La Solución de Controversias en Los Modelos de Appri: Cláusulas Tradicionales Y Nuevas Tendencias

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LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS EN LOS

MODELOS DE APPRI: CLÁUSULAS TRADICIONALES Y


NUEVAS TENDENCIAS

DISPUTE SETTLEMENT CLAUSES IN MODEL BITS:


TRADITIONAL CLAUSES AND NEW TRENDS

Millán Requena Casanova∗


Sumario: I. INTRODUCCIÓN. II. LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS
ENTRE ESTADOS EN LOS MODELOS DE APPRI. III. NUEVAS TENDENCIAS
EN LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS ENTRE ESTADOS. IV. LA
SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS INVERSOR-ESTADO EN LOS MODELOS DE
APPRI. V. NUEVAS TENDENCIAS EN LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS
INVERSOR-ESTADO. VI. CONSIDERACIONES FINALES

RESUMEN: El trabajo analiza las disposiciones que regulan la solución de controversias en los modelos de
APPRI articuladas en torno a dos mecanismos distintos, esto es, uno para las controversias que surjan
entre los Estados parte en el tratado y otro diferente para las controversias entre un inversor extranjero y
el Estado receptor de la inversión. Cada vez son más los Estados que incorporan en su modelo de APPRI
disposiciones procesales precisas y detalladas, en especial por lo que respecta a las cláusulas de solución
de controversias inversor-Estado. En este sentido, se aprecia una creciente tendencia entre los Estados por
introducir ciertos elementos de flexibilidad en las disposiciones procesales más típicas recogidas en los
modelos de APPRI, mientras que las innovaciones más significativas en esta materia provienen de los
modelos de los Estados norteamericanos, referidas sobre todo a la promoción de la transparencia y la
economía procesal en el arbitraje inversor-Estado.

ABSTRACT: This paper addresses those provisions in model BITs relating dispute settlement procedures,
particularly provisions under the following two mechanisms: on the one hand, mechanisms for the
settlement of disputes between contracting parties concerning the interpretation or application of the
BIT; on the other hand, mechanisms for investor-State dispute settlement. An increasing number of States
include in their model BITs precise and detailed procedural provisions, especially as to clauses for the
settlement of disputes between the investor and the host State. In this sense, the trend moves towards
States introducing flexibility in certain elements of the most common procedural provisions in model
BITS. Likewise, the most significant innovations may be appreciated in model BITs of North-American
States referring to the promotion of transparency and procedural economy in investor-State arbitration.

PALABRAS CLAVE: solución de controversias; modelos de APPRI; arbitraje interestatal; arbitraje de


inversiones

KEYWORDS: dispute settlement; model BITs; interstate arbitration; investment arbitration

Fecha de recepción del original: 23 de octubre de 2012. Fecha de aceptación de la versión final: 7 de
diciembre de 2012.


Profesor Contratado Doctor de Derecho internacional público y relaciones internacionales, Universidad
de Alicante ([email protected]).

www.reei.org
[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

I. INTRODUCCIÓN
Los primeros precedentes en la práctica convencional en orden a abordar la cuestión de
la solución de las controversias relativas a inversiones extranjeras lo encontramos en los
“Tratados de amistad, comercio y navegación”, concluidos sobre todo tras la Segunda
Guerra mundial por las principales potencias comerciales con los países donde se
concentraban sus intereses económicos. En estos acuerdos se trataba la cuestión de la
solución de las controversias con gran uniformidad, si bien los mecanismos de solución
que contenían sus cláusulas sólo abarcaban las disputas relativas a la interpretación o
aplicación de las disposiciones del tratado, por lo general mediante el recurso a las
negociaciones diplomáticas.

Al igual que los Tratados de amistad, comercio y navegación, los modernos Acuerdos
para la promoción y la protección recíproca de las inversiones (a los que nos referimos,
como tratados bilaterales de inversiones o APPRI), también dedican algunas
disposiciones a la solución de controversias derivadas de la interpretación o aplicación
del acuerdo. Sin embargo, a diferencia de los primeros, los APPRI se dirigen de manera
específica a la protección y promoción de las inversiones extranjeras, por lo que la
solución de las controversias entre los inversores extranjeros y el Estado receptor de la
inversión es objeto de una regulación más elaborada, con el fin de dotar de seguridad
jurídica a las relaciones económicas y crear un foro predeterminado para la aplicación
del tratado en caso de disputa.

En las dos últimas décadas se ha generalizado entre los Estados la elaboración de


modelos nacionales de APPRI que sirven de guía a la política convencional de los
Estados en el ámbito de la promoción y protección de las inversiones extranjeras en sus
negociaciones con terceros países. En este contexto, cada vez son más los Estados que
han elaborado su propio modelo de APPRI, contando en la actualidad con casi una
treintena de modelos nacionales publicados que incluyen tanto a Estados desarrollados
como a países con economías emergentes1. Ahora bien, el valor de estos modelos opera
esencialmente en el ámbito interno de los Estados, pues su vocación es coordinar y
ordenar la actividad de la Administración competente en materia de inversiones, puesto
que las posibilidades de incluir sus cláusulas en los APPRI finalmente concluidos por
esos países dependerá de su capacidad de negociación con terceros Estados.

Aunque el objeto de este trabajo se centra en la práctica relacional focalizada en los


modelos de APPRI publicados por varios Estados, también haremos referencia a la

1
En este trabajo se examinan los modelos de APPRI más relevantes que exponemos conforme a un
criterio cronológico que toma como referencia la fecha de publicación más reciente y que incluye los
siguientes Estados: modelo de APPRI de los Estados Unidos de América (2012); Alemania (2008);
Colombia (2007); Noruega (2007); Francia (2006); Reino Unido (2005, enmendado en 2006); Canadá
(2004); India (2003); China (2003); Burundi (2002); Suecia (2002); Austria (2002); Tailandia (2002);
Finlandia (2001); Grecia (2001); Dinamarca (2000); Turquía (2000); Perú (2000); Sudáfrica (1998);
Malasia (1998); Croacia (1998); Países Bajos (1997); Suiza (1995); Chile (1994), que pueden consultarse
en http://ita.law.uvic.ca/investmenttreaties.htm. Los modelos de Irán (2001) y de Austria (2002) pueden
consultarse en http://www.cpa-pca.org.

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

práctica convencional multilateral relacionada con la materia, en particular a los


acuerdos multilaterales en materia de inversiones, tanto universales como regionales,
que no dejan de establecer modelos o pautas de conducta en este sector del
ordenamiento internacional. En el marco multilateral, destaca el Convenio sobre arreglo
de diferencias relativas a inversiones entre Estados y nacionales de otros Estados de
19652 (Convenio CIADI) que no sólo ha creado el principal mecanismo institucional
para la solución de controversias relativas a inversiones sino que proporciona precisas
reglas de procedimiento que han tenido una gran influencia en la elaboración de
numerosos modelos de APPRI. También nos referimos a otras instituciones
internacionales relacionadas con la solución de controversias relativas a inversiones,
como la Corte Permanente de Arbitraje (CPA) o la Corte de Arbitraje de la Cámara de
Comercio Internacional de París (CCI), que cuentan con reglas arbitrales
preestablecidas que facilitan la constitución de órganos arbitrales para la solución de
controversias económicas, a las que con frecuencia se remiten los distintos modelos.
Del mismo modo, el Reglamento de Arbitraje de la Comisión de las Naciones Unidas
para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI/UNCITRAL) proporciona un
régimen procesal bastante detallado para el sometimiento al arbitraje internacional de
cualquier disputa sobre cuestiones comerciales (incluidas las inversiones), al que se
remiten directamente algunos modelos para regir los aspectos concernientes al
procedimiento arbitral.

En un marco regional, el régimen jurídico establecido en el Tratado de Libre Comercio


de América del Norte (TLCAN) ha tenido una gran influencia en la redacción de
algunos modelos, lo que se aprecia de manera significativa en las disposiciones sobre
solución de controversias de los modelos de los Estados norteamericanos3, cuyo diseño
refleja, como veremos infra, la experiencia adquirida al calor del Capítulo XI del
TLCAN. Asimismo, el Tratado sobre la Carta de la Energía (1994)4 recoge un
mecanismo de solución de controversias “dual” – uno para las controversias que surjan
entre los Estados parte y otro para las disputas entre un inversor extranjero y el Estado
receptor de la inversión – cuyas pautas se han recogido en algunos modelos nacionales.
También tenemos en cuenta las aportaciones más relevantes realizadas por algunos
modelos privados, como sucede destacadamente con el modelo del Instituto
Internacional para el Desarrollo Sostenible (IIDS) publicado en 20055.

Lo habitual es que las disposiciones reguladoras de la solución de controversias en los


modelos de APPRI articulen dos mecanismos distintos: uno para instrumentalizar la

2
BOE 13-9-1994.
3
La referencia a los modelos de los Estados norteamericanos abarca a los Estados parte en el TLCAN que
cuentan con un modelo propio, caso de Estados Unidos de América (2012) y de Canadá (2004). Aun
siendo parte en el TLCAN, México no ha elaborado un modelo de APPRI si bien la práctica arbitral
generada al calor de la experiencia del TLCAN ha tenido su reflejo en su práctica convencional. Buen
ejemplo es el detallado mecanismo de solución de controversias que diseña el Capítulo III del APPRI
entre México y España (2006) (BOE 3-4-2008 y BOE 19-5-2008)
4
BOE 17-3-1998.
5
Este modelo puede consultarse en http://www.iisd.org. El IIDS es una organización de carácter privado
canadiense que promueve la reflexión sobre nuevas políticas de desarrollo sostenible como la ejecución
de proyectos de cooperación internacional.

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solución de las controversias que enfrentan a un inversor extranjero y al Estado de la


inversión y otro diferente para las controversias surgidas entre los Estados contratantes
relativas “a la interpretación o aplicación del tratado”. Aunque el mecanismo más
utilizado en la práctica es, con mucho, el que prevén las cláusulas de solución de las
controversias inversor-Estado, prestaremos atención a las cláusulas de solución de
controversias interestatales (auténticas cláusulas compromisorias). La distinción entre
los dos mecanismos de solución de controversias se encuentra generalizada en la
mayoría de los modelos, si bien existen diferencias y similitudes entre ambos tipos de
disposiciones procesales. Así, las disposiciones que regulan la solución de controversias
entre Estados suelen ser parcas en comparación con las que se ocupan de las
controversias inversor-Estado, siendo frecuente que sólo se dedique un único precepto a
tratar la cuestión.

En el presente trabajo nos proponemos analizar la regulación de la solución de


controversias en los modelos de APPRI a través del estudio de las cláusulas más típicas
sobre esta cuestión y de las principales innovaciones que aportan ciertos modelos de
APPRI. En primer lugar, se analizan las disposiciones que regulan la solución de
controversias interestatales en los distintos modelos de APPRI (II) y las innovaciones
más recientes que afectan a este tipo de cláusulas compromisorias (III). A continuación,
abordaremos los elementos tradicionales que forman parte de las cláusulas de solución
de controversias inversor-Estado (IV) así como las novedades más significativas que
aportan algunos modelos, referidas principalmente a la promoción de la transparencia y
la economía procesal en el arbitraje inversor-Estado (V). El trabajo se cierra con unas
consideraciones finales a modo de recapitulación (VI).

II. LASOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS ENTRE ESTADOS EN LOS MODELOS


DE APPRI

1. La fase de negociación previa

Aunque no existen dos cláusulas idénticas6, la similitud de las disposiciones que se


ocupan de las controversias entre Estados resulta invariable en relación con el objeto de
las controversias cubiertas por la cláusula, pues la aplicación del mecanismo de solución
de controversias se ciñe a las disputas relativas a la “interpretación o aplicación” del
tratado. No es habitual, por tanto, que se amplíe el alcance de esta cláusula a
controversias de otra naturaleza, como prevé el Art. X del modelo colombiano, que
extiende su aplicación a las controversias que surjan de una reclamación en la que se
alegue que una parte ha violado una obligación convencional que ha generado un daño
al inversor.

El recurso a las negociaciones y/o consultas suele ser la primera etapa del mecanismo de
solución de controversias, si bien cada modelo confiere a este mecanismo bilateral

6
PETERS, P., “Dispute Settlement Agreements in Investment Treaties”, Netherlands Yearbook of
International Law, vol. XXII (1991), 91-161, p. 102.

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

distinto alcance. Por ejemplo, el recurso a las negociaciones puede redactarse de manera
categórica, como hace el Art. 9 (1) del modelo del Reino Unido (versión enmendada), al
establecer la obligación de negociar que asumen las partes para resolver la
controversia7. Lo habitual es que las negociaciones se desenvuelvan en un marco
bilateral y flexible. Por ello, la cláusula del Art. 20 del borrador de modelo de APPRI
noruego resulta singular, ya que prevé el recurso a consultas “institucionalizadas” para
resolver de manera amistosa la controversia mediante una comisión mixta integrada por
representantes de ambas partes. Esta comisión mixta es un mecanismo ad hoc, entre
cuyas funciones se encuentran, entre otras, supervisar la implementación del acuerdo y
procurar resolver las disputas que puedan surgir de su interpretación o aplicación (Art.
23)8.
También es frecuente la cláusula que dispone que la negociación debe sustanciarse en
un plazo perentorio, usualmente seis meses9, pasados los cuales cualquiera de las partes
podrá activar el arbitraje ad hoc obligatorio. En cambio, otros modelos optan por una
mayor laxitud en la celebración de negociaciones u otros métodos alternativos de
solución10 (buenos oficios, mediación o conciliación), si bien la ausencia de plazos
temporales no releva a las partes de llevar a cabo un genuino esfuerzo por entablar
negociaciones antes de acudir al arbitraje, incluso cuando el mecanismo de solución de
controversias permite poner fin a las negociaciones mediante una solicitud unilateral de
arbitraje (Art. 48.2 del modelo de Canadá).

2. El arbitraje interestatal ad hoc: la elección del órgano arbitral

Para el caso en que las partes no pudieran alcanzar un acuerdo mediante negociaciones
u otro medio de solución en un plazo determinado, lo usual es que se disponga la
posibilidad de recurrir a un arbitraje ad hoc a petición de parte. Hasta ahora son muy
pocos los casos de arbitraje entre Estados cuyo fundamento reposa en un APPRI. El
primer caso de arbitraje interestatal fue iniciado por Perú frente a Chile en 2003
invocando la cláusula compromisoria contenida en el APPRI celebrado entre ambos
Estados, tras recibir noticia de arbitraje por parte de un inversor chileno que utilizó la
cláusula de solución de controversias inversor-Estado prevista en el mismo APPRI,
dando lugar al Caso Lucchetti c. Perú 11. Más recientemente, en 2011, Ecuador presentó

7
Según el cual: “Disputes between the Contracting Parties concerning the interpretation or application of
this Agreement should, if possible, be settled through the diplomatic channel”. Cursiva añadida.
8
El borrador de modelo noruego dedica toda la Sección 3 (arts. 13 a 22) a la solución de controversias
entre las partes contratantes, mientras que la Sección 4, dedicada a las disposiciones institucionales, se
ocupa en su único Art. 23 de crear la Comisión mixta y de regular sus funciones. Respecto a este
instrumento, ha de señalarse que en junio de 2009 se anunció que el Gobierno noruego había decidido
retirar este modelo. Por tanto, no sabemos qué pautas va a utilizar Noruega para sus negociaciones futuras
en materia de promoción y protección de inversiones extranjeras: vid.
http://www.iisd.org/itn/2009/06/08/norway-shelves-its-proposed-model-bilateral-investment-treaty/.
9
Art. 9.2 del modelo chileno; Art. 10.2 del modelo francés; Art. 9.2 del modelo suizo; Art. 10.2 del
modelo indio; Art. VIII del modelo turco; Art. X.2 del modelo colombiano; Art. 9.2 del modelo sueco;
Art. 10.2 del modelo finlandés; Art. 8 (2) del modelo sudafricano; Art. 11.2 del modelo croata.
10
Como un “razonable plazo de tiempo” (Art. 12.1 del modelo neerlandés); o que se resuelva “tan pronto
como sea posible” (Art. 9.1 del modelo alemán).
11
Iniciado el procedimiento arbitral por el inversor chileno ante un tribunal arbitral constituido al amparo
de las reglas arbitrales CIADI, el 7 de agosto de 2003 Perú presentó ante dicho tribunal una solicitud de

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ante la CPA una solicitud de arbitraje contra los Estados Unidos de América debido a
ciertas cuestiones en disputa surgidas del APPRI celebrado entre ambos Estados (1993),
y específicamente de la interpretación y la aplicación del párrafo 7 del Art. II de dicho
tratado, no resueltas mediante consultas. La solicitud de arbitraje interestatal tuvo como
fundamento la cláusula compromisoria prevista en el Art. II (1) del APPRI en cuestión,
sustanciándose el arbitraje conforme a las reglas CNUDMI. Este arbitraje plantea la
cuestión de si un Estado puede emitir una declaración unilateral acerca del significado
de una disposición de un APPRI y, ante el silencio del otro Estado o su negativa a
negociar sobre esa declaración, aquel puede acudir a un tribunal arbitral para que haga
una interpretación “autoritativa” del tratado12.

