Crisis Capitalista y Politicas Anti Crisis El Debate Regional, J Gambina

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Crisis capitalista y políticas anti crisis: el debate regional

Julio C. Gambina

I- Introducción

La crisis del capitalismo es un dato de la realidad y ya tiene historia, de corto, mediano


y largo plazo. En el corto plazo se coincide en señalar su comienzo en EEUU en agosto del
2007 con el problema de las “hipotecas subprime” que se extendió a otros territorios
asociando crisis del crédito hipotecario con el negocio inmobiliario y la producción en la
rama de la construcción. Pese a la insistencia generalizada de concebirla como una crisis
financiera, en nuestra exposición pretendemos afirmar que no se trata de una crisis del
crédito, de las bolsas, o financiera, sino que debemos definirla como una crisis económica
en su conjunto. Es cierto que la situación se agudizó con la caída de la banca de inversión
estadounidense Lehman Brothers en septiembre del 2008 y puso en evidencia también otras
crisis de sectores productivos, especialmente del sector automotor, quedando claro que el
tema no era exclusivo de sectores de las finanzas, sino que la crisis se extendía al conjunto
de la economía capitalista y que se ratificaría más adelante con la confirmada recesión en
EEUU, en Europa y Japón.

En el mediano plazo se puede pensar en el ciclo gobernado por George Bush,


transcurrido entre la recesión corta del 2001 y el receso (por ahora de mediana duración y
con pronóstico de larga) iniciado en el segundo semestre del 2008 en EEUU, agravado con
un pronóstico de continuidad y profundización hacia una depresión. Puede pensarse que el
problema ya estaba en el 2001 y la ofensiva militarista y por el endeudamiento de la
sociedad y el Estado empujada por Bush retardó el fenómeno de la crisis global evidente,
claro que en el trayecto se transitaron episodios que anticipaban la caída. Entre otros vale la
pena recordar la estrepitosa caída de Long Term Managment Capital, involucrando a
destacados premios Nobel de economía; los sonados casos de corrupción y contabilidad
creativa para la estafa de inversores; como la definición de Alan Greespan de “exuberancia
irracional” a los movimientos de capitales y la volatilidad de los movimientos de capitales
que alimentaban una burbuja que aún no termina de explotar. Son años de extensión del
negocio especulativo, de la financiarización de las propias empresas productivas y de la
extensión de la creatividad financiera en la proliferación de derivados que hoy absorben
cuantiosos aportes de los principales Estados capitalistas desde la explosión de la crisis.

Si apuntamos al largo plazo la discusión puede llevarnos a la crisis de rentabilidad a


fines de los 60 y comienzos de los 70 que motivó la respuesta global de las políticas
neoliberales hegemónicas en las últimas décadas. Se trata de una ofensiva del capital contra
el poder del trabajo acumulado en luchas de resistencia y liberación en los años previos. La
respuesta del capital apuntaba a reconstruir el régimen del capital amenazado por el avance
en toda la línea del poder de los trabajadores a escala mundial. La flexibilización, la
privatización y la liberalización económica constituyen el programa del capital para el
periodo que se desarrolla entre la crisis de los 60 y 70 y la actual, a fines de la primera
década del Siglo XXI.

Por el desencadenante en el corto plazo muchos hablan equivocadamente de una crisis


financiera. Desde el mediano y largo plazo se la ubica como una crisis global del
neoliberalismo y pocos la califican como una crisis integral del capitalismo; del orden
social vigente y que por lo tanto, convoca a la discusión sobre su superación y
transformación hacia un orden social anticapitalista. Enfatizamos en la necesaria
articulación de las tres dimensiones (corto, mediano y largo plazo) para el análisis de la
crisis, pues de lo contrario el diagnostico puede concentrarse en el epifenómeno bursátil,
bancario o financiero; o en la crítica al neoliberalismo, a la falta de controles, regulaciones
o en el insólito argumento de la codicia de algunos operadores. El problema es el
capitalismo y sus dificultades para asegurar la continuidad de la producción y reproducción
de valor y plus valor, de la acumulación y la dominación. Es cierto también que se adjudica
la crisis a problemas internos del régimen del capital, subestimando el papel de la lucha de
las clases en el periodo, como si la dinámica social en lucha contra el ALCA en la región
latinoamericana y caribeña no haya contribuido a colocar en crisis al proyecto liberalizador
del imperialismo.

Lo que afirmamos es que existe una lógica interna del régimen del capital que conlleva
a recurrentes escenarios de crisis, producto del creciente carácter social de la producción y
la apropiación privada cada vez más concentrada; todo lo cual ocurre en una persistente
lucha, en todo sentido: económica, política, ideológica, cultural, por las condiciones de
vida, el orden económico y social que genera más o menos obstaculizaciones a la
valorización del capital, que es el sentido hegemónico de la sociedad civil contemporánea1.
Esa sociedad civil constituida sobre la base de la creciente relación de explotación se apoya
en la experiencia de política estatal construida desde la emergencia de las crisis del
capitalismo, desde antes de 1930. Es justo señalar que las experiencias de luchas populares
tienen también su historia y se expresan especialmente en el cambio de mapa político en la
región latinoamericana y sobre la que se generan expectativas por cambios al orden social
en algunos de los procesos en curso.

II – El fenómeno de la crisis
Todos coinciden en que los efectos se sentirán de un modo u otro en el conjunto de las
economías nacionales, con independencia del vínculo, más o menos estrecho de cada uno
de ellos con la economía estadounidense. Es que EEUU es un 27% de la economía
mundial y es importante socio comercial, productivo y financiero de la Unión Europea que
resuelve una porción similar del producto global. Igualmente ocurre con las economías
asiáticas, especialmente China, quienes también administran una porción similar de la
creación de riqueza global. En conjunto, EEUU, Europa y Asia (Japón y China) expresan

1 Karl Marx. Introducción a la crítica de la economía política. Estudio introductorio de Julio C. Gambina.
Ediciones Luxemburg, año 2008.
tres cuartas partes de la riqueza social generada a nivel mundial. Sólo una cuarta parte
queda en manos del resto del mundo. No hay quién quede inmune de impactos de la crisis
actual. Se reconoce el carácter mundial de la crisis, lo que supone consideraciones de
sistema mundial cuando se analiza la situación económica, incluso de algún país, tal como
resulta con EEUU y sus problemas actuales. La recesión de la economía de EEUU fue un
hecho en el 2009 y la recuperación es lenta en 2010 con perspectiva del fantasma de la
crisis del 30´. Es un tema que incide en la dinámica del sistema mundial, con recesión en
Europa y desaceleración en el conjunto de la economía mundial. Una discusión que sigue
presente es cuanta durará la crisis. Las autoridades de la Reserva Federal de EEUU (FED) y
del gobierno de Obama se muestran optimistas y señalan que el 2010 es año de
recuperación.

