Creacion - Arte - Movimiento - Recursos en La Escuela Del Siglo XXI

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Creación, arte y movimiento: recursos en la escuela del siglo XXI

Margarita Pino Juste. Universidad de Vigo


Resumen
Los últimos estudios científicos demuestran que la emoción, el movimiento, la
sorpresa, la creación y la experimentación son algunos de los ingredientes necesarios
para consolidar el conocimiento. Por tanto, se hace necesario fomentar estos principios
para permitir a los estudiantes descubrir nuevas ideas y oportunidades que contribuyen a
una resolución innovadora de problemas y a la consolidación del aprendizaje.
El objetivo de este análisis teórico es fundamentar la interdisciplinariedad
entendida como la agrupación de contenidos de diferentes áreas de conocimiento que
evita fragmentar el currículum en disciplinas inconexas entre sí y contextualizar el
proceso de enseñanza-aprendizaje en experiencias de la vida diaria del alumnado.
Para ello se propone incentivar el arte y el movimiento como recursos
didácticos, reducir el número de materias o realizar diseños interdisciplinares de las
tareas y actividades escolares apoyándose en el modelo de investigación en la escuela.

Introducción
Los últimos avances científicos demuestran que la emoción, el movimiento, la
sorpresa, la creación o la experimentación son algunos de los ingredientes necesarios
para consolidar el conocimiento. De hecho, los estudios sobre cómo se aprende han
demostrado que especialmente se adquiere conocimiento de forma experimental, a
través de la experimentación con el juego, la exploración y el descubrimiento
demostrando el vínculo entre el movimiento y el aprendizaje (Reed, Einstein, Hahn,
Hooker, Gross & Kravitz, 2010; Ellemberg & St. Louis-Deschênes, 2010; Pica, 2014;
Erickson, Hillman & Kramer, 2015).
Por otro lado, según defiende Rodríguez Estrada (2006) “el ciudadano que tenga
mayor capacidad para adaptarse cognitiva y afectivamente a su ambiente no será aquel
que domine mayor cantidad de información, sino el que, anticipándose, sea capaz de
generarla, en definitiva, de crearla”.
En este contexto, la implementación de programas basados en el arte y el
movimiento a través de un enfoque interdisciplinar pueden ser la clave del éxito en el
contexto escolar.
Justificación teórica
En las últimas décadas se ha ido incorporando al ámbito educativo, las
aportaciones de los exámenes de la estructura, de las funciones químicas y de las
interacciones que suceden en el sistema nervioso y que, en última instancia, son las
responsables de las conductas creativas (Jung et al., 2010; Klimenko, 2017). En la
actualidad es ampliamente asumido que el cerebro funciona como un todo y tiene una
importante función globalizadora.
Sabemos que la información que captamos por medio de los sentidos pasa por el
sistema límbico o cerebro emocional antes de ser enviada a la corteza cerebral,
encargada de los procesos cognitivos. Dentro del sistema límbico, la amígdala tiene una
función esencial. Es una de las partes más primitivas del cerebro y se activa ante
eventos que considera importantes para la supervivencia, lo que consolida un recuerdo
de manera más eficiente. Parece existir un consenso generalizado en cuanto a que la
creatividad, como proceso cognitivo complejo, requiere la intervención de varios
circuitos cerebrales, localizados en ambos hemisferios. Por tanto, no consiste en la
activación de un solo hemisferio, el hemisferio derecho o creativo, como habitualmente
se pensaba, sino que se trata de un proceso distribuido globalmente en el cerebro
(Rodríguez-Muñoz, 2011).
Las actividades artísticas estimulan diferentes habilidades y procesos mentales,
permitiendo el desarrollo de capacidades cognitivas y emocionales, además de estimular
el desarrollo de competencias humanas (Gazzaniga, Ivry y Mangun, 2002; Posner and
Rothbart, 2007), fomentan la creatividad y la imaginación e involucran la diferentes
regiones cerebrales y promueven el desarrollo de procesos cognitivos (Seidel et. al.
