Abandono Dañino de Animales

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  Sentencia: 01754
Expediente: 09-003411-
0276-PE   
Fecha: 09/08/2013   Hora:
10:10:00 a.m. 
Emitido por: Tribunal de
Apelación de Sentencia
Penal, II Circuito Judicial
de San José

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO PROCESAL PENAL
Redactor del texto de origen: Rosaura Chinchilla Calderón

Temas
   Subtemas (Restrictores)
(Descriptores)
 Prescripción de la  Nulidad o revocatoria de resoluciones
acción penal    señaladas como actos interruptores no elimina
sus efectos
 Lesión culposa  Conducta atribuida de faltar al deber de
vigilancia de un animal peligroso e
inaplicabilidad de la contravención de
abandono dañino de animales
  
 Propiedad del animal causante de los
hechos puede determinarse a partir del
comportamiento del sujeto a quien se le
atribuye ser el dueño
 Abandono dañino  Configuración de lesiones culposas por no
de animales constar en la acusación que el perro se dejó
  
en la vía pública aun cuando tuviese libre
acceso a ella

Voto de mayoría
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Jurisprudencia

“I.-[ …] (A) Conforme ha sido aceptado, se le atribuyó a la encartada el delito de


lesiones culposas, previsto por el artículo 128 del Código Penal. Este delito, está
sancionado con pena de hasta un año de prisión, por lo que el plazo de prescripción
completo es de tres años y, reducido a la mitad a partir de actos interruptores, de año
y seis meses (artículos 31 y 33 del Código Procesal Penal). Se ha acusado que los
hechos se dieron el 05 de julio de 2009 y el primer acto de interrupción fue la
indagatoria de la encartada, que se produjo el 26 de febrero de 2010 (folios 62-63).
Es obvio que no transcurrió el plazo completo de prescripción. Luego, el siguiente
acto interruptor fue la primera convocatoria a audiencia preliminar, efectuada el 11
de mayo de 2010 (ver folio 84). Haciendo abstracción, en favor de la encartada, de
cambios procesales que se produjeron en el ínterin y oscilaron entre darle carácter
interruptor solo al primer señalamiento o a cualquiera de ellos, ya fuera de la
convocatoria a la audiencia preliminar o al debate y tomando en cuenta solo el primer
señalamiento de cada uno de esos actos procesales (esto de modo arbitrario, para
facilitar el conteo), volvió a interrumpir el plazo de dieciocho meses el primer
señalamiento a juicio, que se produjo el 13 de mayo de 2011 (ver folio 123), sin que
tampoco corriera dicho lapso en forma completa entre esos actos, como tampoco
sucedió entre dicho señalamiento y el dictado de la sentencia, que se dio el 08 de
diciembre de 2011 (ver folio 205). Esa resolución fue anulada por el voto de esta
Cámara, con otra integración, del 24 de enero de 2013 (ver folios 230 a 237). Aunque
las reglas de prescripción de la acción penal han sufrido, como se indicó atrás,
múltiples reformas, desde 1998, en que se emitió la legislación procesal penal, se ha
mantenido inalterable la regla según la cual la nulidad o revocatoria de las
resoluciones señaladas como actos interruptores de la prescripción no afecta el
carácter interruptor de dichas decisiones, de modo que no es admisible el reclamo del
recurrente de que esa resolución, por haberse anulado, perdió su carácter de
interruptor, pues la ley expresamente se lo otorga a pesar de esa vicisitud procesal.
Esto es lógico que sea así porque aún los actos anulados despliegan efectos jurídicos
como por ejemplo, para evitar que el Tribunal anterior pueda integrar en el reenvío
para garantizar el principio de imparcialidad; para hacer vigente el principio de
prohibición de reforma en perjuicio del único recurrente anterior, etc. Si se contaran
los seis meses desde esa sentencia de instancia hasta la actual no han pasado,
tampoco, los dieciocho meses, pues la actual sentencia data del 16 de mayo de
2013 (ver folios 264 a 295). Empero, no hay que perder de vista que mediante ley Nº
8837 vigente desde el 09 de diciembre de 2011, el legislador le dio carácter
interruptor de la prescripción de la acción penal ya no solo a la sentencia de instancia
sino a la del Tribunal de Apelación de Sentencia por lo que, con menos razón, se ha
cumplido el plazo referido. Por lo expuesto, el reclamo debe rechazarse. (B) Cabe
indicar que, para decidir el tema de la prescripción de la acción penal el Tribunal
debe estarse a la correcta calificación legal de los hechos que, en este caso, esta
Cámara considera que es la que señaló el órgano de instancia, de lesiones culposas.
Esto al margen de que, en el año 2002, la Asamblea Legislativa introdujera como
delito el "descuido con animales" regulado en el numeral 130 bis del Código Penal y
que disponía: "—La pena será de tres a seis meses de prisión para quien azuzare o
soltare un animal peligroso, con evidente descuido. Cuando se causare daño físico a
otra persona, como consecuencia de esta conducta, la pena será de seis meses a un
año de prisión, siempre que la conducta no constituya los delitos de lesiones
ni homicidio ."
Por el monto de la pena allí señalada, el plazo de prescripción sería, siempre de
año y medio una vez operados actos de interrupción. Empero, el párrafo primero
de ese artículo, que contemplaba una forma especial de omisión culposa, que
desplaza a las restantes formas generales de culpa salvo que se den, como en
este asunto, lesiones incapacitantes, fue declarado inconstitucional por voto
número 13852-08 de la Sala Constitucional que estipuló, en lo que interesa:
"... hay discrecionalidad legislativa para construir tipos penales de acuerdo con
determinadas políticas criminales, pero excede los márgenes de esa
discrecionalidad crear normas de sanción penal que castiguen conductas inocuas
para la vida en común. En el caso del artículo 130 bis del Código Penal se
contraviene el principio de lesividad en la medida en que se trata de un delito de
peligro abstracto, asumiéndose teóricamente la posibilidad de afectación
abstracta de un bien jurídico, es decir, de una presunción de peligro que no
requiere una comprobación concreta, ni que el sujeto pasivo desarrolle una
conducta u omisión específicas. Se pena la mera tenencia de un animal
peligroso, haciendo el legislador un pronóstico sobre un resultado lesivo para el
bien. En este caso, podría llegar a declararse el incumplimiento de un deber de
cuidado –por vías distintas de la sanción penal–, pero no existe una acción
dirigida a lesionar el bien jurídico (...)Cuando una norma penal se redacta en
términos ambiguos, es el juez y no el legislador quien al final de cuentas define
la conducta penalmente reprimida. La traslación de esa competencia presenta
varios y serios inconvenientes, bajo la óptica del Derecho de la Constitución. En
primer término, si es el juez quien dice cuáles conductas están prohibidas y
seguidas por una sanción, de ello se tendrá noticia con la emisión del acto
jurisdiccional prototípico: la sentencia. Es decir, temporalmente habría una
anteposición de la conducta a su categorización como penalmente sancionable
con evidente contravención del principio de legalidad criminal y su postulado
de lex previa. Asimismo, no tendrían los miembros de la comunidad la seguridad
de cuáles son los comportamientos que les pueden acarrear responsabilidad
penal, en detrimento del enunciado de lex certa. Por último, es característico de
los regímenes democráticos el respeto escrupuloso del principio de reserva de
ley en varias materias, entre las cuales destaca la penal, entendiendo que el
órgano parlamentario, como destinatario inmediato de la potestad legislativa
propia del pueblo, es el único legitimado para decretar las intromisiones más
severas del poder público en la esfera individual. Es por ello que las penas, el
régimen de los derechos fundamentales, los impuestos, entre otros ámbitos
materiales, se confían al legislador, quien, por demás, no puede renunciar al
mandato popular que se le ha conferido. VI.- El artículo 130 bis extrapola de la
función legislativa a la jurisdiccional la precisión de la conducta sancionable en el
caso concreto que suscita la presente consulta (...) específicamente la
determinación de lo que es “tener un animal peligroso, sin las condiciones
idóneas para garantizar la seguridad de las personas”, por lo que, con base en
las consideraciones arriba expuestas, esa frase de la norma debe declararse
inconstitucional. Cabe recordar que la consulta judicial se formula dentro de un
marco específico: el proceso en el cual el juez debe aplicar la norma que suscita
sus dudas de constitucionalidad (artículo 102 de la Ley de la Jurisdicción
Constitucional). Y aquí, de acuerdo con la acusación y solicitud de apertura a
juicio (...) la conducta se tipifica exclusivamente con base en la primera fase del
artículo 130 del Código Penal, a la cual debe constreñirse la presente
declaratoria, con los efectos establecidos en las disposiciones 107, 108 y 91 de
la Ley que rige esta Jurisdicción. VII.- El Magistrado Vargas Benavides salva el
voto y evacua la consulta en el sentido que la disposición aludida no vulnera el
Derecho de la Constitución."
Ante esa decisión, la norma específica desapareció y la conducta que se atribuyó
a la encartada, de faltar al deber de vigilancia del animal peligroso, de ser cierta,
sería típica del delito genérico de lesiones culposas, ya que la contravención
prevista por el numeral 405 del Código Penal, también introducida por la ley Nº
8250 de mayo de 2002 que incluyó el numeral 130 bis ya comentado, no es
aplicable en la medida en que si bien se denomina "abandono de animales"
tipifica una conducta distinta a la acusada, al señalar: "Artículo 405.—Se penará
con cinco a treinta días multa al que sin haber tomado las precauciones
convenientes para que un animal no cause daño, lo dejare en lugar de
tránsito público o lo confiare a alguien inexperto, en forma tal que exponga al
peligro a personas o cosas" (se suple el destacado). En este caso, no consta en
la acusación privada que la encartada dejara el perro en la vía pública aunque,
ciertamente, de la prueba se desprende que el animal sí tenía libre acceso a ella
porque el predio en que se encontraba no tenía las cercas adecuadas que lo
impidieran, pero no se atribuye que la encartada lo dejare exclusivamente ahí,
que es lo tipificado contravencionalmente. II.-
[…] Nótese que el Tribunal de instancia analizó cuidadosamente cada uno de los
elementos probatorios allegados a los autos y los contrapuso, en un extracto que
no se cita, con la declaración de la encartada quien se mostró contradictoria,
pues primero aceptó que el hecho fue cometido por un perro callejero y, luego,
considera que el causante había sido el perro de una vecina, pues, aunque ella
inicialmente pensó que era el suyo, lo regaló una semana después y siempre
siguió escuchando que el perro andaba suelto, por lo que llegó a la conclusión
que era el de una vecina. No obstante, de lo transcrito atrás se denota, por una
parte, que el perro referido era único con esas características, pues aunque
deambulaban otros, tenían otros rasgos diferenciadores y, segundo, que la
vecina que ella dijo que tenía un perro similar, tenía su predio completamente
cerrado. Por lo demás, el perro se observó amarrado en la propiedad de la
encartada durante casi un mes, tiempo mucho mayor al que ella dijo que pasó
para supuestamente regalarlo, lo que denota que no fue cierto su dicho. De ese
modo, la conclusión de la jueza de instancia de que el animal causante de las
lesiones de la ofendida era propiedad de la encartada, es una conclusión
derivada de la prueba recibida y no riñe con las reglas de la sana crítica, pues si
la posesión vale por título para las cosas según las reglas del Derecho Civil y
hasta para determinar la filiación de las personas ese puede ser un indicio válido
(vgr. posesión notoria de estado en el Derecho de Familia), con mucha mayor
razón puede determinarse la propiedad del animal a partir del comportamiento
del sujeto a quien se le atribuye la misma para con dicho perro: al darle la
encartada de comer, al mantenerlo en su propiedad, al asumirlo como suyo
luego del accidente, al amarrarlo, al ir a ver a la ofendida dando disculpas por lo
sucedido, al ser ella quien lo llama cuando ataca a vecinos, al dársele las quejas
a ella por lo que hace a otras personas, etc. El hecho de que los testigos no
supieran el nombre o edad del perro, o que no todos hayan sido testigos
presenciales del accidente, no significa que no hayan podido identificar, primero,
que solo un animal con las características del causante de las lesiones había en el
sitio, aunque sí anduvieran sueltos muchos canes de distintas características y,
segundo, que ese en particular, con o sin nombre, joven o anciano, era el
causante del hecho, según los otros testigos presenciales. A la encartada no se le
ha atribuído la conducta de azuzar al perro pues, de haber sido así, no
estaríamos ante un evento culposo sino doloso. Se le ha imputado que, siendo
dueña del animal y sabiendo, por los antecedentes del mismo (atacó a varias
personas antes, se le tiraba a los carros y motos, etc.) que éste era peligroso, lo
dejara suelto, sin bozal, sin tener malla en su propiedad que impidiera que se
saliera, etc. Ni el órgano de instancia, ni esta Cámara, han podido determinar
que alguno de los testigos aportados haya emitido declaraciones complacientes
pues, incluso, la propia ofendida dijo que ella no quería demandar sino que lo
hizo cuando se enteró que nuevamente el can andaba suelto pese al compromiso
inicialmente asumido por la encartada de mantenerlo con contención y el esposo
de la denunciante fue enfático en que él no estuvo presente cuando se dio el
ataque, que muchas cosas las supo por referencia y la forma en que tomó la
fotografía que se aportó a los autos. Ante la ofendida y su esposo la encartada
aceptó que el animal era suyo y hay una persona vecina que lo refiere amarrado
en la casa de la endilgada como durante un mes después de los hechos, por lo
que, en un sistema de libertad probatorio como el que nos rige (artículo 182 del
Código Procesal Penal) no es necesario demostrar con cierto número o tipo de
prueba un hecho o hacer una especie de encadenamiento probatorio como el que
pretenden los recurrentes, al alegar que de la conversación no hubo prueba pues
solo la ofendida y su esposo estaban presentes. La fotografía aportada, lejos de
poner en duda la identificación que inicialmente había hecho la afectada y su
esposo, lo que pretendía era tener absoluta certeza de la misma y fue la que se
les mostró a otros vecinos indicando que ese animal era de la encartada y que
era único, por sus características, en la zona en ese momento. Los recurrentes
citan extractos descontextualizados de algunas declaraciones, pero omiten la
valoración conjunta del material allegado al debate que sí hizo el Tribunal de
instancia. Es cierto que el perro originalmente no tenía dueño y fue asumido por
la encartada y si es descrito como callejero era porque andaba en la calle, sin
contención, pero la dueña se acreditó que era la imputada porque le daba de
comer, dormir, estaba en su propiedad, era ella quien lo llamaba cuando atacaba
a la vecina que llegaba a su lote, era a ella a quien obedecía, ella dijo que era
suyo y lo amarró después del evento, etc.”

