Trabajo Argumentacion Juridica....

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SEDE HUEHUETENANGO

Oralidad y Ética

MSc. José Luis Quintanilla

Argumentación Jurídica

Integrantes
Karla Lizeth Velásquez Anzueto

Luis Adan Villatoro Carrillo

Oscar Rolando Mendoza Cruz

Robinson Vásquez

Vicente Bulmaro Ramírez Cruz

Sergio Hidalgo

Maira Elizabeth Velásquez Pérez

Huehuetenango 20 de Mayo de 2023


Introducción

La convivencia entre los distintos miembros de una sociedad provoca la aparición de


conflictos que pueden ser solucionados mediante el Derecho; en todo conflicto existen, al
menos dos versiones de una misma historia, pero solo una de ellas es la verdadera, es allí
donde reviste importancia el argumento, que es el razonamiento que se emplea para probar
o demostrar una proposición, o bien para convencer a otro de aquello que se afirma o se
niega.

Su importancia radica en que a través de esta herramienta se puede ejercer no solamente la


capacidad de influir en las decisiones de otras personas a quienes interesa persuadir o
convencer, sino también se adquiere un cierto grado de dominio sobre ellas.

En el presente trabajo se aborda el tema de la argumentación jurídica, para lo cual se ha


recurrido al estudio y análisis de las ponencias y aportes de diversos juristas, con el objeto de
profundizar en el tema y adquirir nuevos conocimientos que que pueden ser aplicados en la
práctica forense.
Argumentación Jurídica.

Que es el Argumento:
Argumento es un término que procede del vocablo latino argumentum. Se trata del
razonamiento que se utiliza para demostrar o probar una proposición o para convencer a otra
persona de aquello que se afirma o se niega.

Elementos del Argumento.

Son tres los elementos o partes en las que se divide generalmente una argumentación.
a. Un lenguaje: Argumentar es una actividad lingüística, que se plasma en un conjunto de
enunciados.
b. Una o varias premisas, punto de partida de la argumentación o los enunciados con que
se abre los argumentos.

c. Una conclusión, que es el punto final de la argumentación.

Derecho y Argumentación.

El Derecho como disciplina jurídica implica grandes retos en tres dimensiones distintas pero
que convergen para la realización de los fines del Estado, a saber:
a. De una parte, el derecho cuyo contenido normativo lo encontramos en las fuentes de
producción y su origen es el Estado mismo.
b. El derecho como conjunto de normas destinadas a ser aplicadas por los titulares del poder,
que sirve como instrumento de cambio y de regulación social, en donde el Estado es el
encargado de hacerlas cumplir.
c. El derecho como instrumento, que sirve de fundamento a los jueces para administrar
justicia y como elemento para controlar y dirimir los conflictos que se susciten dentro de un
régimen preventivo y represivo dentro de un Estado social, democrático y constitucional de
derecho.
La argumentación es el el instrumento y el ingrediente que se encarga de justificar la decisión
que en uno u otro sentido tome el órgano judicial. De allí, que cuando se asevera que los
jueces son la voz de la ley, no es cosa distinta, a señalar que éstos interpretan la ley, para
solucionar en la praxis un problema jurídico, que puede ser un caso fácil o difícil. En todo
caso, entre más difícil sea el caso, mayor esfuerzo argumentativo debe hacer el operador
jurídico, ya sea el juez para tomar la decisión en la sentencia judicial, el Abogado para
explicarle a su cliente las razones de la gestión profesional o a la contraparte en la
transacción o la conciliación.
Por ello, podemos afirmar que la argumentación es un ejercicio que se debate entre la norma
como fuente de derecho, entre el esfuerzo interpretativo del juez o del operador jurídico, y la
fundamentación de la decisión, que desde luego debe ser producto de un proceso racional
que luego de pasar como por un sistema electrónico, donde los impulsos son las normas y
los hechos, que luego se procesan con el ingrediente del derecho como argumentación-, da
como resultado la construcción de argumentos para fundamentar la decisión, terminan
expulsando órdenes, que en una sentencia son las decisiones, que fueron depurados dentro
de ese sistema de procesamiento argumentativo.

La Argumentación Jurídica.

