C.A. San Miguel 2446-2016. Alevosía 12 N°1.
C.A. San Miguel 2446-2016. Alevosía 12 N°1.
C.A. San Miguel 2446-2016. Alevosía 12 N°1.
Uno
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Yasna Ríos Oporto y por la querellante, la Abogado del Programa de Apoyo
a Víctimas del Ministerio del Interior, doña Viviana Moya Cañoles, fijándose
la audiencia del día de hoy para la lectura del fallo.
CON LO OIDO Y CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que como se ha anunciado, la defensa del sentenciado,
Franklin Ibarra Cornejo, funda su pretensión invalidatoria en primer término y
por vía principal, en la causal prevista en el artículo 373 letra a), que estima
se configura en este caso por dos capítulos diversos, ambos constitutivos de
infracciones al debido proceso.
Así, en cuanto al primero, afirma el recurrente, en síntesis, que el
acusado declaró en el juicio, oportunidad en la que el Fiscal, haciendo uso de
lo dispuesto en el artículo 332 del código del ramo, le leyó su declaración
anterior para evidenciar contradicciones, pero siempre con miras a desvirtuar
sus dichos, contraviniendo el artículo 98 del precitado cuerpo legal.
Fundamento que por resolución de 10 de noviembre de este año, la Excma.
Corte Suprema recondujo a la causal de nulidad contenida en el artículo 374
letra c) del Código Procesal Penal, por cuanto lo reclamado es el hecho de
haberse impedido al defensor ejercer las facultades que la ley le otorga.
A su vez, el segundo aspecto denunciado, en resumen, lo hace
consistir en carecer la sentencia de la debida fundamentación, al omitir
consignar ciertas alegaciones de la defensa, relativas al principio de
congruencia, específicamente en lo tocante a las calificantes de alevosía y
premeditación y la falta de autoría del imputado, “tales como;(sic) la
existencia de aquel papel que desencadenó la línea de investigación
aceptada finalmente por el Ministerio Público.” Defecto que conforme a los
argumentos en que se basa, la Excma. Corte Suprema recondujo a la causal
de nulidad establecida en el artículo 374 letra e) del Código Procesal Penal.
En subsidio de las anteriores, invoca el motivo de invalidación
descrito en el artículo 374 letra f) del Código Procesal Penal, esto es, la
infracción al principio de congruencia conforme a lo dispuesto en el artículo
341 del aludido cuerpo normativo. Vicio que, resumidamente, el recurrente
sustenta en no contener la acusación el sustrato fáctico constitutivo de la
premeditación y la alevosía. Calificantes que según manifiesta, no pueden
“presumirse como un todo de la prueba rendida en el juicio oral.”
También en subsidio, alega la causal de nulidad prevista en el
artículo 374 letra e) en relación al artículo 342 letra c) y 297, todos del
Código Procesal Penal. Específicamente por haberse infringido los principios
de razón suficiente y no contradicción en la valoración de la prueba
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incorporada que indica, toda vez que en opinión del recurrente, “la
información incriminatoria que estos (los medios probatorios que indica)
proporcionan, no es suficiente para producir un convencimiento ‘probable o
cierto de cómo habría ocurrido el hecho.’” Adicionando que el razonamiento
de los jueces quebranta los principios de identidad, de contradicción y de
tercero excluido, toda vez que su “fundamentación y decisión condenatoria
está constituida por información y elementos que no resultan armónicos entre
sí y totalmente confusos.” También aduce que el razonamiento del Tribunal
está constituido por inferencias contrarias a las psicología y experiencia
común, pues “se apoyan en antecedentes que no son concordantes y son
falsos en el sentido que, cuando el Fiscal incorporó las fotografías mediante
sus asertos, introdujeron información que no aparecía en las fotografías y
que luego reconocieron a esta Defensa en el contra examen que no lo
observaban directamente de aquellas, sino que la presumían desde su
experiencia y demás piezas de la investigación.”
