BERGSON Texto LA PERCEPCION DEL CAMBIO

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BERGSON: LA PERCEPCION DEL CAMBIO.

Palabras: percepción, conciencia, memoria, duración, intuición,


movimiento, cambio, diferencia, impulso vital, idea, lo real, lo virtual,
espacio, tiempo, sentidos, multiplicidad.

Nuestra primera conferencia se referirá menos al cambio mismo que a


los caracteres generales de una filosofía que se contraería a la intuición
del cambio.
1. He aquí ante todo un punto en que concordaremos. Si los sentidos y la
conciencia tuviesen un alcance ilimitado,…la facultad de percibir fuera
indefinida, no habría necesidad de concebir, como tampoco de razonar.
Concebir es lo peor cuando no es posible percibir,y el razonamiento esta
hecho para colmar los vacios de la percepción o para darle mayor
alcance. Desde luego que no se trata solamente de la percepción de una
cosa,de una cualidad o de un estado. Se puede concebir un orden, una
armonía, y mas generalmente una verdad, que se vuelven entonces una
realidad. …Todo el mundo ha podido comprobar, en efecto, que las
concepciones más ingeniosamente reunidas y los razonamientos mas
sabiamente soldados se hunden como castillos de naipes el día en que un
hecho –un solo hecho realmente percibido – choca con esas concepciones
y esos razonamientos. …un ser perfecto es el que conoce todas las cosas
intuitivamente, sin tener que pasar por el razonamiento, la abstracción y
la generalización.
2. La insuficiencia de nuestras facultades de percepción – insuficiencia
comprobada por nuestras facultades de concepción y de razonamiento –
es lo que ha dado nacimiento a la filosofía, como lo testimonia la historia
de las doctrinas. Las concepciones de los mas antiguos pensadores de
Grecia estaban ciertamente muy próximas a la percepción, puesto que
por las transformaciones de un elemento sensible, como el agua, el aire o
el fuego, completaban la sensación inmediata. Pero desde que los filósofos
de la escuela de Elea, criticando la idea de transformación, mostraron o
creyeron mostrar la imposibilidad de mantenerse tan cerca de los datos
de los sentidos, la filosofía se comprometió en la vía en que ha marchado
después, aquella que conduce a un mundo “suprasensible”: en adelante
se debían explicar las cosas con puras “ideas”…Pero todos, antiguos y los
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modernos, concuerdan en ver en la filosofía una sustitución del percepto


por el concepto.
3. Si tal es el método filosófico, no hay ni puede haber una filosofía, como
hay una ciencia; habrá siempre, por el contrario tantas filosofías como
existan pensadores originales.¿Como podría suceder otra cosa? Por
abstracta que sea una concepción, es siempre en una percepción donde
tiene su punto de partida. La inteligencia combina y separa, arregla,
desarregla, coordina; no crea. Necesita una materia, y esta solo puede
venirle de los sentidos o de la conciencia. Una filosofía que construye o
completa la realidad con puras ideas, no hará , pues , mas que sustituir o
agregar, al conjunto de nuestras percepciones concretas ,tal o cual de
ellas, adelgazada, sutilizada, convertida por eso en idea abstracta en
general.

«I» por «Idea». Como aplica Deleuze los conceptos de Bergson…

¿Qué es tener una idea?


Bueno, «I», por «Idea». «I» por «Idea» ya no es la idea
Platónica que acabamos de evocar, que acabas de evocar.
Ante todo porque tú siempre te has apasionado, no tanto por
hacer el inventario de las teorías, sino por las ideas de
los filósofos, como acabas de mostrarlo brillantemente, por
las ideas de los pensadores en el cine, es decir, de los
directores, por las ideas de los artistas en la pintura.
Siempre has preferido la idea frente a las explicaciones y
los comentarios. La tuya y la de los demás. ¿Por qué, a tu
modo de ver, la idea preside todo?
Gilles Deleuze:
Así es, es cierto: la idea en el sentido en el que la
empleamos, que ya no se trata del de Platón, atraviesa
todas las actividades creativas. Crear es tener una idea.
Además, tener una idea es muy difícil. Hay gente que vive
toda su vida (sin que por ello sean despreciables en modo
alguno) sin haber tenido una idea. Tener una idea es, en
todos los dominios –por otra parte, no concibo ningún
dominio en el que no haya motivos para tener ideas– algo
raro, y no obstante tener una idea es una fiesta, algo que
no ocurre todos los días.
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De esta suerte, diría que un pintor no tiene menos ideas


