Traducción Rajewsky
Traducción Rajewsky
Traducción Rajewsky
Irina O. Rajewsky
Luego de décadas en las que el cine y el video han sido vistos con tanta
frecuencia sobre un escenario… y en que las fronteras tradicionales de las
disciplinas artísticas han sido a menudo completamente difusas, tenemos que
preguntarnos si el criterio de cruce de fronteras mediales puede ser aún aplicado
con tanta facilidad.10
Esto llama nuestra atención sobre aspectos cruciales que deberían ser
considerados, respecto a la cuestión fundamental de la delimitabilidad de los medios
individuales y, por consiguiente, respecto a la condición de las especificidades,
diferencias y fronteras mediales en el contexto de las prácticas intermediales. El primer
aspecto es la forma específica en que las diferencias y fronteras mediales y el cruce de
fronteras entran en juego en una configuración medial dada. El segundo aspecto está
relacionado con los procesos históricos de desarrollo y diferenciación de los llamados
medios individuales. Finalmente, está el carácter justificadamente designado como de
‘constructo’ de las concepciones de los medios.
Un escrutinio un poco más detallado de estos tres grupos de fenómenos revela que
estamos lidiando aquí con concepciones de intermedialidad cualitativamente diferentes.
La primera categoría, la transposición medial, implica una concepción ‘genética’ de la
intermedialidad, orientada a la producción. Aquí el atributo intermedial –el criterio de
un cruce de fronteras mediales- tiene que ver con el modo en que una configuración
medial es creada, o sea, con la transformación de una configuración medial dada (un
texto, película, etc.), o de su sustrato, a otro medio. El texto o film ‘original’ es la
‘fuente’ de la nueva configuración intermedial, cuya formación está basada en un
proceso de transformación intermedial obligatorio y específico de los medios. La
categoría de transposición medial puede por lo tanto, para usar la terminología de
Werner Wolf, también ser descrita como una forma de ‘intermedialidad
extracomposicional’.17 A diferencia de la transposición medial, tanto la segunda como
la tercera categoría, la combinación de medios y las referencias intermediales, apuntan a
una intermedialidad intracomposicional, es decir, a la ‘participación directa o indirecta
de más de un medio’ no sólo en el proceso de formación, sino también ‘en la
significación y/o estructura de una entidad semiótica dada’.18 Entonces, hay una
diferencia fundamental entre la transposición medial, por un lado, y las referencias
intermediales, por el otro. Como Wolf continúa diciendo –y lo que es particularmente
relevante para el análisis- ‘la intermedialidad extracomposicional como tal no
necesariamente afecta el significado o la apariencia externa de obras o representaciones
particulares, mientras que la intermedialidad intracomposicional sí lo hace’.19
El cine, el teatro, la ópera o, más recientemente, el Arte Sonoro, son evidencia de que
las combinaciones de medios, desde una perspectiva histórica, bastante frecuentemente
resultan en el desarrollo de formas nuevas que en algún punto de la trayectoria de este
proceso son en sí mismas convencionalmente percibidas como géneros de arte o medios
definidos. Esta estructura plurimedial, entonces, es una característica constitutiva y
propia de estos géneros surgidos recientemente. Correspondientemente, la danza teatro
es definida por una estructura plurimedial que se manifiesta, en particular, en la
combinación de elementos y estructuras del teatro y de la danza. Esta plurimedialidad
fundamental puede, por supuesto, ser incrementada, como ha sido mostrado
especialmente en producciones más recientes, que crecientemente tienden a involucrar
medios digitales y otros medios técnicos. Un ejemplo es la producción de Wim
Vandekeybus, Blush (Wim Vandekeybus/Ultima vez, Bruselas 2002). Esta producción
involucra secuencias fílmicas pre-producidas que son proyectadas en una enorme
pantalla durante la presentación en vivo. En estas secuencias fílmicas los bailarines del
grupo son vistos nadando y actuando debajo del agua. Valiéndose de la identidad de los
bailarines sobre el escenario y en el mundo fílmico submarino, la interacción de la
película y la presentación en vivo crea momentos altamente efectivos: repetidamente los
bailarines parecen saltar directamente ‘hacia el interior de’ la pantalla y así
aparentemente ‘hacia el interior de’ la película, donde, ahora en su encarnación fílmica,
parecen continuar sus movimientos sin interrupción. Este efecto es posible gracias a una
pantalla de proyección que consta de varios paneles posicionados uno al lado del otro,
dejando algunas ‘ranuras’ que permiten a los bailarines saltar hacia detrás de la pantalla.