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:35:38 p.m.
 

Tipo de Sentencia:   De Fondo


Redactor: No indica redactor
Clase de Asunto: Conflicto de competencia

Temas (Descriptores) Subtemas (Restrictores)


 Competencia penal  Colisión de vehículo con semoviente abandonado por
su dueño es de conocimiento de juzgado de tránsito

 Concepto de "dejar"

 Accidente de  Competencia para conocer sobre colisión de vehículo


tránsito
con semoviente abandonado por su dueño

 Abandono dañino de  Concepto de "dejar"


animales

   Texto de la sentencia
   * Sentencia con datos protegidos, de conformidad con la normativa vigente

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PODER   JUDICIAL

TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DEL TERCER CIRCUITO JUDICIAL DE


ALAJUELA, SAN RAMÓN Tel: 2456-9069 tcasación-sra@poder-
judicial.go.cr Fax: 2445-5193

____________________________________________________________________
___________________

Exp: 11-001028-0494-TR

Res: 2011-00198

TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DEL TERCER CIRCUITO JUDICIAL


DE ALAJUELA, SECCIÓN SEGUNDA, San Ramón,
a las diez horas diez minutos del veinticinco de mayo de dos mil once.

Vista la resolución de las veintiún horas veintinueve minutos del doce de
mayo de dos mil once, dictada por el Juzgado Penal del Primer Circuito Judicial de
Alajuela, en virtud de
la cual se remite a estacámara el presente conflicto de competencia planteado entre
el Juzgado de Tránsito y el JuzgadoContravencional, ambos del
Primer Circuito Judicial de Alajuela (cf. folios 5 y 7 a 9), se resuelve:

CONSIDERANDO:

