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SEMANA 4: INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL


Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y COMUNITARIA

Lección 4.2 Metodologías participativas y fomento de la organización social

Los módulos anteriores revisaron los modelos de intervención y las distintas fases dentro
del ciclo de desastres. La lección anterior, en tanto, mostró que las vulnerabilidades se
reducen principalmente a partir de la participación comunitaria. La pregunta es, entonces,
qué estamos entendiendo por participación comunitaria, y cuál es la diferencia con otros
enfoques, como los de gobernanza, fortalecimiento comunitario, gestión comunitaria u
otros.

Los sentidos de la participación en los desastres

Distintas estrategias internacionales han propuesto la participación comunitaria como una


base fundamental de la resiliencia ante desastres. El primer módulo, al abordar los
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conceptos fundamentales, puso énfasis en la disminución de las vulnerabilidades y el
aumento de la resiliencia como dos procesos distintos:

 Por una parte, la disminución de la vulnerabilidad implica fortalecer capacidades que se


relacionen con una estructura de oportunidades dada por el mercado, el Estado y la
sociedad; y movilizar ciertos recursos, disminuyendo las barreras. El sentido de la
participación, en este caso, estaría es precisamente disminuir las barreras, sobre todo
las relacionadas con la inseguridad y la fragilidad, puesto que permite circular los
bienes, servicios y recursos que están en situación de escasez, sobre todo en los
momentos de la emergencia. Desde esa perspectiva la participación ayuda a la
disminución de la vulnerabilidad.

 A la vez, la participación contribuye al aumento de la resiliencia, en la medida que se


convierte en una capacidad de sobreponerse colectivamente, que individualmente sería
mucho más difícil. Esa resistencia, esa capacidad de sobreposición, es precisamente lo
que se ha denominado resiliencia desde las distintas teorías. Desde esta perspectiva, la
participación comunitaria también aparece en los estudios y en las propuestas políticas
como un elemento o un pilar fundamental de la resiliencia.

Ahora bien, en términos de gestión integral del riesgo y su reducción, ¿cómo podemos
comprender la participación como un elemento de la gestión? Para observar esto, es
inevitable retomar las distintas fases del ciclo de desastres.
Participación y fases del desastre

La participación en el momento de la prevención puede ser fundamental, en la medida


que las personas y las comunidades empiecen a tomar decisiones sobre cómo y dónde
vivir, una vez que conocen, perciben y se hacen conscientes de ciertas amenazas de origen
natural. Participar de esas decisiones en momentos de prevención resulta fundamental.

La participación apoya también en el momento de reacción, cuando se logran integrar los


conocimientos y saberes locales en la creación y construcción de instrumentos, como los
protocolos o instrumentos de acción frente a una emergencia.

Uno de los problemas más documentados en el momento de la reacción es que la


información es entregada de manera ambigua, poco validada, fragilizando y haciendo
emerger nuevas vulnerabilidades precisamente por no tener claro qué es lo que está
pasando, cuándo va a terminar esta situación y cómo se van a resolver los problemas
inmediatos. El otro problema que se da en la reacción es una sobreintervención con los
voluntarios, muchas veces descoordinada, desorganizada y poco capacitada. La
participación, entonces aparece como un elemento central para poder orientar cuáles son
las capacidades de los propios voluntarios que vienen a ponerse a disposición, y sobre
cuáles son los problemas que requieren ser priorizados. 3

En el momento de la emergencia, la participación es fundamental para la circulación de


bienes y servicios a través de lazos y redes de solidaridad; pero principalmente también
para hacer pertinentes las soluciones a los problemas que durante la emergencia suelen
ser definidos exteriormente, lo que también favorece el apoyo oportuno.

En la emergencia la información también se dificulta, porque los instrumentos de catastro


y de acceso a beneficios de los programas sociales generalmente son muy complejos, o no
recogen las necesidades y problemáticas comunitarias, como la indocumentación, el
allegamiento, los problemas de documentación de las propiedades o las migraciones
clandestinas, vulnerabilidades previas que también quedan ocultas en catastros y formatos
que son muy simples o pensados en circunstancias que no son las del desastre. Este
también es un elemento problemático, en torno al cual es importante que las
comunidades participen de esos procesos de catastro y de la creación y diseño de esos
instrumentos, para evitar que no recojan las complejidades que tienen las propias
comunidades.

Durante la reconstrucción, la participación tiene otra cualidad, y es la importancia que


adquiere para que las comunidades tomen decisiones respecto de las prioridades que
orientarán los proyectos de vida y las nuevas formas de habitar los territorios, ya sean
proyectos de vida y territorios a nivel micro, meso y/o macro.
En la reconstrucción, la participación también requiere de otra información, que dice
relación con los derechos ciudadanos, sobre todo respecto de los planes de
reconstrucción. Es importante que esta fase permita que sean reconstruidos los proyectos
de vida y que se recupere la cotidianeidad y la vida social. Esto es algo que debe ser
descrito, definido y organizado en función de lo que las comunidades puedan ir
decidiendo al respecto.

