Sinopsis de La Película La Tumba de Las Luciernagas

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Sinopsis de la película “La tumba de las Luciérnagas”

La película comienza en la estación de tren de Sannomiya, el 21 de septiembre de


1945, poco después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Seita, un
niño indigente, agoniza en la estación mientras sostiene en sus manos una vieja
lata de caramelos llena con una sustancia gris. Tras morir por inanición, el espíritu
de Seita se encuentra con el de su pequeña hermana Setsuko y comienza a viajar
por los lugares en los que vivió recordando los sucesos anteriores a su muerte.

En marzo de 1945 la aviación estadounidense somete las ciudades japonesas a


continuos ataques aéreos. En uno de los bombardeos, la ciudad de Kōbe se
convierte en un infierno humeante para Seita, de catorce años, y su hermana
menor Setsuko, de cinco, quienes son hijos de un oficial de la Armada Imperial
Japonesa. Durante el apogeo de la guerra, ambos viven con su madre, pero un
día y tras un bombardeo, ambos niños se retrasan y no consiguen llegar al búnker
donde ella los espera. Son tomados desprevenidos por las bombas, las cuales
rápidamente destruyen su vecindario y la mayor parte de la ciudad. Después del
bombardeo, aunque ambos niños resultan ilesos, mientras buscan a su madre
Seita la encuentra en la escuela, que ha sido convertida en un hospital de
urgencia, malherida y con graves quemaduras en la totalidad de su cuerpo.

Poco después, su madre muere y ambos hermanos se alojan en la casa de una


tía, quien no los recibe con agrado y su indiferencia inicial pronto deja paso a un
desprecio cada vez más evidente. Aunque Seita entregó a su tía todas las
provisiones y posesiones valiosas que sus padres poseían, exceptuando la libreta
de ahorros de la familia y una lata de caramelos para Setsuko, en poco tiempo
aumentan los malos tratos por parte de la mujer, quien incluso les niega los
alimentos que ellos mismos llevaron.

Posteriormente los dos hermanos deciden irse de la casa de su tía y vivir por su
cuenta en un refugio antiaéreo abandonado en una colina de las afueras de la
ciudad; allí pueden vivir con mayor desahogo y sin suponer un estorbo para nadie
mientras todas las esperanzas del muchacho se enfocan en lograr contactar a su
padre, quien comanda un acorazado en el Pacífico, e informarle su situación para
poder reunirse.

Con el paso del tiempo las cosas no les van mejor; la comida escasea y no
pueden esperar ningún tipo de ayuda, obligando a Seita a robar a los agricultores
locales y saquear hogares durante los ataques aéreos, lo que le acarrea
problemas cuando es descubierto y golpeado por un granjero furioso que lo
entrega a la policía, quedando en libertad ya que el agente a cargo se apiada al
ver que sólo es un chico que se está muriendo de hambre.

Cuando nota que su hermana está presentando extraños síntomas, Seita consigue
que un doctor la revise, descubriendo que la desnutrición de Setsuko está
llegando a un punto crítico, por lo que decide retirar todos los ahorros familiares
del banco para comprar comida con la cual su hermana se pueda recuperar;
estando allí se entera no sólo de que Japón se ha rendido, sino también que la
flota japonesa ha sido diezmada y el barco de su padre completamente destruido,
lo que convierte a ambos niños en huérfanos.

Seita logra comprar comida mientras se desata un tifón sobre la ciudad y al


regresar al refugio intenta hacer que Setsuko se alimente, sin embargo, el cuadro
de la niña es tan avanzado que ha comenzado a desvariar y no tiene fuerzas para
alimentarse por lo que esa noche muere en los brazos del muchacho. A la mañana
siguiente, Seita coloca el cadáver de su hermana en una urna junto con las
posesiones de la niña y la incinera, guardando posteriormente sus cenizas en la
lata de caramelos; tras esto abandona el refugio para no volver nunca más.

En la época presente, el fantasma de Seita, aún sentado en la colina dónde cremó


a su hermana, termina sus recuerdos con la llegada del ocaso, haciendo dormir al
espíritu de su pequeña hermana mientras él observa la moderna ciudad de Kōbe
iluminarse con la llegada de la noche.

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