Aprendiendo A Confiar
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Aprendiendo A Confiar
LA EXPERIENCIA DE JOB
Uno de mis libros predilectos de la Biblia es el libro de Job. Él tuvo más problemas de lo que
podremos imaginar. Todos sus hijos murieron cuando estaban adorando a Dios en la casa de
uno de ellos. Luego perdió todos sus animales, todos sus cultivos, toda su riqueza. Después se
enfermó y se sentaba sobre cenizas lamentándose y rascándose las llagas. Lo único que le
había quedado era su esposa y no le apoyaba en nada. Ella le dijo que maldijera a Dios y
muriera.
Finalmente Job mismo le preguntó a Dios: “¿Cómo voy a entender esto?” Mi corazón es
recto. Soy un hombre íntegro. No puedo hallar pecado alguno en mi vida. No tengo idea de
por qué me está pasando todo esto”. Job no sabía que Dios estaba promoviendo que Satanás
probara su fe, para demostrar que la fe salvadora no puede ser destruida por la tragedia. Job le
pidió a Dios que le explicara por qué estaba sufriendo. La respuesta de Dios fue: “No, no te lo voy
a explicar. ¿Por qué debiera explicarte algo? ¿Qué te hace pensar que pudieras entender?” Dios le
reveló a Job su poder creador y su grandeza infinita.
Al final Job sencillamente dijo: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto…
me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5-6). Estaba diciendo, en realidad: Siento mucho
haberte cuestionado. Solo voy a confiar en ti. En respuesta a esa confianza, Dios volvió a dar a
Job una familia y mayores bendiciones de las que había conocido antes.
Usted no puede descansar en su propia interpretación de las cosas que suceden en su vida.
Usted solo puede descansar en el Señor. Confíe en Él con todo su corazón. Reconózcalo en
todo momento. Él abrirá un camino que usted nunca había esperado. Esa es su promesa.
De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó: "¿QUÉ QUIERES
QUE HAGA? "Sálvame, Dios Mío".
"¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDO SALVAR?"
"Por supuesto, Señor"
"ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE..."
Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y
reflexionó. Cuenta el equipo de rescate que el día siguiente encontraron
colgado a un alpinista muerto, congelado, agarrado fuertemente con las manos a
una cuerda..
A TAN SÓLO DOS METROS DEL SUELO...
Tenemos que aprender a confiar absoluta y totalmente en Dios sin reserva alguna.
Dios dijo en Jeremías 17:5,7: «Malditos son los que ponen su confianza en simples seres
humanos que se apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del Señor, pero benditos son
los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su confianza y su esperanza»
La generación de Josué que llegó hasta las orillas del Jordán, era una generación de fe radical
¿Qué quiero decir con eso?. Por cuarenta años en el desierto, el Señor fue entrenando este pueblo,
podándolos de sus debilidades, revelándoles a cada momento una porción de su Gloria, vieron
agua brotando de la peña, maná bajando del cielo, su ropa no se gastaba, la nube
acompañándolos de día, una presencia constante delante de ellos cubriéndolos del sol, el fuego
de Dios yendo delante de ellos por las noches.
Primero, porque vivían convencidos que no había nada que Jehová se propusiera hacer,
que no lo pudiera hacer.
Segundo, estaban seguros, de que había más, que lo que Dios les había mostrado, no
sabían qué, pero algo maravilloso, sin comparación, les faltaba por ver, creían en un Dios
maravilloso, y creían que este Dios apenas estaba comenzando su trato con ellos .
El Señor ha estado formando un pueblo especial aquí, en este lugar, lo está ejercitando y
preparando para ver sus maravillas, pero solo podrán verlas los hombres y mujeres atrevidos y
decididos a agradar a Dios y a vivir en el poder de su Gloria.
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Pero cuando las cosas empiezan a salir mal, cuando no estamos saliendo de un problema y se
viene otro peor, cuando no podemos pagar las deudas, y falta el trabajo, cuando la salud empeora
y cuando fracasan los negocios y no hay salida, cuando no hay nadie cerca que nos dé una mano y
nos sentimos solos y desamparados, creemos que Dios ya no es tan grande ni tan maravilloso.
Nos cuesta recordar esa imagen del Dios todopoderoso que le asignábamos cuando todo
marchaba bien.
Y nos confundimos. Tenemos la osadía de medir a Dios con nuestros parámetros y pecamos.
Porque las circunstancias que vivimos nunca pueden condicionar a Dios. Es solo nuestra
percepción de las cosas que vivimos lo que hace que cambiemos la manera de pensar.
Pero DIOS no cambia, no se olvida, no abandona, esta siempre ahí, en el lugar de los hechos
(Lc 21.18). Si, hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados, Dios está
enterado entonces de todo lo que ocurre en la tierra, aun de lo que
consideraríamos pequeñeces.
El salmo 146 dice. «No confiéis en príncipes (esto es, en hombres importantes), ni
en hijo de hombre, porque no hay en él salvación. Apenas exhala su espíritu,
vuelve a la tierra y ese mismo día perecen sus pensamientos» (Sal 146.3–4).
Hebreos 11: 32 “ ~ Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando… de hombres y
mujeres que a pesar de muchas cosas no perdieron la confianza en Dios.
Estos no eran superhombres, ni superdotados, eran hombres y mujeres como usted y como
yo, sujetos a las mismas pasiones y debilidades, pero con una gran convicción de que el Dios en
que habían creído estaba a su lado como Poderoso Gigante.
Hebreos 11: 33-40 “…conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon
bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de
debilidad, se hicieron fuertes en batalla, pusieron en fuga ejércitos extranjeros…”
Ahora podemos pensar que estos hombres vivieron tiempos mejores y claro siempre tenían la
victoria y hacían proezas, pero en realidad no siempre su vida fue fácil, ellos no solamente
hicieron cosas grandes y heroicas,
He. 11:36-40 “Otros experimentaron vituperios y azotes, prisiones y cárceles. Fueron
apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada, pobres , angustiados,
maltratados, de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por
las cuevas y las caverna de la tierra …
Mas sin embargo NO SE DIERON POR VENCIDOS, NO PERDIERON LA CONFIANZA.
AMEN.