Filosofía - Eje N°2.
Filosofía - Eje N°2.
Filosofía - Eje N°2.
EJE PROBLEMATICO N° 2
EL HOMBRE COMO ASUNTO
DE REFLEXIÓN FILOSÓFICA
Pero esa pregunta se plantea desde el hombre y en razón del hombre: se pretende
analizar la realidad toda en la que el hombre se experimenta a sí mismo y conocer
después, su propio lugar y misión, acerca del propio hombre y del modo como se
entiende a sí mismo en su mundo, en la historia y en el conjunto de la realidad. El
pensamiento filosófico, tanto por su origen como por su finalidad, está
siempre determinado antropológicamente.
Se llega así a una reflexión directa sobre el hombre que Sócrates hace suya, aun-
que al mismo tiempo se supera su rasgo escéptico - relativista, de cara sobre todo a
los valores y normas morales.
También para Aristóteles el hombre está por encima de todas las demás cosas por
su razón. El pensador, intenta superar el dualismo platónico entre cuerpo y
alma así como entender la unidad esencial del hombre. De acuerdo con su
doctrina de materia y forma como principios internos y esenciales de las cosas,
Aristóteles entiende el alma como forma del cuerpo; es decir, como el principio
esencial y constitutivo que configura internamente a la materia convirtiéndola en un
cuerpo humano vivo. Pero la materia es el medio potencial que, de una parte, recibe
la determinación por la forma esencial, mientras que de otra parte, le confiere la
individuación para constituir un ser individual y único, determinado en el espacio y
en el tiempo.
Con ello establece ya Aristóteles la doctrina básica del hombre que, en las
afirmaciones clásicas acerca del “anima forma corporis” y de la “unio substantialis”
entre alma y cuerpo, influirá profundamente en el pensamiento cristiano, sobre todo
a través de la escolástica aristotélica de la Edad Media.
A pesar de que las tradiciones rabínicas y bíblicas son básicamente producto de las
propias comunidades judías, la filosofía que de ellas emana surge y florece
conforme los judíos incorporan los diversos cuestionamientos de las culturas
circundantes. A lo largo de su historia esta filosofía se constituye esencialmente en
un sistema de pensamiento religioso cuya preocupación fundamental se centra en
tratar de lograr la armonía con la teología.
Los filósofos judíos sostienen no sólo concepciones distintas sobre religión sino
también sobre orientación filosófica. A través de los siglos estos pensadores judíos
estuvieron convencidos de que el judaísmo era un sistema capaz de ofrecer
interpretaciones filosóficas y que por ende debía jugar un rol importante en la
vida de una persona ilustrada. Estudiaron cómo las opiniones de los filósofos podían
relacionarse con su propia tradición. Este interés los llevó a resolver una doble tarea:
interpretar y formalizar las enseñanzas del judaísmo a través de conceptos y
argumentaciones filosóficas y refutar enseñanzas tanto filosóficas como religiosas
cuan- do éstas entraban en conflicto con las creencias y las prácticas judías.
La filosofía se compone de tres apartados:
27
Vázquez Borau José Luis, las religiones del libro, san pablo.
Vázquez Borau José Luis, las religiones tradicionales, san pablo.
Vázquez Borau José Luis, las Iglesias cristianas, san pablo.
Álvarez Maestro Jesús, las religiones del mundo, bonum.
Rossano Pietro, Los interrogantes del hombre y las respuestas de las grandes religiones, paulinas.
Gallo Marco, El Espíritu de Asís, 1986-2007, aporte de las religiones al diálogo y la paz del mundo, Guadalupe.
Lowney Chris, Un mundo desaparecido, la convivencia de musulmanes, cristianos y judíos en la España del siglo XIII, Edit. El
Ateneo.
27
26
Las aportaciones de muchos otros filósofos como Joseph ben Abraham al-Basir,
BayhaibnPakuda, Abraham ibnDaud, Hillel ben Samuel, HisdaiCrescas, Levi ben
Gershom, Isaac y YehudaAbrabanel y la familia ShemTov enriquecieron el pensa-
miento judío medieval.
San Agustín, cuyo pensamiento filosófico está hondamente influido por Platón y el
neoplatonismo. Ve en el alma y en el cuerpo dos realidades o sustancias separadas
que no constituyen una unidad sustancial, sino que simplemente están unidas por la
acción recíproca.
