Protocolo Ante Situaciones Dec
Protocolo Ante Situaciones Dec
Protocolo Ante Situaciones Dec
INTRODUCCIÓN
CONSIDERACIONES GENERALES
1.- Conceptos
b) Regulación emocional es aquella capacidad que nos permite gestionar nuestro propio estado
emocional de forma adecuada. Supone tomar conciencia de la relación entre emoción,
cognición y comportamiento; tener buenas estrategias de enfrentamiento; capacidad para
autogenerarse emociones positivas, entre otros (Bisquerra, 2003). Es decir, implica entender
cómo nos sentimos, entender por qué nos sentimos así, poner en marcha herramientas que nos
permitan expresar y gestionar lo que sentimos de forma adaptativa y orientada a nuestros
objetivos personales (Gross, J. J., & Thompson, R. A., 2007)3. Estar bien regulado
emocionalmente es un indicador de buen pronóstico, además de ser protector de una serie de
alteraciones. La regulación emocional predispone a la persona a aprender, esforzarse y a
participar (Llorente, 2018).
c) Buen Trato: corresponde a toda forma de relación basada en una profunda convicción de
respeto y valoración hacia la dignidad del otro u otra. Se pone al centro la promoción del
bienestar físico, emocional y psicológico, la satisfacción de las necesidades y desarrollo de
potencialidades del niño, niña, adolescente o joven. El buen trato se traduce en establecer
relaciones respetuosas, afectivas, empáticas y seguras, que considera un ambiente promotor
del desarrollo y bienestar.
d) Desarrollo integral: logro de bienestar físico, psicológico y social, acorde a las potencialidades
y etapas del curso de vida.
e) Contención: refiere a todas las acciones que tienen por objetivo acoger, sostener y acompañar
a una persona para hacer frente a una situación de desajuste conductual y/o emocional y así
mitigar su efecto en la persona afectada y quienes la rodean. Se evidencian diversas formas de
contención, para los propósitos del presente documento se diferenciarán tres tipos de
contención: emocional, ambiental y farmacológica.
f) Trauma: El trauma es entendido como el resultado de un evento, una serie de eventos o
circunstancias que un individuo experimenta como física y/o emocionalmente dañinas o
amenazantes para su vida, teniendo efectos adversos duraderos en su funcionamiento
cotidiano y bienestar físico, mental, social, emocional y espiritual. El trauma puede desarrollarse
a partir de situaciones como abandono, negligencia, violencia física y psicológica, abuso sexual,
accidentes, hospitalizaciones, desastres naturales, crisis sociales, etc., aunque no emerge
exclusivamente por este tipo de eventos.
La pandemia ha sido un fenómeno que ha tenido efectos adversos en la población, por la
inseguridad y el miedo a enfermarse, el fallecimiento de seres queridos, la falta de
oportunidades de relacionarse con pares producto del aislamiento, la pérdida de empleo en las
familias, dificultades para acceder a la educación remota, entre otras. Si bien, la cantidad y el
tipo de evento es un factor que incide en la posibilidad de experimentar trauma, el aspecto más
importante es el nivel de impacto psicológico que dicha experiencia tiene en la persona.
Un evento puede resultar traumático para algunas personas y no para otras. Los niños y las
niñas que han experimentado trauma pueden presentar episodios de desregulación emocional
frecuentes. Es decir, experimentar emociones intensas y con dificultad para regresar a un
estado de calma. Si bien, en la niñez y la adolescencia la capacidad para regular las emociones
se desarrolla progresivamente con la ayuda de los adultos, sufrir una situación de trauma puede
aumentar la dificultad para hacerlo. El trauma tiene efectos negativos en el desarrollo del
cerebro (Chávez, 2022). En ocasiones, la desregulación emocional llega a ser tan intensa, que
las y los estudiantes pueden manifestar conductas disruptivas y/o agresivas hacia sí mismos y
hacia otros/as.
g) Conductas Disruptivas: Según Jurado (2015), las conductas disruptivas son definidas como
aquellas conductas que dificultan los aprendizajes y distorsionan la relación individual, y la
dinámica del grupo, afectando tanto al individuo que la provoca como a los que reciben las
consecuencias. Dichas conductas se entienden como resultado de un proceso que tiene
consecuencias en el alumno y en el contexto de aprendizaje. Así pues, la conducta disruptiva
puede identificarse con la manifestación de un conflicto y/o con la manifestación de una
conducta contraria a las normas explícitas o implícitas.
h) Conductas Agresivas: Los comportamientos agresivos, por otro lado, corresponden a toda
acción que el o la estudiante realice para hacer daño, tanto a sí mismo/a como a otros/as.
Ejemplos de este tipo de comportamientos pueden ser que el estudiante se lesione a sí mismo,
a través de golpes, tirando de su cabello, causándose daño físico con algún objeto; o bien que
intente hacer daño a otros/as estudiantes o adultos, a través de golpes, lanzando objetos, o
manipulando sus cuerpos de forma que genere dolor. Es necesario tener en cuenta que a veces
las y los estudiantes no tienen la intención deliberada de infligir daño. Sin embargo, la
intensidad emocional de su experiencia no les permite evaluar que una conducta, no
necesariamente dirigida a otro, podría ser peligrosa.
Para evitar que una situación así escale al punto en que se presenten agresiones en la sala de
clase, es importante no abordar la conducta problemática de manera aislada. Es recomendable
utilizar estrategias basadas en una relación profesor-estudiante positiva y de cuidado. Sin
embargo, existirán momentos en que tener una buena relación profesor-alumnos no será
suficiente o no se habrá aplicado a tiempo, y como profesor tendrás que responder ante la
desregulación emocional intensa de algún estudiante.
Es normal que este tipo de situaciones críticas nos provoquen temor y ansiedad, tendiendo incluso
a desregularnos nosotros, sin saber exactamente cómo actuar. Es por esto que contar con
orientaciones institucionales para abordar tales incidentes es fundamental. El liderazgo informado
sobre trauma nos provee una mirada práctica para abordar estos eventos desafiantes,
considerando el impacto de experiencias traumáticas que han enfrentado niñas, niños, jóvenes y
adultos.
Se pueden señalar tres aspectos que son los que deben orientar la actitud de la persona
encargada de entregar asistencia o apoyo (Slaikeu, 2000): proporcionar ayuda, reducir el
riesgo (para la propia persona o para otros), y conectar con los recursos de ayuda
cuando se requiere (Osorio, 2017).
Una vez superado el momento de crisis, deben determinar la necesidad (o no) de derivar a una
intervención de segunda instancia por parte de profesionales especializados del área de la salud,
como psicólogos, psicoterapeutas o psiquiatras, entre otros posibles.
Por ello, es primordial que los adultos responsables de cumplir esta tarea sean personas
preparadas, que posean las competencias y la formación suficiente para abordar el apoyo a
estudiantes en situación de crisis; esto es, que sepan mantener la calma, ajustar su nivel de
lenguaje y comunicarse de manera clara, precisa, concisa, sin largos discursos; con voz tranquila,
una actitud que transmita serenidad (comunicación no verbal), ya que, de lo contrario, existe el
riesgo de que la intervención pueda agravar los hechos o consecuencias para el propio NNAJ y
para su entorno inmediato.
Se debe subrayar que el manejo y uso de esta información por parte de los encargados en el
establecimiento educacional siempre debe contar con el acuerdo (consentimiento) previo de la
familia, asegurando la confidencialidad que amerita cada caso. Asimismo, es fundamental que, con
antelación, se haya establecido, y registrado donde corresponda, al adulto responsable de la
familia, tutor legal o persona significativa con quien comunicarse ante dicha situación.
Por su parte, es relevante que el equipo directivo y de gestión del establecimiento educacional
coordine instancias de capacitación y/o de apoyos internos y/o externos12 de autocuidado y, mejor
afrontamiento de las DEC, dirigido principalmente a quienes estén a cargo de esta tarea.
En este sentido es importante que la comunidad escolar concuerde de manera participativa, cuáles
serán los criterios y medidas que se aplicarán a la generalidad del estudiantado ante la presencia
de conductas desadaptativas y cuáles requerirán ser revisados y, en algunos casos, ajustados,
dada su pertinencia para la salud emocional y situación personal de cada estudiante, y en
consideración a la temática que aborda este documento.
Lo anterior no implica consentir o justificar una conducta desadaptativa, atribuyéndola a una
característica de la condición del estudiante (como puede ser el autismo), sino que, teniendo en
cuenta los factores asociados a esta condición u otra, tomar las mejores decisiones sobre las
acciones formativas que corresponde implementar en cada caso, de manera flexible y adaptada a
la persona y a sus circunstancias particulares. Así, por ejemplo, una medida disciplinaria como la
suspensión de clases, si bien puede ser una consecuencia apropiada para modificar la conducta
“indeseada” de un estudiante determinado, puede no serlo para otro, para quien resulta en un
premio o en un refuerzo a su comportamiento.
Todas las medidas y criterios tanto generales como particulares deben ser conocidos y manejados
por los miembros de la comunidad escolar.
Siempre será recomendable utilizar más tiempo y recursos del equipo y adultos a cargo, en
acciones para la prevención de episodios de desregulación emocional y conductual. Para ello se
sugiere lo siguiente:
1. Conocer a los estudiantes, de modo de identificar a quienes por sus características y/o
circunstancias personales y del contexto, pueden ser más vulnerables a presentar episodios de
DEC. Por ejemplo:
a. Estudiantes con condición del espectro autista, suelen ser ritualistas y tendientes a la
inflexibilidad e invarianza, propensos a presentar hipersensibilidades a nivel sensorial,
acompañado de estados de ansiedad frecuentes (Moskovitz et al., 2017). Les cuesta tolerar y
adaptarse a los cambios, gestionar los imprevistos, relacionarse les produce estrés; viven la
ansiedad de manera intensa y permanente, con dificultad para reconocer sus propias emociones o
identificar los niveles iniciales de ansiedad, sino hasta que son “inundados” por esta (Llorente,
2018). También presentan deficiencias persistentes en la comunicación social y la interacción
social en diversos contextos (DSM-5). Estos elementos, principalmente la tendencia a la ansiedad,
por lo general, son los que están a la base de una desregulación o su intensificación frente a
determinados contextos y situaciones. Es posible observar conductas como el aumento de
movimientos estereotipados, expresiones de incomodidad o disgusto, agitación de la respiración,
aumento de volumen en voz o lenguaje grosero.
b. NNAJ severamente maltratados y/o vulnerados en sus derechos*, podrían mostrar dificultades
en el contacto visual, tendencia a aislarse, entre otras manifestaciones, generando la posibilidad de
desregulación a partir de la cercanía física, sonidos, olores, imágenes que evoquen recuerdos de
las situaciones traumáticas y que les generan gran malestar emocional.
d. Estudiantes que presentan trastornos destructivos del control de impulsos y la conducta, algunos
de ellos significativamente prevalentes en población infantojuvenil nacional; por ejemplo, en el
trastorno negativista desafiante, donde el patrón de irritabilidad tiende a presentarse con
frecuencia; su rápida identificación, junto a la de los factores contextuales asociados a su aparición,
pueden ayudar a planificar las acciones preventivas.
e. Estudiantes con trastorno de déficit atencional con hiperactividad/impulsividad, pueden tender a
sentirse frustrados con mayor facilidad, ser emocionalmente explosivos y demostrar menor
atención a las claves sociales. Así también, ser propensos a una menor regulación emocional,
mayor expresión de las emociones, especialmente en el caso de la ira y la agresividad, dificultades
para enfrentar la frustración, menos empatía y menor activación ante la estimulación.
2. Reconocer señales previas y actuar de acuerdo con ellas. Se recomienda poner atención a
la presencia de “indicadores emocionales” (tensión, ansiedad, temor, ira, frustración, entre otros) y
reconocer, cuando sea posible, las señales iniciales que manifiestan NNAJ, previas a que se
desencadene una desregulación emocional. Por ejemplo, poner especial atención si alguno de sus
estudiantes muestra mayor inquietud, signos de irritabilidad, ansiedad o desatención que lo
habitual; se aísla y se retrae; observar el lenguaje corporal; obtener información de diversas
fuentes como la familia, persona del transporte escolar u otros, que permitan identificar los
detonantes en situaciones domésticas y tener pistas para evitar que suceda en el contexto escolar.
Los signos y señales específicas de alarma que preceden una eventual DEC pueden variar de una
persona a otra, y en función de cada entorno escolar; de ahí la importancia de conocer (y observar)
a nuestros estudiantes, de construir vínculos con ellos, como también tener en cuenta que el clima
de trabajo y relacional existente en el propio establecimiento educacional puede influir positiva o
negativamente en la presentación de episodios de DEC, que no dependen solo de las
características del estudiantado. Entre otras cosas, es importante evitar cambios repentinos en el
entorno escolar o en la rutina; anticipar los cambios; estar atentos a conflictos en el aula que
podrían desencadenar un cuadro de desregulación. También, minimizar el ruido ambiente, por
ejemplo, poniendo alfombra en patas de sillas y mesas, favoreciendo el uso de audífonos que
tengan la función de cancelación de ruido de fondo, si es que a algún estudiante le favorece dicho
uso.
La identificación de estos elementos puede ser relevante para planificar los apoyos a la familia y en
relación con temas de salud estudiantil, contar con la colaboración de la red de apoyo territorial.
Es importante reiterar que hay factores que pueden desencadenar la ansiedad que corresponden a
rasgos distintivos del estudiante y sus circunstancias, por ejemplo, estudiantes en el espectro
autista son más vulnerables a la ansiedad y fallan en el empleo de estrategias de autorregulación,
por lo que les requiere mucha energía y esfuerzo manejar los niveles de ansiedad para no sentirse
desbordados constantemente y estar bien regulados emocionalmente. Pero, además existen otros
factores desencadenantes relacionados con el entorno físico y social (Llorente, 2018), sobre
los cuales también es posible intervenir en cierta medida para prevenir o disminuir la posibilidad de
que se gatille una DEC:
a. Entorno físico
• Entornos con sobrecarga de estímulos (luces intensas, ruidos fuertes, colores fuertes e intensos,
exceso de materiales o decoraciones, etc.). Si no se pueden controlar, permitir usar elementos que
minimicen los estímulos como tapones, auriculares, gafas, entre otros.
• Reducir incertidumbre anticipando la actividad y lo que se espera que la persona pueda hacer en
esa actividad; si surgen cambios, infórmelos.
• Equilibrar diariamente tareas más demandantes con otras menos exigentes. Los estudiantes en el
espectro autista (y con otras condiciones y o requerimientos de apoyo), ya tienen una demanda
respecto al entorno inherente a su condición, que les resulta estresante.
• Dar el tiempo necesario para cambiar el foco de atención, aunque se haya anticipado dicho
cambio previamente. • Favorecer la práctica de ejercicio físico.
b. Entorno social
• Reconocer momentos en que el NNAJ está preparado para aprender. No se puede enseñar en
momentos de desregulación.
• Dar tiempo al NNAJ para que dé a conocer lo que le pasa. En los momentos de mayor estrés lo
primero que se pierde es la capacidad para expresarse. Es preferible que no haya demandas
lingüísticas en ese momento y se deje para más tarde.
• Aceptar y reconocer sus sentimientos. No hay sentimientos malos, lo que puede estar mal son las
conductas asociadas. No negar lo que sienten.
• Respetar los momentos de soledad, porque les ayudan a relajarse. Tratar de asegurar entornos
amigables en todos los contextos sociales en que participa el NNAJ. Informar sobre sus
necesidades de apoyo a las personas con las que se relaciona.
4. Redirigir momentáneamente al estudiante hacia otro foco de atención con alguna
actividad que esté a mano, por ejemplo, pedirle que ayude a distribuir materiales, con el
computador u otros apoyos tecnológicos.
En esta perspectiva, por ejemplo, “en lugar de clasificar las conductas de las personas con
Trastorno del Espectro Autista como algo patológico, existen nuevas corrientes que las interpretan
como una respuesta adaptativa, una forma legítima y funcional de afrontar, adaptarse, comunicar y
negociar con un mundo que sienten abrumador y aterrador. Mientras otras metodologías basan su
intervención en el objetivo de eliminar ciertas conductas, las nuevas corrientes plantean que es
mejor preguntarse ¿qué las motiva?, ¿cuál es su finalidad?, ¿ayudan de alguna manera a la
persona? Y luego, promover habilidades, enseñar otras estrategias de afrontamiento y ofrecer
apoyos que ayuden a prevenir estas conductas y sustituirlas por otras más deseables socialmente”
(Autismo Andalucía, 2018).