No obstante, la obligatoriedad del arbitraje radica no tanto en su activación unilateral


como en los mecanismos dispuestos para la constitución y composición del órgano
arbitral. En efecto, el tribunal arbitral siempre está compuesto por tres miembros, de los
cuales cada parte designará uno, mientras que esos dos árbitros elegirán de común
acuerdo a un tercero – el presidente –, cuya elección debe ser cuidadosamente realizada.
Para garantizar su imparcialidad, la mayoría de los modelos exigen que el presidente sea
nacional de un tercer Estado ajeno a la controversia (garantía que suele afectar también
a la autoridad que designa). Algunos modelos, incluso, prevén que el presidente sea
nacional de un tercer Estado “que mantenga relaciones diplomáticas con las dos partes
contratantes al tiempo del nombramiento”13. Pero si el énfasis sobre la nacionalidad del

suspensión de los procedimientos alegando que la “solicitud de arbitraje de las Demandantes [estaba] (…)
siendo objeto de una controversia concurrente entre Estados”, interpretando que el arbitraje interestatal
debía tener prioridad frente al arbitraje inversor-Estado. El tribunal, tras escuchar los argumentos de
ambas partes referentes a la solicitud de suspensión formulada por Perú, concluyó que no se habían
cumplido las condiciones para suspender las actuaciones, declinando así la suspensión del procedimiento
arbitral solicitada por Perú: Empresas Lucchetti, S.A., y Lucchetti Perú, S.A. c. Perú (Caso CIADI Nº
ARB/03/4, Laudo sobre Jurisdicción de 7-2-2005, párs. 7-9).
12
Arbitraje según el Tratado entre los Estados Unidos de América y la República del Ecuador sobre
Promoción y Protección Recíproca de Inversiones y el Reglamento de Arbitraje de la CNUDMI (1976)
entre Ecuador y Estados Unidos, http://www.pca-cpa.org. En su contestación a la demanda EEUU alegó
que, insatisfecho con el resultado de un arbitraje de inversión entre dos inversionistas de EEUU contra
Ecuador (Chevron Corp. y Texaco Petroleum Co. c. Ecuador, CNDUMI, Laudo parcial de 30-3-2011, en
http://ita.law.uvic.ca/documents/ChevronTexacoEcuadorPartialAward.PDF.), Ecuador pretendía obligar a
Estados Unidos a someter el significado del Art. II (7) a un nuevo arbitraje ante un tribunal distinto.
Después de que el tribunal inversor-Estado dictó su laudo parcial sobre los fundamentos del caso,
Ecuador envió a EEUU una nota diplomática para señalar su desacuerdo con ciertos aspectos del laudo
parcial, en la que incluía la declaración unilateral de Ecuador sobre el significado correcto del Art. II (7).
La nota diplomática indicaba que, si EEUU no confirmaba el contenido de la declaración sobre la
interpretación unilateral de Ecuador acerca del Art. II (7), “se debe considerar que existe una controversia
no resuelta” entre ambos Estados en virtud del tratado. En cambio, para EEUU ninguna de las partes en el
tratado está obligada a aceptar la declaración unilateral de la otra parte acerca del significado de una
disposición del tratado, ni siquiera a responder a ella, so pena de ser llevada ante un tribunal arbitral, pues
ello desarticularía el fundamento de los mecanismos de solución de disputas inversor-Estado. Por lo tanto,
para EEUU no puede haber ninguna controversia de acuerdo con el Art. VII del tratado, ni esta
disposición crea una jurisdicción consultiva que permita que los inversores o los Estados puedan plantear
cuestiones legales a terceras partes para obtener interpretaciones “autoritativas”; ni tampoco establece un
mecanismo de apelación que permita recusar la corrección de un laudo desfavorable emitido por un
tribunal de inversiones constituido conforme al Art. VI del tratado.
13
Art. 13.1 del modelo iraní; Art. X.3 del modelo colombiano.

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

presidente es una garantía generalizada en los distintos textos bilaterales, también se han
incorporado otros elementos que afectan a la cualidad de árbitro, como exigir que los
árbitros posean una determinada cualificación técnica y/o una conducta personal que se
adecue a ciertos códigos éticos. Así, al calor de la influencia del Art. 2010.1 del
TLCAN, el Art. 48.5 del modelo canadiense exige, por un lado, que los árbitros sean
expertos o, al menos, tengan experiencia en materia de Derecho Internacional Público
(DI Público), comercio internacional o de DI de las Inversiones; y, por otro, que sean
independientes de las partes y cumplan con un código de conducta previamente
establecido14.

Para evitar que la actitud obstruccionista o dilatoria de cualquiera de las partes pudiera
obstaculizar ab initio el procedimiento arbitral, es habitual que se dispongan cláusulas
de salvaguardia destinadas a garantizar la selección de los árbitros y la constitución del
órgano arbitral ante cualquier eventualidad. En este sentido, existe una gran
uniformidad en los distintos modelos a través de una fórmula que ha tenido gran
acogida en las disposiciones de solución de controversias. En efecto, si una de las partes
no hubiera designado su árbitro en un plazo determinado, dicho árbitro será designado,
a petición de la otra parte contratante, por una autoridad internacional. El mismo
mecanismo se aplica si los dos árbitros no alcanzan un acuerdo para elegir al presidente
en un plazo determinado a partir de la designación de los dos primeros15.

Estas funciones nominadoras suelen confiarse a una autoridad internacional imparcial,


que deberá realizar los nombramientos necesarios sin estar condicionada por plazos
temporales, quizás debido al prestigio internacional de la institución a la que
representan. En la mayoría de los modelos se opta por el Presidente de la Corte
Internacional de Justicia (CIJ) o, en su defecto, por el Vicepresidente (si el primero
fuera nacional de cualquiera de las partes o estuviera impedido para desempeñar su
función); o, si el Vicepresidente se encontrara en la misma situación, por el juez más
14
Dicho Artículo dispone que “Arbitrators shall:
(a) “have expertise or experience in public international law, international trade or international
investment rules, or the resolution of disputes arising under international trade or international
investment disputes;
(b) be independence of, and not be affiliated with or take instructions from, either Party; and
(c) comply with any Code of Conduct for Dispute Settlement as agreed by the Commission”.
15
La técnica más utilizada en los modelos para determinar la composición del órgano arbitral es la
fórmula 2+2, es decir: las partes disponen de dos (2) meses, contados desde la notificación de la solicitud
de arbitraje, para designar a su árbitro, mientras que los dos árbitros así elegidos disponen de otros dos (2)
meses – a contar desde el último nombramiento – para seleccionar al tercer árbitro, que será el presidente
(Art. 8.3 del modelo chino; Art. 12 del modelo neerlandés; Art. 9 del modelo suizo; Art. 10.3 del modelo
indio; Art. 11.3 del modelo croata; Art. VIII del modelo turco; Art. 10.4 del modelo griego; Art. 48.3 del
modelo canadiense; Art. 20.1 del modelo austriaco; Art. 8 (3) del modelo sudafricano; Art. 13.1 del
modelo iraní; Art. 8.2 del modelo de Malasia; Art. 9.3 del modelo sueco; Art. 9.4 del modelo de Perú;
Art. 12.4 del modelo tailandés; Art. 9.3 del modelo de Burundi; Art. 10.3 del modelo danés). Si bien hay
ligeras variaciones en lo referente a los plazos como, por ejemplo, la fórmula 2+3 (Art. 9.3 del modelo
alemán; Art. X.3 del modelo colombiano, que agrega un plazo adicional de 30 días para nominar como
presidente al tercer árbitro); o 2+4 (Art. 10.3 del modelo finés). Otros modelos, en cambio, prevén un
único plazo para el nombramiento de los tres árbitros, con el fin de introducir mayor agilidad en el
procedimiento: dos meses fija el Art. 10.3 del modelo francés o 75 días que establece el Art. 37.2 del
modelo estadounidense.

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antiguo que no sea nacional de ninguna de las partes contratantes16. En cambio, los
modelos de los Estados norteamericanos prefieren atribuir las labores designadoras al
Secretario General del CIADI, como hace el reciente modelo de APPRI estadounidense,
revisado en 201217. Menos frecuente es confiar la designación de los árbitros al
Secretario General de las Naciones Unidas o, si éste posee la nacionalidad de una de las
partes, al Secretario General adjunto más antiguo que no tenga la nacionalidad de
ninguna de ellas, opción que recoge el Art. 10 del modelo francés y que también fue
seguida por la política convencional española a comienzos de la década de los noventa,
preferentemente con los Estados ex socialistas18; o, incluso, al Secretario General de la
CPA, como prevé el Art. 20.7 del borrador de modelo noruego.

3. La regulación del procedimiento arbitral

Los modelos suelen regular los aspectos concernientes al procedimiento arbitral con
gran uniformidad. No obstante, pese a la similitud de las cláusulas, algunos de sus
elementos difieren en relación con aspectos tales como las reglas de arbitraje; el derecho
aplicable al fondo; el plazo para la constitución del órgano arbitral; la forma de repartir
gastos y costes y la relación entre el arbitraje interestatal y el arbitraje de inversiones.

En cuanto a las reglas procesales aplicables al arbitraje, el carácter consensual que


preside todo el procedimiento arbitral permite a las partes acordar libremente las reglas
de procedimiento a través de un acuerdo complementario o compromiso. No obstante,
ante la eventualidad de que éstas no lo hagan, los modelos suelen confiar la
determinación de las reglas procesales al propio órgano arbitral, encomendándole
directamente esta tarea19. Otra posibilidad para organizar el procedimiento arbitral
consiste en remitirse a un conjunto de reglas preestablecidas como las normas de
arbitraje CNUDMI/UNCITRAL, ya sea en todo o en parte20; o como las Reglas

16
Art. 10 del modelo alemán; Art. 12.4 del modelo neerlandés; Art. 10 del modelo finés; Art. VIII del
modelo turco; Art. 9.4 del modelo suizo; Art. 9.4 del modelo chileno; Art. 25.4 del modelo chino; Art. 9.4
del modelo británico; Art. 10.4 del modelo danés; Art. 10.4 del modelo griego; Art. 13 del modelo iraní;
Art. 20 del modelo austriaco; Art. X.4 del modelo colombiano; Art. 11.4 del modelo croata; Art. 9.4 del
modelo de Burundi; Art. 9.4 del modelo de Perú; Art. 8 (4) del modelo sudafricano; Art. 8.4 del modelo
malayo.
17
Art. 37 del modelo estadounidense y Art. 48.4 del modelo canadiense.
18
En concreto, en el APPRI de primera generación concluido con la Unión Soviética, que muestra una
preferencia por el Secretario General de Naciones Unidas como autoridad nominadora (Art. 9.4), y que
todavía se encuentra en vigor para los siguientes Estados ex socialistas: Armenia, Azerbaiyán,
Bielorrusia, Georgia, Kirguizistán, Rusia, Tajikistán y Turkmenistán (BOE 17-12-1991). También se
recoge en el Art. 9.4 del APPRI celebrado con la República Checa y con Eslovaquia (BOE 7-2-1992); así
como el Art. 10.4 del APPRI celebrado con la República Dominicana (BOE 22-11-1996) y el Art. X.4 del
APPRI celebrado con Ecuador (BOE 10-4-1998).
19
“El tribunal arbitral deberá determinar su propio procedimiento”, dice el Art. 48.7 del modelo
canadiense; Art. 12.2 del modelo neerlandés; Art. 9.6 del modelo suizo; Art. 9.6 del modelo sueco; Art.
10.5 del modelo indio. Una variante de este sistema se recoge en el Art. VIII.5 del modelo turco que
dispone que, si el tribunal no acuerda con las partes las reglas de procedimiento tres meses después de la
elección de su presidente, podrá requerir al Presidente de la CIJ para que las determine teniendo en cuenta
las reglas de arbitraje generalmente admitidas.
20
Art. 37.1 del modelo estadounidense. Alternativa que recoge el Art. 27.3 (f) del Tratado sobre la Carta
de la Energía.

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

Facultativas de Arbitraje de la CPA para las controversias entre Dos Estados, como
prevén los Arts. 21.2 del modelo austriaco y 20.1 del modelo noruego.

La regulación habitual en la mayoría de modelos incluye las siguientes reglas básicas de


procedimiento: el tribunal tomará sus decisiones por mayoría de votos; sus decisiones
serán finales y obligatorias para las partes o las partes deberán acatar y cumplir el laudo
arbitral. Menos frecuente es que se detallen otros extremos procesales tales como el
plazo que tiene el tribunal para dictar su laudo, como dispone el Art. 48.7 del modelo
canadiense (seis meses desde la designación de su presidente, salvo que las partes
acuerden otro plazo); o la facultad del tribunal de interpretar el laudo a petición de
cualquiera de las partes (Art. 10.5 del modelo francés).

El derecho aplicable al fondo de la controversia es básicamente el DI Público, si bien la


referencia al DI no es uniforme en los modelos de APPRI. Aunque en algunos modelos
nacionales se dispone de manera escueta que el órgano arbitral decidirá sobre la base
“del respeto al derecho”21, la posibilidad más extendida prevé que el tribunal arbitral
debe aplicar las disposiciones del APPRI, como lex specialis, y las reglas y/o principios
de DI que regulen la cuestión, como lex generalis22. La referencia a las disposiciones
del APPRI abarcan tanto las normas sustantivas como las procesales, sobre todo si estas
últimas prevén un particular estándar de cumplimiento. Es el caso del modelo turco,
cuyo Art. VIII exige que las negociaciones previas al arbitraje sean “directas y
significativas”, por lo que, antes de decidir sobre el fondo el tribunal arbitral deberá
determinar si la parte que inició el arbitraje ad hoc intentó antes resolver la disputa
mediante negociaciones. Por su parte, el modelo neerlandés incrementa el margen de
decisión del órgano arbitral más allá de las consideraciones estrictamente legales, al
contemplar la posibilidad de un arbitraje basado en “equidad” si lo acuerdan las partes
(Art. 12.5).