2008, Hardiman et al. 2014; Wandell, et al. 2008). En un estudio longitudinal que
pretende analizar cómo afectaba la integración de diferentes programas artísticos al
desarrollo personal del alumnado, Wright (2006) permite al grupo experimental escoger
entre diferentes formas artísticas como la música, la pintura, la grabación de videos, la
escritura de guiones o el diseño de máscaras, entre otras, para demostrar la mejora de
sus capacidades físicas, cognitivas, creativas y, sobre todo, emocionales.
Así mismo, Catterall, (2002) pone de manifiesto que los niños que participan en
programas artísticos durante al menos tres horas, tres días a la semana durante un año
tienen más probabilidades de obtener mayores logros académicos.
Se entiende la creación artística como un proceso a través del cual la persona
genera un producto nuevo (idea, forma, narrativa visual, audiovisual, contrucción) que
aparece desde su interior, desde sus experiencias y conocimientos, y al que es capaz de
dar forma y contenido, en un espacio de libertad y de encuentro consigo mismo, con sus
objetividades y subjetividades, desde sus deseos y necesidades (Velasco y Paris, 2013).
Y, la creatividad es la capacidad de utilizar conocimientos e informaciones de forma
novedosa, y hallar soluciones divergentes a los problemas (Corbalán-Berná, 2008¸
Hyndman & Mahony, 2018). Es enormemente adaptativa para los individuos y la
sociedad. De hecho, como afirma Zaidel (2014), es difícil imaginar cualquier progreso
humano sin esta habilidad. Se define comúnmente como la introducción de algo
innovador y positivo para la sociedad que va más allá de lo familiar y aceptado.
Por tanto, la creatividad se percibe como un punto de partida que trae la
innovación a las organizaciones y las habilidades de creatividad permiten a los
estudiantes descubrir nuevas ideas y oportunidades que contribuyen a la innovación
(Gundry, Ofstein, Kickul, 2014).
Según Guilford (1991) la educación creativa se propone crear personalidades
dotadas de iniciativa, plenas de recursos y de confianza, tolerantes y listas para afrontar
problemas personales, interpersonales o de cualquier otra índole. Este autor propugna la
creatividad como la clave de la educación en su sentido más amplio, así como la
solución de los problemas más graves de la humanidad. De ahí que Rogers y Freiberg
(1996) contradigan la corriente pedagógica que propugna que el niño va a la escuela
para que se le enseñe y no para debatir problemas ni para elegir opciones. Con ello
pretenden mostrar las deficiencias de ese sistema tradicional, rígido y burocrático, que
no satisface las necesidades reales de nuestra sociedad.
Con respecto al movimiento y la actividad física también existen evidencias que
demuestran su relación con el éxito académico ya que esta produce un aumento del
volumen del hipocampo y de los niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro
(BDNF) (Erikson et al., 2011; Winter et al., 2007; Flöel et al., 2010). Esta proteína
parece clave para la formación de la memoria, ya que aumenta el hipocampo. Los
aumentos del BDNF se deben a la segregación, por parte de los músculos, del factor de
crecimiento IGF-1, que pasa al torrente sanguíneo y tras llegar al cerebro estimula la
producción de la misma. Así mismo, Hillman et al. (2014) o Reeves y Bailey (2014)
relacionan tras aplicar un programa de actividad física, mejores resultados en los test de
atención con diferentes colectivos.
Sin embargo, a pesar de estas evidencias en el estudio CREATE, sus autores
ponen de manifiesto que a pesar de la importancia de la creatividad para el desarrollo
intelectual de los estudiantes, aún no se han explorado adecuadamente los tipos de
actividades físicas al aire libre que los estudiantes realizan dentro de las escuelas
primarias según los criterios de creatividad (Hyndman & Mahony, 2018).
Dentro del pensamiento creativo podemos incluir el pensamiento divergente
como una capacidad esencial para desarrollar alternativas creativas y diferentes para la
resolución de un problema (Baer, 2014; Dawson & Andriopoulos, 2014). Normalmente
se estudia el pensamiento divergente a través de los siguientes indicadores: originalidad,
fluidez y flexibilidad.
