Lor Orígenes de La Cuarta Internacional

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LOS ORÍGENES DE LA CUARTA INTERNACIONAL

EN ARGENTINA. LIBORIO JUSTO Y EL CASO


DEL GRUPO OBRERO REVOLUCIONARIO Y
LA LIGA OBRERA REVOLUCIONARIA

Constanza Daniela Bosch Alessio

Resumen
El presente trabajo se propone reconstruir la praxis política de dos agrupaciones
trotskistas de fines de la década del treinta en Argentina: el Grupo Obrero
Revolucionario y su continuadora la Liga Obrera Revolucionaria, ambas lideradas
por Liborio Justo, hijo del expresidente argentino, Agustín Justo. La experiencia
del GOR—LOR se destacó por la variedad y tiraje de sus publicaciones y por sus
vínculos políticos con agrupaciones semejantes en el interior argentino y en países
latinoamericanos como Cuba, Chile, Bolivia, Uruguay o Brasil.
Palabras claves: liborio justo, liga obrera revolucionariam grupo obrero
revolucionario, trotskismo, cuarta internacional.

THE ORIGINS OF THE FOURTH INTERNATIONAL


IN ARGENTINA. LIBORIO JUSTO AND THE CASE
OF GRUPO OBRERO REVOLUCIONARIO AND LIGA
OBRERA REVOLUCIONARIA

Abstract
This paper aims to reconstruct the political praxis of two Trotskyist groups in the
late thirties in Argentina: the Grupo Obrero Revolucionario and its successor the
Liga Obrera Revolucionaria. Both of them were led by Liborio Justo, son of former
Argentine president Agustin Justo. The experience of GOR-LOR was relevant
because of the variety and circulation of its publications and its political links with
similar groups in Argentine and Latin American countries such as Cuba, Chile,
Bolivia, Uruguay and Brazil.
Keywords: Liborio fair, labor league revolutionary revolutionary workers group,
trotskismo, fourth international.

Fecha de recepción: 18 de abril de 2016 • Fecha de aceptación: 12 de diciembre de 2016

Constanza Daniela Bosch Alessio • Profesora en Historia por la Universidad Nacional


de Córdoba. Especialista en Docencia y TIC. Becaria Doctoral del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas. Contacto: [email protected].

Diálogos Rev. Elec. de Historia, 18(1):201-226, 2017 · ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica 201
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LIBORIO JUSTO Y LOS ORÍGENES DEL
TROTSKISMO EN ARGENTINA

Hijo primogénito de Agustín Pedro Justo y Ana Bernal, Liborio nació en el


barrio de Palermo, ciudad de Buenos Aires, el 6 de febrero de 1902. La genealogía de
los Justo se remonta, según la propia reconstrucción de Liborio en su autobiografía,
al mismo Virreinato del Río de la Plata. En 1919, a la edad de diecisiete años, Justo
ingresó –pese a su resistencia— a la Facultad de Medicina de la Universidad de
Buenos Aires. En efecto, tenía la intención de inscribirse en la Facultad de Filosofía
y Letras, pero debido a la oposición de sus padres y al mandato familiar, se decidió
por sus estudios en Medicina.
Su primer año académico transcurrió entre los ecos de la Semana Trágica y el
impacto de la Reforma Universitaria que se extendía entonces a Buenos Aires y La
Plata (Quebracho, 2006, p.47). Tras aprobar el ingreso “con la mejor calificación de
su clase”, cursó y aprobó la totalidad de materias del primer año de Medicina, dando
incluso, sus primeros pasos en política universitaria, participando en las elecciones
del Centro de Estudiantes de Medicina. Más allá de una serie de artículos sobre la
Reforma Universitaria, la producción escrita de Liborio Justo durante la década del
veinte fue de carácter ficcional (poemas, cuentos y novelas) y de índole autobio-
gráfica (diarios personales). Paulatinamente comenzó a distanciarse, hacia fines de
la década de veinte, del movimiento de nueva generación y de sus referentes, con
quienes “no estaba enteramente de acuerdo” (Quebracho, 2006, p. 101). No obstante
ello, manifestaba hacia 1926 deseos de vincularse con intelectuales y artistas jóvenes,
con quienes finalmente sostuvo alguna correspondencia.
En 1930 ganó una beca para viajar a Estados Unidos gracias a un ensayo que
presentó ad hoc, titulado La Estela del Mayflower. Estudios sobre los hombres, las
ideas y las instituciones de Los Estados Unidos, el cual versaba sobre historia nortea-
mericana y, particularmente, sobre las instituciones políticas estadounidenses. Durante
su estadía en Estados Unidos se produjo el Golpe de Estado liderado por José Felix
Uriburu y Agustín Justo que derrocó en Argentina al Presidente Hipólito Yrigoyen y
que acabó por instituir lo que luego se conoció como “Década Infame”. En 1932, tras
elecciones fraudulentas, Agustín Justo alcanzó la Presidencia de la Nación.
En 1935 Liborio Justo se unió al Partido Comunista argentino para aban-
donarlo más tarde en 1936 tras la publicación de una carta abierta en la revista
cultural Claridad, alegando que Stalin y sus aliados estaban supeditando el movi-
miento revolucionario mundial a los intereses de Rusia y que la III Internacional
había muerto (Justo, 1936, pp. 90-93). En noviembre de 1936 tuvo lugar el conocido
episodio en el que Liborio Justo grita a viva voz “¡Abajo el imperialismo yanqui!”
frente al Presidente Franklin Roosevelt, quien se disponía a dar un discurso en el
Congreso Nacional. Transmitida radialmente a buena parte del continente, Liborio
Justo alcanzó fama mundial como “el hijo comunista” del Presidente Justo. Tras el
suceso, Justo fue detenido y liberado poco tiempo después con la promesa de alejarse

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de Buenos Aires. Se instaló por entonces en una estancia de La Pampa, gracias a
gestiones de su madre y un amigo, desde donde redactó su autobiografía publicada
con el título de Prontuario (Quebracho, 2006).
Desde 1937 se vinculó con los primeros trotskistas argentinos: Antonio Gallo2,
Juana de Palma3, Pedro Milesi4, entre otros. Al siguiente año, editaron Nuevo Curso,
el único número del periódico que editarían conjuntamente. Sin embargo, a comienzos
de 1939 Justo conforma su propia organización trotskista junto a Aquiles Garmendia5,
Esteban Rey6, Reinaldo Frigerio7 y Mateo Fossa8: el Grupo Obrero Revolucionario
(GOR). El GOR impulsó entre 1938 y 1940 la publicación de una serie de folletos bajo
el sello “Acción Obrera” y la edición del periódico La Internacional. Tras una fallida
unificación con la Liga Obrera Socialista –el grupo trotskista de Antonio Gallo—, el
GOR se transformó en 1941 en la Liga Obrera Revolucionaria (LOR). Sin embargo,
las constantes disputas internas entre sus ya escasos militantes, vaciaron de sentido la
continuidad de la agrupación, disolviéndose finalmente en 1943.
El presente trabajo se propone reconstruir entonces la praxis política del GOR
y la LOR, la cual ha sido sólo parcialmente relevada. Los historiadores “oficiales”
del trotskismo en Argentina fueron quienes concretaron una aproximación super-
ficial a las agrupaciones en cuestión. En esta línea se inscriben aquellas obras de
Norberto Galasso (1983,1991, 2007) que han tenido por objetivo reconstruir la
historia de la izquierda argentina, con particular énfasis en los intelectuales y las
agrupaciones que teorizaron acerca de la “cuestión nacional”. En ese marco, Galasso
recupera tanto el derrotero político de Justo —haciendo referencias a su paso por el
GOR y la LOR—, como su ideario teórico —retomando buena parte de sus folletos
partidarios publicados entre 1939 y 1943—. El rescate histórico de Galasso plantea
un recorte analítico centrado en aquellas consideraciones justistas que abordan el
problema de la liberación nacional y, en ese sentido, cataloga a Liborio como un
heredero directo del pensamiento local: “el antiimperialismo de Scalabrini Ortiz y
Jauretche nutrió las posiciones de Justo y aun corriendo el riesgo de empalidecer
por momentos su reivindicación socialista, le permitió sostener correctamente las
tesis revolucionarias” (Galasso, 1991, p.132). En términos generales, el balance final
que el autor realiza de la experiencia política de Justo busca poner en tensión sus
contribuciones —en el peculiar contexto del trotskismo de la década del treinta— y
sus limitaciones objetivas y subjetivas para “vivificar sus tesis en la realidad política
concreta” (Galasso, 1991, p.136).
Osvaldo Coggiola (2006), por su parte, en su Historia del Trotskismo en
Argentina y América Latina reconstruye, desde su mirada militante, la emergencia de
la Cuarta Internacional y, sobre ese eje, recupera brevemente la experiencia del GOR
y la LOR. Asimismo, contextualiza las polémicas de Justo con Jean van Heijenoort
—a propósito del problema de la unificación de los grupos trotskistas en Argen-
tina—, se detiene en la extinción de la LOR y finaliza su apartado sobre la primera
sección argentina de la Cuarta Internacional, con un balance del justismo:

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su trotskismo fue apenas más que un episodio de juventud. La Quinta Interna-
cional que propuso fundar después no llegó siquiera una curiosidad, salvo para
los que se interesen en megalomanías. Pero como “lo que escribe la pluma no
lo puede borrar el hacha”, es justo señalar junto a su desbarranque posterior,
que el Quebracho caído en 1943 es, aún sin saberlo, el que mejores servicios le
rindió al movimiento trotskista en Argentina (Coggiola, 2006, p.85).

