Citro, Silvia-Performances Indigenas y Afrodescendientes
Citro, Silvia-Performances Indigenas y Afrodescendientes
Citro, Silvia-Performances Indigenas y Afrodescendientes
ISSN: 0486-6525
ISSN: 2539-472X
Instituto Colombiano de Antropología e Historia - ICANH
DOI: https://doi.org/10.22380/2539472X.1090
DOI: 10.22380/2539472X.1090
RESUMEN ABSTRACT
A partir de las políticas públicas del Estado ar- Based on public policies of the Argentine State in re-
gentino en relación con las poblaciones indíge- lation to indigenous and Afro-descendant people
nas y afrodescendientes, examinamos de qué we examine how the cultural policies of the prov-
manera las políticas culturales de las provincias inces of Formosa and Santa Fe, especially during
de Formosa y Santa Fe, especialmente entre 2003-2015, tended to make visible and enhance the
2003 y 2015, tendieron a visibilizar y revalorizar “ancient” performances of these groups. We will an-
las performances “ancestrales” de estos pueblos. alyze how to face the multicultural interpellations
Analizaremos cómo, frente a las interpelaciones of performing ethnic-racial identities before the
multiculturales por performativizar las identida- hegemonic society, the performers were encour-
des étnico-raciales ante la sociedad hegemó- aged to select, recreate, and spectacularize certain
nica, los/as performers fueron estimulados/as a sounds, movements and images to be found both
seleccionar, recrear y espectacularizar determi- in embodied repertoires and in archives. We also
nadas sonoridades, movimientos e imágenes explore how in these sound and corporal recreation
inscritas tanto en repertorios corporizados como processes of memories new archives are created
en archivos. También exploramos cómo en estos with the political-cultural intention to safeguard
procesos de recreación sonoro-corporal de las and legitimate certain versions of the ethnic-racial
memorias se construyen nuevos archivos, con la identity positions.
intención político-cultural de resguardar y legi-
Keywords: multiculturalism, performances,
timar una determinada versión de las posiciones
identitarias étnico-raciales puestas en juego. ethnic-racial identities, cultural policies.
*
[email protected] / https://orcid.org/0000-0002-4597-3733
**
[email protected] / https://orcid.org/0000-0001-8246-1203
***
[email protected] / https://orcid.org/0000-0002-0761-0763
****
[email protected] / https://orcid.org/0000-0003-4365-1113
Introducción1
E
specialmente desde los años noventa, las políticas globales que pro-
mueven ideologías multiculturalistas y procesos de patrimonializa-
ción han influenciado las políticas culturales de los Estados nación
latinoamericanos y han promovido las performances de diferentes
grupos socioculturales, así como la redefinición de sus posiciona-
mientos étnico-raciales. En este proceso, fue clave la Convención para la Salva-
guardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, promulgada en 2003 por la Unesco,
y en el caso argentino, la Ley 26118, sancionada en 2006 por el Estado nacional,
que ratificó esta Convención y adhirió a todos sus artículos. En este marco, algu-
nas de las provincias con población indígena o afrodescendiente, que hasta ese
entonces habían invisibilizado o incluso negado a estos grupos y sus expresiones
culturales, lentamente comenzaron a promocionarlos como parte de su patrimo
nio, a través de diferentes políticas culturales. Tal es el caso de las performances
indígenas en la provincia de Formosa y las afrodescendientes en Santa Fe, que
abordaremos en este artículo.
Diversos autores han analizado el modelo excluyente de nación que ca-
racterizó el periodo de consolidación del Estado argentino —entre mediados del
siglo XIX y principios del siglo XX—, en el que las élites intelectuales y políticas
buscaron consolidar un paradigma eugenésico, racista, sexista y altamente ho-
mogeneizador que excluyó a indígenas y afrodescendientes (Briones 2005a; Se-
gato 1999; Solomianski 2003; Terán 1987; entre otros). Este paradigma dio lugar
a un proyecto nacional posindependentista que implicó el blanqueamiento de la
población como el camino para “la civilización”: un “crisol de razas” conforma-
do fundamentalmente por segmentos blancos europeos. No obstante, como ha
planteado Briones (2005a; 2005b), los Estados provinciales fueron “copiando con
diferencia” esos lineamientos, de acuerdo con sus formaciones históricas espe-
cíficas en torno al vínculo provincia/nación y provincia / alteridades internas.
Como hemos analizado en trabajos anteriores (Citro y Torres Agüero 2012;
Citro, Mennelli y Torres Agüero 2017), el campo de las políticas culturales y patri-
moniales está siendo ampliamente problematizado en las antropologías latinoa-
mericanas (Bayardo 2008; Chaves, Montenegro y Zambrano 2010; Crespo, Losada
y Martín 2007; Gonçalves 1996; Lacarrieu 2000; Ochoa 2003; Rotman 2004; entre
otros), aunque en Argentina son pocos aún los estudios que se enfocan en su
2 Cabe aclarar que la discusión más extensa sobre la noción de patrimonio, así como el examen
detallado de las políticas culturales en cada provincia, fue realizado en artículos anteriores
de las autoras (Broguet, Picech y Rodríguez 2014; Citro, Mennelli y Torres 2017; Citro y Torres
2012, 2015).
activado (Prats 1997) dentro de los complejos campos de las políticas culturales
que articulan lo global, lo nacional y lo local. Así, toda activación patrimonial
depende fundamentalmente de la pugna entre distintos poderes políticos y de la
capacidad para generar un cierto consenso entre diferentes instituciones y agen-
tes gubernamentales y de la sociedad civil sobre aquello que es patrimonializa-
ble y aquello que no; pugna que, además, produce “rendimientos que los diversos
sectores se apropian de manera desigual” (García Canclini 1999, 43).