I.-

El Juzgado Contravencional del Primer Circuito Judicial de Alajuela


a las catorce horas y treinta y ochominutos del nueve de mayo de dos mil
once, resuelve plantear "conflicto de competencia" en contra de
loresuelto por el Juzgado de Tránsito de
Alajuela que, por resolución de las once horas cinco minutos delveintinueve de a
bril de dos mil once declinó su competencia en
la presente causa remitiendo enincompetencia la misma ante
la sede contravencional. Argumenta al respecto que: "(...) Hecho un análisis de
los autos, esta representación llega a
la conclusión de que el asunto no debió incompetenciarse por parte
delJuzgado de Tránsito de esta ciudad, por los siguientes motivos: Según se in
fiere del Parte Oficial Nº 018200032, la encartada S.,
a eso de las dieciocho horas cuarenta minutos del dieciocho de abril del dos
mil once conducía el vehículo placas […],
en sentido de oeste a este, Frente a Embutidos Zar, en la zzal
de laZona Zeta, cuando intentó esquivar un caballo, aparentemente llevado po
r D., pero al no lograrlo, loimpactó, ocasionándose daños en
el costado central derecho y extremo posterior derecho del citadovehículo.-
Folios 1 a 3 frente. - II) Dicho lo anterior debe apreciarse que el artículo 1
de la Ley de Tránsito Nº 7331, reformada mediante Ley 8696 publicada en
el Diario Oficial La Gaceta, Alcance Nº 55 del martes 23 de diciembre del
2008, establece:
"La presente Ley regula la circulación, por las vías públicas terrestres de la Na
ción, de todos los vehículos con motor o sin él,
de propiedad privada o pública, así como de las personas y
los semovientes por las vías terrestres de la Nación, que estén al servicio y
al uso público en general;asimismo, la circulación de
los vehículos en las gasolineras;
en todo lugar destinado al estacionamientopúblico o comercial regulado por el
Estado, en los estacionamientos privados de uso público de los centros y
locales comerciales; en las vías privadas y en las playas del país. ..."
.-
Sumado a lo anterior para los efectos de la citada ley, en su artículo 3, se
define como accidente de tránsito: "...
la acción culposa cometida por conductores de vehículos, sus pasajeros o peat
ones, al transitar por loslugares a los que se refiere el artículo 1. En
el accidente de tránsito debe estar involucrado al menos,
un vehículo y producirse daños a los bienes, lesiones o muerte de
personas, como consecuencia de la infraccióna la presente ley."
.-
III.-
A manera de síntesis podemos decir que el artículo 1,
de la Ley de Tránsito regula la circulación por las víaspúblicas de la Nación de 
todos los vehículos con o sin motor, así como de las personas y
los semovientes, porparte
el artículo 3 ibídem define como accidente de tránsito, la acción culposa co
metida por losconductores de los vehículos, sus pasajeros o
los peatones al transitar por los lugares a
los que se refiere citado artículo 1, finalmente artículo 220 inciso 80) define
al transitar como: acción de efectuar un movimiento de
personas, vehículos y semovientes que permita su traslado sobre una vía públi
ca.-
IV.-
Así las cosas, es en
el Proceso de Tránsito donde deberá determinarse si la aquí conductora M. o
el señor D.,incurrió en una acción culposa o no
en su transitar por la vía pública terrestre de referencia,
y si con talacción causó o no daños en los bienes, lesiones o muerte de
personas como consecuencia de una infracción a la Ley de Tránsito vigente (...
)" (ver folio 7 fte. y vto.).-

II.-

En el presente caso, por su parte, el Juzgado de Tránsito del
Primer Circuito Judicial de Alajuela invocó, comosustento del decreto de
la incompetencia el artículo 398 del Código Penal, que corresponde a
lacontravención de “abandono dañino de animal” (así resolución de folio 5).
Este
numeral dispone de manera concreta lo siguiente: " Será penado con cinco a tr
einta días multa al que sin haber tomado lasprecauciones convenientes para q
ue un animal no cause daño, lo dejare en lugar de tránsito público o
loconfiare a alguien inexperto, en forma tal que exponga al peligro a personas
o cosas".

III .-

A criterio de esta cámara lo relevante para resolver
el presente conflicto de competencia es determinar cuálde las normas resulta de 
aplicación, por regular en manera específica y particular la situación.
En estesentido, estima que lleva razón la jueza contravencional al resaltar el con
cepto de transitar, pues a partir de
la definición dada por la ley en torno a este término, se define
la norma a aplicar en este caso. Si transitarconsiste en la
“ acción de efectuar un movimiento de
personas, vehículos y semovientes que permita sustraslado sobre una vía públi
ca”, no cabe duda que, en tesis de principio y a partir de
la escasa informacióncontenida en el expediente, el señor D. transitaba en
la vía pública, pues trasladaba o llevaba sobre ella un caballo,
animal que está relacionado con
los hechos que aquí se investigan. Estos hechos además ocurrensobre una vía pú
blica en
la que precisamente transitaban las dos partes supuestamente involucradas. En
el caso de S., se tiene que la misma conducía el automotor placas […], y en
el caso D., su acción consistía -según lo que se dice en el expediente-
en llevar un caballo. Ambas partes se ven a
la vez involucradas enuna colisión o accidente de tránsito, que es lo que genera
la presente causa y proceso en
el que se debedeterminar cuál es la responsabilidad que eventualmente podría te
ner estos partes, claro está,
de existiralguna responsabilidad. Se está, como bien lo señala la Jueza Contrave
ncional, ante un accidente en el queestán involucrados la conductora de
un vehículo y una persona que trasladaba o llevaba, conforme se derivade
la escasa información aportada a los autos,
un caballo por la vía pública, conforme lo dispone el artículo 3
de la Ley de Tránsito. No es de aplicación el artículo 398
del Código Penal, relativo al abandono dañino de animales, en
la medida en que con esta disposición se sanciona al que,
sin haber tomado las precaucionesconvenientes para que un animal no
cause daño, lo deja en lugar de tránsito público y en este caso, no
se aprecia que el caballo haya  sido  dejado por alguna persona. Específicament
e, partiendo del concepto dejar, que según el Diccionario de la Lengua Española s
ignifica, entre otras posibilidades:
“(...) aflojar (...) soltaralgo (...) Retirarse o apartarse de algo o
de alguien (...) Consentir, permitir,
no impedir (...) desamparar, abandonar (...) abandonar,
no proseguir una acción (...)”
(“ Diccionario  de  la  Lengua  Española  (a/g)”,Vigésima Segundo Edición,
Editorial Espasa Calpe, Madrid-España, 2001, pág. 740), resulta claro que,
en tesis de principio y con base a la información que consta en el expediente,
la acción del señor D. no
se ajustaría eventualmente a ninguna de las voces o significados que se enuncian 
como posibles en
la lenguaespañola para el término dejar, pues nunca dejó o abandonó en lugar p
úblico el caballo que llevaba o trasladaba. La eventual conducta de
D. correspondería a la acción de transitar por las vías públicas,
en tanto, como lo dispone el artículo 220 inciso 80
de la Ley de Tránsito, transitar significa “(...) efectuar un movimiento de
personas, vehículos y semovientes que permita su traslado sobre una vía pú
blica (...)”, yaque llevaba o trasladaba precisamente un caballo por la vía pública
. En razón de todo lo dicho,
lo procedentees disponer que quien debe seguir tramitando la presente causa es 
el Juzgado de Tránsito del Primer CircuitoJudicial de Alajuela. De igual forma,
se ordena remitir los autos a ese despacho judicial
y comunicar lo resuelto al Juzgado Contravencional de esa misma localidad.

POR TANTO:

Se declara que el competente para seguir conociendo de esta causa es el Juzga
do de Tránsito delPrimer Circuito Judicial de Alajuela. Se ordena remitir los autos
a ese despacho judicial
y comunicar lo resuelto al Juzgado Contravencional de esa localidad. NOTIFÍQUES
E.

Martín Alfonso Rodríguez Miranda

Mario Alberto Porras Villalta Jorge Luis Morales García

Jueces de Casación Penal

Exp: 11-001028-0494-TR

Colisión con semoviente

c / S. y otro

lore *

Es copia fiel del original - Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:35:57 p.m.

   Sentencia: 00197
Expediente: 11-000502-
0494-TR   
Fecha: 24/05/2011   Hora:
10:05:00 a.m. 
Emitido por: Tribunal de
Casación Penal de San
Ramón

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO PROCESAL PENAL
Redactor del texto de origen: No indica redactor

Temas
   Subtemas (Restrictores)
(Descriptores)
 Competencia penal     Colisión de vehículo con semoviente
abandonado por su dueño es de
conocimiento de juzgado de tránsito
 Concepto de "dejar"
 Accidente de  Competencia para conocer sobre colisión
tránsito    de vehículo con semoviente abandonado por
su dueño
 Abandono dañino
    Concepto de "dejar"
de animales

