Sentencia N 01542008 de Ex 2 Sala de Lo Civil y Mercantil de

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Juicio No. 237-2006-k.r.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SEGUNDA SALA DE LO CIVIL Y


MERCANTIL.- Quito, a 28 de mayo de 2008; las 09H00.-
VISTOS.- Avocamos conocimiento de la presente causa en nuestras
calidades de Magistrados Titulares de esta Sala, designados por el
Comité de Calificación, Designación y Posesión de Magistrados y
Conjueces de la Corte Suprema de Justicia, mediante Resolución No.
199 de 29 de noviembre de 2005; y, el Dr. Rigoberto Barrera Carrasco,
designado Ministro Titular, por Resolución adoptada por el Pleno de la
Corte Suprema de Justicia, en sesión de 9 de enero de 2008. En lo
principal, los actores Rafael Sarmiento Dominguez y Herlinda de Jesús
Minchalo Agudelo, interponen recurso de casación impugnando la
sentencia pronunciada por la Segunda Sala de lo Civil, Mercantil
Inquilinato y Materias Residuales de la Corte Suprema de Justicia de
Cuenca que confirma la resolución del Juez a quo y rechaza la
demanda, en el juicio ordinario que, por simulación de contrato, siguen a
Leonardo Maldonado Paredes y Ligia Beatriz Fajardo Palacios. Por
encontrarse el recurso en estado de resolver, al efecto, la Sala hace las
siguientes consideraciones: PRIMERA.- La Sala es competente para
conocer el recurso de casación en virtud de lo dispuesto en el artículo
200 de la Constitución Política de la República del Ecuador y en el
artículo 1 de la Ley de Casación, así como por el sorteo de 7 de abril de
2006; y, por cuanto calificado el recurso por la Sala mediante auto de 30
de octubre de 2006, por cumplir con los requisitos de procedencia,
oportunidad, legitimación y formalidades en la forma dispuesta en el Art.
6 de la Ley de Casación, fue admitida a trámite. SEGUNDA.- Los
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casacionistas fundan el recurso en las siguientes causales y vicios


previstos por el Art. 3 de la Ley de Casación: 2.1. En la causal primera:
“Por indebida aplicación en la sentencia de normas de derecho relativas
a la nulidad de los contratos y no a la simulación, aspecto determinante
de su parte dispositiva que desestima nuestra acción”. Consideran que
se han infringido las siguientes normas: Art. 18 inc. 3ro. y 24 numeral 26
de la Constitución Política de la República; artículos 8, 1453, 1576 en
relación con el 1717 del Código Civil; artículos 143, 273, 274 y 280 del
Código de Procedimiento Civil. 2.2. En la causal cuarta: “Por cuanto se
ha resuelto en sentencia algo que no fue materia de litigio”. TERCERA.-
Corresponde analizar los cargos por la causal cuarta. 3.1. El vicio que
configura la causal cuarta es el de inconsonancia o incongruencia entre
la parte resolutiva del fallo con las pretensiones de la demanda y con las
excepciones deducidas, que puede producirse por las siguientes
formas: 1) Cuando se otorga más de lo pedido (ultra petita); 2) Cuando
se otorga algo distinto de lo pedido (extra petita); 3) Cuando se deja de
resolver sobre algo pedido (citra petita); 4) Cuando se resuelve menos
de lo pedido (mínima petita). 3.2. Los casacionistas aducen que en
ninguna parte de la demanda ni de la contestación se ha invocado como
acción ni excepción la nulidad del contrato; pues dicen que la demanda
se contrae a formular la acción por simulación del contrato a fin de que
en sentencia se declare su falta de valor e ineficacia legal. Al respecto,
el Tribunal ad quem concluye en la sentencia impugnada que: “En
definitiva jurídicamente no hay acción porque se está demandando la
consecuencia que produce la nulidad, y que precisamente es que el
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acto o contrato, declarado nulo, carece de valor y es ineficaz