Por lo general, los modelos de APPRI se ocupan de la asignación de los costes y gastos
del procedimiento arbitral mediante la siguiente regla básica: cada parte correrá con los
gastos del árbitro por ella designado y los relacionados con su representación en los
procedimientos arbitrales, si bien los demás gastos incluidos los honorarios del
presidente serán sufragados por partes iguales, a menos que el tribunal determine otra
cosa23. Junto a esta regla básica, es frecuente que el tribunal tenga la facultad de asignar

21
Art. 12.5 del modelo neerlandés.
22
Art. 9.6 del modelo chileno o Art. 21.1 del modelo austriaco. Sobre esta cuestión hay variaciones
terminológicas en los distintos modelos, pues mientras algunos se refieren únicamente a “las
disposiciones del Acuerdo y las reglas de DI aplicables” (Art. 30.1 del modelo estadounidense; Art. 11.6
del modelo croata), otros aluden “a las disposiciones del APPRI y los principios de derecho internacional
aplicables a la cuestión” (Art. X.5 del modelo colombiano); o “al acuerdo y los principios de Derecho
internacional” (Art. 8 (5) del modelo sudafricano; Art. 27 del modelo chino).
23
Art. 9.5 del modelo alemán; Art. 48.8 del modelo canadiense; Art. 10.5 del modelo indio; Art. VIII.7
del modelo turco; Art. 9.6 del modelo sueco; Art. 10.5 del modelo finlandés; Art. 23 del modelo
austriaco; Art. 10.7 del modelo croata. En cambio, el modelo colombiano establece que todos los gastos
del procedimiento se sufragarán por partes iguales (Art. X.6).

-9-
[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

una mayor proporción de los gastos a una de las partes24; por ejemplo, si considera que
una parte ha contribuido con su conducta a retrasar el procedimiento arbitral
ocasionando una serie de gastos adicionales que deben correr de su cuenta. No obstante,
sorprende la detallada regulación del reparto de costes y gastos en el caso del arbitraje
interestatal en comparación con la nula atención que dedican a esta cuestión las
disposiciones procesales que regulan el arbitraje inversor-Estado.

4. La relación entre el arbitraje interestatal y el arbitraje inversor-Estado

La relación entre las disposiciones que regulan el arbitraje inversor-Estado y las que se
ocupan del arbitraje entre Estados se manifiesta en el tipo de cuestiones que pueden
someterse a ambos tipos de arbitraje, con el fin de evitar que estos métodos de solución
se solapen. Siguiendo la pauta que establece el Art. 27 del Convenio CIADI, que
dispone la exclusividad del arbitraje inversor-Estado frente a cualquier otro
procedimiento (incluido el arbitraje interestatal), el Art. 19.2 del modelo austriaco
recoge y precisa dicha exclusividad cuando prohíbe que las partes contratantes puedan
iniciar el arbitraje interestatal si la controversia relativa a la violación de los derechos
del inversor ha sido sometida previamente al arbitraje de inversiones, salvo en el caso
de que la otra parte no haya ejecutado o cumplido el laudo. Una disposición similar se
recoge en el Art. 11.7 del APPRI celebrado entre España y Uruguay, si bien la
prohibición en este tratado es más amplia pues el mandato de abstención se extiende a
iniciar cualquier “reclamación internacional”25.

Otros modelos tratan de impedir que los Estados puedan iniciar el arbitraje interestatal
si la controversia en cuestión ya ha sido sometida previamente al arbitraje inversor-
Estado y mientras está sub iudice. Así, el Art. VIII.8 del modelo turco dispone que:

“A dispute shall not be submitted to an international arbitration court under the


provisions of this Article, if the same dispute has been brought before another
international arbitration court under the provisions of Article VII [Solución de
controversias entre una Parte y los inversores de la otra parte] and is still before the
court. This will no impair the engagement in direct and meaningful negotiations
between both Parties”.

Una cláusula de este tipo se recoge en el Art. X.8 del APPRI celebrado entre España y
Turquía (1995)26, y desde luego puede resultar útil para determinar la precedencia de
una u otra vía arbitral en caso de concurrencia de procedimientos arbitrales sobre la
misma controversia, como sucedió en el Caso Lucchetti c. Perú27.
24
Art. 37.3 del modelo estadounidense; Art. 48.4 del modelo canadiense; Art. VII.7 del modelo turco;
Art. 13.3 del modelo iraní; Art. 8.5 del modelo malayo.
25
BOE 27-5-1994. En concreto, el precepto establece que: “Las Partes Contratantes se abstendrán de
promover reclamaciones internacionales respecto a una controversia sometida a arbitraje o al Tribunal
competente de la Parte Contratante en cuyo territorio fue hecha la inversión, a menos que las partes en la
controversia no hayan ejecutado o cumplido con la sentencia o laudo pronunciado en esa controversia”.
26
BOE 24-3-1998.
27
Empresas Lucchetti, S.A.…, (Caso CIADI Nº ARB/03/4, Laudo sobre Jurisdicción de 7-2-2005, párs. 7-
9). G. SACERDOTI se pronunció hace tiempo de manera favorable a la precedencia de las cláusulas de

- 10 -
La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

Otra alternativa consiste en excluir del arbitraje interestatal determinadas medidas que
afectan a sectores que el Estado considera de vital interés (medio ambiente, relaciones
laborales) como prevé el Art. 37.5 del modelo de APPRI estadounidense28, siguiendo un
esquema parecido al que establece el Art. 27 del Tratado sobre la Carta de la Energía29.

III. NUEVAS TENDENCIAS EN LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS ENTRE


ESTADOS

En comparación con las innovaciones habidas en las cláusulas de solución de


controversias inversor-Estado, las novedades en las disposiciones que regulan el
mecanismo de solución de las controversias interestatales son más modestas, como
veremos infra. Las tendencias innovadoras provienen sobre todo de los modelos de
APPRI de los Estados norteamericanos y abarcan tres aspectos principales: la
transparencia procesal, la especialidad de las controversias sobre servicios financieros y
las medidas de ejecución del laudo.

Siguiendo la tendencia de las cláusulas que buscan promover una mayor transparencia
en el arbitraje de inversiones, algunos modelos han optado por extender esta posibilidad
al mecanismo de solución de controversias entre Estados. Así, el Art. 37.4 del modelo
estadounidense admite que las obligaciones sobre transparencia procesal y la
participación de terceros en el procedimiento arbitral serán aplicables al arbitraje
interestatal, señalando al respecto que:

“Articles 28(3) [Amicus Curiae Submissions], 29 [Inversor-State Transparency], 30(1)


and (3) [Governing Law], and 31 [Interpretation of Annexes] shall apply mutatis
mutandis to arbitrations under this Article”.

En consecuencia, este modelo nacional requiere que las partes contratantes pongan a
disposición del público ciertos documentos procesales, incluyendo la notificación de
arbitraje, las memorias, la transcripción de las audiencias y la sentencia arbitral.

solución de controversias inversor-Estado debido a su especialidad, señalando que: “In the view of the
specific function of the host State-foreign investor dispute settlement mechanism, that to provide a direct
impartial third-party settlement procedure for the aggrieved investor, this mechanism should, in our
opinion, prevail over the interestate arbitration when specific instances of treatment of an individual
investor are at issue”: “Bilateral Treaties and Multilateral Instruments on Investment Protection”, Recueil
des Cours, t. 269 (1997), 251-460, p. 436. La cursiva es añadida.
28
Este precepto excluye también del mecanismo general de solución de controversias entre las partes
contratantes las medidas que puedan afectar a los Artículos 12 (Inversiones y medio ambiente) y 13
(Inversiones y Derecho del trabajo).
29
En este sentido, puede verse el trabajo de WÄLDE, T.W., “Investment Arbitration Under the Energy
Charter Treaty – From Dispute Settlement to Treaty Implementation”, Arbitration International, vol. 12,
nº 4 (1996), 429-466, que explica la exclusión de las controversias medioambientales (Art. 6) del arbitraje
interestatal al entender que los negociadores del Tratado “did not wish to use this Treaty to operate
inadvertently as an avenue to facilitate environmental interventionism and allow status to sponsor
environmental complaints against other member status”, p. 440.

- 11 -
[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

Asimismo, el Art. 21 del borrador de modelo noruego refuerza la publicidad de la fase


oral del procedimiento otorgando al tribunal la facultad para decidir si las audiencias se
celebran in camera o, si por el contrario, se abren al público. Además, se admite la
posibilidad de que el tribunal pueda recibir escritos de un amicus curiae, siempre que
tengan relevancia para determinar las cuestiones fácticas o jurídicas bajo su
consideración. En este sentido, en el modelo noruego la obligación de transparencia
abarca todos los documentos presentados al tribunal que estarán públicamente
disponibles en la Oficina Internacional de la CPA, excepto la información de carácter
confidencial que en ellos se contenga. A tal fin, en el momento de presentar la
información ante el tribunal cada parte puede señalar los aspectos que considera
confidenciales en función de ciertos criterios preestablecidos (Art. 21.4). Si la otra parte
objeta el carácter confidencial de la información suministrada, el tribunal decidirá si
dicha información satisface los criterios de confidencialidad descritos. Si el tribunal
considera que la información no satisface dichos criterios, la parte que la presentó podrá
retirar dicha información o hacer lo propio con su carácter confidencial. Sin embargo,
otros modelos que incorporan un deber de transparencia no han extendido estas
obligaciones a la solución de controversias entre Estados30, por lo que entendemos que
la presión por promover la transparencia procesal en el arbitraje interestatal no tiene la
misma intensidad que en el arbitraje de inversiones.

Otra de las innovaciones se refiere a los servicios financieros. Como los servicios
financieros son objeto de una especial regulación y suelen estar sometidos a
mecanismos de supervisión por agencias estatales especializadas, el modelo canadiense
dispone que cuando se trate de una controversia relativa a servicios financieros el
tribunal arbitral que conozca de la misma deberá poseer una cualificación específica en
este sector31.

Por otro lado, si bien la generalidad de los textos bilaterales suelen detallar en sus
disposiciones procesales que la decisión del tribunal arbitral será final y definitiva, no es
frecuente que contengan previsiones que aborden la situación en la que una de las partes
no acate o deje de cumplir el laudo arbitral. En este sentido, el Art. 48.9 del modelo
canadiense prevé que, tras la decisión del órgano arbitral, las partes deben acordar en un
plazo de 60 días la manera en la que se implementa la decisión arbitral. Si una de las
partes no cumple con el laudo, la otra parte tiene la facultad para compensar o suspender
beneficios económicos por un valor equivalente al otorgado por el órgano arbitral.

30
Art. 38 del modelo canadiense.
31
En concreto, el Art. 48.6 del modelo canadiense establece que:
“Where a Party claims a dispute involves measures relating to financial institutions, or to investors or
investments of such investors in financial institutions, then
(a) where the disputing Parties are in agreement, the arbitration shall, in addition to the criteria set
out in paragraph 5, have expertise or experience in financial services or practice, which may
include the regulation of financial institutions; or
(b) where the disputing Parties are not in agreement,
(i) each disputing Party may select arbitrators who meet the qualifications set out in
subparagraph (a), and if the complained against invokes Articles 14 (6) or 17, the chair of the
panel shall meet the qualifications set out in subparagraph (a).

- 12 -
La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

IV. LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS INVERSOR-ESTADO EN LOS


MODELOS DE APPRI

Las disposiciones que regulan la solución de controversias inversor-Estado forman parte


de las cláusulas más típicas de los modelos de APPRI. Estas disposiciones incluyen
varios elementos tradicionales como el alcance material del mecanismo de solución
inversor-Estado, una fase previa para intentar resolver la controversia de manera
amistosa antes de acudir al arbitraje, la institución o las reglas del arbitraje, el derecho
aplicable al fondo o las obligaciones de reconocimiento y ejecución de las sentencias
arbitrales. Cabe señalar que, si bien los modelos suelen reglamentar el mecanismo de
solución de las controversias inversor-Estado en un único precepto32, los Estados
miembros del TLCAN, por el contrario, regulan con mucho más detalle la materia33.
Por ello, en la práctica se aprecian varios rasgos diferenciales entre los elementos típicos
de dichas cláusulas en función de la procedencia de los modelos. A tal efecto, vamos a
examinar las cláusulas de solución de controversias inversor-Estado desde dos
perspectivas. En primer lugar, analizaremos cómo han evolucionado los elementos
típicos que se incluyen en las disposiciones de solución de controversias inversor-
Estado para, a continuación, conocer cuáles son las principales innovaciones incluidas
en aquéllas.

1. Alcance del mecanismo de solución de controversias inversor-Estado

La primera cláusula del mecanismo de solución de controversias inversor-Estado


precisa el alcance del consentimiento de las partes en relación con las clases de
controversias a las que se aplica dicho mecanismo. Respecto al alcance ratione
materiae, el enfoque más común entre los distintos modelos extiende el mecanismo de
solución inversor-Estado a las controversias que tengan una conexión directa con una
inversión, sin que sea preciso que la disputa tenga relación con las disposiciones del
APPRI. Aunque existen variaciones en la redacción de las distintas cláusulas, la fórmula
más utilizada se recoge en el Art. 8.1 del modelo sueco a cuyo tenor se dispone que:

“Any dispute concerning investment between an investor of one Contracting Party and
the other Contracting Party shall, is possible, be settled amicably” (cursiva añadida)34.
Siguiendo el enfoque del Art. 25.4 del Convenio CIADI, que permite a los Estados
partes discriminar las clases de controversias que aceptan someter al CIADI, otros
32
Vid. el Art. 7 del modelo francés; Art. 9 del modelo indio; Art. 10 del modelo alemán; Art. IX del
modelo colombiano; Art. 8 del modelo británico; o el Art. 10 del modelo griego.
33
Vid. los Arts. 23-36 del modelo estadounidense; y los Arts. 20-47 del modelo canadiense.
34
A tal fin, los modelos utilizan varias fórmulas que flexibilizan el concepto de controversia en materia
de inversiones, tales como “arising directy” (el Art. 9.1 del modelo finés) “concerning investments” (Art.
10 del modelo alemán); “with respect to investments” (Art. 8.1 del modelo suizo); “in connection with”
(Art. VII modelo turco); “any investment dispute” (Art. 10.1 del modelo croata). Por su parte, el Art. 7.1
del modelo de Malasia concibe el consentimiento al arbitraje (o a la conciliación) en el marco del CIADI
en términos muy genéricos, pues la sumisión al arbitraje se proyecta sobre las controversias que surjan en
relación con una obligación referente a una inversión o a una supuesta violación de cualquier derecho
conferido por el Acuerdo respecto a una inversión.

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[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

modelos restringen el alcance del mecanismo de solución inversor-Estado a las


controversias que surjan entre las partes contratantes respecto al conjunto de las
obligaciones asumidas en el tratado (Art. 8 (1) del modelo del Reino Unido); o, incluso,
en relación a ciertas obligaciones convencionales previstas en el acuerdo, como dispone
el Art. 14 del modelo de China, que limita la aplicación del mecanismo de solución de
controversias inversor-Estado a las disputas surgidas de la presunta violación de
cualquier obligación incluida en la Sección II del Acuerdo.

Por su parte, en los últimos años han surgido modelos que exigen, como condición
adicional, que el inversor haya sufrido una pérdida o daño a causa de la violación de una
obligación del tratado. Este enfoque requiere de tres elementos: primero, que se presente
una reclamación invocando un presunto incumplimiento de las obligaciones previstas en
el tratado; segundo, la existencia de una pérdida o daño para el inversor; y tercero, un
vínculo causal entre ambos35. La exigencia de esta condición supone una restricción que
puede afectar al accionista minoritario, que sólo podrá reclamar cuando exista una
pérdida o daño cierto.