Como parte de estas “historias oficiales”, se encuentra también la obra de


Ernesto González (1995): El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina.
Del GOM a la Federación bonaerense del PSRN (1943—1955). La obra recupera
brevemente el accionar político de Liborio Justo y los debates teóricos del período
1938—1943. En ese sentido, González le atribuye a Justo el haber comprendido la
importancia de la lucha antiimperialista, diferenciándose así del resto de los grupos
trotskistas contemporáneos que negaban la existencia del imperialismo y la nece-
sidad de luchar contra él. En cuanto a las limitaciones de este período que denomina
como la “prehistoria” del trotskismo nacional, González sugiere que el hecho de que
el trotskismo no haya podido instrumentar una política correcta se debió, en primera
instancia, a las condiciones objetivas que planteaba la Década Infame; y, en segundo
lugar, a la “falta de estructuración en el movimiento obrero” y al papel desproporcio-
nado que adquirían los aspectos personales.
Finalmente, Néstor Kohan (2000) ha reseñado brevemente los orígenes del
trotskismo argentino en el marco de una preocupación más amplia por recuperar los
inicios de la “izquierda nacional”. Muy sucintamente, menciona la emergencia del
movimiento trotskista y considera que Justo fue “el maestro de toda una corriente
que intentó conjugar trotskismo con nacionalismo” (p. 242).
Un segundo conjunto bibliográfico se compone de investigaciones académicas
relativamente recientes que abordan la historia de la izquierda argentina. Es el caso
de Robert Alexander (1991), quien en su International Trotskyism aborda a modo
enciclopédico la emergencia del movimiento trotskista a nivel mundial, dedicándole
un breve apartado a la historia de las diversas secciones nacionales de la IV Interna-
cional. En ese marco, Liborio “Quebracho” Justo es meramente reseñado como uno
de los impulsores de las primeras organizaciones trotskistas en Argentina.
Por su parte, Horacio Tarcus (1996) aborda sucintamente la figura de Justo
en El marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondizi y Milcíades Peña, como
parte de su preocupación por contextualizar los debates teórico—políticos de Fron-
dizi y Peña, en el período que va desde los años 30’ a los 60’. Con este objetivo,
Tarcus reconstruye brevemente el derrotero del movimiento cuartista en la década
del treinta, haciendo referencia a los hombres y mujeres que se inscribieron en el
trotskismo “de la época heroica”. En relación a Justo, además de su presentación
biográfica, Tarcus aborda el debate que aquel sostuvo con Antonio Gallo, en relación
a la especificidad del capitalismo argentino y a las tareas políticas que se desprenden
de dicha conceptualización. Mientras que Gallo sostenía que la Argentina cons-
tituía un país semicolonial avanzado, en el que sólo cabía impulsar la revolución
socialista, Justo caracterizaba a la Argentina como un país semicolonial tout court,

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en el que necesariamente debían completarse las tareas democrático—burguesas
pendientes, a los fines de concretar la emancipación nacional con miras al socialismo
(pp. 87-97).
Más recientemente, Alicia Rojo (2001, 2005, 2012) ha publicado una serie de
artículos que reseñan los orígenes del trotskismo en Argentina, en el marco de su preo-
cupación por el vínculo entre la historia del trotskismo y los orígenes del peronismo.
En términos generales, el objetivo planteado por la autora excedía ampliamente la
reconstrucción de la praxis e ideario político del GOR y LOR, por lo que las referencias
a dichas agrupaciones han sido planteadas desde un relevamiento documental parcial.
Desde un punto de vista teórico—metodológico, este trabajo se inscribe en los
lineamientos propuestos por Perry Anderson (1984) para reconstruir la historia de un
partido comunista. Esto es, abordar tres cuestiones fundamentales: 1) la trayectoria
política interna de la agrupación, es decir, básicamente su composición, organización
y liderazgos; 2) el “equilibrio nacional de fuerzas”, es decir, la relación de estos grupos
políticos con la clase obrera en su conjunto, como así también con otras clases y
grupos insertos en una determinada trama de “cultura política nacional”; y, 3) el marco
internacional, teniendo en cuenta la influencia de las organizaciones internacionales
—en este caso de la IV Internacional— en el devenir político de las agrupaciones
locales. Consideramos que una perspectiva semejante, tributaria de Antonio Gramsci,
que reconstruya críticamente la historia de una organización de izquierda, permite
distinguir este tipo de aproximaciones históricas contextualizadas en un entramado
sociohistórico más amplio, de las historias oficiales excesivamente autorreferenciales.

LA EMERGENCIA DE LA IV INTERNACIONAL

Las raíces de la IV Internacional se hunden en la Revolución Bolchevique de


noviembre de 1917, en los primeros años del devenir político de la Unión Soviética
y en la Internacional Comunista o III Internacional (Alexander, 1991, p. 1). Más
concretamente, fue el resultado de la lucha de poder por el liderazgo y control de la
Unión Soviética y la Internacional Comunista, a partir de la enfermedad y deceso de
Vladimir I. Lenin, quien hasta 1922 era indiscutiblemente primus inter pares dentro
del movimiento bolchevique.
Gravemente enfermo desde 1922, Lenin desató sin quererlo una batalla por
su sucesión. El liderazgo bolchevique tenía un heredero natural, León Trotsky,
quien era reconocido por haber encabezado y organizado el Ejército Rojo, por su
triunfo en la Guerra Civil de 1918—1922 y por su oratoria y capacidad teórica.
Sin embargo, Joseph Stalin había logrado posicionarse como Secretario General del
Partido Bolchevique, incluso tiempo antes de la muerte de Lenin. Trotsky, por su
parte, abiertamente crítico con el estalinismo, se ocupó de poner en pie, meses antes
de la muerte de Lenin — acaecida en enero de 1924—, lo que se conoció luego como
la Oposición de Izquierda. Desde entonces, el enfrentamiento entre Stalin y Trotsky

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sufrió una escalada de dimensiones internacionales que duró más de cinco años,
hasta que, finalmente, Stalin le ganó la pulseada a Trotsky expulsándolo del partido
y exiliándolo en Alma Ata en octubre de 1927. La expulsión se produjo como conse-
cuencia de un llamamiento de la Oposición Unificada —una alianza de Trotsky,
Gregory Zinoviev y Lev Kamenev en contra de Stalin, erigida en 1926— a una
movilización de la base militante, tras la derrota de la segunda Revolución China. A
partir de ese momento, comenzaron las purgas y expulsiones de los oposicionistas:
más de 1500 fueron deportados (Bensaid, 2002, p. 29). En la fase final del enfren-
tamiento interno, es decir, entre 1928 y 1929, Stalin obtuvo las capitulaciones de
Zinoviev y Kamenev, y expulsó a Trotsky de la Unión Soviética.
En el transcurso del enfrentamiento, Trotsky fue delineando, en oposición
a Stalin, el bagaje programático y teórico que definiría al trotskismo desde sus
orígenes. En primer lugar, su oposición a la teoría del socialismo en un solo país y, en
su lugar, la defensa de la teoría de la revolución permanente y del desarrollo desigual
y combinado. En segundo lugar, su oposición a la “alianza” entre los sindicatos de la
Unión Soviética y el Congreso de Sindicatos ingleses (Trade Union Congress), que
tuvo lugar desde mediados de los años veinte. En tercer lugar, su rechazo a dar conti-
nuidad a la alianza entre la Internacional Comunista y el Partido Comunista Chino
con el Partido Nacionalista Chino. En cuarto lugar, la reivindicación de las consignas
transitorias, el impulso del Frente Único y el rechazo contundente del fascismo. Por
último, Trotsky encarnaba la representación más clara de la lucha en contra de la
burocratización del régimen soviético (Alexander, 1991; Bensaid, 2002).
La Internacional Comunista, por su parte, sufrió inevitablemente las conse-
cuencias del conflicto Trotsky—Stalin y comenzó a experimentar realineamientos
políticos, a medida que la información comenzaba a trascender las fronteras de la
Unión Soviética. De esta manera, Trotsky comenzó a reunir a sus primeros adhe-
rentes: Max Eastman, miembro del Partido Comunista de los Estados Unidos; Boris
Souvarine, líder del Partido Comunista francés; Alfred Rosmer, fundador del movi-
miento trotskista en Francia; y Andrés Nin, quien se convirtió rápidamente en el
líder del trotskismo español, entre otros. Desde su expulsión de la Unión Soviética,
Trotsky intentó convocar y reunir a la mayor cantidad de opositores al estalinismo,
con la intención de recuperar las riendas de la Internacional Comunista.
En 1933, finalmente, tras la sucesión de una serie de circunstancias que
perjudicaron ampliamente a la población rusa —la institución de la colectivización
forzosa, las grandes hambrunas de 1932—1933, y las primeras purgas—, sumadas
a acontecimientos de peso en el escenario mundial —el ascenso de Adolf Hitler al
poder, y el avance del fascismo italiano— Trotsky llegó a la conclusión de que era
necesario constituir una nueva internacional:
El ascenso de Hitler al poder el enero de 1933 como resultado de la desastrosa
política ultraizquierdista conocida como el “tercer período”, así como la falta
de debates en el seno de la Internacional Comunista sobre las causas de dicha
derrota, condujeron a Trotsky a plantear la necesidad de construir un nuevo

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partido mundial de la revolución socialista. El 15 de julio de 1933 Trotsky
escribe el artículo “Es necesario construir nuevos partidos comunistas y una
nueva Internacional”, y el 26 de agosto de 1933 se da a conocer la “Declaración
de los Cuatro: Sobre la necesidad y los principios de una nueva internacional”,
firmada por E. Bauer por la Oposición de Izquierda Internacional, J. Schwab
por el Partido Socialista Obrero de Alemania (SAP), Peter J. Schmidt por el
Partido Socialista Independiente de Holanda (OSP), y Henricus Sneevliet por
el Partido Socialista Revolucionario de Holanda (RSP) (Gaido, 2015, p. 201).

