Lectura Dilemas Éticos
Lectura Dilemas Éticos
Lectura Dilemas Éticos
Pero a veces nos encontramos con situaciones en que no sabemos qué hacer: escoger A o B
tiene, en ambos casos, repercusiones negativas y positivas a la vez y los diferentes valores que
nos rigen entran en un conflicto. Estamos ante situaciones que nos suponen dilemas éticos
Se entiende por dilema ético a toda aquella situación en la que se dé un conflicto entre los
diferentes valores de la persona y las opciones de actuación disponibles. Se trata de situaciones
en que se va a generar una pugna entre varios valores y creencias, no existiendo una solución
totalmente buena y otra opción totalmente mala, teniendo ambas repercusiones positivas y
negativas a la vez.
Este tipo de dilemas requieren de una reflexión más o menos profunda sobre las alternativas de
las que disponemos, así como del valor otorgado a los valores morales con los que nos regimos.
A menudo nos tocará priorizar uno u otro valor, entrando ambos en conflicto de cara a tomar
una decisión. Asimismo, permiten ver que las cosas no son o blancas o negras, así
como entender a personas que toman decisiones distintas a las propias.
La existencia de dilemas éticos existentes en la vida real o posibles han generado una interesante
rama de estudio centrada en nuestras creencias y valores y cómo éstas son gestionadas.
Permiten ver cómo reflexionamos y que elementos tenemos en cuenta para tomar una decisión.
De hecho, es frecuente que se empleen dilemas éticos como mecanismo para educar en el uso
y gestión de emociones y valores, para concienciar sobre algunos aspectos o para generar
debate y compartir puntos de vista entre personas. También se emplean en el ámbito laboral,
concretamente en selección de personal.
El concepto de dilema ético puede parecer claro, pero lo cierto es que no existe un solo tipo. En
función de diversos criterios podemos encontrarnos con distintas tipologías de dilemas, que
pueden variar en su nivel de concreción, en el papel del sujeto al que se le presenta o en su
verosimilitud. En este sentido, algunos de los principales tipos son los siguientes:
1. Dilema hipotético
Se trata de dilemas que colocan a la persona a quien se le pregunta en una posición en la que se
ve confrontando una situación que es muy poco probable que suceda en la vida real. No se
trata de fenómenos imposibles, pero son algo a lo que la persona debe enfrentarse en su día a
día de manera habitual. No es necesario que la persona a quien se le plantea el dilema sea el
protagonista de este, pudiendo preguntársele qué debería hacer el personaje.
2. Dilema real
En este caso el dilema planteado versa sobre un tema o situación que resulta cercana a la
personas a quien se le plantea, sea porque se refiere a un suceso que ha vivido o a algo que
puede ocurrir con relativa facilidad en su día a día. Aunque suelen ser menos dramáticos que los
anteriores, pueden resultar tanto o más angustiantes por este motivo. No es necesario que la
persona a quien se le plantea el dilema sea el protagonista de este, pudiendo preguntársele que
debería hacer el personaje.
Los dilemas planteados como abiertos o de solución son todos aquellos dilemas en que se
presenta una situación y las circunstancias que la rodean, sin que el protagonista de la historia
(que puede o no ser el sujeto a quien se le plantea) haya realizado aún ninguna acción para
solucionarlo. Se pretende que la persona a quien se le sugiere este dilema escoja cómo proceder
en dicha situación.
Este tipo de dilema es aquel en el que la situación planteada ya ha sido solucionada de una forma
u otra, habiendo tomado una decisión y realizado una serie de conductas concreta. La persona
a quien se le plantea el dilema no debe decidir qué se hace, sino valorar la actuación del
protagonista.
5. Dilemas completos
Se trata de todos aquellos dilemas en los que se informa a la persona a quien se le plantean de
las consecuencias de cada una de las opciones que se pueden tomar.
