Imar Lamonega - Bandera Reunidas
Imar Lamonega - Bandera Reunidas
Imar Lamonega - Bandera Reunidas
BANDERAS
REUNIDAS
Imar Miguel Lamonega
M
colección
V Versos Aparecidos
J
Imar Lamonega nació el 3 d e julio de
1934, fue trabajador de YPF en la destile-
ría de E nsenada, delegado g remial y
militante del P artido C omunista. E n la
década del 6 0 formó parte del G rupo
Poesía La P lata y f undó c on o tros
compañeros el C entro C ultural Caprex.
Debido a s u protagonismo en l a huelga
petrolera de 1 968 f ue encarcelado
durante dos años. E n 1970 s e exilió en
Cuba c on s u familia. Allí f ue nombrado
responsable de l os a rgentinos e n el
Instituto Cubano d e Amistad con los
Pueblos. En 1974 regresó a la Argentina
para militar en el Partido Revolucionario
de l os T rabajadores, f ue r eincorporado
en YPF y cesanteado en abril de 1976. En
la m adrugada del 2 3 de d iciembre de
1976 fue secuestrado en su hogar por un
grupo d e tareas. H asta el m omento se
encuentra desaparecido.
BANDERAS
REUNIDAS
colección
Versos Aparecidos
BANDERAS
REUNIDAS
Imar Miguel Lamonega
colección
Versos Aparecidos
Lamonega, Imar Miguel
Banderas reunidas / Imar Miguel Lamonega ; Director editorial: Roesler, Pablo; Editores
literarios: Aiub, Juan; Inama, Ramon Oscar y Tavernini, Emiliano / Diseñado por Civit,
Luciana / Correcciones de Becerra, Clara / comentarios de Matías Facundo Moreno. - 2a
edición especial - La Plata : MEVEJU, 2022.
156 p. ; 20 x 13 cm. - (Versos aparecidos / 5)
ISBN 978-987-29530-8-9
ISBN 978-987-29530-8-9
1000 ejemplares
Impreso en DiPIDE Dirección Provincial de Impresiones y Digitalización del Estado
Buenos Aires, en el mes de enero de 2023.
Impreso en Argentina
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires ; Editorial MeVeJu, 2022.
TRES AIRES
PARA DOS PUEBLOS
Arthur Rimbaud
Preludio
De amores y eternidades
Prisa por nacer
Y ahora, compañera,
salgamos a cambiar.
Tengo prisa por verte
13
otra
primera vez.
14
Visión
Anunciada en asombro,
venida de tu noche en luminarias plenas,
estás aquí otra vez,
original y pura y viva en la belleza.
Ante mí únicamente, un instante,
definitiva, eterna.
Detenida en tu huida como dentro
de un soñado poema.
En esta zona oculta donde mi ser te espera.
Imagen de ti misma de vaguedad de estrella,
fulguras jubilosa desde tu misma esencia.
Me traes en ti el mensaje de la eterna belleza
como un llamado sacro a una misión muy vieja.
Máxima floración de tu ser convertido en divina promesa.
Cumples tu rito
y vuelves a tu noche pretérita.
15
Arrojarme desnudo y nadar lejos, lejos.
La recuerdo en mis brazos suplicándome un hijo
siempre que se quebraba el cristal de su talle,
siempre que las mareas de los cuerpos desnudos
unían su rumor en las playas del aire,
17
Con el rostro que más amas
19
Canción
Corazón
del hogar:
comba plena
de tu enagua.
Su latir
oigo ya:
trino de arpa
en la alborada.
Me darás
nueva infancia
te daré
miel humana.
Lentitud
de tu andar:
ronda enferma
de torcazas.
Tu reír
de mamá:
sombra de ave
en la cascada.
21
Me darás
manantiales
te daré
resonancias.
22
Presencia del niño
23
Eres tierra morena…
25
las columnas del grito
y los arcos del verso!
26
Canción antes de un alba
Ya no hay
libertad.
Violan una niña
dos ojos de alcohol.
Debo huir
del hogar:
cuélgame un abrazo,
guirnalda de amor.
No me des
llanto gris,
dame un largo beso
de almíbar y sal.
Cuídate.
Crecerá
el lento horizonte
de tu gravidez.
De tu ser
bajarán
ríos de montaña
de leche y de miel.
27
Ya no hay
libertad.
Dame un largo beso.
Me voy. Volveré.