El modelo seguido tanto por Estados Unidos como por Canadá en relación con la
delimitación del alcance del consentimiento al arbitraje de inversiones responde a un
mismo patrón. Respecto al alcance ratione materiae, el Art. 24.1 del modelo
estadounidense señala que el arbitraje se aplica a las controversias no resueltas mediante
consultas y negociaciones que se refieran a tres supuestos: a) la violación de cualquier
obligación conforme a los Artículos 3 a 10 del tratado36; b) la violación de una licencia
de inversión; c) o el incumplimiento de un acuerdo de inversión. En cualquiera de las
tres situaciones, el inversor ha de demostrar que ha sufrido un daño o pérdida a causa
del incumplimiento del Estado. Más escueto es el modelo canadiense, cuyo Art. 22
restringe el arbitraje inversor-Estado a las controversias en las que un inversor reclame
que la otra parte contratante ha violado ciertas obligaciones establecidas en el tratado,
siempre que dicho incumplimiento haya causado al inversor una pérdida o daño en su
inversión, restricción que también se recoge en el Art. X.12 del modelo colombiano.

35
Véase el Art. 11 del modelo austriaco en virtud del cual: “This Part applies to disputes between a
Contracting Party and a investor of the other Contracting Party concerning an alleged breach of an
obligation of the former under this Agreement which causes loss or damage to the investor or his
investment”. Cursiva añadida. Véase también el Art. 15.1 del borrador del modelo noruego.
36
En concreto, ha de tratarse de un incumplimiento de las obligaciones de trato justo, cláusula de la
nación más favorecida (NMF), estándar mínimo de trato, expropiación, transferencia, ejecución de
requerimientos, gestión a cargo de consejos de dirección, y adopción de leyes y decisiones referentes a las
inversiones.

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

2. El arbitraje inversor-Estado: condiciones procesales previas

Casi todos los modelos de APPRI prevén cláusulas que condicionan la activación del
arbitraje inversor-Estado a la satisfacción previa de ciertas condiciones procesales37. En
efecto, los Estados también pueden establecer condiciones al consentimiento tales
como, por ejemplo, la prioridad de la solución amistosa de la controversia, el
agotamiento de los recursos internos, o la revisión administrativa del acto que pretende
ser impugnado en sede arbitral por el inversor extranjero.

Como se ha dicho, prácticamente todos los modelos recomiendan de forma invariable


una fase de negociación entre el inversor extranjero y el Estado receptor, previa al
sometimiento del litigio a un arbitraje, cuyo objetivo es facilitar una solución amistosa
entre las partes. La obligación de intentar llegar a un arreglo amistoso viene apoyada
por un “período de espera” preceptivo. Aunque no existe un plazo modelo, lo habitual
es que los plazos oscilen entre tres y seis meses38, pasados los cuales sin que se haya
logrado una solución amistosa el inversor podrá activar de manera unilateral el arbitraje.
Menos habitual es que se disponga el recurso a otros medios alternativos de solución de
controversias como la conciliación – Art. 10 del modelo alemán –, antes de acudir al
arbitraje internacional; o que se disponga el recurso a la conciliación o la mediación
mediante acuerdo, ya sea antes o durante el procedimiento arbitral (Art. IX del modelo
colombiano).

Sin embargo, la jurisprudencia arbitral no ha dado una respuesta uniforme respecto al


carácter obligatorio del plazo de espera antes de someter la controversia a arbitraje39.
Así, en el Caso Lauder c. República Checa el demandante presentó el requerimiento de
arbitraje 17 días después de notificar la violación del APPRI entre la República Checa y
Estados Unidos, incumpliendo así el plazo de espera de seis meses previsto en el
tratado. El tribunal arbitral CIADI rechazó la objeción a la jurisdicción fundada en el
incumplimiento de dicho plazo al sostener que, debido al carácter meramente procesal
de esta disposición, insistir en el cumplimiento del plazo de espera suponía un excesivo
formalismo, considerando que no existía evidencia de que las negociaciones pudieran
conducir a un acuerdo40. En cambio, otros tribunales han adoptado una posición distinta

37
Resulta excepcional la previsión del Art. 9 del modelo neerlandés, que prevé que las partes podrán
acudir directamente a los órganos del CIADI (conciliación/arbitraje), sin exigir el agotamiento de
negociaciones y/o consultas previas.
38
El “plazo de espera” para resolver la controversia de manera amistosa, normalmente a través de
negociaciones y consultas, oscila entre los 3 meses (Art. 8 (1) modelo del Reino Unido; Art. 9.2 del
modelo finés; Art. 7.3 (a) del modelo malayo) hasta el más común de 6 meses (Art. 24.2 del modelo
chino; Art. 10.2 del modelo alemán; Art. 8 del modelo suizo; Art. 9 del modelo indio; Art. 7 del modelo
francés; Art. 10.2 del modelo croata; Art. VII del modelo turco; Art. 24 (3) del modelo estadounidense;
Art. 26.1 (a) del modelo canadiense; Art. 12.2 del modelo iraní; Art. IX.4 del modelo colombiano, que
habla de 180 días). Por tanto, resulta excepcional el plazo de 60 días para llegar a un acuerdo amistoso
que prevé el Art. 12.2 del modelo austriaco.
39
SCHREUER, C., “Travelling the BIT Route, Of Waiting Periods, Umbrella Clauses and Forks in the
Road”, Journal of World Investment & Trade, vol. 5 (2004), n.2, 231-256, pp. 231-232.
40
Ronald S. Lauder c. República Checa (Caso CNUDMI, Laudo Final de 3-09-2001, pár. 187). A la
misma conclusión llegó el tribunal en el Caso SGS Société Générale de Surveillance c. Pakistán (Caso
CIADI Nº ARB/01/13, Laudo sobre Jurisdicción de 6-8-2003, pár. 80).

- 15 -
[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

al entender que los plazos de espera no son “requisitos de procedimiento” sino una
condición de naturaleza jurisdiccional cuyo incumplimiento genera consecuencias
procesales a los efectos de establecer la competencia del tribunal arbitral. Así, en el
reciente Caso Murphy Exploration and Production Company International c. Ecuador,
el tribunal arbitral se pronunció respecto a la observancia del plazo de seis meses
concedido a las partes para resolver la controversia mediante consultas y negociaciones
antes de recurrir al arbitraje, señalando al respecto que:

“This Tribunal finds the requirement that the parties should seek resolve their dispute
through consultation and negotiation for a six-month period does not constitutes, as
Claimant and some tribunals have stated, `a procedural rule´ or a `directory and
procedural´ rule which can or cannot be satisfied by the concerned party. To the
contrary, it constitutes a fundamental requirement that Claimant must comply with,
compulsorily, before submitting a request for arbitration under the ICSID rules” 41.

De todos modos, a la hora de apreciar la satisfacción de esta condición procesal los


tribunales deberían alejarse de formalismos, pues incluso si el recurso al arbitraje fue
prematuro obligar al demandante a iniciar de nuevo el procedimiento arbitral es una
opción poco práctica y muy costosa en términos económicos42. Por ello, una alternativa
razonable podría ser decretar la suspensión del procedimiento arbitral otorgando al
tiempo un plazo adicional para resolver la controversia mediante negociaciones,
siempre que esta vía aparezca como una posibilidad real de solución.

Siguiendo las pautas establecidas en el TLCAN, los modelos canadiense y


estadounidense tienden a institucionalizar material y formalmente esta fase previa. En
particular, distinguen claramente entre el acto de la notificación a la otra parte de la
intención de someter la controversia a arbitraje y el momento de la presentación de la
solicitud de arbitraje43. Entre ambos no sólo debe mediar un período temporal con el
objeto de entablar contactos y negociaciones entre las partes44, sino que además se exige

41
Caso CIADI Nº ARB/08/04, Laudo sobre Jurisdicción de 15-12-2010, pár. 149. En el Caso Enron c.
Argentina el tribunal declaró que el plazo de espera de seis meses previsto en el APPRI entre Argentina y
Estados Unidos de América (1991) había sido satisfecho en el caso particular, si bien aprovechó para
subrayar que el plazo de espera era una condición de naturaleza jurisdiccional cuyo incumplimiento
podría determinar la falta de competencia del tribunal: Enron Corporation & Ponderosa Assets, L.P., c.
Argentina (Caso CIADI Nº ARB/01/03, Laudo sobre Jurisdicción de 14-1-2004, pár. 88).
42
Véase STEINGRUBER, A.M., Consent in International Arbitration, Oxford University Press, 2012, p.
196.
43
Vid. PASCUAL VIVES, F.J., “El arbitraje de inversiones en los recientes APPRI españoles”, Revista
Electrónica de Estudios Internacionales, nº 18 (2009), 1-30, p. 15.
44
Este procedimiento no se regula de manera completamente uniforme, pues en el Art. 25 del modelo
canadiense se establece que las consultas entre las partes deben celebrarse, salvo que medie otro acuerdo
entre ellas, durante los treinta días posteriores a la notificación de la intención de someter la controversia
a arbitraje, en la capital del Estado receptor de la inversión. El modelo estadounidense, por el contrario,
no impone tal límite en su Art. 24. En cambio, los dos modelos coinciden en exigir que, para solicitar el
arbitraje, transcurran al menos seis meses desde que tuvieron lugar los hechos que originaron la
controversia. Asimismo, también concuerdan al imponer un período mínimo de noventa días, entre la
notificación de la intención y la solicitud de arbitraje. Por último, el Art. 26 de ambos modelos establece

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

que la notificación de la intención de someter la controversia a arbitraje cumpla con


unos requisitos formales bien tasados45. El resto de los modelos son mucho más parcos
y, si bien todos coinciden en prever un plazo de espera para alcanzar un acuerdo
amistoso, pueden observarse distintas aproximaciones en cuanto a la conducta exigida a
las partes durante esta etapa preliminar. Mientras algunos modelos guardan silencio en
sus cláusulas, otros establecen la exigencia de notificar por escrito y de forma detallada
la controversia a la contraparte (Art. 15 del modelo de China), pasando por reconocer un
único deber de notificar por escrito (Art. 8.2 del modelo de Perú)46.

En general, los modelos favorecen el acceso a la vía arbitral sin condicionar el recurso
al arbitraje de inversiones al agotamiento previo de los recursos internos del Estado
receptor, evitando así la incertidumbre que genera en el inversor el recurso a la
jurisdicción interna del Estado receptor. Por ello, los modelos publicados en las dos
últimas décadas suelen disponer que, si la controversia no se resuelve mediante
negociaciones el inversor podrá someterla, a su discreción, al arbitraje ante cualquiera
de las instancias arbitrales dispuestas en el tratado, sin que sea necesario agotar los
recursos internos del Estado receptor (Art. 7 del modelo francés)47. Ello no obstante, los
Estados pueden conservar ciertas facultades para exigir que el inversor extranjero, antes

un límite temporal al consentimiento al arbitraje, pues prevé un plazo máximo de tres años para solicitar
el arbitraje, a contar desde que el inversor tuvo conocimiento del incumplimiento del APPRI.
Otros modelos también establecen límites temporales para iniciar el arbitraje, que oscilan entre los tres
años desde que el inversor conoció o pudo conocer la violación del tratado y el daño o pérdida ocasionada
(Art. 22 del modelo canadiense; Art. X.10 del modelo colombiano); o los cinco (Art. 12.2 del modelo
austriaco) o diez años (Art. 15.4 del borrador de modelo noruego) desde que el inversor conoció los
hechos que motivaron la controversia.
45
En primer lugar, el inversor debe comunicar a la otra parte contratante su intención de someter la
controversia a arbitraje dentro de ciertos plazos. Según el Art. 24.2 del modelo estadounidense, al menos
con 90 días de antelación a la presentación de la reclamación, el demandante deberá notificar por escrito
al demandado su intención de iniciar un arbitraje, especificando en su escrito los siguientes aspectos: el
nombre y la dirección del demandado y, en su caso, de la empresa en cuya representación actúa; para
cada reclamación, la disposición del tratado, la licencia de inversión o el acuerdo de inversión
supuestamente violado; los fundamentos fácticos y jurídicos de cada reclamación y el importe
aproximado de los daños reclamados. En segundo lugar, el inversor debe otorgar por escrito su
consentimiento al arbitraje haciendo expresa la renuncia a su derecho a iniciar o continuar los
procedimientos ante los tribunales internos, o a cualquier otro método de solución de controversias (Art.
26.2 (b) del modelo estadounidense; Art. 26.3 del modelo canadiense).
46
Esta exigencia de notificación escrita también se recoge en el Art. 9.1 del APPRI celebrado por España
con Perú (BOE 8-3-1996), y de manera más detallada en el Art. IX del APPRI celebrado con México. En
el Caso Renta 4 se realizaron algunas interesantes precisiones al deber de notificar de “forma detallada”
que corresponde al inversor extranjero. El tribunal arbitral encargado de resolver la fase de competencia
no atendió de los argumentos expresados por la Federación Rusa, que había objetado la idoneidad de la
comunicación presentada por los demandantes, pues la consideraba carente del suficiente detalle exigido
por el Art. 10.1 del APPRI celebrado con España, y precisó que, ante una notificación poco detallada de
la controversia, correspondía al Estado receptor requerir al inversor que precisara su contenido: “the
notion that the host State could simple cross its arms and disregard any communications which it deems
to be formally insufficient is hardly consonant with the attitude to be expected of a government which has
encouraged foreign investors”: Renta 4 S.V.S.A. y otros c. Rusia (Caso CCE Nº 24/2007, Laudo sobre
objeciones preliminares de 20-3-2009, pár. 151).
47
Art. 8.2 del modelo sueco; Art. VII.2 del modelo turco; Art. 10.2 del modelo alemán. Algunos modelos
prevén que la controversia se someta a los órganos del CIADI (conciliación/arbitraje), ya sea mediante
acuerdo de las partes (Art. 9 modelo neerlandés) o a elección del inversor (Art. 8.2 del modelo suizo).

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[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

de iniciar un arbitraje de inversiones en sede internacional, solicite una revisión de las


cuestiones que dieron lugar a la controversia ante los órganos administrativos del
Estado receptor. Así se manifiesta, por ejemplo, el modelo de Colombia, si bien el
agotamiento de la vía interna nunca excederá de los plazos de tiempo contemplados
para ello48.

Asimismo, en el contexto de las distintas opciones que ofrecen los modelos de APPRI
en materia de solución de controversias inversor-Estado, se advierte una progresiva
contracción del ámbito de aplicación de la “doctrina Maffezini” (que en un principio
permitía aplicar la cláusula de la nación más favorecida a las disposiciones procesales o
adjetivas de los APPRI, con el propósito de sortear las disposiciones que obligaban a
litigar en el foro antes de iniciar un arbitraje de inversión). Así, tanto en el Art. 4.3 del
modelo de China como del borrador de modelo noruego se expresa con claridad esta
restricción al disponer ambos preceptos que: “For greater certainty, treatment referred to
in paragraph (1) [Cláusula de la Nación Más Favorecida] does not encompass dispute
resolution mechanisms provided for in this Agreement or other International
Agreements”. También los modelos canadiense y estadounidense emplean una
redacción de la cláusula de NMF que pretende interpretar de manera restrictiva su
alcance y eludir así la invocación de la referida “doctrina Maffezini”49.

