Biología Humana Analia Leiva
Biología Humana Analia Leiva
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ASIGNATURA: BIOLOGIA HUMANA I
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CURSO: 1°
MES: MAYO
AÑO: 2023
INTRODUCCIÓN.
La PCR es una de las pruebas de diagnóstico más utilizadas para detectar patógenos (entre ellos,
virus) causantes de enfermedades como el ébola, la peste porcina africana y la fiebre aftosa.
Las vacunas de plásmidos de ADN transfieren la información genética que portan al ARN de la
máquina celular, que produce los antígenos de la espiga.
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La RT-PCR en tiempo real es uno de los métodos de laboratorio más utilizados para detectar el virus
de la COVID-19. Aunque numerosos países la hayan utilizado para diagnosticar otras enfermedades,
como el ébola o el Zika, muchos necesitan ayuda para adaptar el método al virus de la COVID-19 y
para aumentar sus capacidades nacionales de realizar pruebas. Mientras el coronavirus que provoca
la COVID-19 se propaga por todo el mundo, el OIEA, en colaboración con la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ofrece su apoyo y sus conocimientos
especializados para ayudar a los países a utilizar la reacción en cadena de la polimerasa con
transcripción inversa en tiempo real (RT-PCR en tiempo real), uno de los métodos de laboratorio
más rápidos y exactos para detectar, seguir y estudiar el virus de la COVID-19.
Se toma una muestra de una parte del cuerpo donde se acumula el virus de la COVID-19, por
ejemplo, la nariz o la garganta; se le aplican diversas soluciones químicas para eliminar ciertas
sustancias, como las proteínas y las grasas, y extraer solo el ARN de la muestra. Este extracto de ARN
consiste en una mezcla del material genético de la persona y, de estar presente, del ARN del virus.
Se procede a la transcripción inversa del ARN para convertirlo en ADN mediante una enzima
específica.
A continuación, los científicos añaden pequeños fragmentos adicionales de ADN que complementan
determinadas partes del ADN vírico transcrito. De estar el virus presente en la muestra, esos
fragmentos se adhieren a partes específicas del ADN vírico. Algunos de los fragmentos genéticos
añadidos se emplean para crear la cadena de ADN durante la amplificación, y otros para producir
ADN y añadir marcadores a las cadenas, que se utilizan posteriormente para detectar el virus.
A medida que se producen nuevas copias de las partes del ADN vírico, los marcadores se acoplan a
las cadenas de ADN y emiten una fluorescencia que la computadora del aparato medirá y
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De los métodos existentes, sigue siendo el más exacto para detectar el virus de la COVID-19. Con
todo, la RT-PCR en tiempo real no sirve para detectar infecciones superadas, información que
resulta importante para comprender el desarrollo y propagación del virus, que solo está presente en
el organismo durante un período determinado. Para detectar, seguir y estudiar infecciones pasadas,
en particular las que han podido cursarse o propagarse de manera asintomática, se precisan otros
métodos.
La RT-PCR es una variante de la PCR, o reacción en cadena de la polimerasa. El proceso que emplean
ambas técnicas es el mismo, con la excepción de que la RT-PCR añade un paso de transcripción
inversa del ARN a ADN para permitir la amplificación. Esto significa que la PCR se utiliza para
patógenos, como virus y bacterias, que ya contienen ADN susceptible de amplificación, mientras que
la RT-PCR se emplea para los que contienen ARN que debe transcribirse a ADN antes de la
amplificación. Ambas técnicas pueden aplicarse en “tiempo real”, lo que significa que los resultados
son visibles casi de inmediato, mientras que, si se aplican “convencionalmente”, los resultados sólo
son visibles cuando concluye la reacción. La PCR es una de las pruebas de diagnóstico más utilizadas
para detectar patógenos (entre ellos, virus) causantes de enfermedades como el ébola, la peste
porcina africana y la fiebre aftosa. Para detectar el virus de la COVID-19 se emplea la RT-PCR en
tiempo real o convencional, puesto que ese virus contiene únicamente ARN. contiene únicamente
ARN.
El OIEA, en colaboración con la FAO, lleva más de 20 años capacitando y equipando a expertos
de todo el mundo para utilizar el método de la RT-PCR en tiempo real, en particular por conducto de
su Red de Laboratorios de Diagnóstico Veterinario (VETLAB). Recientemente, esta técnica se ha
utilizado también en el diagnóstico de otras enfermedades como el ébola, el Zika, el síndrome
respiratorio de Oriente Medio (MERS), el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) y otras
enfermedades zoonóticas y animales importantes. Las enfermedades zoonóticas son enfermedades
animales que pueden contagiar también a las personas.
Con la información del genoma del virus, se crea un modelo de antígenos escogidos, que es
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una secuencia del ADN o ARN de las moléculas portadoras de instrucciones genéticas. Después se
inyecta el ADN o ARN en las células humanas. Con estas instrucciones, la maquinaria celular fabrica
antígenos del virus frente a los que reacciona el sistema inmunitario.
Las células responden a las instrucciones como parte normal de su existencia diaria. Precisamente
esta característica es la que aprovechan los virus: como no pueden reproducirse solos, fabrican
copias de sí mismo con la maquinaría de la célula.
