Respaldo 2
Respaldo 2
Respaldo 2
Los prejuicios y estereotipos de género llevan a que el número de denuncias sea mucho menor a los
casos en los que los hombres sufren violencia doméstica. Existen organizaciones que trabajan para
visibilizar este tipo de violencia, ya que en muchos casos la víctima no se atreve a denunciar.
Eliminar al máximo los estereotipos transmitidos por la cultura patriarcal; por lo tanto, enseñar a ‘ser
persona’ en lugar de enseñar a "ser hombre" o a "ser mujer" y así desterrar mitos como que la
agresividad es un rasgo masculino, o por el contrario, la sumisión, el silencio, la obediencia… son rasgos
femeninos, son objetivos de la coeducación.
Además, se debe:
Evitar todo menosprecio hacia aquellos chicos u hombres que no se adaptan al modelo de
masculinidad dominante.
Evitar todo menosprecio hacia aquellas chicas o mujeres que no se acomodan al modelo de
feminidad dominante.
Enseñarles a los niños y a los hombres a incorporar en sus vidas las vivencias y expresión de los
propios sentimientos y emociones que enriquecen sus relaciones personales y así favorecer
la resolución de conflictos sin recurrir a comportamientos violentos, por medio del diálogo,
el acuerdo, la negociación…
Desarrollar una buena autoestima que capacite a niñas y niños para adoptar una actitud
resuelta ante la venida y sus desafíos, asumir responsabilidades y enfrentarse con seguridad
a los problemas.
Una de las principales formas de evitar la violencia de género es la prevención. Es importante que los
miembros de las sociedades trabajen en conjunto para visibilizar el problema y prevenir nuevos casos y
víctimas.
Ámbito doméstico
Ámbito social
Desarrollar políticas, programas y campañas que den visibilidad al problema y que apoyen
a las víctimas.
Generar ambientes y entornos seguros para evitar la violencia.
Promulgar leyes que sancionen las conductas violentas y defiendan a la víctima.
Habilitar canales de denuncia rápidos y efectivos.
Si soy testigo:
En la vía pública
En el ámbito doméstico
El ciclo comienza con una primera fase de Acumulación de la tensión (agresiones verbales y psíquicas)
en la que la víctima va percibiendo como el agresor va volviéndose más susceptible, respondiendo con
más agresividad y encontrando motivos de conflicto en cada situación.
Una segunda fase supone el Estallido de la tensión, en la que la violencia se vuelve más virulenta, dando
cabida a la agresión física.
En la tercera fase, denominada Luna de Miel o Arrepentimiento, el agresor pide disculpas a la víctima, y
trata de mostrar su arrepentimiento. Esta fase se va reduciendo con el tiempo, siendo cada vez más
breve hasta desaparecer.
Este ciclo, en el que al castigo (agresión) le sigue el episodio de arrepentimiento ("no volverá a ocurrir",
"todo cambiará"...) alimenta la ilusión del cambio. Esto pode ayudar a explicar la continuidad de la
relación por parte de la mujer en los primeros momentos de la misma. Al mismo tiempo que el agresor
muestra su arrepentimiento, puede ocurrir que simultáneamente excuse su conducta culpabilizando a la
víctima (si tu no hubieras hecho ... yo no lo haría ) de modo que la mujer acaba dudando de cualquier
cosa que hace o piensa; en definitiva, acaba dudando de ella misma.
Recuerda que...
No es verdad que...
A partir de su decisión de romper con la situación de violencia, el apoyo psicológico se centrará en varios
aspectos, partiendo siempre de una valoración previa de las necesidades y demandas particulares de
cada mujer. Determinadas cuáles son las secuelas concretas producto de la situación vivida, se evaluará
su dimensión y se graduará para establecer una orden para el tratamiento.
Algunas de las intervenciones más habituales y básicas para su recuperación son: