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Pero no todo eran dificultades. Había insospechadas ventajas que una vez
identificadas permitieron extraer las premisas necesarias para elaborar una ética a
partir del propio pensamiento de este autor. Su teoría, así como la estructura de la
escuela que vehiculiza su transmisión, está organizada, desde el inicio hasta el
final, sobre la base de un posicionamiento ético. La psicología social como marco
teórico y práctica de una disciplina está recorrida y fundamentada en una
perspectiva ética.
1 La versión que aquí se presenta (Marzo 2011) supone un reordenamiento del artículo que con el
mismo título fue publicado en Fabris, F.; Galiñanes, M.D. (2004) Psicología Clínica Pichoniana.
Una perspectiva vincular, social y operativa de la subjetividad. Bs. As. Ed. Cinco. Elaborado en
aquella instancia a las clases dadas entre 1998 y 2004 en la Primera Escuela Privada de
Psicología Social fundada por Enrique Pichon-Rivière.
2
Ética (del griego ―ethika‖, de ―ethos‖, comportamiento, costumbre) es la teoría o ciencia del
comportamiento moral (del latín ―mores‖, también ―costumbre‖) de los hombres en la sociedad.
Deontología (ética profesional) es el estudio de los deberes que rigen una práctica profesional.
3
Lo estético refiere a la relación de lo bello y lo feo; lo científico, a la relación entre lo verdadero y
lo falso; lo ético a la relación de lo bueno y lo malo, lo que debe y lo que no debe hacerse.
4
A modo de ejemplo puede considerarse que la unilateralidad en la lectura de la realidad conduce
con frecuencia a un pensamiento prejuicioso y antiético. El análisis de la complejidad y la
contextualización de las conductas humanas tiende a relacionarse positivamente con pensamiento
ético. Debe considerarse también que cierto pensamiento ―complejo‖ puede sostenerse como
modo refinado de eludir el compromiso que supone cada situación singular, en términos cognitivos
pero también de decisión y acción.
Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 2
Las prácticas a las que nos referimos, realizadas a mediados de los años
cuarenta, fueron sistematizadas en los años cincuenta a través de la formulación
de un ECRO (esquema conceptual referencial operativo). Este esquema se
sustentó en el pensamiento dialéctico, y se plasmó ya por entonces en las
definitorias categorías de espiral en continuo movimiento, vínculo y otros
conceptos fundamentales. En aquel contexto de producción de un marco
conceptual nuevo la búsqueda de articulación coherente entre ideología, 5 ética,
teoría, técnica y práctica fue permanente en Pichon-Rivière, abierto a todas las
influencias pero ajeno a cualquier tipo de eclecticismo.
Más referencias
5
Concepción del sujeto, del mundo y de la historia vinculada a intereses de unas y u otras clases y
sectores sociales que en cada época histórica constituyen factores de cambio y de resistencia al
cambio. En este sentido puede hablarse de ideologías transformadoras e ideologías conservadoras
(revolucionarias o reaccionarias).
Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 3
Práctica particular
Técnica
Teoría de la técnica
Teoría
Ideología y/o
Fundamento Filosófico
Concepción del sujeto
y de mundo
Método general
Teoría del
conocimiento
Ética
Figura 1
Situarse
Un pensador importante en el campo de la ética
es Jean Paul Sartre, quien luego de dos décadas
de silenciamiento por parte neoliberalismo y el
posmodernismo, vuelve a ser tenido en cuenta.
Es interesante considerar dos momentos en la
obra de este autor. En el primero, situado en el
contexto previo a la Segunda Guerra Mundial,
subrayó la importancia de asumir la finitud del
Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 5
Práctica particular
Técnica
Teoría de la técnica
Superestructura Teoría
Ideología y/o
Fundamento Filosófico
Concepción del sujeto
y de mundo
Método general
Teoría del
conocimiento
Ética
Figura 2
Junto a la visión, en cierto sentido trágica, tomaron un lugar central los conceptos
de ―situación‖ y ―compromiso‖. A la conciencia trágica de aceptarse finito, limitado,
sujeto del tiempo histórico y, por lo tanto, excluido de cualquier tipo de eternidad,
se incorporó la conciencia de la necesidad de transformar las condiciones
históricas, objetivas y concretas, responsables de gran parte del sufrimiento
humano que requería la ficción ilusoria para poder ser tolerada6.
