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Ensayo Divino Cerebro

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UNA HISTORIA LLENA DE SUEÑOS, DE RESILIENCIA… UNA HISTORIA DE

INSPIRACIÓN.

Ases del bisturí, episodio Divino cerebro.

ÁNGELA MARÍA CARDONA RAMOS

DIANA CONSTANZA MARTINEZ TRIANA

Docente

ESPECIALIZACIÓN EN GERENCIA DEL TALENTO HUMANO

UNIVERSIDAD DE MANIZALES

MANIZALES, MAYO DE 2021


UNA HISTORIA LLENA DE SUEÑOS, DE RESILIENCIA… UNA HISTORIA DE
INSPIRACIÓN.

Ases del bisturí, episodio Divino cerebro.

Ángela María Cardona Ramos.

Un hombre latinoamericano, que creció en condiciones económicas muy limitadas, ha


tenido en sus manos miles de vidas, vidas que ha salvado porque ha hecho de su historia
algo único, algo admirable, algo digno de reproducir.

El neurocirujano Alfredo Quiñones Hinojosa, estudiante de medicina en Harvard, trabaja


en uno de los mejores hospitales del planeta. Mira hacia atrás en cada paso adelante, no
se ha rendido jamás y se ha dejado sorprender por cada una de las situaciones que le ha
presentado la vida.

Desde pequeño quiso “comerse el mundo” y aunque no era el chico más agraciado,
aplicado o llamativo siempre se las ingenió para lograrlo, su presente es el fruto de un
trabajo duro, de esfuerzos interminables, de su forma de ver la vida de manera optimista
y alentadora; y sin duda alguna, el hecho de convertir, con amor, su profesión en un estilo
de vida, hacen que Alfredo sea el cirujano reconocido y exitoso que es ahora.

Es de admirar como este mexicano de cabello chino identifica su miedo como una de sus
fortalezas, ya que contrario a paralizarlo, hace que en él se movilicen sensaciones y
sentimientos de los que dependen la vida de sus pacientes.

Regresa a sus raíces una y otra vez, tiene como objetivo darle esperanza a sus pacientes y
familiares, pues es consciente de la gran batalla que están librando, una batalla con la
vida. Es cariñoso y calmado; rescata de su madre la capacidad de soñar, la magia, los
milagros y el interés por lo desconocido; de su abuelo aprendió el gusto por lo misterioso,
por hacer cosas que no conocía, de él menciona sentirle cerca en ocasiones en las que
siente debe mantener la calma y se regocija en el recuerdo de su mano sobre su hombro
y susurrando le dice que siga su camino.

Es consciente tanto de su humanidad como la de sus pacientes, es cuidadoso, carismático,


precavido, suspicaz, con su capacidad de asombro intacta como la de un niño, amante del
cerebro, hambriento de conocimiento sobre ese órgano mágico que contiene los secretos
de la vida humana que danza al ritmo del corazón y Alfredo, cuenta con la capacidad de
unirse hábilmente al rito y con suma sutileza dirige todo su cuerpo y lo dirige hacia el rock
and roll. Cuando las cosas no salen como esperaba y se pierde la vida bajo su
responsabilidad, Quiñones Hinojosa se cuestiona sobre esa vida que se fue, su vida que se
puede ir, las vidas que se han ido y menciona, no es una situación fácil de sobrellevar.

Nunca ha dejado de estudiar, nunca ha dejado que las situaciones que la vida le
deparaban le desanimaran, nunca ha dejado de soñar, nunca ha dejado de sentir, nunca
se ha limitado; aún creciendo al frente de una cerca que podría sugerir resignación a su
“destino” decidió que desviaría el golpe de ese destino y justamente es en ese momento
cuando definitivamente se convierte en un samuray y llega a creer en que se puede ganar
la pelea.

Su trayecto dio inicio como un agrícola inmigrante que al finalizar el día tenía sus manos
irritadas, pero sus sueños intactos, que aprendió inglés y se hizo ciudadano
norteamericano en el transcurso de su carrera.

El mantenimiento de este éxito se debe mucho más que a un golpe de suerte, a Q.


Hinojosa le resaltaría su sed de conocimiento, su hambre por comprender cada vez más
el cerebro, su característica de humanidad, de precaución, de que cumpla su labor de dar
esperanza a quienes pueden perder si no es su vida, su calidad de vida a causa de un
tumor y sobre todas estas características anteriores, la necesidad de crecimiento de su
autoconfianza, el hecho de considerar real todos los méritos que ha logrado y las vidas
que ha salvado.

Personalmente considero a este neurocirujano como un trabajador con éxito, un


trabajador que ama el estilo de vida al que ha girado su existencia, un hombre que se
entrega con pasión y cariño a cada una de las situaciones a intervenir, orgulloso de sus
raíces y de su trayecto, y por supuesto, con intenciones eternas de superarse y mejorar la
calidad de vida de la mayor cantidad de personas a las que intervenga; comportamientos
diferenciadores de un trabajador con alto desempeño.

Respecto a un trabajador con alto desempeño debe contar con las habilidades,
conocimientos y aptitudes, acompañadas de un eterno querer hacer, una alta capacidad
de superación y comportamientos que impulsen su crecimiento día a día.

Un trabajador competente es aquel que cuenta con las capacidades de cumplir sus
funciones de manera óptima, sin embargo, no se interesa por obtener mayores
conocimientos o para obtener un crecimiento dentro de la compañía.

El módulo era el que más expectativas me causaba, ya que aunque traía un esbozo del
tema del pregrado, la indisposición y el malestar causados por el covid no permitieron que
me disfrutara la clase como me disfruté las lecturas previas.

Más que conocimientos teóricos, resalto los conocimientos y actitudes de la docente, quien
en todo momento se esforzó para que la totalidad del grupo tuviera una comprensión total
del tema, logró que todos pudiéramos conectar con la intencionalidad de la clase y de la
materia como tal.

Para mi vida tanto personal como laboral, tomo como aprendizaje más significativo el
hecho de dejar de definir las personas como lo hace desde el papel. A partir de ahora que
daré inicio a mi vida profesional realizando procesos de selección masiva de personal,
trataré en la medida de lo posible por analizar cada uno de los comportamientos
necesarios para las competencias de cargo solicitadas. La habilidad para hacerlo se irá
formando e irá aumentando a medida en que la experiencia lo permita.
Igualmente, aprovecho para mencionar la calidad humana de la docente, el conocimiento
sobre la temática a exponer, la capacidad de mantener la atención del grupo y su
intención siempre de hacer las jornadas lo más amenas y dinámicas posibles.

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