Ensayo Plan Colombia

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA


VICEMINISTERIO DE SERVICIOS PARA LA DEFENSA
VICEMINISTERIO DE PERSONAL Y LOGISTICA
DIRECCION GENERAL DE SALUD DE LA FANB
HOSPITAL MILITAR TCNEL “DR. FRANCISCO VALBUENA”
CATEDRA: ADIESTRAMIENTO PARA EL COMBATE
INSTRUCTOR: CNEL. ENNIO MONTERO

ENSAYO PLAN COLOMBIA

ALUMNA/OFI. Abg. Castellanos Hecmi


C.I V-18.575.642

Maracaibo, Mayo 2023


DESARROLLO

El Plan Colombia es un acuerdo bilateral que fue suscrito entre los gobiernos


de Colombia y Estados Unidos en 1999 durante las administraciones del
presidente colombiano Andrés Pastrana y el estadounidense Bill Clinton con
tres objetivos específicos: generar una revitalización social y económica,
terminar el conflicto armado en Colombia y crear una estrategia
antinarcóticos.

Colombia se ubica en la región andina amazónica de las más ricas del


mundo en lo concerniente a diversidad biológica, fuentes de materia prima de
la industria de la ingeniería genética y la biotecnología.

El Plan Colombia fue diseñado como un paquete de "ayuda" internacional


para la búsqueda de la paz y la consecución de un nuevo modelo de
administración pública local, en un marco de colaboración multilateral. Sin
embargo, en su segunda y definitiva versión, el objetivo del plan fue la lucha
contra el tráfico de drogas. Este trabajo pretende de construir y analizar los
supuestos conceptuales que se encuentran detrás de los objetivos de la
política en sus dos versiones y describir el significado de los cambios que
sufrió. Para ello, se analizará el contenido de los dos textos: el Plan Nacional
de Desarrollo de 1998 y el Plan Colombia: plan para la paz, la prosperidad y
el fortalecimiento del Estado, texto definitivo publicado por la Presidencia de
la República en el año 2000. Este artículo plantea que la política pasó de
hacer énfasis en la armonización de las relaciones sociales a nivel micro, en
las regiones más afectadas por la violencia y la ausencia del Estado, a partir
de la generación de proyectos de desarrollo alternativo, en una perspectiva
de desarrollo como seguridad y apoyo internacional, a concentrar sus
objetivos en la lucha contra las drogas ilegales, con un amplio componente
de inversión militar proveído principalmente por Estados Unidos.

El análisis para entender el origen del Plan Colombia, sus transformaciones y


los contenidos de la política de construcción de Estado más relevante del
siglo XXI en el país, esto permitiría establecer que el Plan Colombia es una
forma privatizada de desarrollo, interpretada en términos de seguridad a
partir de una incompleta comprensión del conflicto colombiano que prevalece
hasta nuestros días.
Aunque el Plan Colombia tiene algunos componentes que buscan fomentar
la ayuda social y la reforma institucional en Colombia, la iniciativa es
ampliamente considerada como un programa fundamentalmente de ayuda
militar y antinarcóticos

La prioridad que se le otorgó a la modernización del Ejército colombiano con


el pretexto del combate a la drogas muestra su inconsistencia con el
aumento de efectivos civiles y militares estadounidenses (además de siete
bases militares) en territorio colombiano quienes participan cada vez más en
el combate a la insurgencia.

Para los EEUU su ganancia seria proteger los yacimientos de petróleo e


impedir toda negociación con las guerrillas. Con más de 300 infraestructuras
estratégicas en Colombia, Estados Unidos, destinó en febrero de 2002 unos
100 millones de dólares para garantizar la protección de dichos sitios contra
la guerrilla. Estas operaciones han costado la vida a miles de campesinos.

La insurgencia denunció que este programa ha derivado en la agudización


del paramilitarismo, ajusticiamientos extrajudiciales y pobreza en la nación
neogranadina.

Plan Colombia en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) del gobierno de


Andrés Pastrana (1998-2002) y el texto publicado por la Presidencia de la
República en el año 2000 titulado Plan Colombia: plan para la paz, la
prosperidad y el fortalecimiento del Estado. Para efectos de este escrito, los
denominaremos de aquí en adelante Plan Colombia.