Una de las fórmulas que permiten acotar la elección de la sede arbitral es la cláusula de
opción irrevocable, denominada también fork in the road, que tiene por objeto investir
con carácter definitivo la elección del foro realizada por el inversor. Esta técnica ofrece
al inversor la posibilidad de someter la controversia al tribunal interno competente del
Estado huésped o al arbitraje internacional, si bien la relación entre los distintos
procedimientos – interno o internacional – se plantea en términos excluyentes. Es decir,
si el inversor elige acudir a los tribunales internos del Estado receptor decae en su
derecho a iniciar el arbitraje internacional y viceversa, por lo que la elección inicial de
una u otra vía será definitiva. El lenguaje empleado en el Art. IX.7 del modelo
colombiano deja claro la incompatibilidad entre ambos métodos de solución de
controversias cuando señala que:

“Once the investor has submitted the dispute to either a competent tribunal of the
Contracting Party in whose territory the investment has been admitted or any of the
arbitration mechanisms stated above, the choice of the procedure shall be final”50.

48
El modelo colombiano establece la obligación de agotar los recursos internos de naturaleza
administrativa de la parte contratante, si bien el agotamiento de esta vía nunca excederá de los seis meses
como condición para someter la controversia al arbitraje internacional o a los tribunales del Estado
huésped, a elección del inversor (Art. IX.1); y Art. 16.1 (b) del modelo de China.
49
Según el Art. 4 de ambos modelos la obligación de conceder un trato de NMF sólo se limitará a “lo
referente al establecimiento, adquisición, expansión, administración, conducción, operación, venta u otra
disposición de inversiones”.
50
Véase también el Art. 8.3 del modelo peruano; Art. 9 (2) del modelo de China; o el Art. 10 (2) (b) del
modelo croata, que establece que el consentimiento al arbitraje (o la conciliación) en el marco del CIADI,
o conforme a las normas CNUDMI, conlleva la renuncia implícita al agotamiento de los recursos internos
de naturaleza judicial o administrativa. Esta técnica también se recoge en la práctica convencional

- 18 -
La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

En este sentido, la jurisprudencia arbitral ha interpretado de manera constante que


únicamente se habrá realizado la elección por parte del inversor contemplada en una
cláusula de opción irrevocable si estamos en presencia de dos litigios que cuentan con
las mismas partes e “idénticas” reclamaciones jurídicas51.

Otra técnica que persigue el mismo efecto que la cláusula anterior condiciona el recurso
al arbitraje internacional a que el inversor extranjero renuncie expresamente a iniciar o
desista continuar el procedimiento ante los tribunales nacionales del Estado receptor.
Los modelos canadiense y estadounidense, por ejemplo, prevén esta renuncia expresa a
la jurisdicción estatal (“waiver”) en un enunciado que trae causa del Art. 1121.1.b) del
TLCAN. En efecto, el Art. 26.1 (e) del modelo canadiense establece como condición
previa al arbitraje que el inversor, ya sea actuando en su propio nombre o en
representación de una sociedad local constituida conforme al derecho interno de la otra
parte, renuncie a su derecho a iniciar o desista continuar su reclamación ante los
tribunales judiciales o administrativos previstos de conformidad con el derecho interno
de las partes, o ante cualquier otro procedimiento52. La renuncia a cualquier otro
procedimiento debe acompañar a la solicitud de iniciación de un procedimiento arbitral
y se ha de formalizar en un documento específico53, cuya ausencia determina incluso la
nulidad del consentimiento arbitral (Art. 26.5 del modelo canadiense)54.

Otros modelos configuran el arbitraje internacional como vía subsidiaria, una vez
agotados sin éxito por el inversor los recursos internos disponibles o cualquier otro
método convenido, exigiendo al tiempo la renuncia expresa a continuar el
procedimiento ante los tribunales nacionales. Por ejemplo, el Art. 15.3 del borrador de
modelo noruego prevé que las partes consientan de antemano que la controversia sea
sometida al arbitraje internacional conforme al CIADI, condicionado a que se cumplan
los siguientes requisitos: a) que las partes no logren un acuerdo en un plazo de 36 meses

española, precisamente en el APPRI celebrado entre España con Colombia (Art. 10.8) (BOE 12-9-2007);
China (Art. 9.2) (BOE 8-7-2008); Chile (Art. 10.2) (BOE 19-3-94) y Túnez (Art. 11.3) (BOE 20-7-94).
51
Enron Corp & Ponderosa Assets…, (Caso CIADI Nº ARB/01/03, Laudo sobre Jurisdicción de 14-1-
2004, párs. 97-98); Pan American Energy LLC, y BP Argentina Exploration Company c. Argentina (Caso
CIADI Nº ARB/03/13, Decisión sobre las Excepciones Preliminares de 27-7-2006, párs. 155-157); LG&E
c. Argentina (Caso CIADI Nº ARB/02/01, Laudo sobre Jurisdicción de 30-4-2004, párs. 75-76). En
consecuencia, el arbitraje internacional quedará vedado solamente cuando una “idéntica” controversia
haya sido sometida por las mismas partes ante los tribunales internos: SCHREUER, C., “Travelling the
BIT Route, Of Waiting Periods…”, loc. cit., p. 248.
52
Esta tendencia tiene reflejo en la práctica convencional de México, Estado también parte en el TLCAN,
como revela el Art. X.5 y 6 del APPRI celebrado con España.
53
“Art. 26.3. A consent and waiver required by this Article shall be in the form provided for in Annex
C.26, shall be delivered to the disputing Party and shall be included in the submission of a claim to
arbitration”.
54
Del mismo modo, el Art. 26.2 (b) del modelo estadounidense. Como señala A.R. PARRA, la práctica
convencional de Estados Unidos en materia de arbitraje se caracteriza por limitar el consentimiento al
arbitraje de inversiones a las controversias que no hayan sido sometidas a los tribunales internos para
evitar decisiones inconsistentes entre distintos tribunales pues “BIT´s of the United States take this
approach to avoid inconsistent decisions of the same dispute by local judicial or administrative tribunals
on the one hand and arbitral tribunals on the other hand”: “Provisions on the Settlement of Investment
Disputes in Modern Investment Laws, Bilateral Investment Treaties and Multilateral Instruments on
Investment”, ICSID Review Foreign Investment Law Journal, vol. 12, n. 2 (1997), 287-364, pp. 334-335.

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[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

desde que fue sometida a los tribunales internos, una vez agotados los recursos
administrativos; b) o bien no hubiera un recurso interno disponible; y c) el inversor
renuncie clara e inequívocamente al derecho a continuar con el procedimiento ante los
tribunales nacionales del Estado receptor. Por tanto, la vía del arbitraje internacional
resulta subsidiaria al agotamiento de los recursos internos, pues sólo se puede activar
después de haber expirado el plazo para resolver la controversia ante los tribunales
nacionales55. No obstante, no se advierten los beneficios de este tipo de cláusulas cuyo
principal efecto es alargar la solución de la controversia creando costes y gastos
adicionales a las partes.

2. La elección de la institución o de las reglas de arbitraje

Una vez que el inversor ha elegido el arbitraje de inversiones como foro para resolver la
controversia, surge la cuestión de saber si el arbitraje debería ser ad hoc o institucional
y, si se trata de este último, de la elección de la instancia que lo administre. En la última
década la tendencia en los modelos nacionales ha sido ofrecer a los inversores la
posibilidad de someter las controversias ante una diversidad de foros arbitrales. No
obstante, la instancia arbitral que los modelos ponen al servicio de los inversores
extranjeros se refiere habitualmente al arbitraje institucional conforme a las reglas del
CIADI, si bien casi todos ellos aluden igualmente al Reglamento del Mecanismo
Complementario para la administración de procedimientos por el Secretario del
CIADI56, alternativa aplicable cuando el Estado de la inversión no es parte del Convenio
CIADI o si el inversor es nacional de un Estado que no hubiera celebrado dicho
Convenio57. En menor medida, los modelos mencionan como posibles instancias
arbitrales las Reglas de Arbitraje de la CCI58 o las Reglas del Instituto de Arbitraje de la
Cámara de Comercio de Estocolmo (Art. 10 (2).4 del modelo alemán).

También es frecuente que los inversores extranjeros puedan instar un arbitraje


internacional ad hoc conforme a las normas de la CNUDMI, una posibilidad tasada en
la mayoría de los modelos, normalmente en concurrencia con otros foros de arbitraje59;
Otros se remiten a estas reglas en solitario, como prevé el Art. 12 (2) del modelo de
Irán, que extiende la facultad de acudir al arbitraje CNUDMI tanto al inversor como al
Estado huésped.

55
En rigor, se trata de la obligación de agotamiento de los recursos internos pues el plazo contemplado
(36 meses) se adecua al término medio que se suele necesitar para agotar todas las instancias internas.
56
Art. 8.2 del modelo suizo; Art. 8.2 (b) del modelo chileno; Art. 9 del modelo neerlandés; Art. 10.2 (b)
del modelo croata; Art. 9.2 (a) del modelo danés; Art. 9.2 (b) del modelo finés; Art. 8.2 del modelo sueco;
Art. 11 del modelo alemán; Art. 7 del modelo francés; Art. VII.2 (a) del modelo turco; Art. 8.2 (a) del
modelo británico; Art. 12.1 (c) del modelo austriaco; Art. 8.2 (b) del modelo peruano; Art. 27.1 (a) (b) del
modelo canadiense; Art. 8.3 (a) del modelo indonesio.
57
Véase los Arts. 2.a) y 3.2 del Reglamento del Mecanismo Complementario para la administración de
procedimientos por el Secretario del CIADI.
58
Art. 12 (1) (iv) del modelo austriaco; Art. 10.2 (b) del modelo croata; Art. 9.2 (d) del modelo danés.
59
Art. 12.1 (c) (iii) del modelo austriaco; Art. 9.2 (c) del modelo danés; Art. VII.2 (b) del modelo turco;
Art. 8.2 del modelo sueco; Art. 9.2 (d) del modelo finés; Art. 3 (b) del modelo indonesio; Art. 27.1(c) del
modelo canadiense; Art. 8 (2) del modelo británico; Art. IX.4.b del modelo colombiano.

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

Siguiendo el esquema previsto en el Tratado sobre la Carta de la Energía, algunos


modelos de APPRI permiten a las partes convenir en cada caso la sumisión de la
controversia ante cualquier instancia arbitral de las ya citadas supra entre una lista
abierta60 o, incluso, ante cualquier otro procedimiento de arreglo pactado (Art. 10 (2)
del modelo alemán). Caben también posiciones menos flexibles como la prevista por
Francia, cuyo modelo manifiesta su preferencia exclusiva por los órganos del CIADI
(Art. 7 del modelo francés).

A nivel regional, la regulación establecida en el TLCAN, que permite al inversor


escoger el foro entre varias alternativas, ha ejercido una influencia decisiva en la
redacción de los modelos norteamericanos. Así, el Art. 24.3 del modelo estadounidense
permite que el inversor pueda elegir entre distintos foros arbitrales, sin establecer una
preferencia entre ellos, como el arbitraje conforme a las Reglas del CIADI o a su
Mecanismo Complementario; o conforme a las normas de la CNUDMI o, si las partes lo
acuerdan, ante cualquier otra institución o reglas arbitrales61. Otros modelos combinan
el recurso a los órganos del CIADI (arbitraje/conciliación) sin otorgar preferencia a
ninguno de ellos, dejando su elección bien al acuerdo de las partes (Art. 9 del modelo
neerlandés) bien a criterio del inversor siempre que las partes no lo hagan62. En cambio,
hay modelos que disponen distintas alternativas de arbitraje, pero estableciendo un foro
residual a falta de acuerdo entre las partes. El Art. 8 (2) del modelo del Reino Unido,
por ejemplo, establece la posibilidad de acudir al arbitraje institucional (CIADI o CCI)
o al arbitraje ad hoc a elección de las partes, previendo que si en el plazo de tres meses
desde que se notificó la reclamación no hay acuerdo sobre el foro, cualquiera de las
partes podrá someter la controversia a un arbitraje CNUDMI63.

No obstante, no todas las referencias al arbitraje CIADI suponen necesariamente que el


Centro asuma la jurisdicción en el caso particular. En efecto, la formulación concreta de
la oferta arbitral (consentimiento escrito) es esencial para determinar si el inversor tiene
un derecho al arbitraje ante el CIADI. En este sentido, el modelo canadiense,
estadounidense y alemán incluyen un precepto donde expresamente las partes
manifiestan su consentimiento en someterse a la competencia de los órganos del
CIADI64. Otra posibilidad interesante es la prevista en el modelo sueco, cuyo Art. 8 (5)
especifica que el consentimiento prestado por las partes contratantes a través del APPRI
constituye un consentimiento escrito a los efectos de la jurisdicción del CIADI, y

60
Vid. el Art. 24.3.d) del modelo estadounidense; el Art. 12 (1) (b) del modelo austriaco. El Art. 27.2.d)
del modelo canadiense permite que sea una Comisión bilateral constituida para gestionar la aplicación y
la interpretación del APPRI quien determine el recurso a otro procedimiento arbitral distinto.
61
Este precepto reproduce casi literalmente lo previsto en el Art. 1120 del TLCAN.
62
Art. 8 (2) del modelo suizo; Art. 8 (2) del modelo sueco; Art. 7.3 (b) del modelo malayo; Art. 7 (3) del
modelo sudafricano.
63
El Art. 9 del modelo indio contempla la posibilidad de acudir al arbitraje institucional (CIADI o
Mecanismo Complementario) o, de manera subsidiaria, a un arbitraje ad hoc conforme a las normas
CNUDMI, en el supuesto de que las partes no logren una solución bien a través de los tribunales internos,
o bien se hubiera sometido la controversia a una conciliación CNUDMI y este procedimiento culminara
sin acuerdo entre las partes.
64
Vid. Art. 28 del modelo canadiense; Art. 25 del modelo estadounidense; y el Art. 10 (2) del modelo
alemán.

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[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

también un acuerdo escrito entre las partes en los términos que exige el Mecanismo
Complementario, el Art. 1 de las normas CNUDMI y el Art. II de la Convención de
Nueva York de 1958. En efecto, dicho precepto dispone lo siguiente:

“The consent given by each Contracting Party in paragraph (2) and the submission of
the dispute an investor under the said paragraph shall constitute the written consent and
written agreement of the parties to the dispute to its submission for settlement for the
purposes of Chapter II of the Washington Convention (Jurisdiction of the Centre) and
for the purpose of the Additional Facility Rules, Article of the UNCITRAL Arbitration
Rules and Article II of the New York Convention”65.

En otros casos, los modelos de APPRI contienen una oferta general de sumisión
anticipada al arbitraje para cualquier controversia futura, como sucede con el Art. 7 del
modelo francés66; o con el consentimiento “irrevocable” a cualquiera de los órganos
arbitrales – incluido el CIADI – al que se refiere el Art. IX.6 del modelo colombiano o
el Art. 10.2 (b) del modelo croata67. Así las cosas, nos parece que el reconocimiento
expreso del consentimiento al arbitraje en los modelos de APPRI, tal y como se prevé
en los modelos elaborados por Francia, Colombia o Croacia, resulta una opción
adecuada para reforzar la protección y la seguridad jurídica de las inversiones y, por
tanto, debería generalizarse en la práctica de los Estados.

