Unidad 15

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 14

Unidad 15: Culpabilidad- Imputabilidad

1. La Culpabilidad: Definición. La culpabilidad y su desarrollo histórico: Concepción


Psicológica, normativa, finalista y funcionalista de la culpabilidad.

En la actualidad, desde el punto de vista jurídico-penal, el vocablo culpabilidad admite dos acepciones:

a) Con el significado de una garantía individual, se habla del principio de culpabilidad, ubicado dentro
del conjunto de postulados esenciales a todo Estado de derecho, que operan como límites de la
potestad punitiva y se traducen en condiciones necesarias tanto para la atribución de
responsabilidad penal como para la imposición de la pena.

Conforme al pensamiento de NÚÑEZ, el principio nulla poena sine culpa (que “presupone que el hombre
goza del libre albedrío y de la conciencia que le permiten elegir valorativamente”) ha adquirido (de modo
implícito) categoría constitucional en virtud del art. 19 CN: “ningún habitante de la Nación será obligado a
hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.

A partir de 1994, el principio de culpabilidad asumió jerarquía constitucional, de manera expresa, en virtud
del art. 75, inc. 22 CN que incorpora ciertos tratados de derechos humanos donde se reconoce la
dignidad de la persona humana, comprensiva de la capacidad de autodeterminación del hombre para
obrar conforme o contra la norma. Art. 1° D.A.U.H., arts. 8° y 11 C.A.D.H.

Las más importantes consecuencias del principio de culpabilidad son:

 La responsabilidad siempre por el hecho propio.


 La responsabilidad penal de acto.
 La responsabilidad penal subjetiva, que exige que el sujeto sea “imputable y tenga la posibilidad y
la aptitud de conocer que con su comportamiento contraria la norma”
b) En su otra acepción, está referida a la culpabilidad como categoría o elemento del delito.

La culpabilidad, como elemento del delito, es el conjunto de condiciones necesarias para atribuir
individualmente un hecho típico y antijurídico a una persona concreta [LASCANO].

La culpabilidad y su desarrollo histórico: Concepción Psicológica

Para la concepción psicológica era la relación psíquica, dolosa o culposa, entre el autor y el hecho. Fue
sostenida por los autores enrolados en el positivismo jurídico. Participaban de esta concepción: BELING,
VON LISZT, NÚÑEZ, SOLER.

Así como el injusto se define a partir del concepto de causalidad, como causación de un estado lesivo, la
culpabilidad se concibe como una relación de causalidad psíquica, como el nexo que explica el resultado
como producto de la mente del sujeto.

Considera BACIGALUPO, que para esta concepción, la culpabilidad implica un juicio sobre tres diversos
aspectos:

a. Relación causal entre la voluntad de una persona y un suceso.


b. Desaprobación del hecho (su carácter indeseable o dañoso).
c. Conciencia de la contrariedad al deber en el autor.

La voluntad es causal del hecho ilícito, según esta teoría, en dos casos: el dolo y la culpa. Ambos son
clases o especies de la culpabilidad, dos posibles formas de la conexión psíquica existente entre el autor
y su hecho.
 El dolo constituye la forma más grave de culpabilidad, porque supone la relación psíquica completa
entre el hecho y su autor, es entendido como “dolus malus”, es decir, como una relación
psicológica entre el sujeto y su conducta, consistente en querer realizar algo que se conoce como
antijurídico, incluyendo (junto al elemento volitivo) el elemento intelectual.
 La culpa, por su parte, es la forma más leve de culpabilidad, una conexión psíquica imperfecta con
el hecho.

A su vez, como presupuesto de la culpabilidad (no como parte integrante de la misma) se exige la
imputabilidad, es decir, la capacidad de ser culpable.

Contra esta teoría se dirigieron algunas críticas que generaron más tarde su abandono:

 La imprudencia no podía explicarse como una relación psicológica. En la culpa inconsciente no


existe ninguna conexión psíquica entre el autor y la lesión, puesto que el mismo ni siquiera se
representa la posible realización del tipo (desconoce el peligro).
 Existen causas de exculpación en las que subsiste el dolo. Así, en el estado de necesidad
exculpante o en el miedo insuperable. En tales casos, habría que excluir la culpabilidad, a pesar de
concurrir el nexo psicológico entre el resultado y su autor.

Concepción Normativista

La culpabilidad es concebida como la actitud anímica jurídicamente reprochable del autor respecto de la
consumación de un hecho penalmente típico y antijurídico. Es un juicio valorativo de reproche.

El principal exponente de esta concepción fue REINHARD FRANK, para quien “culpabilidad es
reprochabilidad”.

La culpabilidad pasa a entenderse como un juicio de reproche por haber realizado un hecho antijurídico
cuando era exigible obrar de otro modo (conforme a Derecho).

Entiende la culpabilidad como algo valorativo y no descriptivo, que incluye como elementos del juicio de
reprochabilidad del comportamiento del sujeto (junto a la imputabilidad y a la no exigibilidad de la
conducta) al dolo separado de la conciencia de la antijuridicidad y a la culpa. Para elaborar este juicio de
reproche habrá que hacerlo con los elementos de la culpabilidad.

a. Imputabilidad: aptitud norma espiritual del autor. Deja de ser un presupuesto para pasar a ser un
elemento de la culpabilidad.
b. Dolo y culpa: relación psíquica del autor con el hecho en cuestión o la posibilidad de ésta. Van a
tener que existir en el caso concreto, y que dejarán de ser el núcleo para convertirse en elemento
de la culpabilidad.
c. Circunstancia concomitante: todo aquello que rodea al hecho concreto. No cabe la reprochabilidad
cuando las circunstancias concomitantes hayan constituido un peligro para el autor o para una
tercera persona y la acción prohibida ejecutada los podía salvar (ej: estado de necesidad, legítima
defensa). En tales casos, existiría una inexigibilidad de actuar conforme a Derecho, no
pudiéndosele reprochar al autor el haber actuado bajo esas circunstancias “anormales”
d. Caracterología del autor (agregado por JIMÉNEZ DE ASÚA).