6. Otorgar a algunos estudiantes para los cuales existe información previa de riesgo de
desregulación emocional y conductual -cuando sea pertinente- tiempos de descanso en que
puedan, por ejemplo, ir al baño o salir de la sala. Estas pausas, tras las cuales debe volver a
finalizar la actividad que corresponda, deben estar previamente establecidas y acordadas con cada
NNAJ y su familia. Es importante que los adultos que participen en cada caso, como profesores de
asignatura, inspectores, encargados de convivencia escolar, etc., estén informados de la situación.
7. Utilizar refuerzo conductual positivo frente a conductas aprendidas con apoyos iniciales,
que son adaptativas y alternativas a la desregulación emocional y conductual. Para el diseño
de este refuerzo positivo se requiere tener conocimiento sobre cuáles son sus intereses, cosas
favoritas, hobbies, objeto de apego; para ello es deseable que los profesionales que planifiquen los
apoyos y refuerzos también participen con el/la estudiante en espacios distintos a los académicos,
donde puedan hacer cosas en conjunto, compartir, entretenerse, conversar, jugar. En el caso de
NNAJ sin lenguaje oral, para identificar reforzadores será deseable según el caso, utilizar
pictogramas, gestos, lengua de señas chilena, preguntar a personas cercanas de su entorno
valoradas positivamente por el/la estudiante, entre otras alternativas.
Es necesario reforzar inmediatamente después de ocurrida la conducta, de lo contrario podría
estarse reforzando otra; también, dicha conducta debe ser reforzada de manera similar por todas
las personas adultas, ya que no servirá si cada uno aplica el refuerzo como quiere o un día sí y otro
no.
Ante la dificultad para reconocer las propias emociones hasta que son “extremas”, por ejemplo, se
puede trabajar a través de actividades como llevar con el/la estudiante un registro de «niveles
emocionales» que le permitan ir conociéndose y reconociendo qué situaciones le generan
malestar, y que vaya siendo consciente del cambio en sus emociones para lograr un mayor
autocontrol.
Así también, se le puede solicitar que especifique qué sensaciones ocurren en su cuerpo con cada
emoción, o qué pensamientos tiene cuándo se siente así. Dependiendo de la edad y del nivel del
estudiante, se podrá hacer de forma más o menos sencilla o utilizando mayor o menor apoyo
visual.
9. Diseñar con anterioridad reglas de aula, sobre cómo actuar en momentos en que
cualquier NNAJ durante la clase sienta incomodidad, frustración, angustia, adecuando el
lenguaje a la edad y utilizando, si se requiere, apoyos visuales u otros pertinentes adaptados a la
diversidad del curso.
Estipular previamente cómo el NNAJ hará saber de esto a su docente y profesionales de apoyo en
aula. Ejemplo: usar tarjetas de alerta disponibles o una seña previamente consensuada, que pueda
mostrar a su docente, para que se inicie el accionar conforme a este protocolo en lo que respecta a
la etapa inicial.
Para casos específicos, por ejemplo, estudiantes en el espectro autista, sería deseable, además,
establecer con anterioridad contratos de contingencia, en los cuales esté escrito cómo el NNAJ
hará saber esto, a quién y cuál será el marco de actuación de los profesionales del establecimiento
y, apegarse en lo posible a dichas indicaciones.
Además, se debe estar atento a necesidades de adaptación de las reglas generales del aula que
contribuyan a una sana convivencia escolar, “no se puede tratar un problema de conducta si ocurre
en un entorno problemático”. En algunos casos, con ayuda de los estudiantes, se pueden publicar
en muros de la sala, con diseños creativos e inclusivos, reglas generales consideradas por todo el
curso como las más relevantes, que permitan ser usadas como recordatorios de los
comportamientos esperados.
ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN ANTE SITUACIONES DE DEC
A. INTERVENCIÓN EN CRISIS
• Soporte emocional
b) Cuándo aplicarla: Debe ser la primera respuesta a tomar cuando un NNAJ presenta un
desajuste conductual y/o emocional.
c) Quién debe aplicarla: La contención emocional debe ser realizada por el encargado (designado y
capacitado previamente) que perciba el desajuste emocional y/o conductual. El adulto que realice
este abordaje debe encontrarse en un estado emocional que le permita abordar la situación sin
generar efectos negativos en el desarrollo de ésta (que se encuentre emocionalmente estable).
Nunca debe ser realizada por alguna persona con quien el NNAJ esté en conflicto y tampoco incluir
la participación de pares.
• Soporte ambiental
b) Cuándo aplicarla: Estas medidas deben ser aplicadas en todas aquellas situaciones donde
interfieren factores ambientales que mantienen o intensifican el desajuste y generan un riesgo de
daño para los NNAJ y/o para quienes se encuentran presentes en dicha situación.
En estos casos, el soporte ambiental complementa las acciones de contención emocional, al darse
cuenta que la situación de desajuste no ha sido controlada y/o puede seguir escalando,
requiriéndose reforzar las acciones con modificaciones ambientales.
c) Quién debe aplicarla: Además del adulto encargado que está conteniendo emocionalmente, se
suma el acompañante interno y externo para realizar las acciones ambientales que eviten que el
mismo NNAJ u otras personas pudieran resultar dañados física o emocionalmente. Este nuevo
miembro puede ser aquel adulto en el cual el NNAJ más confía o a quien le merezca un particular
respeto. Recuerde que este procedimiento nunca debe ser realizado por alguna persona con quien
el NNAJ esté en conflicto.