Dedicó, a partir de entonces, buena parte de su tiempo y esfuerzo en reunir


la mayor cantidad de agrupaciones e individuos que coincidieran con su acta de
defunción de la III Internacional. En ese sentido, publicó en agosto de 1935 una
Carta Abierta dirigida a las organizaciones revolucionarias, en la que lanzó un claro
llamamiento a la construcción de una Cuarta Internacional.
En julio de 1936 tuvo lugar en París la primera Conferencia Internacional
por la Cuarta Internacional, la cual contó con la presencia de delegados de Francia,
Países Bajos, Alemania, Gran Bretaña e Italia. La Conferencia adoptó una impor-
tante cantidad de resoluciones programáticas y organizacionales. Entre los docu-
mentos presentados por Trotsky, se destacó su diagnóstico de una situación mundial
prerrevolucionaria que se resolvería o bien por el socialismo o bien por el fascismo,
pero que suponía la preparación y organización de la vanguardia revolucionaria.
Asimismo, denunció el avance de la desigualdad en la Unión Soviética, la creciente
independencia de la burocracia estalinista respecto del partido y la población, y la
instauración de una contrarrevolución social que reestablecía la propiedad privada y
el poder de la pequeña burguesía.
Dos años pasaron hasta un nuevo encuentro. El 3 de septiembre de 1938 se
desarrolló en Francia la Conferencia Fundacional de la IV Internacional, cuyo resul-
tado fue la proclamación de la instauración del Partido Mundial de la Revolución
Socialista. La sesión tuvo lugar en el momento cumbre de la crisis de Múnich, meses
después de una serie de asesinatos de trotskistas perpetrados por la policía secreta
de Stalin y cuando la amenaza de una nueva guerra mundial aparecía como certera.
Dadas estas circunstancias, la Conferencia congregó, en un único día, sólo a un
puñado de hombres bajo extremas medidas de seguridad y secretismo. La Confe-
rencia Inaugural eligió autoridades, adoptó un conjunto de resoluciones y ratificó el
Programa de Transición, el cual representaba la síntesis más acabada del posiciona-
miento de la IV Internacional (Alexander, 1991, p. 268).
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la sede de la IV Interna-
cional se trasladó de París a New York. Su primera reunión como tal tuvo lugar en
septiembre de 1939, esta vez con un representante latinoamericano: Mario Pedrosa
(Brasil). En este encuentro tuvo lugar, asimismo, la elección del Comité Ejecutivo
Internacional Residente, el cual tendría a su cargo constituir el Secretariado Interna-
cional, el órgano ejecutivo de la IV Internacional. El trabajo del Secretariado Inter-
nacional, a lo largo de toda la Segunda Guerra Mundial y con todas las provisiona-
lidades que las circunstancias impusieron, consistió, en buena medida, en mantener

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correspondencia con las secciones nacionales de la IV Internacional. Entre ellas,
la argentina, cuyo intercambio epistolar durante este período se caracterizó por las
sostenidas internas entre los primeros grupos trotskistas locales.

LOS ORÍGENES DE LA CUARTA INTERNACIONAL EN ARGENTINA

Los primeros intentos de establecer agrupaciones leales a la Oposición de


Izquierda delinean una primera etapa de la historia del trotskismo argentino que
comenzó hacia 1929 con la irrupción del Comité Comunista de Oposición y culminó
en 1943 con la disolución de facto del Partido Obrero de la Revolución Socialista
(PORS, primera sección argentina de la IV Internacional)9 y del grupo rival liderado
por Liborio “Quebracho” Justo, la Liga Obrera Revolucionaria. Luego del Golpe de
1943 se abrió una nueva etapa en la historia del trotskismo vernáculo, marcada por la
conformación del Grupo Obrero Marxista, liderado por Hugo Miguel Bressano, más
conocido luego como Nahuel Moreno10.
En términos más contextuales, el período 1930—1943 para la Argentina
implicó la interrupción autoritaria del ciclo de gobiernos radicales a manos un sector
de las Fuerzas Armadas lideradas por José Félix Uriburu y Agustín Pedro Justo
(padre de Quebracho), y la instauración, en su lugar, de una democracia fraudulenta
controlada por los militares cercanos a Uriburu y Justo. La llamada “Década Infame”
culminó con un nuevo Golpe de Estado perpetrado el 4 de junio de 1943 y dirigido por
Arturo Rawson y Pedro Ramírez. Al poco tiempo las internas militares y las caracte-
rísticas propias posibilitaron el crecimiento de la notoriedad y el poder del entonces
Coronel Juan Domingo Perón. En suma, el autoritarismo político y la persecución a
organizaciones de izquierda durante el período 1930—1943 no propiciaron el creci-
miento de agrupaciones políticas nuevas de esta tendencia ni el libre desarrollo de
sus actividades e intervenciones en el espacio público. De todas maneras, el primer
período del trotskismo, como veremos, fracasó en construir una alternativa política
atractiva para el movimiento obrero por defectos propios: a pesar del escaso número
de militantes que aglutinaron sus primeras expresiones, estuvieron atravesadas rápi-
damente por el faccionalismo y los enfrentamientos personales.
Aun así, la primera agrupación trotskista en Argentina, el Comité Comunista
de Oposición, se conformó en 1929 en Buenos Aires, como consecuencia de una
ruptura del Partido Comunista Argentino que había tenido lugar en 1927:
El primer grupo argentino se nucleó alrededor de un militante inglés, Roberto
Guinney, y su hijo que coincidieron con el obrero español Camilo López –
miembros del PC (RA), una ruptura de Partido Comunista, dirigida por José
Penelón– vinculándose con las ideas de la Oposición de Izquierda Internacional
a partir de 1929 y editando el primer número de su periódico La Verdad. Este
grupo se acercó a dos intelectuales argentinos: Héctor Raurich y Antonio Gallo,
el primero proveniente de una ruptura del Partido Comunista y el segundo
vinculado al Partido Socialista (Rojo, 2012, p. 104).

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De acuerdo a Liborio Justo, el Comité Comunista Oposicionista estuvo
conformado inicialmente por los tres obreros mencionados, a los que luego se les
sumaron otros cinco, modificando su autodenominación por la de Izquierda Comu-
nista Argentina (ICA) (LOR, 1941, p.4). En marzo de 1930 comenzó a editarse el
periódico La Verdad, el cual dio a conocer el “Testamento político” de Lenin, y
posteriormente, por un breve período, un periódico en idish llamado Tribuna Comu-
nista (Alexander, 1991, p.37).
A pesar del acercamiento de ICA a dos jóvenes estudiantes trotskistas que
acababan de regresar de España —donde habían tenido contacto con el dirigente
Andrés Nin—, Héctor Raurich y Antonio Gallo, las negociaciones para incorpo-
rarlos a la agrupación fracasaron. A partir de entonces ambos establecieron su propio
grupo, la Liga Comunista Internacionalista, cuyo periódico se editó bajo el nombre
de Nueva Etapa (Alexander, 1991, p.37).
Un tercer grupo trotskista se conformó en torno a Pedro Milesi, quien había
sido expulsado recientemente del Partido Comunista. El ICA vivía por entonces un
momento de transformación a causa del fallecimiento de sus fundadores, López y
Guinney. Ambas agrupaciones, optaron por fusionarse en 1933, dando lugar al naci-
miento de la Liga Comunista Internacional. Sin embargo, tras dos años de enfrenta-
miento entre los grupos de Raurich y Milesi, éste último acabó siendo expulsado de
su propia agrupación, por circunstancias que se desconocen, posibilitando la unifica-
ción de ambas en una única expresión: la Liga Comunista Internacionalista Sección
Argentina. El periódico editado en conjunto, IV Internacional, comenzó a publicarse
en abril de 1935 (Alexander, 1991, p. 37). A pesar de que esta experiencia duró
tan solo dos años y medio, fue capaz de establecer pequeños grupos en La Plata,
Córdoba y Santa Fe.
En 1937 la Liga Comunista Internacionalista se vio conmovida a causa de la
controversia desatada en torno al entrismo. Años antes, Trotsky había recomendado
a sus seguidores en Francia poner en práctica esta táctica:
Consciente de la amenaza que tal ascenso del fascismo planteaba para la
existencia misma de la socialdemocracia, Trotsky dedujo de ello que la apari-
ción de corrientes de izquierdas en el seno de esos partidos era inevitable.
Unos meses más tarde, la participación de los socialistas españoles en la insu-
rrección de Asturias confirma este pronóstico. Trotsky extrae conclusiones
de ello para España, Bélgica y Francia: las pequeñas fuerzas de la Oposición
de Izquierdas deben ocupar su lugar en el frente unido contra el fascismo
entrando en los partidos socialdemócratas. Conocido como el “giro francés”,
esta orientación fue muy pronto objeto de debates y divisiones. Constituye la
primera experiencia de lo que se llamará el “entrismo”, a menudo considerado
como característica de las prácticas maniobreras llevadas a cabo por las organi-
zaciones trotskistas (Bensaid, 2002, p. 40).

Hacia fines de 1937 se produjo una escisión en la Liga Comunista Interna-


cionalista a causa de la expulsión de un grupo liderado por Carlos Liacho y Jorge

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Abelardo Ramos, el cual había optado por la táctica entrista y se había unido al
Partido Socialista Obrero, una escisión reciente del Partido Socialista:
De agosto a diciembre de 1937 publicaron, bajo la dirección principal de C.
Liacho, cinco números de un órgano mimeografiado denominado “Frente
Proletario” con el subtítulo de “Boletín del marxismo revolucionario”,
y en agosto de 1938 un número de una revist denominada “Marxismo”. A
comienzos de 1938 realizaron en Córdoba una “conferencia nacional”, a la
que asistieron representantes de los “entristas” de esa ciudad y de Buenos Aires
y La Plata. En ella se pronunciaron discursos hasta de varias horas, como el de
C. Liacho, sin dejar ningún saldo en beneficio del movimiento (Liga Obrera
Revolucionaria, Breve reseña cronológica del movimiento cuartainternaciona-
lista argentino, 1941, p. 11).