Así, el dolo y la culpa dejan de concebirse como especies de culpabilidad, para ser vistos como
elementos necesarios aunque no suficientes de la misma. Puede concurrir el dolo y faltar la culpabilidad
(por ej: si existe una causa de exculpación) porque entonces el dolo no sería reprochable en atención a
las circunstancias concomitantes. A su vez, la culpabilidad imprudente puede concurrir sin necesidad de
una efectiva relación psicológica, como ocurre en la culpa inconsciente: lo decisivo es que la conducta
sea reprochable y en la culpa inconsciente lo es porque el sujeto actúa sin cumplir el deber de advertir el
peligro.

El juicio consiste en verificar si al autor se le podía o no exigir una conducta distinta a aquella antijurídica
que en el caso concreto llevó a cabo.

Si se le podía exigir una conducta distinta se hace el juicio de reproche y si no va a ser inculpable. Es
decir que para los normativistas, la culpabilidad reposa sobre dos pilares:

1. La exigibilidad de otra conducta distinta de la llevada a cabo por el sujeto.


2. La reprochabilidad.

Aparecen así las causas supralegales de justificación, que no son las expresadas en el código, sino que
buscando la sustancia, la esencia, la materia de antijuridicidad, llegaron a esta conclusión: un hecho es
conforme a derecho, cando desde el punto de vista social sea más beneficioso que perjudicial.

Crítica: la misma es científicamente insostenible, al constituir, el “poder actuar de otro modo”, algo
indemostrable [ENGISCH].

Concepción Finalista

Según la concepción finalista la culpabilidad era un puro juicio de reproche a la voluntad antijurídica “por
poder actuar de otro modo”.

Al igual que los normativistas la culpabilidad para el finalismo es un juicio de reproche pero más depurado
(porque va a llevar los elementos psicológicos del dolo y la culpa a la acción y a la tipicidad y los
elementos espirituales a la culpabilidad). Queda un mero juicio de reproche, que aquí es más puro.

Hay culpabilidad cuando el individuo tiene conciencia de la antijuridicidad y le podemos exigir una
conducta conforme a derecho, distinta de la que llevo a cabo.

Si bien no se alteran las categorías del delito, la culpabilidad deja de cobijar la parte subjetiva del hecho,
Ahora, el dolo y la culpa integran el tipo subjetivo, que, junto al objetivo, dan lugar al “tipo complejo o
mixto”. Así, se abandona por completo el contenido psicológico de la culpabilidad, dando paso, con ello a
la teoría “puramente normativa”.

Para el finalismo la culpabilidad se limita a reunir aquellas circunstancias que condicionan la


reprochabilidad del hecho antijurídico.

 Todo el objeto del reproche se encuentra en el injusto.


 En la culpabilidad quedan sólo las condiciones que permiten atribuirlo a su autor.

El contenido de la culpabilidad queda constituido, entonces, por los siguientes elementos:

1) La imputabilidad, que de presupuesto previo de la culpabilidad, pasa a constituir la esencia de la


reprochabilidad, sin la cual se entiende que el sujeto carece de libertad para poder actuar de otro
modo a como lo hizo.
2) La posibilidad de conocimiento de la antijuridicidad del hecho. Al pasar el dolo al injusto como dolo
natural (que no incluye el conocimiento de la prohibición, y que en el causalismo pertenece al dolo
como dolus malus), lo que se comprueba en este punto, es si el sujeto podía conocer la prohibición
del hecho, para poder adecuar su conducta a lo estatuido en la norma penal. Si el sujeto carece de
dicha posibilidad, no se excluye el dolo (natural) sino la culpabilidad al concurrir un error de
prohibición invencible. Si dicho error es vencible, la culpabilidad podrá ser atenuada.
3) La ausencia de causas de exculpación. Si bien se reconoce que estas causas no tienen la fuerza
suficiente para excluir la culpabilidad ya que no eliminan por completo la posibilidad de actuar de
otro modo, sí alcanzan para disminuir de forma suficiente la culpabilidad del sujeto, eximiéndolo del
“reproche” de culpabilidad. Así, en un estado de necesidad disculpante (ej. Tabla de Carnéades, en
la cual en un barco que naufraga, un madero que sólo aguanta el peso de un náufrago, dos
náufragos pugnan por el madero, uno trata de hundir al otro) siempre será posible actuar de otra
manera, cumpliendo con el derecho y asumiendo el daño sobre un bien jurídico propio; sólo que,
en esos casos, el derecho no formulará reproche penal alguno.

Se le formularon las mismas críticas que a la concepción normativa.

Concepción Funcionalista

Ante este panorama, un sector de la doctrina intentó restablecer la unidad del concepto jurídico-penal de
culpabilidad, reconduciendo los presupuestos del reproche de culpabilidad ya no al criterio de la
reprochabilidad, sino a las necesidades preventivas.

En vez de preguntarse si el autor habría podido actuar de otro modo, lo que se debe valorarse ahora, es
la necesidad de la imposición de pena al sujeto desde puntos de vista político-criminales. Surge así, el
concepto funcional de culpabilidad, que tiene como principales paradigmas, las teorías desarrolladas por
CLAUS ROXIN y GÜNTHER JAKOBS.