La previsión a comienzo del 2008 era que todo se resolvía en el segundo semestre del
2009, según lo señalaron el titular de la FED, Ben Bernanke y el ex Secretario del Tesoro
de EEUU de la gestión Bush, Henry Paulson mientras estaba en funciones. La realidad
recesiva en EEUU al final del mandato Bush puso en evidencia la mayor gravedad de la
crisis, no superada aún casi a mitad de mandato del gobierno de Barack Obama. Por su
parte, los organismos internacionales continúan siendo cautos en sus pronósticos. En 20092
pronosticó un crecimiento del 1,9% para el 2010, si es que “se redoblan los esfuerzos para
restablecer la salud del sector financiero y de que se siga apoyando la demanda con
políticas monetarias y fiscales más expansivas.” El Fondo insiste con el carácter de crisis
financiera y por ello sus orientaciones de política anti crisis se concentran en propuestas
para favorecer a la banca y la liquidez del sistema capitalista mundial. Es el camino que
asume el G20.

La realidad es que una de las locomotoras del sistema mundial a comienzos del Siglo
XXI sufre una crisis que impacta en el conjunto del capitalismo. La Revista The
Economist3 de fines de marzo del 2008 incluyó un dossier dedicado a la crisis de Wall
Street y un editorial concentrado en los errores del sistema financiero y su permanencia a
través del tiempo, en tanto límites para su superación. Es en este sentido que deben
entenderse las propuestas de “regulación” que siguen proponiendo las autoridades de la
economía estadounidense y otros países centrales del capitalismo, en contraposición a
discursos sostenidos tras años de ideología y propaganda neoliberal. Claro que proviniendo
de la banca estadounidense, las propuestas de regulaciones planteadas fueron consideradas
débiles por otros analistas internacionales, que como Nouriel Roubini analizando las
propuestas de Bush “...piensa que el nuevo plan de la Casa Blanca lleva el ADN de una
administración que cree más en las fuerzas de mercado que en el control del Estado sobre
la economía.”4 Dice Roubini, citado en el mencionado artículo: “Dado que estamos en el
medio de la peor crisis desde la Gran Depresión (porque ha sacudido las bases del
capitalismo moderno) la propuesta del Tesoro adolece de significativas fallas que no

2 Perspectivas de la economía mundial, abril 2009, Resumen Ejecutivo en español. En www.imf.org

3 The Economist. Volumen 386, número 8572, 22 al 28 de marzo de 2008, páginas 79 a 88.

4 Ezequier Burgo. El nuevo plan de EEUU para regular el sistema financiero. IECO, Domingo 6 de abril de
2008.
responden a los riesgos y vulnerabilidades que los recientes acontecimientos han dejado en
evidencia”.5

En el mismo sentido opinó Paul Krugman6 al señalar que “...el gobierno no aprendió
nada de la crisis actual. Pero necesita, como gesto político, simular que hace algo.” El eje
de su crítica era que el gobierno estadounidense de George Bush atacaba la crisis con un
cambio de organigrama sobre la supervisión del sistema financiero de EEUU y no sobre las
cuestiones estructurales de falencia del sistema económico y financiero. Luego, en febrero
del 2009, el Nobel de economía señaló: “Cuando leo los comentarios recientes sobre
política financiera de altos funcionarios de Obama, me siento en el túnel del tiempo, como
si estuviéramos todavía en 2005, Allan Greenspan fuera el Maestro y los banqueros los
héroes del capitalismo.” El analista agrega: "´Tenemos un sistema financiero que es
dirigido por accionistas privados y manejado por entidades privadas y nos gustaría hacer
todo lo posible por conservar ese sistema´, dice Timothy Geithner, secretario del Tesoro,
mientras se apresta a meter en problemas a los contribuyentes por las pérdidas enormes de
ese sistema. Por su parte, The Washington Post dice que Geithner y Lawrence Summer, el
principal asesor económico de Obama, ´piensan que los Estados son malos como gerentes
de bancos´, en oposición seguramente a los genios del sector privado que se las ingeniaron
para perder más de un billón de dólares en apenas unos años.”7

Roubini sostiene para EEUU una continuidad de la recesión para el 2009 y un


crecimiento del 0,5% en el 2010.8 En una nota de la Tribuna Hispana USA se señala que
Paul Krugman “critica programa de rescate bancario” de la administración Obama porque
“repite defectos de las de su antecesor: cree que no hay nada mal en el sistema bancario y
sólo es una crisis de confianza” y advierte “que no tendrá otra oportunidad si fracasa” y
concluye con las palabras del Nobel 2008: “Este plan es un muerto que siempre vuelve”.9

La situación económica sigue siendo muy compleja en EEUU y en el sistema mundial


del capitalismo. Las cumbres que se vienen desarrollando solo fijan medidas para superar
las demandas de los grandes capitales concentrados, principalmente de la banca y omiten
respuestas concretas para resolver los problemas sociales de la crisis, desde las hipotecas y
desalojos, los créditos impagos y especialmente el problema creciente del desempleo. A
mediados del 2010 el desempleo se mantiene en el 9,5% en EEUU, no logrando bajar el
desempleo pese a la recuperación del PIB. Las medidas de asistencia que se aplican
apuntan a “resolver” los problemas de las entidades afectadas por la crisis, aunque ello
signifique que millones de usuarios de los créditos hipotecarios terminen perdiendo sus
viviendas y los empleos. Es que el problema no es resolver el tema de la vivienda o los
empleos de la población, sino sostener el sistema financiero local y su lugar en el sistema
5 Ib.

