Inmunología 1

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Inmunidad

Innata & Adaptativa


Bioquímica. Facultad de Medicina – UNNE

Cátedra de Bioquímica
Facultad de Medicina
UNNE

Dra. María Victoria Aguirre

Prof. Titular Cátedra de Bioquímica

Dr. Juan Pablo Rodríguez

Prof. Adjunto Cátedra de

Bioquímica

Dr. José Alerich

JTP Cátedra de Bioquímica

En las últimas décadas, el desarrollo de la


inmunología y sus aplicaciones diagnósticas y
terapéuticas, han posibilitado un tratamiento eficaz –
e incluso curativo– de enfermedades que
anteriormente sólo eran subsidiarias de tratamientos
paliativos.
En este módulo presentamos una revisión
actualizada de aspectos conceptuales esenciales de la
inmunología y exponemos algunas de sus principales
aplicaciones clínicas.

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Inmunidad Innata & Adaptativa
Bioquímica. Facultad de Medicina – UNNE

Índice de Contenidos
A. VISIÓN GENERAL DEL SISTEMA INMUNE ............................................................................................... 2
1. CONCEPTOS GENERALES .............................................................................................................................. 2
2. CLASIFICACIÓN INMUNOLÓGICA DE LOS PATÓGENOS: ....................................................................................... 3
3. LÍNEAS DE DEFENSA DEL SISTEMA INMUNE: INMUNIDAD INNATA Y ADAPTATIVA. .................................................. 3
4. ORGANIZACIÓN MORFOLÓGICA DEL SISTEMA INMUNITARIO. ............................................................................. 6
B. INMUNIDAD INNATA ............................................................................................................................ 9
5. EL SISTEMA DE COMPLEMENTO ................................................................................................................... 13
6. EL PROCESO INFLAMATORIO ....................................................................................................................... 16
C. INMUNIDAD ADAPTATIVA ................................................................................................................... 19
7. RECONOCIMIENTO DEL ANTÍGENO POR LOS LINFOCITOS T ................................................................................ 20
8. MECANISMOS EFECTORES DE LA INMUNIDAD CELULAR .................................................................................... 21
9. INMUNIDAD HUMORAL: ANTICUERPOS Y PROTEÍNAS DEL COMPLEMENTO. .......................................................... 23
10. MECANISMO DE ACTIVACIÓN DE LINFOCITOS B (LB) POR ANTÍGENOS T DEPENDIENTES ...................................... 25
11. MECANISMO DE ACTIVACIÓN POR ANTÍGENO T INDEPENDIENTES. ................................................................... 25
D. CITOQUINAS ....................................................................................................................................... 26
2. CITOQUINAS EN LA INMUNIDAD ADAPTATIVA ................................................................................................ 27
E. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ............................................................................................................ 28

A. Visión General del Sistema Inmune

1. Conceptos Generales

Desde que nacemos y aun en el seno materno, estamos continuamente en contacto con virus,
bacterias, hongos y parásitos que ponen en riesgo nuestra integridad si no tuviéramos un sistema
de defensa que nos proteja de ellos. El término inmunidad deriva de la palabra latina immunitas,
término que designa la protección ofrecida a los senadores romanos como defensa frente a
cualquier acción judicial durante el ejercicio de su cargo. Las células y las moléculas responsables
de su ejecución constituyen el sistema inmunitario, y su reacción conjunta y coordinada frente a
la entrada de sustancias ajenas se denomina respuesta inmunitaria.
La función fisiológica del sistema inmunitario consiste en la defensa contra los
microorganismos infecciosos. Sin embargo, incluso una sustancia ajena que no tenga carácter
infeccioso puede despertar una respuesta inmunitaria. Mas precisamente es una reacción
desplegada tanto frente a los componentes de los microorganismos como a macromoléculas, del
tipo de las proteínas y los polisacáridos, y a pequeños compuestos químicos que sean reconocidos
como ajenos, con independencia de las consecuencias fisiológicas o patológicas que pueda
acarrear una reacción de esta clase.
La Inmunología es la ciencia que estudia el sistema Inmunitario, compuesto por órganos,
tejidos, células y moléculas que trabajan coordinadamente para defendernos de las infecciones.

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La Inmunidad de un organismo es la capacidad que posee para mantenerse libre de


enfermedades infecciosas.
A lo largo de la evolución se han ido adquiriendo y perfeccionando mecanismos de defensa
frente a los patógenos, desde los más básicos como la fagocitosis a los más sofisticados como los
anticuerpos capaces de identificar patógenos concretos y recordarlos durante toda nuestra vida.
Cabe destacar que el sistema inmunitario no funciona como un solo sistema independiente, sino
que lo hace en relación con el sistema endocrino y el sistema nervioso. En realidad la interrelación
entre ellos es tan estrecha, que pueden considerarse como uno solo: el gran sistema
neuroinmunoendocrino. Este sistema capta los cambios en el medio externo, ajusta el medio
interno y permite la acción de cada célula de forma tal que la respuesta global se integre,
determinando así la plasticidad de los seres vivos (Murphy 2011; Abbas et al. 2014).

2. Clasificación inmunológica de los patógenos:

Los patógenos se clasifican biológicamente como helmintos, protozoos, bacterias, hongos y


virus. De acuerdo a su tamaño en extracelulares (Ej. Helmintos, bacterias, hongos etc.) e
intracelulares (protozoos, bacterias intracelulares, virus, etc.).
El sistema Inmunitario ha desarrollado estrategias dirigidas a detectar, identificar, eliminar o
neutralizar a los patógenos o sus toxinas, ya que actúan de maneras diferentes según sean
grandes o pequeños y, dentro de estos intracelulares o extracelulares.
Hay que tener en cuenta tambien que otros procesos como los oncológicos pueden despertar
a través de los neoantígenos tumorales la respuesta inmunitaria de defensa .

3. Líneas de defensa del Sistema Inmune: Inmunidad Innata y Adaptativa.

La defensa contra los microorganismos tiene lugar a través de las primeras reacciones
correspondientes a la inmunidad innata y las respuestas posteriores a cargo de la inmunidad
adaptativa.
La inmunidad innata (también llamada inmunidad natural o espontánea) aporta la primera
línea de defensa frente a los microbios. Está constituida por unos mecanismos de defensa
celulares y bioquímicos ya instaurados incluso antes de contraerse la infección y preparados para
responder con rapidez una vez producida. Estos mecanismos sólo reaccionan ante los microbios (y
los derivados de las células dañadas), y responden básicamente de la misma manera cada vez que
se repite una infección. Los principales componentes de la inmunidad innata son los siguientes:
1) barreras físicas y químicas, como los epitelios y las sustancias antimicrobianas
localizadas en sus superficies;
2) células fagocíticas (neutrófilos, macrófagos) y linfocitos citolíticos naturales (Células
NK);
3) proteínas sanguíneas, como los factores del sistema del complemento y otros
mediadores de la inflamación; y
4) Las citocinas o citoquinas, pequeñas proteínas que regulan y coordinan muchas de las
actividades de las células encargadas de la inmunidad innata. Los mecanismos de esta
inmunidad son específicos para aquellas estructuras comunes a los grupos de microbios afines y
están dirigidas a patrones moleculares (ver mas adelante).
A diferencia de la inmunidad innata, hay otras respuestas inmunitarias que son estimuladas
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por la exposición a los microorganismos infecciosos, cuya magnitud y capacidad defensiva crece
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con cada exposición sucesiva a un microorganismo concreto. Este mecanismo esta mediado
principalmente por células B y T, llamadas linfocitos. Dado que esta forma de inmunidad aparece
como respuesta a una infección y se adapta a ella, recibe el nombre de inmunidad adaptativa. Sus
características definitorias son una exquisita especificidad frente a diversas moléculas y
la propiedad de memoria para «recordar» las exposiciones repetidas al mismo microbio, dando
respuestas más rápidas y ajustadas en la defensa (es perfectible). El sistema inmunitario
adaptativo tiene la capacidad de reconocer una gran cantidad de sustancias microbianas y no
microbianas y de reaccionar frente a ellas. Además, posee unas dotes extraordinarias para
distinguir entre los distintos microorganismos y moléculas, incluso los muy afines entre sí, y
por esta razón también recibe la denominación de inmunidad específica (Figura 1).
La Inmunidad Innata o de especificidad restringida, está presente en mayor o menor medida
en todos los seres vivos. Forma parte de la primera línea de defensa del huésped frente a los
patógenos y posee ciertas características que la distinguen, como el carecer de memoria
inmunológica, y la rápida velocidad de respuesta. Innata significa que nacemos con ella y tiene la
capacidad de combatir la infección desde el mismo momento de su inicio y durante sus primeras
fases (0-5 días).

Figura 1. Inmunidad Innata y Adaptativa. Los mecanismos de la inmunidad innata aportan la primera
defensa contra las infecciones. Las respuestas inmunitarias adaptativas surgen más tarde y consisten en la
activación de los linfocitos. Las cinéticas de las respuestas inmunitarias innata y adaptativa no son más que
aproximaciones y pueden variar en las diversas infecciones. NK, citolítico natural.

La Inmunidad adaptativa, específica o adquirida, es exclusiva de los vertebrados. Tarda al


menos una semana en desarrollarse y es la responsable de la memoria inmunológica. Que sea
Adaptativa, significa que se adapta al patógeno y Especifica alude a que identifica patógenos muy
concretos a los que reconoce por sus antígenos. Posee ciertas características (Figura 2) como:

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• Diversidad: permite responder a una gran variedad de antígenos. El Sistema Inmune puede
distinguir entre 109 y 1011 determinantes antigénicos diferentes.
• Especificidad: genera respuestas específicas para cada microorganismo al que se expone.
• Memoria: la exposición a un agente mejora la capacidad de respuesta ante una re
exposición. Es por eso que las respuestas inmunitarias adaptativas son más rápidas y
eficientes.
• Especialización: genera respuestas óptimas para la defensa frente a los microorganismos.
• Autolimitación: Permite al Sistema Inmune disminuir la intensidad frente a un antígeno a
medida que este es eliminado. De esta manera el Sistema Inmune vuelve a su estado basal.
• Ausencia de Autorreactividad: es una de las propiedades más importantes del Sistema.
Brinda la capacidad de reconocer lo propio de lo extraño y no reacciona frente a las
sustancias antigénicas propias. Esta es una propiedad que comparte con la Inmunidad
Innata.

Figura 2. Principales características y componentes de las respuestas inmunitarias innata y adaptativa

Las respuestas inmunitarias innata y adaptativa son los ingredientes de un sistema integral
encargado de defender al huésped, en el que funcionan numerosas células y moléculas de modo
conjunto. Los mecanismos de la inmunidad innata suministran una primera defensa eficaz
contra las infecciones. Sin embargo, muchos microorganismos patógenos han evolucionado
hasta ser resistentes a la inmunidad innata, y su eliminación exige aquellos mecanismos más
potentes de la inmunidad adaptativa. Asimismo, la respuesta inmunitaria innata también
estimula las respuestas inmunitarias adaptativas e influye sobre su naturaleza.

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Estudiando la evolución de respuesta que desarrolla el sistema inmune a una infección inicial,
se pueden establecer al menos tres fases. Estas son: la fase innata, la inducida temprana y la
adaptativa. Las primeras dos fases dependen del reconocimiento de patógenos por receptores
codificados por la línea germinal del sistema inmunitario innato (Receptores de Reconocimiento
de Patrones (PRRs). Estos, reconocen secuencias de monómeros (aminoácidos o monosacáridos)
que están asociados a “clases” generales de microoganismos (Ej. Bacterias Gram (-) o levadura o
parasitos helmintos) que funcionan como verdaderos patrones moleculares asociados a
patógenos (PAMPs)(Figura 4). Por otro lado, en la fase adaptativa se utilizan receptores
específicos de reconocimiento de antígenos que se producen como resultado del
reordenamientos de segmentos génicos.
La inmunidad adaptativa ocurre en etapas tardías, porque las células B y T específicas del
patógeno invasor primero deben pasar por expansión clonal, y posteriormente diferenciación a
células efectoras que pueden eliminar la infección. Los mecanismos efectores que neutralizan el
agente infeccioso son similares o idénticos en cada fase. Asimismo, a veces se le adjudica el
nombre de inmunidad adquirida para poner de relieve que las potentes respuestas protectoras se
«adquieren» por la experiencia. Como se observa en la Figura 3, este tipo de respuesta, específica
y adaptada requiere mucho mas tiempo.

Figura 3. Fases de la Respuesta Inmune. La respuesta a una infección inicial ocurre en tres fases. Las
primeras dos fases dependen del reconocimiento de patógenos por receptores codificados por la línea
germinal del sistema inmunitario innato, mientras que en la inmunidad adaptativa se utilizan receptores
específicos de antígeno que se producen como resultado de reordenamientos de segmentos génicos. La
inmunidad adaptativa ocurre en etapas tardías, porque células B y células T especificas del patógeno
invasor primero deben pasar por expansión clonal antes de diferenciarse en células efectoras.

4. Organización Morfológica del Sistema inmunitario.

Las células que forman parte del sistema inmunitario se organizan en órganos y tejidos. Estos
reciben el nombre de Sistema Linfoide. Pertenecen a este sistema dos tipos de órganos:
• Órganos con capsula bien definida (bazo, timo, ganglios linfáticos y médula ósea)
• Acumulaciones difusas de tejidos linfoides (tejido no encapsulado que se asocia a mucosa
MALT).
Desde el punto de vista funcional los órganos y tejidos linfoides se dividen: Órganos Linfoides
Primarios o Centrales (medula ósea, timo) y Órganos Linfoides Secundarios o Periféricos (bazo,
ganglios linfáticos, MALT).

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Los Órganos linfoides primarios son lugares de leucopoyesis y en ellos se generan


leucocitos inmunocompetentes: los Linfocitos T (timo) y los Linfocitos B (hígado fetal, médula
ósea fetal y del adulto).

Figura 4. Separación de los linfocitos B y T en un ganglio linfático. A. El dibujo esquemático muestra la vía
por la que emigran los linfocitos T y B vírgenes hacia las diversas regiones de un ganglio linfático. Los
linfocitos entran a través de una arteria y llegan a una VEA, representada según su corte transversal, para
que sus formas indiferenciadas se vean arrastradas hacia las distintas áreas del ganglio por las quimiocinas
producidas en ellas capaces de realizar una unión selectiva con el tipo celular correspondiente. También se
muestra la migración de las células dendríticas, que recogen los antígenos en sus puntos de entrada, llegan
a través de los vasos linfáticos aferentes y emigran hacia las zonas ganglionares cargadas de linfocitos T.
B. En este corte de un ganglio linfático, los linfocitos B, situados en los folículos, aparecen teñidos de verde;
los T, que ocupan la corteza parafolicular, están de color rojo. El método utilizado para marcar estas células
se denomina inmunofluorescencia

Los linfocitos maduros migran de los órganos linfoides primarios a los órganos y tejidos
linfoides secundarios por la vía sanguínea o linfática.

