El Lugar de Dios en El Matrimonio

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Bosquejo 4 de Junio 2023

El lugar de Dios en el matrimonio

Como hemos visto el matrimonio no es simplemente una invención humana o una


convención social, sino que tiene sus fundamentos en el plan original de Dios. Es en el
matrimonio donde se encuentra la plenitud y la complementariedad de la humanidad,
re ejando la imagen de Dios y su amor eterno.

En el libro de Génesis, capítulo 2, versículos 22 al 24, encontramos el relato de la


creación del primer matrimonio: "Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre,
hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis
huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una
sola carne".

Es Dios quien instituye el matrimonio, pero no es que lo deje abandonado a su “suerte”


sino que cumple un propósito divino en él, por eso es que nos es necesario reconocer
el lugar de Dios en el matrimonio, observemos 3 puntos indispensables para reconocer
¿Quién es Dios en mi matrimonio? Ya que de ello depende toda la institución familiar.

I. Cristo es la cabeza

En el libro de Efesios, capítulo 5, versículos 22-23, el apóstol Pablo nos enseña sobre
la relación entre Cristo y el matrimonio:

"Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es
cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia”.

En este pasaje, Pablo nos muestra que el matrimonio re eja la relación de amor y
sumisión que existe entre Cristo y su iglesia. Así como Cristo es la cabeza de la iglesia,
el esposo es la cabeza del matrimonio. Esto implica que el esposo tiene la
responsabilidad de liderar y amar a su esposa de la misma manera que Cristo ama y
lidera a su iglesia.

La importancia de Cristo como cabeza del matrimonio radica en su ejemplo de amor y


sacri cio. Cristo amó a la iglesia al punto de dar su vida por ella, mostrando un amor
incondicional, sacri cial y el. Del mismo modo, los esposos deben amar a sus
esposas de manera desinteresada, cuidando y protegiendo su bienestar físico,
emocional y espiritual.

Además, Cristo como cabeza del matrimonio también representa autoridad y guía. Así
como la iglesia sigue y se somete a Cristo, las parejas deben buscar la guía y la
dirección de Cristo en su vida matrimonial. Esto implica que tanto el esposo como la
esposa deben buscar en oración y en la Palabra de Dios la voluntad y los principios
divinos que deben regir su matrimonio.

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La presencia de Cristo como cabeza del matrimonio trae estabilidad, armonía y
propósito. Cuando una pareja busca a Cristo como su guía y fundamento, se establece
una base sólida sobre la cual construir su relación. La dependencia de Cristo y la
sumisión a su liderazgo en el matrimonio permiten que la pareja crezca juntos en amor,
respeto y unidad.

Como vemos la linea conductora es el amor, que comienza en Cristo la cabeza, Pero,
¿Cómo puedo yo amar con el amor de Dios a mi cónyuge?

II. El Espíritu Santo nuestro consolador, guía y comunión.

El Espíritu Santo es el Consolador y el Guía que nos acompaña en nuestra vida


matrimonial. En Juan 14:26, Jesús nos promete que el Espíritu Santo nos enseñará
todas las cosas y nos recordará todo lo que Él nos ha dicho. En el matrimonio, el
Espíritu Santo nos guía y nos da sabiduría en la toma de decisiones, nos consuela en
momentos de di cultad y nos fortalece en nuestras debilidades. Es a través del
Espíritu Santo que recibimos el consuelo y la dirección divina en nuestra relación
conyugal.

Además, el Espíritu Santo trabaja en nuestras vidas para transformarnos y moldearnos


a la imagen de Cristo. Gálatas 5:22-23 nos habla de los frutos del Espíritu, que
incluyen el amor, la paz, la paciencia, la bondad, la delidad, la mansedumbre y el
dominio propio. Estos frutos son esenciales en el matrimonio, ya que nos permiten
amar a nuestro cónyuge de manera genuina, tener paciencia en momentos de prueba,
ser eles y tener dominio propio en nuestras acciones y palabras.

El Espíritu Santo también es quien nos capacita para amar a nuestro cónyuge de
manera sobrenatural. En Romanos 5:5, se nos dice que el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado.
En el matrimonio, el amor humano puede fallar o ser limitado, pero el Espíritu Santo
nos capacita para amar a nuestro cónyuge incluso en los momentos más difíciles. El
Espíritu Santo nos capacita para perdonar, para mostrar bondad y para buscar el
bienestar del otro.

Por último, el Espíritu Santo nos une como pareja en unión y comunión. En Efesios 4:3,
se nos insta a mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. El Espíritu Santo
trabaja en nuestras vidas para promover la unidad y la armonía en el matrimonio,
ayudándonos a superar las diferencias y a trabajar juntos en busca de un propósito
común.

III. El Padre nuestra meta.


Además de ser el creador del matrimonio el Padre es el ejemplo de cuidado y
reconciliación.

Dios Padre nos enseña sobre el perdón y la reconciliación. En Efesios 4:32, se nos
insta a ser bondadosos y compasivos, perdonándonos mutuamente, así como Dios
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nos perdonó en Cristo. El perdón es fundamental en el matrimonio, ya que ninguna
relación está libre de errores o heridas. Siguiendo el ejemplo de Dios Padre, podemos
perdonar y reconciliarnos con nuestro cónyuge, restaurando la unidad y la armonía en
nuestro matrimonio.

Las familias existen porque Dios quiere reconciliarnos con él, en nuestro matrimonio, la
reconciliación es fundamental para poder sobrevivir y seguir a la meta que es cumplir
el propósito divino.

En el Salmo 128, se describe la bendición de Dios sobre la vida familiar, diciendo: "Tu
esposa será como vid que lleva fruto abundante; tus hijos serán como renuevos de
olivo alrededor de tu mesa" (Salmo 128:3). Cuando buscamos a Dios y vivimos según
sus principios en nuestro matrimonio, podemos esperar su favor y bendición en todas
las áreas de nuestra vida familiar.

Y aún cuando hay di cultades Dios Padre es nuestro refugio y fortaleza. Salmo 46:1
nos dice que Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre presente en los
problemas. En el matrimonio, enfrentamos desafíos y pruebas, pero podemos con ar
en la delidad y el apoyo de Dios Padre. Él nos da consuelo, fortaleza y sabiduría para
superar las adversidades y crecer en nuestro matrimonio.

Dios Padre está comprometido con la preservación y el bienestar del matrimonio, y


nos invita a con ar en Él para protegernos de las adversidades y fortalecer nuestra
unión. Porque es su plan, así Él lo dispuso. Su amor y cuidado nos rodean, y podemos
descansar en su delidad y promesas mientras avanzamos juntos en nuestro viaje
matrimonial.
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