Para analizar estos procesos situados de activación patrimonial desde la
perspectiva de los/as performers indígenas y afrodescendientes, nuestra aproxi-
mación teórico-metodológica ha venido articulando desarrollos de los estudios
de la performance y de la performatividad. A partir de los trabajos de Schechner
(2000), Taylor (2003) y Turner ([1985] 2002), retomamos la noción de perform
ance cultural para caracterizar aquellas prácticas que combinan expresiones
musicales, corporales, visuales y discursivas, y que, a la vez, son representativas
y constitutivas de diversas identidades socioculturales. Consideramos que esta
noción es la más adecuada para describir las prácticas estéticas indígenas y afro-
descendientes que, a diferencia de aquellas propias de la modernidad eurooc-
cidental, no escinden estas expresiones (Citro 2009). Tanto el candombe como
otros géneros de lo que hoy se denomina música toba pueden abordarse en tanto
expresiones performáticas que unen canto, danza y ejecución instrumental; por
ello, también, utilizamos la expresión performers —y no solo cantante y/o baila-
rina— para referirnos a Ema y a Lucía.
Asimismo, como sostenemos en nuestra hipótesis, entendemos que en
este proceso de producción de la cultura como recurso patrimonializable, la re-
creación y la espectacularización de determinadas expresiones identificadas
como ancestrales resulta crucial para legitimar ciertas performances cultura-
les como propias de una “identidad” étnico-racial. Por ello, a partir de la noción
de Butler (1999), consideramos que se trata de un proceso de negociación perfor
mativo, pues a través de estas expresiones estéticas performáticas se retoman
y reactualizan —reproduciendo pero también disputando— los imaginarios,
comportamientos y saberes asociados con determinadas identidades étnico-
raciales, en un momento y lugar específicos (Broguet 2018a; Rodríguez 2019).
En este sentido, resulta fructífera la sugerencia de Taylor (2003, 19-20) acerca
de prestar atención a los diversos modos en que las performances “producen,
almacenan y transmiten conocimiento” —en cuanto “información, memoria,
identidad y emoción”—: por un lado, de manera directa, mediante repertorios
de actos corporizados que se transmiten de generación en generación y que “po-
nen en escena la memoria incorporada”, y por otro, a través de archivos ma-
teriales —que existen en “documentos, mapas, textos literarios, cartas, restos
Indígenas y afrodescendientes en la
construcción del Estado nación argentino
Entre 1873 y 1911, el Estado argentino, en continuidad de sus campañas militares
hacia el sur del territorio, emprendió el avance sobre la región noreste, desde el
norte santafesino hasta la actual Formosa. En esta región, el interés no estaba
centrado en los territorios, sino más bien, como sostenía Victorica, el militar a
cargo, en “atraer las tribus al trabajo” (Victorica 1885, 5) y proporcionar “brazos
baratos a la industria azucarera y los obrajes de madera” (23). Una vez finalizada
esta etapa, entre 1900 y 1930, se establecieron reducciones estatales y misiones
religiosas con el objetivo de sedentarizar allí a los indígenas sobrevivientes, in-
corporarlos como mano de obra, “civilizarlos y evangelizarlos”. Paralelamente
a estos procesos, los gobiernos patrocinaron la inmigración, fundamentalmen-
te europea, y fue Argentina el segundo país —después de Estados Unidos— que
recibió mayor cantidad de inmigrantes en esa época: se calcula que más de seis
millones de inmigrantes arribaron en 1930.
En lo que refiere a la población de africanos y afrodescendientes, los es-
tudios historiográficos clásicos han venido reiterando su drástico descenso e
incluso su “desaparición” durante el siglo XIX, bajo el argumento de su amplia
participación y mortalidad en las guerras de la Independencia (1806-1825) y la
guerra del Paraguay (1864-1870), así como en la epidemia de fiebre amarilla de
1871 en Buenos Aires. No obstante, investigaciones más recientes permitieron
redimensionar su presencia y develaron que estas hipótesis sobre su temprana
desaparición fueron parte de los esfuerzos de las élites políticas e intelectuales
por invisibilizar a esta población y producir una sociedad “blanca y europea”
(Reid Andrews 1989). Además, como señala Fernández Bravo (2016), en estos aná-
lisis quedaron relegados “los complejos procesos de mestizaje que se dieron en
las distintas provincias del territorio nacional” (164).
Una de las primeras disrupciones en este imaginario dominante de “na-
ción blanca” se advierte durante los gobiernos de Juan Domingo Perón (1945-
1955). En 1949, con la reforma de la Constitución nacional, se eliminó la alusión
al “trato pacífico y la conversión al catolicismo” de los indígenas, con la intención
de evitar cualquier discriminación racial o de clase entre los habitantes del país.
Asimismo, en 1946, la anterior Comisión Honoraria de Reducción de Indios fue
reemplazada por la Dirección de Protección al Aborigen, encargada, entre otras
tareas, de adquirir ganado y herramientas para las distintas colonias indígenas
que se establecían en el país. También se promovieron leyes como la que prohi-
bía reducir los territorios ocupados o explotados por aborígenes y la que regla-
mentaba el trabajo indígena para evitar la explotación y el trato desigual al que
solían ser sometidos (Martínez Sarasola 1992, 410-416).
En esta época, también adquirió renovada visibilidad otro actor social,
llamado despectivamente “cabecita negra” por las élites urbanas. Esta denomi-
nación refiere a aquellos jóvenes que, en la década de los cuarenta, comenzaron a
migrar desde las provincias más pobres del norte del país, con población mestiza,
indígena o negra campesina, hacia la ciudad capital, atraídos por la posibilidad
de emplearse como asalariados en la industria que allí se estaba desarrollan-
do. Como destaca Gravano, los contingentes de cabecitas negras aumentaron
drásticamente la concentración poblacional, principalmente en Buenos Aires y
su conurbano, donde la población llegó a sobrepasar el 50 % del total del país
(1985, 87). Este sector social se convirtió en uno de los grandes beneficiarios de
las políticas de inclusión social del peronismo, así como en el principal artífice
de sus triunfos electorales.