Al mismo tiempo, Liborio Justo —que se había alejado ya del Partido Comu-
nista—, había comenzado a editar por su cuenta algunas publicaciones de número
único: Información. Por un partido marxista revolucionario de la Cuarta Interna-
cional (octubre de 1937), España Obrera (noviembre de 1937) y Piquete. Por un
partido obrero marxista y por la Cuarta Internacional (noviembre de 1937), todos
de inspiración trotskista.
A fines de 1937, tras recibir una carta de Diego Rivera en la que le solici-
taba a Justo el envío de material con análisis propios sobre la situación argentina
desde una mirada trotskista (D. Rivera, comunicación personal, 21 de octubre de
1937), Agustín Bernal –tal su pseudónimo por entonces—, convocó a los referentes
de los grupos “cuartistas” argentinos a una reunión para evaluar la posibilidad de
editar un periódico en conjunto. Finalmente, a comienzos de 1938, tras reeditarse
viejas disputas personales entre Gallo y Milesi, se publicaron dos revistas diferentes:
Nuevo Curso en julio de 1938, editada por Justo, Gallo, Siburu, Garmendia, entre
otros; e Inicial en agosto de 1938, dirigida por Milesi y sus discípulos. La expe-
riencia de Nuevo Curso terminó rápidamente por divergencias internas. Inicial, por
su parte, alcanzó a editar al menos cinco números (LOR, 1941, p.11).
A comienzos de 1939 casi todos los trotskistas que conformaban el Partido
Socialista Obrero o bien fueron expulsados o bien se alejaron voluntariamente del
espacio. Por su parte, la decepción de Justo tras su participación en Nuevo Curso lo
llevó a publicar en enero de 1939 el folleto Cómo salir del pantano, por primera vez
bajo el seudónimo de “Quebracho” (Bosch Alessio, 2015, p. 4).
Tres meses después, en abril de 1939, Liborio Justo, Antonio Gallo, David
Siburu y Aquiles Garmendia trazaron los acuerdos necesarios para comenzar a editar
una nueva publicación en conjunto: La Internacional.

EL GRUPO OBRERO REVOLUCIONARIO

La publicación del primer número de La Internacional a comienzos de 1939


dio origen al Grupo Obrero Revolucionario, conformado por Liborio “Quebracho”

210 Diálogos Rev. Elec. de Historia, 18(1):201-226, 2017 · ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
Justo, Mateo Fossa, un grupo de Córdoba que dirigía Aquiles Garmendia, un grupo de
estudiantes de La Plata nucleado alrededor de Jorge Lagos (seudónimo de Reinaldo
Frigerio) y un grupo de estudiantes anarquistas dirigidos por Abelardo Ramos. La
dirección del grupo estaba a cargo de Justo, quien, según un obrero que formaba
parte de la agrupación:
desplegaba una actividad extraordinaria en el movimiento, explicable por
sus condiciones económicas, su voluntad de trabajo en un movimiento
bajo su jefatura, su haber ideológico, además de cierta mayor seguridad en
el trabajo ilegal del que pudiera gozar cualquier otro militante. A pesar
de todo, pronto nos convencimos que el grupo tenía pocas perspectivas
de expansión entre las masas obreras, dadas las intrigas para desplazar a
Liborio de la dirección del grupo (Medunich Orza, 1970, p. 38).

Fossa caracterizó al GOR en sus inicios como un núcleo potencialmente revo-


lucionario en el que participaban viejos simpatizantes del trotskismo vernáculo y
nuevos elementos militantes:
era más bien un conglomerado aún en estado de nebulosa del que podría espe-
rarse la cristalización de un verdadero grupo revolucionario de la Cuarta Inter-
nacional en Argentina (...) En él participaban simpatizantes nuevos junto con
elementos del primer período del trotskysmo (sic) en este país, quienes habían
pertenecido a aquellas organizaciones encabezadas por Gallo y Milesi (...) A
fines de 1939 quedaban en nuestras filas sólo dos o tres de ellos junto con los
militantes nuevos (M. Fossa, comunicación personal, 2 de junio, 1941).

La primera deserción del grupo la protagonizó el núcleo de Córdoba, el cual


se declaró autónomo luego de la publicación del primer número de La Internacional
(Quebracho, 1957, p. 52). Entre fines de 1939 y mediados de 1940 se produce una
ruptura en el seno de la agrupación que culmina en la desafiliación del GOR de Jorge
Lagos, Abelardo Ramos y de los grupos de Santa Fe y Rosario, por diferencias en
torno al problema de la liberación nacional. En términos generales, basándose en
las tesis sobre la cuestión nacional y colonial que Lenin redactó para el segundo
congreso de la Internacional Comunista y en textos de Trotsky11, Justo planteaba
que la necesidad de la liberación nacional surgía de la influencia del imperialismo en
los países coloniales y semicoloniales, y qué sólo el proletariado sería quién luche
en su contra y alcance la liberación nacional a través de la revolución proletaria, de
acuerdo a los principios de la revolución permanente. En palabras de Mateo Fossa,
la “posición doctrinaria” del GOR indicaba que

el principal enemigo es el imperialismo que oprime a la Argentina, ha deformado


su economía e impide su desenvolvimiento. En consecuencia se impone, en
primer término, la lucha por la liberación nacional. La burguesía argentina, aliada
y cómplice del imperialismo, es incapaz de emprender esa lucha por la indepen-
dencia total del país (M. Fossa, comunicación personal, 27 de octubre, 1941).

Constanza Daniela Bosch Alessio • Los orígenes de la cuarta internacional en Argentina. Liborio justo y el caso del... 211
Fossa explica cómo ciertos sectores de la burguesía pueden “iniciar ciertas
escaramuzas contra el imperialismo”, pero que nunca completarán “porque sus inte-
reses están más cerca del imperialismo que del proletariado revolucionario”. Sólo
el proletariado revolucionario, manteniendo su independencia de clase será capaz
de llegar hasta el fin la lucha contra el imperialismo: “por medio de la revolución
proletaria que establezca la dictadura del proletariado que liberará al país del impe-
rialismo y destruirá los últimos restos semifeudales completando la revolución
democrático—burguesa. Pero el proletariado no podrá detenerse allí, sino que de
acuerdo a los principios de la revolución permanente, pasará adelante a la revolución
socialista” (M. Fossa, comunicación personal, 27 de octubre, 1941).
El debate en torno al problema de la liberación nacional provocó nuevas deser-
ciones, entre las que se contaba la del grupo de La Plata, dirigido por Jorge Lagos. La
renovación de militantes fue, por entonces, notoria:
A consecuencia de esta constante fluctuación, el GOR llegó al mes de
febrero de 1940, primer aniversario de su formación, con alrededor de
10 miembros, de los cuales sólo tres, Fossa, Tristán y Bernal, formaban
parte del grupo primitivo, es decir que se había renovado en un 70%,
demostración evidente de los cambios y luchas internas que habían
soportado durante el primer año de existencia (…) Por esa época, los
militantes obreros estaban aún en minoría, constituyendo el 40 %, lo
cual, no obstante, significaba un evidente progreso sobre la proporción
inicial (Liga Obrera Revolucionaria, Análisis esquemático de las posiciones
doctrinarias frente a los problemas nacionales sostenidas en su desarrollo por
el movimiento cuartainternacionalista argentino. Primera parte, 1941, p. 10).

La controversia planteada en torno al problema de la liberación nacional


ocasionó no sólo la ruptura del GOR y su posterior vaciamiento (según Quebracho,
los militantes que no abandonaron la agrupación “se podían contar con los dedos
de una mano”), sino también la conformación de una nueva agrupación en torno a
aquellos que no acordaban con la tesis de Justo: la Liga Obrera Socialista (LOS).
Integraban la LOS Pedro Milesi, Oscar Posse, Juana de Palma, Margarita Gallo,
Angélica Méndez, Abelardo Ramos y los grupos de Rosario y La Plata12. Según
el obrero Miguel Medunich Orza, la LOS “fue el más numeroso de los grupos
‘trotskistas’, pero también el más heterogéneo por su composición ideológica.
Había hombres en el grupo que tenían poco que ver con las ideas marxistas”
(Medunich Orza, 1970, p. 39).
Desde las páginas de Inicial –el periódico de la LOS—, solían estos dirigir
“ataques personales” en contra de Quebracho y sostener el carácter socialista de la
revolución en Argentina: “la burguesía argentina, a diferencia de los demás estados
indoamericanos, se basa en una economía de cierto grado propia, tiene una gran
experiencia, cuanta con un Estado bien organizado y un aparato de represión formi-
dable. Ya ha hecho su revolución y está dispuesta a gozar de sus privilegios” (Inicial,
1940, p. 1). De acuerdo a Medunich Orza (1970, pp. 38-39), el periódico “contenía,
casi exclusivamente, la transcripción de los artículos de Trotsky, algunas infor-

212 Diálogos Rev. Elec. de Historia, 18(1):201-226, 2017 · ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
maciones sobre el Partido Obrero de Unificatión Marxista y del Partido Labo-
rista Independiente de Inglaterra”. En cuanto a la composición social de la LOS,
Fossa –quien permanecía al interior de las filas del GOR— afirmó que “es abru-
madoramente pequeñoburguesa: de doce personas que componen sus efectivos en
Buenos Aires, diez son pequeñoburgueses y sólo dos obreros atrasados. Su contacto
con el movimiento obrero es prácticamente nulo”. Respecto del periódico, Inicial,
Fossa dice desconocer su distribución, a pesar de que su tiraje oscila entre los mil o
tres mil ejemplares. Sin embargo, le preocupa su posición “teórica”:
está completamente reñida con los principios más elementales del marxismo—
leninismo y de la Cuarta Internacional (...) Niega la distinción leninista entre
países opresores y oprimidos y sostiene que las tareas de la vanguardia prole-
taria en la Argentina son las mismas que las de Alemania o los Estados Unidos
(...) alegan de que el primordial enemigo de un país semicolonial como la
Argentina, no es el imperialismo sino la burguesía nacional y que en lugar de
la lucha por la liberación nacional contra el imperialismo el proletariado debe
plantearse aquí una abstracta revolución socialista. Niegan a Lenin y a Trotzky
(sic) y dicen derivar su posición de Rosa Luxemburg, del pseudomarxista
peruano José Carlos Mariátegui y del líder del socialismo reformista argentino,
Juan B. Justo. Ignoran el imperialismo, en cuyas manos ellos mismos dicen que
están todos los centros vitales de la economía argentina. Ignoran la dialéctica de
la revolución permanente (M. Fossa, comunicación personal, 2 de junio, 1941).