Argumentar es, según el diccionario, sacar en claro, descubrir, probar, o bien disputar,
discutir, impugnar una opinión ajena. La argumentación, por lo tanto, refiere la acción de
ofrecer argumentos para convencer. El argumento es “el razonamiento que se emplea para
probar o demostrar una proposición, o bien para convencer a otro de aquello que se afirma o
se niega”

En términos generales se refiere a un “razonamiento mediante el cual se intenta probar o


refutar una tesis, convenciendo a alguien de la verdad o falsedad de la misma”.Se reconocen
en principio por su carácter lógico-formal, aun cuando no todos los argumentos tengan este
carácter en sentido estricto.

En la argumentación se pretende refutar un argumento o convencer a otro de la verdad de la


opinión que se sostiene.

El concepto de argumento se puede entender tanto como medio de interpretación como


razones de apoyo. Sirve como fundamento de la prueba o demostración.

La teoría de la argumentación divide en dos grupos distintos los tipos de argumentación: el


lógico y el retórico.
En el tipo lógico, el argumento se presenta como la forma de razonamiento válido, que se
estructura mediante dos enunciados y una conclusión.

El razonamiento, en sentido lógico, es un proceso formal, que puede ser correcto o


incorrecto, y se refiere a las operaciones de inferencia, tales como la abducción, la deducción
o la inducción.

Los argumentos encuentran su sentido en su expresión, y esto se hace mediante un


lenguaje.

El lenguaje, como instrumento para la comunicación, es expresión del pensamiento; esto es


de todos los actos del entendimiento, y dado que el derecho se expresa en un lenguaje
natural, los argumentos jurídicos se integran por términos y proposiciones. El término es
expresión de un concepto; la proposición es expresión de un juicio, y el argumento es
expresión del raciocinio.

Para la perspectiva lógica, la fuerza de un argumento radica en su validez; un argumento es


válido cuando es formal o materialmente correcto; es sólido si además de válido es
verdadero. Un argumento deductivo sólo es formalmente válido y si es conforme a los
criterios de corrección formales suministrados.

En el argumento retórico el aspecto más importante no es la validez de las premisas que


integran el razonamiento, sino su capacidad de convicción, que se realiza a través de la
persuasión. Es por ello que se debe tomar en consideración el auditorio; esto es, las
personas a quienes se dirigen los argumentos. Persuadir, sin embargo, es una forma
demostrativamente más débil de convencer. En la argumentación es preciso distinguir el
contexto del descubrimiento (establecimiento de premisa o conclusión) del contexto de
justificación (de las premisas o conclusiones), sobre todo porque la teoría tradicional de la
argumentación jurídica se ubica en el contexto de la justificación.

El origen de la retórica en su concepción contemporánea como teoría de la argumentación se


encuentra en un rechazo a la lógica formal como instrumento para el análisis del
razonamiento jurídico.

La argumentación es una parte especial del razonamiento jurídico, las respuestas que ofrece
un investigador a una cuestión jurídica no son ni verdaderas ni falsas, solamente pueden ser
consideradas como mejores, correctas o más adecuadas para resolver un problema. El
proceso de argumentación puede ser controvertido por otras razones, lo que se conoce como
contraargumentación. Proponer un significado debe sustentarse en argumentos válidos que
hagan sólida la interpretación. A mayor cantidad de argumentos, más fuerza se le atribuye a
la interpretación.

Los argumentos son las razones aducidas en la justificación de la interpretación de un texto


jurídico (doctrinal o normativo), también conocido como argumentación jurídica.

En un Estado de derecho estas razones son en primera instancia las fuentes del derecho, las
cuales pueden incluir para efectos del trabajo de investigación, además del derecho positivo,
a la doctrina. En términos generales, la interpretación jurídica se basa en el derecho como
fuente, las directivas del razonamiento jurídico y los valores y valoraciones del sistema
jurídico y del intérprete. Cabe mencionar que la interpretación de la doctrina es distinta a la
de los textos normativos, y que la argumentación dogmática se caracteriza por la
vinculatoriedad del derecho vigente.

La argumentación es un proceso racional que se da en un diálogo justificatorio. El discurso


jurídico es un diálogo o procedimiento discursivo entre el intérprete y el destinatario (o
auditorio), y dado que con frecuencia las elecciones decisivas tienen carga valorativa, se
considera como argumentación racional la mejor justificación posible que se pueda ofrecer.

Definición de Argumentación Jurídica.