Volveré,
llanto gris,
antes de la aurora
de tu gravidez.
28
¡Nació mi niña!
Río
¡nació mi niña!
corre de ceibo en ceibo
por esas islas,
despierta las hortensias,
grita a la viña:
¡nuestro poeta tiene una niña!
29
Vi
a través de lágrimas
salirle por el rostro
la lumbre entera
del amor.
Vi
blanco en canas
en prisión
tierra de eternidad.
31
Lucha contra bandidos
En semejante estado,
no te sorprenda verme una expresión de cerco,
medio fuera de quicio:
algún peine fatal de ondulantes caderas
me ajusticia una ira, algún torturador;
33
a la brigada de ollas, escobas, baldes, planchas,
danos tu plan de ataque.
Otearemos los juegos
emboscados los dos detrás de la ternura,
para matar juguetes que inoculen ponzoña.
Y si es hembra el milagro
que ausenta tu cintura y hace crecer tus senos,
ella será vietkong de tu larga epopeya.
34
Primer movimiento
Bandoneón memorioso
¿Por qué sería?
37
¡Patria o Muerte!
¡Repártanse las armas!
38
Tú me viste el horror
su telaraña viva
enredando mis ojos extraviados
y me oíste decirte
un sonido en derrota
un poema de muros arañados
y océano sin nombre.
Tú me viste
entre la ira del fuego y el agua
irme para nacer o morir
hacia el oculto acantilado musgoso
donde dios abofetea en el granizo
y el viento ululante.
Tú me viste
atravesar tambaleante
ese páramo intenso
donde el sol da violentos lonjazos
y las escarpaduras vivas como brasas
torturan perpetuamente
caravanas descalzas y sedientas.
39
con las manos hundidas en el pecho
aferrando una llama.
Tú me viste
tendido como náufrago
sobre una virgen playa
nacer crujiendo un sol
y alborozarme
cuando el mundo latió
con un sonido nuevo.
40
Percepción del desprecio
Ay, padre,
palpo a ciegas como un muñón deforme;
toco a mamá:
sentada, inaudible, lejana,
sin una risa en meses,
mirando desventuras.
El hogar: luz aciaga, recinto de la culpa.
Yo, Ethel, Gladis
cayendo
y viéndola crecer,
vos,
sangrando rodillas de amor desesperado.
41
Ahí, en su perfil vencido hacia las ciénagas,
clava, con manos yanquis,
su bandera
el desprecio.
42
Niñez por los muelles
Aún veo
salir rostros exhaustos
del matadero,
mi canasta rodeada
de sacos viejos
que huelen a pobreza
y a estiércol.
No me des, puerto,
43
mitad de luna roja
y un velamen lleno de viento,
dame ruido de ancla,
pitazos de algún buque,
un ritmo férreo.
44
Poeta estibador
45
Pobreza
47
La lección del milagro
Al menos la Nación,
pulsando lo labriego de su gran sanjuanino
y lo invasor del laico revuelo cordobés,
pudo darnos pupitres donde acodar la infancia.
Pero la escarapela,
esta que duele clavada en el latido,
fue hundiéndose en el suburbio.
Escolar con canasta, le he leído
chapa a chapa los barrios
y sé que es un buen texto porque no miente.
49
de olores de cosechas fabulosas pudriéndose,
de fosos incontables que ausentaron de pronto
casi la avicultura.
Recuerdo como un verso
(fue antes de atracar contento en el domingo)
aquello que el hambre
por cada parpadeo
nos despuebla de un pibe.
50
Canto al suburbio
51
Ningún juguete en los escaparates.
Llueve.
Suburbio, te he leído
desde purrete
con una gran canasta
por esos muelles
y sé que eres buen libro
porque no mientes.
Cómo me ofende
el fango de tus calles,
tus zanjas verdes,
tanta lata reunida
sobre los seres.
52
Bordoneo
53
cambiando los colores del alba y de los sueños.
54
Huye un año
Se devoró la isla
el agua.
Músculos informes
despedazan
los viñedos, las chozas.
Más desgracia
que el litoral destrozado
es ver un laberinto
desde el alba.
Devoran
capullos de salud
apagan
destellos de los ojos.
55
Cielo de la rayuela
57
Que Hiroshima no nazca
El porvenir ondea
trigales por su enagua.
59
II
III
60
IV
Si Cuba es Hiroshima
Hiroshima es la casa,
le digo mientras brotan
tinieblas de sus pechos
donde el hijo ya mama.