Asimismo indica que se vulnera el principio de no contradicción al no
precisar los testigos que señala, el flujo y cantidad de sangre que observaron
en las manos del incriminado ni el momento en que se habría lavado las
manos, pese a lo cual, se da por establecida la participación del encartado a
partir de tales testimonios y otros medios probatorios que fijan médicamente
la muerte de la víctima, mas no prueban la autoría en los términos del
artículo 15 N° 1 del Código Penal.
Por último, en cuanto a la misma causal, asevera que la escasa
motivación de la sentencia se aprecia de la nula corroboración de la
investigación realizada por la Policía de Investigaciones, concretamente en
relación con “el papel”, pues este no se incorporó como prueba material y por
decisión del persecutor, no declaró en el juicio la testigo a quien el enjuiciado
se lo habría entregado. Lo que representó oportunamente al Tribunal sin que
este hiciera mención alguna a aquello en el fallo. Infringiéndose por ende los
artículos 32 y 342 del Código Procesal Penal.
Finalmente, y como tercera causal subsidiaria, esgrime aquella
descrita en el artículo 373 letra b) del Código Procesal Penal en relación a
los artículos 391 N° 1 y 12 N° 1 y 5, todos del Código Penal, en síntesis, por
no concurrir en la especie los supuestos de la alevosía ni de la
premeditación.
Por lo expresado, el recurrente solicita lo más arriba señalado.
SEGUNDO: Que por su parte, la representante del Ministerio Público
y la apoderado de la querellante, esgrimiendo similares argumentos,
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solicitaron en estrados el rechazo del recurso por todas sus causales, por no
concurrir los supuestos exigidos en la ley para la configuración de ninguna de
ellas. De modo que la sentencia se encuentra cabalmente ajustada a
derecho.
TERCERO: Que para dilucidar el asunto sometido a la decisión de
esta Corte, es preciso considerar lo ordenado por la Excma. Corte Suprema,
en relación a la causal principal alegada, que como se ha dicho fue
reconducida a aquellas contempladas en las letras c) y e) del artículo 374 del
Código Procesal Penal, y, por otra parte, que como es sabido, el recurso de
nulidad se ha establecido como un recurso excepcional y de derecho estricto,
al que se accede solamente por las causales y para los fines consagrados en
la ley, el que por lo mismo exige de quien recurre la mayor rigurosidad y
precisión en sus planteamientos, de modo que no quepa duda alguna en
relación a la petición y fundamento de la misma. Circunstancias que en
ningún caso, ni de manera alguna, pueden ser suplidas por este Tribunal de
alzada.
CUARTO: Que en este caso y en cuanto a la causal del artículo 374
letra c) del Código Procesal Penal, esto es, “Cuando al defensor se le
hubiere impedido ejercer las facultades que la ley le otorga”, de la simple
lectura del libelo recursivo y el mérito de los antecedentes elevados a esta
Corte, es inequívoco, que la defensa letrada del encausado ejerció
libremente todos los derechos que el ordenamiento jurídico le otorga y que
estimó pertinentes al caso de que se trata. Pues como el propio recurrente
asevera, reclamó ante el Tribunal por la forma en que el representante del
persecutor interrogó a su defendido al momento de prestar declaración,
alegación que a la postre fue desestimada por los sentenciadores.
Por consiguiente, habiendo hecho uso la Defensa de las atribuciones
que la legislación le otorga, sin visualizarse impedimento, perturbación o
restricción alguna en o para ello, forzoso es concluir, que en este caso, no se
ha impedido a la defensa ejercer las facultades que la ley le otorga, y en
consecuencia, no concurren los presupuestos del artículo 374 letra c) del
Código Procesal Penal, razón por la que necesariamente deberá rechazarse
el recurso por este capítulo.
QUINTO: Que en cuanto a la causal de nulidad estatuida en el
artículo 374 letra e) fundada en la falta de motivación de la sentencia,
también planteada como causal subsidiaria por similares argumentos, lleva
necesariamente a concluir que ha sido formulada en relación al artículo 342
letra c) y 297, todos del Código Procesal Penal, vale decir, cuando en la
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sentencia se hubiere omitido “la exposición clara, lógica y completa de cada
uno de los hechos y circunstancias que se dieren por probados, fueren ellos
favorables o desfavorables al acusado, y de la valoración de los medios de
prueba que fundamentaren dichas conclusiones de acuerdo con lo dispuesto
en el artículo 297”.
