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Anuario de Arqueología

Publicación del
PRIMER CONGRESO NACIONAL DE ARQUEOLOGIA URBANA

Ana María Rocchietti


Mónica Patricia Valentini
Mariano Darigo
Editores de este número

Departamento de Arqueología
Escuela de Antropología
Facultad de Humanidades y Artes
Universidad Nacional de Rosario

Año 6. Número 6.
2014
ANUARIO DE ARQUEOLOGÍA
Anuario de Arqueología es una publicación anual sobre temas de
investigación argentina e internacional, tiene orientación científica y
sus trabajos son sometidos a arbitraje externo. Su finalidad es ofrecer
información original sobre los avances en este campo disciplinario.
ISSN 1852-8554
Arqueología – Reseñas – Comentarios - Reportajes

Editor responsable: Ana María Rocchietti


Departamento de Arqueología, Escuela de Antropología, Facultad de Humanidades y Artes.
Correo Postal: Entre Ríos 758, Rosario (2000), provincia de Santa Fe, Argentina.
E-mail: [email protected]
Secretaria de edición: Fátima Solomita
Editores del volumen: Ana María Rocchietti, Mónica Patricia Valentini, Mariano Darigo.
Diseño de tapa y diagramación: Oscar Capello.
Foto de Tapa: excavaciones del circo romano en la Calle de las Comedias. Ribera i Lacombe, A. Anuario de
Arqueología (2014). 6:64

Este número contiene las Actas del Primer Congreso Nacional de Arqueología Urbana.
Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 2010

COMISIÓN ORGANIZADORA PRIMER CONGRESO NACIONAL DE ARQUEOLOGIA URBANA


PRESIDENCIA: Daniel Schávelzon
COORDINACIÓN INSTITUCIONAL: Ana María Rocchietti y Mónica Patricia Valentini
SECRETARIOS: Mariano Darigo y Ana Igareta
PRO-SECRETARIOS: Diego Martínez y Ulises Camino

Consejo Editor Anuario de Arqueología


Ana María Rocchietti, Mónica Valentini, Nélida De Grandis, Fátima Solomita Banfi, María Cecilia Stroppa,
Mariano Darigo, Irene Dozstal

Comité Científco
Leonel Cabrera (FHCE-Uruguay) Eduardo Crivelli (Argentina)
Arno Alvarez Kern (FFCH-PROPRATA-Brasil) Mario Consens (CIARU-Uruguay)
María Teresa Carrara (UNR-Argentina) Alejandro Haber (UNCa-CONICET-Argentina)
Nelsys Fusco (CPHAC-Uruguay) Andrés Laguens (UNC-CONICET Argentina)
César Gálvez Mora (INC-UNT-Perú) Ruth Poujade (PMJ-CEAH-Argentina)
Racso Fernández (GCIAR-Cuba) Mariano Ramos (CAU-UNLu-Argentina)
Víctor Piminchumo (INC-Perú) Daniel Schavelzon (CAU-FADU-UBA-Argentina)
Carlos Ceruti (CONICET- MPCNyA-Argentina) Daniel Loponte (INAPL-CONICET-Argentina)

Agradecemos la colaboración del Comité Evaluador de este número


Arno Kern (FFCH-PROPATA-Brasil), Carmen Pérez García (IVCR-España), Daniel Schavelzón (CAU-FADU-
UBA), Ana María Rocchietti (UNR-CEAH), Javier García Cano (FADU-UBA), Marlon EScamilla (UTEC-
El Salvador), Juan Nóbile (UNR), Mariano Ramos (UNLu), Carlos Ceruti (CONICET), Antonio Lezama
(UDELAR), Pedro Antonio Escalante (Academia Salvadoreña de la Historia), Carlos Pernaut (UBA), Mónica
Valentini (UNR), María Tersa Carrara (UNR), Mario Silveira (UBA), Mariano Darigo (UNR), Fernando
Oliva (UNR), Adrian Piferetti (UTN), Nélida De Grandis (UNR).
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), vol. 6 5

INDICE

Pág 9 PRESENTACION

CONFERENCIAS

Pág 13 LA DESTRUCCIÓN DE LA MODERNIDAD: LOS TALLERES VASENA Y LA SEMANA TRÁGICA EN


BUENOS AIRES.
Daniel Schavelzón y Ana Igareta. Centro de Arqueología Urbana. FADU.UBA

Pág 23 LA GESTION DEL PATRIMONIO ARQUEOLOGICO EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES.


Liliana Barela, Directora de Patrimonio e Instituto Histórico de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.

Pág 37 LA CASA ARIADNA, UN TRABAJO MULTIDISCIPLINAR EN POMPEYA, ITALIA.


María del Carmen Pérez. Directora del Instituto Valenciano de Restauración y Conservación de
Bienes Culturales. España

Pág 45 CIDADE COLONIAL E MISSOES JESUITICAS: QUEBEC, CANADA.


Arno Alvarez Kern. Departamento de Historia, Pontificia Universidad Católica de Porto Alegre.

Pág. 59 LOS 60 AÑOS DEL SERVICIO DE INVESTIGACION ARQUEOLOGICA MUNICIPAL DE VALENCIA.


Albert Ribera i Lacombe.

CIUDADES SUPERPUESTAS

Pág 83 RECIENTES ESTUDIOS EN “LA CASA DE LOS AMEGHINO”, LUJÁN.


Mariano Ramos, Matilde Lanza, Verónica Helfer, Fabián Bognanni, Romina Senesi, Odlanyer
Hernández de Lara y Gimena Clavijo

Pág 97 CASA FERNÁNDEZ BLANCO: ASPECTOS SOCIALES DE SUS OCUPANTES.


Mariano Ramos, Matilde Lanza, Fabián Bognanni, Odlanyer Hernández de Lara, Verónica Helfer,
Romina Senesi y Gimena Clavijo

Pág 113 CASTILLO DE SAN SEVERINO: RETROSPECTIVA Y ANÁLISIS HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICO DE


ESPACIOS OMITIDOS EN UNA FORTALEZA MILITAR CUBANA.
Odlanyer Hernández de Lara

Pág 119 ANÁLISIS DE DOS CONJUNTOS DEL SIGLO XVIII EXCAVADOS EN EL SITIO BOLÍVAR 373, CIUDAD
AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES.
Flavia Zorzi, María Eugenia Crespo y Paula Godoy

Pág 131 LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE LAMBITYECO, NUEVOS DESCUBRIMIENTOS A RAÍZ DEL


CRECIMIENTO DE LA MANCHA URBANA DE TLACOLULA.
Pedro Guillermo Ramón Celis

Pág 139 LA USINA DE GAS DEL BAJO Y SU PRESENCIA EN EL ROSARIO DEL SIGLOXXI.
Adrián Angel Pifferetti

Pág 147 LAS PRIMERAS FUNDICIONES DE ROSARIO Y LA PERSISTENCIA DE SU PRESENCIA EN EL


REGISTRO URBANO.
Adrián Angel Pifferetti.
6 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), vol. 6

Pág 157 LAS MARCAS DE LA INMIGRACION ESPAÑOLA EN LA IDENTIDAD DEL PAISAJE URBANO.
Javier García Cano, Mónica Valentini. María Virginia Marull

Pág 167 LOS ATENTADOS A LA AMIA Y A LA EMBAJADA. MARCAS URBANAS


Jorge Cohen y Javier García Cano

Pág 173 ARQUEOLOGIA DEL PRIMER ASENTAMIENTO URBANO, DE ORIGEN EUROPEO, EN LA REGIÓN
DEL PAJARO BLANCO, DPTO. SAN JAVIER, SANTA FE.
Irene Dosztal y Silvia Cornero

Pág 183 PROYECTO ARQUEOLOGICO EL PECIO DE ZENCITY.


Mónica Valentini, Javier García Cano y Marcelo Weissel

EL RELATO DE LOS MATERIALES URBANOS

Pág 195 SAN JOSE DE FLORES: A TRAVES DE SUS LADRILLOS.


Juan Pablo Orsi y Javier Ezequiel Hanela

Pág 203 ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE DOS CONJUNTOS CERÁMICOS DE FINES DEL SIGLO XIX
HALLADOS EN LOS BARRIOS DE FLORES Y FLORESTA .
Sheila Grisel Alí ,María Valeria Castiglioni y Diana Vigliocco

Pág 213 ALGUNOS MATERIALES PARA LA CONSTRUCCIÓN Y SU ORIGEN ENTRE 1880 Y 1930 EN
AMÉRICA LATINA.
María Teresita de Haro

Pág 229 COMPONENTES METÁLICOS DE LAS CABALLERIZAS DEL CORRALÓN DE FLORESTA.


Jésica L. Frustaci y Horacio M. De Rosa

Pág 239 QUEBRANDO HACHAS, CONSTRUYENDO PUEBLOS.USOS Y APLICACIONES HISTÓRICAS DEL


QUEBRACHO COLORADO.UN ABORDAJE DESDE LA ARQUEOLOGÍA URBANA.
Iván Díaz

Pág 251 A LA BASURITA CON LOS METALES. ESTUDIO DE MATERIALES METÁLICOS DE UN BASURERO DE
LA CIUDAD DE ROSARIO A FINALES DEL SILGO XIX.
Alejandra Raies

Pág 261 UNA CRUZ PATRIARCAL EN EL ANTIGUO PUEBLO DE SAN JOSÉ DE FLORES.
Ulises A. Camino y Keyte Ferreira de Lira

Pág 267 BREVE NOTA SOBRE EL HALLAZGO DE DOS SELLOS DE PLOMO (CLOTH SEALS) EN EL SITIO
BOLÍVAR 373, CIUDAD DE BUENOS AIRES.
Flavia Zorzi

Pág 275 ENTRE CUELLOS Y BOCAS. ANÁLISIS DE LOS MATERIALES RECUPERADOS DE UN MERCANTE DEL
SIGLO XVIII EN BUENOS AIRES.
Lucía Roel

PARADIGMAS INTERPRETATIVOS Y METODOLOGIAS

Pág 285 ESTUDIOS ARQUEOLOGICOS DE SUPERFICIE EN EL CAÑADON MISIONEROS, SANTA CRUZ.


Daniel Schávelzon, Patricia Frazzi, Mónica Carminati y Ulises Camino
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), vol. 6 7

Pág 293 DE VIDRIOS Y RELLENOS. UNA APROXIMACIÓN METODOLÓGICA.


Aniela Romina Traba

Pág 303 PICAPEDREANDO. EXPERIMENTACIÓN SOBRE LA CONFECCIÓN DE ADOQUINES.


Federico Coloca

Pág 313 EXCAVACIÓN DE LA ÚLTIMA VIVIENDA DE INDIOS DEL ANTIGUO PUEBLO DE ITATÍ- CASA GÜERÍ
VALLEJOS, ITATÍ, CORRIENTES- ARGENTINA.
Juan Ignacio Mujica

Pág 325 MACROARTEFACTOS: MONUMENTALIDAD, IDENTIDAD Y PODER EN VENEZUELA ACTUAL.


Rodrigo Navarrete Sánchez

Pág 345 ANÁLISIS ARQUEOASTRONÓMICO DE TEMPLOS CATÓLICOS DEL SIGLO XIX EN EL CONURBANO
BONAERENSE.
Verónica Pernicone, Marta Santos y Mónica Bianchi

Pág 355 LOS NOMBRES DEL ANONIMATO: UNA ARQUEOLOGÍA DEL GRAFFITI EN LAS AUTOPISTAS DE
CARACAS.
Víctor J. Valentín Montenegro

Pág 363 NUEVAS APROXIMACIONES A LOS TEMPLOS DE LAS REDUCCIONES DE SANTA ANA Y SAN
IGNACIO MINI, MISIONES.
Ruth Poujade, María Victoria Roca

Pág 371 RECURSOS GRAFICOS EN 2 Y 3 DIMENSIONES PARA LA CONSTRUCCION DEL REGISTRO


ARQUEOLOGICO.
Rosario Johnson

Pág 375 ARQUEOLOGÍA DE ASENTAMIENTOS FRONTERIZOS EN EL CHACO SANTAFESINO CON LA


COMUNIDAD AIM MOCOYLEK, DPTO. SAN JUSTO.
Paula del Río y Silvia Cornero

PATRIMONIO Y CONSERVACION DEL REGISTRO ARQUEOLOGICO URBANO

Pág 391 EL CARRIZAL, VERACRUZ, MÉXICO: ANÁLISIS DE LOS PROCESOS DE URBANIZACIÓN Y SU


INCIDENCIA EN LA CONSERVACIÓN DE LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS PREHISPÁNICOS EN LA
REGIÓN.
Natalia R. Donner y Jonathan Hernández Arana

Pág 401 LA DIFUSION DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DESDE EL DEPARTAMENTO DE ARQUEOLOGÍA


DE LA MUNICIPALIDAD DE ROSARIO.
Sandra Escudero, Socorso Volpe, María Belén Colasurdo y María Paula Villani

Pág 407 EL DEPARTAMENTO DE ARQUEOLOGÍA DE ROSARIO Y LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO


ARQUEOLÓGICO LOCAL.
Sandra Escudero, Socorso Volpe, Julio César Rayón, María Belén Colasurdo, y Julio César Miranda

Pág 419 LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO E HISTÓRICO A TRAVÉS DE LA


DINÁMICA DE CRECIMIENTO URBANO DE COLIMA, UNA CIUDAD MEDIA DEL OCCIDENTE
MEXICANO.
María. Ángeles Olay Barrientos y Ligia Sofía Sánchez Morton

Pág 435 ARQUEOLOGÍA URBANA EN MAGDALENA. EL SITIO ARALDI, UN CASO DE INTERACCIÓN CON
LA COMUNIDAD.
María Soledad García, María Clara Paleo y Mercedes Pérez Meroni
8 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), vol. 6

Pág 445 EL PECIO ZÉNCITY DE PUERTO MADERO: UN PLAN DE CONSERVACIÓN – RESTAURACIÓN A


MEDIDA.
Eva Tavella

Pág 453 METODOLOGIA PARA UNA APROXIMACION A LA APROPIACION ARTEFACTUAL DE LOS


ESPACIOS DE OFICINA EN RELACIÓN A LA IDENTIDAD.
Mauricio Fernández Vivas

Pág 463 CONCEPCIONES SOBRE EL PATRIMONIO URBANO DE LA CIUDAD DE MAGDALENA. EXPERIENCIA


DE CONSTRUCCIÓN PARTICIPATIVA.
María Clara Paleo, Mercedes Pérez Meroni, García, María Soledad García ; Fernanda Day
Pilaría, Naiquen Ghiani Echenique y Rocío Gambaro

Pág 471 MONITORIZACIÓN DE PARÁMETROS FÍSICOS EN BIENES CULTURALES.


F.J. García-Diego, J. Pérez Miralles, A. Fernández Navajas, M. Zarzo , C. Pérez García.

Pág 483 EL VIAJE FINAL.


Mónica P. Valentini, Javier García Cano y Mariano Darigo
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:9 9

PRESENTACIÓN

La arqueología urbana es un fenómeno interior a la vida de las ciudades y está sometida


a los compromisos y tendencias de la vida citadina. Muchos problemas relacionados con
su práctica se podrían detallar:

a. Documentación de las unidades arqueológicas localizadas.


b. Estimación del porcentaje de afectación de cada sitio en contexto urbano.
c. Descripción de efectos sobre las unidades arqueológicas.
d. Documentación general sobre geomorfología, hidrogeología y características
físico-urbanas.

A partir de la década de los años noventa Socorso Volpe, egresado de la Universidad


Nacional de Rosario, comenzó a estudiar el sitio arqueológico urbano La Basurita y
realizó distintas publicaciones. Desde el año 2000, se desarrolló en el Departamento de
Arqueología, de la Escuela de Antropología, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad
Nacional de Rosario, el Programa Potencial Arqueológico y Socio-cultural de la Ciudad
de Rosario que procuró sistematizar esas y otras dimensiones del registro arqueológico
rosarino. Tuvo como antecedente inspirador el Plano de Potencial Arqueológico de
Buenos Aires.

La Arqueología Urbana dio comienzos, en la Argentina, en la década de los ochenta


del siglo pasado, con una figura muy destacada: Daniel Schávelzon. Hasta entonces, el
subsuelo arqueológico de las ciudades contemporáneas no había recibido mayor atención.
Luego, el espectro de investigación se amplió y se orientó hacia las ciudades coloniales y
republicanas cuyo contorno territorial tenían todavía existencia material.

En el mes de agosto del 2010 se desarrolló el Primer Congreso Nacional de Arqueología


Urbana en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.
Durante su desarrollo se convocaron especialistas en arqueología urbana y disciplinas
afines y convergentes de distintos países latinoamericanos, en donde se promovió el
debate sobre la preservación y el resguardo de los materiales arqueológicos urbanos y la
importante necesidad de continuar con éste tipo de investigaciones.

Este volumen reúne las conferencias y ponencias que fueron expuestas durante la
realización de la reunión. Creemos que la variabilidad de trabajos que se presentan
contribuye en el avance que ha desarrollado la Arqueología Urbana en los procesos de
investigación en la actualidad.

Daniel Schávelzon
Director del Centro de Arqueología Urbana. FADU.UBA

Ana María Rocchietti


Directora Centro de Arqueología Histórica. FHyAR. UNR

Mónica P. Valentini
Directora Centro de Arqueología Subacuática. FHyAR. UNR
Conferencias
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:13-21 ISSN 1852-8554

LA DESTRUCCIÓN DE LA MODERNIDAD:
LOS TALLERES VASENA Y LA SEMANA TRÁGICA EN
BUENOS AIRES.

Daniel Schavelzon1 y Ana Igareta2

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
En junio del año 2009 una nueva remodelación de la Plaza Martín Fierro (Buenos Aires)
atrajo la atención sobre las ruinas de dos paredes que aún se mantenían en pie. Dichas
paredes constituyen el último fragmento de evidencia material de lo que a principios del siglo
XX fue una gran empresa metalúrgica argentina: los Talleres Vasena. El enorme edificio de
talleres y depósitos a que corresponden esos muros, fue construido por Vasena a principios
del siglo XX y, en 1919, fue el escenario de uno de los más cruentos conflictos obreros
que registra la historia nacional. Allí, un enfrentamiento que se inició como un reclamo de
mejoras en las condiciones de trabajo en la fábrica, se transformó en una batalla por toda la
ciudad que enfrentó a gran parte de los sectores populares y a las fuerzas del orden durante
la Semana Trágica. Poco tiempo después del conflicto, los talleres fueron clausurados y
vendidos a la Municipalidad, que en la década de 1940 transformó el predio en una plaza,
previa demolición de los edificios. No existe documentación que registre los mecanismos
sociales y políticos que guiaron la destrucción de los talleres, o los motivos que permitieron
que, setenta años después, dos paredes permanezcan en pie. Es posible proponer desde la
arqueología una caracterización de ese espacio y de las condiciones materiales en las que
trabajaron quienes murieron en el enfrentamiento.
Palabras clave: Talleres Vasena - sitios de dolor y vergüenza – motivos de la destrucción

Abstract
In 2009 a new remodeling process at the Plaza Martín Fierro (Buenos Aires) attracted the
attention on the ruins of two old standing walls. Those constitute the last fragment of material
evidence on the existence of one of the greatest Argentine metallurgical company at the early
XX: the Talleres Vasena. The large building of factories and deposits to that those walls
correspond was constructed by Vasena at the beginning of the XX Century and, in 1919, was
the scenario of one of the bloodiest popular conflicts on national history. Right there, a claim
for improvements in workers condition became a battle all over the city that faced popular
sectors and the forces of the order during the episode known as la Semana Trágica. Soon
after that, the factory was closed and sold to locals authorities; by 1940, the former Talleres
were demolished and replaced by a public park. Only two walls remain, even though there
are no records on the social and politics reasons that leaded such destruction. However, it is
possible to propose an archaeology characterization of the destroyed space and the material

1
Centro de Arqueología Urbana, FADU – UBA. CONICET. DGPat - CABA
Ciudad Universitaria, Pabellón III, 4º piso, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (011) 4787-9231
[email protected]
2
Centro de Arqueología Urbana, FADU – UBA. CONICET. División Arqueología, FCNyM- UNLP
Paseo del Bosque s/nº, 1900, La Plata. (0221) 425-7744 int 139
[email protected]
14 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:13-21

conditions in which worked people who died in the confrontation.


Keywords: Vasena Iron Foundry– sites of pain and shame – destruction motives

Introducción

A principios del siglo XX, las industrias nacionales registraron un crecimiento sin
precedentes que hizo pensar a muchos que la Argentina se convertiría en una de las
potencias económicas del mundo. Un diccionario español de 1919 describía así la
situación: “Todo hace creer que la República Argentina está llamada a rivalizar en su día
con los Estados Unidos de la América del Norte, tanto por la riqueza y extensión de su
suelo como por la actividad de sus habitantes y el desarrollo e importancia de su industria
y comercio, cuyo progreso no puede ser más visible” (citado por Tonni 2006:27).
Diversas empresas metalúrgicas consolidaron su posición como productoras
capaces de sustituir materiales que hasta ese entonces eran importados, jugando un
papel fundamental en el desarrollo de otras industrias a las que les proporcionaban
productos en enormes cantidades, tales como la ferroviaria, la marítima, la frigorífica y
la harinera. Asimismo, se afianzaron las exportaciones a Europa, si bien los vientos de
guerra que soplaban en el viejo continente amenazaban constantemente la continuidad
del comercio. Talleres Pedro Vasena e Hijos fue una de las empresas que participaron
del auge industrial argentino y a comienzos de la década de 1910, intentó exitosamente
ampliar su producción y convertirse también en acería. Los enormes costos implicados
en dicho proceso llevaron a la familia Vasena a asociarse con inversores ingleses, quienes
unos pocos años después consiguieron en control total de los Talleres; nació entonces la
Argentine Iron and Steel Manufactury, formely Pedro Vasena e hijos. El meteórico
crecimiento de la empresa –para 1919 empleaba ya a más de 2000 operarios- dio lugar
a la construcción de un impactante conjunto edilicio. Talleres, caballerizas, depósitos y
oficinas administrativas fueron instaladas en las afueras de la ciudad de Buenos Aires,
en la intersección de las actuales calles Cochabamba y La Rioja, en el barrio de San
Cristobal.
Sin embargo, el estallido de la Primera Guerra Mundial afectó severamente la
productividad de los talleres, no solo por la pérdida de mercados de exportación sino
también por el encarecimiento de ciertos insumos importados que resultaban vitales para
su funcionamiento. La reducción de las ventas impactó particularmente a los obreros
de la empresa, quienes sufrieron despidos y una reducción abrupta de sus sueldos.
Las primeras organizaciones sindicales del país, que por ese entonces contaban con
unos pocos años de existencia, organizaron durante diciembre de 1918 y los primeros
días de 1919 una sucesión de huelgas que pusieron en jaque la continuidad de la
producción. Entre otras cosas, se reclamaba al Directorio de Vasena la reducción de la
jornada de trabajo de 11 a 8 horas, el pago de horas extras, la reincorporación de los
obreros suspendidos o despedidos y la mejora en las condiciones generales de trabajo
(Seibel 1999). El 7 de enero, en la puerta de los Talleres Vasena en su dependencia
de Cochabamba, se desató un enfrentamiento entre huelguistas y obreros que no se
habían plegado a la huelga que culminó con la llegada de la policía, la que disparó
indiscriminadamente sobre trabajadores y transeúntes, asesinando a cuatro y dejando
cerca de treinta heridos (Caras y Caretas 1919). Nuevos y más violentos enfrentamientos
tuvieron lugar los días siguientes en diversos puntos de la ciudad de Buenos Aires entre
Schavelzon D. y Igareta A. - La destrución de la Modernidad... 15

obreros y policía, bomberos e incluso ejército, en el episodio hoy conocido como la Semana
Trágica. Rápidamente el conflicto se extendió con agresiones a extranjeros y miembros
de la comunidad judía, y generó el surgimiento de nefastos grupos parapoliciales como
la llamada “Liga Patriótica” (Caterina 1955). Si bien nunca se dieron a conocer datos
oficiales sobre la cantidad de muertos en dichos enfrentamientos, diversos diarios de la
época estimaron que éstos se contaban por miles.
Concluida la Semana Trágica y con una frágil calma entre el directorio de Vasena
y sus obreros obtenida luego de que éste accediera a parte de sus reclamos, los Talleres
fueron adquiridos por otra empresa y el edificio de Cochabamba y La Rioja al poco tiempo
fue vaciado y desmantelado. En el año 1926 el predio fue adquirido por la Municipalidad
porteña, procediéndose luego a la demolición y la creación en el lugar de la Plaza Martín
Fierro, inaugurada en 1940. Hasta donde hemos podido indagar, no hubo por entonces
ninguna manifestación de desacuerdo con la decisión de destruir la construcción ni
ninguna voz que señalara la importancia de su conservación como sitio histórico.
En la actualidad, solo dos fragmentos de paredes rotas, semiderrumbadas y rodeadas
de basura dan cuenta de que allí existió alguna vez un edificio de dimensiones colosales
y en cuyas inmediaciones se desató uno de los primeros y más violentos reclamos obreros
de la historia del país.

Consideraciones teóricas

Nos hemos hechos tantas veces la pregunta ¿cómo un edificio que fue escenario
de un evento crítico en la historia nacional fue demolido sin protestas? que ya no vale
la pena repetirla. No solo porque la respuesta suele ser por completo desalentadora,
sino porque el conocerla no parece haber minimizado el impacto de la destrucción que
se reitera frente a nuestros ojos. Es momento entonces de intentar un abordaje del
problema desde una perspectiva diferente: dejando de lado la certeza de lo efectivamente
destructiva que puede ser la desidia de la administración pública, vale la pena considerar
que las destrucciones tal vez no ocurren porque nadie las evita, sino porque en algún
sentido se las favorece como mecanismo de construcción del olvido.
En su texto de 2009, Logan y Reeves proponen que la desaparición de ciertos elementos
del patrimonio cultural deriva de su carácter de “sitios de dolor y vergüenza”. Su análisis
indica que “a veces, sitios completos desaparecen de la conciencia del público y por lo
tanto también de los registros de patrimonio, tal vez porque el público en cuestión no desea
recordar los eventos asociados con tales lugares” (Logan y Reeves 2009:2). Se trata de de
“lugares no reconocidos [por su valor histórico] si no hasta tiempos recientes debido a su
asociación con el dolor y sufrimiento allí experimentado en el pasado Con frecuencia las
comunidades están avergonzadas de estos episodios o temerosas de que ahondar en ellos
pueda reavivar enfrentamientos. Tales lugares con frecuencia se convierten en objetivos a
demoler, a fin de que arrasar con el miedo y la vergüenza asociada al sitio” (Logan y Reeves
2009:2).
En tal contexto, la destrucción del patrimonio deja de ser un evento que podría haberse
evitado para convertirse en un acto que se vio colectivamente –aunque tal vez de forma
inconciente-, favorecido. En un artículo resulta imposible siquiera empezar a discutir los
complejos mecanismos implicados en el reconocimiento y manifestación a nivel social
colectivo de los sentimientos de culpa y dolor, por lo que simplemente nos limitaremos a
explorar las alternativas materiales de la posibilidad planteada por los autores.
16 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:13-21

Si bien el sitio no queda estrictamente incluido en ninguna de las categorías propuestas


por los Logan y Reeves para clasificar los “sitios de dolor y vergüenza” –que sí incluyen
lugares de masacres y genocidios, escenarios bélicos, prisiones civiles y políticas y sitios
de reclusión- consideramos que el esquema analítico propuesto para dicho conjunto
resulta igualmente aplicable. Como mencionábamos antes, no solo ningún sector de la
sociedad porteña manifestó en su momento interés por la preservación del edificio de los
viejos Talleres Vasena, sino que tampoco parece haber habido a posteriori ninguna forma
de reconocimiento del lugar como escenario de un evento histórico o intento alguno de
preservarlo o de salvaguardar los sectores de paredes que sobrevivieron a la demolición
(y que con seguridad hace décadas eran más grandes y más sólidos que los restos que
aún existen).
Al momento de iniciarse los trabajos arqueológicos, la superficie que rodeaba los
mínimos restos de los muros estaba cubierta por una descomunal cantidad de basura,
acumulada por lo menos desde la década del 70 y que en algunos sectores formaba
montículos de medio metro de alto. Una de las esquinas que formaban las paredes
mostraba las huellas dejadas por el puesto de choripán que funcionaba en la plaza y que
dejó una extensa marca de grasa y hollín sobre las paredes, además de una masa compacta
de residuos acumulados que incluía “costillitas” de vaca, bolsas de pan, servilletas,
vasitos plásticos y envases de gaseosas y bebidas alcohólicas. A ello se sumaban por
supuesto decenas de preservativos usados y sus correspondientes envoltorios, los restos
de varias computadoras e impresoras desguasadas próximas a una pared y excrementos
de perros y humanos repartidos por las inmediaciones del conjunto. Ningún cartel, placa
o elemento semejante daba cuenta del valor testimonial de las paredes, si bien se nos
indicó que unos diez años atrás, la Junta de Estudios Históricos de San Cristóbal había
hecho colocar un recordatorio en tal sentido, luego de haber gestionado su declaración
como “Sitio de Interés Cultural” ante la Municipalidad porteña. Se trata evidentemente de
un lugar arrasado; si consideramos que tal destino se relaciona con los trágicos eventos
allí ocurridos, es necesario preguntarse ¿qué motivó su desaparición?

Posibilidades

Mencionábamos antes que uno de los hechos llamativos sobre el caso de Vasena es
la falta de reconocimiento del lugar como escenario de un importante evento histórico
de la primera mitad del siglo XX. Si bien es lógico asumir que éste no resulta deseable
para los industriales –acusados de desatar en 1919 el conflicto por su explotación de los
trabajadores-, es más difícil entender por qué otros sectores de la sociedad, generalmente
interesados en mantener viva la memoria de hechos de este tipo, tampoco se han ocupado
de obtener el reconocimiento que el sitio amerita en función de su papel en la historia de
los reclamos obreros. Talleres Vasena pertenece a la clase de sitios que posibilitaría a un
grupo (los obreros) mantener un sentido de conexión con sus raíces en el pasado, y que
justamente por eso suelen ser utilizados –buena o malamente-, por gobiernos y políticos
para enfatizar los lazos que la nación posee con dicho grupo (Logan y Reeves 2009:12).
Resulta necesario cuestionarse entonces por qué ni una ni otra cosa ha ocurrido e
identificar, en caso de ser ello posible, el origen de la falta de interés por el lugar que
manifiestan grupos contrapuestos. Una revisión de las crónicas de la época y los textos
dedicados a analizar los hechos de la Semana Trágica permiten, a nuestro criterio, definir
cuando menos tres niveles posibles de conflicto, cada uno de los cuales constituye un
Schavelzon D. y Igareta A. - La destrución de la Modernidad... 17

evento dramático en sí mismo y cuya carga emotiva podrían haber hecho deseable la
destrucción del edificio.
En primera instancia, las pésimas condiciones de trabajo de quienes se desempeñaban
como obreros en la sucursal Cochabamba, que sin duda no constituían un hecho aislado
si no que reflejaban la política habitual de la empresa. Explotación, enfermedad y falta de
seguridad industrial conformaron el lado oscuro de la modernidad y de la consolidación
del sistema capitalista de producción, cuyos beneficios para algunos fueron obtenidos
reprimiendo las exigencias de los trabajadores en lugar de mejorar su situación laboral
como alternativa para optimizar la producción. El que las autoridades nacionales haya
permitido –e incluso en ocasiones fomentado para su propio beneficio- tal estado de
cosas, constituye un episodio doloroso para los protagonistas pero vergonzoso para toda
la población nacional.
El segundo motivo a considerar se relaciona con el hecho de que la intervención inicial
de la policía estuvo motivada por un enfrentamiento entre obreros, cuando grupos de
huelguistas agredieron a quienes no se habían plegado a la huelga –tanto las crónicas
de la época como estudios históricos posteriores coinciden en señalarlo-; los conductores
de las chatas que transportaban los materiales parecen haber sido el blanco principal
de los huelguistas, quienes prendieron fuego a numerosos vehículos. Si bien algunos
autores mencionan que los agredidos eran en realidad “rompehuelgas contratados”, y
otros sostienen simplemente que se trataba de obreros que no apoyaban los reclamos,
lo cierto es que se trató de un violento ataque hacia un pequeño grupo que pensaba
diferente a la mayoría. Más allá de la validez del reclamo de la huelga, el episodio obliga
a cuestionarse sobre la legitimidad de agredir a un tercero sólo porque no piensa como
el resto del grupo.
En tercer lugar, es importante tener en cuenta que lo que podría haber sido un
enfrentamiento puntual entre trabajadores y fuerzas del orden se extendió por toda la
ciudad a partir de una acción de represión violenta por parte de un gobierno que –
recordémoslo- era democrático. El presidente Hipólito Yrigoyen puso en manos del
General Luis Dellepiane la resolución del conflicto, otorgando al Ejército funciones
y atribuciones que no le son propias. Asimismo, tanto el gobierno nacional como los
grupos conservadores apoyaron abiertamente el accionar de grupos parapoliciales, lo que
constituyó una violación más a lo establecido constitucionalmente.
La sumatoria de posibilidades permite generar una hipótesis acerca de por
qué el sitio de los Talleres Vasena no ha se ha transformado en monumento si no muy
tardíamente como un “lugar histórico”, o acercarnos a comprender los posibles motivos
por los que los herederos de los grupos que en 1919 protagonizaron el conflicto no han
manifestado interés por la conservación de la evidencia material asociada al mismo. En
tal contexto, cabe preguntarse si la investigación arqueológica puede aportar algo al
relato de lo ocurrido que genere alguna diferencia o posibilite un cambio de actitud con
respecto al sitio. En principio, los trabajos realizados permitieron caracterizar desde el
registro arqueológico las condiciones de labor de los obreros de Vasena, algo que si bien
se conocía por testimonios y crónicas, no poseía entidad material a consecuencia de la
destrucción de los viejos Talleres.

Excavación del sitio Plaza Martín Fierro ex Talleres Vasena

Los restos visibles en superficie de lo que fue el edificio de Vasena se reducen en la


18 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:13-21

actualidad a dos paredes de ladrillo de unos 10 m de largo, 45 cm de ancho y 2 m de


alto que se cruzan formando cuatro esquinas de ángulos rectos. Ambos muros presentan
en su tramo más extenso las aberturas de antiguas ventanas, si bien la carpintería de
las mismas desapareció tiempo atrás y el deterioro del total del conjunto no permite
establecer si cada una de las mencionadas esquinas correspondía a estancias internas o
sectores externos de la construcción.
La superficie definida como área de intervención arqueológica fue un sector de la
plaza de base cuadrangular de 12 m de lado, que tuvo como centro el conjunto de muros
históricos y el total de las esquinas definidas por éstos. Tal superficie fue internamente
dividida en 144 cuadrículas de un metro y mapeada en su totalidad, como paso previo a la
excavación sistemática de 46 unidades, alcanzando profundidades variables. Asimismo
se excavaron diez sondeos a pala de 0.50 x 0.50 m a distancias regulares de las paredes.
El avance de la excavación permitió determinar la longitud total original de dos de
las mismas, identificar la presencia de otros tres sectores de muro asociados a éstas
y reveló la presencia de al menos cinco secciones de pisos de características disímiles,
así como también de los restos de lo que parece haber sido un piletón de cemento
destinado a la fundición de hierro y chatarra y otros posibles dos muy deteriorados. Si
bien no se pudo establecer con precisión a qué sector de los Talleres pertenecían tales
estructuras –los planos disponibles son singularmente confusos-, un análisis integrado
de las características del conjunto expuesto permitió realizar algunas inferencias sobre
su funcionalidad. Los restos dan cuenta de la existencia de pasillos y recintos interiores
extremadamente estrechos o muy subdivididos, tanto que el espacio disponible para
permanecer o circular por ellos resultaba mínimo y las aberturas fueron de tamaño
igualmente exiguo. Asimismo, las paredes divisorias eran de un solo ladrillo de ancho y
de ningún modo aislantes, ni siquiera aquellas que rodean al piletón de fundición y que
seguramente despedía un calor infernal. Tanto que alteró la superficie de los ladrillos
de una de las paredes, que bajo una enorme mancha de hollín muestran un principio
de vitrificación (la temperatura mínima requerida para que una masa arcillosa empiece
a vitrificarse es de 1500º C). La única ventana conservada de ese recinto daba a otro
ambiente interno y por ende no permitía circulación alguna de aire, algo absolutamente
necesario si se tiene en cuenta que al calor se sumaba el humo –tóxico- del carbón que
se quemaba en hornos y fraguas y el vapor liberado por el agua empleada para enfriar
herramientas y materiales.

Consideraciones finales

Desde su nacimiento en la década de 1960 en Inglaterra, la arqueología industrial se


ha desarrollado teniendo en cuenta que no sólo se trata del estudio de los edificios o de
la maquinaria involucrados en los procesos modernos de producción, si no en realidad
del universo material y social de los trabajadores que lo sostuvieron, de los mecanismos
de consumo de sus productos y de cómo éstos incidieron en la posible explotación de los
primeros (Thomas 2004). En definitiva, de la construcción del capitalismo como sistema
que alguna vez pareció ideal y que rápidamente puso en evidencia los altísimos costos
sociales y personales que su desarrollo implicaba para millones de personas.
El surgimiento de los movimientos obreros y los reclamos alrededor de los cuales estos
se organizaron es un tema en el que la disciplina ha empezado a adentrarse, buscando
explorar otros aspectos del mismo proceso histórico. El análisis de los restos hallados
Schavelzon D. y Igareta A. - La destrución de la Modernidad... 19

en el sitio proporcionan evidencia en relación a las pésimas condiciones de trabajo que


soportaron sus obreros y, asimismo, hemos intentado avanzar en una explicación de
porqué el edificio que podría haberse erigido en monumento fue en cambio demolido y
cuáles pueden haber sido los motivos por los que hasta ahora a nadie pareció importarle
demasiado tal destrucción.

Agradecimientos

A los alumnos de antropología de la UNLP y de la UBA que participaron de los trabajos de campo.
A Sebastián Igareta por el procesamiento gráfico.

Vista del conjunto arquitectónico de Cochabamba y La Rioja en su momento de máximo desarrollo hacia 1900.
20 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:13-21

Esquema de los restos


visibles antes del desa-
rrollo de las excavacio-
nes (arriba) y del total de
estructuras detectadas
una vez concluida las
mismas (abajo)
Schavelzon D. y Igareta A. - La destrución de la Modernidad... 21

Vista actual del sitio durante la excavación de uno de los niveles de piso; en el fondo la pared este-oeste y la
abertura correspondiente a una ya desaparecida ventana.

Bibliografía

CARAS Y CARETAS. 1919. Año XXII, Nº 1.059, 18 de enero de 1919.


CATERINA, LUIS MARÍA. 1955. La Liga Patriótica Argentina: un grupo de presión frente
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TONNI, E. 2006. Vajillas de loza y porcelana. Presencia en Buenos Aires a fines del siglo
XIX y comienzos del XX. Jorge Sarmiento Editor / Universitas Libros. La Plata
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“Difficult Heritage”. Routledge and Co. Londres
SEIBEL, B. 1999. Crónicas de la Semana Trágica. Editorial Corregidor. Buenos Aires.
THOMAS, J. 2004. Archaeology and modernity, Routledge Editorial. Londres.
VASENA, S. (compilador). 1902. Pedro Vasena e Hijos Buenos Aires. Primer Catálogo.
BANH. Buenos Aires.
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:23-35 ISSN 1852-8554

LA GESTION DEL PATRIMONIO ARQUEOLOGICO


EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Lic. Liliana Barela1

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Las políticas estatales patrimoniales tuvieron una larga gestación como aspiración, pero su
aplicación es una experiencia muy reciente. La gestión de dichas políticas presenta una
serie de problemas que van desde la definición en la práctica de concepciones generales
ante las diversas expresiones culturales que incluye, cada una con su especificidad, el tipo
de accionar y las interpretaciones a cargo de distintos actores estatales y no estatales. Un
caso especial es la arqueología urbana. Se analizarán aspectos conceptuales y prácticos que
emergieron de la gestión patrimonial en la Ciudad de Buenos Aires.
Palabras clave: patrimonio, gestión, arqueología urbana

Abstract
State policies had a long gestation heritage as an aspiration, but implementation is a very
recent experience. The management of these policies has a number of problems ranging from
the definition in the practice of general concepts to diverse cultural expressions including,
each with its specificity, the type of actions and performances by various state and non-state.
A special case is the urban archeology. We will analyze conceptual and practical aspects of
wealth management emerged in the City of Buenos Aires
Key words: heritage, management, urban archaeology

Introducción

Si adoptamos una noción amplia de cultura como todo aquello que los seres humanos
producen en sociedad (que incluye procesos de aprendizaje y de creación) debemos
aceptar también que los hombres son producidos por su cultura. El patrimonio cultural
es, entonces, esa herencia que las sociedades transmiten y existe desde siempre. Está
constituido por dos dimensiones inseparables, una material o tangible, que es lo que
podemos ver y manipular (utensillos, construcciones, restos arqueológicos, monumentos,
etc.), y la otra inmaterial o intangible, como son los saberes, técnicas, creencias, valores,
sentidos atribuidos a los objetos). Esos legados recibidos y transformados por cada
generación, en ocasiones desaparecen o reemplazados por otros, y otras veces son
valorados, conservados y resignificados.
En la cultura occidental podemos identificar momentos de emergencia de herencias
culturales que parecían sepultadas en el tiempo, por ejemplo, el renacimiento o el
romanticismo con sus respectivas revalorizaciones de aspectos culturales de la antigüedad

1
Directora de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, Ministerio de Cultura,
C.A.B.A.
24 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:23-35

clásica o de la edad media. No obstante, la idea de patrimonio tal como la utilizamos


hoy, sienta sus bases en el siglo XIX y se relaciona con la construcción y consagración de
los estados modernos que para constituirse, debieron realizar un doble y contradictorio
movimiento.
Por un lado, profesaron la fe en el progreso lo cual los llevó a desdeñar muchos
aspectos del pasado, y por el otro, debieron construir identidades “nacionales”, es decir,
recurrir a la invención de un pasado común y de raíces culturales para legitimarse.
Durante ese proceso y al amparo de los gobiernos, los académicos promovieron la
preservación de monumentos y conjuntos históricos y artísticos considerados elementos
únicos, destacables o representativos desde determinados criterios estéticos o históricos
universalizados (Sarmiento, J.M., 2004). Hasta hace muy poco tiempo, poder político y
expertos monopolizaron la producción de legitimidad cultural y por ende patrimonial,
cristalizados en objetos materiales.

Construyendo una nueva noción de patrimonio cultural

En las últimas décadas se produjeron múltiples transformaciones que volvieron a


colocar el patrimonio en el centro de la escena. La creciente interacción entre actores y
espacios, el volumen de transacciones de todo tipo en las que circulan mensajes, dinero,
influencias culturales, personas, mercancías, es decir, fenómenos que habitualmente
resumimos en el término globalización, produjo una creciente conciencia de los riesgos
de pérdidas importantes, no sólo sobre el medio ambiente, sino también sobre las culturas
.(MARGULIS, M., 1997). La reacción se produjo desde instancias muy diferentes. En
un extremo, la proliferación de acciones de organismos internacionales tendientes a la
preservación de expresiones culturales materiales e inmateriales, en el otro, el surgimiento
de innumerables movimientos de reivindicación de culturas locales o particulares, que
van desde identidades étnicas hasta la defensa de elementos tradicionales de locales o
barriales, todo ello permitió un mayor protagonismo de variados grupos que pugnan por
la valoración social de bienes culturales. (Bialogorski, M., 2004).
A partir de la Convención de la Haya de 1954, patrocinada por la UNESCO, se
generalizó el concepto de “bien cultural” más allá de lo nacional, hasta llegar a la idea de
Patrimonio Cultural de la Humanidad” aplicada a bienes que consideran de importancia
universal. En la Conferencia General de la UNESCO de 1972 se creó un Comité específico
para definir el patrimonio mundial, y la novedad fue que el concepto incluyó -en vez de
oponer- junto a los bienes naturales, los bienes culturales entendidos como monumentos
(arquitectura, escultura o pintura, bienes arqueológicos) con valor universal histórico,
artístico o científico, conjuntos de construcciones cuya arquitectura, unidad e integración
en el paisaje les de valor, y lugares (obra del hombre en relación con la naturaleza
incluidos los arqueológicos).
El otro punto de inflexión en el concepto patrimonial fue la Convención para la
Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial que entró en vigor el 20 de abril de
2006, culminación de una larga búsqueda emprendida sobre la función y los valores
de las prácticas y expresiones culturales. La Convención definió al Patrimonio Cultural
Inmaterial como usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las
comunidades, grupos y en algunos casos, los individuos, reconozcan como parte integrante
de su patrimonio. Plantea que la diversidad cultural es un elemento indispensable para
el fortalecimiento de la creatividad humana, y requiere para su realimentación de la
Barela L. - La gestión del patrimonio arqueológico... 25

preservación de los patrimonios culturales regionales en todo el mundo.


Ahora bien, toda práctica preservacionista se ejerce desde el presente hacia el pasado
mediante un proceso de selección a cargo de actores sociales considerados autorizados para
determinar, entre todos los bienes o expresiones culturales, cuales son los significativos y
relevantes para construir el acerbo patrimonial. Ello significa que el patrimonio se produce
activamente y que, al instituirse como tal, cada bien o expresión cultural adquiere una
significación que lo diferencia de otros objetos o prácticas culturales.
El patrimonio está lejos de ser un ámbito neutro, de coincidencias y definiciones
cerradas, se trata más bien de un espacio de disputas, tensiones, conflictos, alianzas
provisorias y precarias. No hay que olvidar que en la polémica sobre la significación del
pasado y sobre los criterios de preservación están también en juego los sentidos y los
intereses del presente, es decir, el valor y la accesibilidad de bienes actuales de toda la
sociedad. (INVERNIZZI, H., 2004, Pág. 21)

La gestión patrimonial tiene un desarrollo progresivo, abierto y es resultado de observaciones


permanentes, y los bienes culturales tangibles e intangibles conforman un horizonte móvil en
permanente retroalimentación que estructura la identidad.

Es por eso que los documentos internacionales no resuelven ni agotan los problemas
que presenta la noción de patrimonio cultural, solo son la base para discutir cuestiones
tales como ¿qué relación existen entre patrimonio material e inmaterial? ¿cuáles son
los criterios válidos para evaluar qué es lo que hay que considerar patrimonio? ¿Qué
procedimientos son más adecuados para llevar a cabo los procesos de patrimonialización?
¿Quiénes son los actores que participan o deberían participar en dichos procesos?
Dado que la legislación es la única base para orientar y legitimar la acción, revisemos
brevemente el camino recorrido para llegar hasta las normas legales con las que contamos
en la actualidad.

La legislación Nacional

Nuestra Constitución menciona en su artículo 41 la protección del medio ambiente


que también se extiende al patrimonio cultural, y el artículo 75 establece las atribuciones
del Congreso para dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre
creación, el patrimonio artístico y los espacios culturales y audiovisuales.
La Argentina ha ratificado una serie de tratados internacionales que desde la sanción
de la Constitución de 1994, tienen una jerarquía superior a la de las leyes y dictado leyes

2
a) Convención para la Protección de los Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado, de 1954,
de acuerdo con la ley 26.155 de 2006, b) Convención sobre las Medidas que deben Adoptarse para
Prohibir e Impedir la importación, la Exportación y la Transferencia de Propiedad Ilícita de Bienes
Culturales, de 1970, conforme con la ley 19.943 de 1972, c) Convención sobre la Protección del
patrimonio Mundial Cultural y Natural, de 1972, de acuerdo con la ley 21.836 de 1978, d) Conven-
ción sobre Defensa del Patrimonio Arqueológico, Histórico y Artístico de las Naciones Americanas,
de 1976, conforme con la ley 25.568 de 2002, f) Convención de UNIDROIT sobre Objetos Robados o
Exportados Ilegalmente, de 1995, de acuerdo con la Ley 25.257 de 2000, g) 2do. Protocolo a la Con-
vención para la Protección de los Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado, de 1999. conforme
a la ley 25.478 de 2001, h) Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, de
2003, conforme a la ley 26.118 de 2006
26 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:23-35

conforme con ellos. 2


La Ley 12665 de 1940 fue modificada por Ley 24252 de 1993 sobre custodia
y conservación del Patrimonio. En ella se crea la Comisión Nacional de Museos,
Monumentos y Lugares históricos que tiene –entre otras funciones- la de servir como
órgano de aplicación del régimen de protección del patrimonio histórico artístico
nacional, ejercer la superintendencia inmediata sobre museos, monumentos y lugares
históricos nacionales, todo en concurrencia con las autoridades locales cuando se trate
de inmuebles provinciales o municipales.
También clasifica y formula la Lista de Monumentos Históricos del país y puede
ampliarla con aprobación del Poder Ejecutivo. Estos bienes se liberan de toda carga
impositiva, pero tienen restricción al dominio y, de ser necesario, se pueden expropiar
mediante su declaración de utilidad pública, que incluye un régimen de compensación,
y también de colaboración
La Reglamentación de esta ley crea el Registro Nacional de Bienes Históricos e Histórico
Artísticos y un régimen especial cuando son privados, con obligaciones recíprocas de los
propietarios y el estado. Los criterios que establece son: a) Interés histórico cultural,
afirmación de la identidad y del tejido social en el que se integra, b) Interés artístico
arquitectónico, vinculado a características de la obra propiamente dicha, c) Interés
paisajístico ambiental, referido a la relación de la obra con el entorno, en especial, valores
visuales y paisajísticos y también criterios, d) del tiempo histórico, incorporando bienes
y lugares históricos y artísticos de diversos períodos, f) Del campo social, teniendo en
cuenta los componentes sociales –según la antropología – como creadores de cultural,
g) De la escala espacial, valoración del entorno físico ambiental en relación con bienes
de interés histórico y/o artístico, monumentos y lugares, conjuntos arquitectónicos,
pueblos, centros, barrios y ciudades históricas, etc.
La Ley Nacional 25197 (1999) centraliza el ordenamiento de datos de los bienes
culturales de la Nación en el marco de un sistema de protección colectiva de su patrimonio
a partir de la identificación y registro del mismo, en un Registro Nacional de Bienes
Culturales.
El órgano de aplicación de la ley es la Secretaría de Cultura de la Nación, que debe:
a) efectuar relevamiento de bienes culturales de dominio público nacional, b) catalogar
los bienes culturales de los organismos que no tienen específicamente esa tarea, c)
identificar los bienes culturales que integran el Registro Único, d) crear un banco de datos
e imágenes de bienes culturales compilados en la Nación, f) coordinar con los gobiernos
provinciales y con el Gobierno de la Ciudad la implementación de una red de registros
comunes, g) ejercer superintendencia sobre el conjunto de bienes que constituyen el
patrimonio histórico cultural de la Nación

La legislación de la Ciudad de Buenos Aires

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el marco legal para investigación, preservación


salvaguarda, protección, restauración promoción, acrecentamiento y transmisión a las
generaciones futuras del patrimonio Cultural (PCCABA) ha sido establecido por la Ley
1227, diciembre 2003.

Establece que el PCCABA está constituido por un conjunto de bienes muebles e


inmuebles ubicados en el territorio de la Ciudad, cualquiera sea su régimen jurídico
Barela L. - La gestión del patrimonio arqueológico... 27

y titularidad, que en sus aspectos tangibles e intangibles, materiales y simbólicos y


dada su significación intrínseca y/o convencionalmente atribuida, definen la identidad
y la memoria colectiva de la comunidad. Los criterios son históricos, antropológicos,
etnográficos, arqueológico, artístico, arquitectónico, urbanístico, paisajístico, científico,
en incluso humano viviente.

Categorías

a) Sitios o Lugares Históricos


b) Monumentos singulares, en tanto vinculados a un tenorio o marco referencial
que concurre a su protección.
c) Conjuntos o Grupos de Construcciones. Áreas que por su arquitectura, unidad
o integración con el paisaje, tengan valor especial desde el punto de vista
arquitectónico, urbano o tecnológico. El casco histórico y los centros, barrios
o sectores históricos que conformen una unidad de alto valor social y cultural,
entiende por tales aquellos asentamientos fuertemente condicionados por una
estructura física de interés como exponente de una comunidad.
d) Jardines Históricos con valores estéticos, paisajísticos y botánicos que ilustren
la evolución y el asentamiento humano en el curso de la historia.
e) Espacios Públicos, (plazas, bulevares, costaneras, calles) de valor por la calidad
ambiental, homogeneidad tipológica espacial, así como presencia en cantidad
y calidad de edificios de valor histórico y de las condiciones espaciales y
funcionales ofrecidas para el uso social pleno.
f) Las Zonas Arqueológicas, sitios o enclaves claramente definidos, donde se
comprueba la existencia, real o potencial, de restos y testimonios arqueológicos
de interés relevante.
g) Bienes Arqueológicos de interés Relevante, extraídos o no, tanto en la superficie
terrestre o del subsuelo, como provenientes de la arqueología subacuática
h) Colecciones y objetos, existentes en museos, bibliotecas y archivos, y otros
vienes de valor
i) Fondos Documentales, en cualquier tipo de soporte.
j) Las expresiones y Manifestaciones Intangibles de la Cultura de la Ciudad
(tradiciones, costumbres, hábitos de la comunidad, formas de expresión de
la cultura popular y tradicional de valor histórico, artístico, antropológico o
lingüístico, en especial, aquellas en riesgo de desaparición.
k) Patrimonio Cultural Viviente (personas o grupos sociales que por su aporte a las
tradiciones en las diversas manifestaciones de la cultura popular justifiquen ser
considerados parte integrantes del PCCABA.

Órgano de aplicación de la Ley 1227 es el Ministerio de Cultura y, “cuando se tratare


de bienes sujetos a catalogación de acuerdo a las disposiciones del Código de Planeamiento
urbano, el Ministerio de Cultura podrá proponer su catalogación en forma indistinta con
28 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:23-35

el Ministerio de Planeamiento y Obras públicas y su Subsecretaría de Planeamiento.


Esta última conserva todas las facultades que dicho Código le asigna como órgano de
aplicación de las normas de Protección Patrimonial previstas en la Sección 10 “protección
patrimonial”.
Algunos problemas claves de la gestión patrimonial

Las normas jurídicas establecen que existe un patrimonio cultural a proteger, define
criterios para identificarlo, y catalogarlo, penalidades y compensaciones para los actores
involucrados. Esta legislación es gran paso para quienes conocimos la situación de
total desprotección que existió hasta hace pocos años, y sin duda sirve de base para la
acción.
Pero por definición, las leyes son normas generales y que requieren interpretación
para ser aplicadas a una realidad que es compleja, múltiple, constituida enteramente
por casos particulares, y donde distintos actores entablan relaciones conflictivas en
diferentes contextos.
El primer punto crítico de la gestión patrimonial es la propia concepción de Patrimonio
que carga con la inercia de la vieja concepción. Durante mucho tiempo estuvo reducida a
monumentos u obras de arquitectura señaladas por algún grupo académico como objetos
de valor (artístico, histórico) en si mismos. Muy recientemente se ha incorporado la noción
de patrimonio inmaterial, que si bien es un gran avance, no resulta sencillo de llevar a
la práctica. En principio se trata de la inclusión de expresiones culturales -costumbres,
técnicas, rituales o géneros artísticos- que no podemos cristalizar en objetos específicos.
Pero su alcance no se limita a estás prácticas, también afecta la vieja concepción de
patrimonio-objeto porque pone en escena la otra (y fundamental) dimensión patrimonial:
lo intangible, es decir, esa acción valorativa por parte de algún grupo que transforma un
simple objeto material en un bien representativo de su cultura.
¿En qué se distinguen los bienes culturales tangibles e intangibles? A primera vista,
la diferencia parece clara y evidente: por un lado, se trata de objetos (monumento,
edificio, cuadro), y por el otro de prácticas (fiesta, ritual, costumbre, técnica). Pero esta
simplificación es incorrecta y peligrosa. Ambos aspectos forman parte indisoluble de
cualquier expresión cultural. Los bienes materiales no contienen en sí mismos ningún
valor fuera de su funcionalidad práctica. Un mismo edificio puede ser considerado viejo,
fuera de moda, poco funcional o antiestético en una época, y convertirse posteriormente
en una pieza única, representativa o identitaria, según cambien los criterios de diferentes
grupos coetáneos o generacionales.
Lo patrimonial no reside en los objetos sino en la valoración que determinados colectivos
hacen de ellos. Y ese elemento “intangible” es la esencia de la patrimonialización. Podemos
(y debemos) discutir esos criterios, pero no separar estas dos dimensiones porque sería
negar la idea misma de patrimonio. Para que un objeto tenga valor patrimonial, es
absolutamente indispensable que algún colectivo social le haya adjudicado ese “plus”. Y
a la inversa, al intentar relevar y catalogar aquellas expresiones culturales que llamamos
intangibles (rituales, fiestas, técnicas), encontraremos que siempre cuentan con soportes
o productos materiales, que constituyen lo que efectivamente podemos proteger.
El segundo problema de la gestión patrimonial consiste en la identificación de los
bienes patrimoniales tarea que siempre implica la responsabilidad de una toma de
posición respecto de los valores (estéticos, históricos, colectivos) en nombre del conjunto
social. Pero ¿según qué criterios? Durante mucho tiempo, los criterios fueron definidos
Barela L. - La gestión del patrimonio arqueológico... 29

por expertos académicos (en arte, arquitectura, historia, arqueología) cuya perspectiva
coincidía con la de los grupos hegemónicos. En la actualidad, hemos aprendido a
escuchar las voces de distintos colectivos que, a la vez, accionan y luchan por instalar en
la esfera de lo público sus identidades. Ya no se trata solo de monumentos y arquitecturas
lujosas, o viviendas de próceres consagrados por la historia oficial, hoy reconocemos
como parte de nuestro legado y nuestra memora a diversos aspectos de la cultura
urbana pasada y presente: viviendas colectivas para trabajadores, o centros clandestinos
de detención, bares, calesitas, sitios que representan tipos de sociabilidad barrial o de
historia cotidiana.
La definición de lo patrimonial se ha democratizado y hoy participan de la valoración
actores cada vez más numerosos y diversos, aunque la última responsabilidad
descansa en el estado que tiene capacidad para instituir y los instrumentos para
proteger. Dado que su función es irremplazable, debe estar atento para escuchar las
razones de los distintos colectivos que constituyen la representación de nuestra sociedad,
y contar con personal especializado y capacitado para evaluarlas.
En la ciudad de Buenos Aires los órganos de aplicación de la legislación son el
Ministerio de Desarrollo Urbano, del que depende el Área APH (Áreas de Protección
Histórica) y la Secretaría de Cultura de la cual depende la Dirección General de
Patrimonio e Instituto Histórico. Ambos tienen funciones y perspectivas distintas.
Planeamiento es una repartición que se ocupó originariamente de la regulación
urbanística y de construcciones. Y por tanto, su tendencia –consistente con el espíritu
del Código de Planeamiento Urbano- apunta a la renovación permanente de la ciudad,
es decir, la sustitución más que la preservación. La gestión cultural es la responsable
de aportar una mirada global desde los distintos ámbitos culturales (históricos, de
identidad, artísticos, etc.). Estas dos perspectivas no deberían ser contrapuestas sino
complementarias. Preservar el patrimonio no significa “congelar” la ciudad, que por otra
parte es un organismo vivo en permanente desarrollo.
A estas distintas miradas en el interior del estado, hay que agregar las presiones que
surgen desde la sociedad civil y los actores privados que pugnan por sus intereses
y aspiraciones a través de corporaciones empresariales, profesionales, culturales,
religiosas.
Algunas de las herramientas con las que contamos para procesar los conflictos de
intereses o perspectivas son las distintas modalidades de intervención permiten accionar
contemplando cada caso. La preservación integral se aplica casi exclusivamente a
monumentos o edificios únicos. Existen otras modalidades flexibles como la conservación
de fachada, de estructura, o la puesta en valor para nuevos usos, que permiten –siempre
que se tenga la voluntad de hacerlo- articular necesidades y conocimientos de distintas
disciplinas para preservar el valor patrimonial sin suprimir las determinantes tipológicas
de los edificios o construcciones que los identifican.
Un problema urgente para resolver es la insuficiencia de los aparatos de control
que todavía no han logrado incorporar en cantidad y calidad, especialistas aptos para su
tarea .El poder legislativo produjo leyes, pero no los instrumentos adecuados necesarios
para aplicarlas. La legislación carece de controles eficaces, si no se actúa antes del inicio
de una obra los daños son irreversibles.
Por eso, hoy consideramos que la tarea prioritaria es el relevamiento que permita
identificar y catalogar los bienes culturales de la Ciudad. Lo estamos haciendo en todos
los frentes: el archivo de documentación, la catalogación de edificios, y el registro de
30 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:23-35

bienes arqueológicos.
Estos inventarios y registros no son un fin en si mismo, constituyen la base para
posteriores acciones, investigaciones y conocimientos. Permiten conocer lo que se tiene y
solo a partir de ello es posible planificar estrategias para difundirlo y protegerlo.
No tenemos personal especializado suficiente, pero gracias a un enorme esfuerzo
de los que están trabajando, hemos logrado que actualmente haya alrededor de 4.000
edificios catalogados, de los cuales la mitad se han incorporado en los últimos dos años.
Sin contar con la tarea del Archivo de documentos, y la de arqueología que mencionaremos
más adelante.
Y después de la catalogación ¿cómo seguimos?
En el caso de los bienes inmuebles, existen ventajas que otorga la Ciudad a los
propietarios para compensar las desventajas posibles de su protección: eximición del
impuesto de Alumbrado Barrido y Limpieza, subsidios de restauración, prioridad en
los créditos del Banco Ciudad. Hasta el momento no hemos tenidos grandes conflictos
con los dueños, y los pocos que se suscitaron han sido resueltos. No obstante, estas
disposiciones son a todas luces insuficiente y nos conduce a otro de los problemas
fundamentales de la protección patrimonial es su sustentabilidad.
La ley establece un Fondo de Restauración de Edificios Catalogados (FEREC) que
deberían provenir de un porcentaje del monto de las obras públicas. Pero aún no ha sido
reglamentado. Carecemos, por tanto, de los recursos básicos para accionar.

Gestión de la Arqueología Urbana

Todos los problemas mencionados para llevar a cabo una gestión del patrimonio
cultural afectan también a la arqueología urbana, y como veremos, en este caso se
agregan otros específicos.
Desde el punto de vista jurídico internacional, la Carta Internacional para la
Gestión del Patrimonio Arqueológico de 1990 dice que el mismo “representa una parte
de nuestro patrimonio cultural. Es una riqueza cultural frágil y no renovable, herencia de
la humanidad entera, de grupos humanos y no de personas individuales de determinadas
regiones”. Está constituido no sólo los restos materiales de culturas del pasado que
pueden ser estudiados con metodología arqueológica, sino también sus contextos de
depositación, y la información que se obtenga de dichas investigaciones (Endere, M.L,
2000)
A nivel nacional, existió una primer Ley Nacional 9080, sancionada en 1913 y
reglamentada en 1921, que declaró propiedad de la Nación las ruinas y yacimientos
arqueológicos y paleontológicos de carácter científico, y estableció el otorgamiento de
permisos para utilizar y explotar dichos yacimientos por parte del Museo Nacional de
Historia Natural de Buenos aires, el Museo Nacional de Historia Natural de La Plata, y
el Museo Etnográfico, perteneciente a la facultad de Filosofía y Letras (UBA). Esta ley
nunca tuvo una aplicación efectiva y práctica, por lo tanto, el patrimonio arqueológico
quedó durante décadas desprotegido y virtualmente ignorado.
Ley Nacional 17711 de 1968 modificó artículos del Código civil., establece que las
Ruinas y Yacimientos Arqueológicos y Paleontológicos de interés científico son bienes del
dominio público (artículo 2340, inc. 9) perteneciente a la Nación o a las Provincias (art.
2339).
En 2004, se sancionó la Ley Nacional 25743 que derogó la mencionada primera ley
Barela L. - La gestión del patrimonio arqueológico... 31

9080 y toda otra disposición anterior.” Según esta nueva ley “El Patrimonio Arqueológico
con las cosas muebles e inmuebles o vestigios de cualquier naturaleza que se encuentren
en la superficie, subsuelo o surgidos en aguas jurisdiccionales que puedan proporcionar
información sobre los grupos socioculturales que habitaron el país desde épocas
precolombinas hasta las épocas históricas recientes”, y su artículo 30 establece que todos
“los Monumentos, objetos arqueológicos y restos paleontológicos que se encuentren (…) o
que se descubran en proceso de investigaciones o excavaciones son del dominio público
del Estado Nacional, provincial o del Gobierno autónomo de la Ciudad de Buenos Aires”
Su objetivo es la preservación, protección y tutela del Patrimonio Arqueológico
y Paleontológico como parte integrante de la Nación y el aprovechamiento científico y
cultural del mismo (artículo 1).
La ley tiene aplicación en todo el territorio de la Nación Argentina y según ella los
bienes arqueológico y paleontológicos son del dominio público del Estado Nacional,
provincial o municipal en que se encuentran (art. 2339, 2340 inc. 9 del Código Civil y art.
121 y concordantes de la Constitución Nacional).
Por lo tanto, en su artículo 5 establece que las provincias y el Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires, deben crear o atribuir a un organismo ya existente la aplicación de
la ley, y deben crear y organizar un Registro de Yacimientos, Colecciones y Objetos
Arqueológicos
Este Registro es el equivalente a la mencionada catalogación de edificios.
Y la ley afecta (art. 16) a todas las personas físicas o jurídicas que con anterioridad a la
fecha de la promulgación de ley tuvieran en su poder colecciones y objetos arqueológicos,
y manda que en un plazo de 90 días sean denunciados a la autoridad competente e
inscriptos en el Registro Oficial. Vencido ese plazo se presume que la tenencia es con
fecha posterior, y por tanto, de procedencia ilegal, dando lugar al decomiso de dichos
bienes.
Es decir, se deben registrar todas piezas Arqueológicas y Paleontológicas en poder
de personas o instituciones, y todas las piezas y materiales extraídos o rescatados en
todo tipo de excavación, prospección e investigación en Yacimientos arqueológicos o
Paleontológicos en ámbitos de la ciudad de Buenos Aires, y todos los restos y objetos
provenientes de hallazgos ocasionales
El registro es un listado y banco de datos inicial. Allí constan colecciones, objetos
y restos denunciados, indicando el nombre y domicilio del poseedor, lugar donde se
encuentren depositados, naturaleza y descripción de cada una de las piezas acompañadas
de los documentos gráficos y fotográficos que permitan su identificación.
Autoridades nacionales de aplicación de la Ley 25.743 son la Secretaría de Cultura de
la Nación, el Museo Argentino de ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, y el Instituto
Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. En la Ciudad de Buenos Aires
la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico es el órgano de aplicación de la
ley respecto a arqueología y paleontología.
El registro incluye: a) Registro de Yacimientos, Colecciones, Lotes y objetos
Arqueológicos, de restos fósiles, Colecciones y Yacimientos Paleontológicos, b) Registro
de Infractores y reincidentes, c) Otorgamiento de concesiones para prospecciones e
investigaciones.
Se lleva a cabo a través de Fichas Únicas de Registro confeccionadas de acuerdo a la
resolución 1134 de 2003 de la Secretaría de Cultura de la Nación y de la disposición 18
de 2003 del Museo Argentino de Ciencias Naturales. De este modo se intenta limitar la
32 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:23-35

circulación y comercialización, y/o posible destrucción de los bienes, tanto arqueológicos


como paleontológicos, asegurando la conservación y permanencia de los mismos dentro
del ámbito de la Ciudad y de la Nación.
Hasta el momento se han incorporado al Registro de 15.000 fichas de las cuales más
de 8.000 corresponden a objetos arqueológicos y más de 6000 a paleontológicos.
Otra de las funciones que estamos cumpliendo es participar activamente en denuncias
sobre el tráfico ilícito de bienes arqueológicos y restos Fósiles ante UFITCO (Unidad Fiscal
de Investigación de Delitos Tributarios y Contrabando) e INTERPOL. Esto implica rastreos
por Internet y visitas a ferias y comercios que encubren estas actividades detrás de la
venta de antigüedades, minerales, y otro tipo de mercancías.
Una de las dificultades específicas para proteger a los bienes arqueológicos es que
no encuentran a la vista como los edificios. El relevamiento de sitios potencialmente
arqueológicos requiere inversiones y sus resultados son inciertos. Solo podemos suponer
cuales son los lugares y, sobre todo en una ciudad con la densidad de población y
construcciones como la de Buenos Aires, la tarea de indagarlos es costosa.
Actualmente tenemos 102 yacimientos registrados (a los que se agregan otros 40 más
que dependen de Nación o están en proceso de registro), 50 colecciones de arqueología y
31 de paleontología.
En las zonas ya conocemos como potenciales sitios arqueológicos, cuando se deben
realizar excavaciones (por obras de infraestructura o edificios) tienen obligación de tener
arqueólogos que las supervisen. El cumplimiento de la legislación vigente debiera
comenzar en las obras públicas, donde no se cumple en la mayor parte de los casos. Los
arqueólogos son contratados por las propias empresas, y esto da lugar a dudas sobre las
apreciaciones objetivas en el tema. Consideramos que esos profesionales deberían ser
independientes, capacitados y especializados en arqueología urbana. Los intereses
cruzados requieren que exista una normalización consensuada que establezca criterios
de diagnóstico, valoración y acción, y la misma debería surgir de un amplio debate con
(y entre) especialistas.
De todos modos hemos avanzado. Nosotros tenemos la facultad de nombrar veedores
en los lugares de potencial arqueológico en el cual se realizan excavaciones
Gracias a esa primera señalización de sitios posibles, a la presencia de arqueólogos, a
denuncias de vecinos y a la propia iniciativa de nuestros especialistas, se han encontrado
restos en algunos lugares de la ciudad. Por ejemplo, hemos actuado en obras como la
extensión de la línea de subterráneos Letra E en Paseo Colon ;el canal aliviador del
arroyo Maldonado; en Olavaria al 1000 (Ex Sanatorio Caridi en Barracas); en la Ex –
plaza Aramburu actualmente, El Ángel Gris en la cual intervenimos durante las reformas
de la plaza, sobre los restos arqueológicos del Sanatorio Flores (neurosiquiátrico de fines
del siglo XIX), actualmente estamos trabajando en tareas de rescate en Anselmo Aieta al
1000 frente a Plaza Dorrego, donde se está construyendo un hotel de tres plantas. Pero en
la mayoría de los casos son denuncias de vecinos o iniciativa propia. Tenemos facultades,
pero no tenemos criterios definidos normativamente que orienten la determinación o no
del valor patrimonial, y qué tipo de acciones realizar en cada caso. Por lo tanto, en la
mayor parte de los casos, solo nos queda el registro fotográfico, las muestras rescatadas
y el resto se destruye, se pierde.
Las reacciones de los propietarios no son necesariamente negativas, por ejemplo,
en la construcción de un hotel en Bolívar 375, en la zona de San Telmo, los dueños
encontraron el modo de preservar y, a la vez, capitalizar el hallazgo como atractivo
Barela L. - La gestión del patrimonio arqueológico... 33

turístico permanente.
De lo dicho se desprende que una de las tareas urgentes es la confección de un
mapa de potenciales sitios arqueológicos y paleontológicos de toda la Ciudad de
Buenos Aires que sirva para ampliar las zonas protegidas existentes y catalogarlas. Los
problemas de recursos presupuestarios y de personal especializado y capacitado,
en arqueología se agudizan, dado que sólo podemos trabajar sobre la suposición. Los
hallazgos son siempre inciertos y sorpresivos. Debemos responder en forma rápida para
evaluar y planificar tareas de rescate porque -de hecho- interfieren en otras acciones de
terceros programadas, sean públicas o privadas.
El caso del Pecio Zencity3 fue una muestra de lo que estamos diciendo. El barco fue
desenterrado, estudiado, se rescataron miles de objetos y fue reenterrado como acción de
represervación de los restos de bajo costo y de alto rendimiento. El hallazgo se produjo
en la excavación de una mega construcción de índole privada y debimos tomar decisiones
día a día con los recursos que teníamos.
Con la colaboración entusiasta de nuestro personal profesional, pero también
administrativo, pudimos hacer una tarea de la que estamos orgullosos, inclusive preparar
el lugar y llevar a cabo su apertura al público mediante la organización de visitas que
colmaron su capacidad durante casi dos meses. Ahora sabemos muchos más del
barco y seguimos trabajando con todo el material rescatado (ver recuadro). El proyecto
sigue adelante, en él trabajan además de sus 3 directores 18 investigadores (sumando
profesionales y pasantes) que provienen de 5 instituciones de investigación diferentes, 3
universidades del país y una de España.
En la actualidad existen a la fecha ocho subproyectos de investigación de temas
relativos a las piezas, al barco, al sitio y a la dinámica de las colecciones. El Instituto
de Restauración de Bienes Culturales de la Autonomía de Valencia se ha sumado al
proyecto con cooperación científica y económica
Pero estos “imprevistos” deberían estar contemplados en las asignaciones financieras,
en las posibilidades de contratación, etc. porque forman parte de la tarea arqueológica

3
El Pecio de Zencity
Cuando se produjo el hallazgo, sólo supimos que había un barco enterrado, nada más. Teníamos
que evaluar su valor, las condiciones en que estaba, y tomar decisiones sobre como operar. Y luego
hacerlo.
Ahora podemos decir que se trataba de una nave española de navegación oceánica, media y de poco
calado, que tendría una posible tripulación de hasta 100 hombres y una eslora de alrededor de 25
a 28 metros .Que tuvo –al menos- dos palos (mayor y mesana), señalados por la presencia en la
excavación de dos carlingas.
Es uno de los pocos casos en el mundo y el segundo caso en Sudamérica de un pecio excavado en
tierra, primero en Sudamérica en que el pecio fue removido y reenterrado, n. El primero que tenía
parte de su carga in situ y logró rescatarse la carga. En los últimos tres años aparecieron otros tres
casos de barcos en contexto actual terrestre (Barcelona, Nueva York y Oslo) poro ninguno de ellos
tiene restos de carga y con muy pocos utensillos).
La colección de botijos (“olive jar”) rescatada es la mayor en su tipo después de la encontrada en el
sitio de Santa Fe la Vieja.
Había más de 130 botijos o contenedores cerámicos de mercadería completos (aunque muchos
fragmentados en miles de partes), 4 cañones de hierro de 4 libras de calibre, piezas de artillería del
siglo XVIII comunes en el mundo hispánico. A ello se suma colecciones de pipas, vajilla, utensilios de
carpintería de abordo, cuero, contenedores de mercadería de madera (barriles y toneles). También
restos de ejemplares botánicos fluviales y terrestres, restos óseos animales, y de lastre en piedra y
coral.
34 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:23-35

urbana en si misma.
Hubo otros hallazgos de yacimientos como el Café-Restaurante Hansen (ubicado en
las Actuales Figueroa Alcorta y Sarmiento, esquina sureste) , con submuraciones, una
gran diversidad de utensillos y mobiliario de café, junto con restos de alimentos.
Resumiendo, las prioridades de la gestión patrimonial en la ciudad de Buenos Aires
son: la definición de criterios consensuados que articulen intereses y concepciones
de diferentes instancias gubernamentales, y entre éstas y la ciudadanía a través de
espacios participativos, la incorporación de personal competente, y asignación efectiva
de fondos permanentes para llevar a cabo, la investigación y difusión, y preservación de
los bienes culturales patrimoniales. En arqueología urbana las dificultades se potencian
por la incertidumbre sobre los sitios arqueológicos, por su alto costo y porque afectan
obras de terceros. La prevención mediante el trazado de mapa de sitios con potencial
arqueológicos, la incorporación de supervisores especializados, el establecimiento de
criterios y la existencia de fondos que permita la rápida actuación, son elementos –no
sólo deseables- sino indispensables y urgentes para impedir pérdidas irreparables de
nuestro patrimonio arqueológico.
El primer paso para la prevención es que la evaluación de los terrenos potencialmente
arqueológicos se realice antes y no después, de que el área de planeamiento otorgue las
autorizaciones para las obras antes (y no después) de los llamados a licitación. Y esta
tarea – al igual que la supervisión del proyecto arqueológico- solo puede estar a cargo
del área de cultura que es la que cuenta con las herramientas necesarias para hacer
cumplir la Ley 1227 (criterios y métodos, personal especializado e independiente de otros
intereses).

Bibliografía

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Hernandez: el banco de la memoria del campo artesanal”, en La artesanía urbana
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autenticidad, un valor de los bienes culturales, UNESCO, Perú.
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CÓDIGO DE PLANEAMIENTO URBANO, apartado 10, APH, Ley 449, 2000.
MINISTERIO DE DESARROLLO URBANO, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
“Construcción de la Ciudad”, 2008
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:37-44 ISSN 1852-8554

LA CASA DE ARIADNA TRABAJO MULTIDISCIPLINARIO,


Pompeya, Italia.
María del Carmen Pérez1
Recibido 15 de Octubre de 2012. Aceptado 15 de Mayo de 2013

Introducción

El trabajo interdisciplinar en temas de patrimonio es una constante de nuestro


tiempo, y en este sentido estamos colaborando con la sección de arqueología municipal
(SIAM) del Ayuntamiento de Valencia, la Universidad de Innsbruck, el Museo de
Prehistoria de Valencia, el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) y la Superintendencia
de Nápoles en la Casa Ariadna de Pompeya.
Estas instituciones entraron en contacto con el Instituto Valenciano de
Conservación y Restauración de Bienes Culturales por el grado de deterioro que presentan
las pinturas murales, los mosaicos y las columnas del peristilo central. Estos elementos
que hicieron famosa la casa, ahora se encuentran en un avanzado estado de deterioro.
En los primeros descubrimientos en los siglos XVIII y XIX algunas de las mejores
pinturas fueron arrancadas y se conservan en el Museo Nacional de Nápoles y las que
quedaron in situ, se les realizó una restauración al modo de la época y se cubrieron con
unos techados modernos que han resultado muy perjudiciales.
Nos incorporamos al equipo en el 2007 y constatamos el estado en que se
encontraban: unas zonas perdidas, otras muy alteradas y nos pareció imprescindible
elaborar un proyecto para evaluar el estado de conservación detallando los daños como
son: eflorescencias salinas, abolsamientos y pérdidas de pintura y mortero; grietas y
ataques biológicos. Propusimos unos objetivos que son: identificación de los factores
de deterioro y descripción de sus mecanismos de acción; propuestas de intervenciones
indirectas (probetas) y directas y mantenimiento y seguimiento posterior.
Para ello hemos realizado exámenes globales de: estudios climáticos, estudios
de radiación ultravioleta y termografía y exámenes puntuales de caracterización de
los distintos materiales constitutivos de la pintura mural. Estudio de su estado de
conservación y mecanismos de alteración, así como propuestas para solucionar la
problemática.

Pompeya y el IVC+R

Pompeya: la ciudad romana fosilizada en el tiempo, excavación insigne que nunca


descansa. Es un fenomenal libro que nos habla de la vida cotidiana de sus habitantes.
De su arte, de su comercio, de sus oficios, hasta de sus vicios, todo está patente bajo la
gruesa capa de cenizas, lava y lapilli que la cubrió en la erupción del año 79 d.C.
Pasear por las ruinas de la ciudad resulta imprescindible para imaginar la vida de

1
Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales.
38 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:37-44

sus habitantes, basándonos en las pinturas murales que decoran sus casas, o en sus
mosaicos o en las inscripciones de sus muros.
Sabemos que la disposición de sus calles era en “insulae”, lo que hoy llamamos
manzanas. Algunas casas ocupaban toda la manzana como la Casa del Fauno. También
se ha comprobado que el esquema de una casa era a partir de un atrio y alrededor las
habitaciones. Las más conocidas son: la Casa del Fauno; la Casa de los Vetti; la Casa de
Venus y la Concha; y la Casa Ariadna o de los Capitelli Coloratti.
Podemos pasear por el foro de la segunda mitad del siglo I a.C.; por el teatro grande;
el anfiteatro; los templos dedicados a Apolo y Júpiter; los lupanares, las tabernas… y el
paseo nos habla de la vida y de las costumbres de sus gentes.
Además el desastre de Pompeya nos lo relata Plinio “el Joven”, que estaba en la
bahía de Nápoles en el momento de la erupción y años después contó su experiencia al
historiador Tácito.
Esta atractiva ruina arqueológica es un reclamo para arqueólogos, historiadores,
restauradores, arquitectos, escritores y público en general, y nosotros no fuimos menos
ambiciosos y nos lanzamos al estudio y la recuperación de unas pinturas de Pompeya.
Desde el 2004 la sección arqueológica del SIAM, que pertenece al Ayuntamiento de
València, está desarrollando un proyecto de excavación arqueológica de la Casa Ariadna,
en colaboración con la Universidad de Innsbruck (Austria), el Museo de la Diputación de
València y el Museo Arqueológico de Alicante.
Durante los trabajos arqueológicos llevados a cabo, se dieron cuenta de las alteraciones
que presentaba la casa y sobre todo sus pinturas murales.
Fueron precisamente las pinturas, tanto las que decoraban las estancias como
la policromía de sus capiteles, las que le dieron fama a la casa en el momento de su
descubrimiento. Se le ha llamado la casa del “capitelli colorati”, hoy los más deteriorados
con el paso del tiempo y por las intervenciones sufridas. Por todo esto nos invitaron
al Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la
Generalitat Valenciana a estudiar las pinturas, ver cuáles eran las patologías y como
frenarlas.
Algunas de las alteraciones que sufrían las pinturas provienen de la misma época en
la que fueron realizadas ya que en el año 62 d.C. hubo un terremoto que destruyó parte
de la ciudad afectando a algunas viviendas y a sus elementos decorativos.
En unos casos supuso la superposición de estilos y en otros cayeron por el terremoto,
hemos encontrado fragmentos que sirvieron de material de relleno. Pero esos fragmentos
son fundamentales para documentar los momentos históricos.
Cuando se descubrió la Casa Ariadna, en el siglo XVIII, las mejores pinturas fueron
arrancadas y se conservan en el Museo de Nápoles. Las demás pinturas se dejaron “in
situ” y se puso techo para preservarlas en lo posible. Estas cubiertas no fueron demasiado
idóneas y las pinturas están muy afectadas.
Cuando los componentes del equipo interdisciplinar del IVC+r llegamos, en julio
del 2007, confirmamos el estado de alteración en que se encontraban las pinturas con
patologías muy diversas, que van de unas zonas pulverulentas, otras abombadas con
peligro de perderse también. La presencia de eflorescencias salinas que están perjudicando
mucho la policromía por los ciclos de cristalización y recristalización de las sales.
Nos propusimos en primer lugar realizar una primera fase de estudios previos con
unos objetivos claros: Identificar los factores de deterioro por medio de exámenes globales.
Pérez M. del C. - “La casa de Ariadna. Trabajo Multidisciplinario, Pompeya, Italia. 39

-Estudio climático.
-Estudio termográfico.
-Estudio de las radiaciones ultravioleta.
-Estudio fotográfico:
Luz natural.
Luz infrarroja.
Luz ultravioleta.
Reflectografía.

Exámenes puntuales con toma de muestras para analizar la imprimación y los


pigmentos por medio de:

Microscopía óptica.
Microscopía electrónica.
Difracción de Rayos X.
Con los estudios termográficos controlamos:
La detección de humedades.
Determinación de estructuras interiores o falsos cegamientos.
Filtraciones de aire frio o caliente.
Pérdidas de color.
Diferenciación de materiales.

Los estudios microclimáticos nos permiten:


Estudiar los cambios producidos por el hombre o por su forma de trabajar y como
están afectando.
Controlar si en el futuro algún cambio (como puede ser la apertura al público) pudiera
hacer variar el microclima y ver la forma de que no perjudique.
Para ello se han colocado 25 sensores de temperatura y 25 sensores de humedad
relativa en las cinco habitaciones que se pretenden estudiar.

Se ha estado monitorizando durante un año tomando un dato cada media hora. En


las gráficas pudimos ver la humedad y la temperatura los siete primeros días de agosto y
puede observarse lo extremo de la temperatura de Pompeya.
Con estos estudios razonamos a las autoridades de la Supertinendencia que las
cubiertas estaban provocando por las bruscas variaciones de temperatura y humedad
unos fuertes agrietamientos y separación por abolsamientos de la pintura de los muros.
También se ha realizado un extenso estudio analítico de los elementos que componen
las pinturas murales, dividido en tres áreas:

1º Estudio de los materiales: capa pictórica, mortero y técnicas de ejecución.


2º Estudio del estado de conservación: efluorescencias y subefluorescencias salinas,
ataques biológicos, desprendimiento de las pinturas del mortero.
3º Estudio del envejecimiento de los materiales: probetas para reproducir los
morteros originales, probetas de consolidantes y biocidas.

La investigación nos ha permitido conocer los materiales utilizados y las técnicas, así
como las alteraciones sufridas en el tiempo. Se ha trabajado con:
40 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:37-44

Microscopía óptica: luz visible y luz ultravioleta.


La observación de la muestra en sección transversal nos permite obtener datos sobre
la estratigrafía evaluando las características de las capas, cual es su espesor, cual es su
cohesión, o la adhesión. Nos permite conocer los pigmentos empleados, evaluar el estado
de conservación y todas las capas de suciedad que están sobre los pigmentos.
Microscopía electrónica de barrido con microanálisis (SEM-EDX) nos permite
identificar los pigmentos; el estudio morfológico de la microestructura de la capa de
pintura y de las partículas de pigmentos y evaluar el estado de conservación.
Los primeros resultados sobre el estudio de las pinturas de la Casa Ariadna son:
El estudio SEM-EDX de las pinturas, ha detectado la presencia de calcio, elemento
constante en todas las muestras y que es atribuible a la utilización de la cal, tanto en el
mortero como en la disolución de los pigmentos.
El espesor de las capas pictóricas es irregular, varía de un mínimo de 10-20 µm. A un
máximo de 110 µm.
Se han identificado los siguientes pigmentos:
-Ocre amarillo (a base de hidróxido de hierro con Si, Al, Ca y Mg)
-Azul pompeyano o cearuleun (compuesto de silicato de cobre y calcio).
-Verde Creta viridis (compuesto de tierra verde a base de arcilla coloreada por silicatos
de hierro).
Se ha estudiado también la técnica de ejecución a partir de unos macrofragmentos,
realizando una sección transversal con microscopía óptica con luz visible.
Se ha comprobado que está compuesto por una capa de mortero blanco muy compacto
y poco poroso (espesor máximo 1 mm. Aproximadamente) elaborado con cal y como árido
calcita. Detectándose como impureza el silicio.
La segunda capa es de pintura rojo intenso, probablemente técnica al seco elaborada
con ocre rojo, calcita y cal. Y la tercera capa superficial de aluminio silicatos y carbonatos.
Con este estudio de los morteros, comprobamos que existen tres capas bastante
compactas y poco porosas.

1ª capa (arriccio) con aglomerante a base de cal y silicatos, hidratos de aluminio;


sílice; óxido de hierro, potasio, sodio y magnesio (puzzolena).
2ª capa (intonaco) elaborado con cal y árido a base de polvo de mármol y calcita.
3ª capa (intonaccino) mortero blanco solo con cal, con un espesor máximo de 2 mm.

Del estudio del estado de conservación los resultados son: las superficies pictóricas
presentan una capa grisácea compacta a base de aluminosilicatos, carbonato de calcio
y yeso. Además observamos zonas con un alto grado de pulverulencia y otras zonas con
eflorescencias y sub-eflorescencias salinas.
Conociendo las patologías se ha realizado una investigación sobre el envejecimiento
natural y artificial de probetas de mortero para testar nuevos productos consolidantes
con nanopartículas de calcio y silicio.
Cada probeta envejecida se evaluará para comprobar si ha sufrido cambios climáticos
a nivel superficial o variaciones fisiomecánicas; alteraciones químicas; formación de
nuevos productos o interacción de los materiales del mortero.
También se han realizado mediciones de colorimetría.
Con todos estos resultados y estudios pasamos unas conclusiones a la Superintendencia
que han servido para que sustituyeran las techumbres de las estancias y esto está
Pérez M. del C. - “La casa de Ariadna. Trabajo Multidisciplinario, Pompeya, Italia. 41

beneficiando mucho los cambios térmicos.


Además ya estamos elaborando la propuesta de intervención en las pinturas para
la próxima campaña después de testar en una serie de probetas los materiales que
queremos utilizar para la intervención.
En Este proyecto está colaborando un equipo interdisciplinar que dirige el doctor
Albert Ribera y los miembros son:
Francisca Sarrió, Margarita Domenech, Livio Ferrazza, Juan Pérez Miralles, Pascual
Mercé, Fernando J. García Diego, Pablo D’Antoni.

Imagenes

ROMA

POMPEYA

Plano general de situación.


42 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:37-44

Grabado del siglo XIX de la Casa Ariadna.

Pintura extraída de la Casa de Ariadna.


Pérez M. del C. - “La casa de Ariadna. Trabajo Multidisciplinario, Pompeya, Italia. 43

Lámina del libro de Niccolini. Plano de la Casa de Ariadna.


44 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:37-44

Antonio Ala. Casa de Ariadna


(oecus), 1856, Museo Nazionale,
ADS 600.

Giacinto Gigante. Casa de Ariadna (oecus),


1856. Nápoles, Museo e Gallerie Nazional di
Capodimonte.
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:45-57 ISSN 1852-8554

“Cidade colonial e missões jesuíticas: Quebec, Canadá.”1

Prof. Dr. Arno Alvarez Kern2

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Las misiones de los jesuitas deben ser comprendidas y explicadas en una amplia visión
histórica del mundo de la era moderna. Este estudio tiene como objetivo un análisis más
amplio del fenómeno histórico colonial de las misiones jesuíticas, en particular un estudio
de caso de la ciudad colonial de Quebec y la misión de los jesuitas en Canadá, en el río
de San Lorenzo. Las misiones jesuíticas de Canadá se instalaron en los territorios de las
comunidades indígenas de los grupos étnicos de los algonquinos y los hurones: sociedades
da aldeanos locales productores de maíz y adaptados a entornos extra-tropicales. Se está
estudiando el proceso de transformación histórica que llevó los algonquinos a los pueblos
misioneros en estas grandes áreas del continente americano. El proceso de colonización, en
las fronteras políticas coloniales de Francia e Inglaterra, dio lugar a situaciones de tensión y
se terminó en la guerra, en el contexto histórico del siglo XVIII.
Palabras clave: Ciudad colonial, Misiones jesuíticas, Quebec, Canadá.

Abstract
Jesuit missions must be understood and explained in a broad historical overview of the
modern world. This study aims at a broader analysis of colonial historical phenomenon of
the Jesuit missions, including a case study of the colonial city of Quebec and the Jesuit
missions in Canada in the San Lorenzo River. Jesuit Missions of Canada settled in the
territories of indigenous ethnic groups of the Algonquins and Hurons, in villagers adapted to
extra-tropical environments. It is studying the process of historical transformation that led
the missionaries Algonquin peoples in these large areas of the Americas. The processes of
colonization, colonial political boundaries of France and England, led to tense situations in
the war that ended in the eighteenth century historical context.
Key words: Colonial city, Jesuit missions, Quebec, Canadá.

Introdução

As missões jesuíticas devem ser compreendidas e explicadas no amplo panorama


histórico do mundo da Idade Moderna. Este estudo tem como objetivo uma análise
mais ampla do fenômeno histórico das missões jesuíticas coloniais, especificamente
um estudo de caso da cidade colonial de Quebec e a ação dos missionários jesuítas
franceses, na Nouvelle-France (nordeste do Canadá). Trata-se de situar as missões

1
Trabalho apresentado no Primeiro Congresso de Arqueologia Urbana (Rosário, Argentina) 19 a
21 de agosto de 2010.
2
Arqueólogo e Historiador. Professor Titular da Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do
Sul (PUCRS); Coordenador do Grupo de Pesquisas PROPRATA (www.proprata.com).
46 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:45-57

jesuíticas no processo de colonização européia regional da bacia do Rio São Lourenço


(Saint-Laurent). As missões jesuíticas do Canadá foram instaladas junto às sociedades
indígenas horticultoras locais, de aldeões ceramistas e produtores de milho e adaptados
a ambientes extra-tropicais. O objetivo deste estudo é a reconstituição do processo de
transformações históricas que levaram aos povoados missioneiros franceses, nestes
grandes espaços do nordeste do continente americano. Os processos de colonização
deram origem a fronteiras políticas entre os territórios coloniais da França e da Inglaterra.
Geraram situações de tensão bélica que terminaram por repercutir no contexto histórico
das missões dos jesuítas franceses e da Nouvelle-France americana.
A pesquisa histórica nos oportuniza muitas informações e evita que caiamos nas
visões idílicas ou maniqueístas, e sem maior profundidade, propostas por filmes recentes,
destinados ao grande público3 , e que se referem às missões do Canadá e do Rio da Prata.
O filme de Beresford (“Robe noir”) “representa os ameríndios de maneira menos simplista,
mas permanece ainda maniqueísta”, como se a conquista espiritual das almas realizada
pelos “soldados de Cristo” não tivesse nenhuma relação com os demais aspectos da
sociedade colonial francesa, como o comércio de peles e couros e a utilização do braço
indígena4.

1) As paisagens e os grupos étnicos: da pré-história à história.

Quando estudamos e comparamos a América do Sul e a América do Norte, percebemos


alguns elementos semelhantes em seus territórios e sistemas hidrográficos, a exploração
dos recursos naturais, o clima, bem como na distribuição dos grupos étnicos.

a) Os territórios e o ambiente.
Duas grandes bacias marcam os dois continentes, formadas por rios que se voltam
para o mundo inter-tropical. Na América meridional, trata-se da bacia do Amazonas; na
América setentrional, referimo-nos à bacia do Mississipi-Missouri. Nos extremos dos dois
continentes, temos outras duas bacias, formadas por importantes redes hidrográficas
que voltam as suas águas para os ambientes localizados no norte e no sul do Oceano
Atlântico. Ao sul do Trópico de Capricórnio, trata-se da imensa bacia do Rio da Prata,
formada pelas águas portentosas dos rios Uruguai, Paraná e Paraguai. No nordeste do
continente norte-americano, trata-se de um conjunto igualmente grandioso, formado
pelos Grandes Lagos da América do Norte e pela bacia do Rio São Lourenço (Saint-
Laurent ) .
Nessas duas grandes bacias do Rio da Prata e do Rio São Lourenço, grupos de aldeões
horticultores, produtores de milho, formaram conjuntos étnicos importantes que deram
sustentação às frentes de colonização dos países europeus, a partir do século XVI.
O objeto de nosso estudo localiza-se no nordeste do Canadá, em uma imensa área
formada pelo vale do Rio São Lourenço e suas margens. A atual Província de Quebec

3
Refiro-me aos filmes “O hábito negro” (“Robe Noir”) de Beresford e “A Missão” (“The mission”) de
Joffé..
4
Examinar também os comentários apresentados em: OUELLET, Réal e BEAULIEU, Alain.
“Avant-propos”. In: OUELLET, Réal (dir). OUELLET, Réal. Rhétorique et conquête missionaire: Le
jésuite Paul Lejeune. Quebec: Edit. Septentrion, 1993. P. 9-10.
Alvarez Kern A. - “Cidade colonial e missões jesuíticas: Quebec, Canadá.” 47

tem uma superfície total de mais de 1.5000.000 de km², ocupando uns 15% do território
canadenses. Nesta que é uma das maiores regiões deste país e a mais povoada, a extensão
das vias de navegação sempre significaram facilidade de comunicações e uma grande
vantagem para os processos de colonização européia.
Assim como os vales dos rios que desembocam no Rio da Prata facilitaram a penetração
para o interior do continente sul-americano, o Vale do Rio São Lourenço permitiu a
entrada dos desbravadores e colonizadores até a região dos Grandes Lagos e ao coração
do continente norte-americano. Por esta via foi possível atingir as cabeceiras dos rios
Mississipi-Missouri e ligar os territórios franceses do nordeste canadense até a Louisiana
e Nova Orleans. O controle estratégico desta imensa entrada do nordeste canadense
deveria ser mantido sempre, sob pena de se perder o acesso aos vastos territórios do
interior. Quebec foi fundada em grande parte para desempenhar esta função. A perda do
controle do vale para os ingleses no século XVIII representou o término da manutenção
da hegemonia do coroa francesa sobre a Nouvelle France.
O clima da costa atlântica do Canadá é semelhante ao dos países da Europa Continental
e as paisagens ficam cobertas de neve quatro meses por ano. O sol é abundante durante
todo o ano, mesmo em períodos de neve, porém o período para o plantio é limitado:
150 dias durante o ano. Isto limita a possibilidade de plantio para muitas espécies de
alimentos, inclusive para os já domesticados pelas populações indígenas. Ocorre algo
semelhante à bacia do rio da Prata. À medida que nos aproximamos dos extremos do
nordeste e do sudeste, plantas tropicais (como a mandioca e o algodão) têm dificuldades
de se adaptar ao frio, mas o milho é produzido como uma alimentação básica tanto pelos
algonquinos como pelos guaranis. O milho chegou ao vale do Rio São Lourenço, depois de
longa difusão desde o México e a grande bacia do Mississipi-Missouri, aproximadamente
por voltas de 500 anos antes do presente. Se o arroz representou a base da economia
da Ásia e o trigo foi o cereal fundamental no oriente Médio e na Europa, temos que
reconhecer a importância do milho (Zea mays) para a América, desde a bacia do rio da
Prata até o vale do São Lourenço, no nordeste do Canadá.
Os dias de frio intenso e a limitação da insolação com solo livre de gelo, são fatores
limitantes em relação à variedade de produtos. No período colonial, era comum os navios
franceses fazerem por ano três viagens de navegação às Antilhas e apenas uma ao
Quebec. De Nova Orleans e das Antilhas, vinham o açúcar, o algodão o tabaco e o arroz,
para complementar as produção local de alimentos.

b) Os recursos naturais.
As descrições dos primeiros exploradores (como Samuel Champlain) e dos missionários
(jesuítas e franciscanos) destacaram sempre a flora, a fauna, e fizeram referência a
potencialidade dos abundantes recursos naturais da região. Mesmo que muitas espécies
da fauna e da flora tenham desaparecido devido à exploração intensa, podemos encontrar
vestígios do ambiente e destes recursos nas escavações arqueológicas e nos estudos
sobre os restos de alimentação. As vastas florestas de coníferas da colônia francesa do
Canadá abrigavam uma riqueza incomensurável que oportunizou lucros extraordinários:
as peles de animais. Durante mais de dois séculos, esta atividade foi a mais lucrativa das
companhias de Comércio francesas e das atividades controladas pela própria monarquia.
Chegou a representar dois terços dos valores de exportação. Milhões de peles, sobretudo
de castor, foram obtidas, diretamente ou pelo comércio com os indígenas5. As peles de
castor foram utilizadas em grande escala para a confecção de chapéus. Peles de raposa, de
48 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:45-57

ursos, de veados e de martas eram utilizadas para vestimentas femininas e masculinas.


Os couros dos alces e dos cervos, podiam também ser muito rentáveis. As peles e couros
eram trocados junto aos indígenas por vestimentas, armas, pólvora e bebidas.
Diversas Companhias de Comércio competiram entre si e disputaram junto ao rei da
França o privilégio de realizar este tráfico.
Enquanto isto, as águas frias marinhas oportunizaram uma pesca em abundância
de diversos tipos de peixe. A pesca do bacalhau foi a mais difundida e representou outra
possibilidade rentável de comércio para os mercadores franceses. Numa época em que os
dias de jejum religiosos e abstinência de carne bovina eram de uma centena por ano, o
consumo de peixe era muito elevado. Portugueses, bascos, espanhóis, ingleses, franceses
e espanhóis vinham pescar o bacalhau nas costas da colônia francesa. O bacalhau era
conservado em sal ou seco ao sol.
No vale do São Lourenço, as correntes de água fria do rio e de seus afluentes, atraiam
uma série de peixes que iriam desovar e se reproduzir próximo das nascentes ou nos
remansos de água calma.
Samuel Champlain, o fundador de Quebec, apresentou à Câmara de Comércio na
França um documento6 onde mostra as vantagens comerciais da exploração econômica
da Nouvelle France. Neste, ele destaca os peixes mais lucrativos para as atividades
mercantis: salmão, trutas, esturjão, sardinha, arenque, agulhas e, é claro, o bacalhau.

c) Os grupos étnicos de ameríndios.


Os inícios da ocupação deste território pelos primeiros grupos de caçadores,
coletores e pescadores, tem sido datada pelas evidências arqueológicas em 11.000 a
10.000 anos, logo após o término da última glaciação. Oriundos da Ásia, estes primeiros
grupos nômades são pouco numerosos e dotados de uma extrema mobilidade. Eles
encontram no vale do rio São Lourenço um ambiente favorável e muito variado, rico em
recursos naturais. Posteriormente, por voltas de 3.000 anos, surge a cerâmica e a região
passa, pouco a pouco, a ser habitada por aldeões horticultores. Eles são plantadores de
milho, de feijões, de abóboras, de tabaco.
Estes sítios arqueológicos nos permitem constatar a existência de aldeias, de
acampamentos de caça e coleta, de estruturas de enterramento em cemitérios. Os mais
antigos se confundem com os sítios dos caçadores da primeira etapa da ocupação e do
povoamento. Os mais recentes, são da época das explorações de Cartier e Champlain, nos
inícios da Idade Moderna, e são eles que serão atores importantes desta história colonial.
No vale do rio São Lourenço, os Algonquinos e os Huron-Iroqueses são dois os grandes
grupos étnicos que participarão ativamente nas atividades a serem desenvolvidas pelos
franceses no nordeste do Canadá e pelos ingleses no litoral de Boston e Nova York. Os
Sioux caçadores de bisões nas planícies do interior do continente americano e, mais para
o norte, os Esquimós caçadores de ursos e focas, se manterão à distância sem participar

5
O Padre jesuíta Paul Lejeune cita um índio algonquino, da tribo dos Montagnais que teria afir-
mado ser o castor um animal que sabia fazer bem as coisas, pois trazia para os índios macha-
dos, panelas, espadas, facas e mesmo pão. Eram milhares as peles de castos exportadas para a
Europa, com lucros que podiam atingir 1.000 % (Lacoursière, Provencher e Vaugeois: 2001, p. 8
e 11).
6
Lacoursière, Provencher e Vaugeois: Opus cit., p. 47.
Alvarez Kern A. - “Cidade colonial e missões jesuíticas: Quebec, Canadá.” 49

ativamente do processo de colonização que ocorre no Vale do São Lourenço.


Caçadores nômades ou aldeões semi-sedentários, todos os grupos indígenas seguem
os alces e castores em suas migrações de inverno e de verão. No verão, acampam em
leves tendas de couro, e no inverno instalam-se em casas longas feitas com estruturas
em madeira e cobertas por cascas de árvore. Estas casas longas, que se assemelham em
muito às casas amazônicas (ocas), são multi-familiares, pois abrigam diversas famílias
nucleares formando uma família extensa. Cada família nuclear era dirigida pelo pai, dotado
de grande autoridade, o que não excluía a possível atuação de mulheres. A unidade social
da família extensa, por exemplo, reconhecia a autoridade de uma mulher mais velha
e sábia7. Diversas casas, muitas vezes instaladas ao lado dos lagos e das corredeiras,
formavam aldeias dirigidas por chefes, cada uma com territórios bem demarcados. Uma
tribo era formada por diversas aldeias e dirigida por um conselho de chefes. Iroqueses e
Algonquinos formaram federações de tribos para fazer face aos conflitos entre os próprios
grupos de indígenas, e contra os franceses e ingleses.
Os lugares favoráveis ocupados por muitas das aldeias dos nativos deram origem
às incipientes cidades fundadas pelos francêses e às primeiras missões religiosas dos
jesuítas e dos franciscanos.
A distribuição de tarefas entre os indígenas era muito precisa. As mulheres se
encarregavam do plantio e da colheita das plantas cultivadas, bem como das atividades
domésticas (buscar água e cozinhar, fornecer a lenha para as fogueiras) e do artesanato
(fazer os sapatos mocassins para toda a família, tecer as redes de pesca, fazer bolsas e
sacolas de couro para guardar o necessário). Os homens se encarregavam da guerra e de
fazer as armas, da pesca e da caça, da construção das casas, de abrir as clareiras nas
florestas para o plantio horticultor, fazer as canoas e trabalhar todos os tipos de madeira
e de pedra que fossem necessários.
O modo-de-vida dos indígenas locais favoreceram a adaptação dos franceses aos
territórios americanos da Nouvelle France..Centenas de palavras das línguas dos
algonquinos e iroqueses terminaram sendo incorporados à língua francesa, da mesma
forma como ocorreu com a língua dos tupi-guaranis relação ao português e ao espanhol
falados na América do Sul. Os hábitos de alimentação introduziram as plantas nativas
domesticadas na culinária dos franceses, assim como as carnes de caça (castores e
veados, sobretudo). O hábito de fumar o tabaco, o uso do mocassim e a utilização das
canoas de couro de alce para a navegação nos rios, foram alguns dos hábitos adquiridos
pelos franceses. Os indígenas relutaram sempre muito em adotar os modos de vida dos
europeus. A maior colaboração recebida por eles dos franceses foi a metalurgia do ferro,
as armas de fogo, o uso do sal e do açúcar, a cocção do pão, as técnicas da construção em
pedra, a escrita e a crença em um Deus único. Estes dois últimos elementos fundamentais
da cultura ocidental foram transmitidos, sobretudo, pelos missionários jesuítas aos seus
neófitos.
2) As primeiras explorações e as companhias de comércio.

a) Primeiras explorações: Jacques Cartier.


Com a sua muralha medieval e seu porto marítimo, junto ao estuário do Rio Sena,

7
Este fato sugeriu a alguns pensadores do século XIX, a partir dos estudos de Morgan, que todos
os sistemas sociais aldeões neolíticos no mundo inteiro seriam matriarcados. Entre os guaranis
do Rio da Prata, a casa e a sua família extensa era dirigida por um líder masculino.
50 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:45-57

a cidade normanda de Honfleur teve muita importância nas primeiras exepdições


exploradoras enviadas nos séculos 15 e 16 através do Atlântico. Honfleur foi o ponto de
partida da expedição de Jacques Cartier (1534) que tomou posse, para o rei da França
Francisco I°, de uma terra que ele denominou Canadá, do termo que os indígenas Huron
utilizam para se referir à aldeia. Seu objetivo era encontrar uma passagem para o Oceano
Pacifico pelo nordeste da América e trazer riquezas, principalmente ouro, diamantes e
especiarias. Outras duas expedições foram posteriormente organizadas por Cartier.
Mesmo sem ter fundado nenhum estabelecimento francês no Canadá, as expedições
de Cartier tiveram um resultado positivo. Elas deram à França o domínio territorial sobre
as imensas áreas do nordeste da América. Cartier implantou uma cruz com as armas da
realeza a ainda explorou o novo território, elaborando mapas e diárioas das descobertas.
Com seus homens, Cartier passou um inverno inteiro no Canadá mostrando que o
frio da região não era um obstáculo à colonização. Se, por um lado, o caminho para
o Oceano Pacífico não foi descoberto, por outro lado as imensas riquezas do território
foram desveladas: pesca do bacalhau, couros e peles valorizadas na Europa, riquezas
florestais e a constatação de um sol fértil com as promessas de uma rica colheita agrícola.
O fracasso relativo das expedições, por não terem trazido o ouro e as pedras preciosas
pretendidas, e as conturbações internas provocadas pelas guerras de religião, explicam
porque apenas no início do século 17 os franceses voltarão ao Canadá. As explorações
voltadas para a área do Caribe e para o Brasil, no qual fundaram duas novas colônias (a
França Equinocial e a França Antártica), explicam este relativo descaso com o nordeste
do continente americano. O interesse voltará após o fracasso das duas experiências
de colonização no Maranhão e no Rio de Janeiro. Nas suas relações de viagem ele faz
comparações entre o Brasil e Canadá, o que faz supor que ele tivesse visitado nosso país.
No final do século 16, o rei Henrique IV consegue atingir dois objetivos. O primeiro
é por um fim às guerras de religião na França, o que lhe permite uma centralização do
poder real. O segundo é voltar-se para a colonização de novas terras francesas (nas
Índias, na áfrica, na América do Sul, nas Antilhas e na América do Norte) o que será
facilitado por que hegemonia espanhola sobre os mares entra em declínio.
A monarquia francesa, sem recursos para uma empresa tão grande, busca recursos
financeiros junto aos mercadores, banqueiros, armadores de navios, e mesmo funcionários
do tesouro real. Segundo o modelo corrente na época, o rei organiza companhias de
comércio como as que existem na Holanda, Inglaterra, Espanha e Portugal. E, muitas
vezes, participa ativamente do financiamento delas.
Na França, estas companhias duraram até a revolução francesa. Entretanto, ao
lado destas, a monarquia francesa organizou também colônias reais, administradas
diretamente pela monarquia.

b) As expedições de Champlain.
Em 1608 concede o privilégio da colonização do Canadá a uma companhia organizada
por De Mons com mercadores de Rouen. Persuadido por Champlain, ele não só lhe
transmite a chefia da expedição, mas aceita o projeto de instalar uma colônia no vale
do rio São Lourenço. As vantagens são inúmeras, mas as mais evidentes são duas: a)
estabelecimento estratégico que permite a defesa de toda a região; b) melhores condições
de comércio com os indígenas e exploração dos recursos locais.
Saindo de Honfleur no início do Século 17 com três navios, Samuel Champlain parte
para o Canadá. Dois dos navios farão comércio com os indígenas no litoral (Acadie e
Alvarez Kern A. - “Cidade colonial e missões jesuíticas: Quebec, Canadá.” 51

Tadoussac). Mas com o terceiro navio, denominado Don-de-Dieu, carregados com todo o
necessário para um primeiro estabelecimento colonial (uma feitoria) Champlain penetra
no vale e funda a cidade de Quebec, em 1608. O nome significa “o lugar onde o rio torna-
se mais estreito”. Trata-se de um promontório, dotado de uma defesa natural, que permite
o controle de todos os navios que passam, ou seja, um lugar estratégico para o controle
marítimo de acesso ao interior das terras pelo vale do rio São Lourenço (Saint-Laurent).
Um porto natural, ao lado do promontório em forma de cunha, protege os navios das
tempestades. Após uma inspeção cuidadosa, Champlain decide instalar a feitoria, que ele
denomina “a habitação”, numa ponte estreita que avança sobre o rio, junto à falésia. Um
lugar fácil de defender, tanto dos indígenas que venham por terra como de um ataque que
venha com canoas, pelo rio. Derrubam-se as árvores no espaço escolhido, constroem-se
as paliçadas e os fossos de defesa, instalam-se porões para o armazenamento dos víveres
e inicia-se a construção de uma habitação fortificada, armada com alguns dos canhões
retirados do navio.
Champlain faz acordos com as tribos dos Algonquinos e de seus aliados, os Hurons e
os Montanheses, que continuarão a fornecer alimentos e bens de comércio aos franceses.
As relações de comércio implicam em relações políticas e logo os franceses estão lutando
ao lado de seus aliados contra os Iroqueses. .
Champlain obtêm recursos de mercadores de Rouen e do porto de Saint-Malo,
fundando a Companhia do Canadá, sob a administração de um Vice-rei designado pela
monarquia, o Conde de Soissons.
O comércio e o contato contínuo com os indígenas oportunizam a continuação das
descobertas, com novas explorações que vão levar os franceses mais para o interior, até a
região dos Grandes Lagos, bem com intensos contatos interétnicos e culturais, sobretudo
com os Algonquinos e os Hurons. .
O processo de colonização francesa passou por etapas distintas que terminaram
marcando também a ação missionária dos jesuítas. Se a busca de metais preciosos e
da passagem para o Pacífico não deram os resultados esperados, novos objetivos foram
definidos, ou seja, uma economia voltada para a obtenção de peles de castor e couros
de alces e veados. Neste momento, o contato com os grupos indígenas passou a ser
contínuo, intenso e insubstituível, pois eram eles que traziam as pelas para trocar com
os mercadores. O imenso vale do Rio São Lourenço era uma imensa área de caça que logo
se transformou em uma rede de tráfico mercantil. Após uma feitoria inicial em Tadoussac
(1600), mas próximo ao oceano, Champlain fundara Quebec (1608), ambas em territórios
do Algonquinoas e Montanheses. Interiorizando-se ainda mais, será fundada Trois-
Rivières, ligada a Quebec. Somente mais tarde é que Montreal será instalada em território
dos Hurons, junto aos Grandes Lagos.

3) Os missionários e as missões.

A evangelização do Canadá tem início a partir de 1615. Para os Europeus, as tribos de


“selvagens” que vivem nas matas em ambas as margens do rio, são seres que necessitam
da fé e da conversão, pois suas almas são pagãs. Mesmo que o comércio de peles com os
indígenas continue prioritário, a sua conversão é um outro objetivo para assegurar a sua
integração na sociedade que a França pretende instalar na colônia. Champlain pensar
em estimular a vinda de religiosos, aproveitando a estabilidade da colônia francesa e a
aparente segurança do território. Graças à aliança com os grupos indígenas locais, los
52 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:45-57

ferozes Iroqueses são momentaneamente expulsos. Champlain escreve: “havia populações


sedentárias e praticantes do trabalho da terra, que não tinham nem fé nem lei, vivendo
sem Deus e sem religião, como animais brutos. Então, pensei para mim mesmo que seria
uma grande falta não me esforçar para lhes preparar um meio de lhe fazer conhecer
Deus. E para atingir este objetivo, eu me esforcei para procurar alguns bons religiosos
que tivessem zelo e afeição, para glória de Deus”8. Os Capuchinhos se instalam no litoral,
na Acádia. Em Quebec e na região dos Grandes Lagos. Inicialmente são os franciscanos
recoletos (1615) que atendem ao pedido de Champlain. Seu grupo é composto pelos os
padres Denis Jamet, Jean Dolbeau e Joseph Le Caron, e o irmão Pacifique Duplessis.
Em 1632 um livro do franciscano recoleto Gabriel Sagard “Le Grand Voyage du pays
des Hurons” descreve a região dos grupos de Hurons e traz um dicionário da língua
dos nativos, necessário ao aprendizado dos missionários9. Posteriormente chegam ao
Quebec também os jesuítas, em 1625. A companhia de comércio aprova um auxílio para
a subsistência de seis missionários por ano, bem como o seu transporte gratuito.
Seguindo os passos dos mercadores, os franciscanos e os jesuítas partiram para um
processo de intensos contatos culturais e de tentativas de evengelização. Apesar dos
imensos esforços, os franciscanos apenas conseguiram batizar 54 índios, entre 1615
e 1629. Cederam o lugar aos jesuítas que obtiveram mais sucesso a longo prazo, com
outras estratégias. Eles conseguem um acordo com os mercadores da Companhia dos
Cem Associados, fundada com o apoio real sob a administração do Cardeal de Richelieu.
Em 1636 é nomeado Montmagny para o cargo de governador. Ex-alunos dos jesuítas na
França, ele deu todo o apoio necessário à intensificação das atividades dos missionários
da Companhia de Jesus.
Entre 1632 e 1645, os jesuítas participaram no comércio de peles e couros, para
manter parcialmente as suas atividades missionárias. Buscaram soluções de maneira
semelhante às dos jesuítas platinos, que comercializaram a erva-mate desde os vales dos
rios Paraguai e Uruguai.
Os primeiros jesuítas a chegar ao Canadá constituíram um grupo de cinco religiosos:
o superior Padre Charles Lalemant, dois padres Enemond Massé e Jean Brébeuf, e dois
irmãos Gilbert Burel e François Charton. Imediatamente estes iniciam a interiorização
de suas missões volantes, em busca dos indígenas a serem cristianizados. Os grupos
indígenas próximos a Quebec são reduzidos em uma missão denominada de Sillery,
hoje situada em um arrabalde da cidade. A partir de 1634, penetram no território dos
Hurons, próximo dos Grandes Lagos, liderados pelo Padre Jean de Brébeuf. Desde então,
os jesuítas serão o grupo de religiosos melhor estruturado e o mais influente na nova
colônia francesa do Canadá. O imenso esforço de conversão dos indígenas, entretanto,
produz poucos frutos e o número de convertidos é bastante restrito. As epidemias
trazidas pelos brancos, as constantes lutas entre os Algonquinos e seus aliados Hurons
contra os Iroqueses, o nomadismo sazonal dos grupos do Vale do São Lourenço e o
desconhecimento da língua prejudicaram a conversão.

8
Lacoursière, Provencher e Vaugeois: Opus cit., p. 45.
9
O título completo do livro é: “Le Grand Voyage du Pays des Hurons, situe em l’Amérique vers la
mer douce e derniers confins de la Nouvelle France. Avec u n dictionaire de la langue huronne.
Par Fr. Gabriel Sagard, Recollect de St. François de la provinvce de St. Denis. 1632 . Idem.
Ibidem, p. 41.
Alvarez Kern A. - “Cidade colonial e missões jesuíticas: Quebec, Canadá.” 53

Quando Samuel Champlain morre em Quebec, no ano de 1635 e após trinta e


dois anos dedicados à Nouvelle France, será um jesuíta, o padre Le Jeune, que fará sua
oração fúnebre.
Numa primeira etapa, Lejeune atuou como missionário nas áreas em torno de Quebec,
mas também a partir de Trois-Rivières. Durante o período em que Lejeune foi o superior,
ele também deu apoio às atividades de seus colegas da Companhia que atuavam junto
aos Hurons, mais para o interior. Algonquinos e Montanheses são muitos semelhantes
culturalmente aos Hurons, com modos-de-vida semelhantes. Por outro lado, os três
grupos étnicos são aliados entre si contra os inimigos de sempre: os Iroqueses.
Em 1637 os jesuítas fundam a missão de Sillery, próximo à cidade de Quebec10, local
que serviu de abrigo aos indígenas já cristianizados. Sillery resistiu a ataques de iroqueses
e às epidemias. Um cemitério da missão contém os restos mortais dos indígenas mortos
nestes episódios.
No decorrer do processo de evangelização, nada menos do que oito missionários
são martirizados. Os contínuos assaltos dos Iroqueses contra as aldeias dos Hurons,
terminam por causar a morte de diversos missionários jesuítas. Em 1649, Jean de
Brébeuf e Gabriel Lallement serão capturados, torturados e executados11.
Em 1635 os jesuítas dão início ao processo de educação dos colonos estabelecidos
em Quebec, ao estabelecerem uma escola para rapazes. Esta escola tem por finalidade
oportunizar o ensino primário aos filhos dos colonos franceses. A partir de 1655 o
processo educacional torna-se mais complexo, pois os jesuítas oferecem um curso
clássico completo e do mesmo nível dos da metrópole, inclusive com as disciplinas de
filosofia e gramática. No educandário dos jesuítas, ensina-se também música e canto. O
ensino ainda não é obrigatório.
Atuando junto à população dos colonos e a dos indígenas, os missionários justificam a
sua ação pela expressão bíblica: “Deus est mihi potestas in coelo e in terra”. Entretanto,
como ocorreu nas colônias espanholas e portuguesas, os missionários estão submetidos
ao poder da monarquia, além de seu voto de fidelidade ao papado.
Sua ação junto às tribos locais tem como objetivo pregar o evangelho e batizar todos
os grupos tribais do Canadá, extirpando dos indígenas o que consideravam do ponto
de vista do cristianismo as suas falsas crenças, suas idolatrias e o paganismo. O início
do trabalho havia sido no vale do São Lourenço, mas logo avançaram em direção aos
Grandes Lagos. Assim, além de cristianizar os Algonquinos e Montanheses, visaram a
evangelização dos Hurons.
Mesmo em épocas de paz relativa com os grupos indígenas dos Iroqueses, o clima de
conquista permanece. O Padre Lejeune nos apresenta a atividade do missionário como
a de um soldado que marcha para o campo de batalha, preparando o caminho para
a batalha. Ele explica:: “eu venho aqui como os aqueles soldados que marcham em
primeiro lugar para fazer trincheiras para os bravos soldados que vem assediar e tomar
o lugar”12 .
Na bacia do Rio da Prata, com os conflitos entre espanhóis e portugueses, as tensões
guerreiras terminaram por envolver sempre as comunidades indígenas e as missões.
No Canadá, de maneira muito semelhante, a guerra não é apenas uma metáfora na

10
O prédio atual data de 1730 e é o terceiro construído no mesmo local.
11
Posteriormente canonizados, m 1930.
54 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:45-57

documentação dos jesuítas, mas uma alusão à tensão constante na sociedade colonial
francesa, onde a guerras contra as tribos irão se somar aos conflitos contra os ingleses.
Entretanto, após esta etapa inicial, os jesuítas alteram sua estratégia. Após as
primeiras experiências de acompanhar grupos nômades em seus deslocamentos sazonais,
as dificuldades com o aprendizado da língua e o constante atrito com os chamans, o
superior Paul Lejeune toma uma decisão importante. Torna-se imprescindível, para o
sucesso da cristianização dos indígenas, a reunião de diversas parcialidades em unidades
maiores e o seu estabelecimento sedentário em povoados fixos.
Como nas missões volantes do início da história missionária na bacia do Rio da Prata,
os jesuítas logo se deram conta das dificuldades de instruir e manter o cristianismo
entre população de nômades. Mesmo já batizados, eles retomavam seus hábitos
errantes e desapareciam nas densas matas do Canadá. Seguindo o mesmo caminho
de seus companheiros sul-americanos, o Padre Lejeune propõe duas soluções para a
fixação dos indígenas à terra. Em primeiro lugar, a instituição das reduções, reunindo
diversas parcialidades tribais. A segunda solução foi o estabelecimento de uma escola
(um “seminário”) em Quebec onde os jovens indígenas, meninos e meninas, poderiam ser
cristianizados e educados junto à sociedade francesa colonial13.
A produção intelectual dos jesuítas deste período nos faz relatos importantíssimos,
como as Relations do Padre Paul Le Jeune, Ele é um “homem de terreno enérgico e
propagandista eloqüente”, conseguiu implantar “uma estratégia missionária eficaz” e
“impôs um estilo de escrita que faz das Relations dos jesuítas um monumento literário e
histórico de primeira ordem”14.
No ano de 1632, tem início a publicação deste tipo de relatório anual produzido pelos
jesuítas sobre as suas atividades realizadas no Canadá. São as Relations, uma fonte
documental inestimável para a reconstituição da história colonial da Nouvelle France. O
Padre Paul Lejeune foi o autor das onze primeiras relações escritas, valiosos documentos
sobre a ação missionária dos jesuítas na Nouvell-France15. Nestes detalhados relatórios
ficam registrados os limites e as possibilidades da evangelização nestas novas colônias, as
estratégias desenvolvidas, as facilidades e as dificuldades dos contatos com os indígenas.
Estas descrições do trabalho missionário eram publicadas e difundidas na França, pois
deveriam também atender à necessidade de obter apoios políticos e recursos financeiros
à obra da catequese na colônia do Canadá.

4) Uma colônia real.

12
Pioffet, Marie-Cristine. “L’arc et l’épée: les images de La guerre chez le jésuite Paul Lejeune”. In:
OUELLET, Réal. Opus cit, p. 42.
13
Em 1936 o próprio Lejeune reconhece a dificuldade: “Je voulois parler pour avoir des enfans,
& commencer um Seminaire, comme une chose três important au Salut de ces Nations...”.
OUELLET, Réal e BEAULIEU, Alain. “Avant-propos”. In: OUELLET, Réal. Rhétorique et conquête
missionaire: Le jésuite Paul Lejeune. Quebec: Edit. Septentrion, 1993. P. 19.
14
OURELLET, Real.
15
Este jesuíta desenvolveu suas atividades missionárias na região de Quebec de 1632 até 1649,
durante dezessete anos. Após este período, foi o procurador das missões da Nouvelle-France até
a sua morte, em 1664.
Alvarez Kern A. - “Cidade colonial e missões jesuíticas: Quebec, Canadá.” 55

a) Um novo processo de colonização.


Quando o rei Luis XIV assume o trono da França, em 1661, renovam-se os interesses.
O monarca entende que colônias ricas e bem protegidas podem render muitos lucros
para a metrópole. Graças às suas iniciativas, a Nouvelle-France se tornará a mais
importante colônia de povoamento do império francês. Tropas militares e colonos serão
sistematicamente enviados para garantir a posse do território para a monarquia. No ano
de 1663, o Canadá se transformará em uma colônia real. O ministro Colbert é o grande
incentivador desta política. Para ele, as colônias devem fornecer as matérias primas que
faltam na metrópole.
Graças ao apoio do ministro Colbert, o monarca Luis 14 se interessa pela colonização
do Canadá e apóia a criação de uma colônia real. Saindo sobretudo da Normandia e
da Bretanha, mais de 4.000 colonos atravessam o Atlântico para se instalar nas novas
terras. Ali derrubam a floresta para estabelecer áreas de cultivo com os arados. Penetram
pelos rios da região, onde praticam a caça, a pesca e o comércio de peles e couros com os
grupos indígenas, principalmente com os aliados algonquinos.
Todos os produtos coloniais deveriam, a partir de agora, serem transportados por
navios franceses e passar pela Metrópole. Um dos objetivos era o desenvolvimento de
uma marinha real mais poderosa e com um maior número de navios.
Visava-se, também, uma diversificação da economia da Nouvelle-France, o que iria
exigir mais homens, ou seja, novos colonos.
A colônia real transforma-se a partir do modelo de outras colônias reais, com a
nomeação de um Intendente ao lado do governador. O governador é a suprema autoridade
comanda as tropas, é o responsável pelos contatos exteriores e pela política com os
grupos indígenas. Ele é, portanto, diretamente responsável pela ação dos missionários.
O intendente é o segundo em comando e dirige a administração da colônia, sendo
responsável pela justiça, pelas finanças e os assuntos internos da colônia.
Em 1665 chega ao Quebec um novo governador, Daniel de Courcelle, um militar com
muita experiência, juntamente com o novo intendente Jean Talon. Entre 1665 e 1666,
realiza-se um esforço militar muito grande voltado para a pacificação dos iroqueses, o
que resulta em uma paz que irá durar duas décadas.
Graças à paz, Talon reinicia a instalação de colonos em volta de Quebec, abrindo
clareiras na floresta e demarcando lotes de terras para a distribuição às famílias de
migrantes. A população cresce, o cultivo de trigo triplica, mais de oitenta cavalos são
introduzidos para facilitar os trabalhos dos colonos nas lavouras e para o transporte. O
intendente introduz o linho, a cevada e o lúpulo visando a auto-suficiência da colônia.
Graças à paz a atividade missionária pode tomar novo impulso. A intensificação da
agricultura altera a paisagem de Quebec, com a derrubada das florestas.

b) Uma praça forte militar.


Os contínuos ataques das diversas tribos dos iroqueses, cada vez mais audaciosas
e fortemente organizados em uma federação tribal, colocaram em risco a colonização
francesa no Canadá. Em 1665, a monarquia francesa é obrigada a enviar tropas armadas
para a pacificação interna. Mais de mil soldados do Regimento de Carignan-Salières,
partem para o Canadá e iniciam a militarização da Nova França (Nouvelle France). Os
soldados solteiros tiveram que escolher entre as filhas dos colonos canadenses e as recém
chegadas “filhas do Rei” para se casar.
56 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:45-57

5) O término da experiência: a conquista inglesa.

A concorrência entre franceses e ingleses na Europa, termina por deflagrar um


conflito que terminou englobando as colônias americanas. Após atacar fortes franceses
no nordeste da América (Beauséjour e Louisbourg), as tropas inglesas se voltam contra
a cidade de Quebec, com tropas muito superiores. Em 1755, na planície fronteira aos
muros da cidade, a vitória da Inglaterra é rápida e definitiva. Entretanto, os defensores
de Quebec resistem enquanto a cidade é bombardeada e somente depõem as armas em
1759, após um longo cerco da cidade. Em 1760 é a vez de Montreal se entregar. Com a
assinatura do Tratado de Paris, em 1763, a Inglaterra domina quase toda a América do
Norte..
Após a conquista, as tropas e o pessoal administrativo da monarquia são reenviados
para a França. Pode se imaginar que os britânicos, com a sua crença anglicana, demonstrem
uma imensa desconfiança em relação às comunidades religiosas, especialmente os
jesuítas, que encontram muitas dificuldades para continuar a desenvolver as suas
atividades educativas, evangelizadoras e paroquiais.
A supressão da ordem, por ordem do papa em 1773, resolve o problema e os jesuítas
são expulsos.
Na região do rio da Prata e no Canadá, ao mesmo momento, terminava assim uma
história de longa duração de um século e meio, que começara na aurora do século XVII.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79 ISSN 1852-8554

LOS 60 AÑOS DEL SERVICIO DE INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA


MUNICIPAL (SIAM) DE VALENCIA. DE LA INVESTIGACIÓN A LA
RECUPERACIÓN Y DIFUSION DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
URBANO”.

