Tiemblen Dragones
Tiemblen Dragones
Tiemblen Dragones
Fue muy fácil seguirlo. Sólo tuvo que seguir su rastro por los bosques
quemados.
Después de un largo rato, Elizabeth llegó a una cueva con una gran
puerta y un aldabón enorme. Elizabeth tomó el aldabón y tocó tres
veces: ¡BANG, BANG, BANG!
Azotó la puerta tan fuerte, que Elizabeth por poco se queda sin nariz.
Elizabeth tomó el aldabón y llamó de nuevo a la puerta: ¡BANG, BANG,
BANG!
El dragón se asomó una vez más y dijo:
El dragón tomó una gran bocanada de aire y lanzó tanto fuego, que
quemó otros cien bosques.
—Oye dragón, ¿es cierto que puedes volar alrededor del mundo en tan
solo diez segundos?
—Por supuesto— le contestó.
El dragón tomó vuelo, dio un gran brinco y se elevó por los aires. Dio
la vuelta al mundo en solo diez segundos. El dragón regresó muy
cansado, pero Elizabeth gritó:
—Oye, dragón...
—¡OYE DRAGÓN!
El dragón estaba tan cansado que ni se inmutó. Elizabeth pasó por
encima de dragón y abrió la puerta de la cueva. Ahí estaba el príncipe
Ronaldo. Cuando la vio, el príncipe dijo: