VIGILIA DE PENTECOSTÉS 2020 Pandemia

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COMISIÓN DIOCESANA DE PASTORAL LITÚRGICA

Diócesis de San Juan de los Lagos

DOMINGO DE PENTECOSTÉS
SOLEMINIDAD
Misa de la Vigilia

- Durante la emergencia sanitaria -

Domingo 31 de mayo de 2020

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VIGILIA DE PENTECOSTÉS

PRESENTACIÓN

Preparada con los textos litúrgicos alusivos al Espíritu Santo en los días después de la
Ascensión, más en la Liturgia de las Horas que en el Misal Romano y en el Leccionario y dotada
de una vigilia especial, la solemnidad de Pentecostés reviste en la liturgia un notable esplendor. A
ello contribuyen los textos eucológicos y la riqueza de las lecturas de la palabra de Dios.

El Misal Romano propone la celebración de la misa vespertina (o nocturna) en forma de


vigilia, con una apropiada monición inicial y con una serie de lecturas bíblicas, entremezcladas
con oraciones, como en la Vigilia Pascual.

En algunas celebraciones del Papa en el Vaticano, con ocasión de la fiesta de Pentecostés,


se ha introducido con buen sentido litúrgico una memoria de la confirmación. Se trata, no de una
renovación de la confirmación, ya que ésta no se puede renovar, ni tampoco de una renovación de
las promesas bautismales, ya que este acto es propio de la Vigilia Pascual. La memoria, sin
embargo, con los símbolos propuestos y con apropiadas invocaciones al Espíritu Santo, puede
ayudar a los cristianos a recuperar el sentido y la conciencia de este sacramento, Pentecostés
personal de cada bautizado con el don del Espíritu, llamado a dar testimonio de comunión
eclesial y de irradiación apostólica.

N. B. El esquema de la celebración de la Vigilia del Domingo de Pentecostés es la misa vespertina


de la vigilia (cfr. Misal Romano, Segunda forma, modo más extenso de la celebración). La celebración
será a puerta cerrada, y en la medida de lo posible se transmitirá por los medios telemáticos.
El cirio deberá estar encendido. Se inicia la celebración como de costumbre.

En la liturgia de la palabra se proclama la lectura y luego viene el salmo y su oración


correspondiente como en la Vigilia Pascual, así se cumple el ritmo fundamental celebrativo: lectura, salmo
(de preferencia cantado), oración.

En esta celebración se hace la consagración al Espíritu Santo de cada persona, dejando la


consagración de la parroquia para la misa del día, ya que la misa de la vigilia cuenta con más elementos y
se puede alargar, pero si ya desde la misa de primeras vísperas o de la vigilia se quiere consagrar la
parroquia se puede hacer, solo será cuestión de tomar la oración propia.

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DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Solemnidad
MISA DE LA VIGILIA
MONICIÓN ANTES DE INICIAR LA CELEBRACIÓN.
“Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en lo alto
de un cerro; ni se enciende una vela para meterla debajo de la olla, sino para ponerla en el
candelero y que brille para todos los de la casa. Empiece así a brillar la luz de ustedes ante
los hombres; que vean el bien que hacen ustedes y glorifiquen a su Padre del cielo” (Mt 5,
14-16).

La Iglesia de Dios que peregrina en esta Diócesis de San Juan de los Lagos, ve
dirigidas a sí, con particular fuerza y urgencia, estas palabras del Señor. Empeñada, desde
hace varios años, en la labor pastoral organizada para responder al llamado del Evangelio
por un camino de constante conversión que la purifique y la haga limpia luz de Cristo
para todos. Se siente llamada a ser plenamente lo que ya es.

Nuestra comunidad parroquial unida a su Señor, unida en una misma fe, en un sólo
bautismo y en un sólo Dios y Padre a toda la Iglesia, quiere aguardar en vigilante espera
en esta noche el Don del Resucitado a su pueblo, el don del Espíritu Santo, que desde el
Padre nos enviará. Que nuestra oración y nuestra alabanza nos dispongan a recibirlo.

