El Chasqui 7
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Índice2
El Colectivo de Estudios Históricos de la Región de Presentación3
Coquimbo, fundado el 2 de febrero de 2018, reúne
a un grupo de amigos tras la meta de contribuir BICENTENARIO DEL LICEO GREGORIO
CORDOVEZ.
activamente en la difusión de conocimientos sobre Herman Carvajal Lazo4
el desarrollo de la investigación histórica regional a
través de talleres, jornadas, seminarios y labores de APUNTES PARA LA HISTORIA INDUSTRIAL
extensión hacia la comunidad local y nacional. CHILENA: MAQUINARIA A VAPOR “HATHORN
DAVEY” EN EL YACIMIENTO EL BRILLADOR, LA
SERENA, 1880.
Frank Vicencio López, Thiare Ceballos Domínguez20
Editores
Gastón Castillo Gómez, [email protected]
Julio Cortés Miranda, [email protected]
Por otro lado, continúa el autor Neftalí Fernández Vergara con su artículo
“Anecdotario, tallas y otros chascarros campesinos rescatados de la antigua
hacienda de Chillepín al interior del Valle del Choapa”. Fernández nos adentra
en el rescate de la memoria campesina a través de la vida privada de los sujetos
históricos de la mencionada hacienda. En consecuencia, con lo anterior, prosigue
Benjamín Fernández Vergara con un relato descriptivo de la Religiosidad Popular al
interior del Choapa y que lleva como título “Religiosidad Popular: En una Hacienda
Al Interior del Valle Del Choapa. Una Forma de Expresión Campesina - En El
Fundo de Chillepín Hasta Antes de Iniciado El Proceso De Reforma Agraria”. Por
otra parte, la literatura se hace presente con Carlos Araya Cerda quien en su artículo
“Desolación”: La distorsión de lo divino en “Dios lo quiere” y “Tribulación”, de
Gabriela Mistral, analiza críticamente la religiosidad que se encuentra en el discurso
poético de la Premio Nobel. Por último, y cerrando El Chasqui N° 7 se encuentran
las líneas de Julio Contreras Leiva quien de manera muy emotiva hace alusión a una
reseña biográfica póstuma de la obra de Luis León Villarroel Núñez (1943-2019)
quien fue uno de los exponentes más importantes de la Historia del Choapa.
Presidente
Colectivo de Estudios Históricos de la Región de Coquimbo
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El 21 de abril del presente año el Liceo tuviera fondos suficientes para costear
Gregorio Cordovez de La Serena cumplió algún departamento que sirva de educación
200 años de existencia institucional. El a las mujeres, queda obligado a hacerlo
presente artículo ofrece una reseña desde en cumplimiento de las condiciones de la
sus orígenes, basándonos preferentemente permuta.”2
–para el siglo XIX- en los “Apuntes para
Como puede inferirse, la intención primera
la historia del Liceo de La Serena” (1821-
de don Juan Arviña fue la de destinar sus
1900) del profesor Abraham Vera Yanattiz.
fondos para una obra pía y para mujeres.
Se complementa el trabajo con algunas
Finalidad que fue conmutada en el Senado
apreciaciones personales para la segunda
para la creación de un colegio o instituto
mitad del siglo XIX, culminando con la
para varones, siguiendo el modelo del
relación de uno de sus últimos rectores
Instituto Nacional de Santiago.
acerca del significado e importancia de
haber sido declarado Liceo Bicentenario de “Se creará precisamente en él una cátedra
Excelencia a partir del año 2012. de química y otra de mineralogía, cuyos
conocimientos son necesarios a esa
1.- Orígenes fundacionales.
provincia que contiene los principales
En el año de 1821, siendo Director Supremo minerales de Chile, siendo el ejercicio
don Bernardo O’Higgins, se funda el Liceo de la minería el común de los habitantes
Gregorio Cordovez de La Serena. La fecha (…).”3Destaca el Decreto la necesidad
exacta es 7 de abril de ese año, según de privilegiar los conocimientos de la
consta en el archivo del liceo: mineralogía, por contener la provincia los
principales minerales de Chile. Digamos
“A solicitud del Censor de la ciudad de
que en esa época la actual Región de
Coquimbo, capital de aquella provincia, se
Atacama pertenecía a la administración de
ha tratado la conmutación de una obra pía
Coquimbo.
mandada fundar por don Juan Arviña. Este
dispuso que sus bienes se destinaran a un “Como se deduce de los documentos
beaterio de mujeres y limosnas de pobres anteriores, el señor Cienfuegos, por
(…) El Senado, advirtiendo la mayor utilidad entonces Gobernador del Obispado, el
y conveniencia en el establecimiento de un censor don Gregorio Cordovez y el Cabildo
Colegio para la educación de la juventud de la ciudad, no solamente habrían sido los
(…) se ha encargado de la conmutación promotores de la idea de organización del
que está allanada; y en consecuencia ha Instituto, sino que aún la apoyaron ante el
acordado el Senado: Que se establezca en Gobierno (…). El 10 de junio del mismo año,
la capital de Coquimbo un nuevo Instituto el Cabildo ordenó que se fijarán carteles con
(…) y que si este Instituto con el tiempo objeto de hacer saber al público que desde
1. El autor, es lingüista con una gran trayectoria de estudios y artículos, cuenta con diferentes publicaciones
entre las que destacan “Toponimia indígena del Valle de Elqui” (2014), “Toponimia indígena del Valle de Lima-
rí”(2015), además de su participación en distintos Seminarios.
2. Vera Yanatttiz, Abraham: Apuntes para la historia del Liceo de La Serena (1821-1900),La Serena, Imprenta
de El Comercio, 1903.- Utilicé la reedición de 2017 de Volantines ediciones. Págs. 7 y ss.
3. Concha, Manuel: Crónica de La Serena desde su fundación hasta nuestros días, 1549-1879. Universidad de
Chile, La Serena, 1979. Apéndice del cap. VII.
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Por no estar concluida la capilla del Liceo que existe solamente la clase de religión, se
los internos se veían precisados en los adopta un procedimiento semejante con los
días festivos a oír misa en cuerpo fuera alumnos que desean exonerarse de ella.” 9
del establecimiento, en el templo de San
5.- La Biblioteca del Liceo.
Agustín generalmente; pero en el pueblo se
murmuraba de la poca reverencia con que “La biblioteca del Liceo debió de haberse
los estudiantes asistían al oficio divino. organizado desde un principio, pues a
comienzos de 1826 había tomado ya
“El Obispo don José Agustín de la Sierra,
algún incremento. El 10 de mayo de ese
le comunicaba al Intendente el que algunos
año, el encargado de ella recibió la orden
alumnos de este Instituto Provincial devoran
de que no permitiese que persona alguna,
con ansia algunos libros infernales, como
sin excepción, pudiera sacar los libros
Las Ruinas de Palmira, El Arte de amar y del
de la pieza en que se hallaban colocados
placer. Un rayo, señor, no hubiera sido en
y sí solo leerlos dentro de su recinto. El
sus efectos más funesto para mí que lo ha
bibliotecario sería responsable de cualquiera
sido tan infausta nueva. En tal angustia solo
contravención.
se mitiga mi dolor con el convencimiento
que me asiste de que pondrá U. S. en juego Como el señor Cantournet necesitase
todos los medios que le dicte su sagacidad, abandonar su puesto por algún tiempo, el
prudencia y firmeza de carácter para cortar Intendente dispuso que se hiciese formal
de raíz en cuanto le sea posible este terrible entrega de la casa del establecimiento y de
cáncer, que tal vez ha hecho ya estragos cuanto a ella correspondiese, al pasante
lamentables”. don Domingo Cortés, y de la imprenta y
biblioteca a don Juan de Dios Ugarte. Se
En el mismo tiempo se imprimía en el
hizo para esto el 28 de mayo de 1833, un
Instituto, para el uso de los estudiantes, la
prolijo inventario, según el cual la biblioteca
“Vida del Salvador”.
contaba entonces con poco más de 800
Un decreto de 29 de septiembre de 1873 volúmenes. Llama la atención que todas
dispuso, en vista de la solicitud elevada al esas obras, en que se mezclaban las de
Ministerio de Instrucción Pública por varios Montesquieu, Voltaire y Rousseau con el
colonos de Valdivia, que la enseñanza “Kempis” y los libros místicos, estuviesen
religiosa no fuera obligatoria en los Colegios escritas solo en español, francés o latín, lo
del Estado para los alumnos cuyos padres, que prueba que eran estos los idiomas más
guardadores o apoderados, solicitaran esta conocidos de la época. Existía un solo libro
excepción. Al efecto, los rectores de Liceos escrito en italiano: El Derecho de la guerra y
llevarían en un libro especial, en el cual se de la paz, de Hugo Grocio.
anotaría la solicitud de exención, al tiempo
La biblioteca llegó a contar poco después
de inscribir el alumno en el Colegio, firmada
hasta la cifra de 1.237 volúmenes de obras
por el jefe del establecimiento y por el
escogidas. Desgraciadamente algunos
padre, guardador o apoderado. Al adoptar
cuerpos de ejército vinieron a ocupar el
esa medida, el Gobierno creía facilitar el
Liceo en las conmociones políticas de 1851
acceso a los establecimientos de educación
y 1859, y como no se tuvo con la biblioteca
pública a los jóvenes que profesaban distinta
el cuidado debido, se perdió la mayor parte
religión que la católica. En el día de hoy, en
de las obras con que contaba y aun las
El edificio constaba de dos pisos y se a él era preciso subir la pendiente que daba
extendía, ocupando un área, de 6.048 acceso a la planicie del Santa Lucía.La
metros cuadrados, a lo largo de la calle nueva calle tomó el nombre de Cantournet.”
llamada hoy de Cantournet en memoria del 21
22. Palabras exalumna Bernardita López, promoción 1976, en Eco Liceano N° 6, 2014.
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requieren. Por lo tanto, el perfil de nuestro En estricto rigor, los cimientos del Liceo
liceano necesariamente deberá ser diferente Bicentenario de Excelencia se empezarán
al de hoy. En consecuencia, nos interesa a construir a partir de Séptimo Año Básico.
acoger en las aulas del establecimiento De esta manera, cuando estos alumnos
al alumno esforzado y talentoso; de un accedan a Octavo y Segundo Medio y
alto concepto de la disciplina y de la tengan que rendir el SIMCE y, finalmente,
responsabilidad, que entienda que a través cuando lleguen a Cuarto Medio deban
de la educación puede construir un mundo someterse a los requerimientos de la
positivamente superior para él, para su PSU tendrán que obtener los mejores
familia y para la patria. Como consecuencia resultados como producto de su exigente
de estas exigencias, el PEI aceptado por desarrollo académico. En efecto, el
el Ministerio de Educación indica que Proyecto Bicentenario de Excelencia les
ajustes en la cantidad de cursos en algunos pedirá como rendimiento en el SIMCE,
niveles de Media a partir del año 2012 para quedar ubicado a nivel nacional en el 10
alcanzar en 10 años que dura el proyecto, % superior del promedio logrado por los
una matrícula máxima de 720 alumnos. Por establecimientos municipales destacados y
esto, de 14 cursos en Educación Media particulares subvencionados en las Pruebas
tendremos el próximo año 12, lo cual de Lenguaje y de Matemáticas. En la PSU,
significa que funcionarán tres Primeros el proyecto exigirá quedar ubicado en el 5%
Medios de cuatro; tres Segundos de cuatro; superior nacional del Promedio obtenido en
y se mantiene la cantidad de Terceros (3) y las Pruebas de Lenguaje y Comunicación
de Cuartos Medios (3) tres. En Educación como en Matemáticas de los mejores
Básica, funcionarán dos Séptimos y un liceos municipales y colegios particulares
Octavo Año. subvencionados. Es claro, entonces, que
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23. Rector Juan Muñoz Barrera, Eco Liceano N° 3, Noviembre del 2011.