6 Paul Krugman, La estrategia de Dilbert. IECO, Domingo 6 de abril de 2008.

7 Paul Krugman, Al rescate de los incompetentes. Clarín. Martes 3 de febrero de 2009

8 “I am not Dr Doom: I am Dr Realist” (27/4/09): Interview with Newsweek and Washington Post. En
www.rgemonitor.com/blog/roubini

9 El Plan "Zombie" del rescate bancario de Obama. 25/03/09, La Tribuna Hispana USA, (Fuente: Democracy
Now/Página12). En http://ciberamerica.blogspot.com/search/label/Paul%20Krugman
mundial. EEUU está comprometiendo a los principales países capitalistas desarrollados a
sostener el sistema financiero mundial y especialmente a la banca estadounidense. Ese es el
sentido de la reciente reforma financiera encarada por la administración Obama, apuntando
a una mayor regulación de la banca estadounidense.

Una segunda cuestión nos remite a la extensión de la crítica situación, lo que se


verifica en primer lugar en Europa, especialmente en España e Irlanda, países en donde se
venía extendiendo el boom de la construcción y su correspondiente mercado de préstamos
hipotecarios y derivados financieros que alimentan la especulación global y que hoy figuran
entre los países con mayor índice de desempleo en el viejo continente. Claro que debemos
pensar en términos de complejidad, puesto que la respuesta de las autoridades financieras
en el viejo continente privilegia la lucha contra la inflación por encima del combate a la
recesión. Por ello, mientras la FED baja las tasas de interés para estimular el crédito y la
actividad económica, el Banco Central Europeo continúa una política monetaria de
fortalecimiento del Euro contra el Dólar (aunque también se vio en la obligación de reducir
las tasas de interés), contribuyendo a la desaceleración económica e intentando evitar una
escalada de precios que pueda ser incontrolable. Europa también está en recesión. Ello
supone incorporar en nuestra reflexión la vinculación entre recesión e inflación,
estancamiento y aceleración de los precios, la llamada estanflación.

El tema no es nuevo y bien vale recuperar las condiciones de su surgimiento para


pensar nuevamente el fenómeno. Entre fines de los años 60´ y comienzos de los 70´ se
desarrolló en el sistema mundial y en forma conjunta un estancamiento de la economía,
acompañado de la aceleración de los precios, especialmente del petróleo y los alimentos.
Apareció así el término de la estanflación en el marco de una crisis del capitalismo cuyo
epicentro se concentró en la disminución de la tasa de ganancia de los capitales más
concentrados. La respuesta del poder económico, fue entonces, el aumento inusitado de la
tasa de interés, que ya en los años 80´ y bajo la administración Reagan alcanzaron al 20%
con el objeto de enfriar la economía. Se agudizó así el costo financiero de los países
endeudados en los 70´. Recordemos que el endeudamiento fue el mecanismo utilizado por
esos años para la circulación de capitales excedentes en el capitalismo desarrollado. Fue
una liquidez colocada en los mercados financieros y especulativos, alentando la movilidad
de capitales internacionales y que alimentó guerras como la de Irak e Irán en los 80´,
desangrando a sus pueblos y transfiriendo la renta petrolera vía venta de armamentos.

La guerra y el costo del dinero se acoplaron a la fuerte ofensiva del capital sobre el
trabajo en escala global, instalando por doquier y hasta nuestros días la flexibilidad laboral;
las reformas regresivas del Estado y la liberalización de la economía mundial, claro que
acompañado del proteccionismo en los países imperialistas. La historia parece repetirse,
siendo la militarización uno de los problemas que identificamos en la ofensiva del capital
ante la crisis. La inflación mundial puede estar de vuelta con el encarecimiento de la
energía y los alimentos, más allá de los sube y baja de los precios, efecto especulación
mediante. Se repite la historia también con la desaceleración y recesión de la economía
estadounidense, cuyo impacto se extiende al conjunto del sistema mundial. Las
proyecciones de crecimiento mundial son débiles según los distintos pronósticos de los
organismos internacionales. El crecimiento de los países del sur morigera la caída global
producto de la recesión en el norte.
La inflación sigue siendo un problema, solo morigerado por el achicamiento derivado
de la recesión del 2009. Uno de los problemas es la volatilidad de los precios,
especialmente de las comodities, que muestran luego del signo descendente verificado en la
segunda parte del 2008 una cierta recuperación que afecta a los países importadores, todo
en el marco de una profunda crisis alimentaria y energética. No resulta sorprendente el
crecimiento de los precios, especialmente si se piensa en un paradigma productivo
sostenido en el petróleo, el cual parece haber alcanzado el pico de las reservas históricas
(Ramón Durán, 2008), situación que estimula tendencias alcista del precio, más allá de la
volatilidad especulativa que llevó a cifras siderales el precio del petróleo a mediados del
2008. Algo similar ocurre con el precio de los alimentos, que luego de las bajas del último
semestre del 2008 retoman (¿limpios de especulación?) tendencias al alza motivado en la
demanda persistente de China y de la India, donde habita nada menos que el 36% de la
población mundial.

China viene creciendo al 10% acumulativo por más de 30 años y con ello ha
favorecido la expansión capitalista en su territorio y facilitado la inversión productiva con
fuerza de trabajo barata para capitales ávidos de superar la crisis de rentabilidad presentada
en aquellos 70´ aludidos. El capital resuelve su crisis en este tiempo con una ofensiva
contra el trabajo vivo existente, al tiempo que genera millones de nuevos puestos de trabajo
en Asia en condiciones inmejorables por el bajo precio de reposición de la fuerza laboral y
el carácter subordinado del mismo a las necesidades de los inversores capitalistas. Son las
condiciones ideales para restablecer rentabilidad afectada del capital y reproducir las
condiciones mundiales para la generación y apropiación de plusvalor, posibilitando
transferir ese nivel del costo de producción como standard mundial de remuneración del
trabajo. China bajó su pobreza del 80% en 1980 al 20% en 2006 (The Economist, vol. 387)
y se manifiesta con una mayor demanda de alimentos en el mercado mundial. Todavía falta
cuantificar en cuanto afecta la recesión mundial sobre China. Dicho de otra manera, no
queda claro si la desaceleración de China puede afectar aún más las condiciones de recesión
de la economía mundial.