Se produce (con la perspectiva funcionalista) un retorno al neokantismo y la renormativización de las


categorías del delito, pero con una disposición a la resolución práctica de los casos planteados.

Funcionalismo moderado de CLAUS ROXIN

Para ROXIN la culpabilidad consiste en la asequibilidad normativa o capacidad de reaccionar ante la


norma.

ROXIN, enrolado en un funcionalismo moderado, introduce como presupuesto la responsabilidad, en la


cual se trata de establecer si el sujeto individual merece o no una pena por el injusto realizado.

El presupuesto más importante de la responsabilidad es la culpabilidad del autor, que se configura cuando
éste se encuentra en condiciones normales (espiritual y anímicamente) para ser motivado por la norma.

Mantiene entonces ROXIN el concepto tradicional de la misma en el sentido de “reprochabilidad”,


entendida esta última como “motivabilidad normal”. Ya no consiste en un juicio de reproche por el mal uso
de la libertad. Implica la “exigibilidad” de actuar conforme a la norma primaria de motivación (dirigidas a
los ciudadanos a quienes prohíben la realización de ciertas conductas).

Para ello se requiere [LASCANO]:

a. Imputabilidad (lo contrario implica inimputabilidad).


b. Conocimiento potencial de la antijuridicidad (lo contrario implica error de prohibición invencible).
c. Situación motivación normal (lo contrario implica amenazas).

Pero la valoración no atañe solamente a la cuestión de si se puede formular un reproche, puesto que la
reprochabilidad es una condición necesaria pero aún no suficiente de la responsabilidad.

Por ello, una vez comprobada la culpabilidad, se deberá establecer si, desde el punto de vista de los fines
preventivos del Derecho Penal, se hace necesaria o no una pena, con el objeto de determinar si el sujeto
es responsable por lo que ha hecho.
La responsabilidad, entonces, depende de dos datos que deben añadirse al injusto:

 la culpabilidad del sujeto,


 y la necesidad preventiva de sanción penal, que hay que deducir de la ley.

Debe mediar una adecuada y mutua vinculación entre culpabilidad y prevención en la función de la pena,
una unidad sistemática entre Derecho Penal y Política Criminal. La culpabilidad es la condición necesaria
pero no suficiente de la responsabilidad pues no es su único presupuesto, ya que además la imposición
de la pena deberá estar justificada en la medida de la necesidad preventiva (general y especial) de
punición; pero, a la vez, las necesidades preventivas estarán limitadas por la culpabilidad. Esta reciproca
complementación y limitación entre culpabilidad y prevención representa un enfoque garantista de la
misión del Derecho Penal.

Funcionalismo radical o sistémico de GÜNTHER JAKOBS

Se concibe la culpabilidad como infidelidad a la norma y su vinculación al fin de la pena, entendido como
prevención general positiva, puesto que el fin de la pena importa una solución al conflicto que no puede
ser resuelto de otro modo.

El injusto que antes era reprochable cuando su autor había podido comportarse de manera diferente,
ahora únicamente lo será en función de las alternativas que la sociedad tenga para resolver el conflicto. Si
ella no dispone de tal solución habrá culpabilidad, si existe otra alternativa no tiene sentido aplicar la
pena.

Con su funcionalismo sistémico o radical, JAKOBS lleva hasta las últimas consecuencias su concepción
de la sociedad como conjunto de individuos interrelacionados sobre la base de expectativas estabilizadas
en normas de conducta.

La culpabilidad, es entendida ahora como falta de fidelidad hacia el derecho, abordándose dicho concepto
desde la perspectiva de la prevención general positiva, en la cual se trata de “asegurar el orden social”
reforzando (mediante la aplicación de una pena) la confianza de todos en el Derecho. Se restablece, de
este modo, la vigencia de la norma que había sido quebrantada por el actuar ilícito del sujeto.

Consiste en no cumplir el rol social más general. A los fines de determinar la culpabilidad, la persona que
se toma en cuenta, es el hombre en su rol social más general: el de ciudadano fiel al derecho, de quien se
espera se motive suficientemente a seguir las normas.

La culpabilidad no constituye una limitación como en las otras teorías. Esto es peligroso porque se pone
al hombre como un instrumento de los fines de la sociedad. esto va en contra de la dignidad y libertad del
hombre, y se lo critica de autoritario [SCHÜNEMANN].

La culpabilidad queda absorbida por la función de prevención del derecho penal, porque la función de
prevención es la de formar al ciudadano en el ejercicio de la fidelidad. Cuando se viola la norma vigente
es la frustración en la sociedad porque no se cumple con las expectativas. La pena devuelve la confianza
en la vigencia de la norma.

2. Contenido del reproche: exigibilidad, motivabilidad. La crisis del libre arbitrio o libertad de
voluntad. Propuestas superadoras: Preventivismo. Funcionalismo: Posición de Roxin
Jakobs. Consideración de la categoría intermedia “responsabilidad por el hecho”.

La consideración de la culpabilidad como juicio de reproche formulado al que pudo haber actuado de otra
manera, vinculado a la idea de retribución o compensación, se quiebra frente a una dogmatica orientada
hacia la prevención y que admite la aportación de las ciencias empíricas. Ya no consiste en un juicio de
reproche por el mal uso de la libertad. Implica la “exigibilidad” de actuar conforme a la norma primaria de
motivación (dirigidas a los ciudadanos a quienes prohíben la realización de ciertas conductas).