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La médula ósea contiene los precursores de las células del sistema inmunitario. Está
formada por islotes de células hematopoyéticas situados en el interior de los huesos. Todas
las células provienen de células hematopoyéticas primordiales. Durante le edad fetal ocurre
en el hígado, luego del nacimiento los precursores producidos en la médula ósea migran hacia
otros órganos donde sufren ulteriores procesos de diferenciación y se convierten en células
funcionales.
La médula ósea produce linfocitos B que luego sufren un proceso de maduración y selección.
El timo es el órgano donde se generan los linfocitos T, es un órgano linfoide primario situado en
el tórax, posee una región cortical y una medular. A la corteza llegan los precursores de los
linfocitos T en los primeros estadios de vida, procedentes de la médula. Allí se dividen y se
diferencian hasta llegar a linfocitos T maduros en la medula. Sufren procesos de selección
positiva y negativa bajo la influencia de células epiteliales, dendríticas y macrófagos residentes en
el timo. Allí se eliminan los linfocitos que pudieran ser autorreactivos y se promueve la
maduración de aquellos que sí pueden desencadenar una respuesta efectiva. Los linfocitos T ya
maduros migran a los órganos linfoides secundarios donde podrán reconocer los antígenos de una
forma específica.
Los Órganos Linfoides Secundarios o Tejidos Periféricos Linfoides son lugares de
interacción entre los linfocitos inmunocompetentes y el Antígeno.
Allí se dan las condiciones ambientales para que los macrófagos, varios tipos de Células
Presentadoras de Antígenos (APCs), y los linfocitos B o T inmunocompetentes recién formados,
pueden interactuar entre sí y con los antígenos. Así se podrá generar y diseminar una respuesta
inmunitaria adaptativa celular y/o humoral específica. Cada órgano linfoide secundario es
encargado de proteger una zona o región determinada. El bazo reacciona frente a antígenos que
llegan por vía sanguínea, los ganglios linfáticos frente a aquello circulantes en la linfa, absorbidos a
través de la piel (ganglios superficiales) o vísceras internas (ganglios profundos) y el MALT frente a
Antígenos que atraviesan las mucosas.
Los órganos linfoides periféricos más importantes son:
• Bazo: Es el gran órgano que drena los antígenos de la sangre. Tiene 2 regiones: pulpa
roja y pulpa blanca. Pulpa roja: participa de la destrucción de eritrocitos deteriorados y
es un gran almacén de eritrocitos, granulocitos y plaquetas. Pulpa blanca: es el tejido
linfoide que participa en la generación de respuestas inmunitarias frente a antígenos
que llegan por vía sanguínea. En el bazo se encuentran linfocitos T y B, células NK y APCs
(Células presentadoras de antígenos).
• Ganglios linfáticos: son órganos linfoides secundarios (mas de 100), que forman una red
(Sistema linfático) que filtra la linfa que contiene los antígenos procedentes del líquido
hístico intersticial y de la linfa que proviene desde la periferia y se dirige hacia el
conducto torácico, en la vena subclavia izquierda. Cada Ganglio está dividido en un área
cortical, con linfocitos B, un área paracortical, con linfocitos T, y en menor medida por
macrófagos y células productoras de anticuerpos. Aquí también se observan células
dendríticas presentadoras de antígenos que emigraron de la piel, o de las zonas de
contacto con el antígeno, para presentarlo al linfocito del ganglio linfático regional
correspondiente (Ver Apunte II). En el área de los linfocitos B, existen células dendríticas
foliculares (FDC) que no derivan de la médula ósea, y que intervienen en la formación de

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los centros germinales de los folículos secundarios del área B, tanto en el ganglio como
en el Bazo y otros tejidos linfoides. Estos centros germinales son lugares de proliferación
activa de linfocitos B, estimulados por el antígeno presentado por las células dendríticas
foliculares (FDC). Allí se produce también la generación de memoria de los linfocitos B.
• MALT: son agrupaciones de tejido linfoide asociado a mucosa, no encapsulado, situado
en la lámina propia y áreas submucosas del tubo gastrointestinal (GALT), vías
respiratorias (NALT) (BALT), tracto genito-urinario, amígdalas y placas de Peyer. Las
respuestas desencadenadas en las mucosas son mediadas por inmunoglobulinas de tipo
A. Estas atraviesan el epitelio y contribuyen en impedir la entrada de microbios
infectados.
• Médula ósea: funciona como órgano linfoide primario dando lugar a los linfocitos B pero
también funciona, en ocasiones como secundario ya que en él se encuentran los
linfocitos T maduros, células plasmáticas y APCs.

B. Inmunidad Innata

1. Células y Moléculas responsables de la Inmunidad Innata.

Como se expuso anteriormente, el primer elemento defensivo está formado por las barreras
epiteliales, que cuando están intactas son impermeables a los agentes patógenos y separan al
huésped del medio externo. No solo impiden el paso sino que a su vez producen sustancias
inmunológicamente activas.
Algunos elementos (celulares y moleculares) destacables son (Figura 5):
• Los Péptidos antibióticos son sintetizados por la piel, tienen capacidad antibiótica y
antimicótica. Se denominan defensinas y poseen 29-30 aminoácidos que aumentan sus
concentraciones en presencia de IL1 (Interleucina 1) y TNF (factor de necrosis tumoral),
los cuales son secretados por los Macrófagos Activados.
• El epitelio intestinal produce un péptido especial conocido como Criptocidina con
capacidad antimicrobiana.
• Los Linfocitos intraepiteliales son una especie de linfocitos T, por lo que deberían
ser considerados parte de la Inmunidad Adaptativa, pero a diferencia de estos,
presentan una limitada diversidad de receptores antigénicos y las cadenas del TCR
(receptor de células T) no son alfa/beta como la del resto de linfocitos T, si no gamma/
delta. Tienen la propiedad de no reconocer al MHC (complejo mayor de
histocompatibilidad) si no a una proteína similar denominada CD1. Una vez que
estos linfocitos epiteliales son activados, secretan una variada gama de citoquinas
pro-inflamatorias como IL1, TNF, linfotaxinas e Interferón gamma (IFNg). Además
poseen actividad citolítica mediada por perforinas y las FAS-FAS-L. Las perforinas, son
péptidos que se unen a las células blanco creando un poro, lo que lleva a una pérdida
de la homeostasia intracelular y posterior lisis de la célula. Las Fas-FasL son proteínas
de membranas que al interactuar unas con otras, activan a un complejo enzimático
denominado caspasas que inducen a las células blanco a la apoptosis celular.

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• Linfocitos B1: son células presentes en el epitelio de la cavidad peritoneal y también


deberían ser integrantes de la inmunidad adaptativa, pero su receptor posee baja
diversidad y su estructura es similar a la del receptor del linfocito T intraepitelial. Los
linfocitos B1 secretan permanentemente IgM específica para antígenos compartidos por
una amplia variedad de bacterias, como ser LPS (lipolisacaridos) y fosfatidilcolina.

Estos elementos, están permanentemente activados, y están censando la presencia de


sustancias o elementos extraños. No obstante, no dejan de ser solo un complemento de las
denominadas Células Efectoras de la Inmunidad Innata que son los Neutrófilos o Leucocitos
Polimorfo nucleares (PMN); las células que forman parte del Sistema Fagocítico Mononuclear, los
Macrófagos, que están estratégicamente distribuidos en todos los órganos y tejidos (con nombres
particulares en cada uno de ellos; ej. Células de Kupffer, microglia, osteoclasto, etc.) y las células
asesinas naturales o Natural Killer (NK).

• Neutrófilos o Leucocitos Polimorfonucleares: son las células blancas más abundantes


en la sangre (50-60 % del total de los leucocitos). Alcanzan el sitio de infección
rápidamente (horas). Forman mayoritariamente la primera oleada de células encargadas
de la respuesta inmune. Si no son reclutados o activados en un tiempo no mayor a 6
horas, experimentan apoptosis. Presentan un núcleo multilobulado y en su interior
gránulos (granulocitos) cuyos contenidos son ricos en Lisozima, Colagenasa y Elastasa.
Según reaccionen estos gránulos frente a diferentes colorantes histológicos se
diferencian en: neutrófilos / eosinófilos/ basófilos, aunque solo los neutrófilos son
fagocitos profesionales. Estos constituyen el 90% de los polimorfos y responden a varios
agentes quimiotácticos como C5a del Complemento, factores del sistema fibrinolítico,
productos liberados por otros leucocitos y algunas bacterias. Pueden fagocitar y destruir
directamente bacterias, virus, hongos y son capaces de liberar sus gránulos al exterior
celular y causar inflamación. Cuando el agente patógeno es tan grande que no puede ser
fagocitado, los neutrófilos pueden verter el contenido de sus gránulos al exterior, por
un proceso denominado Exocitocis, con el fin de destruirlo.
• El Eosinófilo es un granulocito que libera sustancias tóxicas para parásitos metazoos.
Constituyen el 2-5% de los leucocitos sanguíneos en personas sanas. Su concentración
aumenta en sangre considerablemente bajo determinadas condiciones como procesos
alérgicos y parasitosis.
• Mastocitos: son Inflamocitos tisulares profesionales, que parecen haber sido diseñados
para organizar inflamaciones de emergencia en los tejidos al igual que los Basófilos en la
sangre. La proximidad de los mastocitos a la sangre le permite regular localmente la
permeabilidad vascular. Cuando son activados por un agente patógeno, liberan grandes
cantidades de mediadores inflamatorios preformados como la Histamina. La zona
rápidamente se inunda de plasma sanguíneo y de leucocitos, procedentes de los vasos
locales, y así el patógeno es rápidamente bloqueado y reducido. Sus restos acaban en el
ganglio más cercano que se inflama. Este mismo proceso puede ser desencadenado
también por los macrófagos pero de una manera más lenta.