“Son tres las partes de que consta el hombre: espíritu, alma y cuerpo, que por
otra parte se dicen dos, porque con frecuencia el alma se denomina
juntamente con el espíritu; pues aquella parte del mismo racional, de que las
bestias carecen, se llama espíritu; lo principal de nosotros es el espíritu; en
segundo lugar, la vida por la cual estamos unidos al cuerpo se llama alma;
finalmente el cuerpo mismo, por ser visible, es lo último de nosotros”.
Todo hombre, añade el Santo: “posee una aptitud natural para conocer y amar a
Dios; dicha aptitud consiste en la misma naturaleza de la mente, que es común a
todos los hombres”. Aquí radican, por tanto, la trascendencia y libertad humanas
que explicamos a continuación:
Con la Reforma Protestante (siglo XVI) se rompe la unidad de la fe, unidad logra-
da por la Iglesia Católica, en la cual el hombre se había sentido seguro. Se une a
esto el decaimiento de la imagen física del mundo ante la "revolución
copernicana" (siglos XV-XVI) que afecta al hombre directamente y a su posición en
el universo. Hasta ahora el hombre se había sentido y sabido en el centro de un
mundo perfectamente ordenado y claro; ahora, la tierra deja de ser el epicentro y es
uno más de los planetas que giran alrededor del sol, por lo cual el hombre se siente
como arrojado a un universo sin fronteras que no logra entender y en el que ha
perdido
30
toda seguridad y orientación. Eso hace que se retraiga sobre sí mismo como sobre
el único punto seguro, lo cual le obliga a reflexionar sobre sí mismo.
Entre una y otra corriente se sitúan diversas formas del pensamiento actual (el
vitalismo, la fenomenología, la axiología, el neotomismo, etc.). Como ejes
referenciales de la antropología contemporánea debemos situar a las nuevas
ciencias biológicas, sociales y psicológicas; el pensamiento judeo-cristiano, católico
y protestante; y el sentimiento trágico o irracional de la existencia: todas ellas
proclaman un retorno a la realidad concreta del hombre, en su ser natural, espiritual
o histórico.
• la antropología cultural,
• la antropología religiosa,
• psicológica,
• entre otras.
Antropología Cultural, la Historia, etc. hayan logrado. Es decir, que sin perder de
vista su objetivo principal (la esencia humana) integrará lo necesario de las otras
ciencias.
Por ser una disciplina filosófica, ciertamente toma los principios desarrollados por
las otras ramas de la Filosofía. Por ejemplo, considera los primeros principios
elaborados por la Metafísica, o los principios desarrollados por la Cosmología,
etc. Pero también (como decíamos líneas arriba), toma sus avances de otras
Ciencias. Es decir, se interrelaciona con Ciencias no filosóficas. De la Psicología, la
Biología, la Neurología, la Historia, etc. tomará aquellos elementos útiles para el
desarrollo de un contenido antropológico estrictamente filosófico.
EL OBJETO Y EL MÉTODO DE
LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
Objeto proviene del latín "ob-iectum" que significa "lo que está frente de". Esta es
su significación etimológica; es decir, lo que significa la palabra.
Esto significa captar o enfocar la totalidad del ser del hombre, buscar las
dimensiones que lo caracterizan. Por ello es que no basta el conocimiento que, en
forma aislada, puedan efectuar las distintas ciencias humanas, sino que para
comprender en forma íntegra lo que es el hombre se debe adoptar una visión
universal.
Por otro lado, el concepto de "método" proviene del latín que significa "camino".
Aplicado a nuestro estudio se trata de ver cuál será el camino, el modo a recorrer
para llegar al objeto. Diremos, entonces, que la antropología filosófica tiene como
métodos a los siguientes:
28
Extracto del módulo Filosofía I de la Tecnicatura de Gestión de Bancos y Empresas Financieras, Prof. Mg. López Jorge
32
LA NOCIÓN DE VIDA
El alma: Aristóteles la definía como: "acto primero de un cuerpo que tiene vida en
potencia" y "forma del cuerpo organizado" (estas definiciones se hallan en su obra
"De Anima" o "Sobre el alma"). La primera define el alma como caso particular de la
doctrina de la potencia y del acto. En todo ser creado hay que distinguir dos
principios constitutivos. El acto es la perfección de un ser; la potencia, la
capacidad de
33
adquirir esta perfección. El acto primero se define por oposición al acto segundo: es
la perfección que constituye al ser, mientras que el acto segundo es el que sigue al
ser, que supone al ser ya constituido. Así el alma es el principio que confiere su
perfección de vivo, su ser-vivo. El alma es el acto primero, ya que ella es la que
hace que un cuerpo viva; de ahí derivan sus propiedades y sus operaciones.