Albert V. Ribera i Lacomba1

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
La arqueología Urbana es la actividad arqueológica que tiene su campo de acción en el
subsuelo, los alrededores y los edificios de las ciudades actuales. Su definición no viene tanto
del objeto arqueológico que estudia, que no difiere del de lo que llamaríamos arqueología de
campo o tradicional, sino del medio en que actúa, el núcleo urbano actual.
Su nacimiento, relativamente reciente, es consecuencia de la toma de conciencia de la
existencia de un patrimonio urbano oculto que, como mínimo, es necesario conocer,
documentar y difundir, para, en su caso, conservar.
El instrumento básico para las intervenciones arqueológicas en las ciudades modernas es
la prevención: hay que excavar antes del inicio de las obras que provocan las excavaciones,
para evitar uno de sus mayores inconvenientes, fuente de innumerables problemas: la
paralización de proyectos urbanos debido a hallazgos inesperados o insuficientemente
previstos, con los daños que conlleva a los intereses públicos y privados. Peor aún es la
destrucción indiscriminada del patrimonio arqueológico urbano, contra cuyos excesos surgió
esta arqueología.
La delimitación de áreas arqueológicas protegidas en los planes urbanísticos, la fijación de
las normas de actuación y de financiación y el control y supervisión previa de las licencias de
obras particulares y de los proyectos públicos para trabajar con antelación a su ejecución,
son la mejor herramienta para aunar el desarrollo urbano moderno con el respeto al legado
histórico de nuestras ciudades.
En ésta conferencia desarrollaremos el caso de la ciudad de Valencia en España.
Palabras clave: arqueología urbana, prevención, ciudades modernas

Abstract
Urban archeology is archaeological activity has its sphere of action in the basement,
the surrounding buildings and modern cities. Its definition is not so much studying
archaeological object, which is not different from what we would call field archeology
and traditional, but the environment in which it operates, the current village.
His birth, relatively recent, is a result of awareness of the existence of a hidden urban
heritage, at least, you must know, document and disseminate, for, as appropriate, retain.
The basic tool for archaeological work in modern cities is prevention: must dig before the start
of the excavation works that provoke, to prevent one of its biggest drawbacks, source of many
problems: the halting of urban projects because findings unexpected or inadequately planned,
with the damage that leads to public and private interests. Even worse is the indiscriminate
destruction of urban archaeological heritage, against whose excesses came this archeology.

1
Servicio de Investigación Arqueológica Municipal. Ayuntamiento de Valencia. España.
60 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

The delimitation of protected archaeological areas in urban plans, setting performance


standards and funding and control and supervision prior to building permits individuals
and public projects to work prior to their implementation, are the best tool to combine
modern urban development with respect for the historical legacy of our cities.
In this conference will develop the case of the city of Valencia in Spain.
Keywords: urban archaeology, prevention, modern cities.

Arqueología Urbana y Prevención

La arqueología Urbana es la actividad arqueológica que tiene su campo de acción


en el subsuelo, los alrededores y los edificios de las ciudades actuales. Su definición no
viene tanto del objeto arqueológico que estudia, que no difiere del de lo que llamaríamos
arqueología de campo o tradicional, sino del medio en que actúa, el núcleo urbano actual.
Su nacimiento, relativamente reciente, es consecuencia de la toma de conciencia de
la existencia de un patrimonio urbano oculto que, como mínimo, es necesario conocer,
documentar y difundir, para, en su caso, conservar.
Aunque se desarrolló primero en la Europa Nórdica, en las tres últimas décadas se
ha extendido por la Mediterránea. Los centros pioneros en este país han sido Barcelona,
Cartagena, Valencia y Zaragoza, a los que, poco a poco, se han ido añadiendo otros como
Alcalá de Henares, Badalona, Gijón, Mérida o Tarragona, lugares en los que se pueden
visitar varios edificios antiguos, recuperados gracias a proyectos de arqueología urbana.
El medio urbano es muy activo y destructivo a causa de su constante crecimiento y
regeneración, lo que implica que esta arqueología alcance unas dimensiones mayores y
una dinámica más acelerada e impredecible que la tradicional, a lo que hay que hacer
frente con una clara metodología unitaria y una estricta organización del trabajo, lo que
pasa por disponer de medios abundantes que normalmente son generados por la misma
expansión urbana moderna.
Para que esta actividad tenga sentido y utilidad es necesario que el punto de referencia
esencial de la intervención sea el yacimiento arqueológico, que normalmente coincide con
la ciudad antigua, que nunca se debería suplantar por elementos totalmente subjetivos
e irrelevantes para la investigación, como la excavación de una zona, normalmente
un solar sobre el que se tiene que construir, o un edificio que se ha de rehabilitar. La
arqueología urbana debe estudiar las ciudades en su conjunto y no convertirse en una
serie de excavaciones y hallazgos independientes y aislados e inconexos, para lo cual
deben aunar y coordinar esfuerzos las administraciones competentes, en nuestro caso la
administración autonómica y los ayuntamientos.
El instrumento básico para las intervenciones arqueológicas en las ciudades
modernas es la prevención: hay que excavar antes del inicio de las obras que provocan las
excavaciones, para evitar uno de sus mayores inconvenientes, fuente de innumerables
problemas: la paralización de proyectos urbanos debido a hallazgos inesperados o
insuficientemente previstos, con los daños que conlleva a los intereses públicos y
privados. Peor aun es la destrucción indiscriminada del patrimonio arqueológico urbano,
contra cuyos excesos surgió esta arqueología.
La delimitación de áreas arqueológicas protegidas en los planes urbanísticos, la fijación
de las normas de actuación y de financiación y el control y supervisión previa de las
licencias de obras particulares y de los proyectos públicos para trabajar con antelación a
su ejecución, son la mejor herramienta para aunar el desarrollo urbano moderno con el
Rivera i Lacombe A. - Los 60 años del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal... 61

respeto al legado histórico de nuestras ciudades.

Los inicios de la investigación arqueológica en la ciudad de Valencia

A primera vista, una ciudad como Valencia no parece que tuviera que destacar en
un campo que le parece tan ajeno como él de la arqueología. Es el sino de otras muchas
grandes ciudades actuales, cuyo desarrollo y dinamismo ha destruido o simplemente
ocultado y olvidado cualquier señal de su pasado más o menos remoto. Bien distinta
es la situación de muchas de las grandes urbes del pasado, cuyas sucesoras apenas si
han podido acercarse a su antiguo y perdido esplendor. Bien cerca tenemos los casos de
Sagunt, Tarragona o la más lejana Mérida, donde la fuerte impronta del pasado también
delata su inferior desarrollo posterior.
En Valencia, prácticamente no se asoma a la superficie nada que no tenga menos de
1.000 años y es necesario profundizar bastante en el subsuelo para llegar a ver algo de
2.000 años. El centro histórico actual, físicamente es el resultado de la trama urbana de la
Medina del periodo islámico a la que se adaptan los nuevos edificios que se construyeron
a partir del s. XIII. A simple vista, solo se podría vincular al periodo romano el origen de
algún eje viario, como las calles de San Vicente, del Salvador y Cavallers, o la plaza de
la Virgen.
Este virtual enmascaramiento, y olvido, de las primeras ciudades, incidió en una
tendencia, más bien peyorativa, a la hora de cualificar la real entidad de la Valencia
primitiva.
Los primeros hallazgos arqueológicos de los que se tiene constancia son del s. XVI,
y, en todo caso, siempre hablan del descubrimiento de inscripciones romanas. Parece
ser que estas llegaron a ser tan numerosas que despertaron el recelo de algún obispo,
ciertamente poco dado a la moda renacentista de la época, que, a fines del s. XVI, mandó
que fueran enterradas en los cimientos del puente de Serrans, no fuera que el paganismo
que desprendían afectara a la fe cristiana. Al menos esto cuentan algunos cronistas, pero
se ha llegado a dudar de estos hechos.
Muy distinto fue el trato que se dio, ahora en pleno s. XVII, a los numerosos restos
que salieron a la luz cuando fue edificada la actual Basílica de los Desamparados, y que
fueron muy bien publicados, para las costumbres de la época, por J.V. del Olmo, que
era, ni más ni menos, que secretario del Santo Oficio de la Inquisición. Las inscripciones
romanas que aparecieron se pueden ver en la fachada de la Basílica.
En los siglos XVIII y XIX, solo se puede continuar haciendo referencia a la continua
aparición de nuevas inscripciones romanas con motivo de obras y derribos, la mayor
parte de las cuales acabaron en el Museo de Bellas Artes.
De fines del s. XIX, de 1890, sería lo que podríamos denominar la primera excavación
con finalidad arqueológica que tuvo lugar en la ciudad de Valencia. Ocurrió en la calle
de Isabel la Católica, cerca pero ya fuera del recinto medieval, y surgió a consecuencia
del casual descubrimiento de varias tumbas, que fueron excavadas y dibujadas por la
Delegación Municipal de Monumentos. Es un autentico precedente más que centenario de
la actual labor del SIAM, que hemos conocido recientemente gracias al Archivo Histórico
del Ayuntamiento. Serían sepulcros medievales del cercano barrio judío.
Ya en el s. XX, los inicios de la investigación arqueológica están directamente
relacionados con la figura de Nicolau Primitiu Gómez Serrano, cuya intensa labor cubre
las 3 décadas que van entre 1920 y 1950. La falta de una arqueología organizada, Nicolau
62 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

Primitiu la compensó con el control de las grandes obras que por entonces tuvieron
lugar. Así, en la década de los 20, no solo supervisó la instalación de la nueva red de
alcantarillado, sino que, gracias al Centro de Cultura Valenciana, fue publicando, con
profusión de planos, los resultados de sus inspecciones, documentos que en la actualidad
aun son de gran utilidad. En la década de los 30 destaca el interés que se tomo por lo que
pudiera salir en los refugios antiaéreos que se hicieron durante la guerra civil. Ya en la
postguerra, siguió los trabajos de la torre Oeste del Palau de la Generalitat y las primeras
excavaciones de la necrópolis romana de la Boatella. Su labor va ligada a hallazgos tan
importantes como la muralla y el acueducto romano, el cementerio episcopal visigodo o
las murallas y el Alcázar islámico, amen de piezas sueltas, como monedas e inscripciones.
A partir de 1945 el Ayuntamiento intervino para asegurar un cierto control
arqueológico sistemático. Ello no fue óbice para que otras instituciones intervinieran en
casos concretos, como fue el Servicio de Investigación Prehistórica (SIP) de la Diputación
de Valencia, que excavó por medio de Santiago Brú en 1963 en el fossaret de la Catedral,
mientras su director, Domingo Fletcher realizó varios estudios sobre los orígenes romanos
de Valencia y promovió varias publicaciones de la arqueología de Valencia, de las que
destacaríamos la recopilación epigráfica de Gerardo Pereira.
La Universidad de Valencia, en los años 40, promovió algunos estudios parciales
sobre la mencionada necrópolis de la Boatella, pero no tuvieron continuidad. Solo en
los años 60, de la mano de Miquel Tarradell, hubo una más activa participación del
Departamento de Arqueología de la Universidad en la ciudad. La mejor muestra es la
edición del nº 1 de la revista Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, dedicado
exclusivamente a la Valencia romana, y que se hizo en 1962 para conmemorar los 2.100
años de la fundación de Valencia, efemérides que apenas fue celebrada, ante la infundada
y pretenciosa creencia que la ciudad era mucho más antigua. El Ateneo Mercantil fue
otra de las pocas instituciones que se sumaron a esta conmemoración, y lo hizo editando
otro libro sobre la Valencia romana. En 1996, el departamento de Arqueología realizó una
pequeña excavación en la plaza de la Reina, de la que se dieron a conocer sus hallazgos
más destacados, los del periodo romano-republicano.
Por el contrario, en absoluto son conocidos los resultados de la primera campaña de
excavaciones en el solar de l’Almoina, que en 1976 realizó el Departamento de Historia
Antigua, a pesar de que en extensión y profundidad afectó a una buena parte del lugar.
Otras campañas posteriores, de menor entidad, en 1983 y 1984, siguieron los mismos
vericuetos.
Aunque la Conselleria de Cultura ha llevado a cabo directamente algunas grandes
intervenciones arqueológicas, como las de las Cortes Valencianas, el Convento del
Carme, las obras del Metro o Sant Miquel dels Reis, la inmensa mayoría de la actividad
y la iniciativa arqueológica que se ha desarrollado en la ciudad de Valencia ha sido obra
del SIAM de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Valencia.

La creación y la labor del Siam

Si descontamos la comentada intervención municipal de la calle Isabel la Católica a


fines del s. XIX, poco o casi nada es lo que hizo el Ayuntamiento por cuidar su pasado
hasta bien entrado el s. XX. En plena postguerra, en 1945, se cambió repentinamente
la situación, gracias a un hallazgo casual en pleno centro de la ciudad. En dicho año se
procedía a ejecutar el ambicioso proyecto de la Avenida del Oeste, eje que atravesaría
Rivera i Lacombe A. - Los 60 años del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal... 63

todo el centro antiguo y que se quedó a medias. En el transcurso de estas obras, cerca
del Mercado Central empezaron a surgir numerosas sepulturas romanas, entre ellas un
sarcófago monolítico de piedra, de lo que desde entonces se conoce como cementerio de
la Boatella. Este repentino descubrimiento llegó a motivar la intervención de la Dirección
General de Bellas Artes del por entonces Ministerio de Educación Nacional, que en 1947
propició la creación de la “Comisaría Local de Excavaciones Arqueológicas” de Valencia,
a cuyo cargo se situó José Llorca, funcionario del Ayuntamiento. Esta decisión suponía
que por primera vez el ente municipal era el depositario de los hallazgos arqueológicos del
término municipal. Al año siguiente, 1948, con fecha 4 de Mayo, el Ayuntamiento creó
el Servicio de Investigación Arqueológica, que en 1949 amplió sus competencias a lo que
por esos tiempos era conocido como “Gran Valencia”, que se corresponde con el actual
Área Metropolitana. En 1951 se aprobaron unas normas de protección arqueológica, que
vetaban el uso de maquinaria en todo el centro histórico, lo que obligaba a que las obras
de vaciado de solares se tuvieran que hacer a mano.

Excavaciones en la plaza de la Virgen. 1960

El nuevo Servicio municipal, que al tiempo era el representante oficial del Estado,
no en vano su responsable era “Comisario Local de Excavaciones”, inició una andadura
que a los ojos actuales suena un poco peculiar, pero que en la coyuntura de la época
fue algo excepcional, por inusual, ya que no era ni mucho menos normal que las obras
64 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

de una ciudad histórica tuvieran ninguna supervisión arqueológica. Pero el “método” de


actuar del SIAM de esos tiempos simplemente consistía en la inspección de los solares
que estaban en obras, donde se recogían las cerámicas y algún que otro objeto que
recuperaban los obreros que vaciaban a mano los inmuebles.

Excavaciones del circo romano, en la calle de las Comedias. 1990

Excavaciones propiamente dichas solo se realizaron las mencionadas de la Boatella,


que, con alguna interrupción, llegaron a 1963, y las de la plaza de la Virgen en 1959 y
Rivera i Lacombe A. - Los 60 años del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal... 65

1960, amen de alguna pequeña intervención en tumbas romanas de la calle Russafa y


Orriols.

Excavación del cementerio romano de la Boatella. 2007

Por la misma época se llegó a crear un Museo de Arqueología en el mismo edificio


del Ayuntamiento, que se mantuvo hasta 1960, en que fue desmantelado. A partir de
estas mismas fechas se inicia una etapa en que, de facto, las inspecciones arqueológicas
disminuyen, al tiempo que se va permitiendo el uso de maquinaria pesada, de modo
y manera que a fines de los 60 casi había desaparecido el control arqueológico, como
atestiguan obras tan inequívocas como el aparcamiento de la plaza de la Reina, sobre las
murallas romanas, o la construcción del “Corte Inglés”, sobre el cementerio judío.
La jubilación, en 1973, de J. Llorca, supuso el final de cualquier intento de control,
como nos recuerdan las grandes fincas que se asientan sobre el Palau Reial y el sinfín de
edificios del tardofranquismo en lugares tan importantes como las calles de les Avellanes,
Almirall, Juristes o Trinitaris.
Hasta la llegada de la Democracia a los Ayuntamientos, en 1979, no se pudo reanudar
la protección del Patrimonio Arqueológico de la ciudad. Partiendo de pocos medios y con
una situación de partida totalmente deteriorada, se tuvo que empezar de cero en un
tema en el que prácticamente estaba todo por hacer. El primer objetivo fue conseguir
un marco jurídico, habida cuenta que la anterior prohibición del uso de maquinaría no
66 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

solo era totalmente obsoleta, sino que hacía muchos años que no se cumplía. Además,
una política arqueológica medianamente correcta se debía basar en algo más que recoger
trozos de cerámica de los solares.
Por una parte, tras un proceso un tanto dilatado, se introdujo una normativa de
protección arqueológica, primero (1983), para todo el Centro Histórico, y después, en el
P.G.O.U. (1988), para todo el termino municipal. Primero con el Ministerio de Cultura
y luego con la Conselleria de Cultura, se delimitaron las competencias y se buscaron
convenios de financiación.
Por otra parte, se adoptó la metodología de trabajo específica para las excavaciones
en las ciudades modernas.
Conseguido un marco jurídico y desarrollado el proceso metodológico básico, se
pudieron obtener, con unos medios limitados pero crecientes, unos resultados bastante
destacables, de modo y manera que en el plazo de 10 años, entre 1981 y 1991, la situación
de la arqueología de la ciudad experimentó una mejora considerable.
Los necesarios medios materiales surgieron de la colaboración de varias instituciones
con las que el Ayuntamiento realizó una serie de convenios y acuerdos, que van desde
el Ministerio de Cultura, en un principio, a la Conselleria de Cultura y les Corts
Valencianes, pasando por las Consellerias d’Hisenda y Treball y las Delegaciones de
Urbanismo y Trafico del Ayuntamiento de Valencia. Mención especial habría que hacer
de la Delegación de Personal y del INEM, que primaron especialmente las excavaciones
arqueológicas dentro de los proyectos de promoción de empleo.
Todo esto, hizo posible la realización de numerosas e importantes excavaciones, como
las de las calles del Mar, Comedies, Baró de Petrés, el convento de la Roqueta, la plaza de
la Reina, els Banys de l’Almirall y muchas más de menor volumen. No menos importantes,
pero mucho más conocidas por la polémica que crearon, fueron las del Palau Reial y las
del hemiciclo de les Corts Valencianes.
Pero los trabajos arqueológicos más destacados fueron, y son, los de la zona de la
plaza de la Almoina, cuyas excavaciones, iniciadas por el SIAM en 1985, concluyeron en
2005 y han dado paso a un gran centro arqueológico.
En esta etapa, por primera vez vio la luz una serie de publicaciones dedicadas
exclusivamente a la arqueología de la ciudad de Valencia y que, entre 1983 y 1991, llegó
a sacar 9 monografías, 2 catálogos de exposiciones y 2 cuadernos didácticos.
A partir de 1991, esta dinámica sufrió cierto cambio, más por una inercia negativa
que por otra cosa. El descenso de las aportaciones públicas, se compensó con la mayor
aportación de los particulares, interesados en adelantar las excavaciones, financiándolas
ellos mismos. Con este sistema, se pudo mantener un elevado ritmo de intervenciones,
que han deparado hallazgos tan destacados como las alfarerías y cementerios medievales
de la calle Sagunt y del barrio del Carme, la muralla romana de la calle de les Avellanes, el
acueducto y las necrópolis romanas de la calle Quart, el Hospital medieval d’En Clapers,
la pista, la Spina y la curva del Circo romano y muchas más.
Por el contrario, lo que fueron las prioridades anteriores, como l’Almoina y la Cárcel de
San Vicente, y las publicaciones, sufrieron un brusco parón, las primeras hasta 1996 y
las segundas hasta 1998. No podemos cerrar este periodo sin hacer por lo menos mención
de una de las más conocidas búsquedas ¿arqueológicas? de los tiempos recientes, como
fue el esperpentico episodio de los huesos de Lluis Santangel, que se puede considerar
emblemática y representativa de la curiosa manera de entender la arqueología, y otras
cosas, en esos ya superados tiempos.
Rivera i Lacombe A. - Los 60 años del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal... 67

La aprobación de la Ley del Patrimonio Cultural Valenciano en 1998 supuso un notorio


cambio en la gestión de la arqueología urbana, ya que se rebajaron drásticamente las
competencias de las entidades municipales, relegadas desde ese momento a la supervisión
de las obras generadas por los ayuntamientos. Así, las cada vez más numerosas
obras particulares, propiciadas por una coyuntura y una política favorecedora de la
construcción a cualquier precio, desde ese momento serían supuestamente supervisadas
por el departamento autonómico correspondiente.
A partir de ese mismo año, el SIAM se centró más en actividades de investigación
científica, difusión didáctica y puesta en valor de espacios arqueológicos emblemáticos,
caso de la Cárcel de San Vicente, el Palacio Real y, especialmente, l’Almoina. Fue en
este periodo cuando se identificaron plenamente edificios tan importantes como el circo
romano, el puerto fluvial, el acueducto, el grupo episcopal o el Alcazar islámico. Asimismo,
se reanudaron las publicaciones, creándose una nueva serie de gran formato: Grandes
Temas Arqueológicos.

El Centro Arqueológico de L´Almoina. Un proyecto emblemático

La situación anterior a la ejecución del proyecto. La creación del espacio


La formación de un inmueble tan grande de forma casi cuadrada, 50 x 51 metros, lo
que da una superficie de 2.500 m2, se debió al proyecto de levantar allí un gran edificio
religioso para el culto católico, que serviría como grandiosa ampliación de la basílica de
Nuestra Señora de los Desamparados. El abandono de este proyecto, una vez ya se habían
comprado las parcelas y efectuados los derribos, fue lo que provocó la existencia de este
gran espacio vacío y la necesidad de adoptar una solución urbanística ya que durante los
años anteriores (1950-1985) a la intervención arqueológica el lugar se había convertido
en un solar prácticamente abandonado en pleno centro monumental de Valencia, junto
a la misma catedral.
En 1985, el Ayuntamiento de Valencia pactó con la Archicofradía de los Desemparados
convertir este lugar en un jardín privado, denominado “Jardín Litúrgico”, y se fijó un
plazo de 10 meses para la realización de excavaciones arqueológicas.
Los numerosos hallazgos monumentales que inmediatamente tuvieron lugar
plantearon primero la necesidad de continuar las excavaciones y, con el tiempo,
aconsejaron modificar la solución urbanística para permitir la conservación y exposición
de los restos arqueológicos.

Las Excavaciones Arqueológicas.


Entre 1985 y 2005 el Ayuntamiento de Valencia realizó 13 grandes campañas de
excavaciones arqueológicas que pusieron de manifiesto la extraordinaria importancia y
el buen estado de conservación de los edificios descubiertos, que constituyen la mejor
muestra material de las diversas culturas que se han asentado en Valencia, desde su
fundación por los romanos en el 138 a.C., a la época musulmana, pasando por los
primeros tiempos cristianos y la época visigoda.
Un resumen de estos largos trabajos sería:
- 13 campañas plurimensuales (1985-2005)
- 2.500 m2 de superficie: 50 x 51 metros.
- 5 metros de profundidad.
2.145 años de historia: 23 siglos.
68 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

5 grandes periodos histórico-arqueológicos correspondientes a 5 ciudades


superpuestas:
- romana republicana: 138-75 a.C.
- romana imperial: siglos I a V d.C.
- visigoda: siglos V a VIII.
- islámica: siglos X a XIII)
- medieval: siglos XIII a XV.

En total se han exhumado e identificado 30 edificios, más o menos, que ordenados por
los grandes periodos serían:

- época romana republicana: baños (termas), almacenes (horrea), santuario de


Asclepios, foro, tabernae, Vía Herculea y calles principales (cardo y decumano
máximo), ofrendas de fundación
- época imperial romana: pórtico del foro, basílica, curia, mercado (macellum),
collegium, factoría productiva, horno de cerámica, fuentes, Vía Augusta y calles
principales (cardo y decumano máximo), reforma y ampliación del santuario de
Asclepios, Aedes Augusti,...
- época visigoda: baptisterio, 3 necrópolis superpuestas y dispersas, edificio martirial
con ábside de herradura, noria, edificio poligonal,...
- época islámica: zoco, acueducto, palacio (Alcázar), viviendas, cementerios reales
(rawda), noria, alberca, fortificación,...
- época medieval: edificio de l’Almoina, casas,..

Las primeras campañas de excavación arqueológica, con sus espectaculares


resultados, desde un primer momento tuvieron una amplia y positiva acogida mediática,
que permitieron que poco a poco se fueran dando a conocer entre la ciudadanía, en
paralelo a su estudio y difusión entre la comunidad científica. Muy pronto se vio el
indudable interés e importancia de unos crecientes restos que había que considerar tan
arqueológicos como arquitectónicos.
La constatación y asunción de esta nueva y rica realidad patrimonial en un entorno
urbano también extraordinario, por monumental y simbólico, motivó que, tras algún
pequeño paréntesis, se afrontará el tema con decisión para sacarlo adelante y convertirlo
en un equipamiento cultural.

Objetivos y estrategia de la intervención


La paulatina aparición de este conjunto arqueológico planteó desde un principio una
serie de condicionantes, que fueron los que marcaron el camino a seguir. En concreto, las
prioridades básicas que fueron la razón de ser y configuraron el desarrollo del proyecto
han sido 2:

- asegurar la conservación y perdurabilidad de los restos antiguos.


- hacer accesible el lugar al público, como la mejor representación material de las
diversas culturas que se han desarrollado en Valencia.

La asunción de estas 2 prioridades básicas fue consecuencia lógica de propuestas


técnicas patrimoniales, de arqueología y arquitectura, vinculadas con las enormes
Rivera i Lacombe A. - Los 60 años del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal... 69

posibilidades de difusión cultural, materializadas en decisiones políticas a nivel local,


siempre autorizadas por las instancias regionales.
La enorme dimensión urbana y cultural del proyecto de l’Almoina aconsejó en 1996 que
su planificación y desarrollo se gestionara entre las Concejalías de Cultura y Urbanismo
del Ayuntamiento de Valencia, ya que sus características, necesidades y competencias
incidían plenamente en las prioridades de sus respectivos campos de actuación.
De Cultura, por su vertiente de interés patrimonial, investigación científica y
divulgación histórica. De Urbanismo, por la evidente necesidad de integrar este gran
espacio dentro de un entorno urbano tan consolidado y especialmente representativo y
definitorio de la imagen de la ciudad de Valencia, como son los alrededores de la Catedral
y la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados.
Los objetivos principales del proyecto han sido, pues, el conocimiento, consolidación,
adecuación y difusión de los restos arqueológicos como paso previo a la apertura al
publico de este lugar tan especial, que habría de servir de punto de encuentro de las
diversas culturas que se han sucedido en la ciudad y su integración armónica en la
trama urbana actual.
La ejecución de las diversas fases del proyecto ha supuesto la intervención de recursos
de procedencia diversa.
En un primer momento, durante la etapa de exclusiva excavación arqueológica (1985-
1997), la mayor parte de los recursos financieros y humanos procedieron de convenios
entre el Ayuntamiento de Valencia y el antiguo Instituto Nacional de Empleo (INEM) del
Ministerio de Trabajo, lo que permitió la contratación de gran número de mano de obra
procedente del desempleo. Al mismo tiempo, estos trabajos arqueológicos sirvieron para
llevar a cabo proyectos de formación y capacitación técnica de estudiantes y licenciados,
a través de contratos en prácticas de primer empleo. Dentro de esta política educativa,
también participó la Universidad de Valencia, incluyendo l’Almoina dentro de sus
programas de clases prácticas, que se coordinaron con las campañas de excavación.
Con posterioridad, tras la decisión de ejecutar un proyecto de gran transcendencia
urbana, el Servicio de Proyectos Singulares de la Delegación de Urbanismo del
Ayuntamiento asumió la gestión administrativa y la financiación de la fases posteriores,
que consistieron en la consolidación de los restos de los edificios hallados, el diseño
del proyecto, la redacción del plan director y de la ejecución de las diversas obras
subsiguientes, al tiempo que se continuaban las tareas de investigación y supervisión
arqueológica, siempre con la participación de los técnicos de la Delegación de Cultura. La
empresa municipal A.U.M.S.A. fue quien gestionó toda esta fase del proyecto.
El principal problema jurídico a lo largo de todo el proceso fue el de la titularidad
privada del suelo, que se fue solucionando a través de varios convenios preliminares
entre la propiedad y el Ayuntamiento, para concluir con un acuerdo final de permuta
temporal de terrenos en la periferia para construir iglesias a cambio del solar de la
antigua Almoina. Este acuerdo, además, incluía el diseño básico de la plaza.

Fechas clave del proyecto:


Para dar una mínima idea de lo que ha sido la larga trayectoria que ha convertido un
gran solar en un centro cultural, señalaremos las fechas más significativas.

1985: convenio entre el Ayuntamiento de Valencia y la Archicofradía de los


Desamparados para convertir el solar en un jardín tras las excavaciones
70 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

arqueológicas.
Septiembre de 1985: inicio de la excavación arqueológica por la Delegación de
Cultura.
1985-1991: seis largas campañas de excavación arqueológica en extensión.
1996: la Delegación de Urbanismo se hace cargo de la gestión de l’Almoina.
Diciembre de 1997: final de la excavación arqueológica.
Mayo de 1998: inicio de las obras de consolidación.
1999. Decisión de conservar las ruinas bajo una plaza.
Mayo de 1999: apertura provisional al público.
Diciembre de 1999: convenio con la propiedad.
2000. Convenio de permuta con la propiedad, la Iglesia,
2000. Plan Director del Centro Arqueológico.
Enero de 2002: cierre de la instalación provisional e inicio de las obras finales de
consolidación y del perímetro
2002-2003. Redacción del proyecto arquitectónico.
Junio 2003: finalización de las obras del perímetro y de la consolidación.
2004. Adjudicación de la obra de la plaza.
Junio 2004: inicio de las obras de la plaza.
Junio de 2006: finalización de las obras en la plaza.
2006: redacción del proyecto museográfico.
Noviembre de 2006: inicio de las obras de instalación museográfica.
Diciembre de 2007: inauguración del Centro Arqueológico
2008: la Delegación de Cultura recupera la gestión de l’Almoina.

El proyecto urbanístico
Sus elementos esenciales fueron:
- Creación de una plaza nueva, entre 3 plazas (la de l’Almoina, la Virgen y la de San
Luis Beltrán) y un entorno de alto valor monumental: Catedral, Almudín, Basílica
de la Virgen, Museo de la Ciudad, Palacio Arzobispal,..…
- Debajo de la plaza, un cuadrado de 50 x 50 metros sostenido por una trama de
pilares, se visitan las ruinas.
- Solucionar el problema de las altas medianeras que habían quedado a la vista tras
los derribos del inmueble, lo que se consiguió levantando un nuevo y necesario
edificio al este de la nueva plaza que albergaría los accesos al Centro Arqueológico
y las instalaciones precisas para su funcionamiento y mantenimiento.
- Otro cuerpo más pequeño se abrió en el ángulo noroeste de la nueva plaza para
colocar la obligatoria salida de emergencia y, al mismo tiempo, mantener la
reconstrucción de la columnata del pórtico del foro.
- Un elemento original y la vez importante fue proponer que el área central de la plaza
estuviera acristalada para dotar de luz natural el futuro espacio subterráneo. Esta
superficie acristalada se concibió cubierta con una pequeña lámina de agua, lo que
evitaba el grave problema del mantenimiento de un piso de cristal al aire libre.

Para la planificación de todo el espacio se tuvieron en cuenta una serie de elementos


arqueológicos a los que adaptó el diseño de la plaza, como sería el caso de:

• El estanque reproduce y abarca la planta de las termas sobre los pilares que
Rivera i Lacombe A. - Los 60 años del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal... 71

sostienen su estructura y rodean el edificio sin afectarlo, creando un espacio


totalmente diáfano y bien delimitado que está en el centro de la instalación. Al
mismo tiempo, el estanque acristalado funciona como un lucernario que permite
la entrada de la luz natural matizada por el agua y condicionada por el horario
y el tiempo atmosférico. De esta manera se ha conseguido una gran variabilidad
lumínica diaria que, según las horas, permite contemplar y disfrutar desde el
mismo lugar de efectos visuales diversos. Así, durante el día, la lámina de agua
desde fuera insinúa los restos arqueológicos, a modo de un sugerente reclamo para
entrar a verlos, mientras que, por la noche, los efectos de la cuidada iluminación
interior permiten tener, desde el exterior, una nítida imagen del interior.
• La fachada del Centro Arqueológico sigue la trama romana del santuario de
Asclepios y sus cimientos se asientan sobre los del edificio romano.
• La orientación general de la plaza y la interior de los nuevos edificios sigue la
trama urbanística romana y su perímetro externo se ha acoplado al de la antigua
manzana derribada a mediados del siglo XX.
• El edificio B, al noroeste, protege la columna del pórtico del foro, que se ve desde
el exterior, anunciando al visitante potencial lo que se puede encontrar. La
construcción, al mismo tiempo, ha perpetuado la trama urbana existente antes de
los derribos del siglo XIX y sirve de salida de emergencia.
• Los bancos de la plaza reproducen los muros del horreum que se encuentran justo
por debajo.

El proyecto museográfico
Las excavaciones arqueológicas de l’Almoina forman un espacio amplio, rico y
complicado caracterizado por:
- abundancia de edificios, unos excepcionales o únicos, otros más habituales a nivel
general, pero siempre de interés en el contexto regional o local.
- superposición y reutilización continua de elementos urbanos, normalmente de
sólida factura, que al utilizarse durante varias épocas se mantuvieron en buen
estado.
- estado de preservación diverso, desde alzados y pavimentos muy bien conservados,
en unos casos, a edificios que sólo mantienen parte de sus cimientos. Normalmente
se suele conocer bien su planta general.
- no sólo hay edificios sino que se han identificado las evidencias de hallazgos de otra
indole, tan evidentes y extraordinarios como de alto valor simbólico y especialmente
valiosos y esenciales para conocer y comprender la historia de Valencia. Serían los
espectaculares casos de los ritos de fundación de la ciudad, el lugar del martirio
de San Vicente Mártir o la fehaciente y macabra escena real de la destrucción de
Valencia en el 75 a.C.
- cultura material mueble muy rica: epigrafía, cerámica, vidrio, armas, monedas,
pintura mural, escultura,....

La rica heterogeneidad de las excavaciones de l’Almoina es su característica y reto


principal: diacronía, superposición, en suma, mucha historia y arquitectura en poco
espacio.
Normalmente, los museos y espacios visitables se refieren a una época, a un tema o a
un edificio. En l’Almoina hay varios edificios de épocas y funciones diversas que permiten
72 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

abordar cuestiones históricas, arqueológicas, urbanísticas o religiosas.

Vista aérea de la Catedral y las excavaciones de l’Almoina en 2003, antes del


inicio de las obras del Centro Arqueológico.

La pretensión no ha sido explicar únicamente la zona de l’Almoina, sino, a partir de


ella, como hilo conductor, hacer entender la evolución de la ciudad misma desde sus fases
más antiguas. Es más un Museo de Historia Urbana o de un yacimiento entendido en
Rivera i Lacombe A. - Los 60 años del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal... 73

el sentido total, o sea, Valencia, más que un centro de interpretación de una excavación
concreta y limitada espacialmente por los edificios actuales.
El problema principal ha sido hacer comprensible esta diversidad a los visitantes.
El sistema ha sido intentar agrupar cada periodo en espacios distintos. A grandes
rasgos, la fase medieval e islámica se presenta en la planta baja; la romana y visigoda en
el subterráneo.
Se ha recurrido a reconstrucciones audiovisuales de los edificios y a maquetas de los
conjuntos edilicios para explicar el urbanismo de cada periodo.
El itinerario de la visita aprovecha la trama viaria romana en la mayor parte de su
recorrido, por lo que su visita se asemeja a un paseo por la ciudad romana siguiendo la
misma ruta que se usaba hace 2000 años. Pero las características de este espacio impone
que los visitantes tengan que realizar un recorrido en una sola dirección constreñido por
las pasarelas, lo que, además, y a pesar de ser un espacio amplio, impone que el aforo
sea limitado y que se tenga que controlar.

Aspecto exterior del Centro Arqueológico de l’Almoina.

También se explica la situación del entorno urbano de los restos que se presentan, ya
que la mayor parte de ellos forman parte de conjuntos arquitectónicos que sobrepasan
el área ocupada por el Centro Arqueológico, como sería el caso del foro romano, el grupo
episcopal visigodo y el gran conjunto palatino del Alcázar islámico.
74 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

Resultados obtenidos
La materialización de este proyecto ha supuesto convertir un gran solar, abandonado
durante décadas, y situado en una de las zonas más emblemáticas de la ciudad, en un
polo de atracción cultural y en el principal punto de referencia para conocer las raíces
históricas y culturales de Valencia. Su adecuación ha supuesto ganar un espacio para el
disfrute de los ciudadanos y ha mejorado la calidad de su entorno.
Junto a l’Almoina, por parte de diversas administraciones (Ayuntamiento, Generalitat,
Ministerio de Cultura), en los últimos años se han llevando a cabo obras en diversos
edificios y espacios colindantes (Catedral, Basílica de los Desamparados, Almudín, Cárcel
de San Vicente, peatonalización de la plaza de l’Almoina,..) que en conjunto, y en muy
pocos años, han cambiado y mejorado sustancialmente la fisonomía de toda esta zona
monumental.
El principal elemento de medición de la importancia del proyecto han sido la
numerosa afluencia de visitas y el positivo consenso general que ha generado en la
ciudad. Gracias a la apertura al público de esta zona los ciudadanos de Valencia pueden
ver directamente y reconocer como propio, una serie de edificios antiguos con los que
Valencia ha enriquecido su legado monumental. Antes de esto, la ciudadanía no era
consciente que hubiera existido algo anterior al siglo XIII, ante la ausencia de cualquier
elemento material palpable en la ciudad actual.
A escala local, pues, se ha conseguido que los visitantes descubran la realidad de un
pasado que hasta entonces había sido especialmente inaccesible y desconocido.
Durante la primera fase de acceso al público, entre 1999 y 2001, se llegó a una media
de 10.000 visitas al mes. Tal afluencia de publico fue alentada y canalizada a través de
la cooperación con oficinas de turismo, que habían incluido el lugar dentro de la ruta de
turismo cultural de la ciudad, y se había integrado en la oferta de actividades del curso
escolar. Todo ello, enormemente facilitado por su céntrica situación.
En la actualidad, debido al restrictivo, aunque inevitable, sistema de visitas guiadas,
la media mensual de visitantes se centra en 4.000.
Este conjunto arqueológico en el futuro se debe convertir en el centro de partida para
iniciar y organizar los recorridos históricos y monumentales de Valencia.
La fácil accesibilidad y, por ende, la captación visual de una realidad histórica plural,
que hasta entonces no era conocida, ha permitido, en un lapso de tiempo relativamente
corto, que se haya formado una nueva concienciación cívica hacia la protección del
patrimonio cultural.
Se ha conseguido, pues, a través de la divulgación en directo de este legado cultural,
que la gente ha asumido como propio, crear un cambio positivo entre la opinión publica
de la ciudad hacia el interés y la importancia de su variado patrimonio histórico.

Futuro
Al ser una compleja y gran instalación de vida reciente, su montaje todavía no se
puede dar por concluido, a falta de culminar una serie de actividades que se pueden
concretar en:
• Ajustes y mejoras de funcionamiento y subsanación de algunos defectos de la obra
y de la instalación.
• Implantar un estricto sistema de seguimiento y control de las condiciones de
humedad y temperatura para evitar el deterioro de los restos arqueológicos y
asegurar su conservación futura.
Rivera i Lacombe A. - Los 60 años del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal... 75

• Corrección y actualización de algunos de los contenidos a partir de los resultados


de la más reciente investigación.
• Integrar la gestión de la Cripta Arqueológica de San Vicente, de titularidad
municipal, contenido arqueológico y muy cercana ubicación, en el Centro
Arqueológico de l’Almoina.
• Edición de cuadernos didácticos
• Edición de un libro de gran formato sobre los resultados de las excavaciones.
• Ampliación del sistema de acceso que permita compaginar las actuales visitas de
grupos con las individuales. En esta misma línea, habría que preparar también un
sistema de audioguías.
• Completar la actual y aún provisional página Web con la posibilidad de realizar
una visita virtual a partir de un levantamiento fotogramétrico que serviría de hilo
conductor.
• Plan de exposiciones, tratando de incidir sobre temática histórica.
• Coordinación con otros centros museísticos y culturales de la ciudad dedicados a
la misma finalidad.

La investigación científica y la gestión reciente del Patrimonio Arqueológico


Urbano en Valencia
En su momento, y en buena lógica, la investigación era lo que movía la actividad
arqueológica en general. Incluso en sus orígenes, cuando empezó el desarrollo de la
arqueología urbana, éste no se concibió sino como un medio para avanzar en el
conocimiento de las ciudades, a través, precisamente, de la investigación arqueológica.
De ahí la aparición de ya añejos entes administrativos que se bautizaron como Centros
o Servicios de Investigación Arqueológica, verbi gratia, SIAM (Servicio de Investigación
Arqueológica Municipal).
La subsiguiente evolución de los acontecimientos, sin embargo, fue imponiendo una
realidad que drásticamente primaba otras actividades, supuestamente más necesarias
o prioritarias, lo que llevó, en la práctica de la mayoría de los casos, a obviar lo que era
el leiv motiv de toda la dinámica arqueológica. Es decir, que normalmente la ingente
cantidad de excavaciones arqueológicas que se iban realizando, de una manera o de
otra, y salvo raras excepciones, iban olvidándose de lo que, precisamente, debía ser el
objetivo final de todo un largo y lógico proceso, cuya razón de ser estaba en alcanzar unos
resultados científicos que permitieran el avance de la investigación.
En la actualidad del siglo XXI, vistas las recientes experiencias y, sobre todo, las
iniciativas legislativas que las propician, amparan y dan patente de corso, lo de que
la arqueología urbana tenga algo que ver con investigar e, incluso con la valoración y
protección del patrimonio, no se lo cree prácticamente nadie. Tampoco es de extrañar,
porque se ha asistido en varios lugares al acoso y derribo de los equipos que desde varios
ayuntamientos, es decir, desde la proximidad, venían trabajando, incluso desde hacia
décadas. A las autoridades, supuestamente competentes, de varias autonomías parece
que les molestaba que en el corazón de muchas ciudades fueran surgiendo hallazgos
arqueológicos de valor, como no podía ser menos, y más aun, que estos descubrimientos
se pudieran coordinar y fueran formando amplios conjuntos arqueológicos. Considerar
los hallazgos arqueológicos monumentales como un problema y no como un aumento
de la riqueza patrimonial y un futuro foco de atracción y, por ende, de riqueza, está
detrás de todo esto, más aun si más detrás se intuyen intereses especulativos varios.
76 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

Recientemente, la ¿solución? dada a este “problema” no ha sido otra que privatizar


la cosa. En muchos lugares, las ya no tan nuevas medidas legislativas han dejado en
manos de los promotores una serie de potestades tan discutibles y peligrosas, como la
idoneidad del personal técnico y los límites y dimensiones de la excavación. La verdad es
que tampoco hay que extrañarse mucho de esto, ya que si pones al zorro a guardar a las
gallinas lo normal es que acabe comiéndoselas, es algo de pura lógica que se venía venir
desde el primer momento y que, fatal e inevitablemente, no ha cesado de ocurrir.
Y esto ha sido así no solo gracias al zorro, que es normal que vaya a buscar su
provecho, sino porque, al mismo tiempo que se quitaba de en medio, prácticamente de
un plumazo (eso si, legal), a los equipos que coordinaban y supervisaban la actividad
arqueológica de una ciudad, sin integrarlos en la nueva dinámica, no se suplía su
labor con un aumento de las inspecciones o de los controles, más bien al contrario,
ha coincidido esta privatización con, en la practica, un relajo considerable a la hora de
supervisar sobre el terreno lo que se iba haciendo. A mayor abundamiento, se ha puesto
muy barato el precio de un permiso de excavación, que ahora tan sólo precisa del ¿aval?
del promotor, al haberse suprimido la tutela institucional, por la que un ente solvente y
reconocido garantizaba y se responsabilizaba de la corrección científica de los trabajos.
Este requisito era imprescindible para conseguir un permiso de excavación, y, en la
práctica, funcionaba como un control de calidad. Con su desaparición, se ha dado paso
a la figura, esporádica pero real, de algún que otro arqueólogo “listillo”, espécimen que
medró, y se forró a costa de esta situación generada, más bien degenerada, al socaire
de la flagrante mercantilización de la arqueología urbana o de la vinculada con grandes
obras, que pocos, por lo menos ni las autoridades, ni los contratistas, relacionan con una
actividad investigadora, sino con un tramite más que hay que solventar al menor coste
posible. Al mismo tiempo hay que constatar el estado normal en que se suele encontrar el
profesional honrado, que trabaja en una situación de coartación bastante considerable,
al deberse, por una parte, a su profesión, y, por otra, al que le contrata, cuyos objetivos
son dispares, por decirlo de una manera algo suave.
La gran contradicción que se dio tras la aplicación de la Ley de 1998 fue que, dentro de
un contexto de “boom” inmobiliario, en el que se hicieron más excavaciones que nunca,
no se reunieran las condiciones para que, con total normalidad, se pudieran desarrollar
las empresas y los profesionales mejor preparados, que en este caso significaría los
que trabajan bien y descubren cosas, sino que el sistema estaría montado para todo
lo contrario, para que pulularan e hicieran su agosto los que van rápido y, extraña
casualidad, no suelen encontrar cosas. Sí a esto unimos que no se centralizaran los
hallazgos dentro de un programa mínimo de coordinación y que ya no se pueda plantear
la realización de excavaciones en un lugar por su especial interés, sólo se puede decir que
en esa coyuntura, en la ciudad de Valencia sería totalmente imposible que se hubieran
podido llevar a cabo proyectos tan importantes como el de l’Almoina, la plaza del Tosal
o el de la Cárcel de san Vicente, ni tampoco, ante la falta de coordinación de datos, se
hubieran podido descubrir grandes edificios que transcienden lo que es el límite de uno
o varios solares, como el circo romano, la Catedral visigoda o el Alcázar islámico. A lo
mejor era eso lo que pretendían con estas medidas “correctoras” que, entre otras cosas,
han convertido al solar en la unidad de cuenta, asimilándolo, en la jerga administrativa
actual, al yacimiento, lo que significa que la ciudad de Valencia ya no es un yacimiento,
pero que en ella existen centenares de “yacimientos”, tantos como intervenciones se
hacen, lo que traiciona la definición de lo que es un yacimiento arqueológico.
Rivera i Lacombe A. - Los 60 años del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal... 77

Curiosamente, en los últimos años sólo se han conservado murallas, muchas


murallas, tal vez por su inevitabilidad y solidez, al aparecer tozudamente donde siempre
se conoce que han estado y no constituir ninguna sorpresa. En alguna ocasión ya nos
hemos referido a este fenómeno como una especie de “murallitis” aguda.
Como meros “voyeurs”, durante los últimos años, de esta situación, hemos intentado
ser descriptivos de un panorama en que la arqueología, o lo que es lo mismo, una parte
de nuestra historia se ha convertido casi exclusivamente en una mercancía. Pero este
mercadeo, que en sí mismo no tendría que tener necesariamente connotaciones negativas,
no está repercutiendo en la sociedad, como sería de esperar, sino que, simplemente,
queda en una transacción a través de la cual unos, los promotores, pagan a otros, los
arqueólogos, para que les desembaracen de un problema. Pero la preferida y deseada
manera técnica de solucionar esta cuestión no es a través de exigir un pulcro trabajo
profesional que determine la exacta entidad y valoración de los hallazgos, como se supone
que se le debe reclamar a otros colectivos, caso de los arquitectos, médicos o abogados,
sino que, en esta arqueología, privatizada de facto, lo que se valora más por los que pagan
(y mandan) es que no se encuentre nada. Es como si se contratara a un abogado para
perder los juicios o a un arquitecto para que una casa recién construida se venga a bajo.
Aquí esta, ciertamente, buena parte del problema de la arqueología preventiva actual,
practica que ha desarrollado más la venalidad de la profesión que su dignidad y calidad.
Con lo que, la investigación científica medianamente seria prácticamente no encuentra
su sitio en medio de todo este entramado mercantil. En esta línea, y como evidencia
evidente del estado de cosas, una vez pasado el “boom” de la construcción, con las
nefastas consecuencias que todos sabemos y padecemos, la investigación arqueológica
de la ciudad de Valencia no ha experimentado apenas ningún avance, ya que la enorme
masa de datos generados, de momento, son una incógnita.
Pero no todo es un sombrío panorama, aunque casi. Hay experiencias positivas
que nos demuestran que las cosas pueden y deben hacerse de otra manera. En los
pocos casos en que la arqueología urbana se ha planteado globalmente y con un equipo
de trabajo y ha sido algo más que vaciar solares (TED’A de Tarragona o Consorcio de
Mérida), o cuando se han establecido canales de colaboración entre Ayuntamiento y
Universidades (Cartagena, Córdoba), se ha demostrado su enorme potencial científico y
la necesidad de contar con equipos encargados de la post-excavación. En otros lugares,
casi nos daríamos con un canto en los dientes con recuperar en la practica la añorada
situación en que la ciudad en su conjunto era el yacimiento de referencia y que los
trabajos se hacían de una manera coordinada, en suma, pensar en la Arqueología como
un Servicio Público al alcance de todos los ciudadanos y no como un puro negocio del que
sólo se benefician las dos partes contratantes.

El presente y futuro de la arqueología en Valencia

La crisis que nos afecta podría ser un buen momento para replantearse esta
problemática, introducir mejoras tecnológicas de uso general y obligatorio y proponer
unos sistemas de gestión más acordes con las necesidades de todas las partes.
Los objetivos mismos de la arqueología han cambiado en función de las motivaciones
y los ritmos de las intervenciones. Ya no se trata de desarrollar unas determinadas líneas
de investigación, que forzosamente serían parciales, sino de afrontar el conocimiento
global de la ciudad y su entorno a lo largo de la historia, sin primar unas zonas o unos
78 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:59-79

periodos sobre otros. En línea con las propuestas europeas en boga, se trata, en definitiva,
de construir el archivo del suelo, un instrumento válido para el análisis histórico y al
tiempo para la gestión urbanística, donde tienen cabida todos los datos proporcionados
por cada una de las intervenciones arqueológicas.
La correcta gestión del archivo del suelo no es tarea fácil. Exige, en primer lugar, una
visión unitaria de todas las intervenciones que se realizan en la ciudad y en su término, una
unidad de criterio, en la cual se afana el SIAM mediante la continua revisión de la metodología
y la permanente supervisión de los trabajos. En línea con lo anterior, requiere también la
dotación de medios para el archivo centralizado de la información y el almacenamiento de los
materiales, así como para la consulta de los investigadores. Por último, necesita el estímulo
de becas y convenios de colaboración con las universidades para encarar proyectos que
trasciendan de las excavaciones puntuales; y, por supuesto, la divulgación de los resultados
a la comunidad científica y al ciudadano, mediante exposiciones y publicaciones periódicas.
En justicia, cabe reconocer que queda mucho por andar en estas cuestiones, en particular
en los dos últimos aspectos.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:83-96 ISSN 1852-8554

RECIENTES ESTUDIOS EN “LA CASA DE LOS AMEGHINO”,


LUJÁN

Mariano Ramos, Matilde Lanza, Verónica Helfer, Fabián Bognanni,


Romina Senesi, Odlanyer Hernández de Lara y Gimena Clavijo1

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
En 2005 comenzamos a estudiar, desde nuestra perspectiva en relación con la denominada
Arqueología histórica, “La Casa de Los Ameghino” (CA1), inmueble ubicado en la ciudad de
Luján, Provincia de Buenos Aires. En esa vivienda, cuya estructura original básica aún se
conserva, habitó la familia Ameghino desde mitad de la década de 1850. Es muy probable
que lo haya hecho por espacio de unos diez años, cuando el famoso Florentino era un niño
de aproximadamente un año de vida. Los Ameghino luego se mudaron a otra casa, ubicada
a dos cuadras y media del lugar.
Hasta este momento hemos desarrollado en el sitio CA1 relevamientos, geodetección,
recolecciones de superficie, trincheras estratigráficas, sondeos y excavaciones en los terrenos
del fondo como en el jardín del frente de la casa. Asimismo avanzamos en investigaciones
de archivo que nos permitieron obtener información directa e indirecta del período en la
localidad de Luján, como de las actividades cotidianas de la familia. Sobre la base de los
resultados obtenidos discutimos algunas cuestiones de carácter social (alimentación, trabajo,
educación, etc.) referidas a los habitantes de “La Casa de Los Ameghino”. Los hallazgos
corresponden a un período que comienza en la segunda mitad del siglo XIX y llega hasta
la segunda mitad del XX, por tal motivo esos conjuntos no pertenecen únicamente a la
familia Ameghino, sino a otras ocupaciones de diferentes momentos. En esta comunicación
presentamos los avances logrados recientemente como producto de las nuevas excavaciones
(2009) y los estudios de laboratorio y gabinete de algunos hallazgos (fauna, loza, metal,
vidrio, etc.) que componen el registro arqueológico.
Palabras clave: Arqueología Histórica, registro arqueológico

Abstract
In 2005 we began to study, from our perspective in relation to the so-called historical
archeology, “The House of the Ameghino” (CA1), property located in the city of Luján, Province
of Buenos Aires. In that house, whose basic original structure is still preserved, Ameghino
family lived since the mid-1850s. It is very likely that he did for about ten years, when the
famous Florentine was a child about a year old. The Ameghino then moved to another house,
located two blocks from the site.
So far we have developed in the CA1 site surveys, geodetección, surface collections, trenches
stratigraphic surveys and excavations in the grounds of the substance and in the front
garden of the house. Also moving in archival research that allowed us to obtain direct and
indirect of the period in the town of Lujan, and daily activities of the family. Based on the
results discussed some social issues (food, work, education, etc..) Referred to the inhabitants
of “The House of the Ameghino”. The findings correspond to a period beginning in the second

1
Programa de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios (PROAHEP)
Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Luján
}(PROARHEP: Rutas nacionales 5 y 7, Luján y Ecuador 871, Capital Federal)
84 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:83-96

half of the nineteenth century and extends to the second half of the twentieth, for that reason
these sets do not belong only to the family Ameghino, but other occupations different times.
In this paper we present recent progress as a result of new excavations (2009) and laboratory
and imaging studies of some findings (fauna, ceramic, metal, glass, etc..) That make up the
archaeological record.
Key words: Historical Archaeology, archaeological record

Introducción

A partir de un Proyecto de Investigación que contó con el apoyo y subsidio de la CIC


(Ramos et al. 2005, 2006) y luego de la UNLu, en 2005 comenzamos a estudiar, desde
nuestra perspectiva en relación con la denominada Arqueología histórica (Ramos 2000,
2002, 2002 MS), “La Casa de Los Ameghino” (CA1), inmueble ubicado en la ciudad de
Luján, Provincia de Buenos Aires. En esa vivienda, cuya estructura original básica aún
se conserva, habitó la familia Ameghino desde aproximadamente 1854. Es muy probable
que lo haya hecho por espacio de unos diez años, a partir del momento en el que el
famoso Florentino era un niño de alrededor de un año de vida. Los Ameghino luego se
mudaron a otra casa (CA2), ubicada a dos cuadras y media del lugar.
Hasta este momento hemos desarrollado en el sitio CA1 relevamientos, geodetección,
recolecciones de superficie, trincheras estratigráficas, sondeos y excavaciones en los
terrenos del fondo como en el jardín del frente de la casa. Asimismo avanzamos en
investigaciones de archivo que nos permitieron obtener información directa e indirecta
del período en la localidad de Luján, como de las actividades cotidianas de la familia.
Sobre la base de los resultados obtenidos discutimos algunas cuestiones de carácter
social (alimentación, trabajo, educación, etc.) referidas a los habitantes de “La Casa de
Los Ameghino”. Los hallazgos corresponden a un período que comienza en la segunda
mitad del siglo XIX y llega hasta la segunda mitad del XX, por tal motivo esos conjuntos
no pertenecen únicamente a la familia Ameghino, sino a otras ocupaciones de diferentes
momentos. En este trabajo presentamos los avances logrados recientemente como
producto de nuevas excavaciones (2009) y los estudios de gabinete de algunos hallazgos
(fauna, loza, metal, vidrio, etc.) que componen el registro arqueológico.

Casa de Ameghino 1, Luján. Los trabajos arqueológicos en el sitio

Los trabajos arqueológicos se desarrollaron entre noviembre y diciembre de 2005 y


abril de 2006; luego en abril de 2007 y julio-agosto y octubre de 2009. Se realizaron:
recolecciones de superficie; ocho trincheras arqueológicas y estratigráficas; tres sondeos
y una cuadrícula de 25 m² en el frente; en el fondo del terreno tres cuadrículas de
excavación de 4 m² cada una. Se hallaron más de 10.000 objetos arqueológicos.
A partir de los desniveles observados en los fondos del terreno se planteó hipoté-
ticamente que podría haber rellenos sobre la superficie original cuando vivía la familia
Ameghino. El recurso apropiado para evaluar esa posibilidad era la realización de
trincheras cuyos perfiles permitirían observar la estratigrafía arqueológica. También
decidimos realizar estudios geoeléctricos que nos permitieran detectar estructuras o
concentraciones de objetos arqueológicos debajo de la superficie actual.
Ramos M. et al - Recientes estudios en “la casa de los Ameguino”, Luján 85

fig. 1. La foto aérea muestra la ubicación de las dos casas donde vivió la familia Ameghino. Se sitúan en la
traza urbana de la Villa de Luján del siglo XIX.

fig. 2: frente de la Casa de Ameghino 1 (CA1), jardín con aljibe


86 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:83-96

Zona 3
Fondos del
terreno.
Cuadrículas I, II
y III, trincheras
estratigráficas y
recolecciones de
superficie

Zona 2
Casa,
veredas,
patio y
baños

Zona 1
Jardín con
aljibe
Cuadrícula I,
limpieza del
aljibe y
recolecciones

fig. 3: el predio fue dividido en 3 zonas


Ramos M. et al - Recientes estudios en “la casa de los Ameguino”, Luján 87

fig. 4. Zona 3, vista del campo de medición

fig. 5. Las cuatro grillas unidas (100 m2)

Los sondeos se plantearon para evaluar si las diferencias topográficas en el terreno


se correspondían con eventuales rellenos o estructuras arqueológicas. El terreno del
fondo de la casa se dividió en tres zonas de oeste a este, por medio de dos trincheras (I
y II); y desde la pared medianera hacia el frente se excavaron cinco trincheras más en
sentido longitudinal (III, IV, V, VI, VII). Así el espacio quedó dividido en 15 sectores. Las
trincheras se plantearon cada 5 m y se trazaron otras perpendiculares también a 5 m de
distancia entre ellas. Los sondeos se encuentran en los sectores 2, 3 y 8.

Hallazgos del sitio Casa de Ameghino 1 (excepto los del frente, en excavación)

En las trincheras I y VII y en los tres sondeos se hallaron conjuntos de vidrio, cerámica,
loza, gres, metal, material óseo y otros (papel, plástico, etc.). La recolección superficial
del frente de la casa brindó conjuntos de vidrio, loza y otros. Casi todos los materiales
88 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:83-96

se encuentran en proceso de análisis; sin embargo, podemos adelantar información al


respecto. Los conjuntos (Figura 7) son:

fig. 6: cuadrículas de excavación en los


fondos de la Casa de Ameghino 1
Ramos M. et al - Recientes estudios en “la casa de los Ameguino”, Luján 89

En los fondos de CA1 se plantearon 3 cuadrículas: I de 4 m²; II de 4 m² y III de 4 m²;


allí excavamos durante noviembre y diciembre de 2005 y abril de 2006.

Materiales
Unidad
Vidrio Metal Loza Fauna
excavación
(cuadrículas)
CI 335 145 64 211

C II 536 466 108 273

C III 6 5 4 34

Sondeo 2 152 3071 19 0


(medianera)
Totales 1029 3687 195 518

Total general 5429

En la Tabla 1 se brindan las cifras, por conjunto, de los objetos hallados:

fig. 7. Arriba, fragmentos de botellas de ginebra del siglo XIX; abajo, crayón y moneda de 2 reales de 1861
90 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:83-96

Análisis zooarqueológico de los restos faunísticos hallados en sitio CA1

Estos estudios se llevan a cabo por parte de la becaria de Investigación (Formación


Superior) de UNLu Matilde Lanza, quien incorporó en su proyecto el conjunto
arqueofaunístico de este sitio urbano (ver Informes UNLu 2005-2006; 2007-2008). En
el análisis de la fauna del sitio CA1 se implementa la metodología utilizada en trabajos
anteriores (Lanza et al 2004; Lanza 2004, Lanza 2005)2 . Los restos arqueofaunísticos del
sitio CA1 corresponden a dos momentos diferentes de trabajo de campo: 1) la excavación
de varias trincheras estratigráficas (I, II, III, IV, V, VI y VII) y sondeos (1, 2, 3, α y β); 2)
la excavación de tres cuadrículas de 4 m² cada una, es decir, 12 m². Durante el primer
momento se hallaron en las trincheras y los sondeos un total de 574 restos óseos, los
cuales estarían representando el 15% del total de restos arqueológicos.
El material faunístico recuperado al principio (trincheras y sondeos) se acondicionó
(lavado y rotulado); separando fragmentos identificables (a algún nivel taxonómico) y
fragmentos no identificables (indeterminados); estos últimos se contabilizaron teniendo
en cuenta las dimensiones (<2 cm y 2-5 cm) y su estado de conservación (sin alteración,
erosionado, quemado, calcinado, otros). Los fragmentos identificables se reconocieron
según taxón y se calculó su frecuencia a partir del índice de abundancia taxonómica
NISP (número de especimenes óseos identificados por taxón). Asimismo se examinaron
un total de 507 especimenes óseos hallados en trincheras y sondeos (enteros, fragmentos
y fragmentados) de los cuales se pudieron reconocer taxonómicamente 464 (91%). Los
43 unidades restantes (9 % del total) debido a su tamaño (<5 cm) no se asignaron a nivel
taxonómico, así los consideramos fragmentos no identificados o indeterminados.

Casa Ameghino 1: restos arqueofaunístico

N = 507
500 464 8%

400

300

200 Identificados
Indeterminados
100 43
92%
0

Los fragmentos indeterminados fueron discriminados según tamaño y estado de

2
Además en nuestro análisis zooarqueológico nos basamos en los conceptos y criterios común-
mente utilizados en la arqueología para los análisis de fauna en sitios prehistóricos (entre otros,
Mengoni Goñalons 1988, 1999; Lyman 1994) e históricos (Landon 1996, Silveira 1995, 1996).
Ramos M. et al - Recientes estudios en “la casa de los Ameguino”, Luján 91

conservación obteniéndose los siguientes resultados:

Tamaño Sin alteración Quemados Calcinados


< 2cm 10 14 7
2 - 5 cm 5 6 1
Total 15 20 8
Tabla 2

Con los fragmentos reconocidos se procedió a identificarlos taxonómicamente a nivel


de especie y género y en aquellos casos que no se pudo asignarlos a ninguno de estos
niveles se lo hizo a Clase. Una vez identificados los restos arqueofaunísticos por taxón
se estableció su abundancia taxonómica a través del método de cuantificación NISP
(número de especimenes óseos identificados por taxón). El resultado del reconocimiento
taxonómico se detalla a continuación en la Tabla 3:

Taxones Nombre común NISP


GÉNERO Y ESPECIE
Bos taurus Vacuno 37
Ovis aries Ovino 4
Sus scrofa Cerdo 2
Canis familiaris Perro 10
Felis catus Gato 16
Dasypus hybridus Mulita 2
Gallus gallus Gallina 2
Meleagris gallopavo Pavo 10
CLASE
Mammalia indeterminada Mamíferos indeterminados 381
Subtotal de fragmentos reconocidos 464
Subtotal de fragmentos no reconocidos 43

TOTAL 507
Tabla 3

A los restos reconocidos de manera amplia como Mammalia indeterminada los


diferenciamos en tres tipos de acuerdo al tamaño: grandes (porte de caballo o vaca),
medianos (porte de oveja o perro) y chicos (porte de mulita o roedor chico). Los resultados
obtenidos se detallan en la Tabla 4.
Los restos reconocidos a diferentes niveles de identificación taxonómica (especie
y clase) presentan en rasgos generales un buen estado de conservación. No se han
observado restos con evidencias de erosión o algún tipo de meteorización; exhiben un
92 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:83-96

color que va del ocre claro al oscuro. En varios especimenes óseos se han detectado
manchas negras y de óxido. Observamos casos con adherencias, principalmente ferrosas
(incluso bastantes grandes) y algunos huesos presentan grietas dispuestas en la misma
dirección del eje longitudinal, posiblemente causadas por procesos postdepositacionales
(por ejemplo, el peso de los sedimentos).

TOTAL
Mammalia indeterminados Cantidad Porcentaje
Mamíferos grandes 302 79%
Mamíferos medianos 77 20%
Mamíferos chicos 2 1%
Total 381 100%
Tabla 4

Del total de restos identificados (464), un bajo porcentaje tienen algún grado de
termoalteración (17% = 81 restos óseos). Estos casos incluyen huesos quemados o
calcinados parcialmente y en menor proporción están totalmente termoalterados. Se trata
de restos de mamíferos grandes y mamíferos medianos (mayor porcentaje de quemados
y en menor proporción calcinados) y dos casos calcinados de Bos taurus. También se
han observado algunos restos con huellas de aserrado principalmente en Bos taurus y
mamíferos grandes y de corte en un fémur de Dasypus hybridus (mulita), probablemente
algún tipo de filo metálico delgado (¿cuchillo?). Los restos arqueofaunísticos hallados en
las cuadrículas de excavación durante 2005-2006 suman un total de 518 especimenes
óseos que constituyen el 10% del total de los restos arqueológicos recuperados. La
cantidad por cada cuadrícula son:

Cuadrícula I: 211 especimenes óseos;

Cuadrícula II: 273 especimenes óseos;

Cuadrícula III: 34 especimenes óseos.

En la Tabla 5 siguiente detallamos la cantidad de restos óseos recuperados en las


cuadrículas I, II y III (por capa y unidad de extracción):
Ramos M. et al - Recientes estudios en “la casa de los Ameguino”, Luján 93

Cuadrícula Capa y extracción Cantidad


A1 4
A2 44
I
A3 129
A4 34
Champa (superficie) 2
A1 17
A2 22
II A3 22
A4 39
A5 43
A6 128
A1 0
III A2 0
A3 34
TOTAL
518
Tabla 5

Síntesis del registro arqueológico general hallado en CA1

Los hallazgos del registro arqueológico en Casa de Ameghino 1 permiten presentar la


siguiente síntesis:

1) respecto de la fauna, habría consumo de especies autóctonas y alóctonas; predominando


estas últimas;
2) los huesos y fragmentos hallados podrían corresponder, por el tipo de huellas por corte
con sierra y hacha, a los siglos XIX y XX. Cabe la posibilidad de que estemos frente a
fauna consumida en parte por la familia Ameghino (Ramos 2006 MS);
3) se hallaron algunos fragmentos de cuero, posiblemente de zapatos, y tacos de zapatos
de cuero en una de las estructuras de la zona 3 durante las excavaciones de 2005 y
2006. También en un pozo de basura de los fondos del terreno se hallaron numerosos
fragmentos de latas que podrían haber contenido productos vinculados al tratamiento
del cuero, como tinturas, pomadas, arolas, etc. Se recuerda que la información escrita
asegura que el padre de la familia Ameghino, Antonio Luis, era de profesión zapatero;
4) en general, los objetos hallados durante las excavaciones de las zonas 1 y 3 de la casa y
las recolecciones de superficie indicarían una cronología que se ubica desde mediados
hasta fines del siglo XIX, por ejemplo, una moneda de dos reales de 1861; una pipa
francesa de marca Fiolet; fragmentos de botellas de ginebra de sección cuadrangular;
una botella color ámbar similar a las de Hesperidina –cuya fabricación comenzó
94 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:83-96

durante el siglo XIX y continuó en el XX-; fragmentos de botellas de gres; fragmentos


de crayones y pizarras3 (Linares 2005), etc.;
5) otros hallazgos nos remiten al siglo XX, como botellas de refresco “Bebida sin alcohol
original” de la marca “Monti Hnos.” (dice “Luján, General Rodríguez y Los Toldos
FCO”); fragmentos de botellas de vino; frascos de crema Ponds; fragmentos de platos
de loza; fragmentos de vasos de vidrio; etc.;
6) varios objetos metálicos -aún no precisamos procedencia y cronología de todos ellos-
son: tres bacinillas halladas en la estructura tipo pozo de basura y numerosas latas
y fragmentos de latas de sección rectangular, algunas probablemente de aceite, todos
hallados en la zona 3; una hoja de cuchillo de procedencia francesa; un freno de
caballo; un herraje de estilo francés.

Durante julio-octubre de 2009 se realizaron excavaciones en el jardín de la casa,


zona 1. Sobre la base de la geodetección practicada por Trench y Romanelli (2005-2006),
se abrió la cuadrícula IV que abarcó 25 m2. En esta superficie se excavaron (hasta esta
presentación) los sectores 10, 21, 22, 23 y 25. Se obtuvo un registro arqueológico de
varios conjuntos: vidrio, metal, cerámica-loza y fauna. Estos materiales se encuentran
en estudio en el Laboratorio del PROARHEP, UNLu. Sin embargo, se puede señalar
que se hallaron objetos de vidrio (fragmentos de botellas de bebidas alcohólicas), que
brindan cronología del siglo XIX y del XX. También algunas monedas de 10 centavos
correspondientes a las primeras décadas del siglo XX. Otros materiales corresponderían
a huesos de vacunos cortados con sierra manual.
Por otra parte, se procedió, con la colaboración de los Bomberos Voluntarios de la
Ciudad de Luján, a la limpieza de los primeros 0,15 m del fondo del aljibe, ubicado en el
jardín de la Casa de los Ameghino (zona 1). Los hallazgos del pozo brindaron materiales
de la segunda mitad del siglo XX, como botellas vítreas de Coca Cola, vino, fragmentos
de ladrillos, etc. también un candado, una cerradura y fragmentos de varilla de hierro
de 8 mm. Es objetivo de esta nueva etapa del proyecto el proceder a la extracción de
sedimentos que subyacen al conjunto de hallazgos del fondo del aljibe con la finalidad de

3
“El antecedente de la pizarra fue una tablilla con un reborde para cubrir la superficie con cera
oscura (cera y hollín). Para escribir sobre ella se utilizaba un punzón metálico o de madera puntia-
gudo con una extremidad plana para alisar y volver a escribir. Primero se enseñaba el nombre de
la letra y luego su forma por escrito. Este soporte fue utilizado en la Antigua Grecia (Siglo II a.C.) y
se expandió su uso con los romanos. La tablilla encerada, luego convertida en pizarra, acompañó
las tradiciones medievales del mercader para aprender a leer-contar y del monje para leer-copiar.
Recorrió un largo camino hasta ser utilizada para la enseñanza de la lectura, la escritura y el cál-
culo como saberes elementales dentro del ámbito escolar. Los distintos soportes y los instrumentos
para escribir condicionan el tipo de escritura. En primer lugar por que opone resistencias distintas
al instrumento que traza las letras y porque la textura de la materia (lisa o rugosa, dura o blanda)
y su color mismo obligan a la mano a moverse de manera agresiva o acariciante. Por otro lado, la
escritura sobre la pizarra es tan efímera como la oralidad. Una vez que es completado su espacio
hay que proceder a borrarlo por lo que no permite relecturas o reflexiones sobre lo escrito. A fines
del siglo XIX el uso de la pizarrita comenzó a ser criticado por razones de higiene y por los beneficios
didácticos para aprender a escribir que los cuadernos brindaban. Pero la producción de papel para
cuadernos no se realizaba en la Argentina por lo que sus costos eran altos para ser utilizados para
la primera enseñanza.” (Linares 2005: 1 y 2).
Ramos M. et al - Recientes estudios en “la casa de los Ameguino”, Luján 95

comprobar si se encuentra más material arqueológico, que eventualmente permitiría más


fechados, probablemente vinculados a la “historia” del pozo.

Perspectivas para la continuidad de la investigación. Algunas conclusiones

Para un mejor conocimiento de la casa y de la vida cotidiana de sus ocupantes, en el


sitio CA1 se deben:

1) precisar zonas de eventuales estructuras enterradas con la colaboración de


detectores de metales (ya utilizados en las zonas 1 y 3 del terreno) y electro
magnetómetros provistos por otros colaboradores del proyecto (Dr. Romanelli e Ing.
Trench);
2) continuar con algunos sondeos y excavaciones en extensión (como la cuadrícula
IV, en el jardín) en relación con estructuras de desperdicios, constructivas y otras;
3) estudiar todos los materiales hallados y realizar sobre muestras de ellos análisis
de laboratorio;
4) confrontar la información provista por los documentos escritos con aquella que
proviene del registro arqueológico.
En relación con los datos del registro arqueológico y la información documental
podemos plantear algunas conclusiones y reflexiones generales:

1. la Casa de los Ameghino fue habitada desde la segunda mitad del siglo XIX hasta
avanzado el siglo XX; la familia Ameghino vivió allí por espacio de unos 10 años;
2. es probable que parte de los objetos recuperados en las excavaciones y sondeos
hayan sido artefactos utilizados por miembros de la familia Ameghino, como
cueros, latas, pizarras de escuela, crayones, fauna consumida, botellas de vidrio,
etc.
3. la casa de los Ameghino fue habitada, posteriormente al período de 10 años, por
otras personas, quizás por otros grupos familiares que también dejaron objetos
similares. Si bien, resulta difícil separar los objetos que usara la familia Ameghino
de otros que habitaron la casa con posterioridad, también es importante conocer
como era la vida cotidiana de una familia de clase media baja, como la de los
Ameghino, a mediados del siglo XIX en el área de Luján.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:97-112 ISSN 1852-8554

CASA FERNÁNDEZ BLANCO:


ASPECTOS SOCIALES DE SUS OCUPANTES

Mariano Ramos1, Matilde Lanza2,


Fabián Bognanni3, Odlanyer Hernández de Lara4,
Verónica Helfer2, Romina Senesi2 y Jimena Clavijo2
Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Los estudios realizados en el sitio denominado Casa Fernández Blanco (Ciudad de Buenos Aires), lugar donde
habitó la familia Fernández Blanco y luego su hijo Isaac desde la segunda mitad del siglo XIX hasta el principios
del siglo XX se iniciaron en el año 2000. En el sitio desarrollamos tareas de prospección y relevamiento en la casa,
patios, cisterna, pasadizos subterráneos y otras estructuras de fines del siglo XIX y principios del XX. Además de
recolecciones de superficie, sondeos y excavaciones en los terrenos del fondo de la casa. Se obtuvo información
del contexto histórico y actividades cotidianas de la familia a partir de las investigaciones de archivo. En este
trabajo presentamos los avances logrados recientemente como resultado de los estudios de laboratorio y gabinete
de varios conjuntos que componen el registro arqueológico (fauna, loza, cerámica, metal, vidrio, etc.) y discutimos
algunas cuestiones de carácter social referidas a sus habitantes.
Palabras claves: Sitio histórico, excavaciones, registro arqueológico, documentos escritos, aspectos sociales

Abstract
Studies in the place called Casa Fernández Blanco (Buenos Aires city) where the family lived Fernández Blanco
and his son Isaac since the second half of the nineteenth century to the early twentieth century began in 2000.
On the site develop prospecting and survey in the house, patios, water tank, underground passages and other
structures of the late nineteenth and early twentieth centuries. In addition to surface collections, surveys and
excavations in the grounds behind the house. Information was obtained on the historical and everyday family
activities on the basis of archival research.
This paper present the progress and results of laboratory and imaging studies of the archaeological record (animal
bones, ceramic, metal, glass, etc.) and discuss some social issues relating to its inhabitants.
Keywords: Historic site, excavations, archaeological record, written documents, social aspects

Introducción

En el año 2000 iniciamos estudios Arqueología histórica en “Casa Fernández Blanco”


(sitio CFB), inmueble ubicado en la actual calle Hipólito Yrigoyen 1418 y 1420 (antigua
calle de la Victoria hasta 1946) en ciudad de Buenos Aires. La actividad comenzó cuando
la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dio aviso
al Centro de Arqueología Urbana (CAU) del Instituto de Arte Americano e Investigaciones
Estéticas Mario Buschiazzo (IAA) de la UBA, acerca de la posibilidad de realizar estudios

1
Director PROARHEP (Departamento de Ciencias Sociales, UNLu). CIAFIC-CONICET.
2
PROARHEP (Departamento de Ciencias Sociales, UNLu).
3
PROARHEP (Departamento de Ciencias Sociales, UNLu). CONICET.
4
Cuba Arqueológica. PROARHEP (Departamento de Ciencias Sociales, UNLu).
[email protected]
98 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:97-112

arqueológicos en la casa de quien fuera el creador del museo “Isaac Fernández Blanco”.
El CAU, dirigido por Daniel Schávelzon ofreció a Ramos, quien se desempeñaba dentro
del IAA, desarrollar estudios en el terreno y en las construcciones, contando con la
colaboración del arquitecto Guillermo Páez.
En el predio que ocupa el inmueble habitó la familia Fernández Blanco desde mediados
del siglo XIX hasta la década de 1920. La construcción actual, que no se corresponde
con la original, estaría fechada entre 1901 y 1906, según la información consultada en
el Catastro del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. A fines del siglo XX la vivienda
funcionó como oficina del Estado de Capital Federal y en la actualidad como casa-museo
del Gobierno de la Ciudad.
En el sitio CFB desarrollamos tareas de prospección y relevamiento de varios tipos
de estructuras como la casa, los patios, una cisterna, pasadizos subterráneos que van
desde una entrada hasta las habitaciones de servicio ubicadas en los fondos; un cantero
de ladrillos de fines del siglo XIX y principios del XX, etc. Asimismo llevamos a cabo
recolecciones de superficie, sondeos y excavaciones en los terrenos del fondo de la casa.
Por otra parte, avanzamos en investigaciones de archivo que nos permitieron obtener
información directa e indirecta del mencionado período en la ciudad de Buenos Aires, así
como algunos datos de las actividades cotidianas de la familia.
En este trabajo presentamos los avances logrados recientemente como resultado
de los estudios de gabinete de varios conjuntos que componen el registro arqueológico
(fauna, loza, cerámica, metal, vidrio, etc.) y discutimos algunas cuestiones de carácter
social referidas a los habitantes de la “Casa Fernández Blanco”.

Datos históricos de la edificación

El predio donde se ubica actualmente la vivienda perteneció a la familia Fernández


Blanco, donde tenían una casa de tipo colonial. Hacia 1860 crecía en el límite oeste de la
ciudad un importante agrupamiento de chacras y casas quinta de familias acomodadas
según los registros de las parroquias de Monserrat y La Piedad; y seguramente los
Fernández Blanco se hallaban establecidos en la zona desde, por lo menos, ese
momento. En la década de 1880 Isaac Fernández Blanco compra la casa contigua a
la de sus padres (Hipólito Yrigoyen 1418) y, en los años siguientes, realiza una serie
de remodelaciones a la casa paterna que aún mantenía un desarrollo de planta de tipo
colonial hasta transformarla en una mansión neorrenacentista que tenía un ala principal
de 26 ambientes, patios, cocina con dependencias de servicio, pasillos subterráneos y
una cisterna (Pieres 1992; Lanza 2008; Lanza et al. 2009).
A fines del siglo XIX comienza el reemplazo del antiguo sistema de aguas de la ciudad
de Buenos Aires por otro de agua corriente y cloacas dentro de un plan de obras públicas
llevado a cabo por Obras Sanitarias de la Nación. A partir de 1874 comienza a construirse
la red de aguas corrientes y cloacales de acuerdo al proyecto del ingeniero Bateman
(Troncoso 1983), sistema que reemplazaba aquellas estructuras que pudieran generar
focos de infección. En la CFB funcionaban, hasta la instalación del nuevo sistema, una
cisterna, un albañal y un pozo ciego, los que en determinado momento de fines del siglo
XIX quedarían cegados (Ramos 2001; Lanza 2008; Lanza et al. 2009).
En 1921 Isaac Fernández Blanco convierte su casa en el primer museo privado de la
Argentina y, en 1922, se realiza una venta simbólica del edificio junto a la totalidad de
su colección a la comuna de la ciudad de Buenos Aires con la condición de que el museo
Ramos M. et al - Casa Fernández Blanco: aspectos sociales de sus ocupantes 99

llevase su nombre. El Museo Isaac Fernández Blanco funcionó en este lugar hasta 1943
cuando un decreto Municipal determinó que las colecciones se trasladaran al Museo
Colonial (Tudisco 1998; Lanza et al. 2009). La casa de Hipólito Yrigoyen 1418/1420 pasó
a funcionar como Dependencia Municipal hasta fines del siglo XX.

Fig. 1. Frente de la Casa Fernández Blanco en el año 2000 (a). Banco de mármol en
el patio (b). Vitraux y detalles del interior de la casa (c).

Estudios realizados y características del registro arqueológico

Durante el año 2000 comenzamos los trabajos arqueológicos en la CFB (Ramos 2000,
2001). Estas tareas abarcaron prospecciones, sondeos, relevamientos de estructuras
y el planteo de dos cuadrículas de excavación (I y II) en los terrenos del fondo de la
casa. Los hallazgos de la cuadrícula I, de 1,00 m2, correspondieron a materiales vítreos
y faunísticos de ocupaciones del siglo XX y no fueron significativos en relación con
ocupaciones anteriores a ese siglo.
En el terreno del fondo de la casa se planteó y excavó la cuadrícula II (3 metros de ancho
por 8 metros de largo) con una superficie de excavación de 24 m2, resultado de una serie
de ampliaciones determinadas por la relevancia del registro arqueológico hallado. En esa
cuadrícula se recuperaron más de 5000 objetos junto a materiales de construcción como
100 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:97-112

fragmentos de ladrillos, baldosas y tejas. Debido al hallazgo de estructuras constructivas


y a otras construcciones, se alcanzó una profundidad que varía entre los 0,30 m y los
1,20 m. En ese lugar se hallaron sectores de paredes, restos de pisos de ladrillos del
patio, un pozo ciego, un albañal, un arco de ladrillos y otras estructuras de soporte
(Ramos 2000).

Fig. 2. Planta de excavación de la cuadrícula II. Dibujo del Arquitecto Adrián Gianotti (a).
Foto de la excavación en estado avanzado con estructuras expuestas (partes de patios, arco,
albañal, pozo ciego, restos de muros) y lugares de relleno (b).

En los fondos del terreno existían veredas y áreas de patios con suelo de material,
los que debieron ser picados con maza y cortafierro para acceder al registro arqueológico
subyacente, el que quedó incluido en la cuadrícula II. A partir de estas tareas, se excavó
por niveles antrópicos. Así se descubrieron sectores de paredes discontinuas debido
a que la mayoría de ellas se encontraban transformadas por obras de remodelación
constructiva realizadas con posterioridad a las construcciones originales. Las paredes
halladas están constituidas por ladrillos de 0,30 m de largo por 0,14 m de ancho y 0,05
m de espesor, encontrándose algunos ladrillos de 0,38 m de largo por 0,18 o 0,19 m
de ancho y de 0,04 m de espesor. Asimismo, se localizaron una estructura de ladrillos
que funcionaba como albañal y un pozo ciego con su bovedilla en perfecto estado. El
albañal estaba construido con medios ladrillos de 0,30 m de largo por 0,15 m de ancho
y 0,05 m de espesor; presentaba un piso de baldosas francesas amarillas en su interior.
La función de esta estructura era la de llevar aguas servidas provenientes de baños,
Ramos M. et al - Casa Fernández Blanco: aspectos sociales de sus ocupantes 101

cocinas y lavaderos hacia el pozo ciego, que tiene sección circular y se ubica casi en
contacto con la pared del fondo del terreno. Este pozo tiene 1,20 m de ancho por 5,50
m de profundidad con algo de relleno en su interior producido por algunos derrumbes
menores de pared de tierra, lo que hace suponer que contaba con mayor profundidad
original. Presentaba una bovedilla sellada con cal y polvo de ladrillo, la que fue abierta
parcialmente para examinar su interior (Ramos 2001).
Los hallazgos de la cuadrícula II (Figura 3) se ubicaron en los espacios dispuestos entre
las estructuras. Entre los objetos recuperados habían restos faunísticos, fragmentos de
vidrio de botellas de ginebra de sección cuadrangular y de botellas de sección circular, una
pequeña botella de vino tinto, fragmentos de vidrio plano transparente de poco espesor
(2 mm), fragmentos de loza, un hornillo de pipa de caolín, la base de un contenedor de
gres cerámico de cerveza escocesa (de Glasgow), pizarra, cuero, botones y metal (Ramos
2001).

Fig. 3. Tipos y cantidades de hallazgos de la cuadrícula II

Los materiales cerámicos

El estudio del material cerámico del sitio se realizó con una muestra total de 895
fragmentos, que permitió determinar once tipos. A esto se suman los materiales
constructivos, unificados en la Tabla 1, que incluyen al menos siete tipos distintos.
Las lozas constituyen la mayor representación dentro del conjunto, con una ligera
preponderancia de Whiteware, lo que es común en el siglo XIX, cuando comienza a
reemplazar a la Pearlware paulatinamente. No obstante, esta última también está
altamente representada, cuestión que puede indicar la ubicación cronológica del contexto
probablemente hacia la mitad del siglo XIX, teniendo en cuenta que la vajilla usualmente
102 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:97-112

era descartada con la rotura, aún en los hogares más acaudalados. Las excavaciones
en la ciudad muestran la complejidad entre status, capacidad de consumo y productos,
pues “incluso familias de altos recursos usaban juegos de platos que mezclaban marcas
o coloración de vidriado, en tanto y en cuanto mantuvieran el mismo tema decorativo”
(Schávelzon 2000: 160).

FRAGMENTOS
TIPO CERÁMICO Cantidad Porcentaje
Gres 16 1,78%
Caolín 16 1,78%
Azulejos 10 1,11%
Whiteware 322 36,01%
Pearlware 237 26,52%
Ironstone 13 1,46%
Porcelana 31 3,47%
Loza crema/amarilla 22 2,46%
Materiales constructivos 175 19,58
Cerámica de pasta roja 39 4,37%
El Morrro 7 0,78%
Indeterminados 6 0,68%
TOTAL 894 100,00%
Tabla 1. Tipos de fragmentos cerámicos analizados con sus valores
absolutos y relativos.

Un tipo del que se identificaron varios fragmentos, fue el Ironstone, loza de origen
inglés que surgió de la imitación a la porcelana china, y que suele aparecer como Ironstone
China a partir de la segunda década del siglo XIX, aunque el tipo sin decoración, al que
corresponde la muestra estudiada, es común entre 1840 y 1930.
Por otra parte, la porcelana corresponde en su mayoría a vajillas de diferentes formas,
apareciendo también tres muestras de porcelana industrial, dos de ellas utilizadas para
electricidad y la restante de una cañería. Un aspecto a destacar es la presencia de cuatro
fragmentos -al menos de dos pequeñas vasijas- que parecen corresponder a juguetes,
lo que indicaría la posible presencia de niños en el inmueble. Esta expectativa podría
corroborarse con un estudio más profundo de los documentos escritos; no obstante
se conoce que Isaac Fernández Blanco tuvo una hija, a quien probablemente hayan
correspondido los juguetes. El hallazgo de juguetes de porcelana es habitual en la ciudad
de Buenos Aires, especialmente de muñecas, aunque en pequeñas cantidades.
Otros tipos cerámicos están representados en mayor o menos medida, destacándose
el gres -con variedad de fragmentos de diversos contenedores de cerveza y ginebra-, una
loza amarillenta del siglo XX y algunos fragmentos de El Morro, con una cronología más
tardía de la establecida, hacia la primera mitad del XIX.
Uno de los materiales escasamente representados corresponde al tipo Greyware,
cerámica tradicional española muy poco común en el área rioplatense. En Buenos
Aires se ha encontrado en contextos de viviendas de familias de alto poder adquisitivo
Ramos M. et al - Casa Fernández Blanco: aspectos sociales de sus ocupantes 103

(Schávelzon 2001) y se ha ubicado cronológicamente entre 1750 y 1850 (Deagan 1987).


El caso que nos ocupa corresponde a un fragmento de un asa que parece estar asociado
a un cántaro, forma cerámica común en Buenos Aires.
Además se halla una muestra significativa, desde el punto de vista cualitativo, de
caolín, compuesta por cinco cazoletas y once cañas de pipas para fumar tabaco en
mayor o menor grado de integridad (figura 4.a). Nueve de las piezas presentan marca de
fabricante, ya sea en la cazoleta, el tacón o la caña, especialmente en esa última parte,
donde aparecen seis marcas. Cuatro de ellas son de origen francés, de la ciudad de St.
Omer, donde se identificaron dos fabricantes: Constant Dumeril (ca. 1844-1885) y Louis
Fiolet (1765-1921). Se identificó también una pieza de origen escocés, del fabricante
McDougall de Glasgow (1847-1965).
Por otra parte, los materiales constructivos están compuestos por gran cantidad de
fragmentos de ladrillos, varios tipos de baldosas -algunas de ellas de origen francés-,
tejas francesas, fragmentos de mármol -uno de ellos parece corresponder al borde de un
escalón-, de caños de cerámica con vidriado interno de aguas de albañales y azulejos.
Siete de los diez fragmentos de azulejos encontrados pudieron catalogarse como de origen
francés, de la ciudad de Desvre, Pais de Calais, fechados para mediados del siglo XIX,
azulejos que fueron muy comunes en el área del Río de la Plata.

Fig. 4. Conjunto cerámico: pipas de caolín (a) y fragmentos de loza (b).


104 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:97-112

Los vidrios

Los vidrios recolectados en sitios arqueológicos generalmente se presentan


fragmentados, sus posibilidades de identificación aumentan con la inclusión de zonas
diagnósticas y el grado de conocimiento de los procesos de fabricación de envases de
distintos siglos. Esto permite establecer una cronología aproximada de fabricación pero
no necesariamente estaría indicando el momento de su uso. Sabemos que en siglos
anteriores, cuando la producción de envases no era masiva, el proceso de reciclado fue
común, incluso en la actualidad los objetos de vidrios que contenían diferentes bebidas
son redefinidos culturalmente y puestos en uso.
En CFB se hallaron fragmentos de vidrios y una botella completa de vino de fines del
siglo XIX, que mide 230 mm de altura por 63 mm de diámetro (Figura 5.a). Los primeros
pertenecen a botellas de sección circular y de ginebra de sección cuadrangular del siglo
XIX (Figura 5.b). Para realizar el análisis se dispuso de material comparativo adecuado,
como así también de obras generales sobre el tema. Se denominó identificable a todo
fragmento de vidrio que pudo asignarse a una determinada parte de un envase o a un tipo
de envase. Las zonas diagnósticas (picos, bases, cuellos y marcas) permitieron conocer a
través de sus caracteres el proceso de fabricación y la cronología de manufactura.

a. b.

5 cm

Fig. 5. Botella pequeña de vino tinto (a). Fragmentos de botellas de bebidas alcohólicas (b).

Los restos arqueofaunísticos

En el análisis zooarqueológico del conjunto faunístico nos basamos en los conceptos


y criterios comúnmente utilizados en la arqueología para los análisis de fauna en sitios
Ramos M. et al - Casa Fernández Blanco: aspectos sociales de sus ocupantes 105

prehistóricos (Chaix L. y Meniel P. 2005; Grayson 1984; Binford 1981; Davis 1989;
Mengoni Goñalons 1988, 1999; Lyman 1994) e históricos (Landon 1996; Silveira 1995,
1996). En CFB se examinaron un total de 2164 restos óseos (enteros, fragmentados,
fragmentos y astillas); estos representan el 43% del total de los vestigios arqueológicos
hallados en la cuadrícula II (Lanza 2006; Lanza 2008; Lanza et al.2009). De este
conjunto arqueofaunístico se han podido reconocer a diferentes niveles taxonómicos
(Tabla 2) un total de 1090 especímenes óseos (51%), mientras que los restantes 1074
(49%) debido a su tamaño (< 5cm) y por no presentar ninguna zona diagnóstica, no han
podido ser reconocidos ni anatómica ni taxonómicamente, quedando como fragmentos
indeterminados o no reconocidos. Dentro del grupo de los Mammalia indeterminados
hemos diferenciado de acuerdo al tamaño en mamíferos grande (porte de caballo o
vacuno) un 71% (N = 542), mediano (porte de ovino o perro) un 28% (N = 214) y chico
(porte de peludo o roedor pequeño) con un 1% (N = 4).
Los restos óseos exhiben un alto grado de fragmentación (88%) y una considerable
cantidad de fragmentos indeterminados menores a 5 cm. Probablemente por causa de
procesos postdeposicionales (pisoteo, peso de los sedimentos, meteorización, etc.) o por
actividades antrópicas. A pesar de ello los restos identificados presentan un buen estado
de preservación, siendo escasos los restos con algún tipo de meteorización, adherencias
de materiales y/o termoalteración.
Los taxones más representados son en primer lugar el ovino (Ovis aries y Mammalia
mediano) y le sigue en importancia el vacuno (Bos taurus y Mammalia grande). Ambos
animales para consumo alimenticio. Las partes esqueletarias presentes (del esqueleto
axial costillas y vértebras; del esqueleto apendicular escápulas) indican que el animal
fue aprovechado por partes. Las aves y los peces representan el 7% del total de la fauna
identificada: 5% de aves -59 especimenes óseos- y 2% de peces -24 especimenes óseos
(Lanza 2006; Lanza 2008). El taxón más abundante en el registro avifaunístico es Gallus
gallus (gallina, gallo y pollo), le siguen en frecuencia de representación Meleagris gallopavo
(pavo doméstico), Columba livia (paloma doméstica) y los restos óseos identificados como
lechuzas se han hecho a nivel familia (Strigidae, orden Strigiformes). Con respecto a
los peces los taxones identificados a nivel específico son Pimelodus maculatus (Bagre
amarillo), Pteredoras granulosus (Armado común), Micropogonias furnieri (Corvina rubia);
mientras a nivel de género hemos podido identificar Pimelodus sp. (Bagre) y Serrasalmus
sp. (piraña, palometa brava). Los armados, bagres y palometa identificados en el sitio son
especies muy comunes en las aguas del Río de la Plata, tanto en la actualidad como en el
pasado. En cambio la corvina es un pez marino pero que penetra en el estuario del Río de
la Plata en primavera hasta principios del verano (Ringuelet y Aramburu 1965).
También hemos identificado un espécimen (cráneo, ejemplar juvenil) de Lepus
capensis (liebre europea); especie que, introducida en la Argentina en el año 1888 en la
provincia de Santa Fe, rápidamente se extendió por todo el país (Navas 1987).
Entre los restos óseos se ha registrado una alta presencia de huesos con huellas (17%,
N = 361) y el tipo de huellas identificadas han sido de aserrado (sierra manual), de corte
(filo grande, probablemente hacha y filo fino, tal vez cuchillo), percusión y/o golpe y otras
indeterminadas (Figura 6). Estas se encuentran principalmente en los taxones Bos taurus,
Ovis aries, gallus gallus y Mammalia indeterminada (grande y mediana). Generalmente,
los elementos óseos que presentan las huellas son, en primer lugar costillas, vértebras
y escápulas y en segundo lugar huesos largos como fémur, tibia, húmero, entre otros
(Lanza 2006; Lanza 2008).
106 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:97-112

NISP
Taxones Nombre común NISP Huellas MNI
GÉNERO Y ESPECIE
Equus caballus Equino 1 - 1
Bos taurus Vacuno 46 28 3
Ovis aries Ovino 195 10 6
Canis familiaris Perro 1 - 1
Chaetophractus villosus Peludo 1 - 1
Lepus capensis Liebre europea 1 - 1
Gallus gallus Gallina/gallo/pollo 14 1 5
Meleagris gallopavo Pavo 10 - 1
Columba livia Paloma 3 - 1
Pimelodus maculatus Bagre amarillo 4 - 1
Pteredoras granulosus Armado común 2 - 2
Micropogonias furnieri Corvina rubia 2 - 1
Pimelodus sp. Bagre 2 - 2
Serrasalmus sp. Piraña, palometa brava 2 - 1
Rattus sp. Rata negra o rata parda 1 - 1
FAMILIA
Strigidae Lechuzas 2 - -
ORDEN
Rodentia Roedores 1 - -
CLASE
Ave Aves 30 - -
Pez Peces 12 - -
Mammalia indeterminados Mamíferos indet. 760 322 -
Subtotal Fragmentos reconocidos 1090 361
Subtotal Fragmentos no reconocidos 1074 -
TOTAL 2164 361

Tabla 2. Identificación taxonómica y cuantificación del conjunto arqueofaunístico.


Ramos M. et al - Casa Fernández Blanco: aspectos sociales de sus ocupantes 107

Fig. 6. Fémur (Gallus gallus) con huellas de corte en la epífisis, que indicarían actividades de desarticulación.
Detalle de las huellas con Lupa binocular 12,5 x (a). Húmero (Bos taurus) con huellas de corte con hacha (b).
Cúbito (Bos taurus) con huellas de aserrado producto de una sierra manual (c).

Conclusiones

Sobre la base de varios datos interpretamos que estaríamos frente a por lo menos
dos momentos constructivos: uno de ellos más cercano a fines del siglo XIX y principios
del siglo XX (con ladrillos de 0,30 m. por 0,14 m. de ancho) y otro anterior en el que
se utilizaron ladrillos más grandes. Asimismo, la cronología del sitio puede estimarse
en la segunda mitad del siglo XIX, a partir de algunos objetos del registro arqueológico
que permitieron establecer una datación relativa, como la pequeña botella de vino y los
fragmentos de vidrio de botellas de sección circular y de botellas de ginebra de sección
cuadrangular, todos del siglo XIX. Además, varios fragmentos de cerámica de diferentes
tipos de vajilla brindan una cronología predominantemente del siglo XIX, pues también
se hallaron algunos fragmentos de loza del siglo XX. Otro dato que estaría indicando
una probable cronología del sitio en la segunda mitad del siglo XIX sería la información
documental que indica que en la ciudad de Buenos Aires se reemplazó el antiguo sistema
de aguas por uno de agua corriente y cloacas (Troncoso 1983).
Los restos arqueológicos de la cuadrícula II no fueron hallados en un pozo de basura
o estructura de descarte de residuos. Se trataría más bien de un relleno compuesto
por desperdicios descartados en otro lugar del terreno, y que fueron llevados hasta allí
cuando se hicieron las remodelaciones de la casa y principalmente la instalación del
nuevo sistema de aguas. No es posible, por el momento, afirmar de dónde provienen los
restos utilizados para el relleno, pero no se descarta la posibilidad que sean parte de un
pozo de basura que probablemente funcionaba en la misma casa o en lo que fuera la
primera casa de los padres de Isaac Fernández Blanco. Pero lo que sí se puede aseverar
108 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:97-112

que los restos de basura corresponden al siglo XIX.


La presencia de la mayoría de los animales identificados sería producto del consumo
alimenticio, a excepción de algunos que no serían parte de la dieta (caballo, rata, perro
y gallo). Por lo tanto, parte de las especies podrían haber sido descartadas como basura
producto del consumo alimenticio. Por otra lado, las partes esqueletarias halladas
(costillas y vértebras) y los tipos de huellas (aserrado) más comunes registrados en Bos
taurus y mamíferos indeterminados grandes estarían indicando cortes de carnicería
(principalmente el costillar con vértebra) comúnmente utilizados a partir de la segunda
mitad del siglo XIX en la Ciudad de Buenos Aires según los datos obtenidos de los
documentos escritos. A partir de la segunda mitad del siglo XIX comienza a utilizarse
la sierra manual para los cortes y hasta mediados de ese siglo se utilizaba el hacha y el
animal era cortado en cuartos (Lanza 2006; Lanza 2008; Silveira 2003). Como ya se ha
mencionado para el registro arqueológico en general; en el caso de los restos faunísticos
tenemos el mismo panorama. No podemos asegurar con certeza de donde provienen estos
restos utilizados para el relleno, pero sin ninguna duda podemos afirmar es que son
desechos que componían la alimentación humana del siglo XIX dentro de un contexto
social particular (Lanza 2008).
La información de las fuentes históricas (documentos escritos y visuales) nos confirma
que los animales identificados en CFB eran para el consumo alimenticio y que la mayoría
podía obtenerse en el Mercado de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, ¿que nos
puede decir el consumo de estos tipos de animales respecto a aspectos sociales?, ¿tenían
acceso a estos animales todos los grupos sociales de la ciudad de Buenos Aires? o ¿había
una diferencia de acceso según su status socioeconómico?
El status socioeconómico debería reflejarse en el acceso a los recursos alimenticios
(Crabtree 1990). Son varios los datos faunísticos que podrían indicar diferencias en
el status social y que además tengan visibilidad arqueológica; entre ellos tenemos el
rango y las frecuencias de especies consumidas y en frecuencias de partes esqueletarias
(Crabtree 1990, Huelsbeck 1991). Un escritor argentino que vivió durante el siglo XIX en
Buenos Aires y buen conocedor de las costumbres y hábitos, Lucio V. Mansilla en sus
Memorias describe como se compone un menú en una casa de familia acomodada: “…
carne de vaca, de chancho, de carnero, lechones, corderitos, conejos, mulitas y peludos;
carne con cuero y matambre arrollado; gallinas y pollos, patos caseros y silvestres,
gansos, gallinetas y pavas, perdices, chorlitos y becasinas, pichones de lechuza y de loro
(¡bocado de cardenal!); huevos de gallina naturalmente y los finísimos de perdiz y terutera;
pescados desde el pacú, que ya nos se ve, hasta el pejerrey, y el sábalo no hay que
hablar” (Mansilla 1966). Como se puede apreciar hay una gran variedad de animales
que suelen consumir las familias de status alto. Es decir, las frecuencias de especies
consumidas y su diversidad podría ser considerara como un indicador válido de status
social, podríamos decir que la diversidad de especies halladas en CFB (Tabla 2) se debería
a su status social que les permitió acceder a esa variedad y diversidad de animales.
Podríamos considerar que probablemente los restos faunísticos pertenecerían a desechos
de basura de los miembros de la casa, ya sea Isaac Fernández Blanco o sus padres, ya
que estarían reflejando un status social acomodado como ostentaba la familia Fernández
Blanco y sus miembros en el contexto sociocultural de Buenos Aires del siglo XIX.
En CFB se han recuperado una gran variedad de vestigios como pipas de caolín,
varios tipos de vajilla y otros recipientes domésticos tanto de porcelana como de distintos
tipos de loza, botellas de vidrio de vino, etc. Existe información arqueológica y datos de
Ramos M. et al - Casa Fernández Blanco: aspectos sociales de sus ocupantes 109

los documentos escritos acerca de que las clases pudientes de Buenos Aires en el siglo
XIX contaban con abundantes y variados enseres tanto para la cocina como para servir
la comida en la mesa (Silveira 2005), lo que se observa en los hallazgos de CFB y algunos
tipos de cerámica identificados podrían ser propiedad de miembros de la sociedad con
altos ingresos y posición social privilegiada en la Buenos Aires del siglo XIX (Schávelzon
y Silveira 1998).
La alta fragmentación del material cerámico -ninguna pieza se recuperó entera-
también hace pensar en la posible remoción de rellenos como consecuencias de
los trabajos constructivos que se realizaron en la casa a finales del siglo XIX. Por
otra parte, las marcas de fábrica presentes han permitido determinar la procedencia
predominantemente europea, con escasa presencia de materiales que podrían ser de
fabricación nacional, que se corresponderían con algunos materiales constructivos y, tal
vez, fragmentos de cerámica utilitaria.
La procedencia de la muestra cerámica, así como algunos de los tipos identificados
-como el greyware, la porcelana y las pipas de fumar-, podrían indicar su pertenencia
a una familia acaudalada con acceso a productos de importación que en algunos casos
son muy escasos en la basura de los inmuebles porteños. Además, la aparición de
juguetes de porcelana parece corresponderse con la presencia de niños en el lugar, que
se corroboraría con la información documental.

Fig. 7. Los túneles o pasadizos y las escaleras para su acceso de la Casa Fernández Blanco
(fotos de los años 2000 y 2001).
110 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:97-112

Finalmente, respecto a la casa, debemos señalar que el caño maestro o principal debía
transitar por el medio de la construcción, desde la calle hasta los fondos del terreno,
pero para que ese caño recorriera el circuito se debían instalar las bocas de inspección
reglamentarias ubicadas a una distancia específica, los pisos deberían haber sido
levantados en varios lugares siguiendo líneas rectas interrumpidas por la apertura de
pozos cuadrados para la instalación de las bocas de inspección. Sin embargo el ingeniero
que se hace cargo de la obra de la casa le permite al dueño solucionar dos “problemas” al
mismo tiempo al realizar: 1) la instalación de todo el sistema de aguas sin perjudicar los
pisos que tenía la casa –importados desde Europa-, al pasar los caños por la pared lateral
de un pasadizo subterráneo; 2) la construcción de un pasadizo subterráneo (Figura 7)
por el que transitan personas de la servidumbre que se dirigían hacia las habitaciones
ubicadas en los fondos del terreno o hacia la cocina y/o despensa de la casa.
Con esta posibilidad de ingreso subterráneo se impide que caños y personas de la
servidumbre puedan ser vistos por personas de una clase pretendidamente superior. Es
decir que aquellas personas, indeseables para los habitantes de la casa o para eventuales
visitas, son evitadas al realizarse esa construcción subterránea, que también tiene en sus
paredes laterales -izquierdas- las bocas de inspección sanitarias obligatorias en una obra
de esta índole.
Así, los de arriba transitan por arriba y pueden ser vistos, y los de abajo transitan por
abajo y se puede evitar su presencia.

Bibliografía

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CASTILLO DE SAN SEVERINO: RETROSPECTIVA Y ANÁLISIS


HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICO DE ESPACIOS OMITIDOS EN UNA
FORTALEZA MILITAR CUBANA

Hernández de Lara, Odlanyer1


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
El Castillo de San Severino, ubicado en las afueras de la ciudad de Matanzas, Cuba, es el único testigo inmueble
de la fundación de la urbe en octubre de 1693. Con un panorama histórico de la evolución de esta fortaleza
permanente abaluartada se realiza un recuento de las excavaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en
los últimos 20 años. Se tratan los resultados de las labores arqueológicas efectuadas en el inmueble entre 2005
y 2006 con motivo de su restauración, destacando la implementación de la Arqueología de la Arquitectura y la
limpieza de la Plataforma de San Juan. Teniendo en cuenta la información histórica disponible y las evidencias
arqueológicas, se plantean algunas hipótesis acerca de la cronología de uno de los contextos excavados y la
probable ubicación de un espacio de la fortaleza que puede llegar a brindar un cúmulo importante de información
de la vida cotidiana en San Severino en las primeras décadas de ocupación.

Abstract
The Castle of San Severino, located in the outskirts of the city of Matanzas, Cuba, is the only building witness of
the foundation of the metropolis in October, 1693. With a historical panorama of the evolution of this permanent
fortress with bastions it is realizes an inventory of the archaeological digs that have been carried out in the
last 20 years. There talk each other the results of the archaeological works carried out in the building between
2005 and 2006 owing to his restoration, emphasizing the implementation of the Archaeology of the Architecture
and the cleanliness of the Platform of Saint John. Bearing in mind the historical available information and the
archaeological evidences, some hypotheses appear about the chronology of one of the excavated contexts and the
probable place of a space of the fortress that can offer an important heap of information of the daily life in San
Severino in the first decades of occupation.

Introducción

El Castillo de San Severino, devenido en sede del proyecto de la Unesco La Ruta


del Esclavo desde 1994, constituye el segundo inmueble de la ciudad de Matanzas que
incluye en su proyecto de restauración una intervención arqueológica. Este hecho no ha
sido valorado como se merece, ya que existía solo un caso precedente en la urbe, cuando
se realizaron los trabajos pertinentes para la recuperación de la batería El Morrillo veinte
años antes. Así, es preciso un reconocimiento explícito para que este tipo de acciones
pasen a ser parte del sentido común para quienes deciden, ya que, lamentablemente, no
todos los centros urbanos cubanos tienen la dicha y el apoyo intelectual y material de La
Habana Vieja, o los menos conocidos Cienfuegos, Trinidad y Camagüey.
La importancia del sistema defensivo de Matanzas desde el siglo XVIII y con mayor

1
Cuba Arqueológica (www.cubaarqueologica.org). Calle 135 No. 29808 e/ 298 y 300. Pueblo Nuevo,
Matanzas, Cuba. E-mail: [email protected]
114 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:113-118

envergadura desde principios del XIX, merece un estudio más profundo que abarque
diversas perspectivas investigativas que contribuyan al conocimiento de una historia no
tan divulgada que a la vez rescate espacios de memoria no sólo como exponentes aislados,
como son hoy los museos instituidos en San Severino y El Morrillo, sino más bien como
parte de lo que fueron: un sistema defensivo. No obstante, es meritoria la recuperación
sistemática que se lleva en este inmueble y la cabida a las investigaciones arqueológicas
que siguen aportando nuevas facetas de un espacio que tiene mucho que ofrecer.
En esta ocasión, se analizan nuevas evidencias documentales que han sido
comprobadas arqueológicamente, así como otras que faltan por ser indagadas como
consecuencia de lecturas historiográficas erróneas. Algunas notas históricas de la
fortaleza permitirán contextualizar las labores que se realizan y los precedentes en las
investigaciones arqueológicas permiten observar las directrices que se han seguido para
la localización de ciertos espacios omitidos en la historia de la fortaleza, de los cuales
algunos han salido a la luz y otros esperan ser encontrados.

Construcción y evolución de la fortaleza

En octubre de 1693 se funda la ciudad de San Carlos de Matanzas, aunque desde las
primeras décadas del mismo siglo XVII se solicitara la población y protección de la bahía
por sus condiciones naturales y la cercanía al puerto de La Habana. La proyección de la
ciudad estuvo acompañada de una fortaleza, teniendo en cuenta los antecedentes con
que contaba el lugar, especialmente la toma de la Flota de tornaviaje a España en 1628
de la mano del corsario holandés Piet Hein.
Con la fundación de la ciudad comienza la construcción del Castillo de San Severino,
fortaleza permanente abaluartada que jugaría el papel principal en la protección de la
rada matancera. Las labores constructivas en la fortaleza duraron hasta la década de
1740, aunque el grueso de los trabajos estaba completo en 1734. Sistemáticamente, se
fue creando un sistema defensivo en torno a la bahía compuesto, además, por el fuerte de
costa El Morrillo (1720), la batería San José de la Vigía (1748) y la batería de Peñas Altas
(1819) como principales exponentes.
Para 1762, con la toma de La Habana por los ingleses, San Severino es volado por
su comandante Antonio García Solís, provocando importantes daños en el inmueble, a
lo que le siguió un período de abandono que se extendió hasta 1772. Entre esta última
fecha y 1776 se realiza la reconstrucción de la fortaleza, aunque las labores constructivas
culminarían en la década siguiente.
El siglo XIX traería consigo cambios funcionales y transformaciones estructurales. El
Castillo se convierte en prisión, albergando a los vinculados a las rebeliones esclavas de
la primera mitad de la centuria y luego a los patriotas de las Guerras de Independencia.
El Castillo de San Severino es declarado Monumento Nacional en 1978, aunque no
es hasta 1986 que cesan sus funciones de prisión, para entrar en casi una década de
abandono que provocó grandes daños a su conservación. No es hasta 1994 que vuelve
a tomar vida al convertirse en la sede cubana del proyecto de la UNESCO la Ruta del
Esclavo.

La investigación histórico-arqueológica

El comienzo de los estudios arqueológicos en el Castillo de San Severino data de 1993,


Hernández de Lara O. - Castillo de San Severino: retrospectiva y análisis... 115

con las excavaciones dirigidas por Samuel Gerardo Paz y Julio A. Mendoza, aunque con
anterioridad se habían realizado algunas exploraciones y colectas de materiales. Este
proyecto se efectúa a la sazón de la conversión de la centenaria fortaleza en Museo de la
Ruta del Esclavo y en aras de su restauración (Mendoza 1994; Rodríguez et al., 2001).
Los trabajos realizados estuvieron encaminados a discernir algunos recintos del
castillo como la capilla y las letrinas fundamentalmente, lo que dio como resultado la
definición constructiva de algunas estructuras y un significativo monto de evidencias
materiales de la vida cotidiana de la guarnición fechados para el siglo XIX.
Guiándose por el plano de Mariano de La Rocque (1777), los investigadores localizaron
la letrina en las bovedillas bajo la rampa que conduce a la plaza de armas, donde se llevó
a cabo una excavación que quedó inconclusa, trabajándose solamente en la segunda
bóveda de izquierda a derecha, en la que se llegó hasta 1,70 m de profundidad. En el
lugar se encontró una estructura de vigas de madera asociada al apoyo del piso de la
letrina, divisándose un arco en la pared derecha como continuación de la letrina.
En 1998 los miembros del entonces grupo espeleológico Manuel Santos Parga,
dirigidos por Samuel Gerardo Paz, reanudan las excavaciones en la fortaleza. En ese
momento los trabajos tenían como objetivos la localización de la poterna, la continuación
de la excavación en la letrina y el estudio de un recinto tapiado desde el siglo XIX, aunque
este último no llegó a realizarse.
Siguiendo algunas anomalías que marcaba una prospección geofísica realizada
con anterioridad, los esfuerzos por localizar la poterna se dirigieron a la galería bajo el
baluarte de Santa Ana, donde no se lograron resultados satisfactorios. Por otra parte, se
trabajó nuevamente en el área de la letrina de la fortaleza, esta vez en la tercera bóveda.
El espacio fue excavado parcialmente, hallándose algunas evidencias materiales donde
se localizaron fragmentos de contenedores de gres, un proyectil de culebrina, botones
de hueso, un candado de forma cuadrada, una cuchara de bronce y abundantes restos
de comida. Los resultados de esta campaña aún están inéditos, conociéndose solo lo
publicado por la prensa local; del resto de las evidencias se desconoce su destino.
En el año 2003 Leivis Casa Ínsua retoma los trabajos de prospección, continuándose
la excavación de las letrinas. Estas tareas, culminadas por un grupo dirigido por Leonel
Pérez Orozco, produjeron un extraordinario cúmulo de evidencias que conforman hoy la
Sala de Arqueología del Castillo de San Severino junto a las piezas de las excavaciones
anteriores.
Fueron excavadas la segunda y tercera bóveda bajo la rampa, profundizándose hasta
el sedimento estéril que se encontró a los 4,40 m. Las labores se inclinaron hacia la
utilización del espacio excavado y su asociación con los posibles túneles de la fortaleza,
ya que en una de las paredes se halla un pequeño conducto de drenaje desde el centro de
la Plaza de Armas hasta la letrina.

Los espacios omitidos

Entre 2005 y 2006 se llevan a cabo otros trabajos a la par de las excavaciones antes
mencionadas, esta vez coordinadas por Odlanyer Hernández de Lara y Boris E. Rodríguez
Tápanes, con la colaboración de Silvia Hernández Godoy y el personal del Museo de la
Ruta del Esclavo. Las actividades estuvieron dirigidas a la limpieza y conservación de
distintas áreas del inmueble para lo cual era imprescindible la supervisión desde el punto
de vista arqueológico bajo la tentativa de un potencial hallazgo.
116 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:113-118

Las colisas de las piezas de artillería


Una de las labores de mayor importancia se realizó en la Plataforma de San Juan,
donde existía un relleno de tierra de aproximadamente 0,40 m de espesor y se había
creado una considerable capa vegetal. La limpieza de este espacio develó primeramente
la existencia de un pavimento de sillares del cual no se tenía referencia, en donde se
detectó un corte en los sillares que parece haber sido provocado por la construcción de
dos estructuras de forma semicircular. En este lugar se observaron algunos remanentes
de pavimentos y un apisonado de gravilla alrededor de una huella de poste al parecer
hecha posteriormente.
Entre las troneras de la plataforma, se encontraron huellas de las banquetas que
existieron en el lugar, que habían sido demolidas, y hacia el rediente una huella de poste
con restos de madera.
La información de los documentos escritos permitió determinar la correspondencia de
estos hallazgos con un nuevo sistema de artillería que se implementó en la fortaleza en
la segunda mitad del siglo XIX. Del año 1864 data el proyecto de insertar una pieza de
artillería del Sistema Elorza en el baluarte de San Antonio, para lo cual se construiría un
muro circular que aún existe. Posteriormente, en un plano anónimo de 1889 se ubican
dos piezas de artillería del mismo sistema en la Plataforma de San Juan.
Las estructuras halladas se corresponden con las colisas de las piezas del sistema
mencionado, aunque su ubicación no coincide con la planimetría. Existen referencias
fotográficas donde aparece claramente una de las armas en función en el siglo XX.
Por otra parte, las banquetas se localizan por última vez en el plano de Sebastián Díaz
fechado para 1827. La construcción de las estructuras para el entonces nuevo sistema
de artillería implicó la destrucción de ellas.

La plaza de armas y la división del penal


Otro de los lugares explorados fue la Plaza de Armas, lugar en el que durante las
excavaciones de 1994 se sacó a la luz la base del brocal original del aljibe. La utilización de
ese espacio por los prisioneros, como patio para tomar sol, pudo materializarse mediante
la localización de inscripciones grabadas en las baldosas donde se leen nombres y fechas
del siglo XX de los reos que albergara la antigua fortaleza.
Todavía hoy día se aprecian las huellas de postes de concreto sobre las baldosas del
patio, evidencia indiscutible de la presencia de un muro que dividió antaño el área. Esta
división se puede apreciar en la fotografía aérea de Paolo Gasparini de la segunda mitad
del siglo XX. Su función era la de separar a la población penal política de la común, lo
cual se puede constatar además por las inscripciones en las baldosas antes mencionadas,
donde se lee en una de ellas: PRESIDIO POLITICO 12-1-72. Se debe mencionar que las
inscripciones se hallaron solo en una parte del patio (Este), la cual correspondió, como
esta demuestra, a los presos políticos hasta fechas tan recientes como 1972.

Arqueología de la arquitectura
Uno de los trabajos más significativos fue la implementación de la Arqueología de la
Arquitectura en la fortaleza mediante un Taller organizado con especialistas del Gabinete
de Arqueología de la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana, develando algunas
incógnitas, hasta el momento, inéditas y otras documentadas por la historiografía.
Algunos momentos de la historia de San Severino parecen estar presentes en la lectura
de los paramentos, entre estos, cambios estructurales en la construcción de la fortaleza a
Hernández de Lara O. - Castillo de San Severino: retrospectiva y análisis... 117

fines del siglo XVII, la voladura cuando la toma de La Habana por los ingleses en el siglo
XVIII y modificaciones realizadas durante el XIX y el XX.
El hallazgo de un vano en la contraescarpa norte parece corresponderse al proyecto
de Herrera Sotomayor de dos puentes levadizos a ambos lados de la Plataforma, cuestión
que no se culminó. Por otra parte, en los muros de los baluartes se puede observar
lo desencajado de los sillares producto de la explosión y su posterior reconstrucción.
También se localizaron dos aberturas en la cortina entre los baluartes Santa Ana y
Nuestra Señora del Rosario, referenciados en la información documental como parte de
un proyecto de ventilación del almacén de pólvora a mediados del siglo XIX. En el muro
de la Plataforma hacia el foso, frente a la cara Este del baluarte de Santa Ana, se localizó
un área donde se conservan restos del mortero que parece haber cubierto parte de los
muros de la fortaleza, con presencia de falso despiece.

La “nueva” letrina
Un aspecto novedoso que aportó información completamente inédita para el Castillo
de San Severino fue el tratamiento informático de la información topográfica. La versión
digital del plano más antiguo que se conoce de la fortaleza, correspondiente al ingeniero
militar Antonio de Arredondo y fechado para 1734, constituyó una fuente de alto valor.
La primera referencia a este plano parece corresponde al historiador español Francisco
Castillo Meléndez (1986), cuando hace una descripción y reconstrucción gráfica que
marca el comienzo de una historia que se reproduciría con mayor o menor grado de
fidelidad, pero siempre repitiendo el mismo error. La numeración de las dependencias del
inmueble muestra la confusión. Castillo Meléndez identifica dos dependencias (números
1 y 2) en la entrada, hacia el baluarte de San Antonio. En este sentido menciona: “En
la contracortina donde se aloja la puerta principal, se construirán tres bóvedas y se
dividirán en dos partes desiguales. La mayor inmediata a la puerta, servirá de cuerpo de
guardia y la menor de prisión.” (Castillo, 1986: 354). Si bien menciona la construcción de
tres bóvedas, las simplifica a dos dependencias, donde aparece el error. La historiografía
local y nacional se hicieron eco de esta descripción sin tener en cuenta la cartografía
original, aún cuando se citaba y utilizaba gráficamente.
Un acercamiento en detalle al espacio mencionado permite observar la existencia de
tres dependencias en vez de dos. Pero lo llamativo de este tercer espacio es que, según la
leyenda del mapa, corresponde a la letrina, o sea, a la primera letrina de la fortaleza. Esto
parece corroborarse con la información histórica sobre el hundimiento de los pisos en ese
sector, por lo que a principios del siglo XIX se decide clausurar el lugar.
La primera referencia topográfica que ubica la dependencia clausurada data de 1827,
en el plano que firma Sebastián Díaz, cuestión que se repite en un plano de 1864.
Esta letrina parece haber estado en uso desde principios de la construcción de la
fortaleza hasta agosto de 1762, cuando San Severino es volado parcialmente antes de
ser atacado por los ingleses durante la toma de La Habana. Esto implicaría que en ese
espacio tapiado desde el siglo XIX deberían encontrarse las evidencias materiales de la
vida cotidiana más temprana de la fortaleza, en una inimaginable cápsula de tiempo.
Este espacio debe aportar un valioso patrimonio cognitivo en una futura intervención
arqueológica.

Comentarios finales
Los espacios omitidos en el Castillo de San Severino se han ido desvelando
118 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:113-118

paulatinamente, gracias a una labor sistemática de la investigación arqueológica, que no


solamente rescata sus valores históricos y patrimoniales para la sociedad moderna, sino
que también procura alternativas viables para la conservación del inmueble, de lo que
es un ejemplo clave las dos aberturas para la ventilación del otrora almacén de pólvora,
dependencia que en la actualidad todavía conserva una alta humedad, por lo que la
rehabilitación de estas dos aberturas podrían ser una posible solución.
Por otra parte, los hallazgos hasta el momento realizados aportan nuevos datos
empíricos que demuestran o rebaten la información histórica existente, tanto con
aspectos que no están registrados, como es el caso del vano para un segundo puente
levadizo que nunca se concretó, como con variabilidades en la práctica de las proyectos
constructivos, como es la ubicación de las colisas para las piezas de artillería en la
Plataforma de San Juan, donde se hallaron evidencias de lo que podrían ser tres colisas,
estando documentadas dos.
El estudio de la dependencia clausurada desde el siglo XIX parece indicar la presencia
de la letrina más temprana de la fortaleza, lo que conllevaría al hallazgo un valioso
patrimonio material de extraordinaria significación para el conocimiento de la vida
cotidiana en el Castillo de San Severino durante la primera mitad del siglo XVIII. Esta es
una labor que no debe postergarse mucho más.
Una de las incógnitas que quedan sin resolución es la localización de la poterna.
Varios investigadores han intentado cruzar este obstáculo sin resultados positivos, por
lo que se precisan nuevos estudios geofísicos y cartográficos, así como la profundización
en la documentación histórica disponible para esta empresa, que ha sido registrada al
menos en un presupuesto de obras donde se solicitan fondos para el arreglo del piso de
la poterna.
Estos resultados y propuestas futuras aportan un panorama más amplio de la historia
del Castillo de San Severino y por ende de la ciudad de Matanzas, que desde su fundación
vivió en estrecha relación con la fortaleza.

Agradecimientos

A Boris E. Rodríguez Tápanes, por el constante intercambio de ideas y proyectos en torno al


Castillo de San Severino. A Silvia T. Hernández Godoy por la colaboración en los trabajos. A Isabel
Hernández Campos y los trabajadores del Castillo de San Severino Museo de la Ruta del Esclavo
por la ayuda brindada todo el tiempo. A Roger Arrazcaeta, Adrián Labrada y Lisette Roura por la
enseñanza y los trabajos en conjunto con la Arqueología de la Arquitectura.

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ANÁLISIS DE DOS CONJUNTOS DEL SIGLO XVIII EXCAVADOS EN


EL SITIO BOLÍVAR 373, CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES

Flavia Zorzi, María Eugenia Crespo y Paula Godoy1

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
El objetivo de la presente comunicación es dar a conocer dos conjuntos muy amplios y
bien preservados de material arqueológico recuperados en dos unidades de depositación
en el sitio Bolívar 373 (C.A.B.A). Ambas unidades fueron fechadas para el siglo XVIII y son
muy similares entre sí. Los materiales mayormente representados son lozas Creamware,
mayólicas de Triana y de Alcora, cerámicas utilitarias vidriadas y no vidriadas, botellas y
vasos de vidrio soplado, etc. Uno de los puntos centrales del análisis es que se considera a
los conjuntos del siglo XVIII como representantes de un momento transicional en el proceso
hacia la industrialización moderna. En ese sentido, se articuló la descripción de los materiales
con una serie de referencias históricas sobre su contexto de producción y comercialización.
Palabras clave: siglo XVIII, Creamware, mayólicas, cerámicas utilitarias, vidrio.

Aabstract
The purpose of this communication is to inform about the wide and well preserved collection
of archaeological material recovered from two deposits at Bolivar 373 (C.A.B.A.). Both units
were dated for the XVIII century and they are very similar between each other. The most
abundant artefact categories are Creamware pottery, majolicas from Triana and Alcora,
glazed and unglazed utilitarian pottery, blown-glass bottles and glasses, etc. One of the
key points of this analysis is the fact that we consider deposits from the XVIII century as
representative of a transitional time in the process towards modern industrialization. In that
regard, we articulate the description of the materials with a series of historical references
about their context of production and commercialization.
Keywords: XVIII century, Creamware, majolicas, utilitarian pottery, glass.

Introducción

El sitio Bolívar 373 se encuentra ubicado en el casco histórico de la ciudad de Buenos


Aires, a escasos metros de la Manzana de las Luces. Este predio está siendo estudiado
desde hace varios años en el contexto de trabajos de arqueología de rescate que se llevan
adelante simultáneamente a la remodelación y restauración del edificio allí emplazado.
Como consecuencia de estos trabajos, se identificaron y excavaron varias unidades que

1
Centro de Arqueología Urbana, Universidad de Buenos Aires. Ciudad Universitaria, Pabellón 3,
piso 4, CP: 1428, tel.: 4789-6271, Ciudad de Buenos Aires, Argentina; y Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires, Puán 480, C.P: 1406, Tel: 4432-0606, Ciudad de Buenos
Aires, Argentina.
[email protected]
120 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:119-129

abarcan un rango temporal entre el siglo XVII y las primeras décadas del XX.
Las unidades de excavación que se tratan en este trabajo son pozos sin recubrimiento
de ladrillos y fueron identificados accidentalmente. La unidad B tiene 1,3 m de lado,
mientras que la unidad C es más pequeña y tiene 0,8 m de lado. Ambas fueron excavadas
en forma total, hasta alcanzar suelo estéril. En cuanto a la integridad de estos conjuntos,
cabe destacar que en ambos se hallaron varios huesos en posición articular y piezas
cerámicas muy poco fragmentadas; el índice de remontaje es muy alto en ambos casos
y muchas de las piezas fueron armadas a partir de fragmentos hallados en niveles
distantes. En este trabajo nos ocuparemos de los distintos tipos de materiales cerámicos
y vítreos, ya que se trata de las categorías más abundantes y a la vez diagnósticas.