La variabilidad de los precios del petróleo y los alimentos se complementan para


estimular una preocupación sobre la inflación mundial. Son fenómenos que disparan
mecanismos especulativos, con apuestas a los mercados a futuro, que verifican con su
accionar en tendencias recurrentes al alza de los precios, tal como ocurrió, especialmente
desde comienzos de 2007 hasta mediados del 2008 y que ante cualquier atisbo de mejoría
de la situación puede incidir en la recurrencia de la burbuja especulativa con energía y
alimentos. Además, el escaso petróleo induce la generación de energía con alimentos,
profundizando la espiral inflacionaria.

Sobre fines del 2009 se destacaba el fin de la recesión de la economía mundial. Era una
batalla sobre el imaginario social que se derrumbó cual castillo de naipes cuando
eclosionaron los gravísimos escenarios que observamos en Grecia, España, Portugal e
Irlanda. La imagen que se pretendía instalar es que “ya había pasado lo peor”, pero a la luz
de los acontecimientos es preciso discutir y desarmar ese discurso, porque el chantaje
induce nuevas rondas de ajuste que se descargan sobre los sectores más vulnerables, los
trabajadores y los pobres del mundo. El ajuste europeo anuncia tiempos recesivos o de
crecimiento muy lento, destrucción de beneficios sociales y disputa global por transferir el
costo social de la crisis capitalista.
En un informe reciente10, el Banco Mundial reconoce que, producto de la crisis, hasta
50 millones más de personas podrían quedar desempleadas en 2009. Mientras que el Fondo
Monetario Internacional estima en sus “Perspectivas de la Economía Mundial. Sustentar la
recuperación”; que Las economías avanzadas experimentarían una expansión anémica
durante gran parte de 2010 y el desempleo continuaría aumentando hasta muy entrado el
año11. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) informa que son 1.020 millones los
hambrientos en el mundo (uno de cada seis habitantes del planeta)12. Son referencias
contundentes para enterrar la ilusión de “solución” luego de la crisis recesiva, por lo menos
para millones de personas afectadas.

En EEUU la tasa de desempleo pasó del 4,7% en 2001 a 5,8% en 2002, 6% en 2003, 5,5%
en 2004, 5% en 2005, 4,6% en 2006 y 2007, 5,8% en 2008, 9,3% en 2009 (Fuente: Bureau
de Estadistas Laborales de EEUU– (www.data.bls.gov -20/05/10).
El incremento de la desocupación es también manifiesto en la Eurozona, con 8,3% para el
2006, 7,5% para 2007, 7,6% para 2008, 9,4% para 2009, y 10% hacia abril del
2010(Fuente: Banco Central de Europa, sdw.ecb.europa.eu- 20/05/10).
Por otro lado, la región latinoamericana también ostenta graves índices de desempleo a lo
largo de esta última década, aún cuando desde 2005 se evidencia una tendencia a la baja,
producto principalmente del incremento de trabajo no registrado. Era del 10,4% en el 2000,
baja al 9,1% en 2005 hasta el nuevo piso del 7,4% en 2008, para volver a crecer al 8,3% en
2009. (Fuente: Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2009 – Comisión
Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL. Disponible en http://websie.eclac.cl/
anuario_estadistico/anuario_2009/esp/default.asp)

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte en uno de sus últimos


documentos que: “(E)l desempleo es sólo la punta del iceberg de la angustia del mercado de
trabajo. El subempleo se ha incrementado significativamente, aumentando las
preocupaciones que muchos trabajadores desalentados se puede deshacer de manera
permanente el mercado de trabajo. Un marcado incremento en el empleo vulnerable y
pobreza de los trabajadores también se ha producido entre 2008 y 2009. Trabajadores
temporales y subcontratados han estado entre los primeros en perder sus puestos de trabajo.
Los salarios y beneficios se han reducido para muchos trabajadores.”13

10 “Informe sobre seguimiento mundial 2009. Una emergencia de desarrollo”; Banco Mundial; Disponible en
http://siteresources.worldbank.org/INTGLOMONREP2009/Resources/GMR2009-Spanish_ovw.pdf

11 Octubre 2009. Disponible en:


http://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/weo/2009/02/pdf/texts.pdf

12“El Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2009. Crisis económicas: repercusiones y enseñanzas
extraídas”; Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación; Roma 2009.
Documento disponible en: http://www.fao.org/docrep/012/i0876s/i0876s00.htm.

13 Traducción propia del Documento de la Organización Internacional del Trabajo; “Recovery and growth
with decent work”; 25 de mayo de 2010; pág. 9. Disponible en la página oficial del organismo: www.ilo.org.
II- Los datos de la recesión

Queda claro en el siguiente cuadro del deterioro de la economía estadounidense desde


el 2007, agudizado en 2008 y 2009, con leve crecimiento para el primer semestre del 2010.

Cuadro 1 - Evolución porcentual del PIB de EEUU (trimestral)


070 07 07 07 08 08 08 08 08 09 09 09 09 09 10
7
III III IV I II III IV I II III IV I
0.9 2.3 2.9 1. - 0.6 - - 0. - - 1,6 5.0 -2.6 3,
3.2 9 0.7 4.0 6.8 0 4.9 0,7 7
Fuente: www.bea.gov (al 08/08/10)

Hay que observar la recesión del 2001, el crecimiento entre el 2003 y el 2005 asociado al
crecimiento del crédito y a la militarización de la economía por las invasiones a Afganistán
e Irak.

Cuadro 2 – PIB EEUU en porcentaje para 2001/2009


2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
1.1 1.8 2.5 3.6 3.1 2.7 1.9 0.0 -2,6
Fuente: www.bea.gov (al 08/08/10)

En su momento se aplicaron medidas de estímulo para superar la crisis recesiva del


2001 y entre otras se acudió a la reducción sucesiva de la tasa de interés hasta llevarla al
1% y fomentar el consumo y especialmente el crédito del gobierno, las empresas y las
familias estadounidenses. Fueron medidas para generar el rebote de la economía en los años
sucesivos y hasta el 2004, desde que empezó a mencionarse la posibilidad del aterrizaje
económico de EEUU. Vale la pena recordar la utilización de estas políticas de intervención
del Estado en EEUU para visualizar su réplica en las condiciones actuales de la crisis. Pese
al discurso neoliberal de promoción del mercado y contra la intervención estatal, la gestión
Bush no dudó en intervenir activamente con fuerte impacto en el endeudamiento del
conjunto de la sociedad y el Estado.