A lo largo de la historia del hombre, los filósofos han sostenido distintos puntos de
vista respecto de su constitución esencial. Es así que algunos afirmaron de modo
superlativo el aspecto estrictamente material, dejando de lado el ámbito espiritual;
por otro lado, otros sostuvieron la postura contraria, es decir, la supremacía de lo
espiritual sobre lo material. Tanto en un caso como en otro, parcializaron la visión
del hombre acentuando solamente uno de sus constitutivos.
29
Gevaert J., el problema del hombre, sígueme, cap. III
34
La corporalidad
Un cuerpo vivo es un cuerpo vivo, y no un mero agregado de órganos, precisamente
en cuanto vivo. Lo que constituye a un conjunto heterogéneo de órganos en una
unidad es su estar vivo. Desde este punto de vista cabe afirmar que lo psíquico, o la
vida, es la unidad de lo físico. Esta unidad aparece ya en los vegetales, pero es
más fácilmente destacable en los seres dotados de sensibilidad.
Por otra parte, un cuerpo vivo, en cuanto que es orgánico, consta de partes
Cuerpo vivo,
heterogéneas y cada una de ellas cumple una función distinta de las restantes. orgánico.
Desde el punto de vista de las características físicas irreductibles entre sí, puede
verse la organicidad del cuerpo vivo como una especialización de las partes en
función de esa pluralidad de características. Así, la función o actividad mediante la
que un cuerpo vivo capta su propio peso, o el de otro cuerpo no es la misma
mediante la cual capta su propia temperatura y la del medio.
Pues bien, si los cuerpos vivos son cuerpos físicos y vida significa reflexión, se
puede decir que para un cuerpo físico, estar vivo significa sentir sus propiedades
físicas empezando por las más elementales (el peso y la temperatura). La psique,
en tanto que principio vital activo es reflexiva, pero no es la reflexión de ella sobre sí
misma, sino la reflexión del cuerpo físico.
Por ejemplo: ¿cuál es la diferencia entre la mano del hombre y la garra del animal?
Desde un punto de vista de la utilidad, "aparentarían" poseer las mismas funciones
y podría decirse que sirven para el mismo fin, ser prensa de las cosas, alcanzar o
llevar objetos (alimentos fundamentalmente) hacia la boca, entre otras cosas. Pero
esta sería una visión reducida de esta realidad. Es cierto lo afirmado recientemente,
pero la distinción fundamental es que la mano del hombre cumple las tareas des-
criptas guiadas por la inteligencia humana y puede cumplir (al ser conducida por
una instancia superior) otras finalidades distintas: por ejemplo, pintar un cuadro,
escribir una carta, saludar a un amigo, acariciar a la persona amada, etc.; todas
estas implican que la mano es "guiada" por la inteligencia, cumple una función
superior.
Esto significa que las estructuras fisiológicas y biológicas del cuerpo entran en el
significado humano, pero no pueden por sí solas expresar el verdadero significado
humano del cuerpo.“ 30
Concepto
Se trata de estudiar cuál es la relación entre lo psíquico y lo físico; entre el cuerpo y
el alma.
30
Módulo Gestión de Bancos, Prof. Jorge López.
38
DISTINTAS RESPUESTAS:
MATERIALISMO, DUALISMO, HILEMORFISMO
Materialismo
En torno a ello se puede considerar la visión materialista que reduce todo lo que
es la persona (en general, todo ser vivo) a pura materia. Hay distintas formas de
fundamentar esto. Pero veamos brevemente esta línea de pensamiento.
Podemos afirmar que por ser cuerpo, está sujeto a las condiciones materiales del
universo en el cual vive, estamos sujetos a condiciones materiales de vida.
Necesitamos alimentarnos y esto es algo material; vestirnos y esto, también es algo
mate- rial, y así toda la realidad en la cual estamos es una realidad material. En este
sentido no es el materialismo del cual queremos hacer mención.
Más bien interesa hablar del materialismo como postura filosófica e ideológica que
sostiene que la realidad última de todo ser vivo, y por ende, del hombre, es ser
materia. Desde la explicación de los filósofos Leucipo (c. 480) y Demócrito de
Abdera (406-371), quienes fundaron la escuela presocrática atomista, hasta las
modernas visiones materialistas podemos encontrar una amplia exposición de
visiones que comparten el hecho de encontrar como elemento fundante de toda la
realidad a la misma materia. Y ello le cabe al hombre en el sentido de que si el
hombre está inserto en la realidad, por lo tanto es materia igual que toda la realidad.