A pesar de haber perdido buena parte de su militancia, una vez producida la


ruptura, el GOR logró sumar algunos grupos del interior argentino. De acuerdo a
Mateo Fossa, el GOR en 1941
Cuenta en Buenos Aires con los siguientes efectivos: dos obreros madereros,
dos obreros gastronómicos, un obrero gráfico, un obrero de la construcción, un
estudiante y un intelectual. Cada uno de sus componentes son dirigentes capa-
citados y bien conocidos en sus respectivos campos de acción (...) Tenemos
además grupos filiales en la ciudad de Mendoza (recientemente constituido) el
que consta de cinco militantes y cinco simpatizantes, en su totalidad obreros, y
en La Banda, importante centro ferroviario del Norte argentino, el que consta
de tres o cuatro militantes, en su mayor parte obreros. Tenemos también un
militante en el movimiento estudiantil de Rosario (...) además, el GOR cuanta
con multitud de simpatizantes que distribuyen su literatura en Buenos Aires,
Rosario, Córdoba, Tucumán, Resistencia (Chaco), Comodoro Rivadavia
(Chubut), etc. (M. Fossa, comunicación personal, 27 de octubre, 1941).

En relación al periódico, Fossa asegura que “se distribuye ampliamente entre


el proletariado del país (...) de cada número se hace una edición de 5 mil ejemplares
desde su aparición”, salvo en momentos de dificultades internas, cuando imprimieron
sólo 3 mil. Recuerda que del número dedicado a la memoria de Trotsky se hizo
una edición récord de diez mil ejemplares13. En el marco de la II Guerra Mundial y
reivindicando a la IV Internacional y a León Trotsky, el primer número del periódico
rezaba en su editorial:

Constanza Daniela Bosch Alessio • Los orígenes de la cuarta internacional en Argentina. Liborio justo y el caso del... 213
En el mes de Septiembre de 1938, ‘en cierto lugar de Suiza’ se ha reali-
zado el Congreso Constituyente de la IV Internacional. Los más firmes
revolucionarios marxistas del mundo — con el incorruptible León Trotski
a la cabeza — han elaborado las bases de la nueva Internacional. En
el fuego de la lucha contra el fascismo y la guerra imperialista, la IV
Internacional, levanta en alto la bandera del marxismo revolucionario y
llama a las masas a la lucha por la Revolución. ‘La Internacional’ es el
¡presente! de los marxistas de la Argentina (La Internacional, 1939, p. 1).

Desde la perspectiva de Liborio Justo, la publicación del nuevo órgano


demuestra la superación de una etapa que abre paso al recambio generacional y diri-
gente en el seno de la tendencia: el movimiento revolucionario marxista—leninista
en la Argentina entra en una nueva fase de acción efectiva y de fundación verdadera
de los cimientos del partido de la Cuarta Internacional (…) Esta nueva fase signifi-
cará una renovación completa en todos los aspectos” (Quebracho, 1939, p. 2).
La (Nueva) Internacional editó en total catorce números entre abril de 1939 y
abril de 1941. Según testimonia la correspondencia partidaria, la agrupación recibía
suscripciones por correo y se distribuía, además, en algunos círculos obreros a los
que los militantes tenían llegada. El precio de venta rondaba los diez centavos. En sus
páginas se analizaban cuestiones relativas a la II Guerra Mundial, al rol del estalinismo
y de los partidos trotskistas tanto en Europa como en América Latina y se publicaban
noticas y reportajes en relación a cuestiones sindicales fundamentalmente bonaerenses.
El Grupo Obrero Revolucionario editó junto a su prensa regular –La Nueva
Internacional– una serie de diez folletos14 de unas treinta y cinco páginas promedio
bajo el sello de Ediciones “Acción Obrera”. Las publicaciones en cuestión, cuya
autoría mayoritaria pertenece a Liborio Justo —“Quebracho”—, reconstruyen los
inicios del trotskismo en Argentina y América Latina, plantean los vínculos entre las
agrupaciones que adherían al “movimiento cuartainternacionalista”, reproducen los
debates y parte de la correspondencia entre ellos, y los sitúa en el contexto mundial
del derrumbe la Tercera Internacional, el ascenso del fascismo y las implicancias de
la Segunda Guerra Mundial.

LIGA OBRERA REVOLUCIONARIA

De acuerdo a la correspondencia emitida por la agrupación, el GOR se trans-


formó en la Liga Obrera Revolucionaria en abril de 1941. El periódico también
adoptó una nueva denominación, Lucha Obrera15.
La primera etapa de la historia de la LOR estuvo marcada por el intento de
unificación de los grupos trotskistas argentinos que lideró el Secretariado Interna-
cional de la Cuarta Internacional. En enero de 1941 se encontraba ya en la Argentina
Terence Phelan (Sherry Mangan) quien había llegado con el objetivo de unir a las
diferentes agrupaciones trotskistas (González, 1995, p. 72). En el mes de agosto del
mismo año se inician las negociaciones de unificación, conformándose ad hoc un

214 Diálogos Rev. Elec. de Historia, 18(1):201-226, 2017 · ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
Comité precedido por Phelan. El contacto de los miembros del Comité Ejecutivo
Internacional con los grupos argentinos dio origen a algunos debates en torno a las
tesis sostenidas por estos últimos. Así, por caso, Marc Loris (Jean van Heijenoort)
criticó fuertemente al folleto de la LOR Argentina frente a la Guerra Mundial en su
“Carta a los camaradas argentinos”, tildando a la agrupación de reformista, chauvi-
nista, demagoga y pequeño—burguesa (Loris, 1941).
Por su parte, Liborio Justo responderá en agosto de 1941 a sus considera-
ciones en el primer Boletín Interno16, dedicado por completo a la publicación de la
intervención de Quebracho respecto a las apreciaciones de Loris. Por un lado, Justo
aclara que el folleto no pretendía examinar en profundidad el problema de la libe-
ración nacional, ya que los textos que lo integran formaban parte, originalmente, de
artículos de La Nueva Internacional y tenían, por tanto, un objetivo “más de agita-
ción que de propaganda” (Liga Obrera Revolucionaria, Análisis esquemático de las
posiciones doctrinarias frente a los problemas nacionales sostenidas en su desarrollo
por el movimiento cuartainternacionalista argentino. Primera parte, 1941, p. 2). En
segundo lugar, las críticas a la terminología utilizada en el folleto y a la omisión de
conceptos como el de “revolución proletaria”, se explican sólo por el desconoci-
miento de Loris de las circunstancias en las cuales desenvolvían sus actividades las
organizaciones de izquierda durante la Década Infame:
Usted, Marc Loris, que nos anatemiza tan tranquilamente desde Union Square,
ignora, con toda seguridad (por lo menos hay que suponerlo) la situación de
semilegalidad en que nosotros debemos trabajar, ignora que en la Argentina
existe una Sección Especial de la Policía contra el Comunismo y que nuestros
compañeros son detenidos a cada rato (yo mismo lo he sido tres veces en un
año) por repartir nuestra prensa y que, al escribir los artículos que integran el
folleto, nosotros no sabíamos aún hasta ´donde podíamos hablar claramente de
revolución proletaria sin vernos perseguidos y encarcelados, con lo que hubié-
ramos destruido nuestro grupo y tronchado nuestras posibilidades de propa-
ganda, nada más que para que un culto de la fraseología revolucionaria no
fuera a lanzarnos epítetos vulgares que hasta resultan innobles e indignos de
un verdadero militante bolchevique—leninista (Liga Obrera Revolucionaria,
Análisis esquemático de las posiciones doctrinarias frente a los problemas
nacionales sostenidas en su desarrollo por el movimiento cuartainternaciona-
lista argentino. Primera parte, 1941, p. 3).