Los materiales cerámicos

La loza fue uno de los componentes más cuantiosos en el conjunto cerámico de ambas
unidades y está representada en modo casi exclusivo por platos de tipo Creamware, sin
decoración pintada. Los más abundantes son platos playos de borde ondulado o Royal
Pattern (Hume, 2001) (e.g. Fig. 1H), aunque también son muy frecuentes los de borde
recto. En ambos casos, las bases pueden o no presentar un anillo a modo de pie. Además
del abundante conjunto de platos, se recuperaron otras pocas piezas Creamware, también
carentes de decoración: una fuente ovalada, un bowl y una bacinilla son las únicas que
pudieron ser reconstruidas en modo suficiente.
Se identificaron tres sellos, correspondientes a fábricas de la zona de Staffordshire y
Stoke on Trent (Inglaterra): “Wedgwood & Co”, “T.J. Hollins” y “Neale & Co.” La primera
fue observada en dos platos de borde recto y base sin anillo en los cuales la marca iba
acompañada de una inscripción en forma de “O”, presente en otro sector de la base. Este
sello corresponde a la producción de la Knottingley Pottery y data entre 1796 y 1804
(Blacker, 1910). La inscripción “T. J. Hollins”, por su parte, identifica una producción
de la zona de Hanley (Stock on Trent) entre 1780 y 1820 (Chaffers, 1901); la tercera
firma, “Neale &Co”, corresponde a una fábrica de Staffordshire y data entre 1780 y
1787 (Burton y Hobson, 1919). Las formas cerámicas producidas por estas tres firmas,
así como las de la mayoría de los establecimientos de la época, consistían básicamente
en diseños inspirados en los de la fábrica Etruria, fundada por Josiah Wedgwood en
1769 (Burton, 1922). La carrera de Wedgwood pasó rápidamente desde una producción
familiar en pequeños talleres a la organización de grandes establecimientos donde
participaban trabajadores especializados en etapas precisas de la elaboración. El mismo
Josiah fue tesorero del proyecto de construcción de un canal fluvial que aligeró los costos
de transporte y conectó la zona de Staffordshire con el importante puerto de Liverpool,
que velozmente iba ganando posición en su rivalidad con Bristol por el comercio con
Irlanda y América (Burton, 1922). El trabajo de J. Wedgwood jugó un importantísimo
rol en la historia de la cerámica artística y utilitaria, sobre todo en lo que respecta a la
mundialmente exitosa Queen’s ware, conocida en arqueología como loza Creamware, un
éxito comercial que conquistó los mercados europeos y americanos debido a la relación
calidad-precio y a la belleza simple de sus formas, diseñadas dentro de una estética
neoclásica muy en boga en la época. Los inicios de la loza Creamware se enmarcan en el
contexto de la serie de experimentos que, desde el comienzo del siglo XVIII, los alfareros
de la zona de Staffordshire estaban realizando en pos de lograr una cerámica que pudiera
ser ofrecida como sustituto, tanto de la mayólica de la Europa continental como de la
Zorzi F., Crespo M. E. y Godoy P. - Análisis de dos conjuntos del siglo XVIII... 121

porcelana oriental (Burton, 1922). La ventaja de Wedgwood en esa carrera fue el haber
adquirido con gran rapidez las materias primas fundamentales: China Clay y China Stone,
cuya utilización en alfarería había sido patentada en 1768. El prestigio que acompañaba al
nombre Wedgwood fue aprovechado por varias fábricas, que copiaron no sólo sus diseños
sino también su inscripción (a veces ligeramente modificada y deletreada Wedgewood).
Como ejemplo de ello, tenemos en nuestro conjunto la inscripción “Wedgwood &Co.” que
utilizó la firma Knottingley Pottery durante el período en que el sobrino de Josiah, Ralph,
estuvo asociado a la compañía (Blacker, 1910).
En los platos recuperados en la excavación se puede observar la gran similitud en el
estilo y forma de las distintas producciones representadas, que tampoco difieren en modo
significativo en cuanto a la calidad del esmalte o la dureza de las pastas. Es de destacar
la simpleza de las formas y decoraciones halladas en el conjunto de loza de ambas
unidades, que contrasta con la variada oferta disponible para la época, principalmente en
Europa. Las formas sencillas, estandarizadas y carentes de decoración fueron vendidas
en grandes cantidades al mercado americano y resultaban más convenientes para el
consumo masivo. Este tipo de loza habría sido adoptada muy rápidamente en Buenos
Aires (Schávelzon, 2001), tal como lo atestiguan, por ejemplo, los ajuares de comedor de
Matías Grimau, de 1779, y Eugenio Lerdo de Tejada, de 1791 (Porro et al., 1982), en los
que figuran varias piezas de “loza fina”i.
En lo que respecta a la mayólica, los conjuntos de ambas unidades aquí analizadas
están constituidos en modo casi exclusivo por piezas españolas de Triana y de Alcora.
Es interesante notar que mientras los platos de loza recuperados podrían formar varios
juegos, la mayólica de mesa sólo se vio representada por unos pocos platos de Alcora
(muy similares entre sí) (e.g. Fig. 1C) y otros de Triana, bastante heterogéneos (e.g. Fig.
1A y 1B). Otras piezas habituales en el conjunto de mayólicas fueron las bacinillas,
los bacines y los aguamaniles, procedentes de Triana. Luego de su retroceso frente a
la producción Talaverana durante el siglo XVII, el barrio de Triana se convirtió en las
épocas sucesivas en el centro productor español más importante de mayólicas: “en 1721
el Conde de Floridablanca en una carta a la Real Sociedad Patriótica, dijo que había
82 hornos en Triana produciendo cerámica de todos los tipos y dando empleo a 346
personas y en 1747 había 50 maestros empleando 1200 obreros” (Ray, 1998: 216). Las
producciones de Triana caracterizan los conjuntos coloniales americanos del siglo XVIII,
sobre todo en sus variantes Triana Anular (polícroma o azul sobre blanco) (e.g. Fig. 1B),
Triana Esponjada Polícroma, Triana de Ramazón (e.g. Fig. 1A) y Triana Azul y verde
sobre Blanco (Schávelzon, 2001). Por lo general se trata de diseños bastante simples, de
carácter neoclásico y, particularmente en el caso de los bacines, es notable la utilización
de motivos florales y animales de influencia oriental, los cuales ilustran el afán de la
industria cerámica europea por asemejar su manufactura a la porcelana china llevada al
continente en el siglo XVI por los portugueses (Ray, 1998).
En cuanto a la mayólica de Alcora, ambos conjuntos están constituidos casi
exclusivamente por platos, todos ellos con paredes onduladas y diseños florales. La
Real Fábrica de Alcora fue fundada por el Conde de Aranda en 1727 y su producción
se caracterizó por los motivos decorativos inspirados en la cerámica francesa, las
pastas finas color salmón y la buena calidad de su esmalte. La organización de dicha
fábrica era muy novedosa para la época y tenía mucho que ver con las convicciones
proteccionistas e ilustradas de su fundador: una academia de aprendices funcionaba en
la propia fábrica para especializar la producción, la cual era organizada en modo racional
122 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:119-129

y gozaba de la exención –otorgada por la Corona- del pago de impuestos de Aduana


(Coll Conesa, 2009). A partir del año 1784, los objetos manufacturados en la Real
Fábrica fueron identificados con la letra “A” para diferenciarlos de las producciones de
los nuevos talleres imitadores situados en las localidades de Onda, Ribesalbes, Manises,
Villafamés y en la misma Alcora (Martínez Caviró, 1978; Coll Conesa, 2009). Ninguna
de las piezas halladas en esta oportunidad llevan ese distintivo, sin embargo, dos de los
platos recuperados presentan una inscripción pintada en forma de “R” del lado externo
de las paredes. Ésta podría ser una identificación del artesano o, más probablemente,
aluda al lugar de origen de la pieza. De ser ese el caso, estas piezas podrían provenir
de Ribesalbes, cuya producción cerámica comenzó en1781 bajo el impulso del Maestro
ceramista D. J. Ferrer, ex trabajador de la Real Fábrica. A pesar de que algunos autores
niegan la presencia de marcas de procedencia real en las productos emuladores de Alcora
(Feliu Franch, 2005), una instrucción concebida por la Real Junta de Comercio en 1787
dispuso la obligatoriedad de las indicaciones de procedencia, debido a que varios centros
productores habían comenzado a falsificar la ya mencionada “A” (Coll Conesa, 2009).
Las piezas Alcora halladas en ambos conjuntos en Bolívar 373 presentan exclusivamente
un tipo decorativo de ramazón, de estilo neoclásico, con flores de pétalos subcirculares y
centro circular. Este estilo, llamado de Ramito o Cacharrero, es una de las varias series
creadas en la segunda etapa de la Real Fábrica (1749-1798) (Martínez Caviró, 1978), más
específicamente bajo la administración de Mamés Lalana, que comenzó en 1764-65 (Coll
Conesa, 2009). Las series de Lalana fueron las más imitadas por los centros emuladores
(Coll Conesa, 2009), hecho que refuerza la hipótesis de que al menos los dos platos con
la R procedan de Ribesalbes.
La mayólica Columbia Liso se encuentra representada en estos conjuntos por unos
pocos fragmentos correspondientes al menos a dos piezas: un recipiente indeterminado
(posiblemente jarra) y un recipiente pequeño de sección circular con una perforación
post cocción hecha a propósito en su base (posiblemente para ser usado como maceta)
(Fig. 1D). Este tipo de mayólica, definido por primera vez por Goggin (1968) e incluido
dentro del grupo morisco (Lister y Lister, 1982), fue una de las primeras mayólicas en
ser producidas en España. Es muy común para los siglos XVI y XVII y corresponde por
lo general a platos y escudillas. Se define por su vidriado blanco, interno y externo -que
a veces está colocado en modo desparejo y presenta tonalidades verdosas en las zonas
donde es más espeso-, así como por el gran grosor de las paredes de las piezas y las
notables marcas de la manufactura mediante torno, tanto en las superficies internas
como en las externas. Deagan (1987) había limitado el rango cronológico de esta mayólica
a mediados del siglo XVII, pero una revisión posterior del registro de sitios de naufragios
(Marken, 1994) lo extendió hasta abarcar la primera mitad del siglo XVIII. Considerando
que se trata de unas pocas piezas, los ejemplos recuperados en Bolívar podrían ya haber
presentado considerable antigüedad al momento de ser descartados.
En cuanto a la porcelana, se recuperaron unos pocos fragmentos pequeños, la mayoría
de los cuales no superan los 5 cm. Todos ellos están decorados a mano, algunos presentan
diseños de líneas curvas en azul cobalto y otros, guardas geométricas o fitomorfas en
color anaranjado o también dorado. Uno de los fragmentos posee vidriado marrón en
su superficie externa y una guarda anaranjada realizada por sobre el esmalte blanco en
su superficie interna. Fue identificado como el tipo “vidriado marrón” (Brown glazed),
característico del período K’ang Hsi de la dinastía Ch’ing (Deagan, 1987). Tanto los diseños
decorativos como la forma de los recipientes no pudieron distinguirse en todos los casos,
Zorzi F., Crespo M. E. y Godoy P. - Análisis de dos conjuntos del siglo XVIII... 123

debido al pequeño tamaño de los tiestos y al bajo índice de remontaje; sin embargo puede
decirse que algunos fragmentos de bordes corresponden indudablemente a recipientes
tipo taza o pocillo. Se destaca en el conjunto un recipiente con pie, posiblemente una
sopera, con decoración externa fitomorfa pintada a mano en colores rosado y marrón (Fig.
1I). Para el siglo XVIII, las porcelanas más comunes continuaban siendo las orientales
y en el caso de nuestro conjunto al menos dos de los tiestos (aquellos que presentan
decoración azul y tonalidad azulada en el vidriado en general) son indudablemente una
producción china. El resto, incluido el vidriado marrón, corresponden muy probablemente
a porcelana china hecha para la exportación y decorada por encima del esmalte (luego de
la cocción) en Europa (Deagan, 1987).
Otro tipo cerámico minoritario en ambos conjuntos es la cerámica Slipware, que se
encuentra representada por varios tiestos sueltos bastante pequeños. Esta cerámica
comenzó a fabricarse a principios del siglo XVII en distintas zonas de Inglaterra (Kent,
Essex y North Devon) (Hume, 2001) y ya para la segunda mitad del siglo XVIII, inmigrantes
alemanes en la zona de Pennsylvania y Carolina del Norte (Estados Unidos) producían
Slipware de alta calidad. Se caracteriza por el agregado de un baño de arcilla, comúnmente
rojo o amarillo por debajo de un vidriado a base de plomo. Este baño le da una apariencia
muy uniforme y prolija a las superficies. Al menos dos de los tiestos recuperados en
Bolívar fueron identificados por su decoración (líneas curvas blancas realizadas con
caolín disuelto en agua por sobre el baño rojo) como manufacturas norteamericanas
(Ramsey, 1947) (Fig. 1E). El resto presenta por lo general vidriado rojizo, amarillento o
anaranjado, a veces con manchas verdes, y su procedencia no puede determinarse con
seguridad.
Otro tipo cerámico muy frecuente en ambos conjuntos son las cerámicas de tipo El
Morro -muy comunes en los sitios coloniales españoles en América y características del
siglo XVIII en Buenos Aires en particular (Schávelzon, 2001)- y la cerámica Verde Sobre
Amarillo de Pasta Roja y de Pasta Blanca (Schávelzon, 2001), representadas por grandes
aguamaniles. Existen además en el conjunto dos piezas muy particulares (posiblemente
jarras, con pie y marcas de torno evidentes) que presentan en la cara interna un vidriado
negro-acaramelado a base de plomo, mientras que en la externa exhiben líneas irregulares
de vidriado y aplicaciones toscas de pasta en relieve (Fig. 1J).
En lo que respecta a las cerámicas utilitarias carentes de vidriado, se recuperaron
varios tiestos de tinajas o recipientes similares de pastas rojas y amarillentas.
Desafortunadamente fueron pocos aquellos diagnósticos: hay únicamente dos golletes
y ninguna base. Los dos golletes encontrados son de perfil semicircular y entrarían
por su morfología en el tipo 3c, correspondiente al siglo XVIII (Marken, 1994). También
se recuperó un único tiesto del tipo Greyware, un conjunto bastante importante de
candelabros modelados en modo muy rústico (con pastas muy porosas y de cocción
despareja) y una cantidad considerable de cerámica de tradición indígena. A diferencia
de lo observado en conjuntos del siglo XVII del mismo sitio, en este caso no pudieron
reconstruirse piezas de tradición indígena y el porcentaje total de dicha cerámica es
mucho menor. Sin embargo, las técnicas decorativas observadas son las mismas y
consisten principalmente en el unguiculado, el corrugado y la aplicación de pintura roja
(en algunos casos con pulido).
En ambas unidades se recuperó un total de 27 fragmentos de pipas de caolín, 22
de los cuales corresponden a tubos y tienen conductos de 2 mm de diámetro. Sólo
tres de las piezas recuperadas presentan inscripciones: la primera es un hornillo con
124 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:119-129

forma de barril, muy probablemente procedente de Bristol (Inglaterra), que exhibe las
iniciales “IE” inscriptas dentro de un cartucho circular, ubicado de cara al fumador (Fig.
1F). Las mismas iniciales se presentan nuevamente en relieve una a cada lado del pie.
Desafortunadamente, para el rango cronológico estimado son muchos los fabricantes
de pipas a los que podrían corresponder dichas iniciales (Davey Com.Pers. 2010). El
segundo ejemplar inscripto es un fragmento de tubo de pipa blanca muy bien pulida que
en uno de sus extremos presenta 4 hileras de ruleteado, agrupadas en dos pares, y la
inscripción “IN GOUDA” entre ellas. La ciudad holandesa de Gouda fue un importante
centro productor de pipas y la inscripción fue además imitada en las producciones de
varios otros países. La tercera pieza inscripta hallada es un hornillo casi completo de
forma alongada y con pie, que presenta un ángulo de 130° respecto del tubo (Fig. 1G).
Está finamente pulido y fue decorado con una hilera de ruleteado alrededor del borde.
Presenta el escudo de armas de Gouda a cada lado del pie y por encima de ambos una
pequeña “s” que indica que se trata de una pieza de calidad de media a baja, hecha
para el mercado masivo (Davey Com.Pers. 2010). Por último, en la base del pie puede
observarse un símbolo consistente en tres diamantes por debajo una corona, que fue
utilizado (aunque con pequeñas diferencias) por varios fabricantes de Gouda entre 1686 y
1839 (Duco y Jefferis, 2003). Es muy probable que el tubo antes descripto y este hornillo
formen parte de una misma pieza confeccionada en Gouda luego de 1739, año en que se
estableció que las producciones originales de dicha ciudad debían de ser identificadas
con el escudo de armas.

El vidrio

Durante el siglo XVIII temprano, grandes cantidades de vidrio extranjero eran


importadas a España para luego ser reexportadas hacia las colonias americanas. Un gran
número de vajillas de mesa eran traídas desde Alemania y Bohemia, así como también
grandes cantidades de botellas de vidrio desde Inglaterra (Deagan, 1987).
El conjunto de objetos de vidrio de ambas unidades excavadas está compuesto en
términos generales por las siguientes categorías artefactuales: botellas (tanto de sección
cuadrada como de sección circular), vasos (todos de vidrio transparente, lisos, moldeados
o grabados), recipientes varios de vidrio grabado, y vidrio plano transparente (fragmentos
de 2 mm de espesor que posiblemente correspondan a ventanas y/o puertas).
Las botellas pueden ser clasificadas en dos grupos principales: de sección cuadrada y
de sección circularii. Las de sección cuadrada son todas de color verde oliva y posiblemente
provengan de Inglaterra o de Holanda. El vidrio con el que fueron confeccionadas
presenta gran cantidad de estrías en sentido longitudinal al eje de las piezas, así como
burbujas y otras imperfecciones. Tienen paredes oblicuas, sus bases son algo cóncavas
y presentan la marca del pontil con el que era sostenida la pieza mientras se completaba
la manufactura del pico. Los hombros forman un ángulo casi recto respecto del cuello
y son redondeados. Los golletes son bastante altos (en comparación con ejemplares del
siglo XVII) y fueron completados con el agregado manual de un listón plano, formando
un perfil en bisel. Una de las piezas pudo ser reconstruida en más del 90% y presenta
alrededor de 30 cm de altura total (Fig. 2F).
Las botellas de sección circular más abundantes en el conjunto son de color verde oliva
muy oscuro y posiblemente procedan de Inglaterra (e.g. Fig. 2E). Se identificó también
un ejemplar de tonalidad azulada muy clara (fig. 2D), con toda probabilidad procedente
Zorzi F., Crespo M. E. y Godoy P. - Análisis de dos conjuntos del siglo XVIII... 125

de Francia: su decantador es alto y cónico, el pico posee un solo anillo agregado y su


borde es filoso y recto; los hombros son cónicos y más anchos que la base (Hume, 2001;
Schávelzon, 1991). También se han encontrado varias botellas pequeñas de tonalidad
verdosa clara, tipo perfumero. Estas últimas se caracterizan por sus paredes delgadas y
con marcas de torsión (resultado del proceso de girarlas en el molde durante el soplado),
tienen un anillo agregado manualmente en el pico y decantador alto con la marca de
pontil de caña (Moreno, 1994).
Los vasos son bastante numerosos en ambos conjuntos. Se encontraron tanto lisos
como moldeados, de sección circular (e.g. Fig. 2B), octogonal o estrellada (e.g. Fig. 2C).
Todos presentan marca de pontil y en algunos se puede apreciar la superposición de las
marcas de pontil de hierro y de arena (e.g. Fig. 2B) (Moreno, 1994).
En cuanto a los recipientes de vidrio grabado, corresponden en su mayoría a grandes
vasos o floreros y también a licoreras o decantadores (e.g. Fig. 2A). Sus decoraciones son
por lo general fitomorfas y se hallaron tanto ejemplares de paredes lisas como moldeadas.
Una pieza que por su rareza merece una particular atención es un fragmento de cántir
o cantarillo, confeccionado en un vidrio amarillento muy delgado. Se trata de un apéndice
cónico que servía de pico vertedor para este tipo de objetos, típicos de la producción de
vidrio española del siglo XVIII (Deagan, 1987).

Consideraciones finales

Estos conjuntos tan completos y tan bien conservados nos permiten realizar algunas
consideraciones de gran interés en referencia a aspectos del comercio y del consumo en
la Buenos Aires de fines del siglo XVIII. En primer lugar, es interesante destacar que
en ambos conjuntos la casi totalidad de los materiales cerámicos y vítreos proceden
de varios países extranjeros (Inglaterra, España, Francia, Holanda). Esto contrasta con
los conjuntos excavados del siglo XVII -dominados por las producciones españolas y la
cerámica de tradición indígena- y guarda indudable relación con la apertura comercial
determinada por las reformas Borbónicas.
Al hacer una contextualización histórica de las producciones cerámicas analizadas,
notamos que éstas ilustran un proceso de mecanización y estandarización creciente que,
así y todo, todavía está lejos del nivel de industrialización que se observa en el siglo XIX.
Tanto la loza como la mayólica, la porcelana y hasta las pipas de caolín recuperadas
en ambas unidades dan cuenta del incremento en los números de las producciones y
trabajadores empleados; los cambios de organización de los establecimientos del taller
a la fábrica; el surgimiento de nuevos centros productores en competencia, tanto en
Europa como en las colonias; el control de la competencia y de las imitaciones por
parte de instituciones relacionadas con el poder político; e incluso la división del trabajo
entre áreas muy distantes del globo (ejemplificada en modo particular en las porcelanas
orientales de exportación). Por otra parte, resulta un fenómeno cada vez más común la
identificación de los productos con sellos y marcas, que frecuentemente eran falsificados
o imitados. Así y todo, las marcas identificatorias durante esta época son todavía escasas
y además pequeñas y poco visibles respecto de lo que se ve en el siglo XIX, hecho que
hace pensar que el objetivo principal era todavía la certificación de la autenticidad y la
calidad del producto, más que la difusión publicitaria de las marcas.
En cuanto al consumo de los objetos descriptos, pueden estimarse algunas
interpretaciones de carácter funcional para los distintos tipos artefactuales: la vajilla de
126 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:119-129

mesa está casi enteramente constituida por loza Creamware procedente de Inglaterra
acompañada por vasos y recipientes de vidrio (no se recuperaron cubiertos); mientras
que los objetos implicados en la higiene son principalmente de mayólica de Triana y
la cerámica para cocinar está representada principalmente por ollas de tipo El morro,
que presentan en la mayoría de los casos hollín en superficie. Así, por lo menos en este
sitio y contexto particular, puede sugerirse que la incorporación de nuevos materiales
estaba relacionada con ámbitos específicos de la vida cotidiana y no se producía en forma
generalizada.

Figura 1

El análisis de estos dos conjuntos nos permitió refinar nuestro conocimiento sobre los
materiales cerámicos y vítreos utilizados durante las últimas décadas del siglo XVIII por
parte de grupos relativamente acomodados de la sociedad porteña. Además, contribuyó
a la incorporación de datos referidos a la contextualización histórica del sitio y de las
Zorzi F., Crespo M. E. y Godoy P. - Análisis de dos conjuntos del siglo XVIII... 127

prácticas de comercio y consumo inferidas para el mismo. Teniendo en cuenta que no


son muchos los contextos arqueológicos completos de esta cronología en la ciudad de
Buenos Aires, confiamos en que el material recuperado en Bolívar 373 puede incrementar
considerablemente el conocimiento actual de la vida cotidiana porteña de fines del siglo
XVIII.

Figura 2
128 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:119-129

Notas
i
Los nombres utilizados en los ajuares no corresponden a la terminología actual, hecho que hace
problemática la identificación de los objetos. Nosotros interpretamos que la denominación “loza
china” corresponde a la porcelana, la denominación “loza de Talavera” corresponde a la mayólica y
la denominación “loza fina” podría corresponder a la loza inglesa.
ii
No se utilizan las habituales categorías referidas al contenido de estos envases (“botellas de
ginebra” y “botellas de vino”, respectivamente) ya que el conjunto es demasiado antiguo como para
realizar una asociación fiable entre forma y contenido (Moreno, 1994).

Agradecimientos

Nuestro sincero agradecimiento a nuestros compañeros A. Agnolín y M. Ruesta, a la Arq. A.M.


Carrió y su equipo, al Dr. D. Schávelzon, al Dr. P. Davey y a S. Bogan.

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en CD. Edición del autor.
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:131-138 ISSN 1852-8554

LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE LAMBITYECO, NUEVOS


DESCUBRIMIENTOS A RAÍZ DEL CRECIMIENTO DE LA MANCHA
URBANA DE TLACOLULA

Dra. Nelly M. Robles García1, Pedro Guillermo Ramón Celis2,


P.A. Jorge Luis Ríos Allier2 y P.A. Denia Berenice Villanueva Ruiz2

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
El crecimiento urbano ha sido uno de los fenómenos sociales de mayor trascendencia en la
última mitad del siglo XX y en la primera década del presente siglo. Uno de los ejemplos de
crecimiento urbano dentro del estado de Oaxaca en México, ha sido el de la población de
Tlacolula de Matamoros, la cual se localiza justamente en medio de una de las zonas con
mayor densidad de sitios arqueológicos del país. Justamente uno de estos asentamientos es el
del sitio prehispánico de Lambityeco, el cual comprende alrededor de doscientos montículos
con evidencias de ocupación humana. Afortunadamente este sitio arqueológico cuenta con
la salvaguarda de contar con un polígono de protección de 136 hectáreas, por lo que existe
una supervisión al sitio en sí. Empero el constante crecimiento de la población de Tlacolula
ha resultado en que actualmente la mancha urbana de este poblado se encuentre a escasos
doscientos metros de la poligonal de protección, esta cercanía y la necesidad por parte de
las autoridades civiles de dotar con una serie de servicios básicos a los nuevos núcleos
de población que van surgiendo de manera desordenada, ha propiciado la obligación por
parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia de intervenir en ciertas áreas donde
se han detectado vestigios arqueológicos en peligro de ser alterados por la construcción ya
sea de edificaciones particulares como también de obras de infraestructura. Una de estas
obras llevada a cabo por la municipalidad de Tlacolula es un Hospital Materno-Infantil,
el cual está siendo construido en un terreno adyacente a la poligonal de protección de la
zona arqueológica. Sin embargo una vez limpiado el terreno para la construcción de este
edificio se localizó un montículo de alrededor de 2m de altura el cuál sería totalmente
destruido por la construcción del inmueble. Es por este motivo que se generó un proyecto
de rescate arqueológico el cual logró exponer la mayor parte del montículo, caracterizándolo
y ubicándolo temporalmente. En este escrito describiremos con detalle el cómo se llevó a
cabo la excavación y los resultados de los diversos análisis a los que fue sometido el material
recuperado del mismo.
Palabras clave: Arqueología de salvamento, Oaxaca, Lambityeco, Postclasico tardío

Abstract
The urban growing has been one of the social phenomena of greatest transcendence in the
last part of the XX century and in the first decade of the present. One of the example of these
situation in the state of Oaxaca in Mexico is the town of Tlacolula de Matamoros which is
located in the middle of one of the zones with the highest density of archaeological sites of the

1
Directora de la Zona Arqueológica de Monte Albán
2
Investigadores Zona Arqueológica de Monte Albán.
Reforma 501 Esq. Constitución, Sala 4 Jardín Etnobotánico, Centro.
Oaxaca, Oax. México. Tels 95 15 01 23 11 y 95 15 16 97 70
e-mail: [email protected]
132 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:131-138

country. It is precisely one of these settlements, the prehispanic site of Lambityeco, the one
who is more affected by Tlacolula. Fortunately this site counts with the benefits of have with
a polygonal of protection that gives to the site juridical aid. Even with this help the growing of
Tlacolula has been result in the fact that the urban spot of the town now lays nearly at two
hundred meters of Lambityeco. These nearness and the need of the authorities of Tlacolula
to solve the troubles of supplies and services to the newest growing cores had resulted in
the actions of the National Institute of Antrhopology and History (INAH) to act in the areas
where there has been detected archaeological remains in danger by the construction or the
alteration of the urban spot. This paper will focus on the actions taken by the INAH to
explore an archaeological site affected by the construction of a hospital near Tlacolula, the
excavations gave to the investigators data referred to the transition of the Monte Albán V and
the early colonial period.
Key Words: Urban Archaeology, Oaxaca, Tlacolula, Lambityeco, Late Postclassic

La Arqueología Urbana entendida como aquella practicada en espacios y contextos


asociados a una infraestructura contemporánea y ligada a núcleos de población, no
implica necesariamente una intervención o exploración en el centro de dicha localidad.
Esto queda ejemplificado en las áreas periféricas de desarrollo urbano que han
caracterizado la vida de las poblaciones humanas del siglo XX, el crecimiento poblacional
y la migración del campo a la ciudad, han generado un fenómeno social de gran magnitud
el cual acarrea problemas tales como el suministro de agua, construcción de nuevas
vialidades, nuevos tramos de tendido eléctrico, de gas, drenaje e infinidad de servicios
básicos; y entre estos problemas la afectación a ciertos bienes naturales y culturales,
principalmente mantos acuíferos, flora y fauna y en nuestro caso de estudio sitios
arqueológicos.
Este tipo de afectaciones a contextos arqueológicos es muy frecuente en México,
puesto que en la mayoría de las poblaciones hay una continuidad ocupacional muy
larga, en algunos casos de más de diez mil años, por ejemplo en la Cuenca de México
o en los Valles Centrales de Oaxaca. Esta secuencia ocupacional tan larga ha generado
dos situaciones, una gran densidad de sitios arqueológicos, y una activa población en
crecimiento.
Los casos que comentaremos a continuación están relacionados precisamente en esta
última región del actual estado de Oaxaca, al sur de México; los valles centrales están
formados por el paso de dos ríos, el río Atoyac y el río Salado, el cuál desemboca en el
primero, con lo que el Valle Adquiere la forma de una “Y” formando tres secciones del
mismo (Imagen 1): El subvallle de Etla al noroeste, el subvalle de Zaachila al sur y el
subvalle de Tlacolula al oriente, nos ocuparemos de éste último. Este subvalle recibe
su nombre debido a la población más grande de la zona, Tlacolula de Matamoros, la
cual presenta uno de los puntos de intercambio interregional más grandes de Oaxaca.
El subvalle ha sido el lugar donde se han gestado desarrollos sociales y políticos tan
importantes como el inicio de la agricultura o el desarrollo del militarismo a través de su
larga secuencia ocupacional de alrededor de nueve mil años (v. Flannery y Marcus 1996,
Kowalewski et. al. 1989, ). Dentro de esta secuencia, uno de los sitios más importantes
para la comprensión del desarrollo sociopolítico del área es el asentamiento prehispánico
de Yegüih. Este sitio arqueológico conformado por más de doscientos montículos presenta
dos grandes núcleos de población (Lind y Urcid 2010).
El primer núcleo poblacional es el conocido propiamente como Lambityeco ubicado
en la parte Oriente y Centro de Yegüih, es el área más conocida del asentamiento. Fue
un núcleo de población muy importante en la región durante los siglos VII, VIII y IX de
Robles García N. M. et al - La zona arqueológica de Lambityeco, nuevos descubrimientos... 133

nuestra era, y en la fase Monte Albán IIIB-IV de la cronología de los valles centrales.
Formó lo que parece fue una entidad política semiautónoma del estado de Monte Albán y
muy ligada a la producción industrial de sal (ibid.)
Un segundo núcleo de población es el localizado en el sector sureste de Yegüih y
es conocido actualmente como Conjunto Brawbelh. Este presenta una larga ocupación
desde el año 700 antes de nuestra era (Fase Rosario), hasta por lo menos el año 200 de
nuestra era (Monte Albán II).
Este último conjunto es el que se encuentra a menos de un kilómetro de la actual
población de Tlacolula, la cual ha tenido desde mediados del siglo XX un constante
crecimiento. Este crecimiento se puede observar en la formación de asentamientos,
muchas veces sin servicios en las inmediaciones del sitio arqueológico (Imagen 2).
Debido a la falta de servicios básico, las autoridades municipales de Tlacolula
implementaron un plan para integrar varios de estos faltantes a este sector de la población.
El plan de trabajo consistió en la construcción de un hospital Materno-Infantil el cuál
sirviese de nodo para la colocación de otro tipo de infraestructura como drenaje, agua
potable y electricidad, todo este complejo de construcciones sería ubicado a doscientos
metros de la delimitación del sitio arqueológico.
Al momento de limpiar el terreno para poder comenzar con las obras de cimentación
de dicho hospital fue detenido sin embargo, por personal técnico del Instituto Nacional
de Antropología e Historia, puesto que en un recorrido por parte del arqueólogo de la
zona arqueológica se detectó la presencia de un montículo con presencia de materiales
arqueológicos en su superficie.
Aquí se tuvo un conflicto social complicado, puesto que la legislación mexicana es
por esencia patrimonialista, por lo que es obligatorio para cualquier obra civil que afecte
a cualquier vestigio arqueológico el detener sus labores y proceder a un rescate o un
salvamento arqueológico, el cuál dictaminará la suspensión o modificación de una obra,
empero, y para no suspender una obra con tanta carga social se optó por la modificación
a la planificación del proyecto arquitectónico del hospital, modificando los espacios de
construcción dentro del terreno, para que pudiese sortear el sitio arqueológico. Para poder
lograr la delimitación adecuada del sitio fue necesario entonces realizar un proyecto de
excavación, este a pesar de la rapidez de su creación contó con los siguientes problemas
de investigación, con los cuales se guió la excavación: ¿cuál fue la composición social del
sitio Yegüih en los límites de ocupación? ¿A qué momento está asociada la ocupación del
lugar, a Lambityeco o al conjunto Brawbelh? ¿Cuál era la función del edificio?.
Una vez realizadas las gestiones necesarias, se comenzó un registro topográfico para
tener un adecuado registro y tener una estrategia adecuada de excavación.
Se determinó que con una estrategia de área abierta se podría determinar las
dimensiones de la estructura enterrada, además de poder resolver las interrogantes
generadas para el proyecto de salvamento. Después de un mes de exploración arqueológica
y de la excavación de 182 m2 se pudo tener una idea clara de las dimensiones del edificio,
además de determinar la secuencia estratigráfica del mismo, la cual evidenció un sitio
con varios momentos identificables, un momento de ocupación, uno de abandono y un
tercer momento de formación de suelo (Imagen 3). Las excavaciones mostraron varios
muros colapsados y sus cimientos aún en pié. Estos medían alrededor de 95 cm en
promedio de ancho, y estaban constituidos por grandes rocas, las más grandes de hasta
80 cm de lado. Mientras que los muros estaban constituidos para nuestra sorpresa de
ladrillos y adobes.
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Esto nos sorprendió principalmente porque de manera preliminar (Robles et al 2009)


habíamos supuesto que la estructura estaba asociada temporalmente al Conjunto
Brawbelh, puesto que durante la excavación fueron localizados tiestos diagnósticos para
fases del Formativo tardío y terminal (Tiestos G12 y A9), lo que además concordaba con
la ubicación del edificio puesto que se localiza a 200 m de este conjunto.
En el estudio preliminar que realizamos, habíamos establecido que el edificio en
cuestión podría tratarse de una unidad doméstico de tipo 1 (Winter 1986:353, González
2003:21), es decir de gente de un estrato social bajo, esto con base en los materiales
domésticos localizados, principalmente manos de mortero, huesos cocidos y cerámica
utilitaria además de ausencia de materiales más refinados; pero un análisis de materiales
más a fondo hizo cambiar radicalmente nuestras conclusiones.
El análisis cerámico nos mostraba, como habíamos mencionado, una aparente
ocupación Monte Albán I dentro del Formativo Terminal (500-250 d.C.). Pero cuando se
cotejaron los datos obtenidos con el análisis óseo, en un primer momento no pudimos
explicar los resultados. El análisis de este material se realizó mediante la osteología
comparada. Se determinó que los huesos pertenecían a la familia Artiodáctyla, familia de
ungulados que únicamente tiene dos especies en Norteamérica, el berrendo (Antilocapra
americana) y el borrego cimarrón (Ovis canadensis): empero el análisis descartó estas dos
posibilidades, mostrando que el 100% de la muestra ósea colectada fue de cabra (Ovis
aries). Esta especie fue introducida por los conquistadores españoles en el siglo XVI, por
lo que en el sitio tuvimos una gran mezcla aparente de materiales del Siglo II a.C. (la
cerámica) como de por lo menos el siglo XVI (Los ladrillos y los huesos).
Desde principios del siglo XX, se ha sabido que para fechar un asentamiento el
arqueólogo debe de tomar en cuenta los materiales más recientes (v. Childe 1972). En
este caso el material más reciente localizado fue el de los ladrillos y los huesos caprinos;
por lo que el asentamiento tenía que ser al menos colonial. El problema fue resolver la
interrogante de los materiales del formativo tardío y terminal.
Analizando nuevamente la secuencia estratigráfica, nos encontramos con la solución.
Durante el proceso de excavación, después de excavar el estrato superficial fueron
localizados en casi toda la unidad de excavación los restos de los muros de la estructura
(Imagen 4). Estos como dijimos, estaban conformados de ladrillos pero también de
adobes. La manufactura de adobes es muy delicada, en este tipo de material se requieren
de la mezcla de proporciones específicas de arcillas con arenas que funcionen como
desgrasantes, además de otras partículas no plásticas para una adecuada cohesión
del adobe (Nicolau 2008:160). Adicionalmente se pueden incluir otras sustancias y
materiales para dotar de características especiales a este material constructivo. Uno de
estos materiales son los pedazos de cerámica. Los tiestos añaden al adobe características
impermeables, puesto que presentan al agua una barrera a su paso, haciendo al adobe
más resistente a la erosión, este tipo de agregados se aplica principalmente cuando los
adobes se mantendrán expuestos a los elementos y no se les colocará un aplanado de
protección.
Dada la cercanía del asentamiento al sitio excavado, los materiales de construcción
utilizados, así como los bancos de tierra para la manufactura de su arquitectura en este
material, muy probablemente fueron áreas cercanas al conjunto Brawbelh, además de
localizarse una gran cantidad de tiestos en superficie asociados a este, hacen de ellos
los materiales más asequibles para los constructores de la construcción excavada. Esto
explicaría el porqué de encontrarnos estos materiales tan separados temporalmente uno
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de otro en un mismo espacio.


Otro resultado del análisis cerámico, una vez concluido este fue el encontrar que el
tipo cerámico más común fue el llamado K2, correspondiente a grandes ollas globulares
utilizadas en el periodo Monte Albán II, pero también en Monte Albán V dónde fueron más
abundantes, así que con todos los materiales arqueológicos en conjunto podemos colocar
a esta estructura en un momento en el que las formas cerámicas prehispánicas seguían
prácticamente sin cambios, empero técnicas y materiales nuevos traídos por la presencia
hispana estaban ya en uso evidenciado por el uso de ladrillos en esta construcción; así
también nuevos elementos en la dieta local como los caprinos estaban comenzando a
utilizarse en la región.
Lo que nos dejó esta excavación es meritorio de tomarse en cuenta, el crecimiento de la
mancha urbana en áreas con potencial arqueológico deben de estar en constante monitoreo
ya que el desarrollo de la infraestructura es una oportunidad muy grande para este tipo
de investigaciones. En el caso que nos atañe, el desarrollo social de la población de esta
parte del valle al momento del contacto está muy poco documentada arqueológicamente,
lo que nos ha dejado esta exploración son aspectos de la vida económica de esta sociedad,
consumo de animales domésticos europeos, pero adaptados a formas de preparación
prehispánicas (evidenciadas en las ollas); estudios más sistemáticos nos podrán afinar la
temporalidad de este sitio.

Imagen 1 valles centrales de Oaxaca


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Area de construcción del hospital materno infantil


Imagen 2. Poligonal de protección de la zona arqueológica de Lambityeco, se puede observar la cercanía de la
población de Tlacolula, en el recuadro área de construcción del hospital.

Imagen 3. Sitio en excavación.


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Imagen 4. Matrix Harris de la excavación

Bibliografía

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Instituto Nacional de Antropología e Historia. México.
WINTER MARCUS. 1986. Unidades Habitacionales Prehispánicas de Oaxaca. En:
Unidades Habitacionales Mesoamericanas y sus Áreas de Actividad. Pp. 325-374.
Serie Antropológicas No. 76. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Antropológicas. México.
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:139-146 ISSN 1852-8554

LA USINA DE GAS DEL BAJO Y SU PRESENCIA


EN EL ROSARIO DEL SIGLO XXI

Pifferetti Adrián Ángel1


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Dentro del programa de relevamiento del uso de elementos de hierro fundido en los edificios
de Rosario de fines del siglo XIX y comienzos del XX, nos llamo la atención que en algunas
construcciones aparecen algunos respiraderos con rejillas metálicas con lo que parece ser una
marca de fábrica. El estudio de los mismos permitió determinar que algunos correspondían
a la ventilación de instalaciones de gas, mientras que otros corresponden a instalaciones
sanitarias. Los que son seguramente de gas pertenecen a la Compañía de Gas del Rosario
que estuvo en actividad desde 1873 a 1920.
Palabras Clave: alumbrado, gas, patrimonio, obras sanitarias

Abstract
Within the program of survey of the use of cast iron elements Rosario buildings of
the late nineteenth and early twentieth centuries, caught our attention that some
constructions are some vents with metal screens with what appears to be a brand.
Studying them allowed us to determine that some belonged to the ventilation gas facilities,
while others correspond to sanitary facilities. Those who are gas surely belong to the Society
of Gas del Rosario that was active from 1873-1920.
Key words: lighting, gas, drainage works, heritage

Introducción

Dentro del programa de relevamiento del uso de elementos de hierro fundido en los
edificios de Rosario de fines del siglo XIX y comienzos del XX, nos llamo la atención
que en algunas construcciones aparecían algunos respiraderos con algo parecido a una
marca de fábrica.
Como se dan en casos aislados y en edificaciones muy antiguas y no coincidían con
los nombres de ninguna de las fundiciones conocidas en Rosario pensamos en un primer
momento que podía tratarse de productos introducidos desde Buenos Aires o del exterior.
Se trata de aberturas de ventilación o respiraderos, que se presentan siempre aislados
y en los casos de edificaciones que poseen dos, tres y hasta cuatro de estas rejillas, una
sola presenta estas características y todas las demás son del tipo tradicional sin ningún
tipo de marca.
Hemos procedido a estudiar cual pudo haber sido la función de dichas aberturas y
la vinculación que pueden haber tenido con las instalaciones domiciliarias de gas de
alumbrado de fines del 800 o principios del 900.

1
Facultad Regional Rosario, Universidad Tecnológica Nacional, Zeballos 1341,
2000 Rosario (Santa Fe), [email protected]
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Gas de Alumbrado

La utilización del denominado “gas de alumbrado” o “gas de ciudad” en la iluminación


nació en el siglo XIX, alcanzando su plenitud al final del mismo; después decayó con el
progreso de la iluminación eléctrica, pero siguió empleándose como combustible para la
calefacción doméstica e industrial o como fuente de energía mecánica en los motores de
gas.
Fue desarrollado simultáneamente por W. Murdoch en Inglaterra a partir de la hulla
o carbón de piedra y por F. Lebon en Francia partiendo de carbón de leña. La primera
calle iluminada a gas, fue el Pall Mall de Londres en enero de 1807. En estados Unidos, la
primera compañía de gas fue la de Baltimore, en 1816. En la Argentina, en Buenos Aires,
se hicieron algunos intentos de iluminar la plaza de Mayo en 1824, pero debe tomarse
como fecha del comienzo de su uso 1855, cuando se instala en el Retiro la Compañía de
Gas de Alumbrado Público.
En iluminación se empleaban tres tipos de lámpara de gas: el quemador de tipo
Argand, los quemadores tipo mariposa o de abanico, en los que el gas salía de una
rendija o de un par de agujeros en el extremo del quemador y ardía formando una llama
plana, y la lámpara de gas incandescente o de Auer, que aplicaba el principio del mechero
inventado por Bunsen (1855) y el de la mecha incandescente desarrollada por Welsbach
(1885) en la que la llama de gas calentaba una redecilla muy fina de óxido de torio
(llamada camisa) hasta el rojo blanco. Otro hito importante es el desarrollo del llamado
alumbrado holófano, que consiste en rodear la mecha de un globo esférico y opaco para
que la luz se difunda de manera homogénea, desarrollado por Blondel en 1893.
El gas de alumbrado es una mezcla de gases combustibles que arden con llama
luminosa y que se forman por destilación seca del carbón de piedra o hulla, al abrigo
del aire a temperaturas de unos 1.200 °C a 1.300 °C. También pueden emplearse para
obtenerlo otros combustibles como, por ejemplo, el carbón vegetal, la madera o el petróleo.
Si bien su composición es variable, según los casos, podemos considerar para el gas de
hulla una composición aproximada de un 4,5% de hidrógeno, 35 % de metano, 4 % de
etileno, 8 % de monóxido de carbono, 2 % de dióxido de carbono, 5,5 % de nitrógeno y
0,5 % de oxígeno.
Para fabricarlo, la hulla se destila en retortas horizontales, verticales o inclinadas, de
material refractario Los productos volátiles, constituidos por gases y vapores, pasan de
las retortas al interior de un colector, llamado barrilete, que contiene alquitrán y agua.
En las retortas queda, como residuo, coque. En el barrilete, los gases y vapores destilados
dejan, por condensación, cierta cantidad de agua y alquitrán. Después, aún impuros
y calientes, pasan a otros condensadores, donde abandonan el resto del alquitrán y
amoníaco. En las fábricas modernas, después de separar de los gases la totalidad de
alquitrán, se hacen pasar por unos dispositivos lavadores, llamados scrubbers, donde
se elimina algo del sulfuro de hidrógeno contenido en aquéllos como así también otras
impurezas. Finalmente, por medio de otros artificios, denominados purificadores, se
elimina totalmente el sulfuro de hidrógeno y demás impurezas.
El gas procedente de las fábricas se almacena en grandes depósitos cilíndricos llamados
gasómetros, de donde, regulada su presión, pasa a las cañerías para el consumo. Entre
los principales subproductos de la fabricación del gas de hulla se cuentan: el alquitrán
de hulla, el coque y el amoníaco.

El gas en Rosario

En Rosario funcionaron en diversos lugares y épocas fábricas de gas. En esencia una


“fabrica o usina de gas” es un establecimiento industrial donde se obtiene gas, el que se
Pifferetti A. A. - La usina de gas del Bajo y su presencia en el Rosario del siglo XXI 141

distribuye luego por medio de cañerías a una red de usuarios


La que a nosotros nos interesa la denominada “usina de gas del bajo” por ser la
precursora nace alrededor de 1870 en una zona que con el tiempo pasó a ser conocida
como “barrio del Gas”.
Luego de varios intentos fallidos la municipalidad firma un contrato el 29 de marzo de
1867 con Don Leopoldo Arteaga por el que este “se obliga a establecer el alumbrado a gas
hidrógeno en la ciudad del Rosario, construyendo la fábrica y aparatos necesarios para
su elaboración que hará con materiales de superior calidad”. El privilegio era por veinte
años y la Municipalidad se comprometía a entregar un terreno en el bajo, en la costa del
Paraná de 100 varas de frente por 150 de fondo para la construcción de la usina.
La cámara de Representantes de la Provincia convirtió el contrato en Ley el 16 de julio
pero la construcción de la usina y el tendido de la red de cañerías demoro unos años de
modo que una ordenanza del 10 de agosto de 1875 fijó el 2 de febrero de 1873 como la
fecha a partir de la que deberían contarse los 20 años de la concesión.
Sin embargo el servicio había iniciado antes. Mikielievich (1966) nos dice que:

“en 1870 ya contaba Rosario con el servicio de alumbrado a gas. La fábrica que producía
el fluido la construyo la firma Mauá y Cia. y estaba emplazada en la manzana que rodean la
calle Córdoba, la avenida Belgrano y las calles Rioja y 1 de mayo, superficie que actualmente
forma parte del parque Belgrano. Años después la planta fabril fue ampliada sobre el costado
Este, contra la ribera, construyéndose muelles y depósitos para la descarga y almacenamiento
del carbón que utilizaba. En 1885 tenía dos gasómetros con capacidad máxima de 200.000
pies cúbicos y las cañerías colocadas en las calles alcanzaban 20 kilómetros de longitud.”

La South American Monthly, publicación editada en ingles en Rosario, en su edición


de mayo de 1869 da cuenta de cuenta de ligeros inconvenientes producidos por una
inundación de las aguas del río a las obras de instalación de las cañerías del gas en la
calle Córdoba. (S. A. M., 1969).
Por otra parte en la Guía del Comercio y Forasteros del Rosario de M. Chueco (1870)
se publica un aviso de la Administración del Gas donde se ofrece el servicio a un valor
de “6 pesos fuertes cada mil pies cúbicos” y la prueba de que estaba en producción es la
oferta de subproductos: “se vende también coke y carbonillo para cocinas y estufas a 21
peso boliviano la tonelada, alquitrán a un real el galón”.
Una presentación institucional de Gas del Estado (1969) informa que:

“El señor Arteaga cedió su contrato al Banco Mauá, quien a su vez vendió la concesión al
señor Antonio Santa María, quien formó una sociedad para la explotación de dicho producto
bajo la denominación de Sociedad Argentina de Luz y Calefacción. En el año 1896 el señor
Santa María vendió la Compañía a una empresa alemana”.

En realidad la concesión nominalmente se concedió a Don Leopoldo Arteaga, “vecino


de Buenos Aires”, pero rápidamente paso a propiedad del Banco Mauá. Es significativo
que se encarase la construcción de un muelle que a más de uso de la compañía competía
en el negocio portuario de la ciudad. No olvidemos que en ese entonces Rosario estuvo a
punto de ser capital de la república y por esos años la Empresa Mauá también adquiere
la fábrica de gas de Montevideo y allí construye el primer dique seco de la cuenca del
Plata. Mientras la pérdida de importancia política de Rosario hizo que se desprendieran
de la inversión en ella, la de Montevideo aparece rápidamente blanqueada como empresa
de capitales ingleses.
En la 4ª edición de la Descripción Geográfica y Estadística de Santa Fe (Carrasco,
1886: 165) se dice:

“Actualmente (agosto 1885) existen los muelles particulares…muy sólidos y hermosos que
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acaba de terminar la Empresa del Gas, que han sido habilitados oficialmente para la carga
y descarga. Esta empresa ha construido igualmente grandes depósitos de Aduana que están
prestando importantes servicios al comercio local”.

La Ordenanza Municipal Nº 82 del 16 de julio de 1873 en su primer articulo dice:


“El alumbrado público se extenderá: calle 25 de Diciembre-Mendoza-Progreso-Córdoba-
Entre Ríos-Salta hasta Corrientes y Tucumán hasta el Puerto” y
“En la Memoria [Municipal] de 1887 se informa que los faroles [de gas], sin contar los
de la Plaza 25 de Mayo, alcanzaban a 874 en un radio abarcado por la Estación del F. C.
O. S., Cochabamba, Buen Orden [España] y el río”.
Carrasco dice también que para 1884 la ciudad era alumbrada a gas por 450 faroles
públicos y 4.800 particulares; dos años después estos ya eran 5.600 (Carrasco, 1884,
1886).
Hacia 1890 la Empresa de Gas que ya sufría desde 1889 la competencia del alumbrado
eléctrico fue adquirida por Antonio Santa María.
El primer censo municipal de Rosario (1900) dice respecto a la Empresa de Gas:

“La Empresa que hace el servicio de alumbrado á gas, en el municipio, es una de las
más antiguas ente las muchas aquí instaladas. La fundó el Sr. Leopoldo Arteaga en el año
de 1868. Aunque existe una empresa de alumbrado eléctrico y entre ambas se hacen una
reñida competencia, por cuanto las dos tienen servicios públicos y particulares, la empresa
de alumbrado á gas cuenta con 2436 abonados. La Municipalidad celebró un contrato, por
el que la empresa del gas se obligaba á dar luz á un determinado radio del municipio. De
ese contrato, vinieron las actuales instalaciones que posee en la población, contando con 783
faroles y 89 focos incandescentes. La calidad del gas utilizado, es buena, y el servicio que
presta la empresa está á la altura de las exigencias públicas. El consumo mensual sube á
172.598 metros cúbicos con un costo de $41.109 mensuales. La empresa conserva una usina
que consulta las ventajas de las instalaciones más modernas y adelantadas. Podría alumbrar
por si sola toda la ciudad, y la alumbraría, si no fuera por la competencia que le hace la
Compañía de Luz Eléctrica del Río de la Plata. Hacemos constar, como detalle de interés, que
son pocas las empresas rosarinas que hayan prosperado tanto como ésta, la cual ha dejado
buenos dividendos á sus propietarios. Se encuentra ubicada la Usina y Administración en el
perímetro de las calles Córdoba, Bajo, Rioja y 1º de Mayo. El edificio que ocupa cuenta con el
departamento de la Administración, el de alojamiento de Ingenieros, y demás instalaciones
necesarias, como ser retortas, purificadores, condensadores, tres gasómetros, taller de
reparaciones, etc. El consumo mensual de carbón es alrededor de 350 toneladas, teniendo
carboneras de capacidad de 5000 toneladas. El personal se compone de un administrador, un
contador, tres ingenieros, once empleados y ciento ochenta peones que atienden los diferentes
servicios en que está distribuída la Usina.”

En varias oportunidades desavenencias entre la Municipalidad y la Empresa por la


reglamentación de tarifas e impuestos o atrasos en el pago de los mismos llevaron a la
suspensión del servicio por largos años. Esto sucedió entre fines de 1875 y el 11 de marzo
de 1879, entre el 26 de junio de 1892 y el 19 de marzo de 1896, y finalmente a partir de
fines de octubre de 1916 fecha definitiva de cese del alumbrado publico a gas.
El uso domiciliario del gas debió ser fundamentalmente la iluminación ya que los
equipos de calefacción a gas recién comenzaron a ser introducidos en 1919.
Las instalaciones entraron en un progresivo abandono hasta que fueron demolidas en
1937 para dar paso a la Plaza de la Coronación.
Posteriormente surge una nueva empresa de suministro de gas para suministro
calórico y motriz cuando George Waring y sus sucesores reciben una concesión por 30
años por una ordenanza municipal del 1 de octubre de 1926, siendo el contrato respectivo
convertido en escritura pública el 6 de diciembre del mismo año.
Otra Ordenanza del 27 de noviembre de 1928 autoriza la transferencia de dicho
Pifferetti A. A. - La usina de gas del Bajo y su presencia en el Rosario del siglo XXI 143

contrato a la “Compañía General de Luz y Fuerza. CoLuz. (Alumbrado público en Rosario,


su evolución, M. A. Bergnia de Cordoba Lutges. La fábrica denominada Usina Gral. San
Martín se ubicó en el predio de las calles Ayacucho, 24 de Setiembre y Colón.
El 6 de octubre de 1956, al vencer la concesión, la Municipalidad se hace cargo con
carácter precario hasta el 31 de diciembre de 1957 en que se otorgó a Gas del Estado
la explotación del suministro de gas en Rosario por un lapso de 50 años. Como Gas del
Estado realizo la conversión a gas natural con la habilitación del gasoducto proveniente
de Campo Durán, Salta, la planta cesó su funcionamiento. Hoy muy poco subsiste de
esta instalación reemplazada por oficinas y depósitos de Litoral Gas S. A.
La empresa del ferrocarril Central Argentino también tuvo su fábrica de gas en
proximidades de la Estación Rosario Central, vestigios de ella subsisten en lo que hoy
es la Casa del Tango. Algunos viejos ferroviarios nos han hablado de una zona que
denominaban “el anfiteatro”, donde había restos de lo que seguramente fue un gasógeno.
Reati (2004: 82) nos dice:

“El agua extraída del río, era impulsada por aquellas bombas hasta un tanque elevado que
aún existe, asentado sobre una edificación ubicada en la unión de las actuales Wheelwright
y España. Allí, en los primeros años del ferrocarril, existió una fábrica de gas que fue parte de
los talleres para el mantenimiento del material rodante de entonces”.

El mismo autor nos informa que también el Ferrocarril Buenos Aires Rosario tuvo una
“usina que atendía a los gasógenos utilizados para la iluminación de los coches de trenes
de pasajeros. La usina estaba ubicada al final del anden principal de la Estación Rosario
Norte, sobre el predio que da sobre el Pasaje Celedonio Escalada”, aunque seguramente
en este caso se trata de gas de carburo. (95)
Finalmente la empresa del Puerto de Rosario tuvo su usina de gas, como consta en el
listado de bienes recibidos por el M.O.P. en el momento de la nacionalización del puerto,
aunque por las restricciones de ingreso, no hemos podido determinar si algo subsiste
actualmente.

Respiraderos

Las rejillas de respiradero detectadas son cuadrangulares de fundición de hierro de


unos 160/165 mm de lado y presentan tres tipos distintos de marcas o inscripciones.
El primer tipo, que hemos denominado “I” presenta dos iniciales que pueden ser C o G
(Fig. 1), el tipo II muestra la inscripción “F. Viscardi” (Fig. 2), finalmente el tipo III tiene
inscripto en circulo “Fitzpatrick y Lucioni” (Fig. 3). Todas se presentan en construcciones
antiguas de comienzos del 900 y en algunos casos claramente adscribibles a fines del
siglo XIX.
Si bien un agujero de ventilación se puede abrir en una pared en cualquier momento
de la vida de una edificación sin afectar la integridad de la misma, nos resultaba
significativo que esa era la época del comienzo de los servicios urbanos centralizados
como el suministro de gas de iluminación y calefacción y los servicios sanitarios.
Sin querer ser una enumeración exhaustiva, el tipo I lo encontramos en J. M. Rosas
1285, 3 de Febrero 582, Córdoba 1224, Santa Fe 1570, San Luis 846 (Alianza Francesa),
Tucumán 1640; el tipo II en Corrientes 905 esq. Rioja, Córdoba 625 (Liceo Avellaneda),
Maipú 1123, Corrientes 1500, Pasaje Saguier 360, San Lorenzo 753 (Museo Estevez),
San Juan 536/38, Santa Fe 3264. En cuanto al tipo III sólo se observa en Maipú 1175
Tipo III, en una edificación del tipo que Juan Alvarez denomina “modelo de casa de época
según el Reglamento de edificación” municipal, características de 1900. “Quienes solo
disponen de recursos para edificar casa de una planta, dejan construido el balcón para
lo que, Dios mediante, será otro piso. El techo actual no remata la obra: es mera etapa
144 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:139-146

provisoria” (Alvarez, 1943: 423)

Tipo I

Tipo II

Tipo III
Pifferetti A. A. - La usina de gas del Bajo y su presencia en el Rosario del siglo XXI 145

El tipo que presenta lo que parecen ser una C y una G corresponde a las iniciales
de la Compañía de Gas y representa evidentemente la ventilación para la instalación
de gas domiciliario. Sabemos que aunque la prensa y los historiadores hablen más de
empresa o usina del gas, la denominación oficial era Compañía de Gas del Rosario, así lo
demuestran dos fallos de la Corte Suprema de Justicia de la nación. Uno de 1869 sobre
deuda contraída en 1864 por el Sr. Arteaga con el Banco Italiano pagadera en acciones
de la compañía a depositar en el Banco Mauá (1872:60-63) y otro de 1916 ante una
demanda iniciada en 1913 por la “Compañía del Gas del Rosario” contra la Provincia de
Santa Fe (Baratta, 2003).
Nos consta que la instalación domiciliaria era efectuada por la empresa, por lo menos
en los primeros años, como se desprende del texto del ya citado aviso en la Guía de
Chueco (1870): “La colocación de las cañerías en las casas particulares y los artefactos se
venden desde esta fecha con una rebaja del 25 % hasta nueva disposición”.
El tipo II corresponde a Felix Viscardi, en la Guía Nacional de Bosch de 1895 figura
tanto en el rubro “talleres de gas” como en el de “plomerías”, mientras en la de 1908
lo encontramos en “talleres de gas y aguas corrientes” y en “constructores de obras
de salubridad”. El Diccionario Biográfico Italo-Argentino nos dice: “Industrial. Nació en
Trontano (Novara) en 1857. Llegó a la Argentina en 1868. Durante veinte años trabajo
como empleado en una casa de comercio y en 1889 instaló en Rosario de Santa Fe,
una fábrica de aparatos para gas y sanitarios que alcanzó gran desarrollo. Fue socio
de la “Unione e Benevolenza”, del Hospital Garibaldi y de otras asociaciones rosarinas.”
(Petriella y Sosa Miatello, 1976). Por consiguiente podría corresponder a instalaciones
tanto sanitarias como de gas.
En cuanto al tipo III debe corresponder a una instalación de tipo sanitario ya que en
la guía de Bosch de 1895 aparece un J. Fitzpatrick en el rubro “plomerías” y en la de
1908 Lucioni Aquiles en “constructores de obras de salubridad”. Evidentemente en un
momento intermedio la razón social debió ser Fitzpatrick y Lucioni como la detectada.
Recordemos que desde los primeros tiempos del uso del gas domiciliario se fijaron
normas de seguridad para su uso. “Los locales donde se consume el gas deben estar
dotados de dos aperturas en los muros (una a nivel del suelo y otra junto al techo) para
evitar que se acumule el gas en caso de fuga” (http://centros6.pntic.mec.es/cea.pablo.
guzman /leccionesfisica/ energias primarias. htm).
También las instalaciones sanitarias si bien tienen su salida en altura, requieren de
una abertura de ventilación para que pueda producirse la circulación. El servicio de agua
corriente se inaugura en 1887, y servia a unos 10000 vecinos sobre 51000, mientras que
el sistema cloacal, entró en servicio en 1899 dejó mucho que desear, y estaba a conectado
a un 30% de las casas existentes.

Conclusiones

En conclusión existen construcciones en la ciudad que conservan respiraderos


que han formado parte de las instalaciones de gas domiciliario de la Compañía de Gas
del Rosario, identificadas con la sigla CG. Otras presentan aberturas de aireación de
instalaciones sanitarias, aunque no puede descartarse que hayan podido pertenecer
también a aireaciones de gas en años posteriores a aquellos en que la compañía se
ocupaba de estas instalaciones. De estas las de Felix Viscardi corresponden en muchos
casos a ingreso de aire para el tiraje de instalaciones sanitarias, aunque no podemos
descartar que en algunos casos pueda tratarse de ventilaciones de instalaciones de
gas en zonas y momentos en que ya no se ocupara la Compañía de Gas de realizar la
conexión domiciliaria. En cuanto a Fitzpatrick y Lucioni lo consideramos un respiradero
de instalación sanitaria.
146 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:139-146

Los primeros deben atribuirse cronológicamente al período que va de 1870 a 1920


período de funcionamiento de la usina del bajo. Los segundos si fueron de gas, a la última
década y si fueron sanitarios de comienzos del 900 y el tercer tipo de un año intermedio
entre el año 1895 en que el titular era Fitzpatrick y 1905 en que la empresa era sólo de
Lucioni.
Esto demuestra cómo las construcciones y sus elementos característicos nos brindan
información sobre la época constructiva, los materiales utilizados y las tecnologías de
fabricación. Ya que nada nos ha quedado de la primitiva usina del gas, al menos tratemos
de preservar estos pequeños elementos del servicio que prestaba. Las otras rejillas con
marca también deben preservarse como testimonios de los comienzos de los servicios
centralizados urbanos en los albores del siglo XX.

Agradecimientos

Nuestro agradecimiento a Claudio Martignoni que durante varios años nos acompaño en el
relevamiento de los elementos metálicos del patrimonio urbano. A la Biblioteca. del Museo Histórico
Provincial, al Departamento de Fotografía Antigua de la Escuela de Museología, a Ernesto Aguirre
del Museo de la Ciudad y al Instituto Politécnico Superior de Rosario de la U. N. R. por haber
facilitado fotografías antiguas que muestran distintos aspectos de la usina del gas del bajo.

Bibliografía

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paginación corresponde a la 3ª edición de 1998, UNR Ed. / Ed. Municipal de Rosario.
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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:147-155 ISSN 1852-8554

LAS PRIMERAS FUNDICIONES DE ROSARIO Y LA PERSISTENCIA


DE SU PRESENCIA EN EL REGISTRO URBANO

Pifferetti Adrián Ángel


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
En Rosario en la segunda mitad del siglo XIX surgen una serie de talleres de fundición a partir de
1860. Para esa época había llegado al Plata (y a toda Latinoamérica) la moda iniciada en Europa y
EE.UU. algunas décadas antes de la utilización del hierro fundido en la construcción. Tan abundante
fue su uso que a pesar de la destrucción sufrida, muestras del trabajo de muchos de ellos se
mantienen en algunos edificios y hasta en las calles de la ciudad. Hacemos aquí un resumen del
relevamiento, estudio y clasificación de estos materiales que el marco del programa de preservación
del patrimonio urbano se viene realizando desde hace algunos años. El análisis permite comprobar
que en los elementos de construcción se remplaza rápidamente a los productos importados por
artefactos de elaboración local, aunque no faltan algunos casos aislados de elementos fundidos en
Buenos Aires y hasta en Santa Fe.
Palabras Clave: Tecnologías históricas, fundición, patrimonio, arqueología urbana

Abstract
In the city of Rosario in the second half of the nineteenth century raises a number of foundries
from 1860. At that time come to the Río de la Plata (and all Latin America) the mode in Europe
and USA some decades before use cast iron construction. So abundant was their use despite the
destruction suffered, samples of the work of many of them remain in some buildings and even
on the streets of the city. We here a summary of the survey, study and classification of these
materials under the program of urban heritage preservation has been running for some years.
The analysis allows to check that building elements are quickly replaced imported products by local
processing artifacts, although there are some isolated cases of fused elements in Buenos Aires to
Santa Fe.
Key words: Historical Technologies, foundry, heritage, urban archeology

Introducción

Las ciudades son entidades vivas que sufren constantes transformaciones, en especial
aquellas como Rosario que se reconstruyen permanentemente sobre si mismas. La ciudad
es un ámbito antropológico que supera la simple suma de sus monumentos y estructuras
arquitectónicas y como tal se encuentra en permanente estado de transformación.
Generalizando lo que Tenenbaum (1989) dice con respecto a Buenos Aires, podemos
decir que cada día hay algo nuevo que se le incorpora y algo que irremediablemente
se pierde. Una de las herramientas de la arqueología urbana consiste en encontrar y
analizar la persistencia de indicadores del pasado dentro de la ciudad actual.

1
Facultad Regional Rosario, Universidad Tecnológica Nacional, Zeballos 1341,
2000 Rosario (Santa Fe), [email protected]
148 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:147-155

Particularmente nos vamos a limitar a la supervivencia de elementos de fundición de


hierro y entre estos a los que presentan marcas de la fundición o empresa que los fabricó
y que permiten datarlos en un determinado período histórico: el de existencia de dicha
sociedad industrial.
En la segunda mitad del siglo XIX, Rosario inicia un proceso de expansión que la
convierte en el importante nudo portuario, ferroviario, agrícola ganadero e industrial
en que se fue transformando hacia 1900. Como puerto principal de la Confederación
Argentina (1853-1960), base de abastecimiento de las escuadras de la Triple Alianza en
la guerra del Paraguay (1864-1870), cabecera del Ferrocarril Central Argentino (1964-90)
y la posible transformación en capital del país, finalmente frustrada, (1867-1873) atrajo
inversiones, capitales y corrientes migratorias. Esto se tradujo en un notable incremento
demográfico a medida que progresaban las actividades ferroviarias y el desarrollo de
colonias agrícolas.
En 1858, la ciudad tenía 9.785 habitantes con un 25% de extranjeros; y en 1969,
aproximadamente 23.000 (ocho veces menos que Buenos Aires y el doble que Santa Fe)
con un 41% de extranjeros. En 1887 ya tenía 50.967, con un 41 % de extranjeros, y a
partir de allí, su incremento poblacional la convierte en un caso único en Sudamérica,
porque ocho años después en 1895, casi duplicó su cantidad de habitantes: 91.000
personas, de las cuales un 46% eran extranjeros. “Las cifras demográficas nos indican
que entre el momento de elevación de la aldea al rango de ciudad el 5 de agosto de 1852
hasta el momento de los festejos del supuesto bicentenario en 1925, la población se ha
multiplicado por cien.” (Cesaretti y Pagni, 2006)
En este contexto hacen su aparición talleres metalúrgicos que reparaban y fabricaban
todo lo que iba requiriendo el desarrollo de la ciudad: de la actividad portuaria a la
bélica, de los ferrocarriles a la industria, de la construcción a las actividades agrícolas.
Para ello unían actividades de fundición, herrería, carpintería metálica, fabricación de
estructuras y reparación de maquinarias. Sobre el tema nos dan muy buena información
Mikielievich (1979) y Frutos de Prieto (1982), a quienes seguiremos básicamente con
alguna información adicional.
Ya en 1860 actuaba uno de estos establecimientos y la síntesis dada por Frutos
de Prieto (1892:130), acompañando el crecimiento de la ciudad, es “la existencia de 5
establecimientos en 1870, 4 en 1875, 4 en 1887, 10 en 1890, 12 en 1895 y 12 en 1901”.
Es justo la época en que llega al Plata (y a toda Latinoamérica) la moda iniciada
en Europa y EE.UU. algunas décadas antes de la utilización del hierro fundido en la
industria de la construcción.
Es así que dicho material es ampliamente utilizado en rejas, columnas, ménsulas,
fuentes, pérgolas, marquesinas, faroles, respiraderos, bocas de tormenta, guardacantones,
etc.
Tan abundante fue su uso que a pesar de la destrucción sufrida permanentemente por
las construcciones de la ciudad, muestras del trabajo de esas fundiciones se mantienen
en algunos edificios y hasta en las calles de la ciudad, y en algunos casos nos ha permitido
datar al conjunto en que se hallan; la necesidad de su preservación se convierte así en
el salvataje de una parte de la historia misma de la urbe por un lado y de las tecnologías
utilizadas por otro.
Hacemos aquí un resumen del relevamiento, estudio y clasificación de estos materiales
que en el marco del programa de preservación del patrimonio urbano se viene realizando
desde hace algunos años.
Pifferetti A. A. - Las primeras fundiciones de Rosario y la persistencia de su presencia... 149

Fundiciones de Rosario

En 1860 encontramos en funcionamiento un taller de fundición y herrería frente


a la Aduana, en la esquina de Urquiza y Aduana (Maipú). En la Guía del Comercio y
Forasteros del Rosario publicada por M Chueco en 1870 puede leerse el siguiente aviso

“La primera fundición a vapor en el Rosario. Calle Aduana esquina Urquiza. Se hace toda
clase de obras científicas, compone y hace máquinas a vapor, viento y caballos, también
construyen buques y aparatos mecánicos, funden todos los metales, rejas y balcones de
cualquier modelo y demás trabajos concernientes a su ramo. She First Foundry in Rosario.
Situated in the Aduana corner of Urquiza Streets. Robert Atkinson. William Selfer.”

En ese año inicia su actividad una denominada Fundición del Rosario en Saladillo (1
de Mayo) entre Córdoba y Rioja, que al año siguiente es adquirida por el norteamericano
R. M. Ross y el ya citado R. Atkinson. En 1970 Ross queda como único propietario
de la fundición que traslada a la esquina de San Juan y Comercio (Laprida), volviendo
Atkinson a su sociedad con Selfer. Ese año contaba “con cinco fraguas, un torno y un
motor locomóvil para mover los ventiladores de los hornos” (Mikielievich, 1980: 65).Nuevo
traslado en 1876 a Catamarca entre Libertad (Sarmiento) y Progreso (Mitre) y luego a la
manzana de Salta, Entre Ríos, Catamarca y Corrientes. En el período 1870-80 era la
fundición de “mayor envergadura” de la ciudad y a partir de 1867 construye una serie de
motores a vapor para la incipiente industria local. En 1888, absorbido por su empresa
“tramwayra” la transfiere a una sociedad anónima y antes de 1895 cesa su actividad.
Para 1890 esta empresa ocupaba 400 trabajadores. (Mikielievich, 1979).
Es esta la más antigua fundición aún presente en el registro urbano, sus marcas las
podemos observar en columnas que sostienen el alero que da al río de la ex estación
Rosario Central del Ferrocarril Central Argentino (hoy Isla de los Inventos). Aunque es
posible que la intervención se limitara a aplicar un bloque de fundición en el extremo
terminal de las columnas mucho más esbeltas y nervadas, ya que las marcas están todas
en ese extremo terminal.
También hay columnas de la Fundición del Rosario M. R. Ross en Sarmiento 536-48
edificio de dos plantas hoy depósito de un supermercado pero que formo parte de las
edificaciones del Hotel Litoral, y en la esquina SW de Sarmiento y San Lorenzo, mientras
que la marca de la fundición sin que hayamos podido identificar el nombre de Ross
también se encuentra en Sarmiento 636-48 y en Córdoba 1075.
Otra fundición temprana fue la de los franceses Lassus y Laborde, en la calle del Bajo
(Belgrano) 32, conocida como La maquinista. La primera mención que tenemos es de
1869 (Frutos de Prieto, 1982:126) en que es transferida a su connacional José Mulins.
En 1875 pasa a ser titular de la misma el mecánico ingles Tomas Stoddart y cambia su
nombre a Fundición Argentina.
Por la misma época inician su actividad los catalanes Torró y Mayor (South American
Monthly, 1869), en Progreso (Mitre) entre Córdoba y Rioja, que al año siguiente pasa a
ser propiedad exclusiva de Pedro Mayor, que agregó la construcción de maquinarias y
calderas y llego a tener alrededor de 80 obreros. Fabricaba máquinas y norias, baldes
volcadores para extraer agua, torniquetes y puertas de alambrado y potrero. En 1890 la
adquieren Font, Martinez y Cia., “manteniendo el nombre de Pedro Mayor por favorecerlo
el prestigio adquirido a lo largo de tantos años de eficiente labor” (Mikielievich, 1979).
De esta fundición encontramos rejas y columnas. Entre las primeras se destacan
150 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:147-155

algunos tramos perimetrales que subsisten en el Hospital de Niños, similares en todo


a la “reja de hierro ligeramente decorativa” que en 1901, el intendente Luis Lamas hizo
colocar a lo largo de las veredas norte y este de la plaza 25 de mayo. Esta reja fue
retirada en 1926-27 y en los años 60 estaba colocada en el Jardín de Niños del Parque
Independencia. Seguramente, con posterioridad los tramos remanente fueron reutilizados
en este hospital.
También tenemos columnas con su marca ya en letras en relieve ya en una placa
ovalada. Las primeras las hemos registrado en las esquinas SW (2 plantas) y NE de
San Juan y Sarmiento, San Luis 1273-77 (2 plantas), Urquiza 1145, esquina NW de
San Luis y Maipú (2 plantas), Corrientes 472-84, (2 plantas), esquina SW de Urquiza y
Entre Ríos (2 plantas), Maipú 847-59, San Luis 1054, San Martín 894, Mitre 835-39 (2
plantas), Roca 736-46. Otra pequeña columna se expone en el interior del bar Victoria de
la esquina SE de Roca y San Lorenzo, no sabemos si producto de una remodelación del
local o traída de otro lado.
La fundición y taller de herrería Helvética de Santiago Righetti se instala en 1870 en
la calle del Puerto s/n (San Martín), posteriormente en Corrientes y Salta y finalmente
en 1885 en Salta entre Buen Orden (España) e Independencia (Italia). Comenzó con
25 operarios y llego a tener 150 en la primera década del siglo XX. En 1909, cuando
su titular era Luis P. J. Zanini, Rosario Industrial nos informa que el taller “quizás el
mayor en su genero” en la ciudad contaba con “varias secciones: torneros, caldereros,
ajustadores, rayadores de cilindros, cepilladores, fraguadores, herreros, etc., una sección
especial destinada a la construcción de ascensores. Se hace también fundición de hierro
y bronce.”
De esta Fundición Helvética nos ha quedado parte de una reja perimetral con
portones, algunos murados, de lo que debió ser una casona de extramuros (hoy Escuela
de Educación Técnica Gregoria Matorras de San Martín) de Córdoba 2635.
También rejas de balcón, fundidas en una sola pieza, con dos motivos florales
centrales. El primer tipo corresponde a una flor vista lateralmente entre volutas y en la
parte superior central, una cinta con la inscripción en relieve S. Righetti. Externamente
puede estar rodeada rodeada por los cuatro costados por una fila de rombos, una greca
o una combinación de ambas, lo que le permite además ajustarse a los diversos anchos
de abertura. Lo hemos observado en Roca 14, Iriondo 956, Sarmiento 1462, Mitre 1822,
Urquiza 1713, Montevideo 735, Sarmiento 1462. El segundo tiene centralmente una flor
de ocho pétalos vista de arriba semejando una rueda de seis rayos, rodeada de volutas
vegetales, los laterales forman columnitas estilizadas y a ambos lados del motivo central
puede leerse en relieve S. Righetti y Fundición. Se ha registrado en San Luis 3471,
Laprida 1336, Callao634, 1 de Mayo 1059 (edificio fechado 1899), la esquina NE de
Mendoza y 1de Mayo y Paraguay 1213.
Las columnas tienen siempre la inscripción en relieve S. Righetti Rosario, y algunas
veces Fundición Helvética, generalmente con una un ovalo exterior que sobresale entre
ambas inscripciones una cruz o en algún caso un pequeño circulo en el centro de una línea
que termina en puntas. Alguno de los lugares donde se las encuentra son los tribunales
viejos (actual Facultad de Derecho), la Casa de la Higiene (ex mansión Canals) San Luis
1173 (2 plantas), esquina SE de Zeballos y Buenos Aires, Corrientes 140-44, Mercado
Oroño (1888), Corrientes 1641, esquina SW de España y Salta (2 plantas), Sarmiento
853, Callao 139-41 bis, Rioja 1174 (18), esquina NW de Junín y Alberdi, San Luis 1438-
40, San Martín 1129 (2 plantas). Otra columna está expuesta en el exterior de la fachada
Pifferetti A. A. - Las primeras fundiciones de Rosario y la persistencia de su presencia... 151

de la Isla de los Inventos que da a la prolongación de la calle Cortazar (prolongación de


Corrientes), resultante de las modificaciones sufridas por la ex estación Rosario Central.
Hemos detectado columnas de esta fundición no sólo en su zona de influencia: Roldan,
Firmat o en localidades más alejadas de la provincia: Rafaela sino también en aquellos
lugares a los que llegaban las vías férreas que comunicaban el puerto con el interior del
país. Citemos aquí las farolas de iluminación de la plaza Independencia en Tucumán o
las columnas de la casa González Pinto de 1892, primer “casa de altos” de Mendoza.
Ya con el nombre de L. Zanini encontramos columnas originariamente revestidas de
yeso en el edificio Anchorena, de tres plantas y sótano, en la esquina SW de Buenos Aires
y San Luis.
El censo de la Pcia. de Santa Fe (1887) registra en la ciudad tres fundiciones la
de Mayor, con 74 obreros (64 extranjeros y 10 argentinos), la de Righetti con 70 (65
extranjeros y 5 argentinos) y la de Falco y Grande, bastante más reducida con sólo 8.
Esta última estaba situada en Cochabamba y Chacabuco. En 1895 Se disuelve la
sociedad, continuando Pedro Falco con la fundición trasladada a 3 de Febrero 144.
Es interesante que el nombre de Fundición Falco y Grande con un ancla se observa
en las columnas del edificio de dos plantas y sótano de la esquina NW de Laprida y Rioja,
donde hoy funciona una panadería y confitería, lo que permitiría datar la construcción
en el siglo XIX si consideramos que esta sociedad se disolvió en 1895. Ya como Pedro
Falco sus columnas, en muchos casos dentro de una estrella, aparecen en el edificio
Castagnino de dos plantas, fechado en 1897, de Maipú y San Juan, el edificio de tres
plantas de la esquina NW de Córdoba y Mitre, en otra construcción de dos plantas de
Sarmiento 1173, en la esquina NW de Mitre y San Lorenzo, en Córdoba 35-39 también
de dos plantas, San Luis 1280 (2 plantas), esquina SW de San Luis y Entre Ríos (2
plantas), en San Luis 1273-77 (2 plantas), Urquiza 1145, Córdoba 822-24 (2 plantas),
Sarmiento 931, Mitre 441, esquina SW de Rioja y Paraguay, Rioja 1040, la esquina NE de
Ayacucho y Sánchez de Bustamante, esquina NW de Ayacucho y Quintana, 27 de Febrero
554, 27 de Febrero 632. También se las veía en una construcción de dos plantas y con
frente totalmente enmascarado con agregados metálicos en San Martín 1416 que según
comunicación personal de su propietario databa de 1895 y que fuera demolida hace un
par de años para dar lugar a un edificio de altos. En el momento de la demolición se
pudo observar que empotradas en las dos medianeras podían verse columnas similares
por lo que originariamente debió tratarse de un gran salón subdividido posteriormente
en varias propiedades. Columnas menos exigidas estructuralmente que soportan aleros
en patios existen en la esquina NW de Mitre y Urquiza, la escuela de 9 de Julio 1247,
Corrientes 565, Av. del Rosario 136 bis.
En cuanto a las rejas de balcón fundidas en una sola pieza, tenemos dos tipos: uno
con la inscripción Pedro Falco Fundición lo encontramos en Moreno 115, Ituzaingo
586, Catamarca 2011, Sarmiento 1589, Superí 381, Cangallo 241, 27 de Febrero 1947,
Montevideo 575, Junín 999, Cangallo 241, Jujuy 2091, Tucumán 1638. El otro es más
“art nuvau”, dice “P. Falco Fundición Rosario” y es seguramente más moderno; está en
Montevideo 1485, Callao 261, Suipacha 171, Pellegrini 622.
En 1888 aparece una Fundición Francesa de Petetin, D. Raggio y Cia. en Libertad
(Sarmiento) 279, que en 1895 pasa a ser exclusivamente de Desiré Petetin y traslada
a Libertad 1070. Hemos encontrado sus columnas en dos construcciones: el bar de la
esquina SE de San Juan y Buenos Aires (2 plantas) y la esquina NE de 27 de Febrero y
Laprida, construcción de una planta pero con signos de haber tenido otra superior.
152 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:147-155

En la Guía de abonados de la Unión Telefónica de 1890 aparece una fundición


Contamina y Rebord en Jujuy y Balcarce, que no es citada en el Prontuario Informativo
de la Pcia. de Santa Fe (PISF) de Fernandez (1896) ni en la Guía Nacional de 1902, pero
en la de 1908 aparece como Francisco Rebord en Balcarce 278, luego Salta y Balcarce y
perduraría varias décadas en el siglo XX, ya en Gral. López (Zeballos) 1341. Un aviso en
el “Censo del 2º Centenario” (1925) dice:

“Gran establecimiento de fundición, hierro, bronce y aluminio y taller mecánico, Juan G.


Rebord, casa fundada el año 1888. Gran instalación de maquinarias de moldeo a fuerza
hidráulica. Repuestos para máquinas agrícolas. Especialidad en trabajos para ingenios
azucareros y maquinarias para todas las industrias. Columnas de todas dimensiones para
edificios. Calle Balcarce 278.”

De F. Rebord tenemos columnas en Mitre 659 y una reja monolítica en Pje. Lugand
2020 y en Salta 2362.
Otras fundiciones registradas en 1890 son las de Guillermo Monkhouse, transferida
en 1895 a Barlow y Cia y que adoptó el nombre de Anglo-argentina; Rafael Planes y Cia;
Buenaventura Rovirosa; F. Van Riet y J. Ferraro, luego (1895) sólo F. Van Riet.
En 1895 Jorge M. Topping, un ingeniero mecánico ingles nacido en Cumberland
y llegado a Rosario en 1886 contratado por el Ferrocarril Central Argentino, abre un
pequeño taller de fundición, herrería y carpintería en Tucumán y Corrientes. Dos años
después se asocia con su connacional L. C. Seavill y traslada el taller a la esquina de
Tucumán y Dorrego y la fundición a la calle San Lorenzo. En 1908 los encontramos
asociados a otro ingeniero ingles del ferrocarril Mac Laren. Llegaron a ocupar 150 obreros
permanentes y su actividad se extendió hasta la década de 1930.
Ese mismo año aparece la fundición de Celedonio Cinca y Sibonia (PISF) o de Celedonio
Cinca (en la Guía de Basch figuran como dos fundiciones distintas pero la dirección
coincide) en Progreso 1089; luego trasladada a Santa Fe 1132.
También Florencio Reinaudi (o Reinaldi, como erróneamente figura en alguna
bibliografía), en Paraguay 833, apellido de larga trayectoria hasta bien entrado el siglo
XX. De el encontramos dos tipos de rejas de balcón. El primer tipo presenta grandes áreas
con aspecto de haber sido fundidas en una sola pieza, mientras que otras piezas están
unidas a las anteriores mediante remaches claramente visibles. Conocemos dos modelos
que evidentemente provienen del mismo taller por su enorme similitud. El segundo
corresponde a unas hermosas rejas modulares de motivo floral y como las anteriores
presentan en relieve la marca de fundición “F. Reinaudi, Gral. López 1341, Rosario”.
También tenemos columnas en el Hospital Español, una columnita en el frente de una
casa en Corrientes al 2100, una columna de iluminación, seguramente reutilizada, en un
jardín de Pérez y columnitas sosteniendo cadenas rodeando un panteón en el cementerio
de San Lorenzo.
Otras fundiciones presentes en 1895 son Borelli Hnos. de Mendoza al 900, luego
(1901) de Entre Ríos 1328; Ramón del Arco de Santa fe 750, luego (1901) Santa Fe
1250; F. Siebert de Independencia 443 y E. Woods de Corrientes y Tucumán (la misma
dirección de Topping). Mientras en 1901 (Bosch) encontramos a Santiago Baldasarre,
Mendoza 1170; Luis Luraschi, Bv. Argentino 1220 y G. D. Ferguson, Casa Jewell. Y en
la edición de 1908: Honorato Alemany e Hijo de Paraguay 948, “fundición de hierro,
bronce y otros metales, taller mecánico”; Francisco Cappelletti, Italia 740; Luis Chizzini,
Catamarca 1561; Luis Perolio, Catamarca 1561 (misma dirección que el anterior) y
Pifferetti A. A. - Las primeras fundiciones de Rosario y la persistencia de su presencia... 153

Germán Rouquette, Brown 1960.


En cuanto a Honorato Alemany e Hijos nada hemos encontrado en la ciudad pero
hemos observado una reja de balcón fundida en una sola pieza en Venado Tuerto.
En años posteriores citaremos por su presencia abrumadora a Repetto, Mary y
Sforza, empresa integrada por Agustín Repetto, Luis Mary y Saverio Sforza y que inició
sus actividades en 1903, de Salta 2123, luego en 1907 Repetto y Sforza (A. Toralbo,
comunicación personal). Un aviso en el Censo de 1925 dice: Establecimiento de fundición
de hierro, bronce y aluminio Repetto y Sforza. Fundición en general para maquinarias
sobre modelos y muestras – Parafuegos, coronas y piñones de motor – Grillas, columnas
de hierro fundido y tachos para jabonerías. Depósito Santiago 244-48, Fundición y
Escritorios Catamarca 2430-50.
Gran cantidad de columnas llevan la marca de Repetto, Mary y Sforza o Repetto
y Sforza. En la esquina NW de Corrientes y Salta, el edificio de dos plantas y sótano
que fuera primera sede de los almacenes Campodónico está fechado en la ochava 1891
sin embargo las columnas del ala de Corrientes, las únicas en que se ha identificado
marca son de Repetto, Mary y Sforza, fundición que inició su actividad en 1903. O la
construcción estuvo en obra durante muchos años o el año inscripto es de inicio de la
actividad de la empresa y no el de construcción (lo que nos parece más probable). Otras
columnas anteriores a 1907 las tenemos en la esq. NE de Junín y Canning, en el Hospital
de Caridad, en la estación Central Córdoba, el palacio de la ex Jefatura de Policía, la
estación. Cia. Gral. F. C. Pcia. de Buenos Aires (actual Gendarmería), Hospital del
Centenario. En cambio la leyenda Repetto y Sforza aparece en el Hospital del Centenario,
Escuela Arzeno de O. Lagos 1064, y numerosas farolas de luz del Bv. Oroño, del Parque a
la Bandera, de plaza Pringles, plaza Sarmiento, frente a la Municipalidad y la ex jefatura
de Policía, etc.
Abundan también algunos elementos propios del siglo XX como lo que Weissel (1999)
denomina “tapas de oquedades de servicios públicos” es decir tapas de bocas de inspección
y registro de cámaras o conductos subterráneos, bocas de tormenta, medidores, válvulas,
llaves de paso, conexiones, etc. para instalaciones de gas, aguas corrientes, obras de
salubridad, luz eléctrica, calefacción, teléfono, telégrafo, etc. etc.
En nuestro caso hemos detectado tapas de instalaciones de luz, bocas de tormenta
bocas de inspección de obras sanitarias, de aguas corrientes, otras de uso no determinado
y además guardacantones y cuñas triangulares de acceso vehicular a garajes.
Otras fundiciones del siglo XX que observamos en tapas de luz, aguas corrientes, gas,
guardacantones, cuñas triangulares de acceso vehicular a garajes, etc. son Chaina y Cia
y fundición Fox de M. Reinaudi, seguramente algún descendiente de A. Reinaudi.

Conclusiones

Alrededor de 1860 aparecen los primeros talleres metalúrgicos y fundiciones del


Rosario, fundamentalmente a partir de la actividad portuaria. Con posterioridad a
esta actividad se le suman la de centro ferroviario y principal centro de actividades
agricologanaderas de la pampa húmeda.
Esto lleva a la ciudad a tener un incremento demográfico notable y crece tanto que
a pesar de la destrucción sufrida por la deficiencia (o en algunos casos inexistencia) de
criterios de conservación política transforma la ciudad en una Las ultimas décadas del
siglo XIX y primeras del XX coinciden con el auge de la aplicación del hierro fundido en
154 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:147-155

la construcción.

“El crecimiento urbano también permitió el aumento de manufacturas dedicadas a la


construcción. Los bienes producidos cada vez más participaban con mayores proporciones en
un mercado que había estado monopolizado por los productos terminados importados. Así
como las fundiciones, fabricando columnas, verjas, barandas, rejas y puertas, a partir de
materia prima importada, participaban de un segmento cada vez mas importante de consumo
local, las fábricas de ladrillos también se multiplicaban.” (Videla y Fernandez, 2001: 96)

De ese modo rápidamente se reemplazan los productos importados (Mac Farlane,


Val’Oise) por artefactos de elaboración local a partir de materia prima importada, aunque
no faltan algunos casos de elementos fundidos en Buenos Aires (Vasena, J. Tarda) o
Santa Fe (C. Cerana).
Se debe tomar conciencia que al demoler una construcción se destruyen con ella todos
los elementos que la componen con toda su significación de tradición, moda, materiales
y tecnologías de elaboración. Y muchas veces se pierde así la posibilidad de comprobar
o estudiar como fueron fabricadas y que significación tenían en la vida de los habitantes
de la ciudad. Muchas veces hemos tenido que lamentar la perdida de un edificio que
formaba parte del patrimonio urbano de todos nosotros pero muchas otras la salvación
de la obra, con una incorrecta práctica de la conservación edilicia implica que se la mutila
quitándole balcones, frisos, esculturas, rejas y/o columnas que falsifica y bastardea la
visión de lo que era la vida cotidiana de nuestros antepasados. Sólo tomando conciencia
de ello podremos intentar preservar todos los detalles representativos del pasado que día
a día se van perdiendo.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:157-166 ISSN 1852-8554

LAS MARCAS DE LA INMIGRACION ESPAÑOLA


EN LA IDENTIDAD DEL PAISAJE URBANO.

Javier García Cano1, Mónica P. Valentini2 y María Virginia Marull3


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

“Como una vieja costumbre, la ciudad transcurre, a veces, inadvertida…”


Rodolfo Vinacua en Rosario, esa ciudad.4

Resumen
La colectividad española creó desde la segunda mitad del siglo XIX, instituciones que le
sirvieron, entre otras cosas, para integrarse al país, social, económica y políticamente. El
nacimiento del mutualismo en la provincia de Santa Fe está estrechamente ligado a la
rica evolución del pueblo santafecino y la ciudad de Rosario aparece como el centro más
importante donde surgieron estas primeras entidades. Fue en esos momentos en que
inmigrantes españoles crearon la Asociación Española de Socorros Mutuos en 1857.
En el paisaje urbano quedaron las marcas, como expresión y testimonio de la interacción
y de la diversidad cultural. La impronta de la inmigración en general y de la española en
particular, formó parte del proceso de transformación que tienen todas las ciudades.
Palabras clave: inmigración española, paisaje urbano, identidad

Abstract
The Spanish community created since the second half of the nineteenth century, institutions
that served, among other things, to integrate the country, socially, economically and politically.
The birth of mutualism in the province of Santa Fe is closely linked to the evolution of the
people rich and the city of Santa Fe Rosario appears as the most important center where did
these first entities. It was in those moments when Spanish immigrants created the Spanish
Association of Mutual in 1857.
In the urban landscape were trademarks, as expression and testimony of interaction and
cultural diversity. The imprint of immigration in general and Spanish in particular, was part
of the transformation process with all cities.
Key words: Spanish immigration, urban landscape, identity

La colectividad española creó desde la segunda mitad del siglo XIX, instituciones que
le sirvieron, entre otras cosas, para integrarse al país, social, económica y políticamente.
El nacimiento del mutualismo en la Provincia de Santa Fe está estrechamente ligado a
la rica evolución del pueblo santafesino y la ciudad de Rosario aparece como el centro

1
Instituto de Arte Americano. FADU. UBA
2
Escuela de Antropología. FHumyAr. UNR.
3
Arquitecta. UNR
4
Rosario, esa ciudad. 1970. Página 8.
158 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:157-166

más importante donde surgieron estas primeras entidades. Fue en esos momentos
en que inmigrantes españoles crearon la Asociación Española de Socorros Mutuos en
1857, convirtiéndose en la primera en su tipo en el país y detrás de ellos los italianos
con Unione y Benevolenza, el Centro Unión Dependientes, la Sociedad Cosmopolita, la
Asociación Mutual Humberto Primo, la Sociedad de Socorros Mutuos Entre Orientales (hoy
Casa Uruguaya), entre otras, con la particularidad de que todas ellas, han llegado hasta
nuestros días desafiando los vaivenes de la economía y las crisis más profundas que hemos
padecido como país. Los pioneros del mutualismo fueron sin duda las colectividades de
inmigrantes, con su impronta particular y con el sello característico de construir un
asociativismo mutualista que acompañó la historia de Rosario y que representaron casi
el 40% de estas entidades en toda la provincia de Santa Fe.
A través de la arquitectura, estos inmigrantes, impusieron también “marcas” en la
ciudad de la mano del Modernismo y de la denominada “Nueva Arquitectura”.
A partir de 1880, Cataluña afirma más profundamente sus diferencias con el resto de
Europa. El Modernismo se convertirá en la expresión artística de ese sentir y testimoniará,
a través de la adopción de las arquitecturas regionales a la comunidad de inmigrantes
españoles en Argentina, lo que podemos denominar “un perfil innovador y de vanguardia
frente a las tradiciones académicas reinantes”. El Modernismo en Cataluña tuvo una
fantástica expansión, ya que el país estaba abierto a las corrientes procedentes de
Europa, para afirmar sus elementos diferenciales con España y reforzar su nacionalismo,
en un periodo liderado por la “Renaixença”. Los Modernistas creían en la imaginación
creativa como productora de símbolos en contraste con los eclécticos que pensaban en el
arte como representación objetiva de la realidad. De hecho, este movimiento representó
en todo el mundo y en especial en Cataluña la libertad para la creación de nuevas
formas anteriormente no aceptadas, sacando al arte de sus limitaciones académicas. El
Modernismo catalán no sólo refleja en su arquitectura la riqueza ornamental que es común
a todo el Art Nouveau (Arte Nuevo), sino que manifiesta interés por mantener y renovar las
técnicas tradicionales de construcción y decoración, mezclando los materiales antiguos
con los nuevos. Lo regional y lo local fueron las grandes características que identificaron
a estas manifestaciones arquitectónicas y artísticas. En los primeros tiempos y en manos
de los grandes ideólogos los logros estuvieron concentrados en Barcelona, sin embargo, y
en la medida que otros artistas y arquitectos tomaron contacto con los autores catalanes,
estas ideas comenzaron a tener presencia en muchos territorios.
Dado que este proceso se desarrolla poco antes del gran movimiento migratorio hacia
el nuevo mundo, la arquitectura de las vanguardias llegará a América de manos de esos
arquitectos, aunque en forma tardía. Emigrado de Cataluña, el modernismo pasó a ser
uno de los estilos que identificó a los españoles fuera de la península. En Argentina, no
fue mayoritario, pero formó parte de la lista de opciones que se utilizaron para dar cuenta
de cierta expresión representativa de la hispanidad.
Como plantea Francisco Liernur estos no son productos aislados “…forman parte de
la gran expansión de la presencia de constructores españoles provenientes de la zona
oriental de la península y particularmente de Cataluña…” (Liernur 2001: 124)
En este marco, es que Francisco Roca i Simó aparece en nuestro escenario.

Pequeña semblanza del hombre y su obra

Nacido en Palma de Mallorca en 1874, estudia en la Escuela de Arquitectura de Madrid


García Cano J., Valentini M. P. y Marull M. V. - Las marcas de la inmigración... 159

y en 1907 se instala nuevamente en Palma donde comienza a desarrollar su trabajo.


De esa época son la casa Cañelas, la casa Roca y la casa Segura, consideradas sus
primeras obras modernistas con predominio de líneas rectas y una decoración claramente
secesionista. Con los proyectos de la casa de Jaume Quetglas (1908) pero sobretodo con
la Casa Casasayas (1908/10) y la pensión Menorquina (1909/11), ambas conforman un
complejo proyectual en dos esquinas que se inician con un año de diferencia entre si,
donde se nota una fuerte influencia de Antoni Gaudí, especialmente del estilo de la casa
Batllo o Milá.
Hacia finales de 1909 se traslada a la Argentina donde permanecerá hasta 1915.
Algunos autores consideran que se encuentra en este país hasta 1919, aunque pensamos
que pudo haber ido y venido por el desarrollo que presentan algunas de sus obras tanto
aquí como en la península. Pero la fecha de 1919 lo coloca definitivamente de vuelta
en España. Por su traslado a la Argentina deberá dejar la continuidad del proyecto de
Can Casasayas y la Pensión Menorquina en manos de Guillem Reynes. Esta obra será
considerada como una de las muestras más representativas del modernismo mallorquín,
siendo declarada en el 2001 Monumento Histórico y Artístico de Palma de Mallorca.
De vuelta en su país adopta un lenguaje más historicista representado en el Colegio
Notarial de Palma y en el hotel Mediterráneo. Luego de finalizada la Primera Guerra se
radica en Madrid y su obra se va a orientar hacia una arquitectura más triunfalista,
siendo un ejemplo el monumento al Crucero Baleares. Fallece en Madrid en 1940 luego
de una larga dolencia.
Durante su estadía en la Argentina se radica en la ciudad de Rosario. El casamiento
con una de las hijas de Juan Cabanellas , influyente comerciante de la colectividad
catalana en esta ciudad, le facilitó su relación con los inmigrantes españoles y significó
la realización de varias obras arquitectónicas destacadas de la expresión modernista
en Rosario, convirtiéndose en la producción más importante de este autor fuera de
España: la Casa de España ( Entre Ríos y Santa Fe), el Club Español ( Rioja entre Mitre y
Sarmiento), el Palacio Cabanellas (Sarmiento y San Luís), el edificio Remonda Monserrat
(Entre Ríos y San Lorenzo), la confitería La Europea (San Luís 1145) y el banco de España
y Río de la Plata, hoy de Transatlántica (Rioja y Mitre).
En realidad suena extraño que un tipo de arquitectura que en su territorio de origen
fuera parte de los grupos que propugnaban las localías y las autonomías, al extremo
de ser estandarte formal de grupos independentistas, formara parte de aquello que
representó al país entero. Es complejo pensar que al emigrar y llegar al nuevo lugar,
deban autodefinirse en una generalización que tiende más a la lectura del país de origen
y no siempre al lugar de donde provienen.
Es claro que Francisco Roca i Simó, en su condición de insular (originario de las Islas
Baleares) y a partir de haber llegado a la Argentina, no por un proyecto migratorio de
largo plazo, no podía ingresar en las generales de la ley respecto de otros inmigrantes.
Este es un caso particular de un autor que llega con sus propias ideas y en alguna
medida con la noción de “traer” al país las cosas más complejas y más recientes que se
han elaborado en el viejo continente.
El valor de proponer una arquitectura “no academicista” o alejada de las ideas de la
“École des Beaux Arts” es para Roca - como para la mayoría de los autores de aquella
época - una cuestión que define su posición de mejorar la ciudad y ciertos lugares
específicos. Aún, sin haber sido un ideólogo, es claro que su rol en tierras argentinas lo
pondrá entre los pocos que ejercitaron una arquitectura que se aproximó a las ideas de
160 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:157-166

la península Ibérica.
Podemos decir que no hay ninguna idea extrema ni absoluta en la arquitectura
de Roca y que los edificios construidos en Rosario fueran clara y genuinamente
“modernistas”, pero tampoco se apegan a la tradición de la academia, y en todo caso,
lo que hacen es abrir una línea más, de las tantas ejercidas en las tierras de la Cuenca
del Plata, que se definieron desde la hibridez y la mezcla de cualidades provenientes de
diversas fuentes y orígenes.

Un proyecto arquitectonico: el edificio casa de españa

La colectividad española creó desde la segunda mitad del siglo XIX


instituciones que le sirvieron, entre otras cosas, para integrarse al país, social, económica
y políticamente. En 1857 se funda en Rosario la que será la primera Asociación Española
de Socorros Mutuos de la Argentina y la segunda de Latinoamérica. Rosario era una
ciudad en lento desarrollo pero el crecimiento de la población y el progreso económico
fue acompañado con elementos de modernización urbana: “En 1910 se contabilizaba en
192.278 habitantes (en 1887 contaba con 50.194), 18 bancos, 35 compañías de seguros,
21 periódicos, 3 teatros, 2 operas, tranvía eléctrico, fábricas, la mas grande era Refinería
de Azúcar con 1300 obreros, 18 sociedades de beneficencia, 26 de socorros mutuos, 4
hospitales y 3 asilos…” (Rigotti 2001: 286)
En Actas de la Asociación Española, con fecha 29 de agosto de 1910, se acepta el
proyecto de “Renacimiento Español” presentado por el arquitecto Francisco Roca i Simo
para la construcción de la nueva sede en el predio adquirido en la esquina de Entre Ríos
y Santa Fe. Es una pena que los dibujos originales de Roca presentados a la Asociación
para la aprobación del proyecto y que constan en actas de reuniones, no fueran hallados.
En las actas de fecha 29 de octubre de 1911 se aprueba la propuesta presupuestaria de
la empresa de Antonio Crexel e hijo para hacerse cargo de la construcción de la obra. El
día 21 de enero de 1912 se coloca la piedra fundamental con gran pompa organizada por
los socios. Será en la sesión del 18 de diciembre de 1913 que se acuerda como fecha de
inauguración del edificio el día 21 de enero de 1914, y lo raro es que no se realizó ningún
festejo inaugural.
Más allá de la lógica experimental y de la búsqueda de una “nueva arquitectura”
que diera origen a la idea de lo “no académico”, la obra de Roca i Simó en el edificio de
la Asociación Española plantea una clara continuidad con la referencia simbólica como
método de proyecto. El edificio está plagado de citas formales que hacen referencia a
temas valiosos para el autor o para el programa o para los dueños, o finalmente para la
representación de los inmigrantes y de su país de origen frente a la sociedad local que
los recibió.
Es interesante observar y analizar la fachada del edificio y el sentido de cada uno
de sus detalles ornamentales. El mismo Roca, en una carta dirigida entre 1912 y 1913
al Presidente de la Comisión Directiva de la Asociación Sr. Enrique Rodríguez Llames,
explica el por qué de sus decisiones y sus elecciones en este, como él lo llama, proyecto
arquitectónico:

“Muy señor mio: correspondiendo a su amable invitación tengo sumo gusto en manifestarle
cuales fueron las razones que pesaron en mi ánimo cuando, al serme encargado que trazara
el proyecto de edificio para la Sociedad Española de Socorros Mutuos, tuve que plantearme la
cuestión del orden arquitectónico a que debía vegetarse el futuro edificio. Asunto es este que
García Cano J., Valentini M. P. y Marull M. V. - Las marcas de la inmigración... 161

tiene una gran importancia, puesto que el aspecto de un edificio ha de corresponder a su objeto,
y que cada raza imprime a sus construcciones un sello particular que responde a su naturaleza
y a su historia.”
“…yo como buen español, debía tener en cuenta que se trataba de la casa de una entidad
española levantada en un país de origen español, de formación española, de carácter español y
de tradiciones españolas. La tradición arquitectónica española, que había empezado a producir
muy buenos frutos en la época colonial, fue rota violentamente el día en que se implantaron
aquí los estilos italianos y franceses que hoy privan casi en absoluto.¿Debemos los arquitectos
españoles dar por muerta esta tradición…? No lo creo yo así, antes bien entiendo que debemos
reaccionar con energía contra tales modas e ir a inspirar nuestras creaciones en las fuentes
puras de nuestro arte antiguo…”
“…¿Hay que dudar ni un momento respecto del orden arquitectónico que se ha de seguir
en un edificio levantado en América por españoles para que sirva de asiento a una Sociedad
Española de Socorros Mutuos que desde el primer día ha sido llamada sin contradicción Casa
de España? Evidentemente no, tal edificio no puede pertenecer a otro estilo sino a aquel tan
rico y severo al mismo tiempo que se llama renacimiento español o plateresco y que significó el
momento culminante de la grandeza de España, resueltamente obte por él…”
“…orné las columnas y pilastras con detalles que recuerdan la fachada de la Universidad
de Oñate y la desaparecida casa Gralla de Barcelona y el palacio Monterrey de Salamanca.
Los bajos recuerdan los pórticos de los palacios municipales de nuestras viejas ciudades como
el de Salamanca. El guarda `polvo de los balcones principales está inspirado en los de las
casas consistoriales de Sevilla. La galería de la calle de Entre Ríos recuerda los ventanales
de la casa de las Conchas de Salamanca. La galería alta o ático es por el estilo de la casa
de los Guzmanes de León, del palacio ya nombrado de Monterrey o el palacio de los Condes
de Gomara de Soria…el modelo de la torre de la ochava que se halla si mismo en las casas
consistoriales de Alicante, en el Ayuntamiento de León, y aquí y alli hay detalles inspirados
en el arco de San Gil de Burgos, en el Alcazar de Toledo, en el patio de las escuelas menores
de Salamanca, en San Marcos de León, en el entresuelo del palacio arzobispal de Alcalá de
Henares, en el pulpito grande de la catedral de Palma de Mallorca, otro recuerdo de la Baleares
son las mayólicas que decoran el ático…”
“ …Como principal elemento decorativo del coronamiento de la obra he adotado el llamado
escudo imperial de Carlos V que resume toda la grandeza de la época en que se inventó y que
también encaja en san Gregorio y en San Pablo de Valladolid o en el monasterio del Parral
de Segovia …y que sobre todo despliega toda su magnificencia heraldica y decorativa de la
puerta visagra de Toledo, este es el que escogi como coronamiento de la tribuna de la calle de
Entre Ríos, dejando para coronar la torre de la ochava que es la parte prominente del edificio,
un escudo algo mas modernizado guardado por los dos clásicos leones rematando así con el
símbolo de España grande, nuestra casa de España de Rosario de Santa Fe…”

Resulta complejo establecer una relación explícita con el código formal de los
referentes más notables del Modernismo Catalán. Si bien el uso de referencias heráldicas
podría ser una característica de esas arquitecturas, también es relativa a las lógicas de la
Academia, y en el edificio de la Asociación Española responde claramente a una idea de
identificación con el país de origen. Merece la pena resaltar que la estrategia proyectual de
la alusión asume aquí todo tipo de gesto relativo a los temas hispánicos, y la heráldica es
un tema protagónico, de ahí su posición fundamental e inevitablemente obvio de coronar
la esquina del edificio. Es interesante señalar que no siempre la heráldica aparece en
formato completo de “escudo”. En este caso las imágenes zoomorfas (águilas y leones)
participan de lugares protagónicos en la zona alta de la fachada, destacándose en el
conjunto del ornamento, y son sin duda de origen heráldico y cumplen con el mismo tipo
de función representativa de las tierras del origen de la comunidad.
162 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:157-166

Edificio Casa de España, Entre Ríos y Santa Fe. Fotografía Javier García Cano

Este tipo de señales se completa con la presencia de la nomenclatura que a modo


de cartelería comunica públicamente cuál es el nombre colectivo y representativo del
edificio: “Casa de España”. El nombre es genérico. No define pertenencia de sitio, pero
García Cano J., Valentini M. P. y Marull M. V. - Las marcas de la inmigración... 163

tampoco hace alusión al programa (no aclara nada respecto de la existencia o no de


departamentos o viviendas, y tampoco referencia nada de su carácter institucional o
qué tipo de instituciones aloja). A la vez, en las fachadas laterales los escudos vuelven
a ser protagonistas de la distinción de sectores centrales como marco del complejo
sistema de balcón y volumen saliente central que organiza esa parte de la obra en el
sector intermedio de las plantas. El coronamiento del volumen de los balcones alineados
verticalmente también se resuelve con un escudo de profusa ornamentación zoomorfa
asociada al águila de dos cabezas.
En los interiores, tanto cielorrasos como sectores centrales de dinteles o arcos de
vanos serán ornamentados con piezas de heráldica, en algunos casos resaltando la
cuestión nacional española y en otros referenciándose a las regiones y provincias de
la península. La heráldica no es otra cosa que el intento de ligar a la condición real un
edificio que no pertenece a la Corona, pero que en última instancia intenta representar
desde la imagen la nación que lo rige.
Es evidente, tal como resulta del texto de la carta que escribiera Roca al presidente
de la Comisión Directiva de la Asociación, que la capacidad representativa del origen e
identidad españolas fueron de gran importancia para el proyecto así como también lo fue
la idea de construir la imagen de la institución que alojaría. En este punto, Roca cumplió
claramente en trabajar con valores y parámetros arquitectónicos acordes a su época y a
las prácticas generalizadas entre los arquitectos contemporáneos.
El proyecto implica un ejercicio crítico a la situación arquitectónica local. Sin duda
para Roca, la presencia de arquitecturas no “hispánicas” y ligadas a otros orígenes o
colectividades es objeto de desaprobación a punto de definirlas como causante de una
ruptura en el desarrollo que se había logrado previamente. El predominio de estas otras
arquitecturas le molesta, los edificios representan la manifestación de otros intereses
culturales que no son los “hispanos”.
No se encuentran indicadores de elementos fuertemente novedosos, como suele
suceder en los casos de las vanguardias europeas del final del siglo XIX. Aquí las
columnas, semicolumnas y pilastras son (salvando algunos detalles) reconocibles como
provenientes del mundo clásico. Sin embargo, la búsqueda reside en las formas de
combinar (a veces originalmente, en especial para el medio nacional argentino o para
Rosario) partes ya existentes en otras arquitecturas. Habría que señalar, por ejemplo, la
forma de relacionar los capiteles de la planta baja con el friso que define el borde superior
de esta planta en la fachada. Podríamos señalar a la vez la presencia de “cartelas” en
las esquinas superiores de los vanos de la planta baja. Las mismas adoptan las formas
provenientes de volutas clásicas, ahora reutilizadas y resignificadas, contribuyendo a la
complejidad visual y compositiva desde la abundancia de los detalles.
Las señales que Roca hace frente a la valoración del momento español del renacimiento
son notorias. Es claro que ese período tiene un significado mayúsculo para el autor. Tal
vez una de las cuestiones más complejas en Roca sea esa vocación por la “arquitectura
verdadera” absolutamente distinta del concepto de “moda” e intenta contrarrestarlo con
una arquitectura ligada a un pasado “español” y a un pasado glorioso y admirable, en
este caso para el “artista”.
El trasfondo es siempre el mismo, la valoración extrema del carácter nacional de un
estilo (el plateresco y los edificios referentes del mismo) que se liga a los tiempos de la
unificación de las coronas en España. El tema es representar al país de origen por sobre
todas las cosas.
164 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:157-166

La geometría de las fachadas, los componentes del diseño, la evidente utilización de


partes como “ornamento adosado” a los paramentos, son algunos de los indicadores
de esta actitud. La clara jerarquía superior dada a la esquina es visible a partir de los
elementos colocados en ella. Es en este lugar del edificio en el que aparece el único
elemento cilíndrico de toda la composición, y en él se localiza el único balcón que combina
muro como parapeto y trabajo de herrería a modo de transparencia vanguardista del
elemento de protección.
El ornamento concentrado en los vanos es una de las características más conocidas
del “Renacimiento Español”. Aquí es visible sistemáticamente en todos los vanos pero
además establece una diferencia de calidad y cantidad de elementos de ornato según
la jerarquía compositiva del vano y su lugar en el muro que lo contiene. Es necesario
señalar que como ejemplo en la segunda planta en la fachada cada vano tiene como
ornamento todos los elementos del sistema clásico, y cada uno los posee como piezas
autónomas, que finalmente se repetirán sistemáticamente en todos los vanos de igual
valía compositiva.
Mencionando partes del sistema expresivo clásico, resulta notorio el uso del
apareamiento de pilastras o semicolumnas en puntos peculiares de las fachadas.
Repitiendo una larga y vieja tradición que podemos rastrear incluso en los casos
desarrollados por Andrea Palladio en el siglo XVI, esta estrategia refuerza los bordes o los
puntos finales de las superficies de muro. También aquí Roca repite un procedimiento
de proyecto que finalmente lo asocia a la cuestión tradicional y lo aleja de sus actitudes
modernistas.
Las líneas verticales aparecen definidas con mucha claridad en todas las fachadas.
Esta es otra actitud fácilmente relacionable con antecedentes del renacimiento italiano, y
nuevamente pone en discusión la verdadera condición “hispánica” de los gestos y el total
de la obra. Esas líneas verticales, se construyen exclusivamente con el ornamento y es su
detalle lo que aumenta, en el caso de salientes o piezas como columnas y semicolumnas,
su condición clásica. Nuevamente aquí aparece la cuestión de jerarquizar y diferenciar
partes en el sistema compositivo del proyecto.
Al igual que en el Renacimiento Italiano las líneas horizontales de la fachada están
materializadas por las cornisas, que a su vez dividen las plantas. Cada piso tiene una
correspondencia en el exterior con la posición de una cornisa, permitiendo entonces
entender en cierta medida el espacio interior, sin poder visualizar en forma directa.
Cada vano organizado por plantas está asociado a unidades ornamentales y
estilísticas diferentes. Esta ya repetida estrategia clásica permite establecer una cierta
diferenciación de programa arquitectónico. Sin embargo, en esta obra no es fácil asociar
estilos y programas según la lógica del modelo de palacio urbano renacentista florentino
(programa en el cual se establece esta estrategia proyectual como modo de proceder
específico frente a este tema).
Arcos y dinteles son resaltados y ornamentados profusamente, lo cual proporciona
cierta tridimencionalidad a la fachada. En este punto Roca cumple reiteradamente con
las prácticas establecidas y asienta la originalidad del caso en el tipo de combinación o el
tamaño de los elementos que sobresalen del filo de los paramentos.
En los sectores altos de la fachada existe una profusa cantidad y calidad de pináculos
y crestería, que como todos los elementos de la composición están referidos a otras obras
de arquitectura y que el mismo Roca define con precisión el tipo e intensidad de esa
relación.
García Cano J., Valentini M. P. y Marull M. V. - Las marcas de la inmigración... 165

Los balcones sobre la calle Entre Ríos, alineados en posición vertical y sobresaliendo
del paramento principal, conforman un sistema complejo de gran presencia en el
conjunto. En este segmento es remarcable la repetición de la estrategia de definir los
bordes laterales con pilares, pilastras apareadas y finalmente con columnas apareadas
en la última planta. A su vez, y retomando las prácticas del siglo XV italiano, en cada
planta hay una explícita diferenciación jerárquica y programática que se apoya en los
valores formales de los elementos del ornamento.
Si bien cierta lógica repetitiva aparece en estos diseños, los balcones son particularmente
piezas que presentan fuerte diversidad de casos y actitudes. En todo el edificio existen
varios modelos muy diferentes entre sí. Esta diferenciación se sostiene en las variaciones
del uso de la herrería y su combinación con la mampostería (balcón francés, balcón con
pretiles en voladizo, balcón con herrería con mampostería).
Los colores en la fachada se concentran en la última planta. Su materialidad está
exclusivamente dedicada al uso del revestimiento de mayólicas y coincide con la
regularidad de los vanos con arcos de medio punto como dintel. Se alternan con vanos
con carpintería y utilizan como motivo casos de la heráldica española.
Existe una gran diferencia entre el tipo y densidad de la definición del exterior respecto
de los espacios interiores. Cabe recordar que el edificio tuvo un programa complejo que
implicó la existencia de oficinas y atención al público así como viviendas multifamiliares.
En ese sentido es dable plantear que los interiores mayoritariamente no tuvieron el
mismo tipo de valoración en lo que hace a la construcción de la imagen institucional de
la “Casa de España”. Excepto por algunos locales de uso comunitario o institucional, el
tipo y densidad ornamental de la fachada no se repite en los interiores.
No es una característica exclusiva de Roca el proyectar valorizando fuertemente el
exterior. Para la mayoría de estos autores finiseculares, el exterior de un edificio era el
punto de mayor capacidad representativa, en todo caso da cuenta de la importancia de
la imagen pública de la arquitectura hacia fines del siglo XIX y principios del XX. Esta
característica pone nuevamente a Roca a cierta distancia de los casos más dogmáticos de
la arquitectura del Modernismo o las Vanguardias del siglo XIX.
La Casa de España es un claro ejemplo de la forma de proyectar en los tiempos
que hemos descrito. La estrategia de hacer referencias o aludir explícitamente a otros
edificios al extremo de reconocerlos como fuente de proyecto fue, durante muchos siglos,
el formato más utilizado por todos los autores. Esta fue la característica más determinante
para que el código clásico en arquitectura sobreviviera a través del tiempo.

La Identidad Del Paisaje Urbano

La preservación de los lazos de los inmigrantes de las diferentes regiones de España con
su tierra de origen refuerza la idea de que la emigración no necesariamente implicaba una
fractura de la cual solo cabía esperar consecuencias perniciosas. Por el contrario incluía
nuevas líneas de relación y variables según el grado de integración de los emigrantes en
los países de destino y las formas de redefinición de sus propias identidades colectivas.
La obra de Roca es un ejemplo de ello y conforma la historia de una ciudad, que creció
de la mano de sus habitantes y los extranjeros, en 1914, conformaban el 45 % de los
vecinos de Rosario.
En el paisaje urbano quedaron las marcas, como expresión y testimonio de la
interacción y de la diversidad cultural. La impronta de la inmigración en general y de la
166 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:157-166

española en particular formó parte en el proceso de transformación que tienen todas las
ciudades. Estas huellas, a modo de testimonios, convierten a la arquitectura y a la ciudad
en un documento histórico para comprender los modos de vida y las expresiones de los
hombres a través del tiempo. Testimonios, que sin ninguna duda, debemos preservar
como expresión de una identidad para los rosarinos.

Bibliografía

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151. Universidad de Belgrano. Director F. Martínez Nespral. Universidad de Belgrano.
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AAVV. (2006) Españoles en la arquitectura rioplatense: siglos XIX y XX. Coordinado por
Patricia Méndez. CEDODAL. Buenos Aires. Argentina.
AAVV. (1998) Arquitectura Latinoamericana en el siglo XX. Coordinador Ramón Gutiérrez.
Lunwerg Editores. Barcelona. España.
LIERNUR, F. 2001.Arquitectura en la Argentina del siglo XX. La construcción de la
Modernidad. Fondo Nacional de las Artes. Buenos Aires.
RIGOTTI, A.M. 2001. Los procesos de conformación y expansión urbana. En La Historia
de Rosario. Economía y Sociedad. Tomo I. R. Falcón y M. Stanley, Directores. Homo
Sapiens Ediciones. Rosario.
ROSARIO, ESA CIUDAD. 1970. Departamento de publicaciones de la Biblioteca
Constancio C. Vigil. Colección Imagen. Rosario.
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:167-171 ISSN 1852-8554

LOS ATENTADOS A LA AMIA Y A LA EMBAJADA.


MARCAS URBANAS.

Jorge Cohen1 y Javier García Cano2


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Los atentados. Marcas urbanas es un trabajo que indaga en la historia de los edificios
de la Embajada de Israel y de la AMIA destruidos en los atentados, y en la consecuente
modificación del paisaje urbano no sólo en donde estaban emplazados, sino también allí
donde hay instituciones de la comunidad judía.
Palabras claves: Marcas urbanas / Atentados / Embajada / AMIA.

Abstract
The attacks. Urban Brands is a work that explores the history of the buildings of the Embassy
of Israel and the AMIA destroyed in the attacks, and the consequent change in the urban
landscape not only where they were located, but also where there are institutions of the
Jewish community.
Keywords: Urban Brands / Attacks / Embassy / AMIA.

Introducción

“Los atentados. Marcas Urbanas.” se inició como trabajo académico en el año 2006,
como parte de la agenda del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas
(IAA) “Mario Buschiazzo” de la Universidad de Buenos Aires. Surge de la lectura de
los resultados materiales e intangibles de los dos atentados sufridos en Buenos Aires
(Embajada de Israel, 1992 y Asociación Mutual Israelita Argentina - AMIA- en 1994), e
indaga, en un principio, en la historia de los dos edificios destruidos y de las edificaciones
que las precedieron. Lo hace a través de la documentación gráfica e histórica (fotografías
y dibujos) de fuentes diversas y de unos materiales del reconstruido archivo de la AMIA.
El material fotográfico propio incluye unas 800 fotografías tomadas en los predios
actuales, en edificaciones y calles circundantes, en cementerios comunitarios, en actos
conmemorativos, entre otros.
Los atentados, bien podemos decir que así, a secas, se los conoce en Argentina, donde
no hace falta otra identificación para hablar de ellos. Quizás no sea excesivo decir que
con el segundo atentado, el de la AMIA, en 1994, se cerró el siglo XX en el país.

1
Investigador del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, Universidad de Buenos
Aires, Argentina. ([email protected])
2
Investigador del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, Universidad de Buenos
Aires, Argentina. ([email protected])
168 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:167-171

Historia de los dos edificios

Resulta de interés la historia de los dos edificios desaparecidos para conocer cuáles
fueron las configuraciones urbanas anteriores, sus orígenes, sus usos y sus propietarios.
Ambas edificaciones fueron tomadas como uno de los ejes del trabajo - no como la
totalidad – lo mismo que la existencia de nuevos paisajes en la ciudad de Buenos Aires
y el inicio de una práctica de modificación urbana sistemática en la mayoría de las
ciudades del país con bienes patrimoniales ligados a la comunidad judía.
Nos encontramos con un tema complejo y su condición extraordinaria ayuda a
rediscutir algunas cuestiones conceptuales: su definición como “paisaje urbano” acaso
sea la más adecuada, pero asumiendo que lo “urbano” – aún como disciplina central en
este trabajo – es una parte de lo “cultural”.

El factor cronológico

Consideramos la componente cronológica. Hay un antes y un después de los atentados


en Buenos Aires. Y hay, hubo, un paisaje – varios paisajes – antes de los atentados y
hay, habrá, un paisaje – varios paisajes – luego, tanto al día siguiente como a la década
siguiente. Consideramos las nuevas configuraciones del paisaje y las preexistencias.
Tal vez una buena forma de definir lo hecho - y aún en ejecución - como tarea de
investigación en el campo del patrimonio, sea decir que finalmente se ha trabajado frente
a una cadena de acciones y modificaciones del paisaje. Tuvimos en cuenta los nuevos
componentes fijos y materialmente definidos y aquellos efímeros, e incluso inmateriales,
que resultan del gran valor simbólico y social.
Es que las huellas originales de los atentados nos llevaron a revisar nuevos elementos
patrimoniales en sitios no asociados directamente - en términos físicos - con los dos
lugares liminares.
Buscamos determinar, en un principio, cuáles fueron los paisajes que tuvo la ciudad
en las calles Arroyo esquina con Suipacha (donde fuera construido en la década del 20,
del siglo pasado, el petit-hotel que más tarde ocuparía la Embajada de Israel; hoy es una
plaza recordatoria) y en la calle Pasteur 633 (allí fue construido, en 1945, el edificio de
la AMIA; antes de 1945 el predio tuvo otros usos y hoy en ese lugar se levanta el nuevo
edificio de la mutual).
Incluimos como piezas del paisaje urbano los lugares donde - como resultado de los
atentados - hubo o hay restos materiales o inmateriales de ellos, teniendo en cuenta la
idea de “restos” no tanto como “relicto”, sino como algún tipo de derivación o resultado
de las acciones originales.
Ahora bien: luego de los atentados, ambos lugares ingresaron en la categoría de
“paisaje cultural” frente a la fortaleza e impacto colectivo de los hechos que los distinguen.
También su historia, y los edificios ya en ruinas, los escombros, y luego, los terrenos
convertidos en unos páramos a cielo abierto son parte de su identificación.

La identidad

Ambos edificios tenían una identidad en sus barrios. Pero esa identidad, luego de
los atentados, se modificó y se diferenció extremadamente, adquirió escala nacional e
internacional. Este proceso continúa en su evolución, a posteriori, con el paso de los
Cohen J. y García Cano J. - Los atentados a la Amia y a la embajada. Marcas Urbanas. 169

años y las variaciones de la valoración general.


Los sitios y los paisajes patrimoniales son tales- según el ICOMOS – cuando existe
una cierta longitud temporal en la acumulación de hechos que distinguen al sitio. En
este caso, estamos frente a dos lugares que cambiaron abrupta y trágicamente, en un
momento reciente pero del mayor impacto imaginable.
La embajada era, de acuerdo con la planos consultados – cuyas copias también son
parte del trabajo - una casona construida a pedido de un comitente particular – el señor
Lastra - a mediados de la década del 20 sobre un terreno en el que – todo parece indicar
– no había otra edificación. Esa casona era para un uso familiar y así lo fue hasta que a
principios de los 50 se convirtió en la legación diplomática israelí.
El edificio de la calle Pasteur fue construido en 1945 para ser la sede de la AMIA. De
acuerdo con la información de los planos a los que se pudo acceder, funcionaba allí, con
anterioridad, un teatro de la comunidad judía, sobre un terreno adquirido en los años
30 por una entidad antecesora de la AMIA. Antes del Teatro – según las mismas fuentes
documentales - hubo allí una casa de inquilinato (1891), un aserradero (1897) y un
depósito de vinos (1897).

La explosión llegó mas lejos

El impacto en la ciudad trascendió largamente en el espacio urbano y en el temporal


a los dos lugares destruidos. La necesidad de medidas de seguridad en las entidades que
podrían ser objeto de nuevos atentados definió cambios en esos “otros” lugares y expandió
cualidades que terminaron modificando el paisaje de muchas ciudades argentinas.
A partir de la instalación de estos elementos muchos más lugares están en una
relación más explícita con los dos lugares de los atentados.
Los más obvios, los que figuran mas a la vista y aparecen como referentes, son las
defensas colocadas delante de los edificios de organizaciones de la comunidad judía, que
suelen denominarse “pilotes” pero que tienen materiales, morfologías y presentaciones
diversas.
Una característica, a propósito de este punto, es que los “pilotes” llaman la atención
a algunas franjas etáreas, pero no de las más jóvenes. Quienes nacieron en el momento
de los atentados o unos pocos años antes, por ejemplo, están acostumbrados a su
existencia como parte del paisaje urbano, hay una naturalización que acaso los asimila
a los quioscos de diarios, a los puestos de flores, los vendedores en las calles peatonales,
o las manifestaciones públicas.

Material documental

Con el acuerdo de las instituciones involucradas, fotografiamos el interior del nuevo


edificio de la AMIA, el monumento de homenaje a las víctimas, y el exterior, sobre la calle
Pasteur. Estas fotografías demuestran unas variedades excepcionales del tejido urbano y
de las componentes de la ciudad.
Sobre la calle Pasteur, la AMIA plantó 85 árboles - uno por cada víctima del ataque a
la mutual - en ambas aceras, entre las avenidas Córdoba y Corrientes (cuatro cuadras).
Al pie de cada árbol, se colocó una placa, con el nombre de una víctima fatal.
Sobre el paredón de entrada, previo al ingreso al edificio, se mantienen carteles con
nombres de las víctimas y leyendas escritas a mano. Y dentro del edificio hay esculturas
170 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:167-171

e instalaciones de reconocidos artistas plásticos construidas con restos de materiales


rescatados luego de la explosión.
Cabe señalar aquí que otros materiales rescatados fueron enviados a la Costanera
Norte de la ciudad de Buenos Aires y sirvieron como relleno para el terreno donde hoy se
levanta el Parque de la Memoria, lindante con la Ciudad Universitaria.
En la plaza de Arroyo y Suipacha, un cartel menciona a los 29 muertos en el atentado
a la Embajada. Y hay un árbol plantado por cada víctima fatal. Pero, curiosamente,
hay 22 árboles. Sobre las medianeras se advierten vestigios de la edificación. Hay unos
bancos, una fuente y varias carteleras.
Los árboles conmemorativos son comunes a los dos lugares y recurren a la coincidencia
como estrategia de definición del lugar.
Los mencionados elementos defensivos anti -explosivos (pilotes) en los edificios de
la comunidad judía argentina, reiteramos, sobresalen en la definición del paisaje post-
atentados.
La conmemoración es resultado de construir al paisaje como un bien material de
recordación. Las defensas son el intento de continuar haciendo y viviendo a pesar de la
posibilidad de nuevos hechos trágicos y hoy esas aparecen como normales. Unas marcas
urbanas se relacionan con el pasado, los otros con el hoy y el intento de un futuro.
Los pilotes como marcas urbanas ¿integraron o fragmentaron? Sin duda son un
límite, una frontera, diferencian ámbitos, son unas líneas indicativas de áreas diferentes
pero vecinas, es decir, complementarias.

En el cementerio

En el cementerio de La Tablada (administrado por la AMIA), ubicado en el partido


bonaerense de La Matanza, fueron sepultadas muchas de las víctimas de los dos
atentados. Llaman la atención esas tumbas todas iguales y una al lado de la otra, con
una señalética que lleva a ellas.
En el marco del paisaje o de los varios paisajes del cementerio acorde a todas sus
fases de crecimiento, las tumbas de las víctimas se agrupan y diferencian en un punto de
identificación común pero diversa respecto de la totalidad.
Hay esculturas cercanas a las tumbas, visibles para los visitantes, que recuerdan las
tragedias. En el cementerio judío de la ciudad de Rosario también hay un monumento de
homenaje a las víctimas.