En este nuevo contexto se habla de culpabilidad material. En este sentido culpabilidad o atribuilidad
individual es la capacidad de motivación normal del autor frente a normas, determinada social e
históricamente, pero no refiriendo el juicio de valor a una propiedad de ser formulada en abstracto (el
hombre normal) sino en otra normativa y concreta, “lo exigible al hombre normal atendiendo a sus
circunstancias psíquicas o situacionales”, que permite la atribución del injusto penal a su autor (sin
sumarle un plus de merecimiento de pena al que ya se contenía en el hecho penalmente prohibido, por lo
que no puede agravar, sino sólo atenuar o excluir la pena), siempre que pueda afirmarse [MIR PUIG,
MUÑOZ CONDE]:

 Por un lado, la imputación de la infracción personal de una norma primaria de motivación.


 Por otro lado, la responsabilidad penal del sujeto, que el sujeto aparezca como sujeto idóneo para
responder penalmente por haber actuado en condiciones de normalidad motivacional.

La crisis del libre arbitrio o libertad de voluntad

Tradicionalmente se ha considerado como fundamento de la atribución de culpabilidad, el poder individual


de actuar de otro modo. Esto ha sido criticado por haberse basado en presupuestos indemostrables,
como el libre albedrío del individuo.

Propuestas superadoras. Preventismo. Funcionalismo.

Desde una concepción preventiva de la pena, el fundamento de la culpabilidad se basa en la necesidad


de la pena, que existe ante los sujetos normales, pero que acaso deje de concurrir respecto de quienes
están incluidos entre las causas de exclusión de la culpabilidad.

Sin embargo, no debe someterse el fundamento de la culpabilidad, al único dictado de la prevención


(general y especial en la línea de GIMBERNAT ORDEIG, general positiva en la línea de JAKOBS), porque
se anularía la virtualidad garantística del principio de culpabilidad, lo que conllevaría a una utilizar al
individuo como un instrumento a los fines de la sociedad.

Para LASCANO parece más garantista ubicar el fundamento de la culpabilidad en una decisión mixta, en
la que inciden consideraciones preventivas, de intervención mínima y garantísticas.

Consideración de la categoría intermedia “responsabilidad por el hecho”.

MAURACH propuso desdoblar la base general de valoración del autor o atribuilidad (esta consiste en
atribuir una acción típica y antijurídica al autor como obra de su propia voluntad, lo que no desaparece si
al sujeto no se le puede formular el reproche) en dos grados:

1) Responsabilidad por el hecho: que formula un juicio de desvalor al sujeto, en cuanto miembro de la
comunidad, y a la que se reconducen las causas de exculpación (que operan cuando la conducta
es perdonable a todos y no solamente excusable en forma particular).
2) Culpabilidad: que formula el reproche personal y a la que se reconducen las causas de
inimputabilidad y el error de prohibición.

BACIGALUPO distingue dos sub-categorías del tema de la responsabilidad:

1) Responsabilidad por el hecho, que es la categoría intermedia entre ilícito y culpabilidad a la que se
reconducen los supuestos de estado de necesidad disculpante, miedo insuperable y exceso en una
causa de justificación (causas de inculpabilidad) para excluir la desaprobación jurídico-penal, que
expresa la renuncia del Estado a sancionar una acción típica y antijurídica aunque haya sido
realizada culpablemente.
2) Culpabilidad, que es la categoría a la que se reconducen la imputabilidad (capacidad de
motivación) y el error de prohibición.

ROXIN considera que sólo se castiga una culpabilidad cuando por razones preventivas generales y
especiales, es necesario hacer responsable al autor culpable; de ahí la nueva categoría de
responsabilidad (en el estado de necesidad disculpante hay culpabilidad pero no responsabilidad, ej.:
Tabla de Carnéades).

3. Capacidad de culpabilidad. Imputabilidad. Formula del Código Penal argentino. A.


Presupuestos Biológicos a) Madurez Mental; b) Salud Mental. Consideración de las
personalidades “psicopáticas”; c) Conciencia. B. Efectos sicológico-axiológico-normativos:
a) Capacidad de comprensión de la criminalidad; b) Posibilidad de dirección de la conducta.
Momento de estimación. “Actio libera in causa”: la ebriedad.

Dos son las condiciones de la culpabilidad o atribuilidad individual [MIR PUIG]:

1) Infracción personal de una norma primaria penal (que dirige concretamente al sujeto su
imperativo), requiere:
a. Capacidad personal de evitar la conducta objetivamente desvalorada o prohibida: que puede faltar
absolutamente, cuando por causas de inimputabilidad graves se excluya por completo la
posibilidad de evitar materialmente el hecho.
b. Posible conocimiento de la antijuridicidad de esa conducta: puede faltar por un error de prohibición
invencible, por lo que si aquella falta no se excluirá la antijuridicidad, sino sólo su imputación.
2) Responsabilidad penal del sujeto: la infracción personal de una norma primaria, permite imputar la
antijuridicidad penal a su autor, pero para imponerle a éste una pena es necesario que aparezca
como sujeto idóneo para responder penalmente. Para la responsabilidad penal el acceso a la
norma debe darse en condiciones de normalidad motivacional, que puede excluirse por causas de
inimputabilidad e inexigibilidad.
a. Imputabilidad: idoneidad del autor por sus condiciones psíquicas normales. No se da si hay causas
de inimputabilidad leves.
b. Exigibilidad: idoneidad del autor por su actuación en una situación motivación normal. No se da si
hay amenazas.

Por lo tanto, si el sujeto actúa bajo el influjo de una anormalidad psíquica (causa de inimputabilidad),
faltará su responsabilidad penal y con ello, una de las condiciones de culpabilidad; por lo que a pesar de
haberse cometido una infracción personal de una norma primaria penal, el sujeto no será culpable, por no
haberse comprobado su normal capacidad de motivación frente a normas.