Voto de mayoría
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“I.-

El Juzgado Contravencional del Primer Circuito Judicial de Alajuela, mediante


resolución de las nueve horas y veintinueve minutos del treinta de marzo de dos
mil once, dice plantear "conflicto de competencia" en contra de lo resuelto por el
Juzgado de Tránsito de Alajuela que, por resolución de las quince horas y
veintitrés minutos del veintiuno de marzo de dos mil once, declinó su
competencia en la presente causa remitiendo la misma ante la
sede contravencional. Se indica así "(...) Hecho un análisis de los autos, esta
representación llega a la conclusión de que el asunto no
debió incompetenciarse por parte del Juzgado de Tránsito de esta ciudad, por los
siguientes motivos: Según refirió la encartada M., a eso de las trece horas
treinta minutos del veinte de febrero de dos mil once conducía el vehículo placas
722449, en sentido de este a oeste sobre la Autopista Bernardo Soto, a la orilla
de la calle en el carril contrario iba un señor caminando con una vaca que la iba
a subir al camión placas […], de pronto la vaca cruzó atravezando dos carriles,
momento en que ella trató de esquivarla, sin lograrlo, por lo que la golpeó de
frente, señaló a su vez que quién llevaba a dicho semoviente al ver lo ocurrido
se subió a su vehículo y se marchó, abandonando al animal.- Declaración a folio
5 frente vuelto y 6 frente.-
II) Dicho lo anterior debe apreciarse que el artículo 1 de la Ley de Tránsito Nº
7331 reformada mediante Ley 8696 publicada en el Diario Oficial La Gaceta,
alcance Nº55 del martes 23 de diciembre del 2008, establece: "La presente
Ley regula la circulación, por las vías públicas terrestres de la Nación, de todos
los vehículos con motor o sin él, de propiedad privada o pública, así como de las
personas y los semovientes por las vías terrestres de la Nación, que estén al
servicio y al uso público en general; asimismo, la circulación de los vehículos en
las gasolineras; en todo lugar destinado al estacionamiento público o comercial
regulado por el Estado en los estacionamientos privados de uso público de los
centros y locales comerciales; en las vías privadas y en las playas del país. ..." .-
Sumado a lo anterior para los efectos de la citada ley, en su artículo 3, se
define como accidente de tránsito; "... la acción culposa cometida por
conductores de vehículos, sus pasajeros o peatones, al transitar por los lugares a
los que se refiere el artículo 1. En el accidente de tránsito debe estar involucrado
al menos, un vehículo y producirse daños a los bienes, lesiones o muerte de
personas, como consecuencia de la infracción a la presente ley. ".-III.-
Como un elemento importante a tomar en cuenta, debe tenerse que el
semoviente en cuestión, según el propio dicho de la encartada, al momento del
hecho de tránsito se encontraba bajo el control de una persona en la vía pública
pues estaba siendo subido a un camión, es decir estaba siendo trasladado de un
lugar a otro, de ahí que se cumpla con el concepto de transitar establecido en la
citada Ley, específicamente en el artículo 235 inciso 80, por lo que la aplicación
de la supra citada ley resulta a todas luces procedente.-
IV.- A manera de síntesis podemos decir que el artículo 1, de la Leyde Tránsito
regula la circulación por las vías públicas de la Naciónde todos los vehículos con
o sin motor, así como de las personas y los semovientes, por parte el artículo
3 ibídem define comoaccidente de tránsito, la acción culposa cometida por
los conductores de los vehículos, sus pasajeros o los peatones al
transitar por los lugares a los que se refiere citado artículo 1, finalmente artículo
220 inciso 80) define al transitar como: acción de efectuar un movimiento de
personas, vehículos y semovientes que permita su traslado sobre una vía
pública.- V.- Así las cosas, es en el Proceso de Tránsito donde deberá
determinarse si la aquí conductora M. incurrió en una acción culposa o no en su
transitar por la vía pública terrestre de referencia, y si con tal acción causó o no
daños en los bienes, lesiones o muerte de personas como consecuencia de una
infracción a la Ley de Tránsito vigente (...)"(ver folio 28 fte.
y vto. la transcripción es literal).

II .-

En el presente caso, por su parte, el Juzgado de Tránsito del Primer Circuito


Judicial de Alajuela invocó, como sustento del decreto de la incompetencia el
artículo 398 del Código Penal, que corresponde a la contravención de
“abandono dañino de animal” (así resolución de folio 18). Este numeral
dispone de manera concreta lo siguiente: "Será penado con cinco a treinta días
multa al que sin haber tomado las precauciones convenientes para que un
animal no cause daño, lo dejare en lugar de tránsito público o lo confiare a
alguien inexperto, en forma tal que exponga al peligro a personas o cosas".

III .-

A criterio de la mayoría de esta cámara lo relevante para resolver el presente


conflicto de competencia es determinar cuál de las normas resulta de aplicación,
por regular en manera específica y particular la situación. En este sentido, estima
que lleva razón la juezacontravencional al resaltar el concepto de transitar,
pues a partir de la definición dada por la ley en torno a este término, se define la
norma a aplicar en este caso. Si transitar consiste en la “acción de efectuar un
movimiento de personas, vehículos y semovientes que permita sus traslado
sobre una vía pública”, no cabe duda que el señor que caminaba con la vaca
realizaba la acción de transitar, pues trasladaba o llevaba sobre ella dicho animal
hacia el caminónplacas […], siendo dicho semoviente el que está relacionado con
los hechos que aquí se investigan. Estos hechos además ocurren sobre una vía
pública en la que precisamente transitaba la otra parte involucrada en el
accidente, es decir, la señora M. En el caso de esta última, con base en la
información que consta en el expediente, se tiene que ella conducía el vehículo
marca Honda, placas […]. Ambas partes, sea tanto M. como el señor que
caminaba con una vaca, se ven a la vez involucradas en una colisión o accidente
de tránsito, que es lo que genera la presente causa y proceso en el que se debe
determinar cuál es la responsabilidad que eventualmente podría tener estos
partes, claro está, de existir alguna responsabilidad por parte de alguna de ellas.
Se está, como bien lo señala la Jueza Contravencional, ante un accidente en el
que están involucrados la conductora de un vehículo y una persona que
trasladaba o llevaba, conforme se deriva de la información aportada a los autos,
una vaca por la vía pública, conforme lo dispone el artículo 3 de la Ley de
Tránsito. No es de aplicación el artículo 398 del Código Penal, relativo al
abandono dañino de animales, en la medida en que con esta disposición se
sanciona al que, sin haber tomado las precauciones convenientes para que un
animal no cause daño, lo deja en lugar de tránsito público y en este caso, no se
aprecia que el vaca haya sido dejada por alguna persona. Por el contrario, era
llevada por una persona hacia el caminón placas […]. Para tales efectos se parte
del concepto de dejar, que según el Diccionario de la Lengua Españolasignifica,
entre otras posibilidades: “(...) aflojar (...) soltar algo (...) Retirarse o apartarse
de algo o de alguien (...) Consentir, permitir, no impedir (...) desamparar,
abandonar (...) abandonar, no proseguir una acción (...)” (“Diccionario de  la
Lengua Española(a/g)”, Vigésima Segundo Edición, Editorial Espasa Calpe,
Madrid-España, 2001, pág. 740). En tesis de principio entonces y con base a la
información que consta en el expediente, la acción del señor que llevaba la vaca
no se ajustaría eventualmente a ninguna de las voces o significados que se
enuncian como posibles en la lengua española para el término dejar, pues nunca
dejó o abandonó en lugar público la vaca que llevaba o trasladaba. La eventual
conducta de ese señor correspondería a la acción de transitar por las vías
públicas, en tanto, como lo dispone el artículo 220 inciso 80 de la Ley de
Tránsito, transitar significa “(...) efectuar un movimiento de personas, vehículos
y semovientes que permita sus trasladosobre una vía pública (...)”, ya que
llevaba o trasladaba precisamente un semoviente por la vía pública. Así las
cosas, dicho lo anterior, por mayoría se estima que lo procedente es disponer
que quien debe seguir tramitando la presente causa es el Juzgado de
Tránsito del Primer Circuito Judicial de Alajuela. De igual forma, se ordena remitir
los autos a ese despacho judicial y comunicar lo resuelto al
Juzgado Contravencional de esa misma localidad.[…]”

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:36:29 p.m.

   Sentencia: 00088
Expediente: 05-500213-
0399-FC   
Fecha: 23/04/2009   Hora:
02:36:00 p.m. 
Emitido por: Tribunal de
Casación Penal de Santa
Cruz

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO PENAL
Redactor del texto de origen: María de los Angeles Londoño Rodríguez

Temas
   Subtemas (Restrictores)
(Descriptores)
 Abandono dañino  Inconstitucionalidad y consideraciones
de animales    acerca de los principios de igualdad y
razonabilidad
 Fijación de la pena  Inconstitucionalidad del delito de
abandono dañino de animales
  
 Consideraciones acerca de los principios
de igualdad y razonabilidad

Voto de mayoría

“I.-

Los demandantes, en el único alegato de su gestión, invocan la inexistencia del


delito de abandono dañino de animales, por cuanto la ley que sirvió de base para
la condenatoria fue declarada inconstitucional. Argumentan que el Tribunal de
Casación de San Ramón, formuló ante la Sala Constitucional la consulta
facultativa de constitucionalidad sobre la norma 229 bis del Código Penal, objeto
de aplicación en el presente caso. Ese órgano constitucional, indican los
demandantes, dispuso que dicha norma es contraria a la Constitución Política,
estableciendo que dicha resolución mantenía efectos declarativos y retroactivos a
la fecha de vigencia del artículo anulado. Solicitan que se anule la sentencia
condenatoria, y se absuelva al encartado.