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• Basófilos: corresponden al 0,2% de los leucocitos sanguíneos. Responden a diversos


agentes quimiotácticos y pasan a los tejidos por diapédesis. Son capaces de liberar sus
gránulos en ciertas condiciones.
• Monocitos/macrófagos: los monocitos son células maduras precursoras de los
macrófagos. Cuando el monocito es activado, migra a un dado tejido desde la sangre y
experimenta cambios morfológicos que se adaptan para su función como macrófagos.
Estas células son de mayor tamaño y capacidad fagocítica. Poseen la capacidad de unirse
a otros macrófagos y originan las llamadas células gigantes, con capacidad fagocítica
aún mayor. Los macrófagos constituyen la 2da oleada de células que acuden al sitio de
la infección. En distintos tejidos existen macrófagos especializados que reciben
diferentes nombres como ser: en el hígado, células de Kuffer, en el SNC, microglia y en
los alveolos pulmonares, macrófagos alveolares. Están pululando por todos los tejidos y
cavidades como el peritoneo, en busca siempre de agentes patógenos a quien atacar.
Junto a las células dendríticas y los Linfocitos B, los fagocitos mononucleares se
denominan células presentadoras de antígenos (APC).
• Células Dendríticas: Las células dendríticas (CD) juegan un papel fundamental en la
regulación de la respuesta inmune. Son las principales células presentadoras de
antígenos, por su capacidad de capturar, procesar y presentar antígenos de forma
óptima a linfocitos T, y generar respuestas inmunes específicas. Posteriormente al
descubrimiento de esta función y al aparecer técnicas metodológicas que permitían su
purificación y maduración in vitro, se ha comprobado que también son capaces de
activar otros tipos celulares, como linfocitos B, células NK, macrófagos o eosinófilos, e
incluso generar tolerancia inmunológica. Este mejor conocimiento de su biología y
funciones ha permitido el desarrollo de ensayos clínicos basados en el uso de CD en el
campo de la inmunoterapia antitumoral y antiinfecciosa o para inducir tolerancia
postrasplante o en patologías autoinmunes.

Tanto los neutrófilos como los macrófagos para que puedan actuar deben primeramente
reconocer al agente invasor, y posteriormente activarse para poner en marcha los mecanismos
efectores y destruir a los patógenos.

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Figura 5. Principales elementos celulares y moleculares de la inmunidad innata.

Los macrófagos y los neutrófilos tienen la capacidad de reconocer a los microorganismos de


diferentes maneras de pendiendo de receptores ubicados en las membranas de los fagocitos.
1- Receptor de manosa: estos receptores son capaces de reconocer residuos de manosa, que
es el principal residuo monosacárido terminal de glicoproteínas y glicolípidos estructurales
de las membranas de ciertas bacterias.
2- Receptores de opsoninas: éstas son moléculas que recubren los microorganismos y
facilitan su fagocitosis. Pueden ser Inmunoglobulinas (la G es la más importante), proteínas
del complemento como el fragmento C3, que es una potente opsonina, o el fibrinógeno,
entre otras.
3- Receptores de tipo Toll: proteínas de membrana capaces de reconocer moléculas propias
de las bacterias como los LPS (Gram+) o Peptidoglicano (Gram +). Estos receptores tienen
la capacidad de heterodimerizarse unos con otros, de esta forma uno confiere la
especificidad del ligando y el otro la vía de señalización intracelular.
4- Receptores acoplados a proteína G: son proteínas de membrana de 7 hélices alfa, capaces
de reconocer a pequeños péptidos bacterianos, a ciertas citoquinas y mediadores lipídicos
(PGE, leucotrienos B4)
5- Receptor para citoquinas: una de las más importantes es el INFg, esta citoquina es la más
potente activadora de macrófagos y es producida por las células NK y linfocitos T en
respuesta a microorganismos.

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La activación celular implica una cascada de señalización intracelular dependerá de cual haya
sido el receptor estimulado, pero la respuesta final es la misma: aumento de la fagocitosis celular
y migración (sobre todo del neutrófilo) al sitio de infección.
La Fagocitosis consiste en incluir al agente extraño dentro de vesículas denominadas
Fagosomas, que luego se unirán con los Lisosomas formando un fagolisosoma. En su interior se
liberan sustancias microbicidas como ROIs (intermediarios reactivos del O2), NO (óxido nítrico) y
algunas enzimas líticas que colaboran con la destrucción de los microorganismos.
Similarmente a los macrófagos y los neutrófilos, las células NK son células de la inmunidad
innata capaces de activarse por el reconocimiento y destruir células. Son un tipo de linfocitos que
participan en la inmunidad frente a virus y a microorganismos intracelulares. A diferencia de los
linfocitos T citolíticos, no expresan el TCR o receptor para linfocitos T, ni maduran en el timo. En
cambio poseen receptores innatos capaces de detectar la ausencia de moléculas MHC clase I en
células infectadas por virus o células que sufrieron una transformación tumoral (Figura 7).
Las células NK participan de un sistema conocido como citotoxicidad dependiente de
anticuerpos (ADCC) frente a células o virus que se encuentran recubiertos con anticuerpos IgG.
Los NK son capaces de reconocer la porción Fc de la IgG pegadas y ejercer sus funciones efectoras:
Destrucción de las células infectadas y activación de los macrófagos.
Las funciones líticas se llevan a cabo mediante dos proteínas que se encuentran en el interior
de sus gránulos citoplasmáticos denominados Perforinas y granzimas. Cuando las NK son activadas
liberan el contenido de sus gránulos. Las perforinas crean un poro en la membrana de la célula
blanco, mientras que las granzimas ingresan por los poros formados e inducen a la apoptosis
celular.

Las NK son capaces de responder a la IL12, citoquina producida por los macrófagos y en
respuesta a la IL12, liberan INFg que es el más potente activador de los macrófagos.

5. El sistema de complemento

Dentro de las moléculas efectoras de la inmunidad innata, un párrafo separado merece el


sistema de complemento. Este sistema consta de varias proteínas plasmáticas que se ven
activadas por los microbios y favorecen su destrucción, así como el desarrollo del proceso de
inflamación. El reconocimiento de los microbios por el complemento sigue tres caminos (Figura 8).
La vía clásica, llamada así porque fue la primera en descubrirse, recurre a una proteína plasmática
denominada C1 para detectar los anticuerpos IgM, IgG1 o IgG3 ligados a la superficie de un
microbio o de otra estructura. La vía alternativa, descubierta con posterioridad, pero más antigua
que la clásica desde el punto de vista filogénico, se pone en marcha por el reconocimiento directo
de ciertas estructuras presentes en la superficie microbiana y, por tanto, constituye un
componente de la inmunidad innata. La vía de las lectinas, se dispara a partir de una proteína
plasmática llamada lectina de unión a la manosa (MBL), que reconoce las manosas terminales en
las glucoproteínas y los glucolípidos microbianos. La MBL ligada a los microbios activa una de las
proteínas de la vía clásica sin contar con la presencia de los anticuerpos, debido a la acción de una
proteasa de serina asociada a ella.