Si Cuba es Hiroshima
volverás a parir
en lugares remotos
espectros de la raza.
61
Romance del golpe de Estado
63
La arteria del corazón
soporta un flujo excesivo,
el arma quiere apuntar
al lucero matutino,
pero en la V de la mira
hay un soldado enemigo
y al grito de: ¡fuego! ¡fuego!
van al fondo los gatillos.
Tableteo de metralla
y ráfagas de silbidos
que van buscando entre el monte
la frente del enemigo.
Proyectiles de cañón
destrozan un rancherío
como una aldea de naipes
que desmorona el soplido.
Surgen aviones del mar,
bajan puentes levadizos,
64
de plomo es el chaparrón
que repica en el granito.
65
A los francotiradores caídos
en terrazas de Córdoba
Delta rojo
en el sol
en el mapa
en los ojos de todos
palomar asombrado
del vuelo del destello
guerrillero solar
primer rayo de aurora
que hubo en los cuerpos
yacentes en terrazas
de la sangre y la especie.
67
Escena de la huelga
Es un obrero. ¡Cobardes!
les gritan de una ventana.
Surgen torsos de mujeres
a lo largo de la cuadra.
69
Desde
la súplica ritual de un pájaro que cae
cielo desmoronándose a su ocaso
rincones donde miran mendigos
féretros ocupados por un acontecimiento salvaje
emerge cierta niebla un clamor vagabundo
algo que se aferra a mis piernas e implora
que aguardó tiritando la señal de mis ojos.
Sucede
que hundo lentas las manos
donde crece todo mi trigo puro
donde líquidos cálidos transformaron en delta
zonas de carne desolada
mojándolas en jugos que filtra la pobreza
y aferro en lo confuso filamentos natales
y tiro
dolorosamente saco
médula de sonido y temblor.
71
Romance de la Mansión Obrera
El piquete de la huelga
oculto por baldíos
como tigre agazapado
sobre el único camino
ve pasar a los ingleses
con botellones de vino
cantando la borrachera
por el suburbio dormido.
73
Resonancia de galope
sobre tambor de granito
siembra pánico en la noche
hasta dejarla sin niños.
Por el arco donde dice:
“Mansión Obrera”, milicos
cruzan en potros oscuros
con pistoleras al cinto.
74
el nombre de sus maridos
corren mujeres descalzas
en camisones raídos.
75
Romance del comunista
77
mociono salir en huelga
por tiempo indeterminado!
78
¿Qué altura pisé ahí?
Me pareció petisa
mi ciudad.
Mi Paraná emotivo corría embarrancado
a lo largo del centro
y al fin fluyó en su delta
de barriadas de cinc.
79
¿Fue acaso en el banquito,
con mi Rosa de un lado y un milico del otro,
cuando vi que salía entera de su cara
la lumbre del amor
y por fin divisé
tierra de eternidad?
80
Gente de petróleo
¡Puta la sinrazón,
el baño de misterio
calándome hasta el hueso!
81
Tribuno de sus sueños,
me dieron el discurso,
yacimientos de siglos de un fervor soterrado
que sube por mis venas
para ser llamarada.
82
Segundo movimiento
Para piano de ron tocado ante las olas
Cuando pisé el exilio
sentí pasar lentísimo un ojo de huracán,
pavura
al ver la equis de papel en los vidrios,
enorme y negra equis proyectada en mi alma.
85
Ciclista extraviado
87
Bebo a solas
el ron del brillo verde
mojado de sus ojos.
El hogar
fuego de vivac
en el nido del riesgo
donde bestias
devoran en capullo
el júbilo.
Mirará desventuras
acodada en el miedo.
¡Salvar
el nacimiento del vuelo
de sus sangres!
Lava sal
la piedad del café.
Con venas de llanura
91
y este amor de hondas aguas e incandescentes peces
que atrapamos a besos.
92
Delta de la nostalgia
A Federico Luppi
Walter Elenco
Juan Mazzadi
Federico,
entró al ron,
taberna donde duran en curda los piratas,
a sufrirte despacio acodado en el párpado.
Telones de tristeza, de océano por medio,
garúan si apareces
a proscenio de alguna ternura de Chejov,
desbordando talento.
Walter,
tenías la cabeza caída hacia el violín
cuando solté la guillotina del adiós.
Yo sentí por la espalda el balazo de un tango.