II.-

Se acoge el reclamo. Efectivamente, la Sala Constitucional, en sentencia


número 2007-018486, de las 9:40 horas del 21 de setiembre del 2007, dispuso
anular por inconstitucional el artículo 229 Bis del Código Penal (Abandono dañino
de Animales), bajo las siguientes consideraciones: “…No hay duda que el artículo
229 bis consultado a esta Sala que hace referencia al abandono dañino de
animales, pretende tutelar el bien jurídico de la propiedad, al tipificar la conducta
de aquella persona que faltando al deber de cuidado, produce un daño a la
propiedad ajena a través del abandono o negligencia en el manejo de ganado,
animales domésticos u otra bestias y ello puede resultar acorde con el marco
constitucional relacionado con la protección penal a determinadas actividades
que afectan la normal convivencia social. Sin embargo, estima la Sala que la
forma en que fue establecido el tipo penal, sí atenta contra los principios ya
comentados de razonabilidad y proporcionalidad por las razones que se dirán. En
primer lugar, considera este Tribunal que el hecho de que el artículo consultado
establezca como sanción única, la pena privativa de libertad, resulta excesivo,
pues basta con utilizar como parámetro de valoración otros tipos penales que se
relacionan con la materia analizada para concluir que el legislador se excedió en
su función creadora de normas. En efecto, el artículo 228 del Código Penal que
tipifica el delito de daños dolosos, establece como sanción no sólo una pena
privativa de libertad, sino que también otorga al juez la discrecionalidad de
sustituirla por días multa, según la gravedad del daño. Por ello, no se justifica
que en tratándose de un delito culposo o que a lo sumo tipifica la existencia de
un dolo eventual, como el establecido en la norma consultada, la única opción
probable para el juez sea imponer la sanción de prisión, lo cual evidentemente
carece de razonabilidad si se toma en consideración que en este caso no existe
una intención de producir el daño, sino la falta a un deber de cuidado o la
aceptación de que se pueda producir con el abandono de los animales, bestias o
ganado. Incluso si se toma en cuenta la contravención de “Daños Menores”
establecida en el numeral 387 del Código Penal, se desprende que la pena a
imponer es de días multa, lo cual lleva a concluir que en el caso de la norma
analizada lo que se castiga es el medio a través del cual se produce el daño, sea
ganado, animales domésticos u otras bestias y no el resultado de la conducta
típica. De igual forma, resulta incomprensible que la norma impugnada
establezca como única pena la privativa de libertad, cuando se observa que en el
caso de lesiones culposas, existe también como alternativa una sanción de días
multa, aun cuando en este caso el bien jurídico tutelado es la integridad de una
persona, sin duda de rango mucho mayor a la propiedad que se pretende
proteger con la norma analizada. Los anteriores ejemplos llevan a esta Sala a
concluir, que la sanción impuesta por la norma analizada resulta
desproporcionada al fin que se pretende proteger, sobre todo tomando en
consideración que dicha sanción se impone independientemente de la cuantía de
los daños producidos. Ello obviamente resulta violatorio al principio de
razonabilidad y proporcionalidad, pues deja un margen de acción muy limitado al
juez penal, además que como se indicó, lo que se castiga es el instrumento a
través del cual se realizó el daño, y no la intención o el resultado producido por
la falta al deber de cuidado. Por lo anterior, esta Sala estima procedente evacuar
la consulta en el sentido que la norma analizada resulta inconstitucional”. Visto lo
resuelto por el Tribunal Constitucional, el cuadro fáctico que se tuvo por
demostrado en el fallo, del cual se hizo derivar la existencia de los ilícitos, resulta
atípico, por lo que se impone la anulación de la sentencia condenatoria, y en su
lugar se absuelve de toda pena y responsabilidad a xxxx  por tres delitos de
abandono dañino de animales en perjuicio de xxxx. Son las costas a cargo del
Estado. Deberá el Tribunal de Juicio solicitar la cancelación de la condena, en el
registro respectivo.”

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:36:45 p.m.
   Sentencia: 00500
Expediente: 05-000750-
0559-PE   
Fecha: 21/09/2007   Hora:
09:40:00 a.m. 
Emitido por: Tribunal de
Casación Penal de San
Ramón

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO PENAL

Temas (Descriptores)    Subtemas (Restrictores)


 Abandono dañino de  Consulta constitucional y
animales    consideraciones acerca de los principios
de igualdad y razonabilidad
 Daños  Consulta constitucional del delito de
abandono dañino de animales
  
 Consideraciones acerca de los
principios de igualdad y razonabilidad
 Consulta judicial de  Abandono dañino de animales
constitucionalidad     Consideraciones acerca de los
principios de igualdad y razonabilidad
 Principio de igualdad  Consulta constitucional del delito de
ante la ley en materia penal
  
abandono dañino de animales
 Principio constitucional  Consulta constitucional del delito de
de razonabilidad
  
abandono dañino de animales
 Consulta judicial
    Abandono dañino de animales
facultativa

Voto de mayoría
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Jurisprudencia

“I.-

El artículo 102 de la Ley de Jurisdicción Constitucional señala que "Todo juez
estará legitimado a consultarle a la Sala Constitucionalcuando tuviere dudas
fundadas sobre constitucionalidad de una norma o acto que deba aplicar, o de un
acto, conducta u omisión que deba juzgar en un caso sometido a
su conocimiento ...". En el presente asunto se discute la aplicación del artículo
229 bis del Código Penal, introducido a nuestro sistema penal como delito en
virtud de la Ley Nº 8250 del 2 de mayo de 2002, publicada en el Alcance Nº 37
a la Gaceta Nº 89 de 10 de mayo de 2002 y que se encuentra vigente desde el
10 de noviembre de 2002. Luego de revisar el contenido de la impugnación, y de
previo a resolverla, este órgano jurisdiccional de casación mantiene dudas
fundadas sobre la constitucionalidad de la referida norma, por lo que los
suscritos juzgadores han considerado necesario formular esta consulta facultativa
de constitucionalidad en los siguientes términos.

II.-

DUDAS DE CONSTITUCIONALIDAD EN ORDEN A LA EVENTUAL


VIOLACIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE "ÚLTIMA RATIO", EN RELACIÓN CON
EL PRINCIPIO CONSTITUCIONAL DE IGUALDAD, Y EL PRINCIPIO DE
PROPORCIONALIDAD: En nuestro sistema penal tenemos que, tal y como lo
establece el artículo 228 del Código Penal, se regula el delito de daños, como un
delito doloso, al establecer la norma: "Será reprimido con prisión de quince días
a un año, o con diez a cien días multa, el que destruyere, inutilizare, hiciere
desaparecer, o de cualquier modo dañare una cosa, total o parcialmente ajena,
siempre que no se trate de la contravención prevista en el inciso 4º del artículo
387."
. Lo anterior implicaba que, hasta el día 10 de noviembre de 2002, en que entró
en vigencia el numeral 229 bis citado, la producción culposa de daños no era una
conducta típica de delito. Ahora bien, considerando la literalidad del tipo penal
aludido tenemos que el mismo establece: "Se impondrá pena de prisión de cinco
a quince días a los dueños o encargados de ganado, animales domésticos u otra
bestia que, por abandono o negligencia, causaren daño a la propiedad ajena,
independientemente de la cuantía."
. Evidentemente la redacción del tipo penal no es afortunada, la única
interpretación coherente que puede hacerse de esta norma es que se sanciona la
producción culposa de los daños, cuando la misma se produce a través de un
medio comisivo específico, consistente en el manejo, falto al debido deber de
cuidado, de ganado, animales domésticos u otra bestia. He aquí donde surge la
duda de constitucionalidad en orden al concepto de última ratio que debe
caracterizar al Derecho Penal y del trato desigual que dicha norma
necesariamente provoca, en contravención así del numeral 33 constitucional que
establece que: "Toda persona es igual ante la ley y no podrá practicarse
discriminación alguna contraria a la dignidad humana."
. Lo anterior por cuanto no se encuentra ningún tipo de racionalidad al hecho de
que, una conducta, idéntica en cuanto a producción de daños culposos, sea
objeto de la reacción punitiva, dependiendo de si el objeto sobre el cual recae la
falta al debido deber de cuidado es un objeto inanimado o, si lo es, como lo dice
la norma cuestionada, "ganado, animal doméstico o bestia."
. Un ejemplo en este sentido nos puede revelar lo absurdo que podría llegar a ser
tal regulación: Si una persona deja el caballo en el que se desplaza libre, sin
asegurar que el mismo tenga acceso a un jardín y el animal procede a introducir
su cuello y comerse las plantas ornamentales ajenas, estaríamos ante el
supuesto delictivo y sancionable con pena de prisión por este artículo; mientras
que si el supuesto fuera el conductor de un vehículo automotor, que aparca su
vehículo, pero no lo deja suficientemente asegurado y este se desplaza en una
pendiente, colisionando otro automotor y produciendo un grave daño, tal
conducta es impune, desde el punto de vista del derecho penal y sólo estaría
obligada la persona que incurrió en la omisión del debido deber de cuidado a
indemnizar el daño producido. Es claro que en tales supuestos tenemos, desde el
punto de vista de la conducta personal, situaciones equiparables, pero con
consecuencias diametralmente opuestas, desde la respuesta punitiva, que es lo
que permite a este tribunal cuestionarse sobre la constitucionalidad de la norma
de comentario. Esta Sala Constitucional ha delimitado los alcances del principio
de igualdad de la siguiente forma:

"El principio de igualdad: Informa todo el ordenamiento jurídico y postula que no


es posible otorgar una (sic) tratamiento diferente a los que se hayan en la misma
situación. La igualdad es ante todo, un límite de la actuación de los poderes
públicos, a la vez que instrumento que se coloca en manos de los administrados para
combatir la arbitrariedad. Esto es, que los poderes públicos pueden crear
diferencias entre las personas, pero no pueden ser el producto de la arbitrariedad.
Por ello se requiere que el trato diferenciado frente a la ley, reúna ciertos requisitos
o condiciones:

Tanto la doctrina constitucionalista, como la jurisprudencia de este Tribunal,


reiterada en numerosas ocasiones, han establecido que no toda diferencia entre
sujetos es susceptible o idónea para justificar cualquier diferencia de tratamiento
que  la Administración haga entre distintos individuos o grupos (véanse sentencias
5061-94, 4451-94, 1732-91 y 1432-91). Para que el elemento diferencial argüido
haga posible una tal distinción, no sólo debe ser real, sino que también debe tener
una trascendencia jurídica de tal naturaleza o magnitud que haga razonable y
justificable ese trato diverso. El poder determinar cuando una diferencia tiene -o no
tiene- la trascendencia jurídica a la que se ha hecho referencia anteriormente, no es
una operación mental que pueda efectuarse en forma abstracta, sino que requiere
encontrar algún elemento de comparación. Esto se conoce en la doctrina como
el  “ tertiumcomparationis  ” y significa, en términos sencillos que, en virtud de que
en realidad nadie es igual a otra persona, la igualdad que se exige respecto de seres
o grupos humanos diversos por naturaleza, debe referirse no a la existencia de esa
misma diversidad, sino a uno o varios rasgos o cualidades claramente discernibles
que sirvan como una medida o como el término de comparación, desde el cual pueda
exigirse la igualdad de trato. Así, el que una desigualdad sea ilícita o no, sólo puede
ser afirmado o negado en relación con un determinado término de comparación. De
este modo, la carga de la prueba le corresponde lógicamente a quien invoca la
pretendida violación y a quien le corresponde aportar parámetros idóneos a fin de
que se pueda efectuar una comparación plena, que permita cotejar si se produce la
alegada desigualdad o no (véase en este sentido la sentencia 7261-94)."

Sala Constitucional Voto 7730 de las 14:47 horas del 30 de agosto de 2000.

En el sentido expuesto, este tribunal consultante, no encuentra realmente que existan


términos de comparación que hagan racionalmente diferenciable el trato que propicia
el numeral 229 bis, de ahí que encuentre necesario hacer la consulta de
constitucionalidad a ese respecto. Por otra parte, en la misma resolución ya invocada,
de esta honorable Sala, se alude a otros principios constitucionales de la siguiente
forma:"Los principios de  razonabilidad y proporcionalidad: La Sala se ha
ocupado ya sobre el tema de la debida proporcionalidad y razonabilidad que toda
norma y acto administrativo deben respetar. .- En efecto, el principio
de  razonabilidad implica que el Estado puede limitar o restringir el ejercicio
abusivo del derecho, pero debe hacerlo de tal modo que la norma jurídica
se adecúe  en todos sus elementos, como el motivo y el fin que persigue, con el
sentido objetivo que secomtempla  (sic) en  la Constitución. Quiere ello decir que
debe existir una proporcionalidad entre la regla jurídica adoptada y el fin que
persigue, referida a la imperiosa necesidad que la ley satisfaga el sentido común
jurídico de la comunidad, expresado en los valores que consagra la misma
Constitución (Voto 1420-91). En este sentido, la sentencia n° 5236-99 de las catorce
horas del siete de julio de mil novecientos noventa y nueve, indicó:

"Para realizar el juicio de razonabilidad la doctrina estadounidense invita a


examinar, en primer término, la llamada ' razonabilidadtécnica' dentro de la que se
examina la norma en concreto (ley, reglamento, etc.). Establecido que la norma
elegida es la adecuada para regular determinada materia, habrá que examinar si
hay proporcionalidad entre el medio escogido y el fin buscado. Superado el criterio
de " razonabilidad técnica" hay que analizar la ' razonabilidad jurídica'. Para lo
cual esta doctrina propone examinar: a) razonabilidad ponderativa, que es un tipo
de valoración jurídica a la que se concurre cuando ante la existencia de un
determinado antecedente (ej. ingreso) se exige una determinada prestación (ej.
tributo), debiendo en este supuesto establecerse si la misma es equivalente o
proporcionada; b) la  razonabilidad de igualdad, es el tipo de valoración jurídica
que parte de que ante iguales antecedentes deben haber iguales consecuencias, sin
excepciones arbitrarias; c)  razonabilidad en el fin: en este punto se valora si el
objetivo a alcanzar, no ofende los fines previstos en la constitución. Dentro de este
mismo análisis, no basta con afirmar que un medio sea razonablemente adecuado a
un fin; es necesario, además, verificar la índole y el tamaño de la limitación que por
ese medio debe soportar un derecho personal. De esta manera, si al mismo fin se
puede llegar buscando otro medio que produzca una limitación menos gravosa a los
derechos personales, el medio escogido no es razonable (en similar sentido pueden
consultarse las sentencias números 1738- 92, de las once horas cuarenta y cinco
minutos del primero de julio de mil novecientos noventa y dos y 08858-98 de las
dieciséis horas con treinta y tres minutos del quince de diciembre de mil novecientos
noventa y ocho). La doctrina alemana hizo un aporte importante al tema de la
'  razonabilidad ' al lograr identificar, de una manera muy clara, sus componentes:
legitimidad, idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto, ideas que
desarrolla afirmando que '...La legitimidad se refiere a que el objetivo pretendido
con el acto o disposición impugnado no debe estar, al menos, legalmente prohibido;
la idoneidad indica que la medida estatal cuestionada deber ser apta para alcanzar
efectivamente el objetivo pretendido; la necesidad significa que entre varias medidas
igualmente aptas para alcanzar tal objetivo, debe la autoridad competente elegir
aquella que afecte lo menos posible la esfera jurídica de la persona; y la
proporcionalidad en sentido estricto dispone que aparte del requisito de que la
norma sea apta y necesaria, lo ordenado por ella no debe estar fuera de proporción
con respecto al objetivo pretendido, o sea, no le sea 'exigible' al individuo…'
(sentencia de esta Sala número 3933-98 de las nueve horas cincuenta y nueve
minutos del doce de junio de mil novecientos noventa y ocho). En el sentido del
criterio anteriormente expuesto, esta Sala ha venido aplicando la institución en su
jurisprudencia."

Con relación a lo así expuesto por esta Sala Constitucional, en orden al caso concreto
que nos ocupa, cabe hacer algunas referencias al sistema global de regulación en
nuestro medio de los supuestos de punición de daños,
tanto delictuales como contravencionales, así como el cotejo de otros supuestos
delictivos como las lesiones culposas. Tenemos que tanto el delito de daños, como el
supuesto específico del abandono dañino de animales, son figuras penales que se
encuentran en nuestro ordenamiento penal previstas en tutela del bien jurídico de la
propiedad; bien jurídico que, evidentemente, por su importancia es de categoría
inferior al bien jurídico de la vida, concepto bajo el cual también se tutela la
integridad física de las personas. Una primera observación crítica que podemos hacer
es que, según la literalidad de la norma del artículo 229 bis, no existe ninguna
limitación en cuanto a la cuantía del daño para la punición delictual en estos
supuestos; cosa que si existe tratándose de los daños dolosos, tal y como lo veíamos
al hacer la transcripción de la norma respectiva líneas atrás. En efecto, el artículo 387
inciso 4) del Código Penal, prevé y sanciona la contravención de daños menores, a
los que se le apareja una pena de cinco a treinta días multa aplicable: "A quienes
destruyeren, inutilizaren, hicieren desaparecer o dañaren de cualquier modo una
cosa total o parcialmente ajena, cuando el perjuicio no exceda de la mitad del
salario base.". Ahora bien, si esa misma situación, se opera en los supuestos del
numeral 229 bis, es decir, cuando ese daño menor se produce en forma culposa, pero,
a través del descuido de ganado, animal doméstico o bestia, se estaría ante un
supuesto delictivo, no sólo sancionado con pena de prisión, sino, además, inscribible
en el Registro Judicial. Aquí también detectamos una difícil posibilidad de
aceptación de esta situación basados en el criterio expuesto, que llena de contenido el
principio de proporcionalidad, pues, resulta ciertamente irracional que se admita una
punición más intensa, para supuestos culposos, en relación con consecuencias
similares de índole doloso. La doctrina penal es clara y unánime en considerar que la
responsabilidad dolosa es mucho más reprochable que la culposa, sin embargo, ese
criterio se invierte, en forma inexplicable, ante estos supuestos, transgrediendo así la
prohibición de exceso que determina el principio de proporcionalidad en sentido
estricto. También observamos una transgresión al principio de proporcionalidad, al
considerar el delito de lesiones culposas, previsto y sancionado por el numeral 128
del Código Penal y que prevé pena de prisión de hasta un año o hasta cien días multa.
No encontramos explicación racional al por qué, un supuesto que regula la afectación
culposa del bien jurídico integridad física prevé como pena alternativa días multa y
otro tipo penal que exclusivamente tutela el derecho de propiedad, únicamente señala
como pena principal la opción de la prisión. Por la intensidad de la sanción penal
estimamos que aquí también se detecta una desproporcionalidad sin explicación
razonable.

III.-

En virtud de lo anterior, este órgano de casación mantiene fundadas dudas


acerca de la constitucionalidad del numeral 229 bis, que contempla el abandono
dañino de animales como una figura delictiva de producción culposa de ciertos
daños. Con base en estas razones, los suscritos juzgadores han considerado
necesario, previo a emitir la decisión de fondo que corresponda, formular esta
consulta facultativa de constitucionalidad en los términos indicados, ello con base
en lo dispuesto por los artículos 102 y siguientes de la Ley de Jurisdicción
Constitucional. Se remite el expediente principal a la Sala Constitucional, y se
emplaza a las partes para que dentro de tercero día acudan ante dicho órgano en
defensa de sus intereses. Asimismo, con base en lo dispuesto por el artículo
104 ibidem, se suspende la tramitación del presente recurso de casación, así
como el cómputo de la prescripción de la acción penal (cfr. artículo 34 inciso a
del Código Procesal Penal) hasta tanto aquella no haya emitido el
pronunciamiento que en Derecho corresponda.”

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:37:04 p.m.

   Sentencia: 01023
Expediente: 03-500126-
0438-PE   
Fecha: 29/09/2006   Hora:
09:15:00 a.m. 
Emitido por: Tribunal de
Casación Penal de San José

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO PENAL
Redactor del texto de origen: Martín Alfonso Rodríguez Miranda

Temas (Descriptores)    Subtemas (Restrictores)


 Derecho penal del acto  Finalidad, alcances y responsabilidad
  
penal objetiva
 Responsabilidad penal  Finalidad y alcances del derecho
objetiva
  
penal de acto
 Abandono dañino de  Finalidad y alcances del derecho
animales
  
penal de acto

Voto de mayoría
   Documentos relacionados: Citas de Legislación y Doctrina   

"II.-

La sentencia debe anularse, pero por razones diversas a las acusadas: En


primer término, es importante recordar que nuestro legislador optó, al momento
de formular el sistema penal vigente, por el denominado derecho penal de acto y
que se formula a través del principio nullun crimen sine conducta. Al seguir
este derrotero, propio de un Estado Democrático de Derecho, lo que se busca es
responsabilizar, y consecuentemente sancionar, a las personas únicamente por lo
que han hecho, es decir, por las acciones o conductas que en concreto han
ejecutado, y en la medida -claro está- que tales acciones afecten bienes
fundamentales para la convivencia social (principio nulla injuria sine actione),
conforme deriva de la interpretación de los artículos 28 y 39 de la Constitución
Política. Se excluyen de la esfera del Derecho Penal, todas aquellas situaciones
ajenas que no surjan de la realización de un acto concreto, como sucede, por
ejemplo, con respecto a la responsabilidad que se pretende reprimir a través del
denominado del derecho penal de autor, en donde lo que interesa -para
efectos represivos- es lo que el sujeto es o ha sido en su vida, pero no lo que
hizo; o bien, la responsabilidad que deriva de la conocida versari in re illicita, o
responsabilidad penal objetiva, que se establece sin vínculo causal subjetivo y
objetivo entre la acción de un sujeto y el resultado lesivo que se ha producido.
Desde el ámbito procesal, y como consecuencia de lo anterior, se dispone que la
persona sometida a un proceso, sólo puede ser acusada por un acto concreto, o
sea, sólo se le debe imputar la comisión de un hecho específico. No en vano se
establece que toda acusación formulada por el Ministerio Público debe contener,
como requisito esencial, una “relación precisa y circunstanciada del hecho
punible que se atribuya” (Art. 303, inciso b, del C.P.P.). El imputado de esta
forma conoce previamente cuál es el supuesto hecho delictivo por el que se le
acusa y respecto al que se debe defender. Por su parte, al Tribunal se le delimita
el marco fáctico sobre el que está obligado a resolver, sin que exista la
posibilidad de ir más allá del núcleo esencial de lo que en él está descrito. Se
salvaguardan de esta manera no solo los principios de imparcialidad y
objetividad con los que los órganos jurisdiccionales deben actuar, sino también el
principio de correlación entre acusación y sentencia, así como la reserva
exclusiva de la función requirente otorgada tan solo al Ministerio Público, como
principal obligado a formular la acusación por el ilícito cometido (salvo cuando
actúa un querellante, sea conjuntamente o por separado). Dicho lo anterior, y a
efectos de determinar cuál debe ser la solución en este caso, resulta de interés
transcribir el cuadro fáctico que el Ministerio Público acusó en su momento,
cuando instó la apertura a juicio. Al respecto, y como se aprecia a folios 26 y 27
del expediente, se acusó lo siguiente: “1) Sin precisar hora y fecha exacta, pero
antes del 5 de agosto de 2003, el caballo, propiedad del aquí imputado MARCOS
SANCHEZ, color rojo, criollo, se introdujo a la propiedad del aquí ofendido
ÁLVARO BERMÚDEZ, sita en Miramar, propiamente detrás del Taller de Carlos
Ramírez, ello por cuanto ambos son colindantes, lugar donde tenía pasto para
ganado cultivado, bestia que para lograr su objetivo rompió una cerca de
alambres (no precisa de qué sector), estando dentro de esta finca, procedió a
comerse las matas de un cañal ahí cultivado, así como varias sepas de banano-
plátano ahí cultivadas, luego se introdujo a la cuadra para ahí comerse el zacate
que tenía almacenado para sus bestias, aflojando con esa acción los tubos que
servían de postes y las latas de zinc, caballo que luego cambió por otro de color
blanco, el cual también continuó introduciéndose a su inmueble donde
igualmente se comió varias sepas de banano y se comió el kingrad que es un
zacate especial para el cuido de animales, y el que no se comió lo destruyó con
sus pisadas, así como también se comió el zacate estrella ahí cultivado.” Como
se colige de lo anterior, y no obstante que el representante del Ministerio Público
estimó que los hechos constituían un abandono dañino de animales, previsto y
sancionado en el artículo 229 bis del Código Penal, en ningún momento le imputó
o endilgó al justiciable Marcos Sánchez Patiño un acto concreto a través del cual
se pudiera establecer que tenía responsabilidad penal por lo sucedido. Lo único
que mencionó fue que Sánchez Patiño era el dueño de un caballo color rojo
(refiriéndose luego también a otro caballo, respecto al que no se dice quién era
su dueño), pero sin describir alguna conducta que permitiera estimarlo como
autor del delito de abandono dañino de animales. Ni siquiera se menciona el
modo o la forma prevista por el legislador para la configuración de este ilícito,
sea la existencia de algún abandono o negligencia de su parte en cuanto al cuido
que debía tener con respecto a los caballos citados. Según lo señalado líneas
atrás, en nuestro sistema se requiere acusar una conducta humana concreta,
capaz de afectar o poner en peligro un bien jurídico. No se admite la
responsabilidad por lo que el sujeto es o ha sido, propio del denominado derecho
penal de autor, ni por el vínculo objetivo que pueda tener una persona en torno
al resultado producido, que sigue la doctrina de la responsabilidad penal objetiva,
conocida también como versari in re illicita. Por ello, independientemente de
que, como resultado del contradictorio, se hubiese establecido una falta al deber
de cuidado por parte del justiciable Sánchez Patiño, como sé indicó en el cuadro
fáctico que se tuvo acreditado (ver folios 115 y 116), conforme a los principios
que informan nuestro sistema penal, en este caso no era posible endilgarle a
este último el delito por el que se le condenó, pues el Ministerio Público nunca
acusó la conducta a través de la cual se podía configurar. El Tribunal no podía ir
más allá de lo que el núcleo esencial del requerimiento fiscal le había fijado como
límite de su competencia. De ahí que, al proceder en la forma que lo hizo,
completando o agregando acciones y circunstancias que no estaban previstas e
imputadas previamente, y que el Ministerio Público tampoco había agregado o
corregido en el momento procesal oportuno, no cabe duda que quebrantó no sólo
el principio de correlación entre acusación y sentencia, sino también los
principios de imparcialidad y objetividad con que debía actuar, lo mismo que la
función requirente que es exclusiva del ente acusador. Por lo dicho, siendo que
en la causa lo único que se acusó fueron los daños producidos por los dos
caballos, al primero de los cuales incluso se le reconoció –de manera indebida-
facultades propias que solo ostentan las personas, como lo es, por ejemplo, el de
actuar con propósito, en el tanto se indicó que la “bestia que para lograr su
objetivo rompió una cerca de alambres”, lo que procede es declarar con
lugar el recurso, toda vez que en ningún momento se acusó una conducta por
parte del justiciable que hiciere pensar que incurrió en algún tipo de
responsabilidad penal. Asimismo, de acuerdo con lo que dispone el artículo 450
del Código Procesal Penal, en razón de no resultar típica de delito alguno la
relación de hechos que el Ministerio Público acusó, se procede a anular lo
sentencia dictada y absolver de toda pena y responsabilidad al endilgado Marcos
Sánchez Patiño del delito de abandono dañino de animales por el que se le
investigó, cometido supuestamente en perjuicio del señor Álvaro Bermúdez
Vargas."