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Figura 6. Fagocitosis y destrucción intracelular de los microbios. Los microbios pueden ingerirse a través
de diferentes receptores de membrana presentes en los fagocitos; algunos se unen directamente a los
microbios y otros lo hacen a microbios opsonizados. (Obsérvese que la integrina Mac-1 se une a los
microbios opsonizados con proteínas del complemento, lo que no aparece ilustrado.) Los microbios pasan
al interior en los fagosomas, que se fusionan con los lisosomas para formar unos fagolisosomas, donde los
intermediarios reactivos del oxígeno y el nitrógeno y las enzimas proteolíticas destruyen los microbios.
ERO: especies reactivas del oxígeno; NO: óxido nítrico.

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Figura 7. Funciones de los linfocitos NK. A. Los linfocitos NK reconocen sus ligandos sobre las células
infectadas o las que se encuentren sometidas a otros tipos de agresión, y destruyen las células huéspedes.
De esta manera, eliminan los reservorios de la infección a la vez que las células disfuncionales. B. Los
linfocitos NK responden a la IL-12 producida por los macrófagos y segregan IFNg, que activa los macrófagos
para destruir los microbios fagocitados.

El reconocimiento de los microbios por cualquiera de estas vías se traduce en el reclutamiento


secuencial de nuevas proteínas del complemento y su ensamblaje en complejos de proteasas. La
proteína central del sistema del complemento, llamada C3, se escinde, y su fragmento de mayor
tamaño, el C3b, queda depositado sobre la superficie microbiana, donde se activa el
complemento. El C3b forma un enlace covalente con los microbios y funciona como una opsonina
para favorecer su fagocitosis. También se libera un fragmento más pequeño, o C3a, que estimula
la inflamación al actuar como factor quimiotáctico de los neutrófilos. El C3b se une a otras
proteínas del complemento para constituir una proteasa que divide la proteína C5, lo que genera
un péptido de secreción (C5a) y otro fragmento más grande (C5b) que permanece ligado a las
membranas celulares del microbio. El C5a estimula la llegada de los neutrófilos hasta el foco de
infección, así como el componente vascular de la inflamación aguda. El C5b desencadena la
formación de un complejo con las proteínas del complemento C6, C7, C8 y C9, que se reúnen en
un poro de membrana para ocasionar la lisis de la célula en la zona donde esté activado el
complemento. Las células de los mamíferos expresan varias proteínas reguladoras que bloquean la
activación del complemento y evitan así la lesión del huésped en condiciones normales.

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Figura 8. Vías de activación del complemento. La activación del sistema del complemento puede ponerse
en marcha por tres vías distintas, que en todos los casos desembocan en la producción de C3b (los pasos
iniciales). El C3b da comienzo a las etapas finales de la activación del complemento, que culminan en la
aparición de péptidos encargados de estimular la inflamación, así como en el C9 polimerizado, que forma el
complejo de ataque a la membrana, cuyo nombre se debe a que abre orificios en las membranas
plasmáticas.

6. El proceso inflamatorio

Constantemente la médula ósea genera leucocitos que pueden desarrollar distintos caminos.
Algunos circulan y se extravasan a los tejidos (macrófagos, mastocitos, células dendríticas,
eosinofilos) esperando encontrarse con algún agente patógeno, hasta que mueren en algunas
semanas. Otros se mantienen en la circulación donde viven tan solo unos días (granulocitos). Los
precursores del linfocito T se dirigen al timo, donde se extravasan para sufrir el proceso de
maduración y posteriormente volver a la sangre.
Los linfocitos T y B maduros, recirculan, abandonan la sangre hacia los ganglios linfáticos. Se
dirigen hacia el estroma del ganglio en busca de un antígeno específico para ser activados, de allí
son recogidos al vaso linfático eferente, para volver a la sangre a la altura de las venas subclavia y
de nuevo volver a empezar.
Al recircular aumenta la probabilidad de que se encuentre con un antígeno que sea capaz de
reconocer, algo que a veces no llega a suceder en toda la vida del linfocito.
Cuando un tejido se infecta, los vasos sanguíneos cercanos se hacen más permeables y
permiten el paso de granulocitos, monocitos, células dendríticas y linfocitos.
Alguno de estos leucocitos se quedan en la zona destruyendo patógenos y avisando a otros
para que se acerquen. Otros como las células dendríticas, migran por la creciente corriente de
líquido intersticial hasta el ganglio zonal donde permanece unos días para activar la inmunidad
adaptativa. Los linfocitos T y B generados en el ganglio pasan al vaso linfático eferente y de ahí

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vuelven al torrente circulatorio. Los linfocitos T luego se van a extravasar en los tejidos inflamados,
mientras que los B se refugian en la medula ósea o en el MALT para producir anticuerpos.
La decisión de que un leucocito se extravase a un tejido concreto ya sea en condiciones
fisiológicas como en las patológicas (inflamación) está determinada por la existencia de factores
quimio atrayentes específicos como quimiocinas, anafilotoxinas, etc. Esto ocurre gracias a cambios
estructurales que ocurren en los capilares que permiten el paso de los leucocitos (primera oleada)
desde la sangre a los tejidos. Comienza un reclutamiento celular a cargo de las citoquinas,
especialmente TNF y las quimicinas encargadas de activar y guiar a los macrófagos (segunda
oleada) hacia la zona afectada, para luego esperar la llegada de los linfocitos. Junto a las
quimiocinas, existen un conjunto de moléculas que permiten de forma selectiva el tráfico
leucocitario a los distintos tejidos. Son denominadas moléculas de adhesión y sus ligandos, las que
no solo controlan la interacción de los leucocitos con el endotelio vascular, sino también su
extravasación, maduración, activación y función efectora de los mismos
Las moléculas de adhesión son glucoproteínas de membrana y pertenecen a 4 familias:
• Selectinas (unión inicial de leucocitos al endotelio vascular)
• Ligandos de selectinas: mucinas y diriginas (de forma selectiva dirigen y atrapan a los
linfocitos durante su recirculación en los tejidos linfoides secundarios)
• Integrinas
• IgCAMs o molécula de adhesión celular de la familia de las Inmunoglobulinas

Para que esto ocurra, se produce una cascada de adhesión leucocitaria en la que se
distinguen 4 fases (Figura 9):
Fase 1. Captura del leucocito y rodamiento: los leucocitos circulantes establecen contactos
transitorios con la pared vascular que les permite adherirse a ella soportando fuerzas de
cizallamiento. Esta fase esta mediada principalmente por la interacción de las selectinas y sus
ligandos azucarados. Estas interacciones son débiles y transitorias entre leucocitos y endotelio.
Esto produce un enlentecimiento de la circulación del leucocito que favorece a las fases 2-3 y 4,
mediadas principalmente por integrinas y sus ligandos.
Fase 2. Adhesión firme: los leucocitos circulantes en condiciones de reposo mantienen sus
integrinas inactivas para evitar contactos inespecíficos con la pared del vaso. Cuando los leucocitos
son activados por quimiotaxinas, se inician cascadas de señalización intracelulares que inducen la
activación de las integrinas, cambiando su estado conformacional inactivo a un estado de alta
afinidad por sus ligandos expresados en la superficie celular. Esto permite la adhesión fuerte del
leucocito al endotelio, mantenida fundamentalmente por las integrinas LFA-1 y su ligando ICAM-1
y la integrina VLA-4 con su ligando VCAM-1

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Figura 9. Atracción de los leucocitos. En los focos de infección, los macrófagos que han tropezado con los
microbios producen citoquinas (como el TNF y la IL-1) que activan las células endoteliales de las vénulas
cercanas para fabricar selectinas, ligandos de las integrinas y quimiocinas. Las selectinas intervienen en el
anclaje débil de los leucocitos sanguíneos al endotelio, como los neutrófilos y su rodamiento; las integrinas
participan en la adhesión firme de los neutrófilos; y las quimiocinas aumentan la afinidad de las integrinas
en los neutrófilos y estimulan la migración de las células hacia el foco infeccioso a través del endotelio. Los
neutrófilos sanguíneos, los monocitos y los linfocitos T activados recurren básicamente a los mismos
mecanismos para emigrar hacia las zonas de infección.

Fase 3. Migración: el leucocito fuertemente adherido al endotelio adquiere morfología


polarizada y comienza a migrar sobre la superficie del mismo siguiendo un gradiente
quimiotáctico. Esta migración esta mediada por interacciones de las integrinas y sus ligandos que
se rompen y restablecen permitiendo de esta manera el avance de la célula.

