Crisis Capitalista y Desafios para El Cooperativismo, J Gambina
Crisis Capitalista y Desafios para El Cooperativismo, J Gambina
Crisis Capitalista y Desafios para El Cooperativismo, J Gambina
I
Largamente anunciada, la crisis económica es una realidad y se difunde en todos los países.
Todos los pronósticos indican un 2009 presidido por la crisis. Hay recesión en los
principales países capitalistas desarrollados y desaceleración económica en el resto del
mundo. El peligro es la depresión, el costo social y el efecto regresivo sobre las condiciones
de vida de la población mundial. Las consecuencias son y serán devastadoras para los
sectores de menores ingresos, especialmente los trabajadores y todos aquellos que asocian
su actividad económica al ingreso laboral. Así la crisis se descarga sobre explotados y
desprotegidos, campesinos, pequeños y medianos productores y empresarios, como sobre
las organizaciones de la economía popular. Por la especificidad de esta presentación
concentraré el análisis en los desafíos que la crisis presenta para las organizaciones de la
economía popular y especialmente para las cooperativas.
Al remitir a los desafíos para las entidades asociativas no lucrativas nos dirigimos
especialmente a los dirigentes que deben asumir la toma de decisiones en las actuales
circunstancias. Se trata de la supervivencia de los emprendimientos, pero más importante
aún, sobre la función a desarrollar en tanto iniciativas económicas y sociales para actuar en
la coyuntura y al mismo tiempo en la transformación de la sociedad capitalista en crisis.
*
Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Profesor
invitado en postgrados en universidades públicas: Buenos Aires, Mar del Plata y Córdoba. Presidente de la
Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP. Integrante del Comité Directivo del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Director Adjunto del Centro Cultural de la Cooperación
“Floreal Gorini”, CCC.
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mundial según sea la tradición cultural, ideológica y política de quién la formule. Quizá sea
adecuado reinstalar la discusión sobre el periodo de transición del capitalismo al
socialismo. Es un debate teórico, político y simultáneo a una práctica de organización
social para construir subjetividad conciente que incida materialmente en el proceso de
confrontación con el orden imperante y la generación de una nueva sociedad. Es una
discusión simultánea al ejercicio consciente de la práctica transformadora de los colectivos
sociales involucrados como asociados, dirigentes, o proveedores, e incluso de las
comunidades en que se inserta el accionar solidario.
Puede también considerarse a la crisis como una oportunidad. En este caso puede hacerse
realidad la “afinidad electiva”1 entre cooperativas y socialismo, o entre entidades no
lucrativas y construcción de un nuevo orden social sin explotación y contribuir desde un
sector específico, el cooperativo y asociativo, a generar condiciones subjetivas para
enfrentar la crisis capitalista con propuestas de otro orden social mundial.
cooperación sin fin de lucro, con una tendencia a la concentración del capital y a la
renovación del mecanismo de la explotación y la dominación. El cooperativismo intentó
responder en cada periodo del desarrollo económico para adecuarse a las nuevas
condiciones establecidas por el régimen del capital. De ese modo se construyó una práctica
mayoritaria de subordinación a la lógica del capital, del mercado y la valorización. Algunas
pocas experiencias dan cuenta de un trayecto diferenciado en la búsqueda de un lugar
propio para sostener la experiencia económica en las condiciones desfavorables del
capitalismo y contribuir a desarrollar una iniciativa que actuando en el plano económico
pueda construir subjetividad anticapitalista y por la transformación social. Carlos Marx era
un crítico profundo respecto de las experiencias cooperativas y el ideario sustentado por los
socialistas utópicos, sin embargo pudo señalar en el “Manifiesto inaugural de la Asociación
Internacional de los Trabajadores”2 que “es imposible exagerar la importancia de estos
grandes experimentos sociales [las fábricas cooperativas] que han demostrado con hechos,
no con simples argumentos, que la producción en gran escala y al nivel de las exigencias de
la ciencia moderna, podía prescindir de la clase de los patronos, también que no era
necesario a la producción que los instrumentos de trabajo estuviesen monopolizados y
sirviesen así de instrumentos de dominación y de explotación contra el trabajador mismo; y
han mostrado, por fin, que lo mismo que el trabajo esclavo, lo mismo que el trabajo siervo,
el trabajo asalariado no es sino una forma transitoria inferior, destinada a desaparecer ante
el trabajo asociado que cumple su tarea con gusto, entusiasmo y alegría.” Más complejo
aún resulta considerar la experiencia cooperativa en el marco de las revoluciones socialistas
producidas en el Siglo XX, las que consideraron a la cooperación como una categoría
subordinada a la estrategia que asignaba predomino a la empresa estatal.