Marcas efímeras

Como marcas urbanas no permanentes subrayamos a los actos conmemorativos que


se desarrollan en el país, en cada aniversario de los atentados. También los carteles que
convocan a concurrir a ellos, como por ejemplo, los fijados en las estaciones de subte o
en la cartelería callejera.
Otro ejemplo: durante el año 2006, diversas instituciones de la ciudad – por un
convenio con la AMIA – colocaron pilotes simbólicos delante de sus edificios. La Facultad
de Ciencias Económicas, el Hospital de Clínicas, y el Colegio Carlos Pellegrini, entre otras.
Cohen J. y García Cano J. - Los atentados a la Amia y a la embajada. Marcas Urbanas. 171

Monumentos Históricos Nacionales

Debe consignarse que el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación declararon,


por la Ley 26.269, Monumentos Históricos Nacionales a la Plaza de la Memoria, Arroyo
916, y al solar que ocupa el edificio de la Amia, Pasteur 633. La ley fue impulsada por la
senadora María Laura Leguizamón y la diputada Cristina Alvarez Rodriguez.
Este trabajo intenta compartir algunas reflexiones y fotografías que resultan de la
memoria de un protagonista directo y de un observador, que acaso sirvan para preservar
la memoria a través de las marcas urbanas, de dos hechos acerca de los cuáles la Justicia
no ha resuelto aún quienes fueron sus autores.

Agradecimientos

A la AMIA por la atención brindada por su Presidencia, su Secretaría General, el Centro Mark
Turkow, la Oficina de Prensa y el Cementerio de La Tablada.
También a Aguas y Saneamientos Argentinos S.A por la colaboración de su Archivo, y a la
Sociedad Hebraica Argentina. A Jabad Lubavitch Argentina, a la Comunidad Judía de Rosario y a
la Gobernación de Santa Fe.

Bibliografía

SILVESTRI, G. Y F. ALIATA, 2001 . El paisaje como cifra de armonia. Ediciones Nueva


Visión. Buenos Aires.
GRAHAM, D. 2009. El arte con relación a la arquitectura. La arquitectura en relación al
arte. Editorial Gustavo Gili. Barcelona.
HOBSBAWM, E. 2004. El optimismo de la voluntad. Paidós. Barcelona.
TODOROV, T. 2008. Los abusos de la memoria. Paidos. Barcelona.
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:173-182 ISSN 1852-8554

ARQUEOLOGIA DEL PRIMER ASENTAMIENTO URBANO DE ORIGEN


EUROPEO EN LA REGION DEL PAJARO BLANCO,
DEPTO. DE SAN JAVIER, SANTA FE.

Dosztal Irene1 y Cornero Silvia2


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
En el contexto político nacional de fines del siglo XIX se instauró un programa económico
agro-exportador, que tendió desde el gobierno nacional a impulsar proyectos de desarrollo
con inversiones de capitales extranjeros.
En 1870 es aprobado por la Provincia de Santa Fe el proyecto “Alexandra Colony”. Contrato
firmado por el gobierno y el Banco inglés J. Thomson, T. Bonar & Cia., con el objetivo de
adquirir tierras y fundar una colonia. En los primeros años las familias se asentaron en
precarias viviendas alrededor del terreno de la administración delimitado por una empalizada
de ñandubay a pique.
En este trabajo presentamos los primeros resultados de la investigación arqueológica
realizada en el asentamiento de origen inglés fundado en el último tercio del siglo XIX, en la
costa del río San Javier, en la localidad de Alejandra, Santa Fe.
Palabras Clave: Colonización, urbanización, arqueología histórica, Alejandra Colony.

Abstract
In the national political context of the late nineteenth century was set up an economic
program agro-export that tended from the national government to promote development
projects with investments of foreign capital.
In 1870 was approved for the Province of Santa Fe the project “Alexandra Colony”. The
contract was signed for the government and The Thomson Bonar & Cia. Bank, with the
objective of invest in land and establish a colony. The first years the families lived in poor
housing round the administration ground delimited by a palisade of ñandubay foundered.
In this paper, we show the preliminaries results of the archaeological research carried out
in the settlement of English origin founded in the last third of the nineteenth century, in the
cost of San Javier River, in the town of Alejandra, Santa Fe.
Key words: Colonization, urbanization, historical archeology, Alexandra Colony.

1
CONICET, Museo F. y C. Ameghino, FCEIA. UNR, Centro de Estudios de Arqueología Histórica,
FHyA – UNR [email protected]
2
Museo F. y C. Ameghino, FCEIA. UNR. 3- Centro de Estudios de Arqueología Histórica, FHyA –
UNR [email protected]
174 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:173-182

En este trabajo presentamos los primeros resultados de la investigación arqueológica


realizada en el primer asentamiento de origen ingles, instalado durante el último tercio
del siglo XIX, en la costa del río San Javier, cuenca del Paraná medio, a la altura de la
actual localidad de Alejandra, Dpto. San Javier. El mismo que se realiza en el marco
del Convenio entre la Comuna de Alejandra y el Museo Universitario F. y C. Ameghino,
U.N.Rosario, se acredita en la Secretaría de Ciencia y Tecnología, de la Facultad de
Ciencias. Extractas, Ingeniería y Agrimensura y es la investigación doctoral de una de
las autoras (ID), con beca de CONICET.
En el contexto político nacional de fines del siglo XIX se instauró un programa
económico agro-exportador, que tendió desde el gobierno nacional a impulsar proyectos
de desarrollo con inversiones de capitales extranjeros.
En 1870 es aprobado por la Provincia de Santa Fe el proyecto “Alexandra Colony” del
Banco inglés J. Thomson, T. Bonar & Cia., que proponía la adquisición de tierras, con
la radicación de inmigrantes, para la agrarizar la región conocida como Pájaro Blanco
(Tourn, 2000) y obtener ganancias con el loteo y venta a los colonos del terreno. En
1873 se construyó el edificio donde funcionó la administración del proyecto y en su
entorno se asentaron las primeras familias de inmigrantes europeos, constituyendo una
comarca - en términos de unidad territorial de gestión-, rodeada, como defensa, por una
empalizada de troncos.
La entrega del territorio por parte del estado provincial, se realizó en espacios habitados
por pueblos costeros, y a pocos metros de un sitio cementerio originario cuyos fechados
son contemporáneos a la ocupación inglesa. Otros sitios cercanos de mayor antigüedad
dan cuenta de siglos de actividad en la región. La toma de territorio generó intensos y
violentos conflictos interétnicos.
El sitio La Administración dio origen al poblado de Alejandra y constituyó el primer
asentamiento formal, urbano y británico en Pájaro Blanco, cuya traza se recupera en la
investigación de este proyecto.

“Los registros arqueológicos se tornan una dimensión de economía política: son “signos”
de economía, de política, de estructura social, de demografía, de arte, de lenguaje, etc.
Los registros se posicionan en el seno de una convergencia epistemológica: Ciencia Social,
Economía, Historia, cuyas fronteras son imprecisas y problematizadores.” (Rocchietti, 2003).

En este sentido La Administración y su entorno, como sitio arqueológico constituye


un signo de convergencia y también de confrontación ideológica.
Colonia Alejandra se funda en octubre de 1870 en el marco del denominado proceso
de colonización oficial; el contrato entre el gobierno provincial y los Sres. J. Thomson, T.
Bonar & Cia., representantes del banco de mismo nombre, estipulaba la compra de un
terreno de 22 leguas cuadradas a razón de 300 pesos bolivianos por cada una con la
condición de establecer en él una colonia de 150 a 200 familias. (Wilcken, 1872)
La colonia se funda al este del actual Departamento San Javier, en la Región del
Pájaro Blanco, denominación que le otorga William Perkins tras su expedición en 1866,
llamando su atención la gran cantidad garzas blancas, las cuales en el informe las
confunde con cigüeñas, que habitaban en la zona.
La variada documentación existente, tanto oficial como privada, producida en relación
a esta incipiente colonia da cuenta de los movimientos cotidianos de sus pobladores.
Por documentación oficial nos referimos a los distintos informes de los Inspectores de
Colonias, las cartas entre diplomáticos ingleses y miembros del Gobierno Nacional, los
Dosztal I. y Cornero S. - Arqueología del primer asentamiento urbano de origen europeo... 175

Censos provinciales y nacionales; y por privadas las cartas enviadas por los colonos a
sus familiares y amigos; esta documentación de carácter privado, que fue recopilada y
publicada por Guido Tourn (2002/2000), por costumbre de la época se transformaba en
pública ya que eran publicadas en periódicos, como el The Standard , diario inglés con
distribución en Buenos Aires.

“En tal sentido, el trabajo conjunto de la Historia y la Arqueología Histórica pueden traer luz
sobre los hechos del pasado, fundamentalmente aquellos de “difícil lectura” tanto en el archivo
como en el registro arqueológico, sirviendo así de base para una fructífera discusión en relación
al relato o interpretaciones respecto del pasado fronterizo y las decisiones que se toman sobre
éste en el presente.” (Tamagnini et. al. 2008:306)

La relación entre los documentos y la cultura material nos da una visión


complementaria de las interrelaciones entre los colonos de diferentes orígenes, entre
ellos, la administración de la Compañía, y los indígenas de la región en un nuevo
escenario de espacio geográfico en que se encuentra en plan de reordenamiento. Conocer
el contexto ecológico, geográfico y social de la región donde es emplazada Alexandra
Colony es fundamental para comprender las prácticas sociales; la cotidianeidad en
constante relación con el entorno natural, la dependencia de recursos, la tensión social
inter e intraétnica, la evolución de las construcciones y su arquitectura y la dinámica
poblacional a través del espacio y sus límites.
La construcción de una empalizada en torno a la Casa de la Administración, como se
observa en los planos de época, evidencia los conflictos sociales por la lucha del espacio.
Al respecto coincidimos con Senatore (2007) al plantear que:

“El espacio representa el orden social como extensión o transformación de las divisiones
de la sociedad, establece límites determinando el contexto en el que los individuos o grupos se
encuentran, influye en la división del trabajo y reproduce actitudes frente a la producción, la
privacidad, la libertad, entre otros aspectos.” (Senatore 2007:77-78)

De acuerdo al Informe de Colonias, hacia 1872 Alexandra Colony contaba además


de las viviendas, con un almacén de mercancías, con los artículos necesarios para la
vida diaria de los colonos, una herrería, una carpintería, una panadería y una carnicería
(Wilcken 1872). Este documento testimonial genera una expectativa de registro abundante
en infraestructuras y organización urbana.

El Sitio La Administración

El sitio expone un constructivo conocido como La Administración, y conforma parte


del registro una planta urbana cuyas estructuras verticales no se conservaron. Resultado
de prospecciones y sondeos hallamos cimientos de unidades habitacionales y registros
de infraestructura de posible circulación de agua.
El sitio de la Casa de La Administración se conserva en pie, con materiales
originales y expone refacciones y ampliaciones que sucedieron como resultado de sus
múltiples funciones. De acuerdo a los registros en la Casa, además del gerenciamiento
de la colonia y vivienda del administrador, se practicaba culto religioso, se celebraban
reuniones sociales y constituía además la proveeduría de alimentos y herramientas de
trabajo. (Tourn, 2000)
176 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:173-182

Fig. 1. Plano del sitio exhibe la empalizada, la Casa de la Administración y la


distribución de corrales. En Tourn, 2010:65)

El plano ofrece mayor información del entorno geográfico y del conflicto social. Sin
embargo omite mención a las viviendas aledañas. Fue rescatado y publicado por G.
Tourn (2000).

Fig. 2. Plano del sitio La


Administración. Se indican
las estructuras halladas y
excavaciones realizadas
hasta la fecha. Realizado
por el Arq. Carlos Gilli.
Dosztal I. y Cornero S. - Arqueología del primer asentamiento urbano de origen europeo... 177

De los trabajos de campo, realizados hasta la fecha, se revelaron tres estructuras de


ladrillos, de dimensiones y morfología diferentes.
La Estructura N°1, identificada en el plano Figura N°2, es rectangular de 5, 16
metros de ancho y 10, 16 metros de largo, los ladrillos son de 15 cm. de ancho por 30
cm. de largo y 5 cm. de espesor. La excavación llevada adelante en el extremo SW develó
tres filas de ladrillos, y en la pared Este se halló a la altura de la tercera el piso de la
habitación compuesto por tierra apisonada.
La estructura 2 que se observa en el plano está directamente relacionada con la Casa
Central de Administración de la Colonia; la misma se encontraba rodeada por un sendero
y en el extremo NE se extiende en zigzag terminando en una plataforma de ladrillos
(Figura 3 y 4).

Fig. 3. Estructura 2
178 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:173-182

Fig. 4. Casa de La Administración, vista NE.

Figura 5: Estructura N° 3
En los sondeos se hallaron objetos como frascos de vidrio, botones y restos de objetos metálicos y loza belga.
(Fig.6, 7 y 8)
Dosztal I. y Cornero S. - Arqueología del primer asentamiento urbano de origen europeo... 179

La Estructura 3 (Fig. 5) compuesta de ladrillos de las mismas dimensiones que los


de la Estructura 1, presenta una forma una de L, se encuentra a 16,60 metros de la
Estructura N°1 y posee la misma orientación. Sus dimensiones son 5,35 de ancho por
6,50 de largo; en su extremo sureste presenta una pequeña pared de 1m de largo. Estas
estructuras corresponderían posiblemente a unidades habitacionales asociadas.

Figura 6: Elementos hallados en los sondeos

Figura 7: Plato de marca Boch LaLouvieré Figura 8: Plato de origen incierto. Solo se rescató parte del
.Origen Belga sello con leyenda Made…

La familia Reynolds que actualmente habita la casa halló restos de loza y botellas
correspondientes al siglo XIX (Figura 9 y 10).
El Museo histórico de Alejandra exhibe otros elementos procedentes del sitio
que fueron hallados en las primeras prospecciones (años 1996 y 1997) por G. Tourn,
S. Bidut y S. Cornero, y donados por los actuales residentes (Figura 11 y 12). En el
año 2009 I. Doztal y L. Rangone pusieron en valor el patrimonio histórico del museo,
inventariando y restaurando los elementos. (Cornero, et. al. 2009)
180 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:173-182

Figura 10: Botellas de gres de origen escoces.


Marca Port Dundas. Pottery Co. Glasgow 1846-1918

Figura 9: Botella de gres de origen inglés marca


Lovatt & Lovatt 1895-1930

Figura 12: Tinteros de gres Figura 11: Botellas de gres de origen escoses.
Marca Port Dundas. Pottery Co. Glasgow 1846-1918
Dosztal I. y Cornero S. - Arqueología del primer asentamiento urbano de origen europeo... 181

La gestíon de Alexandra´s Colony no prosperó por múltiples causas que llevaron


a la venta de la Administración a una empresa española, que instaló una economía
ganadera (Cornero, del Rio y Tourn, 2003, y Cornero y Cocilovo 1998).
La documentación, las investigaciones y lo hallado hasta el momento revelan la
existencia de un registro multifuncional, complejo y plural, y ofrecen una expectativa
de registro material abundante que posibilitará, desde un enfoque de convergencia
epistemológica (Rocchietti, 2003), dar cuenta del proceso de poblamiento tardío,
multiplicidad, confrontaciones étnicas, y de reordenamiento territorial en la legendaria
región del Pájaro Blanco.

Agradecemos

Gracias a años de trabajo conjunto hemos conformado un sólido equipo de investigación. Esta
investigación no sería posible sin el apoyo del presidente de comuna de Alejandra, Raúl Lovatto
y equipo, de la familia Reynolds, a la pasión de Guido Tourn y a la colaboración incondicional de
Carlos Gilli, Paula del Río, Lucía Rangone, Mónica Leyría, Sergio Acuña, Ivana Lovatto, Bárbara
Magnabosco, y Carolina Bruno.

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PROYECTO ARQUEOLÓGICO PECIO DE ZENCITY

Mónica P. Valentini1, Javier García Cano2 y Marcelo Weissel3


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Este trabajo presenta el avance en las tareas de investigación arqueológica en laboratorio. El objetivo
del mismo es mostrar la integridad del sitio y de la colección arqueológica. Para tal fin se desarrolla la
estrategia metodológica empleada para la construcción de datos.
El estudio del Pecio de Zencity cobra significación en el marco de la transformación del sector conocido
en la actualidad como barrio de Puerto Madero - antigua desembocadura del Riachuelo. El registro
arqueológico y ambiental de ese sector costero fue abordado de manera interdisciplinaria, implicando
diferentes grados de resolución espacial y temporal de la información. Para su estudio se desarrollaron
criterios de análisis específicos, permitiendo generar varios resultados preliminares. Se aplicaron métodos
para identificar, discutir e interpretar los procesos de formación y transformación del sitio a la luz de las
propiedades relacionales del registro arqueológico (distribución, densidad, diversidad de artefactos) y de la
información ambiental de carácter geológico, zoológico y botánico.
A partir de este hallazgo se recuperó una gran colección de materiales culturales que, por un lado,
pertenecían a la carga del barco y por otro formaban parte del registro estratigráfico del proceso de
formación del sitio.
El estudio de los materiales recuperados y de la arquitectura naval de los restos de la embarcación, nos
abren un conjunto de interrogantes y problemas de investigación, que intentaremos responder en este
trabajo, acerca de la procedencia, vías de intercambio, mecanismos de selección y apropiación, rutas de
navegación y comercio, vida cotidiana a bordo, tipo de embarcación, modelos de construcción naval y su
relación económica y política entre el puerto de salida y el de arribo.
Palabras clave: pecio, arqueología subacuática, arqueología de rescate

Abstract
This paper presents the progress in the work of archaeological research in the laboratory. The objective
is to show the integrity of the site and the archaeological collection. To that end develops methodological
strategy used for the construction of data.. The archaeological record of the environmental and coastal
area was approached in an interdisciplinary way, involving different degrees of spatial and temporal
information. For their study developed specific analysis criteria, allowing generate several preliminary
results. Methods were applied to identify, discuss and interpret the processes of formation and
transformation of the site in light of the relational properties of the archaeological record (distribution,
density, diversity of artifacts) and environmental information of geological, zoological and botanical.
From this finding was recovered a large collection of cultural materials, on the one hand, belonged
to the ship’s cargo and the other was part of the stratigraphic record of the formation of the site.
The study of recovered materials and naval architecture of wreckage, we open a set of research questions
and problems, we will try to answer in this paper, about the origin, trade routes, selection mechanisms
and ownership , shipping and trade routes, daily life aboard, vessel type, model shipbuilding
and its economic and political relationship between the port of departure and arrival.
Keywords: shipwreck, underwater archaeology, emergency archaeology

1
Docente Investigadora Escuela Antropología. Directora Centro de Estudios en Arqueología
Subacuática Argentina. FHUyAR. UNR. [email protected]
2
Docente Investigador Instituto de Arte Americano. FADU.UBA. [email protected]
3
Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
[email protected]
184 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:183-192

Puesta en escena

Realizado el descubrimiento, se desarrollaron objetivos para conocer la transformación


ambiental natural y cultural del sur de Puerto Madero - antigua localización del puerto
natural de la ciudad. A la luz de la importancia de proveer certezas sobre la formación del
sitio (dinámica geomorfológica e hidrológica; fauna y vegetación pasado; integridad de los
datos; estrategias implementadas por los grupos humanos del pasado; y la variabilidad
del registro arqueológico), buscamos conocer el registro arqueológico del pecio de Zencity.
Para cumplir con estos objetivos se desarrollan herramientas teórico – metodológicas,
que buscan evaluar los procesos naturales y antrópicos a la luz de las propiedades
relacionales del paisaje arqueológico, distribución, densidad y diversidad de artefactos
(Rossignol y Wandsnider 1992, Weissel 2009). El paisaje, representa una dinámica
constante y espacialmente continua, donde agentes de raíz cultural y natural conforman
estructuras de paisaje heterogéneas. Esto significa que las relaciones entre los procesos
que forman el registro, varían tanto en la escala como en el modo en que se produce la
agregación de los diferentes agentes, razón por la cual conforman patrones particulares
de registro con atributos mensurables (Cardillo et al. 1999). En el caso de los bajíos
ribereños del Riachuelo y las geoformas del estuario del Río de la Plata, la experiencia
recogida en trabajos previos (i.e. Cardillo y Weissel 2001) indica que existen características
en los conjuntos, que sirven de referencia para comparar con el pecio de Zencity.

Fig. 1: Plano lineal de la ciudad de Buenos Aires y su castillo y parte del Río de la Plata en 1708.
Archivo General de Indias MP-BUENOS_AIRES,38
Valentini M. P., García Cano J. y Weissel M. - Proyecto arqueológico Pecio de Zencity 185

La integridad del registro arqueológico es uno de los interrogantes más importantes


para proveer certezas sobre el pecio. La integridad se midió por su visibilidad y su foco
(Hardesty 1994). Visibilidad es la abundancia de los rasgos físicos sobrevivientes de
una propiedad; mientras que foco es el límite hasta el cual puede leerse o interpretarse
claramente un dato. El foco del dato arqueológico se refiere a la relación entre artefacto
y procesos de formación. A mayor claridad en la interpretación del proceso de formación
de los depósitos arqueológicos, mayor foco y, por consiguiente, mejor grado de integridad
del registro. De esta manera, el foco presta datos a varias líneas de investigación, como
la evaluación del proceso de formación.

Fig. 2: Imagen satelital del sector del hallazgo en el dique 1 de Puerto Madero (Google Earth 2009)

El análisis de integridad del registro, se basa en la medición de la visibilidad y foco.


El análisis distribucional mide la distribución, densidad, diversidad de los conjuntos
arqueológicos con el empleo de índices estadísticos de riqueza, heterogeneidad y
homogeneidad (Weissel 2009).
En diciembre del año 2008, en forma casual, el operador de una retroexcavadora dio
con la localización de los restos de una nave naufragada. El motivo real por el cual se
realizaba la excavación era la construcción del complejo llamado “Zencity” en la zona sur
del barrio porteño de Puerto Madero.
El gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por medio de su Ministerio de
186 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:183-192

Cultura y frente a los marcos legales vigentes, actuó rápidamente y desde la Dirección de
Patrimonio e Instituto Histórico organizó el equipo que tuvo a cargo el proyecto por medio
del cual excavar y recuperar todos los bienes materiales que resultaran de tal acción.
Todo el trabajo se presentó enmarcado en la condición de la arqueología de rescate,
sabiendo que para los fines de la obra civil privada que se desarrollaba en el predio (y
que dio lugar al hallazgo) era muy necesario el poder disminuir al máximo los tiempos
de presencia de los materiales arqueológicos en el predio, así como para la preservación
y conservación de los bienes era fundamental que esos mismos tiempos de permanencia
in situ también fueran tan mínimos como posible. Esto planteó entonces que los trabajos
de excavación y remoción de todos los bienes fueran tan expeditivos como lo permitiera
la buena praxis arqueológica.
Frente a estos temas como definidores de un contexto al que responder, el proyecto
del Pecio de Zencity se diseñó bajo la premisa de producir la mayor cantidad de piezas de
registro posibles sumadas a la cantidad potencial de materiales a remover del sitio. En
ese sentido, se privilegió la permanente utilización de técnicas como la fotografía digital
oblicua, la fotografía digital ortogonal, la constante utilización de toma de medidas por
trigonometría, y el uso de las técnicas de relevamiento por medio de una estación total.
El objetivo fue no poner límites a las posibilidades de obtener y registrar información in
situ que permitiera a su vez la reconstrucción detallada del sitio post excavación. A lo
largo del trabajo de campo, se realizaron tareas de registro y medición bi y tridimensional
tanto en forma manual como con el uso de instrumentos de producción de datos
informáticos. Solo destacaremos en ese sentido que todas las medidas tomadas con la
estación total fueron directamente producidas para gestionar y editar por medio del uso
de computadores personales.
Dadas las condiciones del sitio, los materiales resultados de la excavación debieron
ser removidos y trasladados hacia un depósito temporal que asegurara las condiciones
ambientales necesarias para mitigar en el máximo posible el rápido deterioro que implica
el cambio abrupto de medio ambiente al pasar de la condición cuasi anaeróbica a la
exposición al aire. En el caso de los materiales orgánicos se debió además reproducir el
medio ambiente de baja exposición al oxígeno previo a su traslado fuera del predio de
la obra. Para ello, se los sumergió en agua con algunos anexos de compuestos químicos
que permitieron evitar la formación de agentes biológicos que pudieran producir otros
deterioros.
El sitio estuvo conformado por los restos de una nave naufragada en una sección muy
baja del casco junto con parte del cargamento que la misma estivaba en el momento del
siniestro y una importante cantidad de materiales variados re sedimentados en el lugar
como resultado de la existencia del pecio. Esta última componente resulta muy común
en todos los sitios originados en un siniestro de dimensiones importantes que de modo
repentino lleva a que una “objeto” termine apoyándose en el lecho de cualquier cuenca
acuífera. En el caso de este pecio, depositado en el lecho del Río de la Plata (que tiene
dinámica marítima) se repite lo que ha sucedido en muchos otros sitios en los que un
buque siniestrado se apoya en el lecho y con ello favorece la re sedimentación de otro
tipo de materiales no pertenecientes al barco. En el marco de esta descripción genérica es
fundamental comentar que los restos accesibles del pecio no con forman la totalidad de
los potenciales restos in situ. Los restos excavados y removidos del sitio corresponden a
una porción mayoritaria de lo que existente. Una porción menor del pecio fue dejada en el
sitio en el área no excavable, debido a estar bajo los pilotes de sustentación y submuración
Valentini M. P., García Cano J. y Weissel M. - Proyecto arqueológico Pecio de Zencity 187

del predio de la obra civil. Los pilotes de referencia fueron construidos como primera
acción de obra y para consolidar el suelo antes de realizar excavación alguna evitando así
todo tipo de futuro desmoronamiento. Es decir que los pilotes fueron la primera acción de
excavación en el predio y que, según comentarios de algunos operarios en el momento de
su realización, plantearon el primer contacto con los restos de madera del casco cuando
el trépano de la pilotera (máquina con la que se realizó el pozo dentro del cual se coló el
hormigón y el hierro de cada pilote) llegó a las cotas de suelo coincidentes con la posición
del pecio. El testimonio de los operarios específicamente afirma que el trépano (mecha
que tiene forma de helicoide cilíndrica) llevó a la superficie fragmentos de madera oscura
y muy dura (similar a la que compone el casco del pecio) y de cerámica. Es claro que en
el momento de la construcción de los pilotes no hubo ningún tipo de identificación de
estos fragmentos como tampoco acceso de estos datos a ninguna persona que pudiera
evaluarlos.
El pecio in situ estaba colocado con su crujía orientada casi exactamente Sur – Norte
(proa al Sur). Esto implica que su posición en momentos del siniestro el barco se asentó
con su quilla en el lecho del río y su crujía paralela a la costa y a la formación en el lecho
conocida como “el banco de Buenos Aires” (un lomo de suelo duro paralelo a la costa
que se desarrollaba por casi la totalidad del frente costero de la ciudad de Buenos Aires
hasta el momento de las obras del Puerto Madero). La situación del casco en relación a la
costa y el banco, es tomado para este proyecto como uno de los elementos de valor para
poder explicar la dinámica del siniestro. Esta localización ubica para las condiciones
geográficas del siglo XVIII al buque siniestrado en la zona Sur del frente costero de la
ciudad, en aguas abiertas y frente a una costa casi recta que corría con la orientación
Norte – Sur. Esta posición no corresponde con las conocidas según fuentes históricas con
las utilizadas para fondeo de buques.
El pecio, al momento del hallazgo, estaba escorado en su popa 49° a estribor (medidos
en el codaste) y apoyado casi totalmente en el lecho del río en esa misma banda. A
su vez, la banda de babor está en su totalidad liberada. Relacionando este dato con lo
antedicho respecto de la localización relativa a los puntos cardinales, la banda de babor
está enfrentada al Este y se desarrolla longitudinalmente de Sur a Norte. En términos
cuantitativos respecto de lo existente y en comparación con el buque completo (como en
momentos del siniestro) la banda de babor es la más deteriorada. Solo resta de la misma
la mínima porción correspondiente al sollado y sus tablas hasta la quilla. En cambio la
banda de estribor (estando mayoritariamente apoyada en el lecho) supera en el doble del
desarrollo vertical de la anterior, no llegando a la altura correspondiente a los baos de
cubierta. Se desprende así que la banda de babor además está orientada de modo tal que
indudablemente debió afrontar el embate de las tormentas con viento Este – Sur Este, y
la de estribor quedó protegida por el resto del buque.
En todo el desarrollo de la banda de babor y en algunos sectores de la de estribor
(a popa) se identificaron indicios de fuego, golpes de hacha y cortes con sierra. Los tres
tipos de acciones sobre la madera del casco son claros indicadores de vandalización. No
resulta sorpresa alguna que un buque naufragado cercano a la costa en un territorio con
población estable y sin recursos naturales como madera, roca o metal, un buque fuera
vandalizado con el objetivo de reutilizar los materiales propios con otros fines para la vida
en tierra. Madera con formas específicas resultado del trabajo del hombre (escuadrías
diversas) o la gran cantidad de hierro proveniente de un barco son sin duda alguna
de gran valor para una ciudad como Buenos Aires, carente de los mismos y con un
188 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:183-192

Fig. 3: Fotomosaico de los restos de la embarcación. Fotografía de Javier García Cano.

potencial uso para construcción de edificios o infraestructura. De hecho es una conducta


recurrente en todo lugar del mundo incluso en la actualidad en la medida que un buque
resulte olvidado en un lugar específico y su acceso sea relativamente simple para la
población en tierra.
La dimensión en longitud máxima del pecio es de 22,09 metros, medida sobre la crujía
y en relación a la sobrequilla. El ancho máximo del pecio es de 5,54 metros, medido en los
dos tercios de la longitud hacia la popa. Es decir que ninguna de estas dos medidas deben
tomarse como las medidas finales de construcción del barco original (es decir no son ni
eslora ni manga respectivamente). Ni la eslora ni la manga son dimensiones físicamente
medibles en el pecio. Esto resulta de no tener ni el desarrollo completo en longitud tanto
en la quilla como en cubierta y en el caso de la manga por no tener ningún resto de
cubierta o bao. Estos restos responden a la sección baja de la bodega con diferencias de
desarrollo vertical en cada banda (eso se explica con la escora ya mencionada). Varias
características constructivas y de los materiales de construcción del barco explican su
origen y posible cronología.
La madera pertenecería a un tipo de roble que según la Lic. María Agueda Castro
(Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires) podría
provenir de los bosques del Norte de España (en las costas del Mar Cantábrico). Los
detalles de factura del casco (proceso de corte y ensamblado de la madera), las relaciones
dimensionales de las piezas (varengas, genoles, secciones altas de cuadernas, tablas,
quilla y sobrequilla) responden a la tradición de la construcción española en manos de
carpinteros de rivera de astilleros medianos o pequeños. La total ausencia de refinamiento
en los detalles constructivos coincide con las prácticas de esos talleres del Norte español.
Las claras (separaciones entre cuadernas) responden a lo comúnmente utilizado para la
construcción de barcos durante el siglo XVIII continuando con las tradiciones españolas
Valentini M. P., García Cano J. y Weissel M. - Proyecto arqueológico Pecio de Zencity 189

anteriores. Los detalles de los empalmes para piezas de maderas de gran porte (por
ejemplo en la quilla y en la sobrequilla) responden a los utilizados por los carpinteros en
el mismo período y lugares ya mencionados. La importante cantidad de hierro forjado
utilizado para tachuelas, clavos, y pernos como elementos de fijación de empalmes
corresponden a los mismos datos de potencial origen ya mencionados. Detalles como la
existencia de pernos enchavetados son característicos de la construcción naval española
(tanto para buques militares como mercantes). Las dimensiones de las piezas de ambos
materiales (hierro y madera) claramente sobredimensionadas para el tamaño total de los
restos dan cuenta de una típica característica de la construcción naval española de la
cuenca del norte.
La rusticidad de los detalles constructivos, las dimensiones generales y particulares,
junto con los materiales hallados en posición de estiva original dentro del casco,
proponen que este pecio corresponde a los restos de un buque mercante de mediano
porte (no superó los 26 ó 27 metros de eslora) y de navegación oceánica. Todas estas
características coinciden con el tipo de buque mejor desarrollado (en muchos siglos de
tradición constructiva naval) en el Cantábrico Español de tiempos modernos. Los mismos,
se caracterizaron por su enorme capacidad de navegar los océanos con muy alto nivel
de rendimiento, bajo deterioro y buena capacidad de carga. Respecto de su arboladura,
como resultado de los materiales levantados del sitio, responde a un buque de dos palos,
un mayor y un mesana. Esta afirmación resulta del hallazgo de dos carlingas, una en su
posición constructiva original y una segunda de menor tamaño encontrada por fuera de
los restos articulados del pecio pero asociada a la sección alta de la popa.
Respecto de las posibles causas del siniestro, el sitio plantea una serie de datos como
evidencia. En principio es muy notoria la rotura que tiene la quilla en su sección media
en el empalme con la sección de popa. Esta rotura que responde a un muy importante
190 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:183-192

golpe en suelo duro sin duda provocó serios problemas para el gobierno y navegabilidad
del buque. La rotura por su parte, presenta el faltante de una sección de madera de la
quilla que no fue localizada en la excavación. Esto indica con claridad que el golpe que
rompió la quilla no se hizo en el lugar en el que el buque se apoyó definitivamente en el
lecho del río, en su localización en el sitio. Sumando los dos datos, y sabiendo que una
rotura de quilla no permite largas distancias de navegación una vez sucedida, es posible
plantear que el golpe recibido por la nave pudiera haber sido en algún territorio cercano
al sitio. La costa del Uruguay es la zona más cercana (y obviamente en el mismo Río de
la Plata) que posee la característica de suelo de roca.
Según los registros suministrados por la geología respecto de la profundidad del río en
la zona del actual sitio en el siglo XVIII y el potencial tamaño (y especialmente el calado)
del buque completo, es muy probable que el barco una vez deteriorado por la rotura de la
quilla, no haya llegado a depositarse en el lecho por hundimiento y en cambio haya sido
por una varadura. La posición del pecio (paralelo a la costa y al banco como se describió
más anteriormente) es un claro indicador de una posición que planteó su pérdida como
nave operativa pero que no tenía suficiente profundidad como para hundirse, pero a
su vez que no se depositó en el lecho con control de la situación. En este sentido es
necesario aclarar que si un capitán de un buque hubiera decidido varar como medio para
salvar su tripulación carga y nave, y lo hubiera hecho con gobierno de la misma, hubiera
intentado colocarla tan perpendicularmente como hubiera sido posible, pero nunca de
forma paralela. Esta ubicación en el sitio determinó la imposibilidad de recuperar una
nave varada apoyándose y escorándose de modo tal que no es posible de retirarla de
esta posición. De ahí que la nave convertida en pecio haya presentado en el momento
de la excavación parte de la carga en su posición de estiva. La situación del paralelismo
a la costa y especialmente con una banda que sobresalió de la superficie del río y que
terminó en posición Norte – Sur, es decir de frente al Este, implica que fue una nave que
se sometió al viento y posiblemente de gran magnitud de esa orientación, el mismo que
define el nombre de las más importantes tormentas en el Río de la Plata, las “Sudestadas”.
La colección producto del sitio se completa (aparte del casco y sus diferentes partes)
con restos del cargamento original y materiales abordo, así como materiales producto de
la dinámica de sedimentación del río promovida por la existencia del buque naufragado.
Respecto de los materiales inorgánicos se contabilizan la gran variedad de cerámica de
la que en su mayoría corresponde a los contenedores de carga, pero también responde
a otros usos como vajilla, y otros contenedores de materiales para la vida cotidiana en
tierra tanto como abordo. Hay herramientas metálicas (para labranza de la tierra como
para la carpintería), anillos de sujeción para toneles y barriles, pipas, piezas de artillería
de hierro (4 cañones), lingotes de hierro, monedas de cobre y rocas del lastre. Entre
los orgánicos hay una enorme variedad y ejemplares de cabos, piezas de reemplazo y
reparación de las jarcias de abordo, textiles, correspondientes a lo embarcado. Como
materiales correspondientes al proceso de re sedimentación del río hay una enorme
colección ósea animal, así como fragmentos de cerámica y material malacológico que
podemos interpretar como no pertenecientes a un contexto primario sino producto de
la dinámica fluvial y por ende de la transformación del sitio, formando parte del registro
estratigráfico del proceso de formación del mismo.
La totalidad de los materiales, han sido trasladados del sitio original a la Dirección de
Patrimonio para su tratamiento de conservación y estudio en gabinete. El casco (partes
articuladas y sectores separados) fue trasladado para su re-enterramiento. La colección
Valentini M. P., García Cano J. y Weissel M. - Proyecto arqueológico Pecio de Zencity 191

de los materiales móviles ha sido trasladada al laboratorio especialmente montado para


este proyecto. En cada caso se han iniciado tareas de estabilización y conservación de
los materiales. En el laboratorio además se ha montado un gabinete de producción de
imágenes por medio del cual se están construyendo todas las piezas gráficas necesarias
para el proceso de investigación y construcción de conocimiento resultante de cada línea
de trabajo dentro del proyecto.

Fig. 4: Botijas halladas durante la excavación. Fotografía Marcelo Weissel.


192 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:183-192

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SAN JOSÉ DE FLORES A TRAVÉS DE SUS LADRILLOS

Juan Pablo Orsi y Javier Ezequiel Hanela1


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
En el presente trabajo planteamos formar una tipología de los ladrillos utilizados en las
construcciones en el Pueblo de San José de Flores. Desde sus inicios en 1808, hasta
principios del siglo XX. Los datos obtenidos de los artefactos hallados se contrastan con
ladrillos actuales y de referencia obtenidos en museos de la ciudad. Los sitios analizados se
ordenan en una cronología alrededor de tres periodos distintivos del Siglo XIX. A partir del
planteamiento de este análisis se puede inferir un marco arqueológico en el estudio de las
utilizaciones de estos materiales en el pueblo de San José de Flores.
Palabras Claves: Pueblo de Flores-Materiales de construcción-Tipologías-Cronologìa.

Abstract
In this paper we propose to create a typology of the bricks used in buildings in the town
of San José de Flores. Since its inception in 1808 until the early twentieth century. The
data obtained are compared with existing bricks and in relation to references to data from
museums in the city, it is intended to place them into a chronology based on historical data
and work on such sites before. Based on certain characteristics in relation to the widths,
length, thickness, more or less frequent inclusions.
Key Words: Town of San José de Flores -Bricks-Typology-Chronology.

Breve reseña histórica de San José de Flores

El pueblo de San José de Flores nace en 1806 en una zona geográfica y socialmente
estratégica. Geográficamente el área que ocupaba era intermedia. En la parte alta se
ubica el casco del pueblo y pertenece al mismo sistema orográfico que conforma una
meseta cruzada por dos arroyos, el Maldonado y el Cildañez. Allí se encuentran los suelos
mejor drenados, ideales para el cultivo de flores, hortalizas y frutales (Ciliberto 2004).
Por este pueblo cruzaba el camino real que unía al puerto de Buenos Aires con las
demás tierras y pueblos del territorio. Flores era el centro urbano más cercano a Buenos
Aires y tenía un importante protagonismo en el abastecimiento de la ciudad.
Con la llegada del ferrocarril en 1857 y la posterior aparición del tranvía en 1871,
familias patricias y militares de alto rango de la ciudad de Buenos Aires, construyeron
sus casas de recreo para descansar en este creciente pueblo. En 1888 el pueblo de San
José de Flores se anexó a la ciudad de Buenos Aires y se conformo en parte indisoluble
de ella.

1
[email protected] - [email protected]
Proyecto de Arqueología en San José de Flores
196 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:195-202

Fig. 1: Estación de FFCC del pueblo de Flores

Metodología en el análisis de los fragmentos de ladrillos

Los artefactos que en este trabajo se analizan provienen de distintos sitios que han
sido excavados durante distintas campañas arqueológicas llevadas a cabo durante los
años 2006-2009 en el proyecto Arqueológico Flores de FFyL UBA Dirigido por Ulises
Camino.
Los artefactos hallados fueron clasificados y agrupados en el orden de tierras cocidas,
objetos hechos en arcilla endurecida por cocimiento a altas temperaturas. Dentro de esta
clasificación encontramos artefactos con forma regular rectangular con seis caras planas,
manufacturados manual o industrialmente y dando por resultado lo que comúnmente se
conoce como ladrillos.
En los distintos sitios se determinaron las dimensiones de ancho, largo y grosor,
siendo este último del que se pueden obtener mayor cantidad de datos de los grupos
existentes debido a la gran fragmentación de los materiales.
Planteamos tres periodos históricos para ordenar los sitios y por lo tanto los artefactos
encontrados en ellos. A partir de aquí compararemos las distintas medidas de los
materiales encontrados en los distintos sitos con piezas rescatadas y con otras piezas
pertenecientes a colecciones privadas como la del Museo comunitario de Floresta.
Aclaramos que las similitudes y diferencias que se evidencian en las comparaciones de
los materiales de distintos sitios son, por el momento, aproximaciones generales. Desde
ya no podemos armar una tipología exacta pero si aproximarnos a distintas tendencias
de diseños de los ladrillos que se llevaron a cabo en distintas épocas, esta tendencia esta
manifestada en el registro arqueológico y por lo tanto puede ayudarnos a ordenarla en
Orsi J. P. y Hanela J. E. - San José de Flores a través de sus ladrillos. 197

el tiempo. Lo que aquí se propone es encontrar estas tendencias y generar en base a ella
una cronología de los materiales hallados.

Primer período de 1806 hasta 1857, desde su fundación


hasta la llegada del ferrocarril:

Aquí podemos ubicar el sitio “Casa Millán” que data de 1822, en este sitio fueron
rescatados unos pocos fragmentos y piezas de ladrillos. Las medidas de las piezas
presentan un grosor de 6cm y 4cm, un largo de 42cm y 35cm; y un ancho de 21cm y
17,5cm respectivamente. Se destaca que estas dos piezas presentan una pequeña capa
de cal y pintura rosada, esto indica que pertenecían a un muro cubierto por una capa de
revoque. Unos pocos fragmentos, que también fueron rescatados, presentan un grosor
promedio de 6cm. Estas medidas son similares a ladrillos utilizados para la construcción
de la iglesia del Pilar (Schavelzon,1991) y su convento, que datan entre 1715 y 1737.
Estos ladrillos presentan dimensiones de 44cm por 21cm por 7cm de espesor.

Sitio P/F Ancho Largo Grosor Período Volumen


Casa Millán 2 21 42 6 Principios del siglo XIX 5292
Casa Millán 3 17,5 35 4,2 Principios del siglo XIX 2573
Casa Millán 11 17 35 4,2 Principios del siglo XIX 2499
Casa Millán 12 19 35 6,3 Principios siglo XIX (museo) 4190
Casa Millán 14 17 34 3,9 Principios siglo XIX (museo) 2254
Casa Millán 15 20 42 5 Principios siglo XIX (museo) 4200
Promedio 18,8 37,2 5,1 3567

Cuadro 1: piezas de ladrillos cuantificados del sitio “Casa Millán”

El sitio “Rodríguez Villisac” se ubica temporalmente en los años anteriores a la


llegada del ferrocarril. Este sitio perteneció a la familia Rodríguez Villisac en el periodo
circunscripto entre los años 1820-1875. El sitio presenta dos períodos bien marcados El
primero es cuando se realiza la construcción del muro, en un espacio anterior a la llegada
del ferrocarril ,lo cual es notorio por que las vías férreas colocadas en 1857,atraviesan el
trazado del muro (Hanela-Orsi MS) y el periodo posterior lo conforman los restos de
rellenos posteriormente vertido en el lugar y vale aclarar que este sitio se prolonga hasta
el avanzado el segundo período este comienza en 1857 cuando a Flores llega el ferrocarril
y culmina en 1888, cuando es anexado como barrio a la Capital Federal.
Aquí fueron hallados gran cantidad de fragmentos y piezas de ladrillos (N 30). Las
piezas de ladrillos que fueron hallados en las capas inferiores presentan distintas medidas
de ancho, largo y espesor (ver cuadro 2). Se encontró un muro con ladrillos que tienen
un grosor cercano a los 4,3cm y un largo alrededor de 34cm y en estos se encuentran
marcas de revoque. A lo largo de toda la estructura se encuentra un piso de ladrillos que
198 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:195-202

tienen dimensiones que varían entre los 22cm y 25cm, con un ancho entre 13cm y 15cm,
y espesores que varían ente los 5,3cm y 6,8cm (Hanela-Orsi MS).

3
Sitio P/F Ancho Largo Grosor Período Volumen (cm ) Procedencia
Rodríguez Villisac 128 13 25 5,3 Antes de 1857 1723 Capa
Rodríguez Villisac 129 13 22 5,2 Antes de 1857 1487 Capa
Rodríguez Villisac 130 13 25 5,4 Antes de 1857 1755 Muro
Rodríguez Villisac 131 13 25 5,3 Antes de 1857 1723 Muro
Rodríguez Villisac 134 13,8 28 5,9 Antes de 1857 2278 Piso
Rodríguez Villisac 135 13 25,5 5,2 Antes de 1857 1704 Capa
Promedios 13,1 25,1 5,4 1776
Cuadro 2: piezas de ladrillos cuantificados del sitio “Rodríguez Villisac”

Segundo período 1857-1888:

En esta segunda etapa podemos ubicar varios sitios que han sido estudiados. Uno
de ellos es el sitio llamado “Corralón de Floresta”, este data de fines del siglo XIX, mas
precisamente la estructura fue levantada en 1880 y formó parte de una quinta de
descanso, hasta que en 1911 pasa a ser parte de la Municipalidad de Buenos Aires en
calidad de corralón de carros y caballos. Aquí fueron hallados gran cantidad de fragmentos
de ladrillos (N 100) con un grosor promedio de 4,5cm, debido a la gran fragmentación
que presentaban las piezas se pudo analizar sólo el grosor como principal indicador (ver
cuadro 3).

Sitio: Corralon
10
8
6
4
2
0
17
19
21
23
25
27
29
31
33
35
37
39
41
43
45
47
49
51
53
55
57
59
61
63
65
67
69
71
73
75
77
79
81
83
85
87
89
91
93
95
97
99
1
3
5
7
9
1
3
5
7
10
10
10
10
10
11
11
11
11

Sitio: Corralon

Cuadro 3: espesores de fragmentos de ladrillos del sitio “Corralón de Floresta”

Se puede encontrar un valor máximo de espesor que va de 6,5cm y un mínimo de 2cm.


También puede verse una gran variedad de espesores de ladrillos, cuatro fragmentos
Orsi J. P. y Hanela J. E. - San José de Flores a través de sus ladrillos. 199

presentan un espesor mayor a los 6cm y tres fragmentos tienen un grosor de 2cm, pero
la mayor cantidad de fragmentos presentan un grosor entre 4cm y 5,5cm.
Otro sitio importante que se ubica dentro de este período es “La Moyosa”, también
era una antigua quinta que data de la década de 1880. Los ladrillos encontrados (N 20)
presentan medidas muy variadas (ver cuadro 3). Si bien, también tienen un grado alto
de fragmentación, pudieron cuantificarse todas sus medidas solo a 2 piezas, a unas 17
se les tomó el total del ancho y en todas se tomó el grosor. La primera de las piezas tiene
2520cm3 y la segunda pieza tiene 2092cm3.

Sitio Ancho Largo Grosor


La Moyosa 4,4
La Moyosa 5
La Moyosa 11,9 6
La Moyosa 11 5,7
La Moyosa 15,5 30 5,6
La Moyosa 14,5 2,5
La Moyosa 14,2 5
La Moyosa 14 5,5
La Moyosa 15,5 30 4,5
La Moyosa 16,5 3,4
La Moyosa 14,8 4,5
La Moyosa 14 4,3
La Moyosa 13,4 4,9
La Moyosa 13 3,1
La Moyosa 14,5 6
La Moyosa 15 3,5
La Moyosa 14,5 3,4
La Moyosa 11 5,7
La Moyosa 15,5 3,9
La Moyosa 11,9 6
promedio 14 30 4,6
Cuadro 3: espesores de fragmentos de ladrillos del sitio “La Moyosa”

Así también se rescataron unas pocas piezas (N 2) del sitio “Nazca 313” perteneciente
a fines de este periodo, el cual comprende medidas de 14cm x 31cm x 6.3cm, 2734cm3
la primera y 14.5cm x 31cm x 5.8cm, 2607cm3 la segunda pieza.
200 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:195-202

Figura 1: Ladrillos hallados en el sitio Nazca 313

Tercer período de 1888 hasta principios de siglo XX:

En esta última etapa de Flores como pueblo encontramos el sitio “Plaza


Pueyrredón” el cual presenta materiales cronológicamente ubicados en principios del
siglo XX. En este espacio se hallo un ladrillo entero que comprende medidas de 11cm de
ancho, 23cm de largo y 6,5cm de espesor.
En esta misma etapa se halla el sitio nombrado ¨Sanatorium Flores¨ que data de
principios del siglo XX, presenta tres piezas que miden 22,5cm de largo; 11,3cm y 4,2cm
de ancho; 14,5cm y 3,5cm de espesor.

Discusión

En base a los materiales de los sitios estudiados y al análisis de sus medidas, y


teniendo en cuenta los datos históricos que nos dan referencia del momento en el cual
fueron levantadas las estructuras y diseñadas las plazas, se plantea un aproximado marco
cronológico de los ladrillos que fueron utilizados en los distintos sitios que pertenecen a
un contexto de urbanización del pueblo de San José de Flores.
Dada la variabilidad que caracteriza a los artefactos encontrados armamos distintos
bloques de acuerdo a las medidas y de allí tratar de plantear una cronología en el Poblado
analizado.
Orsi J. P. y Hanela J. E. - San José de Flores a través de sus ladrillos. 201

A grandes rasgos los sitos mas antiguos presentan más cantidad de ladrillos con
medidas mayores que dan por resultado un alto volumen de pasta utilizada, en cambio
los más tardíos presentan una mayor cantidad de ladrillos donde las medidas de largo,
ancho grosor y por lo tanto su volumen tienden a reducirse. También se evidencia que
la mayoría de los sitios presentan grosores de ladrillos con medida promedio de 4,5cm y
anchos entre 12cm y 14cm.
En relación a los tipos de inclusiones y a la porosidad presente en los ladrillos
analizados se evidencia distintos materiales utilizados como antiplásticos (ramas
pequeñas, feldespatos, arenas). En todos los sitios analizados se encontró cierta similitud
en el tipo de oxidación caracterizada por no ser uniforme en la mayoría de los casos, por
lo cual se supone que la producción no era realizada en serie.

grosor
10
9,5
9
8,5
8
7,5
7
6,5
6
5,5
5
4,5
4
3,5
3
2,5
2
1,5
1
0,5
0
0 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200

grosor

Figura 2: Dispersión de todos los grosores de ladrillos cuantificados

Vale aclarar que a medida que pasó el tiempo en San José de Flores y debido al
proceso de urbanización rápido que protagonizó la ciudad, fueron incorporados en los
sitios presentados, distintas medidas de ancho de 14cm, largo 22cm y grosores que van
entre los 3cm y 5cm y que predominan en el registro.
Puede notarse que dentro del ámbito del Pueblo de San José de Flores un proceso
poco uniforme de estandarización en la producción de ladrillos, como así también se
plantea que sucedió en la Ciudad de Buenos Aires (Schavelzon, 1991). Esta relación
puede depender a la variabilidad de los fabricantes nacionales (en la Ciudad para 1810
había 14 ladrilleros trabajando y se fue incrementando esta cantidad) y en menor
proporción extranjeros los cuales al utilizar distintas unidades de medidas y la falta de
una restricción estándar en la producción de ladrillos conlleva a una elevada dispersión
en la muestra hallada. Aún así en los sitios analizados dentro del Pueblo de San José de
Flores puede verse un proceso de cambio en este tipo de material como puede notarse
un acortamiento del largo a través de los tres periodos analizados. Los ladrillos de los
202 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:195-202

sitios analizados en este trabajo es difícil ubicarlos dentro de una cronología, debido a
su elevada dispersión y variabilidad en las medidas lo cual presenta un problema difícil
a la hora de armar una cronología basada en el presupuesto de ladrillos más grandes,
ladrillos más antiguos. Pero ellos se comprenden dentro de una tendencia a encontrar
mayor cantidad de ladrillos, en los sitios cercanos a fines del siglo XIX, con medidas
que son menores a las medidas de los sitios más antiguos dentro del marco de análisis
del Pueblo de San José de Flores. Dentro de esta tendencia en relación a la reducción
de las medidas de las piezas analizadas, puede notarse un acortamiento, a pesar de
la elevada dispersión en ellas, en las medidas de largo y ancho, lo cual es difícil de
observar en el grosor. Los sitios analizados se comprenden dentro de un contexto de
urbanización en el Pueblo de San José de Flores y su inclusión en la Ciudad de Buenos
Aires en 1888 (Cunietti-Ferrando, 1991) por lo cual se puede suponer un proceso hacia
una estandarización en la producción de los ladrillos utilizados en el Poblado.

Bibliografía:

SCHÁVELZON, D. 1991. Arqueología histórica de Buenos Aires: la cultura material porteña


de los siglos XVIII y XIX. Ed. Corregidor, Buenos Aires. 1987. Excavación en la
Imprenta Coni , Ed.Instituto de Arte Americano, FADU-UBA, Buenos Aires.
CUNIETTI-FERRANDO, A. 1991. San José de Flores Un pueblo a dos leguas de la ciudad.
CILIBERTO,V. 2004. Aspectos sociodemográficos del crecimiento periurbano.de San José
de Flores (1815-1869). UNMdP /GIHHR
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:203-211 ISSN 1852-8554

ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE DOS CONJUNTOS CERÁMICOS


DE FINES DEL SIGLO XIX HALLADOS EN LOS BARRIOS DE
FLORES Y FLORESTA

Sheila Grisel Ali, María Valeria Castiglioni y Diana Lía Vigliocco1

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
El presente trabajo de carácter preliminar tiene como objetivo establecer una correlación cronológica a
partir del análisis del material cerámico entre los sitios “Corralón de Floresta” y “Plaza Pueyrredón”. La
comparación entre estos sitios se realizó en base a que ambos son resultado de procesos de nivelación y
elevación de los terrenos con rellenos compuestos por basura y ceniza proveniente de “la Quema”. Para
dicho fin, se han analizado los tipos de loza (creamware, pearlware y whiteware), porcelana y cerámica
roja; sellos y marcas y presencia de termoalteración en las piezas.
Palabras Clave: cronología - cerámica - relleno - quema

Abstract
This preliminary work is to establish a chronological correlation from the analysis of ceramic material
between the sites “Corralón of Floresta” and “Plaza Pueyrredón.” The comparison between these sites was
made on the basis that both sites are the result of leveling and elevation of the land with fillers composed of
garbage and ashes from the “Quema”. To this end, we have analyzed the types of earthenware (creamware,
pearlware and whiteware), porcelain, redware, seals and tags, and presence of thermal alteration in the
pieces.
Keywords: chronology - ceramics - filling - burn

Introducción

Con el fin de reconstruir la historia de los actuales barrios de Flores y Floresta se


han llevado adelante diversas excavaciones dentro del marco del proyecto doctoral del
CONICET “Prehistoria y período colonial en el origen de San José de Flores”, del Lic.
Ulises A. Camino. El objetivo del presente trabajo es estimar un rango temporal, a partir
del análisis comparativo de materiales cerámicos, para el nivel Superficie de “Plaza
Pueyrredón”, tomando como referencia los niveles 2, 3 y 4 de la Unidad 1 de “Corralón
de Floresta”.
La comparación se basa en que ambos sitios son resultado de actividades de nivelación
y elevación de terrenos que realizaba la Municipalidad con residuos domiciliarios
provenientes de la “Quema”.
En el análisis de material cerámico identificado como vajilla se han tenido en cuenta
diferentes indicadores temporales como: porcentajes de loza (distinguiendo creamware,
pearlware y whiteware), cerámica roja y porcelana, identificación de marcas y sellos y, por
último, el grado de termoalteración presente en las piezas.
El conjunto cerámico encontrado en “Corralón de Floresta” ha sido tomado como
referencia para la comparación con el conjunto de “Plaza Pueyrredón” dado que su
cronología ha sido bien establecida históricamente entre los años 1911 y1912.

1
Proyecto Arqueológico Flores, FFyL, UBA, Buenos Aires, Argentina. [email protected]
204 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:203-211

Los Sitios

Corralón de Floresta
En el sitio “Corralón de Floresta” (Camino, 2009) se han realizado excavaciones
entre los años 2006 y 2008 durante las cuales se han abierto dos grandes unidades de
excavación, de los cuales solo se considera la Unidad 1 en el presente trabajo. En dicha
Unidad, entre 2006 y 2007, se excavaron siete cuadrículas con la técnica decapage, la
cual permitió reconocer y registrar la estratigrafía y recolectar prácticamente la totalidad
de los materiales hallados y registrar su ubicación.
La estratigrafía bien definida permitió inferir que el sitio “Corralón de Floresta” fue
resultado de un solo episodio de relleno con residuos provenientes de la “Quema” que
se realizó entre los años 1911 y 1912, momento en el que la Municipalidad adquiere
los terrenos con el fin de realizar obras para el posterior funcionamiento como corralón
(Memoria municipal, 1912)

Plaza Pueyrredón
En el sitio “Plaza Pueyrredón” (Camino y Mercuri, 2005), conocida también como Plaza
Flores, durante las obras de remodelación del lugar, en el 2003 se realizaron tareas de
rescate arqueológico. Las mismas fueron restringidas por limitaciones de tiempo y lugar.
La estratigrafía se encontraba gravemente alterada debido a la actividad de máquinas
retroexcavadoras y además, la recolección de material debió verse sesgada por la
visibilidad y la obtrusividad de los materiales (Wandsnider y Camilli, 1992). En este sitio,
a diferencia del anterior, se sabe que hubo diferentes episodios de relleno conformados
por ceniza de residuos provenientes de la “Quema”.
En vista de que el material extraído no tiene indicaciones de estratigrafía, por la
condición de rescate de la excavación, y producto de varios rellenos de ceniza, resulta de
gran necesidad establecer una cronología relativa del mismo.

Metodología

Para realizar un análisis comparativo entre los conjuntos cerámicos de ambos sitios
sólo se ha considerado a aquellos materiales que han podido ser identificados como
vajilla.
En el sitio “Corralón de Floresta” el episodio de relleno con residuos dio como resultado
una capa de ceniza de materiales altamente termoalterados que se corresponde con el
nivel 2. Además, debido a procesos de floraturbación (Waters, 1992), en los niveles 3 y 4
también se ha encontrado material arqueológico con diferentes grados de termoalteración.
Por lo tanto, a los fines de nuestro análisis, se han considerado los materiales cerámicos
encontrados en los tres niveles. El total de piezas cerámicas identificadas como vajilla en
dichos niveles es de 542.
Para el sitio “Plaza Pueyrredón” se ha tomado en consideración el nivel “Superficie”,
conformado por la capa gravemente alterada por la acción de las máquinas
retroexcavadoras, la cual posee material arqueológico con presencia de termoalteración.
En la misma se han identificado 1060 piezas correspondientes a vajilla.
Se ha decidido para este último sitio tomar una muestra al azar del 20% del total
de piezas identificadas como vajilla provenientes del nivel “Superficie”, por lo que, para
este trabajo el total de piezas analizadas es de 232. En cambio para el sitio “Corralón de
Floresta” se ha considerado la totalidad de las piezas.
Alí S. G., Castiglioni M. V. y Vigliocco D. L. - Análisis comparativo entre dos conjuntos... 205

“CORRALÓN DE
“PLAZA PUEYRREDÓN”
FLORESTA”
Total de piezas 1060
542
Muestra analizada 232

De acuerdo a nuestro objetivo, las variables que se han utilizado como indicadores
temporales para comparar los conjuntos cerámicos de ambos sitios han sido las siguientes:

. Tipo de pasta (loza, cerámica roja y porcelana) y variedades de loza (creamware,


pearlware y whiteware).
. Sellos y marcas.
. Termoalteración.

Para diferenciar los tipos de pasta y variedades de loza se utilizaron como referencia
los criterios propuestos por Schávelzon (1991 y 2000). Se consideró que una mayor
proporción de loza whiteware y pearlware y de cerámica roja indicarían una cronología
más antigua, mientras que una mayor cantidad de loza whiteware y porcelana reflejarían
un momento más moderno.
Los sellos y marcas de la loza y la porcelana se investigaron consultando catálogos en
línea (www.oldandsold.com y www.porcelainmarksandmore.com).
Las marcas de termoalteración se analizaron de manera macroscópica.

Resultados

A continuación se exponen los resultados de cada una de las variables nombradas


anteriormente.

Tipos de pasta
La comparación de los porcentajes de cerámica roja, loza y porcelana resultan de
gran importancia para el reconocimiento de un rango temporal ya que altos porcentajes
de cerámica roja y loza creamware y pearlware indican contextos de mayor antigüedad,
en cambio índices altos de loza whiteware y porcelana indican contextos más modernos.
A continuación presentamos los resultados del análisis en ambos sitios. El resultado
obtenido en “Corralón de Floresta” es el siguiente:

CORRALÓN DE CERÁMICA
LOZA PORCELANA
FLORESTA ROJA
CANTIDAD DE
451 31 60
PIEZAS
PORCENTAJE 83,21 5,72 11,07
Tabla 1. Tipos de pasta cerámica en “Corralón de Floresta”
206 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:203-211

TIPOS DE CERÁMICA EN CORRALÓN

PORCELANA
11%
CERÁMICA
ROJA LOZA
6% CERÁMICA ROJA
PORCELANA

LOZA
83%
Gráfico 1. Tipos de pasta cerámica en “Corralón de Floresta”

El resultado obtenido en “Plaza Pueyrredón” es el siguiente:

PLAZA CERÁMICA
LOZA PORCELANA
PUEYRREDON ROJA
CANTIDAD DE
177 1 56
PIEZAS

PORCENTAJE 75,6 4 0,43 23,93


Tabla 2. Tipos de pasta cerámica en “Plaza Pueyrredón”

TIPO DE CERÁMICA EN PUEYRREDÓN


PORCELANA
24%
CERÁMICA LOZA
ROJA CERÁMICA ROJA
0% PORCELANA
LOZA
76%
Gráfico 2. Tipos de pasta cerámica en “Plaza Pueyrredón”
Alí S. G., Castiglioni M. V. y Vigliocco D. L. - Análisis comparativo entre dos conjuntos... 207

Los dos sitios analizados presentan proporciones similares de loza aunque se observa
en “Plaza Pueyrredón” un porcentaje mayor de porcelana, lo cual indicaría una cronología
más moderna que en “Corralón de Floresta”. La proporción casi nula de cerámica roja
en “Plaza Pueyrredón” puede ser explicada como resultado de la baja visibilidad de este
material durante el proceso de excavación de rescate.
Por otro lado, se han distinguido tres variedades de loza: creamware, pearlware
y whiteware. Los porcentajes de dichas variedades encontrados en los registros
arqueológicos de los sitios son los siguientes:

Grafico 3. Variedades de loza en “Corralón de Floresta” y “Plaza Pueyrredón”


Se observa que en el sitio “Plaza Pueyrredón” hay mayores proporciones de loza creamware y pearlware.
Esta variable indicaría un registro cerámico más antiguo que en “Corralón de Floresta”.

Grafico 4. Evolución de la
presencia de variedades de lozas
en contextos hogareños urbanos
entre 1760-1910
208 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:203-211

A partir de los resultados obtenidos se puede inferir que “Plaza Pueyrredón” posee
rellenos que resultan anteriores, contemporáneos e incluso posteriores a “Corralón de
Floresta”. Vale aclarar, que los resultados en “Plaza Pueyrredón” no deben ser entendidos
como contradictorios sino como indicadores de diferentes temporalidades consecuencia
de rellenos realizados sucesivamente desde fines de siglo XIX hasta principios del siglo
XX. Por lo tanto, el rango temporal de los materiales cerámicos analizados de “Plaza
Pueyrredón” se ubicaría aproximadamente entre 1870 y 1920. Dicho rango se condice
con las curvas de evolución de la presencia de loza en contextos domésticos (Schávelzon,
1999) en gráfico 4.

Sellos y marcas
La identificación de los sellos proporciona información tanto temporal como de
procedencia de las muestras cerámicas analizadas. En el caso de “Plaza Pueyrredón” los
sellos e inscripciones encontrados han sido seis en el caso de las lozas y cinco en el caso
de la porcelana, de los cuales se han identificado cuatro y dos respectivamente.
Entre los que se han identificado pueden mencionarse los siguientes:

. Villeroy & Bosch, Mettlach, Saar Basin, Alemania (1874-1909)


. Petrus Regout & Co, Maastricht, Holland (1879-1891)
. Wm. Guerin & Co, Limoges, France (1891-1932)
. Hamage & Moulin Des Loups, Nord, Francia (1910 Y 1930)

En consecuencia, los lugares de procedencia corresponden en todos estos casos a


países europeos y el rango temporal que denotan los sellos identificados abarca desde
1874 hasta 1930. Por lo que esta cronología resulta complementaria con los resultados
obtenidos anteriormente en el análisis del tipo de pastas cerámicas encontradas en
ambos sitios.

Termoalteración
El tratamiento de los residuos varió a través del tiempo en la Ciudad de Buenos Aires
(Paiva, 2006; Prignano, 1998). A partir de 1860 comenzó a utilizarse un nuevo proceso en
el tratamiento y depositación final de los residuos en la Ciudad de Buenos Aires conocido
como la “Quema”. El proceso consistía en la depositación de los residuos en un terreno
de Parque Patricios y posteriormente se quemaba a cielo abierto en unas parrillas de
hierro. Seguidamente, la escoria y la ceniza eran utilizadas por la Municipalidad para
el rellenado de terrenos bajos. Esta práctica se extendió hasta principios del siglo XX.
Posteriormente en 1910 se optó por la incineración total o cremación total en hornos,
siendo el primero ubicado en Pompeya (antiguo sitio de la “Quema”). Vale aclarar que
para el año 1912 la basura continuó tratándose por el sistema de “quema a cielo abierto”
(existiendo un total de cuatro vaciaderos en la Ciudad de Buenos Aires).
Ahora bien, sabemos que ambos sitios han sido productos de tareas de elevación y
nivelación utilizando como relleno los residuos. Sin embargo, notamos que el porcentaje
de material termoalterado varía en cada caso.
Por un lado, sabemos según fuentes históricas que el “Corralón de Floresta” fue
rellenado en un solo episodio aproximadamente entre 1911 y 1912. El porcentaje de
material termoalterado en dicho sitio es mayor en comparación al otro sitio. De este
modo, siguiendo lo dicho más arriba podríamos decir que su relleno fue producto de la
incineración en hornos, ya que la temperatura alcanzada es mayor que en sistema de
“quema a cielo abierto”, por lo que los materiales cerámicos sufren más termoalteración.
Por otro lado, el porcentaje de material termoalterado en “Plaza Pueyrredón” es menor
con respecto al “Corralón de Floresta”. Podríamos suponer que se trata de un sitio que
Alí S. G., Castiglioni M. V. y Vigliocco D. L. - Análisis comparativo entre dos conjuntos... 209

sufrió varios rellenos en diferentes épocas. Se debe tener en cuenta que el nivel “Superficie”
presenta un palimpsesto debido a la acción de las máquinas retroexcavadoras con lo cual
no se pueden determinar en forma absoluta como se sucedieron los eventos de relleno. El
material que está sin termoalterar posiblemente habría provenido de la “la quema a cielo
abierto” (la temperatura que alcanza no es tan elevada como en los hornos, por lo tanto,
una gran cantidad de material no alcanza a sufrir termoalteración). Significativamente,
las piezas creamware y pearlware no están termoalteradas.
En conclusión, una explicación posible sería que las diferencias encontradas en
los porcentajes de termoalteración entre los sitios podría ser resultado de diferentes
metodologías utilizadas en el tratamiento de residuos.

Grafico 5. Piezas termoalteradas en “Plaza Pueyrredón”

Grafico 6. Piezas termoalteradas en “Corralón de Floresta”


210 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:203-211

Conclusión

Como se mencionó al principio, la recuperación de los materiales del sitio “Plaza


Pueyrredón” resultó de las tareas de rescate realizadas durante las obras de remodelación
del lugar. Debido al trabajo de las máquinas excavadoras, la estratigrafía se vio muy
alterada en la mayor parte de la plaza, dificultando la labor de ofrecer un rango temporal
para los elementos hallados.
Gracias a que uno de los sectores de la plaza había permanecido sin alterar, fue
posible conocer la secuencia estratigráfica original y determinar que había una capa de
ceniza. Basándonos en lo observado en el análisis de las piezas halladas en “Corralón
de Floresta”, donde también se había identificado un nivel de relleno con ceniza y restos
incinerados, esperábamos encontrar piezas con un alto grado de termoalteración. Sin
embargo, nos sorprendió que la mayoría de los fragmentos cerámicos no presentara
signos de haber sido sometidos a altas temperaturas.
Por otro lado, los análisis de tipos de pasta y variedades de loza indicaban resultados
aparentemente contradictorios.
En parte esto último podía considerarse como resultado del sesgo provocado durante
la recolección de los materiales, pero no necesariamente era la única explicación. En
“Plaza Pueyrredón” hubo varios eventos de relleno durante fines del siglo XIX y principios
del XX, por lo que es lógico encontrar materiales más antiguos y más modernos que en
“Corralón de Floresta” donde hubo un único evento de depositación entre 1911 y 1912.
Los análisis de las dos variables mencionadas permitieron establecer un rango
cronológico entre 1870 y 1930 para el nivel “Superficie” de “Plaza Pueyrredón”. Esto fue
corroborado por la investigación de los sellos y marcas cerámicas.
Con relación a la baja proporción de piezas termoalteradas, una investigación sobre
los tratamientos de residuos en la Ciudad de Buenos Aires durante los siglos XIX y XX,
permitió ofrecer una posible explicación. La incineración de los desechos se realizaba
inicialmente a cielo abierto, práctica que continuó aún después de que se implementará
el sistema de incineración en grandes hornos. Desde luego, las quemas a cielo abierto no
alcanzan temperaturas tan altas como los hornos, por lo que algunos materiales cerámicos
como la porcelana (que se ve alterada a temperaturas de 1300º C aproximadamente),
difícilmente se verían afectados. Esto ofrecería otro sustento al rango temporal establecido
para “Plaza Pueyrredón”.
Finalmente consideramos necesario destacar la importancia de continuar
profundizando sobre estos análisis para comprobar estos resultados preliminares.

Agradecimientos

Especialmente agradecemos al Lic. Ulises A. Camino por aportar los materiales e información.
Además, agradecemos a los miembros del equipo del “Proyecto Arqueológico de Flores” por su apoyo.

Fuentes

Memoria municipal de la subintendencia de Vélez Sarsfield del año 1912. Buenos


Aires Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1969. Boletín Estadístico Nº 59, años
1965/1969. Buenos Aires
Alí S. G., Castiglioni M. V. y Vigliocco D. L. - Análisis comparativo entre dos conjuntos... 211

Blibliografía

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Latinoamericana. N° 3 pp. 101-123. Sociedad Argentina de Antropología. Buenos
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rescate en Ciudad de Buenos Aires. Ponencia en XI Congreso Nacional de Arqueología
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porteña de los siglos XVIII y XIX, Corregidor, Buenos Aires.
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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:213-228 ISSN 1852-8554

ALGUNOS MATERIALES PARA LA CONSTRUCCIÓN


Y SU ORIGEN ENTRE 1880 Y 1930 EN AMÉRICA LATINA

María Teresita de Haro1

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resúmen
En la América Latina post colonial la circulación de bienes prosiguió utilizando ciertas
rutas preestablecidas que continuaron vinculando a países como la Argentina al comercio
colonialista. A partir de este sistema de intercambio la dependencia de éstos países con
respecto a los llamados “países centrales” no mermó. Tanto los diseños como los materiales
para la construcción de las edificaciones de las clases altas de la Argentina eran traídos
desde el exterior con un gran auge en el periodo 1880 - 1930.
Este trabajo se focalizará en algunos materiales vinculados a la construcción, de procedencia
europea, hallados en provincia de Buenos Aires y la utilización de bibliografía para demostrar
la aparición reiterada de éstos mismos materiales o semejantes en diversos lugares
americanos.
Se analizarán materiales encontrados en PZ1, denominación correspondiente a la estructura
de una cisterna situada en la provincia de Buenos Aires en el partido de Morón.
Palabras Clave: materiales de construcción, circulación de bienes, dependencia, elites.

Abstract
In the postcolonial Latin América the goods circulation continued through certain routes
which linked countries like Argentina to the colonial trade. From this system of exchange
dependence of this countries referd to as “core countries” did not decrease. Many of the
designs and materials for the construction of buildings of the upper classes in Argentina
were brought from the exterior by a great summit in the period 1880 - 1930.
This work will be focused in the analyses of some materials linked to the construction, found
in province of Buenos Aires and the utilization of bibliography to demonstrate the repeated
appearance of these, the same materials or similar, in diverse places.
Materials will be analyzed found in PZ1, name corresponding to the structure of a cistern
placed in the province of Buenos Aires in the county of Moron.
Key Words: materials of construction, traffic of goods, dependence, elites.

Marco Conceptual

Para realizar el análisis partiremos de la noción de “sistema mundial” de Wallerstein:


“un sistema mundial es un sistema social que posee límites, estructuras, grupos, miembros,
reglas de legitimación y coherencia” (Wallerstain 1979:489).
Otro concepto a tener en cuenta es el de “centro-periferia”. Éste es analizado por
diversos estudiosos, abarcando desde la posición de Frank (en Dietrich, 1990), que
habla del modelo “metrópoli-satélite”, en el cual las metrópolis capitalistas y satélites

1
Miembro del Centro de Investigaciones Precolombinas. Inst. Sup. J. V. González. Buenos Aires.
214 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:213-228

dependientes,el desarrollo y subdesarrollo, se encuentran estructuralmente enlazados


y, donde no ve que la situación pueda variar, la diferencia es estructural y se encuentra
en el intercambio desigual produciéndose en los ámbitos del trabajo y de la circulación a
nivel mundial, generando la reproducción del sistema. El momento en el cual el sistema
capitalista comienza sería a partir de la expansión europea del siglo XV (Comas d’Argemir
1990), “momento de una conjunción única de fuerzas que resultan en sueños y prácticas
de la conquista europea global” (Paynter, 2000:2), donde se lucha a escala global por
la extracción de excedentes, la dominación política y la construcción de comunidades
e identidades políticas (Paynter, 2000). Durante el siglo XIX, el fenómeno se extendió
a zonas cada vez más remotas, siendo el ideal la división internacional del trabajo
(Hobsbaum, 2004). Smith y Ricardo creyeron que con la división del trabajo cada país
elegiría libremente las mercancías que produciría e intercambiaría , pero no tuvieron
en cuenta selecciones particulares, sanciones políticas y militares que generarían
intercambios asimétricos. Raramente la elección fue libre (Wolf, 2006).

La Situación Mundial

El siglo XIX es para Europa un momento de profundas transformaciones económicas,


sociales y políticas. Se conforman los diversos Estados. Aumenta el crecimiento urbano.
El desarrollo industrial se acelera cada vez más. Durante la primera mitad del siglo
XIX la industria se convierte en la actividad económica más importante en Inglaterra,
Francia y más tarde en Alemania, siendo esta la primera fase de la industrialización,
donde la mayoría de las fábricas se dedicaron a la industria textil. Las ganancias
obtenidas por los capitalistas durante la primera fase alentaron inversiones en nuevas
industrias dedicadas a la producción de carbón, hierro y acero. A partir de 1850, en
Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos, el desarrollo de estas industrias marcó
el comienzo de una segunda fase de la industrialización. La fabricación de ferrocarriles
y el tendido de vías férreas se convirtieron en la producción más importante. Las
redes ferroviarias se extendieron por casi todo el mundo y fueron complementarias
del transporte marítimo. Se unieron las zonas productoras de materias primas con los
puertos (Hobsbawm, 2004).
A su vez se produjo un doble movimiento de concentración: la absorción de pequeñas
empresas por otras mayores y la centralización de las diversas etapas del proceso
productivo, siendo esta una etapa de concentración industrial (Romero, 2002).

La Situación Argentina

Como en un espejo, reflejando lo que ocurría en Europa, el “progreso se comenzó


a vislumbrar en La Argentina a partir de mediados del siglo XIX, momento en que el
mundo comenzó a integrarse por medio del mercado. Hacia 1880 era fundamental la
consolidación del Estado. Se configuró un nuevo escenario institucional: se consolidó
un centro de poder fuerte a través de un enérgico poder presidencial habilitado hasta a
intervenir las provincias. (Romero, 2006).
Entre 1880 y 1916 La población se triplicó, la economía se multiplicó por nueve. Este
crecimiento se generó mediante la exportación de productos primarios como cereales,
lino, carne congelada ovina y animales en pie entre 1840 y 1880 luego, a principios del
siglo XX aumenta la presencia de cereales y en mayor medida la de vacas. Este auge
de Haro M. T. - Algunos materiales para la construcción y su origen entre 1880 y 1930... 215

exportador estaba relacionado con el desarrollo del capitalismo internacional. Los países
industrializados tenían una mayor demanda de alimentos para sus trabajadores y de
insumos para las fábricas, la cual se satisfacía mediante el intercambio de sus bienes
manufacturados por los insumos necesarios (Rocchi 2000).
En 1880 se comenzó a producir trigo a gran escala, se necesitó mayor cantidad de
mano de obra. Comenzaría en este periodo la masiva llegada de inmigrantes europeos.
Con respecto a la ganadería, su expansión constó de tres etapas. Primero se derrotó y
destruyó a las tribus que ocupaban los territorios de las pampas aptos para la cría del
ganado. Luego se cercaron los terrenos, reduciendo el número de trabajadores necesarios
para el cuidado del ganado. Finalmente hubo una sincronización entre los ranchos y
las fincas agrícolas, que se daban en arrendamiento a los inmigrantes. Los cultivos en
rotación producían trigo para exportar y alfalfa para el ganado. (Wolf, 2006)
Otro fenómeno en creces fue la construcción de vías ferroviarias por parte de empresas
inglesas, dichos ferrocarriles estaban destinados a la circulación de mercaderías en
forma extractiva, ya que el “capital extranjero tenia pues una fuerte incidencia en la vida
económica del país y contribuía a diseñar su perfil agro exportador” (Rapapport, 1984:184).

La Arquitectura En La Argentina

a) Tipos Constructivos
En el periodo postcolonial o pre liberal posterior al fin del Virreinato, juntamente
con las ideas francesas e inglesas, se importaron usos y costumbres, entre ellos
nuevos modos constructivos Desde las primeras décadas del siglo XIX, se fueron
imponiendo nuevas ideas respecto al diseño urbano y las formas. Las élites post-
revolucionarias miraron hacia Francia en busca de inspiración para los puentes,
caminos y edificios públicos que consideraban indispensables para la nueva república.
En la década de 1820, por iniciativa de Rivadavia llegaron al país los primeros ingenieros
franceses contratados especialmente por el nuevo gobierno. Charles Henri Pellegrini
(1800-1875) (Nuevo Teatro Colón), Pierre Benoit (arquitecto constructor de planos en
el departamento de ingenieros y director del departamento topográfico, Pedro Benoit (h)
(1836-1897) tuvo actividad relevante desde la función pública siéndole encomendado el
trazado urbano y la construcción de varios edificios de la nueva capital de la provincia de
Buenos Aires. La influencia francesa se extiende también al diseño urbano, la decoración
de interiores y también al paisajismo, particularmente importante fue la tarea llevada
a cabo por Charles Thays (1849-1934) (Jardín Botánico, el Parque Centenario, Parque
Palermo y diversas parquizaciones en espacios públicos y residencias privadas) (Martini
y Pena, 1967). Llegaron a importarse edificios enteros mediante la contratación de un
arquitecto francés que realizaba el diseño en París y enviaba los planos y materiales a
Buenos Aires.

b) Materiales de Construcción

Ladrillos:
La fabricación durante la colonia dio comienzo al principio del siglo XVII. En 1608
el tejero Francisco Álvarez, solicita al Cabildo autorización para fundar el que sería el
primer horno de ladrillos. José Martínez Salazar en 1667 construyó un horno para las
obras del fuerte. También hubo ladrillos importados de Brasil: en 1622 la Compañía de
216 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:213-228

Jesús los trajo para su iglesia y convento. Ya en 1810 se habían censado 14 ladrilleros
en la ciudad de Buenos Aires.

Ladrillos de máquina: En 1863 en Rosario surgen algunas fábricas. Éste fenómeno


se vio impulsado por la realización de obras públicas, donde los materiales debían tener
una calidad controlada.
Ladrillos refractarios: pertenecen a la categoría de los ladrillos de máquina. Con un
alto contenido de sílice, se los utiliza desde antiguo en hornos y chimeneas. Hasta 1900
eran traídos de Inglaterra.
Tejas españolas: Aparentemente ya en el siglo XVII se instalaron los primeros hornos
de tejas. En 1692 se cita que para la construcción de la Catedral funcionaba en el obrador
un horno de ladrillos y tejas. Otro ejemplo de 1667 es el las obras del fuerte. Ya en 1608
Antonio Franco y Joseph Acosta, pidieron autorización para la instalación de hornos.
Tejas francesas: Fueron un producto industrial típico de importación durante el siglo
pasado. Se cree que comenzaron a entrar al país aproximadamente en la década de 1870.
Importándose grandes cantidades de ellas, si bien luego comenzaron a producirse en el
país en los mismos hornos de ladrillos. Sin embargo hacia 1880 se calcula la entrada de
unos 4,5 millones de tejas francesas provenientes mayormente de la fábrica Sacoman en
Saint-Henry, Marsella. Las marcas más comunes son las de Henry y Pierre Sacoman.,
otras son Saint-Henry y C Guerah y Guichard et Pierre Fréres.

Antecedentes

En Parque Lezama, ciudad de Buenos Aires, en lo que fue una finca, hoy Museo
Histórico Nacional: azulejos Pais de Calais y tejas francesas, aparte de otros objetos de
uso ingleses, holandeses y españoles. La mayor parte de los materiles pertenecen al siglo
XIX (Schávelzon y Lorandi, 1989).
Las cúpulas de la Catedral de Quilmes, construida en 1878, poseen azulejos Pais de
Calais (Grondona, s/f).
La antigua ciudad de Federación o Vieja Federación, Entre Ríos (1847), fue una
ciudad que conoció un momento de apogeo a fines del siglo XIX debido a su ubicación
como cabecera ferroviaria. En 1979 fue inundada por la construcción de la represa Salto
Grande. En el rescate efectuado se recuperaron tejas francesas Marsellesas marca Pierre
Sacoman y “Ferdinand…” de Aubagne, baldosas de tierra cocida de la región de Aubagne
y baldosas o mosaicos hidráulicos franceses (Catullo y Roa, 2008)
En el actual bosque de la ciudad de La Plata, donde se encontraba una estancia
perteneciente a la familia Iraola de mediados del siglo XIX, en un pozo de descarte, se
halló una teja francesa Pierre Sacoman con el motivo de un ancla en relieve y una baldosa
del mismo origen en pasta amarilla decorada con tres franjas en color amarillo, marrón
y rojo ocre (Giovannetti y Lema, 2007). Otras estancias, de mediados del siglo XIX, en la
provincia de Buenos Aires, en el partido de General Madariaga, en las cuales podemos
encontrar materiales de este tipo son: Juancho viejo y La Unión. En ambas edificaciones
las tejas que se utilizaron para su construcción fueron importadas de Francia (Secretaría
Turismo Gral. Madariaga).
En la ciudad de Mercedes, en las excavaciones realizadas en lo que fuera un hotel de
estilo pintoresquista de mediados del siglo XIX se hallaron, además de objetos cotidianos
importados, tejas francesas, azulejos Pas-de-Calais. A parte, en este sitio se pudo
de Haro M. T. - Algunos materiales para la construcción y su origen entre 1880 y 1930... 217

observar la cúpula de un aljibe similar a la que debió haber tenido el PZ1 (Schávelzon y
Frazzi, 2008:40)
En Concepción del Uruguay, Entre Ríos, encontramos una fuente de azulejos Paláis
de Calais en lo que hoy es el Museo “Casa de Delio Panizza”, inicialmente construida en
1793 y remodelada en 1928. (www.concepcionapleno)
En la Mansión Seré, construcción de principios del siglo XX, también ubicada en el
partido de Morón se han encontrado baldosas, azulejos y tejas de origen francés, con
sellos de diversas fábricas.

Antecedentes Sobre Cisternas

Antes de la instalación del primer aljibe en 1759 la extracción de agua se realizaba


mediante pozos que llegaban hasta la primera napa, que podían tener o no algún tipo
de enladrillado o brocal, denominados pozos de balde (Schavelzon, 1992, pag. 93). Los
aljibes permitieron mediante una estructura subterránea, denominada cisterna, recoger
agua de lluvia de los techos y patios, mediante el empleo de un sistema de canales y
albañales. (Herz, pag. 25, 1979) Estas estructuras subterráneas solían tener un pozo
menor en su centro denominado pozo de sedimentación, que funcionaba como centro
receptor de los sedimentos suspendidos en el agua. Con el desarrollo de las primeras obras
hidráulicas, a mediados de 1830, las estructuras subterráneas para el almacenamiento
de agua comienzan a inutilizarse paulatinamente y la mayoría son rellenadas. (Herz, pag.
35, 1979)
Excavaciones en la antigua imprenta Coni: fueron halladas tres cisternas, que
compartían características tales como, la presencia de bovedilla, paredes revocadas y
piso de baldosas de fabricación francesa con sello de fábricas de Marsella como Pierre y
Antoine Sacoman. (Schavelzon, 1995, pag. 89)
Ciudad de Paraná: se halló una estructura subterránea, una cisterna aljibe, ubicada
en la plaza 1º de mayo. Se recuperaron materiales como botellas, monedas y cerámicas
provenientes del SXIX. (Cronista digital, 28-5-05)
Cabildo de la ciudad de Santa Fe: fue hallada una estructura subterránea de forma
abovedada, con ladrillos revocados y piso de baldosa. (www.santafe.gov.ar/gobierno)
Excavaciones del Banco Central de la República Argentina: se encontró una estructura
subterránea similar, a las demás cisternas ya descriptas que presentaba parte del brocal
confeccionado con ladrillos y baldosas francesas. (Weissel et al, 2000).

Nuestro Caso: Pz1

El trabajo de campo fue llevado a cabo en la localidad de Morón, Provincia de Buenos


Aires, por el equipo de arqueología perteneciente a la Dirección de Derechos Humanos
de La Municipalidad de Morón. Se define como PZ1 a una estructura subterránea
descubierta en terrenos del Hospital Posadas durante la construcción de un barrio de
viviendas en 2006 destinado para habitantes de la denominada “Villa Carlos Gardel”.
Inicialmente se creyó que se trataba de un pozo de basura, pero al avanzar las
excavaciones se constató que nos encontrábamos ante una cisterna.
Durante la excavación vecinos del lugar se acercaron y comentaron sobre su
conocimiento del “pozo”. Los relatos fueron diversos, atribuyéndole múltiples
funcionalidades y distintas morfologías. El mismo podría haber sido utilizado como
218 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:213-228

deposito de basura (muchos relatos, por lo general de niños, recuerdan haber enterrado
a sus perros allí), de objetos robados (tratándose de autos, armas, municiones, etc.), de
“tesoros ocultados en los aljibes” (todos asociados con la antigua propiedad de Rosas
y posteriormente de la familia Martínez de Hoz), de “armas”, de desecho hospitalario
proveniente del “Posadas”, etc. Es un terreno con múltiples ocupaciones y funcionalidades
a través de los siglos XIX y XX.

La Historia

La primer ocupación de estas 22 hectáreas (actualmente dentro de la jurisdicción


del Partido de Morón) dataría de mediados del 1800, y siendo sus propietarios la familia
Martínez de Hoz. Algunos vecinos que habrían concurrido al lugar durante su infancia,
recuerdan que la casona se encontraba localizada en un monte tupido, con una gran
arboleda y en cuyo casco había, al menos, cuatro estructuras que definen como “aljibes”.
(Historia oral)
En 1950 la Fundación Eva Perón expropió el terreno. Se proyectó la construcción de
un hospital, inicialmente llamado “Clínica y cirugía del tórax”. La obra se detuvo por la
Revolución Libertadora, luego se decidió cambiar la orientación del hospital, que pasa
de la atención asistencial al desarrollo de investigación en distintas especialidades. Fue
renombrado “Instituto Nacional de Salud” en el año 1958. En junio del 1968 pasa a ser
el “Hospital Nacional de Agudos” al disolverse los institutos y debido al gran crecimiento
demográfico zonal. En esta ocasión es inaugurado para internaciones.
Cercano al hospital se encuentra el barrio Carlos Gardel, constituido por un gran
número de migrantes internos. En 1973 se finalizan las obras de un complejo de
monoblocks ubicados en los terrenos contiguos al hospital, resultando la constitución de
un segundo barrio, “Mariano Pujadas”.
En 1972 es inaugurado definitivamente como “Policlínico Profesor Doctor Alejandro
Posadas”.

La excavación

Metodología

• Una vez definido el sector a intervenir se planteó una cuadrícula de 3,30 m de lado,
orientada hacia el Norte -a los 12º en sentido antihorario del Norte magnético-, y
se realizó una recolección de superficie del entorno inmediato dando inicio a la
excavación.
• Se estableció un nivel “0” artificial de guía de excavación cercano al sector de las
estructuras a relevar, siendo el mismo a los 7cm del piso existente.
• Se excavó por niveles artificiales, cambiando cada 25 cm de profundidad el nivel
de extracción.
• Se observaron los cambios en el sedimento en las extracciones de los niveles
artificiales.
• Se relevaron los cambios en la coloración y en la composición, se determinó las
superficies que abarcan, las profundidades alcanzadas, las características que
presentan y luego, en laboratorio se evaluaron en conjunto los niveles y extracciones
determinando asociaciones y diferencias.
de Haro M. T. - Algunos materiales para la construcción y su origen entre 1880 y 1930... 219

• Para el cálculo de volumen extraído por día y por nivel, se hace un conteo de baldes
de excavación.

Los Niveles

Los primeros niveles de extracción estuvieron compuestos por material proveniente de


rellenos, realizados por diversas personas. El último episodio de nivelación del terreno,
en diciembre de 2005, fue consecuencia de los trabajos realizados por la empresa
constructora que desarrollaba las obras en el lugar. A partir de los 10cm, desde el nivel
de suelo existente, comenzaron a percibirse los ladrillos que forman la estructura.
(Niveles 1 y 2). En los siguientes niveles (3 a 20) se procedió a vaciar el contenido del
pozo.A partir de la excavación por niveles artificiales se pudieron determinar, en base a
las características de la matriz y de los hallazgos, diferentes episodios de depositación.
Dichos episodios corresponden a diferentes momentos en el relleno de la cisterna.
Episodio I: materiales de relleno depositados por los vecinos del Barrio Carlos Gardel
y el Municipio de Morón. Por encontrarse en medio de la cancha de fútbol utilizada por
los vecinos fue rellenada para continuar jugando. En el año 2005, el pozo también fue
rellenado luego de que un camión de la empresa constructora que allí operaba pasó cerca
y hundió el sedimento de la boca.
El material asociado a este relleno son escombros, tierra traída de los alrededores
y material hospitalario. También se recuperó gran cantidad de basura arrojada por
los vecinos del barrio. Este evento de depositación abarca desde el Nivel 0 al Nivel 6.
Profundidad: 1,25 m.

Episodio II: material que podría provenir del Hospital Posadas. En su mayoría se trata de
fragmentos de vidrio, frascos grandes y pequeños, agujas y jeringas. Parte del material
estaba quemado; podría ser el desecho de la incineración en los hornos del Hospital
o el producto de quemado posterior a la depositación. Si bien este relleno estaba muy
revuelto y mezclado, dentro del mismo se encontraron monedas de la década de 1970.
Abarca los niveles 7 a 9. Profundidad: 0,50 m.
Episodio III: ladrillos refractarios y lana de vidrio, producto de algún tipo de horno.
En este nivel continúa el desecho hospitalario, por lo que este relleno se intercala
y se superpone con el evento anterior. Hasta el momento no es posible asignarle
temporalidad al evento. Corresponde al nivel 10. Profundidad: 0,25 m.
Episodio IV: escombros y desechos de construcción en una matriz blanquecina compuesta
por cemento y cal. Correspondería a un episodio de modificación de alguna edificación
cercana al PZ 1, ya que se recuperaron todo tipo de escombros. Abarca desde el nivel
11 hasta parte del nivel 14. Profundidad: 0,75 m.
Episodio V: relleno de tierra negra húmeda sin presencia de escombros y estéril en cuanto
a materiales. Se localiza en parte de los niveles 14 y 15. Profundidad: 0,25 m.
Episodio VI: nueva depositación de escombros, de gran tamaño. Corresponde al nivel 16.
Profundidad: 0,25 m.
Evento VII: abundancia de restos de cánidos junto a escombros de menor tamaño,
ladrillos y baldosas en una matriz de tierra negra y húmeda. No es posible asignarle
temporalidad a este evento.
Este sería el primer evento de relleno del pozo y abarcaría los niveles 17 y 18. Profundidad:
0,50 m.
220 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:213-228

El volumen extraído en el interior del pozo ha sido de 705m3

La Estructura

La estructura descubierta corresponde por sus características a una cisterna de


almacenamiento de agua. Está compuesta por una cúpula abovedada de ladrillos a la
cual concurren dos albañales construidos con ladrillos (gráfico N° 1 y foto N° 1) y un pozo
circular cuyas paredes se encuentran recubiertas por ladrillos y revocadas (foto N° 2 y N°
3). El piso del pozo se encuentra cubierto con baldosas rojas y posee un pozo de
sedimentación, que servía para depositar el sedimento presente en el agua almacenada
en la cisterna (fotos N° 4 y N° 5). (Schávelzon, 1991)
Dicho pozo se inicia al nivel del piso de baldosas, - 4,47 m, llegando a una profundidad
final de -4,88 m., con un diámetro de 0,62m.
El fondo del pozo de sedimentación se encuentra revocado, al igual que las paredes.
Siendo el espesor de 2,50 a 3 cm.

Foto 1 Y Grafico 1: Cisterna


de Haro M. T. - Algunos materiales para la construcción y su origen entre 1880 y 1930... 221
222 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:213-228

Los Hallazgos

Consideraremos solamente aquellos materiales que interesan a la investigación aquí


planteada. Para ser tenidos en cuenta debían ser importados y tener un rango temporal
que estuviera comprendido en el lapso analizado. Los materiales que concordaban con
estas especificaciones integraron el menor porcentaje y se concentraron en los últimos
niveles de la excavación.
Algunos fragmentos cerámicos fueron hallados en la limpieza de superficie, pero
incipientemente recién a partir de los niveles 10 y 16 se comienza a observar el material
pertinente y sí en mayor abundancia desde el nivel 17.
Ladrillo: Los ladrillos antiguos recuperados tienen una medida promedio de 30 cm de
largo, 15 cm de ancho y 5 cm de alto. La forma y tamaño de los mismos variaba según
el fabricante y uso.
Ladrillos refractarios: de origen francés pertenecientes a las marcas de fábrica:
“S.A. Valuys Boullen” “Vaucluse France” “42” y “Cyphosa” “8”. No existen medidas
estandarizadas, sino que dependen del fabricante y el uso que se le vaya a dar.
Mayoritariamente aparecen en el Nivel 10.
Tejas: se hallaron de estilo colonial y francesas. Por no disponer de ningún fragmento
con marca, no podemos determinar origen hasta este momento de análisis. Sin embargo,
sabemos que las de procedencia francesa fueron utilizadas con alta frecuencia alrededor
del año 1870. A partir de esa fecha se empiezan a fabricar imitaciones de las francesas
en el país (Schavelzon, 2001. Pág. 305).
Baldosas: Se recuperaron baldosas de origen francés, provenientes de Marsella “Pierre
y Antoine Sacoman”. Éstas han ingresado al país a partir de 1850, con una medida
estandarizada de 20cm de lado por 2cm de alto, reduciendo las medidas de aquellas más
antiguas (Schavelzon, 2001. Pág. 307). En su mayoría y formando un piso se recuperaron
en los niveles 17 a 19.
Caños: de pasta blanca esmaltada de alta temperatura de cocción. Del lado
interno muestran marcas características de la manufactura mediante torno. Por estas
características podríamos pensar que se trata de materiales confeccionados a principios
del siglo XIX. Se encontraron en las extracciones de los niveles 17 y 18 (Schavelzon,
2001. Pág. 309).
Azulejos: Considerando las decoraciones y sus medidas podemos determinar que los
materiales de los niveles 15 a 20 en gran parte son importados. Pudimos identificar
azulejos Pais de Calais, provenientes de la villa de Desvres, al norte de Francia. Los
puertos de Montevideo y Buenos Aires fueron grandes receptores de su importación del
Río de la Plata en el siglo XIX. (Schavelzon, 2001) Pág. 313, www.artemercosur.org.uy/
azulejo/pas.html)
Lozas: Su presencia a lo largo de toda la excavación ha sido constante. En los niveles
inferiores, donde se encontró el mayor porcentaje de material cerámico, y de mayor
antigüedad, se halló material importado. Se identificó loza de origen francés, marca “Boch
Freres”, estilo “La Louviére”, clasificada como Whiteware, con pasta semi-vitrificada,
fabricada entre 1880 – 1920.
(http://www.jungba.com.ar/arqueologia/body_info_preliminar.asp)
Existen otros fragmentos de cerámicas que relacionamos con la marca “Boch Freres”.
En el nivel 20, se recuperó una loza de fabricación inglesa, perteneciente a un plato
marca “Sushine”, Makin England, datado hacia finales del siglo XIX. (Schavelzon, 2001.
Pág. 190).
de Haro M. T. - Algunos materiales para la construcción y su origen entre 1880 y 1930... 223

Baldosas calcáreas: comprenden algunas baldosas decoradas en blanco, ocre y rojo,


que se relacionan con un origen francés. Se trata de los hallazgos del nivel 15 al 20.
Recolección de superficie: Fragmentos baldosas decoradas azul sobre blanco
Nivel 10: Ladrillo refractario
Nivel 16: Baldosa posible origen francés (fotos N° 6, N° 7 y N° 8)
Nivel 17: Cerámicas antiguas: Caño (foto N° 9), Baldosas decoradas (foto N° 10),
Baldosa francesa antoine, Loza francesa siglo XIX, Azulejo Pais de Calais, 2 fragmentos
de guarda de cerámica blanca decorada en azul con sello: “Boch Freres” “La Louviére”
(foto N° 11)
Nivel 18: Baldosa francesa “Sacoman-Antoine” (fotos N°12 y N°13), Fragmentos de
lozas posiblemente de origen ingles del siglo XIX (fotos N° 14, N° 15 y N° 16)
Nivel 19: Baldosas de origen francés
Nivel 20: Loza inglesa del 1900 (foto N° 17)

Foto 2 A 8: Los Diferentes Materiales Hallados


224 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:213-228
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Finalizando

Hemos podido observar que en un contexto rural de fines del siglo XIX se han
encontrado, conjuntamente con materiales locales, ciertos elementos que verifican la
idea de una continuidad en cuanto a los mercados internacionales y su relación con
América Latina que se extiende más acá de la época colonial. Si bien elementos tales
como tejas, azulejos, ladrillos y baldosas ya se fabricaban en el país para mediados de
dicho siglo, se continuaron importando principalmente dentro de un contexto social de
gran poder adquisitivo. La adquisición de estos elementos significaba para este sector
una forma de de diferenciarse del resto de la población que, en el marco de un país agro-
exportador, comenzaba a tener cierta bonanza que le permitía solventar gastos como los
de la construcción de una vivienda, pero no de las características de las que edificaban
quienes tenían acceso a los materiales importados. Esta aseveración se condice con el
hecho de que los ejemplos que contienen este tipo de materiales concuerda con un
mismo perfil: son palacetes o mansiones destinadas a grandes señores, sean ellos de
noble cuna o patrones estancieros.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:229-238 ISSN 1852-8554

COMPONENTES METÁLICOS DE LAS CABALLERIZAS


DEL CORRALÓN DE FLORESTA.
(1) (2) 2
Jésica L. Frustaci y Horacio M. De Rosa

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Este trabajo presenta los resultados de los estudios físico-químicos y la búsqueda bibliográfica
sobre ciertos componentes metálicos de los galpones del sitio arqueológico Corralón de
Floresta de Buenos Aires. Los galpones fueron instalados en ese lugar en la década de 1910
para cumplir la función como establos, donde eran guardados los caballos y los carros,
utilizados en la recolección de la basura doméstica de la ciudad.
Los objetos estudiados consisten en una placa de identificación, y algunos elementos
estructurales de hierro.
La bibliografía consultada ha proporcionado datos de la empresa constructora. El análisis
físico-químicos realizados permitieron conocer las características de las materias primas
empleadas y las tecnologías utilizadas para su fabricación.
A partir de los resultados fue posible relacionar la forma constructiva de cada pieza estudiada
y su funcionalidad e importancia relativa en la estructura
Palabras clave: Galpones , estructura metálica, caballeriza, microestructura

Abstract
This work presents the results of physicochemical studies and bibliographic seeking on
certain metallic components from the sheds of the archaeological site Corralón de Floresta
of Buenos Aires. The sheds were installed on that place in the decade of 1910 to fulfill the
function as stables where horses and trucks, used in the recollection of the city household
waste, were stored.
The artifacts studied consist of an identification plate, and some iron structural elements.
The bibliography consulted has provided data for the construction company. The
Physicochemical analysis performed allowed to know characteristics of raw materials
employed and technologies used for their manufacturing.
From the results it was possible to relate the constructive form of each piece studied and its
functionality and relative importance in the structure
Keywords: Sheds, metallic structures, stable, microstructure

1
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires [email protected]
(1)(2)
Grupo de Arqueometalurgia, Laboratorio de Materiales, Departamento de Ingeniería Mecánica,
Facultad de Ingeniería, Universidad de Buenos Aires. Av. Paseo Colón 850 1067 Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
[email protected]
230 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:229-238

Introducción

Las estructuras analizadas se encuentran en el sitio arqueológico Corralón de


Floresta, ubicado entre las calles Gualeguaychú, Morón, Sanabria y la Av. Gaona, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. El mismo fue excavado entre los años 2006 y 2008 en el
marco del proyecto del CONICET “Prehistoria y periodo colonial en el origen de San José
de Flores” dirigido por el Lic. Ulises Camino (2007 a). El predio pertenece al Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires donde funciona la sede de la Asamblea Barrial de Floresta y
en el cual se emplaza un colegio secundario (Camino 2007 b).
Hacia 1911 la Municipalidad adquiere esta manzana, y la destina a la construcción
de un Corralón en el cual se albergarían los caballos y chatas destinados a la recolección
de basura domiciliaria de la urbe. A lo largo de aquella década fueron construyéndose las
diversas instalaciones que conformarían el lugar (Prignano 1998).Un plano de instalaciones
sanitarias del año 1914 muestra que Corralón contaba con oficinas administrativas, una
carpintería, una herrería con sus respectivos depósitos y las caballerizas. Las estructuras
que se conservan en pie en la actualidad son la antigua casa de la administración y
una parte de los galpones que hacían las veces de establo. Un sector de los mismos fue
derruido en el año 2006 con el fin de utilizar el espacio para la construcción de una
escuela. De este episodio lograron rescatarse algunas piezas que son las analizadas en
este trabajo. Entre ellas se hallan placas estructurales, un tensor, un bulón, un fleje
y una placa de aleación de cobre con la inscripción A. & J. Main Co. Ltd. que hacen
referencia a la compañía que los fabricó. A estos artefactos haremos referencia detallada
en los siguientes apartados.
Se plantearon los siguientes objetivos iniciales para este trabajo:
a) Llevar a cabo un sondeo bibliográfico a partir los datos de la placa de
identificación de la compañía para completar la información sobre la misma.
b) Realizar análisis físico-químicos sobre los artefactos obtenidos con el fin de
conocer los métodos de fabricación implementados.

Sobre La Compañía Constructora De Las Caballerizas Del Corralón De Floresta

Una de las piezas rescatadas de la demolición de parte de las caballerizas en el año


2006, está constituida por una placa de aleación de cobre que se emplazaba sobre otra
de acero que, a su vez, vinculaba dos de las cuatro componentes que constituyen las
columnas estructurales de los galpones. Esta placa es portadora de una inscripción con
datos de la compañía constructora entre ellos nombre, ubicación y año de fabricación de
las estructuras: “A. & J. Main Co. Ltd., Structural Engineers, 1909, Glasgow, London,
Calcuta”. Cabe aclarar que en la parte de las antiguas caballerizas que aún está en pie se
pueden observar piezas homónimas a la mencionada.
Del sondeo bibliográfico realizado para conocer los pormenores de esta industria se
sabe que la compañía fue fundada por dos hermanos, Alexander y James Main (ambos
ingenieros estructurales) en Escocia en la década de 1860. Su casa matriz se hallaba
en Glasgow y también poseía sucursales en Londres y Calcuta (www.scottishironwork.
org). Más tardíamente, en 1912, se instaló otra sucursal en Ciudad del Cabo (National
Archives of Scotland 2010)
La duración de esta empresa abarcó un siglo – hasta la década de 1960- y en el
transcurso del mismo se abocaron principalmente a la fabricación de puentes y hangares
Frustaci J. L. y De Rosa H. M. - Componentes metálicos de las caballerizas... 231

que aún hoy existen. De los primeros se conoce un ejemplo, el construido en el año 1877
en la ciudad de Heatherslaw (Northumberland). En cuanto a los hangares, se puede
mencionar uno en la ciudad de Bedfordshire fabricado en 1917 (University of Newcastle
upon Tyne 2009, Wright 2009).

Características de la muestra

La muestra estudiada está constituida por las siguientes piezas:

a) Placa de identificación de la compañía constructora: “A. & J. Main Co. Ltd., 1909,
Glasgow, London, Calcuta”
b) placa de acero utilizada como unión de los perfiles que constituían cada columna
c) perfil L de acero, ubicada en los exteriores de las columnas
a) fleje de acero que constituía parte del techo
d) bulón utilizado como sostén de base de las columnas
e) tensor de acero que hacía las veces de unión entre columnas y el techo.

Ensayos realizados

Las mismas fueron sometidas a estudios metalográficos y análisis químicos mediante


espectroscopia de rayos X dispersiva en energía EDS y, espectrometría de emisión de
chispa que permitieron conocer las aleaciones y los métodos de fabricación utilizados
para cada uno de los artefactos, observaciones que posteriormente nos permitieron
arribar a conclusiones sobre la tecnología metalúrgica inglesa en el soglo. XIX.

Resultados de los ensayos

Placa de identificación: Medidas: Ancho 210 mm, longitud 145 mm, espesor 4 mm.
(figura 1 a)
Como resultado del análisis metalográfico y la espectrometría EDS surge que el
material es latón (aleación de cobre cinc) de composición 67 26 con pequeñas cantidades
de Estaño y Plomo, y Hierro como impureza, en tanto que la microestrutura de tipo
dendrítico denota una fabricación por fusión y moldeo (figura 1b)

Placa de Unión.: Medidas: 121 mm x 119 mm x 0,6 mm.


Se trata de una placa de acero con cuatro orificios de 19 mm de diámetro por los
que pasaban los remaches de fijación a la columna y otro más pequeño de13 mm sin
propósito identificado.
La composición química detectada mediante un espectrómetro de chispa resultó, en
porcentaje en peso: C 0,09- Si 0,01-Mn 0,4- P 0,033- S 0,023-Cr 0,2- Mo 0,042- Ni 0,12 .
Mientras que la estructura metalográfica corresponde a un acero de bajo carbono con
granos de ferrita de tamaño irregular que denota un estado de deformación localizado
previo a un tratamiento térmico seguido de recristalización incompleta.
232 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:229-238

Figura 1. a) Placa identificatoria. b) microestructura típica de colada.


Frustaci J. L. y De Rosa H. M. - Componentes metálicos de las caballerizas... 233

Figura 2, a) Perfil. b) microestructura constituida por ferita de granos equiaxiales.

Perfil

Se trata de un tramo de 215 mm de longitud de perfil en ángulo recto de alas i 74


mm x 76 de mm y 6,35 mm de espesor. La pieza posee 4 orificios circulares de 16 mm de
diámetro.( figura 2 a)
El análisis químico del material dio como resultado un acero de la siguiente
composición en porcentaje en peso C 0,05 - Si 0,01- Mn 0,38- P 0,05- S 0,95 -Cr 0,03-
Mo 0,042- Ni 0,05.
234 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:229-238

La microestrutura se caracteriza un contenido aparente de carbono muy bajo casi


exclusivamente formado por granos equiaxiales de ferrita típico de un material laminado
en caliente (figura 2b). Por el bajo nivel inclusionario se lo puede considerar como un
acero de buena calidad.

Fleje

Se trata de un pieza de 890 mm de longitud 64 mm de ancho y 6, 5 6,8 mm de


espesor con los vértices de las puntas recortados en modo 10 x 45. La pieza Posee 4
orificios circulares de 13 a 15 mm de diámetro y uno cuadrado de 20mm de lado aprox.
distribuidos a lo largo del mismo.
La composición química obtenida por análisis resultó en porcentaje en peso: C 0,04 –
Si 0,01 - Mn 0,42 - P 0,035 - S 0,051 – Cr 0,02 - Mo 0,041.
La microestructura del material del fleje está constituida por ferrita de granos
equiaxiales con escasa cantidad de perlita en algunos bordes de grano y un bajo nivel
inclusionario. Esta característica corresponde a un acero de bajo carbono laminado en
caliente.

Bulón

Se trata de un bulón de cabeza hexagonal de vástago parcialmente roscado de 60


mm de longitud y 23 mm de diámetro con una rosca del tipo Withworth BSW de 5/8 de
pulgada con 11 filetes de rosca por pulgada. (figura 3a)
La microestructura del material está formada por ferrita de granos de tamaño
irregular con abundantes inclusiones de óxidos y silicatos orientados en el sentido del
conformado. Estas características denotan una técnica de manufactura con un acero
de tipo pudelado trabajado a mano de inferior calidad en comparación a las muestras
anteriormente descriptas (figura 3b)
Frustaci J. L. y De Rosa H. M. - Componentes metálicos de las caballerizas... 235

Figura 3. a) bulón . b) Microestrutura de formada por ferrita e inclusiones de óxidos y silicatos.

Tensor

Se trata de un perno con un extremo roscado y el otro doblado en forma de J. Su largo


total es de 251 mm y tiene un diámetro de 12 mm. Su rosca es del tipo Withworth BSW
de ½ pulgada con 16 filetes de rosca por pulgada (figura 4a).
La microestructura está formada por ferrita de granos equiaxiados de tamaño irregular
que denota un estado de recristalización parcial con pequeñas inclusiones de óxidos
orientadas en el sentido del conformado (figura 4b).
236 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:229-238

Figura 4. a) Tensor. b) ferrita e inclusiones de óxido orientadas.

Discusión

Se aprecia una buena calidad de elaboración del acero que se utiliza en los miembros
estructurales como chapas o perfiles que indica un sistema de producción de avanzado
desarrollo, esto se puede identificar en el bajo nivel inclusionario del material y el tamaño
de grano uniforme. Este tipo de acero corresponde, por sus características, a un producto
de acería de convertidor, laminado en caliente que no se produjo en forma masiva en el
país hasta la década de 1940 (Villanueva 2008) y que se llevaba a cabo en el exterior
desde mediado del siglo XIX (Tylecote 1976)
En el caso de los elementos de unión vemos que los tornillos están formados por un
material conformado en caliente por forjado con un acero constituido por ferrita y un alto
nivel de inclusiones de los tipos óxidos y silicatos. Los mismos podrían corresponder a la
confección por pudelado o a partir de hierro esponja cuya tecnología correspondía a un
sistema de fabricación utilizado muy anteriormente al período analizado. (Neely 2000).
En el caso de los pernos de sujeción identificado en este trabajo como bulón y tensor
hay dos aspectos a analizar. Uno es el material ferroso con que estaban construidos y
otro es el mecanizado de la rosca que se hacía sobre ese material.
Creemos que es importante acotar que la tecnología de fabricación de los pernos, en
cuanto al material ferroso, era muy conocida en los países centrales, en particular en
el que nos ocupa: Reino Unido. Pero a diferencia de las placas y del fleje su fabricación
podría haber sido posible en nuestro medio. De hecho, existían en Argentina, para la
época analizada, numerosos talleres metalúrgicos dedicados a la confección de diversos
artefactos, entre ellos elementos de unión. Entre estos establecimientos podemos
mencionar en Argentina, Casa Amarilla, La Acero Platense, Taller de Don Silvestre
Zamboni, La Cantábrica, Talleres Vulcano y Talleres Metalúrgicos Vasena. En estos
talleres el método de fabricación común de artefactos consistía en el trabajo de “paquetes
Frustaci J. L. y De Rosa H. M. - Componentes metálicos de las caballerizas... 237

o fagots de chatarras” (Villanueva 2008). Los mismos estaban constituidos por chapas,
varillas, listones, restos de metales ferrosos que eran atados con alambres de enfardar
y posteriormente comprimidos mediante martinetes a vapor. De esta manera los fagots
obtenían una forma rectangular que resultaba ideal para la laminación. El producto
de dicho procedimiento no resultaba de buena calidad. Se señala que “en las primera
pasadas de laminación algunos trozos ‘salían volando’, o se desprendían ‘gajos’ de la
barra, que se arrollaban en los cilindros o atrancaban en las guías. Estos defectos eran
eliminados directamente en caliente por un hábil operario provisto de tenaza, martillo y
corta-frío’” (Villanueva 2008). El resultado de este método de fabricación era un acero
de tipo similar al pudelado con gran cantidad de inclusiones de óxido. A partir de esto
se podría pensar que tal vez las estructuras podrían haber llegado al país con algunas
piezas faltantes que podrían haber sido remplazadas por homónimas de fabricación local.
Otra alternativa para pensar en cuanto a las diferentes calidades entre piezas
estructurales y artefactos de unión es una división local del trabajo donde las industrias
de gran porte se servirían de terceros de menor tecnología o calidad o que dentro de los
propios complejos industriales por razones de costo se recurría a tecnologías remanentes
inferiores que eran adecuadas a la funcionalidad.

Conclusión y palabras finales

Como se puede observar nuestro objeto de estudio constituyen un ejemplo de la


producción siderúrgica inglesa de fines del siglo XIX y principios del XX. Esto se demuestra
a partir de los análisis realizados sobre las placas y el fleje, los cuales fueron fabricados
con la tecnología típica de los convertidores utilizados en los países centrales. En cuanto
a los elementos de unión se ha observado que son de baja calidad y que se corresponden
con tecnologías de carácter artesanal. Esto último nos hace pensar en dos posibilidades:
a) que esos artefactos hayan sido fabricados localmente para remplazar piezas análogas
que fueron perdidas o b) que la compañía constructora de los galpones utilizara distintas
calidades de material según el tipo de artefacto que se quisiera obtener y de acuerdo con
la funcionalidad de los mismos.
Para poder arribar a conclusiones más acabadas sobre esto, en el futuro se proseguirán
los estudios, realizando análisis exhaustivos sobre una cantidad de piezas mayor a las
observadas en este preliminar.

Agradecimientos

Los autores agradecen a INTI Mecánica por la realización de las determinaciones de SEM EDS.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:239-249 ISSN 1852-8554

QUEBRANDO HACHAS, CONSTRUYENDO PUEBLOS.


USOS Y APLICACIONES HISTÓRICAS
DEL QUEBRACHO COLORADO.
UN ABORDAJE DESDE LA ARQUEOLOGÍA URBANA

Iván Díaz1

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Nuestro objetivo general en este trabajo es el estudio de maderas arqueológicas de
quebracho colorado (Schinopsis balansae Engl.) halladas en diversos sitios arqueológicos
de un determinado contexto urbano: El otrora partido de San José de Flores, ubicado al
Sudoeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Estos sitios fueron excavados desde el
2006 hasta la actualidad, en el marco del Proyecto Arqueológico Flores bajo la directiva del
Lic. Ulises A. Camino. Se ha intentado analizar los artefactos de madera de quebracho desde
varias perspectivas disciplinares como la biología, la historia, la botánica, etc., tratando con
cuidadoso detalle la articulación de estas disciplinas con un enfoque enmarcado desde la
arqueología, para un correcto abordaje de los artefactos arqueológicos de madera como tales,
y a su vez, de la madera de quebracho colorado como resultado final del procesamiento
económico de una especie arbórea típica de Sudamérica.
Palabras Clave: Quebracho colorado - Buenos Aires - Arqueología Urbana – Artefacto

Abstract
Our overall objective in this work was the study of archaeological quebracho colorado woods
(Schinopsis balansae Engl.) found in various archaeological sites in a given urban context:
The former district of San José de Flores, located southwest of the City of Buenos Aires.
These sites were excavated from 2006 until today, in the frame of the “Flores Archaeological
Project” (Proyecto Arqueologico Flores) under the directive of Mr. Ulises A. Camino.
It has attempted to analyze the quebracho wood artifacts from various disciplinary
perspectives such as biology, history, botany, etc., dealing with careful detail the articulation
of these disciplines with a focus framed in archeology, for a correct approach to the wooden
archaeological artifacts as such, and in turn, the quebracho colorado wood as a final result
of the economical processing of a typical tree species in South America.
Key Words: Quebracho colorado - Buenos Aires - Urban Archaeology - Artifacts

Introducción

En el marco de la sociedad argentina del siglo XIX y principios del XX las maderas
duras fueron ampliamente utilizadas en todo tipo de construcciones urbanas. Las
principales maderas fueron: el quebracho colorado chaqueño (Schinopsis balansae

1
Proyecto Arqueológico Flores, FFyL, UBA. Púan 480 (1406). Ciudad de Buenos Aires. E-mail: ivan-
[email protected]
240 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:239-249

Engl), el quebracho colorado santiagueño (Schinopsis lorentzii Engl), el quebracho blanco


(Aspidosperma quebracho-blanco Schlecht), el algarrobo blanco (Prosopis alba) y el lapacho
negro o lapacho (Tabebuia ipe Standl), entre otras. La información obtenida mediante
excavaciones arqueológicas y fuentes bibliográficas sugiere que este tipo de especies
arbóreas han sido utilizadas para una amplia gama de artefactos móviles e inmóviles de
uso cotidiano, como por ejemplo: durmientes, postes, vigas, tirantes para construcción,
vagones de caja para hacienda, varillas de alambrado, tablones, leña, muebles interiores
y exteriores, etc.
Sin embargo, existen diferentes problemáticas inherentes al momento de estudiar
las maderas arqueológicas halladas en el contexto de Buenos Aires. En toda esta
área se pueden identificar dificultades con respecto a la conservación de las maderas
arqueológicas, ya que existen condiciones climáticas húmedas, desfavorables para la
conservación de determinados materiales orgánicos y, principalmente, una elevada
permeabilidad del suelo que muestra alta concentración de agua.

Descripción contextual de las maderas halladas

El sitio Rodríguez-Visillac está localizado a 200 m de la estación Flores, a un lado


de las vías del actual ferrocarril Sarmiento. A escasos metros de las mismas, dentro de
un predio privado, se pudo detectar enterrada una pared de ladrillos asentados sobre
cal, de 50 cm de espesor. Del lado del terraplén del ferrocarril, se encontraba un piso de
ladrillos. La pared hallada tiene los restos de dos pilares de ladrillos de 60 cm x 60 cm
enfrentados a una distancia de 2 m. Esta disposición de los pilares nos hace suponer la
existencia de una abertura de acceso a la estructura hallada. Y a la profundidad de 50
cm, a la distancia media entre ambos pilotes de la abertura (1 metro), se registró un pilote
de madera enterrado que sobresalía levemente por encima de la superficie del antiguo
piso de ladrillos. Dicho pilote se encontró muy cerca del nivel freático. A su vez, encima
de la estructura hallada, se encuentran distribuidos linealmente -siguiendo el recorrido
del tejido que divide el lote del ferrocarril- árboles cuyas raíces crecieron en contacto con
la estructura y sus componentes, como las maderas halladas.
El terreno donde se encuentra la estructura hallada, era una quinta perteneciente a la
familia Rodríguez-Visillac, que se utilizaba para descanso y también para producción de
ladrillos para el pueblo de San José de Flores, y a su vez, para plantaciones de durazneros
con el fin de proporcionar leña para la ciudad de Buenos Aires (Camino 2007).
En 1857, con la llegada del primer ferrocarril de la Argentina, el ferrocarril Oeste de
Buenos Aires, los terrenos de la quinta quedaron divididos a uno y otro lado de la vía.
En la excavación, también se encontró dentro de una rotura del piso de ladrillos, un
trozo de durmiente clavado en la tierra forma vertical.
En el mismo sitio fue hallado un poste de madera con un trabajo ornamental en forma
de voluta en uno de sus extremos, este tenía unos pequeños orificios donde se insertaban
los extremos de una malla de alambre tejido. Este poste se encontraba “absorbido” por
un ligustro devenido en árbol. La ubicación espacial en el terreno es lindante al actual
alambrado que separa las vías del predio, a unos 5 metros de uno de los extremos de la
antigua estructura de ladrillos.
El segundo sitio en cuestión es Corralón de Floresta, un terreno con una superficie
total de 10935 m2, ubicado entre las calles Gaona, Sanabria, Morón y Gualeguaychú.
Díaz I. - Quebrando hachas, construyendo pueblos... 241

En dicho terreno, antiguamente funcionaba una quinta que llevaba el nombre de La


Primavera. Tal quinta funcionó hasta 1912, momento en el que la municipalidad adquirió
la manzana para construir un corralón de limpieza, donde se reparaba los carros que
realizaban la recolección de los residuos urbanos y se guardaba el ganado equino que
tiraban los mismos. En el lado Sureste del terreno, donde actualmente funciona la escuela
número 18 “Dr. José Larroque”, se pudo detectar y recuperar, antes de su construcción,
tres durmientes de 82 x 19 x 8 cm de alto, asociados contextualmente a un riel.
Ambos sitios se han visto afectados por las mismas condiciones climáticas durante
el siglo XIX y el XX. Debemos tener en cuenta que durante el invierno son frecuentes las
lloviznas constantes, prolongándose durante días. En verano las lluvias son fuertes y en
pocas horas pueden provocar inundaciones. Estas condiciones climáticas han afectado
a lo largo de los años el registro arqueológico, sobre todo restos orgánicos. Sin embargo,
en el sitio Rodríguez-Visillac se pudo advertir que el pilote y el trozo de durmiente
presentaban un grado de conservación importante al estar en contacto con el nivel
freático. La filtración de aguas subterráneas proporcionaron un ambiente anaeróbico
-carente de aire- que favoreció la conservación de la madera (Renfrew y Bahn, 1998: 61)
De todas formas, debemos tener en cuenta, también, las propiedades del tipo de madera
en la cual están hechos los artefactos hallados -mencionadas mas abajo-, que han sido
esenciales para otorgarle resistencia a los procesos postdepositacionales naturales.

Descripción de los artefactos de madera

Se han analizado cuidadosamente los artefactos de madera hallados en ambos sitios:


pilote, fragmento de durmiente, poste y durmientes. La intención fue determinar su
posible uso, mantenimiento y deterioros sufridos una vez depositados.
Con respecto al pilote, es una pieza a modo de estaca que se inca en el terreno para
soportar una carga o para hacer que el terreno en el que se clava se más compacto.
Podemos asumir que éste hallazgo, posiblemente, no fue utilizado con esta finalidad
tradicional.
La Dra. Maria Agueda Castro (com. pers. 2009), especialista en botánica de la Facultad
de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, determinó que la madera en la
cual se construyó el pilote, el fragmento de durmiente y los tres durmientes, proviene
de la especie Schinopsis balansae comúnmente denominado quebracho colorado
o quebracho colorado chaqueño, o bien, posiblemente, de un ejemplar de Schinopsis
lorentzii denominado quebracho colorado santiagueño.
Las dimensiones del pilote hallado en el primer sitio son de 35 cm x 6 cm x 6 cm, el
mismo presenta un corte antrópico hacia uno de los extremos, de 2 mm de espesor y 1.70
cm de largo. El extremo del pilote que sobresalía del suelo presenta un corte en diagonal
que miraba hacia el exterior de la estructura, sugiriendo un posible uso del mismo como
tope para alguna puerta de dos hojas en la abertura. (Figura 1)
El fragmento de durmiente hallado en la misma excavación tiene unas dimensiones
de 27 x 24 x 10 cm y la destacable particularidad de poseer una canaleta de 25,30 cm de
largo, 10 cm de ancho y 6,50 cm de profundidad, que atraviesa de extremo a extremo el
fragmento. A su vez, a una distancia de 7 cm de uno de los extremos de la canaleta, se
evidenció un pequeño agujero de forma ovalada de 6 x 3,50 cm. Estas particularidades
presentan características de índole antrópica. (Figura 2)
242 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:239-249

El poste tiene unas dimensiones de 1,47 m y 0,19 m, y esta confeccionado en


quebracho colorado. Se pudo observar a simple vista que esta trabajado con achuela.
En el lugar procedimos a tomar una muestra de cilindros de 5 cm de diámetro con un
taladro a baterías para luego analizarla en el laboratorio. Este artefacto seguramente fue
confeccionado a finales del siglo XIX según su aspecto decorativo. (Figura 3)
Los tres durmientes tienen una dimensión de 82 x 19 x 8 cm, pero presentan diferencias
entre sí con respecto al grado de conservación. El primer durmiente analizado (figura 4)
presenta un corte cóncavo en uno de sus extremos que abarca parte de ambas caras,
posiblemente haya sido producto de algún esfuerzo antrópico. Se observa claramente en
una de sus caras, hacia el extremo opuesto del corte cóncavo, un agujero de 9 x 8,8 cm,
con una profundidad de 2,5 cm. Tal agujero, probablemente, sea producto del desgaste
postdepositacional u otro agente no humano, ya que no evidencia cortes o daños de índole
instrumental, presentando, por el contrario, una concavidad redondeada y agrietada. La
otra cara presenta partes carbonizadas y partes de los bordes con oxido ferroso, producto
del contacto con el hierro de las vías.
Los dos durmientes restantes están mucho mejor conservados, excepto uno de ellos,
que posee restos de asfalto en parte de una de las caras. (Figura 5)

Distribución geográfica de la especie y posible procedencia

Como planteamos antes, tanto los durmientes como el pilote y el poste, pertenecen a
la especie quebracho colorado chaqueño (Schinopsis balansae) y/o quebracho colorado
santiagueño (Schinopsis lorentzii). Ambas especies, la chaqueña y la santiagueña,
pertenecen a la familia de las Anacardiáceas, compuesta por un total de 70 - 80
géneros y más de 600 especies. Sin embargo, estas últimas -pertenecientes al género
Schinopsis- son las de mayor importancia económica en relación a la industria maderera
y curtiembre.
La distribución geográfica de estas dos especies comprende una amplia zona del
territorio argentino: casi todo el territorio de la provincia del Chaco, la parte oriental de
Formosa, la parte occidental de Corrientes, noroeste de Entre Ríos, noroeste de Santa
Fe y una angosta faja al este de Santiago del Estero (L. Tortorelli, 1956: 517). También
se encuentran ejemplares en el Chaco Seco, propiamente dicho, que abarca: Noroeste de
Córdoba, Este de La Rioja, Sudeste de Catamarca, y una pequeña parte del Suroeste de
Santiago del Estero.
No se descarta la posibilidad de que la madera de quebracho utilizada para las
construcciones de San José de Flores anteriores a 1860, provenga del Chaco Húmedo,
principalmente de la parte que se encuentra en la provincia de Santa Fe. El Chaco Seco,
al encontrarse a una mayor distancia de la ciudad de Buenos Aires, haya dificultado el
transporte de rollizos -madero en rollo- a la capital.
Hasta mediados del siglo XIX, el árbol de quebracho recién cortado, era trasladado
desde los bosques hacia los aserraderos con cachapés. El cachapé era un carro primitivo,
arrastrado por bueyes, empleado para transportar troncos en las forestaciones, constaba
sólo de un armazón ligero colocado sobre los ejes.
Con respecto al traslado de los troncos y/o pilotes, postes y durmientes, desde el lugar
de extracción y labrado, hasta la provincia de Buenos Aires y sus respectivas localidades,
es probable que se los haya trasladado a través de algún tipo de carro típico del siglo XIX
Díaz I. - Quebrando hachas, construyendo pueblos... 243

que pudiese soportar largas distancias con bastante peso. Los carros típicos tenían una
armazón que consistía en un bastidor con listones o cuerdas para sostener la carga, y
tablas en los costados, y a veces en los frentes para sujetarla (José Alemani y Bolufer,
1949).

Usos históricos de los artefactos hallados

Si tenemos en cuenta los usos y aplicaciones que se realiza de la madera de esta especie
arbórea desde mediados del siglo XIX (L. Tortorelli, 1956), como hemos mencionado antes,
puede pensarse que el pilote encontrado formó parte de la estructura de la abertura de
entrada al edificio excavado, sugiriendo un posible uso del mismo como tope para alguna
puerta de dos hojas en la abertura.
El poste que se encontró adosado al árbol, sirvió como sostén del alambre tejido
que separaba la propiedad de las vías del ferrocarril. Su ubicación espacial y el antiguo
alambre, que aún puede verse prendido al poste, indican tal finalidad divisoria.
Los tres durmientes hallados fueron encontrados donde antiguamente se emplazaba
una herrería encargada del herrado de los equinos que se utilizaban en la recolección
de residuos domiciliarios zonales (Turk, 2009). Según ex trabajadores del predio, los
durmientes fueron utilizados para el transporte de carbón hacia la herrería, a través de
una vagoneta montada sobre rieles (Camino, 2009). Dicho razonamiento, toma aún más
peso si se considera que fueron encontrados en asociación contextual con un riel. (Figura
6)
La incógnita más inquietante ha sido tratar de discernir un posible uso para el trozo de
durmiente hallado en un agujero del piso de la estructura escavada en el sitio Rodríguez-
Visillac. Pensamos que este durmiente, también sirvió como poste al antiguo alambrado
que dividía el predio de las vías del ferrocarril. En algún momento, probablemente debido
a algún esfuerzo sobre el durmiente, éste se quebró, quedando un trozo depositado
en el suelo. En cuanto a la canaleta que presenta el fragmento, aún no hemos podido
determinar su funcionalidad.