Esto plantea inconvenientes en el sentido de que habría distinción de grados entre
todos los seres vivientes pero no una distinción esencial. Es decir, habría una
semejanza, un parentesco común en todos los seres. Lo que no se explicaría desde
esta visión materialista es cómo se realizan ciertas actividades que no se pueden
efectuar desde una óptica puramente material. Por ejemplo, el desarrollo del
lenguaje, de la multiplicidad de lenguas que poseemos los seres humanos, el
desarrollo de la ciencia, de la poesía, los principios morales, la religiosidad, etc. Es
decir, encontramos acciones que no son fácilmente explicables desde el
materialismo.
Sin embargo, desde lo antropológico no es factible sostener este tipo de visión dado
que significa sostener una visión reduccionista, o sea reducir al hombre a una única
dimensión, que es la material.
No podemos reducir a simple materia al hombre pues implica caer en el olvido del
alma espiritual que lo eleva a grados superiores en este mundo físico.
“La maravillosa unidad del cuerpo y el alma no es una unidad cualquiera. Proviene
de la posesión por el alma del cuerpo, de la asunción eminente, perfeccionante, que
las potencias de la forma espiritual realizan de las potencias corpóreas. Unidad que
trasciende la animalidad transformándola desde dentro. Los seres humanos somos
animales, pero transformados. …es una animalidad que se espiritualiza sin dejar de
ser animal... …Sin esta visión la antropología se pierde en un espiritualismo
descarnado, dualista, o se hunde en el materialismo biologista.” 31
31
Abelardo Pithod. El alma y su cuerpo. Grupo Editor Latinoamericano. 1994.
39
Dijimos que el origen de este planteo puede hallarse en la escuela de los pensado-
res denominados presocráticos, concretamente en la “escuela atomista” fundada
por los pensadores Leucipo y Demócrito (escuela que tuvo su vigencia entre los
siglos VI y V a.C). El punto de partida consistió en sostener que toda la realidad
existente se compone de “pequeñas partículas indivisibles” a las que les dieron el
nombre de “atomoi” (o “átomos” en nuestra lengua) y esta era una sustancia mate-
rial. Dado que el hombre integra la realidad existente por lo tanto se compone de
estas sustancias, que son los átomos y, en consecuencia, es materia. En este
planteo no se tiene en cuenta la realidad espiritual, sino que se afirma que lo único
existente es la materia.
Esta visión plantea ciertas cuestiones que quedan insolubles. Si el hombre es pura
materia, no hay una instancia espiritual. Por lo tanto, ¿cómo se explica el desarrollo
de la ciencia, de los afectos, de los sentimientos, del amor, de la poesía si negamos
la instancia espiritual?
En conclusión, es necesario tener una imagen del hombre pues ella es la que define
y fundamenta las actitudes en el plano de las distintas ciencias, en lo educativo, en
lo político, en lo ideológico, en lo ético, etc. Si éste fundamento es deficitario, es
reducido, por cierto que su consecuencia será correspondiente con el punto de
partida. Si esta visión es materialista, lo que surja en consecuencia será idéntico. Si
se tiene una visión de hombre que considere todos sus ámbitos, por lo tanto, todo lo
que se origine a partir de ahí será coherente con esto.
Dualismo
Entre los antecedentes a citar se encuentra el filósofo griego Platón quien, en virtud
de su teoría de los dos mundos mediante la cual explica toda la realidad, sostiene
que el verdadero mundo es el de las Ideas (entendiendo por Ideas a seres
verdaderamente existentes) y que la existencia humana comenzó en ese lugar y por
lo tanto, la condición existencial es ser semejantes a estas Ideas, lo cual significa
decir, que el hombre es sustancialmente alma. Esta teoría de los dos mundos
sostiene que el hombre (luego de su origen en el mundo de las Ideas) ingresa a otra
realidad, la realidad material o mundo material y allí queda atrapado en un cuerpo,
pero éste no le pertenece, no forma parte de él. Por ello es que este pensador
sostiene que la esencia del hombre es ser alma debiendo liberarse del cuerpo en el
que está encerrado (el cuerpo adquiere una visión negativa).
Entonces se afirma de este pensador que es dualista porque sostiene que existen
dos elementos, aunque prioriza sólo uno: el alma.
Hilemorfismo
Fue elaborada por Aristóteles y sostiene que todos los seres vivos se componen de
dos elementos:
• hyle: la materia
• morphé: forma. En este punto no se trata de una forma física (lo redondo,
cuadrado, etc.) sino de una forma metafísica (el alma).
41
Santo Tomás continuará con la visión hilemorfista pero modificando ciertos elementos.