Defecto que en opinión del recurrente, se produce en la sentencia
por haberse infringido el principio de razón suficiente y de no contradicción al
tiempo de valorar la prueba incorporada.
SEXTO: Que a su respecto es preciso considerar, que como lo
señala don Rodrigo Cerda San Martín en su obra: “Valoración de la Prueba.
Sana Crítica”, Librotecnia, primera edición, págs. 39 y siguientes, el principio
de la razón suficiente, como regla de la lógica, supone que ninguna
enunciación puede ser verdadera sin que haya una razón suficiente para que
sea así y no de otro modo, requiriéndose un ejercicio racional que consiste
en la definición acerca del conocimiento de la verdad de las proposiciones
para alcanzar una conclusión también verdadera, que en doctrina se describe
sobre la base de los siguientes enunciados: a) Debe ser un razonamiento
constituido por inferencias adecuadamente deducidas de la prueba y
derivarse de la sucesión de conclusiones que, en base a ellas, se vayan
determinando; b) Debe ser concordante y constringente, en cuanto cada
conclusión negada o afirmada, responde adecuadamente a un elemento de
convicción del cual se puede inferir aquélla (la conclusión), y c) La prueba
debe ser de tal naturaleza que realmente pueda considerarse fundante de la
conclusión, de tal forma que aquella sea excluyente de toda otra”.
A su vez, en relación al principio de no contradicción, expone el
mismo autor que este plantea que todo aquello que es, en cuanto tal, no
puede no-ser. De manera que este principio no expresa un ‘deber ser’, sino
un ‘tiene que ser’. De tal forma que la afirmación: dos juicios contradictorios
no pueden ser verdaderos ambos, no supone que uno de ellos es falso
debido a que pensemos o intuyamos que debe ser así, sino que per se es tal.
SEPTIMO: Que en este caso, de la lectura del recurso y lo sostenido
por el recurrente en estrados, es inconcuso que los argumentos en que se
sustenta, dan cuenta del desacuerdo del defensor con la valoración de la
prueba y consecuente decisión del Tribunal respecto a la convicción
condenatoria alcanzada. Situación que ciertamente no configura la causal de
nulidad absoluta que se ha invocado y por ende desde ya permite rechazar el
recurso en esta parte.
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OCTAVO: Que sin perjuicio de lo anterior, del examen de la
sentencia se comprueba, que en sus fundamentos segundo, tercero, cuarto,
quinto, sexto, décimo y décimo primero, se detalla la acusación y las
alegaciones, defensas y pretensiones de los intervinientes, como también la
declaración exculpatoria del imputado; en el séptimo que no hubo
convenciones probatorias y en los razonamientos octavo y noveno, se detalla
pormenorizadamente toda la prueba producida por el órgano persecutor y la
defensa.
Así, conforme a los elementos de convicción incorporados al juicio,
en el considerando décimo segundo, se establece el hecho punible, el que
en el apartado décimo tercero es calificado jurídicamente como constitutivo
del delito de homicidio calificado, previsto y sancionado en el artículo 391 N°
1 del Código Penal.
Además, en los acápites ya anotados, se describen los elementos
objetivos y subjetivos del tipo penal precedentemente referido, las exigencias
señaladas por el legislador para su configuración y se especifican y analizan
los diversos medios de prueba incorporados que se detallan, respecto de
cada uno de los hechos que se dan por establecidos y consecuentemente a
ello, del delito perpetrado.
Del mismo modo, en dichos apartados y especialmente en el décimo
quinto, se determina la participación que le cupo al acusado en el suceso
asentado, haciéndose especialmente cargo de los dichos de este,
entregando las razones por las que se les resta verosimilitud.