Hay que mencionar que el 2001, además de la recesión, fue un año de escándalos
económicos que involucró a grandes corporaciones internacionales de origen
estadounidense y puso en el centro de la atención el papel de la corrupción empresarial y el
lobby ejercido sobre la administración del Estado de la Nación imperialista más poderosa.
Es además el año de los atentados a las torres gemelas en Nueva York y la respuesta
agresiva que definirá entre otras acciones las invasiones sobre Afganistán e Irak, que
contribuyeron para que algunos definieran la etapa como una propuesta de “keynesianismo
militar”, reiterando una concepción que proviene de la inserción como país hegemónico del
sistema mundial a la salida de la segunda posguerra. El gasto nacional de defensa en EEUU
no deja de aumentar desde el 2001, considerando (a mediados del 2008) al complejo militar
industrial como una de las causas en la demora de la explosión de la recesión, estallada para
el segundo semestre del 2008 y continuada en el 2009.
El aterrizaje comenzó a materializarse y a ser profecía cumplida desde el comienzo de
la crisis en agosto del 2007. Expresada como crisis inmobiliaria o de los créditos subprime
(hipotecas de baja calidad), en realidad escondía los problemas estructurales de la
organización económica de la sociedad estadounidense, cuyas revelaciones más notorias de
la crisis se ponían de manifiesto en el déficit gemelo del fisco (Cuadro 3) y la cuenta
corriente (Cuadro 4), junto al récord de endeudamiento público.

Cuadro 3 – Saldo fiscal de EEUU en miles de millones de dólares


2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
146,6 -65,1 -422,4 -553,3 -531,1 -418,3 -291,6 -408,1 -912,3 -
1.592,7
Fuente: www.bea.gov (al 08/08/10)

Cuadro 4 - Saldo de exportaciones e importaciones de bienes y servicios de EEUU en


miles de millones de dólares
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
-382,1 -371,0 -427,2 -504,1 -618,7 -722,7 -769,3 -744,0 - -386,4
710,4
Fuente: www.bea.gov (al 08/08/10)

Los datos mencionados para EEUU se extienden al conjunto de la economía mundial.

IV – El problema es la producción de valor y plusvalor

El fenómeno fue la crisis inmobiliaria o la caída de las bolsas y luego varios bancos,
pero nos interesa pensar que al mencionar la crisis inmobiliaria debemos poner el acento en
que detrás del sistema financiero y sus hipotecas incobrables existe la industria de la
construcción. No existe el negocio bursátil o financiero asociado a la negociación de
hipotecas si previamente, o a futuro, no hay construcciones materiales que entran al proceso
de circulación. La circulación de papeles (hipotecas y bolsas) y de viviendas u oficinas
(compra y venta de inmuebles) solo tiene lugar si existe una producción previa o un
compromiso futuro de producción. La crisis puede manifestarse en la circulación y de
hecho hace tiempo que Carlos Marx explicó el carácter de la crisis como crisis de
sobreproducción. También, el intelectual revolucionario reflexionó sobre el capital ficticio,
asociado a producción futura. Que la circulación no realice la producción remite a la
validación de las conclusiones de la teoría del valor y de las crisis capitalistas, las que se
resuelven, en el marco del propio capitalismo con nuevas rondas de acumulación,
concentración y centralización del capital, salvo claro, que un proceso subjetivo de acción
colectiva impulse transformaciones sociales que intervengan en la modificación del orden
social. En las condiciones actuales del desarrollo del sistema mundial, lo mencionado alude
a procesos sociales y políticos al interior de la sociedad estadounidense, pero también a
fenómenos nuevos de articulación de propuestas alternativas del orden mundial,
especialmente en América Latina y el Caribe. Se puede decir que se trata de una
especulación apresurada, pero conviene pensar, salvando las distancias, que en 1917, un
país relativamente atrasado del sistema mundial, generó condiciones para cambios del
orden global que se manifestaron durante casi todo el Siglo XX, también con revoluciones
socialistas en otros países atrasados desde el punto de vista capitalista, como China, Cuba o
Viet Nam.

Lo que define la crisis es la dificultad para cumplir con el objetivo del capital: la
ganancia, es decir, límites para la valorización del capital. Es un proceso al interior del
régimen del capital y de la política económica. En el primer caso se asocia a la búsqueda de
formas de mayor explotación de la fuerza de trabajo y la apropiación a bajo precio de los
recursos naturales. En lo segundo remitimos a la aplicación de políticas macroeconómicas,
que en materia fiscal, monetaria, cambiaria, de oferta o demanda apuntalan el proyecto de
resolución de la crisis ante la obstaculización de la ganancia. Esa es la razón por la cual el
Estado nacional y los organismos internacionales fomentaron en las recientes décadas la
apertura de la economía, el equilibrio fiscal y el control de la inflación. Fueron todas
políticas aplicadas por los Estados, con los matices de sus historias específicas para
favorecer la libre circulación del capital, las mercancías y los servicios, al tiempo que
consolidaban un sentido común univoco sobre la realidad posible. Existe una lógica del
capital, de la acumulación y la dominación, pero también existe el accionar subjetivo de los
gobiernos en representación de intereses de clase, o fracciones de clases para impulsar la
historia en un sentido histórico determinado. Resulta clave entonces comprender el accionar
concreto de la potencia hegemónica en los últimos años para postergar la crisis y alimentar
el proyecto del capital. Para ello debe entenderse que las políticas aplicadas por Bush a
fines del 2001, no solo sirvieron para afirmar un proyecto de gobierno desprestigiado hasta
entonces, sino para reanimar el ciclo de negocios del capital transnacional, especialmente
de la banca. Es el camino de la militarización y el endeudamiento deliberado de las
familias, las empresas y el Estado.

