Iglesia Reformada Roca Eterna
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índice
1. ¿Por qué hacerme miembro? Nuestra convicción sobre la
membresía
fundamentos
La Iglesia local
«Los edificios e instalaciones no definen a la iglesia local, sino más bien sus miembros. Una
iglesia local es la comunión de un cuerpo de creyentes que por el Espíritu Santo han sido
llamados fuera de este mundo de tinieblas y han sido unidos espiritualmente en un solo
cuerpo junto a Cristo Jesús». Pero ¿es importante convertirse en miembro de una iglesia?
Aquí tienes algunas razones para unirse a la membresía de una iglesia local:
1. Cristo instituyó la iglesia para los santos (Mateo 16:18) y va añadiendo a ella cada día
aquellos que son salvos (Hechos 2:47). El ignorar la iglesia local y rehuir al compromiso con
ella es ignorar y relegar del plan de Dios mismo para los que son suyos.
2. Hay mandamientos bíblicos que no pueden ser obedecidos fuera de la membresía de la
iglesia local: Sin membresía de la iglesia local no se puede aplicar la disciplina bíblica (Mateo
18:15-20 y 1 Corintios 5). Sin membresía de la iglesia local no puedes obedecer a los ancianos
(Hebreos 13:17). Sin membresía de la iglesia local no puedes llevar a cabo fielmente tus
responsabilidades para con otros creyentes (por ejemplo, 1 Pedro 5:5).
3. Los cristianos son mutuamente interdependientes (1 Corintios 12:18-27).
4. La iglesia es un medio de santificación (Efesios 4:11-13); por lo tanto, el descuidar la iglesia
es descuidar el cuidado del alma.
5. La Escritura nos manda a no abandonar la asamblea local (Hebreos 10:25).
Y responden: “Porque puedo ser un buen cristiano sin ella”. Yo respondo: “¿Estás seguro de
eso? ¿Puedes ser un buen cristiano al desobedecer al mandato de tu Señor? Creo que no
estás respondiendo al propósito por el cual Cristo te salvó. Estas viviendo de manera contraria
a la vida que Cristo quiere que vivas y eres responsable por el daño que haces”».
«Algunos cristianos tratan de ir al cielo solos, aislados; pero los creyentes no son comparados
a osos o leones u otros animales que vagan solos; más bien, aquellos que pertenecen a Cristo
son ovejas en el sentido siguiente: aman estar juntos. Las ovejas andan en rebaños, de la
misma manera anda el pueblo de Dios». Charles Spurgeon
Charles Spurgeon
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¿qué enseñamos?
“Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tito 2:1). Estas fueron las palabras
de Pablo a su discípulo Tito y continúan siendo relevantes para cada pastor y maestro en toda
iglesia local. En nuestra congregación estamos comprometidos a enseñar «todo el consejo de
Dios» (Hechos 20:27), por eso, en la familia Roca Eterna enseñamos de acuerdo a las siguientes
afirmaciones de fe:
La confesión Bautista de Fe de Londres de 1689
La Confesión de fe de Westminster (Mayor y Menos) es un breve resumen teológico
apologético del credo cristiano protestante calvinista promulgado en 1646
El Credo de los apóstoles es la declaración de los fundamentos doctrinales de la Iglesia. Fue
redactado en el siglo V
A continuación, presentamos nuestra confesión de fe y una lista de los 9 valores que hemos
adoptado como iglesia.
nuestra declaracíon de fe
1. Sobre las Escrituras: Creemos que la Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente
inspirados, y que es un tesoro perfecto de instrucción celestial; que tiene a Dios por autor, por
objeto la salvación, y por contenido la verdad sin mezcla alguna de error, que revela los
principios según los cuales Dios nos juzgará; siendo por lo mismo, y habiendo de serlo hasta la
consumación de los siglos, centro verdadero de la unión cristiana, y norma suprema a la cual
debe sujetarse todo juicio que se forme de la conducta, las creencias y las opiniones humanas.