legalmente” y por ello confirma la sentencia recurrida en cuanto
desecha la acción por cuanto: “…el contrato procesal no ha variado en
esta instancia”; y, el Juez a quo hace en sentencia un análisis sobre la
nulidad absoluta de contrato y concluye que en el caso no existe nulidad
que deba declararse, por lo que declara sin lugar la demanda. Los
actores plantean la acción de simulación del contrato de compraventa
especificado en la demanda, con el fin de que se declare su ineficacia
legal; y, no toda acción de simulación tiene por objeto la declaratoria de
la nulidad absoluta del contrato, sino que también tiene por objeto
establecer la voluntad real de las partes para hacerla primar sobre la
voluntad que ficticiamente expresaron; tiene por objeto hacer reconocer
la inexistencia de una relación jurídica o la existencia de otra distinta a
fin de impedir el daño que puede originar el acto o contrato simulado.
Al respecto, la Corte Suprema ha dicho: “(…) La demostración más
concluyente de lo que acaba de enunciarse la suministra el propio actor,
cuando pidió que los demandados absolvieran al tenor de la siguiente
pregunta: ‘Es verdad que al hacer la venta, mi intención fue la de evitar
hacer testamento, para que luego de mi muerte, los confesantes se
llamen dueños de esos bienes que los vendiera mediante aquel contrato
escriturado y para que se proceda a una partición de lotes...’, pregunta
que, contestada por todos los demandados en sentido afirmativo, pone
de manifiesto que en el caso, como ya se ha expresado, se aparentó un
contrato diferente al realmente convenido entre las partes. Más todavía:
en otra de las preguntas, el actor interroga a los reos así: Si pues en
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vista de lo antes manifestado, la venta no fue sino puramente ficticia o


confidencial, de manera que si él afirma que la venta fue ficticia, no se
comprende entonces cómo pudo deducir la resolución de un contrato
que no se había celebrado; 5o. Puede argüirse que los reos en la
contestación de la demanda, expresaron que la venta no era ficticia y
que ello equivale a reconocer que la resolución es fundada en derecho.
Pero esa manifestación no puede tener jamás prevalencia sobre la
verdad incontrastable de los hechos que ambas partes lo aceptan; esto
es, que hubo simulación; que se fingió un contrato y que bajo él se
ocultó otro, tanto más cuanto que se trata de un claro error de concepto
por parte de los reos, como fácilmente se advierte cuando expresan en
sus absoluciones que la venta ‘no es ficticia’ porque se la otorgó en
razón de ser ellos herederos de Pedro Federico Ramos; 6o. El contrato
secreto es válido y produce los efectos jurídicos de todo acto o
declaración de voluntad, si con él no se violan normas de orden público
y buenas costumbres y si existen el consentimiento, la capacidad y el
objeto y causa lícitos que conlleva todo contrato legalmente celebrado;
doctrina que no halla en la simulación por sí sola una nulidad, sino una
mera dualidad de contratos: uno ostensible o aparente y otro efectivo u
oculto que sale a luz cuando se demuestra la simulación, y que
encuentra su apoyo legal en el Art. 1697 del Código Civil
correspondiente al 1763 de la edición actual, que da al contrato privado
o contra escritura pleno valor entre las partes; 7o. Además, el mismo
Código Civil prescribe que todo contrato legalmente celebrado es una
ley para los contratantes y dispone también que conocida claramente la
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intención de estos debe estarse a ella más que a lo literal de las


palabras; de manera que, en el caso, conocida claramente esa
intención, descartado el acto jurídico ostensible queda el efectivo, y a
éste se subordinan las relaciones jurídicas de las partes, hoy litigantes,
resultando entonces que la acción resolutoria intentada en este pleito
constituye un contrasentido jurídico, porque no cabe que se declare la
resolución de un contrato que no se ha celebrado” (Gaceta Judicial
No. 12, Año LV, Serie VII, p. 1403). En conclusión, al resolver
exclusivamente sobre nulidad del contrato, el Tribunal ad quem se ha
pronunciado sobre lo que no fue materia del litigio. Por lo expuesto, se
acepta el cargo por la causal cuarta invocada. CUARTA.- De acuerdo al
análisis realizado en el considerando TERCERO de este fallo, procede
casar la sentencia impugnada; y, en aplicación del Art. 16 de la Ley de
Casación se debe dictar la que en su lugar corresponda. Al efecto, se
considera: 4.1. Comparecen los esposos Rafael Efraín Sarmiento
Domínguez y Herlinda de Jesús Minchalo Agudelo y manifiestan que el
8 de septiembre de 1993, ante el Notario Quinto del Cantón Cuenca,
otorgaron escritura simulada de venta de un inmueble de su propiedad
ubicada en la calle Mariscal Lamar 12-49, entre Tarqui y Juan Montalvo,
a favor del doctor Leonardo Maldonado Paredes, escritura inscrita con
el No. 4759 del Registro de la Propiedad, el 15 de septiembre de 1993;
que esto se hizo para garantizar deudas que mantenían con el Dr.
Leonardo Maldonado; reitera que la “venta” fue simulada, y por ello ni
hubo entrega del inmueble ni pago del supuesto precio; que
posteriormente el supuesto comprador, obrando con astucia y mala fe,
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pretendió cambiar los términos del convenio, buscando hacerse dueño