Ratier (1971) señaló cómo la alusión al “color” del rostro de este actor so-
cial mostraba la persistencia de configuraciones racistas entre aquellos sectores
sociales más acomodados de Buenos Aires que reivindicaban su ascendencia eu-
ropea. En su relectura de Ratier, Frigerio (2006, 10) sugiere que la aparición de
esta amenaza a la “blanquedad porteña” significó un nuevo sistema de catego-
rizaciones raciales: a medida que se reducía la cantidad de “negros verdaderos”
en la ciudad, crecía la visibilidad de “otros negros” que estaban emparentados
semántica y hasta genéticamente con sus precursores. Así, investigaciones pos-
teriores retoman esta perspectiva y destacan cómo el criollo-mestizo-provincia-
no posee, en mayor medida de lo habitualmente afirmado, ancestros africanos,
pues la piel oscura del cabecita negra proviene del mestizaje no solo con indíge-
nas, sino también con población negra (Broguet 2018b; Carrizo 2011; Fernández
Bravo 2016; Geler 2016; Grosso 2008; Guzmán 2010).
En el campo de las políticas culturales del peronismo, es significativo ana-
lizar cómo se conformó en aquellos años el “repertorio folclórico”, sobre todo el
musical y dancístico. Por un lado, el Gobierno promovió la difusión del folclore
como parte de la definición de una “cultura nacional y popular”, contrapuesta
a las anteriores tendencias cosmopolitas del arte de las élites. Así, se financia-
ron investigaciones folclóricas, se incluyó al folclore en la enseñanza escolar y,
a fines de 1949, se promulgó un decreto que obligaba a difundir en lugares pú-
blicos y en la radio una proporción igualitaria de música nacional y extranjera,
hecho que repercutió en la proliferación de conjuntos de raíz folclórica (Gravano
1985, 90-94). No obstante, al analizar cuáles fueron las expresiones consideradas
como músicas y danzas folclóricas de la Argentina, se advierte el predominio de
una noción de mestizaje que privilegia la raigambre europea.
Cuando, a mediados del siglo XX, el musicólogo argentino Carlos Vega
(1944, 1952) comenzó a documentar las músicas y danzas folclóricas, en sus estu-
dios excluyó a los grupos indígenas y afrodescendientes que existían en el país
y consideró que solamente un par de géneros de la región del noroeste andino
contenían raíces indígenas (el carnavalito y la baguala) y ninguno afro. Sin em-
bargo, en el caso de Santa Fe, estudios más recientes pudieron rastrear la presen-
cia de expresiones culturales afro (Cirio 2012) e indígenas (Citro 2006) vigentes
en esa época en la provincia. A pesar de que los intereses por las tradiciones de
cuño hispánico dominaban el imaginario de las investigaciones folclóricas de la
época, la presencia negra e indígena fue lo suficientemente relevante como para
que hoy podamos reconstruirla a través de diferentes textos y documentaciones.
Retomando nuestra síntesis histórica, entre 1955 y 1983 Argentina sufrió
un conflictivo periodo que incluyó sucesivos golpes de Estado, proscripciones al
calendario oficial, las imágenes y los nombres que pueblan la sede central de
gobierno o el dinero circulante. De esta manera, se ha confrontado parte del ima-
ginario que, desde fines del siglo XIX, construyeron las élites gobernantes acerca
de una nación blanca, heredera fundamentalmente de las tradiciones europeas.
3 Así se denomina en Argentina a una modalidad de protesta que consiste en obstruir las vías
de acceso, con personas que se manifiestan políticamente y recurren a diversos elementos,
como encendido de fogones, formación de barricadas, etc.
preservación e incremento del patrimonio cultural” (art. 92, inc. 3). En 2004, la
Subsecretaría de Cultura provincial organizó el I Encuentro de Pueblos Origina-
rios de América como una apuesta por el patrimonio cultural indígena. Un año
después, en el marco del Cincuentenario de la Provincialización de Formosa, la
Subsecretaría de Cultura comenzó a promover las presentaciones artísticas de
algunos músicos indígenas como Ema Cuañeri, Romualdo Diarte y Pilancho Gon-
zález. No obstante, con la intensificación de los conflictos territoriales y políticos
con los líderes indígenas, los encuentros dejaron de realizarse y el apoyo estatal
a estos artistas se tornó cada vez más errático, hasta prácticamente desaparecer
en la actualidad (Citro y Torres Agüero 2012; Iñigo Carrera 2011).
En suma, si bien desde los discursos oficiales se intenta legitimar un “ser
formoseño multicultural” que responde a las políticas globales y nacionales de
promoción del multiculturalismo y la patrimonialización, en su implementación
práctica estas políticas han sido fuertemente dependientes de los vaivenes polí-
ticos y, en especial, de los conflictos entre los diferentes grupos sociales. Por eso,
tal como en trabajos anteriores (Citro y Torres Agüero 2012, 2015), consideramos
que estas políticas han sido utilizadas estratégicamente para fortalecer la ima-
gen de una administración que adheriría a los mandatos globalizados impuestos
a las democracias y para enmascarar así el alto grado de conflictividad que aún
se mantiene con los grupos indígenas que luchan por sus reivindicaciones terri-
toriales, económicas y político-sociales.