Entre los distintos foros que se barajan en el arbitraje de inversiones una de las
alternativas es someter la controversia a un arbitraje ad hoc. Ahora bien, el arbitraje ad
hoc se podría frustrar si las partes no se ponen de acuerdo respecto al número o a la
selección de los árbitros, lo que podría paralizar el procedimiento arbitral en sus
orígenes. Para evitar este riesgo, los modelos suelen remitir a reglas arbitrales
preexistentes, especialmente las normas de la CNUDMI o las Reglas Facultativas de
arbitraje de la CPA para las controversias entre Dos Partes de las que solo una es un
Estado (1992)68. La opción procesal más frecuente es remitir la organización del
arbitraje a las normas de la CNUDMI, puesto que estas reglas ofrecen flexibilidad al
inversor para modificar el procedimiento en determinados aspectos69. Así, por lo que

65
Véase también el Art. 9.5 del modelo danés.
66
El Art. 7 del modelo francés dispone que: “If this dispute has not been settled within a period of six
months from de date on which it occurred by one of the parties to the dispute, it shall be submitted at the
request of either party to the arbitration of the International Centre of the Settlement of Investment
Disputes (ICSID)” (cursiva añadida). Esta misma redacción se mantiene en el Art. 9 del modelo
neerlandés; el Art. 8 (2) del modelo sueco; o el Art. 8 (1) del modelo del Reino Unido (versión
enmendada), que contiene una oferta general para someterse a la conciliación o al arbitraje CIADI.
67
Véase asimismo los Artículos 8.3 del modelo de Burundi y 13 (2) del modelo austriaco, que disponen
que el consentimiento al arbitraje implica la renuncia automática a exigir el previo agotamiento de los
recursos internos de carácter administrativo o judicial.
68
Ambos instrumentos contienen un detallado procedimiento para designar a los árbitros cuando,
transcurrido un determinado plazo, no exista acuerdo entre las partes sobre la composición del órgano
arbitral (Arts. 5 a 8 de ambos textos).
69
En particular, es frecuente que se modifique lo referente a la autoridad nominadora que debe designar a
los árbitros, si las partes discrepan sobre esta cuestión. Por ejemplo, mientras el modelo que siguen ciertos
Estados nórdicos se remite a las reglas CNUDMI, pero confiando las funciones nominadoras al Secretario
General del CIADI (Art. 8 (2) (iii) del modelo sueco y Art. 9.2 (c) del modelo danés); el modelo de India

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

respecta a la elección del órgano arbitral, podemos sintetizar los distintos enfoques que
adoptan los modelos de la siguiente manera:

Una primera posibilidad se contempla en aquellos modelos que remiten directamente a


un catálogo de reglas arbitrales preestablecidas, habitualmente las reglas CNUDMI, que
han de regir todos los aspectos concernientes al procedimiento arbitral, incluido la
selección de los árbitros y el tipo de órgano arbitral (único árbitro o tribunal arbitral).
Esta última opción es la que sigue, por ejemplo, el Art. 12 (1) (iiii) del modelo
austriaco, el Art. 10 (2) (3) del modelo alemán o el Art. 8 (2) (c) del modelo británico.

Otra alternativa se contempla en aquellos modelos que prevén la constitución de un


tribunal arbitral ad hoc y, a tal fin, incorporan un mecanismo detallado para designar a
los árbitros. En este supuesto, lo usual es que el tribunal arbitral esté compuesto por tres
miembros, permitiendo que cada parte en la controversia elija a un árbitro, mientras que
los dos árbitros así elegidos deben designar al tercero de común acuerdo. Este último
actúa como presidente del tribunal arbitral, siendo habitual que se exija que este tercer
árbitro no pueda ser nacional de ninguna de las partes en la controversia. A tal fin, los
modelos se acompañan de mecanismos destinados a solventar la composición del
tribunal ante cualquier eventualidad. Si, por cualquier razón, la designación de los
árbitros no se realiza dentro del plazo señalado para ello, o si los árbitros designados por
las partes no eligen al presidente, tales nombramientos serán realizados por un tercero
que actúa como autoridad nominadora. Aunque en la mayoría de cláusulas las funciones
nominadoras se atribuyen al Presidente de la CIJ o, en su defecto, al Vicepresidente o al
juez más antiguo, también existe una tendencia en los modelos norteamericanos a
confiar ese rol en el Secretario General del CIADI70.

Por último, una tercera alternativa es la que trata de combinar los dos enfoques
anteriores a través de un mecanismo que, en principio, se remite a un catálogo de reglas
preexistentes si bien a continuación permite a las partes modificar ciertos aspectos de
las reglas en cuestión. Por ejemplo, el Art. 9 (3) (c) del modelo de India remite la
organización del arbitraje ad hoc a las normas CNUDMI, modificadas en lo relativo a la
designación del tribunal arbitral71. En cambio, el Art. 10.2 (c) del modelo croata deja

también modifica estas reglas, encomendando las funciones nominadoras al Presidente de la CIJ o, en su
defecto, al Vicepresidente (Art. 9 (3) (c).
70
Así, el Art. 30 del modelo canadiense dispone que, en el supuesto que las partes no designen a sus
árbitros en un plazo de 90 días, las funciones nominadoras corresponderán al Secretario General del
CIADI, que podrá nombrar a su discreción a los árbitros todavía no designados, teniendo en cuenta que el
presidente no podrá ser nacional de ninguna de las partes. De igual modo, el Art. 27 del modelo
estadounidense confía en esta misma autoridad las tareas nominadoras, aunque la elección del presidente
es libre y no se constriñe a las personas que no posean la nacionalidad de ninguna de las partes. Poco
frecuente es la previsión del Art. 12.5 del modelo iraní, que confiere las funciones designadoras al
Secretario General de la CPA.
71
[…] (3) The Arbitration procedure shall be as follow: […]
(c) to an ad hoc arbitral tribunal by either party to the dispute in accordance with the Arbitration Rules of
the United Nations Commission on International Trade Law, 1976, subject to the following modifications:
(i) The appointing authority under Article 7 of the Rules shall be the President, the Vice-
President or the next senior Judge of the International Court of Justice, who is not a national of
either Contracting Party. The third arbitrator shall not be a national of either Contracting party.

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[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

abierta esta cuestión, pues remite su regulación a las normas CNUDMI tal como fueron
modificadas en la última revisión aceptada por las partes en la controversia.

4. El Derecho aplicable a la controversia

Como veremos a continuación, las disposiciones procesales recogidas en los modelos de


APPRI dotan de un amplio margen de maniobra a los árbitros en lo que a la
determinación del derecho aplicable a la controversia se refiere (choice of law). Y es
que, una vez aceptada la oferta de arbitraje, la cláusula sobre el derecho aplicable se
convierte en la elección del derecho acordada por las partes en el arbitraje72. En la
mayoría de las cláusulas de solución de controversias inversor-Estado se ofrece al
tribunal la posibilidad de aplicar distintos elementos interpretativos, siendo tres los más
frecuentes, a saber: a) el derecho nacional del Estado de la inversión, incluidas sus
normas de conflicto de leyes; b) las disposiciones del APPRI; y c) las normas y/o
principios de DI pertinentes. No es habitual la mención expresa a los términos del
“contrato particular de inversión”, como prevé el Art. 8.5 del modelo de Burundi.

Son pocas las cláusulas que establecen que el órgano arbitral decidirá exclusivamente
conforme a las “disposiciones del Acuerdo”73, puesto que el enfoque general que siguen
los modelos especifica que el tribunal adoptará su decisión basándose en las
disposiciones del tratado y en las normas y/o principios de DI aplicables en las
relaciones entre las partes74. Menos habitual es que las cláusulas sobre el derecho
aplicable hagan referencia al derecho nacional del Estado receptor de la inversión, como

(ii) The parties shall appoint their respective arbitrators within two months.
[…]. Cursiva añadida. Esta modificación de las reglas CNUDMI que afecta a la autoridad nominadora
tiene su reflejo en la práctica convencional, tal y como se constata en el Art. 12.3 c) del APPRI celebrado
entre India y España (BOE 3-2-1999).
72
No obstante, cuando los modelos guardan silencio sobre el derecho aplicable, siempre que dispongan el
recurso al arbitraje CIADI o a las normas de la CNUDMI o a cualquier otro mecanismo arbitral, las
Reglas de Arbitraje de ambos instrumentos pueden ofrecer una guía al respecto. Por ejemplo, de
conformidad con el Art. 33.1 del Reglamento CNUDMI (cuyo contenido coincide con el Art. 33 de las
Reglas Facultativas de la CPA), se prevé que, a falta de acuerdo entre las partes sobre el derecho
aplicable, el tribunal deberá adoptar su decisión basándose en el derecho que determinen las normas de
conflicto que considere aplicable. En cuanto al arbitraje institucional, el Art. 42 (1) del Convenio CIADI
establece un orden de preferencia respecto al derecho aplicable. En primer lugar, el tribunal debe aplicar
las reglas acordadas por las partes. A falta de acuerdo, se aplicará el derecho nacional del Estado
contratante receptor de la inversión, incluidas sus reglas relativas a los conflictos de ley. Y, por último, el
tribunal aplicará las reglas y principios de DI generalmente admitidos. En cambio, conforme al Capítulo
XI del TLCAN, un tribunal arbitral está obligado a aplicar las disposiciones del TLCAN, las reglas de DI
aplicables y las interpretaciones que realice la Comisión de Libre Comercio del TLCAN (Art. 1131
TLCAN). Por tanto, un órgano arbitral constituido conforme a sus previsiones podría excederse en su
jurisdicción en caso de resolver una reclamación basándose únicamente en el derecho nacional.
73
Art. 9 (3) (c) (iv) del modelo indio. Una variante se recoge en el Art. 14.1 del borrador de modelo
noruego que se refiere a las disposiciones del tratado “interpretadas y aplicadas conforme a las reglas de
interpretación del Derecho internacional”.
74
Así, mientras algunos modelos disponen que el tribunal arbitral resolverá “in accordance with this
Agreement and applicable rules of international law” (Art. 40.1 del modelo canadiense); otros, como el
modelo colombiano (Art. X.12) se refiere a la posibilidad de decidir “on the general principles and
international customary law”.

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

prevé el Art. 13.3 del modelo tailandés, lo que permite a las partes contratantes
salvaguardar mejor los intereses esenciales de su política económica o energética75.
Tampoco es frecuente que la referencia al derecho nacional del Estado parte incluya sus
normas de conflicto de leyes, como prevé el Art. X.12 del modelo colombiano, que
regula con detalle la cuestión del derecho aplicable al señalar que:

“The dispute settlement mechanisms provided in this Agreement will be based on the
provisions of the present Agreement, the national law of the Contracting Party in whose
territory the investment has been made, including the rules related to conflict of laws,
on the general principles of law and international customary law”.

Incluso, el Art. 7 (4) del modelo sudafricano parece establecer un orden de preferencia
respecto al derecho aplicable que prioriza la aplicación del derecho nacional del Estado
de la inversión, incluyendo sus normas de conflicto de leyes.

A este respecto, el Derecho de la Unión Europea (UE) resulta de aplicación para


resolver controversias basadas en modelos elaborados por Estados miembros de la UE,
al menos cuando en ellos se dispone que los tribunales arbitrales deben resolver
aplicando no sólo las disposiciones del APPRI, sino igualmente el “derecho interno de
las partes”76 o el “Derecho internacional aplicable a las partes”. Cuando el modelo prevé
la aplicación por los tribunales arbitrales del derecho interno de las partes, resulta
evidente que el Derecho de la UE forma parte del ordenamiento interno de los Estados
miembros, gozando en ellos de eficacia directa y de primacía sobre las normas
nacionales. Pero incluso cuando un modelo de APPRI disponga únicamente – como no
resulta infrecuente – la aplicación por los tribunales arbitrales de sus disposiciones y, en
su caso, de las normas de Derecho Internacional general (Art. 16 (1) del modelo
austriaco; Art. 10.4 del modelo de Grecia), difícilmente podrá un laudo resolver si hubo
trato justo o equitativo sin tomar en consideración si la medida del Estado de inversión
era o no contraria al Derecho de la UE, pues las disposiciones contenidas en los
Tratados que rigen la UE tienen naturaleza de Derecho Internacional77. El laudo sobre

75
Art. 13.1: “The arbitral tribunal established under this Article shall reach its decision on the basis of
national laws and regulations of the Contracting Party, which is a party to the dispute, the provisions of
the present Agreement, as well as applicable rules of international law”. La cursiva es nuestra. Ahora
bien, en caso de conflicto entre las disposiciones del APPRI y el derecho interno, distintos órganos
arbitrales han señalado que el Derecho internacional tiene prioridad sobre el derecho interno del Estado
receptor: Caso LG & E c. Argentina (Caso CIADI Nº ARB/02/1, Decisión sobre responsabilidad de 3-1-
2006, pár. 94); Caso Duke Energy c. Perú (Caso CIADI Nº ARB/03/28, Decisión sobre Jurisdicción de 1-
2-2006, pár. 162).
76
Por ejemplo, el Art. 16 (2) del modelo austriaco o también el Art. 8.6 del APPRI entre España y la
República Checa de 1990.
77
Véase DÍEZ-HOCHLEITNER, J., “El incierto futuro de los acuerdos bilaterales sobre protección de
inversiones celebrados por los Estados miembros de la Unión Europea”, Revista Española de Derecho
Europeo, n. 33 (2010), enero/marzo, 5-43, p. 40. Este autor justifica la aplicación del Derecho de la UE al
entender que, en primer lugar, y de acuerdo con el Art. 31.3 c) del Convenio de Viena de 1969, al
interpretar un tratado debe tenerse en cuenta “toda norma pertinente de Derecho Internacional aplicable
en las relaciones entre las partes”; y, en segundo lugar, porque al estar obligadas las dos partes en el
APPRI por el Derecho de la UE y siendo éste parte de sus respectivos derechos internos, no parece
razonable que un tribunal arbitral resuelva haciendo abstracción de este ordenamiento: ibíd.

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[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

jurisdicción del tribunal arbitral en el Caso Eureko B.V. c. Eslovaquia se ha convertido


en una decisión de referencia en relación con el derecho aplicable a las controversias
entre Estados miembros de la UE. Esta disputa, surgida en el marco del APPRI entre los
Países Bajos y Eslovaquia celebrado en 1992, permitió al tribunal arbitral pronunciarse
sobre una objeción a su jurisdicción referida a la inaplicabilidad del APPRI en virtud
del Derecho de la UE, afirmando al respecto que el Derecho de la UE es relevante a
efectos de determinar el alcance de los derechos y obligaciones bajo el APPRI, como
parte de la ley aplicable prevista en el Art. 8.6 del APPRI y como parte del Derecho
alemán que resulta aplicable por ser la lex loci arbitri, circunstancia que hizo que el
tribunal quedara sujeto al Derecho alemán. Así, al tratarse de un arbitraje ad hoc alemán
el tribunal señaló que: “Although EU law, as between the EU and member States of the
EU (including Respondent and the Netherlands, but not Claimant), operates at the level
of international law, EU law operates, as between the Parties, as part of German law as
the lex loci arbitri (…). It is, however, possible that the Parties´ consent and the
jurisdiction flowing from such consent might be circumscribed not only by the terms of
the BIT itself but also both by international law applicable to the BIT and by provisions
of German law incorporating EU law”78.

Por su parte, el Art. 30 del modelo estadounidense distingue el derecho aplicable a la


controversia en función del objeto de la reclamación. En efecto, si la reclamación se
refiere a la violación de cualquier obligación prevista en los Artículos 3 a 10 del tratado,
el tribunal decidirá basándose en el propio tratado y en las reglas de DI aplicables (Art.
30.1). Ahora bien, si la reclamación tiene como objeto la presunta violación de una
licencia de inversión o de un acuerdo de inversión, el tribunal deberá aplicar, conforme
a su Art. 30.2, las siguientes reglas:

(a) “the rules of law specified in the pertinent investment authorization or


investment agreement, or as the disputing parties may otherwise agree; or
(b) If the rules of law have not been specified or otherwise agreed:
(i) the law of the respondent, including its rules on the conflict of laws; and
(ii) such rules of international law as may be applicable”.