Que María Santísima, nuestra Madre, estrella de la nueva evangelización,


resplandezca frente a nuestros ojos como el modelo de amor en el cenáculo en oración y
espera del Espíritu. Nadie como Ella ha anunciado a Cristo al mundo, no lo ha anunciado
solamente, sino que nos lo ha dado. Sea Ella la que abra el camino a la Iglesia que
peregrina y a todos nuestros hermanos del mundo entero hacia la casa del Padre Dios.

RITOS INICIALES
Se entona el canto de entrada.

Saludo

V. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


R. Amén.

V. El Espíritu del Señor llena toda la tierra, Dios ha derramado su amor en nuestros
corazones. Hermanos en este domingo de Pentecostés, que la paz de Jesucristo resucitado
esté con todos ustedes.
R. Y con tu espíritu.

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MONICIÓN DEL PRESIDENTE
Queridos hermanos y hermanas: saludo a todos ustedes que se unen a esta
celebración desde está plataforma digital para celebrar la vigilia de Pentecostés, para dar
gracias al Padre, origen de todo bien, que en Cristo ha hecho de nosotros un solo pueblo.

En la luz del Espíritu Santo queremos concluir la cincuentena pascual con la


misma actitud de unánime y perseverante oración que caracterizó la espera de Pentecostés
cuando los discípulos estaban reunidos en el Cenáculo con María, la Madre de Jesús.

También hoy tenemos necesidad de la efusión del Espíritu Santo, por ello vamos a
renovar la consagración de nuestra a comunidad al Espíritu Santo, para que con el soplo
de su vida fecunde nuestros esfuerzos humanos y haga nuestros corazones disponibles y
generosos para comprometernos cada día más en el seguimiento de Cristo Jesús.

Acto penitencial

LITURGIA DE LA PALABRA

A continuación, el sacerdote introduce la liturgia de la palabra con la monición que propone el Misal
Romano.
Luego sigue la proclamación de todas las lecturas propuesta por el Leccionario como optativas.

MONICIÓN
Nos preparamos para la liturgia de la palabra, que le da sentido a esta Vigilia.
Así como en la noche de Pascua recordábamos la primera Pascua de los judíos
culminada en Cristo, ahora la Iglesia contempla la obra de Cristo, por medio de
su Espíritu que se dona plenamente a los bautizados. Gozosos escuchemos las
maravillas que ha hecho el Señor.

PRIMERA LECTURA
Lectura: Gn 11, 1-9.

Sal 32: Dichoso el pueblo que Dios escogió por suyo. Aleluya.

Luego se tiene la siguiente oración de pie.

OREMOS
Te rogamos, Dios todopoderoso, que tu Iglesia siempre sea un pueblo santo, reunido en la
unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, para que así pueda mostrar al mundo el
misterio de tu santidad y de tu unidad y conducirlo a la perfección de tu amor. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

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SEGUNDA LECTURA
Lectura: Ex 19, 3-8. 16-20.

Sal 18, 8.9.10.11: Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna. Aleluya.

Luego se tiene la siguiente oración de pie.

OREMOS
Dios nuestro, que en el monte Sinaí, en el resplandor del fuego diste a Moisés la ley
antigua, y que, en el día de hoy, con el fuego del Espíritu Santo, manifestaste la Nueva
Alianza, haz que nuestros corazones ardan con aquel Espíritu que infundiste de modo
admirable en los Apóstoles, y que el nuevo Israel, reunido de entre todos los pueblos,
reciba con alegría el mandamiento eterno de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

TERCERA LECTURA
Lectura: Ez 37, 1-14.

Sal 106, 2-3.4-5.6-7.8-9: Demos gracias al Señor, porque su misericordia es eterna. Aleluya.

Luego se tiene la siguiente oración de pie.

OREMOS
Señor, Dios todopoderoso, que restauras al hombre caído y, una vez restaurado, lo
conservas, aumenta el número de los que son renovados por tu acción santificadora y haz
que todos los que reciben la purificación bautismal sean guiados siempre por tu
inspiración. Por Jesucristo nuestro señor.
R. Amén.

