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Su construcción, en el astillero, mediante mecanotubo y madera.

Il teatro del mondo


Aldo Rossi

1979-1980

Maqueta superada. Debido a la ordenación de las ventanas, la ciudad de


Escala: 1:1. Venecia siempre queda como telón de fondo, consiguiendo una
Materiales: Estructura mecanotubo junto a piel exterior de profundidad ideal del espacio escénico.
madera laminada.
Elaboración: En unos astilleros de Fusina. Posterior trans- Bibliografía
porte por una lancha-remolque hacia el Canal ROSSI, Aldo.
de la Giudecca, Venecia. A Scientific Autobiography. MIT Press, 1981. Traducción al castellano en:
ROSSI, Aldo. Autobiografía científica. Barcelona: Editorial Gustavo
Presentación: 11-XI-1979. Biennale d’Architettura di Gili, S.A., 1998. Traducción a cargo de Juan José Lahuerta, p. 79.
Venezia. «Pero quiero hablar ahora de Venecia porque para ella he realizado mi último
Estado: Desaparecido. proyecto: el teatro flotante de la Biennal de 1979-80. Se trata de una obra
que tengo en gran estima, y podría también decir de ella que expresa un
Inaugurado oficialmente en Venecia el 11 de noviembre de momento de felicidad, quizá porque todas las obras, al representar una
época de nuestro trabajo, se introducen en esa esfera de lo que llamamos
1979, se colocó frente a la aduana realizándose para la bienal tea- feliz. Quiero señalar que la vida de esta obra, o sea, su formación y su estar
tro/arquitectura. La idea de la bienal fue la de recordar aquellos tea- en la ciudad y respecto al espectáculo, me ha impresionado mucho. Mientras
tros que circulaban sobre la mar, característicos del siglo XVIII vene- escuchaba, la tarde de la inauguración, la música de Benedetto Marcello, y
ciano. El proyecto modificó las características de estos teatros man- contemplaba a la gente fluyendo por las escaleras y aglomerándose en las
teniendo el concepto de edificio-nave. galerías, noté una sensación que sólo en forma muy vaga había previsto.
Desde la ventana del teatro, que flotaba en el agua, veía pasar los vaporet-
Construido en Fusina, fue transportado por un remolcador ti y las barcas, como si también yo estuviera en una de ellas, y esas barcas se
hasta Venecia. El edificio fue planteado en los astilleros sobre vigas introducían en la imagen del teatro constituyendo la verdadera escena, fija
de hierro soldadas a modo de una balsa. Su altura total desde la cota y móvil a la vez. En un escrito sobre esta construcción, Manfredo Tafuri ha
de la estructura de la balsa, es de 25 m. Consta de un cubo de 9,5 dicho, retomando un comentario mío sobre la influencia de las lighthouses
m de lado por 11 de alto y un octágono en la parte superior de 6 m de las costas del Maine, que el faro es contemplado aquí como la casa de la
luz, la cual está hecha para observar, pero también para ser observada. Y
de altura. A la cima del cubo se accede por un balcón con las visua- este comentario, aparentemente tan lineal, me ha dado la clave de la inter-
les sobre la judería, San Marcos, casi coincidiendo con la estatua de pretación de muchas arquitecturas; todas las torres estaban hechas para
la Fortuna ubicada en la aduana. La estructura es de mecanotubo, observar, pero todavía más para ser observadas. Mis dibujos titulados La
revestida de madera ya sea en el exterior como en el interior. finestra del poeta a NY, en los que aparecía la biblioteca de la escuela de
Tipológicamente, el teatro asimila el graderío con las galerías. Fagnano Olana, trataban de la posibilidad de observar desde un interior,
un paisaje, en el que también podemos, aunque no necesariamente, ser
Las gradas quedan colocadas a ambos lados del escenario central. A observados. ¡Y qué mejor lugar para ello que un faro, que una casa de la
un nivel superior encontramos tres galerías sucesivas. La capacidad luz, literalmente Lighthouse, colocada en el mar o en la línea fronteriza
óptima es de 250 personas, pero en algunas representaciones ha sido entre la tierra y el mar: ¡la playa, las rocas, el cielo y las nubes! Tal vez ésta
sea mi América: la de las blancas casas de Nueva Inglaterra, de las barcas,

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del Maine, todo lo que había sospechado en mis lecturas adolescentes en las
que la casa era el «Pequod» y el objeto de la persecución no podía ser sino
de color blanco, cargado también de pasado, pero quizá para siempre pri-
vado de deseo. De chiquillo pensaba que Acab ejercía su oficio sin sentir
deseo, aunque, por otra parte, eso era para él una necesidad».
Op. cit, p. 81-84,
«A ese verde se oponía el hierro de color frío de la cubierta del teatro: el metal
destacaba en el gris de la laguna, y por encima de él estaba la esfera y el rechi-
nar lento del banderín metálico -volvía a ser la cita Im WindelKlirren die
Fahnen, pero ahora se trataba de un chirrido casi abstracto, como el de los
barcos atracados en el puerto.
Porque ante todo me gustaba esto: que el teatro fuera una nave y, como tal,
sufriera los movimientos de la laguna, las ligeras oscilaciones, el subir y bajar,
y, de hecho, en la galería más alta, hubo quien sintió un ligero mareo que dis-
traía la atención y que venía aumentado por la visión del horizonte del mar
a través de las ventanas. Recorté estas ventanas siguiendo el plano de la lagu-
na, el de la Giudecca y el del cielo. […]
La torre del teatro podía ser un faro o un reloj; el campanile un minarete
Su llegada al Canal della Giudecca, Venecia.
o las torres del Kremlin: las analogías son ilimitadas y se confrontan con esta
ciudad análoga por excelencia. [...]
Ha habido quien ha relacionado el interior del teatro con la luz de las pin-
turas, de Carpaccio; no puedo transcribir aquí los juicios, en ocasiones muy
hermo sos, que los críticos han emitido acerca suyo: Tafuri, Portoghesi, Dal
Co, Aymonino, Libeskind, y todos aquellos que se han interesado por esta
construcción. Pero quiero recordar un comentario de Mazzariol en el que
habla de una Venecia pre-monumental, a la que todavía no ha llegado la
blancura de las piedras de Sansovino y Palladio. Esa es la Venecia de
Carpaccio que puedo contemplar en las luces del interior, en la madera, así
como en algunos interiores holandeses que recuerdan navíos y están cerca del
mar».
BRAGHIERI, Gianni. «1979. Teatro del Mundo», Aldo Rossi. Barcelona:
GG, Estudio paperback, 1986, pp. 144-151.
FERLENGA, Alberto. «Teatro del Mondo a Venezia, 1979»,
Aldo Rossi. Architettute, 1959-1987. Electa Milano, 1987,
pp. 153-162.
PORTOGHESI, Paolo. «Proyectos recientes de Aldo Rossi. El teatro del
Mundo». En, AA. VV. Aldo Rossi. Alberto Ferlenga editor. Barcelona:
Estudios críticos, Ediciones del Serbal, 1992, pp. 97-104.
PRANDI, Alberto; BRUSANTIN, Manlio. Teatro del Mondo. Aldo Rossi.
Cluva librería Editrice. Venezia, 1982.

Carolina B. García Estévez


Arquitecta, profesora Departament de Composició Arquitectònica,
ETSAB, UPC

El interior de la propuesta.

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Alzados, plantas y axonometría del conjunto.

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