2. Sobre el Dios verdadero: Creemos que hay un solo Dios viviente y verdadero, infinito,
Espíritu inteligente, cuyo nombre es YHWH, el Hacedor y Gobernador Supremo del cielo y de la
tierra, indeciblemente glorioso en santidad; merecedor de toda la honra, confianza y amor; que
en la unión de la divinidad existe en tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, iguales
estos en toda perfección divina; y que desempeñan oficios distintos que armonizan en la gran
obra de la redención.
3. Sobre la caída del hombre: Creemos que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley
de su Creador; pero que, por la transgresión voluntaria, cayó de aquel estado santo y feliz; por
cuya causa todo el género humano es ahora pecador, no por fuerza sino por su voluntad;
hallándose por naturaleza enteramente desprovisto de la santidad que requiere la ley de Dios,
totalmente inclinado a lo malo, y por lo mismo bajo justa condenación a ruina eterna, sin
defensa ni excusa.
4. Sobre el camino de salvación: Creemos que la salvación de los pecadores es puramente
por gracia; en virtud de los oficios mediadores del Hijo de Dios; quien por la designación del
Padre, libremente tomó sobre sí nuestra naturaleza, sin pecado; honró la ley divina con su
obediencia personal; y con su muerte, hizo plena expiación por nuestros pecados, resucitando
después de entre los muertos; y desde entonces se entronizó en los cielos; que reúne en su
persona admirable las simpatías más tiernas y las perfecciones divinas, teniendo así todas las
cualidades que requiere un Salvador idóneo, compasivo, y omnipotente.
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5. Sobre la justificación: Creemos que la justificación es la gran bendición evangélico que
asegura Cristo a los que en él tengan fe; que esta justificación incluye el perdón del pecado, y la
promesa de la vida eterna de acuerdo con los principios de la justicia; que la imparte
exclusivamente mediante la fe en la sangre del Redentor, y no por consideración de ningunas
obras de justicia que hagamos; imputándonos Dios gratuitamente su justicia perfecta por virtud
de esa fe; que nos introduce a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios, y
nos asegura toda bendición necesaria tanto para el tiempo como para la eternidad.
6. Sobre la naturaleza gratuita de la salvación: Creemos que el evangelio hace gratuitos los
beneficios de la salvación para todos; que es deber de todos aceptarlos inmediatamente con
una fe cordial, arrepentida y obediente; que el único obstáculo para la salvación del peor
pecador de la tierra es su depravación innata y su rechazo voluntario del evangelio; cual
rechazo agrava su condenación.
7. Sobre la gracia en la regeneración: Creemos que para ser salvo el pecador debe
regenerarse o nacer de nuevo; que la regeneración consiste en dar a la mente una disposición
santa; que se efectúa por el poder del Espíritu Santo en conexión con la verdad divina en una
forma que excede a la comprensión humana, a fin de asegurar nuestra obediencia voluntaria al
evangelio; y que la evidencia adecuada se manifiesta en los frutos santos del arrepentimiento,
la fe y la vida nueva.
8. Sobre el arrepentimiento y la fe: Creemos que el arrepentimiento y la fe son deberes
sagrados y gracias inseparables labradas en el alma por el Espíritu regenerador de Dios; por
cuanto convencidos profundamente de nuestra culpa, de nuestro peligro e impotencia, y a la
vez del camino de salvación en Cristo, nos volvemos hacia Dios sinceramente contritos, con
confesión y suplicando la misericordia; a la vez recibiendo de todo corazón al Señor Jesucristo
como nuestro profeta, sacerdote y rey, confiando solo en él como el único Salvador, suficiente
para todo.
9. Sobre el propósito de la gracia divina: Creemos que la elección es el propósito eterno de
Dios según el cual Él misericordiosamente regenera, santifica y salva a los pecadores; que
siendo consecuente este propósito con el albedrío humano, abarca todos los medios junto con
el fin; que sirve de manifestación gloriosísima de la bondad divina soberana, infinitamente
gratuita, sabia, santa e inmutable; que absolutamente excluye la jactancia y promueve
humildad, amor, oración, alabanza, confianza en Dios y una imitación activa de su misericordia;
que estimula al uso de los medios en el nivel más elevado; que puede conocerse viendo los
efectos en todos los que de veras creen en el evangelio; que es el fundamento de la seguridad
cristiana; y que cerciorarnos de esto en cuanto personalmente nos concierne exige y merece
suma diligencia de nuestra parte.