6. Dilemas incompletos
En estos dilemas no se hacen explícitas las consecuencias de las decisiones que tome el
protagonista, dependiendo en gran medida de la capacidad del sujeto para imaginar ventajas y
desventajas.
Como hemos visto existen maneras muy diferentes de proponer diferentes tipos de dilemas
éticos, existiendo miles de opciones y estando limitados solo por la propia imaginación. A
continuación veremos algunos ejemplos de dilemas éticos (algunos muy conocidos, otros
menos) de cara a poder ver cómo funcionan.
1. Dilema de Heinz
Uno de los dilemas éticos más conocidos es el dilema de Heinz, propuesto por Kohlberg para
analizar el nivel de desarrollo moral de los niños y adolescentes (infiriéndose a partir del tipo
de respuesta, el porqué de la respuesta dada, el nivel de obediencia a las normas o la relativa
importancia que pueda tener su seguimiento en algunos casos). Este dilema se presenta de la
siguiente manera:
“La mujer de Heinz está enferma de cáncer, y se espera que muera pronto si no se hace nada
por salvarla. Sin embargo, existe un medicamento experimental que los médicos creen que
puede salvar su vida: una forma de radio que un farmacéutico acaba de descubrir. Aunque esta
sustancia es cara, el farmacéutico en cuestión está cobrando muchas veces más cantidad de
dinero de lo que le cuesta producirla (le cuesta 1.000 dólares y cobra 5.000). Heinz reúne todo
el dinero que puede para comprarla, contando con la ayuda y el préstamo de dinero de todos
sus conocidos, pero solo alcanza a reunir 2.500 dólares de los 5.000 que cuesta el producto.
Heinz acude al farmacéutico, a quien le dice que su esposa se muere y a quien le pide que le
venda el medicamento a menor precio o que le deje pagar la mitad más tarde. El farmacéutico
sin embargo se niega, aduciendo que debe ganar dinero con él ya que ha sido quien lo ha
descubierto. Dicho esto, Heinz se desespera y se plantea robar la medicina.” ¿Qué debería
hacer?
El dilema del tranvía o del tren es otro clásico entre los dilemas éticos/morales, creado por
Philippa Foot. En este dilema se propone lo siguiente:
“Un tranvía/tren circula fuera de control y a toda velocidad por una vía, poco antes de un cambio
de agujas. En esta vía hay atadas cinco personas, que morirán si el tren/tranvía les alcanza. Tú
te encuentras delante del cambio de agujas y tienes la posibilidad de hacer que el vehículo se
desvíe a otra vía, pero en el que se encuentra atada una persona. Desviar el tranvía/tren hará
que muera una persona. No hacerlo, que mueran cinco. ¿Qué harías?”
Este dilema dispone además de múltiples variantes, pudiendo complicar en gran medida la
elección. Por ejemplo, la elección puede estar en que puede detener el tranvía, pero ello hará
que descarrile con una posibilidad del 50% de que todos sus ocupantes mueran (y 50% de que
todos se salven). O se puede buscar más la implicación emocional del sujeto: proponer que en
una de las vías hay cinco o más personas que morirán si no se hace nada y en la otra una, pero
que esta una es la pareja, hijo/a, padre/madre, hermano/a o familiar del sujeto. O bien un niño.
El dilema del prisionero es uno de los dilemas empleados por John Nash para explicarlos
incentivos y la importancia de las decisiones no solo propias sino también ajenas para obtener
determinados resultados, siendo necesaria la cooperación para lograr el mejor resultado
posible. Aunque es más económico que ético, también tiene implicaciones en este sentido.
“Dos presuntos delincuentes son detenidos y encerrados, sin que puedan comunicarse entre sí,
ante la sospecha de su implicación en un robo a un banco (o un asesinato, dependiendo de la
versión). La pena por el delito es de diez años de cárcel, pero no existen pruebas palpables de la
implicación de ninguno en estos hechos. La policía le propone a cada uno de ellos la posibilidad
de salir libre si delata al otro. Si los dos confiesan el crimen cumplirán cada uno seis años de
prisión. Si uno lo niega y el otro proporciona pruebas de la implicación de éste, el informador
saldrá en libertad y el otro será condenado a los diez años de cárcel. Si los dos niegan los hechos,
ambos permanecerán en prisión un año.”
