Fenomenologia de La Religion, José Miguel Rodríguez Zamora
Fenomenologia de La Religion, José Miguel Rodríguez Zamora
Fenomenologia de La Religion, José Miguel Rodríguez Zamora
Los conceptos de sagrado y profano han sido utilizados profusamente durante las
etapas más tempranas de la fenomenología de la religión hasta conformar una categoría
significativa en la investigación. E, incluso se llegó a establece una dicotomía, en
ocasiones una oposición, entre ellos. No hay duda que estas categorías permiten
determinar la condición religiosa de elementos tales como tiempo, espacio, objetos,
rituales, creencias, ceremonias, personajes, objeto de culto, etc. Sin embargo, en la
actualidad, la investigación ha demostrado que las fronteras entre lo sagrado y lo profano
no son tan claras y no cabe una distinción taxativa entre una dimensión secularizada y la
otra trascedente y, en consecuencia, los investigadores son mucho más cuidadosos con
el empleo de estas categorías.12
En realidad, el supuesto esencial es la distinción de un tiempo y un espacio, de objetos,
personas, prácticas, entre otras, consideradas con una condición específica que exige
respeto, culto, veneración o adoración. Esta condición hace que no todo el tiempo ni todo
el espacio sean lo mismo. El tiempo se distingue: in illo tempore, había una vez, en el
principio, cuando aún no existía nada, etc.; todas son fórmulas rituales que delimitan el
tiempo sagrado. También el espacio sagrado posee sus propias determinaciones: este es
un lugar sagrado, quítate las sandalias, cuando entres al templo descúbrete la cabeza,
guarda silencio. Visto de esta forma, lo sagrado, al igual que lo mágico y lo mítico
pertenecen a una dimensión separada de la profana, de la vida cotidiana. Sin embargo,
para los místicos y creyentes de varias religiones lo sagrado abarca la dimensión de la
existencia. De ahí las expresiones como las siguientes, el universo es sagrado, todo
hombre es santo, Dios está en los cacharros de la cocina, quien no encuentra a Dios en
su casa no lo encontrará en ninguna parte, etc. (Eliade, 1983, pp. 18-24, pp. 169-181;
Otto, 1980, pp. 11-29).
Numerosos estudios han permitido establecer una referencia común a ciertas prácticas
recurrentes a lo largo de la historia. Lugares de culto y de celebración, rituales que se
llevan a cabo de forma periódica, instrumentos para las prácticas sacrificiales,
vestimentas e, incluso, funcionarios que actúan como mediadores, entre ellos los
hechiceros, sacerdotes, profetas, y magos. Esto no significa, en modo alguno, la
reducción de las diversas religiones a un común mínimo semejante. Más bien, la
diferenciación original de cada una de las prácticas religiosas adquiere un singular papel
en la elaboración del significado religioso. Sin embargo, desde el punto de vista de las
investigaciones actuales, las categorías de sagrado y profano lejos de servir como
elementos distintivos han demostrado ser insuficientes.
Por otra parte, se puede constatar que la actitud religiosa se expresa en áreas
aparentemente no religiosas tales como la política o el deporte en las cuales adquiere una
dimensión particular con un sentido cuasi trascendente y con una clara experiencia de
definición última de la vida y de suma coherencia social. En otras palabras, el sujeto
inmerso en una cosmovisión del entorno, adquiere un sentido de la existencia
omniabarcante y místico y, en consecuencia, un sentido de pertenencia. ¿Qué es lo que
hace que un hecho cotidiano se convierta en cuasi religioso, como el futbol, la política u
otro tipo de comportamiento colectivo? O, de acuerdo con Simmel, ¿cuáles serían las
notas distintas de las religiodes?
De tal modo que pueden existir prácticas religiosas al margen de las religiones
institucionales, no únicamente como desviaciones de la ortodoxia (herejías, cismas), o de
otra sensibilidad mística (Nueva era, ocultismo, etc.), sino, más bien, como formas que
complican el panorama y hacen mucho más endeble la distinción entre lo sagrado y lo
profano. Cabe, además, realizar una importante distinción entre las religiones históricas y
organizadas institucionalmente y lo religioso, propio del ser humano. De tal forma que
Lluis Duch ha llamado la atención acerca de lo que considera “el nuevo sujeto religioso”,
que no responde a las mismas tipologías clásicas. Al respecto ha señalado
acertadamente,
Creemos que no resulta tan evidente que, en la modernidad, definitivamente, se
haya producido la total separación de lo religioso y de lo político porque, según
nuestra, opinión se trata de una separación que en la práctica es antropológicamente
imposible, aunque teóricamente sea fácil e incluso razonable. (Duch, 2012, p. 88;
Duch, 2012, pp. 209-212)
Desde este punto de vista, se ha llegado a hablar de una religión civil, que subraya los
rituales de las instituciones políticas, la dinámica de las actividades de masas, los cultos
establecidos por el mercado y el consumismo, la identidad nacional y regional, de grupos
sociales, entre otras. En muchos casos lo sagrado se desplaza hacia la nación, la patria,
el grupo social, etc., con emotivas actividades rituales, e incluso litúrgicas, y con
referentes hacia la justicia y la solidaridad. Esto le otorga un sentido vital y cuasi
trascendente. También se ha considerado la existencia de una religión profana marcada
por las prácticas rituales del deporte y sus complejas manifestaciones tanto nacionales
como internacionales, del culto al cuerpo, a su cuidado y a la naturalización propia de una
filosofía de signo hedonista, la fuerte marca de la música como aglutinadora de masas,
particularmente juveniles, el culto a la tierra, y muchas más. Ambas categorías, la religión
civil y la religión profana, aún cuando puedan ser criticadas metodológicamente, sin duda
expresan una situación que no se inscribe dentro de las hipótesis clásicas de lo sagrado y
lo profano (Samuel, 1989, pp. 11-16; Mardones, 1989, pp. 73-112; Luhmann, 1994, pp.
149-150; Luhmann, 2000, pp. 250-277; Hinkelammert, 1991, pp. 121-172; Horkheimer-
Adorno, 2008, pp. 165-212, pp. 277-285; Habermas, 2004, pp. 67-90; Duch, 2012, pp.
150-159, pp. 222-228).
Como es comprensible, la consecuencia de estos problemas y otros más, ha provocado
una crisis en la fenomenología de la religión tradicional que enfrenta ahora nuevos
desafíos. ¿Cuáles nuevos caminos se perfilan en el horizonte de la disciplina?
Reflexiones finales
Notas
Nota
Fuentes bibliográficas
I- Obras de consulta
II- Artículos y libros
Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, LX (158), Setiembre-Diciembre 2021 / ISSN: 0034-8252 /
EISSN: 2215-5589