Mantenimiento y conservación de los artefactos

Las maderas de construcción debían mantenerse secas o tratarse con conservantes


para evitar su descomposición. Pensamos que, existe la posibilidad de que alguno de los
artefactos aquí descriptos hayan sido tratados con Cresota, que es una mezcla compleja
de varios éteres obtenidos a partir de la destilación seca de la madera. Ésta presenta
buenas características antisépticas. Fue utilizada como tal a partir de las últimas décadas
del siglo XIX. (López y Zigaran: 1973, 20).
Como se mencionó, el pilote y el segmento de durmiente de quebracho colorado, hallados
en el sitio Rodríguez-Visillac, se encontraban en contacto con aguas subterráneas, por
lo tanto, su conservación al momento de la extracción era muy buena. Ni bien se extrajo
el pilote y el trozo de durmiente, se decidió conservar la humedad durante su traslado al
laboratorio, envolviéndolos en papel aluminio, procurando así, su protección durante el
traslado.
Una vez en el laboratorio, se observó detalladamente el estado de la madera de ambos,
pudiendo determinar que no presentaban daños a gran escala causados por actividad
244 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:239-249

biológica, como por ejemplo los que podrían producirse por la acción de insectos xilófagos
-comedores de madera-. Tampoco se observo daños causados por la acción de bacterias
metanogenicas -bacterias que obtienen su energía a través de la producción metabólica
de gas metano-, pertenecientes al grupo de las arquebacterias -microorganismos
unicelulares procariotas, muchos de los cuales no requieren ni oxígeno ni luz solar para
vivir- (Alemani y Bolufer, J., 1948). Posiblemente, esta conservación se deba al tanino,
que es considerado por los especialistas como un producto de excreción que aumenta la
resistencia de la madera a diferentes tipos de parásitos, dada la propiedad antiséptica del
compuesto (Gola, Negri y Cappeletti: 1936, 38). Lo que si se pudo observar en algunas
cavidades de la madera fueron hongos de color blanquecino, probablemente Mildiu,
perteneciente a la familia de los Saprofitos -estos son cualquier organismo que no puede
obtener su alimento mediante la fotosíntesis, y en su lugar se nutre de restos de materia
vegetal o animal-, y a su vez pertenecientes a la subfamilia de los Erysiphaceae -que
incluye a los mildius pulvurentos-. Estos últimos se llaman así porque sus numerosas
esporas de color blanco forman una especie de telaraña polvorienta sobre la superficie de
la madera (Smith, Dunez, Lelliot, Phillips, Archer: 1988, 40).
Posteriormente, en consecuencia a lo observado en las maderas y por recomendación
de la conservadora del Centro de Arqueología Urbana de la FADU - UBA Patricia Frazzi
(com. pers. 2009), para evitar la re aparición de hongos en algunos sectores del pilote y la
expansión a sectores no atacados, una vez seco el pilote, se lo embebió en alcohol etílico
y se lo envolvió nuevamente con papel aluminio por más de 48 horas. Pasado ese lapso,
se comprobó la eliminación casi total de los hongos sin la necesidad de aplicar algún tipo
de fungicida. Finalmente se procedió a la limpieza del pilote con un cepillo chico de pelos
suaves y palillos de bambú para poder retirar fácilmente los restos de tierra presentes.
A la hora del secado y desinfección, tuvo que tenerse en cuenta la anisotropía de la
madera, que es el comportamiento diferenciado de los tubos -parte de la madera para
transportar agua y minerales disueltos hacia las raíces y hojas- de diferentes tamaños
que forman la madera y reaccionan en forma distinta cuando ganan o pierden agua
(Frazzi: 2008, 701). Sin embargo, se observó escasa contracción de la madera una vez
seca, conservando prácticamente el mismo tamaño que tenia cuando fue retirada del
contexto arqueológico.
En relación a la conservación de los durmientes, únicamente se extrajo la tierra y
polvo presentes con un cepillo grande, y se extrajo con cuidado parte del asfalto que había
sobre uno de ellos con instrumentos un poco más resistentes, como por ejemplo una
espátula. Hay que tener en cuenta que no fueron hallados cerca del nivel freático, sino
mucho más cercanos a la superficie, por lo tanto, los daños provenían principalmente de
agentes superficiales desgastantes.
En ningún artefacto fue necesaria la aplicación de conservantes -tapaporos,
selladores de vetas, etc.-, para lograr una mayor consolidación de la madera y evitar así
su desintegración. Como mencionamos antes, todos los artefactos fueron hallados
en buen estado de conservación otorgado, principalmente, por las características de la
madera y/o el ambiente carente de aire en el que se encontraban.

Palabras finales

A partir de los artefactos aquí analizados, hemos podido, tímidamente, indagar cómo
Díaz I. - Quebrando hachas, construyendo pueblos... 245

se utilizaba la madera del quebracho en las construcciones del siglo XIX y principios del
XX donde se buscaba un material resistente y abundante. A su vez, hemos intentado
comprender el posible rol de los artefactos constructivos resultantes de dicha especie,
los cuales ofrecieron oportunidades de durabilidad, resistencia y elegancia a las
construcciones del periodo aquí considerado.
Finalmente, se dejan las puertas abiertas para futuros abordajes, que profundicen el
estudio de las maderas arqueológicas, intentando construir de a poco un análisis más
completo acerca de los usos, conservación y descarte de un material perecedero, que ha
sido esencial en la economía del siglo XIX y XX.

Agradecimientos

Agradecemos al Licenciado Ulises Camino por sus comentarios, aportes y sugerencias. A


la traductora Tatiana Giliberto por la traducción del resumen. A la conservadora Patricia Frazzi que
colaboro aportando información acerca de la conservación de la madera. Al Dr. Daniel Schávelzon,
por su aporte de datos y contactos que permitieron una mejor investigación. A la Dra. María Agueda
Castro, por su muy importante aporte en la identificación de las maderas. A nuestros compañeros
de equipo por su apoyo y sugerencias.

Fotos

Figura 1. Pilote
246 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:239-249

Figura 2. Fragmento de durmiente

Figura 3. Poste
Díaz I. - Quebrando hachas, construyendo pueblos... 247

Figura 4. Durmiente con corte cóncavo

Figura 5
248 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:239-249

Figura 6

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:251-259 ISSN 1852-8554

A LA BASURITA CON LOS METALES.


ESTUDIO DE MATERIALES METÁLICOS DE UN BASURERO DE LA
CIUDAD DE ROSARIO A FINALES DE SIGLO XIX

Alejandra Raies1

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Hacia la segunda mitad del siglo XIX se identifica en Rosario un proceso acelerado de urbanización,
único en Argentina e inclusive en América Latina. Esto se debió a la incorporación de la ciudad al
modelo agroexportador, tras decretarse el Reglamento de la Libre Navegación de los Ríos, habilitando
a la ciudad como principal puerto de la Confederación, produciendo profundos cambios en los
estilos de vida. Pero a pesar de ser un período histórico clave para el desarrollo de Rosario como
ciudad, el mismo ha sido muy poco estudiado por los historiadores y otras disciplinas afines al
conocimiento del pasado. Así, tratando de contribuir a llenar ese vacío en el conocimiento de la
historia de la ciudad, este trabajo busca aportar información valiosa sobre la vida de los pobladores
de la ciudad hacia fines del siglo XIX. En él se presentan los lineamientos teórico-metodológicos
generales planteados para el estudio y análisis de los materiales metálicos provenientes del sitio La
Basurita (MCU1- Rosario).
Palabras claves: Arqueología urbana, Metales, Rosario, Siglo XIX.

Abstract
Towards the second half of the XIXth century, Rosario city experienced an accelerated process of
urbanization that was unique in Argentina and Latin America. This was due to the incorporation of
the city into the agro-export model, after the enactment of the Reglamento de Libre Navegación de los
Ríos. This allowed the city to become the major port of the Confederation, producing deep changes in
its population’s lifestyle. Despite being a key historic period for the urban development of Rosario, it
has not been studied in depth by historians and scholars from other disciplines. Trying to contribute
to filling in that gap in the city’s history knowledge, this paper presents the general theoretical and
methodological guidelines for the study of the metallic materials recovered from La Basurita site
(MCUI- Rosario). This aims to provide valuable information on the life of the inhabitants of the city
of Rosario in the late nineteenth century.
Keywords: Urban Archaeology, Metals, Rosario, 19th Century.

Introducción

En el siguiente trabajo se presentan los lineamientos teórico- metodológicos generales


del estudio de los artefactos metálicos provenientes del sitio La Basurita (MCU1),
vaciadero municipal de la ciudad de Rosario comprendido entre los años 1870 y 1890.
Con este análisis se busca generar nuevos conocimientos sobre los diversos aspectos del

1
Departamento de Arqueología, Escuela de Antropología, Facultad de Humanidades y Artes,
Universidad Nacional de Rosario. [email protected]
252 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:251-259

comportamiento de los pobladores de la ciudad de Rosario a fines del siglo XIX, período
de conformación de la ciudad como tal.

Contexto Histórico

Luego de la batalla de Caseros en 1852, Rosario inicia una nueva etapa. Añadida
a la Confederación y declarada como ciudad, el puerto de Rosario se transforma en
puerto de Ultramar y con ello se producirá la emergencia de la ciudad mercantil. Pasará
a ser el puerto más importante de la Confederación, y será beneficiada por los derechos
diferenciales a las mercancías entrantes por Buenos Aires (Álvarez, 1943; Areces
y Ossana, 1984; Cragnolino 1990). Estos hechos producirán que la ciudad sufra un
acelerado crecimiento poblacional y con ello, la modificación de su demografía social.
De esta manera tras 1852, Rosario pasará a cumplir un doble rol, ya sea de nexo
entre las economías del interior y la ascendente Buenos Aires, como de enlace entre un
mercado interno en acelerada formación y el mercado internacional. Esto producirá no
solo una gran expansión de la infraestructura urbana, sino que además, llegando al año
1900 se convertirá en la segunda ciudad de la República Argentina, con casi 110.000
habitantes. Esto último producto de la gran movilidad social tanto de migrantes internos
–debido a la reorganización social del ámbito rural– como de migrantes internacionales
movilizados por el impacto propio del auge del capitalismo (Álvarez, 1943).

Investigaciones arqueológicas del sitio

El sitio arqueológico La Basurita (MCU 1), también conocido como “La Pólvora, Basura
Vieja, Antiguo Vaciadero o Barrio La Quema” (Volpe, 1994: 83), corresponde al primer
vaciadero municipal de la ciudad de Rosario, utilizado durante las últimas décadas del
siglo XIX.
La existencia del depósito arqueológico llegará al conocimiento de las autoridades del
Museo de la Ciudad de Rosario a través del historiador Mikielievich y desde entonces el
Departamento de Arqueología, alojado en la Escuela Superior de Museología de Rosario
(ESM), se hará cargado de las investigaciones del sitio. Estas estarán a cargo del Lic.
Soccorso Volpe y constaran de trabajos de intervención que comprenderán ocho campañas
arqueológicas entre 1988 y 1993, donde primero se desarrollarán prospecciones y luego
excavaciones selectivas. Además se ejecutarán una serie de trincheras y cuadriculas
(SI.1, SI.2, Y SI 3) y un pozo de sondeo, utilizando el método arqueológico “por lotes”
(Volpe, 1988a, 1988b, 1992, 1994; Volpe y Tornimbeni, 1992)
Los primeros trabajos de análisis arqueológico se centran en la confección de un
Catálogo de Vajilla de loza Inglesa en Rosario (1840-1915) (Volpe, 1994). En el mismo
se presenta, de una forma sistemática, una clasificación de la vajilla proveniente de
Inglaterra sobre tres ejes principales: los sellos de fábrica, el origen de la misma vajilla y
su cronología.
Por otra parte Silveira (1995) lleva a cabo un reconocimiento de la fauna existente del
sitio. En dicho trabajo identifica taxonómicamente los restos óseos, predominando el Bos
taurus (vaca), solamente un fragmento de Canis familiaris (perro doméstico) y una agalla
de pez (Colasurdo, 2009).
Actualmente la Lic. Colasurdo lleva a cabo una investigación donde propone dar
cuenta del cambio de los estilos de vida en los siglos XVIII y XIX en la ciudad de Rosario, a
partir de las evidencias arqueológicas y desde la perspectiva de los modelos de conducta
del consumidor (com pers).
Puede apreciarse, que si bien se han desarrollado trabajos abocados al análisis de
materiales del sitio -como es el caso de objetos cerámicos y restos arqueofaunísticos- en
Raies A. - A la basurita con los metales. Estudio de materiales metálicos de un basurero... 253

lo que respecta específicamente a artefactos metálicos no se ha llevado a cabo trabajo


alguno. De esta manera, la investigación planteada aquí tiene una doble utilidad e
importancia. Por un lado, es uno de los primeros trabajos sistemáticos del sitio MCU1, y
por el otro, constituye un aporte fundamental a los estudios de metales arqueológicos de
sitios históricos de la región.

Consideraciones teórico-metodológicas

Dentro de la arqueología urbana los estudios relacionados con sitios de descarte,


como pozos de basura y basureros, son de suma importancia como indicadores de las
prácticas sociales y cambio cultural. A través de ellos puede apreciarse las prácticas de
los diversos sectores sociales que fueron conformando la sociedad. En nuestro caso la
sociedad rosarina a finales del siglo XIX. Así, el estudio de estos sitios arqueológicos nos
permiten comprender patrones de consumo, la vida cotidiana, las prácticas de higiene,
etnicidad, status social y otros aspectos sociales, económicos, e ideológicos (Rathje 1975;
Wilk y Rathje 1982 en Reynoso Ramos, 2005).
A su vez, los artefactos de metal analizados en los términos de sus contextos
culturales (Sutton y Askush, 1997), y desde un enfoque interdisciplinario (sensu Gianella
1995 en Ramos y Socolovsky, 2005) o pluridisciplinario (Landa, 2006), permiten obtener
información valiosa acerca de diversos aspectos tales como “…los lugares de procedencia
de los distintos materiales, sus técnicas de fabricación, la composición química y el
comportamiento de las materias primas utilizadas en los artefactos, las marcas de uso,
reutilización y reciclamiento, las pautas de descarte y los procesos de formación, tanto
naturales como culturales del registro arqueológico.” (Landa et al., 2004: 1).
De esta manera la tesis, de la que este trabajo es un adelanto, tiene como objetivo
general aportar información sobre la vida de los pobladores de la ciudad de Rosario hacia
fines del siglo XIX, mediante el análisis de los materiales metálicos provenientes del sitio La
Basurita (MCU1). Específicamente, se busca precisar la cronología y procedencia a través
de la información provista por dichos artefactos, determinar los patrones de descarte y
sus pautas de uso, como así también identificar su reutilización y reciclamiento, en el
caso de que se haya dado. Por otro lado, se busca evaluar el estado de los materiales y los
agentes que los han afectado una vez descartados, para poder determinar las medidas de
conservación que haya que tomar para su preservación.
Con el fin de llevar a cabo la investigación se planificó cuatro pasos metodológicos
respecto de los materiales arqueológicos, estos consistieron en:

1. Acondicionamiento de los materiales en gabinete y siglado de los mismos.


2. Análisis macroscópico morfológico –funcional, registro de los datos en un inventario
y en una planilla general. Fotografías individuales y en conjuntos de la totalidad de
los ítems. 3.- Cuantificación de la muestra.
4. Análisis e interpretación.

En lo que respecta al primer paso, se realizó limpieza mecánica de las piezas en


el laboratorio mediante pinceles de cerda suave, en seco y retirando manualmente los
terrones de tierra adheridos a las piezas. Una vez finalizada, se procedió a siglarlos,
teniendo en cuenta la naturaleza del material. Posteriormente se llevaron a cabo análisis
macroscópico morfológico y funcional de los elementos metálicos con el objetivo de recabar
información. Para ello se realizó la observación de las piezas a “simple vista” y con lupa
binocular de 20 de aumento (20x).Además, se planificó la realización de un inventario y
luego se volcaron todos los datos a una planilla general (planilla base de Tapia en Landa,
2006). En las planillas se tuvieron en cuenta las siguientes variables:
254 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:251-259

- Datos de la pieza: comprende la información de procedencia del sitio, el número de


siglado, el número de ficha y hoja del inventario, la designación en base a su morfología
y función. Además incluye el número de la fotografía correspondiente.
- Medidas de la pieza: primero se determina si la pieza esta entera o pertenece a un
fragmento de ese artefacto para luego medir sus dimensiones (en mm).
- Sección: apunta principalmente al aspecto morfológico, es decir, se tiene en cuenta la
forma de la sección, si esta completa o qué porcentaje de la misma está representada,
si es que se conoce la forma final del objeto. Aquí se utilizó la categoría de Integridad
(Ramos 2003 en Helfer y Rivas, 2004) que asienta la capacidad de encontrar la pieza
entera.
- Materia Prima: se tiene en cuenta de que metal esta hecho el artefacto, su color, si tiene
inclusiones como oxido, sedimento, madera, etc. adheridos, su estado físico (para ello
se estableció cuatro niveles) y su nivel de Oxidación (Ramos 2003 en Helfer y Rivas,
2004).
- Tipología Tentativa: esta variable comprende el nivel funcional, aquí se estima que
rol cumplió ese artefacto en la vida de los pobladores. Se registra si tiene marcas
de fabricación, ya sea inscripciones, sellos, bajo y sobrerelieve; además se tiene
en cuenta si los objetos presentan algún indicio de reciclaje o reutilizamiento y si
presenta alguna característica distintiva que sirva con indicador cronológico, como
por ejemplo son las formas del cuerpo de los clavos.
- Características antrópicas o naturales: en este apartado se registra si la pieza ha sufrido
alteraciones, fracturas y marcas producidas ya sea por agentes naturales como por
acción del propio hombre al manipular el artefacto.
- Observaciones: finalmente, el apartado para poder registrar cualquier otro dato de los
artefactos, como por ejemplo las letras o palabras distinguibles de los sobrerelieves
o si tiene alguna inscripción asociada al momento de la recuperación del material
durante la excavación.

Características y análisis preliminar de la muestra

El sitio arqueológico La Basurita (MCU1) corresponde al primer vaciadero municipal


de la ciudad de Rosario, utilizado entre 1870 y 1890 aproximadamente. De esta manera,
al ser establecido municipalmente, el vaciadero comprendía una forma generalizada,
pautada y planificada de descarte, como así también de depositación y eliminación de
restos, ya que la actividad era postulada e implementada por los mismos organismos
municipales (Guillermo, 2004). A su vez, la planificación del mismo permitió que fuera
ubicado estratégicamente en una zona aledaña al Puerto y alejada de la población.
Este espacio tenía dos beneficios notables: primero, lograba evitar problemas de higiene
frecuentes para la época y mejoraba las medidas de salubridad de la ciudad y segundo,
brindaba una comodidad para el descarte de los desechos del Puerto por su cercanía al
mismo.
En lo que respecta al análisis preliminar de los materiales metálicos del sitio (casi
el 70% de la muestra total) se contabilizaron un total de 150 artefactos de metal,
diferenciados en 125 piezas determinables (83%) y 25 no determinables (17%). En la
Tabla 1 se puede apreciar la distribución cuantitativa y porcentual de los diferentes
tipos de artefactos y según sus categorías funcionales (en base a Landa 2006). El tipo
de artefacto más representado de la muestra son los clavos (35%), que son excelentes
indicadores cronológicos ya que las técnicas de fabricación de los mismos están bien
documentadas. En segundo lugar, se encuentran los pomos de carnaval o pomos de agua
florida (17%), y que conjuntamente con las tapas de los pomos (7%), son alrededor del
24% de la muestra.. Luego le siguen las arandelas, con casi 5%, los precintos de botella y
Raies A. - A la basurita con los metales. Estudio de materiales metálicos de un basurero... 255

los cerrojos (3%) y el resto es un conjunto muy heterogéneo de elementos (alambre, azada,
fragmentos de caño, cerraduras, chuchillos, cucharas, botones, hebillas, herraduras,
sunchos de barril, etc.).
En lo que concierne a nivel funcional, se puede notar que los artefactos asociados a la
construcción son los elementos de mayor representación en el registro, con casi 47% de
la muestra; en segundo lugar se encuentran los objetos personales (24%). Luego le siguen
los objetos no determinados (17%), los elementos relacionados con la casa y ferretería
(7,2%), generales (6,4%), los elementos asociados a la vestimenta (3,2%), y finalmente,
con 0,8% cada uno, se encuentran los artefactos de plomería, herramientas y transporte.

Consideraciones finales

A raíz del análisis preliminar llevado a cabo se pueden extraer algunas primeras
interpretaciones acerca de la cronología y procedencia de los materiales, prácticas
sociales asociadas al consumo y al ocio.
Primero, es de destacarse que los clavos son el elemento más representado en el
registro, estos constituyen un conjunto heterogéneo tanto en tamaño y forma, como
funcionalidad. Gracias al buen conocimiento de los cambios en los procesos de
fabricación de los mismos a través del tiempo (guía IMACS-Inter Mountain Antiquities
Computer System) los clavos nos permiten establecer una cronología relativa. Los clavos
más antiguos eran forjados a mano en fraguas a partir de barras de perfil cuadrado.
Para finales del siglo XVIII comenzaran a ser cortados con herramientas mecánicas a
partir de planchas rectangulares, con uno o dos filos. Más tarde, a mitad del siglo XIX, se
utilizarán máquinas que definieran mejor las formas y estandarizaran las dimensiones,
manteniendo siempre el perfil cuadrado. Recién en 1870 aproximadamente comenzarán
a utilizarse los clavos de sección circular (Schávelzon 1987 en Helfer y Rivas, 2004
y Schávelzon 1991 en Landa, 2006). El conjunto de clavos del sitio, corresponden
principalmente a estos últimos (36 piezas), perteneciendo al periodo de uso del sitio.
Además, consta la presencia de los de sección rectangular (7 piezas), esto es de esperarse
ya que en un basurero los elementos se tiran cuando ya se consideran desgatados, rotos
o inservibles.
A su vez, en cuanto a la funcionalidad, los clavos pertenecen a la categoría elementos
de construcción, que son los de mayor abundancia en el registro. Este hecho, está
asociado claramente al momento de crecimiento acelerado que estaba sufriendo la
ciudad. El aumento de la población, producirá modificaciones en el espacio urbano.
Tanto las casas, construcciones portuarias y ferroviarias, los negocios y mataderos, etc.
como así también de personas especializadas en rubros relacionados con actividades de
construcción como comerciantes, albañiles, carpinteros, herreros, etc. (1er Censo Prov.
Santa Fe, 1887), son claro indicio de las modificaciones estructurales y demográficas que
se estaban dando en la ciudad.
Otra de las interpretaciones que pudimos hacer es acerca de la dinámica de las
mercancías, su procedencia y sus usos. Estos datos fueron inferidos de elementos como
una tapa de lata de pintura y los precintos de botellas. En el último cuarto del siglo XIX,
el mercado mundial atraviesa un proceso de gran expansión junto con el surgimiento de
nuevas tecnologías y técnicas productivas. Frente a ello, las potencias industriales van a
buscar nuevos mercados donde poder vender sus productos (Landa et al., 2009). Rosario
no escapa este proceso, pero si bien los principales exportadores de elementos son los
ingleses, como por ejemplo se lee en el sobrerelieve de una tapa de lata de pintura de
plomo “Goodlass Wall & Co. Liverpool”, o las compañías de cervezas inglesas como “TS
Hall & Co”, “Blood Wolfe & Co.” y “Ubique: George Curling” legibles en los precintos de
plomos, también se registran importaciones alemanas, austriacas, francesas, entre otras
256 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:251-259

(Volpe 1994).
Los precintos de plomos, confeccionados en estaño, plomo-estaño o bien de plomo
recubiertos en estaño (Tapia et al., 2008), además de ser indicadores cronológicos,
pueden servir como símbolos de calidad y prestigio, ya que el proceso de sellado de las
botellas era costoso para la época y solo se realizaba (al principio) en bebidas de buena
calidad. Recién en 1849 con el patentamiento de la técnica de rollbonding por parte
de William Betts (Tapia et al., 2008) es cuando disminuye el elevado costo del mismo.
Esto nos permitiría, de acuerdo a la determinación de su composición tras un análisis
microestructural, asociar los mismos a las clases altas de la sociedad por su capacidad
económica para adquirirlos.
Finalmente se encuentra el conjunto de pomos y tapas de pomos asociados a las
prácticas sociales del ocio y recreación, en este caso a las del carnaval. Según Irigoin
(1984), uno de los primeros en vender los pomos de agua florida en Buenos Aires es
Guillermo Cranwell, hijo de un farmacéutico inglés, que importaba pomos con extractos
finos de Inglaterra. A él se le ocurrió usar dichos productos para el carnaval. Así, en
1866 recibió pomos vacíos del exterior y los llenó en su farmacia con agua perfumada.
Para 1870 Cranwell fundará una fábrica de pomos de plomo, “…con la cual llegó (…)
a exportar a Chile, Bolivia y Perú.” (Irigoin, 1984: 254). Así, cabe la posibilidad que
los pomos presentes en el registro fueran fabricados y/o rellenados en Buenos Aires y
traídos en cargamentos a Rosario, como también que algún poblador haya adoptado la
misma práctica para su comercialización.
Por otra parte en Rosario la costumbre del carnaval, junto al baile con disfraces,
constituía una práctica social establecida y reconocida por toda la sociedad, pero era
molesta para los sectores elitistas de la ciudad quienes buscan disciplinar la actividad
ya que llegaban a ser “un verdadero martirio”. Por ello mismo, las clases dirigentes van
a optar por medidas de regulación de los mismos e incluso plantear su prohibición como
en Buenos Aires, pero sin resultados positivos para ese entonces (Falcón et al., 2003).
Además de la vía de análisis utilizada para los materiales se buscara realizar una
interrelación con otros tipos de datos, como son los provistos por otros materiales
arqueológicos del sitio, los documentos escritos y estudios arqueometalúrgicos. De esta
manera, el estudio acerca de las prácticas culturales desarrolladas en el pasado tendrá
una mirada más enriquecedora e integral del periodo estudiado.
Raies A. - A la basurita con los metales. Estudio de materiales metálicos de un basurero... 257

Tablas y Figuras

Categoría según Tipos de artefactos Total por % por Total por % por
función tipos tipos categoría Categoría
Alambre 3 2.4 62 49.6
Arandela 6 4.8
Clavo 44 35.2
Elementos de Gancho 4 3.2
construcción Grapa 1 0.8
Perno 1 0.8
Tornillo 2 1.6
Varilla 1 0.8
Cerradura 2 1.6 9 7.2
Ferretería Cerrojo 4 3.2
Manija 1 0.8
Llave 2 1.6
Plomería Caño 1 0.8 1 0.8
Generales Suncho 7 5.6 8 6.4
Tapa de lata 1 0.8
Herramientas Azada 1 0.8 1 0.8
Recipiente 1 0.8 9 7.2
Cuchara 2 1.6
Objetos asociados a Cuchillo 1 0.8
la casa Mango Cuchillo 1 0.8
Precinto de Botella 4 3.2
Objetos personales Pomo 21 16.8 30 24
Tapa de pomo 9 7.2
Trasporte Herradura 1 0.8 1 0.8
Botón 1 0.8 4 3.2
Vestimenta Hebilla 2 1.6
Ojal de zapato 1 0.8
Total 125 100 125 100

Tabla 1- Distribución cuantitativa y porcentual de los diferentes tipos de artefactos y


según sus categorías funcionales.

Agradecimientos

Al Dr. Leoni por su ayuda y correcciones. Al cuasi Dr. Landa por la bibliografía y auxilios
brindadas constantemente. A la doctoranda, la Lic. Colasurdo, por las horas de laboratorio y
acompañamiento metodológico. Y a mi familia.
258 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:251-259

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RESCATE DE UNA CRUZ PATRIARCAL EN SAN JOSÉ DE FLORES

Camino Ulises A.1 y Ferreira de Lira Keyte2


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
En este Trabajo comenzamos a indagar en las creencias y simbologías utilizadas por los
antiguos pobladores de San José de Flores, a partir del hallazgo de una Cruz patriarcal con la
inscripción “Caravaca” en una excavación de rescate realizada en 2002 en un local comercial
de dicho barrio porteño.
Palabras claves: San José de Flores, Creencias, Cruz Patriarcal

Abstract
In this report we begim to delve into the beliefs and symbols used by the ancient inhabitants
of San José de Flores, from the discovery of patrirchal Cross with the inscription “Caravaca”
in a rescue excavation in 2002 in a shop of that Buenos Aires neighborhood.
Keys words: San José de Flores, Beliefs, Patrirchal Cross

Breve historia de San José de Flores

San José de Flores no tiene una fundación formal, el 31 de Mayo de 1806 se erigió
formalmente el curato de San José. Y recién dos años después, Don Antonio Millán, es
designado para realizar el trazado de un pueblo junto al Camino Real (actual Avenida
Rivadavia), por el que ya se circulaba hacia el oeste y el norte del país (Pisano, 1976).
El 1 de Diciembre de 1811, el Cabildo declaró al pueblo de San José de Flores como
Partido (Pisano, 1976), separándolo de los pagos de la Matanza, con la designación,
como autoridades, de Alcaldes de la Hermandad (Cunietti- Ferrando, 1977). El Pueblo
se encontraba en una ubicación estratégica (Camino, 2008) lo que permitió un rápido
crecimiento y la llegada de gran cantidad de inmigrantes que se dedicaron al cultivo de
la tierra (Ciliberto, 2004). En 1888 Flores es anexado a la Capital Federal. (Pisano, 1976).

Sitio Nazca 313

El Sitio se encuentra en la Avenida Nazca a la altura 313, en el barrio porteño de Flores,


allí fue realizada una excavación de rescate al hundirse el piso de un comercio. Luego
de la lectura de las escrituras de la propiedad pudimos establecer que las dimensiones
(8,66 m x 45m) del predio actuales son las mismas desde 1880. En 1888 se construye

1
Centro de Arqueología Urbana –FADU- Universidad de Buenos Aires. CONICET. Pabellón III 4º
Piso Ciudad Universitaria (C1428EGA). [email protected]
2
Instituto Goiano de Pré-História e Antropologia – IGPA. Pontifícia Universidade Católica de Goiás –
PUC Goiás, Brasil. [email protected]
262 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:261-266

una vivienda del tipo comúnmente llamado “chorizo” (Mercuri et. al. 2004). Este tipo de
vivienda fue desarrollado por los inmigrantes que llegan a la región del río de la Plata a
partir de 1880, ya que permitía ir agregando habitaciones a lo largo del terreno a medida
que la familia crecía o obtenían recursos para poder construir.
En 1906 se realiza una reforma a la vivienda y se habilita un local comercial con
destino de Carnicería según consta en planos y escrituras, a dicho momento corresponde
el piso que se hundió al momento de realizar la excavación arqueológica ya que no fue
construido ningún pavimento después de este. Bajo este piso fue hallado gran cantidad
de ecofactos y artefactos entre ellos la Cruz patriarcal objeto de este trabajo.

La excavación

Se excavo por decapage una cuadricula de 1m x 1m con la profundidad de 47 cm.


En el análisis de los hallazgos el primer paso constó en la división de los materiales en
dos grandes grupos: ecofactos y artefactos (Renfrew y Bahn, 1993). Entre los primeros,
contamos con los restos óseos y el carbón; y entre los segundos metales, vidrios, maderas,
líticos, y cerámicas.
La evidencia analizada permitió distinguir algunos taxones consumidos y
descartados por el hombre en la vivienda de Nazca 313. La identificación taxonómica
permitió distinguir preliminarmente la presencia de especimenes de Bos taurus (vaca),
ovicápridos, Gallus sp. (pollo), aves, y roedores especialmente. Como es de notar, la
identificación varió desde un alto grado de determinación taxonómica (e.g. Bos taurus)
a un bajo grado (e.g. aves). El NISP (Número de Elementos Identificados) determinó una
mayor presencia de roedores pequeños sobre otros taxones 45.83%, aunque la presencia
de ovicápridos (ovejas o cabras) también fue importante 29.16%. Por su parte, el hallazgo
de especimenes de Bos taurus no es nada despreciable 14.58%, mientras que las aves,
incluido Gallus sp. apenas superan el 8% (Mercuri et al. 2004).
Dentro del grupo de los artefactos, la mayor parte de los restos se clasifican como
materiales de construcción: baldosas, cerámicos, tejas y ladrillos. Se halló gran cantidad
de fragmentos cerámicos (tipo azulejos).
Cinco fragmentos de ladrillo por su tamaño pudieron ser identificados: dos de ellos
conforman un ladrillo entero, fracturado in situ a los 45 cm. de profundidad cuyas
dimensiones son: 33,5 X 14,5 X 6 cm. Otros tres fragmentos ubicados al lado del primer
ladrillo, resultaron ser uno de 32 X 15 X 5,5 cm. Este tipo de ladrillos de grandes
dimensiones representan la segunda mitad del siglo XIX.
Los líticos hallados son rocas de aplicación en la construcción. Entre ellos se cuenta
un fragmento de piedra silícea negra. Otro material de construcción hallado son las
molduras. De éstas se registraron dos fragmentos, ambos realizados en terracota y de
estilo italianista que estaban de moda en Buenos Aires hacia fines del siglo XIX. A una
profundidad de 12 cm. se encontraron tres fragmentos de un inodoro de gres de origen
británico. Este es un hallazgo inusual debido al alto costo de este material.
Además se halló un trozo de zócalo de madera, así como diez fragmentos de vidrio.
Siete de los mismos son curvos (probablemente de botellas y/o frascos). Los vidrios
restantes, son planos y transparentes (posiblemente vidrios de ventana).
Por último, dentro del grupo de los metales, se recuperaron cinco clavos, un trozo de
alambre, un tornillo, un remache y una Cruz Patriarcal de cobre. Este último hallazgo es
el objetivo de este repórter, el mismo es un pendiente en forma de cruz patriarcal. Éste
Camino U. A. y Ferreira de Lira K. - Rescate de una cruz patriarcal en San José de Flores. 263

presenta un Cristo, una inscripción que dice “Caravaca”, un angelito a cada lado y en
el centro, debajo del Cristo, una calavera. En la cara posterior, presenta una pequeña
Virgen. A partir del análisis de los hallazgos podemos pensar que el grupo domestico
que ocupo este predio correspondería al de una clase media alta, con un buen poder
adquisitivo, teniendo en cuenta los materiales de construcción importados, las molduras
así como el inodoro de gres adquiridos.

Cruz de Caravaca

La cruz hallada tiene una dimensión de 2,9 cm x 1,8 cm x 0,15 cm. Se encontraba
totalmente cubierta de óxido verde. Luego de una minuciosa limpieza se pudieron
observar todos sus detalles. La misma está confeccionada en Cobre y tenía antiguamente
una cobertura en Plata, hoy solo se observan vestigios de este metal en algunos sectores,
y solo es detectable mediante una sonda semedax. En la cara del derecho se puede
observar a Cristo y la palabra Caravaca sobre uno de los maderos, bajo el Cristo se
observa una calavera, a los costados de la cruz en la parte inferior se observan dos
ángeles que sostienen la cruz. De la otra cara se observa a la Virgen sobre el madero
central, esta reencuentra apoyada sobre una media luna(ver figuras 1 y2).
Se Comenzó a investigar en el origen y simbolismo de la cruz – del latín cruce – ésta
es desde tempos inmemoriales de la humanidad un signo sagrado y venerado, el cruce
muestra la perennidad dentro de una estructura determinada de un arquetipo primordial
(Beigbeder, 1995). El cruce ya se encontraba como símbolo de gran importancia en el
paleolítico superior en la unión de dos triángulos quizas representando la unión de dos
deidades, una masculina y otra femenina (Beigbeder, 1995). La cruz invertida antiguo
instrumento de suplicio, construido por dos maderos, uno atravesando al otro, en el que
se amarraban a los condenados à muerte se convirtió en el símbolo central de la Iglesia
Católica. Representando la pasión y muerte de Cristo y dispersión por los cuatro puntos
cardinales de la palabra de Jesús Cristo (Beigbeder, 1995).
El nombre grabado en la cruz proviene del pueblo español de Caravaca, según la
leyenda esta cruz apareció por milagro en esta ciudad el 3 de Mayo de 1232. En el siglo
XIII la orden de los templarios se asentó en esta región para defenderla de los moros. Los
templarios originaron el mito de la Cruz de Caravaca.
Garci López de Cárdenas, comendador de la Orden de Santiago en Caravaca.
Perteneciente a la famosa estirpe de las Cárdenas, familia ligada a cargos preeminentes
de la Orden, Garci López mandó confeccionar el tradicional relato oral y primitivo de la
primera historia, a los pocos años de su llegada a Caravaca. Esta fue redactada en por el
año 1432- 1434. En ella se relata que: La región de Caravaca era gobernada por el Sultan
Abu Zeyt, este tenía cautivos a varios prisioneros católicos entre ellos al sacerdote Gines
Perez Chirinos. Abu Zeyt manifesto curiosidad sobre las prácticas católicas y por lo tanto
decidió presenciar una misa, para esto ordeno que el sacerdote Gines Perez Chirinos
celebrase una. El Sultán reunió a toda su familia y a su corte para que presenciaran la
ceremonia religiosa, y ordeno que al sacerdote se le entregara todo lo necesario para el
culto. A última hora el sacerdote se dio cuenta que se había olvidado de la cruz, pero como
un milagro vio aparecer por la ventana encima de su persona dos ángeles cargando una
cruz de dos brazos. El Sultán y todos los presentes impresionados por a ver presenciado
el milagro se convirtieron al catolicismo.
La devoción a la Cruz de Caravaca fue extendida por todo el orbe cristiano –incluidas
264 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:261-266

Polonia, Francia, Alemania, Inglaterra, etc.– merced a la Compañía de Jesús. En partes


de América la Cruz es usada en rituales de santería, vudú, candomble, palo y otros ritos
sincréticos, principalmente entre descendientes de esclavos.
Según Soares (2004), el contenido físico de un objeto, constituye una fuente de
conocimiento sobre la tecnología, la funcionalidad, el gusto estético, las formas de
apropiación y uso. Cuando se fabrica un objeto religioso se emplea mucho conocimiento
sobre lo mismo, pues son objetos especiales y llenos de significados simbólicos.
El hecho de que un individuo use este objeto religioso independientemente de la
religión que practique, está impregnado de un significado considerable en sí mismo.
Significado este, pasible de ser estudiado e incluido en una investigación donde se busca
reconstruir la historia de los habitantes de San José de Flores. Especialmente cuando se
trata de una cruz tan particular, que está envuelta a distintos significados. Es necesario
seguir indagando en futuros trabajos el significado y la importancia para los antiguos
moradores de la vivienda excavada y su relación con los cultos practicados en el pueblo
de San José de Flores

Figura 1
Camino U. A. y Ferreira de Lira K. - Rescate de una cruz patriarcal en San José de Flores. 265

Figura 2

Agradecimientos

A Martina Curotto por permitir excavar en su casa, a Sebastián por su gran colaboración en la
excavación, Al Ing. Horacio de Rosa, Jesica Frustaci y Florecia Careti por la limpieza y el análisis
físico químico de la cruz. A Daniel Schavelzón por haber apoyado la excavación en Nazca 313 desde
el Centro de Arqueología Urbana.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:267-273 ISSN 1852-8554

BREVE NOTA SOBRE EL HALLAZGO DE DOS SELLOS DE PLOMO


EN EL SITIO BOLÍVAR 373, CIUDAD DE BUENOS AIRES

Flavia Zorzi1
Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
El objetivo de la presente comunicación es dar a conocer un tipo particular de objeto que,
por su antigüedad y escasa frecuencia en los sitios arqueológicos de la Argentina, resulta
especialmente interesante y novedoso. Se trata de dos sellos de plomo, recuperados en un
pozo de basura del siglo XVII en el sitio Bolívar 373, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Estos sellos, comúnmente llamados en la bibliografía cloth seals o bale seals (sellos de tela
o sellos de embalar) se utilizan en Europa desde tiempos muy tempranos para marcar y
certificar la procedencia, calidad y características de distintas mercaderías, particularmente
las lanas y los textiles. Por su naturaleza de “marcas”, estos sellos tienen un valor diagnóstico
potencialmente muy alto, pero sólo la sucesión de estudios a nivel internacional nos permitirá
conocerlos con mayor profundidad. Este trabajo se propone contribuir, aunque en forma
muy puntual, a la realización de ese objetivo.
Palabras clave: sellos de plomo, siglo XVII, comercio, Buenos Aires

Abstract
The purpose of this communication is to present a particular type of object which, due to
its age and rarity in archaeological sites in Argentina, is particularly interesting and novel.
They are two lead seals, recovered from a XVII century trash pit on the site Bolívar 373,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. These stamps, commonly known in the literature as
“cloth seals” and “bale seals” have been used in Europe from very early times to check
and certify the origin, quality and characteristics of various goods, particularly wool and
textiles. Due to their utilization as marks, these labels have a potentially very high diagnostic
value, but only a succession of international studies will allow us to know further. This
work aims to contribute, although in a very punctual way, to the realization of that goal.
Keywords: lead seals, XVII Century, trade, Buenos Aires.

Introducción

La demarcación de mercaderías mediante la aplicación de sellos de plomo puede


remontarse en Europa a la época medieval e incluso más atrás, hasta al período romano.
Las características y la funcionalidad de estos objetos no cambiaron mucho a lo largo del
tiempo y su utilización se prolongó hasta entrado el siglo XIX. Los sellos eran fabricados

1
Centro de Arqueología Urbana, Universidad de Buenos Aires. Ciudad Universitaria, Pabellón 3,
piso 4, CP: 1428, tel.: 4789-6271, Ciudad de Buenos Aires, Argentina; y Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires, Puán 480, C.P: 1406, Tel: 4432-0606, Ciudad de Buenos
Aires, Argentina.
[email protected]
268 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:267-273

mediante la colada del plomo (o de una aleación del mismo) en un molde de piedra y, al
momento de aplicarlos en la mercadería, eran presionados utilizando una pinza que, en
el caso de contener inscripciones, las transmitía al plomo. Este proceso de estampado
podía realizarse repetidamente en las varias etapas de circulación y comercialización de
la mercancía, certificando así calidad, precio, pago de los impuestos correspondientes,
etc. (Egan, 1994).
Teniendo en cuenta sus características morfológicas básicas, a estos sellos se les
asignan en la bibliografía básicamente dos funciones: la de demarcar telas (cloth seals) y
la de demarcar otros tipos de bienes embalados (bale seals).
A partir de los hallazgos en el fuerte Michilimackinac (siglo XVIII), Stone (1974) elaboró
una clasificación de los sellos de plomo según su forma y método de agarre y estableció
así tres tipos principales: aquellos constituidos por dos discos unidos por una banda
(tipo A), aquellos constituidos por un único disco con una banda (tipo B) y aquellos
consistentes en un solo disco con una perforación para pasar un hilo o alambre (tipo C)
(Stone, 1974; Adams, 1989).
La utilización de sellos de plomo para marcar las telas fue común en los centros
productores textiles de Europa desde el siglo XIV hasta el XIX y el precinto más habitual
utilizado para ello consistía en “a disc with a tapered rivet (disc 1) connected by a thin
strip to a similary sized disc with a central hole (disc 2)” (Luccketti y Straube, 1998). Para
su aplicación, ambos discos se aprietan entre sí, presionando la tela entre ellos, mediante
la utilización de pinzas que les transmitían emblemas, números o marcas. La identidad
de estas inscripciones puede ser básicamente de dos tipos: aquellas correspondientes
a comerciantes particulares y aquellas que representan los símbolos oficiales de las
coronas, ambas frecuentemente presentes en los mismos sellos, una en cada disco.
Hume (2001) hace referencia al hallazgo de sellos de origen inglés en sitios coloniales
de Estados Unidos y al poco conocimiento general que se tiene de ellos. Distingue entre
dos tipos principales de sellos de origen inglés: “the merchants’ own seals and those
attached officially after excise duties had been paid. The latter are nearly always in four
sections, the two central units being flat disks adorned with the portrait of the reigning
monarch and with royal or county arms, while the end units comprise a lug and a loop,
respectively” (Hume, 2001:269).
En el sitio Jamestown se han recuperado más de 200 sellos de plomo de tipo A
que datan del siglo XVII e indican textiles de Gdansk, Alemania, Holanda e Inglaterra
(Straube Com. Pers. 2010). En las distintas unidades de excavación de dicho sitio se
hallaron tanto sellos oficiales de la corona británica -con los símbolos de Elizabeth 1
(1558-1603) y James 1 (1603-1625)- como sellos de comerciantes privados (Luccketti
et.al.,1994; Kelso y Straube, 1996; Luccketti y Straube, 1998). También en el mismo
sitio, se nos ha informado el hallazgo de sellos de origen portugués (Straube, Com. Pers.
2010). Una de las consideraciones realizadas a partir de los hallazgos de Jamestown
ejemplifican el nivel de especificidad al que pueden llegar las inferencias basadas en estos
tan diagnósticos artefactos: “Some of the supplies acquired for Jamestown may in fact be
unused stores recycled from previous voyages (…). Leaden devices known as cloth seals
have been excavated that were once clamped on fabrics manufactured in England under
Elizabeth I’s reign. These textiles would have been made at least four years before the
founding of Jamestown, which is an unusually long time for this valuable commodity to
remain unused. This suggests that the cloth was out of circulation for a number of years,
most likely as part of the shipment of another voyage of exploration” (Kelso y Straube,
Zorzi F. - Breve nota sobre el hallazgo de dos sellos de plomo en el sitio Bolívar 373,... 269

1996: 17)
Como artefactos directamente relacionados con las actividades comerciales, los sellos
de plomo son muy frecuentes en sitios de naufragio, donde es habitual que se encuen-
tren cerrados e inviolados, indicando así que la mercadería se perdió antes de llegar a
utilizarse. En el naufragio del Santa Margarita -galeón español de la flota Tierra Firme,
que naufragó en 1622 en la Florida- se halló un sello de un solo disco que en una de sus
caras mostraba el escudo de la ciudad holandesa de Harleem y en la otra el número “20”
(Tedesco, 2010). También en el sitio de naufragio St. John Bahamas -que se cree corre-
sponde al barco español Santa Clara, naufragado en 1564 (Malcolm, Com. Pers. 2010)-
se recuperó un sello de dos discos que representa en una de sus caras una piña y una
estrella de seis puntas y en la otra un escudo ilegible (Malcolm, 1996).
Los hallazgos previos de esta clase de objetos en Argentina son bastante escasos,
al igual que sus referencias en la bibliografía. Sin embargo, para Santa Fe la Vieja se
menciona el hallazgo de 31 “sellos y precintos” (Pifferetti, 1999; Carrara et Al, 2007),
varios de los cuales corresponden sin duda a la clase de objetos que estamos tratando
aquí (Ceruti Com. Pers. 2010, Pifferetti Com. Pers. 2010) y provienen de distintos países
de Europa: la pieza N°37488, por ejemplo, exhibe en una de sus caras el escudo de armas
de la ciudad de Londres; mientras que las piezas N°33718 y 55068 presentan iconografía
representativa de Portugal y se asemejan mucho a uno de los sellos aquí presentados.

El contexto de hallazgo

El sitio Bolívar 373, ubicado en pleno casco histórico de la ciudad de Buenos Aires, se
encuentra sometido a tareas de rescate arqueológico desde el año 2005. Los trabajos se
realizan en modo contemporáneo a las obras de remodelación edilicia y fueron posibles
gracias al interés de los responsables de las mismas. Las excavaciones tuvieron como
resultado el hallazgo de muchas estructuras y unidades de depositación de material
arqueológico que colectivamente abarcan desde el siglo XVII hasta las primeras décadas
del XX.
Los dos sellos aquí descriptos fueron recuperados en un pozo de basura de grandes
dimensiones al que denominamos unidad E. Se trata de una concentración circular muy
vasta (1,90 m en sentido este-oeste y 1,44 m en sentido norte-sur) que fue excavada en
modo completo, hasta llegar a suelo estéril, y alcanzó una profundidad de 1,9 m. El
material aquí recuperado corresponde al siglo XVII en su totalidad y está compuesto
principalmente por una enorme cantidad de restos óseos y fragmentos de carbón,
cerámica de tradición indígena, cerámica utilitaria de tradición española, mayólicas (de
tipo Ichtuknee, Talavera Tricolor, Panamá polícromo, Santa Elena Moteado y Columbia
Liso), cuentas de vidrio, pipas cerámicas de caolín y de otras materias primas, etc. Los
objetos de metal no fueron abundantes: además de los sellos aquí descriptos, pueden
mencionarse algunos clavos de hierro, varias tachuelas de cobre y una bala de plomo
de avancarga.
La concentración de la unidad E fue alterada durante el siglo XIX por el emplazamiento
de un cimiento que sostiene una serie de columnas aún hoy en pie. Es por ello que la
superficie excavada con toda seguridad no coincide con las dimensiones originales del
pozo, que debían ser mucho mayores. Sin embargo, la concentración de material que se
conservó a ambos lados del cimiento no fue perturbada: se observan lentes y estratos
claros de depositación (por lo general cenizas, carbón y restos óseos termoalterados) que no
270 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:267-273

parecen haber sido removidos; los recipientes cerámicos poseen una baja fragmentación
y un considerable índice de remontaje y muchos de los restos óseos fueron hallados en
posición articular; además, no se hallaron elementos intrusivos en este depósito. Esas
evidencias nos hablan de la alta fiabilidad cronológica del conjunto y de la confiable
asociación de los sellos de plomo con el mismo.

Descripción de lo materiales

Sello N°1: se trata de un sello de dos partes (fig. 1A, B y C), cada una de ellas consistente
en un disco circular de 2 cm de diámetro, conectadas entre sí por una banda rectangular
que se encuentra fracturada, posiblemente como consecuencia de la apertura del sello.
El espesor máximo de esta pieza es de 3,5 mm (fig. 1C).
Es muy probablemente un sello para demarcar telas y en uno de sus lados se observa
la inscripción 43 o 4:3, además de una hilera de puntos en relieve que recorre todo el
borde del disco (fig. 1A) . Se ha dicho que los números inscriptos en esta clase de sellos
pueden estar indicando la longitud del retazo de tela, en la unidad de medida utilizada
en el país de origen del producto (Egan, Com. Pers 2010, Straube, Com, Pers 2010). En el
otro disco no se distinguen inscripciones (fig. 1B).
Es difícil determinar la procedencia de este sello, ya que (a diferencia del sello
número 2) no presenta la marca identificatoria de ninguna corona, comerciante privado
o compañía comercial.

Sello N°2: es similar al anterior en cuanto a que también es de dos partes. Sin
embargo, probablemente su función no haya sido la de marcar telas, sino otro tipo de
mercaderías (Egan Com. Pers. 2010. Straube Com. Pers. 2010). Su diámetro es de 2,2 cm
y su espesor máximo de 7,5 mm (fig. 1 D, E y F). A diferencia del N°1, los contornos de
este sello son menos definidos. La banda que conecta los discos ha sido recuperada por
separado y es más ancha, espesa y de forma menos definida que en caso del sello N°1.
En uno de los discos, de superficie convexa, este sello exhibe la representación de la
esfera armilar, símbolo de las conquistas ultramarinas de Portugal (fig. 1D). La forma
convexa de los discos está relacionada con un intento por dificultar la falsificación o
alteración de las inscripciones (Spindler Com. Pers. 2010).
Existen en distintos sitios hallazgos de sellos con iconografía similar a este ejemplar.
En Jamestown, por ejemplo, se recuperaron dos de ellos en contextos de la primera mitad
del siglo XVII (Straube, Com. Pers. 2010); también han sido registrados en Inglaterra
(Egan Com. Pers.) y en Cayastá (Ceruti Com. Pers.), donde al menos dos sellos exhiben la
esfera armilar (piezas N°33718 y 55068). En todos los casos mencionados, el disco con la
esfera es convexo y es frecuente que el otro disco exhiba el escudo de armas de Portugal.
En el ejemplar de Bolívar 373 no se puede distinguir ninguna inscripción en el disco
opuesto al de la esfera, aunque parece contener letras rodeando parte del borde (fig. 1E).

Consideraciones finales

Luego de este breve estudio, queda en evidencia el alto valor diagnóstico de estos
pequeños objetos. Su hallazgo en Buenos Aires resulta innovador y nos habla, entre otras
cosas, de una actividad comercial que involucraba el aprovisionamiento y el consumo
(ambos sellos habían sido abiertos) a nivel local de manufacturas o productos portugueses
Zorzi F. - Breve nota sobre el hallazgo de dos sellos de plomo en el sitio Bolívar 373,... 271

(sello N°2) y de telas importadas de procedencia aún desconocida (sello N°1).

Figura 1

El hallazgo de un sello proveniente de Portugal guarda estrecha relación con los


materiales cerámicos recuperados en otro contexto del siglo XVII en el mismo sitio,
donde dominan las mayólicas de origen portugués. En la unidad E, sin embargo, con
272 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:267-273

excepción de una pipa inglesa (Zorzi y Davey, en prensa) y algunos fragmentos de


mayólica holandesa, todo el material cerámico importado de Europa puede identificarse
como producto de talleres españoles y, más específicamente, de las zonas de Talavera y/o
Puente del Arzobispo. Cabe destacar que la unión real entre Portugal, Aragón y Castilla,
vigente entre 1540 y 1640 con soberanos de la casa de Austria al poder, involucró también
a sus respectivas posesiones coloniales y con toda probabilidad comportó cambios en el
acceso a productos portugueses en las colonias españolas.
Otro tema de interés suscitado por este hallazgo es el referido al aprovechamiento y
reciclaje del plomo como material en el sitio: en el mismo contexto en el que se hallaron
los sellos, fue recuperada una bala de avancarga y en un contexto muy cercano (también
del siglo XVII) las botellas de vidrio de paredes rectas conservaban aún sus precintos
de plomo. Esto nos permite concluir que en este sitio y momento puntual, el plomo no
habría sido aprovechado al máximo, a pesar de su aparente escasez.
Estas consideraciones son aún preliminares y confío en que estos pequeños objetos
no desplegaron todavía la totalidad de información que pueden ofrecer. Esta breve nota
descriptiva fue realizada a modo de presentación de este hallazgo puntual con el objetivo
de que futuros reportes de esta clase de objetos en Argentina posibiliten el armado de un
corpus de información más amplio.

Agradecimientos

Deseo agradecer a Carlos Ceruti, Adrián Pifferetti y Claudio Martignoni por toda la colaboración
prestada. Al Dpto. de Estudios Etnográficos y Coloniales de Santa Fe por el aporte de las imágenes
y los datos de las piezas de Cayastá. A Geoff Egan, Bly Straube, Steve Brisson, Lynn Evans, Corey
Malcolm y Carsten Spindler, por todos los datos aportados. A la Arq. Carrió, responsable de las
obras en el sitio. A Agustín Agnolín, Manuel Ruesta, María Eugenia Crespo, Paula Godoy, Sergio
Bogan y Daniel Schávelzon por su colaboración y aporte en todas las etapas de la investigación.

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ENTRE CUELLOS Y BOCAS. ANÁLISIS DE LOS MATERIALES


RECUPERADOS DE UN MERCANTE DEL SIGLO XVIII
EN BUENOS AIRES

Lucía Laura Roel1


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Este trabajo plantea una aproximación al estudio de los cuellos de botijas encontrados en el
pecio de Puerto Madero, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en año 2009. Creemos que
la ejecución de este proyecto nos permitirá aproximarnos al conocimiento sobre los circuitos,
las formas y los modos de comercialización marítima de los diferentes productos, de los
intercambios regionales, interregionales y transatlánticos que pudieron haberse realizado,
aportando a una mayor comprensión sobre la economía regional del área platense.
Para tal estudio, abordaremos este objetivo desde una perspectiva histórica consideraremos
aspectos de la comercialización transatlántica, y los procesos de cambio en el puerto de
buenos aires. El análisis arqueológico de los materiales se centrará sobre las diversas formas
y posibles funcionalidades de los cuellos de botijas cerámicas, de probable procedencia
española.
Palabras claves: comercio colonial, Río de la Plata, botijas

Abstract
This paper presents an approach to the study of the necks of jars found in the wreck of Puerto
Madero, in the Autonomous City of Buenos Aires in 2009. We believe that the implementation
of this project will allow us to approach the knowledge of the circuits, the forms and modes
of maritime marketing of different products, regional exchanges, interregional and liners
that could have been made, providing a better understanding of the regional economy.
For this study, we will address this objective historical perspective consider aspects of
the transatlantic market, and the processes of change in the port of Buenos Aires. The
archaeological analysis of the materials will focus on various forms and possible functions of
the necks of ceramic jars, probably Spanish origin.
Key words: colonial trade, De la Plata river, olive jars

El marco histórico

El comercio en Buenos Aires, durante la época colonial se basaba en las regulaciones


explícitas que rigieron los orígenes y la distribución de mercancías. Era restringido,
centralizado y bien registrado por la Corona la cual operaba con las colonias bajo una
política mercantilista. Esta, permitía importar y exportar, comerciar, a las colonias solo
con España.
La implementación de esta política mercantilista necesito del monopolio centrado en
Sevilla para el control del embarque, para la cual se organizó un sistema de flotas a partir

1
C.E.A.S.A., Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario
[email protected]
276 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:275-282

de 1525, que partía de Sevilla dos veces al año, en caravanas hacia el nuevo mundo una
vez registradas en la Casa de Contratación.
Este convoy era acompañado por otras embarcaciones para su protección contra
piratas lo que a su vez produjo un aumento en las mercancías. Si bien este sistema
planteaba dos flotas al año, no fue constante e irregular, junto a los ataques piratas,
los huracanes, naufragios e impuestos contribuyo a la ineficacia del sistema como
mecanismo exclusivo del comercio colonial. Las mercancías que arribaban no solo eran
españolas, para cubrir la demanda de la colonia y mantener el monopolio, se necesitó
importar a Sevilla mercancías y reexportarlas, en su mayor parte proveniente de Génova
a través de los mercaderes, los cuales tenían vínculos estrechos con los comerciantes
germanos que luego de 1528 tuvieron un lugar en la Casa de Contratación. Junto a los
artículos germanos fueron llevados por los genoveses, los artículos de Europa del Norte
con conexiones con holandeses.

“Para el registro arqueológico, esta situación comercial implica que los conjuntos materiales
en las colonias hispanas debían ser de orígenes múltiples en el Viejo Mundo de 1503 en
adelante. Es probable que los artículos más frágiles, tales como el vidrio y la cerámica, fuesen
generalmente adquiridos en locaciones mediatas a los puertos de salida (Sevilla y Cádiz) para
reducir los costos del transporte por tierra y su rotura. Por consiguiente, es probable que al
menos una porción de estas mercancías de origen español, procediera de la región próxima a
Sevilla.”(Deagan, 1987:15)

Hasta 1510 el monopolio comercial sevillano fue absoluto pero luego y hasta 1575
este se fue desplazando a Cádiz, volviendo a ser Sevilla alrededor de1680.
La región del Río de La Plata fue una de las últimas en incorporarse al impulso
expansivo español. El primer asentamiento en la región fue Asunción del Paraguay, 1537,
permaneciendo aislado por dos decenios. El proceso de asentamiento comienza con las
fundaciones de Santiago del Estero, 1553 y Tucumán y Ciudad Real del Guayrá, 1557.
Juan Díaz de Solís remonto hasta la boca del río Uruguay. Caboto llega al Río de La
Plata en 1527, internándose hasta el río Carcarañá, fundando el fuerte Sancti Spiritu. En
1534 Don Pedro de Mendoza firmó en Sevilla una capitulación para una nueva tentativa
de conquista, en esta expedición viaja Ulrich Schmidl. En 1536 se produjo el primer
intento de fundación de Buenos Aires pero el asedio de los aborígenes obligó a remontar
el Paraná río arriba hasta donde había estado el fuerte de Caboto, asentándose en ese
lugar. Desde aquí parten quienes van a fundar 1537 la ciudad de Asunción del Paraguay
constituyéndose como primera villa española estable de la región y madre de ciudades,
llamada así dado que parten de esta todas las expediciones posteriores hacia el norte y
hacia el sur hasta en el Río de La Plata.
Hacia el sur de Asunción, fueron fundadas Santa Fe de Vera, establecida por Garay
1573 cerca de Caboto, la segunda fundación de Buenos Aires en 1580, la concepción del
Bermejo 1585, San Juan de Vera de las siete corrientes en 1588.
Las relaciones entre el área altoperuana y el área fronteriza del Tucumán se acelera
a partir de 1570 con los cambios tecnológicos y la mayor productividad que produjo el
proceso de amalgama, introducido por el virrey Toledo.
El incremento de la producción de plata multiplicó la capacidad de atracción y
polarización regional de Potosí y la minería altoperuana en general, que se sintieron
desde Tucumán hasta el área platense.
La minería altoperuana marcó el ritmo económico, como también las relaciones con
Roel L. L. - Entre cuellos y bocas. 277

Chile y los nexos con el litoral fluvial y litoral atlántico. El rol de los núcleos urbanos
se relaciona con por su carácter de área de paso entre corrientes mercantiles y flujos
económicos diversos, partiendo del transporte como actividad principal.

“En el centro del territorio rioplatense, auténtico nudo de caminos entre el Atlántico, Cuyo
y el norte tucumano, tenía además la villa un áreas de valles fértiles al oeste y al sur de
clara vocación ganadera; en ella se cimentará gran parte de su futura riqueza.”(Fradkin y
Garavaglia, 2009)

Buenos Aires fundada por segunda vez en 1580, fue rápidamente un puerto de tráfico
ilícito, fue el motor que impulsó su crecimiento. Con nula posibilidad de explotación de
mano de obra esclava, rápidamente apareció la esclavitud en la ciudad y las estancias.

“en este primer período, la actividad más destacada de la ciudad fue el contrabando y el
tráfico directo, que funcionaron como nexo entre el Alto Perú minero y la economía atlántica. La
primera mercancía que Buenos Aires recibía por agua eran los esclavos africanos que entraban
del Brasil o directamente desde África. También circulaban hierro, tejidos de calidad, vino,
aceite y otras mercancías europeas. El primer producto de exportación era, claro, la plata. Como
ocurría durante todo el periodo colonial, alrededor del 85 por ciento del valor de lo exportado
consistía en metales preciosos. Harina, sebo, cecinas, cueros y tejidos bastos componían el
restante 15 por ciento. (…)
Recordemos que entre 1586 y 1605 se registra la entrada al puerto de Buenos Aires de más
de un centenar de navíos.
Fue este el primer motor del crecimiento económico y demográfico de la ciudad que se
convertiría progresivamente en la villa mas populosa del área.”(Fradkin y Garavaglia, 2009)

Para la región del Río de La Plata el sistema de comercio del imperio español estaba
basado en el tráfico dirigido hacia Potosí en lugar de realizarse a través del Atlántico, que
debía anudarse en Lima con el de las flotas. Lo que implicaba a las regiones interiores
como Salta, Tucumán, Paraguay, y por sobre todo, el Alto Perú o Charcas. La salida al
atlántico haría que las riquezas metálicas en lugar de beneficiar a los mercaderes limeños,
saldrían por el atlántico beneficiando a Buenos Aires. Igualmente el aislamiento de esta
ciudad no fue absoluto, otorgando la corona algunas franquicias que fueron insuficientes.

“El contrabando llegó a ser en el Río de la Plata una solución para sus necesidades, y a
pesar de que no se le practicó en el siglo XVII con la intensidad que en otras partes de América,
contribuyó a evitar el ahogo económico de la región”. (Villalobos, 1986)

Esta región desde principios del siglo XVIII empezó a cambiar. Presencia de barcos
franceses, el contrabando ingles, la llegada frecuente de los navíos de registro, el transito
interior de mercaderías, junto a la exportación de cueros, fue dando al Río de la Plata un
nuevo impulso, incrementándose el consumo junto al crecimiento de la población. Los
migrantes se convirtieron en campesinos labradores o pastores abriendo nuevos espacios
de frontera dando un crecimiento de la producción de alimentos que se relaciona con el
desarrollo urbano y el incremento de población.
El papel del comercio como redistribuidora hacia el resto de los mercados regionales,
hace de Buenos Aires una fuerza de atracción de las producciones de las distintas áreas,
dando un proceso de reorientación de una parte de las economías regionales hacia los
mercados litorales, en un período en que la corona refuerza el rol de este puerto.
278 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:275-282

El crecimiento porteño está ligado a la capacidad de captar el flujo semilegal del


comercio con el Alto Perú, convirtiéndose en puerta trasera de Potosí, que se acentúa
para 1740, en donde la minería altoperuana inicia una leve recuperación, aprovechada
por los sectores mercantiles de la ciudad.
Desde mediados del siglo XVIII la corona decide que Buenos Aires debía convertirse
en la defensa al sur por la presión de ingleses y portugueses, y los gastos de la ciudad
irían en aumento.

“…sea mediante relaciones puramente mercantiles o mediante lazos de la fiscalidad, en el


curso de este siglo Buenos Aires pudo colocarse en el centro nodal de las corrientes mercantiles
y, por ende, apropiarse de una parte sustancial del flujo de plata que desciende del Alto Perú
minero y desde Chile.”(Fradkin y Garavaglia, 2009)

Se crea el Virreinato 1776 dado que se debía asegurar y conservar los dominios
australes. En 1778 se dicta el Libre Comercio que beneficiaría al litoral pero complicó las
cosas para algunas economías regionales que competían con la metrópolis.
La ciudad estaba socialmente dominada por los comerciantes que ocupaban los
lugares mas importantes en el cabildo y constituían redes familiares que controlaban los
diversos espacios del poder local, sin poder acceder a los títulos nobiliarios, dado que sus
fortunas no se comparaban con Nueva España, Cuba o Perú.
Por otra parte la necesidad de defensa del litoral marcó la arribada a esta ciudad de
algunos jefes militares y la nominación de virreyes, intendentes y oidores que obligó a los
mercaderes a moverse de los espacios de poder directo.
Al no existir minas en el territorio, la burguesía porteña basaba su actividad en el
comercio , era mercantil y crecía en la medida que se apropiaba de parte del tráfico
de Potosí y el Atlántico, de los derivados del comercio interior y de la exportación de
productos pecuarios que fueron creciendo a fines del siglo XVIII.
Desde inicios de este siglo se puede ver un crecimiento en el sector agrario de la
campaña que va de la mano del incremento demográfico, posibilitando el incremento
en ganado, que será de vital importancia para la economía local, primordial para el
desarrollo de la ciudad, con un importante mercado de mulas y vacas, cueros y más
tarde carne salada. Posibilito a la población tener un estado nutricional relativamente
alto en comparación con otras áreas.
Si bien el grupo social que prevalece en porcentajes altos en la campaña son los
españoles, encontramos que la población africana libre y esclava también haya su lugar.
El asentamiento rural parte desde las tierras más fértiles, cercanas a la ciudad,
poblándose luego con las sucesivas oleadas, las zonas más alejadas muy próximas a la
frontera indígena. En esta frontera se mantuvo desde 1776-1780 una paz entre ambas
sociedades que se mantendrá hasta entrado el siglo XIX, basada en contactos a través de
la feria, intercambiando productos aborígenes como tejidos y adornos por yerba, armas
y aguardiente de los colonos.
En el siglo XVIII la Corona introdujo modificaciones en sus colonias en pos de
acrecentar su control, asegurar su defensa y fomentar el crecimiento económico de las
mismas. Estas son llamadas Reformas Borbónicas ya que fueron aplicadas por la nueva
dinastía que gobernó el imperio a principios de siglo, los Borbones.
El consenso a que los historiadores han arribado sobre las reformas es que estas
constituyen la mayor reorganización del imperio colonial desde el siglo XVI.
Roel L. L. - Entre cuellos y bocas. 279

“El período más álgido de reformas coincidió con el reinado de Carlos III (1763-1788) y con
la presencia del ministros José de Galvéz en la Secretaria de Indias (1775-1787). El impulso
reformista decayó durante el reinado de Carlos IV (1789-1808), dado que la implicación de
España en el ciclo de guerras que abrió la Revolución Francesa fue erosionando la capacidad
imperial. En consecuencia, el esfuerzo reformista terminó desembocando en la desintegración
del imperio” (Fradkin y Garavaglia, 2009)

A mediados del XVIII las autoridades pretendían que los dominios coloniales
funcionaran efectivamente como tales, es decir como colonias y vieron para ello, la
necesidad de modificar las formas en que se gobernaban.
Veían como necesario una burocracia profesional que no estuviera ligada a los
grupos dominantes coloniales y buscaban una mayor centralización política. La primera
intendencia americana fue instalada en Cuba, donde los británicos se habían apoderado
de La Habana, tras la Guerra de los siete años (1756-1763) junto con Manila.
La defensa del territorio se organizó desde una defensa total, no ya de fortificación
de algunos puntos estratégicos, y consistió en dotar a algunos emplazamientos de
regimientos regulares, y en la reorganización de la milicia, lo que ocasionó que los gastos
aumentaran. Al Río de la Plata mandan a Pedro Cevallos en 1776 quien lo transformará
en un nuevo Virreinato.
Esta nueva política afecto los intereses eclesiásticos ya que la centralización política
“se expresó a través de un creciente regalismo” (Fradkin y Garavaglia, 2009:179) y
terminó por la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios del imperio
en 1767, favoreciendo la reforma del clero secular. Los miembros de la orden fueron
apresados y embarcados hacia España, los bienes confiscados.

“La decisión de organizar el Virreinato fue tomada en el contexto de una aguda confrontación
con la corona portuguesa. Con ella, la pequeña aldea (…) consolidaba institucionalmente un
proceso de crecimiento mercantil que se había iniciado décadas antes y que se sustentaba
en su creciente capacidad para concentrar los circuitos de intercambio legales, ilegales o
paralegales y, en especial, el flujo de buena parte de la circulación de la plata producida en
los distritos mineros del Alto Perú. Este crecimiento se apoyaba tanto en la recuperación de
la minería andina, evidente desde la década de 1730, como en la creciente importancia del
comercio con el Pacífico sur, que había habilitado la legalización de la ruta por el Cabo de
Hornos en la década de 1740” (Fradkin y Garavaglia, 2009)

Al pasar los años, se fueron completando las medidas, como la habilitación completa
del puerto de Buenos Aires al comercio intercolonial con el Reglamento de Libre Comercio
entre España e Indias, la creación de la Real Aduana en Buenos Aires y Montevideo.
El Virreinato fue dividido en ocho intendencias que eran grandes unidades
administrativas, al mando de hombres de la península y constituyendo el grupo de
burócratas a sueldo y de carrera. Estos hombres dirigían los ramos de guerra, hacienda,
justicia y policía. Buenos Aires en 1785 contaba con un máximo tribunal de justicia,
una Audiencia, en pos de impedir la venta de cargos de oidores y que había sido la forma
de la elite local de llegar al poder judicial.
Se organizó también un Consulado de Buenos Aires, con representación de
diputaciones de las provincias, el cual funcionaba como órgano de representación del
gremio mercantil, tribunal de comercio y junta encargada de proponer medidas y políticas
de fomento de la economía
En cuanto al comercio y las transformaciones que estas reformas traen, podemos ver
280 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:275-282

que la organización del virreinato y la habilitación del puerto de Buenos Aires acarrearon
un tráfico directo con los puertos españoles como también una mayor inmigración
de nuevos grupos mercantiles. El azogue, insumo básico de la minería fue traído de
Andalucía cuando las reservas de Huancavelica fueron insuficientes, descargándose
en este puerto. En cuanto a las importaciones, otro rubro decisivo fue el de esclavos
de África y Brasil. Con la inmigración vinieron las ideas nuevas, nuevos valores, y los
ámbitos de difusión fueron las tertulias, los cafés, los teatros que empezaron a aparecer,
como también los periódicos y gacetas.

Cómo nos enfrentamos al caso de estudio

Con este proyecto se pretende lograr un análisis de estos cuellos de probable


procedencia española, que se presentan en el pecio Zencity de la ciudad de Buenos Aires,
a través de la clasificación, datación, función y distribución de los objetos de estudio.
Los materiales recuperados durante la excavación fueron transportados al gabinete
donde en una primera instancia fueron abiertos, limpiados en seco y en húmedo, para
luego comenzar a ser identificados, fotografiados y clasificados.
El objetivo principal de este proyecto es complementar las tipologías elaboradas
anteriormente por Goggin en 1960 y Marken en 1994, sobre los hallazgos de éstos tipos
cerámicos en pecios, proponiéndonos abrir líneas de investigación sobre el consumo de
la población porteña de la época que nos permitan un mayor conocimiento de la vida
cotidiana.
Se han encontrado grandes cantidades de cuellos de botijas en este pecio que fueron
trasladados a laboratorio ubicado en la ciudad autónoma de Buenos aires.
Como ya lo dijimos, en primera instancia se tomaron las tipologías elaboradas por
Goggin, Marken y Brizuela Casimir dada la escasa investigación acerca del material
encontrado.
Teniendo en claro que las tipologías conocidas no son completas, es probable que el
resultado de este estudio pueda aportar a su ampliación.
La muestra a analizar se constituye por las piezas que representen el total de
cada cuello (100%), la mitad (50%) y en forma de conjunto (lote) aquellas piezas
que representen menos de la mitad (-50%), de cada cuello. Los análisis a través de
la espectrometría nos brindarán información sobre la caracterización química de las
muestras, dándonos indicios sobre la probable procedencia de las mismas (materias
primas y lugar de fabricación).
Una vez obtenido el relevamiento de todas las piezas cerámicas, se examinará, a
través del método comparativo, los tipos de botijas, para poder observar si son de igual
procedencia, con iguales o similares características que refieran a la tipología de los
autores señalados de tal manera de que complemente y amplíe las ya elaboradas.
Es posible que esta primera aproximación nos permita seguir una línea comparativa
con otras colecciones ya estudiadas en otras zonas americanas.
Roel L. L. - Entre cuellos y bocas. 281

Figura 1 y 2: botijas halladas de una


arroba y de media. Fotografía Javier
García Cano
282 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:275-282

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Tomo 1 “Los pueblos originarios”. Director Dr. Darío Barriera. Compilador del tomo
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VILLALOBOS R., SERGIO. 1986 “Comercio y contrabando en el Río de la Plata y Chile.
1700-1811”. Eudeba. Libros del tiempo nuevo. Argentina
Paradigmas Interpretativos y Metodologías
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:285-292 ISSN 1852-8554

ESTUDIOS ARQUEOLÓGICOS DE SUPERFICIE


EN EL CAÑADÓN MISIONEROS, SANTA CRUZ

Daniel Schávelzon1, Mónica Carminati2, Patricia Frazzi3 y Ulises Camino4


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Hacia finales del siglo XIX en el cañadón Misioneros se establecieron núcleos poblacionales
hasta inicios del siglo XX; luego la población se trasladó a lo que actualmente es Puerto Santa
Cruz. El proyecto arqueológico implicó el recorrido en superficie y sondeos para ubicar las
diferentes estructuras de cada etapa de población y mapearlas para determinar el impacto de
posibles obras modernas con fines turísticos. Se hizo una recolección de material arqueológico,
mediante la prospección se logró ubicar una fortificación de tierra, y reconstruir en buena
medida el proceso de ocupación de la zona. Los materiales recuperados fueron tratados para
su conservación desde el momento de su recuperación hasta su depósito en el Museo local.
Palabras claves: arqueología de superficie, Puerto Santa Cruz, asentamientos transitorios

Abstract
In the late 19th and early 20th century, new settlements were established in Cañadón
Misioneros. The population then moved to what is now Puerto Santa Cruz. The archaeological
project entailed surface surveys and test pits to locate different structures from each
population stage, then surveying these to determine the impact of potential modern buildings
for tourism purposes. Archaeological material was collected, and from the surface surveys
it was possible to locate an earthen fortification and reconstruct the occupation process of
the area. The recovered materials were treated for conservation from the moment they were
recovered until they were stored in the local museum.
Key Words: surface archaeology, Puerto Santa Cruz, provisory settlements.

Durante los últimos años hemos estado interesados en la ocupación de la costa


patagónica en tiempos históricos. Es de destacar que así fue definiéndose la existencia de
diversas maneras de usar los espacios por la cultura tanto hispano-criolla, como nacional.
A medida en que recorríamos la zona se iba haciendo evidente que la heterogeneidad era
muy amplia: así encontramos el Fuerte de San Carlos y la Compañía Real de Pesca en

1
Centro de Arqueología Urbana- FADU- UBA. CONICET. Ciudad Universitaria Pabellón III 4° Piso
C1428EGA.
2
Centro de Arqueología Urbana- FADU- UBA Ciudad Universitaria Pabellón III 4° Piso C1428EGA.
[email protected]
3
Centro de Arqueología Urbana- FADU- UBA Ciudad Universitaria Pabellón III 4° Piso C1428EGA.
[email protected]
4
Centro de Arqueología Urbana- FADU- UBA. CONICET. Ciudad Universitaria Pabellón III 4° Piso
C1428EGA. [email protected]
286 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:285-292

Puerto Deseado. Paralelamente parte de nuestro equipo llevaba a cabo los relevamientos
patrimoniales de la provincia de Santa Cruz, pueblo por pueblo, casa por casa, lo que se
constituyó como una ayuda notable para ubicar lugares históricos. Cada uno tenía sus
características y problemáticas, y usó el espacio de manera muy diferente. Misioneros,
resultó de interés porque el lugar casi no tiene ocupación moderna fuerte y durante la
época de su gran uso, entre 1860 y 1910, todas fueron ocupaciones transitorias.
Durante 2007 la Dirección de Patrimonio de la Provincia de Santa Cruz nos solicitó que
a partir de una decisión de la Comisión Nacional de Monumentos, se realizara un estudio
de factibilidad e impacto en el cañadón. Se trataba de aceptar o discutir el proyecto de
la Dirección de Turismo de la Municipalidad local, para efectuar un centro de carácter
historicista pese a que es Lugar Histórico declarado en 1943 y por ende protegido de
intervenciones no autorizadas.
Durante el año 2008 se llevó cabo una visita que generó recomendaciones primarias
entre las que destacaba realizar un estudio detallado, el que se hizo en 2009 con los
siguientes objetivos: 1) Llevar a cabo un relevo de las estructuras visibles, 2) Hacer
recorridos de superficie identificando los sitios históricos, 3) Delimitar la zona a intervenir
en las obras y evaluar sus efectos potenciales, 4) Obtener la mayor información sobre
la vida en el sitio en sus diferentes etapas, 5) Entrega de los materiales recobrados,
limpios y clasificados al Museo de Puerto Santa Cruz, 6) Con los escasos recursos que
se contaba llevar a cabo las excavaciones que se consideren imprescindibles, 7) Dar
recomendaciones que se consideren adecuadas para el mejor uso del sitio.

La información histórica

Durante el inicio del siglo XIX los barcos empezaron a entrar a la ría en mayor número
que hasta el momento, en especial los foqueros que, -secreto mediante-, pululaban
cazando lobos marinos para obtener aceite y cueros. La bibliografía es escasa porque en
esos casos la única fuente conservada es el cuaderno de bitácora del capitán, y cuando
se trataba de barcos de otras nacionalidades y sin permiso se cuidaba mucho de no
dejar testimonio escrito. La primera ocupación blanca estable de la zona que tenemos
constancia, fue la de un grupo de misioneros cristianos anglicanos —que dio nombre
a la localidad—, llegados desde Malvinas en 1862. Si bien en el barco había muchos
marineros, los que venían a quedarse eran al menos tres personas, no dos como se
ha escrito, aunque sólo dos eran religiosos: Teófilo Schmid, Juan Federico Hunziker y
Guillermo Gardiner. Ellos hicieron las primeras construcciones posiblemente ubicadas al
fondo del cañadón, sobre un montículo. La misión fracasó por conflicto con los tehuelches
y a los dos años fue abandonada.
En 1872 se produjo el primer intento criollo de establecer una industria de pesquería
en la zona. Idea de un industrial francés instalado en Barracas, Buenos Aires, que, ante
los embates de la Fiebre Amarilla decidió abandonar todo lo que tenía e irse con su familia.
Era Ernesto Rouquoaud quien desde 1841 fabricaba aceites y grasas animales; era el
tipo de producto ideal para la zona y tenía el capital para hacerlo. Para ello pidió tierras
y el Ministerio del Interior le otorgó setenta leguas. Al llegar hicieron: “casa principal,
casillas, galpón, industrial, depósito de víveres y materiales; fueron situados a unos cien
metros de la playa, en la parte llana del cañadón, hacia el levante, donde posteriormente
se hicieron las de ladrillos, cuya cocción se efectuó ahí mismo”. Pero la estancia en la
zona no debió ser tan productiva. Los primeros cinco meses estuvieron sin el jefe que
Schávelzon D. et al - Estudios arqueológicos de superficie en el Cañadón Misioneros... 287

esperaba las resoluciones del gobierno en Buenos Aires; más tarde, tras fallecer uno de
los hijos, murió también la madre, se fugó una pareja de sirvientes y la pesca no era
tan sistemática como se pensaba. En síntesis, las cosas fueron mal. Un año más tarde
comenzaron a desmontar la fábrica.
En noviembre de 1879 -en pleno desarrollo de las operaciones de conquista de
Roca-, se estableció una Subdelegación marítima. Poco después, nuevamente todo fue
despoblado, trasladándose a la Isla Pavón la Subprefectura. En 1893 el Estado nacional
decidió instalar una cárcel militar, precisamente por su aislamiento. En el barco Ushuaia
se trasladaron ocho oficiales y jefes, ocho familiares, 64 maestranzas y tropa, otros
64 familiares de éstos y cien presos, más un médico y un maestro. Este presidio fue
establecido sobre el margen derecha “con 91 casillas de madera que forman angostas
calles”.

Los procesos de alteración y la visibilidad arqueológica

El cañadón es un espacio abierto ante los vientos de la Patagonia; esto, la lluvia


constante y los deshielos de verano, generan un proceso de erosión intenso que: hacía
imposible la permanencia de cualquier estructura en pie, ya sea de chapa o de madera,
que hoy genera áreas de gran movilidad de arena en especial donde se han retirado
piedras, o el viento excava de manera circular alrededor de cualquier elemento que lo
interrumpa. Las concentraciones de basura antigua van quedando elevadas sobre un
ligero montículo rodeado de arena, ya que estas acumulaciones producen que el aire
gire en torno de ellas. En segundo lugar, el cañadón tiene un arroyo que trae agua
desde las zonas altas, que al producirse el deshielo se ensancha cubriendo gran parte
de la superficie sur del cañadón, desgastando grandes zonas, acumulando por arrastre
pequeños objetos y modificando los sitios y aumentando la dispersión de los materiales.
La erosión eólica del cerro ubicado al sur es muy intensa, lo que hace caer bloques
de arenisca que se disgregan rápidamente, cubriendo la zona con nuevos sedimentos.
Finalmente la zona no es inhóspita, aunque tiene pocos pobladores y algunos visitantes
para la pesca y caza; pero es evidente que desde antiguo toda estructura existente fue
desmantelada.

La ocupación histórica en sus restos materiales

Al penetrar al Cañadón, a la izquierda del camino observamos una zona que llama
la atención por lo plana con terrazas con poca diferencia de nivel, un metro en la zona
más elevada, en contacto con el cerro y en gran medida ya cubiertas por su derrumbe;
del lado derecho del camino hay otra zona plana pero resultado de las obras para los
monumentos modernos. El sector antiguo ocupa una superficie de 70 por 50 metros, sin
límites precisos hoy. La acción antrópica moderna es obvia y la concentración de flejes de
barril en la parte baja del cerro creemos que es contemporánea. Todos estos flejes fueron
recolectados y analizados y ocupaban un área de dispersión de 23 por 6 metros, con una
densidad de 566 aros o fragmentos no menores a 20 cm, o cuyo deterioro hacía imposible
su recolección. Esto da una densidad de unos cuatro aros por metro cuadrado, es decir
cerca de 400 barriles.
La extensión de estos y otros materiales que podemos identificar como del período
1870-1910, ocupan una superficie de 70 metros de este a oeste y un ancho de seis
288 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:285-292

metros; continúan luego los sectores con pisos de ladrillo en la terraza superior y un
metro más bajo que los monumentos y el área alterada para hacerla horizontal con el
camino. Suponemos que allí funcionó la fábrica de aceite tal como indican también las
fotografías entre los años 1872 y 1874 y el plano existente, es decir que era la instalación
de la familia Rouquaud.
La recolección de los materiales no fue hecha de manera sistemática ya que la alteración
es mayúscula. Está compuesto por 67 fragmentos de botellas de gres de ginebra, cerveza
y agua mineral alemana (37 de ellos fueron guardados). Hubo 39 fragmentos de loza
(todos guardados).

La estructura 1
Sobre el borde del camino había evidencias de una estructura cuadrada de ladrillos,
rellena, que se procedió a excavar. Resultó ser un cuadrado de 1.57 m de lado y una
profundidad de 36 cm de uso desconocido y compleja interpretación. Las paredes están
hechas con una doble hilada de ladrillos de 27 x 14 x 4 cm, que en la parte superior están
colocados de canto y debajo de forma horizontal; la unión era de tierra y canto rodado
pequeño. Entre ellos y las esquinas hay dos pilares de madera en cada costado (ocho en
total), de 6 cm de lado, que se conservan enterrados con una longitud aproximada de 30
cm, los que a su vez sostenían vigas cuyos restos aun están en el lugar. En un principio
se supuso que era un pozo de letrina o fogón, pero ninguna de ambas hipótesis puede
ser demostrada, porque resulta imposible para ambas, una por la mínima profundidad
y la otra por la presencia de madera sin estar quemada. El relleno interior arrojó varios
fragmentos de carbón vegetal, mucha madera de los pilares en descomposición, cal, 22
clavos cuadrados y 243 fragmentos óseos posiblemente reciente y tienen marcas de sierra
eléctrica, aunque hay alguna marca de cuchillo, una de hacha y dos de sierra manual
indicando un reuso reciente para el rellenado al hacer el camino.

Estructura 2
Donde se encuentra el monumento y las construcciones de la derecha del camino,
justo bajo el cerro, en pleno Lugar Histórico, hay varias concentraciones de ladrillos
ubicadas de manera extendida sobre la que fuera la terraza principal. Esta tenía una
extensión de cerca de veinte metros de largo, pero al trazarse el camino fue cortada por la
maquinaria produciendo el derrumbe de multitud de ladrillos y materiales arqueológicos.
Este sector es el que asociamos por sus dimensiones y ubicación con la fábrica de Ernesto
Rouquaud. Los ladrillos que se pudieron medir (250 ejemplares) dan un promedio de 18
x 13.5 a 15 x 3 a 5 cm. lo que resulta coherente con lo que se fabricaba en su tiempo
En síntesis, por las fotos, descripciones, materiales y la reconstrucción de la topografía
original, es muy probable que allí haya estado la fábrica y haya sido uno de los sitios más
usados históricamente, pero la apertura de la carretera y los monumentos colocados lo
han destruido casi en su totalidad.

Estructura 5
Se halla casi encima del camino, a menos de tres metros, y al ser limpiada solo
presentó un nivel horizontal de ladrillos muy fragmentados cubriendo una superficie
orientada de este a oeste, paralela a la número dos, de 1.60 por 0.50 m. Es posible que
haya sido el piso de alguna construcción y desaparecerá a la brevedad.
Schávelzon D. et al - Estudios arqueológicos de superficie en el Cañadón Misioneros... 289

El sector norte del camino

En su entorno se hizo una recolección en superficie entendiendo que la perturbación


es grande y buena parte debe estar debajo del relleno y lavado por el fuerte desnivel
ahora creado. Pese a eso se logró encontrar el único fragmento de construcción que no
es un ladrillo: una tabla de 65cm de largo para el revestimiento de una pared del tipo
constructivo patagónico, que mide 8 cm de ancho por 65 de largo, con una moldura y
restos de pintura blanca. Se hallaron clavos, redondos y cuadrados (dos ejemplares), 22
lozas del siglo XIX o inicios del XX, cuatro objetos de hierro uno de ellos ornamental, siete
porcelanas incluyendo la base un muñeco, diez vidrios de cerveza antigua, 44 vidrios
transparentes de frascos de farmacia y vasos, varios de color, 120 vidrios negros o verde
de vino, 51 de ginebras (limetas), 27 fragmentos de gres de agua y de ginebra, 6 de
cerveza de gres (un sello Grosvenor-5-Glasgow), un carbón mineral y la cazuela de una
pipa cerámica.

Estructura 3
Se trata de los restos de otra construcción de ladrillos de la que sólo queda una hilada.
Las dimensiones conservadas son de 1,20 de ancho por 1,44 máximo de largo. Los restos
del derrumbe están dispersos por la zona ya que una corriente de agua la atraviesa. Por
sus dimensiones debió ser un depósito. Las dimensiones de los ladrillos, también usado
de a medios o en fragmentos, es igual a los de las estructuras similares de la zona. Los
muros miden 30 cm de espesor lo que deja un interior de 90 cm de ancho, lo que le da a la
construcción usos no habitacionales. Está abajo del desnivel citado del Lugar Histórico,
un par de metros menos, más protegido del viento y cercano al agua de arroyo.

Estructura 4
En la barranca que se extiende desde el Lugar Histórico hacia el norte hay un área que
ha sido poco perturbada y crecen arbustos. Creemos que es otra construcción auxiliar
de la fábrica. Lo que se vía es una acumulación de ladrillos sin forma; tras su limpieza se
encontraron los restos de tres hiladas de ladrillos, colocados horizontalmente, orientadas
de norte a sur, posiblemente parte de un piso, midiendo 50 por 72 cm. Los ladrillos
miden de manera similar al los otros hallados en el sitio..

El fogón asociado a las estructuras de ladrillo

En el área de la barranca desde el Área Histórica hacia el norte, debajo del nivel de
las estructuras de ladrillos descritas, se observó que el agua había cortado una zona que
mostraba restos de carbón y aparentaba ser un antiguo fogón o zona de uso y descarte.
Se hizo una pequeña excavación de una superficie de medio metro cuadrado hasta una
profundidad de 7 cm, donde comienza una capa estéril. Se hallaron dos lentes de tierra
rubefaccionada y una capa estratigráfica con abundante carbón. Entre los materiales se
hallaban abundantes restos óseos con señales de exposición al fuego, dos fragmentos
de vidrio fundido, y un conjunto de lozas termo alteradas. El conjunto, por su tipología,
permite inferir una cronología es de finales del siglo XIX y principios del XX aunque
es de compleja interpretación: por una parte muestra la presencia de un estrato de
ocupación no visible en superficie lo que en otros sitios del Cañadón no se observa o
es raro suponerlo; la ubicación del lugar es en plena torrentera, por donde cae agua de
290 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:285-292

deshielo arrastrando ladrillos y piedras, por lo que tanto el sedimento que cubre el fogón
como los materiales de éste mismo pueden ser materiales movidos desde su sitio original.

El Arenal 1
El sitio que así denominamos es la zona que reúne mayor concentración de materiales
culturales, si bien no hay restos de construcciones es evidente por su conformación que
fue ocupada densamente. Si corresponde al penal, a una ocupación militar u a otra nos
es imposible de determinar, aunque no parece haber sido extensa en el tiempo ya que los
materiales son muy homogéneos y casi no hay objetos domésticos.
Se trata de una superficie de arena desprovista de la cubierta de piedras, orientada
de norte a sur, ubicada a unos treinta metros de la costa, protegida del viento por estar
hundida unos dos metros. Algunos árboles indican también ocupación humana y su
protección. Mide aproximadamente 150 m de largo por 50 m en su parte más ancha.
Básicamente lo hallado consiste en sunchos de barril, gres, vidrio negro en enormes
cantidades, suelas de zapatos y botas, vidrio transparente, algunas lozas y una mínima
cantidad de otros objetos. Cabe destacar una pequeña ancla de metal, adorno de una
gorra marinera. Existe otra idéntica en el Museo Borgialli proveniente del cañadón. Se
procedió a trazar una trinchera de un metro de ancho y 24 metros de largo que cortó
de este a oeste el sitio en su zona media. La proporción de los materiales es categórica:
de 727 objetos hay 705 vidrios de los que sólo un 4 % es transparente, siendo todo lo
demás de licor, es decir el 96.97 % del total. Las lozas son sólo 13 fragmentos, el gres 3,
los sunchos 4 y el metal diverso 2. Resulta así un promedio de 29.37 vidrios por metro
cuadrado, lo que es llamativo puesto que indica al menos un consumo enorme, sea en
el tiempo o en una borrachera insólita. Los restos de licor también nos indican, como
promedio, que hay 1.20 botellas por metro cuadrado (número mínimo de individuos,
NMI) calculando las bases y picos.

El Arenal 2
Es un pequeño sector en que fue retirada la piedra dejando la arena limpia en una
superficie de unos 10 metros cuadrados, en los que se halló una alta concentración de
objetos: 11 suelas de zapatos 2 fragmentos de gres de cerveza, 11 fragmentos de gres de
ginebra, 32 fragmentos de vino negro y una única loza blanca. Está ubicado a mitad de
camino entre la bajada del monumento actual y el llamado El Arenal 1.

La estructura de trinchera

Este sitio, muy peculiar, fue descubierto sin datos previos sobre su existencia gracias
a la fotografía satelital y a los datos suministrados por los habitantes locales.
Se trata de una zanja con la forma de la mitad de un hexágono ubicada en la falda del
cerro, penetrando en el cañadón. Es a todas luces una estructura artificial en la cual se
excavó una zanja de protección de posiblemente un metro de profundidad; la tierra fue
arrojada hacia el interior de la estructura, creando una muralla de otro metro de altura
o poco más, por lo que aun hay más de dos metros de altura para quien intente penetrar
al sitio. El recorrido superficial arrojó escaso material histórico: tres objetos coinciden en
la datación general del uso del cañadón en los finales del siglo XIX. No deja de llamar la
atención que el sitio, si era una defensa militar, estuviese ubicado tan al interior y sin
visibilidad del mar.
Schávelzon D. et al - Estudios arqueológicos de superficie en el Cañadón Misioneros... 291

El canal
Esta estructura, visible en la fotografía aérea, resultó no serlo tanto casi en el
terreno en la mitad de su recorrido. Es un canal artificial de unos 150 metros de largo,
perfectamente recto. Ha sido excavado arrojando la tierra hacia ambos lados y resulta
complejo entenderlo porque está recubierto de piedras al igual que todo el cañadón lo
que muestra un proceso diferente. Pudo ser para canalizar el río o para el traslado de
mercancías desde el mar.

El penal
No pudo ser identificado el lugar donde funcionó entre 1893 a 1896. Los planos
existentes parecen no ser de obras hechas si no proyectadas y en el terreno resulta
imposible determinarlo quizás porque la zona ocupada por las viviendas actuales no pudo
ser evaluada. Pese a que la descripción que poseemos habla de casi cien construcciones,
no ha habido sitio alguno que coincida con un asentamiento de tal envergadura.

Tareas de conservación y restauración

Dentro del proyecto arqueológico se realizaron tareas de conservación in-situ e


intervenciones mínimas del material excavado. Se tuvo en cuenta el medio ambiente
local y las condiciones de la extracción, como así también el tiempo limitado para tratar
los materiales y dejarlos embalados de una forma eficiente para su depósito.
En el sitio se limpiaron las estructuras de ladrillo con cepillos de mediana dureza y
luego de su estudio fueron tapadas con el mismo sedimento retirado para su protección.
Se realizó el embalaje provisorio de los fragmentos hallados con bolsas de polietileno. Se
colocaron los materiales agrupados según su materia prima en doble bolsa, en medio
de las que se colocó la etiqueta identificadora de la procedencia de los mismos, sector,
cuadrícula y nivel. Esta separación se realiza no sólo para evitar daños por diferencia
de dureza, sino también manchas post excavatorias, especialmente ante el contacto con
hierro oxidado. Teniendo en cuenta que el clima es seco, los objetos y fragmentos estaban
en buen estado de conservación. Para el tratamiento de los materiales se usó como
laboratorio un salón cedido por la Sociedad Rural de Puerto Santa Cruz. Sólo se lavaron
los objetos a los que no les afectaba el aporte de humedad, tales como vidrio, terracota,
loza, gres y roca. El resto, huesos, cuero y metal, se limpiaron en seco con pinceles de
cerdas suaves. Se realizó la adhesión de fragmentos de vidrio y cerámica hallados en
superficie con un pegamento reversible y estable. Los objetos de cobre se limpiaron con
ácido acético al 4 %, luego se enjuagaron y fueron neutralizados con una solución de
baja concentración de agua con bicarbonato de sodio. Se secaron con calor y luego se les
aplicaron dos capas de consolidante como protección. Finalmente se realizaron soportes
con espuma de polietileno calada con las formas de los objetos. Se trataron cartuchos
de balas, clavos, una ficha, un botón, un disco circular fragmentado en tres partes, un
ancla hecha con una lámina de cobre de aproximadamente 3.5 cm y otros fragmentos. El
embalaje se realizó en bolsas de polietileno, material inerte. Los materiales se agruparon
por sector y se separaron de acuerdo a su materia prima. Las bolsas con su identificación
se guardaron en once cajas rígidas de cartón. El material arqueológico embalado fue
entregado para ser depositado en el Museo Histórico de Puerto Santa Cruz, lugar que fue
visitado y que se encuentra en buenas condiciones para ser usado como reserva técnica.
292 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:285-292

En esa oportunidad se hizo un relevamiento de los materiales históricos ya existentes


cuya proveniencia es adjudicada al Cañadón.

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DE VIDRIOS Y RELLENOS.
UNA APROXIMACIÓN METODOLÓGICA

Traba, Aniela Romina1


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Desde fines del siglo XIX el vidrio es uno de los materiales más comunes hallados en los
contextos arqueológicos de la ciudad de Buenos Aires. Las manufacturas vítreas de origen
extranjero comienzan a masificarse hacia el cambio de siglo, a la vez que la industria local
emprende su propio desarrollo. El consumo cada vez más generalizado de estos artículos se
evidencia en los depósitos arqueológicos, muchos de los cuales consisten en rellenos para la
nivelación de terrenos urbanos.
Los depósitos de relleno plantean desafíos adicionales a la interpretación arqueológica, y
algunas de sus implicancias serán tratadas a través de dos casos de estudio de finales del
siglo XIX y XX/XXI, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se propone la aplicación de
una metodología de análisis para clasificar los artefactos vítreos como así también algunas
propuestas para el abordaje interpretativo de este tipo de contextos arqueológicos.
Palabras clave: Vidrio - Arqueología urbana - Rellenos - Siglo XIX y XX/XXI - Metodología

Abstract
Since the late 19th century, glass is one of the most common materials found in archaeological
contexts of Buenos Aires City. The vitreous manufactures of foreign origin starts to massify at
the turn of the century, while local industry undertakes its own development. The increasingly
widespread use of these goods is evident in archaeological deposits, many of which consist
of fills for urban ground raise. Some of the challenges for the interpretation implied by these
and other kind of urban deposits, will be addressed trough two study cases from late 19th-
20th/21th centuries in Buenos Aires City. It will be apply a methodology for the classification
and analysis of the glass materials, and also some proposals for the interpretative approach
to these kinds of archaeological contexts.
Key words: Glass – Urban archaeology - Ground fills - 19th and 20th/21th centuries -
Methodology

Introducción

A continuación se presentarán dos casos de estudio que involucran distintos contextos


urbanos de depositación. Los sitios muestreados se denominan Rodríguez Visillac y
Corralón de Floresta y se localizan respectivamente en los barrios de Flores y Floresta,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

1
Estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires - Investigadora del
“Proyecto Arqueológico Flores” (FFyL Res. 4807). [email protected]
294 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:293-302

Fueron formulados los siguientes objetivos:

1. Caracterización preliminar de los depósitos arqueológicos: formación, composición


arqueológica y rango cronológico representado.
2. Clasificación los materiales vítreos: caracterización cuantitativa y cualitativa del
conjunto, clasificación según tipologías ya establecidas y asignación cronológica
de los artefactos.
3. Implicancias para el abordaje interpretativo: dinámica de la formación de los
depósitos arqueológicos urbanos y representación potencial de las esferas de
circulación, consumo y descarte de las manufacturas.

1. Caracterización preliminar de los depósitos arqueológicos

Sitio Corralón de Floresta (posteriormente: CF)


El CF es un ex corralón municipal que ocupa una superficie de 10935 mts2 y se
localiza entre las calles Gaona, Morón, Sanabria y Gualeguaychú. Las excavaciones
arqueológicas en el predio se realizaron entre 2006 y 2008. Para este análisis se tomó
una muestra de 3 mts2 de la unidad de excavación n°2 - cantero norte, la cual linda
con un muro perimetral que encierra al predio. Las excavaciones se realizaron por
niveles naturales, dando como resultado la presencia de 5 capas principales para esta
unidad, dos de ellas pertenecientes a rellenos de cenizas, y con sectores de importante
floraturbación, inversiones estratigráficas y migración de materiales entre capas. Algunos
hitos que pueden recogerse de los documentos históricos nos dan indicaciones sobre la
posible dinámica de modificación de los depósitos: en 1886 el predio, junto a otras cinco
manzanas lindantes, pasa a formar parte de la quinta “La Primavera”, del señor Leopoldo
Rígoli. El terreno de la manzana que hoy ocupa el Corralón fue vendido a la Municipalidad
de la ciudad de Buenos Aires en 1911. En 1912 se procede a la elevación de la cota del
predio por su ubicación en terrenos anegadizos de la cuenca del arroyo Maldonado; esta
elevación se efectúa principalmente con las cenizas provenientes de “la quema” (Camino,
2009). Desde 1923 el predio comienza a funcionar como corralón municipal (Lagrecca,
2005), lugar donde se guardaban y reparaban los carros recolectores de residuos y se
alimentaban y cuidaban los caballos que les servían de tiro (Prignano, 1998). A partir
del relevamiento de antiguos planos obtenidos en el archivo de AYSA se pudo constatar
que en 1938 se efectuaron zanjeados y construcciones internas en el sector del cantero
norte y en 1950 se construyó el muro perimetral que encierra el predio. La función de
corralón, (si bien con el reemplazo posterior de la tracción a sangre por los camiones de
recolección), se conservará hasta el año 2005.
En cuanto a la composición arqueológica de los depósitos, se destaca la presencia de
artefactos cerámicos, metálicos, plásticos, líticos y restos faunísticos, entre otros (Camino,
2009; Mercuri y Coloca, 2008). Dentro del conjunto vítreo, los materiales representan
distintas clases artefactuales y abarcan una cronología estimada desde el último cuarto
del siglo XIX hasta el siglo XX/XXI.

Sitio Rodríguez Visillac (posteriormente RV)


Este sitio corresponde a un terreno ubicado en la calle Condarco 126, en un sector
lindante a las líneas del Ferrocarril Sarmiento, a pocos metros de la estación Flores.
Las medidas del predio son de 80 mts por 18 mts y los trabajos arqueológicos en el
Traba A. R. - De vidrios y rellenos. Una aproximación metodológica. 295

sitio tuvieron lugar en 2008 y 2009. Para el análisis presente se tomaron como muestra
3 cuadrículas contiguas de 1x1 m. Las excavaciones revelaron la ausencia de niveles
naturales de depositación en el sector, y la presencia de materiales arqueológicos y
sedimentos en absoluto palimpsesto, conformando un nivel único indiferenciado por
sobre la base de una estructura de ladrillos. Los registros documentales sobre la historia
del predio indican que el mismo fue continuamente ocupado desde al menos mediados
del siglo XIX hasta la actualidad (Maronese, 2006). En la excavación fueron hallados a
80cm de profundidad los cimientos del muro principal de una antigua construcción de la
quinta Rodríguez Visillac de mediados de siglo XIX, cuyo interior quedaría actualmente
bajo el terraplén levantado para las vías del tren. Hacia 1857 se produce la llegada del
ferrocarril, cuya empresa compra parte del terreno de Visillac por donde pasarían las vías.
En este momento se realizan las tareas de terraplenado (a 2 mts de las cuadrículas) para
la colocación de las vías del tren. Tras posteriores subdivisiones, el terreno del actual sitio
es adquirido por la familia Silva, la cual hacia 1890 emprende la construcción de una
casa en el sector NE, parcialmente destruida con la construcción del Colegio Urquiza en
la década de 1930. Con el objetivo de realizar la ampliación del ferrocarril hacia 1930 se
expropian los terrenos lindantes a las vías. Más tarde la empresa de Ferrocarriles cedió
el uso de este espacio a la agrupación Scouts Bernardino Rivadavia, la cual se instaló
allí para sus actividades recreativas hasta la actualidad. Se puede esbozar entonces un
continuo uso del predio, donde distintos eventos (como la demolición de la construcción
Visillac y los trabajos de terraplenado lindantes) y la participación cotidiana del hombre
fueron dando forma al contexto arqueológico; la presencia de vegetación provocó la
mezcla de sedimentos y materiales por medio de la floraturbación.
La composición arqueológica de los depósitos comprende la presencia de los
basamentos del muro de ladrillos, artefactos cerámicos, metálicos, plásticos y restos
faunísticos entre otros. En cuanto al conjunto vítreo, los materiales representan distintas
clases artefactuales y abarcan una cronología estimada desde mediados de siglo XIX
hasta el siglo XX/XXI (Traba y Ansaldo, 2009).

2. Clasificación los materiales vítreos

Clases artefactuales
El primer paso metodológico para el análisis del conjunto de materiales vítreos
consistió en su ordenación en distintas clases artefactuales según sus características
tecno-funcionales. Se tomaron como variables para su caracterización: segmento de
la pieza original, sección, medidas (alto, ancho, grosor y diámetro), color, presencia de
termoalteración, alteración de la superficie, inscripciones, decoración, entre otros. En
base a ello para el sitio CF se distinguieron además de las clases principales (botellas,
frascos, vajillas y elementos decorativos y vidrios planos) aquellos materiales en los cuales
el grado de termoalteración no permitía la identificación de la pieza original; esta clase
fue denominada “vidrios muy fundidos” y se tomó como una clase artefactual separada.
Siguiendo los Gráficos 1 y 2, se puede ver de forma comparativa la distribución en
clases artefactuales de los hallazgos de ambos sitios. La muestra de CF consta de un
N=815, del cual los porcentajes más altos se corresponden con la clase de vidrios muy
fundidos (39%). Al incluir ese subconjunto en la categoría de piezas indeterminadas, la
siguiente clase de mayor representación es la de botellas (31%). Las vajillas/elementos
decorativos (vajillas, mobiliar, luminarias) y los frascos corresponden a los artefactos
296 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:293-302

menos recurrentes. El conjunto de RV constituye un N=872, siendo los vidrios planos


los más numerosos, gran parte de los cuales parecen pertenecer a unas mismas
piezas originales altamente fragmentadas. En segundo lugar, las botellas nuevamente
representan una clase preponderante (34%), a la vez que los frascos y vajillas/decorativos
también son las clases de menor presencia, aunque su relación se invierte respecto de la
otra muestra.

CF. Clases Artefactuales N=815

48% 31% Botellas


Frascos

1% Vajillas y Decorativos
Planos
2%
Indeterminados
18%
Gráfico 1. CF. Clases artefactuales

RV. Clases Artefactuales N=872


1%

34% Botellas
Frascos
61% Vajillas y Decorativos
Planos
3% Indeterminados
1%

Gráfico 2. RV. Clases artefactuales

Grado de fragmentación y termoalteración


Uno de los rasgos que diferencian ambos contextos arqueológicos es el grado de
fragmentación de los hallazgos. En promedio CF tiene una alta fragmentación (sup. 5cm2)
(Figura 1), a diferencia de RV, con menor fragmentación (sup. 12cm2) e incluso presencia
de piezas enteras (Figura 2).
Traba A. R. - De vidrios y rellenos. Una aproximación metodológica. 297

Figura 1. CF. A.Fragmentación; B.Muy fundidos

Figura 2. RV. A y B. Fragmentación


298 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:293-302

Estos datos y la información documental permiten plantear que los materiales de


ambos sitios sufrieron procesos de descarte distintos. La alta fragmentación de las
piezas del CF estaría en directa relación con su condición de depósito de descarte
terciario para los materiales correspondientes a la capa de ceniza. Es decir, los residuos
domiciliarios fueron descartados, luego recolectados y transportados por carros hacia
“la quema”, donde se depositaron nuevamente para su incineración. En último lugar,
las cenizas resultantes fueron transportadas de nuevo para el nivelado del terreno de CF
(Camino, 2009). Evidentemente la depositación y transporte reiterados tuvieron un efecto
importante en el fraccionamiento de las piezas. Caso diferente se puede plantear para RV,
el cual en principio constituiría un contexto de descarte preponderantemente primario,
si bien no necesariamente doméstico. Posiblemente incluya el descarte de artefactos
utilizados por los sucesivos ocupantes del predio, como así también objetos desechados
desde el tren por sus pasajeros; además podría incluirse la potencial presencia de
materiales depositados previamente y removidos al momento del terraplenado de las vías
del ferrocarril.
Un segundo rasgo tenido en cuenta en el análisis fue la presencia de termoalteración.
En CF es una de las características más distintivas de los materiales y ocupa una presencia
del 51%. No es este el caso en RV, donde se encuentra prácticamente ausente en la muestra,
representando tan sólo un 1% (5 piezas con leves evidencias de termoalteración). El alto
grado de alteración de los materiales por la exposición al calor permite diferenciar en CF
aquellos fragmentos medianamente alterados, totalmente deformados e incluso escorias,
donde hay un elevado grado de calcinación e inclusión de distintos materiales juntos
(como ser metales, óseos, lozas) (Figura 1B). Estos distintos niveles de termoalteración
se deben principalmente a las diferencias de cercanía a la fuente de calor en los hornos
incineradores, los cuales se incorporaron en 1907 y alcanzaban temperaturas de hasta
1200°C (Prignano, 1998). Nuevamente, este rasgo permite inferir la gran incidencia en el
conjunto del CF de los materiales provenientes de “la quema” y la ausencia de este tipo
de rellenos en RV.

Tipología y cronología. Botellas


Para la asignación cronológica de la muestra he centrado el análisis principalmente
en el conjunto de botellas, dado que representan una clase artefactual preponderante
y para la cual hay establecidos criterios de clasificación cronológica más definidos. La
metodología de estudio se basó en la premisa de que las tecnologías son dinámicas en
cuanto a los procesos, materiales, técnicas y estilos involucrados en su ejecución. Se
plantea entonces que la historia tecnológica de las manufacturas brinda guías para su
clasificación tipológica y cronológica. Siguiendo esta línea, se propuso en primer lugar
realizar la clasificación de las botellas según los procesos de manufactura involucrados en
su producción, diferenciando las sopladas libremente, sopladas en moldes y finalmente las
que involucraban procesos automáticos. Esta diferenciación se basó en la identificación
de piezas diagnósticas, que permitían el análisis de las siguientes variables: huellas de
herramientas, costuras de molde, rasgos de superficie, inscripciones y marcas, elementos
específicos (por ejemplo rosca, antideslizante en la base, etc.) y sus características
particulares (forma, ubicación, extensión). A ello se sumo la utilización de antecedentes
de tipologías para artefactos vítreos (Jones y Sullivan, 1985; Lockhart, 2004; Lorrain,
1968; Moreno 1994a, 1994b; Ortiz Castro, 2007; Schávelzon 1991). Para CF se contó con
una muestra del 37% del conjunto y para RV con un 19%, dependiendo estos valores de
Traba A. R. - De vidrios y rellenos. Una aproximación metodológica. 299

la azarosa ocurrencia de elementos diagnósticos en las piezas. Los resultados se indican


en la Tabla 1, y vale resaltar la preponderancia de los procesos automáticos (semi o
completamente automáticos) en ambas muestras, seguidos en importancia por la técnica
de soplado en molde.

Procesos de Manufactura de botellas CF n=149 % RV n=70 %


Automático 115 77 44 63
Soplado en molde 34 23 26 37
Soplado libre 0 0 0 0
Tabla 1. CF y RV. Procesos de manufactura de botellas

Para determinar la cronología de las muestras arqueológicas se analizó de forma


conjunta el estudio de los procesos de manufactura (como base para una datación
relativa), la comparación de materiales de referencia del Centro de Arqueología Urbana
de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (CAU) y la
consulta de bibliografía y fuentes (como por ejemplo material gráfico publicitario) de los
cuales se pudiera extraer datos sobre la historia tecnológica y estética de los productos
vítreos (Jones y Sullivan, 1985; Lockhart, 2004; Lorrain, 1968; Lucarelli 1993; Moreno
1994a; Moreno 1994b; Schávelzon 1991). Se definieron cinco categorías cronológicas en
base a los posibles criterios de clasificación. Los resultados de la cronología comparada
para ambos sitios se expresan en el siguiente Gráfico 3:

CF y RV . Cronología comparada de botellas Corralón de Floresta Rodríguez Visillac


100
86
90
80
70
52 52
Cantidad

60
50 42
34
40
30 16
16
20 6 9
10 20
0
8
0 Hasta 1930' 2a mitad
Mediados s. XIX Último cuarto S. XX/XXI S. XX/XXI
gral. s.XX/XXI
s.XIX gral.

Gráfico 3. CF y RV. Cronología comparada de botellas

A partir de estos datos se propone que la distribución cronológica promediada del


registro arqueológico sería un poco más uniforme en el sitio RV que en CF. En el caso de
RV, los materiales representan elementos desde mediados de siglo XIX, hacia el último
cuarto de siglo. Las piezas incluidas en el tramo hasta la década de 1930, pueden contener
materiales desde finales de siglo hasta esa fecha. El resto del siglo XX/XXI se encuentra
también representado, aunque es difícil determinar una datación más precisa, dado el
alto nivel de estandarización provocada por la completa automatización industrial. Por
300 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:293-302

ello, a modo gráfico, se repiten los valores asignados al siglo XX en general, a la vez que
se especifican los valores de las piezas que pudieron asignarse inequívocamente a la
segunda mitad del siglo XX en adelante. La tendencia más uniforme de la curva de RV
es interpretada como signo de una depositación más bien continua e ininterrumpida
de materiales desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad. En el caso de CF el
patrón parece evidenciar una concentración más marcada de la presencia de materiales
correspondientes a finales del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX. La curva parece
mostrar una tendencia hacia la disminución de los materiales depositados en momentos
posteriores, si bien también se hallan representados.

Procesos de descarte diferenciales


Corralón de Floresta: Rodríguez Visillac:
Materiales de cronología más concentrada Materiales de cronología más amplia
Depositación primaria, secundaria y terciaria Depositación primaria

Representación de consumo a gran escala Representación de consumo a escala más localizada

Tabla 2. CV y RV. Contextos diferenciales de descarte.

Conclusiones
La Tabla 2 resume las conclusiones extraídas del precedente análisis. En lo referente
a la cronología, CF si bien evidencia artefactos de finales del siglo XIX y del siglo XX/
XXI, se plantea que el conjunto se conformaría preponderantemente por la influencia
del evento de depositación involucrado en el rellenado del terreno con materiales
provenientes de “la quema”, ocurrido hacia 1912. Los artefactos posteriores a esta fecha
son producto del descarte localizado que se produjo con las reformas ocurridas en el
terreno (construcción del muro perimetral, entre otras). RV, por su parte, presenta una
cronología de distribución de tendencia más uniforme, con materiales de mediados del
siglo XIX hasta la actualidad, que parece mostrar procesos de descarte más continuos y
prolongados que en CF.
Sobre la formación de ambos contextos arqueológicos se propone la participación en
el mismo de procesos de descarte diferenciales. El registro de CF sería producto tanto
del ocasional descarte primario de artefactos, como terciario en el caso de los materiales
incorporados como rellenos de “la quema”. Al contrario, RV presentaría un contexto de
descarte principalmente primario e inmediato.
Se propone por último que en CF los artefactos provenientes del relleno de ceniza
de “la quema” constituyen una muestra del consumo de manufacturas vítreas a gran
escala, es decir al nivel general de la ciudad. Por su parte, el conjunto de RV estaría
representando los artefactos descartados en una escala más localizada e inmediata al
contexto, si bien no necesariamente doméstica.

3. Implicancias para el abordaje interpretativo. Palabras Finales

En el precedente trabajo se tomaron dos casos de estudio del cual se pueden desprender
Traba A. R. - De vidrios y rellenos. Una aproximación metodológica. 301

algunas consideraciones para la interpretación en arqueología urbana. En primer lugar,


dan cuenta de la alta dinámica del paisaje arqueológico urbano, producto del constante
crecimiento y transformación de la ciudad y sus espacios. Esta característica tiene de
hecho tanto ventajas como desventajas para la práctica arqueológica, dado que puede
generar tanto complicaciones en el registro como proveer marcadores cronológicos de gran
utilidad. En segundo lugar, distintos contextos arqueológicos pueden plantear bases para
estudiar y comprender las esferas de circulación, consumo y descarte por las que transita
la cultura material de una ciudad. Las manufacturas vítreas en este caso, desde su
producción hasta su disposición “final” han circulado (importación, descarte, transporte,
etc.) por distintos espacios y en distintos niveles de consumo (industrial, comercial,
doméstico). Debe tenerse en cuenta que posteriormente al descarte primario siguen
actuando las dinámicas de circulación, sobre todo en lo concerniente al tratamiento de
las basuras (reutilización y reciclaje, recolección, reutilización de materia prima, rellenos,
etc.).
Para concluir se propone la adecuación del concepto de ciudad-sitio (Cussey y
Sthephens, 1982; Guillermo, 2004) para abordar el estudio de esta clase de registro
arqueológico. Este concepto recalca la vinculación entre los distintos espacios que
conforman una ciudad, en lo que podría plantearse como una red de circulación de
objetos, personas e ideas, que plantea dinámicas particulares. En cuanto al tema que nos
compete, uno de los rasgos que podrían incluirse en la ciudad-sitio es la gestión de los
residuos. El estudio del tratamiento de la basura (Camino, 2009; Guillermo, 2004; Weissel
y Suárez, 1998) en el pasado y la actualidad es de particular relevancia para analizar los
procesos de descarte de artefactos. A su vez logra brindar pautas para los estudios sobre
el consumo, ya que pueden ayudar a la identificación del mismo en distintos niveles. Aquí
nuevamente la ciudad-sitio ofrece un marco conceptual para plantear la identificación de
patrones de consumo y descarte de artefactos a una escala de ciudad como unidad, sobre
todo cuando involucran el estudio de depósitos de rellenos.

Agradecimientos

A Juan M. Ansaldo por su colaboración en la realización de esta presentación. Al Lic. Ulises


Camino y todo el equipo del Proyecto Arqueología en San José de Flores por su apoyo y trabajo. Al
Dr. D. Schávelzon, director del CAU, por su disposición y aportes.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:303-312 ISSN 1852-8554

PICAPEDREANDO.
EXPERIMENTACIÓN SOBRE LA CONFECCIÓN DE ADOQUINES.

Federico Ignacio Coloca1


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
En un trabajo anterior se ha desarrollado una propuesta para el análisis tecno- morfológico
de artefactos de granito recuperados en el sitio Corralón de Floresta para poder detectar
patrones discriminantes en dicho conjunto (líticos históricos urbanos). En el presente
trabajo se plantea un estudio actualístico a partir de la experimentación en la confección
de adoquines. El mismo se realizó a partir de la observación de un tallador experimentado
mientras producía estos artefactos. El objetivo es describir las técnicas empleadas y a su vez
poder caracterizar los desechos producidos por dicha práctica para luego compararlos con
los recuperados en el registro arqueológico, y de esta forma, poder discriminar si pertenecen
o no a productos de una misma práctica: la formatización y regularización de adoquines/
cordones.
Palabras clave: adoquín, picapedrero, lítico, urbano, experimentación.

Abstract
In a previous study has developed a proposal for the techno-morphological analysis of artifacts
of granite recovered from the site Corralon of Floresta to detect discriminant patterns in
the assemblage (urban historic stone). In the present work, arises a new actualistic study
starting from experimentation in the production of paving stones. It was carried out from the
observation of an experienced carver while producing these artifacts. The aim is to describe
the techniques used and in turn may characterize the waste produced by these practice and
then recovered in comparison with the archaeological record, for thus able to distinguish
whether they belong or not products of the same practice: the formatting and regularization
of paving stones / curbs.
Keywords: paving stone, stonecutter, lytic, urban, experimentation.

Introducción
El análisis de los restos líticos arqueológicos, al menos en nuestro país, se ha enfocado
por lo general en contextos prehistóricos dejando de lado el estudio de restos líticos
modernos. Son relativamente pocos los trabajos de arqueología histórica que abordan
esta línea de evidencia (ver Buscaglia y Nuviala, 2007). Y aún más si se trata de contextos
urbanos. Estos conjuntos pueden ser muy diversos, desde adoquines, hasta rocas de
aplicación en estructuras y monumentos (ver sobre este punto Schávelzon, 2007).
Ante esto, en nuestro caso de estudio, el conjunto lítico del sitio Corralón de Floresta,

1
Estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina -
Investigador del “Proyecto Arqueológico Flores” (FFyL Res. 4807) - [email protected]
304 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:303-312

decidimos comenzar en un primer momento por el análisis de los adoquines/ cordones


desde una perspectiva metodológica, en donde seleccionamos una serie de variables
que consideramos pertinentes para un primer abordaje al conjunto, esperando poder
observar algún tipo de patrón discriminante del mismo1 (Mercuri y Coloca, 2008).
Utilizando esta metodología propuesta, desarrollamos como hipótesis que en el sitio
en cuestión, se llevó a cabo la formatización y regularización de adoquines/ cordones
(Mercuri y Coloca, 2008). Se asumió además de manera preliminar una depositación
primaria del conjunto, ya que estos artefactos no presentaron características tales como
la adhesión de escoria, como sí se registró en otros artefactos líticos y otras clases de
restos excavados de diferentes naturalezas (para más datos ver Camino, 2007; Frustacci
y De Rosa, 2007; Traba, 2007; Turk, 2007; entre otros).
En este trabajo se detalla la experimentación en la producción de un adoquín por
parte de un tallador experimentado (llamado comúnmente pica pica) como una forma
de contrastación de nuestra primera hipótesis y también para poder comprender mejor
la forma en que se llevan a cabo las diferentes técnicas y secuencias operativas en la
producción de los adoquines.

Los primeros adoquinados

El adoquinado tuvo diferentes etapas de desarrollo en donde se realizaron varias


pruebas. Así, se probaron diferentes materias primas, se experimentaron granitos traídos
de diversos lugares, y se ensayaron variadas formas de instalación.
En la provincia de Buenos Aires, los recursos líticos se hallan concentrados
principalmente en los sistemas serranos de Tandilia y Ventania (Frenguelli, 1950).
Prehistóricamente se utilizaron rocas provenientes de estos lugares y también rodados
costeros (ver entre otros Flegenheimer y Bayón, 1999). En momentos históricos, se
comienza a explotar la cantera de granito de la isla Martín García. Esto último se relaciona
con la necesidad de pavimentar las calles. En 1780 se comenzó a traer piedra de la Isla, o
incluso de la Banda Oriental y se trataba de piedras de forma más o menos redondeada,
ni chicas ni tan grandes que resultaran inmanejables, que se asentaban directamente
sobre el barro para que quedaran firme (Schávelzon, 2007). A partir del gobierno de
Rivadavia, se sistematiza el empedrado de las calles con adoquines corte cuadrangular
sobre una base de arena, regularizados, con pendiente hacia el centro por donde corría
un canal para el agua (Schávelzon, 2007), aunque eran bastante irregulares y dejan de
utilizarse para 1880. Los cordones de granito que se implementaron desde esa misma
época medían aproximadamente 0,15 x 0,40 x 1 metro (Schávelzon, 2007). Los distintos
tipos de pavimentados pueden dar una idea estimativa de cronología (Schávelzon, 1991).
El adoquinado común se inicia hacia 1875 con bloques de granito de 0,10 a 0,13 de
ancho por 0,15 de alto y 0,20 de largo asentados sobre capa de arena de 0,20 de espesor,
con cordón y vereda de ladrillos y luego baldosas. En 1883 se experimenta con adoquines
bien formatizados traídos de Inglaterra, que se pulían con mucha rapidez al usarlos, por lo
que no prosperaron, aunque el sistema de colocación sirvió de experiencia para modificar
el sistema nacional (Schávelzon, 1991). Diez años después, se usa el adoquinado sobre
base de hormigón, el cual consistía de una base de hormigón de 12 cm, luego 9 cm
de arena y encima los adoquines comunes. Los cordones eran ya piedras cortadas ex-
profeso, midiendo 0,41 x 0,15 y hasta 1 m de largo (Schávelzon, 1991)
Para principios del siglo XX los barrios periféricos comienzan a tener un desarrollo
Coloca F. I. - Picapedreando. Experimentación sobre la confección de adoquines. 305

muy grande, prosiguiendo en ellos las obras del afirmado de calles. El partido de San
José de Flores era un punto importante ya que estaba atravesado por el “Camino Real”,
ruta obligada para las lejanas provincias del centro, oeste y norte del país, y comienza su
adoquinado para el año 1905 (Vattuone, 1991).

El picapedrero y la producción de adoquines de piedra

La explotación de la piedra tenia perfiles particulares y la mano de obra de esta


producción era altamente especializada, y no cualquiera llegaba a ser picapedrero,
llevando varios años aprender el oficio (legado generacionalmente, como es el caso del
picapedrero observado para este trabajo).
El producto (adoquines, granitullo y cordones) era casi totalmente consumido
por el Estado Nacional directamente o en forma indirecta a través de los municipios,
y la demanda en consecuencia estaba supeditada a los planes de gobierno, decisiones
políticas y la prosperidad financiero-económica en general (Nario, 2007).
Se sabe que la producción de adoquines/ cordones a principios de siglo XX estaba
dividida en dos. La primera, era la extracción de la piedra de la cantera y la segunda
consistía en el corte y formatizado de la piedra. Esto último producía material para
pavimento de calles: adoquines, granitullo y cordones (Nario, 1997).
Los picapedreros se dividían en Compañías, de tres o cuatro hombres, integradas por
un cortador (al frente), un refrendador (al medio) y uno o más adoquineros o cordoneros
(atrás), según las necesidades del material. Previo a ellos los barrenistas, integrados en
Cubias (grupo de tres personas), eran los encargados de perforar la piedra en el mazo
para desprenderla (Nario, 1997).
La manera de cortar la piedra en tamaños menores es mediante el método de los
pinchotes o cuñas (figura 1.a). Determinado sobre qué línea haría el corte el cortador de
cada Compañía tomaba el bloque asignado y trazaba una línea con tiza por donde haría
el corte. Con el escarpel (figura 1.b) marcaba la raya. Luego, con una punta cuadrada
(figura 1.c) (cuyo temple se determinaba para la dureza de la piedra de cada cantera) se
abría en un agujero perpendicular a la cara de la piedra sobre la línea de corte.

Figura 1. Herramientas
del picapedrero: a,
cuñas o pinchotes; b,
escarpel para marcar
la piedra; c, puntas
cuadradas templadas
de acuerdo a la piedra
de cada cantera.
306 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:303-312

Cuando se terminaban de hacer los agujeros a lo largo de la raya, se colocaba en cada


uno una cuña o pinchote que quedaban sobresalidas unos 4 cm. Llegaba el momento
entonces de comenzar a golpear los pinchotes con una maza de entre 4 y 5 kilos, hasta
que el corte se abría por la línea que habían marcado (Nario, 1997).
Luego, el refrendador perfeccionaba el corte corrigiendo las protuberancias más
salientes. Por último los picapedreros convertían el bloque en adoquines, granitullos o
cordones.

La experimentación

La Arqueología experimental, es ante todo una propuesta metodológica de


contrastación de hipótesis a través de la experimentación y de lo que se trata es de un
proceso técnico donde se pretende hacer una copia o replica de artefactos. Este tipo
de estudio actualístico es aceptado como una fuente esencial de información sobre
actividades del pasado (Donald, 2004).
En nuestro caso de estudio recurrimos a la experimentación para enriquecer nuestro
conocimiento relacionado a la producción de unos artefactos líticos urbanos en particular:
Los adoquines.
A partir de un bloque de 51 x 30 x 19 cm. le hemos pedido a nuestro tallador que
confeccione un adoquín de proporciones similares a aquellos que se pudieron rescatar en
las excavaciones del sitio Corralón de Floresta2 (para más información ver Camino, 2007;
y Mercuri y Camino, 2006).