Segun Robert Alexi. “La argumentación jurídica, se proyecta como teoría interdisciplinaria de
las formas seguidas para lograr conclusiones válidas al aplicar el derecho al tomar
decisiones judiciales

Segun Miguel Carbonell, “La argumentación es un proceso comunicativo cuyo objetivo es


persuadir. Una buena argumentación se basa en razones, razones válidas y legítimas, para
demostrar que lo que decimos es correcto, para lograr convencer a las demás personas
sobre cierto punto, o para que actúen como queremos que lo hagan”

Para Manuel Atienza, “La argumentación jurídica es una teoría prescriptiva, que no sólo
describe el proceso de justificación de las soluciones de los casos jurídicos, que realizan los
jueces y otros operadores jurídicos, sino que también prescribe cómo debe realizarse dicho
proceso de justificación”.

Según Macormick “El razonamiento jurídico es un caso altamente institucionalizado del


razonamiento moral. Se trata de casos límite, en los que no está claro qué se debe hacer, y
aparecen en el horizonte varias salidas como razonables. Se trata entonces de ir acotando el
campo de posibilidades

Definición:

La argumentación jurídica es una razón fundamentada en la norma que se dicta en relación a


una tesis o una teoría la cual tiene como objetivo principal persuadir y convencer al
interlocutor de lo que se dice es correcto.

Historia de la Argumentación Jurídica.

Antecedentes:

Argumentación jurídica es un término relativamente nuevo, nació en los años 50 del siglo XX
con los que hoy se consideran sus clásicos: Perelman, Toulmin, Recasens Sitches entre
otros. En la actualidad, abogados de nuestra sociedad como G. Rodríguez Mourullo,
catedráticos como Manuel Atienza, universidades y centros de formación jurídica están
retomando la cuestión con mucha fuerza; haciendo de la argumentación jurídica una
asignatura necesaria para el ejercicio del Derecho y una técnica de razonar sobre la que el
abogado debería instruirse para tener éxito en su profesión.

Desde la antigüedad clásica, la argumentación jurídica como técnica de razonar en derecho,


se entiende que tiene dos subgéneros: la argumentación racional de los valores y la
argumentación legal de la norma.

Cualquiera puede apreciar que el Derecho es un concepto de orden sociológico respaldado


por la aceptación social de unos valores comunes. Valores que cuando son socialmente
justificados se transforman en normas y leyes. Por eso, la argumentación jurídica del
abogado juega un papel crucial en el ejercicio del Derecho ya que justifica esos valores o
interpretaciones y permite al abogado llevar al juez desde los hechos sucedidos hasta la
decisión judicial.

Teorías de la argumentación jurídica.


Aun cuando existen numerosas teorías sobre la argumentación jurídica que aportan diversos
elementos, se mencionan de manera breve las más relevantes en la actualidad:

1. La tópica resurge con Theodor Viehweg, quien publicó en 1953 Tópica y jurisprudencia,
obra que plantea la reivindicación de la tópica en la teoría y la práctica del derecho. La idea
es fortalecer los lugares comunes para que sirvan como punto de partida de los
razonamientos jurídicos, ya que con frecuencia se considera que en el contexto jurídico la
función de los argumentos lógicos deductivos es limitada. Desde el punto de vista del
instrumento con que opera, resulta central la noción de topos o lugar común, y desde el
punto de vista del tipo de actividad, la tópica es una búsqueda y examen de premisas.

2. Con la nueva retórica, Perelman junto con Olbrecht Tyteca, con su Tratado de la
argumentación, que publican en 1958, plantean una ruptura con la concepción de razón y
razonamiento proveniente de Descartes, pues consideran que el estudio de los
procedimientos de prueba utilizados para obtener la adhesión ha sido descuidado. Esto no
implica, sin embargo, negar que la deliberación y la argumentación sean un rasgo distintivo
del ser razonable. Para la nueva retórica es fundamental la ampliación del campo de la razón
más allá de las ciencias deductivas, por lo que privilegian la estructura y lógica de la
argumentación. Perelman distingue tres elementos en la argumentación: el discurso, el
orador y el auditorio; este último, definido como “el conjunto de todos aquellos en quienes el
orador quiere influir con su argumentación” juega un papel predominante.