En junio de 1941 la LOR recibe la invitación formal para participar de una


Conferencia Nacional Constituyente del Partido Cuartainternacionalismo Argen-
tino, a presentar los documentos que desarrollen las tesis políticas del grupo y a
informar el número de militantes (González, 1995, p. 75). Ya habían aceptado por
entonces participar de la Conferencia el grupo Marxista—Leninista de Córdoba, el
de La Plata—Berisso, la Liga Obrera Socialista, la Vanguardia Obrera Leninista y el
grupo alemán IKD—RF. La posición de la LOR remarcaba la necesidad de llegar a
acuerdos programáticos antes de impulsar la unificación. La fórmula que proponían
era “Discusión—Congreso—Unificación”, mientras que la del resto de los grupos
era “Unificación—Discusión—Congreso”. El grupo de Quebracho se manifestaba

Constanza Daniela Bosch Alessio • Los orígenes de la cuarta internacional en Argentina. Liborio justo y el caso del... 215
en contra de una unificación inmediata, salvo en el caso de que EEUU ingresara a la
Guerra (Quebracho, comunicación personal, 10 de mayo, 1941).
Unifiquémonos –decían los centristas— y luego vamos a discutir. Es decir,
formemos una comparsa más de las tantas que ya se han constituido en la larga
historia del trotskismo en la Argentina, elijamos un Comité Ejecutivo, démosle
un nombre pomposo al nuevo organismo, y aun el nombre de partido, y después
vamos a considerar todo lo demás. Las posiciones doctrinarias son secunda-
rias y las decidiremos más tarde, aunque a consecuencia de ello se vuelva a
caer en las eternas luchas internas y en lugar de un partido volvamos a tener
diez grupitos disgregados marchando otra vez cada uno por su cuenta (…)
Por supuesto que nosotros en ninguna forma aceptamos ni que se nos hablara
de una comedia de esa naturaleza, la que era apadrinada con un vigor y una
consecuencia digna de mejor causa por el ‘observador internacional’. Exigimos
un Boletín de Discusión como paso primordial indispensable para llegar a un
posible entendimiento. No teniendo otro camino para seguir adelante, los
centristas, partidarios de la unificación inmediata, se vieron obligados a acep-
tarlo. Pero lo hicieron a su manera: sólo se darían 15 días para presentar las tesis
a publicarse en ese Boletín y ellas se concretarían a un solo punto: al problema
del imperialismo y de la liberación nacional, el que nosotros habíamos plan-
teado como el punto básico a resolver para llegar a un posible entendimiento.
De más está decir que en ninguna forma, tampoco, aceptamos ese procedi-
miento (Liga Obrera Revolucionaria, Análisis esquemático de las posiciones
doctrinarias frente a los problemas nacionales sostenidas en su desarrollo por
el movimiento cuartainternacionalista argentino. Segunda parte, 1942, p. 4).

La LOR demoró en entregar sus tesis políticas sobre la cuestión de la libe-


ración nacional y, finalmente, en los meses de octubre—noviembre, abandonó
la Comisión de Unificación del Movimiento Cuartainternacionalista Argentino
–que se había constituido para concretar la unión— en dos oportunidades. El
motivo principal para el alejamiento de la LOR de la Comisión fue el hecho de
que Phelan “se pusiera de parte del centrismo pequeñoburgués” y sugiriera de
manera oportunista unificar inmediatamente a todos los grupos (M. Fossa, comu-
nicación personal, 27 de octubre, 1941). En circunstancias poco claras, se cons-
tituye con el resto de los grupos el Partido Obrero de la Revolución Socialista
(PORS) en diciembre de 1941.
Los documentos que la LOR preparaba para presentar en la Comisión
fueron publicados en una serie de cinco entregas, bajo el título de Documentos
para la unificación del movimiento cuartainternacionalista argentino, a saber:
Breve reseña cronológica del movimiento cuartainternacionalista argen-
tino (1941), Análisis esquemático de las posiciones doctrinarias frente a los
problemas nacionales sostenidas en su desarrollo por el movimiento cuartain-
ternacionalista argentino (dos partes: Los maestros —1941— y Las últimas
aventuras del centrismo —1942—), Posición de la Liga Obrera Revolucionaria
frente al problema de la liberación nacional y de la guerra (1942) y, finalmente,
Documentación complementaria.

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La Breve reseña cronológica del movimiento cuartainternacionalista argen-
tino constituye una periodización de la historia del trotskismo argentino desde 1929
hasta la conformación de la Liga Obrera Socialista en 1941. Se reconocen allí la
sucesión de tres etapas. La primera de ellas se extiende desde 1929 hasta 1933 y se
caracteriza por la conformación del primer grupo oposicionista de América del sur,
el bonaerense “Izquierda Comunista Argentina”. La segunda etapa (1933—1937)
tiene como protagonistas a las agrupaciones de Antonio Gallo y Héctor Raurich
y de Pedro Milessi. Por último, la última fase (1937—1941) hace referencia a los
prolegómenos de la conformación del GOR, sus primeros años y debates con la
LOS y el nacimiento de la LOR.
La primera parte de Análisis esquemático…, subtitulada Los maestros,
examina las tesis políticas de los primeros referentes del movimiento trotskista
local: Antonio Gallo, Carlos Liacho, Pedro Milesi, Luis Koiffman, David Siburu
y el grupo de Córdoba “América Libre”. La caracterización de esta etapa del trots-
kismo argentino indica, en primer lugar, el carácter abstracto y especulativo de las
concepciones teóricas de sus integrantes, las cuales reproducían, simplemente, los
escritos de Trotsky. Como consecuencia de ello, se conformó “un campo fértil para
los más inverosímiles devaneos doctrinarios y para la fructificación de la serie de
genios pseudomarxistas que aparecieron aquí como ‘superadores’ o ‘reformadores’
de Marx y de Lenin” (Liga Obrera Revolucionaria, Breve reseña cronológica del
movimiento cuartainternacionalista argentino, 1941, p. 12). En tercer lugar, los ante-
cesores al GOR/LOR no habían sido capaces de caracterizar a la Argentina como un
país semicolonial, por lo que sus concepciones sobre el carácter de la revolución en
nuestro país indicaban que la misma sería eminentemente socialista, sin necesidad
de abrir paso a la liberación nacional. Por otro lado, el desenvolvimiento de los
primeros grupos trotskistas, alejado del proletariado, fue “la causa principal de su
existencia mezquina y raquítica en el seno de la pequeñaburguesía” (Liga Obrera
Revolucionaria, Breve reseña cronológica del movimiento cuartainternacionalista
argentino, 1941, p. 13). Asimismo, los contactos de los “maestros” con el extranjero
se sostuvieron con agrupaciones “centristas” como el Partido Obrero de Unificación
Marxista español o la Izquierda Comunista chilena.
La segunda parte de Análisis esquemático…, subtitulada Las últimas aven-
turas del centrismo, se concentra en describir el fallido proceso de unificación y la
creación del Partido Obrero de la Revolución Socialista. En Posiciones de la Liga
Obrera Revolucionaria frente al problema de la liberación nacional y de la guerra se
analizan in extenso las tesis políticas de la LOR y del resto de las agrupaciones trots-
kistas que participaban del proceso de unificación, en torno a la cuestión nacional y
al imperialismo. El folleto las resume de la siguiente manera:
Finalmente, Documentación complementaria reproduce una serie de cartas
intercambiadas con grupos trotskistas nacionales e internacionales, en relación al
proceso de unificación.

Constanza Daniela Bosch Alessio • Los orígenes de la cuarta internacional en Argentina. Liborio justo y el caso del... 217
Como consecuencia de la intervención de Sherry Mangan en Argentina, los
vínculos entre la LOR y el Comité Ejecutivo de la Cuarta Internacional se vieron

TABLA 1

NUESTRAS POSICIONES POSICIONES SOSTENIDAS POR EL CENTRISMO


REVOLUCIONARIAS PEQUEÑO—BURGUÉS

1. Negación, de parte de algunos, del carácter


1. Reconocimiento del carácter semicolonial
semicolonial de la Argentina. Reconocimiento de
de la Argentina y de la influencia opresora y
palabra en otros. Negación en todos de la influencia
deformadora del imperialismo.
opresora y deformadora del imperialismo.

2. Necesidad, en consecuencia, de
2. Negación de la necesidad de la liberación nacional
la liberación nacional del yugo del
del yugo del imperialismo, ya que la burguesía
imperialismo, como principal enemigo, sin
nacional es el principal enemigo. La lucha contra el
abandonar, en ningún momento, la lucha
imperialismo es, en primer término, la lucha contra
contra la burguesía nacional transformada
la burguesía nacional.
en agente del imperialismo.

3. Carácter agrario antiimperialista de


la revolución en los países coloniales y 3. Carácter directamente socialista de la revolución
semicoloniales como primer paso hacia la en los países coloniales y semicoloniales.
revolución socialista.

4. Defensa nacional revolucionaria en caso


4. Derrotismo revolucionario en caso de guerra de
de guerra de un país semicolonial con un
un país semicolonial con un país imperialista.
país imperialista.

5. Reconocimiento de la existencia de restos


5. Negación de la existencia de restos feudales en
feudales en la Argentina. La revolución
la Argentina. La revolución democrático—burguesa
democrático—burguesa, por lo demás, no
ha sido completada.
ha sido completada.

6. Distinción entre la burguesía del país 6. Negación de la diferencia entre la burguesía del
opresor y la burguesía del país oprimido. país opresor y la burguesía del país oprimido.

7. Importancia del estudio de la Revolución 7. Negación de la posibilidad de aplicar las


China como fuente de enseñanzas para los enseñanzas de la Revolución China a los países de
países de la América Latina. la América Latina.

Nota: Extraído de Liga Obrera Revolucionaria, Análisis esquemático de las posiciones doctri-
narias frente a los problemas nacionales sostenidas en su desarrollo por el movimiento cuar-
tainternacionalista argentino. Segunda parte, Buenos Aires, 1942.