que un filósofo: sencillamente no se trata del mismo tipo
de ideas. Así que habría que preguntarse, si reflexionamos
sobre las diferentes actividades del ser humano, ¿bajo qué
forma se presenta una idea en tal o cual caso? En
filosofía, al menos, acabamos de verlo. En filosofía, la
idea se presenta en forma de concepto y hay creación de
conceptos; no hay descubrimiento del concepto, uno no
descubre conceptos: uno los crea. Hay tanta creación en una
filosofía como en un cuadro, en una obra musical. Pero los
demás tienen ideas: tantas que me impresionan. Lo que se
conoce como director de cine, desde el momento en que es
importante –hay muchos directores que nunca han tenido la
menor idea, pero las ideas son algo muy obsesivo, son como
cosas que van y vienen, que se alejan, y luego cobran
distintas formas, y a través de esas distintas formas, por
más variadas que sean, resultan reconocibles. Por decir
cosas muy sencillas, pienso en un autor de cine como
Minnelli, ¿no? Podemos decir que en toda su obra –o no en
toda, porque no se aplica a todo, pero pongo este ejemplo
porque es sencillo–, hay alguien que se pregunta, ¿qué
significa exactamente: la gente sueña? Sueñan: se ha
hablado mucho de ello; es una banalidad decir: sueñan. La
gente sueña en determinados momentos, pero Minnelli plantea
una cuestión muy extraña que sólo le pertenece a él que yo
sepa: ¿qué significa estar atrapado en el sueño de alguien?
Se trata de algo que va de lo cómico a lo trágico, a lo
abominable. ¿Qué quiere decir, por ejemplo, estar atrapado
en el sueño de una joven? En fin, pueden surgir cosas
terribles cuando uno está atrapado en el sueño de alguien,
cuando uno está preso en el sueño de alguien. Puede ser el
horror en estado puro; a veces Minnelli presenta un sueño:
¿qué quiere decir estar atrapado en la pesadilla de la
guerra? Y aquello produce un efecto admirable...
Claire Parnet:
Los caballeros.
Gilles Deleuze:
Los jinetes de...
Claire Parnet:
Caballeros.
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Los cuatro jinetes del Apocalipsis. En la que no considera


la guerra en tanto que guerra, lo que ya no sería Minnelli.
Considera la guerra como una gran pesadilla. ¿Qué quiere
decir estar atrapado en una pesadilla? ¿Qué quiere decir
estar atrapado en el sueño de una joven? Lo que se traduce
en las famosas comedias musicales, sobre todo en las que
Fred Astaire o Gene Kelly, no sé, huye de los tigres, de
las panteras negras, ya no me acuerdo. Estar atrapado en el
sueño de alguien es algo enorme. Diría: eso es una idea. Y
sin embargo, en pocas palabras, no se trata de un concepto.
Si Minnelli procediera mediante conceptos, haría filosofía,
pero hace cine. Yo diría que prácticamente hay que

distinguir tres especies, tres dimensiones, tres cosas, tan


fuertes que se mezclan en todo momento. Habría que hablar
de (y con esto retomo el hilo, lo que explico es mi trabajo
futuro, lo que verdaderamente me gustaría hacer, intentar
ver claro en el asunto) los conceptos. Los conceptos son la
verdadera invención de la filosofía, y luego están los que
podríamos denominar perceptos: los perceptos son el dominio
del arte. ¿Qué son los perceptos? Creo que un artista es
alguien que crea perceptos. Entonces, ¿por qué emplear una
palabra rara, «percepto», en lugar de percepción?
Precisamente porque los perceptos no son percepciones.
Diría: ¿qué quiere un hombre de letras, un escritor, un
novelista? Yo creo que quiere llegar a construir conjuntos
de percepciones, de sensaciones que sobreviven a aquellos
que las experimentan. Y eso es un percepto. Un percepto es
un conjunto de percepciones y de sensaciones que sobrevive
a aquél que las experimenta. Pongo ejemplos... Hay páginas
de Tolstoi que describen de una forma que dífícilmente
podría superar un pintor –o de Chejov, de otra manera, que
describen el calor en la estepa. Así, pues, es todo un
complejo de sensaciones, porque hay sensaciones visuales,
auditivas y casi gustativas, algo que entra en la boca,
etc. Y trata de dar a ese complejo de sensaciones una
independencia radical en relación a aquél que lo
experimentaba. Tolstoi también describe atmósferas. En las
grandes páginas de Faulkner. Si estudias a los grandes
novelistas, ves que logran eso. Hay uno que prácticamente
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lo ha dicho y que me encanta, que creo que no es muy