Veamos cómo, en este complejo contexto, Ema Cuañeri reivindica lo que
denominó canto ancestral qom. Ema suele autodefinirse como cantora, actriz y
docente, y en muchas de nuestras conversaciones nos explicaba que la música que
practica podría llamarse ancestral, por ser “la que se transmitió de generación
en generación”, gracias a las “recopilaciones que tenemos de nuestras familias...
de nuestros ancestros” (comunicación personal, septiembre de 2014). Esta músi-
ca refiere a los géneros previos a la conversión religiosa de los qom a distintas
modalidades del cristianismo: principalmente, el denominado evangelio —con
influencias pentecostales—, el anglicanismo y, en menor medida, el catolicismo.
Este proceso condujo al abandono de la ejecución pública de algunos géneros
vinculados a rituales y festividades del pasado que fueron duramente criticados
por las iglesias, como los cantos-danzas de los jóvenes solteros, los rituales de ini-
ciación femenina o los cantos chamánicos con la sonaja de calabaza. Pero ni las
críticas ni las discontinuidades en las prácticas impidieron que algunos rasgos
musicales de estos géneros persistieran en la música evangélica, lo que dio lugar
a procesos de hibridación musical y coreográfica (Citro 2009; Ruiz y Citro 2002).
A pesar de la vitalidad y la hegemonía que hoy adquiere este movimiento
evangélico entre los qom formoseños y de la deslegitimación que este provocó
sobre sus músicas y danzas anteriores, a las que suelen llamar “antiguas”, en
2005 se realizaron las primeras —y por ahora únicas— grabaciones en CD, gra-
cias al apoyo de organismos de cultura nacionales y provinciales. En este senti-
do, consideramos que la elección del término ancestral les ha permitido a Ema
y otros músicos diferenciarse de las connotaciones negativas que posee la ex-
presión música y danza antiguas entre los qom evangélicos, en oposición a “lo
civilizado y moderno” (Citro 2009).
Así, en 2005 Ema participó en la creación del CD Cuatro mujeres: cantos de
la tierra4, financiado por el Fondo Nacional de las Artes y la ONG Asociación Civil
Runa Wasi, que incluye, además de los cantos de Ema, los de otras tres mujeres
indígenas pertenecientes a las comunidades quechua, kolla y mapuche. Poste-
riormente, frente a la falta de apoyo del gobierno provincial, tanto Ema como
Romualdo Diarte profundizaron sus vínculos con investigadores académicos.
Tal es el caso de las colaboraciones con nuestro equipo, que dieron como fruto la
realización de dos videos y de un libro en coautoría sobre música y danza qom5.
Más recientemente, Ema también comenzó a colaborar con otros músicos formo-
seños no-indígenas, con quienes ha realizado diversas presentaciones y giras.
A continuación, profundizaremos en los sentidos que Ema ha construido
en torno a la noción de ancestralidad. Si bien su madre “no quería que ella reto-
mara la cultura”, con su padre sí hablaban y cantaban en idioma toba, y de ese en-
torno familiar surgió su preocupación por evitar que se “pierdan” esas canciones:
Mucho tiempo sufrí por eso, porque pensaba que se iba a perder: ¿cómo
no se van a cantar más esas canciones? Creo que eso fue lo que me mo-
vilizó a cantar. Mi papá cantaba; él me enseñó mucho a interpretar, a
valorar el canto. A mí las canciones me salen del alma. (Ema Cuañeri,
comunicación personal, marzo de 2014)
5 Los cortometrajes audiovisuales ÑamaqtaGa ca César (Visitando a César) (Torres Agüero et al.
2007a) y Potai Napokna (Colonia La Primavera) (Torres Agüero et al. 2007b) se encuentran dispo-
nibles en http://www.antropologiadelcuerpo.com/index.php/cortos/videos. El libro Memorias,
músicas, danzas y juegos de los qom de Formosa (Citro et al. 2016) puede descargarse en http://
publicaciones.filo.uba.ar/memorias-m%C3%BAsicas-danzas-y-juegos-de-los-qom
En la narrativa que Ema construye para presentarse como artista, las mu-
jeres, en su asociación con la Madre Tierra, el territorio y la generación de la vida,
son revalorizadas como transmisoras y protectoras de la cultura qom. Sin em-
bargo, en la narrativa biográfica que Ema construyó durante nuestras entrevis-
tas, fue su padre —y no su madre— quien le transmitió los cantos.
Por otra parte, en su presentación6 en el CD Cuatro mujeres (2005) también
destaca esta tarea de transmisión de lo ancestral. Desde hace años “recibe” los
cantos ancestrales de sus mayores y generosamente los comparte. Tiene la in-
mensa tarea de recuperar los mensajes de sus ancestros y transmitirlos. Todos
los temas que aquí interpreta pertenecen a la memoria colectiva del Pueblo Qom.
En relación con esta importancia de los ancestros, cabe destacar que el pri-
mer tema que Ema canta en el CD, luego de un breve relato sobre sus orígenes fa-
miliares, es una canción del linaje de su padre y otra del linaje de su madre. Los
dos cantos que siguen refieren a historias sobre cómo se formaron las estrellas
y el canto para llamar al picaflor, “encargado de juntar en las flores las almas de
los muertos y llevarlas a su morada final” (Cuatro mujeres 2005). El último canto
es una canción qom para dormir a los bebés. Estos temas son precedidos por
explicaciones verbales en español, que aparecen también escritas en el interior
del CD. Dicha modalidad ya había sido adoptada por el grupo Chelaalapi, un coro
toba de la vecina provincia de Chaco que realizó diferentes grabaciones desde los
años noventa, las cuales inspiraron el trabajo de Ema. Tal es el caso de la canción
para dormir al bebé, que ya había sido grabada anteriormente por ese coro. En
suma, entre sus memorias, lo que “le sale del alma” y los archivos históricos que
constituyen las grabaciones de Chelaalapi, Ema fue construyendo el repertorio
para sus performances y para este nuevo archivo que es su CD.
