Trabajo Argumentacion Juridica....
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Oralidad y Ética
Argumentación Jurídica
Integrantes
Karla Lizeth Velásquez Anzueto
Robinson Vásquez
Sergio Hidalgo
Que es el Argumento:
Argumento es un término que procede del vocablo latino argumentum. Se trata del
razonamiento que se utiliza para demostrar o probar una proposición o para convencer a otra
persona de aquello que se afirma o se niega.
Son tres los elementos o partes en las que se divide generalmente una argumentación.
a. Un lenguaje: Argumentar es una actividad lingüística, que se plasma en un conjunto de
enunciados.
b. Una o varias premisas, punto de partida de la argumentación o los enunciados con que
se abre los argumentos.
Derecho y Argumentación.
El Derecho como disciplina jurídica implica grandes retos en tres dimensiones distintas pero
que convergen para la realización de los fines del Estado, a saber:
a. De una parte, el derecho cuyo contenido normativo lo encontramos en las fuentes de
producción y su origen es el Estado mismo.
b. El derecho como conjunto de normas destinadas a ser aplicadas por los titulares del poder,
que sirve como instrumento de cambio y de regulación social, en donde el Estado es el
encargado de hacerlas cumplir.
c. El derecho como instrumento, que sirve de fundamento a los jueces para administrar
justicia y como elemento para controlar y dirimir los conflictos que se susciten dentro de un
régimen preventivo y represivo dentro de un Estado social, democrático y constitucional de
derecho.
La argumentación es el el instrumento y el ingrediente que se encarga de justificar la decisión
que en uno u otro sentido tome el órgano judicial. De allí, que cuando se asevera que los
jueces son la voz de la ley, no es cosa distinta, a señalar que éstos interpretan la ley, para
solucionar en la praxis un problema jurídico, que puede ser un caso fácil o difícil. En todo
caso, entre más difícil sea el caso, mayor esfuerzo argumentativo debe hacer el operador
jurídico, ya sea el juez para tomar la decisión en la sentencia judicial, el Abogado para
explicarle a su cliente las razones de la gestión profesional o a la contraparte en la
transacción o la conciliación.
Por ello, podemos afirmar que la argumentación es un ejercicio que se debate entre la norma
como fuente de derecho, entre el esfuerzo interpretativo del juez o del operador jurídico, y la
fundamentación de la decisión, que desde luego debe ser producto de un proceso racional
que luego de pasar como por un sistema electrónico, donde los impulsos son las normas y
los hechos, que luego se procesan con el ingrediente del derecho como argumentación-, da
como resultado la construcción de argumentos para fundamentar la decisión, terminan
expulsando órdenes, que en una sentencia son las decisiones, que fueron depurados dentro
de ese sistema de procesamiento argumentativo.
La Argumentación Jurídica.
Argumentar es, según el diccionario, sacar en claro, descubrir, probar, o bien disputar,
discutir, impugnar una opinión ajena. La argumentación, por lo tanto, refiere la acción de
ofrecer argumentos para convencer. El argumento es “el razonamiento que se emplea para
probar o demostrar una proposición, o bien para convencer a otro de aquello que se afirma o
se niega”
La argumentación es una parte especial del razonamiento jurídico, las respuestas que ofrece
un investigador a una cuestión jurídica no son ni verdaderas ni falsas, solamente pueden ser
consideradas como mejores, correctas o más adecuadas para resolver un problema. El
proceso de argumentación puede ser controvertido por otras razones, lo que se conoce como
contraargumentación. Proponer un significado debe sustentarse en argumentos válidos que
hagan sólida la interpretación. A mayor cantidad de argumentos, más fuerza se le atribuye a
la interpretación.
En un Estado de derecho estas razones son en primera instancia las fuentes del derecho, las
cuales pueden incluir para efectos del trabajo de investigación, además del derecho positivo,
a la doctrina. En términos generales, la interpretación jurídica se basa en el derecho como
fuente, las directivas del razonamiento jurídico y los valores y valoraciones del sistema
jurídico y del intérprete. Cabe mencionar que la interpretación de la doctrina es distinta a la
de los textos normativos, y que la argumentación dogmática se caracteriza por la
vinculatoriedad del derecho vigente.
Para Manuel Atienza, “La argumentación jurídica es una teoría prescriptiva, que no sólo
describe el proceso de justificación de las soluciones de los casos jurídicos, que realizan los
jueces y otros operadores jurídicos, sino que también prescribe cómo debe realizarse dicho
proceso de justificación”.