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Literatura 1984.
Gonzalo Ampuero Brito: Profesor de Juan de Dios Pení: Profesor y Rector del
Historia y Arqueólogo, académico de la Liceo de La Serena. Una de las calles
Universidad de La Serena, fue Director principales de La Serena lleva su nombre.
del Museo Arqueológico de La Serena.
Juan Nicolás Varas: Primer rector del
Precursor de los modernos estudios sobre
Liceo, 1821.
los diaguitas en la región y en Chile.
Juan Rivera Iratchet: Docente e investigador
Gonzalo Tapia Díaz: Profesor normalista,
en la Universidad de Concepción.
cronista, escritor, difusor cultural y musical.
Ex rector del Instituto Comercial de Julio Gutiérrez Ihtz: Disk Jockey y hombre
Coquimbo. de radio. Benefactor público. Miembro de
la Asociación de Comentaristas de Discos
Gregorio Cordovez: Diputado, alcalde,
de Chile.
presidente y vicepresidente de Asambleas
Provinciales. Siendo Alcalde. La Serena, Leoncio Andrade Cabezas: Médico
fundó el Liceo y la Casa de Moneda. Cirujano, especializado en afecciones del
aparato respiratorio.
Hugo Marín Varela: Profesor de Historia,
académico de la ULS, investigador del Luis Villagrán Castellón: Periodista.
patrimonio regional. Director del Diario “La Región” y propietario
del semanario “Tiempo”.
Hugo Vergara Roco: Profesor de Artes
Plásticas en el liceo. Integró los coros del Marino Pizarro: Profesor. Gran Maestro de
Liceode Juan Sebastián Bach y Alfredo la Logia Masónica por dos períodos, Premio
Berndt. Uno de los fundadores del Coro Villa Nacional de Educación 1987.
san Bartolomé.
Mario Gómez Grez: Presidente del Centro
Ignacio Domeyko: Sabio, geólogo y de Ex Alumnos del Liceo por varios períodos
mineralogista. Oriundo de Lituania (Polonia). consecutivos.
Vivió en Francia y de allí emigró a Chile,
donde dejó un valioso legado científico y Milton Juica Arancibia: Abogado y profesor.
educacional. Presidente de la Corte Suprema de Justicia.
José Joaquín Sossa: Segundo rector del Oriana Mondaca Rivera: Profesora de
Liceo , 1822. Castellano y Filosofía, poetisa, escritora.
Rectora del Liceo Gregorio Cordovez.
José Joaquín Vallejos Borkoski:
(Jotabeche), escritor, periodista y político Otmar Rendic Kartulovic: Comerciante
chileno. y benefactor público. Hijo Ilustre de La
Serena. Deportista y ex Presidente de CD
Juan Condori Valencia: Profesor de La Serena.
Educación Física e Inspector General del
Liceo. Pedro Cantournet: Ex monje católico,
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originario de Auvernia (Francia). Fue rector Banco del Estado. Deportista y dirigente del
(1833) y profesor del Liceo. La calle Sola fue Centro de ex Alumnos del liceo Gregorio
rebautizada con su nombre actual. Cordovez.
Raúl Saldívar Áuger: profesor de Artes Víctor Domingo Silva: escritor, dramaturgo,
Plásticas, ex alcalde de La Serena. Diputado poeta, periodista y diputado chileno. Premio
de la República. Nacional de Literatura 1954.
Resumen
Se describe la maquinaria a vapor para el bombeo de agua (“pumping machi-
nery”) y ascenso/descenso de trabajadores (“man engine”) en una mina del
yacimiento El Brillador en 1881 y fabricada en Inglaterra por “Hathorn, Davey &
Co.”, como un caso representativo de la mecanización y el uso del vapor en las
faenas mineras de la segunda mitad del siglo XIX. Usa como fuentes algunos
artículos y un plano técnico general encontrados en la revista inglesa Enginee-
ring, haciendo una revisión de literatura minera chilena.
Por muchas razones, el yacimiento de El Brillador fue uno de los más importantes del
mundo en el siglo XIX. Está ubicado a unos 12 kilómetros al noreste de La Serena y
un promedio de 600 m.s.n.m. Geológicamente, las vetas principales son dos, deno-
minadas actualmente Brillador Norte y Brillador Sur con orientación NW, y manteo
con 70º al sur. En el pasado presentaba una intensa mineralización de óxidos y súl-
furos de alta ley, pero hoy es muy difícil encontrarlos debido a su intensa explotación
artesanal (“chuculleo”) durante casi todo el siglo XX. Estos trabajos no sistemáticos
llevaron a la desaparición inclusive de pilares mineralizados. Hasta 2018, las vetas
de cobre de El Brillador seguían siendo explotadas, convirtiéndolo en uno de los
yacimientos más ricos en la historia minera de Chile.3 En su época de mayor auge,
se trabajaron 5 minas (El Rubio, El Bronce, Farellón, Panteón y Placeres)4 con unos
300 trabajadores directos5 y su producción alimentaba el enorme establecimiento
de fundición ubicado en el sector de Las Compañías, en la ribera del Río Elqui. En
la segunda mitad del siglo XIX, sus faenas eran trabajadas aplicando una serie de
tecnologías en base al vapor, como calderas, motores y güinches que accionaban
ascensores, perforadoras y bombas de desagüe. A pesar de todos estos antece-
dentes y muy al contrario de su símil en Tamaya, para construir su historia no hay
más que fragmentos de diarios de viajes, informes en revistas de ingeniería que tan-
gencialmente la mencionan y datos técnicos muy limitados sobre su funcionamiento
como empresa. Uno de los primeros intentos por construir una historia del célebre
yacimiento la realizó recientemente Ricardo Rees Jones en su magnífica obra so-
bre Carlos Lambert.6 Al parecer, la casi totalidad de la documentación administrativa
parece estar irremediablemente perdida, de ahí que es muy importante el análisis
de cualquier antecedente que esclarezca el funcionamiento de la que fue una de las
principales faenas mineras del siglo XIX
1. Profesor de Estado en Historia y Geografía, Técnico en Minería (egresado). Actual miembro del Colectivo de Estudios
Históricos de la Región de Coquimbo.
2. Geóloga, Coordinadora del Área de Geología de la Universidad de La Serena.
3. Gandarillas Matta, Javier: Bosquejo del estado actual de la industria minera de cobre en el estranjero i en Chile, Santiago,
Soc. Imprenta i Litografía Universo, 1915, 130 p., pp. 89-90.
4. Tornero, Recaredo Santos: Chile Ilustrado. Guía descriptivo del territorio de Chile, de las capitales de provincias, de los
puertos principales, Santiago, Cámara Chilena de la Construcción / Pontificia Universidad Católica de Chile / Biblioteca Nacio-
nal, 2011 (1872), 889 p., p. 434.
5. Aracena, Francisco Marcial: Apuntes de viaje: La industria del cobre en las Provincias de Atacama y Coquimbo. Los
grandes y valiosos depósitos carboníferos de Lota y Coronel en la Provincia de Concepción, Santiago, Cámara Chilena de la
Construcción / Pontificia Universidad Católica de Chile / Dibam, 2011 (1884), 328 p., p. 135.
6. Páginas 207 a la 212. Carlos Lambert y la innovación tecnológica en la industria del cobre de Chile durante el siglo XIX,
Santiago, Ed. Ricaaventura, 2016, 330 p.
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Parte del Cerro Brillador con vista hacia los trabajos de la ex Mina San Gerónimo.
Enero 2007.
7. Ortega Martínez, Luis: “Del auge a la crisis y la decadencia. La minería del cobre entre 1875 y 1925”, en Ortega, Luis.,
Milton Godoy y Hernán Venegas (eds.): Sociedad y minería en el Norte Chico, 1840-1930, Santiago, Univ. Academia de Hu-
manismo Cristiano – USACH, 2009, 334 p. + 1 mapa b/n., (Col. «Seminarios», 5), pp. 17-66.
8. Vicencio, Frank: “Un hito para la historia industrial chilena: Antecedentes sobre la primera plancha de cobre fabricada por
Lambert en Las Compañías y la búsqueda de su actual paradero”, en Boletín El Chasqui, Colectivo de Estudios Históricos de
la Región de Coquimbo, Chile, nº 2, abril 2019, 6 p.
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del cobre y de la plata del siglo XIX se desarrollaron en yacimientos del tipo vetifor-
mes o estratoligados con enriquecimiento supergeno y marcada zonación vertical de
las mineralizaciones, lo que provocaba su rápida profundización una vez que se ini-
ciaban las faenas de extracción. Una vez explotados a partir de la llegada del horno
de reverbero en 1826 y difundido masivamente a partir de 1828-30, los yacimientos
vetiformes fueron la fuente principal desde donde se extrajeron miles de toneladas
de minerales cobre y plata de altísima ley, base del primer ciclo económico de Chile.9
Su agotamiento hacia 1880-1890 sólo sería subsanado con la explotación de los ya-
cimientos tipo pórfidos desde 1910, de menor ley, mayor altura sobre el nivel del mar
y por corporaciones extranjeras que administraban inversiones y tecnologías muy
superiores al de las compañías y sociedades mineras chilenas de la época.10
El uso de máquinas a vapor en la metalurgia del Norte Chico se llevó a cabo un poco
después por Charles Joseph Emile Lambert en su enorme establecimiento de Las
Compañías, creado casi con certeza un poco antes de 1845-46.11 Sin embargo, no
existe constancia documental que en alguna de las minas de El Brillador se hayan
instalado máquinas de vapor en fechas tan tempranas como 1845-1846.
La tecnología del vapor en el yacimiento El Brillador
Con respecto a la minería, hay evidencia que en algunas minas de El Brillador ya se
usaban máquinas a vapor de forma bastante extendida ya antes de 1860. Un plano
de 2.7x1.2 metros denominado “Longitudinal and latitudinal sections and horizontal
plan of Brillador Mine A.D. 1860” y ubicado en el subterráneo de la Facultad de In-
geniería de la Universidad de La Serena, muestra varias referencias topográficas
de piques y galerías internos con máquinas a vapor. Este documento extraordinario
muestra en detalle informaciones sobre galerías, túneles, piques de ventilación, to-
ponimia del sector del yacimiento y trabajos proyectados y antiguos. Su estado de
conservación es regular y está protegido por una lámina de polietileno.12
Fotografías de
detalle del plano
de Brillador
mencionando
maquinarias
9. Pederson, Leland R.: La industria minera del Norte Chico, Chile. Desde la Conquista a 1963, (tr. Maco Soto. - Pres. de
Bruno Behn T.), Santiago, Ril Editores, 2008 (1966), 331 p., pp. 47-48 y 204-205.
10. Ortega, Luis: “Las transformaciones en el mercado internacional del cobre y la decadencia de la región minera tradicional
de Chile, 1875-1920”, en Revista Tiempo y Espacio, año 17, vol. 20, 2008, pp. 6- 26. Depto. Ciencias Sociales / Escuela de
Historia y Geografía, Universidad del Bío-Bío, Chillán, Chile.
11. Luis Riso Patrón en su Diccionario jeográfico de Chile (1924) indica que “... principió a formarse por el año de 1846”. p.
242. Una demanda contra Lambert por el paso de mulas con carbón para su fundición de 1846 encontrado por Ricardo Rees
Jones (p. 202), confirma estos antecedentes. Según esta información, Lambert tenía ya en ese año una fundición y “máqui-
nas anexas”. La construcción de una fundición y la instalación de maquinarias tomaba cerca de un año y medio, por lo que
Lambert debió haber iniciado la construcción hacia 1844 una vez adquiridas las principales minas de Brillador y su célebre
contrato de transporte naviero con la familia Bath.
12. Gestiones del autor y de la geóloga Thiare Ceballos han permitido iniciativas que protejan y pongan en valor este plano.