Descripción de la secuencia operativa y técnicas empleadas

El modelo básico que se siguió en la manufactura de adoquines, incluyó distintos


tipos de gestos y pasos, similares a los destacados por textos históricos y relatos de
picapedreros.
Como se detalló más arriba, el primer paso fue dividir el bloque hasta llegar
a confeccionar un cubo de medidas aproximadas al producto final, para luego ir
“descabezándolo” de forma regular terminando de formatizar el artefacto de la forma más
conveniente para su uso.
Se realizaron dos cortes: primero se dividió el bloque en dos, produciendo dos bloques
más pequeños de forma rectangular. Sobre el más pequeño de estos, de 32 x 19,5 x 18
cm, se realizó el segundo corte, desprendiendo de esta forma un cubo de 19,5 x 15x 18
cm. Los cortes se produjeron mediante el uso de puntas cuadradas y pinchotes, y tres
mazas de diferente tamaño y peso que se fueron alternando según el momento de la
secuencia.

En el primer corte, se realizaron dos agujeros alineados sobre la línea de corte y


separados entre si por unos 15 cm. aproximadamente. Mediante el uso de puntas
cuadradas3 se fue perforando la roca hasta alrededor de unos 3 cm. de profundidad (fotos
1 y 2). En estos agujeros entonces se colocaron luego los pinchotes para luego empezar a
golpearlos de forma alternante hasta el quiebre de la roca (fotos 3 y 4).
Coloca F. I. - Picapedreando. Experimentación sobre la confección de adoquines. 307

Foto 1 Foto 2

Foto 3 Foto 4

En el segundo corte las entrantes se hicieron una sobre la cara superior y otra sobre
una cara lateral del bloque. Sobre la cara superior se realizó la misma secuencia que en
el corte anterior, utilizando las puntas para hacer una abertura en donde se ubicó un
pinchote (foto 5). Luego de esto, se giró el bloque y se comenzó a perforar sobre la cara
lateral, a la misma altura del pinchote que se encontraba en la cara superior, siguiendo
esta acción hasta el quiebre del mismo (fotos 6 y 7).
Una vez conseguido el bloque de adoquín (foto 8) se procedió a su formatización
final, por medio del descabezado. Para esto, a falta de un descabezador se utilizó una
maza y un cortafierro sin filo, ya que es necesario que la superficie que golpee sea plana
308 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:303-312

para ir adelgazando la pieza desde el borde para lograr su acabado (foto 9).

Foto 5 Foto 6 Foto 7

Foto 8 Foto 9
Coloca F. I. - Picapedreando. Experimentación sobre la confección de adoquines. 309

Observaciones de la secuencia operativa

Dentro del proceso de corte, el tallador, destacó la importancia de “saber escuchar”


los diferentes sonidos que se producen al golpear los pinchotes y también de forma
alternada los que se producen golpeando directamente el bloque con la maza.
Por otra parte, la elaboración de los agujeros por medio de las puntas cuadradas se
realiza girando las mismas e introduciéndolas desde diferentes direcciones para, de esta
forma, esquivar los granos de cuarzo más gruesos y hacer la tarea más fácil. El manejo
de la punta debe ir acomodándose con el dedo meñique y la misma no debe sostenerse
con fuerza ni de forma rígida. Estas también se van cambiando dependiendo de la dureza
con la que se va encontrando y de la temperatura que levanta la punta que se esta
utilizando.
Una vez introducidos los pinchotes se los golpea de forma alternante en dirección
perpendicular a la línea de corte con la maza más pesada, pero también de forma lateral
se los golpea con una maza más chica para agrandar el agujero. Cuando un pinchote
choca con algún cuarzo y no corta, se vuelve a la punta y se trabaja nuevamente el
agujero para superar el obstáculo.
En la ultima etapa, mediante el descabezamiento, se regularizan las caras que se van
utilizar, eliminando también las marcas de los pinchotes que ellas presentaban.

Resultados del ejercicio experimental y consideraciones

Se fabricó un adoquín de 19 x 14 x 18 cm, del cual se produjo un total de 66 desechos


(fotos 10 y 11). Todo el proceso de corte se realizó en menos de una hora.

Foto 10 Foto 11
310 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:303-312

Los desechos fueron producidos por el descabezado y en su mayoría son pequeños.


Esto tiene concordancia con los recuperados en el registro, en donde la frecuencia de
las distintas clases de tamaño relativo es diferencial, siendo más abundantes los más
pequeños (Mercuri y Coloca, 2008).
Del total de los desechos predominan las formas trapezoidales (43,9%) seguidas por
las semiovales y amigdaloides (18,2 %), las triangulares (10,6 %), rectangulares (7,6%) y
cuadrangulares (1,5%) (ver Mercuri y Coloca, 2008).
Al igual que en el registro arqueológico, no existe una relación entre las formas y los
tamaños, siendo en él también los más abundantes los fragmentos que presentan una
forma trapezoidal, seguidos por formas triangulares y rectangulares en menor medida
(Mercuri y Coloca, 2008).
A diferencia de los especimenes recuperados en el registro arqueológico, en donde
cerca de la mitad presentaba marcas antrópicas, los producidos por medio del ejercicio
experimental no presentan marcas de las herramientas utilizadas de forma clara (Mercuri
y Coloca, 2008).
Mediante la experimentación pudimos apreciar que en el proceso de corte no se
producen prácticamente desechos, en su gran mayoría solamente polvo. En contraposición
a esta etapa, el descabezado es la acción por la cual se acumuló una cantidad considerable
de desechos.
Si bien esto último cambió lo que creíamos respecto de la producción de los fragmentos
descartados en cada etapa, no contradice sin embargo nuestra hipótesis de que en el sitio
se llevaba a cabo la formatización y regularización de adoquines y cordones, ya que los
especimenes recuperados son en forma y tamaño semejantes a los producidos por la
etapa final de la talla experimental.

Notas

1. Las variables utilizadas fueron: largo, ancho y espesor máximos; módulo de longitud/
anchura; tamaño relativo; forma general del contorno; materia prima (características del grano,
color, inclusiones); adhesiones; alteraciones de superficie; marcas antrópicas y pulido de las caras
(Mercuri y Coloca; 2008)
2. Los trabajos arqueológicos que se realizaron y se siguen llevando a cabo son de dos tipos:
de rescate y de una excavación normal sin restricciones de tiempo y espacio. En este caso, los
primeros, son los que se realizaron en la mitad del predio que linda con la calle Gualeguaychú, dado
que en ese sector se estaba construyendo el colegio se levantaron adoquines y escalones de granito.
La excavación sin restricciones de tiempo se realiza en la mitad del terreno que limita con la calle
Sanabria, ya que en este lugar, por el momento no se realiza ningún tipo de obra y es en donde se
recuperaron la gran cantidad de artefacto de granito (ver Camino 2007; Mercuri y Camino, 2006; y
Mercuri y Coloca, 2008)
3. Las herramientas usadas por los picapedreros son templadas por ellos mismos, ya que
necesitan determinada dureza, y de tantos golpes pueden dejar desechos al desprenderse fragmentos
de ellos.

Agradecimientos

Agradezco a Ulises Camino por su constante apoyo y ayuda en el desarrollo de este trabajo. A
Cecilia Mercuri, con quien hemos empezado el primer análisis del material. A Luis, por su buena
Coloca F. I. - Picapedreando. Experimentación sobre la confección de adoquines. 311

predisposición para contestar y dilucidar todas nuestras dudas. Y a mis compañeros de carrera y
del Proyecto Arqueológico Flores, tanto los que aun continúan trabajando en él como a los que han
tomado nuevos rumbos.

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Vázquez Oubiña Editor.
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:313-324 ISSN 1852-8554

EXCAVACIÓN DE LA ÚLTIMA VIVIENDA DE INDIOS DEL ANTIGUO


PUEBLO DE ITATÍ- CASA GÜERÍ VALLEJOS, ITATÍ, CORRIENTES-
ARGENTINA

Juan Ignacio Mujica1


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
En este trabajo nos propusimos analizar las características constructivas en una vivienda
que sobrevivió del antiguo pueblo franciscano de Itatí, cuyos únicos vestigios nos permitieron
tener un panorama de cómo era el comportamiento constructivo y urbano en los pueblos no
jesuíticos, dentro del territorio de la provincia de Corrientes
La casa perteneció a uno de los últimos cabildantes de esa localidad, de descendencia
Guaraní, los Güerí, y que después paso a manos de la familia Vallejos; y que fuera habitada
hasta la segunda mitad del siglo XX .
El relevamiento y la posterior excavación arqueológica para la determinación de los sistemas
de asentamientos, pisos, mamposterías, horconerías, etc., y teniendo como patrón los
antecedentes realizados en la excavación urbana de la “Casa Molina” (Siglo XVIII, Corrientes)
y los conjuntos jesuíticos dentro de la provincia de Corrientes y Misiones nos permitieron
una visión más integral del conjunto. Pudimos establecer pisos de ocupación e incluso, de
carácter prehistórico. ?
Palabras clave: Pueblo, indios, casa.

Abstract
In this work we proposed to analyze characteristics constructive in house that survived of
the old franciscan town of Itatí, whose unique vestiges allowed us to have a panorama of how
it was the constructive and urban behavior in the nonjesuíticos towns, within the territory
of the province of Currents The house belonged to one of the last cabildantes of that locality,
descendants Guaraní, the Güerí, and that later passage at the hands of the Vallejos family;
and that outside lived until second half of century XX. The relief and the later archaeological
excavation for the determination of the systems of establishments, floors, rubbleworks,
horconerías, etc., and having like landlord the antecedents realised in the urban excavation
of the “House Oil mill” (Century XVIII, Currents) and the jesuíticos sets within the province of
Currents and Missions allowed one more a more integral vision us of the set. We could even
establish floors of occupation and, prehistoric character. ?
Key words: Town, Indians, house.

1
Instituto De Formación Docente “Profesor Agustín Gómez”-Paso De Los Libres, Corrientes.
MMO: Carlos Gimenez
314 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:313-324

Justificación y antecedentes

Casa de Güeri y Vallejos: Monumento Histórico Nacional: Ley Nº 25.221/99.


Monumento Histórico Provincial: Ley Nº 4.555/91 y 5.371799. Monumento de
Interés Histórico Municipal: Ordenanza 177/87.

Ubicación. Antigua línea de edificación y actual predio de la Escuela Profesional “N. S.


de Itatí” Nuestro trabajo se realizaron a partir de los programas de recuperación
de recuperación del monumento partiendo los antecedentes históricos del Licenciado
Fernando González Azcoaga y los relevamientos preliminares de la Arquitecta Dr. Ángela
Sánchez Negrete directora del programa
Fue casa-habitación de Don Juan Antonio Güeri (1784-1833) Comandante Militar,
Cabildante Indígena, Juez de Paz y Diputado en la Cámara de Representantes de la
Provincia (1821). También fue propiedad del Tte. Cnel. José Joaquín Vallejos (1813-
1888), Héroe de las Luchas Civiles y ex Combatiente en la Guerra de la Triple Alianza,
La casa se encontraba con profundos deterioros desde 1987, que no fueron salvados y
amenazaban su conservación ante la inercia con que se habían manejado los sucesivos
proyectos de puesta en valor, en un patrimonio único en la región.

Casa güerí vista de arriba


Mujica J. I. - Excavación de la última vivienda de indios del antiguo pueblo de Itatí... 315

Esta casa es un último testimonio arquitectónico de la Reducción Franciscana de


Itatí, se trata de un edificio del siglo XVIII de estilo colonial-español con influencia
Asuncena que permite reconocerse en sus paredes de adobe con techos en caída a dos
aguas, prolongado en corredores o galerías, sostenido por tiranterías de madera, con
columnas y horcones del mismo material, urunday y quebracho.

Trabajo de campo

Realizamos primero un plano de planta con los niveles de terreno determinando la


ubicación del edificio dentro del predio.
Describimos la misma a partir del lado Este que es el sector que se encuentra en mejor
estado de conservación. La habitación Este posee una largo este-oeste de 7 metros por un
ancho de 6,06 metros, con paredes hasta la altura de la viga cumbrera, conservándose
parte de las mismas, como ser la viga cumbrera principal de madera de quebracho
todavía en su lugar, aunque no original, puesto que en los horcones soportes de la misma
se encuentra un suplemento que nos muestra que fue elevada para aumentar la altura
del techo.
Esta habitación a la vez se encuentra dividida en el lado oeste por una estructura
moderna de 3,43 metro por 5 metros sur-norte. Al oeste de la misma habitación se
encuentra una abertura que por los dinteles guardapolvos, en un momento fue puerta al
exterior, esta se encuentra a 70 cm. de la pared sur, y de 1,35 m. de abertura. La misma
sostenida por un dintel curvo construido en madera dura, por debajo de este se encuentra
el marco propiamente dicho de la abertura, posiblemente agregado posteriormente a lo
que haya sido la puerta original, que tal vez conservaba en su parte superior la misma
forma abovedada.
En la pared sur se encuentran dos aberturas una correspondiente a la entrada
principal de la vivienda, cuyo ancho máximo es de 1,20 m., esta es más moderna, incluso
el marco no corresponde con el marco de la misma. Una ventana que se encuentra al
oeste de la misma de 1,32 m. de longitud, en su marco con la reja también de madera
dura que aun conserva uno de sus barrotes.
En la pared norte se encuentran dos aberturas, una al este de 1 m. de longitud y otra
al oeste de 1,15m. dentro de la misma habitación.
Las paredes de la totalidad de la habitación son mixtas de piedras arenisca de la costa
del río Paraná entremezclado con ladrillos, todo asentado en barro, siendo su ancho
promedio de 50 cm., revocada por dentro y por fuera con barro y pintada a la cal.
Inmediatamente al Oeste se encuentra otra de mayor tamaño, aunque muy deteriorada
quedando solamente parte de los cimientos en pie y algún sector de mampostería. Esta
tiene un largo total de 8,20 m. este-oeste por 6,06 m. norte-sur. Con paredes con las
mismas características constructivas que la anterior.
Esta habitación posee visiblemente una abertura ventana al sur de la misma, la que
tiene una extensión de 1,40 m.
La pared oeste se encuentra en este momento ya en estado de reconstrucción y es
visiblemente de ladrillo moderno, excepto en su sector norte, 2,70 m. sur-norte, que
aun conserva el muro original prácticamente todo de piedra arenisca entremezclado con
ladrillos.
Al norte de la misma se encuentraba una habitación moderna de 2,80 m. norte-sur
por 1,15 m. este-oeste, utilizada como último baño de la vivienda, hoy demolida.
316 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:313-324

Al sur se encuentra una galería cuyos horcones, 2 de ellos aun en pie y 1 recostado
contra la pared sur en el sector exterior, sosteniendo la viga de madera de la galería estos
a 1,50 m. de la pared sur. Estas vigas y horcones formaban la galería que circunvalaba y
protegía a la vivienda, de las lluvias subtropicales La galería al norte no se pudo identificar
puesto que, han desaparecido los vestigios que podrían permitir identificarla, pero todo
hace pensar que la misma se extendía 2,5 m. por lo que se extendió la vivienda para ese
sector.

Excavación

La excavación tenía como objetivo establecer marcos de referencia para el conocimiento


constructivo de la vivienda, como ser, análisis de superposición de ocupaciones, de
pisos y cimientos. Los trabajos se realizaron con métodos alternativos de arqueología de
rescate. Puesto que el presupuesto y los tiempos eran limitados.

Sondeo 1
El sondeo aunque de forma irregular, aprovechamos la existencia de un pozo que
se habia realizando para la extracción de la raíz de un árbol que había crecido allí. Las
medidas del mismo con un ancho máximo, de este-oeste de 1,30 m. por un 1,60 m. de
longitud sur-norte; a 3,40 m. al norte desde la pared sur sobre la pared oeste y a 1,08
m. de la pared norte. Pudimos establecer dos niveles de piso y sin ninguna duda una
ocupación anterior sin pisos, pero con clara evidencia debido a los restos materiales. El
primer piso, es decir el más moderno, se encuentra a una profundidad de 30 cm. aparecen
Mujica J. I. - Excavación de la última vivienda de indios del antiguo pueblo de Itatí... 317

los mosaicos cerámicos pertenecientes a la ocupación más reciente, los mismos de corte
cuadrangular de 18 x 18 cm. por 3 cm. de espesor medio. Por debajo de este a 18 cm. de
profundidad encontramos un segundo piso de ocupación con ladrillos rectangulares de
tamaño normal de 28 x 14 cm.; y por debajo del mismo, Tiestos de cerámica de tradición
Indígena perteneciente a una ocupación anterior de carácter prehispánico El total de la
profundidad es de 77 cm.

Sondeo 2
318 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:313-324

Ubicado en el sector externo de la pared sur de la habitación Oeste y a 3,88 m. de la


pared oeste y en el borde mismo de la pared sur, de 60 cm. norte-sur por 1,60 este-oeste.
En él se pudo establecer los niveles y características de los cimientos como así también
un perfil estratigráfico de ocupación.
Ahí pudimos verificar y darle relevancia a la estratigrafía a pesar de que del mismo
no se hizo extracción de elementos, La importancia que va a tener este sondeo es la
posibilidad de verificación de un piso en la galería Sur de ladrillos rectangulares de
28 x 14 cm. de 5 cm. de espesor, como así también de verificar la existencia de un
cantero frente a la ventana con una ocupación de 5 m. de longitud este-oeste por 60
cm. sur-norte. El cimiento va a tener la particularidad que tiene los cimientos de la
zona de acuerdo a lo confirmado por los peones, y se caracteriza por tener en la parte
superior cuatro hiladas de piedra, luego siete hiladas de ladrillos, una hilada de piedra,
un espacio de arena apisonada y por debajo de este escombro apisonado y por debajo el
suelo natural arenoso.aún hoy se utiliza este tipo de cimientos Por otra parte pudimos
verificar la estratigrafía de ocupación debido que allí los suelos se presentaban claramente
diferenciados reconociendo 1 -Una capa superior de suelo negro por debajo y mezclado
con los mosaicos de la galería, 4 cm. formando un total de 22 cm. de sedimentos. 2- Por
debajo de ella se encuentra una capa de arena limpia de 17 cm. 3- Bajando la misma
una nueva capa de arena pero mezclada con carbón negro-grisaceo, de 13 cm. 4- Por
debajo de ella una nueva capa que sería de arena limpia de 10 cm. de espesor. 5- Luego
viene una capa con suelos arenosos con abundante carbón gris-negruzco, de 11 cm. de
espesor, posiblemente se trate de una ocupación pre-hispánica. 6- Por debajo de esto, el
suelo se presenta absolutamente limpio de arena, con 13 cm. de espesor.
A partir de allí se realizó el despeje de la totalidad de la galería este ahí se verifico la
existencia de un cantero frente a la ventana de la ventana de la habitación Oeste. De 5
m. de extensión este-oeste por 0,60 m. sur-norte, despejando y dejando al descubierto
la totalidad de la galería sur y este. Siendo esta última de 2,80 m. de ancho este-oeste.
Observándose una canaleta al borde de la misma, realizada del mismo material.

Sondeo 3
Realizado en el sector donde se encuentra el horcón central de la pared este en el
interior de la habitación Este. De 1 m. este-oeste por 1,10 m. norte-sur, a 2,50 m. norte-
sur de la pared sur y contra la pared este y a 2,46 m. de la pared norte. En este sondeo
se pudo verificar que los piso habían sido totalmente levantados y se había realizado
un nuevo piso de ladrillos con alisado de cemento encima, por debajo se pudo verificar
la existencia de material arqueológico en abundancia que demuestra la existencia de
al menos dos ocupaciones previas, es decir una de carácter reduccional y una anterior
prehistórica, donde se pudo verificar la existencia de una cultura con cerámica corrugada
y pintada, que se va ha continuar en el tiempo durante el periodo hispano indígena.
. Este horcón de la cumbrera es de 20 cm. por 20 cm. de espesor de corte cuadrangular,
de madera de quebracho y enterrado hasta una profundidad de 60 cm., profundidad que
coincide con la del cimiento.

Sondeo 4
Ubicado al oeste de la pared este de la habitación Oeste, a 2,50 m. de la pared norte, a
2,55 de la pared sur. Se realizo un pozo de sondeo, ubicado también, donde se encuentra
el horcón que sostiene la viga cumbrera. Este sondeo nos permitió verificar lo que ya
Mujica J. I. - Excavación de la última vivienda de indios del antiguo pueblo de Itatí... 319

sabíamos del sondeo 1, primero a solo entre 7 y 10 cm. por debajo de un sedimento de
suelo negro humus? estaba el primer piso con mosaicos de corte cuadrangular de 18 x 18
cm. de 3 cm. de espesor, este en muy buen estado de conservación levantamos 5 hileras
por 5 hileras de los mismos para poder continuar con nuestra excavación. 2 - Por debajo
de este a 23 cm. se encuentra el piso de ladrillos? de 28 x 14 cm. y por debajo de este un
suelo oscuro que nos muestra una ocupación previa a la instalación del piso original de
la vivienda actual.-
En los niveles se determinan de la siguiente manera: 1- Un nivel de sedimento nuevo,
de entre 7 a 10 cm. de espesor. 2- Un nivel de piso, de 3 cm. de espesor 3- Un nivel
intermedio de sedimento de 20 cm. de espesor. 4 - Un nivel de piso de 4,5 cm. de espesor.
5- Un nivel de sedimento gris oscuro de 40 cm. de espesor.
6 - Un nivel sin ocupación, con arena limpia de 25 cm. El horcón central de 20 por
20 cm. de corte de quebrado se encuentra enterrado hasta una profundidad de 60 cm.

Trinchera patio
Esta trinchera se realizó con el objeto de verificar si la vivienda continuaba
anteriormente extendiéndose hacia el este de la misma, planteada a los 5 m. al este de
la pared este y con un ancho de 80 cm. por 2,40 m. de longitud y a 90 cm. al norte del
patio de cemento alisado. Esta trinchera nos permitió: 1- Verificar que la vivienda no
continuaba hacia el este. 2- Establecer que efectivamente hubo una ocupación previa
a la construcción de la Casa Güerí Vallejos. - 3- Reconocer un período de viviendas
transitorias durante la etapa de la reducción.
El perfil nos muestra sobre la pared oeste y a 38 cm. de el perfil norte de la trinchera
y a los 30 cm. de profundidad se encontró un tronco labrado de corte aparentemente
rectangular, ubicado en forma vertical, de 70 cm. de longitud por 16 cm. de ancho norte-
sur y 12 cm. de espesor este-oeste.
Posiblemente ese poste haya sido uno de los horcones de las viviendas realizada
durante la primera etapa del pueblo reduccional. El material arqueológico aparece entre
los 30 y 60 cm. de profundidad y por debajo, 30 cm. de suelo estéril. Con una profundidad
total de 90 cm. con una pequeña franja de arena que se identifica claramente antes de la
capa fértil de entre 4 y 6 cm. de espesor

Trinchera este
Los peones que trabajaron, nos informaron que paralelo al tejido perimetral del terreno
aparecía un piso de ladrillo, en tanto una de las maestras de la escuela, nos informó
que cuando plantó contra el alambrado, para hacer el cantero, tuvo que romper pisos.
Resolvimos verificar, y allí realizamos una trinchera desde el límite mismo del alambrado
perimetral y hacia el oeste de 0,80 m. de ancho por 4,40 m. de longitud este-oeste. Allí
excavamos y a los 15 cm. de profundidad después de extraer un suelo negro con restos
de tejas muy fragmentadas, dejamos al descubierto un piso de 3,06 m. de longitud
este-oeste, inmediatamente después profundizamos el sondeo para ver si continuaba o
existía algún cimiento que limitara ese piso, y bajamos hasta una profundidad de 40 cm.
por 55 cm. de ancho este-oeste y continuamos la trinchera hacia el oeste a 25 cm. de
profundidad. El piso tenía una clara pendiente de 5 cm. de este a oeste. compuesto por
ladrillos rectangulares que 28 cm. por 14 cm. de lados.
320 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:313-324
Mujica J. I. - Excavación de la última vivienda de indios del antiguo pueblo de Itatí... 321
322 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:313-324

Trinchera interior
Demarcamos una trinchera que arrancaba al norte de la pared sur de la habitación
Oeste y que la atravesaba en su totalidad continuando hasta el alambrado perimetral
norte, con un total de 10 m. de longitud, a la que subdividimos de sur a norte en 4
sectores de 2,50 m. de longitud por 0,60 m. de ancho.

Trinchera interior - sector 1


Comenzamos después a excavar el sector que denominamos 1, limpiando hasta nivel
de primer piso, en él pudimos ver desechos de tejas de derrumbes de la mampostería y
elementos actuales que se describen en el inventario.
El piso es de mosaicos cerámicos de 18 por 18 cm. por 3 cm. de profundidad y se
encuentran a una profundidad, en este caso, de entre 7 y 18 cm. siendo de mayor
espesor en la pared sur haciéndose menos profundo hacia el centro de la habitación.

Trinchera interior - sector 2


El Sector 2 no prestaba mayores cambios y se mantenía constante en cuanto a la
profundidad del sedimento, el piso en buen estado de conservación, que pudimos ver a
lo largo de todo el sector. Alterando el piso por la inserción de raíces de las plantas que
habían crecido en la vivienda abandonada. Apareciendo muy pocos materiales, todos
actuales, que están descriptos en el inventario. (Ver plano pág. 95-96)

Trinchera interior - sector 3


Este sector se continuó de la misma manera que en los anteriores pero, es
interrumpido por los cimientos de la pared norte que aun en parte se conservaban. En
este lugar y aprovechando la no existencia de mosaicos, con el objeto de no alterar tanto
el bien patrimonial decidimos profundizar para analizar el cimiento norte y ver si este se
correlacionaba con su par paralelo sur. Entre el sector 2 y 3, se bajo por debajo de el nivel
de piso aprovechando que no había mosaicos en esa parte y pudimos verificar aunque
muy desordenado y a 31 cm. por debajo del piso de mosaicos cuadrados se continuaba el
antiguo piso de ladrillos rectangulares ya descritos en el sondeo 1.
En el sector 3 a los 1 m. sur-norte dentro de este sector pudimos verificar la existencia
de la pared norte de 49 cm. de ancho. Inmediatamente después del cimiento, a 60’ cm.
aparece una tapa de cemento y los muros posiblemente de una cámara séptica actual,
perteneciente al baño de la última ocupación. al Norte no pudimos verificar la existencia
de pisos de la galería norte que suponemos tenía la vivienda.

Trinchera interior - sector 4


Se verifica la existencia de la cámara séptica y se continúa hacia el norte sin que
aparezcan pisos de manera constante que permitieran verificar la extensión de la galería
norte, solo aparecen algunos mosaicos cerámico alineados en un total de 3, que solo nos
permiten inferir la existencia de la galería norte, pero no extensión.

Conclusiones

De los trabajos realizados en la Casa Güerí Vallejos de la localidad de Itatí podemos


concluir:
Mujica J. I. - Excavación de la última vivienda de indios del antiguo pueblo de Itatí... 323

1- Que el sector oeste de la vivienda se encontraba altamente deteriorado y que mucho


del material de derrumbe de las paredes ya no estaban in situ.
2- De los sondeos pudimos establecer que han existido al menos cuatro estratos de
ocupación: uno moderno, uno cuando se estableció el segundo piso uno cuando se
construyo la vivienda y uno anterior a la construcción de la vivienda definitiva.
3- En el sondeo 2 en el análisis estratigráfico pudimos verificar la existencia de una
ocupación posiblemente prehispánica anterior a la instalación del pueblo reduccional
de Itatí.
4- Que la Casa Güerí presumiblemente continuaba ediliciaménte hacia el oste, puesto
que la galería que la rodeaba se continuaba perfectamente en el sector este, de
acuerdo al seguimiento realizado con la limpieza de los pisos de esta galería.
5- Que lo que aparece como un piso al este del terreno posiblemente se trate de los pisos
pertenecientes a la galería de una hilera de viviendas ubicada longitudinalmente de
sur a norte puesto que la distancia existente entre el final de la vereda y el comienzo
de la otra coincide con lo que eran el ancho promedio de las calles en las reducciones
Jesuíticas, que en este caso es de 16,77 m. cuando las reducciones eran de 18 m. Lo
que nos hace pensar que el trazado pudo haber sido parecido.
6- Las medidas de las habitaciones el la Casa Güerí coinciden con el patrón de
asentamiento de las reducciones Jesuíticas.
7- El material arqueológico que aparece por debajo de los pisos tiene en general
características de la cerámica de contacto, aunque se han seguido conservando
estilos decorativos típicos de la cultura guaraní prehispánica.
8- Los cimientos se siguen haciendo hoy en día, de acuerdo ha informantes, de la misma
manera. Una capa de rocas o ladrillos, una de arena y a partir de allí. las paredes
9- Recomendamos realizar excavaciones que permitan una mejor visualización
fundamentalmente en los predios circundantes a la vivienda en cuestión. Esto nos
permitiría: a) reconocer y reconstruir de mejor manera las formas de vida anterior al
implante definitivo de la Casa Güerí. b).

Bibliografía

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Plata – Buenos Aires. Editorial Imprenta López
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343 ISSN 1852-8554

MACROARTEFACTOS:
MONUMENTALIDAD, IDENTIDAD Y PODER EN VENEZUELA ACTUAL

Rodrigo Navarrete Sánchez1


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Los monumentos y sus historias ancestrales y actuales son anclas sociales en la tierra,
concretadas tangiblemente en el enraizamiento, la identidad social, las relaciones de las
personas vivas con su pasado y con sus ancestros y los derechos sobre el territorio. Las
características de la comunidad o individuos afectan la conformación de estos artefactos en el
espacio construido, así como los efectos producidos y reproducidos en la misma comunidad
e individuos sobre el paisaje construido y los mecanismos de interacción recíproca vinculan
al paisaje con la colectividad. En este trabajo intentamos analizar en caso del surgimiento de
monumentos de concreto en las últimas dos décadas, construidos en general por las fuerzas
locales y desde patrones estéticos distintos a los de las hegemónicas bellas artes, en las
entradas de múltiples pueblos y ciudades de Venezuela.
Palabras clave: Monumento, identidad, poder, arqueología social.

Abstract
The monuments and their stories are ancient and modern social anchors in the ground,
specified in the rooting tangibly, social identity, the relationships of people living with their
past and their ancestors and the land rights. The characteristics of the community or
individuals affect the composition of these artifacts in the built environment and the effects
produced and reproduced in the same community and individuals about the built landscape
and the mutual interaction mechanisms linked to the landscape with the community. In
this sense, this paper try to analyze if the emergence of concrete monuments in the past two
decades, generally built by local forces and aesthetic standards different from those of the
hegemonic fine arts at the entrances of many peoples and cities of Venezuela.
Keywords: Monument, identity, power, social archeology.

Introducción

La demarcación epistemológica de la arqueología como disciplina científica puede


basarse en diversas campos que le son propios o únicos, si es que está disección
tiene sentido en este siglo XXI caracterizado por el reconocimiento de la constitución
cultural y sociopolítica de la ciencia como conocimiento hegemónico y de la porosidad
de los saberes en pos de un conocimiento más multivocal, contextual y significativo. Así,
aunque para algunos ser arqueólogo está asociado con un recorte cronológico definido

1
Departamento de Arqueología, Etnohistoria y Ecología Cultural de la Escuela de Antropología.
U.C.V.
326 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343

por el acceso al pasado, especialmente el más lejano y no occidental, para nosotros el eje
conector está en una interpretación social que parte de las producciones materiales y no
directa o primariamente de sus tradiciones orales o documentales escritas. De hecho,
fenomenológicamente, la materialidad sociohistóricamente producida, reproducida y
constituida siempre supone un acercamiento a un pasado, inmediato o lejano, de hace
minutos o siglos, según nuestra escala temporal y espacial, en el que se produjo un
contexto práctico o discursivo de relación social significativa. Siguiendo a Thomas (2004),
sabemos que el estar-aquí-en-el-mundo se constituye en existencia y experiencia presente
sólo a partir de un registro material, y cultural en general, formulado en el pasado y
proclive a sustentar acciones y discursos futuros. En este sentido, este trabajo forma
parte de una reflexión teórico-metodológica colectiva que en la academia arqueológica
venezolana, expresión de las reformulaciones epistemológicas más recientes, intenta
ampliar el campo de acción histórico-cultural, geoespacial, identitario y político del
quehacer arqueológico.
Una de nuestras principales preocupaciones es la de desarrollar una arqueología
socialmente significativa que tenga una función, intención y repercusión sobre nuestra
visión del mundo que vivimos, en especial nuestra vida cotidiana. Muchos arqueólogos,
como habitantes de centros urbanos modernos, distanciamos nuestro objeto de estudio
de nuestro entorno vivencial tanto en el sentido temporoespacial -el campo es un sitio
lejano donde se hallan restos del pasado remoto-, como ético-político -el pasado es un
país extranjero, como lo plantea Lowenthal (1985), otro que no se vincula con nuestra
experiencia presente-. Por el contrario, el surgimiento de la arqueología urbana implica
toda una redefinición de tesis fundacionales. Primero, en lo espacial, plantea la posibilidad
y necesidad de recuperar las evidencias materiales del pasado que se encuentran
depositadas bajo las complejas deposiciones estratigráficas de las urbes modernas.
Segundo, en lo temporal, supone que la distancia cronológica de esta evidencia respecto
al presente podría ser saldada por una suerte de solución de continuidad ocupacional
del espacio urbano. Y, tercero, más importante aún, en lo material, incorpora al registro
tradicional del pasado la producción material y el sentido de materialidad que se asocia a
las urbes modernas en que vivimos, desde sus posibles orígenes aldeanas indígenas hasta
sus manifestaciones más actuales. Así, restos cerámicos colaboran junto a fragmentos de
vidrio, maquinarias abandonadas en una fábrica, relojes, graffiti en los muros del barrio,
edificios abandonados o en funcionamiento, mercancías que pasan de mano en mano en
una tienda por departamentos, vestidos que adornan a los jóvenes, equipos utilizados
en la oficina de un banco, vehículos transitando la autopista, a interpretar la historia de
la ciudad. Sin embargo, es importen acotar que, epistemológicamente, una definición de
arqueología urbana no debe depender de la locación del trabajo de campo en la ciudad
sino de su particular enfoque teórico-metodológico -más no necesariamente técnico-,
y el cual se definimos como el estudio o interpretación de los procesos materiales de
formación, transformación, significación y resignificación en la ciudad, especialmente
la moderna occidental –aunque no excluimos la posibilidad intercultural de estudiar
configuraciones urbanas de formaciones sociales estatales no occidentales como las
toltecas, mayas, aztecas, chimús, incas, etc.-. En definitiva, no es sólo un trabajo en,
sino sobre la ciudad.
Los monumentos y sus historias ancestrales y actuales son anclas sociales en la
tierra, concretadas tangiblemente en el enraizamiento, la identidad social, las relaciones
de las personas vivas con su pasado y con sus ancestros y los derechos sobre el territorio.
Navarrete Sánchez R. - Macroartefactos: Monumentalidad, identidad y poder... 327

Las características de la comunidad o individuos afectan la conformación de estos


artefactos en el espacio construido, así como los efectos producidos y reproducidos
en la misma comunidad e individuos sobre el paisaje construido y los mecanismos de
interacción recíproca vinculan al paisaje con la colectividad. En este sentido, en este
trabajo intentamos analizar el caso del surgimiento de monumentos de concreto en las
últimas dos décadas, construidos en general por las fuerzas locales y desde patrones
estéticos distintos a las hegemónicas bellas artes, en las entradas de múltiples pueblos
y ciudades de Venezuela, que de alguna manera generan ambiguas tensiones con la
monumentalidad nacionalista institucional y proponen una suerte de poder y de estética
de abajo hacia arriba, especialmente a partir de cuatro casos emblemáticos: la gigantesca
vasija trípode prehispánica de Quíbor (Estado Lara), los enormes tambores de Curiepe
(Estado Miranda), la ineludible Virgen del Carmen de Higuerote (Estado Miranda) y el
hiperbólico mango de San Carlos (Estado Cojedes), como expresiones de identidades
y negociaciones ancestrales, tradicionales, religiosas o económicas, respectivamente,
de comunidades en competencia dentro del panorama sociopolítico cada vez más
regionalizado de un Estado Nacional centralista como el venezolano del siglo XXI. Aunque
los monumentos que aquí analizamos no representan elementos omnipresentes en la
panorámica del paisaje cultura cultural urbano local, como lo es la Torre Eiffel en Paris,
no podemos evitar la experiencia de visualizarlos ya que estamos obligados, tenemos que
enfrentarlos al entrar o penetrar dentro de los confines de lo que la comunidad a definido
como los límites de su espacio público urbano. Como figuras emblemáticas, construyen
nuestro primer encuentro experiencial con el mundo simbólico de la comunidad y generan
una suerte de rito de inclusión para el foráneo y el poblador mediante una expresión
material simbólica entre lo local y lo global, lo regional y lo nacional, lo universal y lo
particular, lo impuesto y lo apropiado, el temor y la admiración, la devoción y el asedio,
la inclusión y la exclusión, el autoritarismo y la multivocalidad, la rutina cotidiana y
eventos ceremoniales, la construcción y la autoconstrucción, la cohesión y la coerción,
la disciplina y la resistencia, la modernidad y la tradición, el proyecto y la práctica, la
emoción y la razón, la memoria y la revisión de la historia. Así, el pasado y el presente
son activados por parte de actores sociales que se conmemoran y representan a través
de un poder cotidiano espacializado y anclados en lugares y objetos in-corporados al
paisaje cultural. En este sentido, Barthes (2001) acota ciertas nociones importantes para
nuestra interpretación.

Monumentalidades: hacia una teoría sobre el monumento como macroartefacto

En primer lugar, queremos la selección del término macroartefacto para designar


nuestros singulares objetos de estudio sigue la definición de Lefevbre (…) de superobjeto
para la ciudad como un ente compuesto y complejo que conforma una unidad integrada
pero segmentada, integral pero difuso. En este sentido, en relación a estos monumentos
seleccionados, queremos resaltar, por el lado del carácter inmueble del objeto, el papel
de su innegable voluminosidad, visibilidad y prominencia relativa dentro de su contexto
material cultural, pero a su vez, aún más en el caso de estos monumentos o esculturas
recientes relativamente improvisados o furtivos y poco costosos en centros urbanos
venezolanos, su condición de artefacto, de hecho con las manos por artesanos, lo cual
recupera una dimensión más flexible y desautorizada en su condición de manipulables y
funcionales, es decir, como elemento simbólico materialmente emplazado en los espacios
328 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343

de intercambio sociopolítico de la reestructuración de lo local y lo global.


En general, los monumentos generan identidad y cierto grado de devoción por parte
de los valores o sistemas ideológicos que legitiman las condiciones de poder imperante,
especialmente la de los sectores o clases dominantes de la sociedad. Espacialmente a
través de sus propiedades físicas y su disposición espacial, las que precisamente las
definen como monumentos, las cuales son su volumen y visilibilidad, lo que conforma
las condiciones para su prominencia material e ideal. Como el caso paradigmático de la
Torre Eiffel,
En efecto, en París hay que tomar infinitas precauciones para no ver la Torre; en
cualquier estación, a través de las brumas, de las primeras luces, de las primeras nubes,
de la lluvia, a pleno so, en cualquier punto que se encuentren, sea cual sea el paisaje de
tejados, cúpulas y frondosidades que les separa de ella, la Torre está ahí, incorporada
a la vida cotidiana a al punto que ya no podemos inventar para ella ningún atributo
particular, se empeña simplemente en persistir, como la piedra o el río, y es literal
como un fenómeno natural, cuyo sentido podemos interrogar infinitamente, pero cuya
existencia no podemos poner en duda (Barthes 2001, p. 57).
Así, los arqueólogos hemos asumido una posición, por lo general, bastante tradicional
y universalizadora, del valor de los monumentos como, por ejemplo, las pirámides o
montículos americanos como símbolos de poder y de estatus social y político. Como
expresión de un poder hegemónico y de una identidad impuesta. En el caso de las
sociedades cacicales, especialmente americanas, la visión predominante era que la
ideología del poder cacical mantenía su estabilidad al asociarse con objetos esotéricos y
ceremonias cosmogónicas o funerarias locales controladas -y a veces protagonizadas- por
las élites en las construcciones ceremoniales con objetos suntuarios y alóctonos como
centros y recipientes de significados sagrados, lo que permitía movilizar una inmensa
cantidad de fuerza de trabajo y centralizar y redistribuir bienes por parte de las élites
con el consentimiento o escasa resistencia de la mayoría. Así, integran el uso económico
de los monumentos para definir los territorios productivos controlados por los caciques
quienes se hacían mediadores necesarios entre la subsistencia, organización social del
trabajo, la religión y en la integridad general del diseño de los monumentos en el espacio
(Bradley, Earle, Kristiansen).
La revisión conceptual promovida por la arqueología postprocesualista inglesa hace
más de dos décadas, reconstecutalizó el sentido de monumento, aún cuando bajo sus
propias categorías históricas como disciplina en Europa del Norte. Así, para Tilley (1999),
autores como Hodder o Thomas utlizaron deliberadamente el término monumento en
muchos casos sólo como sinónimo de megalito o tumba, en especial a partir de las
experiencias de los estudios megalíticos europeos locales y de la tradición colonialista en
contextos de Oceanía. De esta manera, las piedras y sus historias son vistas como anclas
sociales en la tierra que atestiguan tangiblemente el enraizamiento y la identidad social,
las relaciones de las personas vivas con su pasado y sus ancestros y los derechos sobre
el territorio. La historia se mapea y se organiza en eventos espaciales más que temporales
y en términos de migraciones, mitos localizados, nombres de lugares y localidades que
se recuentan en rituales, relatos y canciones. En casos melanesios, el orden temporal
es visto como una secuencia de localidades asociadas con eventos. Las piedras pueden
moverse solas o por acción humana ya que el mito y la historia son negociables y sujetas
a revisión, no son estáticas sino parte de una continua relación entre pasado y presente.
El potencial social y las metáforas paisajísticas, así como las nociones de identidad
Navarrete Sánchez R. - Macroartefactos: Monumentalidad, identidad y poder... 329

social y espacial deben ser vistas desde una perspectiva fenomenológica del paisaje y
el lugar a largo plazo, especialmente en los casos cuando involucra la construcción de
monumentos y su relación dialéctica como los aspectos topográficos para conformar un
sentido distintivo y significativo de lugar. Por otro lado, para el neolítico europeo, las
zanjas y senderos podrían expresar procesiones rituales lineares y pautadas entre los
monumentos que contrastan con los patrones de movilización íntimos y la deposición
de artefactos circular y encerrado. Mientras las actividades rituales en esas localidades
ocurrieron dentro de los límites de los monumentos ubicados dentro del paisaje, las
hechas a lo largo de los senderos deben haber sido procesiones o peregrinaciones
integrativas que relacionaron topografía y lugares mediante significados más abarcantes
y generalizados. Así, “la cultura material supone la narrativa y el recuento de mitos y fue
hecha, a veces, para aparecer como si algo sucedió realmente, lo que determina otras
formas de poder en las narraciones y recuentos impuestos” (Hodder 1995, p. 165).
Para Rapoport (1994), la comprensión del orden particular y de la subyacente
organización espacial y conceptual es esencial para la interpretación del espacio construido
y de los macroartefactos que lo conforman pero sería insuficiente sin la integración de
los agentes, actividades, aspiraciones, necesidades, valores, estilos de vida, categorías
sociales y otros aspectos sociohistóricos y culturales que llevaron a su construcción y que
se activan en entorno a este bien inmueble. Propone que debe reconocer tres aspectos
básicos del espacio construido como expresión física del a organización espacial de una
cultura: 1) las características de la comunidad o individuos que afectan la conformación
de estos artefactos en el espacio construido; 2) los efectos producidos y reproducidos en
la misma comunidad e individuos sobre el paisaje construido y 3) los mecanismos de
interacción recíproca que vinculan al paisaje con la colectividad (p. 461).
De hecho, el espacio en si mismo, más que una división natural y universal, es
una construcción sociohistórica y la disposición de los elementos materiales en éste
conforman el paisaje cultural que constituye la visión de mundo asumida, impuesta o
consensuada, de un colectivo o una de su facciones o individuos, por lo que en el sentido
antropológico de política, condensa una serie de nociones y decisiones políticas y, por
ende, una ideología y práctica del poder imbricada con las negociaciones, tensiones y
ambigüedades de los productores de dicho paisaje. El marcaje espacial abarca desde
señales mínimas circunstanciales hasta sistemas complejos permanentes altamente
redundantes, los que cotidianamente interactúan con otros elementos móviles y con los
individuos en el reforzamiento de la información -y de la locación y la localización como
experiencias activas y negociadas- en un gran diversidad de escala, heterogeneidad,
complejidad, especialización, etc. (p. 493). Rapoport, finalmente, señala tres puntos:
1) entender el ambiente construido y subyacente organización espacial a partir de los
esquemas cognitivos culturalmente relevantes; 2) considerar la relación entre estas
manifestaciones físicas con otros tipos y aspectos del espacio social, político, conductual,
sagrado, mítico, ritual etc., y 3) relacionarlo con las nociones y prácticas culturales
particulares sobre el tiempo, el significado y la comunicación. La expresión física de la
organización espaciales sólo un aspecto de la organización de los significados culturales,
por lo que la localización de los objetos, individuos y grupos en el espacio también
comunica significados en distintas escalas y asuntos como la salud, el estatus, el poder,
el estilo de vida, los valores, la organización social, lo público y lo privado, especialmente
cuando está reforzada por elementos inmuebles o fijos (pp. 495-497).
Reciente estudios arqueológicos han considerado el asunto de las relaciones de poder
330 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343

y la legitimación de la visión de mundo de las élites mediante el mundo material, así


como la resistencia por los subalternos (Leone 1984; Miller y Tilley 1984; Miller y Tilley
1982, Miller 1986; Paynter, Robert y Randall McGuire 1991). Su valor, como la noción
de panopticon en Foucault, es su principio de disciplina para controlar y vigilar, lo que
influye y reordena planes urbanísticos, la arquitectura de las fábricas y las estructuras
domésticas y, así, ejerce una considerable influencia en la experiencia de la vida diaria
de los individuos y colectivos. Esta estructuración de la dominación de las experiencias
cotidianas sirve para mistificar las relaciones de poder, asociando la aceptación con el
sentido común en interacciones altamente controladas y estructuradas. Así, las élites
expresan la ideología dominante mediante una cultura material grandiosa y perenne,
pero frecuentemente los subalternos no la comparten y poseen sus propias ideologías de
resistencia. Los monumentos que participan en la legitimación de la ideología dominante
así podrían más bien asegurar la coherencia de la clase dominante que la sumisión de los
subordinados y, por ende, la monumentalidad implica dominación por lo que su destrucción
manifiesta tensiones y retos sociales. Así, aún que es innegable que, como en el análisis
de paisaje del poder en Binghamton (EE.UU.) realizado por McGuire (1991) a través de la
distribución de fábricas vías de acceso, arcos de entradas y cementerios, los monumentos
son declaraciones complejas que intentan enmascarar relaciones sociales desiguales,
intentando generar lealtad, aprecio y sentido de comunidad corporativa, también es
verdad que, como postula Hodder (1999), que los nuevos enfoques estructuracionistas,
dialécticos y fenomenológicos permiten romper con la visión tradicional de estructuras
rígidas y de sistemas de cohesión y comportamiento particulares basados en oposiciones
universales entre naturaleza/cultura, mente/cuerpo, significado/práctica, estructura/
agente, enfatizando lo local y personal, la experiencia vivida por individuos que habitan
monumentos y paisajes. Estos monumentos no tienen un solo significado sino que
cambian continuamente, por lo que el sitio o el monumento no es una estructura estática
sino el producto de un prolongado sitio de reorganización y renegociación en contextos
fluidos y multivocales. Para Barrett (1994), la monumentalidad no se origina ni en la idea
ni en el plan sino en la práctica y en el proyecto, por lo que se hacen lugar generalizado
de actividades concentradas como sitio ancestral debido a la necesidad de controlar y
fijar los significados en el paisaje para el pastoreo y el control de los animales, las rutas
migratorias y los cultivos de pastizales. Thomas (1996) y Bradley (1996), por su parte,
afirman que las personas sólo pueden conocer un sentido y materialidad del lugar como
parte de estar en el mundo, por lo que en vez de verlos como entes que repiten rutinas
prácticas para satisfacer necesidades, los integran a un abarcante marco de significados
dentro del que se desarrollan las estrategias prácticas que va desde lo sensorial o
fenomenológico hasta lo representacional.
El problema es que, si asumimos el poder desde una visión similar a la de Foucault,
no lo concebimos como una fuerza monolítica e inmutable que oprime a los subalternos
desde arriba, las más altas esferas, mediante distorsiones ideológicas de la realidad social
(aparatos de reproducción ideológica como la educación y la religión) o por medio de
discursos, prácticas y acciones represivas coercitivas como las leyes y la moral o incluso
coactivas y violentas como la prisión, tortura o asesinato. Más bien el poder es una fuerza
o constelación de discursos y prácticas sumamente complejas, manipulables y móviles
que se desplazan en ambas direcciones, tanto desde arriba hacia abajo como a la inversa,
al igual que desde el entorno hacia el individuo y en el sentido contrario, posibilitando
y limitando la performatividad individual y colectiva dentro de un tenso, contradictorio
Navarrete Sánchez R. - Macroartefactos: Monumentalidad, identidad y poder... 331

y ambiguo entramado socia. En consecuencia, así como hay poder opresor hegemónico
desde arriba, también pude configurarse desde abajo como una capacidad de trasgredir y
resignificar los contextos y acciones culturales y políticas. De hecho, el poder en los seres
sociales está tan internalizado por la socialización e incorporado por su materialización
en el cuerpo que forma parte, define y estructura la propia identidad. Ser social es estar
sujeto y a la vez ser agente de poder.
Por esto, como podemos ver en la siguiente cita, hasta la misma Torre Eiffel, generó en
sus tensiones iniciales antes de convertirse en el monumento hegemónico y paradigmático
por excelencia del Occidente moderno.
Escritores, escultores, arquitectos, pintores y aficionados por la belleza hasta aquí
intacta de París, queremos protestar con todas nuestras fuerzas, como toda nuestra
indignación, en nombre del gusto francés mal preciado, en nombre del arte y de la historia
franceses amenazados, contra la erección, en pleno corazón de nuestra capital, de la
inútil y monstruosa Torre Eiffel ¿La ciudad de París seguirá por más tiempo asociada a las
barrocas y mercantiles imaginaciones de un constructor de máquinas para deshonrarse
y afearse irreparablemente? Pues la torre Eiffel, que ni la misma y comercial América
querría, es, no lo duden, la deshonra de París. Todos lo sienten, todos lo dicen, todos
se afligen profundamente, y no somos más que un débil eco de la opinión universal, tan
legítimamente alarmada. Por último, cuando los extranjeros vengan a visitar nuestra
Exposición, aclamaran sorprendidos: ‘¿Cómo? ¿Éste es el horror que los franceses han
encontrado para darnos una idea del gusto del que tanto presumen?’ Tendrán razón
si se burlan de nosotros, porque el París de los góticos sublimes, el París de Puget, del
Germain Pilon, de Jean Goujon, de Barye, etc., se habrá convertido en el París del Señor
Eiffel [1887, Extracto de protesta de artistas]” (Barthes 2001, p. 55).
Por otro lado como, lo evidencia el monumento ubicado en el centro de Londres para
conmemorar el gran incendio de ----, puede reacomodarse en su significación original para
asumir o absorber nuevos contenidos simbólicos. De hecho, en el caso de este prominente
pilar salomónico unicado entre calles muy angostas que no permiten su visibilidad desde
la lejanía ni una perspectiva adecuada para apreciar su volumen y altura, ha perdido
incluso su sentido original y pocos recuerdan que evento o personaje conmemora. Así, se
convierte en el monumento para identidades difusas, un macroartefacto de por si y para
si y, de hecho, es conocido bajo la simple pero cargada denominación de The Monument.
Sólo marca su propio emplazamiento pero se asocia con el poder de una localidad urbana
central dentro del sistema simbólico global.
Debemos, entonces, preguntarnos qué pasa con aquellos monumentos que no
responde estrictamente a la imposición desde arriba sino más bien a un poder o voluntad
desde abajo o, quizás siendo cónsonos con la dialógica del poder, a una acción intermedia
en espacios de conflictos, a un vehículo y motor de relaciones sociales complejas, como
aparato de negociación entre diversos niveles y direcciones de la estructura y la agency,
lo local y lo global, etc. Estética desde abajo hacia arriba (Canclini)
Podemos ver los monumentos como artefactos emplazados en lugares de contienda
política e incluso estética al expresarse en estilos identitarios que promueven y a la vez
confrontan valores hegemónicos como la identidad nacional frente al ancestralidad local,
las bellas artes ante el arte popular o artesanía, etc.
“El espacio manda a los cuerpos, prescribiendo y proscribiendo gestos, rutas
y distancias a cubrir. La monumentalidad siempre in-corpora e im-pone un mensaje
claramente inteligible ya que enmarcara el deseo y la arbitrariedad del poder bajo signos y
332 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343

superficies que aseveran expresar la voluntad, el deseo y el sentido colectivo: al construir


en escala monumental, pretendemos una incorporación física del orden social como
eterna y perenne, negando el cambio y transformando el miedo al paso del tiempo y la
ansiedad ante la muerte en un esplendor” (Parker Pearson y Richards 1999, pp. 2-3)
Al fin, es imposible, como en el caso del Monumento a la Bandera en Rosario
(Argentina), escapar o incorporarse, al significado material y fenomenológico de
nuestros monumentos que nos rodean cotidianamente como mensaje sociopolítico. Los
monumentos son construidos y reconstruidos en cada paso simbólico que damos a su
alrededor. Ignorar esto sería desconocer su y nuestro papel en la construcción del sistema
histórico, simbólico, político e identitario de la sociedad, ya sea la propia actual o aquella
pretérita que el arqueólogo interpreta.

Una gigantesca ancestralidad: el trípode monumental de Quíbor

La ciudad de Quíbor, en el Estado Lara, a unos 25 km. al suroeste de la capital estatal,


Barquisimeto, representa uno de los pocos centros poblados en la Venezuela occidental
que, además de poseer una riqueza arqueológica a cargo de su museo arqueológico –
sin duda, el único en su género en el país- debe parte de su centralidad en la historia
nacional reciente al hallazgo de restos arqueológicos, lo que a su vez ha incidido en un
auge turístico y artesanal local sin precedentes en la región. De hecho, actualmente
Quíbor no sólo cuenta con un mueso sino también se ha convertido en un centro de
acopio, distribución y comercialización de los más diversos productos artesanales de
gran parte de su valle. Pero no siempre fue así. Desde fines del siglo XIX e inicios del
XX, algunos pioneros reconocen el valor arqueológico regional, pero no es sino hasta
1965 que la ciudad cobra renombre cuando, aledaño a su plaza principal, excavaciones
para colocar nuevas cloacas hacen aflorar gran cantidad de piezas de cerámica y restos
humanos pertenecientes a una compleja necrópolis indígena prehispánica, posteriormente
declarada Patrimonio Cultural.
Los trabajos iniciales en el sitio Cementerio del Boulevard de Quibor (LJ1), llevan a la
creación de un centro para su preservación y estudio, el Centro Científico, Antropológico
y Paleontológico del Estado Lara, a cargo de Adrián Lucena, quien continuó su excavación
hasta el cierre en 1975. Durante esa década la polémica sobre el origen cultural, la función
social y el destino final de estos restos marcó irreversiblemente la historia de Quíbor y,
definitivamente, la historia de la arqueología venezolana. El descontento de sectores de
la comunidad quiboreña y de instancias oficiales por los pocos resultados concluyentes
promovía apresurar los estudios para solucionar las dificultades sufridas en el orden
público y por particulares afectados, en especial el problema urbanístico causado por la
apertura de la calle y la dificultad para el tránsito, así como la acumulación de escombros
en el sitio. Una reunión de arqueólogos representantes instancias nacionales inspeccionó
el yacimiento en 1974 y resaltó la importancia del hallazgo y la imperiosa necesidad
de su conservación. Su plan para conservar y ampliar las excavaciones promovía la
coexistencia armoniosa del patrimonio y la comunidad mediante cambios urbanísticos
y la propuesta de un museo de sitio. El cierre abrupto de la excavación en 1975 -sin
preaviso o procedimiento oficial a medianoche -, según opinaron algunos lugareños, fue
promovido por élites económicas y políticas locales. Las posturas tomadas por distintas
personalidades e instituciones que, directa o indirectamente, se relacionan a la ciudad
de Quibor y a las actividades investigativas en el sitio del Boulevard. Desde este suceso,
Navarrete Sánchez R. - Macroartefactos: Monumentalidad, identidad y poder... 333

los actores sociales se exponen y canalizan mediante los medios de comunicación. Por
un lado, para algunos significaba un patrimonio arqueológico que daba cuenta de una
población pigmea en América en tonos localistas y análisis superficial de la evidencia
–es paradójico el hecho de resaltar un pasado pigmeo, que podría verse como inferior,
pero ahora bajo la óptica del carácter único y extraordinario de la población indígena
originaria local-.superficial de los datos expuestos, haciéndose uso de herramientas
lingüísticas, como los tonos de exageración, para lograr atraer la atención del lector.
Algunos entes gubernamentales afirmaron que sólo accedieron a las demandas, de la
población quiboreña ante el perjurio de la imagen y el bienestar urbanístico. Por otro
lado, otros sectores, especialmente juveniles, denunciaron la arbitrariedad e ilegalidad
de una medida que atentaba contra la historia, el conocimiento científico y el desarrollo
turístico en la región. Al igual, muchos escritores y personalidades académicas y
científicas nacionales se pronunciaron contra lo que denominaron un atentado contra la
cultura, pidiendo reflexión y reevaluación a las instancias pertinentes e incluso llaman
incultos a los quiboreños que apoyaron o ignoraron la medida. Se critica la idiosincrasia
del venezolano y la pérdida de valores propios ante un desarrollo material inmediatista.
Variadas son las muestras de descontento por intelectuales locales, nacionales e incluso
de proyección internacional, que aunque reconocen el daño al acervo cultural, no
se vinculan con los intereses de los quiboreños y venezolanos dentro de este debate
mediático.
Así, para la década de los ochenta del siglo XX, las iniciativas del museo y de ciertas
instancias intelectuales locales lograron dar continuidad a las investigaciones en
la región y en el cementerio de Quíbor, así como fomentar la valoración y rescate del
patrimonio arqueológico local mediante las exhibiciones del museo y el entrenamiento de
capacitadores locales para ofrecer guiaturas y formación de artesanos que desarrollaron
réplicas de las decoradas piezas recuperadas en las excavaciones. Esto no sólo forjó un
grupo de ceramistas dedicados a la reproducción de piezas arqueológicas bajo técnicas
tradicionales para el mercado turístico sino que atrajo otros artesanos –tejedores,
talladores de madera, torneros de gres, etc.- quienes fueron formando un próspero
comercio local. De hecho, una de las vasijas trípode con pintura polícroma geométrica se
convirtió en el hito de dicho mercado al erigirse una gigantesca reproducción al centro
de la redoma del paseo artesanal. Su prominencia, aledaña al acceso a la ciudad desde
Barquisimeto en una encrucijada que conduce a otros puntos de interés turístico regional
la hace señal ineludible del tipo y valor de la mercancía que allí se ofrece y otorga un
sentido reinventado de continuidad histórica ancestral a una producción artesanal que
sólo recientemente creó su nicho comercial en la región a partir de una reinvención del
patrimonio arqueológico local. En consecuencia, en Quíbor, podríamos suponer que
la presencia del macrotrípode en la redoma de entrada a la ciudad como bienvenida a
su mercado artesanal llama la atención de la compleja pero reciente interacción entre
una ambigua comunidad en busca de identidad ante la competencia de la gran urbe de
Barquisimeto rescatando típicos imaginarios colonialistas modernos como el del pigmeo,
un contradictorio acercamiento a la ancentralidad indígena por parte de las élites locales
y el Estado nacional entre el rescate y la destrucción, la búsqueda de los orígenes de la
comunidad intelectual y científica enfocada en el saber histórico y arqueológico y sus
instituciones como el museo y un sistema comercial ávido de crear un eficiente mercado
competitivo a partir de la reinvención de tradiciones artesanales que dieran centralidad
geocultural al mercado local.
334 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343

Tambores de concreto no suenan: Curiepe legitima la tradición afrovenezolana

Curiepe, poblado en la costa central venezolana, zona de Barlovento del estado


Miranda, representa un interesante caso de resignificación simbólica por una comunidad
de origen negro esclavo que vincula sus bailes, tradiciones y artefactos reconocidos como
tradición popular por el Estado y sus propios practicantes, como el tambor, con su
identidad racial, étnica y su resistencia histórica ante la esclavitud y el racismo. Es obvio,
entonces, que el principal macroartefacto que dignifica esa identidad son los inmensos
tambores de concreto que nos reciben en la entrada del poblado y que indican desde el
inicio de la experiencia una determinada posición de la comunidad ante la nación y el
mundo.
En su análisis de la Fiesta de San Juan de Curiepe, David Guss (2005), afirma que las
formas festivas son representaciones únicas que responden a realidades contemporáneas,
sociales e históricas saturados con significados múltiples y contestatarios, escenarios
públicos en que convergen intereses en competencia, ya sea para desafiar o negociar
una identidad en continuo desplazamiento. De hecho, el caso del San Juan le sirve para
explorar, a través de la representación de la historia en una comunidad afrovenezolana,
el tema de los usos selectivos del pasado y el cuestionamiento de la noción de las historias
-y de la Historia- como tradiciones simples, estáticas, heredadas de un pasado neutral
de culturas tribales orales reasentadas por la antropología. Existen referencias de que
el orden colonial, aunque con estupor debido a la sacrílega integración de sistemas de
creencias europeas y africanas así como de identidades masculina y femenina en actos
vistos como eróticos, incentivó la celebración de San Juan. Sin embargo, desde la Fiesta
de la Tradición de 1947 se edita como evento público nacional y en 1970, pasó de nacional
a monumental, espectáculo patrimonial representado por pocos actores tradicionales
frente una audiencia que observaba, fotografiaba, participaba, bailaba y reconocía la
centralidad del evento. La campaña promovida por los medios y mediante afiches atrajo
cientos de miles que generó una intensa interacción entre locales, turistas, gobierno y
empresas. El éxodo de habitantes locales a ciudades y la afluencia de turistas ponían en
crisis la identidad tradicional, por lo que se enfatizó la liberación y resistencia de San
Juan, asociado con la imagen de los tambores, auspiciada por gobiernos y comunidades,
como símbolos de resistencia y de independencia política en Venezuela y el Caribe. Se
tornó, así, en evento preñado de asociaciones simbólicas emanadas principalmente del
cimarronaje, el cual implica la negación a someterse a la esclavitud, como tradición
viva que resiste la opresión europea ya que el venezolano negro sigue siendo ciudadano
oprimido y marginado. La figura de San Juan Congo la que, según la tradición oral, era
originalmente negra revestida de yeso y poseía falo, rasgo iconográfico africano contrario
al cristiano, se rescató para recuperar una historia local orientada por el retorno al origen.
También se ligó al cimarrón José Larito, simbolizando africanidad, lucha y liberación y a
un precursor de Jesús en pos de la libertad.
Curiepe fue uno de los primeros cumbes del país fundado por cimarrones, esclavos
fugitivos que establecidos en lugares de difícil acceso para evitar la recaptura en la
Colonia y así crear aldeas de chozas alejadas de los caminos en las montañas. Con el
tiempo dieron origen a pueblos a lo largo y ancho del país. Cumbe, Rochela y Palenque
denominan a un grupo de negros o indios alzados en un pueblo fortificado, lejos del
control del blanco. El régimen colonial prohibido el uso del idioma y la religión originarias
africanas, intolerancia que obligó a los esclavos a reformular su tradición encubriéndolas
Navarrete Sánchez R. - Macroartefactos: Monumentalidad, identidad y poder... 335

tras rituales y hábitos europeos cristianos impuestos. Una de sus fechas clave es la
fiesta de san Juan Bautista. Ese día, el 24 de junio, fue el escogido en 1749 para iniciar
una rebelión que incluía a Guarenas, Guatire y los Valles del Tuy. La rebelión fue
detectada y castigada por la Corona española. Sesenta y cuatro años más tarde, el clima
político en la costa de Barlovento no había dejado de recalentarse. Se declaró la Guerra
de Independencia y el ejército de Francisco de Miranda defendía Maracay, San Mateo
y La Victoria para impedir la entrada a Caracas de Domingo de Monteverde. Miranda
incluyó en su ejército a 1000 negros y mulatos libres como esclavos de refuerzo, quienes
se negaron a ser alistados e iniciaron la Insurrección de Barlovento, proclamando a
Fernando VII. Se apoderaron de Caucagua y Guatire y marchaban a Caracas pero Pedro
Echezuría, párroco de Antímano, los apaciguó. Para 1814, muchos en el ejército de
Boves, se insurreccionaron en la costa central y ayudaron a Bolívar y Mariño a ganar en
La Puerta. Después de la Independencia, se produjo otros levantamientos en 1822, 1835
y 1845.
Recientemente, el 20 de julio de 2009, un inusitado evento ampliamente reportado por
la prensa nacional, especialmente la opuesta al gobierno actual, se reamplificó con estas
sonoridades de la resistencia ancestral ante un contexto político totalmente distinto. Una
protesta de pobladores de Curiepe debido al retiro de una escuela comunitaria por parte de
la nueva alcaldesa del gobierno chavista, en un pueblo que votó dividido en las elecciones
regionales venezolanas de 2008, finalizó justamente frente a la plaza del monumento a
la entrada de Curiepe, en un violento enfrentamiento con la Guardia Nacional. Y, por
supuesto, los macro tambores fueron una vez más espectadores y protagonistas centrales.
Dos días después, los tambores repicaron en el palacio presidencial de Miraflores en
Caracas, como protesta de ante la violencia de la Guardia Nacional en su pueblo y
exigir atención de las autoridades, bajando el tono durante el diálogo con el ministro del
Despacho de la Presidencia y la alcaldesa de Brión. Enfatizaron, ante la prensa, que el
pueblo de Curiepe es pacífico pero reacciona cuando violan sus derechos con su única
arma que tenemos para batallar y protestar, los tambores. Y la protesta, que quizás en otra
situación distinta a la polarización política que afecta a Venezuela actualmente y en otra
locación distinta al emblemático Curiepe cimarrón, cobró dimensiones monumentales
por unos días (El Universal, 2009). En definitiva, una vez más un poblado hizo uso de la
reinvención de su tradición, y de su manifestación material tanto en los tambores como
en el monumento a ellos, como una forma de exhibir una construcción de etnicidad
que utilizó el trasfondo de la resistencia negra, tanto racial como histórica, para actuar
políticamente desde lo local al ámbito nacional.

La virginidad maculada: Higuerote y la contienda por su identidad religiosa

Higuerote es otra población, originariamente formada por una población negra en la


misma zona de Barlovento en las costas centrales mirandinas centrales de Venezuela,
que ha servido como balneario y enclave de desarrollo turístico para el escape de
Caracas. Desde la década de los cincuenta del siglo XX, ha sido centro de atención para
la construcción de complejos y modernos centros turísticos que, paulatinamente, se
han ido erigiendo y desapareciendo, según los regímenes y períodos políticos avanzaron
hacia el siglo XXI. Recientemente, la zona ha recobrado parte del auge perdido debido
a la construcción de vías de acceso –autopistas- mucho más rápidas desde Caracas.
Sin embargo, su condición de imán turístico también desdibujó tempranamente la
336 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343

composición demográfica, racial e identitaria de Higuerote al promover la migración


permanente o estacional de contingentes humanos de otras regiones del centro del país
que no necesariamente se identificarían con la versión de las raíces africanas y de la
resistencia esclava que legitima el sentido de raíces ancestrales que legitima a otros
poblados barloventeños más pequeños, distantes o menos porosos. Sin embargo, esta vez
le tocó a la religiosidad jugar un papel central en la construcción de un referente material
identitario en el contexto de la polarización política venezolana del siglo XXI.
Debido a que Higuerote a dejado desde hace un tiempo de ser referente nacional de
negritud -y, de hecho, sus tambores de San Juan casi ya no se tocan-, en el momento
que las instancias políticas locales decidieron construir uno de los macroartefactos en la
entrada del pueblo echaron mano de la religiosidad cristiana que unifica a su población
tanto negra como mestiza o extranjera. Así, la Virgen del Carmen, imagen mariana
ibérica sin aparición milagrosa en América encargada de interceder por las almas en
el purgatorio, santa patrona no sólo de Higuerote sino de muchos otros pueblos de
Venezuela en distintas regiones, y patrona de los chóferes y conductores de carreteras,
posee una difusa y transitiva asociación más global con los contingente socioraciales o
étnicos venezolanos, pero con una poderosa aura de madre protectora de los ciudadanos.
De hecho, siendo este poblado un eje vial, turístico y demográfico con una alta movilidad,
no es casual que su protectora se encargue precisamente de estos avatares, del ir y venir,
del tránsito de un de un lugar a otro, de una situación espiritual a otra, de una identidad
a otra. Sin embargo, su monumento presenta una forma particular bajo una estética muy
peculiar: en vez de emular el realismo o el movimiento de las imágenes religiosas barrocas
que hegemonizan las bellas artes, se representó en una posición y actitud hierática más
cercanas a la de las tallas de madera artesanales tempranas coloniales americanas o
las que actualmente producen diversos artesanos rurales a lo largo de todo el país y que
se venden con orgullo en el mercado nacional como expresiones puras de la tradición
popular nacional. Así, la virgen de Higuerote parece transitar y promover el tránsito de
religión a turismo, de tradición as modernidad, desde una locación estratégica: la redoma
de entrada al poblado que distribuye las diversas vías en distintas direcciones locales y
nacionales.
Sería válido, entonces, preguntarse el sentido cultural de la ambigua Virgen de
Higuerote ante la densa y pesada significación de otros casos como el Trípode de Quíbor o
los tambores de Curiepe. Empero, con una perspectiva de abajo hacia arriba centrada en
las experiencias de temporalidad y personalidad al nivel del sujeto, como lo hace Thomas
(2005), sabemos que tanto la cultura material como los seres sociales no poseen ningún
carácter esencial precedente a la colectividad social o cultural sino que la formación de
la identidad personal y de la materialidad es contingente a la existencia de contextos
sociales y tradiciones culturales. Así, eventos particulares inscritos en la memoria y en
el cuerpo conforman las biografías de la cultura material mediante la adquisición de
significados en la espacialidad y la temporalidad. Así que estos monumentos no sólo son
creados por necesidades y significaciones que los preceden sino que, más importante,
aún crean nuevas necesidades y significaciones a lo largo de su emplazamiento en un
contexto existencial.
Y una vez más, al igual que los tambores de Curiepe, parecía inevitable que se
convirtiera en mediadora en la polarización nacional actual. Luego de tener cerca de una
decena de años de erigida y colocada frente al pueblo, el 18 julio de 2009, la prensa de
oposición nacional reportó de forma insistente que Higuerote se oponía al retiro de su
Navarrete Sánchez R. - Macroartefactos: Monumentalidad, identidad y poder... 337

virgen, luego de que la alcaldesa chavista anunciara la posibilidad de retirar la imagen


de la virgen calificándola de muñeca –una obvia referencia a la estética no preciosista
y artesanal que señalamos- y de pintar la iglesia del pueblo de color rojo -el color de la
revolución, pero también el del demonio-, los pobladores protestaron argumentando que
ella no representaba la verdadera esencia de las costas mirandinas al no ser nativa de
la región sino una turista asidua -como, paradójicamente, no lo son muchos de los que
habitan Higuerote-. Luego se desmintió y culpó al gobernador del estado -casualmente,
de oposición- de desestabilizar la región de Barlovento atentando contra sus símbolos,
con los se identificó por ser “higueroteña de corazón” como sus padres. En breve, las
cualidades socialmente significativas de ciertos objetos no son intrínsecas al objeto en sí
mismo ya que la circulación de artefactos crea historias que conjugan lugares, materiales
e identidades y las hacen disponibles en localizaciones específicas, con frecuencia atadas
a monumentos que crean y recrean lugar, prestigio colectivo o individual, nociones de la
muerte o trascendencia de los individuos o de los propios objetos (Thomas 2005).
Volviendo al tema de lo estético y de la virgen, considerada por algunos como un
adefesio o muñeca, Baudrillard y Nouvel postulan que, en una estetización generalizada,
las formas se extenúan y se vuelven valor estético o cultural infinitamente negociable.
El monumento se hace arquitectura del monstruo, objetos emplastados a la ciudad con
una singularidad desprogramada y con efectos inesperados e incluso indeseables. Como
toda la polémica y conflictos estéticos y políticos en Higuerote. No se requiere mediación
estética ya que la relación dual del individuo o colectivo con cualquier objeto, incluso el
más nulo, es singular, conserva todo su poder, y se puede reencontrar. Lo que sucede,
como resalta Le Goff (::::) es que para las sociedades sin escritura la memoria colectiva
parece organizarse alrededor de tres intereses principales: la identidad colectiva basada
en los mitos, especialmente los cosmogónicos o de origen, el prestigio de familias dirigentes
expresado en genealogías y el conocimiento técnico transmitido mediante fórmulas
prácticas profundamente imbricadas con lo mágico religioso. La escritura se vincula con
el cambio en la memoria colectiva que permitió dos formas de recuerdos: conmemoración
o celebración de un evento memorable a través de un monumento conmemorativo que
posea inscripciones o señales epigráficas y segundo, el documento escrito como evidencia.
Pero el poder para destruir la memoria es un contrapeso al poder alcanzado mediante la
producción de la propia memoria. En la modernidad, las cosas no han cambiado tanto,
en especial cuando es el propio poder, tanto impuesto como transgresor, de las élites
y los subalternos, el que alternada y contradictoriamente construye y destruye dichos
macroartefactos.

Un mangodonte en San Carlos: marginalidad geopolítica y preeminencia agrícola

San Carlos es la ciudad capital del estado Cojedes, ubicado en la región centro
occidental venezolana en un espacio intermedio entre otros más prominentes económica,
turística o históricamente de Venezuela como Guárico, Barinas, Portuguesa, Yaracuy y
Carabobo, lo que lo convierte en un lugar ambiguo en términos de significación dentro
del territorio que ocupa el Estado Nacional. Sus escasos referentes simbólicos están
vinculados con eventos secundarios de la gesta independentista del siglo XIX y un papel
secundario en la economía agropecuaria nacional. Así, San Carlos requirió construir
forzosamente un emblema localista para captar la atención identitaria a su favor en la
competencia interestadal.
338 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343

Paradójicamente, se seleccionó para su identificación un fruto que, aunque forma


parte importante de la economía y la dieta del venezolano, no representa un cultivo
intensivo sino más bien un producto de recolección y, más aún, es un fruto que se puede
obtener casi gratuitamente a lo largo y ancho de todo el país durante varios meses del
año. En consecuencia, podríamos intentar avanzar la hipótesis de que así como el estado
Cojedes constituiría una suerte de no-lugar, según la definición de Augé, en la geopolítica
simbólica venezolana, el mango supondría un significante vacío, tal como definió
Laclau a aquellos significantes que, debido a razones de recurrencia, incongruencia
o inconsistencias, pierden su relación originaria con el significado y, por lo tanto, se
autodefinen tautológicamente. De hecho, la tensión, debate y diálogo presente en los
casos precedentes se disuelve en este caso, convirtiéndose en una fuerza impotente pero
a su vez decisiva ya que su propia ausencia obliga a forjar nuevas nociones de poder.
Así, respecto al pretencioso gran mango de concreto construido al centro de la fuente en
la redoma a la entrada principal de San Carlos, sólo podemos evocar lo que en si mismo
representa: un mango.
Sin embargo, no es tan sencillo relegar a ujn papel insignificante al gigantesco
mango de concreto de la redoma de entrada a San Carlos. No sin razón ocupa un
lugar visible y prominente, una redoma de acceso al centro poblado, al igual que los
casos antes estudiados. Hace más de una década, la gobernación del estado, ante la
competencia turística y la contienda política que ciertas estrategias descentralizadoras
propiciaban, decidió celebrar la Feria Anual del Mango, para atraer empresarios, turistas
y políticos a la región. Debido al auge agrícola de este estado para la década de los
noventa del siglo XX, fuertemente auspiciado por latifundistas en el gobierno nacional
y aristocráticos empresarios, era necesario crear un símbolo que captara la atención
regional a nivel nacional. Podría decirse que el monumento comenzó a cobrar sentido y
lugar en el proceso de su propia construcción o estructuración. Como para Lefevbre (::::),
los lugares, que obtienen su sustancia de su calidad material, son espacios dialécticos
de acciones de dominación y resistencia, y los objetos como consecuencias prácticas
significadas, del lenguaje, texturas en vez de textos. Dentro de estas redes, las acciones
de las prácticas sociales son expresables más no explicables a través del lenguaje: son
precisamente actuadas y no leídas. El horizonte de significado de cada objeto crea una
específica e indefinible multiplicidad de significados, jerarquía cambiante porosa y laxa.
Así, esta suerte de significante vacío de estado simbólico intermedio, en su
emplazamiento y movilización física e ideal –por ende, simbólica- que parecía limitada,
adquiere un nuevo poder. Como la Torre Eifell para Baudrillard, se hace
objeto cuando la miramos, se convierte también en mirada cuando la visitamos, y
constituye a su vez en objeto, a un tiempo extendido y reunido debajo de ella, a ese París
que hace un momento la miraba. La Torre es un objeto que ve, una mirada que vista; es
un verbo completo, a la vez activo y pasivo, en que ninguna función, ninguna voz (…) es
defectiva. Esta dialéctica no es trivial: hace de la Torre un monumento singular, pues
el mundo produce ordinariamente o bien organismos puramente funcionales (cámara
u ojo) destinados a ver las cosas, pero que, entonces, no se ofrecen en nada a la vista,
estando lo que ve míticamente ligado a lo que permanece oculto (es el tema del mirón), o
bien espectáculos que son ellos mismos ciegos y que son entregados a la pura pasividad
de lo visible. La Torre (y éste es uno de sus poderes míticos) transgrede esta separación,
este divorcio ordinario del ver y del ser visto; resulta una circulación soberana entre las
dos funciones; es un objeto que tiene, para así decirlo, los dos sexos de la mirada. Esta
Navarrete Sánchez R. - Macroartefactos: Monumentalidad, identidad y poder... 339

posición radiante en el orden de la percepción le da una propensión prodigiosa al sentido:


la Torre atrae al sentido, como un pararrayos atrae al royo; para todos los aficionados a
la significación, desempeña un papel prestigioso, el de un significante puro, es decir, de
una forma en que los hombres no dejan de colocar sentido (que toman a discreción de su
saber, sus sueños, su historia) sin que por ello este sentido se termine o se fije (1974,pp.
58-59).
Según esta visión, el mango de San Carlos podría ser definido más como un siginificado
puro que como un significante vacío. Lo si es más evidente en este monumento, pero
válido para todos, es que su función evocativa no puede estar directamente determinada
por una razón funcional instrumental ya que el sentido de la monumentalidad es
tecnológicamente inútil, aún cuando deben cumplir eficientemente su papel de contactar
con lo sagrado o lo histórico, al menos en un sentido general, construir una nueva
naturaleza, una cartografía del espacio humano. En definitiva, una naturalización de lo
cultural y, más importante en este caso, una humanización de lo natural. El monumento
controla al mango que por siglos ha crecido sin control agrícola sistemático en nuestros
paisajes rurales -aunque sea un fruto originario de Asia traído durante la colonia-. El
mango ha sido redomesticado como significante cultural material en San Carlos.

La civilización del monumento: reflexiones finales desde Venezuela

Como plantea Baudrillard en La Civilización de la imagen,


Toda ‘significación’ (con mayor motivo, todo ‘lenguaje’) implica una estructura muy
precisa :no podemos contentarnos con decir que una cosa ‘significa’ sin entrar en una
técnica del sentido, es decir, en una semántica que es tal (…) mucho más típica que los
mismos significados (…) para sus colaboradores, solamente se trataba de darse buena
cuenta, como testigos de su tiempo, y como testigos comprometidos, del nuevo objeto
cultural que parece estar marcándolo (1961, p. 49).
En el caso de los objetos, no existen propiedades intrínsecas, ni siquiera aquellas
asumidas como físico-químicas, sino sistemas de significación material e ideal que
refieren a un devenir histórico, una lógica simbólica, una estrategia social y una
intervención política. Simultáneamente, hay que mantener el análisis sobre un terreno
específico, determinado qué posición específica ocupan los objetos frente a otros sistemas
de signos, y qué campo específico de prácticas constituyen en la estructura general del
comportamiento sociohistórico (Baudrillard 1974). Para Suazo (2006), la cultura actual
se debate entre un presente fugaz y un futuro sin perspectiva. La mitificación del pasado
como opción nostálgica y redentora canaliza los malestares sociales contemporáneos. En
naciones que revisan su historiografía, valores, símbolos e imágenes, como la cambiante
Venezuela sociopolítica reciente, cambiaron los modelos de representación colectivos y la
escultura pública y monumentos conmemorativos urbanos pasaron de lugar de memoria
para resaltar hechos históricos y héroes a ejes de controversia y disputa, desde su
deterioro por falta de conservación hasta la relectura ideológica del significado, pasando
por hechos vandálicos. El monumento se desplazó en la sensibilidad colectiva venezolana
ante la memoria de la devoción -momento fundacional de la estatuaria pública hacia la
segunda mitad del siglo XIX, cuando se erigen los primeros monumentos alusivos a la
gesta libertadora- al desdén - con la democracia y la progresiva instauración urbana de
nuevas nociones de arte público constructivas y cinéticas, desde los años sesenta del siglo
XX, que apuntaban hacia el prometedor futuro científico tecnológico desprovistas del
340 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343

impulso alegórico, anecdótico o conmemorativo- y el asedio –desde fines del siglo XX, con
la reorientación del proyecto nacional, nueva visión de la campaña independentista y la
resistencia indígena-. Así, algunas vuelven a significar -Bolívar y Zamora- mientras otras
-Monumento a Cristóbal Colón- son atacadas como modelo de dominación y genocidio. Al
tiempo que Guaicaipuro entra al Panteón Nacional, el busto del papa Juan Pablo II (1985)
desaparece ante nuevas maneras de encarar la memoria.
Los macroartefactos analizados en este artículo forman parte precisamente de esta
historiografía. Sin embargo, trascienden el campo del orden material hegemónico,
reproducido y analizado por Suazo a través de los monumentos conmemorativos
históricos, para adentrarnos dentro de otra realidad artefactual monumental, aquella
que ha sido erigida recientemente por actores locales en sus propias comunidades
sin previsión o control del Estado nacional. Sin embargo, no sólo constituyen otro
contexto de materialidad sino que significan otro poder discursivo o práctico, así como,
es posible, conformen otra etapa en la historiografía de la estatuaria nacional -o mejor
decir, en Venezuela- que podría denominarse, según la experiencia emocional asociada,
empáticos. Al fin, condensan necesidades identitarias y políticas de colectivos mucho
más restringidos que la nación.
Como la Torre Eiffel, nuestros monumentos expresan significaciones y valores entre lo
local y lo universal que trascienden sus límites e intenciones desde su ser-en-el-mundo,
Mirada, objeto, símbolo, la Torre es todo lo que el hombre pone en ella, y ese todo es
infinito. Espectáculo mirado y mirador, edificio inútil e irreemplazable, mundo familiar y
símbolo heroico, testimonio de un siglo y monumento siempre nuevo, objeto inimitable
y sin cesar reproducido, es el símbolo puro, abierto a todos los tiempos, a todas las
imágenes y a todos los sentidos, la metáfora sin freno; a través de la Torre, los hombres
ejercen esa gran función del imaginario que es su libertad, puesto que ninguna historia,
por muy oscura que sea, ha podido quitársela (Barthes 2001, p. 79).
Navarrete Sánchez R. - Macroartefactos: Monumentalidad, identidad y poder... 341
342 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:325-343

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:345-353 ISSN 1852-8554

ANÁLISIS ARQUEOASTRONÓMICO DE TEMPLOS CATÓLICOS


DEL SIGLO XIX EN EL CONURBANO BONAERENSE

Verónica Pernicone1, Marta Santos1 y Mónica Bianchi1

Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Desde la Edad Media la ubicación espacial de los templos católicos ha respondido a una
orientación astronómica vinculada con la posición del sol, símbolo de la victoria de la luz
sobre la oscuridad y del bien sobre el mal. Nuestro objetivo es investigar si la Argentina
recibió y conservó esa tradición, si fue aplicada de la misma manera por las diversas órdenes
religiosas, y si existen diferencias entre los templos destinados al uso público y al uso privado.
Este trabajo presenta el análisis de dos templos del siglo XIX localizados en el conurbano
bonaerense: la catedral del partido de Moreno y la capilla privada de la quinta Santa Cecilia,
perteneciente a la familia Jacobé, en el partido de San Fernando. Aunque el crecimiento
vertical de las ciudades limita la práctica de la arqueoastronomía, intentamos desarrollar
esta disciplina con el fin de abrir nuevos caminos dentro de la arqueología urbana argentina.
Palabras clave: arqueoastronomía - orientación astronómica – templos católicos

Abstract
Since the Middle Ages, the placement of catholic temples has depended on an astronomical
orientation related to the position of the sun, symbol of the victory of light upon darkness
and goodness upon evil. Our objective is to investigate if Argentina received and kept this
tradition, if it was used in the same way by the different religious orders, and if there is any
difference between public and private temples.
This paper presents an analysis of two XIX century temples situated in the outskirts of
Buenos Aires: the Cathedral of Moreno and a private chapel, belonging to the Jacobé family,
in San Fernando. Although the vertical growth of the cities restricts archaeoastronomical
practices, we try to develop this discipline in order to open new paths within the Argentinian
urban archaeology.
Key words: archaeoastronomy - astronomical orientation – catholic temples

Introducción

En toda época, lugar y religión que tomemos en consideración, observaremos que las
paredes de un templo delimitan un espacio sagrado. La creación arquitectónica impone
un límite material sobre la indeterminación numinosa del ámbito sacro, configurándose
un orden que se asemeja, en cierta medida, al cosmos superador del caos (Manzi, 1991).

1
Proyecto Arqueológico Moreno, [email protected]
346 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:345-353

El templo, al ser la casa de Dios en la Tierra, no podía ser edificado de acuerdo


con el gusto del arquitecto, sino que éste debía someterse a la voluntad divina. Según
Sebastián, “el templo terrestre fue realizado según un arquetipo celeste comunicado a los
hombres por un profeta, que legitimaba así la tradición arquitectónica” (Sebastián 1994:
29). Este autor nos recuerda que los templos de Jerusalén, Angkor Vat y Borobudur son
ejemplo de esa inspiración celestial.
Tradicionalmente se concibe al templo como un edificio cósmico, ya que su
construcción intenta reproducir la estructura del universo, “…el templo viene a ser la
cristalización de la actividad celeste…” (Sebastián 1994: 29). De esta manera, los templos
recrean un microcosmos y, en consecuencia, respetan una serie de factores ordenadores,
dentro de los cuales se destaca la orientación astronómica. Por este motivo, los templos
antiguos ofrecen rasgos de interés para la arqueoastronomía, disciplina que conjuga
las herramientas metodológicas y de análisis de la arqueología y de la astronomía para
estudiar el conocimiento astronómico de las culturas del pasado.
A raíz de estas características propias de los edificios sagrados, hemos comenzado un
proyecto cuyo objetivo es desarrollar la investigación arqueoastronómica en el ámbito de
la arqueología histórica y urbana a partir del análisis de templos. Nuestro proyecto se ha
iniciado con el estudio de iglesias católicas construidas hasta el siglo XIX en el territorio
bonaerense, abarcando edificios del clero reglar y secular. Nos interesa averiguar si las
prácticas de orientación astronómica, fácilmente distinguibles en Europa, se trasladaron
a nuestro país y, de ser así, hasta qué época se conservaron y de qué manera. Buscamos
indagar si existen diferencias en estas prácticas entre el clero secular y reglar y, dentro
de este último, si pueden determinarse discrepancias dentro de las distintas órdenes
religiosas. También intentaremos comprobar si se aprecia alguna modificación en la
orientación astronómica entre los templos de uso público y los de uso privado.
En este trabajo presentamos un estudio preliminar realizado en dos templos del
conurbano bonaerense: la Catedral de Moreno y la capilla privada de la quinta Santa
Cecilia, perteneciente a la familia Jacobé, en el partido de San Fernando. Insistimos en
que se trata de un análisis preliminar porque aún estamos realizando mediciones en
ambos edificios, dado que es fundamental considerar la posición del sol a lo largo de todo
el año.

El sol en la iglesia

El sol ha jugado un papel preponderante en la tradición cristiana desde una época


muy temprana. En la Alta Edad Media la orientación de las iglesias era ineludible. Al
referirse a los templos europeos de estilo románico Duby (1999) destaca el simbolismo
solar: “Ya por la manera en que se implanta dentro del espacio, la iglesia deja entrever
la verdad oculta bajo el velo de las apariencias. Siempre está orientada. Su cabecera, el
punto hacia el que la comunidad vuelve los ojos cuando reza, mira hacia el este, hacia la
aurora, hacia la luz que cada mañana se levanta disipando la ansiedad, proclamando la
victoria cierta del bien sobre el mal, de Dios sobre lo diabólico, de la eternidad sobre la
muerte.” (Duby, 1999: 37). Por el contrario, el oeste era el punto del universo que había
que liberar del mal.
Sin embargo, la orientación solar de los templos no es un rasgo original del cristianismo.
Pérez Valcárcel (1998) señala que ha encontrado en los templos egipcios un antecedente
en lo que concierne a la intencionalidad de la orientación. En esos casos el santuario está
Pernicone V., Santos M. y Bianchi M. - Análisis arqueoastronómico de templos católicos... 347

orientado hacia el este, hecho que no es sorprendente dado el carácter sagrado del sol
en esa cultura. Recién en el siglo IV el cristianismo incorpora la tradición de orientar sus
templos hacia el este. Este investigador no puede precisar la causa de esa innovación, que
puede comprender “…desde el deseo de que la iglesia mire a Jerusalén donde se iniciará
el fin del mundo, a la posible influencia de la religiosidad copta que retoma la tradición
egipcia.฀ (Pérez Valcárcel, 1998: 392). Manzi (1991) agrega que la orientación este-oeste
es, para el cristianismo, uno de los factores que ordenan el microcosmos definido por el
templo.
Pero no es sólo el sol como astro sino, principalmente, su luz, la que se vincula con
el poder de Dios. En el Antiguo Testamento numerosos salmos hacen referencia a la luz
como símbolo de la verdad y de la justicia divinas, mientras Isaías declara que Dios es
luz eterna (Is 60, 19 y 20). Por su parte, en el Nuevo Testamento, Jesús trae la luz (Lc, 2,
32) y es luz (Jn 8, 12; 9, 5). En el hemisferio norte la imagen de Jesús como portador de
la luz se confirma al establecer su nacimiento en el solsticio de invierno, ya que a partir
de ese momento comienza la fase luminosa del ciclo anual, las noches son cada vez más
cortas y nuevamente la luz prevalece sobre las tinieblas (Chevalier y Gheerbrant, 1995).
Iconográficamente, también se ha identificado la figura crística con la solar.
Biedermann (1993) señala que en el arte románico, Cristo, al ser Chronokrator (Soberano
del Tiempo), ha sido vinculado con el sol que marca la duración de los días.
La simbología de la luz solar en el cristianismo explica por qué “los cristianos de los
primeros tiempos oraban con el rostro vuelto hacia el sol naciente, y hasta en los tiempos
modernos los templos cristianos se han orientado hacia el este.” (Lurkman, 1992: 124).
Sin embargo, más allá de la identificación de Dios Padre y Jesús con la luz y el sol,
la Iglesia como institución también se encargó de solventar la investigación astronómica
por cuestiones administrativas, ya que era necesario establecer y programar la fecha
de Pascua. Dado que la Pascua se celebra el domingo que sigue a la primera luna llena
luego del equinoccio de primavera (en el hemisferio norte), se debe conocer la fecha con
anticipación para la preparación espiritual del creyente. Por ese motivo se trazó una
línea meridiana en algunas catedrales europeas, como por ejemplo Santa María del Fiore
en Florencia, o la basílica de San Petronio en Bolonia, a la espera del retorno del sol
sobre un mismo punto de esa línea, que señalaba, así, el equinoccio. Desde la Baja
Edad Media hasta el siglo XVIII, esos templos funcionaron como observatorios solares
(Heilbron, 2001).
Algunos investigadores creen que existe otra posibilidad de orientación astronómica
para los templos católicos. Sería el caso de las iglesias orientadas de acuerdo con la salida
del sol el día en que se festeja su santo patrono. Pérez Valcárcel (1998) ha estudiado
esa correlación en varios templos ubicados en el Camino de Santiago (España) pero los
resultados no han sido concluyentes.
Por lo tanto, al realizar el análisis arqueoastronómico en una iglesia debemos
considerar dos aspectos: a) si el eje principal del edificio corre en sentido oeste-este (con
el ábside ubicado en el extremo este), y b) si durante el movimiento aparente del sol a lo
largo del año, sus rayos inciden en algún rasgo del edificio que pueda tener un significado
astronómico (por ejemplo, que señale solsticios o equinoccios) o litúrgico (por ejemplo,
que el sol ilumine un elemento determinado el día en que se celebra alguna festividad
religiosa).
Teniendo en cuenta estos aspectos, llevamos a cabo las primeras mediciones en los
dos templos estudiados.
348 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:345-353

Catedral de Moreno

Síntesis histórica
1862: Santiago Alcorta, hijo del fundador de Moreno, reúne una comisión para la
construcción de la iglesia.
1863: se coloca la piedra fundamental. Asiste el gobernador de la provincia de Buenos
Aires, Mariano Saavedra. El ingeniero Pedro Davout diseña los planos. El constructor
es Pedro Bonnand y, ante su fallecimiento, continúa la obra el arquitecto Ayerbe.
1865: el 5 de noviembre se bendice el templo, puesto bajo la advocación de Nuestra
Señora del Rosario en honor a Doña Rosario Alcorta Palacio, hija del fundador. La
Municipalidad declara que la obra costó doscientos siete mil pesos.

El historiador Juan Carlos Ocampo (2008) describe así el edificio:

“El estilo arquitectónico adoptado, según nos quedó de referencia, fue de factura sencilla.
Una nave cuadrilonga, de paredes pintadas de blanco, con techo a dos aguas, a la que
se accedía por una puerta de varias hojas protegidas por una pesada reja. Las campanas
estaban en una especie de espadaña, al frente y en su costado derecho.”
“El recinto estaba aclarado en el día por ventanas de vidrios de colores rojo, azul y
transparente, en un total de tres por cada costado. Una cruz azul brillaba en el día en pleno
centro del recinto. Al fondo, el altar de madera de pino sobre un estrado de algarrobo y
encima de éste, dos gradas de madera coronadas por un tabernáculo de cedro…” (Ocampo,
2008: 404).

1871: se forma una nueva comisión para realizar ampliaciones


1874: se inaugura la fachada, la torre y el coro, de estilo neoclásico. El constructor
puede haber sido Vicente Bianchi, vecino de Moreno. El proyecto de la torre fue
de Pedro Benoit. La torre, con cierta semejanza al faro de la Aduana Nueva, y su
reloj, de origen inglés, pertenecían a la Municipalidad, que estaba a cargo de su
mantenimiento. El reloj marcaba la hora oficial.
1875: se interrumpen las ampliaciones.
1880: se forma una nueva comisión para construir los cruceros, en forma de cruz latina,
y cambiar el techo y el cielo raso.
1888: se habilitan los cruceros. Se reúne una comisión de damas para organizar la
construcción del altar mayor.
1904 / 1905: Las familias Casco y Maldonado donan dos de las tres campanas de la
torre.
1950: un voraz incendio destruye gran parte del interior de la iglesia.
A partir de la década de 1960: los altares laterales que sobrevivieron al fuego fueron
retirados a raíz de la reforma introducida por el Concilio Vaticano II. En la actualidad
el interior es muy austero. El edificio sufrió modificaciones pero la torre mantiene
sus líneas originales.
1997: el 13 de mayo se constituye la Diócesis de Merlo-Moreno y la catedral de Nuestra
Señora del Rosario se convierte en la sede episcopal.

Existen dos detalles de la historia de la catedral que pueden resultar de interés para un
estudio arqueoastronómico. El primero es la elección del terreno donde fue construida. En
un principio, Amancio Alcorta había donado para la construcción del templo un terreno
Pernicone V., Santos M. y Bianchi M. - Análisis arqueoastronómico de templos católicos... 349

ubicado en la esquina de la Manzana 1 (actualmente Boulevard Alcorta y Asconapé),


pero al fallecer en 1862 todavía no se había firmado la escritura. Ese lote medía 40
varas de frente al norte, con frente al ferrocarril, por 86 varas y dos tercios de fondo. Sin
embargo, esta ubicación, con el frente hacia las vías, no tenía la jerarquía suficiente para
albergar a la iglesia del pueblo. Como la familia Alcorta ya no poseía ningún terreno en la
Manzana 12, que está frente a la plaza, Claudio Joly permutó el suyo por el de Alcorta, y
así se pudo edificar la iglesia en un lugar más destacado. El terreno cedido por Joly el 3
de enero de 1863 estaba formado por parte del lote E, con 20 varas de frente al norte, y
parte del lote F, con 15 varas de frente al norte. De fondo ambos lotes medían 65 varas.
En compensación, Santiago Alcorta le entregó el lote de la Manzana 1 el 30 de abril del
mismo año (D’Onofrio, com pers). Es importante señalar que en esta permuta sólo se
buscó una ubicación acorde con el prestigio social del edificio, pero no una orientación
que cumpliera con los cánones litúrgicos.
El segundo interrogante es la cruz azul que “brillaba en el día en pleno centro del
recinto”, tal como la describe Ocampo (2008). Según su narración, entendemos que
esta cruz estaba en un vitral cuya ubicación estratégica producía ese efecto lumínico.
Lamentablemente, hasta ahora no hemos encontrado ningún documento que nos permita
afirmar que dicho vitral haya existido y que haya sido astronómicamente orientado para
causar ese efecto.

Análisis arqueoastronómico

Mediciones:
La Catedral Nuestra Señora del Rosario se encuentra en la calle Joly 656 del partido
de Moreno, a 34º39’07,20” de Latitud Sur, a 58º47’24,77” de Longitud Oeste, y a 27 m
sobre el nivel del mar.
Las medidas interiores del edificio son: altura 8,65 m, tomada desde el centro de la
catedral a la parte más alta del techo a dos aguas; y ancho de la nave central, 6,18 m. Se
utilizaron cintas métricas con láser incorporado.

Orientación astronómica:
El eje puerta-altar tiene orientación nornoreste-sursuroeste y un azimut de 20º,
medido en sentido sur, oeste, norte, este. De esta manera, la feligresía reza de cara al
sursuroeste. El instrumental utilizado en esta observación consistió de transportador
y brújula. En lo que respecta al recorrido que realiza el sol, no se efectuó el estudio de
este movimiento aparente ya que, por la orientación del templo y de los edificios que lo
circundan, los rayos solares no pueden incidir en ningún sector de la catedral que posea
significado desde un punto de vista astronómico.

Capilla Nuestra Señora de Todas las Gracias

Síntesis histórica

1871: la familia Jacobé adquiere la finca como refugio durante la epidemia de fiebre
amarilla.
1895: contraen matrimonio Martín Jacobé Iraola y Elvira de Elizalde Leal. Parten en viaje
de bodas rumbo a Europa. A su regreso, la pareja se instala permanentemente en
350 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:345-353

la quinta, que posteriormente se llamará “Santa Cecilia” en honor a una hija del
matrimonio que ingresó en la orden de las Hermanas de la Asunción con el nombre
de Sor Cecilia del Sagrado Corazón.
En fecha aún no determinada, a continuación del ala izquierda de la casona se construye
la capilla de estilo neorrománico bajo la advocación de Nuestra Señora de Todas
las Gracias, cuya imagen en mármol de Carrara se encuentra en la parte superior
del altar labrado en madera. Aunque no hay datos fidedignos sobre el período de
construcción de la capilla, estimamos que se realizó durante la década de 1890.
También se desconocen los datos acerca de la construcción de la cripta. La capilla,
que estuvo adornada con orfebrería de maderamen dorado a fuego, e imágenes y
esculturas que representaban al Vía Crucis, adquiridas en Europa y de gran calidad
artística, se ha preservado tal como el matrimonio la concibió.
1951: fallece Martín Jacobé.
1968: fallece Elvira de Jacobé. Mediante una Bula Papal se permite que los restos del
matrimonio Jacobé descansen en la cripta de su capilla.
1996: la casona, que ya había sido declarada Monumento Histórico Municipal, es
comprada por el Municipio para crear el Museo Ciudad San Fernando de Buena
Vista. Se refacciona la fachada del edificio central, se construye una explanada de
acceso, y se restaura el interior y el exterior de la capilla respetando cada una de
sus piezas originales: se acondicionan los vitrales y los mármoles de Carrara y se
recupera la carpintería.
2005: se inaugura el museo el 17 de diciembre.

La familia Jacobé se caracterizó por su devoción religiosa. Martín Jacobé fue


vicepresidente del Congreso Eucarístico Internacional que se celebró en Buenos Aires
en 1934, y también fue el primer presidente de la Acción Católica Argentina. Su esposa
fundó la Acción Católica de San Fernando, además de presidir la Obra de las Damas
Vicentinas.

Análisis arqueoastronómico

Mediciones:
La Capilla Nuestra Señora de Todas las Gracias se encuentra en la calle Ituzaingó
1053 del partido de San Fernando, a 34º26’11,65” de Latitud Sur, a 58º33’38,29” de
Longitud Oeste, y a 13 m sobre el nivel del mar.
Para tomar las medidas de la capilla se utilizaron cintas métricas con láser
incorporado. Aclaramos que se han tomado las dimensiones en sus valores máximos.
Los datos obtenidos fueron: altura (interior) 7,80 m; altura de los vitrales 3,00 m; ancho
de los vitrales 0,96 m; ancho de la capilla (interior) 4,30 m; ancho del altar 2,00 m; altura
del altar 1,15 m.
Los instrumentos utilizados para efectuar las mediciones astronómicas fueron:
escuadras, metro, telescopio reflector con filtro solar y montura alta-azimutal, brújula
topográfica y transportador magnético. Como complemento de las mediciones se utilizó
un software de astronomía (Winstar) que permitió cotejar los valores de las mediciones
con los parámetros ya establecidos por el programa. La utilización del software sirvió para
corroborar y ajustar las coordenadas horizontales del sol durante las horas en las que se
realizó la medición, tanto la altura solar como su azimut. Realizando un seguimiento del
Pernicone V., Santos M. y Bianchi M. - Análisis arqueoastronómico de templos católicos... 351

sol a lo largo del meridiano del lugar, se le calcula su altura sobre el plano del horizonte,
y su azimut, es decir cuántos grados en sentido sur, oeste, norte, este está desplazado,
habiendo orientado el telescopio en sentido norte-sur.

Orientación astronómica:
La capilla fue construida siguiendo la línea de edificación que presenta la calle
Ituzaingó, por lo tanto el eje puerta-altar tiene una orientación sureste a noroeste y un
azimut de 140º, medido en sentido sur, oeste, norte, este. De esta manera, la feligresía
rezaba de cara al noroeste.
En lo que respecta al recorrido que realiza el sol, se estudió este movimiento aparente
durante las horas de la mañana del 19 de enero de 2010 y no se observó que los rayos
solares incidieran o iluminaran partes de la capilla que pudieran tener algún significado
desde un punto de vista astronómico.
El hecho más llamativo fue que los rayos del sol, al atravesar el vitral con la imagen de
Santa Cecilia, ubicado en la pared lateral noreste, señalan el lugar donde se encuentra la
cripta en la que descansan los restos de Elvira y Martín Jacobé.
Para medir este rayo incidente sobre el piso se trazó una normal al plano horizontal
desde la base del mencionado vitral, en su punto medio. Sabemos que el sol recorre 360º
de circunferencia en 24 horas. Es decir que recorre aproximadamente 15º de arco en
cada hora.
Se comenzó a medir el recorrido del sol a las 9 hs y 37 minutos, cuando tenía una
altura de 45º, y se marcó en el piso la proyección de los rayos que atravesaban el vitral. A
las 10 hs y 37 minutos se midió nuevamente la altura del sol, con un resultado de 58º, y a
las 11 hs y 37 minutos se realizó la última medición de la altura con un resultado de 73º.
Mientras se hacía la observación continua de la proyección de los rayos del sol sobre
el piso, se marcaron estas proyecciones con cinta de enmascarar en las tres ocasiones
en que se realizaron las mediciones. Se estableció que a las 11hs y 37 minutos esta
proyección se desplazaba más hacia el centro de la capilla y ya no apuntaba a la cripta.
Debemos considerar que las mediciones se realizaron 28 días después del solsticio de
diciembre, época en la que sol tiene el arco diurno más grande. A medida que transcurren
los días la altura del arco va disminuyendo, por lo que el sol sale cada día un minuto
más tarde.
De acuerdo con la orientación de esta capilla, el mismo efecto producido por el vitral de
la pared noreste sería repetido, de manera simétrica, por el vitral de la pared suroeste (con
la imagen del Sagrado Corazón de Jesús) al atardecer, dado que están diametralmente
opuestos. Sin embargo, la edificación actual no permite que los rayos solares lleguen a la
capilla desde el poniente.
En una segunda observación realizada el 18 de julio de 2010 entre las 9.30 y las 12.30
hs, 27 días después del solsticio de junio, pudimos comprobar que en ningún momento
los rayos solares incidieron en los vitrales. Por lo tanto, no se produjo ningún efecto
lumínico.

Conclusión

Luego del análisis efectuado en ambos templos observamos que ninguno de ellos
conserva la tradición de orientar su eje mayor en sentido oeste-este. En el caso de la
capilla llama la atención que, pese a ser privada, no haya sido orientada, dado que
352 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:345-353

podían ubicarla en cualquier otro lugar de la quinta. No obstante, parece ser que primó
un sentido práctico ya que al estar vecina al ala izquierda de la casona el matrimonio
podía acceder al templo por un pasillo que lo comunicaba con su dormitorio. En cuanto
al efecto solar estudiado sobre la cripta, al no haber conseguido todavía más datos sobre
su construcción no podemos afirmar su intencionalidad.
Con respecto a la catedral, la elección del terreno tuvo en cuenta la jerarquía social
del edificio pero no su orientación. Tal como explicamos más arriba, el primer lote
enfrentaba las vías férreas y por eso se permutó por el actual. De todas maneras, ninguno
de los terrenos ofrecía la posibilidad de construir el templo con orientación oeste-este
respetando los cánones estéticos de esa época. Si bien pensamos, por el testimonio
de Ocampo (2008), que pudo haber existido un vitral intencionalmente orientado que
proyectaba la imagen de la cruz en el centro del edificio primigenio, no podemos avanzar
sobre este tema ya que carecemos de documentación y este rasgo se ha perdido por las
modificaciones realizadas en la catedral.
Aunque hemos comprobado que ninguno de los dos templos presenta rasgos de
interés para la arqueoastronomía, este trabajo ha resultado muy útil como primera
aproximación a este tipo de análisis ya que nos permite afirmar que son factibles las
mediciones astronómicas en sitios urbanos, pese al crecimiento vertical de las ciudades
y las transformaciones que tanto los templos como su entorno pueden haber sufrido a lo
largo de los años.

Agradecimientos

Al Dr. Alejandro López por apoyar este proyecto y sugerirnos esta línea de investigación.
A la Lic. Haydée D’Onofrio por la investigación realizada en los protocolos de escribanos del
Archivo General de la Nación.

Bibliografía

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Instituto de Estudios Históricos de San Fernando de la Buena Vista. <http://
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el-exterior-de-la-casa-y-los-jardines/> [1 de marzo de 2010]
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terrenos de las Manzanas 1 y 12 de la Estación Moreno. Informe inédito.
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núm. 1, PRIMED-CONICET. Buenos Aires.
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hasta 1949. Tomo 1. Dunken. Buenos Aires.
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Coruña.
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SEBASTIÁN, S. 1994. Mensaje simbólico del arte medieval. Madrid: Encuentro.
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:355-361 ISSN 1852-8554

LOS NOMBRES DEL ANONIMATO:


UNA ARQUEOLOGÍA DEL GRAFFITI EN LAS
AUTOPISTAS DE CARACAS.1

Víctor J. Valentín Montenegro2


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
El graffiti urbano forma parte de una serie de signos y símbolos materiales, que, a lo largo de la historia, han
colmado los centros poblados de la vida humana. Su carácter transgresivo lo hace uno de los medios comunicativos
más eficaces: no necesita permiso. Manifiesta contentos y descontentos sociales, políticos, económicos e
ideológicos; se toca, se puede modifica y cubre, se piensa sobre él, se hace graffiti, como posiblemente en algún
tiempo se realizó el arte rupestre. Forma parte de un conjunto de estructuras sociales modernas, tales como
poder y territorio, y más que simples marcas: son eficientes formas de apropiación simbólica del espacio urbano.
A través de un decapado fotográfico horizontal, en las autopistas de Caracas, Venezuela, se busca interpretar
diferentes momentos, de dicha cultura material, con respecto a una pared y las marcas que en ella se producen y
re-producen en el contexto urbano.
Palabras Clave: Graffiti, Espacio Urbano, Cultura Material Moderna, Poder, Territorio

Abstract
The urban graffiti is part of a number of material signs and symbols, which, throughout history, have filled
the populated centers of human life. Graffiti’s transgressive nature makes it one of the most efficient means of
communication: it does not need for permission. It manifests social, political, economic and ideological content
and discontent; it can be touched, modified and covered; you think about it; you make graffiti, just as possibly in
some other time people made cave paintings. Graffiti belongs to a number of modern social structures, such as
power and territory, which, more than simple marks, are efficient ways of symbolic appropriation of the urban
space. Through a horizontal time-lapse collage of photographs made in the highways of Caracas, Venezuela, we
look forward to interpret different moments of the aforementioned material culture, with respect to a wall and the
marks that are produced and re-produced in it within an urban context.
Key words: Graffiti, Urban Space, Modern Material Culture, Power, Territory

La arqueología de los últimos años ha pasado de clasificar, describir e interpretar


datos que simplemente arrojaban patrones y normas, a estudiar procesos y estructuras
sociales que podemos considerar de mayor carga conceptual: poder, espacio y territorio,
género, etc. La cultura material es pilar fundamental de dichos estudios arqueológicos,
vista como este carácter extrasomático, abstracto y físico que es representativo y
representante de ‘algo’ y que lejos de tener significación alguna en el pasado –evidente- lo

1
Dicho artículo surge como parte de la presentación del Trabajo Final para optar al Titulo de
Antropólogo en la presente Universidad.
2
Unidad de Arqueología, Etnografía y Etnohistoria del Instituto de Investigaciones Científicas
“Rodolfo Quintero”, adscrito a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) de la
Universidad Central de Venezuela (UCV).Dirección: Calle Lisandro Alvarado, Edificio Capri, Piso
6, Apto. 61. Código Postal 1040, Urbanización Santa Mónica, Caracas –Venezuela. Telf. +58 212
6622034/ +58 416 4212397
356 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:355-361

tiene para nosotros, los arqueólogos, en el presente. No es el pasado ni la cultura material


lo que ha cambiado ni lo que cambia, es la visión que tenemos de estos restos materiales
en el presente. (Urry, 1996)
Dichos cambios de visión hacen incursionar en nuevos campos de acción, como por
ejemplo, la arqueología urbana, la cual en muchos de los casos a partir de la cultura
material, hace reflexionar al investigador en su papel de productor, actor, sujeto y objeto
del presente y así entender ciertas estructuras modernas que no muy lejanamente,
pudieron haber funcionado en el pasado.
El graffiti es cultura material y evoca un significado comunicativo que produce sentidos
a terceros: sentidos de poder, territorio, apropiación y especialidad, asco, estética, etc. Tal
cultura material como objeto de manifestación y divulgación no es reciente: ha existido
desde mucho antes de Pompeya, yendo desde el Petén guatemalteco (Hermes y Olko,
2001) en tiempos mayas, hasta las revueltas en Nueva York y París en la década de los
años setenta del siglo XX (Baudrillard, 1980; Castleman, 1982).
A partir de un estudio del graffiti como cultura material moderna se pueden determinar
ciertas estructuras culturales relacionadas al poder simbólico y al espacio social que
posiblemente funcionaron de la misma manera en el pasado, y, si contrastamos al mismo
con manifestaciones rupestres, enfocando éstas últimas solamente como objetos de
representación como mensajes (más allá de su significación real), creemos que:
a) Ambos son producidos en el anonimato, es decir, en cierto sentido los creadores
del graffiti, al igual que los creadores del arte rupestre, están “muertos” para el
investigador. Se presenta el objeto como tal, las pintas en la pared o la piedra, anónimo,
no a su creador.
b) En dichas representaciones el significado social no está implícito y mucho menos
el reflejo que éste causa en terceros, y la significación real, el verdadero porqué del creador
o creadores, tampoco.
c) Existe un tipo de graffiti, el cual denominamos juvenil urbano, que posee cierta
variedad de estilos, formas, técnicas y tipos, que parcialmente podemos contrastar con
manifestaciones rupestres.
En otras palabras, el graffiti es un tipo de mensaje social que produce sentidos y que
al igual que las manifestaciones rupestres, es una buena manera de exhibir estructuras
de coerción y cohesión que no necesariamente son concientes en los actores sociales y en
las sociedades, tanto del pasado, como del presente.
Dice Blake en un estudio de graffiti en parques públicos y universidades de Hawai
que: los graffiti son artefactos del comportamiento anónimo que acomodados en el espacio
y tiempo pueden servirle a los arqueólogos para ser usados como si fuesen vasijas o
representaciones materiales de una comunidad determinada. (Blake, 1981)
Por consecuencia, el graffiti puede ser visto como una representación material válida
como cualquier otra estructura hegemónica, como instrumento de coerción y cohesión,
de carácter anónimo, económico, comunicativo, que produce y otorga poder simbólico
sobre espacios y territorios públicos, que permite que cualquiera con la capacidad de
escribir y leer pueda dejar un mensaje de trascendencia, o no, social.
Como objeto de expresión posee distintas finalidades significativas y semánticas, que
podríamos denominar como categorías y se dividen de la siguiente forma: graffiti político,
graffiti publicitario, graffiti sentimental (amor y odio) y graffiti juvenil urbano. Ninguna
de estas categorías es excluyente de la otra ni universal; por ejemplo, un graffiti político
es necesariamente publicitario y puede usar técnicas y materiales que generalmente usa
Valentín Montenegro V. J. - Los nombres del anonimato: una arqueología del grafitti... 357

el graffiti juvenil urbano y viceversa. Particularmente para este estudio nos interesa éste
último.
El graffiti juvenil urbano es aquel realizado en ciudades, urbes y poblados que
no posee un significado, a priori, específico y concreto y que expresado a través del
llamado tag (firma rápida de pocas letras), representa una individualidad o conjunto de
individualidades que se posicionan sobre el espacio público para apropiarse y luchar con
semejantes y ajenos por él (Castleman, 1982; Baudrillard, 1980; Lewisohn, 2009). En
pocas palabras, evoca conjuntos sociales sin adscripción política fija, que escriben y re-
escriben la historia de las ciudades, representando un nombre o pseudónimo en distintas
paredes, que depende de la fugacidad, rapidez, tamaño, diseño, color(es), estilo, alcance
espacial y alcance transgresivo.
A partir de estas características se desprenden ciertos tipos y formas de expresar el
pseudónimo del grupo o la persona que dependerán del sitio donde se realiza la pinta, la
accesibilidad, el motivo, etc,. Dichas formas son manifestaciones estéticas del nombre,
diferenciadas con nombres y categorías por los mismo graffiteros, según sean sus motivos
de creación. Entre las más comunes están los llamados tag, las bombas, los dibujos en
3D, el Wildstyle, el Roll on (uso de rodillo) y entre otros tantos, las pintas realizadas con
extintores.
De esta manera, el graffiti juvenil urbano posee una forma, técnica y estética particular
de realizarse, y, como observamos, al no tener un mensaje concreto específico y evidente
y al ser anónimo, ofrece al arqueólogo una buena posibilidad contrastiva como objeto de
cultura material, en relación a distintas representaciones del pasado. Las rayas en la
pared no significan nada más allá de suponer que representan un territorio, no se sabe
si realmente fueron hechas con ese propósito y para ese propósito, simplemente al igual
que en el arte rupestre debemos contextualizar.
Así, ¿podemos hablar de arqueología del graffiti? El objetivo del presente trabajo es
dar a conocer cómo a partir de una muestra estratigráfica y fotográfica horizontal de
varias paredes en las autopistas de Caracas se pueden descifrar mecanismos de poder y
territorio a partir del objeto como tal, el graffiti en la pared, y no a partir de sus realizadores,
los “graffiteros”. Así, tomando fotos desde los mismos ángulos a las mismas paredes
durante seis meses, se buscó generar una especie de catálogo fotográfico, una muestra
estratigráfica arqueológica no muy distinta a cualquier otra. Dichas capas arrojan datos
sobre el cambio progresivo y sucesivo de la interacción ‘graffitera’ caraqueña, llevándonos
a cuestionar si ¿existen conscientemente estos patrones de territorialidad y poder en el
graffiti, como objeto?
La presente investigación se realizó en dos de los ramales de la principal autopista
de la ciudad de Caracas: la autopista Francisco Fajardo. En el ramal de El Este que va
desde el centro hasta la parte Este de la ciudad y en el ramal Valle-Coche que va desde el
centro de la ciudad hasta el Sur-Oeste de la misma. La elección de las autopistas sobre
otra estructura de la ciudad fue sencilla; en el caso caraqueño, dichas construcciones
atraviesan la ciudad de este a oeste y de norte a sur. Las autopistas se convierten en una
especie de no lugar (Augé, 2005), un lugar de paso constante que ofrece el anonimato
que el graffiti busca en todos, o en la mayoría, de sus sentidos. Por otra parte, al ser un
lugar des-habitado cotidianamente, excepto por aquellas personas que por situación de
calle lo habitan, y ser un espacio de tránsito, donde la autopista misma y su recorrido es
la travesía, las posibilidades de expresión y difusión con respecto a otros lugares, como
una avenida o calle, son mayores. De igual forma, la estructura misma de las autopistas:
358 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:355-361

puentes, paredes, columnas, defensas interviales, ofrecen un amplio espacio de lienzos


para la colocación del graffiti.

Los Nombres Anónimos en las Autopistas de Caracas:


Aproximación metodológica y Resultados Parciales

Para evaluar los posibles patrones de territorialidad y poder, se tomaron en cuenta


características que pensamos podían arrojar datos concretos y se usó la categorización
de las formas antes expuestas, más algunas otras que la bibliografía reconocía: tag,
throw up, bomba, bomba pieza, pieza, wildstyle, 3D, rodillo, bomba Plata/Dorada, biggie
y carácter (Chmielewska, 2007; Castleman, 1982; De Diego, 1997; Ferrel, 1995; Hasley
y Young, 2006; Patel, 2007). Aunque no excluyentes entre si, cada una de ellas posee
ciertas características, de color, técnica y estilo que las diferencia. Por ejemplo, la
diferencia fundamental entre un throw up y una bomba es la cantidad de letras y colores,
entre una bomba y una bomba pieza la forma de letras, los rellenos, los colores y los
materiales (pintura de caucho, spray); mientras que, un biggie puede ser considerado
una bomba pieza muy grande. En fin, las categorías sirven como diferenciadores, mas no
como determinantes absolutos.
Asimismo, se intentó leer qué decía cada graffiti, cuál era el pseudónimo como tal,
para así poder contabilizarlo. Así y mediante el uso de una ficha técnica, la cual contenía
fecha de recolección, datos cardinales del muro, código asignado, nombre visible para
el investigador, tipo de material, tipo de pintura importada o no, accesibilidad al lugar
donde se encontraba el objeto, visibilidad, superposición (con respecto a otros objetos),
se realizó un escrutinio cuantitativo de los objetos con características parecidas en más
de tres apariciones por sector y estación de la autopista. Ambas autopistas se dividieron
en dos sectores con puntos de referencia parroquial, cada una con sus respectivas
estaciones.
Se contabilizaron los datos recolectados para determinar la concurrencia y la
cantidad de objetos repetidos con características parecidas, visibilidad, accesibilidad,
superposición (territorio), tipos de materiales usados (colores), tipos de formas más
comunes (estilos), etc.

Resultados Parciales: concurrencia y visibilidad “Repe y Rose”

La autopista Valle-Coche arrojó aproximadamente unos 65 nombres o pseudónimos


en el sector uno y unos 81 nombres y pseudónimos en el sector dos. La autopista de
El Este arrojó en el sector uno, 26 nombres y pseudónimos, y, en el sector dos, unos
78. Cabe señalar que muchos nombres se repiten en ambos sectores. Los objetos con
más concurrencia en las paredes fueron elegidos como representativos de la muestra,
lográndose apreciar al final de la contabilización de los datos como dos nombres o
pseudónimos sobresalían y se diferenciaban geográficamente, muy por encima de los
demás: Repe y Rose. Al mismo tiempo sólo tres objetos identificados tuvieron concurrencia
parecida en ambas autopistas ‘Vesty’ ‘Sure’ y ‘Bam’ pero ninguno alcanza la cantidad y
calidad estética de los objetos antes mencionados.
Dichos objetos se posicionan por sobre otros, numérica y espacialmente. Repe,
aparece a lo largo y ancho de todos los sectores estudiados de la autopista Valle-Coche
apareciendo una sola vez en la autopista de El Este. Rose por otra parte hace lo propio
Valentín Montenegro V. J. - Los nombres del anonimato: una arqueología del grafitti... 359

en la autopista de El Este apareciendo en tres oportunidades solamente en la autopista


Valle-Coche.

Autopista de El Este Autopista de El Valle Total Representaciones

Repe 1 21 22
Rose 17 3 20
Total Recolectadas 177 238 459

Tabla 1: Número de apariciones en ambas autopistas de Repe y Rose con relación al total
de objetos recolectados

Así nos preguntamos si realmente ¿se puede determinar que a partir de esta
concurrencia diferenciada geográficamente por sector otorga poder y territorios concretos
sobre otros objetos de representación? A partir de dicha interrogante y análisis se
determinó que cada sector, en cierto sentido, pertenecía simbólicamente a uno u otro
objeto (aquellos que se observan en la autopista Valle-Coche no necesariamente son
los mismos que se ven en la autopista de El Este), más no necesariamente otorgaba un
poder absoluto sobre el espacio de expresión: Repe pertenece a la Valle-Coche y posee un
poder de visibilidad y sobre materialidad que probablemente le da un estatus sobre otros
objetos, más no significa que nadie más pinta a su alrededor, o que inclusive Rose, pueda
pintar en su terreno, y viceversa. Así podemos dividir a la ciudad en dos grandes bloques
de objetos de representación del graffiti juvenil urbano, dos posibles ‘dueños anónimos’
de las autopistas. En el este: Rose y en el sur-oeste: Repe.
Por consecuencia, analizando no sólo la concurrencia observamos que el nombre de
Rose se coloca materialmente sobre otros y nadie se posiciona sobre él, lo que permite
pensar que dicho nombre infringe sobre ‘otros’ ciertos mecanismos de poder simbólico y
respeto en la autopista de El Este. Posee, igualmente, gran numero de throw up, bombas
y bombas platas, es decir, el estilo es sencillo, rápido y posee gran visibilidad por sobre
otros. El objeto representado con el nombre de Repe incursiona en otras formas de
graffiti, más colores y más estilos que el anterior. De igual manera, Repe se posiciona
materialmente sobre otros y nadie sobre él. Lo que podría permitir determinar el poderío
material en las paredes de la autopista Valle-Coche.
Creemos que la visibilidad otorga herramientas de apropiación simbólica que
conllevan al respeto del objeto por sobre otros. En otras palabras, nadie realiza pintas
sobre aquellos con una visibilidad mayor a la regular y estos pintan sobre casi cualquier
cosa, el estilo es una variante de la concurrencia en este caso, más no un determinante
general.
Los datos son sólo datos sino se contextualizan correctamente, sino se realiza una
labor de recolección, recuperación, análisis e interpretación material que abarque ciertos
aspectos característicos de los objetos de estudio durante buenos períodos de tiempo.
Debemos saber que, más allá de los objetos, están las personas, los realizadores de
dicha cultura material y que estos no necesariamente tienen las mismas concepciones
o conciencia sobre la función y uso de los objetos (Hodder y Hutson, 2003), estando
360 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:355-361

conscientes como investigadores que no necesariamente nuestra percepción es la


correcta. Así, el arqueólogo urbano debe estar atento no sólo al hecho de que se enfrenta
al pasado, sino a su propio presente artefactual, y que mucho de lo que busca saber
del pasado lo tiene justo frente a él, aquí en el presente (Leone, 1981; Shanks y Tilley,
1987; Urry, 1996). Podemos asumir, podemos esquematizar y hasta podemos crear
relaciones de dominación y resistencia a través del análisis de los objetos; pero, como
muestra la siguiente fotografía, y al igual que muchos otros ejemplos, poseemos infinitas
interrogantes acerca de la ciencia misma ¿Puede realmente el arqueólogo a partir de
los objetos acercarse siquiera parcialmente al pasado y su significación para aquellos
y aquellas que en él habitaron? La siguiente fotografía fue tomada un día antes de la
culminación del trabajo de campo, muestra a los objetos Repe y Rose juntos, como si de
un juego se tratara y derribando cualquier tipo de preconcepción estructural sobre los
objetos que se pudo haber creado en el proceso de recolección y posterior análisis.

Fotografía 1: Repe y Rose en la Autopista de El Este, dirección Este – Oeste. Bombas Platas

Bibliografía

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:363-370 ISSN 1852-8554

NUEVAS APROXIMACIONES A LOS TEMPLOS DE LAS


REDUCCIONES SANTA ANA Y SAN IGNACIO MINÍ
(MISIONES)

Ruth Poujade1 y María Victoria Roca2


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
A partir de estudios anteriores y, fundamentalmente, de los datos obtenidos como resultado
de la Puesta en Valor llevada adelante en ambos sitios, establecemos la ubicación espacial
de cada uno de los templos estudiados y su relación con los otros componentes edilicios del
centro urbano al que pertenecen; determinamos su mayor jerarquía con respecto a otros
constructivos principales y a las viviendas indígenas.
Analizamos: morfología, componentes estructurales, aparejos, materias primas empleadas y
tratamiento de los frontis, recurrencias y diferencias entre ambos; además, rasgos en común
con otros templos del mismo sistema. Asimismo, efectuamos una primera aproximación a los
hallazgos provenientes del interior de los muros.
Contrastamos los datos Arqueológicos, Históricos y Arquitectónicos, y demostramos la
existencia de un modelo de templos salón e inferimos las contradicciones entre Sacerdotes
e indios.
Palabras Clave: Patrimonio, Urbanismo, Muros, Guaraníes, Jesuitas.

Summary
Based on previous studies and, mainly, on the data obtained as a result of the Restauration
of Value carried on on both sites, it is possible to establish the location of each temple studied
and its relationship with the rest of the buildings which make up the city where it belongs;
we are able to determine its higher hierarchy compared to other important buildings and to
the houses of the aborigines.
We analyzed: morphology, structural components, layout, raw material used and the
ornamentation of the facade, similarities and differences between both temples; also, features
common to other temples of the same system. Moreover, we have made a first approach to the
findings obtained from the inside of the walls.
According to bibliography, we have estimated the number of people that could be standing in
each temple at the same time.
By contrasting archeological, historical and architectural data, we have been able to
demonstrate the existence of a model of rectangular temples, and we could infer the
contradictions between priests and aborigines.
Key Words: heritage, city planning, walls, guaranies, Jesuits (Jesuit Fathers)

1
[email protected]. Dirección de Patrimonio y Museos de la provincia de Misiones.
2
[email protected] Centro de Estudios de Arqueología Histórica, Escuela de Antropología,
Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario.
364 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:363-370

Introducción y Reseña Histórica

Hacemos una aproximación a los templos de las reducciones de Santa Ana y de San
Ignacio Miní, ambos, pueblos de indios, dirigidos y administrados por la Compañía de
Jesús, que la misma Orden denominó Reducciones. Se trata de un análisis preliminar ya
que los trabajos de Puesta en Valor están concluyendo en este momento. Consideramos
apropiado, hacer una síntesis histórica antes de iniciar el escrito. El Sistema Reduccional
Jesuita de Guaraníes, se desarrolló en el Área Rioplatense entre 1610 y 1768; abarcó el
S de la Provincia de Misiones y el N de la de Corrientes en Argentina, los Estados de Río
Grande del Sur y Paraná en Brasil (exceptuando el litoral atlántico), el E de Paraguay y
la República Oriental del Uruguay; se inició en el Paraná en 1610, en el Guayrá en 1611,
en el Tape en 1626 y en el Itatín en 1631.

Algunas notas sobre el Urbanismo en las Reducciones

En lo referente a la planta urbana de las reducciones son expresas las recomendaciones


del General de la Compañía en lo que hace a la elección de los predios donde debían
asentarse: espacios soleados, con abundantes y buenas aguas, cuyas comodidades
respondieran a los gustos de los indígenas. Los pueblos jesuíticos eran los únicos cuya
planta se alejaba del damero renacentista, y se erguían como un modelo diferente del
establecido por Felipe II. Se destaca el ordenamiento de los mismos (Fig. 1). Al respecto
haremos algunas comparaciones con ciudades hispanas coloniales. El análisis de los
datos obtenidos en relación con ellas, muestra una distribución urbana irregular, sin
aparente planificación. Tal es el caso de Asunción como se puede observar tanto en el
plano de Julio Ramón de César correspondiente a 1785 como en el de Félix de Azara de
1786 (Figs. 2 y 3). Situación similar se visualiza en Ontiveros y en Ciudad Real.