Finalmente, en lo que refiere a la imagen corporal de Ema, encontramos
que aparece en el CD con una fotografía en primer plano, vestida con un tejido ar-
tesanal de chaguar (planta nativa de fibra textil, de la familia de la Bromiliacea)
6 Véase https://soundcloud.com/ema-cua-eri/presentaci-n?in=ema-cua-eri/sets/cuatro-muje-
res-cantos-de-la-tierra
en tonalidades marrones, con el pelo negro suelto y la mirada hacia atrás, como
“contemplando a los ancestros... para que lo de atrás no se pierda”, como nos ex-
plicó en una de nuestras conversaciones.
Esta vestimenta, así como el recurso de explicar los orígenes de cada canto
y remarcar su carácter ancestral, son utilizados por Ema tanto en el CD como en
sus performances artísticas en diferentes escenarios. Probablemente, tales ele-
mentos permiten enfatizar una cierta “autenticidad” indígena, a través de “ex-
presiones originarias” o ancestrales que han sido transmitidas de generación
en generación. Incluso algunas de estas parecen evidenciar una cierta exotiza-
ción de lo indígena que resaltaría su otredad y asociación al pasado: tal es el
caso de la vestimenta que luce Ema en sus actuaciones —un tejido tradicional
que hoy se comercializa como artesanía, pero que no habría sido utilizado como
vestimenta— o también el énfasis en el vínculo con una “naturaleza” prístina,
especialmente de las mujeres. Como ha sugerido Ramos (1998), en estos casos
parece apelarse a imágenes de un indígena hiperreal, que no necesariamente se
condicen con las/os indígenas contemporáneos y que, en parte, estarían dirigi-
das a satisfacer los imaginarios de utopías primitivistas de algunos espectadores
“blancos” y “no-blancos”.
8 En este sentido, como sostuvimos en un artículo previo (Broguet, Picech y Rodríguez 2014), en
el caso de Santa Fe no ha habido una comunidad afrouruguaya migrante que dispute las rea-
propiaciones y las resignificaciones del candombe desplegadas por practicantes argentinos/as,
cuestión que sí ha sucedido, en cambio, en Buenos Aires y que ha sido analizada por otros
autores que localizaron allí sus investigaciones (Domínguez 2007; Lamborghini 2015, 2019).
9 Varios recursos que aparecen en estos candombes se basan en las investigaciones de Cirio
(2002) sobre la charanda en Corrientes como antecedente regional de prácticas musicales de
procedencia afro.
10 Según Rossi (1926), el término tangó es de origen africano. En el Río de la Plata los tangos
“englobaban local, instrumentos y baile, y esta manera de interpretar fué sujerida [sic] por
los mismos negros, que titulaban a sus reuniones por el acto principal de ellas: ‘tocá tangó’
(tocar tambor)” (144).
Según analiza Cirio (2012, 18), este canto emula el bozal, un tipo de “habla
propia de los negros en la esclavitud”, que reemplaza la “r por la l en la lengua es-
pañola” y posee además gran cantidad de palabras en algún idioma africano que
aún no ha sido identificado. Sin embargo, en la versión discográfica, se descartó
el bozal y se escogió ejecutarla según el español actual. Además, se utilizó el tér-
mino orisá, en alusión a las entidades propias de los cultos religiosos yorubas que
llegaron a diferentes regiones de América con el tráfico de esclavizados. Estas re-
ferencias religiosas son reforzadas en las performances de danza que acompañan
las presentaciones del CD, mayormente protagonizadas por mujeres de la Casa,
sobre todo en sus vestuarios, con colores y accesorios que remiten a entidades sa-
gradas femeninas como Oxum o Iemanjá. Así, predomina una estética vinculada
a un imaginario colonial, en el cual la vestimenta femenina se caracteriza por
polleras anchas, delantales y pañuelos en la cabeza. Los bailes también retoman
cierta gestualidad de los orixás afrobrasileños y un conjunto de movimientos
provenientes de otras performances culturales como el candombe afrouruguayo,
afroporteño e incluso la propia cumbia santafesina (Broguet 2018b).
La grabación del CD comienza con sonidos de voces que insinúan una mu-
chedumbre y la irrupción del canto de Lucía. El término orisá se prolonga en
el tiempo como una invocación, hasta recibir la respuesta de un coro femenino
con el cual se introducen los tambores, el triángulo y las semillas. La canción
asume una estructura responsorial (coro-solista), una característica propia de
la música afroamericana (Frigerio 2000; entre otros). En las conversaciones y
entrevistas con Lucía nos contaba que, al leer la letra recopilada por Zapata Go-
llán, “la tarareé de una manera” y esa “inspiración [me] salió desde el alma”,
lo que también sugiere una conexión ancestral con ese acervo. En la búsqueda
por comprender este recuerdo, Lucía fue hilando argumentos históricos y tam-
bién biológicos, apelando a un origen que, pese al paso del tiempo, los olvidos y
las interrupciones en el traspaso generacional, se “inscribiría en el ADN” como
una marca indeleble. Así, Lucía nos explicaba: “[los] afro genéticamente tenemos
cosas que traemos y no sabemos hasta que las descubrimos [...] sabemos que es
un mundo mágico el nuestro, que hay muchas cosas que se pierden en el habla,
pero no en los instintos”. A diferencia de lo sucedido con Ema, Lucía nos contó
que con su padre no tuvo una “comunicación ancestral”, un saber explícitamente
transmitido de generación a generación en torno a una identidad negra. Así, la
forma de ir reconociéndose como afrodescendiente fue inicialmente a partir de
sus rasgos corporales, porque desde pequeña ella percibía que “era distinta”: “Yo
no puedo pasar desapercibida, yo soy negra, negra”, nos decía.