de lo que por ley y moral no le corresponde, aspecto que lo ha
sostenido en otro juicio. Fundados en los Arts. 9, 1480 y 1724 del
Código Civil, formulan contra el Dr. Leonardo Maldonado Paredes y su
cónyuge Ligia Beatriz Fajardo Palacios acción por simulación del citado
contrato, a fin de que en sentencia se declare su falta de valor e
ineficacia legal, por ser un contrato simulado dado que su voluntad y
consentimiento fueron para que se hiciera una venta ficticia. Trámite
ordinario. Cuantía indeterminada. Aceptada a trámite la demanda y
citados los demandados, deducen las siguientes excepciones: 1)
Negativa de los fundamentos de hecho y de derecho de la demanda; 2)
Improcedencia de la demanda; 3) Falta de derecho del actor para
demandar; 4) Ilegitimidad de personería del actor; 5) El actor asegura
desconocer nuestro domicilio y lo afirma bajo juramento, por lo que ha
cometido el delito de perjurio por haber jurado en falso; 6) Los actores
desconocen la Ley ya que la misma Constitución ecuatoriana, en su Art.
24, literal 16, establece que: “Nadie podrá ser juzgado más de una vez
por la misma causa”; lo que han hecho es violar este precepto legal, con
la demanda presentada. 4.2. No se ha probado la incapacidad legal de
los actores para demandar. El proceso es válido, pues no se advierte
omisión de solemnidad sustancial que influya en la decisión de la
causa. 4.3. Los actores plantean la acción de simulación para que en
sentencia se declare la ineficacia legal del contrato de compraventa que
especifican en su demanda, por ser una venta ficticia. 4.3.1. René
Abeliuk Manasevich comenta que: “La simulación se caracteriza porque
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las partes, de común acuerdo, crean una situación jurídica aparente que
difiere de la real; en ella existen dos acuerdos de voluntad: uno, el real,
y el otro, que está destinado a crear una situación aparente, ficticia y
distinta de la verdadera que permanece secreta entre las partes” (Las
Obligaciones, Tomo I, 4ta. Edición, Santiago, Editorial Jurídica de Chile,
2001, p. 145). De acuerdo a la finalidad, la simulación es lícita cuando
tiene por objeto dejar oculta alguna parte de la declaración real de
voluntad; y, es ilícita cuando tiene un fin fraudulento o tiene por objeto
perjudicar a terceros. La doctrina y la jurisprudencia han establecido que
para que se configure la simulación lícita deben darse tres elementos: a)
La disconformidad entre la voluntad interna y la declarada; b) La
disconformidad en la simulación debe ser deliberada y consciente; pues
en caso contrario se trataría de un error; c) Debe haber acuerdo entre
las partes. Asimismo, clasifican a la simulación en: a) Absoluta, cuando
las partes celebran un acto totalmente ficticio que sólo existe
aparentemente; “no hay más acto que el simulado, como si el deudor
para ocultar sus bienes simula traspasarlos a un tercero, con quien
celebra una compraventa que no existe realmente”; b) La relativa, en la
que el acto que aparece al exterior existe, “pero hay un acuerdo entre
las partes que lo modifica y que queda oculto, como si se le da la
apariencia de una compraventa a una donación…”; c) Cuando hay
interposición de personas, el contrato se celebra aparentemente con
una persona para que ésta a su vez lo traspase a otra” (René Abeliuk
Manasevich, op. cit., pp. 146-147). Esta posición doctrinaria la recoge
también la Corte Suprema de Justicia al decir que: “La doctrina, al
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respecto, sostiene que: ‘Los requisitos de la simulación son los


siguientes: disconformidad entre la voluntad interna y su declaración,
disconformidad deliberada y consciente, concierto entre partes e
intención de engañar a terceros’ (Repertorio de Legislación y
Jurisprudencia Chilenas, Título II, De los Actos y Declaraciones de
Voluntad, p. 20). En el mismo repertorio de legislación, consta lo
siguiente: ‘Se distinguen dos clases de simulación: la absoluta, que se
da cuando el contrato carece de existencia real, y la relativa, que se
produce en el caso de que el contrato convenido en realidad sea diverso
del aparente. Es decir, hay simulación relativa cuando la declaración de
voluntad corresponde a una voluntad real, pero distinta a la declarada.’
Continúa indicando que: ‘En la simulación relativa es preciso distinguir
la incidencia de dos vínculos contractuales: uno, el oculto, que ha sido
deseado y que corresponde a la voluntad real de las partes; el otro, el
aparente, que es el visible para los terceros, no sólo con el objeto de
engañarlos, sino con el propósito evidente de ocultar el verdadero
vínculo contractual, o sea las partes ya no sólo se limitan a crear una
apariencia, sino que emplean esta apariencia para encubrir un vínculo
jurídico contractual real y querido’ (obra citada, pág. 20) (…). Sentado lo
anterior, corresponde saber si la simulación en el contrato de
compraventa en referencia, trae como consecuencia su nulidad, que es
lo que se reclama en la demanda y ha sido aceptado en las sentencias
de primera y segunda instancia. La doctrina define la simulación como:
‘La declaración de un contenido de voluntad no real, emitida
conscientemente y de acuerdo entre las partes, para producir, con fines
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de engaño, la apariencia de un negocio jurídico que no existe o es