3. Para McCormick, la argumentación práctica, relativa a la razón práctica, en general, y la


argumentación jurídica en particular, cumplen una función de justificación. Justificar una
decisión jurídica es, según él, dar razones que demuestren que las decisiones en cuestión
aseguran la justicia de acuerdo con el derecho. Este autor ofrece una teoría integradora de la
argumentación, en la medida en que resolver las controversias tanto en su aspecto lógico-
formal como argumentativo sea factible.

4. Robert Alexy propone una teoría de la argumentación jurídica que se sustenta en un


discurso regido por el cumplimiento de una serie de reglas. Considera que el discurso jurídico
es un caso especial del discurso práctico general, en el cual se cumplen una serie de reglas,
por lo que un argumento jurídico es correcto si y sólo si se cumple un procedimiento
determinado. Es una teoría procedimental que hace referencia a aspectos normativos (que
distinguen entre buenos y malos argumentos), analíticos (que explican la estructura de los
argumentos) y descriptivos (que incorporan elementos de tipo empírico).

5. Stephen Toulmin parte de la idea del uso de una lógica operativa, del uso de un lenguaje
operacional, por medio del cual nos comunicamos de forma cotidiana, y otro lenguaje
argumentativo, que se utiliza para dar razones y se apoya en hechos o en pruebas. Toulmin
ofrece un modelo que hace posible representar un argumento en un esquema compuesto (en
su forma simple) de cuatro elementos. Esto se debe a que cuestiona la composición
tradicional de los argumentos conformada por una “premisa mayor, premisa menor, por tanto,
conclusión”, ofreciendo en su modelo los siguientes elementos: la “pretensión”, como punto
de inicio y de retorno; las “bases”, que consisten en los hechos específicos del caso; la
“garantía”, como los enunciados generales que justifican el paso de las bases a la
pretensión, y el “respaldo”, entendido como el campo general de información que sustenta la
garantía.

6. Según Jerzy Wróblewsky, la interpretación que un órgano jurisdiccional efectúa puede ser
vista como un procedimiento mediante el cual se transmiten y elaboran ciertas informaciones.
Toda interpretación puede ser esquematizada, considerando un cierto punto de partida en
que alguna información ingresa al proceso o es provista al órgano elaborador, un mecanismo
central de elaboración o de procedimiento de la información y producto resultante de ese
procedimiento, que aparece como una decisión que el órgano interpretativo formula. Un
aspecto fundamental en su teoría es la justificación de las decisiones jurídicas, que se integra
por dos partes: la interna, que se infiere de las premisas según las reglas de inferencia
aceptadas. La condición es la existencia de una regla para verificar la racionalidad interna de
la decisión. La justificación externa, en cambio, se relaciona con la racionalidad de la
decisión jurídica, la cual se encuentra justificada cuando sus premisas pueden ser calificadas
como buenas según los estándares utilizados por quienes hacen la calificación.

7. Aulis Aarnio también considera la justificación de las decisiones jurídicas como un


elemento clave dentro de la argumentación. Arguye que en una sociedad moderna, la gente
exige no sólo decisiones dotadas de autoridad, sino que pide razones. Sostiene que la base
para el ejercicio del poder reside en la aceptabilidad de las decisiones de la autoridad y no en
la posición formal de poder que pueda tener. La presentación de la justificación es un medio
para asegurar la certeza jurídica en la sociedad, y así se maximiza el control público de una
decisión. Resulta fundamental que la argumentación de una decisión jurídica se encuentre
justificada, pues en ella se sustenta la validez de los enunciados que la componen.

Si bien la argumentación jurídica ha hecho énfasis en la decisión jurídica; esto es, la


sentencia, la estructura de justificación propuesta para explicitar las razones que sustentan
una decisión de autoridad que además de jurisdiccional puede ser administrativa, también es
útil en la justificación de una interpretación jurídica de carácter científico.

Estructura y función de la argumentación.

Argumentar es proponer uno o más enunciados, llamados argumentos, en apoyo de otro


enunciado, llamado conclusión. Su estructura, pues, es idéntica a la del razonamiento lógico:
como en el silogismo, hay premisas y una conclusión que se infiere a partir de ellas. La
diferencia, empero, consiste en que las premisas de una operación lógica (o matemática)
conducen certera e inevitablemente al resultado, porque por definición son, en su conjunto,
razón suficiente para demostrarlo. En cambio, los argumentos por definición también son
siempre insuficientes.