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Fig. 1. Perfil completo con la bomba (pumping) y el mecanismo para activar los
ascensores (man engine)
19. Información contextual citada y adaptada de Kriss Ward: “A brief history of The Sun Foundry”, en http://www.leedsengine.
info/leeds/histsun.asp, consultado el 08 de junio de 2021.
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El plano muestra las posiciones de los motores en la parte superior del pique de
ventilación (figuras 7 y 8 del plano original, fig. 2 en este artículo). Según el docu-
mento, el pique vertical tenía en el año 1881 una profundidad de 304 metros (1000
pies), pero el proyecto de profundización indicaba que se debía bajar hasta más
de 670 metros (2200 pies). Al parecer, esta profundidad nunca se alcanzó, porque
la faena más profunda de El Brillador tenía hacia principios del siglo XX unos 548
metros (probablemente un error de tipeo, donde debería decir 448), 200 menos que
la mina más profunda de Chile, “La Dulcinea” propiedad de la Copiapo Mining Com-
pany con casi 800 metros.20 Este colosal trazado se muestra en la Fig. 3 (figuras 1
y 2 del plano original). El primer tramo vertical tenía 129 metros (423 pies) desde la
superficie y el resto estaba en un ángulo de 60º. El plano de la revista Engineering
muestra este pique en dos partes: uno para la posición de las balanzas del ascensor
y el otro mostrando la ubicación de las bombas y de las balanzas para las barras de
accionamiento de la misma.
20. Renton Ingalls, Walter: The Mineral industry. Its statistics, technology and trade during 1905, New York, Scientific
Publishing Company, Volume v.14, 1906, p. 144, Digitizing sponsor Getty Research Institute, https://archive.org/details/
gri_33125014727230
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En las figura 4 (figs. 3 y 4 del plano original) pueden verse el ascensor y el cabres-
tante (o güinche), impulsados por un motor dotado de un par de cilindros de 27.94
cm. de diámetro (11 pulgadas) y 50.8 cms de carrera (20 pulgadas). En el cigüeñal
de este par de motores había un piñón que encajaba en una rueda cilíndrica en un
contraeje, este contraeje que también lleva un piñón que engranaba en la rueda en
el eje del tambor del güinche/cabrestante, y una rueda cilíndrica en el cigüeñal. Una
gran rueda cilíndrica que llevaba un pasador de manivela, desde el cual se operaba
la varilla del motor. El tambor del güinche tenía 1,83 metros de diámetro (6 pies) y
1,60 metros de largo (5 pies, 3 pulgadas), y funcionaba a la misma velocidad que el
ascensor, con una capacidad de carga de hasta 5 toneladas.
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El ascensor tenía una sola línea de barras equilibradas. Las barras se desplazaban
3.7 metros cada vez (12 pies) y realizaban unas 5 carreras o impulsos por minuto,
es decir, los trabajadores tenían que ir cambiando de pisaderas cada 10 segundos
aproximadamente. Al ascender o descender, los mineros pasaban alternativamente
de los soportes individuales que llevaban las varillas a los soportes fijos al lado del
eje. El cuadrante o sección de balanceo se colocaba al lado del motor para que las
lanzas o barras horizontales estuvieran en constante tensión; también se disponía el
mismo orden en el caso de las bombas de agua. Las “lanzas” estaban guiadas por
rodillos y tanto el güinche como el ascensor se podían desmontar en caso necesario.
Las figuras 5 y 6 del plano original muestran dos vistas, perfil y superior respectiva-
mente, del revolucionario motor de bombeo diferencial compuesto de Davey, que
accionaba tres bombas colocadas en el pique (véase en la figura 3 del artículo con
el nombre “pump”).
El motor tenía cilindros de 66 centímetros (26 in) y 116 centímetros (46 in) de diá-
metro respectivamente, con 2.4 metros (8 pies) de recorrido y estaba diseñado para
funcionar a 8 golpes dobles por minuto, velocidad a la que las bombas podían llegar
a levantar 682 litros (150 galones)22 por minuto. El motor trabajaba con 40 lb. de pre-
sión de vapor. La altura total de 673 metros (2.211 pies) se dividía en 3 elevaciones
o pisos, siendo la bomba inferior un elevador de cangilones o mecanismo de acarreo
por cajones independientes,23 mientras que las otras dos bombas de ariete del tipo
que se muestran en la figura 7.
La figura 9 muestra las varillas que activaban la bomba. Estas bombas tenían émbo-
los de 21 centímetros de diámetro (8 ½ pulgadas), enfundados con una aleación de
bronce y zinc resistente a la corrosión (“gun-metal”), mientras que las válvulas eran
de doble efecto (“double-beat”), de la misma aleación anterior.
24 “Pumping machinery and man engine”, Engineering. An illustrated weekly journal, p. 281.
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Conclusiones
El uso de maquinaria a vapor en la minería del Norte Chico, parece haber respondi-
do también a los cambios en el mercado de precios del cobre, particularmente altos
durante el periodo 1850-1870. Estos altos precios si bien estimularon la extracción
minera y la fundición en Chile, se hizo sobre la base de un uso extensivo de mano de
obra. El problema surgió con el cambio hacia la baja en la tendencia de los precios
durante la década de 1870 que obligó a seguir produciendo, pero ahora en mayores
cantidades. La respuesta no podía ser otra que la introducción de máquinas que au-
mentaran la productividad. A estos factores, se añadieron otros como la disminución
de las leyes minerales, la profundización de las faenas por las características geoló-
gicas y la competencia de las grandes corporaciones cupríferas en formación en el
hemisferio norte.
Para el caso del Norte Chico en el siglo XIX, más bien hay que hablar de una “indus-
trialización de la minería extractiva” en casos puntuales como lo fueron las grandes
compañías y sociedades mineras, más que de una “industrialización” a secas. Las
causas de esta “industrialización de la minería extractiva” hay que buscarlas en la
profundización natural de las faenas que conllevaba inundación, extensos traslados
hasta los frentes de explotación, mayor acarreo de roca al bajar las leyes minerales.
Entonces, es una hipótesis posible decir que el estímulo para la introducción de ma-
quinarias a vapor provino más bien de la geología misma de los yacimientos mineros
explotados. Estas maquinarias como la Hathorn Davey aquí descritas, resultan ser
también una curiosidad, pues llegaron en un periodo donde la minería de la zona
estaba condenada y con señales de una crisis de la que no sobreviviría.
Sin leyes que protegieran este patrimonio, sin una consciencia de su importancia
como evidencias tecnológicas de una época, estos increíbles ingenios a vapor termi-
narían desmantelados, saqueados y reducidos a chatarra de fundición.
Fuentes
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Compound Differential Condensing Pumping Engine. Order 3065: One Com-
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Ejecución en Minas, Universidad de La Serena, Facultad de Ingeniería, Departamen-
to de Minas, sin año.
El Chasqui | Julio - Agosto 2021. N° 7 32
Hemos visto como en el Choapa así como Es por eso que antes de hablar de patrimo-
en muchos otros lugares, principalmente nio y cultura tenemos que dirigir nuestra mi-
valles transversales, las empresas transna- rada al interior y decidir si hablar de cultura
cionales dan órdenes “virtuales” (“Chile país para nosotros es una pose para el statu quo
virtual” Julián Alcayaga Olivares) desde o si realmente lo sentimos como parte de
grandes urbes extranjeras, sin conocer los nuestra vida en relación con la humanidad,
territorios donde se ha depredado, peligro- que se traduce en el quehacer como seres
samente, el patrimonio natural y ancestral; humanos pensantes y sensibles.
un ejemplo de ello, es cuando en dependen-
cias del centro de convenciones de la iglesia Si damos una mirada por el Choapa encon-
anglicana en Londres, Inglaterra, con moti- traremos que en el imaginario de las perso-
vo de la reunión anual de accionistas de An- nas hay muchos recuerdos, como en mu-
tofagasta Minerals, que allá es Antofagasta chas partes también los hay, por ejemplo:
PLC , activistas ambientales abordan a los partiendo por nuestra parte sur, la historia
inversionistas para preguntarles si conocen de un Lord Willow que naufragó en las cos-
la comunidad de Caimanes en Chile donde tas del norte de Chile, a la altura de la bahía
ellos tienen invertidos sus dineros y éstos de Ñagué desde donde dirigió sus pasos a
1. La autora, es Profesora de Castellano y Directora del Centro Cultural del Choapa de Illapel. Sus trabajos
literarios aparecen también en otras publicaciones, como por ejemplo: “Poesía Contemporánea de los Andes”,
en la Antología Bilingüe (Español – Francés) “Voces femeninas del Choapa”, revista “Pluma y Pincel” (número
especial “100 años de Allende”) en las Antologías la UCN “Con Aroma a Café” y “Narrativa en el Café” (2011,
2014), en la antología “Veranadas, cantos del norte antiguo” entre otras. Expositora en diferentes ferias de
libro y congresos de escritores. Integrante de la Sociedad de Escritores de Chile de la región de Gabriela y del
Colectivo de estudios históricos de la región de Coquimbo.
El Chasqui | Julio - Agosto 2021. N° 7 33
la caleta que los indígenas habitaban y que tal de la provincia del Choapa. Con mirada
posteriormente, alguien imaginó que fue el más romántica el profesor de Historia illape-
motivo por el cual esta caleta lleva el nom- lino Luis Villarroel Núñez propone otras deri-
bre de Los Vilos derivado fónico del nombre vaciones fonéticas como “garganta de oro”,
de este extranjero; sin embargo y afortuna- “camanchaca de oro”, “barro extenso” y “lu-
damente, alguien entregó otra visión más gar de provisiones” incluyendo también la
culta al respecto y se dice que, el nombre de estudiada por el profesor Herman Carvajal;
Los Vilos puede venir del mapudungun “filu” finalmente, Villarroel propone la traducción
culebra “pues señala que las playas de Los tradicional “Pluma de oro” frente a este gran
Vilos, miradas desde los cerros de orien- número de traducciones, incorporada en el
te, parecen enormes culebras recostadas himno de la ciudad, y agrega “aunque no
a la orilla del mar” (Herman Carvajal Lazo sea etimológicamente correcta” (Luis Villa-
“Illapel y la toponimia indígena del Choapa”. rroel Núñez y Andrés Villarroel Robles, To-
2000 p.93). ponimia del Choapa p.11). En Illapel, cier-
tas personas amantes de lo extranjero y del
Otra historia que a algunos les gusta mu- yugo que dominó por décadas los territorios
cho también recordar es la de doña Matilde de la provincia, insisten en recordar y validar
Salamanca hija de encomendero, que tra- como patrimonio nuestro las casas del Mar-
ducido de otra manera se trataría de ese qués de Pica; tres casas ubicadas en exten-
tipo de persona que llegó desde España a sión a lo largo de un territorio seguramen-
adueñarse de lo que no era suyo, o sea, un te arrebatado a los primeros habitantes de
ladrón con jinetillas y nombramiento real, este Choapa, nuevamente, estudiado como
que a partir de su apellido le da el nombre un topónimo de dudosa etimología por el
a esta comuna de la provincia del Choapa, profesor Herman Carvajal y que Villarroel y
propietaria de las tierras donde se fundó Sa- Villarroel resuelven como “Chi: el/ Apo: jefe/
lamanca. Por otro lado, Salamanca, la ciu- Lugar donde vive el jefe”.