6
Marx expresó claramente, en 1845, a dinámica de estos dos descubrimientos: ―Feuerbach
arranca le la autoenajenación religiosa, del desdoblamiento del mundo en un mundo religioso,
imaginario, y otro real. Su cometido consiste en disolver el mundo religioso, reduciéndolo a su base
terrenal. No advierte que, después de realizada esta labor, queda por hacer lo principal. En efecto,
el que la base terrenal se separe de sí misma y se plasme en las nubes como reino independiente,
sólo puede explicarse por el propio desgarramiento y la contradicción de esta base terrenal consigo
mismo. Por tanto, lo primero que hay que hacer es comprender ésta en su contradicción y luego
revolucionarla prácticamente eliminando la contradicción. Por consiguiente, después de descubrir,
v. gr., en la familia terrenal el secreto de la sagrada familia, hay que criticar teóricamente y
revolucionar prácticamente aquélla‖.
Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 6
Hay una fuerte coincidencia en distintos autores en elaborar las definiciones sobre
la ética a partir de la reflexión sobre las formas de significar a los otros y os
modos de relación que a partir de ello se establece. ¿De qué depende esa
significación? Uno de esos factores más determinantes proviene de las
condiciones históricas y el papel de los modos de producción como dispositivos de
configuración de subjetividad.
En la Antigua Grecia, en la que dominaba el modo de producción esclavista,
las significaciones dadas a los hombres según su condición (esclavo o esclavista,
es decir amo) eran máximas. El esclavo podía ser comprado o vendido y tenía un
valor jurídico similar al de un objeto pudiendo ser destruido (muerto) sin que
ninguna ley lo sancionase. El propio Aristóteles, condensando la visión de las
clases dominantes griegas, conceptualizaba al esclavo como ―un instrumento
parlante‖. Las constantes rebeliones de esclavos (la más conocida de ellas fue la
liderada por Espartaco, setenta años antes de nuestra era) probablemente no
hayan estado sostenidas en esta valoración instrumental del esclavo. Entre ellos,
como en toda clase oprimida, existían ideas propias de la clase dominante, pero la
necesidad de liberación debe de haber implicado la construcción de otro tipo de
ética. El primer cristianismo contenía en sus prácticas, y en muchas de las ideas
iniciales, un factor de rebelión importantísimo respecto del orden esclavista
imperante.
El régimen feudal occidental, basado en un cristianismo cada vez más
diferenciado del primitivo, organizó un nuevo sistema social en cuyos extremos se
encontraban, por un lado, los siervos y, por otro, los señores feudales. Los
campesinos, que tenían una pequeña parcela de tierra en propiedad, constituían
un sector intermedio. Este sector social impulsó y protagonizó enormes rebeliones
durante todo este tiempo histórico. El cristianismo, con interpretaciones disímiles
que ponían el foco en la idea de la igualdad ante Dios vs. la obediencia al Señor a
través de grados feudales, fue la ideología alrededor de la cual se establecieron
estas disputas. En el seno de este modo de producción (feudal) fue
desarrollándose otro nuevo, que se impuso luego de un proceso de varios siglos.
El capitalismo necesitó expropiar a los campesinos de sus medios de
producción para que sean ―libres‖ y pudieran ser compulsivamente contratados en
los talleres y fábricas. En el capitalismo, para el dueño de los medios de
producción el otro aparece como alguien de quien extraer el valor producido por su
fuerza de trabajo (plusvalía). El otro es necesario, desde el interés objetivo, como
objeto de explotación. El significado general será el de objeto a dominar, el de
sujeto al cual extraerle su capacidad de producir mercancías y con ello crear
valor. Esta significación tiñe la subjetividad en ese vínculo de manera muy distinta
para cada uno de los participantes: obrero-capitalista, explotador-explotado,
dominador-dominado.
A lo largo del siglo XX se desarrollaron distintas experiencias populares y
socialistas que intentaron —y lograron con mayor o menor éxito- desarticular las
relaciones de dominación de clase y construir un tipo de sociedad nueva. El Siglo
XX dejó claramente expuesta una tendencia que recorre toda la historia humana:
la tendencia a la expansión de la libertad individual y colectiva, estrechamente
relacionada a la distribución de los bienes, la reducción de la desigualdad y la
ampliación de la justicia. Aunque el mismo tiempo histórico mostró,
dialécticamente, el despliegue de la tendencia contraria: aquella que opera
constituyendo incesantemente nuevas aristocracias, nuevas clases dominantes y
con ello la reproducción y ampliación de las desigualdades y el incremento de la
injusticia. Consideramos que aún en el marco del capitalismo actual, en una
estructura social que no es homogénea, se pueden observar una pluralidad de
prácticas sociales y posicionamientos éticos que apuntan a establecer relaciones
más humanizadas, menos escindidas y alienantes.