En este caso será su concepción sobre el alma, la cual es una forma sustancial. Otra
diferencia respecto del pensamiento aristotélico consiste en el origen del alma:
mientras que para el estagirita es un principio biológico, para Santo Tomás
proviene de Dios. Este origen es lo que le dará al hombre una entidad distinta a la
concebida por el pensamiento griego.
LA PERSONA HUMANA
La persona – concepto
Para referirnos a este tema, comenzaremos por aclarar el término “persona” a fin de
delimitar conceptualmente su significación y de esta manera evitar equívocos
posibles.
Surgido de la raíz latina “personare” se usó para significar la máscara que se usaba
en el teatro al representar una obra; y también significó el autor que la llevaba: de
ahí el nombre de “personaje”. También se refirió a la condición que un hombre re-
presenta en la vida pública. Con un sentido jurídico se refirió al sujeto de deberes y
derechos, o sea a la “persona jurídica”. También se usó para distinguir al hombre
del resto de los seres vivientes, como ser humano.
Surgido del griego tuvo una significación muy parecida. Se refirió al rostro mismo y
al sujeto humano. De la raíz griega surge el uso como “hipóstasis”. Esto luego pasó
a la civilización latina y en Teología se usó para hablar de la “unión hipostática” de
las tres Personas de la Santísima Trinidad.
ESENCIA DE LA PERSONA
32
Cfr. De persona et duabus naturis.
33
Frente a este problema, el filósofo Platón propuso como alternativa de solución dos mundos: uno en el cual las cosas son
permanentes, no se cambian (el mundo donde habitan unos seres perfectos a las cuales denominó Ideas) y otro mundo donde
las cosas están en permanente cambio y movilidad, son simples imitaciones del otro mundo que es perfecto. Este segundo
mundo es el mundo material.
34
Para este pensador, los accidentes son: cantidad, cualidad, pasión, relación, lugar, tiempo, situación, posesión y tiempo.
Éstos son las distintas maneras como un ser se encuentra.
43
Así surge, que denominamos al hombre como una unidad ontológica perfecta.
El hombre es una persona con un alto grado de unidad y un alto grado de
complejidad. La unidad de la persona humana es tal que solo está superada por
Dios que trasciende a los seres contingentes.
Es decir, hay un sentido de finalidad inserto en cada ser, hay un para qué y al
apreciar esa múltiple realidad es que se puede apreciar que en todas las cosas
surge un sentido de ordenamiento que permite apreciar la perfección de todas ellas.
Ese sentido de finalidad, ese fin de cada ser es lo que permite afirmar la existencia
de un para qué de todas las cosas y ver el ordenamiento de todas las cosas
entendiendo por esto lo que es el orden de la naturaleza u orden natural.
Por ello se puede afirmar que lo más importante en el hombre son los fines hacia
dónde se encamina y cómo el hombre por naturaleza ha sido creado para la
excelencia, el dar cuenta de esto es responsabilidad de cada uno.
44
Con este texto queremos señalar que el concepto de persona no es privativo del
hombre, sino que es una participación de Dios, quien es persona. Es decir, es
predicable de los seres espirituales como también del hombre, entre todos los
seres que habitan el universo físico.
CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONA
Pero es necesario precisar los términos. El tener puede pensarse como algo
transitorio: tengo una lapicera en mis manos y luego la dejo. Por lo tanto ahora ya no
la tengo. Es decir, la acción del tener puede apreciarse desde una perspectiva
temporal: ahora lo tengo, luego ya no. Y no es esta la realidad humana, dado que
en este mundo, mientras somos seres vivientes no dejamos de tener el cuerpo
voluntaria- mente. Más bien nos pertenece. Por eso decimos que somos cuerpo. 36
Nuestra constitución esencial es que somos cuerpo. Pero no sólo cuerpo, sino que
somos cuerpos animados. Este cuerpo que somos está animado mediante un
alma que es espiritual. 37
Sin embargo, no somos solo una materia que está sujeta a las condiciones del
universo que nos rodea como lo puede ser cualquier materia que vemos. El cuerpo
es
35
J. Martínez Porcell “Metafísica de la Persona”. PPU S.A. Barcelona. 1992. En esta obra, el autor cita el De Potencia de
Tomás de Aquino.
36
La concepción platónica sostenía un desprecio por el cuerpo, por ello afirmaban que el hombre es sólo alma, negando el
poseer un cuerpo.
37
La tradición occidental heredó del mundo latino el término “anima” que significa “alma”. Por ello al decir un cuerpo animado
se está diciendo un cuerpo con alma.