NOVENO: Que de lo referido, es incuestionable, que en los aludidos
razonamientos, se indican, valoran, confrontan y ponderan todos los
elementos de juicio aportados, conforme a los cuales, mediante una
exposición clara, lógica, completa, suficiente y adecuadamente razonada, sin
advertirse contradicción alguna a los principios de la lógica, las máximas de
la experiencia ni los conocimientos científicamente afianzados, cumpliéndose
además los otros requisitos establecidos en el artículo 297 del Código
Procesal Penal, los sentenciadores arriban a la convicción, más allá de toda
duda razonable, de la ocurrencia del hecho que se dio por establecido en el
acápite décimo segundo.
Del mismo modo, se aprecia igual exposición y razonamiento
plasmando en los términos ya anotados, en los que se explican los motivos,
por los que los juzgadores califican los hechos establecidos como
constitutivos del delito de homicidio calificado.
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También, de la manera ya referida, se especifican las
fundamentaciones lógicas y razonadas que sustentan sus conclusiones de
acuerdo a lo dispuesto en el artículo 297 del Código Procesal Penal, por las
que conforme a lo estatuido en el artículo 340 del Código Procesal Penal, se
determina la participación que en el hecho establecido le correspondió al
acusado, concluyendo los sentenciadores que el imputado Ibarra Cornejo
participó en calidad de autor del delito de homicidio calificado en grado de
consumado, conclusión que como nítidamente se aprecia del fallo en estudio,
se sustenta en los diversos elementos de convicción pormenorizados,
analizados, contrastados, concatenados y valorados en la sentencia.
DECIMO: Que por lo expuesto en los anteriores razonamientos, no
es posible estimar concurrentes en el caso en estudio, las falencias en el
fallo atacado, alegadas como constitutivas de la causal de nulidad invocada,
razón por la que también deberá rechazarse el recurso en esta parte.
DECIMO PRIMERO: Que por lo expuesto en los anteriores
razonamientos, no concurriendo en la especie los supuestos necesarios para
estimar configuradas las causales de nulidad alegadas por vía principal,
corresponde pronunciarse en relación a las subsidiariamente intentadas.
DECIMO SEGUNDO: Que en cuanto a ellas, teniendo presente lo
dispuesto en el artículo 384 del Código Procesal Penal, que faculta a esta
Corte para limitarse al análisis de la causal que fuere suficiente para declarar
nula la sentencia y el juicio oral en el que fue pronunciada, se procederá al
examen y pronunciamiento en relación al motivo de nulidad previsto en el
artículo 373 letra b) del Código Procesal Penal, esto es, “cuando, en el
pronunciamiento de la sentencia, se hubiere hecho una errónea aplicación
del derecho que hubiere influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo.”
Específicamente de los artículos 391 N° 1 y 12 N° 1 y 5 del Código Penal.
DECIMO TERCERO: Que para clarificar lo anterior se hace
necesario consignar que los hechos establecidos en el apartado décimo
segundo del fallo son: “El día 14 de junio de 2014, en horas de la
madrugada, Francisco Vásquez Soto, se encontraba al interior del bar Bistro
ubicado en Av. O’Higgins, comuna de Talagante y debido a la ingesta de
alcohol, comenzó a molestar a los clientes, dentro de los cuales se
encontraba Franklin Ibarra Cornejo, posteriormente Vásquez Soto salió del
local.
Cerca de las 4,25 horas, Ibarra Cornejo, se dirigió hacia el exterior
del local nocturno, donde Vásquez Soto, aún permanecía en las
inmediaciones del lugar, acercándose a éste, donde proceden a conversar y
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ambos se trasladan por Av. O’Higgins, en las cercanías del Pub, donde
Ibarra Cornejo con un elemento corto punzante lo apuñaló. Ocasionándole
una lesión corto punzante inguinal derecha y lesión corto punzante región
torácica izquierda, siendo posteriormente, trasladado Vásquez al Hospital de
Talagante, para luego fallecer en el Hospital San Juan de Dios en Santiago
debido a un shock hipovolémico.”