conocido en Francia, pero que es un gran novelista
estadounidense: Thomas Wolfe. Thomas Wolfe dice en sus
novelas lo siguiente: «Alguien sale por la mañana, y siente
un aire fresco; le llega un olor de cualquier cosa, digamos
que de pan tostado: hay un complejo de sensaciones. Un
pájaro pasa por el cielo: hay un complejo de sensaciones.
¿Qué deviene cuando muere el que lo experimenta? ¿O cuando
hace otra cosa? ¿Qué deviene?». En fin, lástima: en cierto
modo, la cuestión del arte me parece que consiste en esto.
El arte da una respuesta a eso. Dar una duración o una
eternidad a... ese complejo de sensaciones que ya no es
aprehendido como si fuera experimentado por alguien o, si
acaso, que va a ser aprehendido como si fuera experimentado
por un personaje de novelas, es decir, por un personaje
ficticio. Eso engendrará la ficción. ¿Y qué es lo que hace
un pintor? Bueno, creo que no sólo hace eso, sino que un
pintor da consistencia a los perceptos. Arranca perceptos
de las percepciones.

Claire Parnet:
«I» como «Idea». Continuación y fin. Después del cine, la
pintura, la música y la filosofía, con la que comprendemos
que tener una idea es ver, ser un vidente.
Gilles Deleuze:
Thomas Wolfe dice en sus novelas lo siguiente: «Alguien
sale por la mañana, y siente un aire fresco; le llega un
olor de cualquier cosa, digamos que de pan tostado: hay un
complejo de sensaciones. Un pájaro pasa por el cielo: hay
un complejo de sensaciones. ¿Qué deviene cuando muere el
que lo experimenta? ¿O cuando hace otra cosa? ¿Qué
deviene?». En fin, lástima: en cierto modo, la cuestión del
arte me parece que consiste en esto. El arte da una
respuesta a eso. Dar una duración o una eternidad a... ese
complejo de sensaciones que ya no es aprehendido como si
fuera experimentado por alguien o, si acaso, que va a ser
aprehendido como si fuera experimentado por un personaje de
novelas, es decir, por un personaje ficticio. Eso
engendrará la ficción. ¿Y qué es lo que hace un pintor?
Bueno, creo que no sólo hace eso, sino que un pintor da
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consistencia a los perceptos. Arranca perceptos de las


percepciones. Hay una frase de Cézanne que me impresiona
más que ninguna otra. Dice: «El impresionismo...»
... Sí, un pintor... un pintor no sólo hace eso, porque...
Me impresiona mucho una frase... Puede decirse ya que los
impresionistas retuercen verdaderamente la percepción.
Puede decirse que un concepto filosófico, literalmente, en
fin.. en cierto modo hende el cráneo, porque se trata de un
hábito de pensamiento nuevo. Si la gente no tenía el hábito
de pensar así, bueno: eso hende los cráneos. En cierto
modo, un percepto retuerce los nervios. Así que podemos
decir que los impresionistas inventan perceptos. Pero hay
una frase de Cézanne que me parece tan hermosa, que dice
algo así como: «Hay que hacer duradero al impresionismo».
Es decir, el motivo todavía no ha cobrado su independencia.
Sí, se trataba de hacerle duradero, y eran precisos nuevos
métodos para que el impresionismo se hiciera duradero. Con
ello no sólo quiere decir que el cuadro se conserve más:
quiere decir que el percepto cobra una autonomía aún mayor,
para lo que le serán precisas nuevas técnicas.
Y luego hay un tercer tipo de cosa –yo estoy muy convencido
de los lazos entre todas: se trata de lo que habría que
llamar los afectos. Por supuesto, no hay percepto sin
afecto. Intentaba definir el percepto como un conjunto de
percepciones y de sensaciones que se ha tornado
independiente de aquél que lo experimenta, y a este
respecto, para mí los afectos son devenires, que desbordan
aquél que pasa por ellos, que exceden las fuerzas de aquél
que pasa por ellos: eso es un afecto. Yo me preguntaría
casi si la música no será la gran creadora de afectos, si
no nos arrastrará hasta potencias que nos superan. En fin,
es posible. No obstante, lo único que quiero decir es que
en cualquier caso los tres están ligados. Quiero decir que,
si tomas un concepto filosófico, sencillamente, ya no se
trata de cuestiones de acento. Es cierto que un concepto
hace ver cosas, y por eso los filósofos tienen un lado
vidente, o en todo caso lo tienen aquellos que me gustan.
Spinoza hace ver, es más, se trata de uno de los filósofos
más videntes. Nietzsche hace ver cosas, y se cuenta también
entre los lanzadores de afectos fantástico, de tal suerte
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que, en ese momento, verdaderamente hay que hablar, como