45
elevado por la dimensión espiritual humana, rasgo que nos identifica y nos
diferencia del resto de los vivientes.
Mediante el cuerpo somos en el mundo. Pero, el cuerpo, como todo ser físico,
experimenta las condiciones de toda materia: está sujeto a las condiciones del
espacio y del tiempo. Por eso al cuerpo “le pasa” el tiempo y con el cuerpo
ocupamos un lugar en el espacio (lo cual no sucede con la dimensión espiritual que
trasciende estas dimensiones).
El estar sujeto a las condiciones temporales es una constante en todos los seres
materiales: todos experimentan el pasaje del tiempo. Por eso hablamos, en el caso
de los seres materiales inertes de su período de vida útil. Por eso podemos ver en
el resto de los seres vivientes su ciclo vital. Y en el caso del hombre hablamos de la
edad, la historia personal de cada uno. Podemos pensar en la biografía de cada
uno, dado que ello implica el paso del tiempo en cada uno.
Mediante el cuerpo nos relacionamos con los demás seres y cosas que pueblan el
universo físico. Decíamos líneas arriba que el cuerpo exterioriza lo que somos
interiormente. 38 El cuerpo es el medio por el cual nos vinculamos a los demás.
Aristóteles define al alma como el “acto primero de un cuerpo que tiene vida en
potencia.” 39 Esto significa que el alma es la primera realidad, lo primero que es y
a partir de lo cual lo demás comienza a existir, por lo tanto, hay una prioridad del al-
ma. Ella genera vida, por eso, sin alma no hay vida. 40 Esta definición presenta una
raíz estrictamente biológica pues sólo se tiene en cuenta el aspecto vital: para vivir
se debe poseer alma. Este autor precisa aún más el concepto de alma al sostener
que “el alma es aquello por lo cual nos existimos, nos movemos, sentimos y
entendemos”. Con esta definición se ahonda más pues toca aspectos vitales:
38
En los tiempos actuales se afirma la somatización o las enfermedades psicosomáticas. Se trata de cómo el cuerpo asume y
refleja hacia el exterior aspectos interiores (una enfermedad, un estado de ánimo, etc.). Es decir, la psique o psiquis se
manifiesta mediante el cuerpo o soma (término de raíz hebrea).
39
Cfr. Aristóteles. De anima. 412 a 20. Biblioteca Clásica Gredos. España. 1994.
40
Por eso la distinción que desde la biología se realiza en seres “animados” o “con alma” y seres “inanimados” o seres “sin
alma”.
47
46
Sin embargo, Aristóteles no ahonda más allá del nivel o estrato puramente
biológico. Será la tradición judeo-cristiana la que aportará una dimensión distinta y
se trata de la dimensión espiritual.
La dimensión espiritual
Esta realidad, que decimos es exclusivamente humana, la poseemos por poseer un
alma de este tipo.
Desde la perspectiva
Desde la perspectiva filosófica-científica
teológica
De la realidad espiritual surgen dos potencias que son exclusivas del hombre y que
nos diferencian de los otros seres del universo físico. Estas potencias, al sustentar-
se en el alma espiritual, la poseen los seres espirituales: los ángeles y Dios (con
todas las diferencias en cada caso).
De la voluntad surge la libertad. Por eso afirmamos que el hombre es un ser libre.
Sólo él posee la capacidad de elegir, no así el resto de los seres (los cuales actúan
por finalidad filogenéticamente dispuesta por la naturaleza).
Afirmamos que la inteligencia y la voluntad son dos facultades. Éstas son exclusivas
del hombre mediante las cuales el hombre conoce y actúa de modo humano. Es decir,
al alma no sólo hay que entenderla como aquello por lo cual somos seres vivientes,
sino que esta alma es espiritual y ello nos hace partícipes de la dimensión espiritual;
por eso podemos sostener un sentido trascendente de la persona.
Esto significa que el alma no es sólo lo que nos da vida, sino que nos da vida
de un modo especial. Mediante esta alma participamos de una realidad que
trasciende lo material o corpóreo que es donde estamos inserto: el medio natural.
Las cosas que están presentes en la naturaleza, están por poseer características
mate- riales: o sea participan de la realidad material del universo, es su condición
necesaria.
48
Sin embargo hay otra realidad, otra dimensión que es la dimensión espiritual. Y
para participar de ella es totalmente necesario poseer esta característica: el ser
espirituales. El hombre la posee pero encarnada. Es decir, el hombre es espíritu,
pero en un cuerpo. Por eso se afirmó que el hombre es un espíritu encarnado. No
es sólo espíritu ni tampoco sólo materia. El hombre es espíritu-materia. Es un ser
corpóreo-espiritual.