10. Sobre la santificación: Creemos que la santificación es un proceso mediante el cual, de
acuerdo con la voluntad de Dios, se nos hace partícipes de su santidad; que es una obra
progresiva; que comienza con la regeneración; que se desarrolla en el corazón del creyente
mediante la presencia y poder del Espíritu Santo, Sellador y Consolador, en el uso continuo de
los medios señalados, sobre todo la Palabra de Dios, la auto-examinación, la abnegación, la
vigilancia y la oración.
11. Sobre la preservación de los creyentes: Creemos que solo los que creen verdaderamente
permanecerán hasta el fin; que su lealtad perseverante a Cristo es la señal ilustre que los
distingue de los que hacen profesión superficial; que una providencia especial vigila por su
bien; y que son guardados por el poder de Dios mediante la fe para la salvación.
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12. Sobre la armonía entre la ley y el evangelio: Creemos que la ley de Dios es la norma
eterna e invariable de su gobierno moral; que es santa, justa, y buena; que la inhabilidad que las
Escrituras atribuyen a los hombres caídos para cumplir los preceptos de ellas procede
enteramente de su amor al pecado; que el liberarles de ella y restituirles mediante un Mediador
a la obediencia no fingida a la santa ley es el gran propósito del evangelio y también el gran
propósito de los medios de gracia asociados con el establecimiento de la iglesia visible.
13. Sobre la iglesia evangélica: Creemos que una iglesia visible de Cristo es una
congregación de creyentes bautizados; asociados mediante un pacto en la fe y la comunión del
evangelio; la cual practica las ordenanzas de Cristo; es gobernada por sus leyes; y ejerce los
dones, derechos y privilegios que a ella otorga la palabra del mismo; y cuyos oficiales bíblicos
son pastores (de manera intercambiable conocidos como ancianos u obispos) y los diáconos;
cuyos requisitos, derechos y deberes son definidos en las epístolas a Timoteo y a Tito.
14. Del bautismo cristiano y la santa cena: Creemos que el bautismo cristiano es la inmersión
en agua del que haya tenido fe en Cristo; hecha en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu
Santo; a fin de proclamar, mediante un bello emblema solemne, esta fe en el Salvador
crucificado, sepultado y resucitado, y también el efecto que esa misma fe ha tenido en nuestra
muerte al pecado y resurrección a una vida nueva; y que el bautismo es requisito previo a los
privilegios de la relación con la iglesia y a la participación en la Santa Cena, en la cual los
miembros de la iglesia por el uso sagrado del pan y del vino conmemoran juntos el amor de
Cristo demostrado en su muerte; precedido siempre por una auto-examinación solemne del
participante.
15. Sobre el día del Señor: Creemos que el Día del Señor debe ser un día de reposo cristiano;
que debe ser consagrado para fines religiosos, por medio de dedicarse a la observancia de los
medios de gracia, tanto públicos como privados, por medio de observancia devota de todos los
medios de gracia tanto privados como públicos; y por medio de prepararse para el descanso
que le queda al pueblo de Dios.
16. Sobre el gobierno civil: Creemos que el gobierno civil existe por disposición divina para los
intereses y buen orden de la sociedad humana; y que debemos orar por los magistrados,
honrándolos en conciencia y obedeciéndoles; salvo en cosas que sean opuestas a la voluntad
de nuestro Señor Jesucristo, quien es el único Señor de la conciencia, y Príncipe de los reyes de
la tierra.
17. Sobre los justos y los impíos: Creemos que hay una diferencia radical y de esencia entre
los justos y los impíos, y que aquellos tales que por medio de la fe son justificados en el nombre
de nuestro Señor Jesucristo, y santificados por el Espíritu de nuestro Dios son los justos
verdaderos en su estimación; mientras que todos los que siguen impenitentes e incrédulos son
impíos en su estimación y están bajo maldición; y tal distinción dura tanto en la vida como
después de la muerte.