- Soporte ambiental en mismo lugar de contención emocional: Las personas del equipo
que se suma, tiene la tarea de realizar las modificaciones ambientales necesarias donde se
está realizando la contención. Esto implica:
• Retirar los estímulos que se asocian con la crisis, tales como: persona - compañero/a -
miembro del equipo – juguete – ruidos excesivos u otros.
• Retirar elementos que pueden implicar riesgo físico de daño para el NNAJ o quien
acompaña. Por ejemplo, retirar objetos corto punzantes, elementos que pudiesen usarse
como proyectiles u otros que pueden causar daños a sí mismo y/o a terceros.
a) Asegurarse que el espacio al que será trasladado sea acogedor (se define en función de las
características y situación particular de cada NNAJ) y sea suficientemente privado, con iluminación
natural y que no sea expuesto a la intervención de terceros.
b) El paso de un ambiente a otro debe ser informado al NNAJ como una alternativa mejor para
superar la crisis y/o continuar la contención emocional. Nunca el traslado de un lugar a otro debe
ser presentado o vivenciado como un castigo ni realizado con uso de fuerza física.
d) En el nuevo espacio, se continúa con las acciones para promover el término de la situación
crítica, consensuando alternativas de solución. Se puede posibilitar también la realización de
actividades con sentido para el NNAJ, que sean relajantes y disminuyan la respuesta desajustada.
a) Ofrecer la compañía de figuras significativas que lo ayuden a lidiar con la situación en la que
se encuentra.
b) Si no se ha superado la crisis, y el NNAJ presenta una agitación psicomotora que no puede
ser controlada por el equipo, se deberá llamar al servicio de urgencia correspondiente para
evaluación, manejo y eventual traslado del NNAJ. En este último caso, el NNAJ siempre debe ir
acompañado por el apoderado, adulto significativo o al Servicio de Urgencia del Hospital de
Ovalle.
c) Un miembro del equipo interventor debe acompañar a los NNAJ que presenciaron la
situación de uno/a de sus compañeros/as, generando acciones de apoyo y/o contención
emocional hacia el grupo para prevenir que se desencadenen nuevas situaciones de crisis.
• Contención física
En aquellas ocasiones en que, a pesar de haber desarrollado todas las acciones mencionadas
en el presente protocolo, no es posible disminuir la expresión conductual de la situación de
desajuste evidenciándose riesgo vital por parte del NNAJ o un tercero, el equipo debe -en
simultaneo o posterior a contactar a la unidad de salud correspondiente- realizar acciones de
restricción de movilidad que permitan resguardar la integridad de este y de terceros que se
puedan ver involucrados.
Frente a lo anterior, la restricción de movilidad, que es una situación excepcional, no debe
ser entendida como una estrategia de soporte emocional ni ambiental y, por tanto, no es
terapéutica para el NNAJ. Es importante observar al o la adolescente en todo momento y si este
se va calmando, evaluar el dejar de restringir su movilidad de forma paulatina.
Las estrategias de restricción de movilidad, así como el número de personas que es necesario
que la ejecuten, son diversas y deben ser definidas en función de las características de cada
NNAJ, de la situación y del contexto, resguardando siempre que el espacio en que se efectúe la
restricción de movilidad, sea lo más privado posible y que el NNAJ sea informado de las
acciones que realizará cada integrante del equipo, clarificando que es por su bienestar.
Debiendo ser solo una persona la que se comunica verbalmente con él a modo de reducir los
estímulos presentes, con la finalidad de mitigar o detener una mayor escalada.
Una vez se hayan realizado todas las medidas preventivas posibles de contención física,
tendremos en cuenta las medidas para la sujeción física.
IMPORTANTE
Posterior al desarrollo de acciones de restricción de movilidad física, y una vez que el NNAJ se
encuentre estable y dispuesto a conversar (idealmente el día posterior a ocurrido el evento), se
debe evaluar la situación con él/ella. Esta evaluación busca por una parte promover el
fortalecimiento de estrategias de autocontrol y autoprotección, y la modulación de las
desregulaciones emocionales y/o conductuales, que podría ser incluido como un objetivo del
Plan de intervención individual, y también ofrecer al NNAJ la posibilidad de relatar la experiencia
desde su perspectiva a modo de mejorar las estrategias de prevención y actuación por parte del
equipo.
Asimismo, en tanto el uso de la restricción de movilidad física se debe a situaciones de riesgo
vital el/la adolescente debe ser evaluado por un equipo de salud a fin de evaluar su situación y
desarrollar las acciones necesarias para el resguardo de su bienestar.
Para el efectivo diseño y aplicación de un plan de intervención, es deseable partir por describir, en
cada caso, lo observable de las conductas de desregulación emocional y conductual, evitar inferir o
categorizar anticipadamente respecto de sus causas o acerca del estudiante, agregando la
observación descripción de lo que hacen las personas que estaban cerca antes y después de la
aparición de la DEC, además de identificar estímulos externos o internos (sensaciones, recuerdos,
emociones) que podrían desencadenarla, aumentarla o disminuirla.
1. ETAPA INICIAL: previamente haber intentado manejo general sin resultados positivos y sin que
se visualice riesgo para sí mismo/a o terceros.
• Cambiar la actividad, la forma o los materiales, a través de los que se está llevando a cabo la
actividad; por ejemplo, cuando reacciona con frustración en alguna actividad artística con témpera,
permitir que utilice otros materiales para lograr el mismo objetivo.