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resentidos. Mediante una carta dirigida a los miembros de la agrupación, fechada el
20 julio de 1942, Quebracho rompe con la Cuarta Internacional:

Camaradas: nuestra lucha contra el centrismo en este país y en la América Latina


nos lleva, en consecuencia, a emprender la lucha contra el centrismo en su propio
reducto actual, el S.W.P. de los Estados Unidos. ‘La Cuarta Internacional se
formará en la lucha contra el centrismo’, dijo León Trotsky. La próxima revolu-
ción europea y asiática superará la etapa en que actualmente nos encontramos y
edificará la verdadera Cuarta Internacional. Listos para tal acontecimiento, noso-
tros desde ya debemos romper todo vínculo con los burócratas de los Estados
Unidos y, en este sentido mi resolución es inquebrantable, coincidiendo, según
creo, con el sector joven y activo de la LOR (Quebracho, 1957, p. 117).

La ruptura con la dirección de la Cuarta Internacional repercutió hacia el inte-


rior de la LOR: Mateo Fossa abandonó la agrupación en junio de 1943, luego de que
la última publicación del grupo –Boletín Sudamericano—, afirmara que el Socialist
Workers Party constituía un agente de Wall Street (González, 1995, p. 76).
En diciembre de 1942 Quebracho afirmó que el movimiento revolucionario
mundial se encontraba en “plena medianoche”:
Por todas partes nos vemos amenazados por medidas policiales y reaccionarias
de distinto orden al mismo tiempo que nuestra prédica, en el alcance que a ella
es aún posible darle, nos coloca en una situación de incomprensión y aisla-
miento en que tal vez no hemos estado nunca. Es evidente que nos encontramos
en plena medianoche del movimiento revolucionario mundial. En el terreno
ideológico reina la confusión más absoluta. Aparecen tergiversados hasta los
principios más elementales de la lucha de clases (…) En el campo sindical, el
espectáculo no es más auspicioso. Paralización e indiferencia absoluta. Triunfo
de las direcciones entregadoras bajo el signo del colaboracionismo más repug-
nante (…) La ofensiva patronal y reaccionaria continúa día a día ante la casi
total indiferencia de la masa obrera que ha perdido la confianza en sus actuales
dirigentes, no ve la perspectiva de cambiarlos y parece haber perdido la
confianza en sus propias fuerzas y en la posibilidad de utilizarlas para mejorar
su suerte (…) La situación no es la más propicia para el progreso y desarrollo
de una organización revolucionaria de vanguardia (LOR, 1942b, p. 1).

Reconoce, por tanto, que las circunstancias en las cuales desarrollar la tarea
militante son las más desfavorables posibles y que la organización ha sufrido algunas
bajas entre sus filas:
Algunos de nuestros antiguos compañeros –los menos firmes desde luego— se
han dejado influenciar por el aplastamiento general y han desertado. También
algunos camaradas del interior (Mendoza) se han dejado ganar, por el ambiente
de renuncia e impotencia que se ha enseñoreado en el medio obrero argentino,
aunque estamos seguros que esa actitud es pasajera y que se modificará tan
pronto como también se modifiquen las circunstancias que le condicionaron
(…) Pero frente a eso, puede decirse que el puñado de los otros militantes que
forman parte de la LOR en la actualidad –un puñado nada más, ya que el análisis
objetivo no nos permite un autoengaño respecto a nuestras propias fuerzas—
están encarando la situación quizás en una forma más firme que nunca y sobre

Constanza Daniela Bosch Alessio • Los orígenes de la cuarta internacional en Argentina. Liborio justo y el caso del... 219
esa pequeña columna que no se rinde se irá agrupando más tarde el grande ejér-
cito de la revolución (Liga Obrera Revolucionaria, Boletín Interno N°4, p.1).

Frente al momento de oscuridad, Justo propone cinco tareas. Por un lado, el


estudio y la clarificación doctrinaria, los cuales comprenden, entre otras acciones,
la redacción y la publicación de tres obras fundamentales: “¿Defensa o escla-
vizamiento continental?” (“en la que se estudiará la situación de América Latina
frente al momento actual del mundo”), un trabajo sobre la cuestión nacional en los
países semicoloniales latinoamericanos y, finalmente, “Del pantano al partido” (“un
análisis del desarrollo del movimiento cuartainternacionalista hasta el presente en la
Argentina, en América Latina y en el resto del mundo”). Por primera vez, Quebracho
plantea, en parte, el plan de obras que concretará una vez producido su alejamiento
de la militancia política (Liga Obrera Revolucionaria, Boletín Interno N°4, p. 1).
En segundo lugar, Justo propone llevar a cabo una labor de proselitismo indi-
vidual en el seno de organizaciones de masas: “Si la tarea de conquistar masas para
nuestras posiciones es, en una situación como la que atravesamos hoy, totalmente
utópica, muy distinta es la perspectiva que se presenta como un deber para todos los
miembros de un grupo revolucionario de vanguardia en las actuales circunstancias”
(Liga Obrera Revolucionaria, Boletín Interno N°4, p. 5).
En tercer lugar, el dirigente de la LOR sugiere la preparación para las nuevas
condiciones de lucha, marcadas por una represión local de presión relativa (“los
medios represivos de la burguesía, en los hechos, casi nos han ignorado y para ellos
el stalisnismo, utilizando todavía el temido nombre de comunismo, se ha presentado
como el verdadero enemigo”) y por la “invasión” de la policía política de los Estados
Unidos: “por declaraciones obtenidas recientemente de fuente bien informada, quien
esto escribe ha llegado a enterarse de que alrededor de 300 agentes de la policía
secreta yanqui actúan en la Argentina en la actualidad” (Liga Obrera Revolucionaria,
Boletín Interno N°4, p. 6).
En cuarto lugar, Quebracho propone la publicación de una revista impresa
o de un Boletín mimeografiado de carácter continental. Este punto encuentra su
concreción en la publicación desde febrero de 1943 de un Boletín Sudamericano (el
primero en su género a nivel continental), cuyo nivel de circulación desconocemos.
Se editaron un total de cinco números hasta el mes de junio de 1943.
Finalmente, Justo considera necesario preservar y extender los contactos
internacionales:
Camaradas de Bolivia, Uruguay y Brasil están en estrecho vínculo con nosotros y
podríamos decir que esos camaradas representan lo mejor y lo único vivo en sus
respectivos países (…) La construcción de un gran movimiento revolucionario
continental que enfrente al imperialismo como un solo bloque es (…) la tarea
inmediata de la Cuarta Internacional en la América del Sur (LOR ,1942b, p. 8).

Ya hacia mediados de 1943 la LOR había perdido a casi todos sus militantes
y vínculos internacionales:

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Mientras tanto la LOR, que había anunciado la aparición de una revista: “Estra-
tegia”, empezó a sufrir, sin embargo, un proceso de desintegración que, además
de ser un reflejo del medio adverso en que debía desenvolverse, lo era del
receso revolucionario en todo el mundo. Algunos activos camaradas del inte-
rior dejaron de escribir. Otros llegaron a renegar del marxismo (…). El cama-
rada Mateo Fossa, desaprobó nuestra ruptura con Nueva York y, finalmente, a
pesar de la estimación que siempre nos había merecido, nos vimos obligados a
seguir sin él. Algunos simpatizantes se recluyeron en su casa. Otros, incapaces
de soportar el aislamiento, se acercaron a otros movimientos más a la derecha.
En el orden nacional, únicamente manteníamos vinculación con los camaradas
obreros de Resistencia (Chaco). Finalmente, en Buenos Aires, quedamos sólo
dos: Enrique Carmona (Santiago Escobar) y quien esto escribe. En el terreno
internacional, alejado el POR de Chile (…) y silenciado el Uruguay y el Brasil
(…) sólo manteníamos contacto, a mediados de 1943, con la Liga Obrera
Marxista de Oruro (Bolivia) (Quebracho, 1957, pp. 128-129).

Por último, el golpe militar del 4 de junio de 1943 movilizó la publicación de


la última declaración pública de la agrupación, en la que anticiparon el breve paso de
Ramírez en el poder y el tinte autoritario del nuevo gobierno.
La desintegración total finalmente se produjo cuando el último militante aban-
donó la LOR:
Con el camarada Enrique Carmona, cuya adhesión inteligente y leal y profundo
sentido de clase (era obrero gastronómico) había sido un apoyo imprescindible
de la acción que pudimos desarrollar en la LOR, surgieron, sobre asuntos
banales, algunos desacuerdos. Y la LOR terminó por desintegrarse para siempre
(Quebracho, 1957, pp. 128-129).

CONSIDERACIONES FINALES

La extinción de la LOR marcó el final de la “prehistoria” del trotskismo argen-


tino. Su incapacidad para transformarse en un partido de masas y el contexto poco
favorable que marcó la Década Infame acabaron por extinguir los esfuerzos mili-
tantes de sus dirigentes. De todas maneras, ninguna de las experiencias trotskistas
del período 1929—1943 obtuvo una influencia relevante en el movimiento obrero, y
el GOR y la LOR no constituyeron la excepción.
Hacia el interior de las primeras agrupaciones trotskistas, la experiencia del
GOR—LOR se destacó por la variedad y tiraje de sus publicaciones, las cuales supe-
raron, inclusive, la demanda del medio; y, a su vez, por sus vínculos políticos con
agrupaciones semejantes en el interior argentino y en países latinoamericanos como
Cuba, Chile, Bolivia, Uruguay o Brasil. En otras palabras, estas pequeñas agrupa-
ciones se convirtieron más bien en espacios de sociabilidad intelectual, cuya intermi-
tencia en el tiempo y labilidad no opacaron la posibilidad de tender precarias redes
de circulación de ideas y publicaciones.
En términos generales, las tesis políticas y las publicaciones de ambos
grupos dan cuenta de la autoría abrumadoramente mayoritaria de Liborio Justo. Su

Constanza Daniela Bosch Alessio • Los orígenes de la cuarta internacional en Argentina. Liborio justo y el caso del... 221
rol dirigente, sin embargo, no favoreció la unificación con otros grupos trotskistas
locales y acabó por marcar la ruptura de la LOR con la Cuarta Internacional y su
autoexilio de la escena pública.