Metodología didáctica
Teniendo en cuenta estos avances, consideramos que la interdisciplinariedad
entendida como la agrupación de contenidos de diferentes materias de conocimiento
evita fragmentar el currículum en disciplinas inconexas entre sí y que nos olvidemos de
contextualizar el proceso de enseñanza-aprendizaje teniendo en cuenta las necesidades
personales y sociales del alumnado. La relación natural existente entre diferentes
disciplinas permite colaborar mutuamente para que se produzca la construcción de
conocimiento cuando se busca la solución a un problema real de la vida diaria del
alumnado. Por tanto, la metodología interdisciplinar es un proceso en donde el
conocimiento de dos o más áreas temáticas se integra con el objetivo de fomentar un
mejor aprendizaje en cada una de esas áreas. Las disciplinas pueden estar relacionadas a
través de un tema central, problema, proceso, tema o experiencia (Jacobs, 1989).
Esta metodología no es nueva, ya en la década de 1930, sus defensores
intentaron la integración curricular mediante la planificación conjunta de docentes y la
programación por bloques temáticos y no materias. También debemos recordar aquí los
métodos didácticos basados en enfoques globalizadores como los centros de interés de
Decroly, el modelo pedagógico de Freinet o la metodología basada en proyectos de
Kilpatrick. En España, después de los años 90 con la integración de los contenidos
transversales en el curriculum escolar estuvo en boga (Pino Juste, 1995a, 1995b). Pero
consideramos que hoy este enfoque es un concepto clave para el avance del currículo
escolar en todos los niveles educativos (Jones, 2010).
Los estudiantes avanzarán en pensamiento crítico, comunicación, creatividad,
estrategias de estudio con el uso de técnicas interdisciplinares (Szostak, 2007). Jones
(2010) añade que involucrar a los estudiantes en proyectos interdisciplinares desarrolla
conocimientos, ideas, habilidades para resolver problemas, autoconfianza, autoeficacia
y pasión por el aprendizaje. Repko (2009) afirma que la instrucción interdisciplinar
fomenta los avances en la capacidad cognitiva y Vess (2009) han identificado una serie
de beneficios educativos del aprendizaje interdisciplinar como la capacidad de
reconocer errores, pensar críticamente, tolerar la ambigüedad o reconocer y apreciar las
preocupaciones éticas.
En este contexto, Hardiman et al., (2014) defiende la importancia de la
integración de las artes en los distintos contenidos curriculares y Efland (2005) destaca
la interdisciplinariedad inherente a las artes y ofrece cuatro argumentos cognitivos que
avalan su presencia en la educación, a saber: flexibilidad cognitiva, integración del
conocimiento, imaginación y estética.
Existen ya estudios que avalan el diseño interdisciplinar en todos los niveles
escolares, aunque parece fundamental en los primeros años de escolaridad ya que la
capacidad de establecer posibilidades alternativas y elaborar sus consecuencias, aparece
durante los primeros periodos de desarrollo infantil, aunque dura toda la vida.
Bequette y Bequette (2012) sostiene que el trabajo interdisciplinar en las artes y
ciencias puede conducir a componentes curriculares que combinan modos de
pensamiento estéticos y analíticos que fortalecen tanto a la ciencia como al arte.
Marshall (2014) propone un enfoque integrador del arte que permite el aprendizaje a
través del currículo en un marco transdisciplinar. Robinson (2013) argumenta que el
enfoque de integración artística puede funcionar como un valor valioso para generar
inclusión. Estas ideas se reflejan también en el enfoque de integración interdisciplinar
propuesto por Drake y Burns (2004). El profesorado para facilitar el aprendizaje
organiza un plan de estudios en torno a temas comunes, conceptos y habilidades en
todas las disciplinas. Este enfoque, en contraste con un enfoque de aprendizaje basado
en una disciplina concreta, busca conectar éstas mediante puntos de interconexión.
Propone unificar la comprensión organizando habilidades y conocimientos a lo largo de
líneas de conexión y convergencia en lugar de a lo largo de líneas de divergencia y
diferenciación.