Como ocurrió con muchos afroargentinos, Lucía explica que el corte ge-
neracional en parte se vinculó con las aspiraciones de sus padres con respecto
a su futuro. Pese a que su padre participaba de los carnavales, a ella, hija única
y “muy mimada”, “no la dejaban”. Su familia era “de origen humilde” y sentía
que siempre la guardaron “en una caja de cristal”. Así, fomentaron sus estudios
como algo imprescindible “para avanzar en la vida” y, en parte, suspendieron
la conexión con el resto de sus familiares, con lo cual la transmisión de prácti-
cas y creencias vinculadas a una posible historia en común como negros se vio
interrumpida. Para subsanar esas omisiones y silencios familiares, Lucía se vol-
có a estudiar la temática “intelectualmente”: “Lo que adquirí fue en base a la
intelectualidad, de investigaciones, de las charlas que tuve con distinta gente y
comparando”. Lucía también reconoce que, en su búsqueda de una ancestrali-
dad negra, la música y el baile ocuparon un lugar de relevancia: “En la época que
había empezado la televisión acá y pasaban programas de Centroamérica de ar-
tistas, me gustaba ver todo lo que sea negro; aprendí a bailar jazz, todo lo que sea
danza, [...] música brasilera”. En particular, Lucía señala lo significativas que
fueron sus primeras experiencias con los tambores de candombe afrouruguayos
hacia fines de la década de los noventa, por “el sentimiento que le despertaban”
y la “conexión” que establecían “con su raíz”.
En ese marco, la invitación a “recrear candombes propios” para la edi-
ción del CD fue para ella un “autodescubrimiento”. La recreación de este can-
dombe “propio” —contrapuesto al estilo afrouruguayo, concebido como “ajeno”,
en términos de fronteras nacionales jurídico-políticas— operó como un recurso
cultural de visibilización de la afrodescendencia y contribuyó a la organización
político-cultural de los afrodescendientes de Santa Fe, como también a la divul-
gación de estas expresiones entre jóvenes pertenecientes a sectores medios, no
necesariamente afrodescendientes.
Reflexiones finales
A partir del análisis comparativo, constatamos la importancia de la reivindica-
ción de lo ancestral en las prácticas estéticas y significaciones construidas por
performers indígenas y afrodescendientes de Argentina, en el contexto de los
procesos de multiculturalismo y activación patrimonial propiciados por las po-
líticas culturales.
Tanto Ema como Lucía apelan a un conocimiento ancestral que interpretan
como un antiguo legado cultural incorporado, encarnado, que hoy les permite
legitimarse en sus roles de divulgadoras de sus respectivas pertenencias étnico-
raciales. Para ello, ambas participan en procesos de recuperación de repertorios
y archivos históricos que, a su vez, se transforman en el mismo proceso creativo.
Así, se generan nuevos recursos que pasan a formar parte del bagaje cultural
disponible, tanto en la forma de repertorios originales como de nuevos archivos.
Tal es el caso de la producción discográfica, que es especialmente valorada como
un modo de resguardar y a la vez transmitir ese legado ancestral. Vemos entonces
cómo aquello que las/os performers consideran lo propio, lo ajeno y lo recreado se
mezcla en este proceso, en el cual intervienen historias familiares y regionales,
pero también investigaciones folclóricas, históricas y antropológicas.
No obstante, encontramos algunas diferencias en los modos en que se ha
producido performáticamente esa “ancestralidad”. En el caso de Ema, los llama-
dos cantos ancestrales fueron reconstruidos principalmente mediante reperto-
rios encarnados, es decir, incorporados a través de las memorias sonoras de su
escucha, en el contexto de sus vivencias familiares y con su grupo étnico, y tam-
bién recurriendo a algunos archivos recientes, como las grabaciones del coro
Chelaalapí. Para Lucía, en cambio, existieron pocas posibilidades de explorar
este tipo de repertorios familiares, por lo cual sus reconstrucciones estuvieron
mediadas por archivos, en especial por investigaciones llevadas a cabo por his-
toriadores y antropólogos, así como por jóvenes músicos, y por repertorios que se
relocalizaron en Argentina, mayormente de la mano de migrantes afroamerica-
nos de países limítrofes, como sucedió con el candombe afrouruguayo.
Consideramos que estas estrategias son resultado de los distintos procesos
de invisibilización que atravesaron indígenas y afrodescendientes en Argentina.
En el caso qom, a pesar de que los procesos de colonización y evangelización con-
denaron la celebración de muchos rituales colectivos, y por ende de sus músicas
y danzas, el ámbito familiar permitió su relativa continuidad, a partir de las me-
morias de algunos adultos y ancianos que, en ciertas ocasiones, podían recrear
estas expresiones y posibilitaron así su transmisión intergeneracional. Cuando
Referencias
Annecchiarico, Milena. 2018. “El patrimonio cultural afroargentino: un análisis del pro-
grama ‘ruta del esclavo’ Unesco en Argentina”. Revista del Museo de Antropología 11 (1):
229-240. https://doi.org/10.31048/1852.4826.v11.n1.17543
Broguet, Julia. 2018a. “Itinerarios del candombe en el sur del Litoral argentino”. En Memoria
e identidad en las artes escénicas de Rosario, compilado por Juan Bautista Lucca y Leonardo
di Lorenzo, 127-170. Rosario: Editorial Glosa.
Broguet, Julia, María Cecilia Picech y Manuela Rodríguez. 2014. “‘Argentina tiene un gran
problema de identidad...’: resignificando lo propio y lo ajeno del candombe en el Litoral ar-
gentino”. En Experiencias de la diversidad, compilado por Cristina di Bennardis, 350-364.
Rosario: UNR Editora.
Butler, Judith. 1999. Gender trouble: feminism and the subversion of identity. Nueva York:
Routledge.
Cardín, Lorena. 2013. “La comunidad qom Paotae Napoqna Navogoh (La Primavera) y el
proceso de lucha por la restitución de su territorio”. Ponencia presentada en la X Jornada
de Sociología, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1.o al 6 de julio de 2013.
