siglo XIII a.C., hasta Nehemías, a
mediados del siglo V a.C.

1. Importancia de la historia sagrada. ¿Por qué estudiamos los libros históricos del Antiguo
Testamento? En primer lugar, buena parte del resto de la Biblia quedaría incomprensible si no
tuviéramos el relato histórico de Israel. Este complementa la historia contenida en el Pentateuco y
hace comprensibles algunos Salmos y los libros proféticos. También ilumina verdades
neotestamentarias. Por ejemplo, Jesús en Nazaret se comparó a sí mismo con los profetas Elías y
Eliseo, los cuales ministraban a paganos, pues sus propios ciudadanos eran indignos. Así señala que
un profeta es rechazado en su propio país (Lucas 4:24-27). La historia sagrada enseña además
grandes lecciones morales y espirituales. El escritor de la carta a los Hebreos menciona en el undécimo
capítulo algunos de los héroes del Antiguo Testamento como ejemplos que inspiran fe en los lectores.
A través de los siglos de la Iglesia cristiana, los creyentes han extraído lecciones de incalculable valor
del estudio de la historia sagrada. Tiene también gran importancia, porque Dios se ha revelado a través
de su trato con el pueblo escogido. Dios no es una idea abstracta, sino un Ser personal que obra a
favor de los hombres que confían en El. Su personalidad se pone de relieve en su relación con ellos a
través de encuentros personales y sucesos históricos. Él ha hablado por hechos de salvación y con
palabras que iluminan. La Biblia es el único libro religioso que toma en serio la historia. Las escrituras
de otras religiones, por regla general, presentan una serie de revelaciones dadas a un solo hombre o
un sistema de preceptos, 12 Los libros históricos doctrinas abstractas y dogmas. En la Biblia, la
doctrina se encierra en la historia, en la vida de los hombres y en la de una nación. En la Biblia, se ve
a Dios como el principal protagonista de la historia; solo ellos dan significado a los acontecimientos. A
través de la historia de Israel- sus vicisitudes, sus guerras y sus resurgimientos espirituales - Dios se
manifiesta llevando a cabo sus elevados propósitos, hasta echar mano de potencias paganas para
castigar o liberar a su pueblo. El Antiguo Testamento relata siete hechos transcendentales realizados
por Dios: 1) Dios eligió a Abraham para formar un pueblo especial: le hizo grandes promesas y
estableció un pacto con él. 2) Libró con notable poder sobrenatural a los hebreos de la esclavitud
egipcia. 3) Estableció una relación íntima y única con los hebreos en el Sinaí, haciendo un pacto con
ellos y entregándoles la Ley y el modelo del tabernáculo. 4) Les entregó Canaán como regalo a los
hebreos, mediante la conquista dirigida por Josué. 5) Inauguró la monarquía hebrea y, en especial,
estableció la dinastía davídica. 6) Disciplinó a los hebreos apóstatas entregándoselos a los caldeas,
quienes los deportaron a Babilonia. 7) Restauró a los fieles a la tierra de Canaán mediante el decreto
de Ciro, el gran rey persa. Así Jehová se reveló en la historia israelita como un Dios personal y
soberano. Actuó con justicia, juicio y gracia, motivado por su amor infinito, para volver al hombre
extraviado a la Fuente de vida y restaurarlo a la comunión con su Creador. No es de extrañarse que
se diga que el tema de la Biblia es la redención del hombre y que el Antiguo Testamento enseña cómo
Dios, por medio de su pueblo, preparó el camino para la venida del Redentor.