Asimismo, el Art. 30.3 del modelo estadounidense introduce un elemento de


flexibilidad en relación con el derecho aplicable pues permite que, en virtud de una
declaración conjunta de las partes, éstas declaren que su interpretación respecto de una
disposición del tratado sea obligatoria para cualquier tribunal establecido bajo el
mismo79, disposición que ha sido recogida en la práctica convencional española, en
particular en el Art. XV.2 del APPRI celebrado entre México y España80.
78
Eureko B.V. c. Eslovaquia (Caso CPA Nº 2008-13, Laudo sobre jurisdicción, arbitrabilidad y
suspensión de 26-10-2010, párs. 225-226). Véase también el laudo parcial dictado previamente en el Caso
Eastern Sugar B.V. (Nethlerlands) c. República Checa (Caso CCE Nº 88/2004, Laudo parcial de 27-3-
2007, en http://www.iisd.org/pdf/2007itn_eastern_sugar.pdf.)
79
En la línea apuntada por el Tratado de Libre Comercio con la República Dominicana y Centroamérica,
5 de agosto de 2004, Art. 10.22 (3) (“Una decisión de la Comisión en la que se declare la interpretación
de una disposición de este Tratado, conforme al Artículo 19.1.3 (c) [la Comisión de Libre Comercio],
será obligatoria para un tribunal que se establezca de conformidad con esta Sección, y toda decisión o
laudo emitido por el tribunal deberá ser compatible con esta decisión”.) Cursiva añadida. Véase también

- 26 -
La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

5. El reconocimiento y ejecución de los laudos arbitrales

Una vez el órgano arbitral emite el laudo arbitral, su decisión no sólo es definitiva y
obligatoria sino también ejecutable. Por lo que se refiere a la ejecución del laudo, el
enfoque predominante en la mayoría de los modelos establece que los Estados
contratantes se comprometen a reconocer y ejecutar el laudo en sus respectivos
territorios conforme su derecho interno (Art. VII.3 del modelo turco)81. Ahora bien, esta
previsión puede ser superflua en relación con los laudos dictados al amparo del
Convenio CIADI – cuya obligatoriedad se reconoce en virtud del Art. 54 de dicho
Convenio –, o que han de ejecutarse en el territorio de los Estados parte en el Convenio
sobre reconocimiento y ejecución de sentencias arbitrales extranjeras, de 10 de junio de
195882 (Convenio de Nueva York). Sin embargo, sí es relevante respecto los laudos que
no cuentan con aquella garantía, como los dictados por un tribunal arbitral constituido
conforme al Mecanismo complementario o a las normas de la CNUDMI, como
reconoce el Art. 8.4 del modelo sueco.

Este enfoque parte del principio de buena fe en el cumplimiento de las obligaciones


internacionales, por lo que se presume que el Estado adoptará todas las medidas
legislativas necesarias en su ordenamiento interno para cumplir con la obligación de
ejecución de una sentencia arbitral. Sin embargo, no siempre sucede así, pues la práctica
nos ofrece ejemplos de Estados que incumplen de manera manifiesta y reiterada la
obligación de ejecutar el laudo arbitral, caso de Argentina83. En tal supuesto, al inversor
le queda la alternativa de requerir a su Estado para que sea éste quien trate de conseguir
la ejecución del laudo planteando la reclamación por vía diplomática o ante una
jurisdicción internacional (por ejemplo, un arbitraje entre Estados). Esta última
posibilidad se recoge en el Art. 45.5 del modelo canadiense que prevé que, si una de las
partes no acata o cumple el laudo, la Comisión encargada de supervisar la
implementación del Acuerdo y de resolver las controversias a que de lugar su
interpretación o aplicación (Art. 51), a requerimiento del inversor, podrá establecer un
arbitraje entre Estados conforme a la Sección D del modelo. No obstante, esta
posibilidad queda restringida en la medida que la parte demandante sólo podrá solicitar

el Art. 48 (c) del modelo del IISD (que habla de una declaración interpretativa adoptada por la
“Conferencia de las Partes”).
80
“La interpretación que formulen las Partes Contratantes de común acuerdo sobre una disposición de
este Acuerdo será obligatoria para cualquier tribunal establecido de conformidad con el mismo”. Estas
interpretaciones conjuntas voluntarias – “acuerdos posteriores”, según el Art. 31.3 a) del Convenio de
Viena – pueden integrar el contexto en el cual debe interpretarse una determinada disposición del tratado.
81
Art. 8 (7) del modelo sueco; Art. 9.5 del modelo finés; Art. 7 (5) del modelo sudafricano; Art. 10.3 del
modelo croata; Art. 10 (3) del modelo alemán; Art. 8.4 del modelo de Perú; Art. 11.3 del modelo
tailandés.
82
BOE 11-7-1977.
83
Como señala C. JIMÉNEZ PIERNAS, la notable práctica arbitral en el caso de Argentina presenta
muchas incógnitas para los inversores extranjeros pues, en varias ocasiones, las trabas legales establecidas
por el gobierno argentino a la ejecución de los laudos arbitrales dictados en su contra, un comportamiento
que contraviene las obligaciones internacionales acordadas en el Convenio CIADI, ha relativizado los
efectos de un laudo favorable a los inversores: “La expropiación de YPF: análisis desde el Derecho
Internacional”, Real Instituo Elcano, ARI 31/2012, 1-9, p. 5.

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[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

al tribunal que declare que el incumplimiento del laudo es inconsistente con el tratado y
recomiende su ejecución a la parte incumplidora.

Algunos modelos incorporan otras garantías en orden a asegurar la ejecución del laudo.
La redacción empleada en ciertas disposiciones procesales manifiesta que el arbitraje
inversor-Estado tendrá lugar en el territorio de un Estado que sea parte en el Convenio
de Nueva York de 195884, y que las reclamaciones sometidas a arbitraje se considerarán
surgidas de una relación u operación comercial a los efectos del Art. 1 de este
Convenio85. Incluso, algunos textos bilaterales prevén una garantía adicional para
asegurar la ejecución del laudo al disponer que, durante el procedimiento arbitral o en la
ejecución del laudo, el Estado huésped no podrá plantear como objeción que el inversor
ha recibido una compensación en virtud de una garantía o contrato de seguro destinado
a cubrir todo o parte del daño sufrido86.

V. NUEVAS TENDENCIAS EN LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS INVERSOR-


ESTADO

1. La promoción de la transparencia procesal en el arbitraje inversor-Estado

Haciéndose eco de la experiencia acumulada en la aplicación del TLCAN por parte de


distintos tribunales, los modelos de APPRI de los Estados norteamericanos han
incorporado ciertas innovaciones procesales que buscan promover una mayor
legitimidad en el arbitraje de inversiones. Estas innovaciones se dirigen a favorecer la
transparencia procesal en relación con dos aspectos: por un lado, posibilitando que las
audiencias y los documentos procesales sean accesibles al público; y, por otro,
permitiendo la participación de terceros en el procedimiento arbitral87.

Por lo que respecta a la publicidad de la fase oral del procedimiento, que en el marco del
CIADI se hace depender de la voluntad de las partes y no del órgano arbitral, los
modelos de APPRI de Estados Unidos y Canadá, han invertido el alcance de esta regla y
84
Art. 10 (3) del modelo alemán; Art. 9.4 del modelo griego y Art. 9.4 del modelo danés.
85
Art. 45.7 del modelo canadiense; Art. 34.10 del modelo estadounidense, que dispone que: “A claim that
is submitted to arbitration under this Section shall be considered to arise out of a commercial relationship
or transaction for purposes of Article I of the New York Convention [and Article I of the Inter-American
Convention]. De igual modo, el Art. 14 del modelo austriaco. En la práctica convencional española sólo
el APPRI celebrado con México recoge una disposición de este tipo (Art. XVII.5).
86
Art. 10 (5) del modelo alemán; Art. 10 (5) del modelo griego; Art. 9.6 del modelo danés; Art. 10.4 del
modelo croata y Art. 9.4 del modelo finés. Esta garantía en la ejecución de las decisiones o fallos se
recoge en el Art. 11.6 del APPRI celebrado entre España y Kuwait (BOE 1-4-1998), que además dispone
que la parte contratante no alegará su inmunidad soberana como excepción a la ejecución del laudo.
87
En este sentido, a la hora de establecer mecanismos de solución de controversias inversor-Estado de
calidad en los futuros tratados bilaterales de inversión que suscriba la UE con terceros países, la Comisión
Europea destaca la transparencia procesal como uno de los principales retos, pues la UE debería
garantizar que la resolución de litigios entre el inversor y el Estado se realice con transparencia (por lo
que se refiere, entre otras cosas, a las peticiones de arbitraje, audiencias públicas, observaciones amicus
curiae o publicación de laudos): vid. Hacia una política global europea en materia de inversión
internacional, Doc. COM (2010) 343 final, p. 11.

- 28 -
La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

permiten que los tribunales se pronuncien sobre la publicidad de las actuaciones


procesales. En este orden de cosas, el Art. 29 del modelo de APPRI estadounidense
permite que, bajo ciertas condiciones, los particulares puedan estar presentes en las
audiencias y acceder a ciertos documentos procesales. Respecto a la obtención de
documentos relacionados con el procedimiento, este modelo trata de mantener un
equilibrio entre los principios de transparencia y confidencialidad. Así, la información
librada a los participantes sería exclusivamente la que fuera acordada por el tribunal, si
bien éste no podrá requerir a un Estado para desclasificar información cuando sea
contrario a sus leyes nacionales o afecte a su confidencialidad88. En todo caso, no podrá
extenderse a aquellos documentos calificados como confidenciales por el tribunal.

En cuanto al acceso a las audiencias y la obtención de documentos procesales, el


modelo canadiense mantiene una aproximación similar al estadounidense y contempla
ambos aspectos a través del deber de transparencia que su Art. 38 impone a las partes.
Este precepto refuerza la publicidad de la fase oral del procedimiento arbitral
permitiendo al tribunal determinar si las audiencias se celebran in camera o, si por el
contrario, se abren al público. Ahora bien, en aras a proteger el carácter confidencial de
cierta información el tribunal podrá decidir que una parte de las audiencias se celebren
in camera89.

Entre los países europeos, el borrador de modelo noruego regula con detalle el acceso
del público a todos los documentos procesales y los criterios que deben guiar al tribunal

88
El Art. 29 de este modelo dispone que: “1. Subject to paragraphs 2 and 4, the respondent shall, after
receiving the following documents, promptly transmit them to the non-disputing Party and make them
available to the public:
a) the notice of the intent;
b) the notice of arbitration;
c) pleadings, memorials, and briefs submitted to the tribunal by a disputing party and any written
submissions submitted pursuant to Article 28 (2) [Non-Disputing Party submissions] and (3)
[Amicus Submissions] and Article 33 [Consolidation];
d) minutes or transcripts of hearings of the tribunal, where available; and,
e) orders, awards, and decisions of the tribunal.
2. The tribunal shall conduct hearings open to the public and shall determine, in consultation with the
disputing parties, the appropriate logistical arrangements. However, any disputing party that intends to
use information designated as protected information in a hearing shall so advise the tribunal. The tribunal
shall make appropriate arrangements to protect the information from disclosure.
3. Nothing in this Section requires a respondent to disclose protected information or to furnish or allow
access to information that it may withhold in accordance with Article 18 [Essential Security Article] or
Article 19 [Disclosure of Information Article].
[...]”.
89
Este deber de transparencia se expresa así:
“1. Hearings held under this Section shall be open to the public. To the extent necessary to ensure the
protection of confidential information, including business confidential information, the Tribunal may hold
portions of hearings in camera.
2. The Tribunal shall establish procedures for the protection of confidential information and appropriate
logistical arrangements for open hearings, in consultation with the disputing parties.
3. All documents submitted to, or issued by, the Tribunal shall be publicly available, unless the disputing
parties otherwise agree, subject o the deletion of confidential information.
4. Notwithstanding paragraph 3, any Tribunal award under this Section shall be publicity available,
subject to the deletion of confidential information (…)”.

- 29 -
[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

para declarar que una determinada información es confidencial90. El Art. 19 de dicho


modelo (“Transparency of proceedings”) es ilustrativo sobre este particular al señalar
que:

“1. All documents submitted to, or issued by, the Tribunal shall immediately be made
publicity available by the Tribunal.
2. When submitting information to the Tribunal, a Party to the dispute may designate
specific information as confidential if the information
i. is not generally known or accessible to the public
ii. if disclosed would cause or threaten to cause prejudice to an essential interest
of any individual or entity, or to the interest of a Party
Such information shall be treated as confidential and shall only be made
available to the parties to the dispute and to the other Party.
3. If another Party objects to the designation of information as confidential, the Tribunal
shall decide if the designation meets the above mentioned criteria. If the Tribunal
considers that the information does not meet the criteria, the Party submitting the
information may
i. wihdraw the information, or
ii. withdraw the designation of the information as confidential.
4. The Tribunal shall conduct hearings open to the public and shall determine, in
consultation with the disputing parties, the appropriate logistical arrangements”.

En cuanto a la participación de terceros en el arbitraje, el Art. 39 del modelo canadiense


admite expresamente la intervención de terceros en calidad de amicus curiae. Este
modelo ha sido permeable a una tendencia iniciada en el TLCAN, y contempla que
terceros ajenos a las partes en el procedimiento arbitral puedan presentar escritos ante el
tribunal en calidad de amicus curiae, suministrando al tribunal ciertos criterios que le
pueden guiar para autorizar o no la participación del tercero, incluso para determinar
cuál es el valor que dichas alegaciones han de tener en el procedimiento. Asimismo, el
Art. 18.3 del borrador de modelo noruego establece una serie de directrices al tribunal
para que éste pueda ejercer tal facultad que, en líneas generales, le autoriza a aceptar la
presentación de escritos por parte de amicus curiae a cargo de personas o entidades que
no sean parte en la controversia, con la condición de que su contenido se refiera a las
cuestiones fácticas y jurídicas relacionadas con el litigio y que fueran relevantes para su
resolución. El tribunal, además, deberá reflejar en su decisión tanto los argumentos
presentados por las partes como los introducidos por los amicus curiae.

Este enfoque pone de relieve que las obligaciones de transparencia procesal favorecen la
legitimidad del arbitraje en todas sus fases. Sin embargo, también pueden incrementar la
carga de la prueba de las partes o condicionar la confidencialidad del procedimiento.
Por ejemplo, las partes en el arbitraje pueden encontrarse ante la tesitura de presentar
documentos o pruebas adicionales para responder a los argumentos introducidos en un

90
Vid. MUCHLINSKI, P. “Trends in International Investment Agreements: Review of the Model
Bilateral Investment Treaties of Norway, South Africa and the United States”, en K.P. Sauvant (ed.),
Yearbook of International Investment Law & Policy 2009/2010, Oxford University Press, 2010, pp. 41-
85.

- 30 -
La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

escrito amicus curiae. En todo caso, la codificación de esta institución procesal en


ciertos modelos de APPRI no debiera afectar a los derechos procesales de las partes, ni
tampoco interferir en las deliberaciones del tribunal arbitral, que siempre tendrán
carácter confidencial.