DECIMO CUARTO: Que los hechos así establecidos, inamovibles
para esta Corte, conforme a lo dispuesto en el artículo 1° del Código Penal,
constituyen precisamente el supuesto fáctico que debe subsumirse
íntegramente en el tipo penal por el que se acusó y más adelante condenó al
acusado. Ilícito que conforme a lo plasmado en la acusación descrita en el
acápite segundo del fallo atacado, tanto en opinión del Ministerio Público
como de los sentenciadores, configuraría un delito de homicidio calificado,
previsto y sancionado en el artículo 391 N°s 1 y 5 del Código Penal, que
prescribe: “el que mate a otro y no esté comprendido en el artículo anterior
(parricidio y/o femicidio), será penado 1° con presidio mayor en su grado
medio a presidio perpetuo, si ejecutare el homicidio con alguna de las
circunstancias siguientes: Primera con alevosía… Quinta, con premeditación
conocida.”
DECIMO QUINTO: Que por otra parte, de la lectura de la sentencia
que se revisa se verifica, que en su fundamento décimo cuarto, los
sentenciadores discurren sobre la concurrencia en este caso, de los
presupuestos necesarios para configurar la alevosía y la premeditación,
estimando conforme a ello, que los hechos descritos constituían el delito de
homicidio calificado, toda vez que “la prueba rendida fue suficiente para
suponer este ocultamiento de intensiones, ya que el acusado estando fuera
del local Bistro se lleva a la víctima pasado la calle Volcán Llaima, de modo
que nadie pudo auxiliarla de manera rápida y oportuna, creando
circunstancias de indefensión y superioridad sobre la víctima, quien se
encontraba en estado de ebriedad… asegurando de esta forma el resultado
fatal que finalmente se materializó.” Radicando la superioridad del enjuiciado
en el porte de un objeto cortante, “versus una víctima desarmada e ignorante
de dicha tenencia.”
Asimismo, afirman que de la prueba rendida “se desprende que
existió de parte del acusado un propósito de cometer el delito, tenía un
motivo para acometer a la víctima, pues había tenido un conflicto al interior
del local nocturno, manifestando, como se le oyó decir, ‘que lo tenía chato’ y
que ‘le pegaría’…. mostrando así una suerte de planificación en la ejecución
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de su animus necandi, actuando en la parte final de manera fría y
calculada….”.
DECIMO SEXTO: Que sin embargo, tales afirmaciones no se
condicen, corroboran ni enmarcan en los hechos que se han dado por
establecidos y más arriba transcritos, pues de parte alguna de la acusación
ni de los sucesos asentados aparece que el acusado “se llevara a la víctima”,
menos que ello fuere a un lugar que impidiera su auxilio rápido y oportuno, ni
que de alguna manera Ibarra Cornejo creara circunstancias de indefensión ni
superioridad.
Atendido lo anterior y teniendo presente que de acuerdo al artículo
12 N° 1 del Código Penal, la alevosía importa un actuar a traición o sobre
seguro, vale decir aprovechando circunstancias materiales buscadas a
propósito por el agente, con el fin de asegurar el éxito en la comisión del
delito, neutralizando o minimizando los riesgos de una acción defensiva de la
víctima, resulta insuficiente para su configuración la mera indefensión de
esta. En otros términos, exige que el hechor deliberadamente haya buscado
cometer en ese contexto el delito de homicidio. De lo que se sigue que la
alevosía precisa de un elemento subjetivo, como lo es el ánimo alevoso,
además del aspecto material.
A su turno, y en cuanto a la premeditación, cabe señalar que por ella
se entiende, el propósito adoptado con ánimo tranquilo y frío de cometer un
delito contra las personas, en un tiempo próximo, de mayor o menor
extensión, durante cuyo transcurso y hasta la perpetración del ilícito, el
agente ha mantenido incólume dicho ánimo.
Sin embargo, de los acontecimientos que se han dado por
acreditados y descritos en el apartado décimo segundo del fallo que se
revisa, es manifiesto que de la argumentación vertida por los juzgadores de
la instancia para justificar la calificación jurídica por ellos realizada, no es
posible vislumbrar indicios serios, claros, precisos y determinados que
permitan siquiera inferir el ánimo exigido en las dos hipótesis más arriba
señaladas, pues no basta para configurar la alevosía actuar en contra de una
persona más indefensa por su estado etílico y desarmada, y menos aún la
premeditación en tanto decisión fría y tranquila, mantenida durante cierto
espacio de tiempo y necesariamente conocida, de cometer un delito como el
que aquí se trata.
