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Capitulo I Jorge Luis

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CAPITULO I

Dentro de las actividades agropecuarias de las áreas rurales de los países latinoamericanos, la
ganadería tanto mayor como menor, es una actividad fundamental para la producción de
alimentos. Ambas explotaciones se han desarrollado desde hace aproximadamente 500 años,
siendo la ganadería bovina vital en el desarrollo de estos países. De la producción animal se
obtienen alimentos que tienen alto contenido en proteínas tales como leche, carne, huevos,
estos alimentos son base esencial de la alimentación humana, lo que justifica la inclusión de
este módulo en la formación de los bachilleres técnicos, tanto para la producción de
autoconsumo, como de abastecimiento de la producción de materias primas a la industria y al
país, como también en el aspecto de generadores de divisas.

Producción pecuaria

Como se reflejó anteriormente la producción pecuaria tiene un papel importante en la


soberanía y seguridad alimentaria y nutricional, al garantizar alimentos de alto contenido
proteico como es la carne, la leche y los huevos entre otros.

En el sector rural es de fundamental importancia porque en las unidades de producción se


desarrollan uno o más de los sistemas de producción animal, contribuyendo a disminuir los
niveles de pobreza. No obstante, la producción pecuaria requiere mejoras de la productividad,
la eficiencia productiva, la calidad e higiene de los productos obtenidos y su contribución a la
conservación medioambiental y al manejo de la biodiversidad.

La producción pecuaria no es más que aquellas actividades relacionadas con la ganadería,


como la explotación de animales vivos. El sector pecuario en otras palabras, es un sector que
se integra dentro del sector primario. A su vez, junto al sector agrícola, conforman lo que
conocemos como “sector agropecuario”.

Sistemas de producción pecuaria

Sistemas extensivos

Los sistemas de producción animal, existentes en Latinoamérica son principalmente los


sistemas extensivos, los sistemas intensivos y los sistemas trashumantes.

Los sistemas de producción extensivos, son los sistemas tradicionales o convencionales de la


producción animal, además son los más comunes que se encuentran entre los ganaderos
pequeños y medianos del sector rural de nuestros países. Los sistemas de producción
extensivos son la aproximación más cerca de un ecosistema natural, que, aunque son
construcciones humanas, se basan en una amplia relación con el medio ambiente,
especialmente en aquellos sistemas donde interactúan pastos, animales y pastos.

Los sistemas extensivos consisten en que los animales salen a buscar su alimento en un área
natural o modificado por el hombre, llamado potrero, permaneciendo la mayor parte del
tiempo en estas extensiones de terreno. Un pastoreo en forma libre puede conducir a un
deterioro de la pastura, la forma que se utiliza para evitar la degradación de las pasturas es la
utilización de la rotación de potrero.

Los sistemas de producción extensiva se consideran sistemas ganaderos sostenibles, porque


son los sistemas que han permanecido en el tiempo, necesitan de muy pocos recursos
externos, bajo uso de productos sintéticos, obteniendo un nivel de producción sin perjudicar al
medio ambiente o al ecosistema, aunque estos niveles productivos son bajos.

En los sistemas extensivos se encuentra una biodiversidad tanto en pastos, como en árboles,
que permiten que estos habiten otras especies florística y faunística.

La desventaja de estos sistemas es que no son eficientes productivamente, tanto en la


producción de pastos o alimentos, como en la productividad de los productos alimenticios que
ofrecen, además que requieren de mayor cantidad de áreas de terreno para poderlos
impulsar.

Sistemas intensivos

En los sistemas de producción intensivos, los animales se encuentran estabulados,


manteniéndose encerrados la mayor parte de su vida. Estos sistemas son totalmente
artificiales, creados por el hombre, y los animales están confinados, se le crean condiciones en
la infraestructura destinada para este fin, como son condiciones de temperatura, luz y
humedad principalmente.

Estos sistemas deben ser eficientes productivamente y su propósito es incrementar la


producción en el menor periodo de tiempo posible; pero requieren principalmente de muchos
recursos externos e inversiones económicas para brindar las condiciones de infraestructura,
tecnología, alimentación, mano de obra e implementos y equipos sofisticados.