Además, como la acción en vivo sobre el escenario y la acción pre-producida en el film
están exactamente sincronizadas, los bailarines efectivamente parecen saltar hacia el
interior del mundo fílmico submarino y por consiguiente hacia el interior del agua; una
impresión que es resaltada por efectos visuales y audibles de ‘zambullidas’ que ocurren
en las secuencias fílmicas cuando los bailarines parecen golpear el agua. De esta
manera, la identidad de los bailarines sobre el escenario y en la película, así como sus
movimientos aparentemente continuos, crean la ilusión de una continuidad entre lo que
pasa sobre el escenario y en la película. Al mismo tiempo, dos mundos, dos ‘realidades’
mediales, dos niveles temporales y dos formas mediales de materialización son puestos
uno contra otro.
Aquí, diferentes formas de articulación medial no son combinadas unas con las
otras, como en la combinación de medios; en cambio, las formas e instrumentos de la
danza teatro en sí misma –cuerpos, vestuario, movimientos, iluminación, utilería, etc.-
son empleados y dispuestos de un modo que se corresponde con y se parece a los
elementos, estructuras y prácticas representacionales de la pintura, creando así una
ilusión de cualidades pictóricas. (Puesto en términos de investigación cognitiva, el
espectador es inducido a aplicar un marco ligado a lo pictórico.) La evocación de la
pintura no es lograda simplemente por medio de asociaciones subjetivas que podrían (o
no) ser desencadenadas en la mente del espectador. Más bien, la ubicación sobre el
escenario del descomunal marco –un artefacto que es icónicamente relacionado a un
marco de cuadro y que efectivamente enmarca la acción que tiene lugar sobre el
escenario- explícitamente designa a la pintura como el sistema medial que está siendo
referido y, por consiguiente, señala a la puesta en escena total como una referencia
intermedial a la pintura. De esta manera, la secuencia completa se constituye a sí misma
(y es recibida por el espectador) en relación con la pintura, simulando, pero al mismo
tiempo también expandiendo, los modos de representación del medio referido. Es como
si la danza teatro se volviera pintura, pero explícitamente apuntando a una diferencia
medial, a su propia medialidad y al llamado carácter ‘como si’ de todo el
procedimiento: es como si viéramos una pintura que, complementando la inmovilidad
pictórica con el movimiento de los bailarines, no sólo es poblada por cuerpos de carne y
hueso, sino también puesta en movimiento: un tableau vivant animé.
Además, el ejemplo del Arte Sonoro muestra el importante papel jugado por los
procesos de habituación y convencionalización en relación a la delimitación de fronteras
mediales: si las obras de arte que ahora son catalogadas como ‘Arte Sonoro’ eran
inicialmente vistas como un intento de embarcarse en una nueva dirección y de alterar
fronteras establecidas (también y particularmente por los propios artistas), y podían por
consiguiente ser entendidas como una práctica artística que tiene lugar en los márgenes
de concepciones artísticas y mediales vigentes, más recientemente el Arte Sonoro es
percibido como un crecientemente establecido arte y género mediático con derecho
propio. Mientras que, para este género, la interacción de sonido y construcciones
materiales sigue siendo constitutiva, dicha interacción es difícilmente percibida como
una desestabilización o perturbación de las fronteras, convenciones y normas
establecidas. Más bien, la combinación de sonido y construcciones materiales se ha
convertido desde entonces en un elemento ‘normal’ y establecido de un género que,
como todos los otros géneros, tiene ciertas reglas prescriptivas y restrictivas. Por lo
tanto, con la convencionalización y el establecimiento del Arte Sonoro como un género
artístico y mediático que en sí mismo es convencionalmente percibido como definido, el
desestabilizante y perturbador momento originario de esta forma de cruce de fronteras
mediales se ha perdido o, a través de la habituación, al menos se ha amortiguado. Por
consiguiente, vistas diacrónicamente, las prácticas de cruce de fronteras o de disolución
de fronteras establecidas –en tanto estén acompañadas por una convencionalización y
habituación sostenidas- pueden resultar en otras construcciones, otras fronteras que
nuevamente son percibidas como convencionales, y a su vez modificadas, o incluso en
nuevas concepciones de medios individuales y formas artísticas.
