Caso Lotus

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Caso Lotus

Se concluyó de parte del país francés de que Turquía contrarió la convención de


Laussane en su artículo 15, lo que considero que este fenómeno según su
naturaleza jurídica contraviene uno de los principios primordiales sobre los cuales
se inspira parte del Derecho Mundial nuevo que nos precede actualmente.

El hecho fue otorgado en 1926, una vez que Turquía procedió a comenzar un
juicio contra un habitante de nacionalidad francesa que estaba a cargo de un
buque francés que chocó con el barco carbonero Boz-Kourt en alta océano. El
Boz-Kourt que se partió en 2, se hundió y perecieron 8 habitantes turcos que iban
a bordo.

Esto ya que está establecido dentro del artículo 38 del Estatuto de la Corte
Mundial de Justicia, que los tratados en su designación de convenciones
mundiales sean estos mismos particulares en general, establecen que los estados
litigantes tienen que continuar las normas que han identificado al convenir el
respectivo consenso o acuerdo universal;

El 28 de agosto se abrió la situación frente a la Corte Criminal de Estambul.

En esa situación, el Teniente Demons alegó que las Cortes turcas no tenían
jurisdicción; la Corte, no obstante, rechazó esta distinción. Al avanzar el proceso,
el 11 de septiembre, el Teniente Demons solicitó la independencia bajo fianza. El
13 de septiembre ésta se le concedió y se fijó una fianza de 6.000 libras turcas.

El 15 de septiembre la Corte Criminal pronunció su fallo, cuyos términos las piezas


no han reportado a esta Corte. No obstante, es de público entendimiento que se
sentenció al Teniente Demos a 80 días de prisión y que se le aplicó una multa de
veintidós libras, siendo Hassan Bey condenado a una pena sutilmente más
severa.

La actuación de las autoridades judiciales turcas con respecto al Teniente Demos


dio origen rápido a algunas notas diplomáticas y de otro tipo por parte
gubernamental francés y de sus representantes en Turquía, en las que protestaron
por el arresto del Teniente Demos, demandaron su puesta en independencia o
solicitaron que la situación fuera transferido de las cortes turcas a las cortes
francesas;

En ventaja de los Inicios de Derecho Mundial, y los artículos 15 y 27 del Tratado


de Lausana (1923), la competencia para ejercer una acción penal contra el oficial
de guardia de un barco francés, relacionadas con la colisión que se produjo en alta
océano entre aquel buque y un barco turco, pertenece exclusivamente a los
tribunales franceses.

Frente a este caso el Tribunal aseguró que lo cual debía solucionar era si existía
alguna regla que había impedido a Turquía ejercer su jurisdicción y no, como
sostenía Francia, si el Estado demandado había actuado sobre la base de
cualquier criterio jurisdiccional identificado por el derecho universal. La queja se
empezó pues la devastación del Boz-Kourt terminó en el deceso de 8 pasajeros y
marinos turcos. Queda claro, en primera instancia, que estas secuelas de la
colisión conforman un componente sustancial para realizar el proceso criminal en
cuestión;

En segundo sitio, se extrae de las declaraciones de ambas piezas, que no se le


imputan intenciones criminales a ninguno de los oficiales al mando de la
navegación de ambas embarcaciones, por consiguiente, hablamos de una queja
por crimen involuntario;

En este sentido, el Tribunal aseguró que, si bien el derecho universal prohíbe a los
Estados ejercer su jurisdicción en el territorio de otro Estado sin un permiso, ello
no equivale a mantener que además prohíbe el ejercicio de la jurisdicción en su
propio territorio respecto de casos que tengan sitio fuera de éste pues no hay una
regla general que lo prohíba;

Por otro lado, la CPJI aseguró que el derecho mundial deja a discreción de los
Estados qué principios jurisdiccionales adoptar. La Corte no debería entrar a tener
en cuenta la legalidad, de consenso al derecho turco, de la queja; en lo cual
concierne a la Corte, las cuestiones de derecho criminal que se relacionan con la
justificación de la queja y, consecuentemente, a la realidad de un nexus causalis
en medio de las actividades del Teniente Demons y el deceso de 8 habitantes
turcos, no son importantes a la materia. Más todavía, las condiciones exactas en
que estas personas perecieron no tienen la posibilidad de extraerse de los
documentos presentados a la Corte;

El regimen turco, mediante una propuesta de enmienda al artículo pertinente en un


borrador de la Convención, buscaba prolongar su jurisdicción a crímenes
realizados en territorio de un tercer estado, constantemente que, según la ley
turca, estos crímenes estuvieran bajo la jurisdicción de las cortes turcas.

Esta enmienda, en relación a la cual los representantes de Francia e Italia


manifestaron reservas, ha sido de forma definitiva rechazada por el representante
del Reino Unido; posteriormente la cuestión ha sido destinada al Comité Redactor
que se limitó en su borrador a hacer una aseveración en el sentido de que estas
preguntas de jurisdicción podrían ser decididas según los principios de derecho
mundial;

En el preámbulo de la Convención plantea que las Altas Piezas Contratantes


aspiran que se celebre un convenio acorde al 'derecho universal nuevo', y el
Artículo 28 del Tratado de Tranquilidad de Lausanne, al cual se anexa la
Convención en cuestión, decreta la completa anulación de las Capitulaciones 'en
todo respecto'. En estas situaciones es imposible interpretar la expresión 'inicios
de derecho mundial' -salvo en caso de una disposición más específica-de otra
manera que no se refiera a los principios que rigen entre cada una de los países
independientes y que, por consiguiente, se utilizan por igual a cada una de las
Piezas contratantes.

La CPJI justificó esta postura realizando alusión a nuestra naturaleza del derecho
universal, tomando en cuenta que hablamos de un ordenamiento que regula las
interrelaciones entre Estados independientes, la sentencia emitida ha sido objeto
de varias críticas ya que, en alta océano, según se argumentó, la jurisdicción
sobre sus navegantes corresponde al Estado de la bandera que enarbola el
buque, acorde a la costumbre mundial.
El Régimen francés protestó rápidamente en contra del arresto,
independientemente de toda cuestión acerca del artículo en que Turquía se basó
para justificar hablado arresto.

Los argumentos presentados por el régimen francés en el curso del proceso y que
se fundamentan en los principios que, a su juicio, gobiernan la navegación en alta
océano, demuestran que Francia contradiría el derecho de Turquía a juzgar al
Teniente Demons todavía una vez que esta queja estuviera basada en una
cláusula del Código Penal turco distinta del Artículo 6, en la que se suponga,
ejemplificando, que el delito en cuestión debería ser considerado, en función de
sus secuelas, como cometido en territorio turco.

Es por esto que finalmente la Corte establece la independencia de Turquía de


ejercer su jurisdicción frente a la situación en análisis esto en razón de que los
estados, en el estado naturaleza, sin derecho mundial, son completamente libres.
Es por esto que la Corte verifica que, si en realidad existió o no alguna regla que lo
haya constatado como una acción prohibida de parte de las autoridades turcas,
pero, esta misma no existió, es de esta forma que Turquía procedió al uso de la
práctica o de la costumbre competente para este caso en concreto.

El regimen francés alega que las cortes turcas, con el objetivo de obtener
jurisdicción, debieran ser capaces de aludir a un título de jurisdicción identificado
por el derecho mundial en favor de Turquía;

Sin embargo, el régimen turco muestra que el Artículo 15 admite la jurisdicción


turca continuamente que esa jurisdicción no entre en problema con un inicio de
derecho internacional.

La situación Lotus presenta que la pregunta sobre lo legal en derecho mundial


precisamente conduce hacia la naturaleza misma del derecho universal y sus
fronteras normativos. En la elección sobre el Lotus (Francia v. Turquía), la Corte
Persistente se entregó cuenta de que, si no existía un tratado ni costumbre que le
hubiera prohibido a Turquía ejercer su jurisdicción extraterritorial, no quedaba más
que proclamar el ejercicio de la jurisdicción extraterritorial lícito.
La Corte Persistente poseía una perspectiva consensualista del derecho mundial
y, por esa razón, en ausencia de una regla consentida, debió aceptar que los
estados eran libres para hacer conductas que no permanecen prohibidas.

El derecho universal administra las interacciones entre Estados independientes.


Las normas del derecho que obligan a los Estados emanan, por lo tanto, de su
propia voluntad libremente expresada en las convenciones o por los usos
principalmente aceptados como expresión de principios de derecho que fueron
establecidos a fin de regular las relaciones entre estas sociedades coexistentes e
independientes o con el fin de lograr objetivos usuales. Por consiguiente, no se
pueden presumir limitaciones a la libertad de los Estados.

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