algo que viene a la mente por sí solo: hay una música de
esas filosofías. Bueno, yo creo que, inversamente, por más
que se diga, la música hace ver cosas muy extrañas, aunque
no fueran, como sucede a veces, que se trate de colores:
hace ver colores, pero que no existen fuera de la música. Y
en cuanto a los perceptos, sucede lo mismo: todo ello está
muy ligado. Yo llego a soñar con una especie de circulación
de los unos en los otros: conceptos filosóficos, perceptos
pictóricos, afectos musicales. No resulta sorprendente que
haya resonancias, que por más independientes que sean... se
trata de obras de un género completamente diferente, pero
que no dejan de penetrarse, sí.
Claire Parnet:
Bien, tenemos las ideas de los pintores, de los artistas y
de los filósofos, que son lo contrario de tener ideas, sino
que son una idea de la percepción, una idea de la afección,
una idea de la razón. Porque para ti, en fin, en la vida
uno puede ver una película o leer un libro en los que no
hay ninguna idea, lo que a ti te molesta bastante, no te
despierta ningún interés ¿No encuentras ningún interés en
mirar algo que puede ser divertido, o en leer algo que
puede ser divertido si no hay ninguna idea, si no hay idea?
Gilles Deleuze:
En el sentido en el que acabo de definir la idea, no veo
cómo sería posible. Si me enseñas un cuadro en el que no
hay ningún percepto, en el que hay una vaca más o menos
parecida, pero en el que no hay un percepto de vaca... en
el que ésta no es elevada al estado de percepto; si me
hacer escuchar una música en la que no hay afectos, en
última instancia, ni siquiera soy capaz de entender lo que
eso puede querer decir; si me proyectas una película, sí, y
si me muestras un libro de filosofía idiota, no veo qué
placer, salvo un placer malsano, puede haber en ello...
Claire Parnet:
Pero no tiene por qué ser un libro de filosofía idiota;
podría ser un libro humorístico que tenga una idea del
humor...
Gilles Deleuze:
Un libro humorístico, bueno, entonces, está lleno de ideas.
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Tal vez, no sé. Todo dependen de lo que entendamos por


humorístico. A mí nada me ha hecho reír más que Beckett o
Kafka. Así que soy muy sensible al humor; en efecto, me
parecen sumamente divertidos. Me gustan menos los cómicos
de la tele, sí...
Claire Parnet:
Salvo Benny Hill, que desde luego tiene una idea... cómica.
Gilles Deleuze:
Salvo Benny Hill si tiene una idea, sí, pero, en efecto,
incluso en ese dominio, es evidente que los grandes
burlescos estadounidenses tienen ideas e ideas, sí.
Claire Parnet:
Y en tu caso, y para acabar con una cuestión más personal:
¿puedes sentarse ante tu escritorio sin ninguna idea de lo
que vas a hacer, es decir, sin que tengas la idea? ¿Cómo
haces?
Gilles Deleuze:
Pues no, si no tengo la idea, no me siento ante mi
escritorio; lo que sucede estonces es que la idea no está a
punto, la idea se me escapa, la idea se va. Son los
agujeros, tengo la experiencia dolorosa de todo ello. Sí,
la cosa no funciona por sí misma, porque las ideas no
existen ya hechas y derechas: hay que hacerlas, ¿no? Una
vez más, hay momentos terribles, es decir, hay momentos en
los que, literalmente, uno desespera, uno piensa: «no voy a
ser capaz»; o bien: «sí que puedo».
Claire Parnet:
¿Y es la expresión o la idea lo que hace un agujero, lo que
falta, o son ambas?
Gilles Deleuze:
Ah, es imposible distinguirlo. ¿Tengo la idea y no consigo
expresarla, o no la tengo en absoluto? A mi modo de ver, es
tan parecido: si no logro expresarla, no tengo la idea, o
me falta un pedazo de idea, porque no se presenta como un
bloque. En una idea hay cosas que vienen de esto y de lo
otro; una idea procede de distintos horizontes. Así que, si
falta un extremo, resulta inutilizable.

