Tema 23

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TEMA 23.

Finalización del proceso

Conclusiones definitivas e informes de los letrados


Cuando el juicio se abre, se realizan unas determinadas calificaciones provisionales. Estas se hacen
con base en el resultado de la actividad sumarial y nos indican cuales son los hechos a enjuiciar y la
persona responsable. Después se practica la prueba.
Ahora se debe evaluar desde la perspectiva de las partes el resultado de la actividad probatoria, y eso
se puede traducir de dos formas: la actividad probatoria confirma las calificaciones provisionales,
por lo que estas no varían. En este caso basta con que el letrado de la parte manifieste que se elevan
a definitivas las conclusiones provisionales; o el resultado de la actividad probatoria provoca que la
parte desee modificar sus calificaciones provisionales, en cuyo caso entregará por escrito las nuevas
calificaciones, que serán definitivas. Se podrán realizar de manera alternativa, y si no se estima una,
se estimará la otra.
Pero esta modificación tiene unos límites, pues en este momento no se puede alterar el hecho básico
de la acusación. Además, fija definitivamente los términos de la acusación y la defensa y la sentencia
tendrán que pronunciarse sobre la calificación definitiva. Una vez hecha la calificación definitiva, el
siguiente trámite son los informes de los letrados. Se realizan los informes por los letrados de las
partes oralmente y se podrán mínimamente rectificar, pero en general no son más que un resumen
que se hace desde el punto de vista de las partes del resultado del proceso.
Hechos los informes el juicio está prácticamente terminado, pero antes de finalizar el presidente del
tribunal le preguntará al acusado si quiere hacer uso de la palabra (derecho a la última palabra del
acusado). En el caso de que responda afirmativamente se le otorgará la palabra y el presidente
cuidará que haga buen uso de la misma, en el sentido de que no falte el respeto al tribunal ni a las
partes. Además, deberá ceñirse a los hechos, y una vez que ya haya terminado, el presidente
declarará el juicio concluido y solo quedaría dictar la sentencia.

La sentencia penal
Es la resolución que pone fin al proceso en primera instancia y debe pronunciarse sobre todos los
hechos que han sido objetos de acusación, debiendo ser exhaustiva. Es un siempre un acto escrito,
aunque en ocasiones la ley permite que se adelante oralmente el sentido del fallo sin perjuicio de que
posteriormente se documente.
En el ámbito del proceso ordinario, el órgano enjuiciador es siempre colegiado y por tanto hay que
exhibir las normas previstas en la LECrim y LOPJ para la deliberación por parte de miembros del
tribunal y, en su caso, para la votación. Las sentencias siempre se adoptan por mayoría de votos, y el
magistrado que no esté conforme con esa mayoría puede expresar su opinión distinta a través de la
emisión de un voto particular.
En cuanto a su estructura, es la que establece la LOPJ pero con alguna matización que introduce la
LECrim.
1. Encabezamiento donde se identifica al tribunal, las partes y representantes.
2. Cuerpo de la sentencia, que siempre viene dividido en antecedentes de hecho y fundamentos
jurídicos
3. La única especialidad con respecto a las normas generales que se introduce en la sentencia
penal es que la LECrim exige que en ella se introduzca una expresa declaración de qué hechos
se consideran probados.
4. Fallo o decisión (parte dispositiva).

Correlación entre la acusación y la sentencia


Aquí partimos de la llamada congruencia del proceso civil. En este proceso decimos que la sentencia
debe ser congruente con las peticiones de las partes y esto es una consecuencia de la vigencia en el
proceso civil del principio dispositivo.
Ese deber de congruencia exige que la sentencia sea exhaustiva (responder a todo lo planteado) y no
puede dar cosa distinta de lo pedido ni más.
En el proceso penal no se puede hablar de congruencia de la sentencia porque no hay principio
dispositivo. Aquí se habla de la correlación entre la acusación y la sentencia. Esto exige que la
sentencia tiene que pronunciarse sobre el hecho sustancial que ha sido objeto de la acusación y solo
respecto al sujeto acusado. Tampoco se puede alterar en principio el bien jurídico protegido, donde
ponemos ese delito que ha sido objeto de acusación.
¿Está absolutamente vinculado el tribunal por lo que haya sido objeto de acusación o tiene ciertas
facultades de desvinculación?
Para responder a esto hay que examinar lo que dice la ley y la interpretación que han hecho los
tribunales de la misma.

Lo que dice la ley


La ley refiere a este problema en dos artículos: en el art 733 LECrim y en el art 851. En este último se
establecen los motivos de casación por quebrantamiento de forma cuando esta se ha producido en
la sentencia, y dice que es motivo de casación el que el tribunal haya castigado por un delito más
grave (que es diferente a pena más grave) que el que ha sido objeto de acusación sin que
previamente haya hecho uso del art 733.
Art 733: Cuando partiendo del resultado de la prueba practicada el tribunal considere que la
acusación ha calificado con manifiesto error, se lo dirá a fin de que el informe sobre la posibilidad de
que haya una calificación distinta. Una vez hecho esto ya se puede castigar por delito más grave.