2
K. Marx. “Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores”. En Obras Escogidas
de K. Marx y F. Engels. Ediciones en lenguas extranjeras del Instituto de Marxismo – Leninismo. Moscú
4
revitalizando una discusión necesaria que profundice la afinidad electiva entre socialismo y
cooperativismo.3
II
Es lugar común luego de la crisis del treinta del siglo pasado que el capitalismo acuda a la
intervención estatal para superar los obstáculos a la valorización del capital. Digamos al
pasar que la crisis capitalista se define precisamente por las dificultades y límites para
asegurar la valorización del capital. No es la extensión de la pobreza o la miseria lo que
define la crisis, sino las limitaciones para que la ley de la ganancia y la acumulación
capitalista se desarrollen. Las respuestas a la crisis con intervención estatal tienen el objeto
de ejecutar el salvataje de la institucionalidad capitalista y es por ello que asistimos a una
derivación de gigantescos recursos públicos estimados en más de tres billones de dólares
(trillones en la denominación estadounidense) destinados a sostener bancos y empresas
transnacionales en crisis.
La intervención estatal capitalista desde la década del treinta está condicionada por la
experiencia del socialismo en la Unión Soviética, la planificación estatal y las luchas
emancipadoras de los trabajadores y los pueblos del mundo, algunas de las cuales derivaron
en experiencias socialistas o procesos anticapitalistas que en conjunto definieron a fines de
los sesenta y comienzos de los setenta del Siglo XX un momento de disputa por el orden
mundial. Ya sabemos la respuesta del orden capitalista a ese desafío de poder popular
3
Roffinelli, Gabriela. Cooperativismo y Socialismo. Una mutua elección. Revista Idelcoop nº 159. Bs. As.
2004.
5
global que se difundió como hegemonía neoliberal por tres décadas reestructurando el
orden mundial con la desarticulación de la experiencia soviética. Es cierto que la
instalación del neoliberalismo está acompañada de una importante resistencia local y
mundial que en la primera década del siglo XXI presenta un mapa político diferenciado,
por lo menos en América Latina y el Caribe, claramente identificado en el Diálogo entre los
movimientos sociales y cinco presidentes de la región en el encuentro del FSM en Belem,
Brasil, a fines de febrero de 2009.
El carácter de la intervención estatal actual es criticada por los propios economistas del
sistema, tal como puede leerse en un artículo del Premio Nobel de Economía del 20084
denostando “los planes de la administración relativos a un rescate del sistema bancario,
planes que se están armando como un clásico ejercicio de "socialismo limón": los
contribuyentes cargan con el costo si las cosas salen mal, pero los accionistas y los
ejecutivos reciben los beneficios si salen bien.” Completa más adelante la crítica a la nueva
gestión del gobierno en EEUU señalando que “Cuando leo los comentarios recientes sobre
política financiera de altos funcionarios de Obama, me siento en el túnel del tiempo, como
si estuviéramos todavía en 2005, Allan Greenspan fuera el Maestro y los banqueros los
héroes del capitalismo.”
4
Paul Krugman. “Al rescate de los incompetentes”, en Diario Clarín del 3 de febrero de 2009, Buenos Aires,
Argentina.