Es relevante destacar que el periodo entre crisis que comentamos (2001/2008) abarca
íntegramente la gestión Bush, que de un superávit fiscal supo construir un déficit creciente
que se agrava con las invasiones materializadas en Afganistán e Irak, las amenazas
múltiples sobre Irán, Cuba, Venezuela y otros territorios, ámbitos o espacios políticos por la
lógica de la lucha antiterrorista con que el imperialismo estadounidense promueve la
continuidad de su régimen económico, político, social y cultural. Es notoria la expansión
del gasto desde el 2001 producto de la intervención estatal para enfrentar la crisis recesiva.
Obsérvese el Cuadro 3 y puede verificarse el crecimiento del déficit fiscal principalmente
entre 2002 y 2004, los años de la escalada militarista de Bush, bautizada como “lucha
contra el terrorismo” y especialmente desde 2008 con el salvataje producto de la crisis. Ese
déficit fiscal de EEUU se financia desde todo el mundo y sostiene la estrategia ofensiva del
imperialismo y el capital en escala global.

El presupuesto de defensa de EEUU ronda el 20% del gasto público de ese país y
puede crecer tanto como sea necesario. La mención alude al hecho demostrado con el
ingreso de EEUU en la segunda guerra mundial, donde el gasto específico destinado a la
defensa alcanzó prácticamente al 50% del total en los dos últimos periodos de la
conflagración.

Como su nombre lo indica, el objetivo de la “guerra global contra el terrorismo” es el


mundo, y específicamente aquellos lugares que generan amenaza contra el régimen
capitalista y la hegemonía de EEUU, y está claro que la situación de las luchas por la
emancipación en curso en América Latina y el Caribe, figuran a la cabeza de las
preocupaciones de los estrategas y militaristas de Washington.

El déficit comercial va más allá de la actual gestión de gobierno, pues tiene ya más de
treinta años de historia y se vincula a la capacidad del capitalismo en EEUU para
constituirse en el gran consumidor de la fábrica mundial, especialmente de energía. Es un
consumo preferentemente suntuario y despilfarrador de recursos escasos a escala global y
que explica su agresión violenta a quienes opongan proyectos soberanos de administración
de bienes naturales. Es un tema primordial para América Latina y el Caribe, especialmente
cuando vuelve a ponerse en evidencia el interés del capital más concentrado y del poder
económico global por los recursos naturales, abundantes en la región.

Ambos saldos negativos (fiscal y comercial) necesitan ser cubiertos con


endeudamiento, tanto del Estado como de las familias y empresas. La contrapartida, sobre
la base de la aún dominante posición del dólar en el sistema mundial, son las cuantiosas
reservas internacionales (activos) en poder de los países, especialmente de los
“emergentes”. Las reservas internacionales de la región superan los 500.000 millones de
dólares. Solo China supera la barrera del billón de dólares (1 trillón en la nomenclatura
estadounidense), registrando una tenencia de 730.000 millones de dólares en bonos del
tesoro de EEUU. Es claro que EEUU invierte en el mundo, es gran comprador del resto del
planeta y recibe cuantiosos préstamos desde otras latitudes. Esta necesidad de
financiamiento se mantendrá, especialmente si se considera que el reciente presupuesto
quinquenal de EEUU (2009-2014) propuesto por la administración Obama incluye un
déficit fiscal superior al billón de dólares anuales hasta el 2013, previéndose una reducción
a un déficit de 530.000 millones de dólares para 2014. Para el año 2010 está previsto un
déficit de 1,7 billones de dólares, incluyendo los 140.000 millones de dólares destinados
para la agresión sobre Afganistán e Irak. ¿Quién sostiene ese déficit? Es evidente que en las
condiciones actuales de dominación global, la potencia imperialista traslada al mundo su
crisis.

V - Las políticas anticrisis sistémicas y el orden alternativo

Las lecturas del poder mundial sobre la crisis privilegian la resolución de la crisis
financiera y por eso apuntalan desde la emergencia de la crisis de las hipotecas y más con la
caída de la banca estadounidense el operativo de salvataje bancario y el otorgamiento de
liquidez al sistema, en EEUU y en el capitalismo desarrollado. La reunión del G7 en Tokio
a comienzo de febrero de 2008 expresó claramente los límites de los responsables de la
economía y las finanzas de los principales países capitalistas para limitar los efectos
recesivos e inflacionarios de la crisis. “La actual turbulencia financiera es seria y
persistente” señaló el Secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson14. Era el aviso
necesario para el anuncio posterior de una danza multimillonaria de aportes estatales para
sostener el sistema. En rigor, los datos de la economía real en el ámbito global expresan la
desvalorización general experimentada desde la emergencia de la crisis en agosto del 2007
y profundizada posteriormente.

14 Brian Love y Gavin Jones, El G7 muestra pesimismo ante la situación económica mundial”, en agencia
Reuters, 9-02-08.
En la reunión inaugural de la Asamblea anual del BID (7/4/08) en Miami, Henry
Paulson destacó que “...las economías de América Latina y los mercados financieros han
demostrado ser más resistentes de lo esperado a las recientes turbulencias financieras
globales” y agregó que es necesario concentrarse “...en financiar la infraestructura para
construir y fortalecer las conexiones entre los mercados nacionales y regionales, y en
reducir o eliminar las barreras que afectan el comercio industrial, agrícola y de servicios en
la región.”15 Al tiempo que intentaba disimular el peligro de la inminente recesión y
contrario al intento de regulación desde el propio gobierno estadounidense, trataba de
estimular el impulso al libre cambio en el continente. En rigor, puso en evidencia el
objetivo y sentimiento profundo de la administración Bush con la liberalización de la
economía. Recordemos que el gobierno estadounidense venía de una gran derrota en la IVº
Cumbre de Presidentes realizada en noviembre del 2005 en Mar del Plata, donde no pudo
reinstalar la discusión por el ALCA en la agenda de la región y que, entre otros, Brasil y
Argentina habían tenido un papel destacado (más allá de contradicciones y desencuentros
entre si) en obstaculizar las negociaciones en el seno de la OMC. El tema de la
liberalización, recordemos es el gran objetivo del capital para asegurar la libre circulación y
movimiento de capitales en el ámbito mundial. La obstaculización resultante de campañas
populares contra el ALCA, la OMC y el librecambio son parte de la contribución desde el
accionar subjetivo y colectivo para incidir en el escenario de la crisis capitalista en curso.