La infraestructura emocional
La ética en la Psicología social puede ser definida como el ejercicio de una actitud
básica con respecto a otro y su tarea. Esa actitud básica puede ser pensada como
una de las dimensiones que permite comprender la calidad de la relación que se
establece con ese otro. La noción de otro, la forma de significar a los demás (y por
Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 7
Aceptar que el otro es otro diferenciado, que es otro diferente e igual a mí, el
reconocimiento de la alteridad radical que constituye el saberse situado, la
necesariedad (y no contingencia) del otro u otros junto a quien me libero a través
de una tarea, implica capacidad de elaboración de las ansiedades básicas y de
enfrentamiento de las situaciones de apertura y cierre que toda situación de
cambio implica.
Un alto monto de ansiedades (miedo a la pérdida y al ataque, miedo al
cambio) genera malas condiciones para la salud mental, vinculada por Pichon-
Rivière al reconocimiento del otro como otro diferenciado y del carácter
contradictorio de sí y de los demás (elaboración de la ambivalencia). La capacidad
de elaboración de estas ansiedades tiene mucho que ver con poder establecer un
vínculo de respeto al otro, cuya condición necesaria es la posibilidad de
significarlo como otro y no como apéndice de uno mismo. Para lo cual es
necesario un descentramiento de la propia necesidad.
Winnicott habló de la capacidad para la inquietud como base de la condición
ética, por lo que no es casual que en los tiempos del neoliberalismo no sólo la
salud estuviese seriamente afectada sino la ética misma. En este sentido decimos
que no alcanza con un esquema conceptual y es necesario el trabajo de otros
aspectos subjetivos, emocionales, que facilitan u obstaculizan ese
reconocimiento7.
En una plaza de la Ciudad de Buenos Aires, podía leerse una inscripción en los
juegos destinados a niños con discapacidad que decía: ―Somos todos diferentes,
somos todos iguales‖. La idea es positiva y emocionante pero aún así presenta
ciertas limitaciones que muestran la presencia de una ética todavía excesivamente
individualista respecto de la significación del otro.
7
Señala S. Bleichmar (2002): ―Es el hecho de que nuestra vida haya sido valiosa, amorosamente,
desde su inicio mismo, para otro, y que su vida a su vez haya sido la condición misma de nuestra
existencia, no sólo material sino subjetiva lo que constituye el fundamento de la ética como
reconocimiento de nuestra obligación hacia el semejante‖.
8
No es solo el otro sino el otro como necesario (no contingente) y reconocido como otro
(diferenciado). Otro que no soy yo y sin embargo me constituye. Siguiendo en gran medida a E.
Dussel (1981) puede considerarse la analética como un momento de la dialéctica por el cual el otro
es definido como alteridad no porque es diferente sino porque es extraño, distinto, inesperado y
exterior a respecto de lo propio (del yo o del nosotros). Es alguien no imaginado que sin embargo
puede ser aceptado, más allá de la semejanza o la complementariedad. Es otro no aceptado a
Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 8
partir de ser visto como extensión de sí o como complementario. Alguien distinto de uno no por
referencia a ese uno sino por no ser aún representado, aunque sí potencialmente representable.
Esta idea se corresponde, en cierta medida, con desarrollos de Prigoyine quien se refiere a los
sistemas disipativos en los cuales un elemento externo se incorpora al sistema introduciendo una
novedad que no solo perturba sino también logra modificar el funcionamiento del propio sistema.
9
Un error técnico, que pude consistir en actuar inconscientemente un rol inadecuado, no
constituye, necesariamente, un posicionamiento antiético.
Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 9
Esta última cuestión tiene mucho que ver con elaborar, criticar y superar
el sentimiento de propiedad del otro y el grupo, que nunca es ―mi‖ grupo. Lo que el
grupo produce es de su propiedad, y nunca del coordinador, y si esto no es
entendido así inevitablemente se intentará controlar lo que suceda en el grupo, lo
cual, si bien puede ser un error técnico, puede también comprometer un problema
de actitud psicológica y aun la dimensión ética. Por eso, hacer efectiva esta
exigencia requiere tener elaborada en un grado aceptable la situación depresiva
básica en general y, en particular —de entrada y progresivamente—, el duelo por
lo producido por el grupo.