La inducción ha sido un método que ha demostrado en la práctica ser tan útil para la
investigación científica y la elaboración de nuestras ideas sobre la realidad sensible: en
muchos casos, como en el de la gravedad, hemos confirmado la hipótesis tantas veces, sin
una sola falla, que la incorporamos a nuestra ciencia y no vacilamos en apostar nuestra vida
a su cumplimiento en el próximo instante. Sin embargo, una ley general de la naturaleza,
inferida de un número cualquiera (pero finito) de verificaciones, resulta extrapolada a una
infinidad de casos no observados o aún no sucedidos, lo que impide, en términos estrictos,
considerar que se halla completamente demostrada. Y, de hecho, las hipótesis científicas
permanecen siempre abiertas al riesgo de que un contraejemplo las refute u obligue a
reformularlas.

Sin embargo, la inducción científica es, por así decirlo, la perla de la corona de la
argumentación jurídica. Estamos habituados a adoptar creencias y actitudes a partir de
premisas muy escasas o aun ridículamente insuficientes.
La estructura argumental, pues, cumple (como puede) una función: la de motivar, en el
sujeto, la decisión de creer verdadera cierta proposición no demostrada o de adoptar cierta
actitud insuficientemente justificada, para actuar en su consecuencia. Pero aquí es posible
encontrar, en la práctica de la argumentación jurídica, una bifurcación de caminos. Una cosa
es argumentar internamente, para llegar a una conclusión propia, y otra es argumentar frente
a terceros, para incitarlos a llegar a una conclusión.

Básicamente, argumentar implica dar razones en favor de una decisión, para buscar la
aceptación de una tesis o postura frente a un asunto determinado. En definitiva, probar por
medio de razonamientos alguna afirmación.

Podemos afirmar entonces que argumentar consiste en la exposición de razones que


justifican algo, por ejemplo una idea, un hecho, una conducta, que para ser válida y creíble
debe realizarse en base a pruebas y razonamientos fundados.

La argumentación jurídica es una disciplina que estudia los razonamientos propios de los
profesionales del Derecho, comprendiendo tanto a los órganos del Estado encargados de la
creación, interpretación y aplicación del Derecho positivo, como a los que simplemente
interpretan, y eventualmente aplican las normas jurídicas, a fin de asesorar o enseñar, tales
como los abogados, consultores jurídicos, profesores de Derecho, etc. La finalidad de la
argumentación jurídica es conocer cuáles son los instrumentos básicos del razonamiento
jurídico de los juristas, con el objetivo de que estos puedan ser utilizados en el desarrollo de
su práctica jurídica.

Y al estudiar el modo específico del razonar jurídico, la argumentación jurídica también se


ocupa de las reglas de interpretación y aplicación de las normas y principios del Derecho
positivo, es decir, de cómo debe interpretarse y aplicarse este. Por esta razón el análisis de
la argumentación jurídica, constituye una de las partes de la teoría de la ciencia jurídica, en
concreto, la que puede denominarse como teoría de la técnica jurídica, y que investiga el
método de los operadores jurídicos, es decir, la forma en la que estos desarrollan su
actividad.

La argumentación es un ingrediente importante de la experiencia jurídica, en todas sus


facetas: tanto si se piensa en la aplicación como en la interpretación o la producción del
Derecho; y tanto si uno se sitúa en la perspectiva del juez como en la del abogado o el
teórico del Derecho. No hay que olvidar que todo jurista en algún momento debe argumentar,
y de hecho, parece claro que una de las cualidades del buen jurista es su capacidad para
argumentar.

FUNCIONES DE LA ARGUMENTACIÓN DEL ABOGADO.

• Una función de la argumentación forense consiste en hacer que el tribunal o el jurado


admitan la tesis que el abogado se ha encargado de defender. Para llegar a conseguirlo
adaptará su argumentación al auditorio del que depende la solución del proceso, que es el
auditorio que le ha sido, por tanto impuesto.

• La argumentación del abogado tiene como finalidad persuadir a sus clientes que su
estrategia del juicio es la más adecuada y pertinente para lograr el éxito del juicio. • El
abogado cuando argumenta debe tratar de convencer al juez de que sus argumentos sirven
de apoyo a los intereses de sus clientes, de tal suerte que si son persuasivos el juez los hará
suyos y los plasmará en los considerandos de su sentencia.