La apuesta del capital transnacional y de los estados de los países capitalistas


desarrollados pretende recrear las condiciones para potenciar la salida liberalizadora en
proceso desde los 70´. Esa fue la lectura que debemos hacer de varias reuniones cumbres
desde la emergencia de la crisis, como la de la FAO en Roma a comienzos de Junio del
2008. La declaración final fue obstaculizada por la Argentina, Cuba, Ecuador, Nicaragua y
Venezuela que objetaron la mención crítica a las restricciones a las exportaciones
enunciadas en el borrador preparado por los anfitriones y con el beneplácito del capitalismo
desarrollado. En la capital italiana quedó puesto de manifiesto que los sectores dominantes
del sistema mundial no reducirían su proteccionismo, al tiempo que alientan el aperturismo
del resto de los países. Es manifiesto el interés del capital transnacional para hacer jugar a
los Estados de sus países de origen en función del interés liberalizador, muy especialmente
luego de la ruptura de la bipolaridad en torno de 1990. Grave sería que se repitiera la
historia de “solución” a la crisis de estanflación anterior, o de la recesión del 2001, ya que
supone la profundización del militarismo y la agresión expansionista de las principales
potencias del capitalismo16, agudizando las asimetrías que se verifican en las últimas
décadas entre la ostensible riquezas de unos pocos y la miserabilización de la mayoría de la
población mundial.

Las políticas anti crisis sugeridas en Roma se reiteran en los cónclaves internacionales,
tal como ocurrió con el G20 en Washington a mediados de noviembre del 2008 y las
subsiguientes en Londres el 2 de abril del 2009, en septiembre en EEUU y en Toronto,
Canadá en abril del 2010. En realidad es poco lo que surge de las reuniones del G20 y no
podría ser de otra manera, pues el tratamiento de la crisis es abordado como una cuestión
“nacional”, siendo que la crisis es un tema global que requiere respuestas integrales y
15 http://www.lanacion.com.ar/economia/nota.asp?nota_id=1002178&pid=4243626&toi=5828

16 La inserción de Francia en la OTAN en la reunión de abril, inmediatamente luego de reunido el G20 en


Londres 2009 parece confirmar esa perspectiva.
mundiales. Partiendo del diagnóstico de crisis financiera, las principales recomendaciones
estuvieron concentradas en: la regulación de las calificadoras de riesgo, los derivados
financieros y el control sobre las entidades bancarias de inversión no controladas o
insuficientemente reguladas y en el conjunto de instrumentos financieros productos de la
ingeniería financiera desarrollada en los últimos años; en el fortalecimiento de los
organismos financieros internacionales, para reflotar al FMI en sus funciones de asistencia
financiera, para lo cual se le otorgaron mayores recursos. El FMI triplicó su capacidad de
préstamos hasta 750.000 millones de dólares y acrecentó su capital en 250.000 millones de
dólares en Derechos Especiales de Giro (D.E.G.). Se dispuso otorgar 100.000 millones de
dólares a los bancos de desarrollo, para contabilizar una suma de 1,1 billones de dólares
como parte de un total de 5 billones para asistencia hasta fines del 2010 para el salvataje del
sistema financiero. Si en noviembre del 2008 era evidente el papel ordenador de EEUU
para subordinar al G8 y a un conjunto de potencias en la política de salvataje impulsada
desde Washington, con el G20 es mayor el compromiso multilateral para consensuar el
diagnóstico y las propuestas de abordaje que incluyen la novedad de fortalecimiento del
FMI y la aparición de una apuesta a los D.E.G. por encima de la estrategia de
concentración en el papel del dólar. La legitimidad de las políticas del poder global se
consolida desde una multilateralidad que involucra a potencias del Sur del mundo.

Del conjunto de reuniones y propuestas globales emerge una validación del papel del
Estado en la economía, a contramano de la retórica por años contra la intervención del
Estado en la Economía y a favor de la iniciativa privada. Resulta necesario llamar la
atención del carácter temporario previsto para esas medidas de intervención o
nacionalización, incluso destacar que el principal propósito apunta a resolver las
necesidades de las empresas en crisis. En el caso de la banca se trata de restablecer liquidez
para el mantenimiento de una actividad financiera que sostenga el régimen de producción
capitalista y en cuanto a la producción restaurar la capacidad productiva de esos capitales
en crisis (automotrices, p.e.). Son nacionalizaciones o estatizaciones para recuperar el ciclo
de negocios del capital. Se trata en definitiva del carácter de clase del Estado capitalista y
de ningún modo ello puede asociarse a la perspectiva socialista.

Resulta grave disimular los peligros de la crisis, tanto como insistir en las recetas que
derivaron en sucesivas crisis desde la restauración conservadora de fines de los 70 y
comienzos de los 80. Es por ello necesario pensar en términos de alternativas al orden
financiero y económico del sistema mundial. Por ello es que nos interesa junto con el
diagnóstico y el sentido de las políticas anti crisis, incluir algunas reflexiones sobre algunas
posibilidades en curso en la coyuntura mundial, especialmente con iniciativas que surgen
desde la región latinoamericana y caribeña. La estrategia imperialista subordina la
economía de EEUU y del sistema mundial, tanto como la crisis, a sus necesidades. Es un
problema económico, político, militar, ideológico y cultural.

Las crisis en EEUU se resuelven con militarización y terrorismo global y por eso las
invasiones territoriales y las agresiones a todos los pueblos que luchan por la emancipación.
Ello impone la necesaria articulación de una propuesta global de carácter alternativo. Es lo
que en el imaginario de los pueblos se intenta reconstruir en las luchas por otro mundo
posible y necesario. En ese proceso se destacan campañas internacionales que articulan las
diferentes demandas populares, por el no pago de la deuda externa de los países más
atrasados, la lucha contra el librecambio impulsado por el capital en organizaciones
internacionales como la Organización Mundial del Comercio, OMC, o propuestas como el
ALCA o las que impulsan los principales Estados europeos y algunos latinoamericanos para
liberalizar el comercio y promocionar las inversiones e iniciativas privadas.