Los templos de Santa Ana y de San Ignacio Miní:

La persecución en busca de esclavos, realizada por grupos armados formados por


paulistas e indios tupíes (enemigos tradicionales de los guaraníes), conocidos como
bandeirantes, motivó la emigración y refundación de muchos de los pueblos, entre ellos
SA y SIM. El primero fue fundado en el Tape en 1633 y el segundo en el Guayrá en 1611;
territorios actualmente pertenecientes a Brasil; sus asentamientos definitivos están en la
actual provincia argentina de Misiones, y datan de 1660 y 1696 respectivamente.
En el caso de las reducciones los núcleos urbanos partían de un plano preestablecido,
podían extenderse en tres direcciones, es decir, prolongando las tiras de viviendas;
en la cuarta estaba el núcleo de los constructivos principales integrados por templo,
colegio-residencia de clérigos, talleres y cementerio. Si bien cada reducción tenía sus
particularidades (divergencias en relación con la ornamentación, existencia o no de
ciertos elementos, tales como presencia o ausencia de cotyguazú, ubicación del mismo,
tamaño de los talleres, una plaza, o excepcionalmente dos, por nombrar sólo algunas),
el mismo las fuentes afirman que una vez que se ha visto una puede decirse que se han
visto todas. En este sentido, estamos de acuerdo con Bollini cuando afirma: “De lo que no
cabe duda es acerca de ciertas cuestiones que inevitablemente se han repetido: las casas
largas –a modo de continuación de los principios originarios de convivencia- se disponen
frente a la plaza; la amplia avenida de acceso conduce la vista al templo, el reparto de
Poujade R. y Roca M. V. - Nuevas aproximaciones a los templos de las reducciones... 365

jerarquías edilicias donde se alegoriza el carácter mismo de la Teocracia” (2009: 69). En


fin, se trataba de la “Implantación de sistemas urbanísticos como entidad continente de
la doctrina.” (2009: 211)
Destacamos que en SA el patrimonio presenta integralidad arqueológica; en tanto
que en SIM ya se hicieron intervenciones que se iniciaron en los 40 del siglo XX. En el
primer caso, salvo los trabajos realizados en un tramo del muro W, lo restante no había
sido tocado hasta la Puesta en Valor 2009-2010; en el segundo, se individualizan las
intervenciones a primera vista (presencia de cemento, dinteles nuevos, etc.).
Giuseppe Brasanelli (1659-1728) fue el maestro responsable de la ornamentación de
los dos templos que presentamos, a los que se suman en su haber San Borja, Itapúa,
Nuestra Señora de Loreto y Nuestra Señora de la Concepción. Este hermano coadjutor
trabajó en Paraquaria desde 1695 hasta su muerte acaecida en la misma SA, donde
reposan sus restos. Siguiendo a Bollini, estimamos que con este escultor italiano se daba
inicio a “…la europeización en las artes […] que devendrá en una ampliación de técnicas,
en una mayor disciplina metodológica y, fundamentalmente, en la incorporación de los
lenguajes barrocos.” (2009: 160)
Ubicación de cada templo en la reducción, y rasgos generales de los mismos: Los dos
templos se relacionan con el flanco S de la gran plaza pública, y a él se integran el colegio
al E y el cementerio de indios al W.
Los dos edificios ocupan el espacio natural más alto del sitio, además están
artificialmente sobreelevados con respecto a las viviendas indígenas y al cotyguazú.
El templo de SA (Fig. 4) está ligado a una explanada localizada 1,50m por encima del
terreno natural, a la que se accede por una escalinata rectangular de seis peldaños, y
el de SIM se destaca fundamentalmente por el tratamiento escultórico del frontis. Se
infiere que la escalinata podría estar hoy cubierta por sedimento. La ubicación de ambos
es privilegiada respecto a las viviendas de indios y, además, sus fachadas presentan
tratamientos estéticos especiales. Si bien las materias primas utilizadas son las mismas
(arcilla y piedra), su sistema constructivo es más complejo; por ejemplo los templos
poseen fundaciones, las viviendas de indios y el cotyguazú no.
La tipología de los templos es basilical y tanto los documentos de época como la
bibliografía histórica, dan noticias sobre la pintura de sus paredes y sobre el suntuoso
tratamiento de sus altares, retablos y púlpitos, entre otros. Era el edificio más importante
del pueblo/reducción.
En ambos casos se trata de una sucesión de masas murarias de gran porte separadas
por aberturas de puertas y ventanas. En su actual materialidad muestran improntas
de columnas, dos por paño, y una para cada paño de fachada. Para SIM también están
presentes aventanamientos superiores formados por la superposición de lajas unidas
con mezcla de asiento (ñaú). En su parte posterior se describen dos habitaciones, a
saber, sacristía y contrasacristía. En SA este espacio aún está cubierto por grandes
derrumbes. Uno de los paños laterales del W de SIM y cuatro (o quizá cinco) del templo
de SA exhiben afinamientos parciales, que nos permiten deducir la presencia de nichos
(para alojar retablos), sostenidos por dinteles de madera, como indican sus restos en SIM
y el recinto ubicado al W del templo en SA (antes de su intervención). En cuanto a las
fachadas, se destaca en SIM el trabajo sobre la piedra arenisca para la totalidad de la
fachada principal, al que se suman el portal lateral (Portal de las Sirenas) y el portal de la
sacristía. Restos de revoque y pintura, muestran todavía el tratamiento a estas formas.
En el caso de SA recientes hallazgos revelan que esta reducción también ostentaba piedra
366 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:363-370

esculpida formando volutas y pintura con seguridad, y molduras de letras para decorar
y valorizar el frontis (Fig. 5). Sobresalen los restos de una “H”, lo que nos hace pensar en
el monograma de la Compañía (IHS) (Fig. 6).
Por otro lado, podemos afirmar que difieren en el espesor de sus muros (SA: 1m, SIM:
entre 1,60 y 1,80m) y en el tamaño de la materia prima, siempre piedra arenisca. En el
marco de la Puesta en Valor de ambos monumentos encontramos en SIM sillares de casi
3000kg (Fig. 7), mientras que en SA no superaron la tonelada. Asimismo, el desarme de
los paños permitió inferir la existencia de un aparejo más regular para SA que para SIM.
También mostró la reutilización de sillares durante la construcción jesuita al identificar
en muchos de ellos trazos y marcas, ensayos de trabajos sobre el material que luego
quedó dentro del muro, es decir sin exponerse. Además, debemos mencionar el hallazgo
de revoques con pintura polícroma en las caras internas de sillares en un muro de SA.
Respecto de la materia prima utilizada, el templo de SIM muestra sólo piedra arenisca,
proveniente quizá de uno de los afloramientos situados a 2,7km del pueblo reduccional.
El de SA combina la arenisca (predominante) con la llamada itacurú (de origen volcánico),
ubicada en el coronamiento de la mayoría de los paños. En el marco del Proyecto ARSA
(Aproximaciones a la Reducción de Santa Ana y de su contexto) fue localizada una cantera
de arenisca en las inmediaciones del sitio, en las afueras de la actual localidad de Santa
Ana, donde es posible ver, además de los “bochones”, sillares que no se diferencian de los
estudiados al desarmar los muros. Sin embargo, la calidad de la arenisca difiere de la de
SIM, siendo más arenosa y desgranable la de la segunda.
Hemos encontrado dentro de los muros de SA grandes cantidades de madera
carbonizada, barro cocido, vidrios muy finos y un clavo remachado. Los dos primeros,
creemos evidencian un episodio de incendio, perpetrado por mandato del dictador
paraguayo Gaspar Rodríguez de Francia en 1817, que afectó a las reducciones ubicadas
en la margen derecha del Río Paraná. Para SIM también se hallaron materiales dentro
de sus muros. Actualmente todos ellos se encuentran en proceso de acondicionamiento
y análisis preliminar para determinar su contemporaneidad con el sistema reduccional.
En ambos templos el pavimento es de baldosas cerámicas de diferentes morfologías.
En SA, aunque hasta el momento no se ha liberado la totalidad del solado, a partir de
los descubrimientos realizados, inferimos que combinaban cuadrangulares (vidriadas a
la altura del ábside, y otras pintadas, mucho mas populares) con rectangulares (hasta la
fecha se localizó una de este tipo, cercana a una columna interna). Es probable que estas
últimas demarcaran los corredores o las columnas.
Fuentes de la época mencionan los techos con tejas para todas las construcciones de
los pueblos. Para SA destacamos la existencia de tejas decoradas, evidenciadas en gran
cantidad de fragmentos recuperados en la mayoría de los trabajos, dentro del templo y en
el colegio. Este rasgo hoy está ausente en SIM, monumento que experimentó una primera
gran intervención en la década del 40 (que debió incluir toneladas de tejas).
Observamos una diferenciación entre el pavimento del interior de cada templo y
el de sus atrios. En SA recuperamos una peana carbonizada, elemento de transición
entre las lajas de arenisca del atrio y las baldosas cuadrangulares del recinto principal.
Mientras que en SIM inferimos la presencia de este mismo elemento a partir de una
impronta existente entre ambos espacios (coincidente con la línea de muros de fachada),
que probablemente estuviera in situ en algún momento previo a las intervenciones.
Igualmente, hallamos lajas de arenisca en el atrio de SIM y en el interior del recinto,
conjuntamente con baldosas, y otras lajas actualmente sobrepuestas en lugares que
Poujade R. y Roca M. V. - Nuevas aproximaciones a los templos de las reducciones... 367

correspondían a las columnas de madera.

Recurrencias y diferencias con respecto a otros templos

Los templos prospectados y trabajados en las misiones argentinas (SA, SIM, Nuestra
Señora de Loreto, San José, Santos Mártires del Japón, Nuestra Señora de la Concepción)
presentan en común plantas basilicales tipo salón cuyas morfologías y sistemas
constructivos son similares, y las materias primas utilizadas son piedra arenisca,
itacurú, laterita y ñaú (ambos sedimentos arcillosos). También comparten la elevación
por encima de las casas de indios (aunque con diferentes alturas; por ejemplo, en SA la
diferencia entre el implante de las casas de indios y la iglesia es superior a un metro). Sus
diferencias se presentan en la ornamentación, según consta en la bibliografía consultada
y en lo observado in situ.

Conclusiones:

- Tanto la organización urbana como los templos estudiados responden al modelo


establecido y normatizado por la Compañía de Jesús.
- Los dos templos estudiados demuestran la existencia de templos basilicales tipo salón
jerarquizados, que congregaban a la totalidad de la comunidad indígena reducida.
- Las viviendas indígenas son más sencillas, de menor altura, iguales y organizadas en
cuadras, por tanto, de menor jerarquía e inferior calidad.
- Las estructuras analizadas y sus diferenciaciones nos permiten inferir la existencia de
profundas contradicciones entre sacerdotes e indios

Fig. 1: Plano Tipo. Atribuido a Cardiel.


En: Furlong 1962
368 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:363-370

Figs. 2 y 3: Plano de la ciudad de Asunción de César (año 1785) y de Félix de Azara (año 1786).
Poujade R. y Roca M. V. - Nuevas aproximaciones a los templos de las reducciones... 369

Fig. 4: Fachada de Santa Ana durante la Puesta en Valor 2009-2010.

Figs. 5 y 6: Fragmentos de volutas y letras pertenecientes a la fachada del templo de


Brasanelli en Santa Ana.
370 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:363-370

Fig. 7: Trabajo con los sillares del templo de San Ignacio Miní durante su Puesta en Valor 2009-2010.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:371-373 ISSN 1852-8554

RECURSOS GRÁFICOS EN 2 Y 3 DIMENSIONES PARA LA


CONSTRUCCIÓN DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO.
EL CASO DEL PECIO DE ZENCITY.

Rosario Johnson1
Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
El presente trabajo tiene por objetivo exponer los avances obtenidos en la elaboración de un
modelo digital en tres dimensiones a partir de fotografías, para la construcción del registro
arqueológico en el proyecto Pecio Zencity. Este recurso técnico se basa en el relevamiento
fotográfico del sitio u objeto, y su posterior procesamiento mediante un programa de
computación que opera según la lógica de la fotogrametría (Photomodeler), logrando elaborar
un modelo digital fiel al real. El relevamiento fotográfico se realiza de manera simultánea a
la aplicación de otros métodos de registro, como las mediciones en el sitio o en el laboratorio.
La precisión de la herramienta fotográfico-digital se verifica al contrastar la información
relevada según métodos tradicionales y la medición del modelo virtual.
Palabras clave: registro – fotografía – fotogrametría - modelo digital

Abstract
This paper aims to highlight the progress achieved in developing a three-dimensional digital
model from photographs, for the construction of the archaeological record in the project
Zencity wreck. This technical resource is based on photographic survey of the site or object,
and further processing by a computer program that operates according to the logic of
photogrammetry (Photomodeler), managing to produce a faithful digital model the real. The
photographic survey is conducted simultaneously with the application of other registration
methods, such as measurements in the site or in the laboratory. The accuracy of digital-
photographic tool is verified by comparing the information gathered by traditional methods
and measurement of the virtual model.
Key words: Registration - photography - photogrammetry - digital model

Laboratorio de registro

El proyecto del pecio de Zencity presentó el desafío de registrar la mayor cantidad de


información, con la mayor precisión y velocidad posibles, en el marco de la excavación de
rescate de un sitio arqueológico complejo llevada a cabo en menos de 60 días.
Para cumplir con este objetivo, se emplearon de manera simultánea múltiples fuentes

1
Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas “Mario J. Buschiazzo”. Facultad de
Arquitectura Diseño y Urbanismo. Universidad de Buenos Aires
Proyecto Pecio de Zencity. Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico. Ministerio de
Cultura. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
[email protected]
372 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:371-373

de registro: medición por triangulación (Figura 1), medición con estación total (Figura
2), fotografía para fotomosaico (Figura 3), fotografía oblicua (Figura 4) y fotografía para
estudio fotogramétrico (Figura 5).
El trabajo del laboratorio de registro, que se inicia con posterioridad a la excavación,
y que continúa hasta la fecha, consiste en la producción de piezas gráficas en 2 y 3
dimensiones, estáticas y dinámicas. La abundancia de información recolectada en la
primera etapa del proyecto y la multiplicidad de sus fuentes de origen permiten obtener
productos de muy alta precisión, a partir de la interpretación y comparación del material
disponible. Las técnicas empleadas comprenden desde planimetrías (Figura 6) hasta el
trabajo con software (Photomodeler) de uso inédito en la Argentina. Dicho programa ha
sido utilizado en Europa en proyectos como el Barco fenicio de Mazarrón, o la construcción
de la Neocueva de Altamira, entre otros.
Este software trabaja según los principios de la fotogrametría, con la ventaja de que
no se requiere equipos especiales (a diferencia de la fotogrametría tradicional), ya que el
calibrado de los parámetros de la cámara (distancia focal, deformación del lente, etc.) lo
realiza automaticamente el mismo programa.
Dado un objeto, si se lo fotografía una vez se obtiene una representación en 2
dimensiones de una parte del mismo. Si ese mismo objeto se fotografía desde múltiples
ángulos, y se conocen los parámetros de la cámara empleada, se puede calcular la
posición en el espacio de los puntos que lo conforman, y de esta forma obtener un modelo
digital con verdadera magnitud. (Figura 7).
El desarrollo de un modelo con este programa abarca una primera etapa de toma de
las fotografías, donde el objeto se referencia con marcas estandarizadas (Figura 8) para
agilizar y hacer más preciso el reconocimiento de sus superficies. En las sucesivas etapas
de trabajo y ajuste del modelo digital, el programa reconstruye al objeto mediante nubes
de puntos (Figura 9), mallas a partir de la triangulación de los anteriores (Figura 10), y
superficies con y sin textura real (Figura 11).
En el caso de elementos de mayor tamaño, como por ejemplo los restos del casco
encontrado en el sitio, las marcas de referencia debieron ser ajustadas para adecuarse
a la escala del objeto (Figura 12), y se requirieron mayor cantidad de fotografías para
relevarlo correctamente. Las nubes de puntos, mallas y superficies con las que se está
trabajando dan cuenta de la mayor complejidad del modelo (Figuras 13 – 14 – 15).

Conclusiones

El aporte que este recurso técnico puede hacer a la construcción del registro
arqueológico se reconoce en la serie de posibilidades que se plantean a raíz de un modo
de trabajo novedoso:

− disponer de una pieza o colección digital con verdadera magnitud y textura;


− que puede ser manipulada con cualquier programa de 3D;
− que puede ser accesible a través de la red;
− en el caso particular del proyecto de Zencity, la posibilidad de construir hipótesis de
lo que podría haber sido la embarcación cuyos restos fueron excavados;
− y, fundamentalmente, disponer de la mayor y más precisa información en 2 y 3
dimensiones de un sitio que físicamente ya no existe.
Johnson R. - Recursos gráficos en 2 y 3 dimensiones para la construcción del registro... 373

Bibliografía

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RODRIGUEZ HIDALGO, J. M. 2010. De la reconstrucción tradicional a la virtual.
Una visión desde la Arqueología. VIRTUS. Vol 1 Año 1. Pp 144/8. Laboratorio de
Investigación y Desarrollo Virtual de la Universidad de Sevilla. España.Consejería de
Cultura. Junta de Andalucía. Sevilla. España
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:375-388 ISSN 1852-8554

ARQUEOLOGÍA DE ASENTAMIENTOS FRONTERIZOS


EN EL CHACO SANTAFESINO CON LA COMUNIDAD
AIM MOCOYLEK, DPTO. SAN JUSTO.
1
Paula del Rio y Silvia Cornero1
Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
En las proximidades de la confluencia del arroyo Cayastá con el Saladillo Amargo se
instalaron asentamientos religiosos y militares como enclaves de diferentes estrategias de
control, dominación y colonización, a partir del siglo XVII. La ubicación del sitio, imprecisa
en el registro histórico, permaneció en la memoria social de la comunidad, por medio de
quienes pudo ser localizado. Hasta el momento se prospectó el área y se realizaron sondeos
en el emplazamiento del Cantón San Martín -conocido hasta 1867 como Fortín Cayastá
Viejo- y Pueblo de Dolores, divididos por el arroyo Cayastá. Los registros históricos refieren
a que en las cercanías, algunas décadas antes, había existido la Reducción franciscana –
charrúa Nuestra Señora de la Concepción, y a pocos años del establecimiento del Cantón
se fundó la misión de Nuestra Señora de los Dolores, también franciscana. La práctica
social de la investigación arqueológica se ha ido constituyendo en un proyecto de estudio de
diversos sitios arqueológicos emplazados en el territorio ancestral de la comunidad aborigen
de Colonia Dolores del Pueblo Mocoví. El mismo se enmarca en la investigación participativa
orientada hacia una arqueología intercultural en donde la comunidad Aim Mocoylek adquiere
protagonismo. El proyecto se formalizó en el marco de en un programa de investigación
regional y en un Convenio entre la Comuna de Colonia Dolores y el Museo F. y C. Ameghino.
Palabras Claves: Investigación Participativa – Arqueología Intercultural -

Abstract
Religious and military settlements as enclaves of different strategies of control, domination
and colonization of the 17TH century were installed in the vicinity of the confluence of the
Cayasta with Saladillo Amargo creek. The location, vague in the historical record, remained
in the social memory of the community, by means of those who could be located. Far prospect
area and conducted polls on the site of the Canton San Martín - known until 1867 like
Fort Cayastá Viejo - and town of Dolores, divided by the Cayastá Creek. Historical records
referred to in the vicinity, some decades earlier, had been the Franciscan -charrúa reduction
- Nuestra Señora de la Concepción-, and few years after the establishment of the canton
was founded the Misión de Nuestra Señora de los Dolores, also Franciscan. The social
practice of archaeological research has been forming in a study of several archaeological sites
located in the ancestral territory of Mocoví people Dolores Cologne Aboriginal community
project. It fits in participatory research oriented towards an intercultural archaeology where
community Aim Mocoylek acquires ownership. Project was formalized in the framework of a
regional research programme and a Convention between the commune of Dolores Colony and
Museum Florentino y Carlos Ameghino.
Key Words: Participatory Research - Intercultural Archaeology

1
Centro de Estudios de Arqueología Histórica, FHyA – UNRosario/ Museo Universitario F. y C.
Ameghino, FCEIA, UNRosario pmdelrio@ fceia.unr.edu.ar – [email protected]
376 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:375-388

Introducción

La finalidad de este trabajo es presentar los primeros avances de investigación


arqueológica en el sitio El Ombusal, ubicado en las jurisdicciones de Colonia Dolores
y Colonia Silva, departamento San Justo, provincia de Santa Fe. Se trata de resultados
preliminares dado que nos encontramos en una etapa exploratoria que incluye
investigación de fuentes y prospección del área.
El proyecto se enmarca en el Proyecto de Investigación “Desarrollo sustentable
con identidad. El patrimonio histórico cultural de la comunidad Aim Mocoylek”
(Dirección: Dra. Paula del Rio) que forma parte del Programa “Desarrollo regional por
investigación participativa en el centro nordeste de Santa Fe” (Dirección: Dra. Silvia
Cornero) acreditados por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Facultad de Ciencias
Exactas, Ingeniería y Agrimensura. En el marco de una investigación participativa se ha
presentado al Programa de Voluntariado Universitario, convocatoria 2009, el Proyecto
“Nelovek covó Mokoit” que tiene como meta final la realización de la sala del Museo de
Historia y Arqueología Originaria. El proyecto ha sido seleccionado por la Secretaría de
Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación.
Nos orientamos a desarrollar una arqueología compartida de saberes, para
profundizar el estudio de las sociedades originarias en sus dimensiones ambiental y
humana, establecer el espacio territorial y la secuencia cronológica de sucesos históricos
que dejaron un registro arqueológico y recuerdo social, desde los pueblos antiguos, el
proceso colonizador, y la historia reciente. El trabajo de investigación se está realizando
en forma conjunta con la Comisión Aborigen Aim Mocoilek de Colonia Dolores.
Colonia Dolores es una localidad santafesina, se encuentra a 8 km. de Gobernador
Crespo, pertenece al departamento San Justo y está ubicado en el centro de la provincia.
La distancia a la ciudad capital provincial Santa Fe es de 160 km. Es un pueblo de
apenas 636 habitantes, de acuerdo a los datos del Censo Nacional del 2001, siendo el
95% descendiente del Pueblo Mocoví, La población se compone de 112 familias. El pueblo
encuentra su origen en el Cantón San Martín, que fuera denominado al momento de su
creación Fortín Cayastá Viejo, junto a la Reducción Franciscana Nuestra Señora de los
Dolores (Alemán, 1997).
La hipótesis principal de la investigación arqueológica es que el Sitio denominado por
la comunidad Mocoví “El Ombusal” se corresponde con la antigua reducción y el cantón
militar. La comunidad tiene sus propias interpretaciones de su la historia, transmitida
por los mayores, de generación en generación a través del relato de la tradición oral.
Esta historia es consensuada por el grupo quien propone la contrastación mediante la
práctica arqueológica.

Antecedentes del proyecto

El proyecto de investigación arqueológica en Colonia Dolores surge a partir de una


demanda social que tiene como protagonistas a la comunidad aborigen Mocoví. En el
año 2006, en la localidad de Alejandra, se realizó el I Taller de Arqueología Regional,
basado en una propuesta de investigación participativa, entre comunas, comunidad y
universidad, de la Universidad Nacional de Rosario.
El II Taller se realizó en la Comunidad Mocoví de Colonia Dolores, en el año 2007. Allí
se discutió acerca de conceptos de historia regional y problemas sociales, ambientales
del Río P. y Cornero S. - Arqueología de asentamientos fronterizos en el Chaco santafecino... 377

y educativos que afectan a la región. Se plantearon las intenciones de comunas,


instituciones educativas, museos, y organismos interesados en sumar a dicho proyecto,
en la medida de las posibilidades, mediante un plan de trabajo conjunto, considerando la
posibilidad de establecer vínculos para el desarrollo de acciones educativas, museológicas
y culturales en el marco de la investigación arqueológica regional (1).
Como resultado de los dos Talleres de Arqueología Regional en Investigación
Participativa se consolidaron voluntades de trabajar en la región desde los ámbitos de la
investigación, la educación y los museos (Cornero y Rocchietti, 2008).
Atendiendo a las reflexiones y consideraciones propuestas en ambos Talleres,
elaboramos conjuntamente los lineamientos de un proyecto de investigación y
transferencia a escala regional que contemple los objetivos planteados e integre las
localidades interesadas en un contexto participativo en arqueología para investigación y
educación regional.
Como primeros resultados del proceso de investigación participativa queremos
destacar que, a pedido de la Comunidad Mocoví, se han retirado los restos humanos en
exhibición, del Museo Regional de Alejandra, ubicando réplicas en su reemplazo.
En el año 2008 comenzaron a realizarse gestiones conjuntas, entre la Comisión Aborigen
Aim Mocoilek y el equipo de investigación del Museo Florentino y Carlos Ameghino de la
Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la Universidad Nacional de
Rosario, orientadas a formalizar los proyectos y lograr subsidios que permitan comenzar
a trabajar.
Se ha firmado Convenio de Colaboración entre el Museo Florentino y Carlos Ameghino
y la Comuna de Colonia Dolores durante la gestión de Dora Salteño. Se ha conseguido
la colaboración en el proyecto de la Comuna de Silva y de los propietarios de los campos
dónde se ubica el sitio.

Breve Reseña Histórica

Originariamente el pueblo Mocoví ocupaba un amplio hábitat que se extendía desde


el norte de la provincia de Santa Fe hasta el Paraguay y desde la línea formada por
los ríos Paraguay y Paraná hasta los primeros contrafuertes de la Precordillera salteña.
Este ambiente corresponde a la región conocida como Gran Chaco donde dónde
tradicionalmente habitaron pueblos correspondientes a seis familias lingüísticas,
de acuerdo a la clasificación de Miller (1999): 1. Mataco-Mataguayo; 2. Guaycurú; 3.
Maskoy; 4. Zamuco; 5. Lule-Vilela y 6. Tupi-Guaraní. Actualmente la región chaquense
encuentra representada en la Argentina por las provincias de Chaco, Formosa, norte
de Santa Fe, noroeste de Santiago del Estero y región oriental de la provincia de Salta.
Los grupos indígenas del Gran Chaco se han caracterizado siempre por ser pueblos con
alto grado de movilidad espacial, con pautas migratorias relacionadas a la búsqueda
de ambientes ricos para la caza y la pesca. Esta búsqueda constante de ambientes
subsitencialmente más aptos, si bien son inherentes a los grupos que basan su economía
en la caza – pesca – recolección, en el momento del contacto europeo se evidenció que
además estaba relacionado a la presión ejercida por los desplazamientos precolombinos
en la periferia del Gran Chaco (Susnik, 1972). Estos patrones sufren cambios a partir
de la segunda mitad del siglo XIX, cuando comienza la conquista del Chaco por parte
del gobierno argentino, las mejores tierras del Chaco fueron ocupadas por inmigrantes
europeos y los indígenas fueron forzados a asentarse en comunidades o reservas. Sólo en
378 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:375-388

las zonas más aisladas e inhóspitas fue posible para estos grupos continuar con su estilo
de vida cazador recolector (Bartolomé, 1972). Los patrones de movilidad que en tiempos
precolombinos respondían al modelo cazador-recolector, a partir de la llegada del hombre
blanco comienzan a modificarse. Los desplazamientos se ven guiados por otros motivos,
como la guerra y el trabajo a destajo en chacras, ingenios o quebrachales, también por el
hambre que a veces guiaba a los grupos hasta las misiones o reducciones.
Parcialidades del Pueblo Mocoví, pertenecientes a la familia lingüística Guaycurú,
habituados a los recursos del monte debieron desplazarse hacia el sur, impulsados
por las presiones de un modelo político económico que imponía la dominación de las
comunidades indígenas.
En el siglo XIX, en el contexto de relaciones capitalistas entre los nuevos Estados
Nacionales y el mercado mundial, surge el interés por los territorios que aún continuaban
bajo el dominio de sus pobladores originarios, este es el caso de la región del Gran Chaco.
La extracción de riqueza en estas tierras constituyó en principio la preocupación de los
españoles, con los movimientos independentistas otra preocupación se instalaría entre
los criollos, la expansión de las fronteras y la incorporación de los territorios al sistema
de producción capitalista. El escenario de estos cambios fue un ámbito de frontera,
caracterizado por una alta dinámica de poblaciones, relaciones interétnicas de conflicto
y cooperación en sitios funcionales de preliminar organización formal urbana, como
aquellos que alojaron familias, grupos y refugiados, enclaves de dominio eclesiásticos y
militares.
Los actuales descendientes mocovíes que integran la Comunidad de Colonia Dolores
son hijos sobrevivientes de pueblos nómades de migración forzada y de la guerra del
blanco contra el indio. Son descendientes directos del cacique Mariano Salteño que
antes de ser sometidos ocupaban el territorio desde Los Sunchales hasta el río Bermejo
llegando hasta la frontera norte de la provincia de Santa Fe. El padre Hermete Constanzi
persuadió al cacique Mariano a que se redujera con su gente, es así que con más de 500
indígenas se fundó la misión de San Martín Norte en Cayastá Grande en 1869, el mismo
sitio en el cual había funcionado una reducción franciscana de indios Charrúas entre los
años 1750 y 1814 (Iturralde, 1930).

Ubicación Geográfica del Sitio El Ombusal

La ubicación del sitio no se registra con precisión en las fuentes documentales


relevadas sin embargo permaneció en la memoria social de la comunidad, el sitio es
reconocido por la comunidad como El Ombusal:

“… en Cayastá, Cayastacito y Cayastá grande…según lo que yo sé, es muy probable que


ahí donde era el Cantón San Martín Viejo, o el Ombusal como nosotros lo llamamos… que
haya sido un asentamiento antes del pueblo de San Martín, antes del Cantón San Martín…
porque al cacique Mariano Salteño y los otros dos caciques vienen a vivir allí, pero quizá la
eligieron porque allí… la unión de los dos arroyos, el Cayastá y el Saladillo era el lugar ideal,
que quizá estuvo habitado, que haya habido un asentamiento allí”
(César Coria, Presidente de la Comisión Aborigen Aim Mocoilek)

El sitio El Ombusal recibe este nombre por la Comunidad Mocoví de Colonia Dolores
debido a que en el lugar se encuentran varios ejemplares de ombú, de antigua plantación.
Se ubica próximo a la confluencia de los arroyos Cayastá y Saladillo Amargo entre
del Río P. y Cornero S. - Arqueología de asentamientos fronterizos en el Chaco santafecino... 379

las localidades de Colonia Dolores y Colonia Silva, a 11 km de Gobernador Crespo,


Departamento San Justo. Se emplaza en la llanura de inundación del arroyo, tributario
del Saladillo Amargo y está dividido por el arroyo Cayastá. Hacia el oeste se halla en
terrenos de propiedad de la Familia Perusini y hacia el este dentro de los terrenos del Sr.
Drueto.
Aún no se han determinado los límites del sitio, en la siguiente imagen se muestra un
área preliminar del mismo:

Descripción del Sitio

La primera etapa de la investigación del sitio tiene como objetivo lograr la ubicación
precisa del Cantón San Martín y de la Misión Franciscana Nuestra Señora de los Dolores.
Una vez gestionados los permisos a los propietarios de los campos se realizaron trabajos
de reconocimiento y prospección general. Debido a que el sitio se encuentra divido por el
arroyo Cayastá y el acceso a cada una de sus márgenes se realiza por caminos diferentes,
correspondientes a diferentes propietarios y jurisdicciones hemos distinguido dos
grandes sectores: El Ombusal Sector Perusini (margen oeste) y El Ombusal Sector Drueto
(margen este). Se realizaron en el sitio cinco pozos de sondeo y recolección superficial. La
ubicación de los pozos exploratorios puede verse en la siguiente figura:
380 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:375-388

Ubicación de los Pozos de Sondeo – Sitio El Ombusal

El Ombusal Sector Perusini

Sobre la margen oeste del arroyo se encuentran los ombúes que dieron origen al nombre
del sitio. En este sector el sitio se haya perturbado por la presencia de vizcacheras de
prolongada instalación en la zona. Las mismas han actuado en la afectación del registro
durante años. Otros agentes de perturbación son los cazadores de vizcachas que realizan
campamentos y fogones, la presencia del ganado y factores ambientales.

Hallazgo superficial – El Ombusal Sector Perusini


del Río P. y Cornero S. - Arqueología de asentamientos fronterizos en el Chaco santafecino... 381

Se han realizado dos trabajos de campo consistentes en prospecciones y sondeos.


Si bien en líneas generales el material hallado en superficie resulta escaso se encontró
material cerámico correspondiente a una pieza de tipo vasija que afloraba del suelo con
la base hacia la superficie.

Hallazgo superficial – El Ombusal Sector Perusini

En el sitio se realizaron tres pozos de sondeo. El primer pozo (EOSP Pozo Sondeo 1)
se realizó en un sector elevado del terreno, las coordenadas de su ubicación son 30º 26’
40.75’’ S - 60º 19’ 29.92’’ W. El sondeo se planteó de 0,50 m. por 0,50 m. y se escavó
hasta los 60 cm de profundidad. Entre los 25 y 50 cm se concentró el material: cerámica,
algunos huesos de fauna y se hallaron registros característicos del período de contacto,
como fragmentos de vajilla de loza, vidrios y fragmentos metálicos.

Pozo de Sondeo 1– El Ombusal Sector Perusini


382 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:375-388

En el lugar del hallazgo superficial antes mencionado se realizó un pozo de sondeo


(EOSP Pozo Sondeo 2) de 1 m. por 1 m. y 0,95 m de profundidad, se halló muy poco
material: fragmentos de cerámica y arqueofauna.

Pozo de Sondeo 2 – El Ombusal Sector Perusini


del Río P. y Cornero S. - Arqueología de asentamientos fronterizos en el Chaco santafecino... 383

El tercer pozo de sondeo (EOSP Pozo Sondeo 3) se planteó sobre la misma loma en
el cual se realizó el pozo de sondeo 1. Se comenzó a excavar en un área de 1 m. por 1
m. no obstante a los 0,20 m. de profundidad se halló material óseo humano y cerámica
asociada al enterratorio, el pozo exploratorio no se continuó, se recolectó el material
cerámico, se tapó y registró su ubicación para una futura excavación. Las coordenadas
son: 30°26’40.77”S / 60°19’24.75”O.

El Ombusal Sector Drueto

Sobre la margen este del arroyo Cayastá, frente a los ombúes, se encuentra un área
que se distingue por su elevación sobre el terreno. El uso de la tierra corresponde a una
explotación extensiva de agricultura, por lo que este sector se encuentra principalmente
perturbado por el uso del arado. Se realizó un primer trabajo de campo que consistió
en la prospección sobre el terreno elevado y sobre la margen del arroyo y dos sondeos
exploratorios.
Los dos sondeos se plantearon en un área de 0,70 m. por 0,70 m. Las coordenadas
del pozo de sondeo 1 (EOSD Pozo Sondeo 1) son: 30°26’37.17”S / 60°19’19.50”O y
la correspondientes a la ubicación del pozo de sondeo 2 (EOSD Pozo Sondeo 2) son:
30°26’37.12”S / 60°19’16.97”O. Se encontró escaso material, la profundidad de los pozos
fue de 0,60 m.

Pozo de Sondeo 1 – El Ombusal Sector Drueto


384 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:375-388

El material en superficie se encuentra disperso de manera bastante homogénea sobre


la loma, principalmente se hallaron fragmentos de cerámica y con menor representatividad
se recolectó vidrio, loza y metal. La cantidad de material y su variabilidad resultó más
significativa que la representada en los pozos de sondeo.
del Río P. y Cornero S. - Arqueología de asentamientos fronterizos en el Chaco santafecino... 385

Recolección Superficial – El Ombusal Sector Drueto


386 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:375-388

Los materiales recolectados fueron limpiados, rotulados y fotografiados, quedaron


en custodia de la Comisión Aim Mocoilek y serán destinados al Museo de Historia y
Arqueología Originaria que se inaugurará en los próximos meses.

Trabajo de Gabinete
del Río P. y Cornero S. - Arqueología de asentamientos fronterizos en el Chaco santafecino... 387

Participaron del trabajo de campo y gabinete los integrantes de la Comisión Aim


Mocoilek y de la Comunidad Mocoví de Colonia Dolores.

Consideraciones Finales

La práctica social de la investigación arqueológica se ha ido constituyendo en un


proyecto de estudio de diversos sitios arqueológicos emplazados en el territorio ancestral
de la comunidad aborigen de Colonia Dolores del Pueblo Mocoví. El mismo se enmarca
en la investigación participativa orientada hacia una arqueología intercultural en donde
la comunidad Aim Mocoylek adquiere protagonismo. En el sitio El Ombusal, hasta
el momento se ha encontrado material que indica el potencial arqueológico del sitio.
Consideramos que quizá el hallazgo del enterratorio sea el más significativo dado que
futuras excavaciones podrían afirmar la hipótesis de que se trata del cementerio de la
Reducción Franciscana. La corroboración de la hipótesis resultaría importante en dos
sentidos, el primero relacionado a la ubicación de un lugar sagrado para la comunidad,
dado que sería el cementerio de sus antepasados, el segundo sentido se relaciona con la
identificación de un componente del antiguo poblado que podría permitirnos comenzar a
identificar espacialmente los demás componentes de la reducción y el cantón. Queremos
destacar que los enterratorios no serán removidos por solicitud de la Comunidad Mocoví,
su excavación tendrá como objetivo confirmar la ubicación del viejo cementerio.

Notas

(1) Las inquietudes surgentes de los talleres pueden resumirse en:


Gran preocupación generalizada por el deterioro ambiental. Denuncia de contaminación de
la vertiente. Construcción social de la Historia Regional. Protección del Patrimonio arqueológico.
Rescate de sitios en riesgo desaparición. Consenso a la Investigación Participativa. Solicitud de no
exposición de restos humanos en los Museos.
¿Qué debiera contener la historia regional?. La Historia debiera tener, por lo menos, dos visiones.
Debemos contarla todos juntos. No toda historia es deseable de recordar
Hay que conocer y divulgar esas dos visiones que deben incorporarse en la curricula de las
escuelas de gestión privada y de gestión pública. Es una forma de trabajar en historia local. Los
núcleos de aprendizaje prioritarios forman parte del curriculum oculto; el docente debiera estar
compenetrado con la historia de la región. Hay ignorancia del maestro; debiera conocer esa historia.
El poblador debiera sentirse orgulloso de su historia. Debemos reencontrarnos con la historia en
los museos locales. Museo y Educación debieran ir juntos. La historia local debiera servir para
reconstruir los museos locales. Los museos debieran ser un espacio dinámico que permitan a los
niños apropiarse de la historia. Es más fácil contar la historia desde los objetos. La Importancia de
la arqueología como herramienta de construcción de la historia.

Agradecimientos

Conjuntamente con la Comisión Aim Mocoilek queremos agradecer a todas las personas que
hacen posible llevar adelante este proyecto:
Queremos agradecer a Pepe y Pirucha Perusini, no sólo por permitirnos estudiar y realizar
excavaciones dentro de su propiedad sino por haberse sumado a este equipo colaborando en la
logística de campo.
Al señor Drueto que nos permitió el ingreso a su campo.
A la Dra. Sandra Meriggiola que nos recibe en el dispensario haciendo muy grata nuestra estadía.
A María Fernanda Gonzales de Bortulè, Directora de la Escuela Primaria Local.
388 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:375-388

A las Comunas de Colonia Dolores y Colonia Silva.


A los historiadores locales Gerardo Fabricius y Gloria Dayer.
A todos los vecinos de Colonia Dolores

Bibliografía

ALEMÁN, B. 1997. Los aborígenes de Santa Fe. 2a parte. Buenos Aires: Junta de Estudios
Históricos, Librería El Foro.
BARTOLOME. L. 1972. Movimientos milenaristas de los aborígenes chaqueños entre
1905 y 1933. En Suplemento Antropológico. Asunción del Paraguay, 7(1-2):107-121.
CORNERO S. y A.M. ROCCHIETTI. 2008. Arqueología Regional en Investigación
Participativa en el Centro Norte Santafesino. Cap. XI. Arqueología y Educación.
Perspectivas Contemporáneas. Comps. Verónica Pernicone y Ana M. Rocchietti. Ed.
Terceroendiscordia. Bs. As. pp. 181-193.
ITURRALDE, P. 1930. El Padre Fray Hermete Costanzi. Misionero Franciscano. Talleres
Gráficos Argentinos. PP: 33
SUSNIK, B. 1972. Dimensiones Migratorias y pautas culturales de los pueblos del Gran
Chaco y su periferia (enfoque etnológico). En Suplemento Antropológico. Asunción del
Paraguay, 7(1-2):85-106.
Patrimonio y Conservación del
Registro Arqueológico Urbano
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:391-399 ISSN 1852-8554

EL CARRIZAL, VERACRUZ, MÉXICO:


ANÁLISIS DE LOS PROCESOS DE URBANIZACIÓN Y SU INCIDENCIA
EN LA CONSERVACIÓN DE LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS
PREHISPÁNICOS EN LA REGIÓN

Natalia R. Donner1 y Jonathan Hernández Arana1


Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
A raíz de un reporte originado por la destrucción de montículos prehispánicos, entre 1961 y
1962, la arqueóloga Bertha Cuevas (Universidad Veracruzana) intervino el sitio arqueológico,
llevando a cabo un rescate con el objetivo de estudiar el sistema constructivo. Sin embargo, la
magnitud de sus hallazgos (cuarenta y dos entierros humanos, yugos esculpidos, figurillas,
ollas completas de barro, entre otros) amplió las perspectivas de su investigación. Esto
devino en un aporte relevante para la cronología del Centro de Veracruz, ya que ubicó todos
sus materiales como pertenecientes al Formativo Superior (600 AC – 100 AC)2. Estudios
posteriores corroboraron sus hipótesis y calibraron las fechas hacia el Formativo Terminal
(100 AC – 100 DC)3. A partir del año 2008, el Proyecto Arqueológico El Carrizal, Veracruz
(Universidad Nacional Autónoma de México – Universidad Veracruzana) ha llevado a cabo
un plan de investigaciones que combina reconocimientos de superficie con enfoque regional,
excavaciones arqueológicas controladas, así como un programa de protección y conservación
integral del patrimonio. A pesar de las labores preventivas, la destrucción y el deterioro de
las evidencias arqueológicas resultan inevitables. Sin embargo, los esfuerzos nos permiten
no sólo incidir positivamente en el rescate de parte del patrimonio, sino que también
posibilitan el registro y la observación directa de los agentes que participan en los procesos
de destrucción generados por el urbanismo creciente en toda la región. Es por ello que esta
ponencia se enfoca en el análisis cronológico de la historia de deterioro del sitio arqueológico
El Carrizal, Ver.; así como en los factores actuales que contribuyen a la pérdida patrimonial
y por último una proyección a futuro de la realidad patrimonial.
Palabras clave: urbanización, conservación, patrimonio, prevención

1
Proyecto Arqueológico El Carrizal, Veracruz.
Universidad Nacional Autónoma de México / Universidad Veracruzana
[email protected]
2
Cuevas de Meza, Bertha. 1970. Carrizal: Un Sitio Pre-Clásico. Tesis de Maestría, Universidad
Veracruzana, México.
3
Scott, John F. 1976. Los Primeros “Yugos” Veracruzanos. En: Anales del Instituto de Investigaciones
Estéticas, Vol. XIII, no. 46, Universidad Nacional Autónoma de México, México. Daneels, Annick.
2005. El Protoclásico en el centro de Veracruz. Una perspectiva desde la cuenca baja de Cotaxtla.
En: Arqueología Mexicana. IV Coloquio Pedro Bosch Gimpera, Volumen II: Veracruz, Oaxaca y
mayas, E. Vargas Pacheco ed. Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM. México D.F, pp.
453-488.
Kurosaki Maekawa, Mitsuru. 2006 Estudio sobre los yugos. Análisis comparativo de los yugos y
sus contextos en Mesoamérica, en especial, los yugos de la Costa del Golfo de México. Tesis de
Maestría, Escuela Nacional de Antropología e Historia, México.
392 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:391-399

Abstract
Following a report of the destruction caused by prehispanic mounds, between 1961 and 1962,
the archaeologist Bertha Cuevas (Universidad Veracruzana) intervened the archaeological
site, carrying out a rescue with the aim of studying the constructive system. However, the
magnitude of their findings (forty-two human burials, yokes sculpted figurines, pots full of
mud, etc.) extended their research prospects. This became a significant contribution to the
chronology of Central Veracruz, since all materials placed as belon ging to the Formative
(600 BC - 100 BC). Subsequent studies corroborated their hypothesis and calibrated dates
to the Terminal Formative (100 BC– 100 DC). Since 2008 the Archaeological Project El
Carrizal, Veracruz (Universidad Nacional Autonoma de Mexico - Universidad Veracruzana)
has carried out a research plan that combines surface surveys regionally focused, controlled
archaeological excavation and protection program integrated conservation and heritage.
Despite preventive efforts, the destruction and deterioration of archaeological evidence are
inevitable. However, efforts allow us to not only positively affect the rescue of the heritage,
but also enable the recording and direct observation of the actors involved in the processes
of destruction caused by the growing urbanization across the region. That is why this paper
focuses on the chronological analysis of the history of deterioration of the archaeological site
El Carrizal, Veracruz, as well as in the current factors that contribute to the capital loss and
finally a future projection of economic reality.
Key words: urbanization, conservation, heritage, prevention

Introducción

Tradicionalmente, el Estado de Veracruz se ha dividido en tres regiones: Sur, Centro


y Norte. Si bien, en un principio estas segmentaciones correspondieron a los intentos
histórico-culturales de combinar aspectos arqueológicos con geográficos (ejemplo
Huasteca, Totonacapan y Olmecas4), posteriormente, autores como Wilkerson5, Stark y
Arnold6, Vásquez7 así como Daneels8 consideraron estas divisiones como herramientas
metodológicas para delimitar fronteras, utilizando para ello aspectos fisiográficos (ríos,
planicies, montañas, entre otros), culturales (esferas cerámicas, figurillas, patrones
arquitectónicos, etc.), cronológicos (Formativo, Clásico y Postclásico) y espaciales.
La combinación de similitudes y diferencias encontradas en distintas regiones del
Centro de Veracruz conllevaron a su subdivisión en Centro-Norte y Centro-Sur, ubicando

4
Medellín Zenil, Alfonso. 1960. Cerámicas del Totonacapan – Exploraciones arqueológicas en el
Centro de Veracruz. Instituto de Antropología, Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz, México
5
Wilkerson, Jeffrey. 1972. Ethnogenesis of the Huastecs and Totonacs; Early Cultures of North-
Central Veracuz of Santa Luisa, México. Tesis doctoral, Departamento de Antropología y
Arqueología, Universidad de Tulane, Nueva Orleans, USA.
6
Stark, Barbara L. y Philip J. Arnold III. 1997. Olmec to Aztec. Settlement Patterns in the Ancient
Gulf Lowlands, The University of Arizona Press, Tucson, USA.
7
Vásquez Zárate, Sergio. 1999. Hacia una redefinición del concepto Totonacapan, en: Antropología e
Historia en Veracuz, pp. 323-336, Varios autores, Gobierno del Estado de Veracruz-Llave, Instituto
de Antropología e Historia de la Universidad Veracruzana, México.
8
Daneels, Annick. 2002. El patrón de asentamiento del periodo clásico en la cuenca Baja del rio
Cotaxtla,
Centro de Veracruz. Un estudio de caso desarrollo de sociedades complejas en Tierras Bajas
Tropicales. Tesis Doctoral. UNAM, México D.F.
Donner N. R. y Hernández Arana J. - El Carrizal, Veracruz, México... 393

como zona fronteriza el espacio comprendido entre las cuencas del Río La Antigua,
también conocido como Río Los Pescados y El Actopan.
El Carrizal se ubica 4 km al Norte del Río Los Pescados y forma parte de lo que se ha
denominado como Zona Semi-árida central veracruzana; caracterizada por formaciones
calcáreas del Terciario Marino. Es por ello que, a una distancia de 30-40 centímetros
de la capa superficial de tierra negra arcillosa, se encuentran grandes formaciones de
caliza. El clima es templado-húmedo regular, con una temperatura promedio de 25°C.
La temporada de lluvias se presenta de Mayo a Octubre y la tasa de precipitación media
anual corresponde a los 2779.1 mm9. Las alturas oscilan entre los 300 y 500 metros
sobre el nivel del mar, lo que ubica la región de estudio entre la Planicie Costera y la
zona de Altas Montañas. Debido a la poca inversión que recibe el campo, los campesinos
se limitan a sembrar una vez al año maíz, frijol y calabaza y a recolectar el fruto de los
arboles de mango, papaya, zapote, limón, guanábana, mamey, entre otros. La vegetación
es xerófita y riparia, así como también se presentan selvas bajas caducifolias (Sancholuz
et al 1981; Ortíz y Díaz 2001). La población animal se compone de las siguientes especies:
tejones, coyotes, mapaches, zorros, armadillos, onzas, tlacuaches, comadrejas. Las
aves predominantes son las chachalacas, palomas moradas, tordos, perdices, torcazas,
jaboneras y pecho amarillo. Los árboles más importantes son los cedros, zapotes,
chicahuaxtle, mecaxtle, ceiba, laurel, acocia, lele y copal10.
A partir de 1931, mediante decreto del Congreso del Estado, Carrizal dejó de llamarse
así para ser oficialmente conocido como Villa Emiliano Zapata. Su población es de 7200
habitantes11 y se ubica en el Municipio de Emiliano Zapata, Veracruz.

Fig. 1. Mapa del estado de Veracruz, México.


Fuente INEGI

9
Secretaría de Gobernación. 1987. Enciclopedia de los Municipios de México, Centro Nacional de
Estudios Municipales de la Secretaría de Gobernación, México.
10
Ídem.
11
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. 2000. Censo de población y vivienda 2000. México.
394 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:391-399

Asentamientos en Carrizal

De acuerdo con los resultados preliminares de la temporada 2009 del Proyecto


Arqueológico El Carrizal, Ver.; podemos afirmar con seguridad que la región estuvo
ocupada al menos desde el Formativo Superior (400-100 A.C.) hasta la actualidad.
Durante el Formativo Superior y Terminal (100 A.C.-100 D.C.), los asentamientos se
caracterizaron por agrupaciones de unidades domésticas organizadas en aldeas. No
se encuentra arquitectura monumental (más de 10 metros de altura) que permita la
definición de centros regionales ni una jerarquía de patrones de asentamiento. Por su
parte, el Clásico (100 – 900 D.C.) se define por la aparición de conjuntos con arreglos
arquitectónicos formales; que implican una organización del espacio aparentemente más
compleja que la detectada en fases anteriores. Continúa la ausencia de arquitectura
monumental; sin embargo, los patrones definidos por Daneels12 para la planicie costera
como el Conjunto Plaza y el Plano Standard ya permiten establecer una tipología de sitios
dividida en centros de primer, segundo y tercer orden. Finalmente, para el Posclásico
(900 – 1521 D.C.) la ocupación no es aún muy clara, puesto que se presentan materiales
de esta época en la totalidad de la región pero aún no se ha identificado un patrón
arquitectónico propio.
De acuerdo con las crónicas e investigaciones en el área13, el Centro de Veracruz se
despobló principalmente debido a tres razones: 1) las enfermedades diseminadas por los
europeos recién llegados; 2) la reubicación de pueblos a zonas que permitieran un mejor
control de la mano de obra indígena; 3) las migraciones indígenas a terrenos accidentados
de difícil acceso (barrancas, cañones, cerros escarpados, etc.) para huir de los invasores.
Si bien no se tienen datos precisos de lo sucedido en el área del Carrizal durante el
siglo XVI, se han localizado en el archivo del Arzobispado de Puebla actas bautismales,
de comunión y nupciales realizadas en pueblos circunvecinos al área de estudio y que
corresponden a los siglos XVII y XVIII14.
Durante la dictadura de Porfirio Díaz (1876-1911), el área del Carrizal consistía en
un hato ganadero conocido como Llano Grande que pertenecía a la Hacienda El Plan del
Río, propiedad del latifundista Ángel Trigos. En su mayor parte, el “Llano Grande” fue
explotado para el pastoreo de ganado bovino y una pequeña proporción de las tierras se
destinaba al arrendamiento de parcelas de 2 hectáreas empleadas en la siembra del maíz.
En 1890 una cuadrilla de trabajadores se instaló en el Llano Grande con los objetivos
de tender la línea ferroviaria Veracruz-México y de construir una estación de trenes para
abastecer de agua a las máquinas de vapor (Fig. 2). Esto se debe a que El Carrizal se
encuentra justo en el punto donde la altura del terreno salta de 300/400 msnm a 1,400
msnm, en tan sólo 36 kilómetros de distancia15. La ocupación consistió por lo tanto en
caseríos aislados combinados con terrenos para el pastoreo de ganado y pequeñas parcelas
de cultivo. La estación comenzó a operar a partir de 1893, pasando a denominarse paraje

12
Daneels 2002. Op. Cit.
13
Sluyter Andrew y Alfred H. Siemens. 1992 (Junio). Vestiges of Prehispanic, Sloping-Field Terraces
on the Piedmont of Central Veracruz, Mexico. Latin American Antiquity, Vol. 3, No. 2 , pp. 148-
160, Society for American Archaeology, USA.
14
César Viveros Miranda 2010. Comunicación personal.
15
Ídem.
Donner N. R. y Hernández Arana J. - El Carrizal, Veracruz, México... 395

“El Carrizal” y se mantuvo activa hasta la desaparición de Ferrocarriles Nacionales de


México, empresa estatal, en 1997.

Fig.2.- Antigua estación


paraje “El Carrizal”.
Foto Cuevas, 1970

Una de las consecuencias principales del triunfo de la Revolución Mexicana (1910)


consistió en la expropiación de las tierras que anteriormente conformaban las Haciendas
y su distribución entre el campesinado. A partir de ello se conformaron los ejidos,
agrupaciones con una apropiación socializada de las tierras. Si bien este proceso varió
en tiempo y forma a lo largo y ancho del territorio mexicano; para el caso de Veracruz en
1921 el Gobernador Adalberto Tejeda, amparado en la ley agraria de 1915, fundó el Ejido
Carrizal con 4,000 Ha de las 15,000 que habían comprendido la hacienda Plan del Río.
El ejido consiste en una organización social conformada por ejidatarios (campesinos)
cuya propiedad rural de uso común es la tierra. Estructuralmente, se compone de la
Asamblea Ejidal, organismo de máxima autoridad integrado por todos los ejidatarios;
el Comisariado Ejidal, representante y ejecutor de los acuerdos tomados en Asamblea
y el Consejo de Vigilancia, organismo encargado de cerciorase del cumplimiento de los
acuerdos. La noción de tierras comunales existía en el México prehispánico, ya que los
mexicas contaban con una unidad social bastante compleja denominada calpulli. Ésta
agrupaba a miembros de varias familias en torno a una determinada actividad económica
y religiosa. Las tierras del calpulli se distribuían entre las distintas familias y a los nuevos
matrimonios se les entregaba una parcela a cambio de una porción de la producción
anual agrícola; que posteriormente se tributaba al Estado. De igual manera, el calpulli
tenía la obligación de proveer hombres para la guerra y los trabajos comunales. Durante la
Colonia, el sistema de organización social y político indígena fue modificado e insertado en
el sistema español, desapareciendo la figura del calpulli para convertirse en Encomiendas
o Haciendas y posteriormente, con la “Ley sobre la Ocupación y Enajenación de Terrenos
Baldíos” de 1894, en grandes latifundios nacionales o extranjeros. Con los ejidos, la
tierra volvió a constituirse en un bien no enajenable, por lo que se retomó una forma de
organización con bases tradicionales que socializó la propiedad de las tierras y las eliminó
del mercado por décadas. Además, los ejidatarios debían cumplir con faenas (jornadas
de trabajo voluntario), asistencia regular a las asambleas y producción continua en sus
396 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:391-399

parcelas; ya que los derechos sobre las mismas se perdían tras cinco años de inactividad.
A pesar de diversos cambios y transformaciones, esta forma de organización sigue
vigente hasta nuestros días. Entre 1992 y 1993, el entonces presidente de México
Carlos Salinas de Gortari, estableció una nueva Ley Agraria que detuvo por completo
el reparto de tierras y dio inicio al Programa de Certificación de Derechos Ejidales y
Titulación de Solares (PROCEDE). Este programa fue voluntario y tuvo la finalidad de
eliminar la ilegalidad de la venta de tierras ejidales o comunales cambiando su estatus
a pequeña propiedad privada. De esta manera, se pueden comprar, vender, rentar,
embargar, hipotecar o prescribir los terrenos, antes inalienables. De igual manera, el
programa estableció que aquellos ejidos que cuenten con recursos naturales valiosos
pudieran asociarse con empresas privadas o bancos para la explotación de los mismos;
lo que puede llevar a la hipoteca o al embargo del ejido16. De esta manera, los ejidos
se encuentran actualmente inmersos en un proceso de privatización en pequeñas
propiedades que eliminan el sentimiento comunitario, el sentido de la Asamblea Ejidal,
del trabajo comunal en beneficio del pueblo, el pequeño patrimonio de los campesinos y
por lo tanto muchas de las conquistas de la Revolución Mexicana.

Arqueología y Urbanismo

Hasta el año 2009 la única investigación arqueológica en el área de Carrizal fue llevada
a cabo en 1961 y 1962 por la Arqueóloga Bertha Cuevas17, del Instituto de Antropología
de la Universidad Veracruzana. La intervención fue motivada por la destrucción de
montículos prehispánicos producto de la construcción del tramo vial que uniría El Carrizal
con la Carretera Xalapa-Veracruz. Para ese entonces, la Villa Emiliano Zapata ocupaba
una extensión de 500 metros (Norte-Sur) x 250 metros (Este-Oeste) aproximadamente,
tomando como eje principal (Este-Oeste) la vía del tren (Fig.3). En ese entonces, sólo
existían parcelas ejidales de cultivo y pastoreo de ganado a su alrededor. A pesar del
meticuloso registro efectuado por Cuevas y a las atinadas conclusiones cronológicas que
se desprendieron de su investigación, no llevó a cabo una exploración para conocer la
extensión de las evidencias arqueológicas en el área.
Es por ello que, casi 50 años después, el Proyecto Arqueológico El Carrizal en su
primer temporada de campo (2009), planteó el recorrido sistemático de 13.2 km2 para
identificar los patrones de asentamiento prehispánico. Los resultados obtenidos señalan
la existencia de 2186 estructuras prehispánicas en un área efectiva de 8 km2, lo que
resulta en una densidad promedio de 273 estructuras prehispánicas y domésticas por
km2.
El crecimiento urbano en un lugar como Villa Emiliano Zapata (antes Carrizal) es
visto por sus habitantes como una señal irrefutable de desarrollo económico. Las nuevas
generaciones crecen en espacios de reciente edificación, mientras que las personas
adultas sufren el impacto del boom en la construcción. De unos pocos cientos de personas
que habitaban el paraje a fines del siglo XIX, hoy se asientan casi 8,000 según el censo
del año 2000. Seguramente, a partir de los resultados del último censo llevado a cabo en

16
García A., Miguel Ángel. 2006 (Febrero). 13 Años Después el PROCEDE… ¿procede? Maderas del
Pueblo Sureste, A.C.Foro para el desarrollo sustentable A.C., México.
17
Cuevas 1970, op. Cit.
Donner N. R. y Hernández Arana J. - El Carrizal, Veracruz, México... 397

2010, Carrizal pasará probablemente a conformarse como Ciudad (Fig. 4).


La destrucción y pérdida patrimonial es resultado de un proceso histórico complejo
que involucra diferentes actores sociales y grupos de poder:

1. Compra de tierras ejidales para la apertura de una planta de la Cementera Moctezuma.


2. Compra de tierras ejidales para la explotación de mármol por parte de empresas
privadas.
3. Compra de tierras ejidales para la construcción de un desarrollo habitacional de
25,000 casas (Ciudad Primavera) por parte del Grupo Roma S.A. de C.V.
4. Establecimiento de nuevos habitantes a partir de la venta de tierras ejidales en todas
las comunidades de la región: El Carrizal, Cerro Gordo, Plan del Río, Palo Gacho,
Buenavista, Rinconada, Tigrillos, Chahuapan, La Balsa, Apazapan, Cerro Colorado y
Agua Caliente.

Fig.3.- Reconstrucción de la
extensión urbanística de Ca-
rrizal(centro) en 1960. Fuente
Google Earth. Imagen modifica-
da por el PAC.

Fig.4.- Extensión urbanística


de Carrizal (centro) en la actua-
lidad y Cd. Primavera (derecha).
Fuente Google Earth
398 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:391-399

En la actualidad, el paulatino desmembramiento del ejido y el abandono de las


actividades agrícolas han devenido en una apropiación de las tierras por parte de sectores
privados. Los mismos explotan recursos naturales, construyen, extraen, producen,
industrializan en una manera que resulta en una destrucción desaforada del patrimonio
integral de las comunidades. Si bien las actividades agrícolas tradicionales, combinadas
con una falta de puesta en valor patrimonial ya representaban una realidad alarmante
para nuestras riquezas arqueológicas, paleontológicas y naturales; el nivel y velocidad
de deterioro actual presentan un panorama sombrío. En el área de estudio explorada
en 2009, el crecimiento urbanístico registrado a partir de los 60’s en la Villa Emiliano
Zapata junto con el desarrollo del complejo habitacional por parte del Grupo Roma,
estadísticamente han destruido 955 montículos prehispánicos. Es importante destacar
que el 60% de esta destrucción ha sido provocada en los últimos 4 años por la construcción
de desarrollos habitacionales, mientras que el 40% restante es el resultado de un proceso
de crecimiento paulatino a lo largo de 50 años. Ante tal panorama, resulta necesaria y
urgente la implementación de programas educativos de conservación integral en todas
las escuelas de la región y en todos los niveles educativos; con el fin de salvaguardar el
patrimonio de las comunidades.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:401-405 ISSN 1852-8554

LA DIFUSION DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DESDE EL


DEPARTAMENTO DE ARQUEOLOGÍA DE LA MUNICIPALIDAD DE
ROSARIO
Escudero, Sandra1; Volpe, Soccorso2;
Colasurdo, María Belén3 y Villani, María Paula4
Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Desde su propio inicio en la década de 1980, uno de los intereses primordiales del
Departamento de Arqueología de la Municipalidad de Rosario estuvo centrado en la difusión
pública tanto de las actividades como de los sitios arqueológicos bajo investigación. Como
institución museística y centro de investigación arqueológica municipal, la divulgación y
transferencia a comunidad forman parte integral de su razón de ser. En este trabajo se
presentan las diversas actividades desarrolladas y productos generados en este sentido a lo
largo de más de veinte años de gestión municipal de los recursos arqueológicos locales.
Algunas de estas actividades y productos incluyen participación activa de distintos actores de
la comunidad local en el proceso arqueológico, señalética de sitios, charlas y conferencias de
divulgación, realización de videos, publicaciones en revistas locales de circulación gratuita,
notas periodísticas, muestras itinerantes, etc.
Palabras claves: difusión, patrimonio, participación activa.

Abstract
From its very beginning in the 1980s, one of the main interests of the Archaeology Department
of the Municipality of Rosario focused on public outreach activities both as archaeological
sites under investigation. As museum institution and local archaeological research center,
outreach and community transfer integral part of its reason for being. In this paper we
present the many activities and products generated in this way along more than twenty years
of municipal management of local archaeological resources.
Some of these activities and products include active participation of various stakeholders
in the local community in the process archaeological site signage, outreach lectures and
conferences, making videos, local publications in free circulation, news stories, road shows,
etc.
Key words: diffusion, heritage, active participation.

1
Departamento de Arqueología, Escuela Superior de Museología, Secretaría de Cultura y Educación,
Municipalidad de Rosario. San Lorenzo 2233, Rosario/Instituto Nacional de Antropología
y Pensamiento Latinoamericano, 3 de Febrero 1370, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
[email protected]
2
Dirección de Educación Municipal, Secretaría de Cultura y Educación. Maipú 842 local 3 Rosario/
Facultad Regional Rosario, Universidad Tecnológica Nacional. Estanislao Zeballos 1341, Rosario.
[email protected]
3
Centro de Estudios Sociales Regionales, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Mendoza 846, Piso 2, Departamento C, Rosario. [email protected]
4
Fundación Arqueológica del Litoral. Pasaje Lassaga 6745, Santa Fe. [email protected]
402 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:401-405

Desde su creación dentro del Museo de la Ciudad, a mediados de la década de


1980, uno de los intereses primordiales del Departamento de Arqueología de la Escuela
Superior de Museología (Municipalidad de Rosario) estuvo centrado en la difusión
pública tanto de las actividades como de los sitios arqueológicos bajo investigación. Como
institución museística y centro de investigación arqueológica municipal, la divulgación y
transferencia a comunidad forman parte integral de su razón de ser. Esto debe entenderse
en el contexto en el que se desarrollaba la sociedad rosarina de la transición intersecular,
en el que la cultura dejó de ser patrimonio de unos pocos para extenderse a todo el
conjunto social, abarcando campos de conocimiento y por lo tanto de patrimonio cada
vez más amplios y diversos.
La falta de una fundación formal, a diferencia de la mayoría de las grandes
ciudades latinoamericanas, probablemente ha liberado a la ciudad y a sus habitantes
de lazos profundos con el pasado colonial. Esto, sumado a su condición portuaria, a
los inmigrantes tanto europeos como internos y de los países limítrofes que comenzó
a recibir desde mediados del siglo XIX, a su fuerte vinculación con los movimientos
agrarios sudsantafesinos y el anarquismo obrero urbano quizás sean los elementos
constitutivos que han liberado a la ciudad del peso del pasado, permitiéndole desarrollar
los movimientos artísticos de toda índole que la caracterizan.
De la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos de Rosario al Grupo
Litoral, y de allí a la vanguardia de la década de 1960, el arte local va a tener un fuerte
vínculo con cuestiones sociales y crítica política que no eran ajenos a los movimientos
generales que estaban ocurriendo en el mundo occidental en esta década. Dentro de estos
cambios, el universo museológico estaba también experimentando nuevos enfoques. En
la 9º Conferencia General del ICOM, realizada en Grenoble y París en 1971 sobre el tema
‘El museo a servicio del hombre, hoy y mañana’, y que puede considerarse un punto
de quiebre en este sentido, se enfatizó la necesidad de remarcar el rol potencial de los
museos en la sociedad, en la educación y en la acción cultural. Ya no se trata de los
roles tradicionales destacados en las décadas anteriores, como coleccionar, conservar,
investigación y comunicar, sino que ahora lo va a remarcarse es que las funciones
primarias tradicionales de los museos deben ser vistas como primero y principal al
servicio de toda la humanidad, y de una sociedad constantemente cambiante (Boylan
1996).
El vacío abierto en la década de 1970 va a comenzar a cubrirse, con el retorno de la
democracia, desde la reivindicación de aquéllas perspectivas coartadas de los años 60.
Se crea así el Museo de la Ciudad en 1982, y desde allí –tres años después- la Escuela
Superior de Museología, a partir de una serie de cursos de actualización museológica. La
Escuela Superior de Museología (ESM) fue concebida como una institución de enseñanza
superior, con el dictado de la carrera de Conservador de Museos, pero no exclusivamente,
ya que inmediatamente se generaron en ella departamentos vinculados a la colección,
la conservación y la investigación patrimonial. En este contexto se crea el inicialmente
llamado Departamento de Arqueología Urbana e Investigaciones en Ciencias Sociales, hoy
Departamento de Arqueología (DA), con un fuerte énfasis en la difusión a la comunidad
local.
Las primeras actividades del equipo conformado por Julio Rayón -entonces director de
la Escuela Superior de Museología-, Soccorso Volpe –antropólogo/arqueólogo- y Alfredo
Tornimbeni –conservador de museos- consistieron en prospecciones y relevamientos
de los primeros vaciaderos urbanos de Rosario. En este marco se desarrollaron las
excavaciones del sitio “La Basurita”, el primer vaciadero oficial de basuras de la ciudad.
En el lugar se había emplazado el polvorín del destacamento militar local, y su explosión
dejó allí un enorme hueco que comenzó a ser rellenado espontáneamente de basura, hasta
que se formalizó como vaciadero, funcionando como tal entre 1870 y 1900. Dado que ése
Escudero S., Volpe S., Colasurdo M. B. y Villani M. P. - La difusión del patrimonio... 403

es el período de la llegada de la mayor masa inmigratoria a la ciudad, es un extenso e


importante sitio arqueológico que refleja pautas y hábitos de consumo de un sector de la
población para la época. Existe además, desde hace décadas, un asentamiento irregular
sobre su superficie, y algunos miembros de esa comunidad fueron integrados al trabajo
de campo realizado a fines de la década de 1980 y comienzos de la de 1990. A partir de
esta primer experiencia, se multiplicaron las intervenciones a través de la ciudad, tanto
en prospecciones como en la realización de excavaciones.
Las excavaciones en “La Basurita” no sólo fueron las primeras desarrolladas desde el
Departamento de Arqueología -una institución arqueológica municipal, no universitaria-
sino que marcaron una serie de pautas que señalaron varios aspectos del derrotero
del Departamento. Una de ellas fue la incorporación de señalética al espacio bajo
intervención. Pese a su relativo aislamiento del contexto urbano –si bien es un área
cercana al centro, es un asentamiento irregular-, se instaló en el lugar un gran cartel
fijo que indicaba el marco institucional, que se trataba de un sitio arqueológico, y que
su destrucción estaba legalmente penada. Asimismo, se realizó conjuntamente con la
Universidad Tecnológica Nacional, un video que documenta tanto el trabajo de campo
como los materiales recuperados, al tiempo que introduce al espectador en la temática
de la arqueología urbana. En la misma línea, en ocasión de la excavación del sitio “Casa
Parroquial”, localizado en el casco céntrico y origen mismo de la ciudad, un videasta local
realizó un video institucional de la intervención, como así también esta intervención y sus
implicancias formaron parte del ciclo “Ciudades Ocultas” presentado por History Channel
en 2007. Son innumerables los reportajes y notas televisivas y radiales en medios locales
que se efectuaron particularmente en las excavaciones en el casco céntrico, esto es, las
de la “Casa Parroquial” y la “Plazoleta Bertolé”. También se publicó una multitud de notas
en la sección “Arqueología y Antropología Urbana” de la Revista “El Vecino”, un medio
local de periodismo independiente, mensual, de distribución gratuita y con una larga
trayectoria desde el advenimiento de la democracia.
Otro aspecto importante de la difusión desde el DA tiene que ver con su vinculación
histórica con otra dependencia municipal, la Dirección de Educación, que organizó
ciclos de formación para docentes en los que incluyó la arqueología urbana e indígena
de la región, dictándose cursos y seminarios varios a tal fin. Asimismo, se brindaron
charlas para estudiantes de escuelas de distintos niveles tanto del centro como de los
barrios, de manera complementaria a la formación docente, y mediante el uso de material
audiovisual y arqueológico didáctico. Se realizó también una experiencia participativa
con niños, dentro del programa municipal de actividades durante el receso invernal, que
se denominó “Juguemos con el arqueólogo”, donde los niños acompañados de sus padres
participaron de una experiencia de excavación en “La Basurita”. Provistos de protección
adecuada, y en un sector bajo del sitio, se les explicó a los niños en qué consistía el
lugar, y cómo se efectuaba una excavación arqueológica. Paralelamente, se les explicaba
lo mismo a los padres, quienes participaron activamente en la separación, clasificación y
etiquetado de materiales. Desde la mencionada Dirección de Educación, Soccorso Volpe
desarrolla publicaciones y guías didácticas que combinan la arqueología urbana y la
antropología social histórica, material que se encuentra disponible en la página oficial de
la Municipalidad.
Dado que se trata de una institución museológica que complementa la investigación
con otros aspectos del tratamiento del patrimonio, se formalizaron diversas muestras a
través de los años, de las cuales es interesante resaltar la denominada “Del tiempo del
Ñaupa” (Brédicce et al. 2005), que se generó a partir de la concreción de un sistema de
pasantías internas dentro de la misma Escuela Superior de Museología. Estas pasantías
consistían en que estudiantes de la carrera de Conservador de Museos realizaran prácticas
en el DA, vinculadas a tareas de documentación de materiales arqueológicos. Luego
404 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:401-405

de algunos meses de trabajo, un grupo de estudiantes, que eran además estudiantes


de la licenciatura en Antropología de la Universidad Nacional de Rosario, expresaron
su interés en desarrollar una actividad de extensión, consistente en la realización de
intervenciones expositivas en lugares no convencionales. Esto es, no se trataba de llevar
una muestra a un espacio intrínsecamente museológico, sino de llevar el patrimonio
arqueológico, contextualizado, a diversos sitios de la ciudad no pensados inicialmente
en términos museológicos, y que fueran recorridos o transitados por la mayor cantidad
de personas posible. Así, se realizó el diseño de la muestra donde se complementaba
el material exhibido en tres vitrinas con paneles en los que –apelando a una gráfica
distintiva, realizada también por un estudiante de museología- se explicaba el tránsito de
los objetos desde el contexto del sistema social vivo hacia el registro arqueológico y de allí
a su recuperación metodológica. Los objetos a ser mostrados fueron seleccionados según
los espacios en los que se expondrían, esto es, inicialmente se pensó en bazares, bares
y mercerías importantes de distintos puntos de la ciudad. Finalmente, y de acuerdo a
las gestiones realizadas según los recursos económicos con que se contaba, la muestra
se montó inicialmente, y durante varios días, en el emblemático bar local “El Cairo”,
acompañada de una mesa ambientada con elementos arqueológicos. Posteriormente, la
misma muestra –ya sin la mesa- se expuso al aire libre, en el cruce de las peatonales de la
ciudad, a lo largo de un día sábado. El masivo interés que despertaron estas intervenciones
se reflejó en el constante flujo de personas que no dudaban en acercarse, no sólo a
observar, sino a interactuar con los organizadores de la misma que permanentemente
estaban en ambos lugares. Finalmente, la muestra fue llevada a pedido de la propia
Municipalidad a la carpa oficial con que se contaba en la tradicional “Fiesta de las
Colectividades”, y donde el tránsito de personas que por allí desfiló es inconmensurable.
Durante el desarrollo de las excavaciones en la Casa Parroquial, se montó una
carpa abierta, en cuyo interior se podía visitar durante el día una muestra con objetos
recuperados en el trabajo de campo que se estaba realizando a cinco metros de allí.
Complementariamente, se realizaron charlas explicativas, al igual que se hizo en el caso
de la excavación en la Plazoleta Bertolé y en la Plaza 25 de Mayo. Incluso cuando las
excavaciones se realizan en espacios cerrados o semicerrados, como casas en proceso
de demolición, en muchos casos cuando se detecta que vecinos observan desde espacios
elevados o desde la misma calle las tareas que se realizan, se los invita a acceder al
lugar –según los niveles de riesgo existentes, por supuesto-, y se les explica la actividad,
el porqué de la misma, y el destino de los materiales, invitándolos asimismo a visitar el
Departamento de Arqueología.
En el año 2005, la Escuela Superior de Museología organizó varios eventos destinados
a difundir las actividades de sus departamentos. Entre éstos, se desarrollaron las
Primeras Jornadas del Departamento de Arqueología, abiertas a la comunidad, que se
acompañaron de una muestra con paneles explicativos, y en la que se presentaron trabajos
vinculados con la historia del Departamento, las experiencias de los estudiantes que
realizaron pasantías, y comunicaciones generales sobre las actividades e investigación
que se lleva a cabo.
Si bien el énfasis de la difusión desde el Departamento de Arqueología está
indudablemente puesto en la comunicación hacia la comunidad local, esto no obsta para
que se hayan realizado y se realicen trabajos académicos basados en la investigación
formal del registro. En este sentido, y particularmente en los últimos años, se ha
incrementado la cantidad de estudiantes de la licenciatura en Antropología de la
Universidad Nacional de Rosario que han planteado la realización de sus tesinas a partir
del análisis de colecciones del DA. Como resultado, se han producido varios trabajos que
han sido presentados en diversos eventos académicos.
El Departamento de Arqueología de la Escuela Superior de Museología, con su
Escudero S., Volpe S., Colasurdo M. B. y Villani M. P. - La difusión del patrimonio... 405

cuarto de siglo de existencia, surgido de la entonces peculiar e innovadora idea de un


pequeño grupo que pensó en incluir al patrimonio arqueológico dentro de los intereses
municipales, es una institución que combina investigación y difusión a la comunidad.
Gracias a la novedad de incluir a la arqueología como recurso cultural y patrimonial
individualizado pero inseparable del resto de nuestro patrimonio, hoy disponemos de una
documentación arqueológica que posibilita un acercamiento a la historia local diferente y
a la vez complementario de los registros documentales.

Bibliografía

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EL DEPARTAMENTO DE ARQUEOLOGÍA DE ROSARIO Y LA


GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO LOCAL

Escudero, Sandra1; Volpe, Soccorso2; Rayón, Julio César3;


Colasurdo, María Belén4 y Miranda, Julio César5
Recibido 27 de Agosto de 2012. Aceptado 20 de Marzo de 2013

Resumen
Desde su creación en 1985, la Escuela Superior de Museología, como dependencia de
la entonces Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario (hoy Secretaría de
Cultura y Educación), asumió competencia plena en la protección y desarrollo del patrimonio
arqueológico urbano. Generó para ello una institución propia, el Departamento de Arqueología
Urbana e Investigaciones en Ciencias Sociales, que a través de diferentes etapas se escindió
en los actuales Departamentos de Arqueología y de Antropología. Estos departamentos,
en el marco Institucional del “Programa Urbano de Patrimonio Integral”, lo instrumentan
mediante investigación, producción de documentación y divulgación. A su vez, las actividades
del Departamento de Arqueología se desarrollan a través del Programa de Investigación
“Arqueología del Área del Pago de los Arroyos”, en el que Rosario es su eje y principal
beneficiaria, que reconoce y respeta el patrimonio cultural de la ciudad, invirtiendo para su
investigación tanto en profesionales como en infraestructura. A la fecha, se han intervenido,
investigado y catalogado más de veinte sitios arqueológicos en la ciudad, que cubren un rango
temporal de trescientos años. Se presentan los distintos momentos de desarrollo en cuanto a
la gestión del patrimonio arqueológico desde el Departamento de Arqueología, desde la primera
fase en que se abordaron aisladamente sitios conocidos, continuando con arqueología de
rescate en localizaciones afectadas por obras de infraestructura. Como consecuencia de años
de investigaciones, se estableció una sistematización de las intervenciones y la conjunción
de las actuaciones con otras instituciones –municipales y particulares-, y se formalizó una
normativa municipal adecuada al marco jurídico nacional en materia arqueológica. El
objetivo de este trabajo es mostrar el progreso y los resultados alcanzados a través de más
de dos décadas de gestión municipal de los recursos arqueológicos, mostrando una prueba
palpable del acierto de la política cultural de la Municipalidad cuando apostó por incluir

1
Departamento de Arqueología, Escuela Superior de Museología, Secretaría de Cultura y Educación,
Municipalidad de Rosario. San Lorenzo 2233, Rosario/Instituto Nacional de Antropología
y Pensamiento Latinoamericano, 3 de Febrero 1370, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
[email protected]
2
Dirección de Educación Municipal, Secretaría de Cultura y Educación. Maipú 842 local 3 Rosario/
Facultad Regional Rosario, Universidad Tecnológica Nacional. Estanislao Zeballos 1341, Rosario.
[email protected]
3
Dirección de Gestión cultural, Secretaría de Cultura y Educación, Municipalidad de Rosario. San
Martín 1080, Rosario. [email protected]
4
Centro de Estudios Sociales Regionales, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Mendoza 846, Piso 2, Departamento C, Rosario. [email protected]
5
Facultad de Derecho y Ciencia Política, Universidad Abierta Interamericana, Avenida Pellegrini
1618, Rosario/ Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Rosario, Córdoba 2020/ Instituto
Superior Parque de España, Avenida del Huerto 1198, Rosario. [email protected]
408 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:407-417

con categoría propia a los recursos arqueológicos de su dominio al mismo nivel que otras
manifestaciones culturales.
Palabras clave: patrimonio, gestión, recursos arqueológicos.

Abstract
Since its inception in 1985, the School of Museum Studies, as a dependency of the then
Secretary of Culture of the Municipality of Rosario (now Ministry of Culture and Education),
assumed full jurisdiction in the protection and development of urban archaeological heritage.
Generated for it a separate institution, the Department of Urban Archaeology and Research
in Social Sciences, which through different stages in the current split Departments of
Archaeology and Anthropology. These departments, in the Institutional Framework “Urban
Heritage program”, the instrumented through research, documentation and dissemination
production. In turn, the activities of the Department of Archaeology are developed through
Research Program “Pago de los Arroyos Archaeology Area “, in which Rosario is its main
beneficiary axis, which recognizes and respects the cultural heritage of the city investing for
both professional research and infrastructure. To date, they have spoken, researched and
cataloged more than twenty archaeological sites in the city, covering a time range of three
hundred years. We present the different stages of development in terms of archaeological
heritage management from the Department of Archaeology, from the first phase which
addressed individually known sites, continuing rescue archeology in locations affected
by infrastructure. As a result of years of research, we established a systematization of
interventions and the conjunction of actions with other institutions, municipal and private-,
and appropriate municipal legislation formalized the national legal framework in archeology.
The aim of this paper is to show the progress and results achieved through more than two
decades of municipal management of archaeological resources, showing tangible proof of the
success of the cultural policy of the Municipality when opted for separate category include
with the archaeological resources of your domain at the same level as other cultural events.
Key words: heritage, management, archaeological resources.

La reinstalación de la democracia en nuestro país fue coincidente con las tendencias


globales de reconocimiento de la importancia social del patrimonio cultural, y de la
ingerencia de los museos en las actividades vinculadas no sólo a un coleccionar dirigido
a grupos específicos de interés, sino a la necesidad de socializar y democratizar los
recursos culturales. En este sentido, la Municipalidad de Rosario creó en 1982 el Museo
de la Ciudad, desde el cual se comenzaron a dictar cursos de formación museológica,
cuyo éxito llevó a la creación dentro del mismo museo en 1985, de la Escuela Superior de
Museología (ESM), un Instituto Superior que desde hace 25 años forma Conservadores
de Museo. La ESM ha formalizado, desde su creación, varios departamentos que
tratan con la gestión patrimonial local y regional, como el Departamento y Archivo de
Fotografía Antigua, el Departamento de Conservación, el Archivo de Ruidos y Sonidos,
el Departamento de Antropología, y el Departamento de Arqueología. Este último, el
Departamento de Arqueología (DA), objeto de este trabajo, ha atravesado por diversas
etapas desde su origen. Poco después de su creación, la ESM se independizó del Museo
de la Ciudad, reorganizándose completamente, y constituyó lo que en ese momento se
denominó “Departamento de Arqueología Urbana e Investigaciones en Ciencias Sociales”,
con el objeto de localizar e investigar sitios arqueológicos correspondientes al desarrollo
de la ciudad como tal. Con Julio Rayón como director de la ESM, Soccorso Volpe como
arqueólogo (de formación académica en la Universidad Nacional de Rosario, y con
experiencia patrimonial y arqueológica en Italia), y Alfredo Tornimbeni como conservador
Escudero S. et al - Departamento de Arqueología de Rosario y la gestión del patrimonio... 409

de museos, se iniciaron las investigaciones arqueológicas en la ciudad de Rosario. En


sus primeros momentos, las actividades consistieron en un reconocimiento general de
los lugares que funcionaron como vaciaderos municipales entre finales del siglo XIX
y mediados del XX. Aunque las tareas iniciales se desarrollaron sin una metodología
arqueológica sistemática, tal como se la entiende en la actualidad, los trabajos dieron
importantes resultados entonces, sobre todo de acuerdo con el contexto político del
momento. El país estaba saliendo de la última dictadura, y la reestructuración general
luego del Proceso militar permitía y posibilitaba el estudio del pasado, pero en un contexto
en el que muchos de los que podrían haberse incorporado al naciente equipo de trabajo
ya no estaba. Aquéllos que se habían formado en arqueología en Rosario desde la década
de 1950 en que Antonio Serrano creara el Instituto de Antropología –hoy Escuela de
Antropología de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR- se habían dirigido hacia
otras áreas geográficas, abandonaron la profesión, o sucumbieron de diversas maneras
bajo los vaivenes políticos que atravesó nuestro país en esas décadas (véase, por ejemplo,
Escudero et al. 2007; Garbulsky et al. 1993:106; Garbuslky 2004:55; 1991-1992:22;
Tarragó 2003:29-30).
Los reconocimientos con los que el equipo mencionado inició las tareas arqueológicas
se tradujeron por un lado, en una catalogación de áreas y sitios arqueológicos, que
se designaban con las siglas “MCU” (“Museo Ciudad Urbano”), seguidas por números
indicativos del sector correspondiente de la ciudad, y del sitio específico de que se
trataba. Los materiales recolectados en los reconocimientos eran marcados con esta
referencia. Por otro lado, se iniciaron excavaciones sistemáticas, particularmente en los
antes mencionados vaciaderos de residuos (ver Tabla 1).
En un temprano 1988, Soccorso Volpe desarrolló el “Programa Bajo Sur”, un plan
de intervención arqueológica que incluyó sondeos y excavaciones en los sitios MCU1
(La Basurita), MCU2 (Barrio de la Quema-Basura Vieja) y MCU3 (La Basurita II- La
Lagunita), tres vaciaderos municipales de basura que funcionaron como tales, el primero
entre 1870 y 1890; el segundo entre 1890 y 1910; y el último entre 1890 y 1960 (Volpe,
1999a, 1999b, 1999c y 1999d). Paralelamente, se hizo un reconocimiento e intervención
en la Iglesia de San Francisquito (MCU5), en el contexto de un aljibe, posiblemente del
siglo XIX. Asimismo en el año 1989, la cátedra de Metodología de la Investigación III
(Orientación Arqueológica), de la Licenciatura en Antropología de la Universidad Nacional
de Rosario, a cargo de Ana María Rocchietti, solicitó autorización para el desarrollo de
las prácticas de campo de los estudiantes, formalizándose en consecuencia un convenio
interinstitucional entre la ESM y la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, el que
posibilitó dichas prácticas.
Entre 1993 y 1996 se priorizó la realización de prospecciones y señalética de
sitios localizados en las áreas “Casco Céntrico”, “Bajo” y “Complejo Ferro-Portuario”.
Paralelamente, y debido a obras de remodelación de la Plaza Sarmiento, en el área
céntrica, se realizó una intervención de arqueología de rescate que constituye un
importante antecedente jurídico, ya que la misma se efectivizó en el marco de una
ordenanza municipal sancionada específicamente a tal fin.
En el año 1995, apelando al convenio existente, Patricia Cuaranta, entonces estudiante
de la Licenciatura en Antropología, radicó el proyecto de investigación denominado “La
arqueología urbana en Rosario”, tanto en la ESM como en la cátedra de Metodología de
la Investigación III (Orientación Arqueológica), con Ana María Rocchietti como docente
titular de la misma.
410 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:407-417

Como resultado de esta primera década de intervenciones, se publicó a través de la


Editorial Municipal un Catálogo de Loza Inglesa en Rosario (Volpe 1994), con la intención
de ser la primera de varias publicaciones destinadas a confeccionar un “Catálogo General
de Objetos Arqueológicos de Rosario”, una iniciativa lamentablemente frustrada luego de
esta primera edición. Para la confección del catálogo se utilizó un sistema clasificatorio
que combina la identificación de sellos de fábrica, origen de la misma y cronología, e
incluye imágenes de los sellos y datos del sitio de procedencia. Además brinda al lector, de
manera introductoria, información acerca del sistema de comercialización e importación
de loza inglesa para el período 1840-1916, con una interpretación antropológica acerca
de los cambios en las pautas de consumo y los hábitos de la población en dicho período.
En 1993 se incorporó al Departamento de Arqueología e Investigaciones en Ciencias
Sociales, Sandra Escudero, entonces estudiante de la licenciatura en Antropología de la
UNR, con lo que se amplió el rango temporal de injerencia del Departamento, al sumar
sitios arqueológicos de cronología anterior al asentamiento urbano como tal, desde una
perspectiva regional. Se suscribieron entonces convenios con municipalidades vecinas
que posibilitaron la realización de excavaciones arqueológicas en sitios indígenas en las
ciudades de Arroyo Seco y Villa Gobernador Gálvez, además de prospecciones en toda
el área. Estas actividades, hasta 1995, se realizaron bajo la supervisión del arqueólogo
Fernando Oliva, en calidad de director de tesis de licenciatura.
Entre 1996 y 1999 se desarrolló la intervención arqueológica de mayor escala en la
ciudad, en el marco de la implementación de una de las grandes obras urbanísticas de
Rosario, el Pasaje Juramento. Dado que esta obra implicaba una profunda afectación
del área de origen de la ciudad, se acordaron con la empresa adjudicataria los modos
y plazos de intervención. Así, se excavaron la Plazoleta Bertolé (donde hoy se localizan
las esculturas de Lola Mora) y distintos sectores de la Casa Parroquial de la Catedral
Metropolitana (lo que actualmente es el tramo principal del Pasaje Juramento). Todo el
proceso conllevó meses de excavación en cada caso, en un área céntrica por la que circulan
centenares de personas diariamente. Por ello, se organizaron charlas explicativas para el
público que cotidianamente asistía a las excavaciones. Complementariamente y durante
varios meses, se montó una carpa con una exposición in situ en el atrio de la Casa
Parroquial. Debido al contexto -el espacio donde presuntamente se había localizado una
capilla de comienzos del siglo XVIII-, era esperable la presencia de restos humanos, que
en cualquier caso serían arrasados como todo otro vestigio arqueológico por el desarrollo
de la obra del Pasaje Juramento. En este sentido, la política del Departamento de
Arqueología consistió en acordar con las autoridades eclesiásticas los pasos a seguir, que
fue que en el caso de hallarse restos humanos, los mismos fueran retirados, estudiados,
y re-enterrados en un espacio a determinar. Se retiraron restos correspondientes a 31
individuos, además de elementos esqueletales aislados, de los cuales se determinó edad,
sexo, estadíos de meteorización por elemento, etc. Dado que Rosario como ciudad no fue
formalmente fundada, la excavación de la primera etapa del sector de la Casa Parroquial
fue particularmente movilizadora para la población en general, tanto por la presencia de
restos humanos como por el hecho de que el propio edificio de la Casa Parroquial fue la
primera escuela local. La demolición total de este espacio fue ampliamente debatida en los
medios locales, lo cual llevó a que finalmente se decidiera preservar una parte del mismo,
con su sector del atrio. Una vez decidido esto, y considerando que el área con enterratorios
no sería afectada finalmente por la obra, se suspendió el retiro de restos humanos. Los
restos recuperados, por su parte, fueron re-enterrados en un sector lateral de la Catedral,
Escudero S. et al - Departamento de Arqueología de Rosario y la gestión del patrimonio... 411

en el denominado Patio de la Virgen, en una urna donde fueron acomodados siguiendo la


misma disposición que presentaban al momento de la exhumación (Este-Oeste u Oeste-
Este), con una placa de mármol como señalética recordatoria.
El seguimiento patrimonial de la obra del Pasaje Juramento fue quizás el corte
fundamental en relación a las políticas de intervención del pasado arqueológico local. Si
bien estas intervenciones tuvieron el carácter de rescate, posibilitaron que el Programa
de Preservación del Patrimonio Histórico, Urbano y Arquitectónico, dependiente de la
Secretaría de Planeamiento Urbano de la Municipalidad, realizara interconsultas con la
ESM de carácter arqueológico previo a la realización de obras que impliquen excavaciones o
demoliciones totales o parciales, enmarcados dentro de la ordenanza municipal 6.833/99.
Desde entonces, el mencionado Programa ha requerido en diversas oportunidades de la
intervención del DA, habiéndose realizado tanto evaluaciones de predios potencialmente
afectables por obras de infraestructura, como excavaciones arqueológicas en los casos en
que la evaluación previa resultara positiva.
Para fines de la década de 1990, se habían catalogado a través de la ciudad más
de 20 sitios arqueológicos, cubriendo un rango temporal de al menos trescientos años.
Paralelamente, uno de los sitios indígenas cercanos a la ciudad de Rosario, el sitio “Playa
Mansa”, cuenta con un fechado radiocarbónico que sitúa el inicio de la ocupación en
2400 años AP, la más antigua de la provincia hasta la fecha.
Paralelamente a las actividades arqueológicas de campo, la ESM desarrolló, a lo largo
de la década de 1990, una política de extensión a la comunidad que conjuntamente con
la entonces Dirección de Educación, posibilitó poner al alcance de docentes y estudiantes
de distintos niveles, los conocimientos resultantes de las investigaciones en curso.
Asimismo, se realizaron muestras y se dictaron charlas a través de los barrios de Rosario,
y se hicieron publicaciones en medios de divulgación.
Con el nuevo milenio, la ESM reorganizó los proyectos de su Departamento
de Arqueología Urbana e Investigaciones en Ciencias Sociales, creando los ahora
Departamentos de Arqueología y de Antropología. El Departamento de Arqueología
funciona desde el año 2003 en el marco de un Programa Departamental denominado
“Arqueología del Área del Pago de los Arroyos”. Este programa busca rescatar el patrimonio
arqueológico de lo que en tiempos coloniales se conociera como el “Pago de los Arroyos”,
una amplia extensión territorial que abarca gran parte del sur de la provincia de Santa
Fe. El objetivo es relevar arqueológicamente información sobre la ocupación que hicieron
de ese espacio las diferentes sociedades humanas, desde el primer poblamiento hasta la
actualidad. A tal fin, el Pago de los Arroyos es entendido como el espacio comprendido
entre el Arroyo de las Dos Hermanas y la banda Norte del río Carcarañá, y desde allí hacia
el Oeste. La formalización de este Programa se sostiene en la idea de que el Pago de los
Arroyos fue el organizador territorial que posibilitó el asentamiento que en la actualidad
es la ciudad de Rosario, una idea cuyo germen se encontraba ya parcialmente planteada
en los programas iniciales del Departamento, a finales de la década de 1980.
El Honorable Concejo Municipal de Rosario sancionó, en Octubre de 2002, la
Ordenanza Nº 7405, que declara bien del dominio público municipal a la totalidad de los
yacimientos, sitios, piezas, recursos arqueológicos o ejemplares de interés patrimonial
que se encuentran dentro del ejido de la Municipalidad de Rosario. Asimismo, establece
que ningún particular o institución podrá explotar yacimientos, sitios, piezas o ejemplares
patrimoniales sin previo y expreso permiso de la Secretaría de Cultura y Educación de
la Municipalidad de Rosario a través del Departamento de Arqueología de la Escuela
412 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:407-417

Superior de Museología. En el caso de que los recursos arqueológicos se encontraren


en terrenos particulares, el Estado Municipal acordará con los propietarios lo necesario
para la efectivización del estudio, excavación o exhumación de piezas. Las Universidades
y las instituciones científicas argentinas y del exterior podrán realizar investigaciones
patrimoniales previa celebración de un convenio con la Secretaría de Cultura y Educación
de la Municipalidad de Rosario, y las piezas patrimoniales obtenidas conforme a estas
condiciones, previo estudio, conservación y restauración en la Escuela Superior de
Museología, serán derivadas a los lugares de resguardo patrimonial correspondientes.
Queda prohibido el traslado definitivo fuera del ejido municipal de la ciudad de Rosario
de piezas patrimoniales, a excepción de piezas que fueran canjeadas o facilitadas
temporariamente con fines de estudio o exhibición, tomando los debidos recaudos.
Para solicitar permiso de intervención arqueológica, y en el marco de esta ordenanza,
se cuenta con un Manual de Procedimientos que fundamentalmente consiste en la
presentación por escrito de un Proyecto de Investigación que incluye descripción,
bibliografía y presupuesto por parte del solicitante quien además debe adjuntar su Hoja
de Vida. En el caso de que el solicitante sea un estudiante, se requiere de un Supervisor,
Director o Tutor graduado. La intervención arqueológica no se entiende exclusivamente
en términos de tareas de campo, sino que incluye a las actividades vinculadas con
investigación, conservación y/o gestión de materiales provenientes de las colecciones
que se localizan en el Departamento de Arqueología.
Aunque sancionada un año antes, la Ordenanza 7405/02 se encuadra dentro de
los requerimientos establecidos por la Ley Nacional de Protección del Patrimonio
Arqueológico y Paleontológico Nº 25.743/03. En este sentido, cabe señalar que Sandra
Escudero, quien está a cargo de la coordinación del Departamento de Arqueología, cuenta
como arqueóloga con la concesión requerida por la ley nacional para el área de lo que
abarca el Programa Departamental y que incluye a la ciudad de Rosario -aunque no se
limita a ella. La concesión ha sido otorgada por la Dirección de Patrimonio del Ministerio
de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe, autoridad de aplicación a nivel
provincial de la ley nacional Nº 25.743/03. Igualmente, se reinició el registro de las
colecciones ante la autoridad de aplicación, ya que el mismo se había iniciado –en 2004-
ante el Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”, por una confusión procedimental
que llevó a considerar que era la autoridad de aplicación para la zona sur de la provincia
(acerca de la implementación administrativa inicial de la ley nacional en la provincia,
véase Cocco et al. 2006).
En los últimos años, se han realizado varias intervenciones en el ámbito de la ciudad,
particularmente en lotes y casas en proceso de demolición, previo a la realización de
nuevas construcciones. Esto ha posibilitado incrementar no sólo el acervo material del
Departamento de Arqueología, sino fundamentalmente cimentar una base material y
documental para el mejoramiento del conocimiento de la historia local. Desde mediados
de la década de 1990, varios estudiantes –hoy profesionales- de la Licenciatura en
Antropología han realizado investigaciones sobre distintas colecciones, en el marco
de la realización de sus tesinas de licenciatura. Así, Sandra Escudero y Fabián Letieri
estudiaron respectivamente los procesos de formación del sitio indígena “Bajada Guereño”
y los aspectos tecnomorfológicos de las cerámicas del mismo sitio, localizado en la
localidad de Villa Gobernador Gálvez, y cuyos materiales arqueológicos se encuentran en
depósito transitorio en el Departamento de Arqueología. María Rosario Feuillet Terzaghi
estudió los restos faunísticos del sitio “Playa Mansa” de la localidad de Arroyo Seco,
Escudero S. et al - Departamento de Arqueología de Rosario y la gestión del patrimonio... 413

cuyos materiales se encuentran asimismo en depósito en el DA. María Núñez Camelino


analizó los restos esqueletales de quienes fueran los primeros pobladores de la entonces
Villa del Rosario, recuperados mediante excavación de rescate en el marco de las obras
del Pasaje Juramento. María Belén Colasurdo estudió por su parte los restos faunísticos
de una unidad doméstica de la primera mitad del siglo XIX, y actualmente desarrolla
investigación arqueológica más amplia de la ciudad de Rosario, en el marco de una beca
doctoral otorgada por CONICET a tal fin. Actualmente se encuentran trabajando en sus
tesinas de licenciatura cuatro estudiantes, Federico Katalinich y María Paula Villani
que investigan respectivamente los contenedores vítreos y cerámicos de un basurero
doméstico de alrededores de 1840, Melina Coll que analiza los restos líticos del sitio “Playa
Mansa”, y Alejandra Raies, que estudia los elementos metálicos del sitio “La Basurita”, el
primer vaciadero oficial de basuras de la ciudad, de fines del siglo XIX. Como resultado,
se han producido diferentes publicaciones, en tanto otras se encuentran en proceso de
evaluación (ver, por ejemplo, Colasurdo et al. 2007; Colasurdo y Villani 2006; Escudero,
1998; Escudero y Feuillet Terzaghi, 2002; Escudero y Letieri, 2000; Feuillet Terzaghi,
2002; Letieri, 1999).
Paralelamente a las actividades de campo y de investigación, se desarrolla el proceso
de normalización de las colecciones del Departamento. El protocolo establecido a partir
de la formalización del Programa Departamental establece que toda colección que ingrese
al DA debe ser inmediatamente procesada, esto es, los materiales deben ser limpiados y
siglados o marcados, con una sigla identificatoria seguida por un número que inicia en
01 y continúa de manera ascendente. Por ejemplo, para el sitio “Casa Parroquial”, la sigla
que le corresponde es “CP”, y cada resto proveniente de este sitio está identificado con
esa sigla seguida por un número, por ejemplo CP 01, CP 02, CP 03, y así sucesivamente.
No obstante, las colecciones llamadas “fundacionales”, y particularmente la proveniente
del sitio “La Basurita”, que ingresaran mucho tiempo antes de la formalización de este
protocolo, todavía se encuentran en proceso de normalización e inventariado. Debido
a su gran magnitud, a las constantes interrupciones por el requerimiento de tareas de
campo, y a la falta de personal, éste es un proceso de que desarrolla con altibajos. Aún
así, a la fecha se han inventariado más de 8500 elementos provenientes de “La Basurita”,
de los cuales 3500 cuentan además con registro fotográfico digital. Una de las metas a las
que se aspira desde el DA es lograr actualizar el estado de la totalidad de las colecciones,
incluyendo fotografías digitales de todos los materiales. El proceso de normalización se
inició gracias a que durante el período 2004-2005 la ESM desarrolló un programa de
pasantías internas, donde estudiantes de la carrera de Conservador de Museos realizaron
prácticas de documentación en el DA, logrando actualizar el registro de unas 4000
piezas, de diferentes colecciones. Actualmente, la dirección de la ESM ha manifestado
su intención de realizar una experiencia similar de prácticas pre-profesionales, que
permitan mejorar la calidad del registro del Departamento, ya que aún permanece un
número indeterminado de piezas sin documentar y cuyo procesamiento es lento.
Dado que se trata de una institución museológica, el depósito del Departamento de
Arqueología es considerado un espacio de interés prioritario. En tres oportunidades a
lo largo del último quinquenio, lluvias extraordinarias produjeron inundaciones que
llegaron a afectar parte de las colecciones. No obstante, y puesto que se trataba de
materiales cerámicos –principalmente lozas-, no se sufrieron pérdidas, pero esto llevó a
la concientización de que, siendo imposible modificar la estructura de los desagües, se ha
reorganizado la distribución espacial de modo tal que el material procesado se encuentra
414 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:407-417

a buena distancia por encima de la máxima inundación que sufriera el depósito.


Asimismo, se conformaron tres espacios diferentes en cuanto a depósito de materiales. El
Depósito Nº 1, antes el único depósito, contiene la mayoría de las colecciones, guardadas
en cajas de cartón con cartelas identificatorias del sitio y otros datos que pueden ser el
material, la unidad de proveniencia, o los números de siglado de las piezas contenidas.
El Depósito Nº 2 –antes un espacio en el que se encontraban materiales sin separación ni
identificación, y en condiciones de baja preservación- fue vaciado y reacondicionado para
contener los materiales exclusivamente provenientes del sitio “La Basurita”, colección
fundacional del Departamento de Arqueología y que posee la mayor cantidad y variedad
de piezas del siglo XIX principalmente. El Depósito Nº 3, finalmente, se localiza en áreas
no utilizadas del Departamento de Arqueología, y es un depósito “sucio”, esto es, contiene
los materiales que aún no se han procesado.
Finalmente, cabe señalar que el Departamento de Arqueología sostiene una política
de “puertas abiertas”, esto es, las colecciones son –como toda colección arqueológica- del
dominio público y se encuentran además en una dependencia del estado, por lo cual
toda persona que desee acceder a las mismas puede hacerlo, siguiendo por supuesto los
requerimientos de cada caso. El acceso no se restringe al ámbito de investigación, sino
que por el contrario, las colecciones –dentro de las limitaciones de espacio, ordenamiento
y situaciones particulares- pueden ser visitadas y/o consultadas por cualquier persona
que desee hacerlo.

Desde su creación en 1985, la Escuela Superior de Museología, como dependencia


de la entonces Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario (hoy Secretaría
de Cultura y Educación), asumió competencia plena en la protección y desarrollo del
patrimonio arqueológico urbano. Generó para ello una institución propia, el Departamento
de Arqueología Urbana e Investigaciones en Ciencias Sociales, que a través de diferentes
etapas se escindió en los actuales Departamentos de Arqueología y de Antropología. Estos
departamentos, en el marco institucional del “Programa Urbano de Patrimonio Integral”, lo
instrumentan mediante investigación, producción de documentación y divulgación. A su
vez, las actividades del Departamento de Arqueología se desarrollan a través del Programa
de Investigación “Arqueología del Área del Pago de los Arroyos”, en el que Rosario es su
eje y principal beneficiaria, que reconoce y respeta el patrimonio cultural de la ciudad,
invirtiendo para su investigación tanto en profesionales como en infraestructura. A la
fecha, se han intervenido, investigado y catalogado más de veinte sitios arqueológicos en
la ciudad, que cubren un rango temporal de trescientos años, y que a la fecha representan
unos 13.000 restos arqueológicos inventariados, en tanto los materiales de colecciones
en depósito consisten en unos 15.000 restos también inventariados, permaneciendo una
cantidad indeterminada de materiales aún no procesados.
Se han presentado los distintos momentos de desarrollo en cuanto a la gestión del
patrimonio arqueológico desde el Departamento de Arqueología, desde la primera fase en
que se abordaron aisladamente sitios conocidos, continuando con arqueología de rescate
en localizaciones afectadas por obras de infraestructura. Como consecuencia de años de
investigaciones, se estableció una sistematización de las intervenciones y la conjunción
de las actuaciones con otras instituciones –municipales y particulares-, y se formalizó
una normativa municipal adecuada al marco jurídico nacional en materia arqueológica.
En este sentido, en este trabajo se han mostrado el progreso y los resultados alcanzados
a través de más de dos décadas de gestión municipal de los recursos arqueológicos,
Escudero S. et al - Departamento de Arqueología de Rosario y la gestión del patrimonio... 415

mostrando una prueba palpable del acierto de la política cultural de la Municipalidad


cuando apostó por incluir con categoría propia a los recursos arqueológicos de su dominio
al mismo nivel que otras manifestaciones culturales.

CODIGO INICIAL CODIGO DENOMINACIÓN


ACTUAL
MCU1 LB La Basurita (La Pólvora)
MCU2 LQ Barrio de La Quema (Basura Vieja)
MCU3 LL La Basurita II (La Lagunita)
MCU4 El Bajo. Casco Histórico
4.0 PV Plaza 25 de Mayo
4.1 La Primer Manzana
4.1.1 CP Casa Parroquial
4.1.2 PB Plazoleta Emilia Bertolé
4.2 Manzana II
4.2.1 PS Plaza Sicilia
4.2.2 Barrancas
4.6 Manzana VI (Casa de Acevedo)
4.7 Manzana VII
4.8 Manzana VIII (Usina de Gas)
4B El Bajo
4B1 Bajada Sgto. Cabral
MCU5 SF San Francisquito
MCU6 Plaza Sarmiento (Laguna de Sánchez)
MCU7 Parque Independencia
MCU8 PB Plaza Buratovich
MCU9 Suburbio Norte
9.1 Mad Patio de la Madera (FFCC Francés)
9.2 Barrio de las Latas
9.3 Talleres FFCC Central Argentino-
9.4 Refinería
9.4.1 OS Obras Sanitarias
9.4.2 Sal Saladero
9.5 Barrio Abissinia
9.6 Complejo Ferro-portuario
MCU10 Arroyito y Sorrento
10.1 PA Parque Alem

Tabla 1. Codificación inicial de los sitios arqueológicos de la ciudad de Rosario,y su re-codificación para los
materiales procesados según el protocolo actual.
416 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:407-417

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:419-433 ISSN 1852-8554

LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO


E HISTÓRICO A TRAVÉS DE LA DINÁMICA DE
CRECIMIENTO URBANO DE COLIMA,
UNA CIUDAD MEDIA DEL OCCIDENTE MEXICANO

Ma. Ángeles Olay Barrientos1, Ligia Sofía Sánchez Morton1


Recibido 27 de Febrero de 2013. Aceptado 30 de Marzo de 2013

Resumen
El comportamiento demográfico de la ciudad de Colima, en el occidente de México, refleja
claramente la dinámica de crecimiento que ha caracterizado a este país las últimas décadas.
Los cambios en el uso del suelo, la constante construcción de infraestructura y la elaboración
de un Plan Estatal de Desarrollo proyectado hasta el año 2030, plantea retos de diversa índole
en los cuales se inserta el cumplimiento de las leyes que protegen al patrimonio cultural de
México. En este trabajo presentamos la problemática que enfrenta una región cuyo legado
histórico no presenta los rasgos de monumentalidad que caracterizan al centro y sur de
México y cuyas tradiciones arqueológicas muestran un lejano parentesco con las culturas
costeñas de Ecuador, Perú y Colombia.
Palabras clave: Colima, crecimiento urbano, protección del patrimonio, arqueología, historia.

Abstract
Demographic trends in the city of Colima, in western Mexico clearly reflects the dynamics
of growth that has characterized this country in recent decades. Changes in land use, the
continued construction of infrastructure and the development of a State Development Plan
projected to the year 2030, poses challenges of various kinds which are inserted in compliance
with the laws protecting the cultural heritage of Mexico .We present the problems facing a
region whose historical legacy has no monumental traits that characterize the central and
southern Mexico and archaeological whose traditions are a distant relationship with the
coastal cultures of Ecuador, Peru and Colombia.
Keywords: Colima, urban growth, protection of heritage, archeology, history.

Introducción

La ciudad de Colima en el occidente mexicano se encuentra ubicada en las faldas


sureñas del volcán de Fuego, a unos 44 km de distancia en línea recta desde el océano
Pacífico. El volcán tiene unos 4330 m de altura y la ciudad se encuentra hacia los 550 m
sobre el nivel del mar, el clima predominante es cálido subhúmedo con lluvias en verano
y su temperatura media anual es de 26°C. La referencia más famosa de la región procede
de su localidad vecina, Comala, “la que blanquea la tierra e ilumina la noche sobre la
hermosa llanura verde” (Rulfo, 1979).
Las bondades de un valle irrigado por numerosos arroyos procedentes del volcán y

1
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
[email protected], [email protected]
420 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:419-433

la fecundidad de un suelo fertilizado por la ceniza de periódicos eventos eruptivos, dan


cuenta de un espacio propicio a la vida humana.
Estos lugares elegidos por las sociedades humanas desde el inicio de los tiempos,
son comparados por el geógrafo Vidal de la Blanche (1922) con los corales de los mares
tropicales, en donde las nuevas colonias se van apilando alrededor de matrices viejas
que sostienen a las más recientes. Al respecto Fernand Braudel subraya que de los 150
millones de tierra firme existentes en el globo, el hombre se concentraba (hacia 1979) en
apenas 11 millones pues las sociedades se encuentran fatalmente vinculadas a espacios
perseverantemente acondicionados por generaciones pasadas, toda vez que los mismos
presentan una notable densidad de “capas sucesivas de ocupación” en las que se han
desarrollado las civilizaciones (Braudel, 1984) .
El estudio de la civilización en Mesoamérica se concentró durante décadas en aquellos
lugares cuya huella se mostraba de manera evidente: el centro de México, la región
maya, Oaxaca y Veracruz. La fortaleza demográfica de estas regiones1 posibilitó que se
revirtiera la debacle demográfica que afectó a la región a lo largo del siglo XVI2 -durante
la conquista y colonización española- y permitió la consolidación y emergencia de varias
ciudades novohispanas en los siglos siguientes. La construcción de un nuevo orden
se realizó, en buena medida, en aquellos lugares en los cuales existieron importantes
núcleos de población indígena; donde no los hubo, fue necesario llevar a cabo traslados
masivos que garantizaran tanto el abasto alimentario como el de mano de obra (Martínez
Saldaña, 2000).
La región de Colima enfrentó numerosas vicisitudes a lo largo del periodo virreinal.
En principio, el impacto de las nuevas enfermedades y la rapiña de los primeros años
hizo que su población decayera de manera alarmante: de 200 mil habitantes calculados
por Carl Sauer (1990:112-114) para al momento del descubrimiento americano, sólo
quedaba el 10% una generación más tarde. A esto se agregó el que las vetas de plata y oro
descubiertas al sur de su territorio se agotaron rápidamente, provocando el desinterés de
la administración colonial (Reyes, 1997).3
Su recuperación demográfica iniciada a partir de la primera mitad del siglo XVIII4
enfrentó numerosos obstáculos: desinterés del gobierno central, lejanía de los principales
centros urbanos, ausencia de caminos, terremotos y ciclones. Las estrategias impulsadas
para impedir el abandono de sus habitantes –leyes que impedían el éxodo y la llegada de
emigrantes filipinos y esclavos negros- poco a poco fueron recuperando la vitalidad de la
región (Nettel, 1993). La guerra contra Estados Unidos y la ocupación de Veracruz (1847)
permitieron que Manzanillo se erigiera en un puerto que, poco a poco, fue cobrando
importancia como ruta de acceso a las más importantes ciudades del Occidente mexicano
como Guadalajara y Morelia. No fue sino hasta 1857 cuando logró constituirse en uno de
los estados de la federación.

El patrimonio cultural en México

Debido a su trayectoria histórica el país cuenta con un gran acervo patrimonial


que incluye –entre otros- zonas arqueológicas y zonas de monumentos históricos, cuya
importancia social ha servido para elaborar discursos sobre una historia patria que rescata
el pasado prehispánico como uno de los pilares de la cultura nacional, destacando la
existencia de un pasado glorioso, poderoso elemento ideológico que impulsó y legitimó la
lucha por la independencia y motivo la construcción de la nación (Florescano, 2000). Fue
Olay Barrientos M. A. y Sánchez Morton L. S. - La conservación del patrimonio... 421

entonces cuando se impulsó la creación de los primeros museos destinados a resguardar


este patrimonio arqueológico y la promulgación de leyes destinadas a promover su
cuidado y estudio.
El cuidado del extenso patrimonio surgido a lo largo del virreinato se llevo a cabo se
llevó a cabo por otros caminos. Los liberales mexicanos tuvieron muy en claro que la real
independencia del país sólo se lograría a través de la secularización del poder político y
económico. Las luchas entre liberales y conservadores durante la primera mitad del siglo
XIX concluyeron con la derrota de los segundos, expresada a través de la Constitución de
1857, después de lo cual, y mediante el uso de variados instrumentos jurídicos, se decretó
que “libros impresos, manuscritos, pinturas, antigüedades y demás objetos pertenecientes
a las comunidades religiosas suprimidas” fueran entregadas a los museos. Los bienes
inmuebles de la iglesia pasaron a ser también propiedad del estado convirtiéndose por
ello, en bienes patrimoniales nacionales (Lombardo, 1993).
En todo caso, las elites políticas percibieron el poder simbólico del patrimonio como
uno de los garantes de la identidad nacional, asunto que cobró gran relevancia al término
de la etapa armada de la Revolución Mexicana posterior a la cual surgió la legislación que
definió su ámbito y que rige su quehacer en la actualidad. Los grandes instrumentos que
protegen al patrimonio cultural de México son la Ley Federal de Monumentos Arqueológicos,
Artísticos e Históricos (promulgada en 1972) y la Ley General de Asentamientos humanos
(1976/1993). Para algunos autores la importancia de esta última ley radica en que:

“Es el más importante intento en la historia del país por plantear global y simultáneamente
los aspectos físicos y/o espaciales de los asentamientos humanos en los niveles nacional,
regional, urbano y local al introducir nuevos recursos legales como planes nacionales, estatales
y municipales; instrumentos como declaratorias de uso, destinos, reservas, provisiones de
predios y disposiciones sobre conurbaciones y normas para la fundación, conservación y
mejoramiento de los centros de población”(Correa, 2005:85-102).

La expedición de esta ley fue establecida como un mecanismo preventivo que aspiraba
a ordenar el enorme crecimiento que experimentaron la mayor parte de los asentamientos
humanos de México, en razón de sus tasas de crecimiento demográfico sucedidas a partir
de la década de 1970.5 El éxito logrado a lo largo y ancho del país fue heterogéneo, acorde
a las propias pautas de cada región, de su diferenciado desarrollo social y sus peculiares
formas del ejercicio del poder económico y político.

El patrimonio prehispánico e histórico de Colima

Como parte del occidente mexicano, Colima se ubica en una región considerada dentro
del territorio Mesoamericano, pese a que muestra una trayectoria un tanto distinta a lo
que se presenta hacia el centro y sureste del país. La diferencia principal fue señalada
por Ignacio Bernal (1968:192) al sugerir que “al no haber tenido la influencia civilizadora
de los olmecas, el Occidente quedó permanentemente en una posición de atraso.”
Al respecto se sabe que la cultura olmeca habría desarrollado una complejidad
social cuyas expresiones materiales e influencias ideológicas marcaron de manera
determinante a la diversidad de culturas que le sucedieron.6 Esta complejidad social no
ha sido documentada para el occidente en etapas tempranas no obstante, el hallazgo de
la denominada cultura Capacha (1500–1200 a.C.) por Isabel Kelly7 (1980) introdujo una
variante a esta hipótesis, pues cabe recordar que Román Piña Chan (1976) reconoce en
422 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:419-433

lo olmeca un remoto origen sudamericano que habría penetrado por la costa de Chiapas
para posteriormente trasladarse a la costa del Golfo; esta misma influencia –según Kelly-
habría arribado a las costas del Pacífico por el occidente mexicano marcando con su
sabor “sudamericano” expresiones tan antiguas como las olmecas, las cuales a su vez
impulsaron el desarrollo de otro tipo de manifestaciones culturales.
Posterior a lo Capacha, el desarrollo de la denominada tradición de tumbas de tiro
(400 a.C.- 500 d.C.) dio cuenta de un complejo cultural en el cual resaltó la costumbre
de enterrar a los muertos en bóvedas o ahuecamientos subterráneos excavados en el
subsuelo, a los cuales se accedía por medio de tiros circulares o accesos a partir de
gradas8. El ritual del enterramiento incluía el depósito de las bellas terracotas modeladas
en barro al interior de las cámaras de tumbas que eran reutilizadas, se presume, de
manera sistemática por miembros de una familia o un clan. Además de las vasijas
con formas humanas, vegetales o animales, las ofrendas incluían numerosas figurillas
sólidas de fina elaboración y riqueza de rasgos, y ocasionalmente, objetos fabricados en
concha y caracol. Puede señalarse, sin lugar a duda, que este es el rasgo cultural más
conocido del Occidente (Kan et al, 1970)
Las etapas más tardías de la región corresponden a periodos en los cuales la
impronta cultural es mucho más cercana a las expresiones materiales del centro de
México, percibiéndose que sus comarcas son ocupadas por grupos de filiación y habla
náhuatl yuyos remanentes arqueológicos consisten en numerosos emplazamientos con
arquitectura doméstica y administrativa, con centros nucleares que pueden alcanzar
dimensiones considerables (Olay, 2004).
Lo que queremos dejar en claro es que el valle de Colima, presenta una larga secuencia
cultural cuyos abundantes contextos arqueológicos se encuentran por debajo y en las
inmediaciones de la actual mancha urbana de la ciudad de Colima. Estos no ostentan la
monumentalidad de otras regiones mesoamericanas –Teotihuacán, Tajín, Monte Albán,
Xochicalco- por lo que el interés por su estudio ha tenido que ser construido sobre la
base del interés de la comunidad local, que percibe la necesidad de contar con referentes
de identidad basados en la identificación y conocimiento de un pasado común.
En México todos estos remanentes arqueológicos son considerados bienes nacionales
y la única entidad que por ley tiene la obligación de investigar, proteger y difundir su
estudio y el de los pueblos antiguos es el INAH (Instituto Nacional de Antropología e
Historia), cuyo instrumento principal es la Ley Federal de Monumentos, que establece que
aquella entidad –pública o privada- que afecte al patrimonio arqueológico deberá hacerse
cargo del rescate o el salvamento arqueológico respectivo. Sin embargo, la aplicación de
esta norma en el estado de Colima –a partir de la creación de un delegación del INAH
hacia 1984-, requirió de un largo proceso de negociación y consenso y no fue sino hasta
diez años más tarde cuando se pudo instrumentar una estrategia de recuperación y
protección de buena parte de los restos arqueológicos del área; acciones motivadas en
la mayoría de los casos por el empuje de la creciente urbanización. A su vez, la Ley
de Asentamientos Humanos ha permitido ordenar, crear y ampliar diversas reservas
territoriales destinadas a la vivienda, a través de la expropiación y regulación de la
tenencia de la tierra (Alcántara, 2007)
Cabe mencionar que otra de las tareas sustantivas del INAH es la de registrar,
proteger y conservar los monumentos históricos construidos hasta el año 1900, por
lo que el universo bajo custodia integra a todo el periodo virreinal y el siglo XIX.9 Los
trabajos relativos al estudio y protección del acervo arquitectónico histórico de México
Olay Barrientos M. A. y Sánchez Morton L. S. - La conservación del patrimonio... 423

son prolíficos en razón de su amplio catálogo. Su puesta en valor y recuperación tuvo


que enfrentar durante un buen tiempo la denostación de todo aquello que recordara al
coloniaje español, y que llevó incluso durante el siglo XIX, a la destrucción de bienes
invaluables (De la Maza, 1957). Personajes como Manuel Toussaint, Justino Fernández,
Salvador Toscano y Francisco de la Maza, entre otros, sentarían las bases del estudio del
arte colonial y con ello, un genuino interés por rescatar y proteger un enorme patrimonio
que se encontraba en el olvido y a expensas de los coleccionistas particulares, de los
curas que impulsaban la modernización de las iglesias y de un campo conflictivo donde
las grandes haciendas sobrevivían al tiempo.
A despecho de su antigüedad –la ciudad de Colima se funda en el año de 1525-, ha
sido difícil llevar a cabo la conservación de su centro histórico; baste con mencionar
que de las cincuenta y seis zonas de monumentos históricos catalogadas en México
(nueve de ellas inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO), ninguna se
encuentra en Colima10 y pese a los esfuerzos realizados, de la arquitectura virreinal no
queda prácticamente nada – a excepción de las ruinas del ex convento de Almoloyan,
construcción franciscana del siglo XVI, de la que se conservan una torre y parte del
muro del atrio- y lo que se sabe de los edificios de los primeros asentamientos deriva de
descripciones, censos y visitas existentes en los archivos.11 Al respecto y según un plano
de 1684 se sabe que la villa de Colima era apenas una

“gran plaza de ocho manzanas con viviendas en su perímetro y en el centro de cada


manzana un gran espacio [...] se observan también cuatro iglesias de dos aguas, así como el
barrio de San Francisco y pueblos cercanos a la villa” (Huerta, 2006:56).

Otro documento de 1774 da cuenta que en la villa existía la Iglesia Parroquial, dos
conventos (Nuestra Señora de la Merced y el de San Juan de Dios) y un hospital; se
menciona también la existencia de tres trapiches y cinco haciendas de ganado mayor
(Nettel, 1992). Una descripción en poco posterior (1789) agrega la Caja Real con corredor
a la plaza, la sala de Cabildos, la cárcel, el estanco de tabacos, la casa del diezmo, la
del cura, la Real Estafeta, la administración de alcabalas y las iglesias de la Soledad y
del Dulce Nombre de Jesús (Huerta, 2006). El sistema constructivo imperante utilizó de
manera recurrente el adobe y prácticamente todas las casas e iglesias estaban cubiertas
de teja, los muros estaban enjarrados y encalados y los pisos probablemente fueron losas
de barro cocido (Ibidem, 61-62), la villa de Colima era, en suma, una población pequeña
con edificaciones modestas acorde a una población más bien escasa.12
Fue hacia fin del siglo XVIII y el siglo XIX cuando la villa inició un paulatino
crecimiento, producto de la bonanza económica derivada de las reformas borbónicas y el
papel activo de las élites locales ante la voracidad de las de sus estados vecinos (Jalisco
y Michoacán), quienes aspiraban a quedarse con su territorio a través de componendas
políticas y ahogo económico. Se inicio entonces el proceso de lograr convertir a Colima en
uno más de los estados de la federación (cfr. Ortoll, 1997). La antigua villa fue lentamente
transformada en la capital de un estado, lo cual se debió en buena medida a los buenos
oficios del alarife Lucio Uribe, autor de grandes obras como el Portal Medellín que cierra
al norte la plaza principal de la ciudad, la construcción de la Catedral, del Teatro Hidalgo
y del Palacio Federal. Su obra marcó la pauta para las construcciones civiles de la época,
con ejemplos como los dos puentes sobre el río Colima (el Principal y el Zaragoza) y varias
casas de personajes pudientes (Huerta, 1990)
424 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:419-433

En esta misma etapa se fortalecieron las grandes haciendas -Buenavista, El Carmen,


La Estancia, Capacha, San Antonio, Nogueras, El Cóbano y San Joaquín- enfocadas a
la cría de ganado, azúcar, algodón y café. Hacia el fin del XIX e inicios del XX (en pleno
porfiriato) se construyeron varias estaciones de tren, que enmarcaban el gran significado
de la llegada del ferrocarril a un espacio que, durante siglos, fue un territorio alejado y
marginal (Ibidem).
En síntesis, el acervo histórico de Colima enfrenta el hecho de ser relativamente
joven – en comparación con otras ciudades del país - y de contar con edificaciones poco
masivas – en razón de su territorio sísmico. A ello se debe agregar que el centro histórico,
ha sido el espacio donde los aires de modernidad han alterado casas y fachadas a partir
de la introducción de nuevas formas constructivas.