dad de las brujas dice la leyenda, donde se
encuentra la raja de Manquehua que se tra- Hay historias de visiones ambiguas como
duce como “cuna de cóndores” hoy recono- la de la “Rebelión del indio Chalinga” o del
cido monumento natural, y que por años se “mestizo Carvajal” dirán otros, quien prota-
le atribuyera como lugar donde se reunían gonizó el “jueves rojo” junto a un grupo de
los brujos, quienes se veían desde la ciudad aguerridos habitantes de estas tierras, un
en noches de viernes santo; visión creada jueves santo de 1818 tristemente recor-
por el sincretismo popular entre la visión de dado por la cantidad de muertos que dejó
España dominadora que gustaba de asustar esta emboscada, entre ellos Chalinga, este
a los comuneros y el acercamiento más real valiente guerrero que pensó en liberar a
que se infiere hoy, que era el lugar donde se su pueblo pensando en alcanzar la justicia
juntaban nuestros ancestros machis o cha- verdadera provocando ciegamente la muer-
manes a comunicarse con sus visiones más te de quienes defendían la independencia
profundas en este Apu que es nuestra más y sus familias, ya que los independentistas
notable “montaña sagrada”. los trataron más mal que la misma corona
española; aunque otros dicen que fue una
Illapel, cuyo significado “de dudoso origen confusión y que era un defensor del rey, ya
lingüístico, aunque probablemente mapu- que murió gritando “Viva el rey de España”,
che” dice nuestro profesor investigador Her- confusión muy favorable para quienes quie-
man Carvajal Lazo y que propone su deri- ren acomodar la historia en favor de ciegos
vación fonética hasta “flecha de oro” en el ideales de alcurnia dinástica y se creen
mismo libro citado anteriormente, es la capi- descendientes del Marqués de Pica. Sergio
El Chasqui | Julio - Agosto 2021. N° 7 34
Resumen
Los Escenarios.
derar, por ejemplo, que al momento de arar con caballos un potrero de vein-
te hectáreas, indudablemente requería de un gran número de peones, los
cuales muchas veces, tenían sus domicilios lejos del lugar donde se estaba
realizando la faena, por tanto, aunque algunos se movilizaban en caballo o
en burro, no les alcanzaba el tiempo para ir a almorzar a su casa y, por tanto,
les contrataban una señora, ”la ranchera” para que les hiciera almuerzo en
el lugar de trabajo. A ella destinaban un ayudante, “el arrinquín”, que estaba
encargado de proveerla de agua y leña para preparar el rancho.
Al mediodía, se paraba la faena para almorzar bajo una ramada que cons-
truían para este fin, o bien bajo la sombra de un sauce al interior de los
cuales, y mientras almorzaban, iban surgiendo estas historias conocidas
como “mentiras”.
Otros escenarios eran los momentos que surgen de los trabajos colaborati-
vos y los rodeos de campo. Entre los cuales destacan las pela2 de duraznos,
actividad al interior de la cual, los inquilinos, empleados, o bien los trabaja-
dores en general, entre otros beneficios, tenían derechos a la casa habita-
ción que incluía un pedazo de terreno de una, dos y hasta tres hectáreas en
algunos casos en donde ellos podían cultivar hortalizas, sembrar legumbres
y tener plantaciones de árboles frutales.
Otro escenario eran los rodeos de campo que emergen de otro beneficio
que se daba también, en este caso al inquilino y al empleado, el cual era
la posibilidad de tener animales, entre ellos principalmente vacunos que se
adaptaban muy bien en los campos de secano. Como parte de este bene-
ficio, en ciertas épocas del año los inquilinos y empleados debían concurrir
a los rodeos de campo con los animales que habían parido y también, pro-
ceder a señalar los de menos de un año, marcar los más grandes y castrar
los novillos.
Esta actividad implicaba, muchas de las veces, tener que pernoctar una, o
bien dos noches en el campo, ocasión en la cual por lo general antes de ir
a dormir, alrededor de la fogata, tomando té, mate, ¿Y por qué no?, también
vino, bebidas que servían de entremés mientras iban narrando estas histo-
rias.
Cuando los papás de las niñas consideraban que alguno de los jóvenes,
quienes conformaban el grupo, podía ser un “buen partido” para alguna de
sus hijas les autorizaban sin mayor dificultad, sin embargo, en aquellas oca-
siones en que los papás no autorizaban, siempre estaba la posibilidad de
juntarse, en este caso los varones, en la casa de alguno de ellos y tomarse
la garrafa, circunstancia propicia en donde también se daba la instancia para
contar todo tipo de cuentos, tallas, historias, anécdotas, leyendas y chasca-
rrillos.
Entornos y circunstancias
En efecto, estas historias son propicias a estos lugares, sumados a las cir-
cunstancias históricas y económicas que vive el país pues los chascarrillos
y anécdotas conocidas por mí surgen de mi tierra natal, Chillepín, localidad
que en la década de los ’60 que conformaba el fundo perteneciente a Víctor
Catán, el cual poseía una superficie de algo más de 20.000 hectáreas y una
extensión de unos 12 kilómetros, cubierto en su mayor parte por la actual
ruta D-835 desde el sector de Barraco por el oeste hasta las Barrancas
Blancas por el este que constituían el límite con Cuncumén. Así sería hasta
iniciarse el proceso de Reforma Agraria en el año de 1966.
Estos chascarrillos y las anécdotas las iba escuchando, primero mientras iba
compartiendo con mis ex compañeros de escuela, o bien con los jóvenes
que vivían en el sector. En otras ocasiones conversando con los trabajado-
res y/o medieros del fundo en un periodo que muy pocas personas o familias
tenían radio receptores, además la televisión recién había llegado a Chile
con motivo del campeonato mundial de fútbol de 1962, por tanto, reunirse
en grupo a conversar era la forma más común de entretenerse.
Las historias
Ahora bien, sobre esta base yo definiría chascarrillo como “el relato ordenado
de hechos ficticios pero inverosímiles”, es decir, hechos que aunque inven-
tados, no se pueden dar en la realidad. Esta característica es en verdad re-
levante, no tanto por su evidencia a la hora de dar curso a su narrativa, sino
porque es la razón por la cual en el campo se les conoce a estas historias
simplemente con la denominación de “mentiras” y tienen la particularidad de
hacer reír principalmente dada la imposibilidad que se den en la realidad.
Sin embargo, existen entre estas historias campesinas algunas que cuadran
perfectamente con la definición dada por mi profesor de Castellano, y en
consecuencia probables de darse en la realidad. A estas historias, semejan-
te a las anécdotas, el hombre de campo les denomina “otomías”, las cuales
al momento de contarlas dicen que le pasó “una mano“, Y que igual de los
El Chasqui | Julio - Agosto 2021. N° 7 41
La anécdota
La resurrección
Mi hermano Herman Diego, de quien han derivado gran parte de estas anéc-
dotas, cuentos y chascarrillos, además de su carácter anecdótico y diverti-
do, me motivó, en su momento a escribir un pequeño libro con sus historias.
Entre estas historias, recuerdo una que me narrara en cierta ocasión en
relación a su perro que él bautizara con el nombre de “Canelo”, esto en
atención a su característico color café, el cual era muy similar al color de la
canela.
Entonces fue que, en un día aciago y fatal, en el preciso momento que el ve-
cino se dirigiera a la ciudad Salamanca con toda su familia a eso de las diez
de la mañana, cuando ocurrirían los dramáticos – sí ustedes así lo prefieren,
trágicos, fatídicos, pues no sé aun cómo calificar – sucesos, pues lo siguien-
te que mi hermano vería es aparecer al “Canelo” con el conejo en el hocico.
Comprenderán que después de aquellos improperios emitidos, pienso, en
desfavor de su hambriento perro, inmediatamente se hacía la pregunta in-
evitable:
- “¿Cómo evitar el seguro problema con el vecino por la maldad que había
hecho el “Canelo”?”.
Hecho esto, arregló unos detalles a una bicicleta que tenía para movilizarse
en caso de emergencia y echaba al conejo muerto en una bolsa y comen-
zaba a pedalear velozmente tratando de cubrir la distancia que separaba a
la localidad de la Higuerilla de ciudad de Salamanca, bajando la velocidad
solo en el sector de “Las quebradas ondas” para lanzar al malogrado conejo.
Una vez que llegaba a la ciudad de Salamanca mi hermano se daba a la
tarea de ubicar el lugar en donde su vecino le había comprado el conejo,
no demorando en encontrarlo, ¡Y sabrán de su suerte!, que compraría uno
igualito al que pasó a mejor vida.
- “Sin embargo, don Herman cuán grande sería mi sorpresa, que por la tarde
cuando llegamos de Salamanca andaba el conejo correteando “vivito” por el
interior del patio…”.
El salmón volador
Cuando aun yo era un niño, junto a mis amigos y vecinos, “los niños Jopia”,
acostumbrábamos a ir de pesca al río que se hallaba muy distante al lugar
de donde vivíamos.
Una vez hecho esto, muy pronto nos íbamos contentos en busca de aquella
pesca quesiempre se aprontaba promisoria para todos nosotros. Sin embar-
go, cuando no lo era, le sacábamos inmediatamente el nylon con el anzuelo
a nuestra caña de pesca y la arrojábamos al rio, regresando a nuestros ho-
gares “simulando” venir de cualquier otra actividad.
Tallas
La repuesta de Ño Zamora
Es así como estos animales de trabajo, entre los cuales se hallaban bueyes,
caballos de tiro y caballos piareros que ocupaban los mayordomos, capata-
ces y otros funcionarios de la hacienda debían luego, alrededor de las diez
de la mañana, devolver todos aquellos que no iban a ser ocupados durante
la jornada laboral nuevamente al potrero.
Sin embargo, no para Ño Zamora, quien andaba normalmente con siete pe-
rros a su alrededor.
- “¡Ah!… ¡Menos mal que Zamora no anda con todos los perros!...” - Exclamó
el administrador en forma irónica - con seguridad, pensando en que el hom-
bre se iba a mostrar nervioso, o bien algo confundido ante su pregunta, es
más, envalentonándose ante el silencio del potrerizo le preguntaba ahora:
Don Marcial Cofré Cuevas, (“Don Marcia”) era un antiguo capataz de ganado
mayor de la hacienda de Chillepín. Aunque alto de estatura, por su delgadez
parecía en la distancia agigantarse su figura, más cuando montaba a caba-
llo que dejaba boquiabierto a lo más niños entre los habitantes de esta otra
hacienda y como ya he dicho y discúlpenme ustedes la redundancia y cierto
orgullo el lugar donde estuvo mi casa y hogar.
Don Marcia que en aquel entonces vivía en una de las casas que original-
mente ocupaba el administrador de “Barraco”, localidad que queda ubicada
por la ribera norte del río Choapa, entre el puente de Coirón y la localidad de
Llimpo y que con seguridad daba su nombre a la abundancia en aquel enton-
ces de este arbusto aromático silvestre y que crece en las quebradas de la
cordillera andina y a orillas de los esteros y ríos, del centro y sur de nuestro
país. Es muy conocido principalmente por su característico y el fuerte olor a
meliloto que exhala.
- “… ¡El sombrero!...”.
A poco andar del micro, la figura de Don “Marcia” se iba perdiendo atrás en la
distancia. El Chofer que se mantenía serio, rompía en una risa nerviosa junto
al Carlos, no sé, eso sí, sí era porque comprendía al fin la singular “salida” del
viejo Capataz de ganado, o bien por la manifiesta alegría de Carlos Orrego.
Lo cierto es que después de pasado un momento, ambos se concentraban
nuevamente en el camino que se iba abriendo cual abanico delante de ellos.
El Chasqui | Julio - Agosto 2021. N° 7 47
Una historia nueva que contar tendría a la llegada para a mis padres sobre
“su compadre”, a la hora de llegar a Chillepín. Tal vez, muy en mi interior al
contarles esta historia, podría expresar sin disimulo la alegría que sentía de
que al fin habían llegado las vacaciones y con ellos el tiempo de estar más
tiempo con ellos.
Chascarros
Un perro habiloso.
Cierta vez nos contaba un amigo sobre un perro muy habiloso del cual era
dueño que, cuando llegaba la tarde, en la hora que en el campo le llaman la
hora de la oración, es decir, cuando se entraba el sol, lo mandaba a encerrar
los chanchos, y sin más demora, el perro iba en busca de los chanchos a
fuerza de sonoros ladridos mientras los rodeaba dirigiéndolos hasta el co-
rral, lugar en el cual, después de haber hecho esto se echaba en la entrada
hasta que alguien llegara para cerrar la puerta del corral.