Fase 4. Transmigración o diapédesis: el leucocito finalmente migra entre los contactos


laterales de las células endoteliales, escapando del torrente circulatorio y pasando a la lámina
propia.
La cascada de adhesión leucocitaria juega un papel primordial en la respuesta inmunitaria en
procesos infecciosos. Cuando los agentes patógenos logran superar las barreras físicas y químicas
del organismo alcanzando el medio interno, se activa una respuesta innata inmediata (0 a 4 hrs)
constituida por el sistema del complemento y las cininas.
Si los patógenos consiguen atravesar los epitelios y llegan hasta el tejido conectivo
subepitelial, son fagocitados por los macrófagos residentes. Una vez fagocitados, algunos tipos de
patógenos pueden ser destruidos inmediatamente por el macrófago cuya capacidad fagocitica
puede estar aumentada por el IFNg, producida por los linfocitos Th1 y NK.
Si el patógeno no puede ser destruido o está presente en número elevado, se produce un foco
infeccioso. La presencia de este foco infeccioso desencadena una respuesta conocida como
inflamación.

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El objetivo de la inflamación es circunscribir la zona afectada, impidiendo que se propague y


afecte a más tejidos, mientras se desarrolla una respuesta adaptativa.

La inflamación consiste en:


• Incremento del diámetro vascular por contracción del musculo liso vascular, lo que
provoca aumento del flujo sanguíneo, calor y enrojecimiento (rubor) de la zona.
• Aumento de la permeabilidad vascular, agentes como la histamina inducen contracción
del citoesqueleto, lo que origina retracción celular seguida del aumento del espacio
intercelular. Esto permite la salida del líquido al espacio intersticial aumentando la
acumulación local de fluido, hinchazón (edema) y dolor e incremento de la concentración
de inmunoglobulinas y proteínas del complemento.
• Inducción de la expresión de moléculas de adhesión en las células endoteliales,
facilitando la unión de fagocitos y linfocitos, su posterior extravasación hacia los tejidos. De
esta manera se consigue reclutar un elevado número de células en el sitio de infección.
• Inducción en el endotelio de la expresión de moléculas que provocan la coagulación
(local) de la sangre, para de este modo taponar los capilares e impedir que la infección
entre en la corriente sanguínea y se disemine originando un shock séptico, que conlleva a
una liberación de TNF-alfa sistémica masiva, sobreviniendo la muerte por CID, hemorragias
internas y fallo multiorganico.
• Quimiotaxis. No solo acuden los macrófagos, si no que otros tipos celulares como
fibroblastos, células endoteliales, queratinocitos, células musculares lisas, etc., responden
secretando quimiocinas cuando detectan un foco infeccioso. Estas actúan como
quimiotaxinas de neutrófilos y monocitos. Los neutrófilos predominan inicialmente en el
infiltrado y colaboran con los macrófagos. Los neutrófilos tienen una vida media muy corta
por lo que muchos mueren rápidamente en el foco inflamatorio, formando lo que se
conoce como pus.

En el proceso inflamatorio intervienen distintos componentes celulares y moleculares como el


C3b y C4b del sistema del complemento, que tienen capacidad de opsonización del microbio
favoreciendo y activando la fagocitosis por parte de los neutrófilos y macrófagos.
C3a, y C5a actúan como anafilotoxinas, reclutando fagocitos a la zona de infección. Los
macrófagos locales contribuyen a la inflamación produciendo una serie de citoquinas como ser
TNF-alfa, IL1, IL6, IL8, IL12 e IL18 que tienen entre otras, acción activadora sobre el endotelio
vascular. Los macrófagos también producen otros mediadores como Prostaglandinas,
Leucotrienos, radicales de O2, Oxido Nítrico, y Peróxido de Hidrogeno, que junto con la activación
del complemento, las cininas y la desgranulación de los mastocitos tisulares son responsables de la
respuesta inflamatoria

C. Inmunidad Adaptativa

La Inmunidad adaptativa o inmunidad específica, es un mecanismo de defensa mucho más


evolucionado, que se estimula luego de la exposición a agentes infecciosos, y cuya capacidad e
intensidad defensiva aumenta después de cada exposición subsiguiente a un determinado

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microorganismo. Existen dos tipos de inmunidad adaptativa, la Inmunidad Celular y la Inmunidad


Humoral. Ambas actúan en conjunto, con el fin de eliminar a los microorganismos.

1. Inmunidad Celular: Linfocitos T (LT) y subpoblaciones

La inmunidad celular recibe este nombre debido a que sus mediadores son células, a
diferencia de la inmunidad humoral cuyos mediadores son moléculas.
Las células T o linfocitos T, son los principales efectores de la inmunidad celular. Estos se
encargan básicamente de erradicar a los microorganismos intracelulares. Existen dos
subpoblaciones de linfocitos T, los T colaboradores o helper (CD4+) y los T citolíticos o citotóxicos
(CD8+).
A su vez, los LTh (linfocitos T helper), se subdividen en Th1 y Th2.

El Linfocito T reconoce a los péptidos antigénicos de los microorganismos, cuando hayan sido
procesados y presentados por una APC asociados a moléculas del MHC I o MHC II, de acuerdo a
quien sea el Linfocito T efector, CD4+ o CD8+ respectivamente.

7. Reconocimiento del antígeno por los Linfocitos T

Para que la respuesta celular se lleve a cabo, los LT inactivos o “naive” deben madurar a
células efectoras. Ese paso se produce cuando las células T reconocen a los antígenos. Los LT por si
solos no son capaces de identificar a los antígenos extraños, necesitan que estos les sean
“presentados”. Para cumplir esta función de gran importancia el sistema inmunológico consta de
un grupo de células denominadas “Células presentadoras de antígenos” o APC (Antigen-presenting
cells), dentro de las cuales se incluyen a los: Macrófagos, Linfocitos B y Células dendríticas (Figura
10). Estas células comparten la particularidad de que todas expresan en sus membranas moléculas
del MHC II, a las cuales se les asocia el péptido extraño, y de esta manera se los pueden
“presentar” a las células T.

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Figura 10. Funciones de las diferentes células presentadoras de antígenos APCs. Los tres tipos principales
de células presentadoras de antígenos para los linfocitos CD4+ actúan presentando antígenos en diferentes
etapas y en diferentes tipos de respuestas inmunitarias. Obsérvese que los linfocitos T efectores activan a
los macrófagos y los linfocitos B mediante la síntesis de citoquinas y la expresión de moléculas de
superficie; esto se describirá en capítulos posteriores

El reconocimiento de los antígenos por los Linfocitos T se hace en los órganos linfoides, en la
mayoría de los casos en los ganglios linfáticos. En estos sitios anatómicos residen las células T
naive, y es aquí donde se transforman en células efectoras que luego de la expansión clonal y
diferenciación, migran del ganglio linfático para entrar en la circulación y dirigirse hacia el sitio de
la infección.
Además de la presentación del péptido extraño asociado a la molécula del MHC I o MHC II, los
linfocitos T necesitan “coestimulación”. Esta consiste en el reconocimiento de ciertas proteínas
muy cercanas a las moléculas del MHC denominadas “Coestimuladores”, que también están
presentes en la superficie de las APCs.
Esta interacción genera una cascada de señalización intracelular, que lleva a la expresión de
ciertos genes codificadores de proteínas de membrana las cuales son receptores para citoquinas.
Este mecanismo prepara a los LT para recibir a su segunda coestimulación, las citoquinas. La
citoquina más importante en la etapa de expansión clonal es la IL-2, esta es producida por los LTh,
ya sea para estimular a los CD8+ o a sí mismos.