Tu mejilla me oprime cálida el corazón
y lo traspasa tu arco.
Juan,
en la prisión,
entre plantas carnívoras succionándome médula,
te sentí como un golpe de orgullo.
93
Por ustedes, malditos,
el alma se me pianta Alfonsina hacia el mar.
94
Boca olmeca
95
Primeras miradas
97
Dibujo
99
Paz del fondo
Buzo hundámonos
no en las aguas que anegan mi corazón de exilio
y al retirarse dejan anémico el follaje
helado de mi sudor
en sordina la guagua de las 5
101
siento corrientes hondas
luz de estrella apagada
de la vista de cóndor del inca
del ensueño de los ojos utópicos
fondeando en mis pupilas purezas de la raza.
102
Voz de júbilo
Un domingo,
chispeante de espíritu y de grapa,
sacaste
–ronco y fónico–
tu júbilo de estar.
Créeme,
encanecí
buscando salir del laberinto
del blanco de la hoja
asumiendo esa voz.
Patria sacó de mí
su afónica baguala.
103
Henequén
En Cuba se da bien
porque la luz anega los hogares
haciéndole crecer
a la altura del hombre.
Y como fibras sobran
viven trenzándolas en la cuerda más noble
para acabar de unir,
de conciencia en conciencia,
este puente incesante
sobre abismos de desprecio y olvido.
105
Escuela al campo
A Gabriela
107
Nodriza nuestra
109
Prehistoria
111
Teas
Al revés de la mía,
que emplumó en el pupitre un vuelo ciego,
a saco por sus ojos entraron las leyendas
de las teas mambisas,
quemando en sus memorias
los nubarrones verdes del azúcar.
Teas que
en la Maestra
ardieron en los ojos
de aquellos que bajaron a incendiar
toda el alma guajira de la patria;
fuego
que propagaron dos manos cercenadas
que aún abofetean al rostro a sus verdugos;
Mi niñez,
113
descalza y con canasta,
mira
desde la lágrima.
114
Dispersa y errante Facultad
Gaucho social,
me criaron pezones de pobreza
por el candilerío de un suburbio
que engolfa pampa oscura.
115
emboscándome el rumbo,
mas topé (era jungla, recuerden, lo ecológico)
con la posta de Octubre, en mameluco,
que discurriendo espíritu de dos Mayos gloriosos,
internóme en la hombría
hasta la hoguera del vivac fraterno.
¡Honor a ti,
errante Facultad, de aulas dispersas,
donde (disfrazado de cazador, turista…)
supe
de baja voz
mi enorme patrimonio
y la causa que mueve mi sombra por el mundo!
116
Sonrisa interminable
117
¡Rescátame alegría!
¡Rescátame Alegría,
que no quiero explorar
esta región de ciénagas,
devuélveme a tu clima
de flora exuberante
y fecundas praderas!
119
no hay más que muelles solos
que las olas golpean.
120
Tercer movimiento
Solo de bajo
Ruego
¡Mi viejo,
no te vayas
a comer papas negras,
solo,
por el jamás!
¡Mi viejo,
no te vayas
a comer papas negras,
solo,
por el jamás!
123
Ausente no de mí
Me le parezco tanto
que ansío envejecer para palparle
la forma de sus hombros, de su pecho.
Viva la llevo en mí
su manera de andar, de apoltronarse,
de echar el brazo al hombro a la amistad.
Aprenderé guitarra
sólo por ver sus manos vivas por el cordaje
y cantar a mamá como él lo hacía
para que lo contemple
toda la ancianidad.
125
Escrito en el submundo
Papá enfríase.
Tres voces,
extranjeras en el reino pluvioso,
déjanme, oculta en donativos,
la vibración de madre de un Gobierno
de héroes.
¡Haberle,
por alturas de dicha,
podido contemplar
los asombros finales!...
127
Voces de ayllu
129
Un solo y largo adiós
Él, en tanto,
besados los rostros de su dicha,
con mamá y las maletas
alejóse feliz,
renqueando extrañamente.
131
conmigo, que le daba creciente intensidad,
hasta quedarse,
con los ojos girados,
en la luz del mañana.
132
Escrito por el cielo
Le contara
que vamos por el cielo de Chile.
Por verlo inmaculado
bajó,
desde las cimas del corazón de Allende,
su arroyito de sangre
que es hoy ya delta rojo
y tiñe las amadas espumas de Neruda.
133
a las que madre sufre
en sus cumbres de amor.