Las acciones emprendidas frente al crecimiento urbano

Según el censo del año 2000 México contaba con casi 100 millones de habitantes, de
los cuales el 65.6% se concentraban en 349 ciudades (Garza, 2004).13 Hoy en día la zona
metropolitana de la ciudad de Colima cuenta con 1,033 km2 y una población de 247, 179
habitantes (INEGI, 2010); en términos generales se puede considerar como una ciudad
media.14 De acuerdo a la proyección del Programa Estatal de Desarrollo Urbano 2004-200
para el año 2030 la zona conurbada de Colima–Villa de Álvarez tendrá un incremento
demográfico mayor al 30% con respecto a la población registrada para el año 2000. Esto
representa una expansión de la mancha urbana de 2 000 hectáreas más, destinadas
a abastecer la demanda de vivienda, servicios y vías de comunicación cuya edificación
será controlada –se dice- mediante un ordenamiento sustentable; esto representa un
reto en términos de la protección del patrimonio e implica la necesidad de contar con
herramientas teórico-metodológicas para abordarlo a partir de hipótesis concretas, más
allá del mero quehacer rutinario; de lo contrario se corre el riesgo de generar un gran
cumulo de información desordenada e incapaz de responder a interrogantes de orden
ontológico.
En los últimos años se han venido realizando trabajos que documentan con datos
duros que las decisiones políticas de realizar obras de infraestructura y vialidad en la
conurbación “han tenido un efecto determinante en el crecimiento de la ciudad,” (Ibidem:
30-31). La complejidad del fenómeno urbano no sólo ha generado cambios en las
trazas originales de las ciudades, también ha prohijado cambios en las formas de vida
de sus habitantes y la degradación de la antigua economía agrícola de la zona, que se
ha sacrificado en aras de un supuesto desarrollo económico y social. Es claro que la
construcción de infraestructura ha favorecido la especulación inmobiliaria.
En cuanto a los remanentes prehispánicos, la modificación de grandes extensiones
rurales en ámbitos urbanos, ha significado la creciente necesidad de realizar
intervenciones de rescate y salvamento arqueológico, que permitan recuperar aquellos
materiales e información susceptible de desaparecer y servir, en la mayor parte de las
ocasiones, de referencia única de su existencia. Paradójicamente y por contradictorio
que suene, debemos reconocer que el crecimiento urbano venido a ser el motor que ha
permitido realizar excavaciones de salvamento a la par de la construcción de nuevos
fraccionamientos, lo cual ha generado un cúmulo de información relevante que, de cara
a las atávicas carencias presupuestarias institucionales, no podría haberse logrado por
la vía del trabajo puramente académico (Olay, 2005)
Olay Barrientos M. A. y Sánchez Morton L. S. - La conservación del patrimonio... 425

Sin embargo, debemos señalar que la calidad de la información obtenida ha sido dispar
en razón de variables que tienen que ver con la organización del trabajo y el limitado
cuerpo de arqueólogos disponibles en la región. El problema central radicó en la inicial
ausencia de hipótesis de trabajo claramente delineadas, que permitieran establecer una
metodología destinada a resolver preguntas de investigación. Al respecto, la arqueología
institucional mexicana ha discutido recurrentemente, si en los rescates arqueológicos el
objeto de estudio es azaroso, toda vez se origina de la urgencia de rescatar la información
susceptible de perderse. Las preguntas que pueden plantearse una vez recuperados los
materiales y la información, son deductivas no inductivas; un camino poco adecuado
para trabajar en una región tan poco conocida y de la cual, por lo mismo, existía tan poca
bibliografía.
Una forma de subsanar la ausencia de asideros teóricos lo constituyeron los proyectos
institucionales auspiciados por el INAH, cuyos objetivos se estructuraron a partir del
estudio de temas relevantes al conocimiento de la dinámica de la historia antigua de la
región. Dos claros ejemplos fueron el estudio de La Campana y El Chanal, los principales
asentamientos prehispánicos tardíos ubicados dentro de la zona metropolitana de Colima
y en los cuales se han venido desarrollando proyectos que buscan estudiar sus contextos,
lograr su conservación y su puesta en valor.
No obstante, la realización de numerosos rescates y salvamentos derivó en un
problema de orden metodológico: definir el concepto de sitio al interior del propio ámbito
arqueológico regional. Tal problemática surge a partir del hecho de que los límites de
espacios excavados están dados a razón de la división catastral actual, por lo que el
reconocimiento y delimitación de los contextos resulta difícil de establecer, sobre todo
si se consideramos la cronología de los vestigios. Era pues necesario llevar a cabo una
recapitulación que permitiera realizar un trabajo destinado a lograr el objetivo concreto
de delimitar el sitio arqueológico, a partir del ordenamiento de la información existente.
Hacia el año 2004 la Arqlga. Laura Almendros realizo una primera base de datos
que, a partir de los expedientes del archivo de la sección de Arqueología del Centro
INAH Colima, condensaba el cumulo de trabajos realizados, cuyo objetivo era enlistar
el número de trabajos realizados e intentar recuperar algunos aspectos relativos a los
datos arqueológicos que proporcionaran información cultural y cronológica de los diferentes
asentamientos (Almendros, 2004:12)
Uno de los primeros puntos que evidencio este trabajo fueron las graves fallas en la
organización de la información pues no existía un seguimiento de las diferentes fases
de investigación que implica una exploración arqueológica. El diagnostico permitió
establecer una serie de normas de trabajo que garantizaran el que la información y
los materiales obtenidos alcanzaran no sólo su clasificación, sino también el análisis
de los contextos de donde procedían, la entrega de la información gráfica y escrita de
las tareas ejecutadas y el control de inventarios que permitiera catalogara el acervo de
bienes muebles derivados de cada intervención. Esta acción correctiva permitió que en
el periodo comprendido entre 2004 y 2009 se desarrollara una amplia actividad que
concretó numerosos informes técnicos en los cuales se plasmó la diversidad de variables
que mostraba el registro arqueológico y con ello, la posibilidad de definir los rasgos más
acusados de los materiales de cada fase cultural. Teniendo como plataforma el trabajo de
Almendros y ante la necesidad de actualizar la información generada del 2004 a la fecha,
reelaboramos una nueva base de datos que condensa la información sobre salvamentos
y rescates realizados en el valle de Colima, desde 1981 hasta el 2009.15
426 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:419-433

La información buscaba delinear tres aspectos básicos: 1) contar con datos generales
sobre las áreas exploradas; 2) hacer hincapié en las fases cronológicas detectadas en cada
terreno excavado con la finalidad de observar la ocurrencia, distribución y variabilidad
espacial de los asentamientos prehispánicos en el valle de Colima; 3) observar los alcances
que ha tenido la arqueología de salvamento dentro de la conformación de la historia
regional con miras a establecer nuevas problemáticas de investigación destinadas a
profundizar líneas de investigación planteadas por proyectos específicos.
A partir de estos datos y de la ubicación de cada salvamento en un mapa de la zona
conurbada de los municipios de Colima y Villa de Álvarez, se elaboraron nueve planos
de distribución en los que se especifican los polígonos de las áreas exploradas 16 de ellos,
tres condensan la información total de salvamentos y rescates en el periodo comprendido
entre 1981 y 2009 y otros seis planos presentan la distribución por fases de ocupación.
A partir del análisis grafico de los datos se observó que la expansión urbana hacia
las zonas oeste y suroeste del valle, ha marcado la pauta de los espacios intervenidos. El
cruce de los datos sobre la cronología de los remantes prehispánicos detectados, nos ha
permitido elaborar hipótesis de trabajo que aluden principalmente a la existencia de un
cierto patrón de asentamiento, tanto para cada fase en particular, como para los casos
en que estas se traslapan. Partiendo de este supuesto se utilizaron los planos y la base
de datos para generar datos estadísticos a partir de los cuales observar la existencia de
regularidades y sus niveles de significancia, con la finalidad abarcar principalmente tres
tópicos: 1) observar si existía o no un patrón de distribución espacial de ocupaciones
o asentamientos por fase y cómo se comportan en el espacio geográfico; 2) observar si
existen regularidades en dicho patrón entre una fase y otra, con la finalidad de entender
cómo se distribuye a lo largo del tiempo y cómo varia la ocupación del espacio desde las
fases tempranas a las tardías; 3) observar cómo se conjuga en el espacio la continuidad
ocupacional cuando se presentan tres o más fases en un solo lugar, y si la forma en que
se conjugan presentan una regularidad tal que nos permita hacer hipótesis sobre la
continuidad de su comportamiento. Consideramos que la organización de tan numerosa
información nos pone en el camino de resolver problemáticas de distinto orden así como
enunciar lineamientos destinados a proteger aquellos espacios relevantes al desarrollo de
los pueblos más antiguos de la región.
Respecto a los monumentos históricos, la acciones destinadas a proteger lo que
quedaba de la ciudad tradicional fueron impulsadas por dos instituciones: la sección
de Monumentos Históricos del Centro INAH Colima y la Facultad de Arquitectura de la
Universidad de Colima. La primera respaldada por la Ley Federal de Monumentos y la
segunda, coadyuvaba en diversos ámbitos de investigación.
Dado que una de las obligaciones del INAH es el registro e inventario de los monumentos
históricos (patrimonio edificado), uno de los proyectos iniciales del centro fue el de
llevar a cabo la elaboración de catálogos, la clasificación tipológica y la delimitación del
perímetro físico de protección. Dado que el centro histórico que nos ocupa remite a un
espacio dinámico en el que transcurre buena parte de la actividad económica, comercial
y administrativa de la ciudad, la Sección de Monumentos mantiene una estrecha
vigilancia sobre las modificaciones que los particulares emprenden en sus propiedades.
Las diferentes visiones sobre el uso de los edificios se resuelven, la más de las veces, a
través de la negociación y persuasión. Se debe señalar que a diferencia de otros centros
históricos, el de Colima no cuenta con una declaratoria oficial, lo que introduce un alto
grado de vulnerabilidad al cuidado tanto de los edificios catalogados como al entorno en
Olay Barrientos M. A. y Sánchez Morton L. S. - La conservación del patrimonio... 427

que se encuentran, de cualquier modo:

“El estudio de la imagen urbana, la regulación de la normatividad y la adecuación de


los inmuebles dentro de una zona con valor histórico tienen como objeto la preservación y
revalorización de la imagen urbana de la zona, mediante acciones de mejoramiento de sus
características fisonómicas representadas en los edificios que la conforman, así se trate de
aquellas que no tengan valor histórico para integrarlos al medio urbano y, también mediante
acciones que eviten la eliminación y sustitución de los que son considerados monumentos
históricos (Correa, 2005:94).

Al respecto, existe una propuesta elaborada destinada a lograr la Declaratoria de Zona


de Monumentos Históricos para la ciudad de Colima, que se encuentra en espera de
ser retomada por las instancias jurídicas pertinentes (cfr. Camarena, 1998). En ella se
establece un perímetro de protección con zonas “A” y “B”, que delimita la relevancia de los
elementos constructivos presentes en cada una. Se trata de un trabajo exhaustivo pues,
a través de una concienzuda labor de catastro, se llevó a cabo el levantamiento de cada
manzana del perímetro, su lotificación, la ubicación exacta de cada edificio considerado
como histórico, la elaboración de su ficha de catálogo y con ello, el diagnóstico de su
relevancia, su definición tipológica y su estado de conservación.17
Sin embargo y de manera lamentable, el impulso logrado a través de acercamientos
con la comunidad que habita el centro histórico enfrentó un evento inesperado: en enero
de 2003 se sucedió un terremoto de 7.6 en la escala de Richter que afectó poco más
de 10,000 viviendas, siendo las construcciones antiguas las más dañadas -el 52% de
las casas tradicionales fueron afectadas- y en numerosos casos los dueños prefirieron
demoler las construcciones que invertir en la rehabilitación (Correa, 2005:99);
Es evidente que enfrentamos un panorama desalentador, pues la conservación del
patrimonio histórico afronta una realidad que rebasa la legislación vigente. La pérdida
del paisaje tradicional sin duda tiene un impacto directo en la conformación de la
memoria histórica y la identidad, sin embargo, es indudable que cada ciudad enfrenta
sus propios problemas a partir de sus particulares formas de apropiación del espacio.
En este sentido cabe mencionar la relevancia de una construcción poco convencional que
permanece apenas unas cuantas semanas al año: la Petatera, una plaza de toros que se
levanta durante las fiestas de la Villa de Álvarez dedicadas a San Felipe de Jesús, el santo
protector de Colima, a quien le fue encomendada la tarea –hace 300 años- de mantenerla
a salvo de los terremotos. La Petatera se construye con palos, petates y mecates (madera,
esteras y jarcias) y permanece sólo el tiempo que duran las fiestas. Acabadas estas, la
construcción es desmontada y sus materiales son guardados en espera del próximo año.
Sin duda esta fue la alternativa que encontraron aquellos que apostaron a la permanencia
de los rituales que garantizarían la permanencia de Colima y su región. La identidad, al
parecer, se encuentra a salvo.

Notas

1 Ver Cook y Simpson (1948) y Cook y Woodrow (1977).


2 Una revisión de la discusión entre “minimalistas” y “maximalistas” demográficos se
puede encontrar en McCaa (1999:223-239).
3 Un dato relevante terminaría por explicar la marginalidad de la región los siglos
posteriores: al ser Colima reclamada por el conquistador Hernán Cortés su territorio
428 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:419-433

formó parte de la Nueva España de cuya lejana capital, la ciudad de México, dependió
administrativamente. El ámbito territorial colindante –conocido como Nueva Galicia-
quedó en manos del gran enemigo de Cortés, Nuño de Guzmán.
4 Hacia el año de 1697 se registró el nivel demográfico más bajo, para esa fecha se
calculó que la Provincia de Colima contaba apenas con 3,524 habitantes (Reyes
Garza, 1997:51).
5 Hacia 1970 México contaba con 48,2 millones de habitantes, en 1980 con 66,8
millones; para 1990 eran 81,2 millones, para el 2000 eran 97,5 millones y se estima
que en 2010 la cantidad es cercana a los 112 millones (CONAPO, 2010).
6 Buena parte de los rasgos mesoamericanos fueron instrumentados por estos grupos
establecidos en las planicies húmedas y tropicales del Golfo de México hacia el
primer milenio antes de Cristo. Entre ellos se puede mencionar la elaboración de
estelas y altares y la colocación de ofrendas a sus pies, la escultura monumental y
el tallado en jade, los atlantes, las cabezas colosales, los sarcófagos de piedra, los
pisos de mosaico enterrados, los espejos cóncavos, las plataformas construidas sobre
terrazas, los montículos de tierra, la elaboración de centros ceremoniales planificados,
la construcción de edificios alineados astronómicamente y, desde luego, la idea de
registrar fechas importantes en un calendario (cfr. González Lauk, 2000:279-321).
7 La secuencia cultural fue establecida por Isabel Kelly (1980) a través de 15 fechas de
radio carbón. La más antigua Capacha se acepta que ocurrió entre el 1,500 y el 1,200
a.C. Las fases Ortices (400 a.C.-100d.C) y Comala (100-550 d.C.) se reconocen como
las fases en las que se desarrolló la tradición de tumbas de tiro, La fase Colima (550-
750 d.C.) se establece como una fase transicional entre una vieja tradición (tradición
Pacífico) y otra nueva tradición. Las fases Armería y Chanal (750-1,500 d.C.) definen
la etapa más cercana a las tradiciones del Altiplano mexicano.
8 Es durante la fase Ortices (400 a.C. – 100d.C.) cuando comienza la construcción de
tumbas monumentales y la elaboración de objetos cerámicos destinados a formar
parte del ajuar funerario que acompañaba a los personajes sepultados en ellas. La
fase Comala (100-500 d.C.) es el pináculo de este fenómeno cultural, presente en los
estados Colima, Nayarit, Jalisco y Michoacán (Olay 2004:285).
9 A partir de 1900 la competencia en el resguardo del acervo histórico y artístico
corresponde al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
10 Debe señalarse sin embargo, que la cercana localidad de Comala sí cuenta con
perímetro histórico catalogado (Díaz Berrio, 2003)
11 La razón es que Colima se encuentra en una región de alta incidencia sísmica,
formando parte de los estados costeros de la vertiente del Pacífico que resienten la
actividad de la Placa de Cocos, lo que ha provocado el desplome recurrente de sus
edificios (Nava,1998).
12 Son muy ilustrativos al respecto las crónicas de viajeros del siglo XIX (cfr. De Fossey,
1857; Ortoll, 1987).
13 El autor considera ciudades a los espacios con poblaciones mayores de 15,000
habitantes.
14 Tomando en cuenta que Colima es uno de los 3 estados más pequeños de México y el
segundo estado menos poblado.
15 Si bien la información previa al 2004 fue retomada del trabajo de Almendros (2004)
con algunas acotaciones, los trabajos realizados durante el 2004 al 2009 superan
en número los enlistados por ella. La base de datos se elaboro con los siguientes
Olay Barrientos M. A. y Sánchez Morton L. S. - La conservación del patrimonio... 429

tópicos: nombre del salvamento, arqueólogo encargado, año de intervención, tipo de


información de respaldo con la que se cuenta y cronología relativa de los vestigios
detectados.
16 Almendros solo señaló con puntos las áreas exploradas. No en todos los casos se
pudo establecer el polígono exacto, sobre todo en los casos en que los expedientes
son deficientes y no cuentan con información suficiente que respalde los trabajos
realizados.
17 Esta tarea fue posible en razón de que el Arq. Sergio Camarena formaba parte de la
Sección de Monumentos Históricos del Centro INAH Colima.

Imágenes

Imagen 1. Ubicación de Colima en la


República mexicana.

Imagen 2. Vista de la ciudad de Colima al pie del volcán de Fuego.


430 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:419-433

Imagen 3. Vista de los objetos característicos de la tradición de tumbas de tiro en Colima.


Olay Barrientos M. A. y Sánchez Morton L. S. - La conservación del patrimonio... 431

Imagen 4 y 6. Vista y alzada del Portal Medellín.

Imagen 5. Vista del Teatro Hidalgo. Ciudad de Colima.


432 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:419-433

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:435-444 ISSN 1852-8554

ARQUEOLOGÍA URBANA EN MAGDALENA. EL SITIO ARALDI,


UN CASO DE INTERACCIÓN CON LA COMUNIDAD

García, María Soledad1; Paleo, María Clara y Pérez Meroni, Mercedes2


Recibido 27 de Febrero de 2013. Aceptado 30 de Marzo de 2013

Resumen
Este trabajo aborda los procesos de ocupación del espacio y la circulación de bienes en la
ciudad de Magdalena, durante el siglo XIX. Se presentan las investigaciones realizadas en el
sitio Araldi, Magdalena, Buenos Aires, en el terreno que ocupaba una antigua casa, demolida
con anterioridad a los trabajos arqueológicos. Este estudio forma parte de la tesis doctoral
en curso de la Lic. García. Se analizaron fuentes documentales catastrales, en donde figura
esta vivienda como una donación de la Municipalidad al Sr. Casimiro Correa en el año 1874.
Se realizó una excavación de rescate en diferentes sectores de la vivienda. Se analizaron los
materiales recuperados (metales, vidrio, loza, restos arqueofaunísticos).
Se realizó trabajo etnográfico con los actuales pobladores para relevar información acerca
del uso y los aspectos simbólicos de la vivienda. Se presentan los resultados del trabajo
arqueológico y una reflexión acerca del patrimonio local como construcción colectiva.
Palabras clave: arqueología urbana, Magdalena, patrimonio.

Abstract
This paper addresses the processes of occupation of space and the movement of goods in the
city of Magdalena, during the 1800S. The research is presented on the site Araldi, Magdalena,
Buenos Aires, in the land that occupied an old house, demolished prior to the archaeological
work. This study is part of Lic. García PhD thesis, from analyzed cadastral documentary
sources, the housing appears as a donation of the Municipality to Mr. Casimiro Correa
in 1874. A rescue excavation was realized in different sectors of housing. The recovered
materials were analyzed (metal, glass, earthenware, archaeofaunal remains).
Ethnographic work was done with the current villagers to relieve information about the use
and the symbolic aspects of the housing. The results of archaeological work are shown and a
reflection about the local heritage as collective construction.
Key words: Urban Archaeology, Magdalena, heritage

Introducción

Este trabajo de arqueología urbana, se enmarca dentro de las investigaciones


arqueológicas sobre la dinámica poblacional e interacción social en los partidos de
Magdalena y Punta Indio, y aborda los procesos de ocupación del espacio y la circulación
de bienes en la ciudad de Magdalena, durante el siglo XIX. Aquí se presentan las
investigaciones realizadas en el sitio Araldi, Magdalena, Provincia de Buenos Aires. Las

1
CONICET.
2
Laboratorio de Análisis Cerámico, Facultad de Ciencias Naturales y Museo,
[email protected]
436 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:435-444

mismas tuvieron lugar en el terreno que ocupaba una antigua casa de esta ciudad, ubicada
a cuatro cuadras de la plaza principal, en la intersección de las calles San Martín y Araldi
(ex Quilmes), que fue demolida con inmediata anterioridad a los trabajos arqueológicos.
Este estudio forma parte de la propuesta de tesis doctoral de la Lic. García.
La ciudad de Magdalena, provincia de Buenos Aires, constituye una de las ciudades
más antiguas de esta región del litoral rioplatense. Esta ciudad, planificada de acuerdo
a las pauta españolas con forma de damero, tiene una plaza central alrededor de la
cual se situaron los edificios más importantes de justicia, administración y religión. La
demolición de la vivienda y los trabajos arqueológicos posteriores en pleno centro de
la ciudad, suscitaron un gran interés en la comunidad local, que espontáneamente se
acercó a manifestar sus inquietudes por nuestro trabajo y sus posturas en relación a la
demolición de las casas antiguas del pueblo.
El objetivo de este trabajo es presentar el sitio urbano y los resultados de los trabajos
arqueológicos y de análisis documental y reflexionar acerca del patrimonio local como
construcción colectiva y la importancia de la comunidad en el proceso de investigación.

Aspectos teórico-metodológicos

La propuesta de la Arqueología del Mundo Moderno confiere el marco general desde


donde se parte, entendiendo a ésta como la disciplina que se encarga de contar la historia
de aquellos grupos que no se encuentran generalmente representados en las fuentes
escritas en las sociedades con escritura. De la misma manera, este área disciplinar
se centra en la conformación del sistema capitalista que comienza con la expansión
europea y en las prácticas sociales que conforman un nuevo orden en el mundo moderno
(Zarankin y Senatore, 2007).
A su vez, este trabajo al enmarcarse en la ciudad, constituye un estudio de la
arqueología urbana, rama de la arqueología que se ocupa de develar e interpretar los
cambios históricos de la ciudad, entendiendo la ciudad como una unidad. Los trabajos
arqueológicos realizados, se pueden considerar de rescate, ya que fueron realizados en
forma rápida y expeditiva ante la emergencia que produjo la pronta construcción de una
nueva vivienda en el sitio. En tal sentido, la labor de los arqueólogos está restringida en
tiempo y lugar, mientras se trata de recuperar aspectos del pasado que de otra forma
se perderían irreparablemente, para que quede disponible para la comunidad como un
recurso cultural (Weissel et al, 2000).
Se considera que la participación de la comunidad es necesaria en el proceso de
investigación, en la construcción del pasado, la valorización del patrimonio, su
preservación y uso sostenible, ya que conocer la valoración social que le otorga la
comunidad a un sitio arqueológico y al pasado constituye la base a partir para proponer
estrategias de preservación a largo plazo (Endere, 2004). Para realizar este trabajo se
propone la integración de tres líneas de evidencia: la arqueológica, las narrativas escritas
y la historia oral (Orser, 2000). En cuanto al trabajo arqueológico, se realizaron sondeos y
una excavación en el predio ocupado por la vivienda, seleccionando diferentes sectores de
la misma (cocina, sala, galería, parque), para luego proceder al análisis de los materiales
recuperados. Para el análisis documental, se ha considerado a los documentos en un
sentido amplio como narrativas escritas, que incluyen también las fotografías, planos
y dibujos además de los textos producidos. En este trabajo el análisis incluye a los
documentos catastrales de la vivienda y a los planos históricos de la ciudad de Magdalena.
García M. S., Paleo M. C. y Pérez Meroni M. - Arqueología urbana de Magdalena... 437

Con esta misma metodología de trabajo se abordaron las investigaciones realizadas en el


año 1999 en el Museo Casa Brenan, ubicado a 50 m. de la plaza central de Magdalena
(Sempé et al., 1999a).
Así también, se realizaron entrevistas semi-estructuradas a antiguos habitantes de la
casa y vecinos de la zona. Se registraron también los comentarios espontáneos informales
de quienes voluntariamente se acercaron a las excavaciones. Se eligió esta técnica, ya
que la consideramos la más apropiada para acercarnos al universo de significaciones de
los actores (Guber 2005).

Resultados

La excavación arqueológica
A posteriori de la demolición de la casa, y previo consenso con los dueños del terreno
acerca de la disponibilidad de tiempo para realizar las tareas, se comenzó con la excavación.
Se delimitó el perímetro de la construcción a los fines de poder identificar la ubicación
de los distintos ambientes de la vivienda, circunscribiendo los muros perimetrales. En la
Figura 1 se presenta el plano de excavación.

Figura 1: Plano de excavación. (S:


sondeos, A-C-G-H: cuadrículas)
438 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:435-444

Posteriormente se realizaron cuatro sondeos en áreas seleccionadas de la vivienda


y su parque y se cuadriculó el terreno a los fines de organizar la excavación. Se excavó
en la antigua cocina de la casa, la sala, la galería y el parque. La excavación se realizó
por niveles artificiales de 0,10 m llegando a una profundidad de 0,60 m. Se excavó un
sector de cimientos próximo a la cocina que mostraba forma de la zapata escalonada y
con ladrillos unidos con argamasa de barro. De acuerdo a la estratigrafía del sitio, se
pudieron identificar diferentes niveles. Un nivel más profundo (nivel 1) ubicado entre
0,40 y 0,60 m con un sedimento muy arcilloso y húmedo color marrón oscuro, al cual
se asocian restos óseos de mamíferos y un agujero de poste. En el nivel 2, entre 0,35 y
0,40 m, no se han registrado hallazgos. Por último un nivel (nivel 3) entre la superficie y
0,35 m, un sedimento castaño, con abundantes restos faunísticos, loza, vidrio y metales.

Análisis de los materiales

Figura 2. Pozo posiblemente de poste, en la cuadrícula H7.

Se presenta un análisis preliminar de los materiales recuperados con el fin de dar a


conocer las características generales del sitio.
García M. S., Paleo M. C. y Pérez Meroni M. - Arqueología urbana de Magdalena... 439

Los materiales del nivel inferior están compuestos por 225 restos óseos que
corresponden exclusivamente a huesos de mamíferos como Bos taurus, Canis familiaris
y en su mayoría Equus caballus. Los mismos se encuentran en muy mal estado de
conservación por el alto grado de humedad. De igual forma se han podido reconocer
las unidades anatómicas que estaban completas correspondientes a dos mandíbulas
de caballos y una de perro, y huesos del esqueleto apendicular. Cabe aclarar que en
el proceso de extracción del material los mismos se han fracturado y disgregado
conformando un gran conjunto de astillas. Los restos óseos no presentan ningún tipo
de marcas de corte o consumo. Asociado a estos huesos se ha encontrado un agujero,
posiblemente de poste, de unos 11 cm de diámetro y 20 cm de profundidad, de paredes
rectas. Esta evidencia de poste, que se presenta en la Figura 2, se encontraba sellada
por el sedimento superior del denominado nivel 2, posibilitando su asociación con los
materiales descriptos anteriormente. Asimismo, dicha estructura se encontró en la zona
donde funcionaba la sala de estar de la vivienda.
En el nivel 3 se recuperó un total de 2630 restos y se efectuó una división por grupos
para trabajar con variables relacionadas con categorías de artefactos para acercarnos a
su funcionalidad, preferencias de consumo, niveles socioeconómicos, entre otros (Weissel
et al., 2000). En la Figura 3 se representa la relación porcentual de los materiales. Cabe
destacar que la vivienda estuvo ocupada casi ininterrumpidamente desde su construcción
hasta su demolición, por lo cual no se ha podido precisar la asignación temporal de
algunos elementos.
Los vidrios conforman un conjunto de 348 fragmentos, de acuerdo a las categorías
se han identificado distintos tipos de recipientes tales como botellas de tipo cilíndrico
y rectangular; frascos medicinales y/o perfumería; no identificados tanto curvos como
planos y otros (Weissel et al., 2000; Camino, 2007).

Figura 3. Total de materiales del Nivel 3 recuperados en el Sitio Araldi.


440 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:435-444

El conjunto de lozas está compuesto por un total de 81 fragmentos, que por su


pequeño tamaño hacen difícil establecer el número mínimo de piezas, así como su forma
y funcionalidad. Se identificó un 14% de loza creamware, un 24% de loza pearlware y un
62% de loza whiteware. Esto ayuda a definir la cronología, ya que la ocupación de la casa
es a partir del último cuarto del siglo XIX (Schávelzon 1991, Camino, 2007). Las lozas
decoradas conforman el 47% del total, entre las que se destacan los motivos paisajísticos
impresos sobre loza whiteware, y los bordes con decoración corrugada y pintada en loza
pearlware. En cuanto a las formas, se identifican platos, tazas y fuentes.
Asimismo, se hallaron fragmentos de un número mínimo de tres recipientes de gres, de
los que no se ha podido identificar su contenido. En el conjunto de materiales cerámicos
se encuentran 11 fragmentos, que remontan entre sí, de un recipiente de pasta color
rosada, con esmalte interno color ocre claro, de gran tamaño, realizado con torno. Así
también se recuperaron fragmentos de macetas de color terracota con vidriados verdes,
marrones y amarillos.
Los metales se caracterizan en su gran mayoría por ser compuestos de tipo férricos,
con estados avanzados de oxidación, lo que hace difícil su clasificación. Resulta notorio el
hallazgo de gran cantidad de clavos de distintos tamaños. Existen además otros elementos
metálicos, que por su coloración verdosa sugiere en su composición la presencia de cobre.
El material zooarqueológico, el más abundante de la muestra, presenta un estado
de conservación regular, debido a la humedad del suelo. Se procedió a la determinación
taxonómica de los especímenes, realizada por el Dr Luciano de Santis (FCNyM). Se
presenta aquí un análisis preliminar. Se identificaron las siguientes especies: Bos taurus
(vaca), Ovis aries (oveja), Sus scrofa (cerdo), Chaetophractus villosus (peludo), Pseudolopex
gymnocercus (zorro gris) y aves de corral e indeterminadas. Se reconoce en el material
óseo marcas de cortes de sierra así como marcas de otros instrumentos cortantes. De
la misma manera, un 31% de los mismos presentan evidencias de distintos grados de
exposición al calor.
Se ha registrado la presencia de un botón monetiforme hallado en la galería de la
vivienda, en el que puede leerse la marca parisina TW&W (Trelon, Weldon & Weill), y en
su anverso tiene la inscripción “Estado Oriental del Uruguay” con el diseño antiguo del
escudo uruguayo. El escudo uruguayo fue modificado en el año 1908, y la denominación
de “Estado Oriental del Uruguay” se utilizó desde la conformación del estado en 1830
hasta su cambio a República en 1919. De esta forma, la presencia de este elemento es
significativa ya que sirve como indicador cronológico.

Análisis documental
Los archivos consultados fueron el Departamento de Catastro de la Municipalidad de
Magdalena y el de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires. El Departamento de Obras
Particulares de Magdalena se incendió en el año 1954, y toda la información de los planos
internos de las casas se ha perdido irreparablemente.
El análisis de la cédula catastral de la vivienda realizada en 1939, aporta valiosa
información y registro fotográfico de la misma. En este documento encontramos un
croquis de la vivienda con sus dimensiones, diferenciando las estructuras cubiertas de las
semicubiertas. Se consigna que la casa era de una sola planta, con cuatro habitaciones,
cocina y baño en un terreno de un cuarto de manzana. El funcionario de catastro, Sr
Alejandro Amoretti, registra en ese momento que la casa “según impresión personal” ha
sido terminada en 1870, y que su estado de conservación es malo. El primer propietario
García M. S., Paleo M. C. y Pérez Meroni M. - Arqueología urbana de Magdalena... 441

es el Señor Casimiro Correa, quien accede a la misma por medio de una donación de la
Municipalidad de Magdalena, a un precio de $1600 en moneda de la época. Heredan esta
propiedad en 1934 Bernardino y Eleuterio Correa y Formigo, siendo este último quien en
el año 1938 compra al otro heredero su parte. Este mecanismo, puede interpretarse como
una estrategia de recomposición patrimonial, muy común en los movimientos de tierra
en la provincia de Buenos Aires para la época (Banzato 2002). Posteriormente, la vivienda
se adjudicará al año siguiente a su mujer, Valentina Monroy de Correa, y a sus 10 hijos.
El otro documento consultado es el Plano de mensura de 1953, en el que los propietarios
realizan la mensura y división del solar. En este momento, la propiedad se divide en 6
parcelas, quedando la casa en la parcela de la esquina, las otras se repartieron entre los
herederos, en la actualidad algunos de sus descendientes, continúan habitando en los
terrenos parcelados.
Con respecto a los planos de la ciudad, se han cotejado las tres trazas existentes
para el siglo XIX. La primera, de 1826, donde el Sr. Saubidet realiza un proyecto
de traza de ejido y planta urbana. Luego, en 1854 Jaime Arrufó, es quien ubica las
construcciones existentes para el momento dentro de un damero regular. En este plano
queda evidenciada la falta de concordancia entre la orientación de las construcciones y el
plano propuesto por él. En ambos planos la vivienda investigada no está consignada; es
recién en 1876, en el plano realizado por Juan Iriondo y Castex, donde figura la misma
junto a la representación de una importante cantidad de otras construcciones.

Subjetividad de los pobladores en torno a la vivienda


y a los trabajos arqueológicos

Las excavaciones arqueológicas generaron en la comunidad una importante


repercusión. La misma se debió en parte a la valoración por el interés de profesionales de
la UNLP por investigar un contexto local. La localización céntrica del predio y la visibilidad
que tenían los trabajos, generó que muchos pobladores se acerquen a manifestar su
curiosidad y su postura frente a las excavaciones. La movilización de la comunidad también
se vio favorecida por la difusión que el canal de cable local realizó de un pequeño corto
acerca del trabajo y una breve entrevista transmitida durante las tareas de excavación.
Estas acciones motivaron y movilizaron percepciones y sentimientos de pesar y nostalgia
vinculados a la demolición de la vivienda. Todos aquellos que se acercaron manifestaron
su desacuerdo por lo sucedido. “Es un desastre lo que hicieron con esa casa. Acá existe
una legislación provincial, pero en este municipio no lo atienden… (…) Acá no hay cultura,
por eso no se conserva. No hay conocimiento” (vecina del barrio). Frases similares fueron
escuchadas una y otra vez a lo largo de los trabajos de excavación.
Luego de las tareas de excavación se realizaron entrevistas en profundidad a aquellos
actores sociales que por su experiencia de vida han tenido una implicancia más cercana
con la vivienda.

“Aay no, la casita que nacimos nosotros, ¿cómo la van a tirar? Y pasamos un día que
íbamos al cementerio y vimos todos los escombros. La veo a Lucy y le digo “¿qué hicieron con
la casita?” y ella me dice que la tuvieron que tirar porque no la podían reciclar y no podían
construir como ellos querían. Le digo: “Ay!, qué lástima, guardame un ladrillo”. A mi te lo juro
me dio, no te digo dolor, dolor, pero vos naciste, te criaste ahí, siempre se vuelve. Pasaron años
de nuestra vida ahí…” (Habitante de la casa en su infancia, en la década del `50).
442 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:435-444

Estas entrevistas también han resultado de utilidad para relevar información en torno
a la materialidad asociada a la vivienda, que permite contrastar e interpretar algunos
aspectos del registro arqueológico: “El piso de la galería era de ladrillos, de los grandes,
colorados, llena de macetas con flores” (Habitante de la casa en la década del `50)
Otro aporte se relaciona con el carácter dinámico de la vivienda que experimentó
diversas modificaciones a lo largo de su historia, cambiando su morfología, sus elementos
constructivos y la funcionalidad de sus espacios:

“El living lo hicieron negocio. Las galerías estaban cerradas, eran pasillos internos que te
llevaban a las piezas. (…) La ventana la sacaron, hasta abajo y ahí hicieron una vidriera hasta
el piso. Era una santería, vendíamos velas, santos, esas cosas” (Habitante de la casa entre
2002 y 2006).

En este proceso de interacción con la comunidad se implementó una charla informativa


acerca de nuestra labor, que fue planificada en forma conjunta con los concejales de la
ciudad. Como acciones derivadas se realizaron dos charlas destinadas a los alumnos de
escuela media.

Discusión

Según las fuentes y la bibliografía consultada, la concentración urbana de Magdalena,


posiblemente se generó entre 1735 y 1765. La primera fecha corresponde al origen de la
Guardia de Atalaya, a cuyo resguardo se habría asentado la población que, de acuerdo a
las reglas de la época, debía ubicarse a una distancia mayor a una legua de la Guardia.
El año 1765 corresponde a la fecha en la que los vecinos solicitan la construcción de una
capilla para que cubra los servicios de la incipiente población (Barba, 1988). La capilla
comienza a funcionar en 1776, y dado que no existe una fundación oficial, se asume
esta fecha como hito fundacional por la historia comunitaria (Sempé et al., 1999b). Este
análisis documental evidencia que para el siglo XVIII era una población agrupada en
torno a la capilla sin planificación previa.
El estudio de los planos antiguos permite realizar un seguimiento del ordenamiento
territorial de la ciudad a partir de los intentos de planificación y el crecimiento de la
población. En este ámbito se ponen de manifiesto las relaciones de poder que se
materializaron en la construcción de la espacialidad urbana de Magdalena, ya que
el paisaje humano es producto y resultado de ese proceso dinámico de dominación y
resistencias (Zarankin, 1999).
En el plano proyectado -pero no implementado- en el año 1826 diagramado por
Saubidet, se observa un amanzanamiento central donde se ubican las principales
instituciones políticas y religiosas alrededor de la plaza y las viviendas de los vecinos
destacados. Hacia fuera un amanzanamiento de mayores dimensiones para la ubicación
de los solares y quintas. En las ciudades proyectadas, existían los solares, como
extensiones de tierra entregadas a los vecinos dentro del espacio urbano de acuerdo a
su jerarquía social. Por fuera, el ejido urbano, conformado por “terrenos de propiedad
municipal destinados a utilizarse en beneficio de la ciudad. Allí se permitía pastar a los
bueyes de labor y las bestias de carga, que fueran propiedad de los vecinos de la localidad,
y servían además de potreros de ceba de los ganados destinado al consumo” (Zambrano
y Bernard, 1980: 28, citado en Ortiz Cardona, 2009). El terreno donde se realizaron las
investigaciones queda situado para este momento en el sector destinado posiblemente a
García M. S., Paleo M. C. y Pérez Meroni M. - Arqueología urbana de Magdalena... 443

actividades productivas para el abastecimiento de la incipiente ciudad. Es así que esta


información sumada a la obtenida de las excavaciones arqueológicas permite postular un
primer momento de ocupación vinculado al nivel 1. Por su parte se ha podido caracterizar
un segundo momento de ocupación (nivel 3) donde la vivienda queda inserta en la traza
urbana en una ubicación central, ocupada en forma ininterrumpida hasta su demolición.

Consideraciones finales

El trabajo arqueológico en el ámbito urbano, ha permitido indagar el proceso histórico


que llevó a la configuración de la actual ciudad, evidenciando los continuos cambios que
ha experimentado y que continúan en la actualidad, comprendiendo así su dinámica
transformación. A través de la integración de los resultados obtenidos, podemos
interpretar los cambios en la ciudad, su crecimiento y las distintas funcionalidades de los
espacios urbanos. Las excavaciones permitieron aproximarnos a distintos usos de este
predio a través del tiempo postulando un momento de ocupación previo a la construcción
de la casa tal vez vinculado a actividades productivas.
Así también, se ha podido identificar un segundo momento de ocupación
correspondiente a la construcción y uso de la vivienda, e interpretar aspectos de la
vida cotidiana de las familias que la habitaron, sus hábitos de consumo, uso de los
espacios y acceso a determinados bienes. En relación a la vivienda la gente construye
su cotidianeidad, así como la construcción de ese espacio revela elecciones, sutiles
imposiciones y experiencias de resignificación. Esta vivienda, analizada como un sitio
arqueológico, enmarcada en la ciudad como un todo, nos posibilita pensar a una familia
como parte de una unidad mayor, el pueblo.
La comunidad reacciona y opina frente a la demolición del edificio, esto es vivido como
una pérdida irreparable para los pobladores, quienes en su mayoría responsabilizan a
los organismos municipales por su falta de regulación en el cuidado y preservación del
patrimonio arquitectónico urbano. La ciudad de Magdalena ha sufrido en las últimas
décadas, particularmente en esta década del siglo XXI, un recambio poblacional
acelerado, sobre todo por la afluencia de personas asociadas a los penales provinciales.
Este crecimiento, generó una demanda habitacional sin precedentes, que no sólo fue
saldada con planes de viviendas oficiales, sino también con la compra y remodelación de
antiguas construcciones del casco urbano por parte de particulares.
La falta de reglamentaciones y ordenanzas que regulen la protección, conservación
y remodelación, genera la pérdida irreparable de elementos patrimoniales importantes
para muchos actores sociales locales. Esta situación nos interpela como profesionales
para trabajar en la articulación comunidad-organismos oficiales-arqueólogos, para la
construcción de estrategias conjuntas que estén acordes al dinamismo de los cambios
de la ciudad, preservando y reconfigurando la identidad del pueblo y su patrimonio
arquitectónico reconocido colectivamente como significativo.

Agradecimientos

A la comunidad de Magdalena por la apertura y predisposición. A los Drs. Luciano de Santis


y Agustín Abba por las determinaciones arqueofaunísticas. A los estudiantes de la FCNyM que
participaron en la excavación: S. D`Abramo, N. Vera, J. Vargas, P. León, D. Bonilla, R. Gambaro, M.
Auge, M. Corbat, F. Alonso, M. Aventín, C. Stumbo, J. Haidar, C. Cazulli, A. Uvietta, N. Ghiani, A.
Martínez, J. Simioli, M. Tosetti. P. Martinez y L. Moro.
444 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:435-444

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:445-451 ISSN 1852-8554

EL PECIO ZÉNCITY DE PUERTO MADERO:


UN PLAN DE CONSERVACIÓN – RESTAURACIÓN A MEDIDA

Tavella, Eva1
Recibido 27 de Febrero de 2013. Aceptado 30 de Marzo de 2013

Resumen
Con la siguiente exposición se quiere dar a conocer el plan de Conservación y Restauración que
se está implementando en el marco de los Proyectos Arqueológicos del Pecio Zéncity de Puerto
Madero (Ciudad Autónoma de Buenos Aires): Medidas de conservación preventiva in situ;
Estudios previos a la intervención en laboratorio; Determinación de prioridades; Propuestas
generales de intervención, etc. Dado lo complejo y excepcional del caso, tanto por la cantidad
de piezas arqueológicas recuperadas como por la variedad de elementos constituyentes de
las mismas; las cuales requieren tratamientos de conservación simultáneamente; se pone
de manifiesto la importancia de establecer un diálogo fluido entre los profesionales de las
diferentes disciplinas afectados al proyecto.
Palabras clave: conservación, restauración, interdisciplina

Abstract
In the following discussion is to raise awareness of the conservation and restoration plan is
being implemented under the projects Zencity´s shipwreck of Puerto Madero (Buenos Aires
City): preventive conservation measures in place; Studies prior to intervention in laboratory
Prioritization, general intervention proposals, etc. Given the complexity and exceptional case,
both the quantity of recovered archaeological and variety of constituent elements thereof,
which require conservation treatments simultaneously, it highlights the importance of
establishing an ongoing dialogue between professionals the different disciplines involved in
the project.
Key words: conservation, restoration, interdisciplinary

Introducción

Ante todo, es importante destacar la preocupación expresada, desde un primer


momento, por los directores responsables del proyecto, en lo que se refiere a la conservación
y restauración de los hallazgos (tanto de los ya efectuados como de los potenciales).
Esto, que debería constituir una obviedad, es sin embargo, casi una excepción; ya
que la mayoría de los equipos arqueológicos no otorgan cabida a las intervenciones
del conservador restaurador si no una vez que los artefactos arqueológicos ingresan a
depósito, es decir: cuando ya fueron exhumados y analizados por los arqueólogos y éstos
los dejan en un segundo plano por que ya obtuvieron de los objetos la información que
esperaban extraer.
En realidad el conservador restaurador debería estar presente desde el momento

1
DGPeIH. CABA. Proyecto el pecio de Zéncity
446 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:445-451

en que se concibe la excavación arqueológica, planificándola junto con el arqueólogo,


asesorando e implementando medidas preventivas (indirectas o directamente sobre
los objetos hallados) durante las excavaciones; de modo tal que se evite pérdida de
información irrecuperable.

Desarrollo

Este pecio y los artefactos que lo integran presentan unas características tales que lo
convierten en un caso complejo. Para empezar, el hecho de haber sido encontrado durante
los movimientos de tierras de una construcción supuso una importante limitación en
cuanto al tiempo disponible para excavar (ya es sabido que la escasez de tiempo es un
factor intrínseco a todo yacimiento o sitio arqueológico urbano).
En cuanto a la Conservación-Restauración propiamente dicha, se decidió considerar
este aspecto globalmente, entendiendo a todo el conjunto arqueológico como una
unidad (y no como parcialidades aisladas según diversos criterios). Esto es plenamente
acertado, ya que todas las piezas son parte de un único escenario, y sería un error
descontextualizarlas (total o parcialmente) del resto del hallazgo a la hora de intervenir
para su conservación, ya que todas están interrelacionadas y cada una puede aportar
información útil aplicable al tratamiento de las demás.
En segundo lugar, esta decisión implica que debe tenerse en cuenta a la vez desde
los grandes objetos (que podríamos considerar “inmuebles”) como las estructuras
de madera de la construcción naval, o los cañones, cuyas dimensiones dificultan su
manipulación; hasta los objetos de pequeño tamaño, fácilmente manipulables, pero
cuyas microestructuras pueden resultar altamente vulnerables al deterioro en breves
lapsos de tiempo, y que (por sus pequeñas dimensiones) requieren de una minuciosidad
y un accionar muy puntuales (como, por ejemplo, la adhesión de craqueles de vidriado
cerámico desprendidos).
En cualquier caso, cabe aclarar que la materialidad de los objetos, así como sus
procesos de deterioro, son (y deben ser) tenidos en cuenta y estudiados a nivel molecular
(independientemente de las dimensiones del artefacto).
Como tercer factor de complejidad, podemos señalar la gran cantidad de piezas que
conforman este conjunto arqueológico; la gran variedad de materiales constitutivos de
las mismas (con la consiguiente variedad de problemáticas a resolver desde el ámbito de
la conservación restauración); y el alto grado de fragmentación de la mayoría de ellas.
En cuanto a la variedad de materiales, tenemos casos que, a su vez, presentan más
de un material conviviendo en un mismo objeto (en las fotos siguientes, madera y hierro
en la estructura del barco; cerámica y cuerda en el cuello de una botija), lo cual añade
un plus de complejidad, ya que un tratamiento puede ser necesario para uno de los
materiales pero perjudicial para el otro.
Ante la diversidad de problemáticas existentes, se establecieron las siguientes pautas
y criterios generales:

Conservación preventiva

Durante la excavación se tomaron medidas elementales de conservación preventiva,


tales como –evitar la radiación solar directa sobre el sitio y sobre los restos en proceso
de exhumación; humectar toda el área afectada al yacimiento, y colocar elementos que
Tavella E. - El Pecio Zéncity de Puerto Madero: un plan de conservación... 447

retengan la humedad en los casos necesarios y en que fuese posible.


De este modo se logró amortiguar las oscilaciones en los niveles de humedad,
temperatura y radiaciones infrarroja y ultravioleta.
Los altos índices de humedad en un ambiente notablemente más cálido que el del
enterramiento (15º C más, estimativamente), hizo necesaria la aplicación de un biocida
para evitar la proliferación de microorganismos.
Una vez recuperados los objetos y fragmentos sueltos, se extrajeron del yacimiento los
restos de la estructura de madera (y clavos) del barco. Éstos fueron trasladados a un lugar
protegido para efectuar un reenterramiento controlado. Es decir; se volvieron a enterrar
en condiciones ambientales similares a las que lo conservaron por tantos años, en un
lugar delimitado y conocido, sin posibilidad de libre acceso para la gente en general, y con
la implementación de un sistema de testeo y monitoreo de las variaciones posibles en las
condiciones ambientales. De este modo, si se registran valores de humedad, temperatura,
etc. que puedan producir deterioro, existirá la posibilidad de propiciar las modificaciones
necesarias para evitar dicho deterioro.

Trabajo en laboratorio

Lo primero que se hizo en laboratorio fue una clasificación previa de las piezas
halladas, según su naturaleza material y según la ubicación topográfica de procedencia
por trinchera en el yacimiento.
Esto es útil para el arqueólogo/a, pues le organiza el futuro estudio de las piezas y
una clasificación más pormenorizada; y para el restaurador/a ya que supone un primer
“vistazo”, una toma de contacto con el material existente, para ir incorporando “qué”
tenemos, “cuánto”, y “en qué estado”!
De estas observaciones preliminares, se decide establecer prioridades en base a
diferentes criterios:
En general, los materiales más susceptibles de sufrir deterioros son los de naturaleza
orgánica. Y de entre ellos, en nuestro caso, la cabullería (cabos, sogas, etc.) y la madera
son los más débiles: se decide darles prioridad.
La misma prioridad merece el hierro, dentro de los inorgánicos, por presentar procesos
de corrosión activa.
Posteriormente, se decide priorizar de entre las cerámicas, una de pasta muy delgada
y, por ende, muy fragmentada, a fin de facilitar su identificación, origen, datación, etc.;
ya que el grado de fragmentación en que se encuentran estas piezas impide presumir su
morfología y tipología. (En este caso el criterio responde a una necesidad de avanzar con
la investigación histórica en general).
Pero al decidir estas prioridades no dejamos de lado a los demás objetos/materiales;
ya que todos deben ser atendidos simultáneamente.

El Momento Metodológico

A partir de esta instancia, comienza en el laboratorio lo que en Restauración-


Conservación denominamos “Momento Metodológico”. Éste consiste en efectuar todas
las observaciones (minuciosas), análisis, estudios, investigaciones, pruebas, etc. a
nuestro alcance que nos lleven a determinar las características propias de cada material,
su estado de conservación, las causas de deterioro, su posible trayectoria a través del
448 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:445-451

tiempo, etc. Todo esto, a su vez, nos permitirá realizar un diagnóstico de cada caso. Y
en función de ese diagnóstico podremos arribar a diferentes Propuestas de Tratamiento,
planificadas para caso en particular.
Todos los datos obtenidos durante el Momento Metodológico, y durante la
implementación de los diversos tratamientos, deben ser registrados permanentemente
(por medio de anotaciones, fotos, croquis, dibujos, gráficos, etc.). Con ellos se elaborarán
Informes Técnicos que deben acompañar siempre a las piezas a que se refieren.

Para concluir

Se hace necesario destacar la importancia del trabajo en equipo, y del diálogo


interdisciplinario. Muchas veces los arqueólogos desconocen la medida en que se puede
rescatar información histórico-tecnológica de los objetos mediante la intervención
del restaurador. A su vez, para el restaurador es mucho más certero abordar una
intervención cuando conoce de cerca los objetivos del arqueólogo, y cuando tiene acceso
a la información que éste va obteniendo desde su accionar específico. Pero también otras
disciplinas, partícipes en todo proyecto arqueológico y de restauración conservación
deben estar presentes en este intercambio (historiadores, químicos, geólogos, ingenieros,
biólogos, etc. etc.) El diálogo debe constituir un intercambio fluido en beneficio de la labor
de cada especialista en su disciplina y, en definitiva, en beneficio del proyecto común.

Imágenes
Tavella E. - El Pecio Zéncity de Puerto Madero: un plan de conservación... 449
450 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:445-451
Tavella E. - El Pecio Zéncity de Puerto Madero: un plan de conservación... 451

Bibliografía

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:453-461 ISSN 1852-8554

METODOLOGÍA PARA UNA APROXIMACIÓN A LA APROPIACIÓN


ARTEFACTUAL DE LOS ESPACIOS DE OFICINA EN RELACIÓN A LA
IDENTIDAD

Mauricio Fernández Vivas1


Recibido 27 de Febrero de 2013. Aceptado 30 de Marzo de 2013

Resumen
Parte significativa de los estudios sobre la interacción entre cultura material e identidad se
han concentrado en el análisis del espacio habitacional y sus objetos, dejando por fuera otros
contextos donde se construyen, negocian y concretan distintas relaciones de identidad, como
es el caso del espacio laboral. Nuestra intención es presentar una aproximación metodológica
desde los estudios de cultura material contemporánea enfocada particularmente en los
espacios de oficina. Para ello, expondremos las nociones teóricas y metodológicas utilizadas
en este estudio a fin de comprender la relación entre cultura material, sujeto e identidad en
función de la creación de territorio.
Palabras claves: Cultura material, Territorio, Identidad, Apropiación, Oficina.

Abstract
A significant amount of studies centered on the relationship between material culture and
identity have been focused in the study of the home space and its objects, ignoring other
contexts where different identities are built, negotiated and materialized, as is the case
with the work place. Our intention is to present a contemporary material culture studies
methodological approach, focused on the office space. In that manner, we will render the
theoretic notions and methodologies implemented in our study as a mean to comprehend
the relationship between material culture, subject and identity in relation to the creation of
territories within the work place.
Key words: Material Culture, Territory, Identity, Appropriation, Office.

Introducción

Los estudios sobre cultura material contemporánea abarcan diversos ámbitos de la


cotidianidad humana, desde salas en los hogares (Woodward: 2001; Money: 2007; Miller:
2008), hasta supermercados (Bath, 1981), tiendas (Allen-Wheeler: 1981; Cleghorn: 1981)
e inclusive los depósitos de basura (Rathje y Murphy: 2001), en búsqueda de rol que
tienen los objetos dentro de la sociedad. Aun así, todavía permanecen inexplorados
muchos espacios dentro de la extensa y compleja cotidianidad cultural humana; es por
ello que hemos decidido centrarnos en un contexto poco abarcado dentro de los ámbitos
de la arqueología y la antropología, el espacio de oficina.
La expresión de propiedad que pueda tener un trabajador sobre su estación de
trabajo, como cualquier otra relación de pertenencia, está basada en el establecimiento
y aceptación consensual de asociaciones entre individuos y lugares particulares por

1
Universidad Central de Venezuela.
Venezuela. Caracas. (0414) 233 8575. [email protected]
454 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:453-461

los demás usuarios del contexto (Kärrholm 2007), los cuales reconocen el dominio y
propiedad de un oficinista como un hecho, sin considerar realmente su legalidad,
debido a que forma parte del acuerdo social respecto a la pertenencia y control sobre
los espacios. Estas asociaciones no reflexivas se crean a través de la apropiación de los
espacios, mediante conductas territoriales como tácticas de construcción, alteración, uso
y disposición de la oficina privada o cubículo de manera perceptible para quienes hacen
uso común de los espacios laborales en los cuales se encuentra el puesto de trabajo
(Altman: 1975; Kärrholm: 2007).
Nuestra investigación pretende explorar las modalidades de apropiación artefactual
de los espacios de oficina, en particular la que es realizada a través de marcadores
que establecen identidad. Cabe acotar que dichos demarcadores funcionan como
herramientas sociales (White, 1982) capaces de mediar simbólicamente la identidad y
con ello formalizar la pertenencia y apropiación de un oficinista sobre un espacio, dentro
del lugar de trabajo. Por lo cual sirven como elemento de estudio para analizar la relación
entre territorio, materialidad e identidad.
La metodología comprendida en este artículo, fue elaborada a fin de implementarla en
la recolección y estructuración de la data requerida para llevar a cabo la investigación.
Debido a las limitaciones que conlleva trabajar en un espacio activo como lo es una
oficina, y la ausencia de antecedentes que compaginasen con la propuesta investigativa;
nos vimos en la necesidad de desarrollar nuestra propia aproximación para adaptarla a
las posibilidades y limitaciones que nos presentaron las muestras, optando por lo más
viable a fin de obtener acceso a los espacios de trabajo sin sacrificar los intereses de la
investigación.

Construcción inicial

Para elaborar la metodología consideramos esencial realizar una revisión de los


conceptos claves que enmarcan el estudio, a fin de crear estrategias posibles para la
recolección y análisis de los datos a partir de estas definiciones y sus implicaciones
en la realidad de los sujetos y su cultura material. Los términos empleados fueron los
siguientes:

Identidad
Comprende el conjunto de significados que los sujetos se atribuyen a sí mismos
desde las categorías ó roles establecidos socialmente. Estos se encuentran fuertemente
influenciados por las expectativas aprendidas del entorno acerca de cómo uno debe
conducirse; de manera que los individuos poseen múltiples identidades las cuales
varían según lo que se espera en determinado contexto u ocasión a lo largo de sus vidas
(Stedman: 2002; Muñoz: 2005)

Territorio
Es el lugar que construye el oficinista dentro del puesto de trabajo mediante su
apropiación. Dicho espacio es un acto social delimitado materialmente, que requiere ser
constantemente producido y reproducido mediante el control de conductas, personas y
objetos, a través de estrategias socialmente construidas. Todo ello con el fin de establecer
un control sobre el territorio creado de forma temporal o permanente (Altman, 1975).
Estas estrategias de control son definidas como conductas territoriales y funcionan a
Fernández Vivas M. - Metodología para una apropiación artefactual de los espacios... 455

manera de “mecanismos de regulación que involucran la personalización o demarcación


de un lugar u objeto, y que a su vez comunican esta apropiación por parte de una
persona o grupo” (traducción nuestra) (Altman, 1975:107).
La investigación, se centro principalmente en la demarcación identitaria, definida por
Brown (2008: 2) como “la acción deliberada de decorar o modificar un objeto por su dueño
para reflejar su identidad…sirviendo la función de permitir a los individuos construir y
expresar sus identidades a sí mismos y a otros mediante la posesión de objetos en el
lugar de trabajo” (traducción nuestra)
Siguiendo este orden de ideas, el puesto de trabajo estará asociado no sólo al oficinista
como pertenencia, sino que también será reflejo simbólico de la persona, ya que para
manifestar a los otros (demarcación) la presencia de un espacio que existe como dominio
exclusivo, se requiere de la incorporación de los elementos que remitan a dicho sujeto
(personalización) y lo identifiquen.
Particularmente, no es de nuestro interés observar la eficacia de estas barreras
territoriales o sus razones, sino la manifestación de las mismas de forma artefactual y
sus modalidades en relación a la identidad.

Cultura material
Son aquellos utensilios materiales portadores de significados múltiples asignados por
los agentes sociales, de manera particular y colectiva, que funcionan dentro de contextos
simbólicos que transforman y a la vez son transformados por estos (Hodder, 1992). Para
entender mejor la condición simbólica que posee la cultura material la dividiremos en dos
conceptos complementarios: artefacto y objeto.
Los artefactos existen como construcciones materiales o alteraciones sobre un cuerpo
físico extrasomático que poseen un carácter tanto material como simbólico asignado
socialmente por aquellos sujetos que los elaboran e interactúan con ellos (Hodder, 1982).
Por otra parte, el objeto representa la capacidad comunicativa de la cultura material,
la cual existe únicamente a partir de la lectura que hacen los individuos del mismo,
indiferente de los significados atribuidos por su creador o dueño. Es por ello que el objeto
es incapaz de transmitir un significado que no se encuentre dentro del repertorio de
asociaciones simbólicas de quienes lo observan, sean estos capaces o no de identificar
correctamente lo que se desea expresar en dichos artículos materiales (Elsbach, 2006).
La cultura material como artefacto juega un rol prominente al momento de demarcar
espacio, ya que investidos de significados, estos objetos dan la cara por su propietario
y modifican el paisaje de la oficina, haciendo evidentes el cúmulo de identidades de
su dueño, quien los expone con la intención de reflejar significados particulares que
asignados y asociados al artefacto le permiten constituir su lugar. Es así, que los miembros
de una sociedad al identificarse y ser identificados con ciertos significados asociados a
símbolos, buscan representarse como es esperado de ellos o como les gustaría ser vistos
mediante el uso de éstos, permitiéndoles manipular los contextos sociales para poder
establecer relaciones de intercambio factibles entre los miembros de un grupo (Goffman:
1959; Navarrete: s/f)
De manera que un objeto incorporado a la oficina no solo será reconocido como
foráneo, y propiedad de alguien dentro de dicho lugar, sino también identificado bajo
códigos culturales particulares que remitirán al posible dueño y sus características.
Esto convierte a la cultura material en un fuerte indicador de categorías socioculturales
expuestas públicamente para ser reconocidas por los otros, a la par de ser indicadores
456 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:453-461

de apropiación espacial.

Estrategias de levantamiento de información

Una vez definidos los conceptos claves y el fin de nuestra investigación, procedimos a
establecer las estrategias de aproximación al estudio mediante la definición de la muestra
y las siguientes herramientas metodológicas:

Muestra
Para la elección de la muestra que servirá a este estudio se decidió seleccionar
un total de dos instituciones que perteneciesen a ramos diferentes, a fin de obtener
datos de distintas culturas organizacionales. Además, cada muestra debía incluir
en la configuración de sus espacios oficinas privadas y cubículos, los cuales podían
ser individuales y compartidos, a fin de ver la expresión de diversas modalidades de
apropiación en relación a la presencia continua de otros o un mayor nivel de privacidad.
La cultura material considerada está conformada por aquellos artículos no
institucionales que puedan ser considerados como objetos incorporados por cada
oficinista a su puesto de trabajo individual, ya sea por adquisición propia u obtenidos a
razón de terceros.
Por otra parte, la cantidad de oficinistas será un factor flexible, pues se deseaba
trabajar con un número similar de empleados en cada institución, preferiblemente mayor
a diez e inferior a veinte para cada contexto, y así abarcar un número prudente sujetos
y de objetos.

Datos Personales
Considerando la centralidad que tiene la identidad en la creación de territorios así como
nuestra elección de una escala enfocada en la apropiación individual, se recolectaron
datos personales específicos de los oficinistas, con el fin de compararlos al resto de la
data y buscar paralelismos en sus estilos de apropiación.
La ficha de catalogación utilizada para los oficinistas comprende las siguientes
categorías: Compañía, Departamento, Número de Estaciones, Tipo de estación, Edad,
Sexo, Cargo, Nivel de instrucción alcanzado y Profesión.
Los territorios requieren de un sentimiento de apego así como un continuo
mantenimiento para establecerse (Brown, 2008), por lo cual decidimos considerar la
cantidad de tiempo transcurrido desde la graduación, contratación y asignación del
puesto de trabajo hasta el momento de la entrevista como dato. De esta manera, se podría
observar posibles relaciones entre cantidad y tipo de apropiación y si las mismas eran
producto de la estadía en un mismo puesto o en la institución de manera prolongada.

Entrevista
Para comprender las relaciones que establecen los sujetos con su espacio laboral
particular y los objetos incorporados por ellos se desarrolló un guión de entrevistas
semi-estructurado de respuestas abiertas con un total de diecinueve ítems. Con ello
intentamos proveernos de una comprensión general de factores que puedan afectar la
forma de personalización, basándonos en el nivel interacción con otros individuos, acceso
a la privacidad, valoración del espacio, territorio y cultura material incorporada.
Registro Fotográfico
Fernández Vivas M. - Metodología para una apropiación artefactual de los espacios... 457

El ambiente de tipo laboral presenta limitaciones para la observación directa, así que
se realizó un levantamiento fotográfico de los puestos de trabajo y artefactos presentes
para poder analizarlos detenidamente en sus contextos sin la necesidad de estar dentro
de la oficina.

Catalogación
Desarrollar un sistema de catalogación viable y útil en una investigación requiere
saber ¿qué es lo que se desea conocer? y ¿cuáles son las limitaciones básicas de la
muestra? En el caso de ésta investigación el propósito es identificar las modalidades
de apropiación vinculadas a las identidades de los sujetos, por lo cual categorías como:
materia prima, diseño, origen y dimensiones no aportarían información directa sobre
la identidad. Esto sumado a la extensa variabilidad y cantidad de objetos presentes en
algunos espacio convertirían la catalogación en una tarea que sobrepasa las exigencias
de esta investigación. Por esta razón, se optó por catalogar los objetos no por medio
de sus características particulares, sino por cómo los sujetos disponen de los mismos
mediante su ubicación en el espacio, uso probable y relaciones de significado posibles.

Categorías de Catalogación

Ubicación y Visibilidad:
Remitiéndonos a la condición social del territorio y la necesidad de indicadores de
apropiación en un espacio particular para constituirlo (Altman, 1975), podemos suponer
que la visibilidad artefactual juega un papel importante. El objeto hace obvia y material la
apropiación al ser colocado a manera de hito en el lugar de oficina, al mismo tiempo exalta
la noción de propiedad que ya posee el oficinista sobre el espacio asignado y la expone a
los demás individuos que lo transiten (Criado, 1999). Por consiguiente, la distribución y
nivel de visibilidad artefactual nos permitiría indicar el límite de la apropiación individual
así como la voluntad de marcar un espacio.
Para esto, se implementaron cinco categorías construidas a partir de la ubicación
del asiento del oficinista y el rango visual del empleado, siendo la silla en sí la primera
categoría (1), el espacio directamente enfrente al oficinista la segunda categoría (2), el
espacio del mesón de trabajo en general la tercera categoría (3), el espacio dentro del
rango visual directo del sujeto por encima del nivel del mesón como la cuarta categoría
(4), y finalmente todo espacio distante y fuera del alcance visual directo del oficinista
como la quinta categoría (5).

Uso y Estadía:
Los objetos presentes en los puestos de trabajo pueden tener dos usos potenciales no
mutuamente exclusivos: decorativo e instrumental. Los decorativos remiten directamente
a los juicios y valores estéticos personales de sus dueños, por lo cual son demarcadores
territoriales más fuertes; mientras que los artículos instrumentales aunque puedan ser
reconocidos como propios de un individuo, satisfacen necesidades operativas y pasan
desapercibidos con mayor facilidad. La preponderancia de una categoría sobre otra
podría identificar la tendencia hacia una apropiación más expresiva o reservada.
Altman (1975) establece que los territorios pueden ser transitorios o permanentes, y
por ello requieren de una demarcación continua para mantenerse. Por lo tanto, la estadía
de un objeto en el puesto de trabajo de forma temporal o estable le permite al oficinista
458 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:453-461

determinar su espacio de manera intermitente o continua. Ahora bien, la presencia de


artículos de ambos tipos, siempre que sean identificados como personales, señalaran
la apropiación del mismo a terceros, consecuentemente la frecuencia de una u otra
determinarán modalidades de apropiación particulares.

Imagen (1): áreas de ubicación

Contenido:
Los significados particulares asociados a la cultura material siempre han eludido a los
investigadores, pues no existe forma indirecta de conocer lo que los individuos sintieron,
pensaron o creyeron de sus artefactos sin preguntarles. Aun así, la aproximación a
Fernández Vivas M. - Metodología para una apropiación artefactual de los espacios... 459

los estudios sobre cultura material parten de una noción de contenidos y significados
asociados a los artefactos culturalmente, de forma tal que la cultura material en su función
de objeto permite al observador emitir un juicio basado en su lectura del significado del
mismo, sea esta acertado o no (Elsbach, 2006). Esto aplica particularmente en el caso
de la apropiación artefactual, donde la capacidad para reconocer la presencia de otro y
quién pueda ser ese otro a través de sus artefactos es lo que permite la creación efectiva
de territorios. Por ello se consideró importante incluir la percepción del investigador como
dato débil (Criado, 1999) a fin de explorar las posibles relaciones de identidad entre los
artículos incorporados y sus dueños. Cabe acotar que los resultados de esta recolección
no serán comparados con el resto de la data si no analizados individualmente debido a
su naturaleza subjetiva.
Las categorías que definimos como nexo fueron seleccionadas a partir de los rasgos
diagnósticos más comunes para identificar a un individuo: género, estatus social,
intereses o aficiones personales, vínculos familiares o de amistad, vínculos grupales
como nacionalidad, etnia, religión, partido político y la profesión del sujeto. Por último se
incorporó también la categoría “indefinido” para poder cuantificar los objetos que no se
adscribiesen a ninguna de las opciones anteriores.

Encuesta
Aún si contáramos con la posibilidad de inferir ciertos significados atribuidos social y
culturalmente a un objeto de manera general, es en los significados particulares otorgados
por los oficinistas que yace la razón de su presencia en el lugar de trabajo. Por esta razón
decidimos incorporar a nuestra investigación una encuesta de carácter cualitativo que
nos permita ver las tendencias en la cultura material a partir de la repetición de ciertas
categorías de identidad elaboradas por nosotros.
La encuesta contó con cinco categorías de origen, cuyo propósito es identificar la vía
de entrada de los objetos al espacio del sujeto. A estas cinco categorías se agregaron
once subcategorías complementarias enfocadas en relaciones de identidad con otros,
consigo mismo y única al objeto, no mutuamente exclusivas. Por ejemplo, de diez objetos
obtenidos como regalo, tres podrían ser conmemorativos mientras que el resto no, así
como un mismo objeto podría ser considerado emblemático y estético a la vez.
Aunque la cultura material presente en las oficinas ha sido apropiada y se encuentra
fuera del sistema de intercambio y adquisición, el origen de la misma nos puede
proporcionar información sobre las razones por las cuales forma parte de los objetos
personales de los oficinistas. Objetos que hayan sido adquiridos mediante terceros , como
son has herencias y regalos, remiten y dependen directamente a una identidad vinculada
a otra persona; mientras que aquellos artículos que provienen de cuenta propia, como
los comprados, los encontrados fortuitamente y los elaborados por los propios oficinistas,
refieren a significados que los sujetos deciden valorar por cuenta propia.
Las once subcategorías complementan la investigación proveyéndonos datos acerca
de las posibles razones más comunes por la que los objetos se encuentran presentes.
Consideramos tres modalidades de uso para crear las categorías a priori: artículos que
brinden información directa sobre los oficinistas, como sus gustos, ideales, estética o
nociones de sí, que aludan a terceros con quienes se tengan vínculos familiares, amistosos
o responsabilidades y finalmente aquellos que posean un uso práctico para llevar a cabo
una actividad.
460 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:453-461

Conclusiones

Nuestra aproximación metodológica se baso principalmente en el análisis de los


conceptos claves que enmarcaban nuestra investigación y su conversión a estrategias
posibles en consideración de las particularidades de la muestra. La ausencia de
investigaciones previas, particularmente cuando se explora un espacio relativamente
relegado como las oficinas, permite poner a prueba nuevos métodos y enfoques para la
compresión y análisis de la cultura material, abriendo puertas a avances y desaciertos
que nutren los estudios relativos a la cultura material y nos acercan a la comprensión de
los contextos de trabajo en los espacios urbanos.

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CONCEPCIONES SOBRE EL PATRIMONIO URBANO DE LA


CIUDAD DE MAGDALENA. EXPERIENCIA DE CONSTRUCCIÓN
PARTICIPATIVA

Paleo, María Clara1; Pérez Meroni, Mercedes1; García, María Soledad1 y 2; Day
Pilaría, Fernanda1; Ghiani Echenique, Naiquen1 y Gambaro, Rocío1
Recibido 27 de Febrero de 2013. Aceptado 30 de Marzo de 2013

Resumen
La ciudad de Magdalena, provincia de Buenos Aires, constituye una de las ciudades más
antiguas de esta región, planificada siguiendo las leyes españolas, con forma de damero
donde alrededor de una plaza central se encuentran los edificios más importantes de justicia,
administración y religión. Una importante cantidad de construcciones de mediados del siglo
XIX son testimonios de su historia. El objetivo del trabajo es analizar la versión gubernamental
sobre la concepción y tratamiento del patrimonio urbano y compararla con la visión de la
comunidad. La existencia de un circuito histórico oficial conformado por construcciones
seleccionadas como significativas es el punto de partida para indagar las concepciones que
sustentan estas elecciones. Se ha realizado un relevamiento fotográfico y documental de
construcciones del siglo XIX e implementado entrevistas a diferentes actores. Se pretende
involucrar y comprometer a la comunidad y autoridades con el trabajo arqueológico y la
valoración y preservación patrimonial.
Palabras clave: patrimonio urbano; comunidad local; Magdalena; conservación y
preservación.

Abstract
The city of Magdalena, province of Buenos Aires, is one of the oldest cities in this region,
planned following the spanish laws, divide into squares where around a central plaza are
the most important buildings of justice, administration and religion. A significant amount of
constructions of mid 1800s are evidence of its history. The objective of the work is to analyze
the government’s version on the design and the treatment of urban heritage and compare it
with the vision of the community. The existence of an official historic circuit conformed by
significant elected buildings are the starting point for investigating the concepts that underlie
these elections. There has been a photographic and documentary prospection of constructions
of the nineteenth century and have been implemented interviews with various actors. It aims
to involve and to compromise the community and authorities with the archaeological work
and the valuation and patrimonial preservation.
Key words: urban heritage, local community, Magdalena, conservation and preservation.

1
Laboratorio de Análisis Cerámico, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional
de La Plata. 64 e/ 119 y 120. La Plata. 1900. Te: 0221-4249049.
2
CONICET.
[email protected]
464 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:463-470

Introducción

La ciudad de Magdalena, provincia de Buenos Aires, constituye una de las ciudades


más antiguas de esta región del litoral rioplatense. Si bien su fecha de fundación es
incierta y no hubo una fundación oficial, se considera como hito fundacional el año en
que cambia la jerarquía de la capilla y se promueve a parroquia, siendo 1776 la fecha
que asume la historia comunitaria (Sempé et al. 1999). La fundación de la capilla puso
los cimientos de la futura ciudad de Magdalena debido a que nucleaba a su alrededor a
los habitantes de la campaña. Previo a la conformación del poblado existen menciones
sobre Magdalena que datan de 1611 cuando se conforma el “Pago de la Magdalena” cuya
extensión, al momento de su conformación, abarcaba desde el Riachuelo por el norte
hasta el límite natural del Río Salado por el sur y suroeste (García Belsunce, 2003). Es, por
este motivo, que algunos autores consideran que la colonización de Magdalena comienza
con el reparto de tierras de Garay (1580-82), sin considerar la diferencia existente entre
la creación del pago y la conformación del pueblo.
Magdalena, como otras tantas ciudades de América hispana se planificó siguiendo
las Leyes de Indias, con forma de damero con una plaza central alrededor de la cual
estaban situados los edificios más importantes de justicia, administración y religión.
La distribución de la población en la ciudad también estaba regulada, de forma tal que
vecinos o ciudadanos, y habitantes, se asentaran en diferentes áreas (Funari, 2000).
Esta ciudad, a lo largo de su historia, se ha constituido en un espacio donde se reúnen
vestigios de diferentes tiempos, producidos por diferentes grupos que reflejan procesos
de selección y destrucción. Una importante cantidad de construcciones de mediados del
siglo XIX y otras aún más antiguas son testimonios de la historia del pueblo. En relación
a las investigaciones arqueológicas que se desarrollan en el partido de Magdalena sobre
la dinámica poblacional e interacción social, se ha realizado un relevamiento fotográfico
y documental de construcciones del siglo XIX dentro del casco urbano. A partir de dichas
actividades y vinculado con excavaciones en dos viviendas de este período se ha propuesto
analizar el significado que este conjunto de construcciones tiene para la comunidad.
El objetivo del presente trabajo es analizar y comparar la concepción y tratamiento del
patrimonio urbano por parte del gobierno municipal con la visión de la comunidad. Así
también, reflexionar sobre la práctica arqueológica en contextos urbanos donde se ponen
de manifiesto en forma más clara las relaciones de poder y tensiones que entrecruzan
nuestra práctica. La existencia de un circuito histórico donde se han seleccionado
determinadas construcciones como significativas resulta de interés como punto de
partida para indagar las concepciones que sustentan estas elecciones.

Marco teórico-metodológico

La práctica arqueológica implica entre sus fines la comunicación de sus producciones


al ámbito comunitario por fuera de la esfera científica. De este modo, la función social
del profesional universitario se ve plasmada al conferirle sentido de apropiabilidad
social a este conocimiento producido. Este proceso de interacción e intercambio sitúa al
conocimiento producido en las investigaciones arqueológicas en el ámbito del patrimonio
cultural, en el sentido que, se considera que es la comunidad la que debe realizar el
proceso de patrimonialización del nuevo conocimiento. A partir del reconocimiento de los
valores y bienes que la comunidad selecciona como propios, se podría producir la síntesis
Paleo M. C. et al - Concepciones sobre el patrimonio urbano de la ciudad de Magdalena... 465

simbólica que le confiere valor identitario al patrimonio cultural (Iniesta i González 1990).
Dado que el patrimonio cultural no es espontáneo, sino que, muy al contrario, es parte
y resultado de la interacción del hombre con sus semejantes y con su entorno, es un
artificio de su creación, y por tanto, reversible y dinámico, la participación comunitaria
se torna fundamental (García López, 2008). Se concibe que el patrimonio es construido y
manipulado históricamente, y contribuye a la salvaguarda de la memoria colectiva y de
la común identidad cultural. Como hecho de carácter social, el patrimonio se organiza
en función de determinantes políticos, sociales, ideológicos y económicos encontrando su
origen en las interrelaciones plenamente sociales (Cuenca, 2004).
El patrimonio cultural en la zona ha sido abordado por parte de este grupo de trabajo
desde distintas perspectivas, una de ellas en el ámbito de la arqueología urbana, se
ha propuesto investigar sobre la vida cotidiana durante el siglo XIX. De este período
se conservan varias construcciones de interés de las cuales se ha trabajado sobre una
posta conocida como Posta de Aguirre y dos viviendas: el Museo Brenan y recientemente
la casa Araldi. La excavación de este último sitio generó una interesante respuesta de la
comunidad que se vio movilizada por las actividades. Dado que la excavación se realizó
en el terreno que ocupaba la casa demolida, situado en una esquina bastante transitada,
la visibilidad que adquirieron estas tareas sirvieron de disparador para que la gente se
acerque y pregunte sus inquietudes.
En el marco de estas actividades se procedió a realizar un relevamiento fotográfico
de las construcciones más antiguas de la ciudad, y a documentarlas partiendo de la
información del catastro municipal. Este trabajo, se centra en las construcciones que
forman parte del circuito histórico, por considerarlo una propuesta oficial de los bienes
patrimoniales del pueblo.
Otro corpus de información utilizado fueron las entrevistas realizadas a personal
municipal y a la comunidad en general. Se considera que “la entrevista es una de las
técnicas más apropiadas para acceder al universo de significaciones de los actores” (Guber
2005: 203). El personal municipal entrevistado se seleccionó en función de su intervención
en la creación y diagramación del circuito histórico. Así también, se realizaron entrevistas
semi estructuradas a algunos habitantes de Magdalena. Se registraron los comentarios
espontáneos informales de quienes voluntariamente se acercaron a las excavaciones de
rescate en la casa Araldi.
De igual forma, se utilizaron los resultados de una encuesta efectuada sobre los bienes
patrimoniales de la zona. La misma fue realizada en el año 2006, por un miembro del
equipo de trabajo en el marco de una beca de experiencia laboral (Uvietta y Paleo 2006).
Estos datos fueron utilizados con el fin de contrastar la información.
De este modo, se implementa una metodología de investigación y acción basada en un
proceso de interacción entre la comunidad y los especialistas, con propuestas flexibles y
abiertas a los cambios que puedan surgir de la participación efectiva de la comunidad.

Análisis de las concepciones sobre el patrimonio

La versión oficial
Con la idea de dar respuesta a la afluencia de turistas que visitaban la ciudad de
Magdalena surge en el año 1997 como propuesta de la Dirección de Turismo dependiente
de la Secretaría de Producción municipal, a instancias de las encargadas del Centro
Cultural, la diagramación de un circuito Turístico compuesto por un circuito Histórico,
466 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:463-470

uno Productivo y uno Ecológico. De estos circuitos el que permanece vigente es el histórico
que se ha tomado como disparador de este trabajo. Por su selección condensa lo que se
percibe como importante según la versión oficial. Para analizar este circuito se realizó
el relevamiento de la cartelería existente, folletería en exposición en el Centro Cultural,
página web oficial del municipio y entrevista a una empleada municipal del área de
cultura involucrada en la creación del circuito.
En cuanto al objetivo del circuito histórico según la entrevistada:

“El objetivo era mostrar la arquitectura colonial, los caserones, las construcciones…
Buscamos resaltar la parte histórica, natural y productiva de Magdalena. En cuanto a lo
histórico, mostrar los edificios más importantes, no sólo los céntricos. Buscamos los ranchos
a dos aguas, las esquinas sin ochavas, otros rasgos importantes… (…) Para hacer el circuito
primero se seleccionó. Luego se les preguntó a los propietarios si querían que se incluyan
sus viviendas en este circuito. Los que aceptaron se pusieron… (…) Esto estaba destinado al
turista, no al local.”

Según la consulta a la pagina web del municipio el Circuito Histórico “Comprende los
edificios y lugares que fueron escenario de acontecimientos que escriben la historia del
pueblo (…)” Cada elemento significativo se describe de una forma romántica, haciendo
especial énfasis en la iglesia:

“La tranquilidad de la siesta se interrumpe por el suave sonar de las campanas de la


iglesia, relicario arquitectónico que guarda testimonios de la antigua capilla con la imagen
fundacional de Santa María Magdalena (…)”

El circuito histórico está organizado para orientar su recorrido mediante una cartelería
distribuida en la ciudad y consta de 13 lugares a visitar:

1. La antigua jabonería: fue remodelada, actualmente funciona un bar.


2. El cementerio: Construcción que data de fines del siglo XIX. “El Cementerio
tiene tumbas del 1800, tumbas de médicos filántropos destacados, también héroes
locales…” (empleada municipal entrevistada)
3. La antigua calera: Restos de una industria que producía cal, hoy se encuentra
parte del horno y la chimenea. “La calera la habíamos limpiado… Hoy está ocupada,
los dueños no los sacaron… Esta abandonada… Yo ya no lo incluyo en las guiadas.
Hasta le sacaron las puertas” (empleada municipal entrevistada).
4. Edificio municipal: Inaugurado en 1877. Conserva el mobiliario original estilo Luis
XVI y la arquitectura ecléctica desarrollada en dos plantas donde se destaca un
importante balcón que da a la plaza principal.
5. Terminal de ómnibus: Si bien es una construcción moderna, está incluida en la
cartelería.
6. Plaza Mitre: Espacio verde rodeada por los principales edificios de la ciudad, con
valiosos elementos decorativos. “La Plaza tiene el trazado de 1856. Antiguamente
eran dos manzanas” (empleada municipal entrevistada)
7. Parroquia Santa María Magdalena: La primitiva capilla comenzó a funcionar en
1776, de la cual no quedan vestigios. En el año 1860 se construye el actual Templo
en el mismo emplazamiento. Posee tres naves y guarda la imagen fundacional de
María Magdalena. Ha sido dirigida por sacerdotes como Manuel Alberti y Dámaso
Paleo M. C. et al - Concepciones sobre el patrimonio urbano de la ciudad de Magdalena... 467

Fonseca.
8. Centro cultural: Antiguo edificio donde funcionó un hotel y la Primera Escuela
de Arte del Partido. Restaurado en varias oportunidades, allí funciona el Museo
Regional, una Sala de Exposiciones Temporarias y la Dirección de Cultura.
9. Teatro español: Edificio de tres plantas, inaugurado en 1899 por la sociedad
Española de Socorros Mutuos. Se destaca la decoración de la sala, recientemente
restaurada.
10. Rancho histórico: conocido popularmente como “el Rancho de Marinangeli”
construido en 1860, con paredes de ladrillos asentados en barro. “Es un rancho
de adobe, con la esquina con un cuarto de ochava. Es la única en todo Magdalena.”
(Empleada municipal entrevistada)
11. Posta de Aguirre: Edificio centenario que funcionó como Posta, conserva su estilo
y características arquitectónicas originales: techo a dos aguas, con tejas francesas.
Conserva un aljibe y la herrería española. Actualmente es sede de la Agrupación
Gauchos de Magdalena.
12. Centro Tradicionalista la Totora: Fue fundado en 1948. Es un amplio rancho
criollo donde se realizan reuniones costumbristas, como destreza criolla, música y
danzas típicas.
13. Atalaya –Museo, Capilla, y muelle-: Muelle Histórico se utilizó como embarcadero
de los productos de los saladeros hacia Europa. La Capilla Santa Rosa de Lima fue
erigida en 1889 y conserva el mobiliario original.

En lo que respecta a la página web oficial del Municipio, creada en el año 2008, el
circuito presenta algunas diferencias ya que no incluye a la jabonería y la terminal, y se
incorporan la Capilla Nuestra Señora de Luján (Bartolomé Bavio), la Capilla San Benito
(Vieytes) y la Escuela N°1 de Magdalena.
Se ha indagado a funcionarios municipales del poder legislativo y ejecutivo acerca de
las ordenanzas o decretos que declaren y regulen el circuito histórico. Esta búsqueda ha
resultado infructuosa ya que existe un desconocimiento generalizado en lo que respecta
a la reglamentación del mismo. Por su parte, el estado en que se encuentra la cartelería
de este circuito, con claros indicios de deterioro y falta de mantenimiento, ponen de
manifiesto el desinterés municipal por esta temática.

La visión de la comunidad

Durante el año 2010 se realizaron entrevistas a la comunidad para relevar sus


perspectivas acerca de los bienes destacados de la ciudad, así como los responsables de
su mantenimiento.
La pregunta: “si viene alguien a visitar Magdalena, ¿qué le mostrarías?”, ha servido
como disparador para acceder a visión de la comunidad sobre los aspectos significativos
para ser mostrados. Esta, de alguna manera, condensa la historia e identidad del pueblo.
Un elemento que resulta recurrente es la Iglesia, destacada por muchos entrevistados:

“Lo que es muy importante es la iglesia, la iglesia es muy buena… yo una como ésta no he
visto… Esta tiene una forma mejor que hasta la catedral, no en tamaño, sino en las cosas que
tiene… Tiene cosas muy lindas. Hay curas importantes que están sepultados ahí…” (Roberto)

Otros elementos destacados por los entrevistados son: el Teatro Español, la Plaza
468 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:463-470

Mitre, la Municipalidad, la Jabonería, la Calera, la Posta de Aguirre, el Centro Cultural


y la costa del Río.
Esta información relevada es concordante con los datos obtenidos en una encuesta
que se realizó en el año 2006 por un miembro del equipo a pobladores de Magdalena.
Se encuestaron en total 60 personas quienes seleccionaron como los bienes tangibles o
materiales valorados a la Iglesia en primer lugar, seguido por el Teatro Español. El Centro
Cultural, la Municipalidad y el Balneario fueron nombrados por aproximadamente la
mitad de los encuestados. En menor proporción se mencionan la Plaza Mitre, la Biblioteca
Municipal, el Parque Costero del Sur y el Río. Por su parte, las Escuelas, el Cementerio,
el Ferrocarril, la Jabonería y la Posta de Aguirre fueron mencionadas por sólo algunos de
los encuestados, en orden decreciente de frecuencias.
Cabe mencionar que los entrevistados hacen referencia al estado de conservación
de los bienes destacados, tanto si fueron remodelados, como si se encuentran en malas
condiciones.

“A: Acá a unas cuadras hay también algo, pero es una pared nada más, que tiene un cartel
que dice “Patrimonio cultural de Magdalena”, pero está lleno de pastos…
S: ¿La Calera?
A: Eso, pero esta arruinadísimo!” (Alicia).
“Es muy lindo el Teatro, lo han arreglado y está diez puntos” (Roberto).

Teniendo en cuenta los rangos etarios de los pobladores entrevistados, podemos


distinguir que para los sectores juveniles se recorta como importantes aquellos espacios
abiertos utilizados con fines recreativos, como las plazas y la costa del Río. Por su parte,
los adultos y adultos mayores privilegian las edificaciones que condensan las instituciones
de Magdalena, como la Iglesia, el Teatro y la Municipalidad.
Otra característica recurrente en los discursos es la antigüedad de las construcciones
que se constituye como un valor en sí mismo a la hora de definirlos como significativos.

“Ah! la posta de Aguirre, esa es antigua, antigua…” (Jorge)

En cuanto a las medidas que la comunidad cree necesarias para el manejo de los
bienes patrimoniales, surge como actor principal el Municipio de Magdalena, en particular
la Dirección de Cultura, como quien debe encargarse de legislar su preservación y
mantenimiento. Es frecuente la expresión de deseo de que se conserven las fachadas,
pero que se puedan modificar el interior de las viviendas:

“Y… a mi me parece que tendrían que hacer algo para que las dejen de derrumbar, o por
lo menos que les dejen las fachadas, pero por adentro que cada uno haga lo que quiera en su
casa. Y (el Director de Cultura) se tendría que encargar de eso”. (Alicia)

El Circuito histórico oficial es generalmente desconocido por los entrevistados,


aunque los elementos que lo componen son mencionados como destacables, aunque no
se los reconozca como parte de un conjunto integrado. Algunos hacen referencia a la
existencia de la cartelería distribuida en la ciudad, pero siempre destacando su falta de
mantenimiento.

“Esas son de la época del intendente anterior. Hicieron un circuito. Pero bueno, después se
Paleo M. C. et al - Concepciones sobre el patrimonio urbano de la ciudad de Magdalena... 469

va uno, llega el otro, y ya lo dejan eso… Ahora está muy abandonado”. (Blanca)

Además de los edificios y espacios públicos importantes destacados por la comunidad,


existen muchas viviendas particulares que son significativas para algunos sectores de
la población, y su destrucción genera sentimientos que fueron expresados al equipo
durante la realización de los trabajos arqueológicos.

“Ya te digo… a mi me dio nostalgia… no te voy a decir dolor, pero…” (Patricia)

En gran parte de los casos, el reconocer como significativo determinado espacio o


inmueble, está directamente relacionado con la historia de vida de los actores involucrados.

Consideraciones finales

A partir de las investigaciones realizadas, podemos observar que si bien ciertos


funcionarios a nivel individual manifiestan interés por la temática del patrimonio local, a
nivel institucional se evidencia cierta falta de acciones concretas para el tratamiento del
mismo. La falta de mantenimiento de la cartelería y el abandono de ciertas construcciones
del circuito, el desconocimiento de las ordenanzas y decretos municipales al respecto y la
inexistencia actual de folletería disponible, ejemplifican la falta de operatividad a la hora
de generar propuestas en relación a los bienes patrimoniales.
Los pobladores de Magdalena, por su parte, en general reconocen la importancia
del cuidado y preservación del patrimonio histórico, pero no se autorreconocen como
actores que deban encargarse de ello. En sus discursos, la responsabilidad recae sobre
los organismos oficiales municipales.
Los destinatarios elegidos para el diseño e implementación del circuito histórico,
fueron los turistas y no la comunidad local. Esto genera una falta de apropiación y
reconocimiento del circuito como conjunto integrado que condensa la historia e identidad
del pueblo, si bien sus elementos se destacan como relevantes.
Desde nuestra perspectiva de trabajo reconocemos la importancia y centralidad
de la participación de la comunidad local en la construcción de la historia colectiva y
del patrimonio histórico. En este sentido, consideramos que se deben generar planes
de manejo y gestión del patrimonio de Magdalena, de acuerdo a los intereses locales,
definidos en la interacción comunidad-organismos oficiales, en donde nuestra función
como arqueólogos puede realizar aportes significativos.
Estas contribuciones podrían vincularse a la formulación de propuestas participativas
que involucren a distintos sectores de la comunidad, así como actividades de divulgación
y extensión. Mediante este proceso dinámico, que ocurre en el presente, se construye,
seleccione e interpreta al pasado, para que toda la comunidad local pueda sentirse
partícipe de su valoración, preservación y resignificación.

Agradecimientos

A la comunidad de Magdalena por su apertura y predisposición.


470 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:463-470

Bibliografía

CUENCA, J. M. 2004. Hacia una visión holística y sistémica del Patrimonio como
propuesta de conocimiento profesional deseable. En: El patrimonio en la didáctica
de las ciencias sociales. Análisis de concepciones, dificultades y obstáculos para su
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UVIETTA, A. Y M. C. PALEO. 2006. Patrimonio cultural. Una Práctica de extensión
universitaria. Actas del II Congreso Nacional de Extensión Universitaria. Universidad
Nacional de Mar del Plata. Pp 397-400 Ed. Suarez
Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:471-481 ISSN 1852-8554

MONITORIZACIÓN DE PARÁMETROS FÍSICOS EN BIENES


CULTURALES

F.J. García-Diego1, J. Pérez Miralles2, A. Fernández Navajas1,


M. Zarzo3, C. Pérez García2
Recibido 27 de Febrero de 2013. Aceptado 30 de Marzo de 2013

Resumen
La ciencia de la medida ha cambiado, en la actualidad disponemos de sistemas de
adquisición, almacenamiento y tratamiento de datos computerizados que son capaces de
adquirir, almacenar y tratar millones de datos. Desde la Universidad Politécnica de Valencia
y el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración apostamos por un sistema
de monitorización del microambiente de una obra de arte, desarrollado por un equipo
multidisciplinar que difiere de los actuales en:
a) se monitoriza la obra a la vez del contenedor o la sala, ello implica colocar muchos sensores
lo más cercanos a la obra.
b) se toman una gran cantidad de datos de cada sensor. La frecuencia actual utilizada es de
un dato por minuto.

Introducción

El ambiente interno de un museo debe de ser el apropiado para la conservación y


exhibición para las colecciones que contiene [1]. Mucho se ha escrito con la intención de
cuantificar los riesgos potenciales relacionados con parámetros climático inadecuados
dentro de los museos [2-5] e iglesias [6-9]. No debemos olvidar que estos últimos son
edificios que no han sido concebidos para albergar obras de arte, pero sus requerimientos
microclimáticos son similares a los anteriores.
Los cambios en temperatura y humedad afectan a las obras de arte. Muchos trabajos
han intentado caracterizar la distribución de temperatura y humedad de iglesias y su
relación con los frescos o pinturas murales de sus paramentos [10-12], otros ejemplos de
estos estudios se han hecho en la Capilla Sixtina del vaticano con los frescos deMiguel
Angel [13] o las famosas pinturas murales de la última cena de Leonardo [14].
Otros problemas de cambios microclimáticos se dan en exposiciones temporales donde
muchas obras acostumbrada a microclimas muy diversos que provienen de distintas

1
Departamento de Física Aplicada (ETSIA) Universidad Politécnica de Valencia, ESPAÑA (fjgarcid@
upvnet.upv.es y [email protected])
2
Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, ESPAÑA. (jperezm@
ivcr.es, [email protected])
3
Departamento de Estadística Aplicada. Universidad Politécnica de Valencia, ESPAÑA (mazarcas@
eio.upv.es)
472 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:471-481

partes del mundo se reúnen en un solo recinto con un acondicionamiento único y poco
probado.

Sistema de monitorización

Todos los sensores utilizados contienen un circuito integrado con un sensor de


humedad (HIH-4000, Honeywell International, Inc.) con una precisión de ±2.5 %RH y
otro circuito integrado, modelo DS2438 (Maxim Integrated Products, Inc.) que incorpora
un sistema de conversión analógico digital que convierte el dato de potencial del sensor
de humedad en digital y se comunica con el microprocesador a través de un bus 1-wire,
además incorpora un sensor de temperatura con una precisión de ±2 ºC.

Tratamiento estadístico de los datos


Se utilizó un avanzado análisis de componentes principales (PCA) utilizando el software
SIMCA-P 10.0 (www.umetrics.com). Con este tratamiento, distinguimos un parámetro de
principal que es la media frente a otro que es la forma. Así podemos situar nuestro sensor
en una superficie y podremos distinguir sensores que nos están revelanado distintos
comportamiento tanto con su valor medio (término clásico utilizado) como en su forma
de variación.
Un análisis continuado de estos parámetros nos desvelaría si los dartos de un sensor
han varíado debido a parámetros externos, por ejemplos un aumento de humedad en las
paredes, un foco térmico incontrolado en un momento puntual, etc.

Almacenamiento de los datos


Debido a la gran cantidad de datos generados se ha desarrollado una base de datos
basado en la base de datos libre Firebird y programado en Delphi. Dicha base de datos
es capaz de almacenar datos y tratarlos. Pudiendo hacer medias de los mismos según
deseemos (cada 5, 15, 60 minutos) y guardarlos en un formato estándar que puede
ser abierto en hojas de cálculo comerciales (Excel o OpenOffice) u otras bases de datos
menos potentes, también es capaz de hacer gráficas con millones de datos en tiempos
razonables.

Ejemplos de aplicaciones

El sistema de monitorización lo hemos aplicado a distintos tipos de obras de arte, a


continuación pasaremos a exponer varios de estos ejemplos, su problemática y como la
hemos resuelto.

Cúpula de los Ángeles renacentistas de la Catedral Metropolitana de Valencia

Quien iba a imaginarse que la estupenda bóveda barroca del ábside de la catedral de
Valencia escondía en su interior unos estupendos frescos del siglo XV. Una de las escasas
muestras del arte del renacimiento en España. Y porque no decirlo unas de las primeras
pinturas al fresco a nivel mundial.
El hallazgo fue realizado por el equipo de restauración que iba anecdóticamente a
restaurar la bóveda barroca de la catedral. Ello originó un “extraño” conflicto entre dos
obras de arte, la barroca que era una “decoración” que escondía tras de ella una “creación”
perfectamente conservada durante más de 300 años. La solución adoptada por el equipo
técnico para conservar ambas obras fue la siguiente:
García-Diego F. J. et al - Monitorización de parámetros físicos en bienes culturales. 473

“Desmontar” la cúpula barroca para poder así restaurar y consolidar los frescos
renacentistas.
La cúpula se encuentra almacenada en unas 300 piezas esperando un destino
definitivo. Tal vez en algún museo catedralicio donde se pueda volver a montar y lucir
todo su esplendor.
El problema viene ahora. Una vez desmontada la cúpula barroca se ha invadido
un microclima que había conservado perfectamente las pinturas durante 300 años
alterándolo de tres formas:

• Desmontando la cúpula y dejando al descubierto unas pinturas que antes se


encontraban en una cámara de aire de unos 80 cm. de altura con una temperatura y
humedad bastante constante.
• El tejado sobre el que están pintados los frescos ha pasado de ser un tejado inclinado
con teja (traspirable) a ser un tejado plano con tela asfáltica (no transpirable).
• Se han expuesto las pinturas a la luz ya que se han abierto ventanas lateras y se ha
quitado la cúpula barroca.

Todo esto ha hecho necesario un sistema de control medioambiental y de degradación


de las pinturas complejo y específico para este caso.
En la actualidad se han instalado unos sensores de control medioambiental en las
pinturas. Los tipos de sensores que hemos instalados son los siguientes:

Sensores de temperatura y humedad colocados en cuatro puntos distintos

1. Bóveda Gótica
Se ha introducido un tubo de barro de 15 cm. de longitud en la pared. Para determinar
el punto donde se han introducido estos tubos se han seguido los siguientes criterios:
-Lugares donde no había pintura original ya que se había perdido debido a la humedad
o sales.
-La bóveda está realizada con ladrillos macizos colocados a panderete, hemos colocado
los sensores en las juntas.
Estos dos criterios se han escogido para no dañar las pinturas y por ser los lugares
donde con mayor probabilidad detectaremos si la pared de la bóveda gótica se está
llenando de agua debido a infiltraciones no deseadas.
Para localizar las juntas se desarrolló un sistema de medida de la velocidad de
transmisión de una onda de ultrasonidos por la pared. El sistema consistía en un
emisor y un receptor de ultrasonidos. Cuando ambos, emisor y receptor se colocaban
en un ladrillo macizo, el tiempo que tardaba el receptor en recibir la señal era mucho
mejor que si nos encontrábamos en una junta. Este tiempo se monitorizaba con un
osciloscopio de dos canales (uno para el emisor y otro para el receptor).
Se han colocado un total de diez sensores de humedad y diez de temperatura de este
tipo.
Los sensores de humedad están colocados en la boca de este tubo cerámico y nos
dan la información de la cantidad de agua que está evaporando la pared, es decir,
notaremos un aumento en la humedad relativa con respecto a la del aire del interior
de la iglesia, en el caso de existir algún tipo de infiltración de agua.
Los sensores de temperatura nos darán la temperatura de la pared, es decir, de las
pinturas ya que no hay que olvidar que los frescos son unas pinturas donde toda la
masa de yeso se encuentra coloreada.
En la actualidad no existen datos sobre la temperatura y humedad del soporte de
estas pinturas. Este dato es importante en futuras intervenciones para elegir mejor
474 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:471-481

los productos a utilizar y por otro lado también podría darse el caso de deterioro
debido unas temperaturas elevadas o a una perjudicial combinación de temperatura y
humedad para un determinado tipo de pigmento, material utilizado en la reintegración,
etc.

Figura1: Tubo cerámico seccionado mostrando en su interior el sensor de temperatura y humedad relativa.
Los otros dibujos representan la posición de los sensores dentro de la pared y en el ábside de la iglesia.

2. Paredes verticales exteriores:


Estos son similares a los anteriores, pero no están enfocados a las pinturas sino a
controlar posibles infiltraciones por las paredes verticales.
Estas paredes están compuestas por dos filas de sillares de piedra, una exterior
y otra interior rellenos de un mortero de cal y arena. Debido a las intervenciones
arquitectónicas que ha sufrido la catedral, estas paredes se encuentran muy dañadas,
tanto en su extradós como en su intradós. Existen multitud de agujeros y zonas en
las que la piedra ha desaparecido y ha sido sustituida por morteros. Todo ello hace
que por un lado la pared tenga muchas vías de entrada de agua y por otro lado hace
posible la aparición de sales de muy diversas y desconocidas (a priori) composiciones.
3. Ambientales del interior de la bóveda
Se han colocado cinco sensores de temperatura y humedad en el interior de la bóveda
y cercanos a las pinturas y otros dos a media altura entre el suelo y las pinturas.
Con estos sensores queremos monitorizar y estudiar el gradiente de temperaturas y
humedades relativas así como cambios bruscos en acontecimientos puntuales (ej.-
horario de misas, de visitas, etc.) además nos servirán para comparar con los de las
García-Diego F. J. et al - Monitorización de parámetros físicos en bienes culturales. 475

paredes y así comprender mejor los intercambios de agua entre la pared y el ambiente.

Figura 2: Posición de todos los sensores instalados en el intradós de la cúpula. Las letras dentro de un círculo
representan los colocados en la pared gótica, dentro de un triángulo los colocados en las paredes verticales y los
triangulares y romboideos los ambientales

4. Ambientales exterior de la catedral


En el exterior de la catedral tenemos un sensor de humedad, uno de temperatura y uno
de lluvia. Son los datos que necesitamos para completar el análisis medioambiental de
la catedral.

Sensores de encharcamiento por obstrucción de desagües


Un problema de los tejados planos como el que actualmente está en la catedral es el
peligro de encharcamiento por obstrucción de desagües. Se ha desarrollado un sensor
de nivel de agua de tipo resistivo cuya señal aumenta el potencial en el caso de ser
sumergido en agua.
Se han colocado cuatro sensores, uno en cada desagüe del tejado. En el caso de dar
una señal de peligro uno de estos sensores se avisará telefónicamente al responsable de
realizar una limpieza de emergencia de los desagües.
476 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:471-481

Figura 3: Sensor de lluvia y encharcamiento

Finalidad de estos sensores


Los datos obtenidos por estos sensores son analizados mensualmente para detectar
posibles irregularidades y desarrollar un algoritmo que nos proporcione una señal de
peligro en caso de entrada de agua en las paredes de la catedral. Por otro lado se ha
desarrollado una base de datos con un histórico de temperaturas y humedades de estas
pinturas que como ya hemos comentado antes será de gran utilidad para el futuro de este
tipo de obras de arte.

Casa Ariadna de Pompeya

En primer lugar deberíamos plantearnos ¿Qué puede aportar un estudio microclimático


a la conservación preventiva de los frescos de la casa Ariadna de Pompeya?. La respuesta
a esta pregunta es:
García-Diego F. J. et al - Monitorización de parámetros físicos en bienes culturales. 477

1. Estudiar cambios producidos por el hombre o por su forma de trabajar que están
afectando negativa o positivamente a la obra y si es el caso proponer formas de paliar
estos daños.
2. Controlar si en un futuro algún cambio (por ejemplo la apertura al público de la casa,
reformas en casas adyacentes, etc.) puede variar el microclima de la misma y cómo se
puede minimizar este hecho.

Para lograr este objetivo se han colocado 25 sensores de temperatura y 25 de humedad


relativa en las cuatro habitaciones que se pretende estudiar de esta casa.
También se ha colocado un sensor de temperatura y otro de humedad relativa en el
exterior que nos sirven como control.
Se ha monitorizado un año completo tomando un dato cada media hora.
Como ejemplo, en la las graficas adjuntas podemos ver, la temperatura y humedad
relativa del mes de Agosto de 2008.
Puede observarse lo extremo de la climatología en Pompeya, con marcados dientes
de sierra a lo largo de un día. Estos picos, tanto hacia arriba como hacia abajo, son en
principio perjudiciales para la conservación del patrimonio ya que los cambios extremos
favorecen su deterioro. Así pues, las actuaciones técnicas deberían ir encaminadas a
suavizar los picos, atenuando los máximos y suavizando los mínimos para conseguir un
ambiente lo más uniforme posible.
El análisis de los datos climáticos, como hemos comentado antes, se realiza mediante
técnicas estadísticas avanzadas, en este caso a través de la técnica del PCA (Principal
Component Analisis).
Esta técnica permite analizar los datos en dos dimensiones, en este caso, nos permite
analizar tanto la media como el cambio de forma de la misma.
Realizando una representación gráfica en dos dimensiones, cada sensor ocupa
una posición, que permite generar unos “mapas”, de manera que se puede conocer
visualmente, el estado de las pinturas murales monitorizadas.

Figura 4: Análisis por medio de la técnica PCA de los datos de Pompeya

Con estas técnicas hemos sido capaces de distinguir tres microclimas en las cuatro
478 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:471-481

salas analizadas. A continuación exponemos el gráfico de temperaturas del microclima


más perjudicial para los frescos y mosaicos de la casa. Este puede comparase con el
control exterior y darse cuenta que la solución arquitectónica del tejado es bastante
perjudicial para los frescos y mosaicos en lo que a temperatura y humedad relativa
respecta.

Sensores Ta Pecera. 4-10 Agosto 2008

Gráfica 1: Sensor de temperatura la primera semana de Agosto colocado en un mosaico frente al control

Sensores HR Pecera. 4-10 Agosto 2008

Gráfica 2: Sensor de humedad relativa la primera semana de Agosto colocado en un mosaico frente al control
García-Diego F. J. et al - Monitorización de parámetros físicos en bienes culturales. 479

Gracias a estos datos se ha optado por cambiar las cubiertas de estas habitaciones
por otras menos dañinas.

Exposición temporal “La corona de Aragón” en Valencia

En esta exposición temporal celebrada en el “Centro del Carmen del Museo de Bellas
Artes de Valencia” de Enero a Abril de 2005 encontramos obras tan diversas como retablos
de madera, candelabros metálicos, obras pictóricas en soporte de lienzo o madera, papeles
y libros manuscritos, telas, estatuas en mármol o piedra, etc. Cada obra, según sus
características ha de tener unas condiciones medioambientales distintas. Con el sistema
incorporado a la obra los restauradores tuvieron datos en tiempo real de cada obra.

Figura 5: Vista de un sensor de temperatura y humedad relativa dentro de una urna


480 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:471-481

Con ello se logró actuar rápidamente sobre piezas que estaban en condiciones
adversas.
Por ejemplo, un portulano del siglo XV tuvo que ser sometido en primer lugar a un
proceso de humectación de la sala por encontrarse la pieza muy baja de humedad ya
que la peana de la vitrina estaba fabricada de madera aglomerada y un gradiente de
temperaturas debido a la iluminación provocó un proceso de deshidratación de la obra. El
proceso de humectación de la sala no fue suficiente y se optó por colocar un humectante
en el interior de la urna.
Esto tuvo una gran repercusión mediática, al final la obra permaneció hasta el final
de la exposición porque los propietarios consideraron que gracias a este sistema de
monitorización la pieza estaba controlada.
Este sistema de monitorización tiene la ventaja añadida que sirve de sistema de
seguridad ya que cada sensor tiene un número de serie de 64 bits único, secreto e
irrepetible. Si el microcontrolador no comunicase con el sensor eso quiere decir que el
cable ha sido roto. Las cajas son diseñadas para que en caso de intento de robo se corte
la comunicación entre el microcontrolador y el sensor.

Figura 6: Pantalla del ordenador donde se monitorizan a tiempo real los parámetros de temperatura,
humedad relativa y presencia de cada obra
García-Diego F. J. et al - Monitorización de parámetros físicos en bienes culturales. 481

Resultados y discusión

El método empleado por el equipo de monitorización microclimática de obras de arte


que aquí hemos expuesto está aportando unos resultados satisfactorios e interesantes
en lo que respecta a la monitorización como sistema de conservación preventiva.
Consideramos que este sistema es muy adecuado para llevar un control de las obras,
independientemente del control de los aparatos de climatización del edificio y los de
monitorización de las salas.

Agradecimientos

Queremos agradecer su apoyo a la empresa Artechnology SL por su ayuda logística y


de producción.

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Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:483-488 ISSN 1852-8554

EL VIAJE FINAL1

Mónica Patricia Valentini2, Javier García Cano2 y Mariano Darigo2


Recibido 27 de Febrero de 2013. Aceptado 30 de Marzo de 2013

Resumen
Después de una excavación arqueológica muchas veces no es posible garantizar las condiciones
adecuadas de conservación de los hallazgos y dejarlos en contacto con el medioambiente
que produce deterioros irreparables muy rápidamente. En el caso de los restos del pecio de
Zencity, la estructura de la embarcación, fue reenterrada bajo los estándares de control que
se exigen internacionalmente, ya que cuando no hay otras opciones técnicas al alcance para
mantener expuesto el hallazgo, es mejor regresarlo a las condiciones en las que se conservó
por tanto tiempo al momento de su descubrimiento. Este trabajo relata la intervención
sobre la preservación de los restos de una embarcación española del siglo XVIII, luego de
la excavación arqueológica realizada y la significación que esta decisión produjo entre la
población y algunos de los hacedores del proyecto.
Palabras clave: conservación, prevención, condiciones, decisión

Abstract
After an excavation is often not possible to guarantee adequate conditions of conservation of
the findings and leave them in contact with the environment that causes irreparable damage
very quickly. In the case of the remains of the wreck of Zencity, the structure of the boat,
was rebury under control standards required internationally, and that when there are no
affordable technical options to keep the finding above, it is best to return it conditions under
which it remained so long at the time of its discovery. This study shows the intervention on the
preservation of the remains of an eighteenth century Spanish vessel, after the archaeological
excavation and the significance that this decision resulted in the population and some of the
makers of the project
Key words: conservation, preservation,conditions,determination

Un reenterramiento preventivo

Después de una excavación arqueológica muchas veces no es posible garantizar las


condiciones adecuadas de conservación de los hallazgos ya que dejarlos en contacto
con el medio ambiente produce muy rápidamente deterioros irreparables, en particular
tratándose de piezas de madera saturada en agua.
En el caso de los restos del pecio de Zencity, la estructura de la embarcación ha sido

1
Proyecto El pecio de Zencity. Dirección de Patrimonio e Instituto Histórico de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. Ministerio de Cultura. Buenos Aires. Argentina.
2
Miembros del equipo de investigación y del CEASA.
484 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:483-488

reenterrada bajo los estándares de control que se exigen internacionalmente, ya que


cuando no hay opciones técnicas para mantener expuesto el hallazgo, es mejor regresarlo
a las condiciones en las que se conservó por tanto tiempo.
Este tipo de intervención es una estrategia de conservación muy eficaz y versátil, por
lo cual consideramos que ha sido una buena alternativa para este caso en particular.
En general se debe considerar la importancia, estado y contexto de gestión del sitio,
para plantear a largo plazo una estrategia de ejecución, mantenimiento, seguimiento y
control del reenterramiento. Es decir, se volvieron a enterrar en condiciones ambientales
similares a las que lo conservaron por tantos años, en un lugar delimitado y conocido,
sin posibilidad de libre acceso para la gente en general, y con la implementación de un
sistema de testeo y monitoreo de las variaciones posibles en las condiciones ambientales.
De este modo, si se registran valores de humedad, temperatura, etc., que puedan producir
deterioro, existirá la posibilidad de propiciar las modificaciones necesarias para evitarlo.
Los principios básicos para el reenterramiento que se tuvieron en cuenta fueron:

1. El empleo de materiales inertes: arenas controladas, arcillas, piedra pulverizada.


2. Los materiales deben permitir un correcto flujo de humedad para evitar que ésta se
concentre en los materiales a proteger.
3. El espesor debe considerar el uso posterior del sitio, asi como la necesidad de
protección del bien.

Se colocan varias capas sucesivas de materiales, comenzando con los más finos y
flojos, directamente sobre la superficie o cubiertas vegetales:

1. Primera capa: contacto directo, polvo fino.


2. Segunda capa: contención, mezclas bastas o geotextiles.
3. Tercera capa: protección con tierra y placas.
4. Cuarta capa: aplanados y cubiertas vegetales.

Los restos se recubrieron totalmente con geotextil. Estos se han usado ampliamente
en otros casos de reenterramientos. Son mallas o membranas planas permeables de
materiales sintéticos como polietileno, poliéster o nylon. Su utilización aumenta su
resistencia a la compresión, controla el contenido de humedad y evita hundimientos
diferenciales. Funciona bien para aislar el material de los factores biológicos ya
que impiden el crecimiento de raíces por ejemplo, ayudan a delimitar los horizontes
estratigráficos y en una re-excavación facilitan la ubicación del material evitando daños
al bien.
El éxito de éste procedimiento depende también del monitoreo constante de las
condiciones. Esto se realiza colocando sondas fijas para controlar el contenido de
humedad, sales, oxígeno y acidez del medio y evitar daños al material. El pecio se
encuentra monitoreado con sensores fabricados especialmente por ingenieros del Instituto
Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (Valencia, España).
Dadas las enormes dificultades e incertidumbres que aún hoy día se dan en los
procesos de estabilización y conservación de la madera, es que luego del hallazgo
fortuito en Puerto Madero de los restos de una embarcación naufragada, los directores
del proyecto arqueológico (y autores del presente trabajo), optaron por realizar un re
enterramiento controlado.
Valentini M. P., García Cano J. y Darigo M. - El viaje final. 485

Las cuestiones de la decisión son de gran valor para comprender la magnitud del
problema. Por única vez en la historia de la arqueología argentina, un hallazgo fortuito
de un pecio fue excavado en su totalidad y retirado del sitio del hallazgo junto con el
conjunto de los materiales que no forman partes del casco de la nave pero que se asocian
al hallazgo.
Un sitio de tal valor, fue asumido por las autoridades como un caso especial, que diera
muestra de lo posible tanto como de lo que desde el punto de vista de la doctrina de la
conservación del patrimonio cultural debe hacerse. A su vez, el caso fue tratado como
ejemplar frente a la cuestión de los restos arqueológicos localizados en tierras de dominio
privado. Dados los dos temas clave para optar por la mejor gestión del patrimonio cultural
subacuático posible, los directores propusieron un proyecto que implicara la excavación
total del sitio y remoción de los materiales resultantes de la misma. Con esta propuesta
se resolvió la posibilidad de conservar la colección llamada “Pecio de Zencity – Puerto
Madero” (nombre con el que se la denominó) que incluye al pecio en sí mismo tanto como
al resto de los materiales hallados, y a su vez se liberó el sector ocupado del terreno
privado de modo de no afectar los planes de uso por parte de sus dueños y por sobre
todas las cosas de preservar el bien cultural.
En el caso de los materiales de menor tamaño (carga, objetos del avituallamiento del
buque, y materiales depositados en la proximidad del buque) el traslado al laboratorio
montado para tal efecto no supuso mayor cambio respecto de lo tradicionalmente hecho
en todo proyecto arqueológico. Sin embargo proponerse la remoción del pecio (conformado
por un gran conjunto de piezas de madera articuladas que tiene 21 metros de largo en
su total) implicó desarrollar la primera acción en su tipo en todo Latinoamérica y por
ende en Argentina. A su vez, requirió imaginar un método de gestión del bien que implicó
retíralo del sitio, trasladarlo a un nuevo lugar, preparar el pecio para el traslado y su re-
enterramiento y finalmente conseguir y preparar el nuevo lugar para recibir los restos y
convertirse así en un depósito apropiado para asegurar la supervivencia del único pecio
en su tipo.

Remoción del pecio

Para retirar el casco de madera del sitio del hallazgo se desarrolló un exoesqueleto de
perfiles de acero. Esta estructura externa permitió que aún en el movimiento del casco
las posiciones relativas de cada una de las partes de madera y hierro de la nave original
no tuvieran alteración alguna. La estructura aseguró la integridad del conjunto como tal,
evitando desarmes y deterioros. A su vez la estructura metálica permitió el izado (más de
12 metros) con una pluma que lo colocó en el carretón en el cual más tarde se lo trasladó
al sitio definitivo. Como es claro entonces, para la remoción de los restos del casco no
se lo sometió a esfuerzo alguno que lo pusiera en riesgo. La totalidad del esfuerzo fue
concentrado en la estructura metálica.
Luego de la construcción del exoesqueleto, y previo al izado, el casco fue cubierto por
una envoltura realizada con geotextil sintético de alta densidad y resistencia al desgarre.
Esta membrana plana permeable y flexible de fibras sintéticas ofrece cierta resistencia
mecánica a la perforación y tracción así como una separación de los restos del contacto
directo con los sedimentos, permitiendo incluso un drenaje natural. El objetivo de la misma
es ayudar a mantener la integridad del conjunto tanto en el izado como en el traslado
y en su entierro. Además opera como elemento que si bien no aísla herméticamente
486 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:483-488

al casco, evita que los materiales usados para el enterramiento tomen contacto en la
totalidad de las superficies de madera y hierro, ayudando a posibles futuras inspecciones
desenterrando parcialmente los restos.

Figura 1: los restos colocados en el lugar del reenterramiento antes de


ser cubiertos totalmente. Fotografía javier garcía cano

El sitio elegido para enterrar el pecio fue buscado para cumplir con varias
especificaciones. Debió asegurar la posibilidad de permanecer en el sitio por un largo
período sin correr futuros riesgos de nuevos traslados. Eso implicó que debía ser
propiedad del Estado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Debía tener dimensiones
adecuadas y un suelo que permitiera no sólo realizar una excavación de porte sino que
además tuviera condiciones químicas que favorecieran la conservación de los restos.
En ese sentido fue clave conseguir un sitio con alta humedad. Finalmente debía tener
ciertas condiciones que permitieran que una pluma pudiera operar y remover el casco
del carretón de trasporte y colocarlo en el foso realizado, sin alterar las instalaciones o el
funcionamiento de lo preexistente.
El lugar seleccionado es el conocido como Barraca Peña, que cumple con todas las
condiciones planteadas. Localizado en el barrio de la Boca, es propiedad del estado de la
ciudad autónoma, y por ende no está sometido a los problemas del derecho a uso en el
Valentini M. P., García Cano J. y Darigo M. - El viaje final. 487

suelo privado. En el predio existen restos de un edificio del siglo XX que tiene la mayor
parte de su solado interior sin consolidar, lo cual facilitó la tarea de excavar para realizar
el foso necesario.
A su vez, dado que los restos del edificio no están techados y se localizan sobre la línea
municipal del predio, eso permitió colocar el casco con su exoesqueleto en una maniobra
relativamente sencilla que solo requirió del corte del tránsito por unas horas, sin mayor
alteración de ninguna red, y dejarlo ya instalado en el foso. El mismo material geotextil
fue utilizado para forrar el interior del foso, logrando así una doble capa protectora de la
superficie de madera y permitiendo que la humedad volviera a proteger el casco.
Una vez terminada la maniobra de la colocación del pecio, se instaló una serie de
sensores que permiten su actual monitoreo bajo tierra. Estos sensores son una tecnología
desarrollada por el Ingeniero Fernando García Diego del Instituto Valenciano de
Conservación y Restauración de Bienes Culturales (IVC+R). Esta técnica fue desarrollada
para otros casos de diversa naturaleza, pero fue sugerida por el mencionado instituto
como adecuada para poder tener información precisa del estado de la madera bajo tierra.

Figura 2: colocación de los sensores. Fotografía javier garcía cano


488 Anuario de Arqueología, Rosario (2014), 6:483-488

Finalmente, se cubrieron los restos y se procedió a remover las secciones ya no


necesarias de la estructura metálica con la que se lo trasladó.
Actualmente se lo monitorea por medio de la lectura de la humedad relativa en la
madera, y los primeros resultados indican que el deterioro inevitable resultante de la
exposición al aire, ha sido detenido.
Tal vez el tiempo y nuevas propuestas en conservación y hasta tecnológicas, nos
permitan liberarlo de su actual entierro.

Bibliografía

AA.VV. 2004. Conservation and management of archaeological sites. Volumen 6, numeros


3 y 4. James and James Science Publishers. Londres.
AA.VV. 2009. Conserving Marine Cultural Heritage. Volumen 11, número 1. James and
James Science Publishers. Londres.
Normas Editoriales
490 Anuario de Arqueología, Rosario (2013), vol. 6

INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES

Anuario de Arqueología es una publicación anual sobre temas que hacen a la investi-
gación arqueológica argentina e internacional. Su finalidad es publicar artículos origina-
les e inéditos sobre los avances en este campo disciplinario. Posee orientación científica
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Las secciones Resumen/Abstract, Agradecimientos y Bibliografía se escriben a espacio
simple.
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El manuscrito debe contener las siguientes secciones: (1) Presentación (título, autor/es,
filiación institucional, resumen/palabras clave, abstract/keywords); (4) Texto del artí-
culo; (5) Agradecimientos; (6) Notas (7) Bibliografía; (8) Listado de figuras; (9) Listado de
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En la versión electrónica, las figuras y tablas deben estar en archivos separados.
2.1. Página de presentación: título del artículo, nombre de los autores, filiación institu-
cional y dirección postal.
El título del manuscrito debe escribirse todo en mayúsculas, en negrita y alineación
centrada.
En renglón siguiente, el nombre del(los) autor(es), separados por comas, con alineación
centrada, con notas al pie indicando su filiación institucional y dirección de e-mail.
Anuario de Arqueología, Rosario (2013), vol. 6 491

2.2. Resumen y Abstract: Deben tener una extensión máxima de 150 a 200 palabras y
representar claramente el contenido del manuscrito Deben ir seguidos de palabras claves
y key words, respectivamente. Palabras Claves: entre 3 y 5
2.1. Elementos de texto:
2.1.1. Títulos:
-Títulos principales
Centrados, en minúsculas y en negritas.
-Títulos secundarios
Sobre el margen izquierdo, en minúsculas y negritas.
-Títulos terciarios
Sobre el margen izquierdo, en minúsculas, negritas y cursivas.
Debe existir un espacio de separación entre los títulos y el texto precedente y posterior.
2.1.2. Uso de cursivas: Se usan cursivas (aparte de los títulos terciarios), sólo para
nombres científicos (E.g.: Zea mays, Ctenomys sp.); palabras ajenas al idioma original del
manuscrito (E.g.: ayllu); expresiones latinas de uso común (e.g. et al., ca., v.gr., sensu,
locus, etc.); títulos de libros y artículos que se mencionan en el texto.
2.1.3. Uso de mayúsculas/minúsculas: Se usa mayúscula inicial (palabra capitalizada)
para los nombres propios, montañas, ríos, océanos, países, áreas arqueológicas y geo-
gráficas específicas (e.g.: Andes, Mesoamérica, área Centro Sur Andina, Andes Centrales,
Amazonía); para los nombres de fases, períodos, culturas, tipos, etc. (e.g.: fase Santa
María, período Arcaico, cultura Moche, cerámica Negro Pulido).
Los términos direccionales, topográficos, geográficos generales, gentilicios, van en minús-
cula (e.g.: suroeste, costa norte de Perú, aymara, río Grande, quebrada de Humahuaca).
Los términos direccionales van con mayúscula sólo si están abreviados (e.g.: NE, S, W).
2.1.4. Abreviaturas: minimizar su uso. Las abreviaciones comunes se escriben de la
siguiente manera: años antes de Cristo a.C.; año después de Cristo “d.C.”; antes del
presente: “a.p.”
2.1.5. Números: Los números cardinales referidos a cualquier materia, se expresan con
palabras si la cifra es entre cero y nueve (e.g.: ocho tiestos cerámicos, cinco cuentas). Si
las cifras son superiores a nueve, se escriben con caracteres numéricos (e.g.: 16 tiestos
cerámicos, 15 sitios), excepto cuando va al inicio de una frase (e.g.: “Doce sitios se ubican
en las quebradas laterales…”).
Los números ordinales se escriben siempre con palabras (e.g.: primero, tercero).
2.1.6. Fechas: Se escriben de la siguiente manera: 8 de julio de 1859, siglo III, primer
milenio, en la década de 1990, durante los años cincuenta.
Las fechas radiocarbónicas no calibradas se expresan en años a.p. (no convertidas a
años a.C./d.C.), en el siguiente orden: (1) fecha absoluta, (2) sigma = 1s, (3) número de
laboratorio, (4) material fechado, (5) agregar el valor de d13C si está disponible. Ejemplos:
3900±100 a.p., Beta–115430, carbón
9510±70 a.p., Beta–139632, colágeno de hueso, d13C = –19,3 ‰
Las fechas radiocarbónicas calibradas siempre deben expresarse como rango(s) de edad
calendárica, utilizando las convenciones cal. a.C. o cal. d.C., indicando si se utilizó 1 ó 2
sigmas. Ejemplo: 1953-1975 cal. d.C. (p = 0,95) y 1943-1999 cal. d.C. (p = 0,95) (calibra-
dos a 2 sigmas con el programa [nombre programa] de [cita]).
2.1.7. Medidas: Las medidas deben expresarse en caracteres numéricos arábigos y en el
sistema métrico abreviado (e.g.: 50 mm; 20 cm; 5 m; 13 km; 32 há; 8 m2; 2 kg; 400 g. Se
escriben completos sólo cuando se usan de manera general o están al principio de una
492 Anuario de Arqueología, Rosario (2013), vol. 6

oración (e.g.: “A algunos metros de distancia”; “Ocho kilómetros más al sur...”).


2.1.8. Citas textuales: Las citas textuales de menos de tres líneas se integran al párrafo,
resaltada por comillas dobles, indicando al término de la misma entre paréntesis el autor
y la referencia bibliográfica.
Las citas de tres o más líneas van separadas del texto en un bloque, a renglón seguido
arriba y abajo, sin comillas. Al término de la cita, indicar entre paréntesis autor, año de
la publicación y número de página/s.
2.1.9. Agradecimientos: Se insertan al final del texto, antes de las secciones Notas y/o
Bibliografía.
2.1.11. Notas: En sección aparte, después de los Agradecimientos (ver 2.5.).
2.1.12. Bibliografía: Después de los Agradecimientos y/o Notas.
2.1.13. Citas en el texto: Incluyen apellido(s) del autor(es) / año (sin coma entre el ape-
llido y el año). No usar las expresiones Op. cit o Ibid.
-Un autor: (Scott 2002) o Webster (1986)
-Dos autores: (Harris y Divale 1985) o Pérez y Munizaga (2001)
-Tres o más autores: (Webster et al. 1984) o Webster et al. (1986).
Pero debe incluirse en la sección Bibliografía el apellido e iniciales de los nombres de cada
uno de sus autores.
-Dos o más referencias del mismo autor o autores en el mismo año: (Jones y Harris
1972a, 1972b; Wilson 1973c)
-Varios autores citados o varias referencias al mismo autor: (Dillehay 1998, 1999;
Harris 1984; Meggers 1985; Rivera 1973, 1975, 1987)
-Dos autores con el mismo apellido y año de publicación: (L. Pérez 2006; J. Pérez
1986) o L. Pérez (2006) 7 J. Pérez (1986)
-Agencias gubernamentales, compañías o entidades similares como autor: (Ministe-
rio de Obras Públicas [MOP] 1975). En citas siguientes se usa sólo la abreviatura (MOP
1975) o MOP (1975).
-Material de fuentes primarias (material inédito de archivo, registros, administra-
tivos, cartas, etc.): Nombre del archivo, título del trabajo, naturaleza del material, nom-
bre de la colección, número de identificación (legajo, fascículo, folio), fecha, ubicación
geográfica.
(Archivo General de la Nación, Lima [AGN], Juzgado de Aguas 3.3.7.23, f. 3v); (Archivo
General de Indias, Sevilla [AGI], Papeles de Cuba, legajo 2365, f. 345);
-Referencia con cita de página(s), tablas o figuras: Se indica apellido del autor - año -
dos puntos - página o tabla o figura (e.g. -Pérez 1972: Figura 1)
-Libro o artículo en prensa: (Pérez en prensa)
-Ediciones antiguas reeditadas o reimpresas: (Cobo 1954 [1653]) o Cobo (1954 [1653])
-Comunicación personal: (Pérez, comunicación personal, 1986).
2.2. Bibliografía:
Las referencias se escriben a espacio simple (1). Se incluyen sólo las referencias cita-
das en el texto, en las notas, en las tablas y en los títulos de las figuras. Se ordenan
alfabéticamente y cronológicamente, de acuerdo al apellido de los autores. Se escriben
de la siguiente manera: apellido del autor - coma - inicial(es) de su nombre - punto. A
continuación el año de publicación, seguido del título y otros datos cuyas características
variará según se trate de artículo en revista, libro, capítulo en libro, etc.
2.2.1. Cita de libro: Moseley, M. 1992. The Incas and their Ancestors. The Archaeology of
Perú. Thames and Hudson, London.
Anuario de Arqueología, Rosario (2013), vol. 6 493

2.4.2. Libro compilado o editado: Arkush, E.N. y M.W. Allen (eds.). 2006. The Archaeology
of Warfare: Prehistories of Raiding and Conquest. University Press of Florida, Gainesville.
2.4.3. Capítulo en libro: Scott, D.D. 2009. Studying the archaeology of war: a model
based on the investigations of frontier military sites in the American Trans-Mississipi
west. En International Handbook of Historical Archaeology, editado por T. Majewski y D.
Gaimster, pp. 299-317. Springer, New York.
2.4.4. Artículo en revista: Raab, A.M. 2010. The Maya…but not Missouri? An archae-
ological study of the socioeconomic impact of warfare. The SAA Archaeological Record
10(4):43-45.
2.4.6. Artículos en Actas de Congresos: Munizaga, J.R. 1984. Poblaciones Atacameñas:
aspectos morfológicos. Actas Simposio Culturas Atacameñas XLIV Congreso Internacional
de Americanistas, pp. 71-79. Universidad del Norte, Antofagasta.
2.4.7. Ponencia presentada en un congreso: Tarragó, M. 1999. Cerámica y cestería
arqueológica del valle de Yocavil. Una aproximación a partir de improntas. Ponencia pre-
sentada en XIII Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Córdoba.
2.4.8. Manuscrito en prensa (libro o artículo): Sólo debe usarse ser usados en man-
uscritos que ya aceptados para su publicación. Material aún no aceptado se cita como
trabajo inédito. Ejemplo:
Pérez, J. en prensa. Investigaciones arqueológicas en el valle del río Hondo. Arqueología
y Sociedad.
Pérez, J. en prensa. Investigaciones arqueológicas en el valle del río Hondo. En Arque-
ología del sur del país, editado por C. Harris y B. López. Editorial Universitaria, Madrid.
2.4.9. Manuscrito inédito: Pérez, J. 1994. Investigaciones arqueológicas en el valle del río
Hondo. Manuscrito en posesión del autor.
2.4.10. Tesis de grado y posgrado: Knobloch, P.J. 1983. A Study of the Andean Huari Ce-
ramics from the Early Intermediate Period to the Middle Horizon Epoch 1. Tesis Doctoral.
Department of Anthropology, State University of New York, Binghamton.
2.4.13. Artículos electrónicos: Barretto, M. 1998 Paradigmas Actuales de la Museología.
http://www.naya.org.ar/articulos/museologia01.htm.
2.5. Notas
En sección aparte después de los Agradecimientos y antes de la Bibliografía. Usar sólo
excepcionalmente, cuando se necesite aclarar o incluir información esencial no incluida
en el texto principal. Se numeran con números arábigos. No usar la función ‘notas a pie
de página’ del procesador de textos.
2.6. Tablas
Todas las tablas deberán estar citadas en el texto y estar numeradas correlativamente
(e.g.: Tabla 1). Los títulos de las tablas deben estar completos, breves y sin abreviaturas.
2.7. Figuras
Se aceptan un máximo de 5 figuras. Las imágenes y gráficos deben estar debidamente
referidas en el texto (e.g. Figura 3). Las fotografías deben presentarse en escala de grises,
ser nítidas y tener buen contraste, en archivo separado, en los formatos TIFF, JPEG.

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