CUARTA LECTURA
Lectura: Jl 3,1-5.

Sal 103 1-2ª.24 y 25c, 27-28,29bc-30: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.

Luego se tiene la siguiente oración de pie.

OREMOS
Cumple, Señor, tu promesa y envíanos tu Espíritu Santo, para que podamos dar
testimonio ante el mundo, con nuestra vida, del Evangelio de Jesucristo, nuestro Señor.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

Luego el sacerdote entona solemnemente el himno del Gloria.

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ORACIÓN COLECTA

OREMOS

D ios eterno y todopoderoso, que quisiste que la celebración del sacramento de la


Pascua perdurara a lo largo de estos cincuenta días, haz que todos los pueblos de
la tierra, en otro tiempo dispersos, superada la multiplicidad de lenguas, se
congreguen y, movidos por el don venido del cielo, confiesen unánimes la gloria de tu
nombre. Por nuestro señor Jesucristo.
R. Amén.

Enseguida se hace la lectura del Apóstol, y se proclama el Evangelio correspondiente.

MONICIÓN
El apóstol S. Pablo nos está recordando que el Espíritu es el que mantiene la
unidad en medio de la diversidad que existe dentro de la comunidad eclesial.
El Espíritu es el mismo en todos y es el que mantiene el proyecto de unidad de
Dios manifestado en su Hijo Jesucristo.

QUINTA LECTURA
Lectura: Rom 8, 22-27

SECUENCIA

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO

Aleluya, aleluya.

EVANGELIO: Jn 7, 37-39

Después de la proclamación del Evangelio se vuelve a cantar el Aleluya.

HOMILÍA

MEMORIA DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN


y RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES

MONICIÓN
La solemnidad de Pentecostés renueva en toda la Iglesia el acontecimiento de
la efusión del Espíritu Santo. Renovaremos ahora la memoria de este don
pentecostal que hemos recibido en el sacramento de la confirmación.

A las invocaciones del presidente se responde “Envía Señor tu Espíritu que renueve la faz de la
tierra”, después confirmaremos con el Símbolo de los apóstoles la profesión de nuestra fe.

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PRESIDENTE
Hermanos y hermanas, en la Noche Santa de Pascua hemos renovado las promesas
bautismales. En esta vigilia de Pentecostés, recordamos el sacramento de la confirmación,
invocando el don del Espíritu para que confirme en todos nosotros el don y empeño de la
comunión y de la misión.

La asamblea ora unos minutos en silencio.

PRESIDENTE
Espíritu increado, fuerza primordial del universo, presencia santificadora de la Iglesia,
reaviva en nosotros los dones del bautismo y de la confirmación.

La asamblea responde:
“Envía Señor tu Espíritu que renueve la faz de la tierra”.

PRESIDENTE
Espíritu del Padre y del Hijo que descendiste sobre la Virgen, dando a los apóstoles,
anima a la Iglesia con el consuelo de tus siete sagrados dones.

La asamblea responde:
“Envía Señor tu Espíritu que renueve la faz de la tierra”.

MONICIÓN
Y ahora, después de haber invocado la presencia del Espíritu Santo, vamos a
consagrarnos a Él, para que nos llene de sus dones y nos ayude a dar fruto en
nuestra vida cristiana

Consagración de cada persona al Espíritu Santo

¡Oh Espíritu Santo!,


recibe la consagración perfecta
y absoluta de todo nuestro ser.

Dígnate ser en adelante,


en cada uno de los instantes de nuestra vida y en cada una de nuestras acciones:
se nuestro Director, Luz, Guía, Fuerza y todo el amor de nuestro corazón.
Nos abandonamos sin reserva a tus operaciones divinas
y queremos ser siempre dócil a tus inspiraciones.

¡Oh Espíritu Santo!,


transfórmanos, con María y en María, en Cristo Jesús,
para gloria del Padre y salvación del mundo. Amén.

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RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES
PRESIDENTE

En el mismo Espíritu, ahora invocado profesemos nuestra fe.

V. ¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?


R. Sí, creo.

V. ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, que nació de santa María
Virgen, padeció, fue sepultado, ¿resucitó de entre los muertos y está sentado a la
derecha del Padre?
R. Sí, creo.

V. ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los


santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos, y en la vida
eterna?
R. Sí, creo.

TODOS:
Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar, en
Jesucristo nuestro señor. Amén.

PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos ahora al Espíritu Santo, el Padre de los pobres, el don de vida que fecunda
nuestra existencia y renueva el camino de la humanidad.

A cada petición diremos: Ayúdanos, Señor.

1. Para que la Iglesia viva constantemente la gracia renovadora de Pentecostés.


Oremos
2. Para que los que han recibido el Bautismo o la Confirmación en este tiempo de
Pascua crezcan día a día en el camino de la fe. Oremos
3. Para que todos los hombres y mujeres de buena voluntad que trabajan por un
mundo más justo no desfallezcan en sus esfuerzos. Oremos
4. Para que todos nosotros seamos siempre portadores, como Jesús, de amor,
misericordia, paz y esperanza. Oremos.
5. Por nuestra comunidad que hoy se consagra al Espíritu Santo, para que Él la
inunde y la fecunde con sus dones, y podamos llegar a dar fruto. Oremos.

Escucha Señor nuestra oración, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la
llama de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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LITURGIA EUCARÍSTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

PREFACIO DE PENTECOSTÉS

RITO DE LA COMUNIÓN

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concluida la Oración después de la Comunión, se sugiere recitar el himno del

“TE DEUM”
MONICIÓN
El Te Deum es un himno antiguo probablemente es del siglo V que rezamos
con frecuencia en la Liturgia de las Horas y también se entona como acción de
gracias en ocasiones solemnes de la Iglesia, es por eso que en la Vigilia de esta
fiesta de Pentecostés se proclamará (o se entonará) solemnemente.

A ti, oh Dios, te alabamos, Padre de inmensa majestad,


a ti, Señor, te reconocemos. Hijo único y verdadero, digno de adoración,
A ti, eterno Padre, Espíritu Santo, Defensor.
te venera toda la creación. Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Los ángeles todos, Tú, para liberar al hombre,
los cielos y todas las potestades te honran. aceptaste la condición humana
Los querubines y serafines sin desdeñar el seno de la Virgen.
te cantan sin cesar:
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
Santo, Santo, Santo es el Señor, abriste a los creyentes el reino del cielo.
Dios del universo. Tú te sientas a la derecha de Dios
Los cielos y la tierra en la gloria del Padre.
están llenos de la majestad de tu gloria.
Creemos que un día
A ti te ensalza has de venir como juez.
el glorioso coro de los Apóstoles,
la multitud admirable de los Profetas, Te rogamos, pues,
el blanco ejército de los mártires. que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
A ti la Iglesia santa, Haz que en la gloria eterna
extendida por toda la tierra, te proclama: nos asociemos a tus santos.

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Salva a tu pueblo, Señor, Dígnate, Señor, en este día
y bendice tu heredad. guardarnos del pecado.
Sé su pastor Ten piedad de nosotros, Señor,
y ensálzalo eternamente. ten piedad de nosotros.

Día tras día te bendecimos Que tu misericordia, Señor,


y alabamos tu nombre para siempre, venga sobre nosotros,
por eternidad de eternidades. como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

RITOS CONCLUSIVOS

Puede utilizarse la fórmula de


BENDICIÓN SOLEMNE

Se toma del Misal Romano.

VENERACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

MONICIÓN
María Santísima, nuestra Madre, resplandece frente a nuestros ojos como
modelo de oración en el Cenáculo en espera del don del Espíritu y como
estrella de la nueva evangelización. Como Iglesia de Jesucristo expresémosle
nuestro amor de hijos.

Se invita a la asamblea a encender sus velas para el canto.

Canto: Regina coeli; Salve Regina u otro mariano.

Se puede incensar la imagen como se hace en la Salve.

Para despedir al pueblo, el que preside o el diácono, canta o dice:

Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado.


Vayan en paz, aleluya, aleluya.

O bien:

Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

Canto final.

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