• En los más pequeños pueden usarse rincones con casas de juego en donde permanezcan al
detectarse la fase inicial de la desregulación y antes de su amplificación en intensidad, y donde
pueda recibir atención y monitoreo de un adulto hasta que se reestablezca a su estado inicial;
permitirle llevar objetos de apego, si los tiene.
• Utilizar el conocimiento sobre sus intereses, cosas favoritas, hobbies, objeto de apego en la
estrategia de apoyo inicial a la autorregulación.
• Si durante el tiempo establecido que se mantendrá fuera del aula, por su edad u otras razones,
requiere compañía de la persona a cargo, esta puede iniciar contención emocional-verbal, esto es,
intentar mediar verbalmente en un tono que evidencie tranquilidad, haciéndole saber al estudiante
que está ahí para ayudarle y que puede, si lo desea, relatar lo que le sucede, dibujar, mantenerse
en silencio o practicar algún ejercicio.
Algunos otros ejemplos de acciones que puede desarrollar la persona a cargo, adaptables
conforme a diferentes edades y características del estudiante, podrían ser:
• Motivar a tumbarse en el piso boca arriba: “respira profundo por la nariz y bota el aire por la
boca”; “cuenta del 1 al 20 mentalmente descansando y repítelo varias veces”. Si se siente
incómodo al cerrar los ojos, no insistir. Indicar algunas alternativas: “Podemos poner un poco de
música. ¿Qué música te gusta? ¿Prefieres quedarte en silencio? Si quieres podemos dibujar en la
pizarra o en una hoja lo ocurrido… no te preocupes tenemos un tiempo, y podemos conseguir más
si se necesita. ¿Quieres tu muñeco/juguete/foto/? (Procurar tener en el colegio un objeto de
apego, cuando es pertinente conforme edad o diagnóstico conocido). En el caso de quienes
presenten trastorno del espectro autista (TEA), será necesario posibilitar la manipulación de
objetos con los cuales no pueda hacerse daño o la realización de alguna actividad monótona que
utilice para controlar su ansiedad.
En todos los casos, intentar dar más de una alternativa, de modo que la persona pueda elegir,
como un primer paso hacia el autocontrol. Paralelamente, analizar información existente o que
pueda obtenerse, sobre el estado del estudiante antes de la desregulación, por ejemplo, si durmió
mal, si sucedió algún problema en su casa o traslado, algún evento “gatillador” en el aula, que
aporten al manejo profesional.
• Permitirle ir a un lugar que le ofrezca calma o regulación sensorio motriz (por ejemplo, una sala
previamente acordada que tenga algunos implementos que le faciliten volver a la calma).
• Permitir, cuando la intensidad vaya cediendo, la expresión de lo que le sucede o de cómo se
siente, con una persona que represente algún vínculo para él/ella, en un espacio diferente al aula
común, a través de conversación, dibujos u otra actividad que le sea cómoda.
• Llevar al estudiante a un lugar seguro y resguardado, idealmente en un primer piso. Por ejemplo:
sala de recursos, sala sensorial, sala acondicionada.
• Evitar trasladarlo a lugares con ventanales en techos o ventanas sin cortinaje, o con estímulos
similares a los desencadenantes de la crisis de desregulación (por ejemplo, imágenes, olores, que
lo miren a los ojos preguntándole por su estado).
• Retirar elementos peligrosos que estén al alcance del estudiante: tijeras, cuchillos cartoneros,
piedras, palos, otros.
En estas etapas, idealmente, debe haber tres adultos a cargo de la situación de DEC, cada uno
con diferentes funciones: encargado, acompañante interno y acompañante externo.
• Encargado/a: Persona a cargo de la situación, con rol mediador y acompañante directo durante
todo el proceso. Es deseable que tenga un vínculo previo de confianza con el NNAJ y algún grado
de preparación. Para tal efecto, varias personas deben contar con entrenamiento previo.
Para abordar una situación de DEC en esta etapa, la persona encargada debe comunicarse con un
tono de voz tranquilo, pausado y cariñoso. No demostrar enojo, ansiedad o miedo, sino una actitud
de calma y serenidad, procurando no alterar más la situación. Si no logra afrontar apropiadamente
la situación desde el ámbito personal, es importante pensar en hacer un cambio de encargado/a, lo
cual puede ser temporal, mientras se le capacita, o definitivo.
• Acompañante interno: adulto que permanecerá en el interior del recinto junto al estudiante y
encargado, pero a una distancia mayor, sin intervenir directamente en la situación. Permanecerá
mayormente en silencio, siempre alerta y de frente al estudiante con una actitud de resguardo y
comprensión.
• Acompañante externo: adulto que permanecerá fuera de la sala o recinto en donde ocurra la
situación de contención; debe coordinar la información y dar aviso al resto del personal según
corresponda (llamar por teléfono, informar a directivos u otros).
Al finalizar la intervención es deseable dejar registro del desarrollo en la Bitácora (Anexo propuesta
de bitácora) para evaluar la evolución en el tiempo de la conducta del estudiante conforme a la
intervención planificada, así como el progreso en las capacidades y competencias de la comunidad
escolar para abordar este tipo de situaciones.
La persona que cumple el papel de acompañante externo es la encargada de dar aviso a la familia
y apoderado/a. Con la llegada de este, en el caso que pueda hacerse presente en el lugar, se
efectúa la salida del acompañante interno, quedando encargado y apoderado/a en la tarea de
“acompañar” al estudiante.