18. Sobre mundo venidero: Creemos que se acerca el fin del mundo; que en el día postrero
Cristo descenderá del cielo, y levantará a los muertos del sepulcro a la retribución final; que
entonces se hará una separación solemne; que los impíos serán sentenciados al castigo eterno,
y los justos al gozo eterno; y que este juicio fijará para siempre el estado final de los hombres en
el cielo o en el infierno, sobre los principios de justicia.
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nuestros valores
1. Predicación expositiva: Ya que la Palabra de Dios es nuestra norma absoluta de doctrina,
enseñanza y práctica, estamos comprometidos a exponerla en cada oportunidad de ministerio.
La predicación y enseñanza expositiva es aquella en la cual se expone lo que la Escritura dice en
un pasaje en particular, explicando cuidadosamente su significado y aplicándolo a los oyentes
(Nehemías 8:8; 2 Timoteo 2:15; 4:12).
8. Interés por promover el discipulado y crecimiento cristiano: Una seria preocupación por el
crecimiento espiritual y la madurez de los miembros de la iglesia, dejando como secundario el
crecimiento numérico de la misma (Colosenses 1:28).
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Ahora bien, el congregacionalismo no enseña que los miembros de la iglesia se rigen sin ninguna
dirección. Dios ha dejado a los pastores (también llamados ancianos u obispos) para que lideren
el trabajo en la obra de Dios en cada iglesia local. Las Escrituras enseñan que los miembros de la
congregación deben obedecer a sus pastores y sujetarse a ellos «porque ellos velan por vuestras
almas como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque
esto no os es provechoso» (Hebreos 13:17).
No está demás añadir en este punto que la autoridad de los pastores no es ilimitada y humana.
En cambio, esta autoridad es una delegada por Dios y limitada por lo que enseña la misma
Palabra de Dios.
Los ancianos o pastores: En el Nuevo Testamento encontramos tres palabras que se utilizan
como sinónimos (o que se utilizan para referirse a la misma posición dentro de la iglesia). Estos
términos los encontramos mencionados como sinónimos en Hechos 20:17-28 y 1 Pedro 5:1-2:
Pastores (poimén) – enfatiza la actitud.
Ancianos o presbíteros (presbúteros) – enfatiza el hombre, la persona.
Obispos – supervisor, guardián, sobreveedor (epíscopos) – enfatiza lo que hace.
¿Cuáles son las características de estos pastores? Según lo que leemos en 1 Timoteo 3:1-7, las
siguientes son las características que deben mostrar aquellos que ocupen esta posición y
responsabilidad en la iglesia:
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El anciano de la iglesia debe desear estar en ese ministerio, debe ser irreprensible, puro
sexualmente, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar, no dado al vino, no un
hombre de pleitos, sino amable, apacible, que no ame el dinero, que gobierne bien su casa, que
tenga sus hijos en sujeción, que no sea un recién convertido y que tenga buen testimonio de los
de fuera de la iglesia.
Protección y corrección unos a otros. Las debilidades de uno se las hace ver otro; también al
tomar decisiones grupales protegen a la iglesia de que un solo líder ejerza una dictadura.
Provisión de compañía. El ministerio pastoral puede llegar a ser muy solitario, pero si hay un
grupo de pastores cuidando, guiando y alimentando la congregación, la compañía mantiene a
todos los ancianos juntos y trabajando.
Los diáconos son necesarios en la iglesia para proveer ayuda logística y material de
manera que los pastores puedan concentrarse en sus esfuerzos de enseñar la Palabra de
Dios y la oración (Benjamín Merkle). Las labores de los diáconos deben ser determinadas
por la necesidad de la iglesia local donde sirven (como lo vemos demostrado en Hch.
6:1-6).
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¿a qué me comprometo?
Nuestro pacto
Confiamos que hemos sido dirigidos por la gracia divina para arrepentirnos y creer en el Señor
Jesucristo, y renunciar a nosotros mismos para vivir para él, y habiendo sido bautizados como
parte de nuestra profesión de fe, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, nosotros
ahora descansando en su gracia solemnemente y con gozo renovamos nuestro pacto unos con
otros.