Los vectores son la unidad funcional de las vacunas de ADN. En estos vectores se insertan los genes
que codifican a las proteínas de interés y son de origen bacteriano. En la figura 1 se esquematizan
los elementos que componen un plásmido típico para su uso como vector en la vacunación con
ADN. Los plásmidos bacterianos son moléculas de ADN circular que se autorreplican de forma
extracromosómica en las bacterias y se han utilizado de forma amplia para la expresión de proteínas
en sistemas mamíferos. Los genes codificados en estos plásmidos se encuentran bajo el control de
promotores, casi siempre de origen viral, como el del citomegalovirus humano (CMV), el virus del
sarcoma
de Rous (RSV) o el virus de simios 40 (SV40). Los promotores son secuencias cortas de ADN; a éste se
unen diversos factores de transcripción que ayudan a guiar y activar a las polimerasas y se
encuentran activos de forma constitutiva en la mayor parte de las células eucariotas; en la
actualidad, el promotor empleado con
más frecuencia es el CMV.10,18 Seguido del promotor se encuentra el gen de interés, que a su vez
está seguido por una señal de poliadenilación, por ejemplo la región no traducida 3´ del gen de la
hormona bovina del crecimiento (BGH-3´-UTR), que contiene las secuencias apropiadas para
estabilizar los transcritos del gen de
interés. Los plásmidos tienen además diversos genes de resistencia a antibióticos, como son la
ampicilina o la kanamicina, lo cual permite su selección en cultivos
Una serie de observaciones al inicio de la década de 1990 demostró que era posible con el ADN
desnudo (plásmidos) transfectar células in vivo.
Más adelante se informó que era posible inducir una respuesta humoral contra el antígeno
codificado en el plásmido transfectado, aunque sólo fue hasta el año 1993, cuando se demostró que
se podía inducir una respuesta inmunitaria protectora contra un reto letal con el virus de la
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influenza en ratones inmunizados con ADN,15 que se estableció firmemente el concepto de lo que
hoy se conoce como vacunas de tercera generación o vacunas de ADN.16 Con posterioridad,
numerosas publicaciones demostraron que diversos antígenos (bacterias, virus, parásitos o
antígenos de origen tumoral) codificados en plásmidos podían inducir una respuesta inmunitaria
protectora en diversos modelos animales.
Las vacunas de ADN, también conocidas como vacunas genéticas, vacunas de ácidos nucleicos o
vacunas de ADN desnudo, entre otros términos, emplean una metodología relativamente simple
que ha abierto una nueva era en la inmunología, con un alto potencial como vacunas profilácticas y
terapéuticas.19 Todo esto se debe a que combinan muchas de las características deseables de las
vacunas tradicionales, pero ofrecen ventajas adicionales, como las siguientes: a) seguridad, dado
que no usan microorganismos vivos; b) capacidad de inducir una respuesta inmunitaria celular y
humoral; c) facilidad de modificar los antígenos codificados en los plásmidos; d) menor costo cuando
se producen a gran escala; y vida media mayor, por lo que se consigue una mejor estabilidad en
cuanto a la temperatura de almacenamiento y transporte, lo que permite prescindir de la cadena
fría utilizada en las vacunas convencionales.
A pesar de que las vacunas de ADN han probado ser eficientes en inducir respuestas inmunitarias en
modelos murinos, se ha observado que al probarse en primates no humanos, la respuesta
inmunitaria es débil,25 razón por la cual se han desarrollado diversas estrategias para potenciar la
capacidad de este tipo de vacunas. Una de las estrategias para incrementar la eficiencia de las
vacunas de ADN consiste en la administración (proteínas recombinantes) o coexpresión (adyuvantes
genéticos) de moléculas como las interleucinas. Existe una larga lista de interleucinas que se han
utilizado con este propósito.
Las vacunas de ADN representan una estrategia altamente versátil y segura. Aun así, todavía queda
mucho por investigar para poder alcanzar en seres humanos el éxito obtenido en modelos animales.
El gran potencial de las vacunas de ADN reside en su gran versatilidad, ya que pueden diseñarse
plásmidos de acuerdo con el tipo de enfermedad o patógeno contra el cual se quiera inducir una
respuesta inmunitaria, y es posible optimizar los antígenos empleados, las rutas de inmunización, el
tipo de adyuvantes y los esquemas de inmunización para obtener el tipo de respuesta deseada.
Por último, hay que tomar en cuenta que la aplicación de la tecnología basada en la vacunación con
ADN, sobre todo en países en vías de desarrollo, donde tendrían un mayor impacto, puede
representar (al igual que cualquier otra tecnología de punta en sus fases iniciales) un alto costo
económico. A pesar de lo anterior, las vacunas de ADN representan una herramienta poderosa y
atractiva para el diseño y desarrollo de nuevas estrategias en la lucha contra las enfermedades
infecciosas.
CONCLUSIÓN.
En base a la información brindada realicé el trabajo que trata sobre la determinación de virus por la
técnica PCR- Real Time y las vacunas ADN y ARN.
En la técnica PCR se toma una muestra de una de las partes del cuerpo donde se acumula el
coronavirus, por ejemplo, la nariz o la garganta; se le aplican diversas soluciones químicas para
eliminar ciertas sustancias, como las proteínas y las grasas, y se extrae solo el ARN de la muestra.
La vacuna de ADN es una vacuna de desarrollo reciente, consistente en la inyección directa de ADN
a través de un plásmido o un vector de expresión Este ADN codifica una proteína viral antigénica de
interés, que inducirá la activación del sistema.
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Las vacunas le enseñan al cuerpo la manera de defenderse cuando alguna bacteria o virus lo invada.
Por ello, la importancia de las vacunas se debe a que fueron desarrolladas para generar inmunidad
contra algún tipo de enfermedad, permitiendo producir anticuerpos en el organismo.