Por su parte, el concepto de normalidad no se basará en meras consideraciones psicológicas, sino que
dependerá de una decisión normativa, en la que junto a consideraciones de igualdad, atención a la
desigualdad, humanidad, resocialización, proporcionalidad, aparición de medidas más adecuadas a la
personalidad del autor, influirán las necesidades preventivas en un momento histórico determinado y de
intervención mínima opuesta a la prevención más allá de lo necesario.

Por último, si bien la inimputabilidad excluye la responsabilidad penal, no obsta a la posibilidad de


imposición de medidas de seguridad, pues al suponer anormalidad psíquica, la inimputabilidad puede
delatar peligrosidad criminal.

Formula del Código Penal Argentino


El Código Penal en su art. 34, inc. 1, determina la imputabilidad con base en un método mixto, biológico-
psicológico, pues para eximir de responsabilidad penal exige:

a. La presencia de un presupuesto biológico (insuficiencia de facultades mentales, alteraciones


morbosas de éstas o estado de inconsciencia).
b. Que dicho presupuesto biológico incida sobre el efecto psicológico de inimputabilidad, impidiendo
al autor en el momento del hecho la comprensión de la criminalidad del acto o la dirección de sus
acciones.
A) Presupuestos biológicos
a. Madurez mental

En nuestro derecho penal, el art. 1° de la ley 22.803 ha establecido, con el alcance de presunción iuris et
de iure, que la madurez mental se alcanza a los dieciséis años de edad.

Según los modernos planteamientos político-criminales en materia de menores, se estima que éstos no
deben ser castigados como los mayores, ni ir a la cárcel como ellos, sino que deben ser objeto de
medidas educativas no penales, sino preventivas.

Por eso, el fundamento de la actual eximente de minoría de edad penal es doble:

 por un lado, se basa en la suposición de que antes de cierta edad no concurre la imputabilidad,
estamos ante un niño incapaz;
 por otro lado, y respecto de los mayores de edad que pueden resultar efectivamente imputables en
los términos clásicos, se funda en la idea político criminal de que, pese a ello, es más adecuado
para los menores un tratamiento educativo especifico que el puro castigo [MIR PUIG].
b. Salud mental. Consideración de las personalidades psicopáticas:

El CP (con la formula negativa del art. 34 inc. 1, párrafo primero) dispone que el sujeto activo del delito
goza de salud mental si no está afectado de una “insuficiencia de sus facultades” o una “alteración
morbosa de las mismas”. Las facultades a las que se refiere la norma deben ser “mentales”. Más
adelante, cuando se refiere a las exigencias para ordenar la reclusión del agente en un manicomio,
menciona el término “enajenación” (art. 34, inc. 1, párrafo segundo).

En el primer caso, la insuficiencia de las facultades mentales ha sido entendida como comprensiva de
deficiencias mentales u oligofrenias que han impedido el desarrollo de aquéllas (idiocia, imbecilidad,
debilidad mental).

Con la expresión alteraciones morbosas de las facultades mentales, se hace referencia a las
enfermedades mentales que trastornan las facultades ya desarrolladas; comprende todo tipo de
perturbación patológica de la vida mental, como las clasificadas en el DSM-IV (Manual diagnostico y
estadístico de los trastornos mentales). Pueden ser: psicosis (exógena o endógena: esquizofrenia,
paranoia, psicosis maniaco depresiva, epilepsia), psicopatía, neurosis.

Es preciso que la alteración en sí misma sea patológica, aunque no lo sea su origen, por ej.: un
traumatismo de cráneo por accidente o caídas (causas mecánicas). La alteración será patológica en sí
cuando consista en una enfermedad, afección o dolencia mentales que importen un deterioro mental
sumamente marcado y una desintegración de la personalidad del sujeto. Puede tratarse de un trastorno
mental transitorio.

El término enajenación hace referencia a una alienación de la identidad o desprendimiento de la


personalidad, al que se critica su ambigüedad, porque a dicha expresión no se le pueden reconducir todas
las categorías clínicas reconocidas en la psicopatología, p. ej: un retraso mental.
Además de las alteraciones psíquicas morbosas, existen cuadros mentales no objetivados que producen
una perturbación funcional en la esfera psíquica, por lo que en respeto al principio de igualdad podrían ser
consideradas las demás perturbaciones mentales ubicadas entre la normalidad y la patología, cuando
impidan una motivabilidad normal. Sin embargo, en nuestro derecho penal no existe la atenuación de
pena por “imputabilidad disminuida”, ni una categoría de “semi-inimputables”.

Consideración de las personalidades psicopáticas:

El trastorno psicopático o trastorno antisocial de la personalidad viene clasificado en el DSM-IV (Manual


diagnostico y estadístico de los trastornos mentales), como un patrón general de desprecio y violación de
los derechos de los demás, que se presenta desde la edad de quince años.

Para que se pueda establecer este diagnostico el sujeto debe tener al menos dieciocho años y tener
historia de algunos síntomas de trastorno disocial ante de los quince años. El comportamiento antisocial
no debe aparecer exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o de un episodio maníaco.

Como el trastorno psicopático se trata de una perturbación mental tipificada por la psiquiatría, esto es,
clasificada como desorden mental por la Asociación de Psiquiatría Americana (DMS-IV), podría afirmarse
que es susceptible de subsumirse en la eximente de responsabilidad criminal de “alteración morbosa de
las facultades mentales” y, con ello, constituir una potencial causa de inimputabilidad, cuando al incidir
sobre el efecto psicológico de inimputabilidad, impida comprender la criminalidad del acto o dirigir sus
acciones [LASCANO].