2. La promoción de la economía procesal en el arbitraje inversor-Estado

En los últimos años los modelos de APPRI han incorporado en las cláusulas de solución
de controversias inversor-Estado un conjunto de disposiciones que abogan por la
promoción del principio de economía procesal en el arbitraje de inversiones.

En primer lugar, ante el significativo incremento de los arbitrajes a instancia de los


inversores los modelos de los Estados norteamericanos introducen en sus preceptos un
procedimiento para evitar las reclamaciones “frívolas”, es decir, aquellas que carecen
manifiestamente de base jurídica. A tal efecto, el órgano arbitral deberá pronunciarse,
como cuestión preliminar, sobre cualquier objeción presentada por el demandado en la
que se argumente que la reclamación no se refiere a las disposiciones del acuerdo
respecto de las que el tribunal puede pronunciarse. Al decidir sobre una cuestión
preliminar, el tribunal debe asumir que los hechos alegados en apoyo de las
pretensiones jurídicas son ciertos, por lo que su decisión sobre la objeción deberá tener
como presupuesto las bases fácticas previamente alegadas. Este enfoque se recoge en el
Art. 28.4 del modelo estadounidense, a cuyo tenor se dispone que:

“[…]. 4. Without prejudice to a tribunal´s authority to address other objections as a


preliminary question, a tribunal shall address and decide as a preliminary question any
objection by the respondent that, as matter of law, a claim submitted is not a claim for
which an award in favour of the claimant may be made under Article 34.
(a) Such objection shall be submitted to the tribunal as soon as possible after the
tribunal is constituted, and in no event later than the date the tribunal fixes for the
respondent to submit its counter-memorial (or, in the case of an amendment to the
notice of arbitration, the date the tribunal fixes the respondent to submit its response to
the amendment).
(b) On receipt of an objection under this paragraph, the tribunal shall suspend
any proceedings on the merits, establish a schedule for considering the objection
consistent with any schedule it has established for considering any other preliminary
question, and issue a decision or award on the objection, stating the grounds therefor.
(c) In deciding an objection under this paragraph, the tribunal shall assume to be
true claimant´ s factual allegations in support of any claim in the notice of arbitration (or
any amendment thereof) and, in disputes brought under the UNCITRAL Arbitration
Rules, the statement of claim referred to in Article 20 of the UNCITRAL Arbitration
Rules. The tribunal may also consider any relevant facts not in dispute.
(d) The respondent does not waive any objection as to competence or any
argument on the merits merely because the respondent did or did not raise an objection
under this paragraph or make use of the expedited procedure set out in paragraph 5.

- 31 -
[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

5. In the event that the respondent so request within 45 days after the tribunal is
constituted, the tribunal shall decide on an expedited basis an objection under paragraph
4 and any objection that the dispute is not within the tribunal´s competence. The
tribunal shall suspend any proceedings on the merits and issue a decision or award on
the objection(s), stating the grounds therefore, no later than 150 days after the date of
the request. However, if a disputing party request a hearing, the tribunal may take an
additional 30 days to issue the decision or award. Regardless of whether a hearing is
requested, a tribunal may, on a showing of extraordinary cause, delay issuing its
decision or award by additional brief period, which may not exceed 30 days”.

El objetivo que persigue este procedimiento expedito consiste en evitar la pérdida de


tiempo y de recursos que conlleva el hecho que el tribunal conozca de las reclamaciones
que carecen manifiestamente de base jurídica, lo que se evidencia en los plazos
temporales dispuestos en el párrafo 5. De igual modo, el Art. IX.13 del modelo
colombiano establece que, antes de pronunciarse sobre el fondo, el tribunal deberá
considerar si se han planteado reclamaciones u objeciones “frívolas” a cargo del
demandante o del demandado, en cuyo caso debe ofrecer a las partes la oportunidad de
realizar las observaciones oportunas. Si el tribunal considera que la reclamación carece
manifiestamente de base jurídica impondrá los costes a la parte demandante.

En segundo lugar, existen mecanismos destinados a evitar la duplicidad de


procedimientos sobre una misma controversia. Son pocos los modelos que prevén que,
si el inversor elige someter su reclamación ante los tribunales nacionales del Estado
huésped, su decisión extingue el derecho a iniciar un arbitraje internacional y viceversa.
Esta técnica de renuncia implícita se recoge todavía en ciertos modelos de Estados
latinoamericanos91. Otros modelos convergen en la misma dirección, introduciendo
cierta flexibilidad al permitir que el inversor pueda escoger la vía del arbitraje en
cualquier momento, incluso después de haber sometido la reclamación ante los
tribunales nacionales. Así, el Art. 9.3 del modelo finés prevé la posibilidad de acudir en
cualquier momento al arbitraje internacional, incluso si la controversia hubiera sido
sometida a los tribunales internos, siempre y cuando el tribunal nacional no hubiera
emitido su decisión y el demandante desistiera de la instancia judicial en curso (en
términos parecidos se pronuncia el Art. 12.3 del modelo de Irán).

Finalmente, y con el fin de evitar decisiones contradictorias entre distintos tribunales,


los modelos canadiense y estadounidense disciplinan un mecanismo de acumulación
procesal (Artículos 32 y 33, respectivamente) que desarrolla y perfecciona el previsto en
el Art. 1126.2 del TLCAN92. Así, ante falta de acuerdo entre todas las partes implicadas
en los asuntos que pudieran ser objeto de acumulación, ambos modelos establecen un
procedimiento reglado de acumulación. En concreto, se prevé la constitución de un
tribunal arbitral de acumulación que entenderá de la solicitud de una de las partes de

91
Como el Art. IX.7 del modelo colombiano o el Art. 8.3 del modelo peruano.
92
Para un análisis detallado de esta cuestión véase FERNÁNDEZ MASIÁ, E., “Presente y futuro de la
acumulación de procedimientos arbitrales en materia de inversiones extranjeras”, Revista Electrónica de
Estudios Internacionales, nº 11 (2006), 1-14, pp. 11-13. Una disposición similar se contiene en el Art.
XIV.1 del APPRI celebrado entre México y España.

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La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

acumular los procedimientos pendientes ante tribunales arbitrales distintos que hayan
fundado su competencia en la cláusula de solución de controversias prevista en el
APPRI. La acumulación será posible siempre que las reclamaciones planteen cuestiones
en común de hecho o de derecho y hayan surgido de los mismos hechos o
circunstancias93. La solicitud de acumulación ha de ir dirigida al Secretario General del
CIADI y se transmitirá al resto de partes en los distintos procedimientos que se desee
acumular. El Secretario General tiene la posibilidad de rechazar la solicitud si la
considera infundada. Si por el contrario, estimase que ha de poner en marcha el
procedimiento, se cuenta con un plazo de entre treinta y sesenta días – según el modelo
aplicable – para la constitución del tribunal que estará formado por tres árbitros94. El
tribunal arbitral de acumulación tiene distintas posibilidades en cuanto a su decisión: en
primer lugar, puede asumir su jurisdicción y conocer conjuntamente de todas o parte de
las reclamaciones; en segundo lugar, puede solamente asumir y conocer alguna de las
reclamaciones, si su decisión pudiera contribuir a la resolución de las restantes e incluso
en algunos casos, instruir a alguno de los tribunales arbitrales constituidos previamente
para que sea éste el que asuma y conozca de la totalidad o parte de las reclamaciones95.
El procedimiento arbitral ante este tribunal de acumulación se sustancia de acuerdo a las
normas CNUDMI96. Cabe subrayar que la competencia de este tribunal tiene primacía
puesto que ningún otro tribunal podrá declararse competente y conocer de cualquier
reclamación mientras que no exista una decisión suya al respecto, de la misma forma
que también será posible suspender los procedimientos arbitrales previos mientras no
exista una decisión del tribunal en cuestión97.

93
Art. 32.2 del modelo canadiense; Art. 33.1 del modelo estadounidense, a cuyo tenor se dispone que: “1.
Where two or more claims have been submitted separately to arbitration under Article 24 (1) and the
claims have a question of law or fact in common and arise out of the same events or circumstances, any
disputing party may seek a consolidation order in accordance with the agreement of all the disputing
parties sought to be covered by the order or the terms of paragraphs 2 throught 10”.
2. A disputing party that seeks a consolidation other under this Article shall deliver, in writing, a request
to the Secretary-General [CIADI] and to all the disputing parties sought to be covered by the order and
shall in the request:
a) the names and addresses of all the disputing parties sought to be covered by the order;
b) the nature of the order sought; and
c) the grounds on which the order is sought.
3. Unless the Secretary-General finds within 30 days after receiving a request under paragraph 2 that the
request is manifestly unfounded, a tribunal shall be established under this Article.
[...]”.
94
El tribunal, formado por tres árbitros, será designado, salvo acuerdo de las partes, de la siguiente forma:
un árbitro por acuerdo de los demandantes, un árbitro por el demandado y el árbitro presidente que será
designado por el Secretario General del CIADI, y que no será nacional de ninguna de las partes. En caso
de falta de designación, se prevé que sea el Secretario General del CIADI quien los nombre: Art. 32.3 del
modelo canadiense; y Art. 33.3, 33.4 y 33.5 del modelo estadounidense.
95
Art. 32.3 del modelo canadiense; Art. 33.6 del modelo estadounidense.
96
Art. 32.1 del modelo canadiense y Art. 33.8 del modelo estadounidense, respectivamente.
97
Arts. 33.8 y 33.9 del modelo de Canadá; y Art. 33.9 y 10 del modelo de Estados Unidos.

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[24] REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS INTERNACIONALES (2012)

VI. CONSIDERACIONES FINALES


1. Siguiendo el patrón establecido en los acuerdos multilaterales en materia de
inversiones más relevantes, las disposiciones procesales contenidas en los modelos de
APPRI recogen un mecanismo de solución de controversias “bifronte”, es decir, uno
para las controversias que surjan entre los Estados contratantes y otro diferente para las
disputas entre un inversor extranjero y el Estado receptor de la inversión. Se trata de una
distinción generalizada en los modelos de APPRI, si bien existen diferencias y
similitudes entre ambos mecanismos de solución de controversias. Es habitual, por
ejemplo, que ambos tipos de cláusulas dispongan el recurso al binomio negociación-
arbitraje y que aborden de manera similar otras cuestiones referentes al procedimiento
arbitral, en particular las normas sobre la elección de los árbitros o las reglas de
arbitraje.

La práctica relacional estudiada pone de relieve que las disposiciones que regulan la
solución de controversias inversor-Estado en los modelos de APPRI emplean una
redacción cada vez más sofisticada. La mayoría de los modelos nacionales incorporan
las cláusulas de solución de controversias más típicas, instrumentadas a través de una
serie de disposiciones que regulan las siguientes cuestiones: alcance del mecanismo de
solución de controversias, condiciones procesales previas al arbitraje, elección de la
sede arbitral, derecho aplicable al fondo y obligación de las partes de reconocer y
ejecutar el laudo dictado. La regulación de otros aspectos de naturaleza procesal suele
abordarse por referencia a reglas preexistentes, como las reglas procesales del CIADI o
de la CNUDMI. Frente a esta regulación más tradicional, los modelos estadounidense y
canadiense han establecido un conjunto de reglas mucho más desarrollado y preciso en
las disposiciones procesales que acompañan a sus modelos nacionales.

2. De la misma forma, se aprecia una creciente disposición de los Estados por introducir
ciertos elementos de flexibilidad en los mecanismos de solución inversor-Estado cuya
finalidad es facilitar la realización del principio favor inversionis. Así, es un rasgo
común en las cláusulas de solución de controversias inversor-Estado ofrecer al inversor
la posibilidad de elegir entre varias reglas e instituciones arbitrales, dejando siempre la
opción de acudir a cualquier método alternativo pactado. Por lo que respecta a la sede
arbitral, la opción más común es el recurso al arbitraje institucional según las reglas del
CIADI o conforme su Mecanismo Complementario. Otra opción muy extendida es el
arbitraje ad hoc organizado conforme las reglas CNUDMI, mientras que el arbitraje
ante otras instancias es una alternativa prevista en pocos modelos. En cualquier caso,
todavía no se ha generalizado una cláusula de sumisión expresa al arbitraje inversor-
Estado, siendo escasos los modelos (Colombia, Croacia) que prevén el consentimiento
anticipado e irrevocable al arbitraje.

3. Otra tendencia destacable es el virtual abandono de la regla del agotamiento previo de


los recursos internos del Estado receptor antes de acudir al arbitraje de inversiones. Si
en algunos modelos se exige una renuncia a los recursos internos del Estado receptor, ya
sea de forma expresa o implícita; en otros textos bilaterales esta regla se erosiona
limitando la obligación de agotar la jurisdicción interna a los recursos de naturaleza

- 34 -
La solución de controversias en los modelos de APPRI: Cláusulas tradicionales y nuevas tendencias

exclusivamente administrativa que nunca excederá de un plazo de tiempo relativamente


breve, como prevé el Art. IX del modelo de Colombia.

4. Las innovaciones más relevantes proceden de los modelos de Estados Unidos y de


Canadá, entre los que destacan toda una serie de cláusulas destinadas a promover la
transparencia y la economía procesal en el arbitraje inversor-Estado. Respecto a la
transparencia procesal, los modelos canadiense y estadounidense constatan la tendencia
por investir con la mayor transparencia a las actuaciones procesales desarrolladas en el
marco del arbitraje de inversiones, otorgándoles una dimensión pública y, por tanto,
distinta del arbitraje interestatal, caracterizado por la confidencialidad de los
documentos procesales. No obstante, los modelos tratan de equilibrar los diversos
intereses en presencia en el arbitraje de inversiones – transparencia y confidencialidad –
sometiendo la participación de terceros a una serie de restricciones formales y
materiales. También se articulan preceptos cuyo objetivo es promover la economía
procesal en el arbitraje mediante técnicas que buscan mejorar la eficacia en el
procedimiento arbitral. Estas técnicas tratan de impedir que lleguen al tribunal
reclamaciones carentes de base jurídica, pero también pretenden evitar la duplicidad de
procedimientos arbitrales, promoviendo la acumulación de procedimientos como
técnica procesal.

5. Desde la perspectiva nacional, entendemos que la publicación oficial de un modelo


español de APPRI, del que hasta ahora carece nuestro país, contribuiría a dotar de unas
pautas uniformes que hicieran más predecible y transparente nuestra política
convencional en relación con la protección de las inversiones, lo que permitiría
coordinar la acción de los distintos Ministerios con competencias en la materia.
Desde el plano de la UE, no parece que la importancia de los modelos de APPRI
celebrados por sus Estados miembros con terceros países vaya a decaer a favor de un
futuro modelo de APPRI de la Unión. Si bien la UE goza de una nueva competencia
exclusiva en materia de inversión extranjera directa (Art. 207.2 TFUE), la intervención
de la Unión en este ámbito no parece que se vaya a concretar en la elaboración de un
modelo de APPRI propio pues, como ha señalado la Comisión Europea, no resulta
pertinente ni viable sustituir los esfuerzos de promoción de las inversiones realizados
por los Estados miembros, siempre y cuando sean conformes a la política comercial
común y al Derecho de la UE98.

98
En efecto, si bien la actuación futura de la Unión en este ámbito debe inspirarse en los mejores
estándares posibles “un único modelo de acuerdo de inversión con terceros países no es evidentemente ni
viable ni deseable. La Unión tendrá que tener en cuenta cada contexto específico de negociación”: Doc.
COM (2010)343 final, p. 6. Véase asimismo la Propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del
Consejo por el que se establecen disposiciones transitorias sobre los acuerdos bilaterales de inversión
entre Estados miembros y terceros países, Doc. COM (2010)344 final.

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