Un supuesto teórico central, a saber, que la descentralización de la


administración pública genera beneficios a nivel local, en cuanto al
empoderamiento de la base de la sociedad civil. No obstante, en el
prevalecía la idea de que la paz se construye de "abajo" hacia "arriba". En
esto radicó su diferencia con respecto al cómo se detalla en el siguiente
aparte, uno de los principios rectores del Plan primigenio fue la participación
de la comunidad en la construcción de consensos locales:

Uno de los principales criterios o principios que servirán de base para el


desarrollo del Plan Colombia es el fomento de la participación de la
comunidad, bajo el precepto de que el Plan solamente logrará sus objetivos
en la medida en que se tengan en cuenta los puntos de vista de los
beneficiarios, especialmente de las poblaciones más vulnerables, y se logre
el compromiso activo y solidario de la colectividad local en la resolución de
sus propias dificultades.
Entonces, buscaba establecer las condiciones sociales y de infraestructura
en las zonas más olvidadas por el Estado, que habían sido igualmente las
más afectadas por el conflicto, para así construir un ambiente de progreso e
igualdad de oportunidades, bajo un gobierno que pretendía solucionar el
conflicto armado. Por su parte, el basó su idea de desarrollo en la seguridad.
De acuerdo con este plan, el principal factor que amenazaba la construcción
del Estado y la gobernanza local, o el buen gobierno, era el narcotráfico.

Una revisión a fondo de los contenidos de una deconstrucción discursiva que


permita dilucidar qué ocurrió a la hora de formular esta política de Estado.
Vale decir que con este paquete de recursos Colombia pasó a recibir por
parte de Estados Unidos más "ayuda" militar que América Latina y el Caribe
juntos, y sustituyó a Turquía como el principal receptor de ayuda
norteamericana, después de Israel y Egipto.

Un plan para que las relaciones sociales funcione bien

El era principalmente una política de inversión en infraestructura, agricultura


y el sector social, mediante programas productivos sostenibles. El objetivo
general de este plan era generar un ambiente propicio para construir la paz.
La propuesta inicial de la política consistió en elaborar un Plan Marshall, en
alusión al procedimiento que se ideó para reconstruir a Europa tras la
Segunda Guerra Mundial. Mediante la propuesta, se buscaba recaudar
recursos internacionales, de múltiples países, para ser invertidos en la
búsqueda de la paz. Este documento tenía un fuerte componente social y de
desarrollo regional, que se ejecutaría mediante inversión pública

En este plan se señalaba la importancia de trabajar en las siguientes


acciones: fortalecer los grupos sociales de base y las organizaciones
comunitarias, llevar a cabo esquemas novedosos de reforma agraria
negociada y desarrollar el capital humano. Dentro de las prioridades del PC1
estaba ejecutar estas iniciativas en las poblaciones más afectadas por la
violencia, de ahí la imposibilidad de separar la inversión social de la atención
humanitaria. Veamos:

En primera instancia y como eje central de la política de paz, el gobierno ha


estructurado el Plan Colombia el cual, a través de combinar adecuadamente
las acciones de atención humanitaria con las de desarrollo, dejando atrás el
tradicional esquema asistencialista, adelantará su acción en tres frentes:
sustitución de cultivos ilícitos por medio de programas de desarrollo
alternativo, atención a la población desplazada y acciones priorizadas y
focalizadas hacia regiones donde la violencia ha asumido un carácter crítico.
Partía, también, de dos supuestos importantes: la afectación de la violencia
se daba primordialmente a nivel local y rural, y el Gobierno debía ceder a
privados parte o la completa gestión de la administración pública local para el
desarrollo de los programas productivos, con el fin de empoderar a la
comunidad de manera perdurable. Así "a través del modelo de gestión
participativa, acercar las voluntades de la sociedad y las partes enfrentadas"

Para el caso de los proyectos productivos participativos, una vez realizadas


las inversiones e iniciada la etapa productiva se buscará dejar en manos de
los actores y comunidades locales y regionales la administración de los
proyectos y actividades productivas, sustituyendo la participación pública por
participación privada y comunitaria regional, nacional o internacional. Estas
estrategias corresponden a lo que el teórico Mark Duffield ha acertado en
denominar internacionalización de la política pública, que, a pesar de
funcionar en lo local, integra redes globales de participación y esquemas
innovadores de gestión en poblaciones conflictivas, en especial, en las
regiones más afectadas por el conflicto. Este modelo requiere de una
"significativa expansión y profundización en la complejidad de arreglos de
subcontratación, técnicas de auditoría, esquemas de trabajo asociado, redes
globales con países desarrollados, agencias multilaterales y la empresa
privada"

Estas regiones se caracterizan por bajos niveles de organización social,


presencia estatal y legitimidad institucional, que se reflejan en la ausencia de
gobernabilidad. Adicionalmente, en muchas de estas zonas surgen
problemas ambientales generados a causa de la expansión de la frontera
agrícola y la presencia de cultivos ilícitos

En estas circunstancias, las acciones del Plan Colombia buscan beneficiar,


de una parte, a la población víctima de la violencia, en especial a la
población que se ha visto forzada a desplazarse como resultado de la
disputa por el control territorial entre los diversos actores armados, y de otra,
a la población campesina vinculada a los cultivos ilícitos.