Las investigaciones realizadas sobre el impacto de proyectos donde se trabaja de
forma interdisciplinar desde la educación artística coinciden en que los resultados
académicos son parecidos al resto de escuelas que no utilizan estas estrategias, pero es
mucho mayor el nivel de competencias personales y sociales que adquieren los
estudiantes a través del arte (Bamford, 2009). En un estudio con alumnado de quinto
curso, se diseñaron unidades didácticas relacionadas con materias científicas como
astronomía y ecología siguiendo dos procedimientos distintos: en uno se utilizó el
enfoque tradicional y en el otro se integró la educación artística con actividades como
teatro, dibujos de posters, recreación de movimientos o música. El alumnado que
participó en el experimento donde estaban integradas las actividades artísticas mejoró la
memoria a largo plazo, especialmente los alumnos con dificultades lectoras (Hardiman
et al., 2014).
El fomento de las experiencias proactivas en el colegio deberían favorecer en el
alumnado el cambio hacia actitudes más positivas, más activas, más imaginativas y
creadoras (Wong, 2007). De ahí la importancia de que el profesor establezca vínculos
afectivos hacia lo que se observa, promueva la expresión de diversos criterios e ideas
personales así como el descubrimiento de componentes estéticos mediante la reflexión y
el diálogo.
Para ello es necesario crear un entorno propicio para que los niños crezcan
sanos, seguros y felices, favorecer la multiplicidad y diversidad de imágenes, la libertad
de expresión, evitar juicios críticos valorativos, estimular ideas nuevas y originales
durante el proceso creativo, crear un clima de confianza, de aceptación y respeto a la
persona en un ambiente de libertad para proyectar y seleccionar diversas opciones.
Para conseguir implementar una metodología interdisciplinar se debe fomentar
el uso técnicas activas. La necesidad de utilizar este tipo de técnicas es que parten de
experiencias reales y fomentan la creatividad y la imaginación, promueven un
conocimiento capaz de abordar problemas globales y fundamentales para inscribir allí
conocimientos parciales y locales, destacan la adquisición de cualidades y habilidades
básicas, como los valores de la crítica, la coherencia, el dialogo constructivo, la
comunicación, la disposición a la cooperación y la voluntad de saber, el análisis
reflexivo, crítico y constructivo de la realidad (Vergara Marín, 2012).
La metodología activa busca en el alumnado su desarrollo personal y la
individualización en la educación, y esto choca con el sistema educativo actual que es
excesivamente rígido y no deja opción a la individualidad. Este enfoque interdisciplinar
se opone al aprendizaje acumulativo; por el contrario intenta facilitar la aproximación
del alumnado al conocimiento de la realidad mediante un proceso global y activo de
construcción, a partir de las relaciones significativas y no arbitrarias que se establecen
entre los conocimientos nuevos y lo ya conocido (Medina, 2009; Fernández Pareja,
2011).
Es evidente que este enfoque de trabajo en el aula lleva consigo una serie de
dificultades. Castañer Balcells y Trigo Aza (2004) señalan que estas dificultades
emanan de tres ejes principales: dificultades intrínsecas a la propia interdisciplinar como
las características epistemológicas de cada disciplina o el lenguaje profesional de la
misma; dificultades internas del equipo docente por las posibles resistencias al cambio o
los prejuicios del profesorado; y dificultades externas dada la compleja realidad que se
pretende estudiar.
Es bien cierto que, la implementación de un programa interdisciplinar exige un
trabajo en equipo del profesorado para diseñar experiencias de aprendizaje, pero sobre
todo organizar el curriculum según temáticas de interés del alumnado incorporando
todos los contenidos del primer nivel de concreción curricular. Hemos de tener en
cuenta que el trabajo interdisciplinar conlleva mucho tiempo al profesorado ya que se
necesita crear y diseñar de forma estructurada y conjunta. Por eso será importante que la
administración educativa tenga en cuenta esta situación en la organización de la carga
horaria en los centros escolares dados los beneficios que esta metodología reporta al
alumnado.