- “Ahí andan ladrando detrás del perro”, me contestaba con cierta indiferen-
cia.
Animé al “Churque” a salir persiguiendo al león, orden que el fiel perro in-
mediatamente obedecía, y sin más, lo miraba perderse tras unos matorrales,
después de lo cual el perro no volvió más.
Cómo sería mi alegría de ver a mi perro que, tal como estaba, lo echaba pa-
rado arriba de la grupa de mi caballo y lo amarré para llevármelo a la casa.
Recién que habíamos iniciado el descenso, cuando sorpresivamente se deja
caer una borrasca de aquellas que no se podía ver más allá de las orejas de
mi caballo, cuando de repente siento un ladrido y un ruido igual al que hacen
los perros cuando salen del agua.
Entonces, miro hacia atrás… “¡y era mi churque que estaba parado arriba de
la grupa meneándome la cola!”
Referencias Bibliográficas
Sin embargo, permítanme ustedes señalar que, si bien existen estas com-
plejidades, no es menos cierto que estas manifestaciones, sin alejarse ne-
cesariamente al conjunto de creencias y procederes de la religión oficial, “se
entremezclan, de manera más o menos diferenciada coexisten y comparten
símbolos, espacios, tiempos. Como parte de una religiosidad natural, “pre
revelada” García Rodrigo, S.J (2003:312) Es decir, definida la Religiosidad
Popular, desde la oficial y dominante, “está constituida por el conjunto de
‘restos’ de elementos religiosos provenientes de otros sistemas, elementos
más o menos tolerados, más o menos combatidos”. García Rodrigo, S.J
(2003:312)
Las Misiones2
Los administradores del fundo, se preocupaban de que todos los años vinie-
ran sacerdotes a misionar, que eran contratados en la arquidiócesis de La
Serena. Estos misioneros permanecían una semana completa en el fundo,
siendo recibidos en casa del administrador. Entre las actividades llevadas a
cabo por ellos, se hallaban la realización de una misa muy de mañana a la
cual asistían todos los trabajadores y vecinos, visitaban los colegios a fin de
preparar a los más pequeños para su primera comunión, también, visitaban
los hogares de los campesinos, principalmente en donde había enfermos. Ya
entrada la noche había un sermón especial donde concurría toda la comuni-
dad que era parte del fundo.
Para coronar la recepción, una gran cantidad de huasos los iban a esperar
a la entrada del puente de Coirón, quienes acompañaban a tan importante
comitiva hasta el lugar en donde se llevarían a cabo las actividades que, por
lo general, eran la Hacienda del Cerro.
Como las actividades concluían muy avanzada la tarde con una procesión
por el camino principal, los feligreses que vivían más lejos no regresaban a
su casa por seguridad, entonces, aprovechaban de instalarse “cocinerías”
para tal cantidad de personas al interior de las cuales se vendían almuer-
zos, sándwich, empanadas de horno y también fritas. Allí, de igual manera
se podía encontrar los tradicionales “bollos” y dulces “chilenitos”. Se puede
destacar en esta última actividad a las señoras Rosa Cabrera, Chelita Jopia
y Florinda Pizarro de Morel.
Fueron estos inesperados visitantes que montaron por vez primera el naci-
miento del “Niño Jesús” en vivo, y junto con él, todos quienes asistieron a
tan grandioso acontecimiento, representando a estos personajes gente de la
misma localidad que utilizaron como singular escenario el recinto del corra-
lón de la hacienda. Para aquellos que no conocieron el recinto mencionado,
a continuación se describirá de forma lo más fidedigna posible el lugar en
donde se llevó a cabo esta singular representación un día 24 de Diciembre
del año 1952 ya entrada la noche.
Aquí señalaremos los nombres de las personas que representaron a los per-
sonajes de esta obra:
Reyes Magos: Don Juan Oyanedel (practicante médico ) Don Juan Pérez
(comerciante/almacenero) Don Miguel Barahona (concesionario de la pulpe-
ría) los cuales salían montados a caballo y no en camellos, como se supone.
Con respecto a las novenas (Oraciones que se realizaban nueve días segui-
dos), estas se realizaban en función a distintos santos y santas a quienes
se buscaba honrar, incluso la novena orientada a la virgen María a quien se
daba especial dedicación. Eso sí, se debe aclarar que todas estas novenas
dependía de la advocación y devoción que las personas, o bien las institucio-
nes que conformaban parte de la comunidad tuvieran por estas divinidades.
3. Sobre la religiosidad popular, en el libro publicado a mediados del año 2018 denominado
los “Cuentos del tío Diego”, Jean Pierre Manque Yanca (seudónimo literario de mi hermano
y escritor Neftalí Fernández Vergara), se da a conocer el profundo sentimiento religioso de
la comunidad de Chillepín a través de cuentos cortos, “El beso a Carlitos”, que narra la visita
al fundo de Chillepin por el Obispo Prelado de Illapel Monseñor Polidoro Van Vlierberghe.
“El Arpa de la tía Emilia”, narración, en la cual el autor da a entender como estas manifesta-
ciones van determinando referencialmente el transcurrir temporal de la vida en el fundo de
Chillepín al señalar en uno de sus párrafos: “En cierta ocasión, cuando estaba cercana la
fecha en que la tía Emilia llegaría de visita, entre la novena de “San Isidro” y la novena de
“La Virgen del Carmen”...”. Fernández Vergara, Neftalí (2018:60)
El Chasqui | Julio - Agosto 2021. N° 7 58
dirigida por doña Margarita Fajardo Vega que todos los años dedicaba en
honor de la “Santa Cruz” llevada a cabo siempre los días tres de Mayo, o
bien la novena dirigida por la señora Fidela Ortega de Oyanedel dedicada a
la “Virgen del Carmen”. En cuanto a instituciones, se puede mencionar entre
otras, la novena dirigida por el “Club Deportivo Monte Verde” dedicada a
“San Isidro”.
Por la importancia que reviste este tema diremos que este arte existió sólo
entre las comunidades que se ubicaban entre los ríos Choapa y Maule. Este
fue un sistema utilizado por los Jesuitas para el adoctrinamiento de los lu-
gareños y soldados españoles de manera que fuera ameno, lo entendieran
bien y no se aburrieran. Esta forma de adoctrinamiento cristiano se habría
iniciado en un convento Jesuita al sur del río Cachapoal, lugar que hoy se
conoce como Convento Viejo. Jordá, Miguel (1996)
Sus nombres, al igual que sus singulares acordes retornan desde aquellos
tiempos para dárselos a conocer ahora a todos ustedes: Manuel Jopia Cár-
denas, Antuco Bruna, Delfín Castro, Ramón Pérez, Luis Tirado, Juan Veas,
Pedro Saavedra, Carlos Espíndola, entre otros. Colocaremos como ejemplo
algunos versos4
No podemos dejar de señalar a los alférez que tenían por misión la de dirigir
a los grupos de vasallos que integraban los “bailes chinos” quienes “roman-
ceaban”, es decir, cantaban con una melodía muy característica, los versos
alusivos a la festividad cuyo estribillo era coreado por el resto de partici-
pantes que bailaban. Estos romances venidos en versos (también llamadas
cuartetas, es decir, estrofas de cuatro versos octosílabos) eran por lo general
improvisados por ellos.
Atención aparte merece las Procesiones y los Bailes Chinos. El último día de
la novena se realizaba una procesión que generalmente era el día sabado
por la noche donde se sacaba en andas a la imagen a la cual se le hacía
la novena realizando un recorrido predeterminado. Al encargado del orden
durante el recorrido de la procesión se le denominaba mayordomo y a sus
ayudantes que actuaban premunidos de un palo similar a una lanza, quienes
recibían el nombre de cabos.
Esta romería es acompañada, además de los vecinos del lugar, que para
alumbrarse utilizaban unos farolitos de papel de seda (“papel volantín”) que
llevaba en su interior una vela encendida, por un grupo de danzantes llama-
dos Baile Chino. López Ortiz, Darío (2016: 7 y 29).
hombres y mujeres, que con sus manos hicieron grande este país.
El autor.
5. Caso especial merece un tercer cuento corto titulado “El baile de Chinos” en el cual el
autor se refiere al éxtasis que adopta la cofradía en su momento. A pesar de ser una narra-
ción ficticia, determina el profundo misticismo que envuelve aquella atmósfera: “Al principio
el ritmo de los pasos que parecían pesados en los danzantes comenzaban poco a poco a
relajarse, al punto de sentirse livianos justo cuando se marcaba el cambio de ritmo. La ins-
piración y exhalación del aire en los pulmones de los bailarines y flautistas provocaban una
sensación de mareo que en todos los que participaban de la festividad, los iba transportando
en una especie de trance colectivo, una atmósfera en donde el entorno se conjugaba y se
hacía parte de ella...” Fernández Vergara, Neftalí (2018:40)
El Chasqui | Julio - Agosto 2021. N° 7 61
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El Chasqui | Julio - Agosto 2021. N° 7 62
Carlos Araya
Resumen
Abstract
This article proposes a revision of recent critical ideas regarding the use of a religious
discourse in the poetry of Gabriela Mistral. Through a close reading of the poems of
Desolación entitled “Dios lo quiere” and “Tribulación” this article argues for the ne-
cessity of understanding Mistral’s perception of the divine as a very complex issue
that involves an understanding of a complex rethorical layering unveiled in the anal-
ysis. The article argues that protestantism may be a suitable frame to conceptualize
Mistral’s problematic relationship with the God that is addressed by the poetic subject.
The agonistic tendencies in these poems are reviewed hand in hand with the idea that
the interrogative formula of these texts are meant to address a Hebraic type of divinity.
Key words: religion in Gabriela Mistral, pain, religious transgression, subversion of religious
discourse, God.
Es sabido que a través de la obra poética de Gabriela Mistral se observa la presencia del
aspecto religioso como tópico central que estructura el contenido de aquellas composiciones
referidas al dolor, la muerte o la manifestación de sentimientos de evidente desconsuelo
expresadas por hablantes atormentadas que intentan plasmar, de algún modo, sus
intransferibles experiencias vitales. Para Martín Taylor, la explicación de las enunciaciones
de estas hablantes tiene que efectuarse desde las escrituras que las originan, aunque sin
olvidar las vinculaciones que ellas presentan con la biografía de la autora, pues sólo desde
la consideración de tales vivencias es posible apreciar la pluralidad constitutiva de la obra
mistraliana, el sentido de las citaciones simbólicas y de las imágenes religiosas utilizadas.