Ecológicamente, estos sistemas son insostenibles, porque a pesar que incrementan la


productividad, también incrementan la contaminación y tiene un gran impacto en el medio
ambiente, además no son una alternativa para la pequeña y mediana producción de los países
latinoamericanos, especialmente para los sectores rurales de nuestros países, donde los
recursos económicos son limitados.

Los sistemas intensivos de producción ganadera nacen en la era de la revolución tecnológica,


cuyo objetivo principal es la de obtener un alto beneficio económico, en el menor periodo de
tiempo posible, con la administración de alimentos altamente nutritivos y la adición de
fármacos veterinarios que estimulen el apetito de los animales, eviten y controlen
enfermedades. El uso de la mano de obra es limitado, debido a que muchas de las actividades
se han mecanizado buscando el incremento de los procesos productivos.

El sistema intensivo ofrece una eficiencia productiva, pero incrementa el stress en los
animales, muchas veces se viola los principios de bienestar animal, aunque ofrece una alta
cantidad de alimentos que responde a una demanda del mercado, los productos que ofrecen
son homogéneos en cuanto a su calidad, tamaño, forma y sabor.

Son sistemas que atentan contra el medio ambiente y son ecológicamente insostenibles,
además de depender de insumos externos y alto consumo de energía, son altamente
contaminantes y no viables para la pequeña y mediana producción.

Sistemas trashumantes

Los sistemas trashumantes son aquellos donde los animales se trasladan de una zona a otra en
busca de mejores condiciones medioambientales o el ganado se mueve en busca de zonas que
ofrezca alimentación mejor. Generalmente se encuentran lugares que tienen mayor cantidad
de precipitaciones o que el periodo lluvioso es más amplio en el tiempo.

En países como Nicaragua, que tiene territorio de zonas secas donde las precipitaciones son
menores y el periodo lluvioso es de cinco meses, los ganaderos se ven obligados a llevar a sus
bovinos a zonas con mejor comportamiento lluvioso y con ocho o más meses de lluvia, donde
se encuentra con potreros con pastizales verdes, que le permitirá la subsistencia del ganado
durante esta época de escasez de pasto en la zona seca.

Generalmente este sistema funciona bajo la modalidad de alquiler de potreros en las zonas
más húmedas, mientras las condiciones medioambientales y de alimentación mejoran en las
zonas de origen. Generalmente regresan a esta zona de origen porque es ahí donde tienen
asegurado el mercado de la producción bovina. Generalmente el traslado de los animales es
realizado a pie.

Agricultura sostenible y sus dimensiones.

Según la definición de Eldor Paul, la agricultura sostenible es un sistema de producción agraria


conservador de recursos, ambientalmente sano y económicamente viable. Al mismo tiempo
debe reconocer los valores humanos, suministrando alimentos de alta calidad y manteniendo a
la familia agricultora y a las comunidades rurales como parte de un sistema saludable. Además,
también se basa en los principios interrelacionados de la mínima alteración mecánica del
suelo, la cobertura permanente del suelo con material vegetal vivo o muerto y la
diversificación de cultivos mediante rotación o cultivos intercalados. Ayuda a los agricultores a
mantener y aumentar los rendimientos y las ganancias, al tiempo que revierte la degradación
de la tierra, protege el medio ambiente y responde a los crecientes desafíos del cambio
climático.

Dimensiones

De acuerdo a la ONU en 1997, la sustentabilidad contempla tres dimensiones: económica,


social y ambiental; las mismas que no son mutuamente excluyentes y pueden reforzarse entre
ellas. La dimensión económica implica que los sistemas de producción satisfagan los niveles de
consumo actuales sin afectar a la capacidad de satisfacer necesidades futuras. La dimensión
social, se centra en aspectos de equidad, accesibilidad, participación, seguridad y estabilidad
institucional. Y finalmente, la dimensión ambiental hace referencia al ambiente natural y cómo
este se mantiene productivo y resiliente para sustentar la vida humana; es decir, requiere que
los recursos sean utilizados a una tasa no mayor a la de regeneración, y que los residuos que
recibe sean emitidos no más rápido de lo que pueden ser asimilados.

Evaluación de la sustentabilidad de los agroecosistemas

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