Si bien esta situación se mantiene, para la época gran parte de las zonas
selváticas y montañosas colombianas conformaba una extensa porción de
territorio que había permanecido sistemáticamente en el olvido y había
carecido de la presencia de las instituciones del Estado. Variados análisis
coinciden en denominar estas áreas de nuestro país "espacio vacíos" o
"tierras de nadie" .
Allí la ley no parece estar representada por el Estado, sino por los grupos
que por tradición han actuado en oposición al establecimiento y han
aprovechado el vacío de poder para establecer sus bases de operaciones y
expandir su influencia en las zonas rurales.

En el año de 1998, la Defensoría del Pueblo advirtió sobre la influencia de


grupos armados ilegales en 780 municipios del país (El Tiempo, 1998, 10 de
diciembre). Las regiones y departamentos más afectados por el conflicto
eran Putumayo, Cesar, Meta, Urabá, el Magdalena Medio, Sumapaz, el sur
de Bolívar, Chocó, Guaviare, Caquetá, Arauca y Nariño. En general, al
interior de la sociedad colombiana, como Myriam Jimeno examinaba (2001),
las variadas fuerzas criminales crearon la percepción de que la vida pública
nacional no podría separarse de los hechos violentos, al punto de que la
gente perdió la esperanza en la consecución de un camino efectivo hacia la
paz y se conformó con la cotidianidad de la guerra, pues las experiencias
vividas en el pasado reciente y el presente colmaban la mayoría de
referencias cognitivas a nivel cultural.

En este contexto, la intervención internacional para la ayuda del desarrollo se


conectó con una solución al conflicto. Esta cuestión no fue una innovación.

El primer momento tiene lugar en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial,


cuando fueron creados el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM), dos organismos supranacionales cuya intención era financiar y
prestar dinero bajo el paradigma de la formación del Estado de bienestar, en
el marco de la democracia y el crecimiento del capitalismo.

En el segundo momento, en los años ochenta y noventa, el mercado adquirió


una inusitada importancia debido al surgimiento del modelo neoliberal. Con
este, se dio paso a una paulatina reducción del aparato estatal. Entonces era
el mercado el encargado de erradicar la pobreza y promover el desarrollo. En
este sentido, la ayuda internacional estuvo determinada por qué tan
comprometidos estaban los Estados en seguir los lineamientos del Consenso
de Washington, la receta neoliberal por excelencia para que la economía
funcione "bien". En el tercer momento, en la actualidad, las relaciones
sociales toman el protagonismo en las agendas de desarrollo y se concibe un
nuevo modelo de Estado: el Estado facilitador, que se concentra en ofrecer
las garantías de seguridad en defensa de la propiedad privada y las
libertades individuales.

Lo que marca la diferencia es que este nuevo modelo posibilita el ambiente


empresarial y las conexiones necesarias para que la sociedad civil, sobre
todo los grupos de base de las regiones apartadas con sistemática ausencia
del Estado, se integren al mercado y participen de los procesos democráticos
a nivel local.

El tenía precisamente este objetivo: que las relaciones sociales funcionaran


"bien", en otras palabras, buscaba garantizar la gobernanza local para el
desarrollo de la base de la sociedad civil.

La cantidad de recursos y la naturaleza del plan suscitaron interrogantes


acerca de qué consecuencias traería para la construcción del Estado a nivel
olvido. Por ejemplo, la capacidad de recaudar impuestos ya estaba siendo
sustituida por la economía de la coca y por los grupos armados al margen de
la ley, así que la política implicaba un cambio general en las costumbres y
hábitos locales. En efecto, el Estado era representado por la guerrilla, y
cuando no, los paramilitares se convirtieron en los garantes de la seguridad
local, como figura de poder.

En esta medida, la configuración estatal, deteriorada desde años atrás,


entraba en un nuevo modelo administrativo que tenía el reto de recuperar la
credibilidad local, satisfacer las necesidades de las comunidades a nivel
micro y transformar positivamente las relaciones sociales y los marcos de
significado para la gobernanza local.