2. El punto de vista profético de los historiadores inspirados. A los libros de Josué, Jueces,
Samuel y Reyes, se les llama "Profetas anteriores" en la Biblia hebrea, en contraposición con los
"Profetas posteriores": Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce Profetas Menores. Los demás libros
históricos: Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester, se encuentran en el grupo llamado "Escritos" por los
hebreos. En este grupo se halla también el libro de Daniel. . ¿Por qué se llama "proféticos" a los libros
que nosotros consideramos históricos? Hay dos razones posibles. En primer lugar, la tradición hebrea
atribuye a "profetas" la composición de estos libros. En segundo lugar, el objeto principal de los
escritores no es tanto enseñar la historia de Israel tal como fue, sino más bien, "la forma en Los libros
históricos que el mensaje de Dios se cumplió en la vida de la nación."1 Es decir, los historiadores
sagrados van siempre guiados por un fin doctrinal, inspirado en la ley y los profetas. Presentan la
historia de Israel desde el punto de vista profético. Los profetas no se limitaban a predecir el futuro,
sino que les declaraban a sus contemporáneos lo que Dios exigía de su pueblo e interpretaban lo
pasado, lo presente y lo porvenir a la luz de los propósitos divinos. Señalaban el significado religioso
de los acontecimientos y las situaciones de su época. Al igual que los profetas, los escritores de los
libros históricos se interesaban más en interpretar la historia que en registrarla. Su motivo era dar
enseñanza y edificación a sus lectores. Los historiadores sagrados no intentaban narrar todos los
hechos de Israel y los de las potencias que estaban alrededor. Soslayaron ciertos períodos o los
trataron brevemente porque no tenían relación directa con su tema. Escogieron, seleccionaron y
orientaron todos los acontecimientos históricos hacia su fin religioso, dándoles una significación
profunda y sublime: la actuación de Dios en la historia. No tenían estos autores el propósito de
glorificar a su pueblo y a sus grandes líderes, como sucedía con los escritores egipcios y babilónicos.
Por eso se limitaron a describir en forma amplia y detallada sólo los acontecimientos y las personas
que tenían señalada importancia moral y religiosa. Por ejempio, puede notarse cómo el escritor de los
libros de los Reyes trata a dos personajes: Omri y Acab. Omri fue un rey muy célebre del siglo IX a.C.,
un poderoso general que extendió el territorio de Israel y fue el constructor de la ciudad-capital de
Samaria. Los asirios admiraban tanto su capacidad militar, que durante ciento cincuenta años después
de su reinado llamaron a Israel "la tierra de la casa de Ornri". Sin embargo, el historiador inspirado
dedica solamente ocho versículos a Omri, mientras dedica casi seis capítulos a su hijo Acab, un rey
de poca importancia histórica. ¿Por qué? Las lecciones morales de la vida de Acab y su lucha con el
espectacular profeta Elías tienen más significado para el escritor que todos los brillantes logros
militares de Ornri. El concepto del pacto entre Jehová e Israel forma la base del mensaje profético.
Israel fue ligado a Jehová mediante el pacto del Sinaí, y como era su pueblo, le debía absoluta
lealtad. Por razón de la elección hecha por Dios, de su gobierno, de su omnipotencia, gracia y celo
consumidor, los israelitas habían de obedecerle con total sumisión. Dios les había dado la tierra de
Canaán, pero no como un regalo incondicional. La gran profecía de Deuteronomio 28 enseña que si
los israelitas no le servían fielmente, Jehová les quitaría Canaán. Por lo tanto, los profetas y luego los
historiadores inspirados, insistían en los libros históricos un tema principal: LA FIDELIDAD A JEHOVÁ
ES PORTADORA DE BENDICIÓN, MIENTRAS QUE LA INFIDELIDAD PRODUCE
CONSECUENCIAS FUNESTAS. Los libros históricos señalan cómo se cumplió al pie de la letra el
mensaje profético. Los repetidos fracasos de Israel narrados en estos libros demuestran claramente
cuán imposible era que la Ley por sí sola efectuara la verdadera salvación. Se necesitaba un Redentor
divino.

3. La tierra de Palestina. ¿Por qué Palestina es tan importante? Allí no se ha desarrollado ninguna
civilización brillante; tampoco ha tenido poderío militar. Su importancia estriba principalmente en el
hecho de que fue el escenario de la revelación de Dios. Desde el llamamiento de Abraham en adelante,
la historia bíblica se desarrolla en su mayor parte en la tierra de Palestina. Allí vivieron la mayoría de
los escritores inspirados que escribieron la Biblia; allí, la monarquía hebrea vino a ser el modelo del
reino futuro y las muchas caídas de la nación y sus subsecuentes castigos muestran la santidad y la
justicia de Dios; allí las intervenciones divinas en las crisis espantosas de Israel señalan la fidelidad de
Jehová y su incansable empeño en preparar a su pueblo para que reciba a su Hijo; y allí el Verbo
eterno nació, ministró, fue crucificado y resucitó de entre los muertos. Por lo tanto, Palestina es un
territorio incomparablemente sagrado e importante. El nombre Palestina proviene del griego y significa
Filistea, "la tierra de los filisteos". Se llama también Canaán, porque su pueblo original era
descendiente de Canaán, nieto de Noé. Situada entre la antigua civilización" de Egipto y las grandes
civilizaciones de Mesopotamia, Palestina forma un puente natural entre el Asia, Africa y Europa; un
puente con el desierto por un lado. y el mar Mediterráneo por el otro. Por lo tanto, ha sido la vía del
comercio y la ruta de los invasores que entraban por sus extremos norte o sur. Quedaba sujeta, por
regla general, a la potencia más fuerte. Sin embargo, se pone de relieve el designio divino de colocar
al pueblo hebreo en un centro geográfico donde pudiera ejercer la mayor influencia religiosa posible
en el mundo antiguo. Palestina es un país muy pequeño. Se extiende solamente por unos 240
kilómetros desde Dan hasta Beerseba, los puntos extremos norte y sur respectivamente. A lo ancho,
desde Gaza hasta el mar muerto, mide unos 90 kilómetros y se angosta hasta unos 45 kilómetros a la
altura del mar de Galilea. Su área es de unos 26.000 kilómetros cuadrados, la mitad del tamaño de
Costa Rica. Palestina se puede dividir topográficamente en cuatro secciones, las cuales se extienden
como fajas paralelas trazadas de norte a sur: la llanura marítima, la cordillera central, el valle del Jordán
y la altiplanicie oriental.

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