Material Didáctico-Conceptos Fundamentales. P. Epistemológicos
Material Didáctico-Conceptos Fundamentales. P. Epistemológicos
Material Didáctico-Conceptos Fundamentales. P. Epistemológicos
psicología
Facultad de Psicología
Universidad Nacional de Tucumán
Dra. Marisa Alvarez
La deducción:
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de las premisas debe obligatoriamente aceptarse la verdad de la conclusión. En este
sentido se dice que las inferencias deductivas son preservadoras de la verdad.
Ahora bien, la deducción es un razonamiento válido en virtud de su estructura lógica, con
independencia del valor de verdad de las proposiciones que contiene (premisas y
conclusión), de modo que un razonamiento deductivo será válido aun cuando parta de
premisas falsas y arribe a una conclusión falsa, por ejemplo:
o, por casualidad, llegue a una conclusión verdadera partiendo de premisas falsas como en
este ejemplo:
Inducción:
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Por ejemplo:
Ahora bien, no hay una tipología de la inducción, sin embargo Diéguez Lucena distingue la
siguientes:
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Laura es argentina y toma mate
Todos los argentinos toman mate
Dado c, A es B
No se da c, A no es B
Por lo tanto, c es la causa de que A sea B
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e) Razonamiento por analogía1: Se parte de premisas que expresan la similitud de dos o
más cosas en un cierto aspecto para concluir la similitud de esas cosas en otro aspecto
distinto. El razonamiento por analogía podría ser esquematizado del siguiente modo.
Otro ejemplo: Cuando una placa con un cultivo de bacterias gram positivas se contamina
con un hongo del género Penicillium, las bacterias no se desarrollan y desaparecen. Por lo
tanto, este hongo podría ser usado también para curar las infecciones causadas por
bacterias gram positivas. (Argumento de Alexander Fleming, citado por I. M Copi, 1986).
O bien,
Por ejemplo: En un yacimiento es hallado el cráneo fósil de un cánido que presenta grandes
asimetrías y carece de varios dientes, en particular de un camino superior que nunca se
llegó a formar. Estos defectos le dificultaban con toda seguridad la caza de una forma
severa. Sin embargo no era el cráneo de un individuo joven, sino de un adulto. Esto podría
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Si bien Diéguez Lucena considera a la analogía y a la abducción como razonamientos inductivos,
otros autores las diferencias de la inducción, y se limitan a caracterizarlas como razonamientos no
deductivos.
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explicarse muy bien si la jauría le hubiera proporcionado alimentos a dicho individuo. Por lo
tanto, probablemente la jauría le ayudó a su alimentación (Argumento de Palmqvist y cols.,
1999).
Hipótesis:
Literalmente hipótesis significa supuesto, lo puesto por debajo. Una hipótesis científica es
una afirmación contrastable empíricamente, que se considera provisional y revisable a partir
de nuevas experiencias. Se trata por lo general de enunciados que son formulados de
manera precisa que tratan de dar cuenta de los fenómenos sometidos a investigación o de
solucionar problemas. Se supone que si dicho enunciado es verdadero, entonces los
fenómenos en cuestión quedan explicados. Por ejemplo, para Karl Popper todos los
enunciados científicos, ya sean enunciados básicos, generalizaciones empíricas, leyes o
teorías más amplias y abarcativas, tienen el carácter de hipotéticos. En el sentido de que
siempre son conjeturas que se aceptan tentativamente mientras no hayan sido refutadas
por la experiencia, sin que nunca podamos considerarlas como verdaderas definitivamente.
A veces, los términos hipótesis, ley y teoría son empleados como sinónimos. En otros
contextos, se reserva el término hipótesis para una propuesta científica que aún está en
proceso de contrastación mediante la búsqueda de más evidencia empírica que la apoye o
la refute, o sobre cuya aceptación aún se discute en la comunidad científica. Por ejemplo, la
hipótesis de que la extinción de los dinosaurios se produjo por la caída de un meteorito.
En ambos casos se entiende a la hipótesis como un instrumento que nos permite salvar los
fenómenos, pero no es verdadero, es un sentido peyorativo. Actualmente este sentido está
en desuso.
Las hipótesis científicas son sometidas a contrastación a partir de sus consecuencias
empíricas. La forma de hacerlo es derivar deductivamente de la hipótesis a contrastar, con
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ayuda de otros supuestos auxiliares, predicciones acerca del comportamiento de los
fenómenos abarcados por ella. Si las predicciones no se cumplen, eso cuenta como
evidencia en contra de la hipótesis y puede conducir a su abandono. Si se cumplen,
cuentan como evidencia a favor lo que refuerza la confianza de la comunidad científica en la
hipótesis. (En esto consiste el método hipotético deductivo).
Leyes:
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consideraba que las leyes científicas establecen conexiones necesarias entre propiedades.