La segunda estrategia del hacía referencia al desarrollo alternativo. Existía


una firme convicción de que la puesta en marcha de proyectos empresariales
para el cambio de cultivos de uso ilícito por otros de índole legal que
integraran a la sociedad civil al sector productivo, redundaría en beneficio de
la comunidad y del empoderamiento de los ciudadanos. Esta estrategia tenía
su base en lo local y, como lo subraya el texto, parte del supuesto de una
fuerte colaboración del sector privado para su desarrollo:

Otro elemento fundamental para el desarrollo de los procesos productivos


será el establecimiento de alianzas estratégicas entre pequeños productores,
empresas privadas, asociaciones de productores, comercializadores,
organizaciones no gubernamentales y el gobierno en sus distintos rangos. El
objetivo principal de estas alianzas es la conformación de un marco integral
para los proyectos que permita difundir el uso de técnicas modernas de
producción, almacenamiento, comercialización y mercadeo, asistencia
técnica y organización empresarial.

La participación de las empresas privadas se llevará a cabo a través de


diferentes esquemas, entre los cuales se incluyen la suscripción de acuerdos
para la compra de productos, convenios para la iniciación y puesta en
marcha de proyectos cuya producción es de mediano y largo plazo,
esquemas de concesión y fiducia, y convenios de capacitación y
transferencia tecnológica e inversión privada directa en asociación con los
campesinos, entre otros.

El desarrollo alternativo era un método para ofrecer nuevas vías de


desarrollo a comunidades, cuyo sustento dependía de cultivos de uso ilícito.
Para lograr esto, se requería de una renovación de la gestión pública local.
Se trataba, así, de un modelo que integraba la empresa privada con el sector
público a nivel local. El modelo propendía por la eficiencia en el gasto de los
recursos, una reducida intervención del Estado, la recuperación de la
confianza ciudadana a nivel micro y la participación de la comunidad en
proyectos productivos.

El Plan Colombia: un paquete de estrategias para combatir el


narcotráfico

Por su parte, plantea nuevos aspectos transversales: la seguridad nacional y


las relaciones internacionales. La lucha contra las drogas, que en el PC1 era
un apéndice de la política de paz y se destacaba porque recibiría un
tratamiento diferente al tradicional, se convirtió en este segundo documento
en un tema fundamental en la política de construcción de Estado. El énfasis
del estaba puesto, entonces, en la administración nacional, antes que en la
administración local. Si en el primer documento nos encontrábamos frente a
una política que privilegiaba la consecución de la paz y la construcción de
consensos desde "abajo", en el segundo documento nos encontramos frente
a una iniciativa proveniente desde "arriba", que concebía al narcotráfico
como la fuente estructural del conflicto nacional

No cabe duda que Colombia padece de los problemas de un Estado que aún
no ha sabido consolidar su poder, una falta de confianza en la capacidad de
sus fuerzas armadas, policía y sistema judicial, de garantizar la permanencia
del orden y la seguridad; una crisis de credibilidad en los distintos niveles y
en las varias instancias de gobierno; y corrupción en la conducta de los
sectores público y privado. Todo esto ha sido fomentado y agravado por los
desestabilizadores efectos del narcotráfico.

Es el caso que había mayor interés por trabajar desde "abajo" para allanar el
camino hacia la paz, pues se pretendía focalizar la mayoría de recursos en
inversión social local y se proyectaba acercar a las partes enfrentadas en,
por así decirlo, el origen del conflicto. Desde esta perspectiva, se reconoce la
importancia de transformar la cultura política atravesada por los hábitos, los
valores, las creencias, las actitudes y, finalmente, las acciones que en el día
a día los individuos de una sociedad ejercen en relación con sus pares
ciudadanos y las instituciones, en la esfera pública. Los escenarios de estas
interacciones son las juntas comunales, los consejos locales, las plazas
públicas, los parques y las calles, entre otros. Como reconocen algunos
teóricos, el cúmulo de estas actitudes y valores representa una conciencia
colectiva que se construye y reproduce socialmente a diario.

No se descuidó del todo la base de la pirámide, pues se insistió en la misma


innovación del modelo de gestión en lo local y en la descentralización de la
política pública. Pero, el plan simultáneamente involucró elementos de
seguridad y guerra contra las drogas, elementos que desde "arriba" se
oponían a la construcción de un camino conducente a resolver el conflicto,
con un énfasis en las problemáticas locales y en una transformación de los
hábitos y marcos de referencia a nivel micro.