Notas
1
B. Ochsner y C. Grivel (2001) 'Einleitung' en B. Ochsner y C. Grivel (eds.) Intermediale:
Kommunikative Konstellationen zwischen Medien (Tübingen: Stauffenburg), p. 4; énfasis mío.
2
Cf. en mayor detalle I. Rajewsky (2008) 'lntermedialität und remediation: Überlegungen zu einigen
Problemfeldern der jüngeren lntermedialitätsforschung' en J. Paech y J. Schröter (eds.) Intermedialität
analog/digital: Theorien, Methoden, Analysen (München: Fink).
3
W. Wolf (1999) The Musicalization of Fiction: A Study in the Theory and History of Intermediality
(Amsterdam y Atlanta GA: Rodopi), pp. 40-1.
4
Cf. I. Rajewsky (2002) lntermedialität (Tübingen y Basel: Francke), pp. 11-15.
5
Un concepto amplio de intermedialidad de este tipo permite hacer distinciones fundamentales,
específicamente entre fenómenos intra, inter y (finalmente) transmediales, al mismo tiempo que
representa una categoría transmedial útil. Sin embargo, un concepto tan amplio no nos permite derivar
una única teoría que se pudiera aplicar uniformemente a todo el heterogéneo objeto de estudio cubierto
por todas las distintas concepciones de intermedialidad, ni tampoco nos ayuda a caracterizar con mayor
precisión ningún fenómeno individual en sus propios y distintivos términos formales. Por lo tanto, para
cubrir y teorizar uniformemente manifestaciones intermediales específicas, han sido introducidas
concepciones de intermedialidad concebidas más restringidamente (y a menudo mutuamente
contradictorias), cada una de ellas con sus propias premisas, métodos, intereses y terminologías explícitas
o implícitas (cf. en mayor detalle I. Rajewsky (2005) 'lntermediality, Intertextuality, and Remediation: A
Literary Perspective on Intermediality', lntermedialites/Intennedialities 6, pp. 43-65).
6
Lo mismo es aplicable para cualquier referencia a las ‘relaciones interartísticas’, ya que hablar sobre
relaciones interartísticas también presupone fronteras discernibles entre distintas formas de arte.
7
Esta fue, por ejemplo, una de las tesis del panel final de discusión de la 8° Conferencia Internacional
Bianual de la Sociedad Alemana de Estudios Teatrales con foco especial en “El teatro & los medios”, que
tuvo lugar en Erlangen entre el 12 y el 15 de octubre de 2006; cf. H. Schoenmakers et al., (eds.) (2008)
Theater und Medien/Theater and the Media: Grundlagen - Analysen - Perspektiven. Eine
Bestandsaufnahme (Bielefeld: transcripción), p. 26 y pp. 545-60. Una tesis similar ha sido promovida por
Voßkamp y Weingart: “No sólo dentro de los tradicionales géneros texto-imagen (emblemas, publicidad,
prensa fotográfica, comics, etc.), sino también cuando es presumiblemente “sólo” un asunto de imágenes
o textos, supuestos monomediales sobre la imaginalidad de la imagen o sobre la textualidad del texto
pueden finalmente ser vistos como esencialismos insostenibles. En el sentido de la aserción de W. J. T.
Mitchell de que “todos los medios son medios mixtos” se asume aquí que los preceptos de pureza medial
deberían ser entendidos en sí mismos como efectos discursivos y, por lo tanto, no menos como el
resultado de procedimientos de poder, de inclusión y de exclusión: (2005) Transkriptionen 5, p. 31. Ver
también W. Voßkamp y B. Weingart (2005) 'Sichtbares und Sagbares: Text-Bild-Verhältnisse' en W.
Voßkamp y B. Weingart (eds) Sichtbares und Sagbares: Text-Bild-Verhältnisse (Cologne: DuMont), pp.