Esto implicaba aceptar una conexión necesaria entre objetos o acontecimientos y no otros.
Por otro lado, Hume, en el siglo XVIII, criticó desde las bases empiristas la idea de una
conexión necesaria entre objetos o acontecimientos. Para él la diferencia entre leyes y
generalizaciones accidentales no era objetiva, sino que dependía de las diferentes actitudes
que mantenemos hacia cada una de ellas. No expresan más que una conjunción constante
entre fenómenos. Pero en el caso de las leyes, un hábito mental basado en la repetición nos
hace esperar que la regularidad observada se mantenga. Habría en cambio, otras
regularidades que no hacen aparecer este hábito de proyectar la regularidad hacia el futuro
y que consideramos por ello accidentales. Reconocía que la idea de una conexión
necesaria forma parte inevitable de nuestra mente, algo que no podemos dejar de imaginar
pero que no está en los objetos mismos.
Ambas respuestas, la aristotélica y la humeana, resultan problemáticas. La primera por su
carga metafísica, sospechosa para algunos porque podemos preguntarnos ¿en qué
consiste exactamente esa conexión necesaria entre los fenómenos y cómo puede ser
analizada?. La segunda por el carácter subjetivo que atribuye a las leyes. Si la diferencia
entre las leyes y las generalizaciones accidentales estriba únicamente en nuestra actitud
epistémica hacia las mismas, sin que haya una diferencia objetiva entre ellas ¿qué es lo que
hace entonces que tengamos precisamente una actitud epistémica distinta hacia las unas y
hacia las otras? ¿Por qué unas regularidades hacen aparecer un hábito mental que nos
lleva a proyectarlas hacia el futuro y otras no? Hume no dio una respuesta a estas
preguntas.
Teorías:
En la filosofía de la ciencia actual hay dos enfoques principales acerca de qué es una teoría
científica y cuál es su estructura: la concepción enunciativa y la concepción semántica o
modelo teórica.
La concepción enunciativa ha sido defendida por los empiristas lógicos, Popper, Kuhn,
Lakatos, Toulmin, Feyerabend, Laudan, Putnam y Niiniluoto. Para dicha concepción, las
teorías son entidades lingüísticas, es decir, sistemas de hipótesis de forma de enunciados
generales más o menos estructurados jerárquicamente.
Los empiristas lógicos consideraban que en el caso ideal las teorías de las ciencias
empíricas debían ser formuladas como un sistema de axiomas susceptibles de una
interpretación fáctica. De los axiomas se derivarían deductivamente otros enunciados
(teoremas) que desplegarían el contenido de la teoría con términos referidos a fenómenos
observables vendría dada por una serie de reglas de correspondencia. Estas reglas de
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correspondencia especificarían las aplicaciones de las leyes teóricas (los axiomas) a los
fenómenos y harían posible las predicciones empíricas. Un ejemplo de regla de
correspondencia dada por Carnap es: “La temperatura (medida por un termómetro) de un
gas es proporcional a la energía cinética media de sus moléculas”. Ambos enunciados
ponen en conexión cosas inobservables (la energía cinética media) con cosas observables
(una señal en el termómetro).
Una teoría sería pues el conjunto TC (postulados teóricos y reglas de correspondencia) de
los axiomas y teoremas deducidos de ellos más la interpretación de los mismos. En pocas
palabras, una teoría sería un cálculo formal interpretado (parcialmente) por las reglas de
correspondencia.
En los 60 surgió la concepción semántica, cuyos representantes son P. Suppes, B. van
Fraassen, R. Giere, J. Sneed, W. Stegmüller y U. Moulines, entre otros. Suppes sitúa la
diferencia entre la concepción enunciativa y la semántica en que mientras que para la
primera las teorías versan sobre fenómenos, para la segunda versan sobre sistemas físicos,
como los gases ideales, las frecuencias genotípicas de las poblaciones ideales o los
patrones estímulo-respuesta en la conducta de los individuos. Los sistemas físicos son
“réplicas muy abstractas e idealizadas de los fenómenos, que son una caracterización de
cómo se habrían comportado los fenómenos, si se hubieran dado las condiciones
idealizadas” (Suppe 1989). Con esto, Suppe no quiere indicar que los defensores de la
concepción enunciativa desconozcan la existencia de idealizaciones y de modelos en la
ciencia. Se trata más bien de que para éstos dichas idealizaciones son el modo en que la
teoría intenta recoger de forma tratable el comportamiento de ciertos fenómenos, mientras
que para la concepción semántica, las teorías versan sobre esos sistemas idealizados o
modelos, que representan sólo algunos aspectos concretos de los fenómenos, en lugar de
hacerlo directamente sobre los fenómenos en toda su complejidad. El nombre concepción
semántica viene precisamente de la importancia que se otorga al concepto semántico de
modelo y a la semántica formal.