En este caso, más que de moral estaríamos hablando de las consecuencias de cada acto para
uno mismo y para el otro y de cómo el resultado depende no solo de nuestra actuación sino
también de la ajena.
4. El ladrón noble
“Somos testigos de cómo un hombre roba un banco. Sin embargo, observamos que el ladrón no
se queda el dinero, sino que lo entrega a un orfanato que carece de recursos para sustentar a
los huérfanos que en él viven. Podemos denunciar el robo, pero si lo hacemos es probable que
el dinero que el orfanato ahora puede usar para alimentar y cuidar a los niños tenga que
devolver lo robado”.
Por un lado, el sujeto ha cometido un delito, pero por otro lo ha hecho por una buena
causa. ¿Qué hacer? El dilema puede complicarse si se añade, por ejemplo, que durante el atraco
al banco ha muerto una persona.
5. El examen
A veces, la decisión correcta se da en una situación muy ambigua en la que no sabemos si hemos
cometido una infracción o no. Este dilema ético se basa en este tipo de situaciones. Nos plantea
este escenario:
"Estás en un aula de universidad realizando un examen: todos los alumnos estáis sentados en
sillas-pupitre alineadas, respondiendo a preguntas que deben ser respondidas por escrito. En
determinado momento, llevas varios minutos intentando resolver una pregunta que se te
resiste, y viendo que no vas mal de tiempo, decides descansar durante un par de minutos, para
ver si desconectando puedes evocar mejor los recuerdos. Sin embargo, tras llevar un rato con la
mente en blanco y sin pensar en nada en concreto y con la mirada perdida, te das cuenta de que
acabas de ver la respuesta correcta en la hoja de respuestas de la persona que tienes delante.
Teniendo en cuenta que lo más probable es que no fueras a poder recordar la respuesta
correcta, ¿respondes a la pregunta, o la dejas en blanco?".
Es una simple pregunta de un examen, pero... ¿debes hacerte cargo de haber "copiado",
aunque sea de manera no del todo voluntaria? ¿O por el otro lado no tienes la culpa de que tu
mirada se haya dirigido a la hoja de examen de la otra persona?
Algunos de los dilemas éticos antes propuestos son enunciados que pueden antojarse falsos o
una elaboración hipotética a la que jamás vamos a tener que enfrentarnos en la vida real. Pero
lo cierto es que en el día a día podemos llegar a tener que hacer frente a decisiones difíciles,
con consecuencias o implicaciones negativas tomemos la decisión que tomemos.
Por ejemplo, podemos encontrarnos con que un conocido realice algún acto poco ético.
Asimismo podemos observar algún caso de acoso escolar, o una pelea, en la cual podemos
intervenir de diferentes formas. Frecuentemente nos encontramos con indigentes, y podemos
enfrentarnos al dilema de si ayudarles o no. También a nivel profesional: un juez por ejemplo
ha de decidir si mandar o no a alguien a prisión, un médico puede enfrentarse a la decisión de
alargar artificialmente la vida de alguien o no o quien debe o no ser operado.
Podemos observar malas praxis profesionales. Y también podemos enfrentarnos a ellos incluso
en la vida personal: podemos por ejemplo ser testigos de infidelidades y traiciones hacia seres
queridos o llevados a cabo por ellos, teniendo el conflicto de si decírselo o no.
En conclusión, los dilemas éticos son un elemento de gran interés que pone a prueba nuestras
convicciones y creencias y nos obligan a reflexionar sobre lo que nos motiva y cómo
organizamos y participamos en nuestro mundo. Y no se trata de algo abstracto y ajeno a
nosotros, sino que pueden formar parte de nuestro día a día.