La recepción de la obra mistraliana ha estado mediatizada, tanto dentro como fuera de Chile,
por la cuestión de la religiosidad que transmiten sus versos, si bien este aspecto no ha sido
siempre bien comprendido por la crítica. Ahora mismo conviven distintas visiones del papel
del discurso religioso en Mistral difíciles de armonizar entre sí. Matizar esta lectura religiosa
es necesario para entender cabalmente el significado y la retórica empleada por la autora,
puesto que sin una apropiada lectura de su religiosidad, la cosmovisión expresada por sus
versos se distorsiona en gran medida, lo que afecta incluso en la interpretación de otros
factores, simplificando enormemente la complejidad de esta poética. La presente investi-
gación aborda el problema de esta expresión mistraliana de la religiosidad en el marco de
las composiciones “Dios lo quiere” y “Tribulación”, incluidas en la sección Dolor del poemario
Desolación, desde una perspectiva que permite integrar su cosmovisión en las tendencias
artísticas correspondientes, tanto como en los fenómenos sociohistóricos en que se inscri-
ben estas escrituras. Examinado lo anterior desde una perspectiva integradora en el marco
general del contexto latinoamericano, continuamente se ha expresado la discrepancia con
los preceptos absolutizantes dictaminados por una autoridad que supedita sus atribuciones
a la ejecución de acciones contrarias al mensaje evangélico. La apropiación de la figura y el
propósito liberador del cristianismo se ven transgredidos por la primacía de intereses políti-
co/económicos e ideológicos que disienten de la finalidad salvífica y constructora propiciada
especialmente por el Nuevo Testamento.
lación del mantenimiento de una visión mística que descubre en las materias, el hombre, las
palabras y las cosas una nobleza religiosa (Martínez, 2003). A pesar de que tales aproxima-
ciones a este aspecto de la obra mistraliana han afirmado el conocimiento bíblico de la poe-
ta, su lectura no puede quedar relegada únicamente a este hermetismo ni a la observación
o explicación de dichas expresiones culturales, puesto que es especialmente cuestionable,
en casos puntuales, su nivel de especialización y comprensión cabal del ideario estético y
religioso plasmado en las composiciones mistralianas, así como el que se escriba sobre la
poeta desde una pretensión de arraigo e identificación con los territorios elquinos (Hoefler,
2014: 175). Si bien este estudio considera solamente dos poemas, ello no hace inviable su
extrapolación hacia el resto de esta obra, desde la comprobación de las transgresiones a
la religiosidad tradicionalmente aceptada como canónica, tanto como a partir de la modifi-
cación de paradigmas imperantes en la escritura mistraliana.
Ya desde los “Sonetos de la muerte” (1914), Mistral emplea el discurso religioso de mane-
ra subversiva. Sólo una primera lectura anticipa la complejidad de su discurso, basado en
una concepción que depende del cristianismo para enunciarse pero que subvierte el mismo
sistema que le sirve de modo principal de expresión de amor y dolor por la pérdida de su
amado, figurado como hijo. Cuando el yo poético de los “Sonetos” afirma, transformándose
en una Pietà simbólica, que quiere sacar al amado de su tumba para sostenerlo en sus bra-
zos como a un Cristo, nos introduce en un pacto religioso que, inmediatamente, rompe las
expectativas del lector empírico al convertirse en portador de un lenguaje de celos y vengan-
za desesperados:
[...]
Baste con estas estrofas para enunciar esta complejidad desde el principio con un ejemplo
sobradamente conocido. El yo poético de Mistral es pietà, pero vengativa; madre amante,
pero celosa, religiosa y sexualizada a un tiempo. La fusión y la desautomatización de discur-
sos explotan en las tres últimas estrofas del soneto tercero, considerando la dependencia del
discurso religioso entendido de forma no dogmática para su correcta enunciación:
Estos “Sonetos de la muerte” muestran un rasgo que vertebra la poesía mistraliana más allá
del discurso religioso fusionado con el amoroso-sexual. De una manera agónica, unamuni-
ana, el yo poético habla con un Dios al que venera y necesita (como el amante muerto), el
que es descrito como un Jehová vengativo, primigenio, movido por pasiones medievales de
Parca segadora. Este Señor al que se dirige el discurso con interrogaciones retóricas parece
aliarse con la voz poética, pero también juzgarla. Parece responder a sus designios de di-
osa, pero también a los de su propia conciencia. Es una extensión ambigua de las figuras
del yo y el amante, de Cristo-hijo y muerte. Esto proporciona una muestra inicial, antes de
discutir los poemas en los que se centrará este estudio, de cuán necesario resulta entender
los matices en la expresión religiosa mistraliana más allá de cualquier generalización crítica
aceptada por desconocimiento de la riqueza simbólica que esto entraña.
producidos por los quiebres rítmicos acontecidos al adoptar determinadas formas estróficas.
Importa resaltar el modo cómo la hablante plasma una concepción religiosa que integra
elementos cristiano/católicos, paganos y protestantes, a fin de vincular éstos con el estilo
escritural empleado en los poemas elegidos.
Julio Piñones, en Polifonía en torno a Gabriela Mistral, afirma que la explicitación de una
adhesión ferviente por parte de la autora a los principios fundamentales del cristianismo en-
traña el ser consciente de la semanticidad del término que denomina una religión constituida
por arbitrarias verdades establecidas en el discurso oficial. La adscripción a dicho discurso
religioso oficial compromete a la voz emanada de la poesía, a aceptar, con mayor o menor
sumisión, la absolutización de unas normas que bien podrían ser relativas, de no existir
cierta dependencia entre una cultura y su visión de mundo particular, evidente en las produc-
ciones que las patentizan. Explica Piñones que “la religiosidad del discurso mistraliano tiene
una expresividad poética, cuyos términos se encuentran expuestos siempre a reiterar dupli-
caciones de formas ideológicas anteriores, respondiendo de modo significativo a códigos de
conductas preestablecidas en lo canónico.” (2013: 127). La configuración lingüística de los
enunciados de la hablante femenina, entonces, en su afán por la consecución de unos obje-
tivos acordes con los proyectos sacros, participa de una construcción cultural que reescribe
la historia de la dominación acontecida reiteradamente a través del tiempo.
Esa adaptación confiere a la obra mistraliana la capacidad de comunicar una emotividad que
trasciende lo individual de sus padecimientos, para hacerse copartícipe del dolor universal
en el dolor que experimenta el Cristo de la cruz.
Luis Vargas Saavedra se ha interrogado acerca de cómo habría escrito Mistral desde el
ateísmo, a lo cual no tarda en responder que la poeta ve a todos los seres y las cosas desde Dios
hacia Dios, desde Cristo y rumbo a Cristo. Lo que hace la poeta en su obra es personificarlos
y proyectar en éstos las ansias humanas y la memoria angélica; por eso, no puede ella
describir con criterios científicos, con objetividad sensorial (Vargas, 1978: 25). Su poesía
está contaminada de una religiosidad individual, desprovista de elementos tradicionales,
que elimina los preceptos eclesiásticos defendidos por el ferviente conservadurismo. Así se
evidencia en “Dios lo quiere” y en “Tribulación”, como se advertirá en este trabajo.
Esta presencia de la negatividad anunciada con severidad por una hablante que ve trunca-
das sus esperanzas, al ser conocida y evaluada por el receptor directo de los enunciados
poéticos, anularía las posibilidades de cumplimiento de un proyecto que fractura el vínculo
extramarital. Si se considera que el destinatario a quien esta enunciación se dirige ha es-
tablecido con la hablante una suerte de pacto en el que ambos se han comprometido a
mantener una relación afectiva, no es extraño que la ruptura de ese compromiso provoque
un cambio de fortuna en quien la transgreda de manera intencionada. Los motivos de mater-
nidad dislocada se evidencian, como en los “Sonetos de la muerte”, desde el comienzo del
pacto poético que establece el discurso. Nótese desde el principio la ambigüedad del título
“Dios lo quiere”, que significa al mismo tiempo sumisión al precepto incomprensible de Dios
y afirma a la vez que Dios también quiere al Amado, situando al yo en una posición que roza,
como creadora, la de la divinidad misma desdoblada.
Llevan un escalofrío
Los primeros versos del poema muestran la complicidad que se da entre la enunciadora
y la naturaleza, al concretarse la ruptura del vínculo entre ella y el destinatario directo de
su emisión lingüística. Es visible en este fragmento la presencia de uno de los rasgos
predominantes en la enunciación femenil mistraliana: el lugar ocupado por la madre (Ortega,
1990) que, en este caso, desempeña un rol de nociva significación, al formar parte de un
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cambio acontecido en los espacios territoriales desde donde emerge esta imprecación
motivada por la visión de una voz cuyo propósito de unidad con el amado se incumpliría, por
alguna razón no señalada.
La ejecución de un proyecto indeseado para la hablante (que su alma sea vendida por quien
ella ama), trae consigo una cierta participación de lo externo/natural en los padecimientos
que sufriría, materializada en el efecto causado por la concreción de tal acto; efecto que,
primariamente, desemboca en la desdicha y, de modo secundario, es proyectado en el en-
torno inmediato, traspasando la barrera del ámbito privado y extendiéndose a los elementos
próximos que armonizarían con el estado interior de la subjetividad enunciante en forma
de falacia patética compleja. Así, el escalofrío de tribulación, en cuanto sensación propia
del humano, explica la imagen personificada del elemento agua, que, al ser contemplada,
apuntaría a una emotividad negativizada por la desoladora circunstancia vital que estaría
vivenciando, al ver realizado plenamente el acto que origina en ella el temor de la pérdida
del sujeto masculino al que se ha entregado el yo poético.
El desplazamiento del apostrofado hacia una dimensión violentadora del pacto producido
entre él y la voz del poema sirve de nexo entre las sensaciones experimentadas por la mujer
despechada y los consiguientes efectos en lo natural. De manera que los dos primeros versos
establecen, mediante el empleo de una construcción condicional, la ocurrencia inmediata de
un evento ineluctable en cuanto se llegase a cumplir lo que, a través de una especie de
profecía, emite la hablante como enunciación que previene al interpelado para que modifique
sus propósitos, al recibir tal súplica cargada de manifiesta nocividad. Ya desde estos primeros
enunciados poéticos, la voz está construyendo un discurso cuya finalidad estriba en increpar
una decisión que, llevada hasta el extremo, conduciría a su agente causante a convertirse
en depositario de una condena que amagaría cualquier intento suyo de escapismo como una
imposibilidad.
De acuerdo con lo anterior, se está erigiendo una instancia discursiva directiva que actúa
como un mensaje preventivo ante la concreción de un acontecimiento cuyos actos consec-
utivos serán nefastos, sobre todo para la enunciadora; en otros términos, el destinatario de
esta emisión/amenaza, al dar curso a unas aspiraciones supuestas por la hablante, recibirá,
en calidad de respuesta, el cumplimiento de una advertencia que lo mantendrá atado a su
amante, pese a su inicial intento de liberación. La textualización de la segura predicción de
un devenir que provoca daño al traidor, permite a la voz femenina suponer que su aprehen-
sión directa derivará en una incuestionable modificación comportamental en el sujeto que
decidiera, presurosamente, abandonar la promesa amorosa contraída y en la que sirvió de
testigo la misma naturaleza, que reacciona al observar la desdicha de la emisora.
Ninguna acción que el apostrofado realice en ausencia de la voz suplicante será exitosa,
pues el simple hecho de apartarse de su lado lo conducirá al abismo. Es preciso reiterar
que se da una relación de complicidad entre la voz que enuncia y la naturaleza; ésta es
la que permite a la hablante presenciar, aunque indirectamente, las acciones del traidor:
si “las grutas profundas” devuelven a la voz las palabras del interpelado, si hasta “el polvo
de los senderos” guarda el olor del apostrofado, es porque hay compenetración entre los
propósitos de la voz y los elementos naturales, convertidos ya en sus aliados. Pero como la
hablante no tiene motivos humanos para desear un mal irracional, signado por la ira que se
apodera de ella, hace descansar en la divinidad sus predicciones; es decir, se establece una
identificación entre lo que quiere el sujeto de la enunciación, y aquello que acontece como
signo inescrutable de la Providencia, para quien no ha recibido gratuitamente las verdades
comunicadas a través de esa fe.
Esta fusión de discursos se percibe con claridad mediante el análisis de los recursos formales,
especialmente a nivel de ritmo y sonido. La expresividad de una sentimentalidad negativiza-
da y la fuerza de la cólera derramada por la voz del poema se evidencia en la iteración de
los fonemas r (tierra, madrastra, escalofrío, tribulación, hermoso, palabras, amor, traspasó,
brotar, rompo), que apuntan hacia ese estado emotivo que atraviesa todo su discurso. Los
lexemas, igualmente, confirman este planteamiento, al llenarse de una significación en que
incluso lo telúrico es capaz de compenetrarse con esa emocionalidad: “alma, escalofrío; her-
moso (el mundo), aliada; polvo, sendero, olor, montañas”. También, las construcciones sin-
tácticas que conforman el poema y sus significaciones, ponen de relieve el carácter negativo
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La isotopía léxica “cantes” / “clamas” apunta hacia determinados actos enunciativos que, al
ser proferidos por el destinatario, estarían dirigidos hacia la voz y, por tanto, desembocarían
en un incremento de los efectos producidos por su amor obsesivo. Dicha isotopía constituye
una imagen fonética de la fusión del rostro del yo poético y la amante del yo al que dirige
el discurso a modo de Verónica, y ambos están enlazados por las lágrimas de los versos
citados.