Caminaremos juntos en amor fraternal, como corresponde a los miembros de una iglesia
cristiana.
Ejerceremos un cuidado afectuoso y vigilante uno sobre el otro y fielmente nos amonestaremos
y rogaremos unos por otros conforme la ocasión amerite.
Nos esforzaremos en todo momento en criar como se debe a los que estén bajo nuestro cuidado
en la disciplina y amonestación del Señor, y a través de nuestro ejemplo amoroso buscar la
salvación de nuestra familia y amigos.
Nos gozaremos de la felicidad de los demás y nos esforzaremos en sobrellevar con ternura y
simpatía las cargas y dolores de los demás.
Buscaremos, con la ayuda divina, vivir con cuidado en el mundo, renunciando a la impiedad y a
los deseos mundanos, recordando que, así como hemos sido voluntariamente sepultados por el
bautismo y resucitados simbólicamente de la tumba, de esta manera ahora hay en nosotros una
obligación especial para llevar una vida nueva y santa.
Trabajaremos juntos por la continuación de un ministerio evangélico fiel en esta iglesia, mientras
mantenemos su culto, ordenanzas, disciplina y doctrinas. Vamos a contribuir con alegría y de
manera regular para el sostenimiento del ministerio, los gastos de la iglesia, la ayuda a los
pobres, y la propagación del evangelio en todas las naciones.
Cuando nos vayamos de este lugar, y tan pronto como sea posible, nos uniremos a otra iglesia
en la cual sea posible llevar a cabo el espíritu de este pacto, así como los principios de la Palabra
de Dios.
Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté con
todos nosotros. Amén.
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Artículo
¿ cuánto deberíamos dar?Por Jamie Dunlop
En el Antiguo Testamento, Dios mandó a su pueblo a pagar el diez por ciento de sus entradas para la
manutención de los Levitas, que eran los maestros religiosos de aquel tiempo. Ese no era el único
diezmo que se tenía que dar, sino que tenían que dar tres diezmos diferentes, aproximadamente ellos
daban el 23% de sus entradas anuales, más los impuestos del templo y las ofrendas voluntarias. Hoy día,
nosotros recibimos muchísimas más bendiciones en Cristo que aquellos santos del Antiguo Testamento
pudieran haber imaginado. El dar para el cristiano es una maravillosa oportunidad de tomar el dinero
que es un bien temporal, que Dios nos ha dado e invertirlo en las cosas que son eternas.
Es una oportunidad de aflojar las cadenas que el dinero puede amarrar alrededor de nuestro corazón,
dejándonos claro que Dios es suficiente, y aunque Él puede usar mi dinero, al final no lo necesito
porque Dios es suficiente. Pero para poder entender cuánto deberíamos de dar, tenemos que examinar
lo que las Escrituras dicen acerca del tema.
Aun así, es claro que existen un par de cosas más importantes en las cuales usar nuestro dinero, que el
dárselo a la iglesia. Si alguien diera tanto a la iglesia que se quedara sin recursos para proveer las
necesidades básicas de su familia, el apóstol Pablo diría “ha negado la fe y es peor que un incrédulo” (1
Timoteo 5:8).
A final de cuentas, el dinero es una de las muchas cosas que Dios nos ha dado para administrar. Así que,
en la misma manera en que administramos nuestro tiempo, nuestras habilidades y nuestras relaciones,
deberíamos hacer el mejor uso del dinero para la gloria de Dios. Comienza dando el 10% de tus entradas
(o menos según las restricciones bíblicas como se menciona en 1 Timoteo 5:16) y ve cada dólar como
una oportunidad de traerle gloria a Dios. ¿Estará sirviendo a Dios el próximo dólar que llegue a tus
manos?