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se puede disputar las funciones del Estado en tiempos de crisis para la obtención de
recursos públicos que se orienten al desarrollo de la economía popular, no lucrativa y para
otro patrón de producción y consumo.
III
El mapa político de la región cambió en los últimos años y no hay duda que ello es
producto de la acción colectiva y la resistencia popular. Así lo manifestaron los presidentes
concurrentes al FSM en Belem. En los Estados ya no domina el discurso hegemónico de los
noventa, más bien circula un mensaje crítico hacia aquellas políticas. Es cierto que aún no
se han revertido sustancialmente las reformas estructurales de la década pasada, pero existe
un proceso político que da cuenta de la disputa por encontrar un nuevo rumbo al desarrollo.
Es el caso de Venezuela con su formulación del “Socialismo del Siglo XXI”, que induce
formulaciones similares en Ecuador y Bolivia y que anima la discusión en otros procesos en
la región. Es un debate y propuesta que agiganta el papel del proyecto revolucionario en
Cuba, que por cierto, también discute un nuevo papel de revalorización para la forma
cooperativa. Este nuevo renacer del ideario y práctica socialista en la región estimula
articulaciones como la del ALBA que trasciende a países con propósito socialista. Estamos
aludiendo a un proceso diverso y complejo que incluye las renovaciones cubanas,
especialmente en materia económica, las reformas constitucionales y todas las variantes de
articular poder popular en el Estado, cuya función aún no modificada privilegia la
liberalización impulsada por tratados comerciales en defensa de las inversiones privadas del
capital transnacional. Veamos lo que evidencian las constituciones reformadas
recientemente en Venezuela, Ecuador y Bolivia.
ahorro, así como también la empresa familiar, la microempresa y cualquier otra forma de
asociación comunitaria para el trabajo, el ahorro y el consumo, bajo régimen de propiedad
colectiva, con el fin de fortalecer el desarrollo económico del país, sustentándolo en la
iniciativa popular. Se asegurará la capacitación, la asistencia técnica y el financiamiento
oportuno.”
Para la Constitución boliviana8 se destaca en el art. 306: “I. El modelo económico boliviano
es plural y está orientado a mejorar la calidad de vida y el vivir bien de todas las bolivianas
y los bolivianos. II. La economía plural está constituida por las formas de organización
7
http://www.presidencia.gov.ec/
http://asambleaconstituyente.gov.ec/documentos/constitucion_de_bolsillo.pdf
8
http://www.vicepresidencia.gob.bo/
http://www.vicepresidencia.gob.bo/Portals/0/documentos/DOC.FINAL_CONSTITUCION_POLITICA
DEL_ESTADO.pdf
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mismo hacer obras de infraestructura que faciliten el transporte de mercancías del capital
global a través de un canal interoceánico que construir caminos y sistemas de riego rurales,
ni invertir en el irracional sistema de transporte basado en los intereses corporativos del
sector automotor que en los ferrocarriles al servicio de las economías regionales. No es lo
mismo mejorar la competitividad de algunos trabajadores (capacitación individual en
oficios) que propiciar la mayor participación de los colectivos de trabajadores en el Estado
y las empresas, la autonomía del trabajo organizado, el desarrollo de la capacidad de
autogestión y empresa de los trabajadores cooperantes.”
Nuestra opinión es que las cooperativas y otras formas asociativas no lucrativas tienen
límites para el cumplimiento de sus objetivos de transformación social en el capitalismo y
pueden contribuir al proceso de liberación nacional y social si son parte del bloque popular
que disputa la crítica al capitalismo e instala un nuevo objetivo de construcción social. Es
un desafío para entidades de la economía popular que no se conforman con la satisfacción
inmediata de las necesidades de sus asociados y de la comunidad y que pretenden incidir en
la superación del capitalismo y su crisis actual.
*
Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Profesor
invitado en postgrados en universidades públicas: Buenos Aires, Mar del Plata y Córdoba. Presidente de la
Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP. Integrante del Comité Directivo del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Director Adjunto del Centro Cultural de la Cooperación
“Floreal Gorini”, CCC.