JOB Un Tema para Predicar

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Job, un hombre recto

Pastor Hernández junio 11, 2021 Bosquejos Biblicos 2 Comentarios 1,384 Vistas


Bosquejos Bíblicos
Predica de Hoy: Job, un hombre recto
Bosquejos para Predicar Texto Bíblico: Job 1:1-10
Introducción
Job era perfecto, no en el sentido de ser sin pecado, sino en el sentido de estar
dedicado a Dios y a la rectitud. Era transparentemente recto, según su
conocimiento y capacidad. Andaba en la luz, y fue honrado por Dios.
El libro de Job, que se cree que fue escrito por Moisés, es considerado por
muchos como el más antiguo del mundo. Su objeto es exponer la prueba de un
«hombre recto».
Los eruditos afirman que la vida de Job fue probablemente contemporánea a la de
Abraham, por cuanto en el libro no se hace mención alguna a Israel, ni al
Tabernáculo, ni al Templo ni a la Ley.
Este libro es de gran valor como revelación de las fuerzas en acción contra la vida
de los justos. Todos los caracteres son representativos: Job, el siervo de Dios;
Satanás, el adversario; los tres Amigos, la sabiduría del mundo; Elihu, la sabiduría
de Dios; Dios, el Juez de todos.
Como la enseñanza se centra en la persona de Job, veamos algunos aspectos
importantes en la vida de Job:
1) Job era perfecto.
«Era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios, y apartado del mal»
(versículo 1). «No hay otro como él en la tierra» (verso 8).
Como hombre, era todo lo que un hombre en aquellos tiempos pudiera ser en
santidad de carácter. El hecho de que no hubiera «otro como él en la tierra» no es
su propio testimonio, sino la declaración de Aquel que conoce lo que hay en el
hombre. «Jehová… conoce a los que en Él confían» (Nahúm 1:7).
Como hombre honrado que era, Job andaba rectamente, en lo moral, delante de
Dios y de los hombres.
2) Job era rico.
«Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de
bueyes», etc., «y era aquel varón el más grande entre todos los hombres
orientales (verso 3).
Los hombres buenos no son siempre ricos; pero Dios había ciertamente
recompensado la bondad y fidelidad de Dios, permitiéndole llegar a ser el hombre
más rico del país.
El hombre perfecto será recto, temerá a Dios y aborrecerá el mal, aunque deba
sacrificar todas sus posesiones terrenales a este fin. Si aumentan sus riquezas,
incluso sus riquezas espirituales, él no pone su corazón en ellas.
3) Job era sabio.
«Se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos sus
hijos.
Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos y habrán maldecido a Dios en
sus corazones. De esta manera hacía cada vez» (verso 5). Estas reuniones
familiares, para disfrute social, eran en sí mismas un buen testimonio de su padre,
recto y sacerdotal.

Aquellos siete hijos deben haber recibido una buena crianza, siendo que buscaban
la comunión entre sí, y que no dejaban de convidar sobre todo a las tres hermanas
a sus fiestas. Job no prohibió estas fiestas, pero conocía demasiado bien la
naturaleza humana para suponer que no hubiera ningún riesgo moral involucrado
en estas ocasiones. «Quizá habrán pecado mis hijos».
Cuando se trata de la búsqueda de los placeres es muy fácil olvidar a Dios, y por
algún descuido o acto deshonrar su santo nombre. Así que Job, el sacerdote de su
propia familia, ofrece un sacrificio por cada uno de sus hijos. Como sabio padre,
está profundamente interesado en que sus hijos sean rectos para con Dios.
No es suficiente para un «varón perfecto» que su familia sea sana y feliz y
próspera en este mundo; anhela intensamente, y no escatima sacrificio alguno,
para que llegue cada uno de ellos a vivir y caminar en el temor y favor de Dios. El
pecado contra Dios es aquello que su alma aborrece.
4) Job estaba protegido.
«¿No le has rodeado de una valla de protección a él y a su casa y a todo lo que
tiene?» (verso 10).
Su persona, su familia y sus propiedades estaban cubiertas por el cuidado
especial de Dios. A su alrededor se levantaban círculos defensivos. Él y los suyos
eran como la vid del Señor (Isaías 5:1-2).
Amado sepa que el Dios de ayer es el mismo Dios hoy. No podemos ver al «ángel
de Jehová que acampa alrededor de los que le temen», pero el diablo sí las ve.
Lo que dice Satanás con respecto a la seguridad de los hijos de Dios es de
enorme valor. Sin el permiso de Dios su poder es totalmente impotente contra el
hombre que se refugia en los brazos de su Dios. «Dios es nuestro amparo y
fortaleza, … Por tanto, no temeremos.»
5) Job estaba señalado.
«Y dijo Jehová a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job…? Respondió
Satanás a Jehová: ¿Acaso teme Job a Jehová de balde?» (versos 8-9).
Job, siendo un varón perfecto y recto, era una reseña a considerar por parte del
Señor y de Satanás. Era hombre marcado para el favor de Dios, y para la envidia
de Satanás. Tanto Dios como el Diablo señalan al hombre perfecto (Salmos
37:37).
La consideración divina es toda para nuestra seguridad y utilidad, mientras que la
consideración satánica es cómo lograr perturbarnos y destruirnos. ¿No es cierto
en un sentido que todo «hombre perfecto en Cristo Jesús» llega a ser objetivo de
las tinieblas? Cuando Josué, el sumo sacerdote, fue visto «de pie delante del
ángel de Jehová», Satanás fue visto «a su mano derecha para acusarle»
(Zacarías 3:1).
Aquellos por los que Satanás y sus huestes no se preocupan deben estar
haciendo bien poco por la causa de Dios. El cielo y el infierno señalan al hombre
piadoso. ¿Estás en medio de una prueba? Siéntete privilegiado, eso es muestra
que Satanás te ve como una amenaza para él.
“Revestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
artimañas del diablo”. (Efesios 6:11)

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