134
Todo perdía altura
135
Todo perdía altura,
menos la muchachada.
136
Milonga de la igualdad
A Nora Frómeta
La grandeza de principios
que animan a esta mujer.
En la casita de Pablo
(Pablo Pueblo, igual a usted).
137
como madre derramada,
y al ofrecerle a mi Rosa
sus cuidados y su casa
si peligraran los hijos,
la emocionó hasta las lágrimas.
138
Canción de la pena vieja
139
cruzando condenados clorosos a guano,
mi canasta y mi infancia, entre buques enormes,
a un averno sajón.
Que llueva, que llueva,
la vieja pena canta.
Mi juventud
buscando fervores milicianos
por mi arrabal de cinc;
su nuca perseguida por culatas de máuser;
su faz bajo las manos alzadas de los potros.
Y en los ojos,
el fuego que ilumina la vida.
140
Pobreza, mi nodriza
141
Canto al sur lacustre
Volver,
volver herido
de mandatos terrestres
143
y mirar desde un cerro:
el lago Nahuel-Huapi,
un crepúsculo lila,
un incendio
de flora centenaria.
144
Argentinazo
He vuelto.
Ni la luna naranja ni el velamen chinesco
me importan,
ni les pido a los focos del muelle
que hagan niños de niebla,
rondas que me conduzcan, jugando al “gallo ciego”,
a la infancia perdida.
145
Así evoco
las siete mil angustias
resueltas en clamor de oleaje macho
contra lock-out, portones, monopolio
y el chaparrón de balas.
II
146
Coordenadas de aquel mapa imperial
que Martí, por cortarlas, dio su prosa y su vida,
hendieron rancho a rancho, pibe a pibe,
el escozor continental del hambre
hasta Tierra del Fuego.
En tanto que nosotros
(por la leche de verte, Patria,
en vuelo sobre el amor unánime,
con nombres de los mártires escritos en tus plumas
y el polen de tus héroes tus alas propagando),
con los ponchos de la prisión en alto,
fuimos arriando furias y odios
hasta el sismo brutal del Cordobazo.
III
Lo demás
lo respiro tinto en sangre
chilena, montonera…,
lo oigo por las fronteras colocar,
con jakartianos ruidos,
la horca que nos deje colgados desde Washington.
147
¡Gorjea al que combate
por terrazas de la sangre y la especie!
¡Gorjea,
en la espesura del riesgo,
a los que marchan
tras banderas reunidas!
148
Ladrón del fuego
A Cuba
149
Marea de elegía
151
Nota del editor
153
hima no nazca” (del inédito inhallable La esperanza desborda-
da), una versión reducida de “Bordoneo” titulada “Poema” y
una versión de “Canto del suburbio” que se incluye en este
volumen. “Con el rostro que más amas” y “Escuela al campo”
fueron publicados en el n°67 de El Caimán Barbudo (mayo de
1973). “Prisa por nacer” fue publicado en el n°19 de Revolución
y Cultura (marzo de 1974). “Lucha contra bandidos” obtuvo
una distinción en el concurso “La mujer en la revolución”, or-
ganizado por la Federación de Mujeres Cubanas en 1974 y fue
publicado en la revista Ella en romance de agosto de 1975. “Pre-
historia” fue publicado en Hacen algo n°20 (abril de 1973). “Vo-
ces de ayllu” fue publicado en El Caimán Barbudo n°77 (abril de
1974). “Todo perdía altura”, “Con venas de llanura” y “Ladrón
del fuego” fue publicado en El Caimán Barbudo n°84 (noviem-
bre de 1974). Una versión con leves cambios de “Ladrón del
fuego” fue publicada en Unión n°1 (abril de 1974).
Agradecemos especialmente a Gabriela Lamonega por su pre-
disposición militante para volver a editar los escritos de su pa-
dre, a Mario Goloboff por ponernos tras la huella de la antolo-
gía que coordinó en 1965 y a EDULP por el trabajo de rescate y
difusión realizado en las ediciones previas.
Agosto de 2022
Axel Kicillof
Gobernador de la Provincia
de Buenos Aires
Verónica Magario
Vicegobernadora de la Provincia
de Buenos Aires
Julio Alak
Ministro de Justicia y Derechos Humanos
de la Provincia de Buenos Aires
Matías Moreno
Subsecretario de Derechos Humanos
de la Provincia de Buenos Aires
colección
Versos Aparecidos
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