Además, la utilización de diseños interdisciplinares de las tareas y actividades
escolares apoyándose en el modelo de investigación en la escuela provocará la
coincidencia en clase de dos o más profesores de diferentes áreas temáticas o
especialidades, lo que permite atender individualmente a niños con necesidades
educativas y adecuarse a sus características concretas. No todo el alumnado en el aula
tiene que hacer lo mismo ni al mismo tiempo. Es indispensable respetar los tiempos de
asimilación de contenidos, sus preferencias e intereses o su ritmo de desarrollo.
Utilizar el arte y el movimiento como recursos didácticos implica superar la
confrontación entre arte y ciencia. El arte como factor motivacional para el aprendizaje
favorece el dominio de las capacidades creadoras e imaginación de las personas lo que
conduce al surgimiento de nuevos sentimientos, emociones y favorece nuevos
conocimientos (Bezerra Barbosa y Pino-Juste, 2011; Bezerra Barbosa y Pino-Juste,
2014).
Para facilitar la integración de este tipo de metodologías y recursos de forma
progresiva, se podría alternar la enseñanza interdisciplinar combinada con una
metodología más tradicional basada en el libro de texto.
Entre los cambios más significativos podríamos sugerir la reducción del número
de materias que eviten la actual fragmentación del currículo, sobre todo en educación
primaria.
Aunque existen muchas experiencias que utilizan, a nivel interdisciplinar, el arte
y el movimiento como recursos didácticos, en nuestro contexto no existe una evaluación
rigurosa de las mismas y apenas hay divulgación de proyectos (Gates, 2017; Li-Hsuan
Hsu, 2017). En esta caso nos gustaría destacar STEAM (Science, Technology,
Engineering, Arts and Maths). STEAM es un movimiento defendido por la Escuela de
Diseño de Rhode Island (RISD) STEAM permite a los estudiantes conectar su
aprendizaje en áreas más científicas junto con prácticas artísticas (Ver:
http://stemtosteam.org/). STEAM elimina las limitaciones y las reemplaza con asombro,
crítica, investigación e innovación (Ghanbari, 2015; Liao, 2016; Colucci-Gray, Burnard,
Gray, & Cooke, 2017).
Otra experiencia interesante, con niños con altas capcidades desde la educación
infantil hasta el octavo grado, es la “Open Window School”. Utilizan el arte y el
movimiento para promover la autoconfianza en base a habilidades académicas, de
pensamiento crítico y de resolución de problemas. Los estudiantes de todas las edades
se benefician de experiencias de aprendizaje auténticas y prácticas que atraen su
curiosidad, cultivan sus pasiones y respaldan la toma de riesgos intelectuales con su
grupo de compañeros. El aprendizaje social y emocional se enfatiza en todos los
niveles, desarrollando las habilidades de nuestros estudiantes en las áreas cruciales de la
autoconciencia, la autogestión, la conciencia social, las habilidades de relación y la
toma responsable de decisiones.
O, el Workshop Math-Art Movement for the Experience-centered Education of
Mathematics, experiencia centrada en el aprendizaje de matemáticas, se estableció en
2008 en Hungría. Casi un centenar de académicos, artistas, profesores de diversos
temas, artesanos y fabricantes de juguetes desarrollan diversas formas interactivas de
juego combinando las matemáticas y las artes.

Conclusión
La sociedad actual exige al alumnado del nuevo siglo el dominio de unas
competencias (lingüística, matemática, científica, digital, cultural, social y cívica,
aprender a aprender, iniciativa y espíritu emprendedor) que le permitan desenvolverse
como ciudadano en un mundo tecnológico que cambia constantemente.
El dominio de estas competencias exige capacidades como resolución de
problemas, creatividad, interacción comunicativa, trabajo en equipo, liderazgo, entre
otras. Estas capacidades no se pueden adquirir mediante un método tradicional donde el
profesor es la única fuente de información y el alumnado adopta una actitud pasiva.
Por ello, se propone realizar diseños interdisciplinares mediante proyectos donde
el alumnado realice tareas y actividades escolares apoyándose en el modelo de
investigación en la escuela, reducir el número de materias, e incentivar el arte y el
movimiento como recurso didáctico.
Fomentar estos recursos va a permitir a los estudiantes descubrir nuevas ideas y
oportunidades que contribuyen a una resolución de problemas innovadora.

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