Carrasco, Morita y Claudia Briones. 1996. La tierra que nos quitaron. Buenos Aires: IWGIA.
Cirio, Norberto Pablo. 2002. “Prácticas musicales de procedencia afro en el culto a San Bal-
tazar. La ‘charanda’ de Empedrado (provincia de Corrientes, Argentina)”. Revista Musical
Chilena 197: 9-38. https://revistamusicalchilena.uchile.cl/index.php/RMCH/article/view
/12618/12918
—. 2007. “¿Cómo suena la música afroporteña hoy? Hacia una genealogía del patrimonio mu-
sical negro de Buenos Aires”. Revista del Instituto de Investigación Musicológica Carlos Vega
21: 84-120. https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/959
—. 2012. “La presencia afro en la producción académica argentina. El caso del Cancionero de
Santa Fe, de Agustín Zapata Gollán”. Música e Investigación 20: 131-159. http://bibliofba.
unlp.edu.ar/meran/opac-detail.pl?id1=22349#.X_zID-hKjIU
Citro, Silvia. 2006. La Fiesta del 30 de Agosto entre los mocovíes de Santa Fe. Buenos Aires:
Universidad de Buenos Aires / Facultad de Filosofía y Letras.
—. 2009. Cuerpos significantes: travesías de una etnografía dialéctica. Buenos Aires: Biblos.
Citro, Silvia y Adriana Cerletti. 2009. “‘Aboriginal dances were always in rings...’. Music
and dance as a sign of identity in the Argentine Chaco”. Yearbook for Traditional Music 41:
138-165. http://www.jstor.org/stable/pdf/25735482.pdf
Citro, Silvia, Mariana Gómez, Soledad Torres Agüero, Lucrecia Greco, Ema Cuañeri,
Romualdo Diarte, Amanda García, Ramón González, Gerson Ortiz, Paula Ortiz, Ale-
jandra Quiroga e Isabel Salomón. 2016. Memorias, músicas, danzas y juegos de los qom
Citro, Silvia, Yanina Mennelli y Soledad Torres Agüero. 2017. ‘“Cantando al patrimonio...’:
las expresiones indígenas, entre discursos globales y creatividades locales”. Antípo
da: Revista de Antropología y Arqueología 29: 175-197. https://dx.doi.org/10.7440/antipo-
da29.2017.08
Citro, Silvia y Soledad Torres Agüero. 2012. “‘Es un ejemplo no solamente para los de su
raza qom sino para toda la juventud formoseña’. El patrimonio cultural inmaterial y la
controvertida política formoseña”. RUNA 33 (2): 157-174. https://dialnet.unirioja.es/servlet/
articulo?codigo=4815766
—. 2015. “Las músicas indígenas del Chaco argentino entre la hibridación y la exotización”.
Le Journal de la Société des Américanistes 101: 101-116. https://journals.openedition.org/
jsa/14358
Crespo, Carolina, Flora Losada y Alicia Martín, comps. 2007. Patrimonio, políticas cultura
les y participación ciudadana. Buenos Aires: Antropofagia.
Cuatro mujeres: cantos de la tierra. 2005. Con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes de
Argentina y la Asociación Civil Runa Wasi. CD. https://soundcloud.com/ema-cua-eri/sets/
cuatro-mujeres-cantos-de-la-tierra
Domínguez, María Eugenia. 2007. “De negros a afro. Práticas culturais negras e elaboração
de categorias étnico-raciais em Buenos Aires, Argentina”. Ilha 9 (1-2): 101-118. https://pe-
riodicos.ufsc.br/index.php/ilha/article/view/6297
Fernández Bravo, Nicolás. 2016. “El regreso del cabecita negra. Ruralidad, desplazamiento
y reemergencia identitaria entre los santiagueños ‘afro’”. En Cartografías afrolatinoame
ricanas 2: perspectivas situadas en Argentina, editado por Lea Geler y Florencia Guzmán,
161-182. Buenos Aires: Biblos.
Frigerio, Alejandro. 2000. Cultura negra en el Cono Sur: representaciones en conflicto. Buenos
Aires: Ediciones de la Universidad Católica Argentina.
—. 2006. “‘Negros’ y ‘blancos’ en Buenos Aires: repensando nuestras categorías raciales”. Te
mas de Patrimonio Cultural 16: 77-98. http://www.elortiba.org/old/pdf/Frigerio_Negros_y_
blancos_Bs_As.pdf
García Canclini, Néstor. 1999. “Los usos sociales del patrimonio cultural”. En El patrimonio
cultural de México, compilado por Enrique Florescano, 57-85. Ciudad de México: Fondo de
Cultura Económica.
Geler, Lea. 2016. “Categorías raciales en Buenos Aires. Negritud, blanquitud, afrodescen-
dencia y mestizaje en la blanca ciudad capital”. Runa 37 (1): 71-87. https://doi.org/10.34096/
runa.v37i1.2226
Gonçalves, Jose Reginaldo Santos. 1996. A retórica da perda: os discursos do patrimônio cul
tural no Brasil. Río de Janeiro: UFRJ-IPHAN.
Grosso, Juan Luis. 2008. Indios muertos, negros invisibles. Córdoba: Encuentro.
Grüner, Eduardo. 2002. El fin de las pequeñas historias: de los estudios culturales al retorno
(imposible) de lo trágico. Buenos Aires: Norma.
Guzmán, Florencia. 2010. Los claroscuros del mestizaje: negros, indios y castas en la Catamar
ca colonial. Córdoba: Encuentro.
Iñigo Carrera, Valeria. 2011. “La producción de la ‘cultura aborigen’ en el Chaco argentino.