A su vez, el mal que la hablante proyecta sobre el sujeto masculino, en cuanto que irracio-
nal, se presenta como elemento conector de lo divino y lo humano: la voz, al considerar su
impotencia para detener el curso de una acción futura, recurre al Ser Supremo como figura
que transforma su cólera en expresión del poder de una divinidad; lo cual se evidencia en el
paralelismo estructural presente en los versos:
Hay múltiples capas de significado, tanto semántico como fonético, que vuelven a repetirse
aquí y van conectando, asimismo, los motivos del yo, el Amado, la amante del amado y
la divinidad. La función de este recurso expresivo, en el conjunto del poema, consiste en
reiterar la disconformidad del Ser Supremo con la negativa decisión del interpelado. Del
mismo modo como en la oración se insiste en la gracia que se desea obtener, la hablante
enfatiza lo que ocurrirá si quien antes la quiso decide marcharse de su lado y actuar en
su ausencia. Porque la divinidad hebraica, que es a la que se recurre en estos versos,
no consiente que se realice acto alguno que escape al dominio de la enunciadora, quien
cuenta con una protección que le permitiría cambiar el curso de los hechos posibles. Según
esto, Dios no querría nada que pudiese acontecer fuera de un vínculo directo o lejos de la
productora de estas secuencias lingüísticas. Por extensión, parece que el yo poético adopta
la máscara de la divinidad a la que se dirige. La imagen del reflejo del yo en las vibraciones
del agua confirma esta impresión de eco que recorre el poema y que confunde las voces de
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Si la voz aspira a la modificación de una situación venidera, tiene que utilizar signos cuya
fuerza expresiva influya sobre su receptor directo. Por eso, lo maldice hasta el fin de su
existencia, cuando no haya posibilidad alguna de romper el pacto transgredido. Éste sería
el costo de su decisión: hasta la aniquilación biológica del destinatario de sus enunciados
estaría determinada por la presencia de este individuo sufriente:
Sólo allí, cuando la hablante sea eliminada por completo físicamente, cesarán los padec-
imientos de quien rompa la promesa de unidad. Lo espiritual (vender un alma), desencadena
lo físico (destrucción, sufrimiento corporal, permanente recuerdo de la infracción); recuerdo
que, en los dos últimos versos señalados, llega a su clímax, puesto que en ellos la hablan-
te acumula los mayores efectos expresivos y conceptuales, propiciando el desborde de su
emocionalidad (Lázaro, 1971) por medio del epifonema final, procedimiento que, utilizado
tanto por autores modernistas como postmodernistas (Oroz, 1978), sitúa este poema entre
ambos ciclos productivos.
Finalizada esta lectura, queda por considerar que el título que encabeza este poema, en
igual medida que su contenido, determinan la expresión poética de una panalgia univer-
sal, teniendo en cuenta que unos particulares efectos deseados o proyectados por una voz
despechada y sufriente se funden con la creencia implícita en un Dios que es en sí mismo
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puro dolor (Concha, 2015: 173). Este atributo del ser divino puede, entonces, extenderse ha-
cia aquellas metas que permitirían concretar los propósitos más inverosímiles que la hablan-
te concibiera, lo que, visto desde el agonismo, es interpretable como una pérdida de la fe
ocasionada por la apropiación incorrecta de los valores postulados en la religiosidad tradi-
cionalmente aceptada como tal. Esto permite conectar, en algún sentido, el poema analizado
con el estado agónico de la voz que emerge de “Tribulación”, según se verá.
yo le vi pasar.
Juan Villegas ha observado que en este poema existe un distanciamiento entre los sujetos,
manifestado en la separación él/yo, pues: “La hablante, desde una posición marginada,
revela al oyente que dos amantes disfrutan del amor y que otra mujer ha tomado la posición
que según ella, le corresponde” (Villegas, 1975: 54). Contrastado con “Dios lo quiere”, hay
aquí un rol de pasividad adoptado por la voz al ver pasar a quien la amara con otra; en
cambio, el texto analizado contiene la expresión de un activismo por parte de la hablante,
quien ocasiona un conjunto de situaciones de las cuales es responsable, pero que delega en
la imagen del Dios hebraico. En “Balada”, aunque “él” pase con otra y la naturaleza esté al
servicio del estado emotivo de los amantes, hay una divinidad que “quiere callar” (Villegas,
1977: 92), y que no toma partido en ninguna proyección de la voz que enuncia.
La petición que la voz dirige en esta instancia se expresa por medio de su acto de clamar
con insistencia la protección del Dios cristiano. Tal protección involucra la referencia a una
anhelada presencia absoluta (Munnich, 2010), puesto que es aquí y ahora, en el momento
puntual en que la divinidad es interpelada, cuando solicita una inmediata asistencia. En-
seguida, la exclamación enfatiza los efectos que en ella ha provocado el desconsuelo que
intenta comunicar:
La ocurrencia de esta angustia vital, si bien ha sido verbalizada a través del empleo de unos
signos elegidos por la voz de entre una serie de posibilidades expresivas que le ofrece el
sistema lingüístico, no logra presentar en toda su extensión el desolador estado emotivo que
aqueja a la enunciadora en su doble “pasión”, y que es el origen de su desesperado grito de
auxilio.
Hay una iteración del fonema vibrante en los lexemas “socarró”, “acibaró” y “trova”, que ex-
presan la sensación de amargura experimentada. Las unidades léxicas que componen estos
versos permiten adscribir al poema en el modernismo, al menos en cuanto a los recursos
formales (Cedomil Goic argumentó de manera similar acerca de los “Sonetos de la muerte”),
pues se aprecia en esta construcción la postulación de una esencialidad poética de base
sensorial, en la que cada palabra es valorada absolutamente y resaltada en cada una de sus
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Pero luego de enunciar su estado de inquietud, la voz interpela fuertemente a un Dios que
parece acomodarse a su necesidad inmediata y que, a pesar de su omnisciencia, no atiende
a sus ruegos desgarradores:
de mi fuente serena”.
a la visión terrible;
Si este Dios Omnipotente conoce el sufrimiento de la voz suplicante y ha visto lo que ella le
recuerda, ¿por qué no se complace en socorrerla? Probablemente, el acto de escribir, de
plasmar esa experiencia en letras de molde, le permita a la voz una revisión introspectiva
en la que pueda examinar los caminos que la han conducido a vivenciar la situación que
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intenta describir. Otra posibilidad, más adecuada a los valores estéticos actualizados en
esta producción, estriba en considerar que, antes que un monodiálogo, se trata de una
petición directa, sin intermediario alguno, que quizá evoque también el “Dios mío, por qué
me has abandonado” de la Pasión de Cristo. Desde una perspectiva biográfica, baste apoyar
lo afirmado en las siguientes palabras de la poeta elquina: “Tengo una concepción muy
personal sobre la religión… Sólo sé decirle que no soy dogmática y que le rezo a Dios, es
decir, le hablo a Dios muy a mi manera.” (Ladrón de Guevara: 44-45. Citado por Taylor: 114).
Ese hablar es el que transporta a la escritura, manifestación de su personal desencanto, de
su inconmensurable pesar. La plasmación de ese estado por vía de la escritura se constituye
como el espacio en el que la traición, el desengaño, lo apasionado del amor ausente y la
desgarradora soledad, son utilizados como el material poético que sitúa el contenido del
discurso en el postmodernismo. La matriz de este poema, representada por la angustia que
circunda a la voz femenina, encauza el diálogo por la senda de una interpelación directa
cuyo propósito consiste en obtener una respuesta inmediata, al compadecerse la divinidad
del estado emotivo referido. Es notable el cambio producido desde los sonetos, donde la
hablante se posicionaba como Virgen Madre que recoge en sus brazos al Cristo tras el
descendimiento, y el momento de “Tribulación” donde la agencia se elimina y se sitúa no
sólo en posición de hija, sino de huérfana, al no ser escuchada por su Dios-Padre-Amante.
La aridez teresiana refuerza este sentido de soledad multidimensional.
Luego de esta antítesis, vuelve la voz a situarse en el momento presente, para enfatizar su
estado actual:
confusas rastreando
El polisíndeton enfatiza ese aumento del pesar de una conciencia obnubilada por un creci-
ente dolor que se va apoderando de él con mayor fuerza:
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“…crece la fatiga,
y aumenta la amargura;
Al final, se pasa de los motivos de ardor a un sentido de soledad representado por el frío y la
nieve: la noche llega, el sol y el desierto desaparecen con la certeza de lo divino, se pierde la
seguridad en el poderío del Dios cristiano. Si el desasosiego inmoviliza a la atribulada, Él es
el único que puede venir en su auxilio. Enfatizan esta sensación desoladora las expresiones
indicativas del estado atmosférico, metaforizaciones de la negatividad que invade a una
enunciante que pierde la serenidad y el equilibrio ante su manifiesta desesperación.
En los últimos versos, sin embargo, hay un suspenso que permite establecer una fluctuación
entre esa angustia y cierto recogimiento, entre la inquietud y el apaciguamiento:
El empleo de los signos gráficos al término del último verso y el uso de signos suprasegmen-
tales de entonación en la verbalización de este discurso, dejan la emisión en un suspenso
que es acentuado por la variante rítmica señalada: hay versos extensos que comunican
agitación, acompañados de otros más breves que se van intercalando y que indican una
cierta conformidad. Lo que vertebra esta composición, entonces, es el ritmo oscilante y la
variación temática tranquilidad/intranquilidad, inquietud/calma, angustia/aparente sosiego.
Los ojos del interpelado ya no tienen lágrimas, sino que se pueblan de “un cuajo de neveras”
al ser incapaces de sentir el amor del sujeto del poema, enfatizando así el tópico del vacío y
el silencio que se destilan en esta imagen final.
Lo que comunica la voz poética en este discurso es una doble condición de abandono: por
un lado, Dios la ha dejado, por otro, también su amado, lo que causa en ella una profunda,
aunque sostenida desesperación. El “Nocturno de Desolación”, poema en que el ruego a la
divinidad llega a su punto culmen, actúa como intertexto de “Tribulación”, en tanto expresión
de súplica de una hablante que sufre y que implora compasión. El planto oracional es la
única posibilidad de resolución de esa angustia que traspasa toda frontera y que deriva en
un ruego en que se descubre la convulsa desolación, sin atenuación posible, desde la que
es dirigida la oración (Bussche: 28). Al comienzo de “Nocturno”, se invoca a la divinidad y se
evidencia el motivo que envuelve toda la enunciación, con sugestivos relieves de poeticidad:
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Se trata de un abandono en que está sumida la hablante y desde el cual clama protección; al
igual que en “Tribulación”, una experiencia desoladora es la que motiva la expresión poética.
La tragicidad de esa honda experiencia, reproducida mediante signos que intertextualizan
con la más sagrada oración del cristiano, es lo que afirma su creencia en la liberación defin-
itiva, en el cese de una congoja convertida, cuajada, en hecho poético. Ante este panorama
poco alentador en el que se encuentra la voz poética, lo emotivo/afectivo, representado a
través de profundos gritos desesperados, se constituye como un modo de acercamiento
propicio hacia una trascendencia capaz de comprenderla y de entregarle acogida y sal-
vación.