La aceptación de la inimputabilidad del psicópata está supeditada en cada caso particular a que el
dictamen psiquiátrico admita que el estado mental del afectado encuadra en el concepto moderno de
enfermedad mental que requiere el art. 34 inc. 1 alteración morbosa de las facultades) y concurriendo,
como efecto psicológico, la falta de comprensión por el paciente, de la criminalidad del acto realizado o su
imposibilidad de dirigir sus acciones [NÚÑEZ].

c. Conciencia

El art. 34, inc. 1 del CP contempla como eximente de responsabilidad penal al estado de inconsciencia,
que puede funcionar como causa excluyente de la acción o como causal de inimputabilidad. En ambos
casos deberá estar afectada la conciencia:

 Como causa excluyente de la acción: se requiere la privación total la conciencia.


 Como causal de inimputabilidad: bastará con una intensa perturbación de la conciencia.

La expresión conciencia se refiere a la conciencia “perceptiva o lúcida”, que consiste en “el claro o nítido
conocimiento de los acontecimientos internos o externos de nuestra vida psíquica, en cuya virtud
percibimos correctamente, nos orientamos en tiempo y espacio, respondiendo adecuadamente a los
estímulos ambientales y los evocamos cronológicamente [VICENTE CABELLO].

La afectación de la conciencia opera como eximente de responsabilidad (como causa excluyente de la


acción o como causal de inimputabilidad) cuando es accidental o fortuita, porque el sujeto llega a ese
estado sin intención ni culpa. De lo contrario, será aplicable la teoría de la actio libera in causa.

En cuanto al origen de la privación o de la grave perturbación de la conciencia, existen dos posturas


doctrinarias: la posición tradicional admite causas patológicas y fisiológicas. Otros, en cambio, sólo
incluyen las causas fisiológicas como el sueño, el estado de hipnosis, el mandato poshipnótico y los
estados afectivos en su grado más profundo [NÚÑEZ].
Lo fundamental es que la afectación de la conciencia no juegue como un factor en sí mismo patológico,
aunque la génesis de su privación o intensa perturbación pueda provenir de una enfermedad de cualquier
índole, inclusive mental.

Ejemplo de falta de acción por privación de la conciencia: la persona que causa la muerte y lesiones de
dos peatones al embestirlos con su automotor, por haber sufrido un vahído provocado por un tratamiento
médico para bajar de peso, aconsejado para sus afecciones de columna vertebral.

Ejemplo de inimputabilidad por intensa perturbación de la conciencia perceptiva: una persona, bajo
tratamiento psiquiátrico por los fuertes estados depresivos que lo llevan a ingerir alcohol y drogas para
superarlo, en estado de embriaguez y obedeciendo a un irrefrenable deseo de sustraer lo ajeno, comete
hurto.

Las hipótesis de inimputabilidad por intenso trastorno de la conciencia, aun de carácter transitorio, son:

a) Patológicas: embriaguez patológica, siempre que sea total e involuntaria y no se trate de una psicosis
alcohólica con deterioro de las funciones cerebrales encuadrable como alteración morbosa de las
facultades mentales, ni de un coma alcohólico excluyente de la acción, similares consideraciones caben
respecto de la intoxicación patológica por drogas, aunque el síndrome de abstinencia del toxicómano
pertenece al terreno de la alteración morbosa de las facultades [LAJE ANAYA], los estados crepusculares
con base histérica, epiléptica o esquizofrénica.

b) Fisiológicas: intoxicación total y no patológica por ingestión de bebidas alcohólicas o drogas, mandato
poshipnótico, estado de somnolencia, en que el sujeto se encuentra entre dormido y despierto, estados
afectivos en su grado más profundo, comprendiéndose los actos ejecutados por puro error.

Suele suceder que cuando se producen estos intensos trastornos de la conciencia perceptiva no quede
impedida la posibilidad del sujeto de comprender la criminalidad del acto, aunque sí estén afectadas sus
facultades de dirigir su conducta conforme a aquel conocimiento; en esos casos, el agente obra movido
por deseos incontrolables hacia el delito que determinan su inimputabilidad.

El estado de inconsciencia no debe ser imputable o atribuible al sujeto activo (actio libera in causa).

B. Efectos sicológico-axiológico-normativos: a) Capacidad de comprensión de la criminalidad; b)


Posibilidad de dirección de la conducta.

De acuerdo con el art. 34 inc. 1 CP, la formula que regula la responsabilidad criminal por perturbaciones
psiquiátricas, exige además de la presencia de un presupuesto biológico, que éste produzca al momento
del hecho, el efecto psicológico de impedir la comprensión de la criminalidad del acto o la dirección de las
acciones.

Con respecto de los dos requisitos exigidos para caracterizar el efecto psicológico de la inimputabilidad,
es necesario realizar dos distinciones:

a) La imposibilidad de comprende la criminalidad del acto, no ha de ser total; pues si la norma


primaria no puede ser recibida por su destinatario debido a causas de inimputabilidad, faltará toda
posibilidad de ser motivado por la norma, con lo que no se cumplirá la primera condición de la
culpabilidad o atribuilidad individual del injusto penal, por no existir infracción personal de la norma
primaria penal.

Por lo tanto, la imposibilidad de comprender la criminalidad del acto como uno de los requisitos exigidos
para caracterizar el efecto psicológico de inimputabilidad, sólo se dará ante aquel que a causa de
alteraciones morbosas de las facultades mentales, o por su estado de inconsciencia, tenga alguna
posibilidad de entrar en contacto intelectual con la norma penal primaria; aunque ésta no desplegará la
intensidad motivadora que normalmente posee, debido a la anormalidad de las facultades psíquicas del
autor, que condicionará una deficiente comprensión de la ilicitud del hecho.

b) La imposibilidad de dirigir las acciones, si bien puede estar basada en la concepción del poder
actuar de otro modo, que presupone admitir la libertad de voluntad en el autor, lo que es
científicamente indemostrable en el caso concreto, se produce a causa de la presencia de
alteraciones morbosas de las facultades mentales o estado de inconsciencia, cuando se
comprueba normativamente que los procesos de motivación le alcanzan al autor de modo por
completo anormal; ya que una anormalidad motivacional debida a facultades psíquicas normales,
condicionará una deficiente formación de la voluntad en conformidad con la comprensión de la
criminalidad del acto.

