El Lugar de Dios en El Matrimonio
El Lugar de Dios en El Matrimonio
El Lugar de Dios en El Matrimonio
I. Cristo es la cabeza
En el libro de Efesios, capítulo 5, versículos 22-23, el apóstol Pablo nos enseña sobre
la relación entre Cristo y el matrimonio:
"Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es
cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia”.
En este pasaje, Pablo nos muestra que el matrimonio re eja la relación de amor y
sumisión que existe entre Cristo y su iglesia. Así como Cristo es la cabeza de la iglesia,
el esposo es la cabeza del matrimonio. Esto implica que el esposo tiene la
responsabilidad de liderar y amar a su esposa de la misma manera que Cristo ama y
lidera a su iglesia.
Además, Cristo como cabeza del matrimonio también representa autoridad y guía. Así
como la iglesia sigue y se somete a Cristo, las parejas deben buscar la guía y la
dirección de Cristo en su vida matrimonial. Esto implica que tanto el esposo como la
esposa deben buscar en oración y en la Palabra de Dios la voluntad y los principios
divinos que deben regir su matrimonio.
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La presencia de Cristo como cabeza del matrimonio trae estabilidad, armonía y
propósito. Cuando una pareja busca a Cristo como su guía y fundamento, se establece
una base sólida sobre la cual construir su relación. La dependencia de Cristo y la
sumisión a su liderazgo en el matrimonio permiten que la pareja crezca juntos en amor,
respeto y unidad.
Como vemos la linea conductora es el amor, que comienza en Cristo la cabeza, Pero,
¿Cómo puedo yo amar con el amor de Dios a mi cónyuge?
El Espíritu Santo también es quien nos capacita para amar a nuestro cónyuge de
manera sobrenatural. En Romanos 5:5, se nos dice que el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado.
En el matrimonio, el amor humano puede fallar o ser limitado, pero el Espíritu Santo
nos capacita para amar a nuestro cónyuge incluso en los momentos más difíciles. El
Espíritu Santo nos capacita para perdonar, para mostrar bondad y para buscar el
bienestar del otro.
Por último, el Espíritu Santo nos une como pareja en unión y comunión. En Efesios 4:3,
se nos insta a mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. El Espíritu Santo
trabaja en nuestras vidas para promover la unidad y la armonía en el matrimonio,
ayudándonos a superar las diferencias y a trabajar juntos en busca de un propósito
común.
Dios Padre nos enseña sobre el perdón y la reconciliación. En Efesios 4:32, se nos
insta a ser bondadosos y compasivos, perdonándonos mutuamente, así como Dios
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nos perdonó en Cristo. El perdón es fundamental en el matrimonio, ya que ninguna
relación está libre de errores o heridas. Siguiendo el ejemplo de Dios Padre, podemos
perdonar y reconciliarnos con nuestro cónyuge, restaurando la unidad y la armonía en
nuestro matrimonio.
Las familias existen porque Dios quiere reconciliarnos con él, en nuestro matrimonio, la
reconciliación es fundamental para poder sobrevivir y seguir a la meta que es cumplir
el propósito divino.
En el Salmo 128, se describe la bendición de Dios sobre la vida familiar, diciendo: "Tu
esposa será como vid que lleva fruto abundante; tus hijos serán como renuevos de
olivo alrededor de tu mesa" (Salmo 128:3). Cuando buscamos a Dios y vivimos según
sus principios en nuestro matrimonio, podemos esperar su favor y bendición en todas
las áreas de nuestra vida familiar.
Y aún cuando hay di cultades Dios Padre es nuestro refugio y fortaleza. Salmo 46:1
nos dice que Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre presente en los
problemas. En el matrimonio, enfrentamos desafíos y pruebas, pero podemos con ar
en la delidad y el apoyo de Dios Padre. Él nos da consuelo, fortaleza y sabiduría para
superar las adversidades y crecer en nuestro matrimonio.