Gilles Deleuze, Abecedario


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Continuamos con el texto de la conferencia La Percepción del Cambio:

El metodo va , pues, contra el fin: en teoria debia extender y


completar la percepción; de hecho esta obligado a pedir a multitud de
percepciones que se esfumen para que tal o cual de entre ellas pueda
volverse representativa de las otras. …Pero suponed que en lugar de
querer elevarnos por encima de nuestra percepción de las cosas , nos
hundimos en ella para profundizarla y ampliarla.
Obtendremos ahora una filosofia en la que nada sera sacrificado de los
datos de los sentidos y de la conciencia: ninguna cualidad , ningun aspecto
de lo real se sustituira al resto…Pero sobre todo tendremos una filosofia
en la cual no pordia oponerse otras, pues, nada habria dejado fuera de
ella que otras doctrinas pueden recoger: lo habria tomado todo….A la
multiplicidad de sistemas que luchan entre si , armados de conceptos
diferentes, sucedería la unidad de una doctrina capaz de reconciliar a
todos los pensadores en una misma percepción, percepción que iria . por
lo demas, ampliandose, gracias al esfuerzo combinado de filosofos en una
direccion comun.
Se dira que esta ampliación es imposible. ¿ Como exigir a los ojos del
cuerpo o a los del espiritu que vean mas de lo que ven? La atención puede
precisar, aclarar, intensificar: no puede originar , en el campo de
percepción, lo que no encontraba en ella inmediatamente…. Existen en
efecto, desde hace siglos, hombres cuya funcion es justamente ver y
hacernos ver aquello que no percibimos naturalmente. Estos son los
artistas.
… Bastaria , pues, el arte para mostrar que es posible una extensión de
las facultades de percibir.¿Pero como se realiza? …el artista siempre ha
pasado por “idealista”.Se entiende con ello que esta menos preocupado
que nosotros por el lado positivo y materal de la vida. En el sentido
propio del termino, es un “distraido”. ¿ Por que, estando mas
desprendido de la realidad , llega a ver en ella mas cosas?
Nuestra capacidad de percepción suele escoger los elementos que atraen
la atención en funcion del interes por las cosas en el momento actual y la
posibilidad de la accion sobre ellas, “desatendiendo” el resto.
El cerebro parece haber sido construido para semejante trabajo de
selección…lo mismo pasa tanto en relacion con la memoria como la
percepcion. Como auxiliar de la accion, aisla en el conjunto de la
realidad, aquello que nos interesa; nos muestra menos las cosas mismas
que el partido que podemos extraer de ellas….Pero de vez en cuando, por
un feliz accidente, surgen hombres cuyos sentidos o cuya conciencia estan
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menos adheridos a la vida. La naturaleza ha olvidado ligar su facultad de


percibir a su facultad de obrar. Cuando miran una cosa, la ven por ella
no por ellos. No perciben simpemente con el fin de obrar: perciben para
percibir, para nada, por placer. …Es por cierto una vision mas directa de
la realidad lo que encontramos en las diferentes artes, porque el artista
que sueña menos en utilizar su percepción percibe mayor numero de
cosas….
¿ El papel de filosofia no consistiria en llevarnos a una percepción mas
completa de la realidad mediante cierto traslado de nuestra atención? Se
trataria de desviar nuestra atención del lado prácticamente interesante
del universo y de volverla hacia aquello que, prácticamente, no sirve para
nada. Esta conversión de la atención seria la filosofia misma.
(¿ No sería la filosofia una de las formas de arte? Por su capacidad de
crear y la percepción distraida, profundizada, ampliada, agudizada… A)

II

… Se trata de romper con ciertos habitos de pensar y de percibir que se


han vuelto naturales. Es preciso volver a la percepción directa del cambio
y de la movilidad….Nos representaremos todo cambio, todo movimiento,
como absolutamente indivisibles.