Momento de estimación.

Cuando el CP en su art. 34 inc. 1 expresa: “en el momento del hecho”, hace referencia al momento en
que se considera realizada la conducta típica.

El tiempo de la comisión del ilícito penal tiene trascendencia en el caso de sucesión de leyes a efectos de
la retroactividad o irretroactividad de la ley posterior, para el cómputo del plazo de la prescripción del
delito, para determinar el momento de la culpabilidad o de eximentes o de circunstancias modificativas,
etc. [LUZÓN PEÑA].

Para precisar el momento de la comisión del delito, se han sugerido las siguientes soluciones:

a. Teoría de la actividad: el momento es el de la acción u omisión.

b. Teoría del resultado: el momento es el de la producción del resultado.

c. Teoría mixta: el momento se prolonga desde el inicio de la acción hasta que se produzca el resultado.

d. Teoría de la valoración jurídica o diferenciadora: propone no seguir un criterio uniforme, sino distinguir
conforme al sentido, fin y función de cada institución respecto de la cual se quiere fijar el momento de
comisión y, en virtud de ello, aplicar el criterio que resulte más justo. Para LUZÓN PEÑA, es la más
preferible.

Por ejemplo: a efectos de culpabilidad o inculpabilidad o su atenuación, puede resultar más justo fijar
como momento de realización del ilícito penal, un tiempo distinto que para comenzar el cómputo del
plazo de prescripción del delito.

De manera que ateniendo a la finalidad material del principio de culpabilidad, como limite al ius puniendi,
parece más adecuado en función de su sentido y finalidad, fijar como tiempo de acción (el momento del
acto o el de la producción del resultado, o el del primer acto o el de los últimos actos o el de todo el lapos
de tiempo que va desde el primero al último acto), aquel momento que resulte más justo en virtud de la
finalidad material del principio de culpabilidad según los supuestos que se puedan plantear.

Ejemplos:

 Si el sujeto inicia su acto afectado por una causa de exclusión o circunstancias de atenuación de la
culpabilidad, pero el resultado se produce ya recuperada su plena capacidad de culpabilidad, “el
tiempo de comisión del ilícito penal”, será el momento de la acción y no el del resultado.
 Si el sujeto inicia su acto con plena capacidad de culpabilidad, pero el resultado se produce
afectado por una causa de exclusión o circunstancias de atenuación de la culpabilidad, “el tiempo
de comisión del ilícito penal”, será el de la producción del resultado.

“Actio libera in causa”: la ebriedad.

De acuerdo con esta doctrina, el autor que (al realizar la conducta o al producirse el resultado delictivo)
estaba en estado de inimputabilidad, responde penalmente si en el momento previo a su comportamiento
gozaba de capacidad de culpabilidad.

Significa que se excluirá la causa de inimputabilidad cuando el propio sujeto activo haya provocado
intencional o imprudentemente una perturbación mental transitoria para cometer el hecho concretamente
realizado, o cuando hubiera previsto o debido prever su comisión [MIR PUIG].

Es una idea discutida por ser considerada una vulneración del principio de culpabilidad [LASCANO].

Esta teoría también puede aplicarse a supuestos de exclusión de la acción por falta de voluntariedad.
Ejemplo: la madre que conociendo su sueño agitado se acuesta a dormir en el mismo lecho con su bebé,
quien perece asfixiado al ser aplastado por el cuerpo de su progenitora. En tales casos, el cuerpo del
sujeto que delinque careciendo del mínimo de voluntariedad, es un instrumento de sí mismo, puesto en
marcha causalmente en un momento previo donde sí existió la acción y en la cual cabrá analizar si obró
dolosa o culposamente en relación con la consumación delictiva [CARRARA].

4. Exclusión de la culpabilidad. A) Error de Prohibición. Clases. Teorías del dolo y de la


culpabilidad. Consecuencias Sistemáticas. B) Coacción y miedo insuperable.

Para KNUT AMELUNG (autor enrolado en el funcionalismo moderado de ROXIN), cabe distinguir entre:

a) Causas que al excluir la culpabilidad, excluyen asimismo la peligrosidad y por lo tanto la


aplicación de medidas de seguridad (tienen mayor trascendencia y se sitúan cerca de las
causas de exclusión del injusto penal).
b) Causas que sólo excluyen la culpabilidad, dejando subsistente la peligrosidad y por ende
la imposición de medidas de seguridad (expresan la permanencia de la necesidad de
reacciones preventivas especiales).

Aunque las consecuencias de la impunidad sea la misma en las causas de justificación y de inculpabilidad
(exclusión de la culpabilidad), su significado es diferente en uno y otro supuesto:

 El hecho justificado es permitido por el ordenamiento jurídico, y por lo tanto, licito.


 En cambio, el hecho exculpado sólo es eximido de castigo por no ser reprochable, pero al no
resultar excluida su ilicitud, subsiste el hecho de la víctima al resarcimiento del daño.

Error de Prohibición. Clases.

El error de prohibición es el desconocimiento de la antijuridicidad del hecho [MIR PUIG].

El autor sabe lo que hace, pero cree que está permitido.