Algunas preguntas que deberías hacer para determinar cuánto dar son las siguientes: ¿Este dólar estará
sirviendo mejor a Dios si lo doy a la iglesia, o si lo uso para contratar una niñera para que poder
discipular a mi vecino? ¿Este dólar servirá mejor a Dios si lo doy a la iglesia o si lo uso para llevar a mi
familia de vacaciones a disfrutar el regalo hermoso de la creación de Dios (1 Timoteo 6:17) y construir
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esa relación familiar (Efesios 6:4)? Si no tienes ninguna entrada, tu meta debe ser dar lo que tienes
(dinero, tiempo, relaciones, etc.) para que cuando llegue el tiempo de tener una entrada económica sea
natural dar una parte de ello también.
Consideraciones prácticas.
1. Da regular y deliberadamente. Pablo les dijo a los Corintios que apartaran algo de dinero el primer día
de cada semana (1 Corintios 16:2). Dar a la iglesia no debería ser una decisión espontanea. Al contrario,
lo ideal es que sea parte de tu presupuesto, considerando cuidadosamente la cantidad que sería un
reflejo del mejor uso de tu dinero.
2. Da sacrificialmente y con gozo. Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9:7) y nos llama a todos a tomar
nuestra cruz y seguirle (Lucas 9:23). Así que, usa esta oportunidad de dar para vivir de una manera
sacrificial y en obediencia sabiendo que, no importa cuánto estés dando, es poco en comparación a
todo lo que recibes en Cristo.
3. Busca sabio consejo. No deberíamos dar para impresionar a otros (Mateo 6:2). Debemos reconocer
que no tenemos la sabiduría para tomar decisiones acerca de nuestro dinero por nosotros mismos
(Proverbios 15:22, 1 Timoteo 6:10). Se transparente con – por lo menos – una persona en la iglesia
acerca de tu vida, incluyendo cuánto y dónde estás invirtiendo tu dinero.
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Como iglesia, entonces, tenemos la prioridad de entrenar a cada persona a vivir según la misión
que Dios le ha encomendado: ya sea que seas soltero o casado, hijo o padre, joven o adulto
queremos proveerte las herramientas, el entrenamiento y el apoyo necesario para que honres a
Dios en la etapa de vida que estés.
PRIORIDAD #2:
Es indispensable el anhelo y deseo de ayudar a nuestra iglesia, en cada momento en que la
iglesia lo requiera. Es un orgullo para nosotros ver cada persona dispuesta a ayudar. Asimismo
cuando el anhelo de ser un obrero (diacono o diaconisa) este en sus corazones, es importante
llevar a cabo un proceso en el cual se toman en cuentan los puntos de la hoja 12. Todo tiene su
tiempo y tiene su lugar. Al comunicarlo con algún líder o pastor. Si todavía no es tu tiempo, ten ese
deseo en tu corazón, tenelo en oración. Cuando sea el tiempo, no tengas dudas que Dios
cumplirá su obra en ti
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17
Artículo
cuando es momento de dejarPor
laH.iglesia
B. Charles Jr.
Detesto el ir de iglesia a iglesia. Sin embargo, acepto el hecho de que hay momentos en que los
cristianos deben transferirse de una iglesia a otra. Pero hay un momento adecuado y una manera
correcta de salir de una iglesia.
¿Cuáles son las razones legítimas para salir de una iglesia? ¿Cuándo es el momento adecuado para salir
de una iglesia? ¿Cómo se debe salir de una iglesia para unirse a otra?
1. Pecado
Alguien ha pecado. Tal vez fue un líder. ¿Es esta una buena razón para salir? Irse a causa del pecado no
promueve la santidad. Hubo un grave pecado en la iglesia de Corinto. Pero Pablo mandó a la iglesia a
tratar con el miembro que había pecado, no a salir de la iglesia (1 Corintios 5:9-13). Cuando Pablo
mandó a los santos a "salir de en medio de ellos", él se estaba refiriendo al mundo, no a la iglesia (2
Corintios 6:14-18). Debemos responder a los hermanos que pecan con restauración, no con
amputación (Gálatas 6:1-5).
3. La falta de unión
Dios odia a los que siembran la discordia entre los hermanos (Proverbios 6:16-19). Pero la evidencia de
la salvación es el amor por sus hermanos y hermanas en Cristo (1 Juan 3:14). Y este amor se demuestra
al preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4:1-3).