DECIMO SÉPTIMO: Que por lo expuesto en los anteriores
razonamientos, ciertamente los sentenciadores de primer grado han errado
en la aplicación del derecho, específicamente del artículo 391 N°s 1 en sus
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circunstancias 1ª y 5ª al calificar los hechos descritos en el apartado décimo
segundo de la sentencia impugnada como constitutivos de un delito de
homicidio calificado. Yerro que ciertamente ha tenido influencia sustancial en
lo decisorio del fallo, desde que se condenó al incriminado a una pena de
doce años de presidio mayor en su grado mínimo, en circunstancias que con
una adecuada calificación de los sucesos perpetrados por Ibarra Cornejo,
configuran el delito de homicidio simple, previsto y sancionado en el artículo
391 N° 2 del Código Penal, cuya sanción corporal a la fecha de ocurrir los
acontecimientos era de presidio mayor en sus grados mínimo a medio.
DECIMO OCTAVO: Que en consecuencia, concurriendo en este
caso, los presupuestos requeridos en el artículo 373 letra b) del Código
Procesal Penal, para la procedencia de la causal de nulidad en que este
recurso se ha basado, forzoso es concluir que este deberá ser acogido en
esta parte.
DECIMO NOVENO: Que atendida la conclusión recién alcanzada y
por lo señalado en el motivo décimo segundo de esta sentencia, acorde a lo
dispuesto en el artículo 384 del Código Procesal Penal, no se emitirá
pronunciamiento en relación a las demás causales de nulidad
subsidiariamente intentadas por ser innecesario.
En mérito de lo expuesto, y, visto, además, lo dispuesto en los
artículos 352, 360, 372, 373 letras a) y b), 374 letras c), e) y f), 375, 384 y
385 del Código Procesal Penal, SE DECLARA:
1.- Que SE ACOGE el recurso de nulidad entablado por la defensa
del encartado Franklin Neftalí Ibarra Cornejo, en contra de la sentencia de
tres de octubre recién pasado por el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de
Talagante, y en consecuencia SE ANULA la referida sentencia, sólo en
cuanto por ella se condena al enjuiciado más arriba nombrado a la pena de
doce años de presidio mayor en su grado medio y accesorias legales, como
autor del delito de homicidio calificado en grado de consumado, de Francisco
Andrés Vásquez Soto, perpetrado el 14 de Junio de 2014 en la comuna de
Talagante.
2.- Que SE RECHAZA el referido recurso en lo atingente a las
causales impetradas por vía principal, reconducidas por la Excma. Corte
Suprema a aquellas contenidas en el artículo 374 letras c) y e) del Código
Procesal Penal, y SE OMITE pronunciamiento en cuanto a las demás
subsidiariamente alegadas.
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3.- Que atendido lo resuelto en el número 1 precedente, sin nueva
vista y con esta fecha, se dictará sentencia de reemplazo conforme a lo
dispuesto en el artículo 385 del Código Procesal Penal.
Regístrese y comuníquese.
Redacción de la Ministro señora María Soledad Espina Otero.
ROL Nº 2446-2016 – R.P.P.
RUC Nº 1400578137-0.
RIT Nº O-182- 2015.
SENTENCIA DE REEMPLAZO
En Santiago, a veintitrés de diciembre de dos mil dieciséis.
Teniendo presente lo dispuesto en el artículo 385 del Código
Procesal Penal, se dicta la siguiente sentencia de reemplazo.