Definición:
Antecedentes:
Argumentación jurídica es un término relativamente nuevo, nació en los años 50 del siglo XX
con los que hoy se consideran sus clásicos: Perelman, Toulmin, Recasens Sitches entre
otros. En la actualidad, abogados de nuestra sociedad como G. Rodríguez Mourullo,
catedráticos como Manuel Atienza, universidades y centros de formación jurídica están
retomando la cuestión con mucha fuerza; haciendo de la argumentación jurídica una
asignatura necesaria para el ejercicio del Derecho y una técnica de razonar sobre la que el
abogado debería instruirse para tener éxito en su profesión.
1. La tópica resurge con Theodor Viehweg, quien publicó en 1953 Tópica y jurisprudencia,
obra que plantea la reivindicación de la tópica en la teoría y la práctica del derecho. La idea
es fortalecer los lugares comunes para que sirvan como punto de partida de los
razonamientos jurídicos, ya que con frecuencia se considera que en el contexto jurídico la
función de los argumentos lógicos deductivos es limitada. Desde el punto de vista del
instrumento con que opera, resulta central la noción de topos o lugar común, y desde el
punto de vista del tipo de actividad, la tópica es una búsqueda y examen de premisas.
2. Con la nueva retórica, Perelman junto con Olbrecht Tyteca, con su Tratado de la
argumentación, que publican en 1958, plantean una ruptura con la concepción de razón y
razonamiento proveniente de Descartes, pues consideran que el estudio de los
procedimientos de prueba utilizados para obtener la adhesión ha sido descuidado. Esto no
implica, sin embargo, negar que la deliberación y la argumentación sean un rasgo distintivo
del ser razonable. Para la nueva retórica es fundamental la ampliación del campo de la razón
más allá de las ciencias deductivas, por lo que privilegian la estructura y lógica de la
argumentación. Perelman distingue tres elementos en la argumentación: el discurso, el
orador y el auditorio; este último, definido como “el conjunto de todos aquellos en quienes el
orador quiere influir con su argumentación” juega un papel predominante.
5. Stephen Toulmin parte de la idea del uso de una lógica operativa, del uso de un lenguaje
operacional, por medio del cual nos comunicamos de forma cotidiana, y otro lenguaje
argumentativo, que se utiliza para dar razones y se apoya en hechos o en pruebas. Toulmin
ofrece un modelo que hace posible representar un argumento en un esquema compuesto (en
su forma simple) de cuatro elementos. Esto se debe a que cuestiona la composición
tradicional de los argumentos conformada por una “premisa mayor, premisa menor, por tanto,
conclusión”, ofreciendo en su modelo los siguientes elementos: la “pretensión”, como punto
de inicio y de retorno; las “bases”, que consisten en los hechos específicos del caso; la
“garantía”, como los enunciados generales que justifican el paso de las bases a la
pretensión, y el “respaldo”, entendido como el campo general de información que sustenta la
garantía.
6. Según Jerzy Wróblewsky, la interpretación que un órgano jurisdiccional efectúa puede ser
vista como un procedimiento mediante el cual se transmiten y elaboran ciertas informaciones.
Toda interpretación puede ser esquematizada, considerando un cierto punto de partida en
que alguna información ingresa al proceso o es provista al órgano elaborador, un mecanismo
central de elaboración o de procedimiento de la información y producto resultante de ese
procedimiento, que aparece como una decisión que el órgano interpretativo formula. Un
aspecto fundamental en su teoría es la justificación de las decisiones jurídicas, que se integra
por dos partes: la interna, que se infiere de las premisas según las reglas de inferencia
aceptadas. La condición es la existencia de una regla para verificar la racionalidad interna de
la decisión. La justificación externa, en cambio, se relaciona con la racionalidad de la
decisión jurídica, la cual se encuentra justificada cuando sus premisas pueden ser calificadas
como buenas según los estándares utilizados por quienes hacen la calificación.
La inducción ha sido un método que ha demostrado en la práctica ser tan útil para la
investigación científica y la elaboración de nuestras ideas sobre la realidad sensible: en
muchos casos, como en el de la gravedad, hemos confirmado la hipótesis tantas veces, sin
una sola falla, que la incorporamos a nuestra ciencia y no vacilamos en apostar nuestra vida
a su cumplimiento en el próximo instante. Sin embargo, una ley general de la naturaleza,
inferida de un número cualquiera (pero finito) de verificaciones, resulta extrapolada a una
infinidad de casos no observados o aún no sucedidos, lo que impide, en términos estrictos,
considerar que se halla completamente demostrada. Y, de hecho, las hipótesis científicas
permanecen siempre abiertas al riesgo de que un contraejemplo las refute u obligue a
reformularlas.