• La argumentación forense tiene como finalidad elaborar y estructurar adecuadamente los


argumentos que se contienen en los escritos de alegatos, agravios, conceptos de violación,
además de su estructura en forma oral.

• La argumentación ofrece al abogado las técnicas para incrementar su capacidad persuasiva


en el proceso de negociación de un conflicto que puede involucrar intereses de tipo familiar,
mercantil, de daños.

• La finalidad de la argumentación forense es lograr convencer al juez o tribunal de la


pertinencia de la tesis que sostiene el abogado.
Clasificación de la argumentación.

1. Argumentación escrita:

Es aquella que se elabora en documentos, que van a permitir realizar razonamientos, en


estos casos pueden ser formales o informales cuyo objetivo es demostrar la verdad tomando
como base las premisas, argumentos y el desarrollo en los actos jurídicos en donde participe.
Esto lo hará con todos aquellos datos que la víctima le presente.

2. Argumentación oral:

Aquella donde se expone toda la información de viva voz, haciendo uso de la oralidad, con el
fin de convencer al receptor de lo que se está transmitiendo. El juicio oral tiene su tendencias
en Grecia por ejemplo, donde el consejo de ancianos y asamblea del pueblo llevaban a cabo
los juicios orales de carácter público para poder sancionar a las personas.

Argumentación jurídica en el proceso penal.

Habrá que distinguir primeramente entre la argumentación que llevan a cabo los jueces, los
fiscales y aquella que es propia de los abogados litigantes; así tenemos:

- Argumentación por parte del Juzgador:

Esta argumentación es llevada a cabo por el juez o tribunal (según sea el caso y la instancia)
que conoce de la causa en determinada materia, su trascendencia se traduce en la
resolución que tome dicho tribunal o juez, es decir, para realizar los análisis motivacionales
en sus resoluciones judiciales.

La argumentación jurídica se sustenta sobre una necesidad objetiva del sistema


jurisdiccional, de validar sus fallos judiciales. Por medio de dicho ejercicio, los jueces y juezas
logran legitimar definitivamente la decisión sobre la culpabilidad o inocencia del procesado.

- Argumentación por parte del fiscal.

La argumentación realizada por el fiscal la desarrolla a través de un conjuntos de


razonamientos de índole jurídico que tendrá como fin demostrar y justificar, un hecho que va
dirigido a tener un resultado que vaya a su favor, haciendo valer sus habilidades para poder
convencer al juez o al tribunal.

- Argumentación por parte del abogado litigante:

Este tipo de argumentación es aquella que desarrollara el abogado de la causa ante juez o
tribunal que esté conociendo de la misma, para esto el abogado habrá de valerse de sus
habilidades como buen orador, así como de sus herramientas de tipo lingüístico para poder
obtener una resolución o sentencia favorable.

La importancia de la argumentación jurídica en el ejercicio profesional.

Saber argumentar no se limita unicamente a saber decir lo que se opina de un tema en


concreto o ejercer algún tipo de influencia sobre a quién se dirige. No es una tarea
meramente oral o escrita. Una persona que sabe argumentar bien, no solamente es un buen
comunicador, también es aquel que tiene en cuenta el contexto en el que se da la acción
comunicativa, piensa en el nivel y sentimientos del público con el que habla, empatizando en
mayor o menor medida con él. También tiene en cuenta las conductas de las demás
personas, sean o no adversarios en el debate, sabiendo si se muestran conformes o
inconformes con lo que se ha dicho.

Abogar es un ejercicio argumentativo, porque no hay ningún acto que realice un abogado en
el que no tenga que argumentar, y así, tiene que argumentar ante sus clientes para
convencerlos que la estrategia que les sugiere es la mejor, después tiene que argumentar
ante la autoridad, como los jueces o tribunales para persuadirlos que la postura que sostiene
en nombre de las partes es la correcta, pero además también argumenta ante la parte
contraria, para hacer triunfar sus argumentos frente a los de la contraria, y para ello mediante
una adecuada refutación destruirán los del adversario, todavía aún en el caso de que en el
procedimiento no tenga parte contraria por tratarse de un recurso administrativo, tiene que
convencer a la autoridad que el acto de molestia perjudica ilegalmente a los intereses de su
representado, y en todos estos casos tiene que presentar buenos argumentos a favor de la
causa que defiende, de allí la importancia de la argumentación jurídica en el ejercicio
profesional.
En el ámbito profesional, preparar un argumento jurídico no es tan sencillo, ya que se
requiere de tiempo y esfuerzo mental para crear un discurso sólido y eficaz. Para ello existen
diferentes técnicas que pueden ayudar al momento de preparar un argumento, siendo
algunas las siguientes:

1. Organizarse antes de argumentar.


Tanto si se trata de realizar una argumentación jurídica por escrito o de forma oral, antes de
empezar, es imprescindible estructurar y organizar muy bien todas las ideas.
De este modo, debe hacerse un esquema detallado de qué puntos se quieren tocar, cuál es
la postura a defender y cómo se van a presentar los distintos argumentos.
Cuanto mejor sea este trabajo previo de organización, más eficaz resultará la argumentación
jurídica.

2. Buscar el soporte jurídico de cada argumento.


Lo más específico de la argumentación jurídica es que se basa en razones o motivos
amparados por el Derecho, por tanto, más allá del sentido común o de un sentido universal
de la justicia, es muy importante buscar un buen soporte legal o jurisprudencial para defender
el razonamiento.

3. Repasar las objeciones: ponerse en el lugar de la otra parte.


Un error muy común a la hora de realizar argumentaciones jurídicas es olvidarse de revisar
las posibles objeciones que podrían oponerse a nuestro razonamiento.
Sin embargo, si se dedica un tiempo a plantear los diferentes argumentos contrarios a
nuestra postura, resultará más fácil construir una argumentación sólida. De este modo:
• Se evitará posibles debilidades en nuestros razonamientos, ya que se estará teniendo en
cuenta los puntos menos fuertes de la tesis inicial.
• Se estará mejor preparado para el debate o la réplica, sin quedarse en blanco a la hora de
responder.

4. Cuanto más claro, mejor.

A veces, cuando se quiere argumentar jurídicamente, se cree que utilizar un lenguaje


complejo o rebuscado es lo más eficaz, sin embargo, esto no es así. Indudablemente, el
Derecho tiene su terminología propia y no se trata de hacer una exposición demasiado
coloquial. Pero tampoco debe caerse en el otro extremo, por tanto, si se quiere hacer una
buena argumentación jurídica:
• Debe utilizarse un lenguaje preciso; en este sentido, emplear el término jurídico
apropiado y evitar imprecisiones que puedan debilitar el razonamiento.
• Expresarse con claridad. No es necesario redactar frases excesivamente largas, repletas
de oraciones subordinadas o con circunloquios evitables. El hecho de emplear un lenguaje
técnico y formal, no implica tener que hablar con rodeos o de forma confusa.

5. No perder de vista el objetivo.

Durante todo el proceso de argumentación jurídica, tener muy presente cuál es el objetivo del
razonamiento. Es decir, qué postura se tiene que defender, en qué condiciones y por qué
motivos.
Esto ayudará a reconducir el discurso cuando se esté desviando del objetivo principal.

En definitiva, aunque realizar una buena argumentación jurídica requiere práctica y una
formación adecuada.
Conclusiones.

1. Una argumentación es un texto oral o escrito cuya finalidad es demostrar, mediante


razonamientos lógicos, la validez de un punto de vista, una opinión o una perspectiva, y al
mismo tiempo persuadir a los interlocutores o llamarlos a la acción.

2. La argumentación jurídica constituye en el proceso penal uno de los componentes más


importantes en la resolución definitiva del conflicto.

3. La argumentación es un ejercicio que se debate entre la norma como fuente de derecho,


entre el esfuerzo interpretativo del juez o del operador jurídico, y la fundamentación de la
decisión.
Bibliografía.

Cárdenas, Gracia, Jaime,”La argumentación como Derecho”serie doctrina Jurídica, núm.


210, México, UNAM, IIJ, Segunda reimpresión, 2007.

Iturralde Sesma, Victoria,“Aplicación del Derecho y justificación de la decisión Judicial”


Valencia, 2004.
Nieto, Alejandro,“El arbitrio Judicial”,Madrid, Ariel, Derecho, 2000.
Perelman, Ch,“La lógica Jurídica y la nueva retórica”, traducción de Luis Diez Picazo,
Madrid, Editorial Civitas, 1988.

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