No abandones el barco porque no puedes llevarte bien con los demás. Lo único que lograrás es tener
el mismo problema en la próxima iglesia. "No hagan nada por rivalidad o vanagloria, sino con humildad
cuenten a los demás como superiores a sí mismo" (Filipenses 2:3).
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4. Ofensas personales 18
Habrán momentos en que los cristianos pequen unos contra otros. ¿Entonces qué? Irte no es la
respuesta. Desplazarse cada vez que seas (o te sientas) agraviado solo conducirá a múltiples
transiciones de iglesia a iglesia. O te mantendrás en los márgenes de la iglesia, que es igual de
malo. Jesús da la respuesta: "Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele, entre tú y él a solas. Si te
hace caso, has ganado a tu hermano" (Mateo 18:15). Estas simples instrucciones podrían impulsar
el reavivamiento en muchas iglesias. Pero, ¿y si no hace caso? Sigue los pasos según la instrucción
de Cristo en Mateo 18:16-20.
7. Desobediencia a la verdad
Pablo le encargó a Timoteo a predicar la palabra (2 Timoteo 4:2). Luego advirtió que la fidelidad a
esta carga podría causar que algunos huyeran: "Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la
sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus
propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos" (2 Timoteo 4:3-4). La
predicación fiel impulsará a algunos a irse de la iglesia. Pero no se irán a casa. Van a encontrar una
iglesia donde el predicador haga cosquillas a sus oídos. No permitas que te ocurra a ti. Si estás
siendo enseñado en la sana doctrina y la predicación fiel, por el amor de Dios, ¡quédate!
Primero, la disciplina expone el pecado, que así como el cáncer, le gusta esconderse. La disciplina
expone el cáncer para que pueda ser cortado (1 Corintios 5:2).
Tercero, la disciplina salva. La iglesia opta por la disciplina cuando ve a uno de sus miembros
tomando el camino a la muerte, y nada parece detenerlo. La disciplina es la última alternativa (v. 5)
Cuarto, la disciplina protege. Así como el cáncer se esparce de una célula a otra, el pecado se
esparce rápidamente de una persona a otra (v. 6).
Primero, la disciplina expone el pecado, que así como el cáncer, le gusta esconderse. La disciplina
expone el cáncer para que pueda ser cortado (1 Corintios 5:2).
Tercero, la disciplina salva. La iglesia opta por la disciplina cuando ve a uno de sus miembros
tomando el camino a la muerte, y nada parece detenerlo. La disciplina es la última alternativa (v. 5)
Cuarto, la disciplina protege. Así como el cáncer se esparce de una célula a otra, el pecado se
esparce rápidamente de una persona a otra (v. 6).
Aunque suene raro escucharlo, la disciplina sirve a los no creyentes, porque mantiene a la iglesia
distinta y atractiva. (v. 1) Después de todo, las iglesias son llamadas a ser sal y luz. “Pero si la sal se
desvaneciere”, Jesús dijo, “no sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los
hombres” (Mateo 5:13).
El problema es que hoy en día las personas tienen un concepto del amor bastante sentimental,
como si el amor fuera algo que nos debería hacer sentir especiales. O una perspectiva romántica
del amor, como si amor fuera el derecho de expresarte sin poder ser corregido. O un concepto
consumista del amor, como si el amor debe encontrar la pareja o situación perfecta. En la mente
popular, el amor tiene poco que ver con la verdad, la santidad o la autoridad.
Pero ese no es el amor en la Biblia. El amor en la Biblia es santo. Demanda de nosotros. Da lugar a la
obediencia. No se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad (1 Corintios 13:6). Jesús nos dice
que si permanecemos en sus mandamientos, abundamos en amor (Juan 15:20). Y Juan dice que si
guardamos la Palabra de Dios, el amor de Dios será perfeccionado en nosotros (1 Juan 2:5).
Evangelio
John MacArthur, El evangelio según Jesucristo
John Piper, Lo que Jesús exige del mundo
J. I. Packer, Evangelismo y La soberanía de Dios
John Piper, Alégrense las naciones John
MacArthur y otros, La evangelización