Son demandas emergentes en el nuevo siglo que retoman las históricas luchas de los
trabajadores y los pueblos por una sociedad sin explotación. La ruptura de la bipolaridad
del sistema mundial a comienzos de los años 90 habilitó nuevas discusiones sobre el orden
mundial. EEUU con la primera guerra del golfo (1990) pretendió incidir en la búsqueda de
un lugar de dominación a escala global y lanzó una estrategia de militarización global. Es
una estrategia potenciada luego del 11/09/2001 y que actuó para superar la propia lógica de
crisis en EEUU. El movimiento mundial de una campaña contra la agresión e invasión en
Irak, en articulación con otras campañas contra las distintas manifestaciones de la ofensiva
del capital, da cuenta de un camino a persistir para frenar el militarismo y la concepción
ideológica de único camino para la humanidad.

La sociedad mundial está amenazada por la ofensiva del capital, que ante la crisis se
propone relanzar la estrategia de dominación. Para ello necesita de consensos globales y al
mismo tiempo, ello supone ejercer una estrategia en sentido contrario para ganar consensos
sociales, políticos y culturales para la organización de una sociedad de satisfacción de las
necesidades populares. Es el desafío del Siglo XXI y supone una respuesta desde las clases
subalternas a la crisis. Las propuestas de Washington y el poder global pueden ser
contestadas si se genera un movimiento mundial que luche por una alternativa en la
construcción de un mundo que asuma las tareas por la emancipación.

Es en ese contexto que adquiere relevancia la discusión sobre nueva arquitectura del
sistema financiero internacional; o las perspectivas que habilita la conformación de una
nueva institucionalidad de la integración, tal como se manifiesta en los protocolos del
ALBA y la reciente creación de su banco, o en los compromisos por construir el Banco del
Sur, tanto como la potencialidad de articular ambos esfuerzos para el desarrollo de un
financiamiento alternativo en un esquema de integración que supere los límites de la
hegemonía neoliberal y capitalista en curso. No puede pensarse la potencia de estas nuevas
instituciones, apenas enunciada su formulación (deberá pasar un tiempo para pensar en
balances de sus realizaciones), sin aludir a los procesos sociales y políticos de cambio que
ocurren en nuestra región y que preocupan seriamente a los cultores de la liberalización.

Son procesos sostenibles en una larga tradición de experiencia solidaria y participativa


en emprendimientos económicos empujados por el propio movimiento popular y por
políticas gestadas por gobiernos con pretensión de cambio estructural y que pueden
encontrarse en la dilatada historia del subcontinente en formas empresariales asociativas y
no lucrativas y que constituyen ya una tradición organizativa específica en el ámbito
mundial. El énfasis está puesto en el rescate de nuevas propuestas para reordenar el sistema
financiero y económico ante la crisis, en la conciencia de que muchas de las nuevas
proposiciones que se sustentan tienen arraigo en caminos transitados por anteriores
experiencias de los sujetos que por años construyen el otro mundo posible. Puede
entenderse en este sentido la mejor experiencia de la economía estatal, de las cooperativas y
de una articulación en un sector especial de la economía. Son propuestas en discusión en
estos tiempos de crisis y que contribuyen a pensar más allá de las recetas de los cultores de
la liberalización.
Es cierto que junto a la crisis, la recesión y la estanflación como amenaza, existe la
expectativa esperanzada en procesos de cambio profundo, especialmente en la región
latinoamericana y caribeña. Es un proceso que requiere ser estimulado con rupturas del
modelo de producción dominante en el sistema mundial. Hoy más que nunca se requiere de
modificaciones sustanciales que aseguren soberanía alimentaria y de los recursos naturales
explotados en forma creciente por las transnacionales. Es imperiosa la búsqueda de un
nuevo orden mundial, lo que supone voluntades políticas nacionales para avanzar en
cambios en sus respectivos países, al tiempo que articulen estrategias compartidas para la
sustitución del modelo productivo actual. En nuestra región es una opción reconocida en
muy pocos países que anuncian rumbos anticapitalistas e incluso por el socialismo y que
intentan nuevas formas de integración como en el caso de la Alternativa Bolivariana para
las Américas, el ALBA. Son perspectivas que estuvieron atravesando la 5ta. Cumbre de
presidentes de América en Trinidad y Tobago en abril del 2009. La declaración final no fue
firmada y previamente reunidos los países del ALBA anunciaron financiamientos para
proyectos compartidos desde el Banco del ALBA, que está en funcionamiento antes que el
propio Banco del Sur. Esta nueva entidad está en condiciones de operar si las autoridades
de los 7 países signatarios del compromiso de creación ratifican el consenso construido
para el convenio constitutivo firmado en Buenos en los primeros días de mayo del 200917.
La Cumbre de los Pueblos reunida en simultáneo a la de los Presidentes ha sido muy crítica
de las expectativas de los gobernantes en la continuidad del proyecto liberalizador y
demandan acciones concretas para resolver necesidades sociales extendidas, agravadas por
la crisis. Son temas que aún constituyen novedades para ser analizadas en el corto plazo.
Son parte del presente que merece ser balanceado en un futuro cercano, especialmente si se
extienden las turbulencias e inestabilidades en el sistema económico y financiero mundial.

Estos procesos de cambio político en curso son parte de la dinámica de lucha de clases
en el ámbito mundial, con epicentro en la región latinoamericana y caribeña. Por eso no
resulta menor la definición por un rumbo socialista puesto en consideración desde fines del
2004 por el régimen bolivariano en Venezuela. Es una propuesta que se suma la prédica y
construcción del socialismo por medio siglo en Cuba y que anima con matices el discurso y
las propuestas políticas en Bolivia y Ecuador. Es parte de la restitución de un programa de
acción colectiva que era sostenido por el imaginario social en la ofensiva popular de los 60
y 70 y que fuera revertido con la ofensiva del capital en los 80 y 90. Son hipótesis para
pensar en la posibilidad del socialismo como propuesta de rumbo y oportunidad de cambio
del orden capitalista ante la crisis.

17 Reunión técnica con Ministros de Economía de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y
Veenzuela (Buenos Aires, 6 y 7 de mayo de 2009).

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