El segundo texto resaltó la importancia de construir un marco institucional


confiable para la inversión extranjera. Este planteamiento correspondía a un
sistema global de gobierno que propendía por la generación de economías
de mercado e instituciones democráticas en países conflictivos , tal como lo
era Colombia. Así, se dejó en un segundo plano el diálogo local, el consenso
con los grupos sociales de base y las problemáticas a nivel micro
generadoras de conflicto, para dar prelación a un modelo de construcción de
Estado acorde con un consenso negociado con aliados que se identificaran
como enemigos del narcotráfico

La violencia y la corrupción, alimentados por el narcotráfico, han generado


desconfianza entre los inversionistas extranjeros, hecho que ha sido uno de
los mayores obstáculos en nuestro camino hacia la modernización. La
inversión extranjera es un elemento esencial en la generación de empleo y
en el logro de una posición estable y próspera para Colombia en un mundo
ahora globalizado.

Las estrategias eran las siguientes:

1) Fortalecer una economía que estimule la inversión privada, incrementar la


capacidad de recaudar impuestos por parte del Estado y contrarrestar las
fuerzas del narcotráfico.

2) Reposicionar la imagen de Colombia en los mercados internacionales.


3) Buscar la paz.

4) Reestructurar las fuerzas armadas nacionales.

5) Hacer una reforma a la justicia.

6) Combatir el narcotráfico.

7) Ejecutar programas de desarrollo alternativo.

8) Fomentar la participación social para fortalecer el gobierno local. 9) Pensar


en el desarrollo humano con el fin de garantizar salud y educación a la
población más vulnerable.

10) Trabajar de la mano de la comunidad internacional para superar el


problema de la droga.

El tráfico de drogas ilícitas se mostraba como la fuente primaria del conflicto


colombiano. La inserción en la economía internacional y el reposicionamiento
del país en los mercados globales necesitaban, entonces, de una lucha
contra esta problemática. Una fuerte inversión en seguridad y una política
ajustada a las condiciones del gobierno global allanaban el camino para
recibir el apoyo y la ayuda internacional necesarios, para construir un
ambiente en donde pudiera llevarse a cabo el "buen gobierno". La lucha
contra las drogas se convirtió, pues, en el objetivo de la política de
construcción del Estado:

Hoy una Colombia en paz, progresista y libre de drogas es un ideal invisible;


pero estamos comprometidos en hacerlo una realidad en el futuro. Con un
compromiso pleno, toda nuestra determinación y recursos, y con la
solidaridad y apoyo de nuestros aliados internacionales en la lucha común
contra el flagelo del narcotráfico, prosperidad, no en el vilo de la subsistencia,
y sobre todo con orgullo y dignidad como miembro de la comunidad mundial.

Este discurso corresponde a una noción construida históricamente sobre el


narcotráfico, según la cual existe

Un vínculo entre la demanda y la oferta en el que implícitamente se rechaza


la noción de que la demanda genera la oferta. Por lo tanto, se piensa
necesario situar el acento de la represión en los polos de cultivo, producción,
procesamiento, transporte y tráfico de narcóticos más que en los epicentros
de consumo y en los espacios de mayor ganancia para la empresa
transnacional ilegal de los narcóticos.

Se concentraron en la obtención de recursos para fortalecer las Fuerzas


Militares, reformar el sistema judicial y combatir al narcotráfico. El hecho de
que la lógica de inversión de recursos por parte del Estado perdiera su
componente social para concentrarse en el fortalecimiento del Ejército, la
justicia y en perseguir a los narcotraficantes, obedeció al supuesto
radicalizado de que el desarrollo se soporta en la seguridad. La defensa
nacional se convirtió, así, en la principal condición para lograr la paz y el
desarrollo:

El proceso de paz es además parte de una alianza estratégica en contra del


narcotráfico, la corrupción, y la violación de los derechos humanos. Para que
este proceso se vuelva factible y duradero, se necesita un apoyo
complementario en las áreas de seguridad y defensa, una alianza contra la
producción, el consumo, la distribución y la comercialización de drogas, el
lavado de activos y el tráfico de armas; y un plan de desarrollo que genere
empleo y llegue a los más necesitados.

En este sentido, será necesario obtener apoyo externo a fin de que el


gobierno pueda consolidar sus reformas económicas y al mismo tiempo
aumentar el flujo de recursos para financiar el esfuerzo militar y satisfacer las
necesidades sociales. De este modo el Gobierno podrá establecer una base
sólida para el crecimiento económico liderado por el sector privado y al
mismo tiempo garantizar que la situación económica actual no genere
empleo adicional en actividades criminales.

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