En todos los casos, el equipo de la dupla psicosocial SEP o del Programa de Integración Escolar,
PIE (conforme mejor se establezca en el establecimiento) en conocimiento del particular contexto
familiar y la condición laboral y/o emocional del apoderado, orientará sobre la responsabilidad que
debiera asumir en estos apoyos, estableciendo siempre medios para mantenerle informado en el
caso de DEC y del manejo que en el establecimiento se está desarrollando, a la vez de considerar
siempre la información y opinión del apoderado/a en los aspectos que faciliten la mejor intervención
y el trabajo colaborativo.
Esta contención tiene el objetivo de inmovilizar al NNAJ para evitar que se produzca daño a sí
mismo o a terceros, por lo que se recomienda realizarla solo en caso de extremo riesgo para un/a
estudiante o para otras personas de la comunidad educativa. Su realización debe ser efectuada por
un/a profesional capacitado que maneje las técnicas apropiadas: acción de mecedora, abrazo
profundo. Para efectuar este tipo de contención debe existir autorización escrita por parte de la
familia para llevarla a cabo, y solamente cuando el estudiante dé indicios de aceptarla, ya que
puede tener repercusiones negativas en el momento o a futuro.
a. El equipo PIE y/o equipo de Convivencia Escolar diseñan de Plan de Intervención, según cada
caso, considerando lo observable de las conductas de desregulación emocional y conductual,
evitando inferir o categorizar anticipadamente respecto de sus causas o acerca del estudiante,
agregando la observación-descripción de lo que hacen las personas que están cerca antes y
después de la aparición de la DEC; además de identificar estímulos externos o internos
(sensaciones, recuerdos, emociones) que podrían desencadenarla, aumentarla o disminuirla. Se
recomienda que sea elaborado en conjunto por quienes intervengan con el NNAJ generando
criterios consensuados, acompañado por una bitácora para mantener un registro de la evolución de
la conducta en el tiempo conforme a la intervención planificada.
b. Este plan debe considerar las situaciones en la que es preciso su uso, personal necesario y sus
roles específicos, duración de la contención física, cuándo y dónde dar por finalizado su uso, cómo
actuar después con NNAJ, garantizando su seguridad inmediata, otros estudiantes, profesores y
personal del establecimiento. En lo posible, incluir en su elaboración un profesional de un organismo
externo colaborador, del área de salud mental u otra.
c. El equipo PIE y/o equipo de Convivencia Escolar realiza la intervención en crisis y organiza los
apoyos a los estudiantes de acuerdo al grado de intensidad de la desregulación y complejidad de
los apoyos requeridos:
1. Etapa inicial: previamente haber intentado manejo general sin resultados positivos y sin que se
visualice riesgo para sí mismo/a o terceros hasta que se reestablezca a su estado inicial. (cambiar
la actividad, la forma o los materiales de trabajo escolar, rincones de juego, utilizar el conocimiento
de sus intereses y gustos, salir tiempos cortos del lugar con previo acuerdo y acompañado si fuese
necesario, contención emocional-conductual a través de alguna técnica de respiración/relajación,
entre otras).
Su realización debe ser efectuada por un/a profesional capacitado que maneje las técnicas
apropiadas: acción de mecedora, abrazo profundo. Para efectuar este tipo de contención debe
existir autorización escrita por parte de la familia para llevarla a cabo, y solamente cuando el
estudiante dé indicios de aceptarla, ya que puede tener repercusiones negativas en el momento o
a futuro.
• Encargado/a: Persona a cargo de la situación, con rol mediador y acompañante directo durante
todo el proceso. Es deseable que tenga un vínculo previo de confianza con el NNAJ y algún grado
de preparación. Para tal efecto, varias personas deben contar con entrenamiento previo. Debe
comunicarse con un tono de voz tranquilo, pausado y cariñoso. No demostrar enojo, ansiedad o
miedo, sino una actitud de calma y serenidad, procurando no alterar más la situación.
• Acompañante interno: adulto que permanecerá en el interior del recinto junto al estudiante y
encargado, pero a una distancia mayor, sin intervenir directamente en la situación. Permanecerá
mayormente en silencio, siempre alerta y de frente al estudiante con una actitud de resguardo y
comprensión.
• Acompañante externo: adulto que permanecerá fuera de la sala o recinto en donde ocurra la
situación de contención; debe coordinar la información y dar aviso al resto del personal según
corresponda (llamar por teléfono, informar a directivos u otros).
La persona que cumple el papel de acompañante externo es la encargada de dar aviso a la familia
y apoderado/a, en el momento de la DEC. Con la llegada de este, en el caso que pueda hacerse
presente en el lugar, se efectúa la salida del acompañante interno, quedando encargado y
apoderado/a en la tarea de “acompañar” al estudiante. El equipo PIE y/o Convivencia Escolar
orientará sobre la responsabilidad que debiera asumir en estos apoyos, estableciendo siempre
medios para mantenerle informado en el caso de DEC y del manejo que en el establecimiento se
está desarrollando, a la vez de considerar siempre la información y opinión del apoderado/a en los
aspectos que faciliten la mejor intervención y el trabajo colaborativo.
d. El Equipo PIE y/o Convivencia Escolar debe considerar si DEC se encuentra dentro de un cuadro
clínico o de características definidas, los procedimientos de aviso a apoderados y si este podrá o
no hacerse presente, deben estar establecidas con anterioridad en contratos de contingencia,
donde se especifiquen las acciones y responsables del proceso, medios por los que se informará al
apoderado/a y la autorización de este/a para los mismos; dicha información debe estar en
conocimiento del personal a cargo del manejo de la crisis de desregulación.