distinto de aquel que realmente se ha llevado a cabo’, presupuestos
éstos que se dan en el presente caso; y, como ‘La simulación, en si
misma, puede ser lícita o ilícita’ -como sostiene la doctrina-, siendo la
segunda, ‘la que se celebra con la intención positiva de perjudicar a
terceros, adolece de causa ilícita’, (obra citada, p. 21) (…) Por otra
parte, de acuerdo con el mismo ‘Repertorio de Legislación y
Jurisprudencias Chilenas’ antes citado, p. 20, ‘El fundamento de la
simulación reside en el hecho de que nuestra legislación es subjetiva;
aceptada teoría de la voluntad, en lo que a la causa de los contratos se
refiere’; circunstancia que trae como consecuencia que: 1) La voluntad
declarada no corresponde a la voluntad real cuando es simulada; 2) La
simulación no es vicio del consentimiento; 3) No puede asimilarse la
simulación al dolo; 4) La simulación no es causal de nulidad, o sea, no
produce por sí misma nulidad si el acto en que incide es nulo, no lo es
porque el acto sea simulado, sino porque existe una razón particular
para declararlo nulo..." (Gaceta Judicial No. 5, Año CII, Serie XVII, p.
1308). En cuanto a la legitimación activa, Fernando Fueyo Laneri
expone que: “En primer lugar la tienen las partes que han otorgado el
negocio simulado. Si la simulación es absoluta, las partes demandarán
la declaración de simulación del negocio jurídico y aparente. Si es
relativa, las partes pedirán que se declare la simulación del negocio que
encubre el disimulado u oculto. Cuando una parte demanda a la otra, lo
que se pretende es que se patentice la divergencia entre la voluntad
real y su manifestación, que prevalezca la voluntad real, no la
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declarada” (Cumplimiento e Incumplimiento de las Obligaciones, 3ra.


edición Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2004, p. 560). La acción de
simulación tiene por objeto, entonces, que en sentencia se declare o
reconozca la inexistencia de una relación jurídica y la existencia de otra
distinta haciendo prevalecer la voluntad real y no la declarada; y, en
otros casos, cuando la simulación es ilícita, la nulidad del negocio
simulado. QUINTA.- En el caso sub júdice dentro del término de prueba
se actúan las siguientes pruebas: 5.1. Por la parte actora, prueba
instrumental consistente en copia certificada del expediente de segunda
instancia, tramitado en la Segunda Sala de lo Civil de la H. Corte
Superior de Justicia de Cuenca ( fojas 18 a 103) en el juicio seguido por
los señores Rafael Efraín Sarmiento Domínguez y Herlinda de Jesús
Minchalo Agudelo en contra del Dr. Leonardo Maldonado Paredes;
copia certificada de piezas procesales del juicio No. 250-1998, del
Juzgado Séptimo de lo Civil de Cuenca; certificado de pago de valores
por impuestos prediales de la casa (fs. 42, 146-147), planilla telefónica a
nombre de Rafael Sarmiento (fs. 47-49); planilla de pago de luz a
nombre de Herlinda Minchala (esposa de Rafael Sarmiento) (fs. 50, 53)
(fs. 142-142 vuelta); permiso del Cuerpo de Bomberos para el
funcionamiento del parqueadero (fs. 150); inspección judicial (fs. 139),
confesión del demandado (fs. 220). 5.2. Los demandados presentan
prueba instrumental constante de fs. 120 a 131, que consiste en una
planilla de pago de impuesto predial urbano del año 2004 a nombre de
Maldonado Paredes Leonardo Manuel d el predio de la Calle Mariscal
Lamar No. 12-049; copias de la escritura de compraventa cuya
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simulación se demanda, copias de sentencias de primera y segunda