La inteligencia
La inteligencia tiene como objeto el conocer. Este conocimiento supone que
previo a él se desarrolló el conocimiento proveniente de los sentidos. Si éste (el
sensible) no se realiza no puede realizarse el conocimiento de la inteligencia. “No
hay nada en la inteligencia que antes no haya pasado por los sentidos” afirmaba
Aristóteles (384-322 a.C.), remarcando no sólo la necesidad del conocimiento
sensible sino también su precedencia cronológica, lógica y gnoseológica.
Por lo tanto, el conocer por la inteligencia se realiza a partir de los datos que
aportan los sentidos (es el llamado objeto directo de la inteligencia). Con ellos la
inteligencia conoce “algo más” de lo que los sentidos aportan. Éstos, los
sentidos conocen cualidades sensibles, o sea aquello a lo que los sentidos están
preparados (el oído, los sonidos; el tacto, la superficie y su textura, temperatura,
etc.). Cada sentido conoce aquello a lo cual está dirigido y previamente
determinado. Pero todo lo conocido no supera el orden de lo material: un color, un
sabor, una forma física, etc.
La inteligencia capta algo más que esto. Abstrayendo lo que captó cada sentido y
que le pertenece de modo propio a cada objeto, la inteligencia puede descubrir algo
que se puede aplicar o predicar de todas las cosas. Descubre la esencia de cada
cosa, esta esencia es de características universales, vale para todo objeto.
Por eso, por los sentidos se podrá conocer al hombre que se llama Juan y tiene
tantos años, es de tal altura, sus rasgos físicos son tales: estos datos los
conocemos mediante los sentidos. Pero trascendiendo a los mismos; la inteligencia
descubre algo que escapa a los sentidos y vale para todo hombre: no es la altura ni
las dimensiones físicas, sino aquello por lo cual es hombre, descubre lo universal en
él, descubre la esencia. Y ésta es tan universal que es aplicable a todos los seres de
la misma especie. De la misma manera procede la inteligencia con todas las
cosas que va conociendo.
Por eso el objeto de la inteligencia será el conocer lo que va más allá de lo material.
De allí que su objeto es algo espiritual porque ella misma es espiritual. Es decir
hay una adecuación entre el objeto conocido y el medio por el cual se conoce.
La voluntad
La voluntad es una tendencia hacia objetos de características netamente
espirituales. La presencia de tendencias en los seres es una característica que les
pertenece. Las tendencias espirituales o intelectuales son exclusivamente humanas.
Éstas surgen a raíz de un conocimiento previo. Primero es el movimiento intelectual
que permite que conozcamos las cosas. Decíamos que sobre la base de este
conocimiento surgirá un agrado o desagrado, un gusto o disgusto por lo conocido
(tanto a
49
nivel sensible como a nivel intelectual). Por eso la tendencia es hacia algo conocido,
no se puede tender o en definitiva, no se puede desear alcanzar algo si no se
conoce lo que es. En el plano espiritual esta tendencia intelectual genera el amor,
por ello no se puede amar lo que no se conoce.
La pregunta que surge es si el mal es opción. En la práctica cotidiana vemos que sí.
Se opta libremente y se actúa en consecuencia a esta opción: se elige aquello que
resulta dañoso al hombre, tanto en el plano físico como en el plano de lo intelectual
o espiritual, generando una autodestrucción. Esto se lo puede apreciar porque hay
toda una modificación de lo que es bueno y útil para el hombre; como así también
un equívoco concepto de la libertad. Se confunde libertad con libertinaje. La
libertad es entendida como el actuar sin límites, incluso si ello puede ocasionar
algún perjuicio contra la persona. Se es libre para hacer cualquier cosa,
independiente- mente del orden que la naturaleza impuso.
No podemos reducir a simple materia al hombre pues implica caer en el olvido del
alma espiritual que lo eleva a grados superiores en este mundo físico.
"La maravillosa unidad del cuerpo y el alma no es una unidad cualquiera. Proviene
de la posesión por el alma del cuerpo, de la asunción eminente, perfeccionante, que
las potencias de la forma espiritual realizan de las potencias corpóreas. Unidad que
trasciende la animalidad transformándola desde dentro. Los seres humanos somos
animales, pero transformados. …es una animalidad que se espiritualiza sin dejar de
ser animal.. ..Sin esta visión la antropología se pierde en un espiritualismo
descarnado, dualista, o se hunde en el materialismo biologista."(1)“ 41
41
López comercialización.