De naturalezas, estigmas, exotismos y fetichismos”. Interseções: Revista de Estudos Inter
disciplinares 3 (1): 7-25. https://www.e-publicacoes.uerj.br/index.php/intersecoes/article/
view/4602
Kropff, Laura. 2004. “Teatro mapuche: arte, ritual, identidad y política”. Ilha 2 (5): 115-134.
https://doi.org/10.5007/%25x
Lamborghini, Eva. 2015. “Candombe afro-uruguayo en Buenos Aires: nuevas formas de so-
ciabilidad, política y apropiación del espacio público”. Tesis doctoral en Antropología, Fa-
cultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
—. 2019. “Performances afro y movilización social: articulaciones entre arte, política y me-
moria en Buenos Aires”. Cuicuilco 26 (75): 225-248. http://www.scielo.org.mx/pdf/crca/
v26n75/0185-1659-cuicui-26-75-225.pdf
López, Mario. 2011. Una historia a contramano de la “oficial”: Demetrio Acosta “el Negro Ari
gós” y la Sociedad Coral Carnavalesca Negros Santafesinos. Santa Fe: Cámara de Diputados
de la Provincia de Santa Fe.
Maffia, Diana y Liliana Tamagno. 2011. “Lo afro y lo indígena en Argentina. Aportes des-
de la antropología social al análisis de las formas de la visibilidad en el nuevo milenio”.
Boletín Americanista 63: 121-141. https://revistes.ub.edu/index.php/BoletinAmericanista/
article/view/13571
Martínez Sarasola, Carlos. 1992. Nuestros paisanos los indios: vida, historia y destino de las
comunidades indígenas en la Argentina. Buenos Aires: Emecé.
Ochoa Gautier, Ana María. 2003. Músicas locales en tiempos de globalización. Buenos Aires:
Norma.
Povinelli, Elizabeth A. 2002. The cunning of recognition: indigenous alterities and the making
of Australian multiculturalism. Durham; Londres: Duke University Press.
Ramos, Alcida. 1998. Indigenism: ethnic politics in Brazil. Madison: Wisconsin University
Press.
Ratier, Hugo. 1971. El cabecita negra. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
Reid Andrews, George. 1989. Los afroargentinos de Buenos Aires. Buenos Aires: Ediciones
de La Flor.
Rivera Cusicanqui, Silvia. 2010. Ch’ixinakax utxiwa: una reflexión sobre prácticas y discur
sos descolonizadores. Buenos Aires: Retazos / Tinta Limón.
Roig, Elizabeth. 1996. “El coro toba Chelaalapi: un bolsón aislado de música tradicional”.
Revista Argentina de Musicología 1: 71-80. http://ojs.aamusicologia.org.ar/index.php/ram/
article/view/9/6
Rossi, Vicente. 1926. Cosas de negros: los orígenes del tango y otros aportes al folklore riopla
tense. Rectificaciones históricas. Río de la Plata; Buenos Aires: Librería Hachette.
Ruiz, Irma y Silvia Citro. 2002. “Toba”. En Diccionario Enciclopédico de la Música Española
e Hispanoamericana, editado por Sociedad General de Autores, 308-315. Madrid: Editores
de España.
Schávelzon, Daniel. 2003. Buenos Aires negra: arqueología histórica de una ciudad silenciada.
Buenos Aires: Emecé Editores.
Schechner, Richard. 2000. Performance: teoría y práctica intercultural. Buenos Aires: Libros
del Rojas.
Segato, Rita. 1999. “Identidades políticas/alteridades históricas: una crítica a las certezas
del pluralismo global”. Anuario Antropológico 97: 161-196. https://doi.org/10.34096/runa.
v23i1.1304
Spivak, Gayatri. 1987. In other worlds: essays in cultural politics. Nueva York: Methuen.
Tangó de San Miguel: candombes del Litoral argentino. 2008. Idea original y producción
de Pablo Suárez. Con el apoyo del Programa Identidad Entrerriana, Argentina. CD multi-
media. https://www.youtube.com/watch?v=MInl6lAXUHE&list=PLtDkaGAqALt4vwqp38r
QRTMugc4uJfWl8&index=1&t=386s
Taylor, Diana. 2003. The archive and the repertoire: performing cultural memory in the Ameri
cas. Durham: Duke University Press.
Torres Agüero, Soledad, Juan Carlos Caballero, Romualdo Diarte y Clara Sarraute.
2007a. ÑamaqtaGa Ca César (Visitando a César). Argentina: Na la vill’llaGac qataq na lquii
na qarhuo’ (La Voz y la Imagen de Nuestra Gente) / Fondo Nacional de las Artes. Cortome-
traje, 11:30 min. https://vimeo.com/5232075
Turner, Victor. (1985) 2002. “La antropología de la performance”. En Antropología del ritual,
103-144. Ciudad de México: INAH/ENAH.
Unesco. 2012. Sitios de memoria y culturas vivas de los afrodescendientes en Argentina, Para
guay y Uruguay. Vol. 1, Huellas e identidades. Montevideo: Unesco. http://unesdoc.unesco.
org/images/0022/002277/227700s.pdf
Vega, Carlos. 1944. Panorama de la música popular argentina en seis ensayos sobre la esencia
del folklore. Buenos Aires: Losada.
—. 1952. Las danzas populares argentinas. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Victorica, Benjamín. 1885 Campaña del Chaco. Buenos Aires: Imprenta Europea.
Vivaldi, Ana. 2008. “Un indio tiene que pagar”: violencia y disputas en la construcción de sub
jetividades indígenas. Vancouver: Calacs.
Yúdice, George. 2002. El recurso de la cultura: usos de la cultura en la era global. Barcelona:
Gedisa.
Zapata Gollán, Agustín. 1966. “El carnaval en Santa Fe (República Argentina)”. En Actas
del XXXVI Congreso de Americanistas, vol. 2, 439-444. Sevilla: Congreso Internacional de
Americanistas.