9-10. También comparen en este contexto las propias observaciones de Mitchell sobre este asunto: “La
interacción de imágenes y textos es constitutiva de la representación en sí misma: todos los medios son
medios mixtos, y todas las representaciones son heterogéneas; no hay artes ‘puramente’ visuales o
verbales, aunque el impulso de purificar los medios es uno de los gestos utópicos centrales del
modernismo”: W. J. T. Mitchell (1994) Picture Theory: Essays on Verbal and Visual Representation
(Chicago y Londres: The University of Chicago Press), p. 5. Como a continuación seguiré hablando de
“medios individuales”, lo que debería enfatizarse ahora es que, en mi propio entendimiento, el término
‘medios individuales’ (Einzelmedium) no apunta por sí mismo a ningún tipo de ‘monomedialidad’ o
‘pureza’ medial. En cambio, desde mi punto de vista, lo que está en discusión aquí son medios que son
convencionalmente percibidos como distintos de otros medios (cf. en más detalle debajo). Por lo tanto,
los llamados medios individuales pueden de hecho ser caracterizados por una estructura plurimedial
como, por ejemplo, el cine o el teatro. Más aún, los medios individuales –y esto es también cierto acerca
de medios a menudo denominados ‘monomediales’, como por ejemplo los textos (literarios)- siempre
deben ser concebidos como multimodales (cf. la contribución de Lars Elleström en el presente volumen).
De hecho, el famoso dicho de Mitchell podría ser reformulado en el levemente más suave ‘todos los
medios son (medios) multimodales’. Significativamente, el propio Mitchell ha reformulado recientemente
su dicho, especificando que ‘todos los medios son, desde el punto de vista de la modalidad sensorial,
medios mixtos’ (W. J. T. Mitchell (2007) 'There Are No Visual Media' en O. Grau (ed.)
MediaArtHistories (Cambridge y Londres: MIT Press), p. 395; énfasis mío).
8
Cf. nota 7.
9
Citado de la beca para el Grupo Internacional de Entrenamiento en Investigación InterArt/Interart
Studies, una escuela de posgrado internacional que ha sido fundada en la Freie Universität Berlin en
octubre de 2006 (portavoz: Erika Fischer-Lichte).
10
Citado de la sinopsis de la conferencia, cf. http://www.theater-medien.de/kongress/sektionen.html,
fecha de acceso 4 de mayo de 2009.
11
Como en la nota 9.
12
Cf. especialmente I. Rajewsky (2004) 'lntermedialität 'light'? Intermediale Bezüge und die 'bloße
Thematisierung' des Altermedialen' en R. Lüdeke y E. Greber (eds.) Intermedium Literatur: Beiträge zu
einer Medientheorie der Literaturwissenschaften (Göttingen: Wallstein).
13
Cf. J. Paech (2002) 'Intermediale Figuration - am Beispiel von Jean-Luc Godards Histoire(s) du
Cinéma' en A. J. Lehmann y I. Maassen (eds.) Mediale Performanzen: Historische Konzepte und
Perspektiven (Freiburg i. B.: Rombach).
14
Cf. S. Krämer (2004) 'Kulturanthropologie der Medien: Thesen zur Einführung', Paragrana:
Internationale Zeitschrift für historische Anthropologie 13, pp. 130-3.
15
Cf. en mayor detalle Rajewsky (2002), (2004) y (2005). Con respecto a esta división tripartita, es
importante notar que una configuración medial puede ciertamente cumplir con los criterios de dos o
incluso las tres categorías intermediales que se describen más abajo.
16
Cf. debajo, nota 24.
17
W. Wolf (2005) 'lntermediality' en D. Herman y M.-L. Ryan (eds.) The Routledge Encyclopedia of
Narrative Theory (Londres: Routledge), p. 253, cf. también p. 254.
18
Wolf (2005) 'lntermediality', p. 253.
19
lbid., p. 254.
20
Para una discusión más detallada (incluyendo ilustraciones) cf. Rajewsky (2002) y (2005).
21
Con respecto al ‘fotorrealismo’ y conceptos relacionados cf., por ejemplo, C. Lindey (1980)
Superrealist Painting & Sculpture (Nueva York: Morrow); L. K. Meisel (1980) Photorealism (Nueva
York: Abrams).
22
Las representaciones de calles y edificios realizadas por el pintor estadounidense Richard Estes sirven
de ejemplo paradigmático de esto (ver, por ejemplo, Café Express, 1975, pintura al óleo sobre tela).
23
El uso que hago del término ‘simulación’ no comprende a la palabra en la manera en que lo hacen los
estudios de medios (es decir, para designar procesos matemáticos de simulación); más bien, connota una
simulación en el sentido literal de la palabra.