Sin embargo, la inducción científica es, por así decirlo, la perla de la corona de la
argumentación jurídica. Estamos habituados a adoptar creencias y actitudes a partir de
premisas muy escasas o aun ridículamente insuficientes.
La estructura argumental, pues, cumple (como puede) una función: la de motivar, en el
sujeto, la decisión de creer verdadera cierta proposición no demostrada o de adoptar cierta
actitud insuficientemente justificada, para actuar en su consecuencia. Pero aquí es posible
encontrar, en la práctica de la argumentación jurídica, una bifurcación de caminos. Una cosa
es argumentar internamente, para llegar a una conclusión propia, y otra es argumentar frente
a terceros, para incitarlos a llegar a una conclusión.
Básicamente, argumentar implica dar razones en favor de una decisión, para buscar la
aceptación de una tesis o postura frente a un asunto determinado. En definitiva, probar por
medio de razonamientos alguna afirmación.
La argumentación jurídica es una disciplina que estudia los razonamientos propios de los
profesionales del Derecho, comprendiendo tanto a los órganos del Estado encargados de la
creación, interpretación y aplicación del Derecho positivo, como a los que simplemente
interpretan, y eventualmente aplican las normas jurídicas, a fin de asesorar o enseñar, tales
como los abogados, consultores jurídicos, profesores de Derecho, etc. La finalidad de la
argumentación jurídica es conocer cuáles son los instrumentos básicos del razonamiento
jurídico de los juristas, con el objetivo de que estos puedan ser utilizados en el desarrollo de
su práctica jurídica.
• La argumentación del abogado tiene como finalidad persuadir a sus clientes que su
estrategia del juicio es la más adecuada y pertinente para lograr el éxito del juicio. • El
abogado cuando argumenta debe tratar de convencer al juez de que sus argumentos sirven
de apoyo a los intereses de sus clientes, de tal suerte que si son persuasivos el juez los hará
suyos y los plasmará en los considerandos de su sentencia.
1. Argumentación escrita:
2. Argumentación oral:
Aquella donde se expone toda la información de viva voz, haciendo uso de la oralidad, con el
fin de convencer al receptor de lo que se está transmitiendo. El juicio oral tiene su tendencias
en Grecia por ejemplo, donde el consejo de ancianos y asamblea del pueblo llevaban a cabo
los juicios orales de carácter público para poder sancionar a las personas.
Habrá que distinguir primeramente entre la argumentación que llevan a cabo los jueces, los
fiscales y aquella que es propia de los abogados litigantes; así tenemos:
Esta argumentación es llevada a cabo por el juez o tribunal (según sea el caso y la instancia)
que conoce de la causa en determinada materia, su trascendencia se traduce en la
resolución que tome dicho tribunal o juez, es decir, para realizar los análisis motivacionales
en sus resoluciones judiciales.
Este tipo de argumentación es aquella que desarrollara el abogado de la causa ante juez o
tribunal que esté conociendo de la misma, para esto el abogado habrá de valerse de sus
habilidades como buen orador, así como de sus herramientas de tipo lingüístico para poder
obtener una resolución o sentencia favorable.
Abogar es un ejercicio argumentativo, porque no hay ningún acto que realice un abogado en
el que no tenga que argumentar, y así, tiene que argumentar ante sus clientes para
convencerlos que la estrategia que les sugiere es la mejor, después tiene que argumentar
ante la autoridad, como los jueces o tribunales para persuadirlos que la postura que sostiene
en nombre de las partes es la correcta, pero además también argumenta ante la parte
contraria, para hacer triunfar sus argumentos frente a los de la contraria, y para ello mediante
una adecuada refutación destruirán los del adversario, todavía aún en el caso de que en el
procedimiento no tenga parte contraria por tratarse de un recurso administrativo, tiene que
convencer a la autoridad que el acto de molestia perjudica ilegalmente a los intereses de su
representado, y en todos estos casos tiene que presentar buenos argumentos a favor de la
causa que defiende, de allí la importancia de la argumentación jurídica en el ejercicio
profesional.
En el ámbito profesional, preparar un argumento jurídico no es tan sencillo, ya que se
requiere de tiempo y esfuerzo mental para crear un discurso sólido y eficaz. Para ello existen
diferentes técnicas que pueden ayudar al momento de preparar un argumento, siendo
algunas las siguientes:
Durante todo el proceso de argumentación jurídica, tener muy presente cuál es el objetivo del
razonamiento. Es decir, qué postura se tiene que defender, en qué condiciones y por qué
motivos.
Esto ayudará a reconducir el discurso cuando se esté desviando del objetivo principal.
En definitiva, aunque realizar una buena argumentación jurídica requiere práctica y una
formación adecuada.
Conclusiones.