NOTAS
1 Argentina. Doctoranda en Historia. Especialista en Docencia y Tecnologías
de la Educación y la Comunicación. Profesora en Historia. Becaria Doctoral
del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.
Correo electrónico: [email protected]

2 “Antonio Gallo nació en Buenos Aires en c.1913, fue ensayista político y mili-
tante trotskista. Inicia su militancia en la Juventud del Partido Socialista y publi-
ca, desde muy joven, artículos en el diario La Vanguardia y en la revista Clari-
dad. Tras el golde de Estado de 1930 es detenido y consigue ser liberado gracias
a contactos de su madre. Viaja a España en 1931 como parte de una delegación
socialista que pretende tomar contacto con la República española. Tras su re-
greso a Argentina, toma contacto con el primer grupo comunista de oposición,
la Izquierda Comunista Argentina, pero finalmente no lo integra. Publica, en
cambio, junto a otros trotskistas y miembros del PC la revista Actualidad. Hacia
1933 conforma la Liga Comunista Internacionalista que en 1935 se fusionará
con el grupo de David Siburu. En 1935, frustrada la fusión, se reagrupará junto
a Liborio Justo, Mercedes Bacal y Aquiles Garmendia y editarán el periódico
Nuevo Curso”. Bosch Alessio, Constanza, Los primeros folletos de ediciones
“Acción Obrera”. Una experiencia editorial en los orígenes del trotskismo ar-
gentino(1938—1941)”, Revista izquierdas, n°23, abril de 2015, p.5.

3 “Seudónimo de Mercedes Bacal (Baikal, 18/12/1900 – Buenos Aires,


10/3/1990). Odontóloga de profesión, estuvo vinculada al grupo Insurrexit
hasta su ingreso al Partido Comunista en 1920. En 1929 es expulsada por sus
posicionamientos izquierdistas. A fines de la década del treinta practica
la táctica de entrismo en el Partido Socialista Obrero. En 1940 participa de
la Liga Obrera Socialista que lidera Antonio Gallo. Desde 1941 y hasta 1943
participa del Partido Obrero de la Revolución Socialista. En las décadas de
1960 y 1970 junto a Mateo Fossa milita en la Mesa Coordinadora Nacional de
Organizaciones de Jubilados y Pensionados de la República Argentina”. Bosch
Alessio, Constanza, Los primeros folletos de ediciones “Acción Obrera”. Una
experiencia editorial en los orígenes del trotskismo argentino(1938—1941)”,
Revista izquierdas, n°23, abril de 2015, p.7.

4 “Pedro Milesi nació en Buenos Aires el 8 de octubre de 1886. Fue trabajador


municipal y dirigente sindical trotskista. Milita inicialmente en el Partido
Socialista y luego se afilia, en la década de 1920 al Partido Comunista.

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En 1922 es expulsado del PC tras sostener el frente único entre el PS y el PC.
Reingresa al PC luego del golpe de Estado de 1930, pero romperá con él
en 1932 para sumarse a la Izquierda Comunista Argentina. Protagonizará
desde las páginas del periódico partidario, Tribuna Leninista, un fuerte debate
con la publicación del grupo de Antonio Gallo, Nueva Etapa. Sin embargo,
en 1935 ambos grupos se reunifican. Expulsado en 1936, editará la revista
Inicial, de cuyo núcleo surgirá una nueva agrupación trotskista: la Liga Obre-
ra Socialista”. Bosch Alessio, Constanza, Los primeros folletos de ediciones
“Acción Obrera”. Una experiencia editorial en los orígenes del trotskismo
argentino(1938—1941)”, Revista izquierdas, n°23, abril de 2015, p.5.

5 Seudónimo de Aurelio Garro (Córdoba, 1901 – Buenos Aires, 1939). Militan-


te trotskista cordobés. Su vincula con trotskistas cordobeses por intermedio de
Tristán Maroff. En 1935 dirige junto a Maroff y Esteban Rey la publicación
América Libre. Su alejamiento de Rey determinó su vinculación con el Grupo
Obrero Revolucionario. Tarcus, Horacio (dir.): Diccionario biográfico de la
izquierda argentina. De los anarquistas a la “nueva izquierda” 1870 – 1976,
Emecé, Buenos Aires, 2007.

6 Esteban Rey (Tucumán, 1915 – San Salvador de Jujuy, 2003) fue un abogado
y militante trotskista. Su formación de grado la completa en la Universidad
Nacional de Córdoba, donde conoce a Tristán Maroff y Aquiles Garmendia.
En 1934 se integra al grupo estudiantil Insurrexit y desde 1935 se lo reconoce
como dirigente de la Federación Universitaria de Córdoba. Desde 1935 dirige
el primer grupo trotskista de Córdoba, el Grupo Marxista—Leninista. Tarcus,
Horacio (dir.): Diccionario biográfico de la izquierda argentina. De los anar-
quistas a la “nueva izquierda” 1870 – 1976, Emecé, Buenos Aires, 2007, pp.:
568—569.

7 Reinaldo Frigerio (La Plata, 1910? – Pergamino, c. 1960). Abogado egresa-


do de la Universidad Nacional de La Plata, militante estudiantil y abogado
laboralista ad honorem para los obreros de los frigoríficos de Berisso, dirige
una agrupación trotskista en La Plata desde mediados de la década del treinta.
Tarcus, Horacio (dir.): Diccionario biográfico de la izquierda argentina. De
los anarquistas a la “nueva izquierda” 1870 – 1976, Emecé, Buenos Aires,
2007, p.: 224.

8 Mateo Fossa (Buenos Aires, 1896 – 1973), fue un dirigente sindical del gremio
de la madera. Militante del Partido Socialista, fue expulsado en 1917 tras la
controversia en torno a la posición del partido en relación a Alemania. Fue
miembro fundador del Partido Comunista argentino, del cual será expulsado
en 1925 a causa de su intervención en la publicación La chispa. Tras una
breve experiencia dirigiendo un grupo propio, comienza a vincularse en
los años treinta con el trotskismo argentina. En 1938 viaja a México como

Constanza Daniela Bosch Alessio • Los orígenes de la cuarta internacional en Argentina. Liborio justo y el caso del... 223
representante del gremio de la madera en el Congreso de los Trabajadores
Latinoamericanos. En ese viaje entrevista en tres oportunidades a León
Trotsky, adhiriendo públicamente a la IV Internacional. Tarcus, Horacio
(dir.): Diccionario biográfico de la izquierda argentina. De los anarquistas a
la “nueva izquierda” 1870 – 1976, Emecé, Buenos Aires, 2007, p.: 217—219.

9 Si bien el periódico del PORS, Frente Obrero, tuvo continuidad hasta 1948, el
grupo manifestó su deseo de disolverse en junio de 1943. Alexander, Robert,
International Trotskyism. London, Duke University Press, 1991, p.40.

10 “Moreno era un joven de clase media acomodada, proveniente de un pueblo


ganadero bonaerense, que había sido enviado a la Capital para realizar sus es-
tudios primarios y secundarios. Con inclinaciones culturales hacia la literatura
clásica, la filosofía de Kant y Hegel y la crítica teatral, se había introducido
en el ambiente político—intelectual de la izquierda desde 1939. Pronto, un
puesto de trabajo en el Ministerio de Hacienda y una carrera universitaria que-
daron abandonados por sus actividades al frente del GOM, a las cuales terminó
dedicando todo su tiempo”. Camarero, Hernán, “El período formativo de un
intelectual: Milcíades Peña y el trotskismo en las décadas de 1940—1950”,
Archivos del Movimiento Obrero y la Izquierda, n°3, septiembre de 2013, p. 11.

11 Particularmente, El gran organizador de derrotas y Problemas de la revo-


lución china.

12 Coggiola, Osvaldo, Historia del Trotskismo en Argentina y en América Lati-


na. Buenos Aires, Ediciones ryr, p.44.

13 Fossa, Mateo, Carta a los camaradas del Comité Ejecutivo Internacional. Bue-
nos Aires, 27 de octubre de 1941.

14 Cómo salir del pantano (1939), Nuestras perspectivas políticas (1939), Por
el socialismo revolucionario y la Cuarta Internacional (1939), La revolución
mundial y la traición stalinista (1939), Qué quiere la Cuarta Internacional
(1939), Centrismo oportunismo y bolchevismo (1940), La Argentina frente
a la Guerra Mundial (1940), La guerra imperialista y la revolución mun-
dial proletaria. Manifiesto de la Cuarta Internacional (1940) Conversando
con León Trotsky (1941), La agonía mortal del capitalismo y las tareas de la
Cuarta Internacional. Tesis del Congreso de Fundación (1941).

15 Lucha obrera publicó sólo cuatro números, de julio a noviembre de 1941. De


acuerdo a Liborio Justo, se editaban entre cinco y diez mil ejemplares: “los
que se repartían en su totalidad con un esfuerzo ímprobo, yendo diariamente
los escasos militantes de la LOR a reuniones obreras y a las fábricas, talleres y
obras de Buenos Aires y alrededores, donde nuestro periódico, generalmente

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se distribuía gratis con el propósito de difundirlo. Porque el escepticismo de
la masa obrera, provocada por las reiteradas traiciones de los partidos de iz-
quierda, era tal, que en uno de los números de Lucha Obrera ofrecimos remitir
sin costo cualquiera de nuestros folletos, ¡y sólo los pidió uno!”. Quebracho,
Estrategia revolucionaria. Buenos Aires, Fragua, 1957, p. 117

16 Mecanografiado, se editaron un total de cinco boletines internos.

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