Interpretación de la ley
Hay una primera línea interpretativa que se mantuvo durante muchos años, que es la doctrina
tradicional sobre la desvinculación del tribunal respecto a la acusación, y para ello basta con que el
tribunal haga uso del artículo 733, lo cual fue pacífico durante muchos años. Tras la entrada en vigor
de la constitución en 1978 y de sus derechos fundamentales, se dice que hay que hacer uso de la
tesis también cuando se quieran apreciar circunstancias agravantes, mayor grado de participación o
mayor grado de ejecución. Sobre esto tampoco hay discusión.
Pero a mediados de los 90, el TS empieza a reinterpretar el precepto diciendo que no basta con el
tribunal ponga de manifiesto a las partes ese error, sino que es necesario que alguna parte acusadora
asuma como propia esa calificación alternativa propuesta por el tribunal.
La justificación para exigir esto es el principio o sistema acusatorio: si la tesis del tribunal no es
asumida por una parte acusadora, el tribunal se está convirtiendo en acusador, y esto infringe uno de
los pilares de nuestro sistema, que es el sistema acusatorio. Si llegamos a la conclusión de que el
fundamento del art 733 no es el respeto al sistema acusatorio, sino el respeto al principio de
contradicción y al derecho de defensa, por lo que que nada que pueda influir en el resultado del
proceso en la sentencia puede aparecer por sorpresa en la sentencia, sino que previamente hay que
darle la oportunidad a las partes de que lo discutan. Esto nos obliga a que también se plantee la tesis
por el tribunal cuando quiera apreciar una atenuante, un menor grado de participación o un menor
grado de ejecución.
En realidad, cuando se sigue la interpretación del TS ocurre que estamos convirtiendo en semi
dispositivo algo que no lo es, es decir, que solo se puede condenar por el delito exacto por el que se
acusa.

La cosa juzgada penal


Aquí nos encontramos dos sentidos de la cosa juzgada: la cosa juzgada formal, que se refiere a la
firmeza de la resolución, que ya no puede ser recurrida. Esto ocurre cando ya no hay recursos
previstos o cuando el recurso previsto no se ha interpuesto en plazo o cuando interpuesto en plazo la
tramitación de este exige determinados actos que este no llega a realizar; y la cosa juzgada material,
que significa que lo decidido en un proceso no puede ser atacada en un proceso diferente, y esto
tiene dos funciones: la función positiva, que quiere decir que el segundo proceso no es igual que el
primero pero si tiene elementos conexos con este, donde el juez del segundo proceso tiene que
partir de lo ya decidido en un proceso anterior; y la función negativa, que es que se debe evitar la
tramitación de un proceso cuando su objeto es igual a lo resuelto en un proceso anterior.
La función positiva no se da en el proceso penal porque en este no se pueden ejercitar acciones
meramente declarativas, pero la función negativa sí se da, pues hay que evitar un segundo proceso
que tenga el mismo objeto que el proceso anterior. En el ámbito penal un segundo proceso es igual al
anterior cuando el hecho punible es el mismo y la persona acusada es la misma.

Efectos de una sentencia penal en un proceso no penal


Este tema está mal regulado en la ley, que dice que solo vincula al juez del segundo proceso la
declaración de que el hecho que dé origen al proceso penal no existió. Cuando se termina
absolviendo, lo que se está diciendo es que no hay hecho punible. Esta declaración es la que vincula
al juez de lo civil, pues si el hecho no ha existido, no puede haber responsabilidad penal ni civil.
Lo que la ley no resuelve es qué grado de vinculación tiene un juez posterior a hechos que han sido
probados en un proceso penal. La jurisprudencia tiende a pensar que debe existir una vinculación en
el sentido de que, si un tribunal del estado declara que un hecho existe, parece muy raro que otro
tribunal lo desconozca.

Las costas en el proceso penal


Están reguladas en los arts 239 y ss de la LECrim. En el proceso, dentro del concepto de gastos nos
encontramos con el de costas, y es importante esto porque eventualmente puede haber una
resolución donde se condene a una parte al reintegro de las costas de la contraria.
Por tanto, tenemos que analizar qué gastos se consideran costas respecto a lo que establece el art
341 LECrim. Dentro de este precepto se establecen como costas:
1. Derechos del procurador
2. Honorarios de abogados y peritos
3. Indemnizaciones a testigos
4. Más gastos ocasionados por la instrucción de la causa

La ley dispone que en los autos y sentencias que pongan fin al proceso debe haber siempre un
pronunciamiento sobre el pago de las costas procesales.

Criterios de la ley de cara a este pronunciamiento sobre las costas:


Las costas se pueden declarar de oficio. Esto significa que no hay un pronunciamiento condenando a
una parte a costas. Este pronunciamiento se producirá en aquellos casos en los que los acusados son
absueltos y no se aprecia temeridad o mala fe en algún acusador distinto del MF, pues el MF nunca
puede ser condenado en costas, al igual que tampoco puede serlo el condenado que sea absuelto.
En muchas ocasiones nos encontramos con un proceso donde el único acusador es el MF y el acusado
es absuelto. Esto significa que el acusado que ha sido sometido a un proceso y que luego ha sido
absuelto tiene que correr con todos sus gastos del proceso.

¿Cuándo se condena en costas al acusado? Siempre que resulte condenado, ya que rige el criterio
objetivo o del vencimiento. En el caso de que sean varios acusados, en la sentencia se tendría que
establecer el porcentaje a pagar por cada uno de ellos.
La jurisprudencia no incluye en las costas las que genera la acusación popular.

¿Cuándo se condena en costas a los acusadores (distintos del MF)? Cuando el tribunal aprecie en su
actuación temeridad o mala fe. Esto se llama criterio subjetivo (temeridad o mala fe) frente al
criterio objetivo (vencimiento).

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