8. Mecanismos efectores de la inmunidad celular

La principal función de las células T CD4+, es la de “colaborar” en la activación y actividad de


otros tipos celulares mediante la secreción de diversas citoquinas, que además participan en el

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desarrollo de cada subespecie. Los LTh1 secretan principalmente INF gamma, citoquina
importante en la activación de macrófagos. Esta citoquina también estimula la diferenciación
de CD4+ naive, a LTh1, mientras que inhibe la diferenciación a LTh2.
A su vez, los LTh2, secretan en primer lugar IL-4, IL-5, IL-10 e IL-13, cuya principal función es la
maduración y activación de mastocitos y eosinófilos, mientras que inhibe la activación de los
macrófagos. Además estimula la diferenciación celular de los CD4+ naive, a LTh2 e inhiben la
diferenciación hacia LTh1. Además estos linfocitos poseen una importante función en la regulación
de la capacidad de respuesta del sistema inmune adaptativo.
Se puede apreciar que los efectos de las citoquinas secretadas por cada subespecie,
antagoniza las funciones de la otra, este sistema busca que la respuesta iniciada por un antígeno
especifico solo se desarrolle en el sentido más apropiado para su eliminación.
La principal función de los LTh1 es colaborar en la defensa mediada por fagocitos, es decir,
frente a microorganismos que hayan podido ser fagocitados, esto se logra a través de los
siguientes eventos:
• Luego de haber llegado al sitio de la infección los LTh1 actúan en conjunto con los CD8+
estimulando la migración de los monocitos de la sangre hacia ellos, una vez realizado esto,
se lleva adelante la interacción entre macrófagos y Th1 en la cual ambos generan estímulos
para su expansión, el macrófago estimula al LTh1 secretando IL-12 y este, en respuesta,
secreta INFg para activarlo.
• El macrófago activado por el LTh1, mejora su capacidad fagocítica, aumenta la secreción de
citoquinas y la expresión de moléculas del MHC II junto con sus coestimuladores.
En tanto los LTh2 son los responsables de la defensa frente a helmintos, artrópodos
y reacciones alérgicas, debido a que sus citoquinas activan a eosinófilos y mastocitos, a su vez, la
IL-4, IL-5 e IL-13 también estimulan la producción de IgE por las células plasmáticas.
Estas dos funciones de aparente discordancia, son complementarias, ya que los eosinofilos y
mastocitos reconocen a los helmintos que se encuentren recubiertos por IgE.

Las Células T CD8+ o Linfocitos T citotóxicos (LTC) reciben este nombre por su capacidad de
lisar a las células infectadas con microorganismos intracelulares, o células tumorales, las cuales no
pueden ser eliminados por los fagocitos.
Los CD8+ reconocen a los péptidos presentados por las moléculas de clase I del MHC (Figura
11), las cuales pueden ser expresadas por todos los tipos celulares nucleados. Una vez que el LTC
interactúa con el MHC I y sus coestimuladores, es activado y esto lleva a la exocitosis de sus
gránulos.
Los gránulos de los CD8+ contienen las proteínas Perforinas y Granzimas, cuyos mecanismos
de acción ya han sido expuestos. Los LTC o CD8+ también expresan FAS-L, que interactúa con FAS
en la membrana de las células blanco e inducen la apoptosis.

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Figura 11. Fases de la respuesta de los linfocitos T. El reconocimiento del antígeno por los linfocitos T induce la
secreción de citocinas (p. ej., IL-2), la expansión clonal como consecuencia de la proliferación celular autocrina
inducida por IL-2, y la diferenciación de los linfocitos T en linfocitos efectores o linfocitos de memoria. En la fase
efectora de la respuesta, los linfocitos T CD4+ efectores responden al antígeno produciendo citocinas que tienen varias
acciones, como la activación de los macrófagos y los linfocitos B, y los LTC CD8+ responden matando a otras células.
CPA, célula presentadora de antígeno.

9. Inmunidad Humoral: anticuerpos y proteínas del complemento.

La inmunidad humoral recibe este nombre, debido a que sus mediadores son moléculas
presentes en los humores (líquidos) del cuerpo: los anticuerpos y las proteínas del complemento.
Debido a que muchas de las funciones de la inmunidad humoral son mediadas por los anticuerpos,
se considera conveniente hacer una breve reseña sobre las propiedades y la estructura de estos.
Los anticuerpos de utilidad para la defensa del huésped se encuentran en la sangre, pero son
producidos por los linfocitos B o las células plasmáticas en los ganglios linfáticos. Incluso algunos
anticuerpos pueden proceder de antiguas células de memoria.
Los anticuerpos o inmunoglobulinas (Igs), son una familia de glucoproteínas producidas
por los linfocitos B en dos formas: unidos a membrana y de secreción, estos últimos son los
que actúan en la inmunidad humoral. Todas las Igs poseen una estructura básica similar,
compuesta por dos cadenas pesadas (H) idénticas unidas entre sí por enlaces covalentes y dos
cadenas ligeras (L) unidas a las anteriores. Tanto la cadena pesada como la ligera de las Igs
se componen de

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regiones variables (V) en el extremo N terminal y regiones constantes (C) hacia el extremo carboxi-
terminal. Cada una de estas regiones V contiene tres regiones de hipervariabilidad
independientes, que se ensamblan espacialmente para formar el sitio de unión al antígeno.
Los anticuerpos se clasifican en diferentes isotipos dependiendo de las diferencias de
sus regiones C de las cadenas pesadas, las distintas clases se denominan IgM, IgG, IgD, IgE e IgA
La mayoría de las funciones efectoras de los anticuerpos secretados son llevadas a cabo por la
por las porciones Fc de las regiones C de las cadenas pesadas de las Igs. Los Ac actúan de la
siguiente manera:

• Neutralización de microorganismos y toxinas. Los anticuerpos inhiben la infectividad de


los microorganismos y así su capacidad de producir daños. Muchos microorganismos
poseen moléculas que interactúan con proteínas de superficie de la célula huésped, y de
esta manera pueden ingresar al citosol. Los anticuerpos pueden unirse a estas estructuras
bacterianas e impedir así su ingreso. Algo similar ocurre con las toxinas que dañan a los
tejidos. Estas deben actuar con un receptor para ejercer su efecto, pero las
inmunoglobulinas impiden esta interacción, dejándolas sin efecto.
• Opsonización y fagocitosis mediada por anticuerpos. Los anticuerpos del tipo IgG, sobre
todo las subclases IgG1 e IgG3, son capaces de recubrir a los microorganismos y actuar
como opsoninas, ya que promueven la fagocitosis de estos. Muchos de los fagocitos
poseen receptores para los fragmentos Fc de los anticuerpos. El más importante es el
receptor Fcγ, capaz de reconocer a la porción Fc de las IgG. Este receptor tiene mayor
afinidad por las Igs que se encuentran recubriendo a un microorganismo, que a las Igs
libres. Una vez que el receptor Fcγ reconoce a Ligando, se inicia el proceso de fagocitosis.
Las células NK, también poseen receptores Fc, que si bien tienen menor afinidad que los
receptores Fc de los fagocitos, pueden activarse frente a los microorganismos recubiertos
de anticuerpos. Este es un ejemplo del proceso denominado “Citotoxicidad dependiente de
anticuerpos” (ADCC). Otro tipo celular que desarrollan un tipo especial de ADCC son los
eosinófilos, estos reaccionan frente a los helmintos recubiertos de IgE. Los eosinófilos
poseen receptores Fc para la IgE, que al interactuar con su ligando, lleva a la liberación de
los gránulos intracelulares. Este sistema es de gran importancia, ya que los helmintos no
pueden ser fagocitados, y los eosinófilos contienen en sus gránulos proteínas que
destruyen a estos parásitos.
• Activación del complemento. Los anticuerpos son capaces de e activar al complemento
por la vía clásica.