50
Describir las notas de la persona no significa que están separadas, dado que todas
ellas pertenecen simultáneamente a la realidad que es el hombre.
Hablar de las notas de la persona supone reconocer todo lo afirmado para los seres
vivos. La primera característica de los seres vivos es la inmanencia que significa
"permanecer dentro", pues inmanente es lo que se guarda y queda en el interior del
ser; por ejemplo, comer, dormir, leer, etc. También, se debe reconocer los diversos
grados de vida y que en ellos su jerarquía viene establecida por el distinto grado de
inmanencia de las operaciones que realizan cada uno de ellos. Así, los animales
realizan operaciones más inmanentes que las plantas, y el hombre realiza
operaciones más inmanentes que estos dos.
La primera nota es la intimidad, que indica algo que sólo conoce uno mismo. Los
propios pensamientos no los conoce nadie, hasta que son dichos. Tener
interioridad, tener un mundo interior abierto para uno mismo y oculto para los demás
es intimidad: es una apertura hacia dentro.
El hecho de mostrarse a uno mismo y lo que a uno le ocurre es, de alguna manera,
darlo; lo cual implica el surgimiento de una cuarta característica. La capacidad de
dar o efusividad es que la persona es capaz de sacar de sí lo que tiene, para dar o
regalar. Sólo las personas son capaces de dar.
Pero, para que haya posibilidad de dar o de regalar, es necesario que alguien
acepte, que alguien se quede con lo que se da. A la capacidad de dar de la persona
le corresponde la capacidad de aceptar, y aceptar es acoger en la propia intimidad
lo que es ofrecido a uno mismo. Si no hay otro que recoja eso que se da, quedaría
entonces abandonado lo dado y la persona quedarían frustrados, porque no se
podría dar nada a nadie. Se da algo a alguien. Por lo tanto, esta es otra nota
característica: el diálogo con otra intimidad. Una persona sola no puede
manifestarse, ni dar, ni dialogar. El hombre no puede pasarse sin manifestar su
intimidad, dando, dialogando y recibiendo.
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Las notas descriptas precedentemente muestran a la persona como lo que es: una
realidad en cierto modo absoluta, no condicionada por ninguna realidad inferior o
del mismo rango.
Este es también el fundamento para negar todo intento de comparación entre los
animales irracionales y la persona. Se trata de dos entidades esencialmente
distintas en la cual no caben las comparaciones (en rigor, la comparación consiste
en apreciar las semejanzas o desemejanzas de seres de la misma especie). No es
posible atribuir características humanas a los animales o viceversa. Cada ser debe
ser considerado en su propio ámbito, de lo contrario se está desnaturalizando la
esencia de cada uno de ellos.
Por todo ello, "el hombre existe como un fin en sí mismo y no simplemente como un
medio para ser usado por esta o aquella voluntad" (es el pensamiento del filósofo
Emmanuel Kant en "Fundamento para una metafísica de las costumbres"). De ello
se puede concluir que usar a las personas es instrumentalizarlas al:
El preguntarse por qué es el hombre implica buscar aquello que todos los hombres
poseen en común, lo cual es denominado esencia o naturaleza.
La teleología parte del hecho de que existe un orden en el universo. Ese orden no
está dado todavía en las condiciones iniciales, sino que es aquello hacia lo cual
tienden los seres. Es un orden dinámico, y lleva consigo despliegue y plenitud o
perfección. Es decir, es algo que se va logrando en la medida en que todos los
seres van alcanzando su perfección. Ciertamente que el ir logrando esta perfección
no es de la misma manera en todos los seres. Sólo el hombre es consciente de ello
y por ser consciente puede ejercer la libertad.
Inteligencia Voluntad
Verdad El bien
Lo natural en el hombre, como en todos los demás seres tiene carácter de fin, es
algo hacia lo cual todos se dirigen. Si lo natural es algo que es conseguido al final,
entonces, al principio es sólo una aspiración, una tendencia, un deseo o una
inclinación. Por esto, preguntarse por qué es el hombre, implica preguntarse por qué
es capaz de llegar a ser, o qué puede y qué debe hacer.
El planteo ético hunde sus raíces en la racionalidad humana. Porque somos seres
provistos de la facultad de la inteligencia y de una voluntad libre y con
trascendencia, la moralidad forma parte de la esencia del hombre. Esto es
irrenunciable. El hombre es así. Lo moral es una condición natural.
ACTIVIDAD DE INTEGRACIÓN N° 2