El coordinador tiene expectativas y deseos (pertinentes) sobre la tarea del
grupo y establece un compromiso con su desarrollo, pero el producto de esa tarea
es propiedad del grupo y sus integrantes.
La exigencia ética, muy vinculada con una concepción del mundo y una
posición política, en el sentido amplio, es no apropiarse de la productividad de
otro. Puede cumplirse efectivamente desde actitudes adecuadas y desde la propia
capacidad de elaboración de duelos, relacionada con cierta fortaleza yoica y la
existencia de vínculos y espacios sociales continentes.
Hay un renunciamiento a la apropiación por parte del operador que tiene,
además, un efecto técnico: la elaboración de ese duelo como operador en un
campo y el establecimiento del control mínimo posible se corresponden, por lo
general, con un aumento de la productividad grupal, vinculada, a la vez, con el
despliegue del protagonismo de los integrantes del grupo.
Modelos negativos
10
En tareas que coordiné en el contexto del hospital psiquiátrico, observé reiteradas veces que la
contradicción omnipotencia / impotencia invade permanentemente el campo de trabajo y crea el
riesgo de conductas no éticas. De modo similar ocurre en el trabajo comunitario realizado con
poblaciones empobrecidas. La angustia que moviliza en el operador el contacto permanente con
condiciones extremas, que limitan con lo inhumano, crea algunos riesgos técnicos y éticos que es
necesario prever y elaborar.
11
Cabe diferenciar distintos tipos de roles que puede ejercer el psicólogo social ya que las
actitudes pertinentes son marcadamente distintas cuando coordina un grupo, cuando dirige un
proyecto, un servicio o institución o cuando interviene como asesor. En estos dos últimos casos la
pertinencia la da el carácter organizacional del rol que ocupa.
Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 11
Conclusiones
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Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 14
Anexo
Desde los TCA, aún en el marco de reforma psiquiátrica, nos interrogamos por las
actitudes e ideologías que ponían en juego los coordinadores artísticos y psicológicos.
Desarrollamos la idea-imagen de que en cada uno de nosotros hay un curador y un
herido.
Planteamos, siguiendo a Gilabert, que se trataba de establecer de entrada una
identificación con la persona internada. Se trata de una identificación (un encuentro
emocional) difícil de tolerar ya que cuando el otro con que nos identificamos es una
persona ―enferma‖ y marginada, se activan vivencias propias y un necesario
reconocimiento y elaboración de los propios aspectos locos y marginados (sacrificados).
Decíamos que la elaboración psicológica de esta identificación debía realizarse desde la
condición de operadores que intervienen en ese campo. Reconocer estos aspectos
heridos es una actividad simultánea a la de disponerse, diseñar y establecer estrategias
de cambio. En las entrevistas de ―admisión‖ que realizábamos con los candidatos a
coordinador uno de ellos dijo, luego de dos o tres encuentros, ―ahora estoy igual de
entusiasmada pero más calma‖12. Uno se encuentra con el herido cuando, en el marco
del establecimiento de una práctica transformadora, logra encontrarse con la que tiene de
curador. Eso supone encontrarse con el herido sin quedar "atrapado en la fantasmática
del objeto destruido" (Pichon-Rivière).
12
Es importante tener en cuenta que en la vocación por incluirse en este campo de trabajo operan
ciertas experiencias vividas entre las que suele encontrarse la necesidad de comprender y reparar
algún vínculo propio (externo o interno) que se vive como dañado o patológico. La reparación
buscada, debidamente esclarecida y contenida por el trabajo grupal del equipo, se desarrolla a
medida que se interviene en la realidad, se profundiza a medida que avanza la acción práctico-
crítica.
Ética en Psicología Social: el otro y su tarea (2011). Por Fernando Fabris. 15
tratando de eludir lo autocrático, sólo conseguían establecer una simbiosis, tan intensa
como inconducente.
El problema de las actitudes y las ideologías del operador es una dificulta cotidiana
en el exigente campo de la transformación de la locura a través del arte y la creatividad.
Se trata de una situación cotidiana de trabajo que supone la confrontación con una
situación límite, para quien se afilia a este campo de trabajo. El reconocimiento de la
dialéctica del curador y herido en uno mismo, así como en las personas internadas, es
decir el establecimiento de un enfoque dialéctico de esta relación, es el único modelo
operativo (y ético) que conocemos.