CONCLUSIONES
Los mecanismos formales que utiliza la autora en sus composiciones posibilitan la inclusión
de éstas en la tendencia modernista, mientras que el contenido las acerca al postmodernis-
mo, pues los rasgos agonísticos de frustración, autoengaño y desesperación observados, en
cuanto elementos que singularizan el discurso mistraliano, son causa de las interrogaciones,
exclamaciones, increpaciones y proyecciones que realiza la voz femenina en las produc-
ciones textuales examinadas. Los símbolos utilizados, las metáforas y prosopopeyas; como
también, las reiteraciones y paralelismos acontecidos al interior de estas enunciaciones,
expresan la amargura, inquietud y desconsuelo de un sujeto cuyas vivencias han desembo-
cado en una pérdida de su fe o en la formulación de intenciones reveladoras de sugestiva
negatividad.
cipios estructuradores.
De este modo, en las enunciaciones mistralianas se recurre al Dios hebraico para justificar
un temple anímico y las consecuencias de un determinado acto, o se reproduce el estado
agónico de una hablante cuyo dolor se asemeja al del Cristo sufriente crucificado. Pero al
momento de dirigirse al ser divino, no se dialoga desde los dogmas cristiano/católicos ni
desde una oración más o menos convencionalizada y ritualizada, sino desde la fusión de
elementos teosóficos, panteístas, tradicionalistas y sobre todo protestantes, con predominio
de lo emocional en lucha dialéctica con una discutible racionalidad de los preceptos estab-
lecidos.
El ritmo poético y sus variantes, la necesidad de encontrar un elemento que apoye un obje-
tivo propio de la voz enunciante y el refugio en la divinidad tras la intromisión de elementos
destructores de la estabilidad, son los motivos que explican la insistencia en el acercamiento
a un eclecticismo en que predomina una visión angustiada y cierto suspenso e indetermi-
nación de lo que acontecerá, en correspondencia con lo proyectado por esta voz. Si estruc-
turalmente las composiciones mistralianas poseen marcados rasgos modernistas, sobre
todo en el caso de “Tribulación”, la innovación radica en la incorporación de un estado agóni-
co, en la manifestación de necesidades personales en las que se realizan actos de conjuro
casi mágicos, a través de los que se despoja a la divinidad de sus atributos de omnisciencia
y perfección, para abrir paso a la consecución de finalidades humanas de dominación, como
en “Dios lo quiere” o, en el caso de “Tribulación”, a una respuesta que elimine el dolor y lo
convierta en un estado de plenitud existencial.
Por último, cabría determinar si esta constante observada se extiende a la totalidad del poe-
mario, o al conjunto de las producciones mistralianas de corte religioso. La crítica ha acepta-
do, en varias oportunidades, que prevalece el Dios cristiano antes que la imagen de un ser
castigador, aunque habría que examinar las implicaciones éticas, doctrinales y filosóficas de
las concepciones sustentadas a partir de lo expuesto en este análisis.
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ciones de las Mujeres N° 2, ISIS Internacional: 41-45. Santiago, Chile.
Vargas, L. (1978). Prosa religiosa de Gabriela Mistral. Santiago de Chile: Andrés Bello,
Primera Edición.
Vargas, P. (1997). Sentimientos religiosos en Desolación. Rev. Signos, Vol.30, N° 41-42. Di-
sponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09341997000100006&l-
ng=es&tlng=es. 10.4067/S0718-09341997000100006.
LUIS LEON
VILLARROEL NÚÑEZ
(1943-2019)
El 27 de junio de 2019, el poder de la muerte arrebató
la lucidez de quien poseía el don de la certeza metó-
dica para desentrañar los pétreos misterios de la mile-
naria presencia del ser humano en la tierra que le vio
nacer. En la vasija oscura de la muerte permanecen
los ecos escriturales de su sabiduría para el eterno de-
venir de decirle más y más verdades a lo cierto.
“chinito Villarroel”.
Leer, o releer, las páginas escritas por Luis Villarroel Núñez, con toda certeza se per-
cibe al dueño de una pluma ágil, lúcida, estremecedora, comprometida, que a través
de su estilo sitúa al lector en ese acto íntimo y placentero de atrapar las palabras
premunidas de luces y sombras para adherirlas al presente en ese tránsito lúdico de
veracidad hacia un pasado remoto y al mismo tiempo en un viaje con idas y regresos
divagando dimensionalmente en los intersticios que provoca la historia.
De esta manera se hace posible visualizar los variados contextos geográficos y hu-
manos en que los pueblos originarios desde el período Paleoindio se diseminaron
por los distintos valles en la cuenca de la Provincia del Choapa y que así lo describe
la voz del profesor Villarroel: ... “La voz del indio se perdió para siempre en las es-
quinas del tiempo, pero el eco de su palabra aún retumba en los valles profundos y
silentes del Choapa”. Su voz de poeta, hechicero y demiurgo retorna a la vida cuan-
do nos hace repetir la fuerza telúrica del pasado: “Cuncumén, murmullo del agua;
“Aucó”, donde el agua se fue; “Chalinga”, donde se pide permiso; “Atelcura”, piedra
triturada” ... Nuestro antepasado aborigen nos asalta a menudo con su mensaje mis-
terioso, grabado para siempre en el granito de las montañas, como advirtiéndonos
de la profanación que hacemos de sus tierras y moradas.1
1. Luis Villaroel Núñez, Illapel, Ciudad de los Naranjos (1754/1988), (impresores Oddone S.A.,
Illapel 1988), p. 13.
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Así con tan particular estilo del relato histórico sitúa al lector hace 9.000 años en la
Quebrada de Quereo2, en una escena de la caza de un Mastodonte expresando:
... “Había llovido esa tarde en Quereo y el aire estaba aún húmedo y frío, pero la
pequeña banda, en el fondo de la quebrada, se regocijaba con la carne fresca del
Mastodonte que tanto les había costado cazar, con piedras cortantes se empeñaron
en desgarrar presas y llevarlas, al arrastre, hacia una saliente rocosa que utilizaban
como refugio”3
Con tal descripción se puede visualizar con exactitud tan ignoto escenario de la
prehistoria a través del exhaustivo trabajo de campo que realizó en dicha quebrada,
para abrir la imaginación de los hechos de caza allí ocurridos ante las dificultades de
sobrevivencia a que se enfrentaron los primeros pueblos originarios.
Hacia el año 300 antes de nuestra era, cuando se refiere a: “Los Cazadores del
Interior. “En sitios propicios para vigilar el desplazamiento de los guanacos y sus
perseguidores, o en lugares apropiados para su captura y matanza, se encuentran
a menudo restos de armas, talleres líticos y manifestaciones de arte rupestre, que
expresan las actividades cotidianas y las ideas mágico-religiosas de los cazadores
primitivos”3, y al describir “Un día con los Hombres de los Conchales: “El bramido de
los lobos marinos y la gelidez de la neblina matinal en “Matagorda”, ayudó a desador-
mecer a la banda pescadora en ese amanecer de hace unos cuatro mil años atrás”.4
“Nosotros, los que habitamos esta tierra del espino oloroso, tenemos una historia
que puede ser rastreada por más de 14 mil años. Para entenderla, es necesario
participar en ella, tomar parte en la acción y preguntarnos cuál sería nuestro lugar en
cada uno de sus episodios y en qué forma nos sentimos herederos de sus triunfos y
fracasos. Debemos entender que tenemos una identidad mestiza, y cada día se en-
riquece la gama de nuestras pieles y voces, con la llegada de nuevas gentes a esta
2. En Quereo hubo caza de fauna hoy extinta, como el caballo americano, mastodontes, paleolama,
ciervo artífer, siendo considerado hoy en día como el sitio más representativo del período Paleoindio
para el norte de Chile. Toponimia Indígena del Valle del Choapa/ Herman Carvajal Lazo, Volantines
Ediciones, 2015 p.11
3. Luis Villaroel Núñez, Illapel, Ciudad de los Naranjos (1754/1988), (impresores Oddone S.A.,
Illapel 1988), p. 15.
4. Luis Villaroel Núñez, Illapel, Ciudad de los Naranjos (1754/1988), (impresores Oddone S.A.,
Illapel 1988), p. 18.
5. Luis Villaroel Núñez, Illapel, Ciudad de los Naranjos (1754/1988), (impresores Oddone S.A.,
Illapel 1988), p. 23.
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“Hoy Illapel, con la misma cautela de minero viejo, que han engañado mil veces, aún
vislumbra sueños y esperanzas, aun cree que el esfuerzo de todos y todas traerá,
por fin la tranquila prosperidad que el hombre y la mujer, los jóvenes y ancianos de
esta cariñosa y esforzada tierra merecen7.
Hoy los jóvenes, como ya no nos va quedando nada, pueden hacerlo todo de nuevo:
centros culturales, conjuntos de investigación, interpretación y recopilación musical,
videotecas, cine, arte, poesía, teatro, pintura, bailes, artesanías, publicaciones, con-
ciertos.
Es el momento oportuno de recuperar nuestra voz, cuando existe este gran ruido de
fondo globalizador y uniformador de Internet y no sabemos si el mundo de allá afuera
está así, o es una cruel película de la CNN, el único ojo que nos va quedando para
ver lo que quieren que veamos del mundo.
Respondamos a estos presagios funestos queriendo más a nuestra patria chica, ha-
ciéndola prosperar en lo humano y cultural, en beneficio de todos sus hijos”.
Este relato dedicado al profesor Luis Villarroel Núñez representa sin duda, lo que tal
vez puede ser una necesaria invocación dirigida a las buenas y malas conciencias de
los habitantes de su querido lar illapelino y que en pleno siglo XXI aún permanecen
impávidos, apáticos, indiferentes sin querer asumir el protagonismo de ciudadanos
participativos en las tareas pendientes para un mejor devenir en aras de su propio
progreso, que tanto se anhela o se demanda y que el maestro desde su sensible
compromiso visualizaba el mejor porvenir desde las entrañas de su Illapel, tierra de
oro y sol, con todo el énfasis captado por el historiador, que con rigurosidad metodo-
lógica la reveló y sembró con sabiduría a partir de su notable y lúcida pluma colmada
del saber decir y el saber relatar.
La invocación lúcida y urgente así sugerida por el profesor Luis Villarroel Núñez, se
vino acompañada de su particular clarividencia histórica, con toda la fuerza inter-
pretativa de los hechos indagados y premunido de su fortaleza telúrica basada en
vastos conocimientos de la historia de su natal Illapel y que como muy bien la pudo
plasmar en sus escritos los que aún permanecen dispersos y cuya compilación aún
no se concreta, pasando a ser una tarea esencial del presente para conocer o re-
futar los fundamentos en que se plantea la interpretación del pasado histórico de la
ciudad de Illapel incrementando así la memoria historiográfica de los habitantes de
la provincia del Choapa.
Estando aún en vida, con esa parsimonia y serenidad que le caracterizó en vida
manifestó su voluntad, quizás adelantándose al fin terrenal de su vida, relatando que
6. Luis Villaroel Núñez, Breve historia de Illapel, Visiones para el fortalecimiento de la cultura del
Choapa Edit. Quimantú octubre 2012 p. 17.
7. Luis Villaroel Núñez, Breve historia de Illapel, Visiones para el fortalecimiento de la cultura del
Choapa Edi. Quimantú octubre 2012 p. 31.
El Chasqui | Julio - Agosto 2021. N° 7 86
había tenido ciertas imágenes oníricas que consistían en esparcir las cenizas de su
cuerpo en el manto estacional del desierto florido.
Con tal premonición onírica, de volver a renacer en cada ciclo vital por medio de su
legado historiográfico quiso plantear un desafío permanente para volver a florecer
en el desierto, a levantarse premunidos del conocimiento histórico, que viene a ser
la coraza para destruir la ignorancia, que obstruye el acceso al conocimiento, que
en tantos ciclos vitales ha condenado al triste olvido la historia illapelina y que con
magistral compromiso de identidad choapense, pudo entregar a través de sus inda-
gaciones concretas y visionarias en gran parte de su vida el profesor Luís Villarroel
Núñez.
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