Investigaciones de CIVDES muestran que, después de la emergencia, las motivaciones de


organización y participación se orientan a símbolos como la equidad en la distribución de
beneficios y la justicia, en nombre de quienes lo perdieron todo y no sólo de las propias
pérdidas; defensa de los derechos, ya sea de una vivienda o de que la ciudad sea
planificada por los habitantes y no por externos.

De hecho, los movimientos y organizaciones surgidos en contexto de desastre combinan


básicamente tres objetivos:

1. La gestión de ayudas (generalmente para postular a proyectos y beneficios sociales)

2. El apoyo mutuo entre sobrevivientes. Lo que llamamos “apoyo social” o sentido de


protección ciudadana ante la sensación de abandono y desprotección institucional. 4

3. La denuncia de vulneraciones a derechos y lucha política sobre el territorio con el


sector privado o en demanda al Estado.

En consecuencia, la definición de participación que aquí se propone es la que ha tomado


fuerza en Latinoamérica desde los años 90, y que se caracteriza por la implicación de un
grupo organizado en torno a un objetivo definido, con sus decisiones, acciones, derechos y
deberes, lo que conlleva al fortalecimiento, transformación y control de las condiciones de
vida por parte de las personas de una comunidad.

Desafíos de la participación en desastres

En síntesis y también desde otras perspectivas de las Ciencias Sociales que han trabajado y
estudiado los efectos de la participación en sus distintos momentos, serían dos los
recursos más importantes que están descritos desde los años noventa en América Latina:

 La contención emocional, como proceso importante de resiliencia que circula a través


de la participación.

 La circulación de los bienes.


Esta participación exige muchas veces, además, un desgaste al que hay que poner
atención, porque es mayor cuando no se están presentando los apoyos psicológicos
adecuados, o no se consideran las especificidades de los efectos psicosociales en cada uno
de los distintos sujetos. Los desastres impactan de manera distinta a niños y niñas, a
jóvenes, a adultos mayores y a mujeres; los impactos y las consecuencias tienen cualidades
distintas que tienen que ser consideradas en el momento en que la participación empieza
a ser favorecida, fortalecida o exigida, precisamente a personas que pueden estar también
requiriendo apoyo psicosocial en el momento.

El error más común en los modelos de intervención actual es que se le exija participación a
quiénes están en situaciones de cansancio, desgaste, agote y abandono, y se demande a
los mismos dirigentes vecinales, a los mismos liderazgos ya establecidos. Lo más
importante aquí es reconocer que hay liderazgos que surgen después de los desastres,
algunos autodesignados y otros favorecidos por los propios vecinos.

Lo importante es reconocer y validar esa experiencia traumática en las personas, y darles


de este modo también una ayuda que permita resignificar su experiencia a partir de los
procesos de participación. Los desastres en alguna forma también actúan como estigmas y
victimizan también a quienes esperamos que participen, y revictimizan el proceso cuando
se les exige mayor participación sin considerar su propia experiencia. 5

Estrategias para el fortalecimiento comunitario

 Se sugiere fortalecer el trabajo comunitario principalmente reconociendo la


complejidad que tiene para los sujetos en su construcción cotidiana y en sus vidas
personales. Y por lo tanto, partir cualquier instancia de organización social en función
de la conversación y el diálogo respecto a cuáles son las implicancias que está
teniendo la experiencia en su vida cotidiana y en la construcción de los nuevos
espacios, para desde ahí ir encontrando objetivos y problemáticas, e ir organizando
estrategias.

 También es importante reconocer las organizaciones no formales, no llegar siempre a


los mismos comités de vivienda, a las juntas de vecinos (que igualmente son
importantes). Los profesores que son vecinos, la enfermera que vive en el otro cuarto,
son personas que pueden generar organizaciones más invisibles y con los cuales
empezar a trabajar.

 Se recomienda también trabajar en la recuperación de los espacios públicos que han


sido simbólicos para niños, adolescentes y adultos; que puedan permitir un
reconocimiento de los distintos sujetos que compartan en esos espacios.
 Se sugiere fortalecer también canales de comunicación donde circule la información
necesaria para el control, la participación y la identidad: radios populares, talleres
escolares y actividades extra programáticas al interior de las escuelas. La generación de
museos, obras artísticas, narrativas y memoriales son también importantes procesos de
memoria que dan sentido a la participación.

Conclusión

Con todo esto, se busca ayudar a comprender los desastres como una oportunidad para
que las comunidades participen. Esto no constituye en sí mismo una solución, sino que
depende de cómo sea esa participación, de cómo se respetan las distintas cualidades que
tiene la participación en los distintos momentos. Será una oportunidad en la medida que
se participe para lograr un objetivo que sea pertinente y oportuno para las comunidades
que levantan las movilizaciones.

Para citar este material educativo:

Pérez Tello, Sonia (2016) “Metodologías participativas y Obra acogida a licencia de 6


fomento de la organización social”. Material del curso Creative Commons Atribución-
"Vulnerabilidades ante desastres socionaturales", impartido en No Comercial- CompartirIgual
UAbierta, Universidad de Chile. 4.0 Internacional.

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