Las proteínas del complemento, ya descriptas brevemente en el apartado de la inmunidad


innata posee mecanismos efectores que cumplen función en:
• Citólisis mediada por el Complemento: el producto final de las proteínas del C es la
formación del MAC (complejo de ataque a membranas). Esta estructura forma pequeños
poros en la membrana que origina el libre movimiento de H2O y solutos, entre el espacio
extra e intracelular, conduciendo al microrganismo a una muerte osmótica.
• Opsonizacion y Fagocitosis: durante la cascada de proteólisis de los componentes del C se
generan pequeños péptidos con función de opsoninas capaces de recubrir la superficie de

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los microrganismos e inducir su fagocitosis. Las opsoninas más potentes del C son el
fragmento C3b (producido por la vía clásica y alterna) y C4b (solo por la alterna). Estos
fragmentos son reconocidos por los receptores del Complemento ubicados en la superficie
de los fagocitos (CR1, CR2, CR3 etc.).
• Estimulación de la respuesta inflamatoria: otros fragmentos son inductores de la
respuesta inflamatoria aguda, debida a su capacidad de estimular la activación de
mastocitos y neutrófilos. El más potente de estos fragmentos es el C5a, también actúan el
C3a (20 veces menos potente) y el C4a (2500 veces menos aun).
• Activación de linfocitos B: el fragmento C3d interactúa con el receptor tipo 2 del C (CR2)
ubicado en las células B y la activa. Aquí se demuestra como la Inmunidad Innata estimula a
la adquirida teniendo en cuenta que el Complemento pertenece a la primera.

10. Mecanismo de activación de Linfocitos B (LB) por antígenos T dependientes

Los antígenos proteicos no pueden inducir por si solos la activación de los LB, si no que
requieren la colaboración de los LTh o CD4+. Las células B específicas para un dado antígeno,
pueden captarlo en su conformación nativa (Figura 12) a través de su receptor de membrana. Ésta
internaliza el antígeno junto a su receptor y lo procesa en vesículas endosomicas. Estas proteínas
(antigénicas) endocitadas son degradadas por enzimas presentes en los endosomas y lisosomas
para generar pequeños péptidos (10 a 30 AA) que podrán unirse a las moléculas del MHCII del
Linfocito B. Estas son sintetizadas en el retículo endoplásmico rugoso y luego son transportadas al
endosoma donde se unen a péptidos antigénicos. Luego este complejo péptido MHCII se expresa
en la membrana del linfocito B, y junto a otras proteínas llamadas “coestimuladoras”, puede
“presentar” el antígeno a los LTh.
Por esta función a las células B se las incluye dentro del grupo de “células presentadoras de
antígeno” (APC). Los LTh presentan en su membrana receptores (TCR) para el MHCII y ligandos
para los coestimuladores. Esta unión LTh - LB activa al primero y una vez activado secreta
citoquinas para estimular la proliferación y diferenciación del LB. Las citoquinas no son específicas
para cada antígeno, aunque hayan sido secretadas por la activación de un LTh específico.
Las citoquinas desempeñan dos funciones principales:
1) Estimulan la proliferación y diferenciación de los Linfocitos B.
2) Determinan que tipo de Ig se producirá por la activación de las células B.

11. Mecanismo de activación por antígeno T independientes.


Si bien a la mayoría de los antígenos a los que nos vemos sometidos son antígeno proteicos,
existen otros tipos que pueden ser: polisacáridos, glucopéptidos y ácidos nucleicos. Estos
antígenos no son internalizados, sino que ejercen su acción por señalizaciones intracelulares
producidas por el receptor del LB. Generalmente la respuesta producida por este tipo de antígeno,
se compone de Ac de escasa afinidad y un repertorio de células de memoria bajo. La importancia
práctica de este tipo de reacción, es que muchos antígeno de las paredes bacterianas son
polisacáridos y este es el mecanismo principal de la activación de los LB en la inmunidad
frente a las infecciones bacterianas.

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Figura 12. Fases de la respuesta inmunitaria humoral. La activación de los linfocitos B se inicia por el
reconocimiento específico de los antígenos por los receptores IgD de la superficie de las células. El antígeno
y otros estímulos, como los linfocitos T cooperadores, estimulan la proliferación y la diferenciación del clon
de linfocitos B específicos. Los descendientes del clon pueden sintetizar IgM u otros isotipos de Ig (p. ej.,
IgG), pueden experimentar afinidad de la maduración o pueden persistir como linfocitos de memoria.

D. Citoquinas

Las Citoquinas son proteínas sintetizadas y secretadas por células tanto de la Inmunidad
Innata como de la adquirida y median muchas de sus funciones.
La innata estimula a la adquirida a través de las citoquinas y estas mejoran o aumentan la
actividad de esta última. Esta es la prueba de que la inmunidad trabaja como un todo integrado y
no como dos sistemas separados (Figura 13).

1. Citoquinas de la Inmunidad Innata

TNF (factor de necrosis tumoral) e IL1. Esta última es producida principalmente por los
fagocitos (macrófagos) activados, aunque también por los linfocitos T y la NK. El estímulo para la
liberación de TNF por los fagocitos es el LPS (lipopolisacarido) bacteriano. Su principal función
consiste en estimular el reclutamiento de leucocitos a la zona de infección.
• Activa a las células endoteliales para que puedan expresar moléculas de adhesión que hace
que la superficie celular sea más adhesiva para los neutrófilos inicialmente y luego por los
linfocitos.
• Induce a que los macrófagos secreten LINFOTAXINAS. Estas son proteínas encargadas de
reclutar leucocitos hacia el sitio de inflamación y activa a las células endoteliales para que
expresen en sus membranas, moléculas de adhesión leucocitaria.

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Inmunidad Innata & Adaptativa
Bioquímica. Facultad de Medicina – UNNE

• Son producidas por los macrófagos.

IL12. Es uno de los nexos más importante entre ambos sistemas, es sintetizada por los
macrófagos activados y células dendríticas, actúa sobre los linfocitos Th1, LTC y NK. Éstas frente al
estímulo de las IL12 producen INFg, el más potente activador de macrófagos.

Aquí la Inmunidad Adaptativa activa a las células de la Inmunidad Innata.


La IL12 aumenta la capacidad lítica de los LT CD8+ y los NK.

IL10. Esta citoquina es una reguladora de la actividad de la IL12. Los macrófagos producen
IL10, estos no solo secretan la IL12 que es la mediadora de su activación si no también su
reguladora que es la IL10.

IL15. Producida por los fagocitos en respuesta al LPS, la principal función es estimular la
proliferación de los NK. Es un factor de crecimiento y supervivencia para los linfocitos TCD8 de
memoria

2. Citoquinas en la Inmunidad Adaptativa

IL2. Los linfocitos TCD4+ reconocen a los antígenos presentados por las APCs y luego esta
citoquina se produce en respuesta a la cascada de señalización que la presentación antigénica
desencadena. Se une a su receptor el CD25 y tiene un elevado poder mitogénico que sirve para la
expansión clonal de este linfocito estimulado.

INFg. Es sintetizada mayoritariamente por los LTh1 y las NK y en pequeñas cantidades por los
LT CD8+.
• Aumentan la expresión de moléculas clase I y II en la APC (células presentadoras de
antígenos) inclusive aumenta la síntesis de las proteínas TAP en estas células
• Potencia los efectos del TNF en relación a la activación de las células endoteliales
• Promueven la diferenciación de los CD4+, inactivos a LTh1.
• Promueve en los linfocitos B los cambios de isotipo de cadena pesada a IgG
• En relación con la Inmunidad Innata, activa a los neutrófilos, activa a los neutrófilos y
mejora la capacidad lítica de las NK.

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Figura 13. Funciones de citoquinas seleccionadas en la defensa del huésped. En la inmunidad innata, las
citoquinas sintetizadas por macrófagos y linfocitos NK median las reacciones inflamatorias tempranas
frente a los microorganismos y favorecen la eliminación de los micro- organismos. En la inmunidad
adaptativa, las citoquinas estimulan la proliferación y la diferenciación de linfocitos estimulados por el
antígeno y activan a células efectoras especializadas, como los macrófagos. Las propiedades de las
citoquinas que se muestran en esta figura se analizan más adelante en este capitulo. CPA, célula
presentadora de antígenos.

E. Referencias Bibliográficas

• Abbas, A.K., Lichtman, A.H.H. & Pillai, S., 2014. Cellular and Molecular Immunology, Available at:
https://books.google.com/books?hl=es&lr=&id=RWYWBAAAQBAJ&pgis=1 [Accessed October 19,
2015].
• Murphy, K.M., 2011. Janeway’s Immunobiology, Garland Science. Available at:
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