Descubrimiento y Estudio de La Fotosíntesis
Descubrimiento y Estudio de La Fotosíntesis
Descubrimiento y Estudio de La Fotosíntesis
Se coincide en afirmar que el estudio de la fotosíntesis comenzó en 1771 con las observaciones
efectuadas por el químico inglés Joseph Priestley, quien comprobó que una planta confinada
en el interior de una campana de cristal producía una sustancia (más tarde identificada como
oxígeno) que permitía la combustión. A principios del siglo XIX, Nicolas Théodore de Saussure
demostró que los vegetales incorporaban agua a sus tejidos; anteriormente, Jan Ingenhousz
había aseverado que el dióxido de carbono del aire era utilizado como nutriente por las
plantas.
Otros hechos vinieron a completar los conocimientos que hasta entonces se poseían acerca de
la nutrición vegetal. Por ejemplo, se observó que el nitrógeno era siempre tomado del suelo,
así como diversas sales y minerales, y que la energía procedente del sol se transformaba de
alguna manera en energía química, que quedaba almacenada en una serie de productos en
virtud de un proceso denominado ya entonces fotosíntesis.
En la segunda década del siglo XIX se aisló una sustancia, la clorofila, que es la responsable del
color verde de las plantas y que desempeña un destacado papel en la síntesis de materia
orgánica. Más tarde, Julius von Sachs demostró que dicho compuesto se localizaba en unos
orgánulos celulares característicos llamados posteriormente cloroplastos. El desarrollo de las
técnicas bioquímicas hizo posible aislar y extraer intactos estos orgánulos; en 1954, Daniel
Arnon obtuvo cloroplastos a partir de células de espinaca y consiguió reproducir en laboratorio
las reacciones completas de la fotosíntesis.
Estos y otros hallazgos permitieron determinar que la fotosíntesis tiene lugar en dos fases. En
la fase luminosa se capta y almacena la energía lumínica solar y se descomponen moléculas de
agua, de las que se utiliza el hidrógeno, mientras que el oxígeno se desprende a la atmósfera.
En la fase oscura se verifica el llamado ciclo de Calvin, así denominado en honor del bioquímico
norteamericano Melvin Calvin, que lo investigó. En esta segunda etapa, el carbono procedente
del dióxido de carbono del aire se fija y se integra en una molécula carbohidratada
La fotosíntesis es el proceso metabólico por el que las plantas verdes convierten sustancias
inorgánicas (dióxido de carbono y agua) en sustancias orgánicas (hidratos de carbono)
desprendiendo oxígeno, y lo hacen aprovechando la energía de la luz solar. Además, es el
principal proceso de nutrición de las plantas y de otros organismos dotados de clorofila.
La fotosíntesis de las plantas es uno de los procesos fundamentales que mantiene el equilibrio
de los ecosistemas y la vida en la Tierra. ¿Sabes cuál es la importancia de la fotosíntesis?
¿Sabes por qué es importante el dióxido de carbono en la fotosíntesis?
La actual deforestación hace que la absorción de carbono disminuya cada vez más, emitiendo
mayor cantidad de gases de efecto invernadero, lo que ha ocasionado que la atmósfera se
caliente y que los cambios en el clima sean cada vez más extremos. En un escenario de cambio
climático, la importancia de la fotosíntesis aumente.
Es uno de los mecanismos bioquímicos más importantes del planeta, ya que implica la
fabricación de nutrientes orgánicos que almacenan la energía lumínica del Sol en distintas
moléculas útiles (carbohidratos). Por este motivo, su nombre proviene de las voces griegas
foto, “luz”, y synthesis, “composición”.
Después, las moléculas orgánicas sintetizadas se pueden emplear como fuente de energía
química para sostener procesos vitales, como la respiración celular y el metabolismo.
Tipos de fotosíntesis
Las plantas acuáticas y terrestres pueden realizar la fotosíntesis, pero también otras especies
vegetales como los helechos, las algas y algunas bacterias de vida libre. Para ello, tienen dos
formas:
Fotosíntesis oxigénica, aquella que produce azúcares útiles para la planta y, a su vez,
consume dióxido de carbono (CO2) y subproduce oxígeno (O2). Este tipo es
fundamental para la respiración, dado que funciona con el intercambio de gases a la
inversa.
Fotosíntesis anoxigénica, aquella que no produce oxígeno (O2), pero aprovecha la luz
solar para romper moléculas de sulfuro de hidrógeno (H2S). De esta manera, libera
azufre a su entorno o lo acumula en el interior de las bacterias que son capaces de
llevarla a cabo.
La fotosíntesis es un proceso neurálgico para la vida en la tierra. Gracias a la luz, las plantas
capturan dióxido de carbono (CO2) y expulsan oxígeno durante el día. Por las noches sucede lo
contrario, capturan oxígeno y liberan dióxido de carbono. Este proceso facilita la vida en la
Tierra, ya que nos proporciona el oxígeno que necesitamos para respirar.
Todos sabemos que la fotosíntesis es un proceso asociado a las plantas que las diferencian de
los animales. Sin embargo, existen animales muy vinculados siendo capaces de llevar a cabo
este proceso.
Otra de las especies animales vinculadas a la fotosíntesis son los corales. Lo hacen gracias a las
algas que se alojan dentro de los corales. Mientras los corales protegen a las algas, éstas les
ofrecen alimento ayudando a su vez a su calcificación.
Las plantas llevan millones de años realizando este proceso que ha permitido que nuestra
atmósfera se cargara de tales niveles de oxígeno que dieron lugar a la capa de ozono. Si ella, la
radiación del Sol no hubiera permitido la creación de vida terrestre en nuestro planeta.
Además, las plantas protegen la calidad de nuestro suelo. Por ello, la deforestación es uno de
los grandes problemas que está generando la crisis climática al provocar que se disminuya la
capacidad de plantas y arboles de absorber dióxido de carbono. Si no somos capaces de
revertir esta problemática situación, el cambio climático acabará alterando la vida de nuestros
ecosistemas hasta el punto de convertir nuestro planeta en un lugar inhabitable.