24
Cf. también Wolf (1999) The Musicalization of Fiction, pp. 40-1. En el polo más extremadamente
lejano de esta subcategoría de intermedialidad están los fenómenos que, recurriendo a otra terminología,
también pueden ser designados como configuraciones intermedios. El término ‘intermedio’ fue primero
introducido por el ensayo pionero de Dick Higgins en 1966, ‘Intermedia’ (Something Else Newsletter 1, 1
(1966), reimpreso en D. Higgins (1984) Horizons: The Poetics and Theory of the Intermedia
(Carbondale: Southern Illinois UP)), en el que Higgins expresa su convicción de que ‘muchas de las
mejores obras producidas hoy en día parecen ubicarse entre medios’ (p. 18). Esta comprensión del
término se ha vuelto relevante para los intentos de delimitar a las llamadas configuraciones intermedios
de configuraciones multimedios y de medios-mixtos. Higgins usa ‘intermedios’ para referirse a obras ‘en
las que los materiales de varias formas de arte más establecidas son “fusionadas conceptualmente” más
que meramente yuxtapuestas’ (E. Vos (1997) 'The Eternal Network: Mail Art, Intermedia Semiotics,
Interarts Studies' en U.-B. Lagerroth, H. Lund y E. Hedling (eds.) Interart Poetics: Essays on the
Interrelations of the Arts and Media (Amsterdam y Atlanta, GA: Rodopi), p. 325); la cualidad de la
yuxtaposición medial es atribuida (con algunas finas distinciones) a las configuraciones multimedios y de
medios-mixtos (ver C. Clüver (2001) 'Inter textus/ inter artes/inter media', Komparatistik: Jahrbuch der
Deutschen Gesellschaft für Allgemeine und Vergleichende Literaturwissenschaft (2000/2001), pp. 14-50).
Por tanto, como puede ser visto en ciertas formas de poesía visual o logos corporativos, en las
configuraciones intermedios los materiales de varios medios individuales se atan inextricablemente, o
incluso ‘se fusionan’, una con la otra (cf. ibíd., p. 36).
25
Para una discusión más detallada (incluyendo ilustraciones) cf. Rajewsky (2002), pp. 20-2, 164-6.
26
Cf. la definición dada por Wolf de ‘medio’ en Wolf (1999) The Musicalization of Fiction, p. 40; ver
también W. Wolf (2002) 'Intermedialität: Ein weites Feld und eine Herausforderung für die
Literaturwissenschaft' en H. Foltinek y C. Leitgeb (eds.) Lite-ra-tur-wis-sen-schaft intermedial -
interdisziplinär (Viena: Verlag der Österreichischen Akademie der Wissenschaften), p. 165.
27
Aquí un potencial performativo de estrategias intermediales se vuelve aparente (cf. también debajo).
28
En el cine narrativo, por ejemplo, la formación de ciertas convenciones narrativas, como las formas
específicas de introducir los flashbacks, se remonta también al hecho de que el cine, en lo que concierne a
la banda imagen, está medialmente restringido a la narración en tiempo presente. Por lo tanto, para
expresar visualmente las analepsis, la narración cinematográfica debe necesariamente depender de ciertos
códigos y convenciones fílmicas.
29
Cf. en mayor detalle I. Rajewsky (2007) 'Von Erzählern, die (nichts) vermitteln: Überlegungen zu
grundlegenden Annahmen der Dramentheorie im Kontext einer transmedialen Narratologie', Zeitschrift
für Französische Sprache und Literatur 117, pp. 25-68.
30
Compárense en esta conexión las consideraciones generales en torno al carácter construido de la
delimitación de fronteras que fueron discutidas particularmente en la década de 1990 prestando especial
atención a los sujetos o sistemas observantes. Refiriéndose al concepto de hibridez, Irmela Schneider ha
señalado que, en tanto las diferencias son concebidas como diferenciaciones dependientes del observador,
estas son al mismo tiempo reconocibles como modificables (cf. I. Schneider (1997) 'Von der
Vielsprachigkeit zur "Kunst der Hybridation": Diskurse des Hybriden' en I. Schneider y C. W. Thomsen
(eds.) Hybridkultur: Medien, Netze, Künste (Cologne: Wienand)). Por lo tanto, las diferencias y fronteras
no son vistas y discutidas como ‘naturales’ sino como fronteras establecidas o delimitadas, que también
pueden ser establecidas y delimitadas de otra manera.