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:37:20 p.m.

   Sentencia: 00475
Expediente: 03-200198-
0634-PE   
Fecha: 19/05/2006   Hora:
10:10:00 a.m. 
Emitido por: Tribunal de
Casación Penal de San José

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO PENAL
Redactor del texto de origen: Ronald Salazar Murillo

Temas
   Subtemas (Restrictores)
(Descriptores)
 Abandono dañino de     Naturaleza culposa del tipo y momento
animales en que se configura el elemento objetivo

Voto de mayoría
"III.-

Tercer motivo de casación por la forma. Falta de fundamentación jurídica. Se


alega la violación de lo dispuesto en los artículos 1, 2, 6, 9, 363, 369 y 450 del
Código Procesal Penal, 1, 30, y 229 bis del Código Penal alude la recurrenta en
sus agravios, que a sus defendidos se les condenó por abandono dañino de
animales, contenido en el artículo 229 bis del Código Penal, no obstante la
sentencia no explica por qué esa conducta encuadra dentro del tipo penal
referido. Tratándose de una figura culposa, debe señalarse en qué consistió el
deber de cuidado infringido, pues de lo contrario es una figura dolosa y en el fallo
no se indica cuál es el comportamiento debido que se les reprocha a los
imputados. Solicita se acoja el motivo y se anule la sentencia. No le asiste razón
a la impugnante. El artículo 229 Bis del Código Penal establece: "Abandono
dañino de animales. Se impodrá pena de prisión de cinco a quince días a los
dueños o encargados de ganado, animales domésticos u otra bestia que, por
abandono o negligencia, causaren daño a la propiedad ajena,
independientemente de la cuantía." (Adicionado mediante Ley 8250 de 2 de
mayo de 2002, publicado en el Alcance No. 37 de 10 de mayo del 2002). El tipo
penal de reciente creación, es una figura culposa, cuyo elemento objetivo se
cumple, cuando la persona propietaria, poseedora o encargada de animales,
descuida o desatiende los deberes propios para evitar que dichos animales
puedan causar daños a terceros. En la sentencia se tiene por acreditado que los
encartados son poseedores de varios semovientes, los cuales tienen en estado
de abandono por falta de cuido, en tanto los tienen en lugares inadecuados para
subsistir, con malas cercas que hacen que los mismos deambulen por las calles y
se introduzcan en las fincas vecinas y que en razón de ello dañaron los
sembradíos del ofendido. El tribunal luego de repasar esos hechos probados
indica "...por lo cual no hay duda en cuanto a la forma en qué (sic) se causaron
los daños, y muy importante sobre quienes eran los dueños o poseedores de los
animales causantes de los daños, quienes por abandono o negligencia,
permitieron que dichos animales anduvieran sueltos por la calle e
introduciéndose a los predios ajenos."
(f. 138), por lo que encuadra los hechos en la figura de abandono dañino de
animales. En consecuencia, se observa que el tribunal sí analizó la conducta de
los imputados, considerando que dejaron en abandono los semovientes los
cuales causaron daño, de manera que sí hace una motivación jurídica, que
aunque lacónica, resulta suficiente para valorar el cumplimiento de los elementos
del tipo penal, para calificar la conducta en el tipo penal referido. Por tal razón se
declara sin lugar el motivo alegado."

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:37:39 p.m.

   Sentencia: 00183
Expediente: 01-100482-
0468-CI   
Fecha: 30/05/2003   Hora:
09:35:00 a.m. 
Emitido por: Tribunal
Segundo Civil, Sección II

 
Contenido de interés 1

 
Tipo de contenido de interés:  Voto de mayoría
Rama del Derecho: DERECHO DE TRÁNSITO
Redactor del texto de origen: Alvaro Castro Carvajal

Temas (Descriptores)    Subtemas (Restrictores)


 Daños y perjuicios  Legitimación activa del conductor del
derivados de accidente de vehículo damnificado pese a no ser el
tránsito terrestre
   propietario
 Percance ocasionado por semoviente
abandonado en la vía pública
 Legitimación activa  Cobro de daños y perjuicios
derivados de accidente de tránsito por
  
parte del conductor del vehículo
damnificado pese a no ser el dueño
 Abandono dañino de
    Responsabilidad del propietario
animales

Voto de mayoría
   Documentos relacionados: Citas de Legislación y Doctrina   Citas de
Jurisprudencia

"III. Narra el actor en su demanda que el día 12 de febrero de 2001 conducía el

vehículo placas CL3367, con rumbo Semillero a Palmitas de Cariari, Limón, a eso

de las 4 horas 30 minutos de la mañana, y bajo una fuerte lluvia, cuando al

cruzar una "medio pendiente" logró observar un caballo sobre su carril derecho,

el que esquivó, mas no logró hacer lo mismo con otro semoviente, que estaba

echado sobre el carril izquierdo, al que atropelló, por lo que el citado vehículo

sufrió serios daños. Por ello pidió se condene al demandado, como dueño del

caballo, al pago de un millón quinientos mil colones por concepto de daños y

perjuicios y al pago de ambas costas. IV. El demandado al contestar la demanda

opuso la excepción de falta de personería ad causam pasiva. Negó ser el


propietario del caballo contra el que colisionó el demandante. V. La sentencia

apelada tuvo por probado que el demandado es propietario del semoviente a que

se refiere este asunto, mas denegó la demanda al señalar que el actor no

demostró ser el dueño del vehículo que sufrió los daños y que,

consecuentemente, no está legitimado para demandar. VI. Contra la sentencia

apela el actor. Dice que a pesar de la credibilidad de la mayoría de los hechos y

responsabilidad debidamente demostrados, aparte de la prácticamente nula

oposición del accionado, pesó más una situación meramente formalista para

declarar sin lugar la demanda. VII.Quedó probado en autos que el demandado

es dueño del caballo contra el que colisionó el actor y que tal semoviente, el día

del accidente, estaba en la vía pública. Es decir, se trata de un caso de abandono

dañino de animales, del que debe responder el propietario del animal, en este

caso el demandado. Al haber sido ocasionados daños al automotor conducido por

el señor Barillas Jiménez, el demandado, como dueño del semoviente en

cuestión, debe responder por ellos, al tenor de lo establecido por el ordinal 1045

del Código Civil. El hecho de que el actor no haya demostrado ser el dueño del

automotor que conducía no es motivo para declarar sin lugar la demanda como

lo hizo el a quo. Al respecto la Sala Primera de la Corte, en resolución número

042-F-94 de 14 horas 45 minutos del 10 de junio de 1994, señaló: "... III. Para

despojar de formalismos innecesarios a la administración de justicia, inclusive

cabe admitir que, aun cuando el conductor del vehículo damnificado no sea su
propietario a la fecha del accidente, estaría legitimado activamente para

establecer los reclamos judiciales que sean necesarios a fin de obtener la

indemnización correspondiente, por la responsabilidad que tiene frente al dueño

del vehículo..." En similar sentido se pronunció esa Sala en la sentencia número

092-F-94 de 15 horas 25 minutos del 9 de noviembre de 1994. Más reciente ese

Alto Tribunal, en voto 568-F-01 de 16 horas 25 minutos del 27 de julio de 2001,

señaló: "..., esta Sala ha venido aceptando la legitimación del conductor del

vehículo damnificado, para gestionar la indemnización correspondiente, aunque

no sea su propietario..."Así las cosas, el argumento en que sustentó el a quo su

fallo -falta de legitimación del actor- no es acertado, de conformidad con la

jurisprudencia citada que comparte, por mayoría, esta Sección. De ahí que lo
procedente sea revocar la sentencia apelada, para en su lugar, acoger la

demanda y condenar al demandado a pagarle al actor los daños y perjuicios que

deberán ser liquidados en ejecución de sentencia. Además, procede condenar al

demandado al pago de ambas costas. (Numeral 221 del Código Procesal Civil)."

Clasificación elaborada por el Digesto de Jurisprudencia del Poder Judicial. Prohibida su


reproducción y/o distribución en forma onerosa.
Tomado del Sistema Costarricense de Información Jurídica el: 31/7/2018 09:37:51 p.m.

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