VISTOS:
Se reproduce la sentencia de tres de octubre del año en curso,
dictada en estos antecedentes Ingreso Corte Nº 2446-2016, RUC Nº
1400578137-0, RIT Nº O-182- 2015, por el Tribunal de Juicio Oral en lo
Penal de Talagante, en todo lo no afectado por el fallo de nulidad que
antecede, especial y específicamente sus considerandos primero al décimo
segundo, el décimo tercero desde su segundo párrafo hasta el final, el
décimo quinto, décimo sexto, décimo séptimo, del décimo octavo su segundo
párrafo, el décimo noveno, vigésimo y las citas legales previa sustitución del
artículo 391 N° 1 por el 391 N° 2, los fundamentos décimo tercero al décimo
octavo del fallo de nulidad y los acápites II, III y IV de lo resolutivo de la
sentencia invalidada. Eliminándose de ella el párrafo primero del
considerando décimo tercero, el razonamiento décimo cuarto, y los párrafos
primero y tercero del considerando décimo octavo.
Y SE TIENEN EN SU LUGAR Y ADEMAS PRESENTE:
PRIMERO: Que como se indicó en los apartados décimo tercero al
décimo octavo del fallo de nulidad que antecede, es inconcuso que los
hechos establecidos en el fundamento décimo segundo de la sentencia
impugnada, configuran el delito de homicidio simple en contra de la víctima,
Francisco Andrés Vásquez Soto, toda vez que por lo latamente expresado en
la resolución más arriba indicada, en este caso no concurren los
presupuestos requeridos en el artículo 391 N° 1 del Código Penal, ni los
especiales vínculos descritos en el artículo 390 del mismo código,
descartándose por consiguiente la calificación jurídica de los hechos
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planteada por el persecutor y la querellante, concordando en cambio con la
subsunción de los sucesos motivo de la acusación, prácticamente idénticos a
aquellos descritos en el considerando décimo segundo de la sentencia
impugnada, en el tipo penal del artículo 391 N° 2 del Código Penal. Norma
que en su redacción vigente a la fecha de comisión del delito, sanciona el
homicidio simple con la pena de presidio mayor en su grado mínimo a medio.
SEGUNDO: Que en consecuencia, teniendo presente que en el
basamento décimo séptimo del fallo recurrido, que se ha dado por
reproducido, se reconoce al enjuiciado Ibarra Cornejo la minorante de
responsabilidad criminal del artículo 11 N° 6 del Código Penal, sin que exista
reparo, reproche o cuestionamiento alguno a su consideración, y no
existiendo otras circunstancias modificatorias de responsabilidad criminal que
analizar, al regular el quantum de la pena a imponer al encartado, se estará a
lo dispuesto en el artículo 68 del Código Penal, tal como se indica en el
también reproducido basamento décimo octavo del fallo en cuestión.
En mérito de lo expuesto y atendido lo dispuesto en el artículo 385
del Código Procesal Penal, SE DECLARA:
Que SE CONDENA al sentenciado, Franklin Neftalí Ibarra Cornejo, a
la pena de cinco años y un día de presidio mayor en su grado mínimo, a las
accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos
y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares
mientras dure la condena, en calidad de autor del delito de homicidio simple,
en grado de consumado, cometido en la persona de Francisco Andrés
Vásquez Soto, el 14 de junio de 2014 en la comuna de Talagante.
2.- Que se mantiene en todo lo demás la referida sentencia, con
excepción única y exclusivamente de cualquier alusión o disposición relativa
a la calificación de los hechos asentados como constitutivos del delito de
homicidio calificado.
Regístrese y comuníquese.
Redacción de la Ministro señora María Soledad Espina Otero.
ROL Nº 2446-2016 – R.P.P.
RUC Nº 1400578137-0.
RIT Nº O-182- 2015.
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MARIA TERESA DE JESUS LETELIER MARIA SOLEDAD ESPINA OTERO
RAMIREZ Ministro
Ministro Fecha: 23/12/2016 12:08:20
Fecha: 23/12/2016 11:57:30
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Pronunciado por la Cuarta Sala de la C.A. de San Miguel integrada por los Ministros (as) Maria Teresa
Letelier R., Maria Soledad Espina O., Adriana Sottovia G. San miguel, veintitrés de diciembre de dos mil
dieciséis.
En San miguel, a veintitrés de diciembre de dos mil dieciséis, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.
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