Personal de apoyo ante DEC Personal de apoyo ante Personal de apoyo ante DEC de
de NIVEL 2 y 3 DEC de NIVEL 2 y 3 NIVEL 2 y 3
Encargado/a: Debe Acompañante interno: Acompañante externo:
comunicarse con un tono de Permanecerá mayormente permanecerá fuera de la sala o
voz tranquilo, pausado y en silencio, siempre alerta recinto en donde ocurra la
cariñoso. No demostrar y de frente al estudiante situación de contención; debe
enojo, ansiedad o miedo, sino con una actitud de coordinar la información y dar
una actitud de calma y resguardo y comprensión. aviso al resto del personal
serenidad, procurando no Realiza Registro del según corresponda. Informa a
alterar más la situación. desarrollo en la Bitácora. familia y/o apoderado.
Equipo PIE y/o Convivencia Escolar debe considerar si DEC se encuentra dentro de un cuadro clínico o
de características definidas, los procedimientos deben estar establecidas con anterioridad en
contratos de contingencia con el apoderado, y socializar los antecedentes relevantes con el equipo de
manejo de crisis.
En casos de DEC extrema, se debe trasladar al estudiante a Hospital de Ovalle, a través de SAMU 131,
con formulario de accidente escolar y, en acuerdo con apoderado, la forma de traslado, con apego a
la normativa y a la seguridad de todas las partes involucradas
Esta etapa debe estar a cargo de profesionales especialistas capacitados, por ejemplo, integrantes
del equipo PIE, y/o equipo Convivencia Escolar.
• Se deben tomar acuerdos conjuntos para prevenir en el futuro inmediato situaciones que
pudiesen desencadenar en una desregulación. A la vez, informarle que dispondrá de
profesionales de apoyo para ayudarle a poner en práctica estos acuerdos, y que pueda expresar lo
que le molesta o requiere (sin DEC) o logrando un mayor autocontrol de la situación. Señalar que
siempre el objetivo será evitar que esto vuelva a ocurrir, pues se comprende que para él/ella es
una situación que no desea repetir.
• Es importante apoyar la toma de conciencia, acerca de que todos los estudiantes tienen los
mismos derechos y deberes, y en caso de haber efectuado destrozos u ofensas se debe
responsabilizar y hacer cargo, ofreciendo las disculpas correspondientes, ordenando el espacio o
reponiendo los objetos rotos, conforme a las normas de convivencia del aula y establecimiento.
- La enseñanza de habilidades alternativas, la que debe incorporar los siguientes criterios: que
cumplan la misma función que la conducta de desregulación emocional y conductual, que sea
inicialmente fácil, que produzcan efectos inmediatos, que se puedan usar en diferentes entornos.
Por ejemplo, para comunicar que requiere un descanso, puede ser más fácil que el/la estudiante
inicialmente levante la mano a que lo verbalice. Esta conducta debe ser generalizada a otros
contextos, en acuerdo con el/la estudiante y las personas que correspondan en cada caso. Y en la
medida que sea efectiva, ir enriqueciéndola en complejidad en base a las potencialidades del
estudiante y al consenso establecido en las normas de la clase.
Para el caso particular de estudiantes con deterioro cognitivo muy severo, las intervenciones
tanto a corto, mediano como a largo plazo deben centrarse primordialmente en la modificación de
los entornos.
- Establecer espacios de reflexión individual y colectiva del Equipo PIE y/o Convivencia
Escolar, DEC y Equipos. Para este efecto se de aula en relación a:
ANEXO 1
En el caso de que los adultos puedan presentar grados de desregulación y desajuste emocional
significativos que impidan presencialmente el ejercicio de sus funciones, será necesario considerar
los siguientes aspectos en el procedimiento:
b) Ante la comunicación del hecho por parte del funcionario a Director o integrante del Equipo
Directivo, esta última deberá proceder atendiendo a la dificultad y otorgando una pausa al adulto,
de manera de que este último pueda realizar un alto en sus labores y en caso de ser necesario, ser
reemplazado por otro funcionario.
c) El funcionario que presente un desajuste y/o desregulación menor, podrá contar con un espacio
y tiempo personal de auto regulación y autogestión emocional, mediante el cual volver a la calma y
reestructurar su estado. En caso de que esta acción no permita un ajuste suficiente a su estado
inicial, deberá contar con el apoyo de un adulto responsable (cercano y de confianza) o bien por el
psicólogo/a, recibiendo de este último las orientaciones necesarias.
e) En caso de que el funcionario no logre regular su estado anímico y/o ajustar su funcionamiento y
conducta, pese a los apoyos brindados, podrá conforme a su estado e intensidad del mismo, contar
con el apoyo de Unidad de Intervención en Crisis, Apoyo Psicológico 24 horas / 7 días a la
semana, de la Asociación Chilena de Seguridad (UICACHS).
La Asociación Chilena de Seguridad, hace 24 años, cuenta con la Unidad de Intervención en Crisis
(UIC) prestando apoyo psicológico a colaboradores que se ven enfrentados a situaciones
disruptivas o de alta complejidad. El objetivo es entregar estrategias PREVENTIVAS y
acompañamiento psicológico REACTIVO, oportuno y especializado, que busca prevenir accidentes
del trabajo y enfermedades profesionales asociadas a la Salud Mental. La fase reactiva funciona de
lunes a lunes, las 24 horas a nivel nacional. Las atenciones son preferentemente presenciales,
pero también remota (vía plataforma o telefónica.
Violencia Tipo I: Cuando la víctima no tiene relación con el agresor (ejemplo. Asaltantes)
Violencia Tipo II: Cuando la víctima tiene relación con el agresor (ejemplo: profesores con
alumnos, etc.)
Referencias