…A decir verdad, no existe jamas inmovilidad verdadera, si entendemos


por ella ausencia de movimiento. El movimiento es la realidad misma, y lo
que llamamos inmovilidad es cierto estado de cosas analogo a lo que
sucede cuando dos trenes marchan a la misma velocidad, en el mismo
sentido, en dos vias paralelas: cada unote ambos trenes esta entonces
inmóvil para los pasajeros sentados en el otro.
Un buen ejemplo de la confucion entre el movimiento y inmovilidad
seria lo de Zenon sobre Aquiles y la tortuga. Pidamos entonses a Aquiles
que comente su carrera. He aquí sin duda lo que nos respondera. ” Zenon
quiere que yo pase del punto donde estoy al punto que la tortuga ha
dejado, de este al punto que ella ha dejado tambien, etc. ; asi procede
para hacerme correr. Pero yo, para correr, procedo de otro modo. Doy un
primer paso, luego un segundo, y asi sucesivamente; finalmente, después
de un cierto número de pasos, hago uno final con el que excedo a la
tortuga. He cumplido asi una serie de actos invisibles. Mi carrera es la
serie de estos actos. Comprende tantos pasos como partes se pueden
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distinguir en ella. Pero no tenéis el derecho de desarticularla según otra


ley, ni de suponerla articulada de otro modo. Proceder como Zenón es
admitir que la carrera puede ser descompuesta arbitrariamente, como
espacio recorrido; es creer que el trayecto se aplica realmente contra la
trayectoria; es hacer coincidir y por consiguiente confundir a la vez
movimiento e inmovilidad”.

Lo siguiente se puede aplicarse tanto al movimiento como al cambio. (A)

1. Todo cambio real es indivisible. Nos gusta tratarlos como una serie de
estados distintos que se alinearían de algún modo en el tiempo. También
esto es natural. Si el cambio es continuo en nosotros y continuo también
en las cosas, en desquite, para que el cambio interrumpido que cada uno
de nosotros llama “yo” pueda actuar sobre el cambio ininterrumpido que
llamamos una “cosa”, es preciso que estos dos cambios se encuentren, el
uno en relación con el otro, en una situación análoga a la de los trenes
que hablábamos oportunamente.

2. Hay cambios, pero no hay, bajo el cambio, cosas que cambian: el


cambio no necesita un soporte. Hay movimientos, pero no hay objeto
inerte, invariable, que se mueva. El movimiento no implica un móvil.
…la duración real implica la persistencia del pasado en el presente y la
continuidad indivisible de un desarrollo.
Hablando de nuestros sentidos, hay que tener en cuenta que nuestra
percepción auditiva ha adquirido el hábito de impregnarse de imágenes
visuales. Oímos entonces la melodía a trabes de la visión que tendría un
director de orquesta mirando su partitura. Nos representamos notas
yuxtapuestas en un teclado en que se toca. En un arco que va y viene, en
el músico que ejecuta su parte junto a los demás. Hagamos abstracción de
estas imágenes espaciales: queda el cambio puro, basándose en si mismo,
en absoluto dividido, en absoluto apegado a una “cosa” que cambia.

Justamente esta continuidad indivisible de cambio constituye la duración


verdadera.
… De modo que se trate de dentro o de fuera, de nosotros o de las cosas,
la realidad es la movilidad misma….Ante esta movilidad algunos de
nosotros serán presa de vértigo. Están habituados a la tierra firme, y no
pueden avenirse al balanceo y cabeceo. Necesitan puntos fijos a los cuales
vincular el pensamiento y la existencia.
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3. …La distinción que hacemos entre nuestro presente y nuestro pasado,


es pues, si no arbitraria, por lo menos relativa…El presente ocupa
justamente tanto lugar como este esfuerzo que tendrá que ver con nuestra
atención a las cosas en tanto acontecimientos.
Desde entonces nada nos impide llevar tan lejos como sea posible, hacia
atrás, la línea de separación entre nuestro presente y nuestro pasado. Una
atención a la vida que fuera suficientemente fuerte , y suficientemente
desprendida de todo interés practico, abrazaría asi en un presente
indiviso la entera historia pasada de la persona conciente, y no como lo
instantáneo, como un conjunto de partes simultaneas, sino como lo
continuamente presente que fuera también lo continuamente movible:
repito que a la manera de una melodía que se percibe como indivisible, y
que constituye de un extremo a otro un perpetuo presente,… se trata de un
presente que dura.

Gracias a la filosofía, las cosas todas adquieren profundidad, algo como


una cuarta dimensión que permite a las percepciones anteriores
mantenerse solidarias a las percepciones actuales, y al mismo inmediato
porvenir diseñarse en parte en el presente.

Henry Bergson, Conferencias: El pensamiento y lo moviente. “La


percepción del cambio”, 1911

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