instancia en el juicio tramitado en el Juzgado Séptimo de lo Civil. El
actor ha sido declarado confeso, al no concurrir al segundo
señalamiento para que rinda confesión judicial, con el interrogatorio de
posiciones constante a fs. 224 de autos. SEXTA.- En el caso sub júdice,
los demandados pretenden hacer valer el contrato de compraventa; y, el
actor, alega su simulación. Por tanto, corresponde al actor probar los
hechos que configuran la simulación. Del análisis de la prueba actuada
en este juicio se concluye lo siguiente: 1) De la prueba documental
(planillas de pago de servicio de luz, teléfono), de la inspección judicial
(fs. 139) se establece que el inmueble materia de la litis se encuentra
habitado por el actor y su familia. El demandado aduce que el actor
quedó en el inmueble como arrendatario, mediante contrato verbal, pero
no acreditan el pago de canon arrendaticio alguno. Más bien se ha
constatado en la inspección que el actor ha efectuado modificaciones
físicas en el inmueble por su cuenta. Una de las obligaciones esenciales
en el contrato de compraventa, para que éste exista jurídicamente, es la
de que una de las partes (el vendedor) se obligue a dar una cosa,
desprendiéndose del dominio que sobre ella tenga. En el caso, si bien
se ha efectuado la inscripción de la escritura pública de compraventa en
el Registro de la Propiedad no se ha efectuado la entrega material del
inmueble; 2) En cuanto al precio, en la escritura pública se hace constar
como precio de la venta la suma de un millón quinientos mil sucres, pero
no existe prueba del precio real de venta ni de la entrega de dinero por
concepto del precio real de venta. Según la doctrina y jurisprudencia en
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la compraventa el precio tiene que ser real. Por ello Arturo Alessandri
Rodríguez comenta: “Que el precio sea real quiere decir que exista
realmente, que haya una cantidad de dinero que se pague como
precio”, y prosigue: “Si el precio no es real o serio, la venta es
inexistente por carecer de precio y “sine pretio nulla est venditio”. “El
precio no es serio cuando es simulado o ficticio y cuando es irrisorio”.
“Con relación a la voluntad de las partes el precio debe ser serio o real
en el sentido que haya realmente intención de pagarse por el comprador
y de exigirse por el vendedor. En otras palabras, esto significa que el
precio no debe ser simulado ni ficticio. Es precio simulado aquel que se
pacta sin intención de hacerse efectivo, sin intención de exigirse por el
vendedor”. “El precio debe ser serio también con relación a la cosa de la
cual es su equivalente. Esto quiere decir que entre el precio y el valor de
la cosa haya cierta proporción; de lo contrario, no existe en realidad”
(Arturo Alessandri Rodríguez, De la Compraventa y de la Promesa de
Venta. Tomo I, Volumen 1, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2003,
pp. 257-258). Si el actor afirma que el contrato de compraventa es
simulado no corresponde a él probar el precio real; tampoco el
demandado podrá probar el precio real, porque no existe, pues el precio
es simulado.3)Del informe pericial sobre el contenido de las grabaciones
de conversaciones telefónicas entre el Sr. Sarmiento, la señora y el Dr.
Maldonado, cuya voz reconoce en la confesión rendida (fs. 220), el
demandado acepta que realmente no existe venta de la cosa. Por las
consideraciones expuestas, la Segunda Sala de lo Civil y Mercantil de la
Corte Suprema de Justicia, ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE
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DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY, casa la sentencia


impugnada , acepta la demanda y declara que es simulado y que, por
tanto, no se ha celebrado ni surte efecto de compraventa, el contrato
respecto de la casa ubicada en la calle Mariscal Lamar 12-49, entre
Tarqui y Juan Montalvo, en la ciudad de Cuenca, celebrado entre los
esposos Rafael Efraín Sarmiento Domínguez y Herlinda de Jesús
Minchalo Agudelo, propietarios vendedores y el Dr. Leonardo
Maldonado Paredes, como supuesto comprador, mediante escritura
pública de 8 de septiembre de 1993, ante el Notario Quinto del Cantón
Cuenca; inscrita en el Registro de la Propiedad con el No. 4759 de 15
de septiembre de 1993; y, se dispone la cancelación de la inscripción de
dicho contrato en el Registro de la Propiedad, dejándose a salvo los
derechos de los demandados por las relaciones existentes con los
actores de este juicio. Notifíquese al Notario Quinto del Cantón Cuenca
y al Registrador de la Propiedad de ese cantón, para la marginación y
cancelación respectivas. Notifíquese. Devuélvase.- f) Dr. Rigoberto
Barrera Carrasco; Dr. Carlos Ramírez Romero; Dr. Ramón Jiménez
Carbo; Ministros Jueces; y, Dr. Carlos Rodríguez García, Secretario
Relator que Certifica.”

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