Clases de error de prohibición:

Según la posibilidad de evitarlo, el error de prohibición puede ser:


a. Error de prohibición invencible: impide la infracción de la norma primaria penal, y con ello, se
excluye la primera condición de la culpabilidad o atribuibilidad individual, determinándose la
impunidad.
b. Error de prohibición vencible: deja paso a una imprudencia iuris por falta de cuidado en el sujeto al
no haber advertido la antijuridicidad, determinándose una atenuación de la responsabilidad
criminal.

Según el objeto sobre el cual recae, el error de prohibición puede ser:

a. Error de prohibición directo: es el que recae sobre la propia existencia de la prohibición.


b. Error de prohibición indirecto (o de permisión):
1. Sobre la existencia y los límites de una causa de justificación.
2. Sobre los presupuestos fácticos de una causa de justificación.

Teorías sobre el error de Prohibición. Consecuencias Sistemáticas.

Teoría del dolo

Responde en esencia a la sistemática causalista, que concibe al dolo como dolus malus en la
culpabilidad. Trata unificadamente el conocimiento del hecho y el conocimiento de la antijuridicidad, con lo
que se produce una solución idéntica cuando se trata de un error de tipo o de un error de prohibición.

A pesar de ello, plantea una diferencia entre el error vencible y el error invencible, en ambos casos se
excluye el dolo, pero:

 En el supuesto del error invencible, queda totalmente excluida la responsabilidad criminal, tanto a
titulo doloso como a titulo de imprudencia.
 Mientras que el error vencible únicamente excluye el dolo, subsistiendo la responsabilidad por
delito imprudente.

Teoría de la culpabilidad

Abandona el concepto de dolus malus y diferencia claramente el dolo del conocimiento de la


antijuridicidad. Según dicha teoría se debe distinguir entre el error de tipo (que afecta al dolo ubicado en el
tipo subjetivo) y el error de prohibición (asentado en la culpabilidad, ya que excluye la conciencia de la
antijuridicidad, uno de los elementos ésta).

El error de prohibición directo no elimina la tipicidad del hecho, ni doloso ni culposo.

 Si es invencible, no hay culpabilidad y se excluye la responsabilidad penal, porque no hay


“conocimiento potencial de la antijuridicidad”.
 Si es vencible, hay culpabilidad (atenuada), porque hay “conocimiento potencial de la
antijuridicidad”, puede llevar a un delito doloso atenuado, pero nunca a un delito imprudente.

El error sobre las causas de justificación: error de prohibición indirecto, ha provocado una división entre
los seguidores de la teoría de la culpabilidad, surgiendo dos nuevas teorías:

Teoría estricta de la culpabilidad

Es seguida por el finalismo de WELZEL; brinda el mismo tratamiento al error sobre la existencia, sobre los
límites y sobre los presupuestos fácticos de las causas de justificación.

 Si se trata de un error de prohibición invencible, no hay culpabilidad, y por ende, no se puede


imponer pena.
 Si se trata de un error de prohibición vencible, se sanciona por delito doloso atenuado.

Teoría restringida o limitada de la culpabilidad [STRATENWERTH, MAURACH]

Brinda un tratamiento distinto a los dos supuestos de prohibición indirecto:

 Al error sobre la existencia y sobre los límites de una causa de justificación los considera como un
supuesto de error de prohibición (coincide en esto con la teoría estricta de la culpabilidad).
 Al error sobre los presupuestos fácticos de las causas de justificación, lo considera como un error
de tipo, que afecta al tipo de injusto pero no a la culpabilidad. SI es invencible conduce a la
impunidad y, en caso contrario, al delito culposo.

A esta misma solución llega por otra vía la teoría de los elementos negativos del tipo

[ROXIN, GIMBERNAT ORDEIG, MIR PUIG, BERDUGO] que considera a los presupuestos fácticos de
una causa de justificación como parte del tipo de injusto (tipo negativo).

La teoría de la culpabilidad

Que remite a las consecuencias jurídicas del error de tipo, formulada por JESCHECK, implica una
posición autónoma que ubica al error sobre los presupuestos fácticos de las causas de justificación en el
error de prohibición, pero si es vencible se le aplican las consecuencias de un error de tipo. Por lo tanto,
en lugar de aplicarle una pena atenuada (como en la teoría de la culpabilidad estricta) acude a la analogía
in bonam partem y le impone la sanción del delito culposo, pese a que subsiste el dolo.

Coacción y miedo insuperable

Las amenazas acarrean la inexigibilidad de un actuar conforme a la norma por consistir en una situación
motivación anormal. Pueden provenir de un tercero o de la naturaleza (mientras no constituyan estado de
necesidad).

Se encuentran reguladas en el art. 34 inc 2, 2° supuesto CP: “No son punibles:… el que obrare violentado
por amenazas de sufrir un mal grave e inminente”. La situación de violencia moral no se restringe
únicamente al anuncio verbal o escrito de un mal, proveniente de otra persona. También quedan
comprendidos:

a) Las amenazas que al margen del lenguaje puedan expresar las personas por otros medios, (ej: el
uso de violencia física actual que vence la resistencia, sin ser físicamente irresistible).
b) Las amenazas de males de otro origen que el humano, en tanto no constituyan estado de
necesidad [NÚÑEZ].

La admisibilidad de la coacción generada en situaciones naturales, permite incluir en aquella categoría el


conflicto de bienes de igual valor (“vida por vida”). Ej.: Tabla de Carnéades, donde dos náufragos luchan
por un madero que sólo puede contener a uno, intentando ahogar al otro.

Se requiere que el sujeto coacto sea ajeno al mal evitado, el cual debe ser grave e inminente y no tratarse
de un peligro que aquél tenga la obligación legal de soportar.

También podría gustarte